martes, 12 de agosto de 2014

Capítulo 27.- Los «sangre sucia» y una voz misteriosa

-¿Por qué no les tu Draco?- le pregunto Astoria a su novio.
-Ha si claro- acepto el rubio que recibió el libro y le dio vuelta a la página para comenzar el capítulo, leyó el titulo para sí mismo y después de pensarlo dijo- pensándolo mejor, yo también paso por el momento- aseguro el joven dejando el libro sobre la mesa.
-¿Cuál es el problema rubiecito?- le pregunto George.
-No creo que no sepas leer- contiguo Fred.
-Claro que no es eso- aseguro de inmediato- pero si en el capítulo viene lo que ceo que viene, necesitare tener las manos libres para defenderme- aseguro provocado una gran incredulidad en yodos.
-Pues que es lo que viene en el capítulo- pregunto Charlie de inmediato Draco le paso el libro a Percy para que se lo diera a su hermano.
-Percy, ya que tienes el libro porque no les el capítulo- propuso Bill.
-Sí, está bien- acepto el pelirrojo abriendo el libro- el título es…- le envió una rápida mirada al rubio que se acomodó en su lugar-Los «sangre sucia» y una voz misteriosa”
-Ha, ya entiendo porque no querías leer- comentó Ron de mal genio.
Durante los días siguientes, Harry pasó bastante tiempo esquivando a Gilderoy Lockhart cada vez que lo veía acercarse por un corredor.
Los merodeadores se rieron levemente aprobando la actitud del joven azabache.
Pero más difícil aún era evitar a Colín Creevey, que parecía saberse de memoria el horario de Harry.
-Bueno, de hecho si lo sabía- aseguro Colín con algo de pena- perdón por eso.
-No te preocupes, ya que tu también debes perdonarme de lagunas cosas que pensé- aseguro Harry con una sonrisa afable.
Nada le hacía tan feliz como preguntar « ¿Va todo bien, Harry?» seis o siete veces al día, y oír «Hola, Colín» en respuesta, a pesar de que la voz de Harry en tales ocasiones sonaba irritada.
-Hay Harry, no seas grosero- le acuso Lily.
-Perdón mamá- dio el joven- pero tú no eras grosera cada vez que mi papá te perseguía por los pasillos.
-He- no sabía que responder.
-Bueno, grosera no era- aseguro Sirius- enojona, perversa y en ocasiones un poco sádica echándole en cara sus otros pretendientes. Pero tanto como grosera.
-Gracias perro- ironizo la pelirroja viéndola con cierto rencor.
Hedwig seguía enfadada con Harry a causa del desastroso viaje en coche, y la varita de Ron, que todavía no funcionaba correctamente, se superó a sí misma el viernes por la mañana al escaparse de la mano de Ron en la clase de Encantamientos y dispararse contra el profesor Flitwick, que era viejo y bajito, y golpearle directamente entre los ojos, produciéndole un gran divieso verde y doloroso en el lugar del impacto.
Los merodeadores, los gemelos Prewett y Weasley no pudieron evitar ponerse a reír ante eso, y con ello varios otros se unieron a las risas.
-He, perdón por eso profesor- alcanzo a decir Ron por sobre las risas.
-Sé que no fue su culpa joven Weasley- aseguro Flitwick- aunque debería de conseguir otra varita, de esa forma no podrá aprender.
Así que, entre unas cosas y otras, Harry se alegró muchísimo cuando llegó el fin de semana, porque Ron, Hermione y él habían planeado hacer una visita a Hagrid el sábado por la mañana.
Yo con gusto los recibiré en mi casa- aseguro el semi gigante.
-Después de una semana tan desastrosa eso sería lo mejor que les va a pasar- aseguro jame.
Nada como pasar una mañana en compañía de los amigos- agrego Sirius con una gran sonrisa.
Pero el capitán del equipo de quidditch de Gryffindor, Oliver Wood, despertó a Harry con un zarandeo varias horas antes de lo que él habría deseado.
—¿Qué pasa? —preguntó Harry aturdido.
—¡Entrenamiento de quidditch! —respondió Wood—. ¡Vamos!
-Pero que cortes- ironizo Lily de inmediato.
-Le decimos que ese Wood era un tirano del quidditch- aseguro Fred.
-Pero ya vimos que el capitán de su época no era mejor que el nuestro- continuo George viendo al azabache mayor.
-Ciertamente no me hubiera gustado tener a ninguno de ellos- aseguro Fabián.
-Nuestro capitán era muy relajado y así nos llevó a incontables victorias-continuo Gideon.
-Hay, que cuando fui capitán nunca perdimos un partido.
-No, pero tuviste a dos jugadores que sufrieron de mucho estrés y otro que sufrió un severo agotamiento, y eso solo en tu primer año como capitán.
-Ya era obsesivo por el quidditch, y ese año se sobre paso por el nerviosismo- aseguro Lily- aunque debo admitir que fue el mi año más tranquilo- acepto con media sonrisa.
Harry miró por la ventana, entornando los ojos. Una neblina flotaba en el cielo de color rojizo y dorado. Una vez despierto, se preguntó cómo había podido dormir con semejante alboroto de pájaros.
—Oliver —observó Harry con voz ronca—, si todavía está amaneciendo...
—Exacto —respondió Wood.
-Es un obsesivo- aseguro Lily- en ese momento el debería de estar durmiendo.
-Aunque suene extraño yo estoy de acuerdo contigo pelirroja- aseguro Sirius.
-Pues creme que no es nada extraño que prefieras estar dormido- aseguro Marlene- o comiendo, tampoco sería extraño que prefirieras estar comiendo.
-Gracias por tenerme en tan buena estima McKinnon
-De nada Sirius- le respondió una hermosa sonrisa.
Era un muchacho alto y fornido de sexto curso y, en aquel momento, tenía los ojos brillantes de entusiasmo—. Forma parte de nuestro nuevo programa de entrenamiento. Venga, coge tu escoba y andando —dijo Wood con decisión—. Ningún equipo ha empezado a entrenar todavía. Este año vamos a ser los primeros en empezar...
-Y lo habríamos hecho, si no nos hubiera echado su discurso- comenzó Fred.
-O describimos sus benditas estrategias- agrego George
-Solo nos despertó para dormirnos el- termino Harry.
Bostezando y un poco tembloroso, Harry saltó de la cama e intentó buscar su túnica de quidditch.
—¡Así me gusta! —dijo Wood—. Nos veremos en el campo dentro de quince minutos.
-Claro, tan fanático como el padre, como se negaría a ir- comento Lily.
-Pues si es fanático, pero al mismo nivel que él- aseguro Ginny señalando a James- él es un poco más centrado.
-Aunque en ocasiones necesita ayuda para hacer las cosas y se equivoca- aseguro Ron.
-He Ron, mejor no digas nada- le dijo Hermione- no ceo que deba recordarte como actuaste tu cuando hiciste pruebas- aseguro más bajo.
Encima de la túnica roja del equipo de Gryffindor se puso la capa para no pasar frío, garabateó a Ron una nota en la que le explicaba adónde había ido y bajó a la sala común por la escalera de caracol, con la Nimbus 2.000 sobre el hombro. Al llegar al retrato por el que se salía, oyó tras él unos pasos y vio que Colín Creevey bajaba las escaleras corriendo, con la cámara colgada del cuello, que se balanceaba como loca, y llevaba algo en la mano.
-Ni con tu sombra pasas tanto tiempo ahijado- comento Sirius en voz alta logrando que Colín se sintiera más avergonzado.
—¡Oí que alguien pronunciaba tu nombre en las escaleras, Harry! ¡Mira lo que tengo aquí! La he revelado y te la quería enseñar...
Desconcertado, Harry miró la fotografía que Colín sostenía delante de su nariz.
- Y por lo menos tú sombra si respeta tu espacio vital.
-Ya deja eso por la paz Sirius- le acuso Harry.
-Pero es cierto.
-Aunque lo fuera, es molesto que estés todo el tiempo hablando de lo mismo- aseguro el oji verde.
Un Lockhart móvil en blanco y negro tiraba de un brazo que Harry reconoció como suyo. Le complació ver que en la fotografía él aparecía ofreciendo resistencia y rehusando entrar en la foto. Al mirarlo Harry, Lockhart soltó el brazo, jadeando, y se desplomó contra el margen blanco de la fotografía con gesto teatral.
Las risas no se hicieron esperar ante la descripción de la foto, los cercanos a Harry también se sintieron conformes que apareciera ofreciendo resistencia.
-Bien hecho ahijado- lo felicito Sirius cuando se calmó un poco- aunque esa no es tan buena foto como para que la tenga la mini pelirroja.
-No, pero no es la única que tome de Harry, y a todas les saque un duplicado para Gin…
-Colín- le reclamo la pelirroja avergonzada. Ante la risa burlona de sus hermanos gemelos- y ustedes dos cállense, era solo una niña- se defendió ella.
—¿Me la firmas? —le pidió Colín con fervor.
—No —dijo Harry rotundamente, mirando en torno para comprobar que realmente no había nadie en la sala—. Lo siento, Colín, pero tengo prisa. Tengo entrenamiento de quidditch.
-Mala estrategia- aseguro Remus que mantenía a Teddy en sus piernas.
