-¿Por
qué no les tu Draco?- le pregunto Astoria a su novio.
-Ha si
claro- acepto el rubio que recibió el libro y le dio vuelta a la página para
comenzar el capítulo, leyó el titulo para sí mismo y después de pensarlo dijo-
pensándolo mejor, yo también paso por el momento- aseguro el joven dejando el
libro sobre la mesa.
-¿Cuál
es el problema rubiecito?- le pregunto George.
-No
creo que no sepas leer- contiguo Fred.
-Claro
que no es eso- aseguro de inmediato- pero si en el capítulo viene lo que ceo
que viene, necesitare tener las manos libres para defenderme- aseguro provocado
una gran incredulidad en yodos.
-Pues
que es lo que viene en el capítulo- pregunto Charlie de inmediato Draco le paso
el libro a Percy para que se lo diera a su hermano.
-Percy,
ya que tienes el libro porque no les el capítulo- propuso Bill.
-Sí, está
bien- acepto el pelirrojo abriendo el libro- el título es…- le envió una rápida
mirada al rubio que se acomodó en su lugar- “Los «sangre sucia» y una voz
misteriosa”
-Ha, ya
entiendo porque no querías leer- comentó Ron de mal genio.
Durante los días siguientes, Harry pasó
bastante tiempo esquivando a Gilderoy Lockhart cada vez que lo veía acercarse
por un corredor.
Los
merodeadores se rieron levemente aprobando la actitud del joven azabache.
Pero más difícil aún era evitar a Colín
Creevey, que parecía saberse de memoria el horario de Harry.
-Bueno,
de hecho si lo sabía- aseguro Colín con algo de pena- perdón por eso.
-No te
preocupes, ya que tu también debes perdonarme de lagunas cosas que pensé-
aseguro Harry con una sonrisa afable.
Nada le hacía tan feliz como preguntar « ¿Va
todo bien, Harry?» seis o siete veces al día, y oír «Hola, Colín» en respuesta,
a pesar de que la voz de Harry en tales ocasiones sonaba irritada.
-Hay
Harry, no seas grosero- le acuso Lily.
-Perdón
mamá- dio el joven- pero tú no eras grosera cada vez que mi papá te perseguía
por los pasillos.
-He- no
sabía que responder.
-Bueno,
grosera no era- aseguro Sirius- enojona, perversa y en ocasiones un poco sádica
echándole en cara sus otros pretendientes. Pero tanto como grosera.
-Gracias
perro- ironizo la pelirroja viéndola con cierto rencor.
Hedwig seguía enfadada con Harry a causa del
desastroso viaje en coche, y la varita de Ron, que todavía no funcionaba
correctamente, se superó a sí misma el viernes por la mañana al escaparse de la
mano de Ron en la clase de Encantamientos y dispararse contra el profesor
Flitwick, que era viejo y bajito, y golpearle directamente entre los ojos,
produciéndole un gran divieso verde y doloroso en el lugar del impacto.
Los merodeadores,
los gemelos Prewett y Weasley no pudieron evitar ponerse a reír ante eso, y con
ello varios otros se unieron a las risas.
-He,
perdón por eso profesor- alcanzo a decir Ron por sobre las risas.
-Sé que
no fue su culpa joven Weasley- aseguro Flitwick- aunque debería de conseguir
otra varita, de esa forma no podrá aprender.
Así que, entre unas cosas y otras, Harry se
alegró muchísimo cuando llegó el fin de semana, porque Ron, Hermione y él
habían planeado hacer una visita a Hagrid el sábado por la mañana.
Yo con gusto
los recibiré en mi casa- aseguro el semi gigante.
-Después
de una semana tan desastrosa eso sería lo mejor que les va a pasar- aseguro
jame.
Nada
como pasar una mañana en compañía de los amigos- agrego Sirius con una gran
sonrisa.
Pero el capitán del equipo de quidditch de
Gryffindor, Oliver Wood, despertó a Harry con un zarandeo varias horas antes de
lo que él habría deseado.