-Ahora te seguirá porque estará interesad en saber que es el quidditch- continuo Nymphadora.
-Y te seguirá hasta el campo haciéndote mil preguntas.
-Ustedes están muy bien coordinados ¿cierto?- los pico Sirius- no será que ustedes…
-Tú y James tienen una sincronía aún mejor y yo no digo nada- se defendió Remus impidiendo que continuara hablando.
Y salió por el retrato.
—¡Eh, espérame! ¡Nunca he visto jugar al quidditch!
Remus y Tonks sonrieron con similares sonrisas de suficiencia, sabía muy bien que eso iba a pasar.
Colín se metió apresuradamente por el agujero, detrás de Harry.
—Será muy aburrido —dijo Harry enseguida, pero Colín no le hizo caso. Los ojos le brillaban de emoción.
-Era obvio que eso tampoco funcionaria- aseguro Remus.
-Es especial porque era mentira, no hay nada más emocionante que un juego de quidditch- aseguro James sonriendo.
—Tú has sido el jugador más joven de la casa en los últimos cien años, ¿verdad, Harry? ¿Verdad que sí? —Le preguntó Colín, corriendo a su lado—. Tienes que ser estupendo. Yo no he volado nunca. ¿Es fácil? ¿Ésa es tu escoba? ¿Es la mejor que hay?
-Es igual que Hermione- comentó Fred.
-Es como si compitieran por quien puede decir más preguntas consecutivas- aseguro George.
-Y hasta ahora nuestra cuñada lleva la delantera.
-Pero Colín se acerca peligrosamente.
-Aun así las apuesta están tres a una a favor de la castaña- se unió Fabián.
-Pero el joven Colín no de desanima por eso- agrego Gideon.
-¡¡Ya guarden silencio ustedes cuatro!!- les grito Molly- Percy, por favor continua con la lectura.
Harry no sabía cómo librarse de él. Era como tener una sombra habladora, extremadamente habladora.
El oji verde vio con disculpas al joven que le dijo con un ademan que no importaba mucho.
—No sé cómo es el quidditch, en realidad —reconoció Colín, sin aliento—. ¿Es verdad que hay cuatro bolas? ¿Y qué dos van por ahí volando, tratando de derribar a los jugadores de sus escobas?
-Y…
-¡Y ustedes se callan!- paro Molly a sus hijos y hermanos gemelos que iban a volver a los mismo de la vez anterior.
—Si —contestó Harry de mala gana, resignado a explicarle las complicadas reglas del juego del quidditch—. Se llaman bludgers. Hay dos bateadores en cada equipo, con bates para golpear las bludgers y alejarlas de sus compañeros. Los bateadores de Gryffindor son Fred y George Weasley.
-Los mejores en muchas generaciones- aseguraron los gemelos haciendo exageradas reverencias.
-Hey- protesto el oji gris- que yo soy el mejor bateador que el equipo de Gryffindor ha tenido en su historia.
-Valla, y el egocéntrico era yo- irónico James.
-También lo eres cariño- le aseguro una risueña Lily.
-Como sea, no ha habido jugadores de quidditch mejores que nosotros cierto cornamenta… cornamenta- repitió porque su amigo no respondió de inmediato.
-Bueno, no estaría tan seguro- aseguro para sorpresa de muchos- con mucho orgullo dijo que mi Harry es mejor jugador que yo- acepto con bastante orgullo.
-Pero cornamenta
-¡Ya Sirius!- le reclamo Marlene- por una vez comportante como adulto y deja de reclamar- muy a su pesar el hombre término obedeciendo  a la rubia.
—¿Y para qué sirven las otras pelotas? —preguntó Colín, dando un tropiezo porque iba mirando a Harry con la boca abierta.
—Bueno, la quaffle, que es una pelota grande y roja, es con la que se marcan los goles. Tres cazadores en cada equipo se pasan la quaffle de uno a otro e intentan introducirla por los postes que están en el extremo del campo, tres postes largos con aros al final.
-Que como mi nuera lo ha dicho, es una de las mejores posiciones- aseguro el azabache viendo con cariño a Ginny que sonreía complacida.
—¿Y la cuarta bola?
—Es la snitch —dijo Harry—, es dorada, muy pequeña, rápida y difícil de atrapar. Ésa es la misión de los buscadores, porque el juego del quidditch no finaliza hasta que se atrapa la snitch. Y el equipo cuyo buscador la haya atrapado gana ciento cincuenta puntos.
—Y tú eres el buscador de Gryffindor, ¿verdad? —preguntó Colín emocionado.
—Sí —dijo Harry, mientras dejaban el castillo y pisaban el césped empapado de rocío—. También está el guardián, el que guarda los postes. Prácticamente, en eso consiste el quidditch.
-Muy bien Harry- lo felicito Lily- una explicación clara, concisa y fácil de entender, no como tu padre que te cuenta hasta la historia de la creación de las escoas voladoras.
-No Lily, tampoco me he ido tan lejos cuando hago una explicación- se defendió el azabache- aunque claro con esa explicación Harry dejo algunos putos sobre las faltas que…
-James, no empieces- le reclamo Lily- le explico lo básico del juego eso es más que suficiente.
-Ya, está bien me callo.
Pero Colín no descansó un momento y fue haciendo preguntas durante todo el camino ladera abajo, hasta que llegaron al campo de quidditch, y Harry pudo deshacerse de él al entrar en los vestuarios. Colín le gritó en voz alta:
—¡Voy a pillar un buen sitio, Harry! —Y se fue corriendo a las gradas.
-No será difícil, el lugar debe estar completamente vacío- aseguro Ron.
-Pero con eso Colín toma la delantera.
-Rápido cuñada, ponte a hacer preguntas para…
-No prefieren descubrir como estoy planeando castigarlos en este momento- los desafío viéndolos con severidad- no tienen que decir que si, solo habrán la boca- aseguro detenido a los pelirrojos en el momento.
Percy leyó como como los miembros del esquipo de quidditch estaban prácticamente dormidos en varias partes del vestidor, a excepción claro de Wood
—Por fin, Harry, ¿por qué te has entretenido? —preguntó Wood enérgicamente—. Veamos, quiero deciros unas palabras antes de que saltemos al campo, porque me he pasado el verano diseñando un programa de entrenamiento completamente nuevo, que estoy seguro de que nos hará mejorar.
-Eso sería interesante de ver-comento James.
-Pues, si es como dice Hermione y todo se basa en lo que viví, dudo que vengan descritas las estrategias- aseguro Harry.
-¿Qué?, ¿pero por qué lo dices? si tu estuviste ahí
-Pero me estaba durmiendo, al igual que el resto del equipo- aseguró el chico- además que me moría de hambre y no podía pensar en otra cosa.
-Eso es cierto cornamenta- aseguro Sirius- la culpa fue de ese Wood por ser tan obsesivo.
Wood sostenía un plano de un campo de quidditch, lleno de líneas, flechas y cruces en diferentes colores. Sacó la varita mágica, dio con ella un golpe en la tabla y las flechas comenzaron a moverse como orugas. En el momento en que Wood se lanzó a soltar el discurso sobre sus nuevas tácticas, a Fred Weasley se le cayó la cabeza sobre el hombro de Alicia Spinnet y empezó a roncar.
-Como que estabas muy cómodo sobre su regazo- ataco George buscando burlarse de su gemelo.
-Lo dices tú, que sueñas que Angelina te hace coquillas en las orejas- contraataco Fred.
-¡Eso no es cierto!- rebatió el gemelo un tanto avergonzado
-Claro que sí, yo te escuche mientras dormías- aseguro.
-Bueno, pero tu…
-¡¡Basta!!- gritaron los gemelos Prewett.
-Esa actitud debe usarse con un tercero- agrego Fabián.
-No entre nosotros gemelos- termino Gideon.
-Como una vez que ellos se pusieron a competir- hablo Molly- de una extraña e inexplicable forma Gideon termino con un pico pegado en el rostro y Fabián quedo morado por una semana.
-Sería interesante verlos así- aseguro Sirius con media sonrisa- pero bueno pelirrojo, continua con la lectura.
Le llevó casi veinte minutos a Wood explicar los esquemas de la primera tabla, pero a continuación hubo otra, y después una tercera. Harry se adormecía mientras el capitán seguía hablando y hablando.
-Pero Harry…
-Pero nada James- le paro Lily- por mucho que te duela, esas no son horas para desesperar a nadie, y mucho menos pasarse las horas hablando, no todo el mundo esta tan loco  como tú por ese deporte- le aseguro la pelirroja.
-En eso estoy de acuerdo pelirroja- atajo Sirius.
-Y nosotros también- dijeron los gemelos Weasley y Harry.
—Bueno —dijo Wood al final, sacando a Harry de sus fantasías sobre los deliciosos manjares que podría estar desayunando en ese mismo instante en el  castillo—. ¿Ha quedado claro? ¿Alguna pregunta?
—Yo tengo una pregunta, Oliver —dijo George, que acababa de despertar dando un respingo—. ¿Por qué no nos contaste todo esto ayer cuando estábamos despiertos?
-Muy buena esa sobrino- seguro Gideon.
A Wood no le hizo gracia.
-No lo dudo, después de todo lo que trabajo
-Ya tranquilízate James- le acuso Remus- esta es una batalla que no vas a ganar.
-En eso tiene razón- aseguro Dora- a nadie le gusta que lo despierten en madrugada solo para escuchar un discurso de aquellos.
—Escuchadme todos —les dijo, con el entrecejo fruncido—, tendríamos que haber ganado la copa de quidditch el año pasado. Éramos el mejor equipo con diferencia. Pero, por desgracia, y debido a circunstancias que escaparon a nuestro control...
-Mi hijo estaba prácticamente en coma- reclamo Lily- por lo que si tiene alguna queja más le vale que…
-Tranquila pelirroja-le dijo Sirius.
Harry se removió en el asiento, con un sentimiento de culpa.
-Hay por Merlín- se lamentó Hermione al igual que Ron y Ginny- Harry, salvaste la piedra de Voldemort, retrasaste su regreso y casi mueres, como te puedes sentir culpable por perder una simple copa de quidditch
-No, eso de lo del quidditch de seguro lo saco de su padre- aseguro Lily negando con la cabeza.
Durante el partido final del año anterior, había permanecido inconsciente en la enfermería, con la consecuencia de que Gryffindor había contado con un jugador menos y había sufrido su peor derrota de los últimos trescientos años.
James se tuvo que tragar un comentario acerca de la derrota de la que hablaba el libro, en parte porque ya vio que a nadie le importaba el juego tanto como a él, y en segundo como la razón de esa derrota fue porque Harry estaba en la enfermería, sabía muy bien que su novia lo decapitaría por pensar más en el juego que en su hijo.
Wood tardó un momento en recuperar el dominio. Era evidente que la última derrota todavía lo atormentaba.
—De forma que este año entrenaremos más que nunca... ¡Venga, salid y poned en práctica las nuevas teorías! —gritó Wood, cogiendo su escoba y saliendo el primero de los vestuarios. Con las piernas entumecidas y bostezando, le siguió el equipo.
-¿Cuáles estrategias?, si ni siquiera estaban despiertos para oírlas- atajo Sirius.
-Bueno, nuestras opciones era salir al campo…-comenzó Fred
-O quedarnos en los vestidores escuchando a Wood- termino George.
-En lo personal prefiero estar sobre mi escoba- acepto Harry- eso me relaja me hace sentir más libre- agregó el azabache.
Habían permanecido tanto tiempo en los vestuarios, que el sol ya estaba bastante alto, aunque sobre el estadio quedaban restos de niebla. Cuando Harry saltó al terreno de juego, vio a Ron y Hermione en las gradas.
—¿Aún no habéis terminado? —preguntó Ron, perplejo.
—Aún no hemos empezado —respondió Harry, mirando con envidia las tostadas con mermelada que Ron y Hermione se habían traído del Gran Comedor—. Wood nos ha estado enseñando nuevas estrategias.
-Te comprendo ahijado- le aseguro Sirius- mira, te entiendo tanto que ya hasta me estoy imaginando las tostadas flotando en frente de mí.
-En serio Sirius, ¿que tú solo piensas con el estómago?- le reclamo Marlene.
-Claro que no, cuando a alguien linda como tu pienso con…
-¡No! quiero escucharlo- le dijo de inmediato- no quiero saber la estupidez que ibas a decir, así que guarda silencio.
-Hay McKinnon, que mente tan sucia la tuya- le acuso la oji gris con una gran sonrisa mientras la rubia lo veía con recelo.
Montó en la escoba y, dando una patada en el suelo, se elevó en el aire. El frío aire de la mañana le azotaba el rostro, consiguiendo despertarle bastante más que la larga exposición de Wood. Era maravilloso regresar al campo de quidditch. Dio una vuelta por el estadio a toda velocidad, haciendo una carrera con Fred y George.
-Que no era muy justo con la escoba que tenías- aseguro George.
-Pero eso no les molestaba cada vez que se la prestaba- le rebatió Harry.
— ¿Qué es ese ruido? —preguntó Fred, cuando doblaban la esquina a toda velocidad.
Harry miró a las gradas. Colín estaba sentado en uno de los asientos superiores, con la cámara levantada, sacando una foto tras otra, y el sonido de la cámara se ampliaba extraordinariamente en el estadio vacío.
-¡¿Estuviste ahí todo ese tiempo?!- se impresiono Sirius viendo al chico unos asientos más lejos- pero si fueron casi horas, y tú te quedas ahí hasta que salieran.
-bueno, pues si- respondió Colín sin darle una gran importancia.
-¿Y no te aburriste?
-Si un poco- acepto el chico- y también me dio algo de hambre.
—¡Mira hacia aquí, Harry! ¡Aquí! —chilló.
—¿Quién es ése? —preguntó Fred.
—Ni idea —mintió Harry, acelerando para alejarse lo más posible de Colín.
-¡Harry!, es un compañero de tu casa, ¿cómo pudiste hacer algo como eso?- le  reprendió Lily.
-Lo siento mamá, y también me disculpo contigo Colín, tanto por lo del libro como de lo que diré- aclaro antes de continuar- pero es que después de tanto tiempo que me siguió se volvió un poco molesto
-Pero no es forma de hacer las cosas, y mucho menos de hablar- aseguro por lo que había dicho.
-Pero tú también has aceptado muchas veces lo desquiciante, problemático, y molesto que es tener un acosador detrás de ti, y aun así quieres a mi papá- ante eso Lily no tuvo nada que decir.
-Fantástico ahijado, no muchos pueden callar  la pelirroja usando la lógica, por lo general es ella la que me nos silencia- aseguro Sirius.
—¿Qué pasa? —dijo Wood frunciendo el entrecejo y volando hacia ellos. ¿Por qué saca fotos aquél? No me gusta. Podría ser un espía de Slytherin que intentara averiguar en qué consiste nuestro programa de entrenamiento.
-Igual de paranoico que James- gritaron Sirius y Remus.
-Hey- reclamo el azabache- eso no…
-Acaso dirás que no es cierto- intervino Lily.
-Bueno, si puedo ser algo apasionado, pero no hasta ese nivel.
-Recuerdas esa Ravenclaw con la que salías- comenzó a decir la pelirroja con cierto disgusto por recordarlo- cuando una vez que ibas caminando por un pasillo y te la encontraste a ella con un grupo que amigos y que a uno de ellos se le salió la palabra quidditch
-Hiciste un escándalo épico llamando la atención de todo el corredor acusando a la pobre chica que haberte seducido para sacarte tus estrategias para los partidos- termino Remus recordando ese día.
-A bueno este…
-No tienes defensa verdad cariño- le desafío Lily.
 -Está bien, si era bastante paranoico- acepto el azabache al final.
—Es de Gryffindor —dijo rápidamente Harry.
-Bueno, al menos en eso no lo negaste- le acuso Lily.
—Y los de Slytherin no necesitan espías, Oliver —observó George.
—¿Por qué dices eso? —preguntó Wood con irritación.
—Porque están aquí en persona —dijo George, señalando hacia un grupo de personas vestidas con túnicas verdes que se dirigían al campo, con las escobas en la mano.
-¿Y qué están haciendo ustedes ahí?- pregunto Sirius.
-Nada bueno de seguro- afirmo James.
—¡No puedo creerlo! —dijo Wood indignado—. ¡He reservado el campo para hoy! ¡Veremos qué pasa!
Wood se dirigió velozmente hacia el suelo. Debido al enojo aterrizó más bruscamente de lo que habría querido y al desmontar se tambaleó un poco. Harry, Fred y George lo siguieron.
-Se va armar una pelea, y de las buenas- aseguro Ted conociendo bien el conflicto entre esas dos casas y sobre todo entre sus estudiantes.
-Pero eso no será nada bueno, en especial para Harry, ya tiene suficientes problemas como para que se le sume otro- agrego Frank.
-Y eso no es todo- aseguró Alice- Ron y Hermione también están ahí, y bueno, Hermione se sabe controlar, pero Ron de seguro no durara en ponerse a pelear.
—Flint —gritó Wood al capitán del equipo de Slytherin—, es nuestro turno de entrenamiento. Nos hemos levantado a propósito. ¡Así que ya podéis largaros!
-En eso tiene razón- le concedió James.
-Si, al menos la mayor parte si es cierta- aseguro Remus.
-¿Que quienes decir con eso Remus?- pregunto.
-No es obvio- atajo Dora- dijo nos hemos levantado, pero eso no era cierto.
-Fue Wood quien los levanto a todos- termino el oji miel.
-Bueno, en eso si tiene razón- les concedió James- pero aun así por derecho el campo les corresponde a ellos, no a los Slytherin
Marcus Flint aún era más corpulento que Wood. Con una expresión de astucia digna de un trol, replicó:
Algunos se sonrieron divertidos por la comparación del capitán del otro equipo, excepto claro algunos Slytherin que bufaron molestos.
—Hay bastante sitio para todos, Wood.
Angelina, Alicia y Katie también se habían acercado. No había chicas entre los del equipo de Slytherin, que formaban una piña frente a los de Gryffindor y miraban burlonamente a Wood.
-Eso es repulsivo- aseguro Sirius.
-¿Qué se estén burlando de Wood?- aventuro James.