—¿Qué pasa? —preguntó Harry aturdido.
—¡Entrenamiento de quidditch! —respondió
Wood—. ¡Vamos!
-Pero
que cortes- ironizo Lily de inmediato.
-Le
decimos que ese Wood era un tirano del quidditch- aseguro Fred.
-Pero
ya vimos que el capitán de su época no era mejor que el nuestro- continuo George
viendo al azabache mayor.
-Ciertamente
no me hubiera gustado tener a ninguno de ellos- aseguro Fabián.
-Nuestro
capitán era muy relajado y así nos llevó a incontables victorias-continuo
Gideon.
-Hay,
que cuando fui capitán nunca perdimos un partido.
-No,
pero tuviste a dos jugadores que sufrieron de mucho estrés y otro que sufrió un
severo agotamiento, y eso solo en tu primer año como capitán.
-Ya era
obsesivo por el quidditch, y ese año se sobre paso por el nerviosismo- aseguro
Lily- aunque debo admitir que fue el mi año más tranquilo- acepto con media
sonrisa.
Harry miró por la ventana, entornando los
ojos. Una neblina flotaba en el cielo de color rojizo y dorado. Una vez
despierto, se preguntó cómo había podido dormir con semejante alboroto de
pájaros.
—Oliver —observó Harry con voz ronca—, si
todavía está amaneciendo...
—Exacto —respondió Wood.
-Es un
obsesivo- aseguro Lily- en ese momento el debería de estar durmiendo.
-Aunque
suene extraño yo estoy de acuerdo contigo pelirroja- aseguro Sirius.
-Pues
creme que no es nada extraño que prefieras estar dormido- aseguro Marlene- o
comiendo, tampoco sería extraño que prefirieras estar comiendo.
-Gracias
por tenerme en tan buena estima McKinnon
-De
nada Sirius- le respondió una hermosa sonrisa.
Era un muchacho alto y fornido de sexto curso
y, en aquel momento, tenía los ojos brillantes de entusiasmo—. Forma parte de
nuestro nuevo programa de entrenamiento. Venga, coge tu escoba y andando —dijo
Wood con decisión—. Ningún equipo ha empezado a entrenar todavía. Este año
vamos a ser los primeros en empezar...
-Y lo habríamos
hecho, si no nos hubiera echado su discurso- comenzó Fred.
-O describimos
sus benditas estrategias- agrego George
-Solo
nos despertó para dormirnos el- termino Harry.
Bostezando y un poco tembloroso, Harry saltó
de la cama e intentó buscar su túnica de quidditch.
—¡Así me gusta! —dijo Wood—. Nos veremos en
el campo dentro de quince minutos.
-Claro,
tan fanático como el padre, como se negaría a ir- comento Lily.
-Pues
si es fanático, pero al mismo nivel que él- aseguro Ginny señalando a James- él
es un poco más centrado.
-Aunque
en ocasiones necesita ayuda para hacer las cosas y se equivoca- aseguro Ron.
-He Ron,
mejor no digas nada- le dijo Hermione- no ceo que deba recordarte como actuaste
tu cuando hiciste pruebas- aseguro más bajo.
Encima de la túnica roja del equipo de
Gryffindor se puso la capa para no pasar frío, garabateó a Ron una nota en la
que le explicaba adónde había ido y bajó a la sala común por la escalera de
caracol, con la Nimbus 2.000 sobre el hombro. Al llegar al retrato por el que
se salía, oyó tras él unos pasos y vio que Colín Creevey bajaba las escaleras
corriendo, con la cámara colgada del cuello, que se balanceaba como loca, y
llevaba algo en la mano.
-Ni con
tu sombra pasas tanto tiempo ahijado- comento Sirius en voz alta logrando que
Colín se sintiera más avergonzado.
—¡Oí que alguien pronunciaba tu nombre en las
escaleras, Harry! ¡Mira lo que tengo aquí! La he revelado y te la quería
enseñar...