-No, que el equipo sea de puros hombres- aseguro el oji gris- si una de las mejores cosas sucedían después de un partido cuando nos cambiábamos la ropa y… aaauuuccchhh. Lanzo un grito alto y prolongado- ¿por qué me pellizcas McKinnon?- atajo sobándose el brazo
-¡Porque será animal!- le rebatió molesta.
-Ya te dije que no debes sentirte celosa, si quieres que estemos juntos solo dímelo y…
-¡Ya cierra la maldita boca!- le grito- y no estoy celosa- afirmó más que nada para convencerse a sí misma- simplemente debes de tener un poco de decencia.
-Aun así, tu solo debes entrar en mi habitación y…
-Ha ya cállate Black- alego terminantemente.
—¡Pero yo he reservado el campo! —dijo Wood, escupiendo la rabia—. ¡Lo he reservado!
—¡Ah! —dijo Flint—, pero nosotros traemos una hoja firmada por el profesor Snape.
-Claro, quien más podría ser- ironizo James molesto.
-Estás enojado ¿por qué fue Severus quien lo autorizo?, o ¿por qué interfirieron en el entrenamiento de quidditch?- le pegunto Remus.
-He, treinta a setenta a favor del quidditch- acepto el peli negro para diversión de algunos
«Yo, el profesor S. Snape, concedo permiso al equipo de Slytherin para entrenar hoy en el campo de quidditch debido a su necesidad de dar entrenamiento al nuevo buscador.»
—¿Tenéis un buscador nuevo? —preguntó Wood, preocupado—. ¿Quién es?
Detrás de seis corpulentos jugadores, apareció un séptimo, más pequeño, que sonreía con su cara pálida y afilada: era Draco Malfoy.
-¡Tu, ¿el buscador de Slytherin?!- exclamo Sirius sorprendido.
-Si, a decir verdad, se me da mejor la posición de cazador, pero decidí hacerme el buscador porque quería pelear de frente contra Potter.
-Eso explica que jugaras tan mal el primer partido- aseguro Harry- porque en partidos posteriores si diste una buena pelea.
Tanto James como Alastor no sabían muy como sentirse, por una parte ese rubio era el enemigo del chico, pero aun así era mucho más digno que cualquier otro, Moody lo admiraba por ese afán de pelar de frente, y Potter porque pensaba que en campo de juego eran tan buenos los buenos contrincantes para mejorar.
—¿No eres tú el hijo de Lucius Malfoy? —preguntó Fred, mirando a Malfoy con desagrado.
—Es curioso que menciones al padre de Malfoy —dijo Flint, mientras el conjunto de Slytherin sonreía aún más—. Déjame que te enseñe el generoso regalo que ha hecho al equipo de Slytherin.
-Hay sí, tu papi te compro el puesto en el equipo- atajo Sirius con cierta molestia.
-Hay Draco, ¿cómo pudiste?- le dijo con lamentación Narcisa.
-Perdón mamá- se disculpó
-Pero aun así bien que aceptaste el puesto verdad- increpo Sirius.
-En su momento era justo lo que quería, además era de las pocas cosas que me ha dado mi padre- acepto este ante las miradas de rabia que eran dirigidas a Lucius por esa última declaración.
Los siete presentaron sus escobas. Siete mangos muy pulidos, completamente nuevos, y siete placas de oro que decían «Nimbus 2.001» brillaron ante las narices de los de Gryffindor al temprano sol de la mañana.
-Ósea ¿qué es una versión mejorada de tu escoba?-pregunto James viendo a su hijo.
-Pues sí, supongo que eso es lo quiere decir el 2.001- respondió en burla el chico.
—Ultimísimo modelo. Salió el mes pasado —dijo Flint con un ademán de desprecio, quitando una mota de polvo del extremo de la suya—. Creo que deja muy atrás la vieja serie 2.000. En cuanto a las viejas Barredoras —sonrió mirando desdeñosamente a Fred y George, que sujetaban sendas Barredora 5—, mejor que las utilicéis para borrar la pizarra.
Durante un momento, a ningún jugador de Gryffindor se le ocurrió qué decir. Malfoy sonreía con tantas ganas que tenía los ojos casi cerrados.
-Estúpido- increpo Sirius- el del libro no…
-No hay problema, ya les dije que no se contengan- aseguro el rubio sin darle mucha importancia mientras su novia lo abrazaba dulcemente.
—Mirad —dijo Flint—. Invaden el campo.
Ron y Hermione cruzaban el césped para enterarse de qué pasaba.
—¿Qué ha ocurrido? —preguntó Ron a Harry—. ¿Por qué no jugáis? ¿Y qué está haciendo ése aquí?
-Ron también se unió a la competencia- hablo George de inmediato.
-Fue un buen inicio, pero aun así esta varias preguntas atrás de Colín y Hermione- agrego Fred.
Ustedes va a seguir interrumpiendo por esa estupidez- increpo Percy molesto por las interrupciones.
-Ya tranquilo hermanito- le dijo George- pero ya no te vamos a poner leer ningún capitulo.
-No con la poca paciencia que estas demostrando- aseguró Fred.
-Mira que hemos interrumpido desde que llegamos.
-Y que la mayoría lo ha soportado muy bien.
-Pero este no es el caso- les aseguro Percy- así que guarden silencio y déjenme leer- les reclamo el pelirrojo antes de retomar la lectura.
Miraba a Malfoy, vestido con su túnica del equipo de quidditch de Slytherin.
—Soy el nuevo buscador de Slytherin, Weasley —dijo Malfoy, con petulancia—. Estamos admirando las escobas que mi padre ha comprado para todo el equipo.
Ron miró boquiabierto las siete soberbias escobas que tenía delante.
-No seas tan evidente Ronnie- le reclamo Fred.
-Sí, ten un poco más de dignidad- lo apoyo George.
-No es muy común que diga esto, pero yo los apoyo- aseguro Charly.
-¡Tú también!- le acuso Percy.
-No te molestes Percy, ya relájate, que si este libro es como el anterior estos capítulos son los tranquilos antes que empieces los problemas- comentó sin pensar ganándose una miradas fulminantes de Lily y Molly- bueno digo…- trato de reparar su error al notar las miradas sobre él.
-Yo mejor sigo leyendo- intervino Percy en defensa de su hermano.
—Son buenas, ¿eh? —dijo Malfoy con sorna—. Pero quizás el equipo de Gryffindor pueda conseguir oro y comprar también escobas nuevas. Podríais subastar las Barredora 5. Cualquier museo pujaría por ellas.
El equipo de Slytherin estalló de risa.
—Pero en el equipo de Gryffindor nadie ha tenido que comprar su acceso —observó Hermione agudamente—. Todos entraron por su valía.
-Eso castaña- lo apoyo Sirius- patéales el trasero a esos hijos de…
-¡Sirius!-  lo detuvieron en seco.
-Pero en serio, al menos déjenme cometer el crimen antes de aplicarme el castigo no.
-Ya Sirius, ya sabemos que te animas mucho pero trata de comportarte- pidió Marlene.
Del rostro de Malfoy se borró su mirada petulante.
—Nadie ha pedido tu opinión, asquerosa sangre sucia —espetó él.
Harry comprendió enseguida que lo que había dicho Malfoy era algo realmente grave, porque sus palabras provocaron de repente una reacción tumultuosa.
En el gran comedor la reacción no fue muy diferente, solo unos cuantos que seguían esa ideas no se unieron a la indignación colectiva, James veía con un gran odio esa forma de referirse a los nacidos muggles, algo que compartían todos es amigos cercanos y todos los Weasley. Severus por su parte apretó con fuerza los puños y recordó aquel fatídico incidente frente al lago, donde su odio le gano a sus sentimientos por Lily y que fue el último clavo de su ataúd.
-Yo, lamento lo que dije ese día- dijo por lo bajo hablando con la castaña.
-Disculpa aceptara, hurón desteñido- le dijo medio en burla a lo que el rubio también sonrió.
Flint tuvo que ponerse rápidamente delante de Malfoy para evitar que Fred y George saltaran sobre él. Alicia gritó «¡Cómo te atreves!», y Ron se metió la mano en la túnica y, sacando su varita mágica, amenazó «¡Pagarás por esto, Malfoy!», y sacando la varita por debajo del brazo de Flint, la dirigió al rostro de Malfoy
-¡No Ronald!- le grito Molly- te meterás en problemas.
-Eso pude ser lo de menos- intervino Arthur- con su varita en ese estado quien sabe que podría ocurrir.
-Creo que fue muy imprudente lo que hiciste- aseguro Bill- aunque me enorgullece que estés defendió a Hermione.
Un estruendo resonó en todo el estadio, y del extremo roto de la varita de Ron surgió un rayo de luz verde que, dándole en el estómago, lo derribó sobre el césped.
—¡Ron! ¡Ron! ¿Estás bien? —chilló Hermione.
-¡Huy!- gritaron los gemelos- si desde ese momento se querían- continuo Fred.
-Pero son tan cabezas duras que necito pasar seis, casi siete años y un aguerra para que se confesaran.
-¿una guerra?- preguntaron algunos.
-¿La misma que los centauros profetizaban en el primer libro?- aventuro Marlene un tanto nerviosa.
-Posiblemente, pero eso ya se sabrá después- atajo Harry viendo con reprimenda al hablador gemelo.
Ron abrió la boca para decir algo, pero no salió ninguna palabra. Por el contrario, emitió un tremendo eructo y le salieron de la boca varias babosas que le cayeron en el regazo.
-Ese es un muy buen hechizo-aseguro Fred.
-Lástima que lo recibió la persona equivocada- apoyo George.
-Ha, pues muchas gracias- dijo con ironía Draco, aunque pensaba que posiblemente si se merecía el castigo, pero aun así, se hizo el ofendido.
Percy describió la reacciones de los miembro del equipo de Slytherin y los propios compañeros de Ron que no sabían que hacer.
—Lo mejor es que lo llevemos a la cabaña de Hagrid, que está más cerca —dijo Harry a Hermione, quien asintió valerosamente, y entre los dos cogieron a Ron por los brazos.
—¿Qué ha ocurrido, Harry? ¿Qué ha ocurrido? ¿Está enfermo? Pero podrás curarlo, ¿no? —Colín había bajado corriendo de su puesto e iba dando saltos al lado de ellos mientras salían del campo. Ron tuvo una horrible arcada y más babosas le cayeron por el pecho—. ¡Ah! —exclamó Colín, fascinado y levantando la cámara—, ¿puedes sujetarlo un poco para que no se mueva, Harry?
-¡Colín!- le recriminaron muchos a la vez.
-Yo, lo siento- se disculpó el chico- ahora sé que no era momento para eso.
-Solo eras un niño- lo defendió Lily- solo estabas encomiando por lo que veías.
-Pues si señora Potter, pero yo estaba escupiendo babosas y no era nada agradable- atajo Ron.
-Pues a nosotros no nos hubiera molestado tener una foto de eso- afirmo Fred.
—¡Fuera de aquí, Colín! —dijo Harry enfadado. Entre él y Hermione sacaron a Ron del estadio y se dirigieron al bosque a través de la explanada.
—Ya casi llegamos, Ron —dijo Hermione, cuando vieron a lo lejos la cabaña del guardián—. Dentro de un minuto estarás bien. Ya falta poco.
-No hay mucho que se pueda hacer- comento Flitwick- sin saber con certeza el hechizo usado, sería muy complicado ejecutar un contra hechizo.
-Pero no puede haber tantos hechizos que te hagan escupir babosas- atajo Sirius.
-Pero con la varita en ese estado el hechizo puede que no se haya realizado tal cual debe ser.
-Bueno si pude ser, pero entonces ¿qué van a hacer?- indago
-Solo quedaría dejar que pasara el efecto- comento Dora.
Les separaban siete metros de la casa de Hagrid cuando se abrió la puerta. Pero no fue Hagrid el que salió por ella, sino Gilderoy Lockhart, que aquel día llevaba una túnica de color malva muy claro. Se les acercó con paso decidido.
—Rápido, aquí detrás —dijo Harry, escondiendo a Ron detrás de un arbusto que había allí. Hermione los siguió, de mala gana.
-Eso fue muy cruel compañero- le acuso Ron- hacer que me escondiera solo porque no querías toparte con Lockhart.
-Creo que tienes razón compañero- le concedió Harry- debimos seguir nuestro camino, y tal vez Lockhart se hubiera ofrecido a curarte- agrego. Entonces Ron recordó el brazo sin huesos de Harry y agrego.
-No, tienes razón, que bueno que nos escondimos- aseguró provocando las risas de todos los bromistas y alguno que otro joven.
—¡Es muy sencillo si sabes hacerlo! —decía Lockhart a Hagrid en voz alta—. ¡Si necesitas ayuda, ya sabes dónde estoy! Te dejaré un ejemplar de mi libro. Pero me sorprende que no tengas ya uno.
-Hagrid tiene muchas cosas en su casa- comenzó Sirius- por nunca tendría algo tan inútil como uno de sus libros- muchos de los presentes le dio la razón al animago.
Te firmaré un ejemplar esta noche y te lo enviaré. ¡Bueno, adiós! —Y se fue hacia el castillo a grandes zancadas.
Harry esperó a que Lockhart se perdiera de vista y luego sacó a Ron del arbusto y lo llevó hasta la puerta principal de la casa de Hagrid. Llamaron a toda prisa.
-¿Ese idiota tiene que meterse en todos lados?- pregunto con exasperación James.
-Lamentablemente el piensa que si- respondió Harry- fue muy molesto tenerlo ese año en el colegio.
Hagrid apareció inmediatamente, con aspecto de estar de mal humor, pero se le iluminó la cara cuando vio de quién se trataba.
—Me estaba preguntando cuándo vendríais a verme... Entrad, entrad. Creía que sería el profesor Lockhart que volvía.
-Es compresible- aseguro Ted- él dice saber de todo pero al final solo ha demostrado ser un completo inútil.
-El incidente de los duendecillos lo comprueba- aseguro Andrómeda.
Percy describió como entraron a la cabaña del gigante, describió rápidamente le lugar y la explicación de Harry de lo ocurrido con Ron.
—Es preferible que salgan a que entren —dijo ufano, poniéndole delante una palangana grande de cobre—. Vomítalas todas, Ron.
-Bueno, sin duda es mejor que salgan- comenzó Fabián.
-Imaginen que esas enormes babosas entraran- continuo Gideon.
-Tener esa cosa suave y babosa en la boca…
-Queriendo forzar su entrada por la garganta…
-Con toda es baba escurri…
-¡¡Ya cállense que eso es asqueroso!!- increpo Alice que comenzó a sentir nauseas.
-Es verdad, desde aquí veo a muchas jóvenes que se están poniendo verdes- aseguro Sirius risueño.
-Y después de esa platica ¿aun tienes hambre?- le pregunto Marlene.
-Pues la verdad…
-No, mejor no quiero saber la respuesta- dijo de inmediato la rubia suponiendo que era lo que iba a contestar.
—No creo que se pueda hacer nada salvo esperar a que la cosa acabe —dijo Hermione apurada, contemplando a Ron inclinado sobre la palangana. Es un hechizo difícil de realizar aun en condiciones óptimas, pero con la varita rota...
-Muy bien razonado señorita Granger- alabo el profesor Flitwick
Hagrid estaba ocupado preparando un té. Fang, su perro jabalinero, llenaba a Harry de babas.
-Babas con Ron- comenzó Fred
-Babas con Fang- continuo George.
-No, si este es un capitulo muy asqueroso.- terminaron al unísono.
-Y se pondrá más asqueroso si les aplico el hechizo a ustedes- los amenazo Ron.
-¡Ronald!, no aprendiste nada con esa experiencia- le recrimino Molly.
-Claro que si- aseguro el pelirrojo- aprendí a no realizar el hechizo con una varita rota, pero la que tengo ahora funciona perfectamente.
-¡Ronald!- le volvió a reclamar la señora Weasley, mientras que video y Fabián se reían de la reacción del menor de los hijos varones de su hermana.
—¿Qué quería Lockhart, Hagrid? —preguntó Harry, rascándole las orejas a Fang.
—Enseñarme cómo me puedo librar de los duendes del pozo —gruñó Hagrid, quitando de la mesa limpia un gallo a medio pelar y poniendo en su lugar la tetera—. Como si no lo supiera. Y también hablaba sobre una banshee a la que venció. Si en todo eso hay una palabra de cierto, me como la tetera.
-A mí me parece que podía comérsela- aseguro Sirius.
-Si logra comerse los pastelillos de piedra que nos regalaba, puede comer de todo- aseguro James.
Después de eso tanto Lily como Marlene le dieron un par de sendos golpes a sus respectivos como reprimenda por su falte de tacto al hablar.
Era muy raro que Hagrid criticara a un profesor de Hogwarts, y Harry lo miró sorprendido. Hermione, sin embargo, dijo en voz algo más alta de lo normal:
—Creo que sois injustos. Obviamente, el profesor Dumbledore ha juzgado que era el mejor para el puesto y...
-Hay nuerita ¿Por qué?- exclamaron los gemelos Weasley muy alto y al mismo tiempo.
-Hay ya déjenme tranquila- les acuso- ya les dije que era joven e impresionable.
-Pero ya dijimos que eso no es excusa porque…
-Si alguien menciona mi nombre juro que vomitaran babosas por una semana completa- intervino la pelirroja antes de que volvieran a hacer lo mismo que la vez anterior.
—Era el único para el puesto —repuso Hagrid, ofreciéndoles un plato de caramelos de café con leche, mientras Ron tosía ruidosamente sobre la palangana—. Y quiero decir el único. Es muy difícil encontrar profesores que den Artes Oscuras, porque a nadie le hace mucha gracia. Da la impresión de que la asignatura está maldita. Ningún profesor ha durado mucho.
-Bueno, eso es extraño- comento James- nosotros no hemos tenido el mismo profesor, pero si nos duraban al menos tres años.
-Y siempre sabían de lo trataba la clase, no eran unos estúpidos ineptos como ese pedazo de…
-¡Remus!- lo detuvo Tonks- ¿qué ejemplo le estas dando a Teddy?
-El mismo que le estas dando tu Dora- le rebatió el castaño- pero es que ese imbécil no merece ser llamado profesor.
-Aun así, debes de controlarte- la acuso la metamorfomaga.
-Descuida sobrina, el solo es así con ese tema, que se podría esperar de un prefecto perfecto como…
-¡Sirius, silencio!- le grito Remus interrumpiéndolo.
Decidme —preguntó Hagrid, mirando a Ron—, ¿a quién intentaba hechizar?
—Malfoy le llamó algo a Hermione —respondió Harry—. Tiene que haber sido algo muy fuerte, porque todos se pusieron furiosos.
-Es algo más que indignante- aseguro para sorpresa de todos Severus.
-Pero que no tú…- comenzó Lily.
-No estaba pensando en ese momento- le interrumpió Snape- estaba molesto por lo que Potter hacía, y no me pude contener- james asentía en aprobación hacia eso, él sabía que era verdad lo que decía.
-Pero aun así, tu ira pudo más que tu amor- aseguro la pelirroja- así como has dejado que tu cólera te hace ser tan injusto con mi hijo.
-Sí, lo sé- Severus bajo la cabeza avergonzado, si bien su odio por Potter era muy grande, no tenía por qué dejar que eso rigiera su vida, tal vez ahora que sabe en lo que se convirtió, podría hacer algo para cambiar su propio destino.
—Fue muy fuerte —dijo Ron con voz ronca, incorporándose sobre la mesa, con el rostro pálido y sudoroso—. Malfoy la llamó «sangre sucia».
Ron se apartó cuando volvió a salirle una nueva tanda de babosas. Hagrid parecía indignado.
—¡No! —bramó volviéndose a Hermione.
—Sí —dijo ella—. Pero yo no sé qué significa. Claro que podría decir que fue muy grosero...
-Es una lástima que se entere a esa edad de lo…- no tenía palabras para describirlo- de lo que significan esas palabras- aseguro james.
-Ella no solo es inteligente, también es fuerte, ella lo soportara- aseguro Lily- además los tiene a ellos para apoyarla- aseguro viendo a Harry, Ron y Hagrid.
—Es lo más insultante que se le podría ocurrir —dijo Ron, volviendo a incorporarse—. Sangre sucia es un nombre realmente repugnante con el que llaman a los hijos de muggles, ya sabes, de padres que no son magos. Hay algunos magos, como la familia de Malfoy, que creen que son mejores que nadie porque tienen lo que ellos llaman sangre limpia. —Soltó un leve eructo, y una babosa solitaria le cayó en la palma de la mano. La arrojó a la palangana y prosiguió—. Desde luego, el resto de nosotros sabe que eso no tiene ninguna importancia. Mira a Neville Longbottom... es de sangre limpia y apenas es capaz de sujetar el caldero correctamente.
-¡Ron!- le recrimino Alice.
-Perdone, señora Longbottom, perdona Neville- dijo el pelirrojo apenado.
-Lo mío es la herbologia, no las pociones- aseguro el joven de cara redonda sin darle mayor importancia.
-Me alegra que seas tan centrado hermanito- lo felicito Bill.
-Aunque fue un poco descogtes la compagación de tu amigo paga poneg un ejemplo- agrego Fleur a lo dicho por su esposo.
—Y no han inventado un conjuro que nuestra Hermione no sea capaz de realizar  —dijo Hagrid con orgullo, haciendo que Hermione se pusiera colorada.
La chica del comedor bajo el rostro un poco apenada por eso, Ron la abrazo dulcemente para que se sintiera mejor, siempre que alguien la alagaba tomaba esa actitud.
—Es un insulto muy desagradable de oír —dijo Ron, secándose el sudor de la frente con la mano—. Es como decir «sangre podrida» o «sangre vulgar». Son idiotas. Además, la mayor parte de los magos de hoy día tienen sangre mezclada. Si no nos hubiéramos casado con muggles, nos habríamos extinguido.
-Eso es verdad- aseguro el profesor Binns- eso se remonta hasta antes de la fundación de Hogwarts, los magos cada vez éramos menos, así que fue inevitable no relacionarse con muggles, aunque claro eso eventualmente eso dio origen a los nacidos de muggles y a los squibs, como lo propuso el gran mago…
-He disculpe profesor, odio interrumpirlo- hablo por sobre todos Percy, pues parcia que el profesor estaba dispuesto a comenzar una cátedra del asunto- me permitirá continuar con la lectura- pido cortésmente. Frunciendo un poco el ceño el profesor lo dejo continuar.
A Ron le dieron arcadas y volvió a inclinarse sobre la palangana.
—Bueno, no te culpo por intentar hacerle un hechizo, Ron —dijo Hagrid con una voz fuerte que ahogaba los golpes de las babosas al caer en la palangana—. Pero quizás haya sido una suerte que tu varita mágica fallara. Si hubieras conseguido hechizarle, Lucius Malfoy se habría presentado en la escuela. Así no tendrás ese problema.
-Ese maldito, solo cuando le conviene hace las cosas- acuso Sirius muy molesto.
-Solo cuando tiene la oportunidad de fastidiar a otros- continúo Andrómeda de igual forma, sin lugar a dudas eran de los que más detestaban a Lucius.
Harry quiso decir que el problema no habría sido peor que estar echando babosas por la boca, pero no pudo hacerlo porque el caramelo de café con leche se le había pegado a los dientes y no podía separarlos.
-Lo vez querida, yo aprecio mucho a Hagrid, pero sus dotes culinarias dejan mucho que decear- aventuro James.
-Aun así, la forma en que lo dices puede ser hiriente- aseguro la pelirroja- debes aprender a tener más tacto Potter.
—Harry —dijo Hagrid de repente, como acometido por un pensamiento repentino—, tengo que ajustar cuentas contigo. Me han dicho que has estado repartiendo fotos firmadas. ¿Por qué no me has dado una?
Los merodeadores los gemelos Weasley y Prewett fueron los primeros en soltar tremendas carcajadas, eso de seguro le caería de maravilla al introvertido chico que detestaba la fama.
Harry sintió tanta rabia que al final logró separar los dientes.
-Bueno, de algo sirvió la broma- comento Sirius aun soltando risas- aunque claro también se le puso caer un diente por el esfuerzo.
-No creo que el dulce de café hubiera logrado tirarle un diente- aseguro James con una gran sonrisa.
—No he estado repartiendo fotos —dijo enfadado—. Si Lockhart aún va diciendo eso por ahí...
Pero entonces vio que Hagrid se reía.
—Sólo bromeaba —explicó, dándole a Harry unas palmadas amistosas en la espalda, que lo arrojaron contra la mesa—. Sé que no es verdad. Le dije a Lockhart que no te hacía falta, que sin proponértelo eras más famoso que él.
-Bueno, en eso si tienes razón Hagrid- aseguro Frank.
-Él no ha escrito ningún libro, pero se han escrito mucho sobre él- aseguro Ted ante el asentimiento de los del futuro y de un bufido de parte de Severus.
-Tu siempre fastidiando no queji…
-Ya Sirius- lo paro James- ya hemos discuto mucho ese tema con Snape, solo ignóralo- aseguro el azabache- Percy, podrías continuar- pidió el hombre.
—Apuesto a que no le hizo ninguna gracia —dijo Harry, levantándose y frotándose la barbilla.
—Supongo que no —admitió Hagrid, parpadeando—. Luego le dije que no había leído nunca ninguno de sus libros, y se marchó. ¿Un caramelo de café con leche, Ron? —añadió, cuando Ron volvió a incorporarse.
-¡No!- gritaron los gemelos Weasley- a Harry casi se le queda pegada la mandíbula con ese caramelo.
-Si eso le pasa a Ron en ese momento ya no podrá escupir las babosas y se las terminara traga…
-¡Fred, George!- les grito su madre interrumpiendo a su hijo.
—No, gracias —dijo Ron con debilidad—. Es mejor no correr riesgos.
Varios soltaron una risa tenue ante el comentario el pelirrojo.
—Venid a ver lo que he estado cultivando —dijo Hagrid cuando Harry y Hermione apuraron su té.
En la pequeña huerta situada detrás de la casa de Hagrid había una docena de las calabazas más grandes que Harry hubiera visto nunca. Más bien parecían grandes rocas.
-Las hechizaste Hagrid- exclamo Lily sorprendida.
-Puede ser- respondió el semi gigante- aunque que eso aún no ha pasado.
-Pero es que tú, bueno, a ti no siempre te resultan bien los hechizos- atajo la pelirroja un poco preocupada.
-No te preocupes Lily- aseguro Remus- siempre y cuando no sean encantamientos muy difíciles, y con la práctica adecuada, lograra hacerlo de forma perfecta.
-Lo dice el que le enseñaba  usar su paraguas- comento Sirius en broma.
-Pese a la broma de canuto, Remus tiene razón cariño- aseguro James para tranquilizar a su novia- si nuestro lunático amigo es un muy buen maestro.
-Incluso el debería de tomar el puesto de Lockhart- aseguro Sirius risueño- y créanme que lo digo en serio.
Los jóvenes del futuro sonrieron ante eso, efectivamente en su tercer año lo tuvieron como maestro, y fue el mejor que tuvieron por esos siete años, pero claro, eso lo descubrirían en su momento.
—Van bien, ¿verdad? —dijo Hagrid, contento—. Son para la fiesta de Halloween. Deberán haber crecido lo bastante para ese día.
—¿Qué les has echado? —preguntó Harry.
Hagrid miró hacia atrás para comprobar que estaban solos.
-La precaución ante todo- aseguro Fabián.
-Eso es vital antes durante y después de un travesura- agrego Gideon.
-Muy bien dicho chicos- los apoyo Sirius- ya una vez el rubio de mi sobrino los descubrió en esa travesura del dragón, todo por no ser cuidadosos.
-Ha gracias- ironizo Draco- si quieres arroja más leña a la hoguera- le acuso ante las miradas de enojo de Narcisa, Lily y Molly al recordar ese incidente.
—Bueno, les he echado... ya sabes... un poco de ayuda. Harry vio el paraguas rosa estampado de Hagrid apoyado contra la pared trasera de la cabaña. Ya antes, Harry había sospechado que aquel paraguas no era lo que parecía; de hecho, tenía la impresión de que la vieja varita mágica del colegio estaba oculta dentro. Según las normas, Hagrid no podía hacer magia, porque lo habían expulsado de Hogwarts en el tercer curso, pero Harry no sabía por qué.
-Nosotros tampoco lo sabemos, y eso que le hemos preguntando muchas veces- aseguro el azabache mayor.
-Eso era de su incumbencia James- le acuso Lily- y no me parece bien que ustedes estén tan interesados en eso- agrego viendo también a Harry.
-Vamos cariño, no me digas que a ti no te da curiosidad.
-Claro que sí, pero yo respeto su privacidad- respondió terminantemente.
Cualquier mención del asunto bastaba para que Hagrid carraspeara sonoramente y sufriera de pronto una misteriosa sordera que le duraba hasta que se cambiaba de tema.
—¿Un hechizo fertilizante, tal vez? —preguntó Hermione, entre la desaprobación y el regocijo—. Bueno, has hecho un buen trabajo.
-Eso es cuñada, sabíamos que no podías ser tan recta- la felicito George.
-Aunque también es posible que estos te hayan corrompido- agregó Fred refiriéndose a Harry y a Ron.
-Lo dicen como si ustedes fueran unos santos- les acuso Ron.
-Cuando son aún peores que nosotros- aseguro Harry.
—Eso es lo que dijo tu hermana pequeña —observó Hagrid, dirigiéndose a Ron—. Ayer la encontré. —Hagrid miró a Harry de soslayo y vio que le temblaba la barbilla—. Dijo que estaba contemplando el campo, pero me da la impresión de que esperaba encontrarse a alguien más en mi casa.
Guiñó un ojo a Harry—. Si quieres mi opinión, creo que ella no rechazaría una foto fir...
—¡Cállate! —dijo Harry. A Ron le dio la risa y llenó la tierra de babosas.
—¡Cuidado! —gritó Hagrid, apartando a Ron de sus queridas calabazas.
Nuevas risas se hicieron presentes en el gran comedor.
-Ven, les dijimos que ella siempre fue fiel a Harry- aseguro Fred.
-Aun cuando nuestro ciego amino ni cuenta se daba- agregó George, ante la mirada de coraje del aludido.
-Bueno, pues sabemos que las fotos si las tiene, solo hace falta la firma-agrego Sirius.
-Pero no importa verdad- comento Luna con su tono característico- dijo, ya tiene a Harry, así que una firma no vale tanto o sí.
-Ya guarden silencio todos- grito Ginny ligeramente molesta- y tu Luna, por favor deja de decir esas cosas.
-Pero es verdad lo que digo- se defendió la rubia.
-Pero eres muy directa, y me haces sentir avergonzada- dijo la pelirroja- solo se un poco más discreta por favor.
Ya casi era la hora de comer, y como Harry sólo había tomado un caramelo de café con leche en todo el día, tenía prisa por regresar al colegio para la comida. Se despidieron de Hagrid y regresaron al castillo, con Ron hipando de vez en cuando, pero vomitando sólo un par de babosas pequeñas.
-Bueno, ese ya es un avance- comentó Charlie.
Apenas habían puesto un pie en el fresco vestíbulo cuando oyeron una voz.
—Conque estáis aquí, Potter y Weasley. —La profesora McGonagall caminaba hacia ellos con gesto severo—. Cumpliréis vuestro castigo esta noche.
-Hay minie, que oportuna, la forma prefecta de terminar su día- comento Sirius.
-Señor Black, nuevamente le exijo a que guarde respeto, y que no se refiera a mí de esa forma- le dijo con severidad la profesora- por otra parte, ellos debían cumplir con su castigo, sin importar nada.
—¿Qué vamos a hacer, profesora? —preguntó Ron, asustado, reprimiendo un eructo.
—Tú limpiarás la plata de la sala de trofeos con el señor Filch —dijo la profesora McGonagall—. Y nada de magia, Weasley... ¡frotando!
-Ss un castigo muy común de la profesora- aseguro James que había recibido ese castigo al igual que sus amigos.
Ron tragó saliva. Argus Filch, el conserje, era detestado por todos los estudiantes del colegio.
—Y tú, Potter, ayudarás al profesor Lockhart a responder a las cartas de sus admiradoras —dijo la profesora McGonagall.
-¡Ha con un dominio!- increpo Sirius- ¿por qué precisamente tenía que ser ese imbécil?
—Oh, no... ¿no puedo ayudar con la plata? —preguntó Harry desesperado.
—Desde luego que no —dijo la profesora McGonagall, arqueando las cejas—. El profesor Lockhart ha solicitado que seas precisamente tú. A las ocho en punto, tanto uno como otro.
-Era por esa razón- aseguro Ted- parece como si hubiera una pequeña obsesión con él, el único que era más famoso que él.
Harry y Ron pasaron al Gran Comedor completamente abatidos, y Hermione entró detrás de ellos, con su expresión de «no-haber-infringido-las-normas-del-colegio».
-Lunático- dieron al mismo tiempo James y Sirius- incontables veces lo vimos con esa expresión- continua el oji gris.
-Al igual que Lily, siempre con ese aire de superioridad- agrego el azabache-era realmente molesto.
-Pero aun así seguían metiéndose en problemas- intervino Remus- así que no estén molestando.
Harry no disfrutó tanto como esperaba con su pudín de carne y patatas. Tanto Ron como él pensaban que les había tocado la peor parte del castigo.
—Filch me tendrá allí toda la noche —dijo Ron apesadumbrado—. ¡Sin magia! Debe de haber más de cien trofeos en esa sala. Y la limpieza muggle no se me da bien.
—Te lo cambiaría de buena gana —dijo Harry con voz apagada—. He hecho muchas prácticas con los Dursley. Pero responder a las admiradoras de Lockhart... será una pesadilla.
-Hay profesora, no les hubiera podido cambiar el castigo- exclamo James.
-De eso se trata precisamente, es un castigo James- le dijo Lily- a mí tampoco me gusta que pase el tiempo con Lockhart, pero él se lo gano.
-Vamos Lily, por una vez deja que tu sangre merodeado salga y apóyame no- pidió el azabache.
-¿Quien dijo que tenía sangre merodeadora?
-Bueno amiga- comenzó Alice- salía a deshoras de la sala común, tomabas libros de la sección prohibida y te escondías para leerlos.
-Gracias amiga- ironizo Lily un tanto roja ante las sonrisas de los merodeadores.
La tarde del sábado pasó en un santiamén, y antes de que se dieran cuenta, eran las ocho menos cinco. Harry se dirigió al despacho de Lockhart por el pasillo del segundo piso, arrastrando los pies. Llamó a la puerta a regañadientes.
La puerta se abrió de inmediato. Lockhart le recibió con una sonrisa.
—¡Aquí está el pillo! —dijo—. Vamos, Harry, entra.
-Fuerza hijo mío- le animo James- tú no te preocupes, termina con lo que debes hacer lo más rápidamente posible y ya, sales e eso.
-Solo esperemos que sea tan fácil como eso- comento Dora sintiendo pena por el chico.
Percy describió como estaba adornada la oficina de Lockhart
—¡Tú puedes poner las direcciones en los sobres! —dijo Lockhart a Harry, como si se tratara de un placer irresistible—. El primero es para la adorable Gladys Gudgeon, gran admiradora mía.
-No pones todas las direcciones y nombres o si- intervino Sirius.
-No lo creo- acepto el chico.
-Eso es bueno, aunque claro, tambe sería divertido sabes quienes de los presentes admiraron al bueno para nada ese- agrego viendo con cierta malignidad a sus compañeros.
Percy fue leyendo como el tiempo parecía pasar con lentitud para Harry, de cómo el joven le respondió palabras sin escuchar siquiera lo que decía y las estúpidas frases de Lockhart. También leyó como las velas se consumían mientras Harry sentía dolores en su mano al tiempo que escribía lo que sentía era su milésima carta.
«Debe de ser casi hora de acabar», pensó Harry, derrotado. «Por favor, que falte poco...»
-Yo pido lo mismo- aseguró James
Y en aquel momento oyó algo, algo que no tenía nada que ver con el chisporroteo de las mortecinas velas ni con la cháchara de Lockhart sobre sus admiradoras.
Todos se alertaron al máximo, sabían que las cosas no siempre eran comunes en el mundo mágico, pero eran aun perores cuando ese chico tenían algo que ver, por lo que esperaban impacientes lo que podría pasar.
Era una voz, una voz capaz de helar la sangre en las ve¬naJ, una voz ponzoñosa que dejaba sin aliento, fría como el hielo.
—Ven..., ven a mí... Deja que te desgarre... Deja que te despedace... Déjame matarte...
-¡¿Qué?!- se escuchó el grito colectivo de todo al gran salón, quien podría estar por ahí diciendo semejantes cosas, entonces recordaron como el elfo le había advertido de que algo muy malo iba a ocurrir en el castillo, lo cual incremento la tensión en todos.
-¿Pero quien puede ser?- pregunto en voz alta James.
-Y más aún, ¿cómo lo dice con tanta frialdad?- continúo Sirius.
-Esto es malo, es muy malo- aseguro Lily- esto no está bien, debe haber algo mas parte de esa voz, ¿pero qué?
En ese momento comenzaba la parte más tensa del libro, donde se revelarían muchos secretos y ocurrieron muchos desastres, sin poder evitarlo Ginny se acurruco en su novio, esa había sido la primera vez que había sido poseída por Voldemort, la primera vez libero a esa maldita bestia, Harry la abrazo fuertemente sabiendo lo que pensaba y tratando de darle todo el apoyo que fuera posible.
Harry dio un salto, y un manchón grande de color lila apareció sobre el nombre de la calle de Verónica Smethley.
—¿Qué? —gritó.
—Pues eso —dijo Lockhart—: ¡seis meses enteros encabezando la lista de los más vendidos! ¡Batí todos los récords!
-Acaso es tan imbécil que ni siquiera se entera de lo que pasa a su alrededor- se exaspero Sirius, y más porque si pasaba algo su ahijado no tendría a nadie que pudiera protegerlo, solo estaba ese infeliz con él.
-No Sirius, te dijo que hay algo más involucrado en todo eso-aseguró Lily.
-No lo estás defendiendo o sí.
-Claro que no, solo deja que continúe.
—¡No! —dijo Harry asustado—. ¡La voz!
—¿Cómo dices? —preguntó Lockhart, extrañado—. ¿Qué voz?
—La... la voz que ha dicho... ¿No la ha oído?
Lockhart miró a Harry desconcertado.
-¡Fue Harry!, solamente Harry pudo escuchar esa maldita voz- exclamo James comprendiéndola situación- ¿pero por qué?- pregunto a nadie en especifico
-Hay que seguir leyendo- apremio el licántropo.
—¿De qué hablas, Harry? ¿No te estarías quedando dormido? ¡Por Dios, mira la hora que es! ¡Llevamos con esto casi cuatro horas! Ni lo imaginaba... El tiempo vuela, ¿verdad?
-Eso era más del tiempo designado para el castigo- increpo la profesora McGonagall molesta, es que en verdad ese tipo no tenía ni una sola cualidad como educador.
Harry no respondió. Aguzaba el oído tratando de captar de nuevo la voz, pero no oyó otra cosa que a Lockhart diciéndole que otra vez que lo castigaran, no tendría tanta suerte como aquélla. Harry salió, aturdido.
-Era suerte de la mala- aseguraron los amigos del chico, mientras los del asado seguían preocupados por lo dela voz.
Era tan tarde que la sala común de Gryffindor estaba prácticamente vacía y Harry se fue derecho al dormitorio. Ron no había regresado todavía.
-Ese Filch, tendré que hablar muy seriamente con el- atizo la profesora McGonagall, por muy castigo que fueran esas labores, cuatro horas eran demasiadas para dos estudiantes de doce años.
-¿Ya no volviste a escuchar esa voz nuevamente?- le pregunto Lily a su hijo temiendo la respuesta.
-Esa noche no- le respondió- pero si la volví a escuchar en otras ocasiones- aseguro ahora para desagrado de la pelirroja.
-¿Por qué siempre tienes que estar en medio de todo?- se lamentó la mujer mientras James la abrazaba para consolarla, sea lo que sea esa voz, solo podían significar problemas.
Se puso el pijama y se echó en la cama a esperar. Media hora después llegó Ron, con el brazo derecho dolorido y llevando con él un fuerte olor a limpiametales.
—Tengo todos los músculos agarrotados —se quejó, echándose en la cama—. Me ha hecho sacarle brillo catorce veces a una copa de quidditch antes de darle el visto bueno. Y vomité otra tanda de babosas sobre el Premio Especial por los Servicios al Colegio.
Ron bufo por lo bajo al recordar de quien era esa bendita la placa.
Me llevó un siglo quitar las babas. Bueno, ¿y tú qué tal con Lockhart?
-No tienes ni idea hermanito- aseguro George.
En voz baja, para no despertar a Neville, Dean y Seamus, Harry le contó a Ron con toda exactitud lo que había oído.
Los tres aludidos no sabían muy bien como sentirse, a pesar de estar en el mismo cuarto esos tres se las arreglaban para hacer sus cosas sin que ellos se enteraran de nada de lo que hacían, por una parte les alegraba saber cómo lograron todas esas arañas, pero también estaban sintiendo la preocupación como s lo que leían estuviera ocurriendo en ese momento.
—¿Y Lockhart dijo que no había oído nada? —preguntó Ron. A la luz de la luna, Harry podía verle fruncir el entrecejo—. ¿Piensas que mentía? Pero no lo entiendo... Aunque fuera alguien invisible, tendría que haber abierto la puerta.
-Eso es cierto, es invisibilidad no intangibilidad- comentó James.
-Tal vez fue un fantasma- aventuro Sirius.
-Pero Lockhart lo hubiera escuchado- le rebatió Marlene.
-Ese idiota solo le presta atención a las cosas que lleva su rostro, tal vez simplemente no escucho por su estupidez.
-Aun cuando fuera cierto, que fantasma diría esas cosas he, además como un fantasma podría matar a alguien
-En eso tienes razón McKinnon.
-Debe ser como dice Lily- atajo Nymphadora- esa voz no puede ser explicada con un razonamiento común, debe tratarse de algo más, algo especial que solo pudo ocurrir en un par de ocasiones- razono la metamorfomaga- Percy, que más dice
-Solo queda un dialogo- informó el pelirrojo antes de leer.
—Lo sé—dijo Harry, recostándose en la cama y contemplando el dosel—. Yo tampoco lo entiendo.
-Es el final del capitulo
-Ahí empezó su aventura-hablo Sirius.
-Aventura o desgracias- atajo Lily- yo aún recuerdo todo lo del primer libro.
-Claro querida, pero tu hijo está aquí o no, nada malo le pudo haber pasado- trato de razonar James.
-Harry- la mujer lo vio con severidad- es obvio que paso algo ese año, así que dime, ¿fue mejor o peor que el año pasado?- le pregunto sin miramientos. El joven la miro a los ojos, pero no se atrevió a contestar por lo que termino bajando la vista- ya entiendo- dijo, esa acción era respuesta suficiente.

-Muy bien, un capítulo más antes de aparecer la cena y poder irnos a dormir- informo Dumbledore a todos los presentes.

perdón por la confusion

4 comentarios:

  1. Sinceramente tu historia es buena quitando algunos errores ortográficos, sin embargo es molesta la forma en la que te empeñas a mostrar a Severus. Se que el hombre no es un santo, pero tampoco tiene la de todas para ser una flor. Quiero decir, vivio con un padre abusador y en el colegio lo molestaban a un punto que, francamente, no dejan en lo absoluto bien a James Potter. ¿Como puede el no dejarse llevar por el dolor y el odio si a pesar de todo el sabia que ella queria al tipo que habia hecho imposible su vida en el unico lugar en el que estaba a salvo de su padre? ¿Como no amargarse sabiendo y luego comprobando que veria al hijo de la persona que mas ama, que comparte sus ojos, con la apariencia de su peor enemigo? ¿Que hay del hecho de que practicamente le restregaron en la cara que el no importaba cuando Sirius casi lo mata con ayuda de Lunatico? ¿Como no ir a la oscuridad cuando la luz nunca le ofreció nada bueno y lo que lo pudo disuadir le dio la espalda por dos estúpidas palabras que no tendrían que pesar mas que tantos años de amistad? ¿Que no piensa dos veces antes de herirlo de nuevo? La típica historia de la porrista con el amigo feo que uso la primera oportunidad que le dieron se deshizo de el para salir con el capitan del equipo.
    Se supone que el asunto es ser justos con todos, menos con Snape, aparentemente. ¿Por que serlo con el?, dicen todos, ¿Por que ser lo por el hombre que dio toda su vida para salvar al fruto del dolor mas grande de su alma? Aquel que bajo otras sircunstancias pudo ser su hijo...

    Disculpa, tenia que decirlo.

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  2. Me gusta mucho la historia
    Pero se me hace muy raro ver a Malfoy jr muy arrepentido sinceramente de sus actos. Sera que como siempre lo vi como el arrogante y celoso que es en los libros no me puedo acostumbrar a esta faceta nueva que nos presentas. Igual me gusta tu originalidad con el, muy pocos fanfics como el tuyo muestran un Malfoy cambiado o casi cambiado. La mayoria de los demás fanfics sus autores se van por la vieja confiable y lo muestran tal cual como en los libros y las peliculas.

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