Desconcertado, Harry miró la fotografía que Colín
sostenía delante de su nariz.
- Y por
lo menos tú sombra si respeta tu espacio vital.
-Ya
deja eso por la paz Sirius- le acuso Harry.
-Pero
es cierto.
-Aunque
lo fuera, es molesto que estés todo el tiempo hablando de lo mismo- aseguro el
oji verde.
Un Lockhart móvil en blanco y negro tiraba de
un brazo que Harry reconoció como suyo. Le complació ver que en la fotografía
él aparecía ofreciendo resistencia y rehusando entrar en la foto. Al mirarlo
Harry, Lockhart soltó el brazo, jadeando, y se desplomó contra el margen blanco
de la fotografía con gesto teatral.
Las
risas no se hicieron esperar ante la descripción de la foto, los cercanos a
Harry también se sintieron conformes que apareciera ofreciendo resistencia.
-Bien
hecho ahijado- lo felicito Sirius cuando se calmó un poco- aunque esa no es tan
buena foto como para que la tenga la mini pelirroja.
-No,
pero no es la única que tome de Harry, y a todas les saque un duplicado para
Gin…
-Colín-
le reclamo la pelirroja avergonzada. Ante la risa burlona de sus hermanos
gemelos- y ustedes dos cállense, era solo una niña- se defendió ella.
—¿Me la firmas? —le pidió Colín con fervor.
—No —dijo Harry rotundamente, mirando en
torno para comprobar que realmente no había nadie en la sala—. Lo siento, Colín,
pero tengo prisa. Tengo entrenamiento de quidditch.
-Mala
estrategia- aseguro Remus que mantenía a Teddy en sus piernas.
-Ahora
te seguirá porque estará interesad en saber que es el quidditch- continuo
Nymphadora.
-Y te seguirá
hasta el campo haciéndote mil preguntas.
-Ustedes
están muy bien coordinados ¿cierto?- los pico Sirius- no será que ustedes…
-Tú y
James tienen una sincronía aún mejor y yo no digo nada- se defendió Remus
impidiendo que continuara hablando.
Y salió por el retrato.
—¡Eh, espérame! ¡Nunca he visto jugar al
quidditch!
Remus y
Tonks sonrieron con similares sonrisas de suficiencia, sabía muy bien que eso
iba a pasar.
Colín se metió apresuradamente por el
agujero, detrás de Harry.
—Será muy aburrido —dijo Harry enseguida,
pero Colín no le hizo caso. Los ojos le brillaban de emoción.
-Era
obvio que eso tampoco funcionaria- aseguro Remus.
-Es
especial porque era mentira, no hay nada más emocionante que un juego de
quidditch- aseguro James sonriendo.
—Tú has sido el jugador más joven de la casa
en los últimos cien años, ¿verdad, Harry? ¿Verdad que sí? —Le preguntó Colín, corriendo
a su lado—. Tienes que ser estupendo. Yo no he volado nunca. ¿Es fácil? ¿Ésa es
tu escoba? ¿Es la mejor que hay?
-Es
igual que Hermione- comentó Fred.
-Es
como si compitieran por quien puede decir más preguntas consecutivas- aseguro George.
-Y hasta
ahora nuestra cuñada lleva la delantera.
-Pero Colín
se acerca peligrosamente.
-Aun
así las apuesta están tres a una a favor de la castaña- se unió Fabián.
-Pero
el joven Colín no de desanima por eso- agrego Gideon.
-¡¡Ya
guarden silencio ustedes cuatro!!- les grito Molly- Percy, por favor continua con
la lectura.
Harry no sabía cómo librarse de él. Era como
tener una sombra habladora, extremadamente habladora.
El oji
verde vio con disculpas al joven que le dijo con un ademan que no importaba
mucho.
—No sé cómo es el quidditch, en realidad
—reconoció Colín, sin aliento—. ¿Es verdad que hay cuatro bolas? ¿Y qué dos van
por ahí volando, tratando de derribar a los jugadores de sus escobas?
-Y…
-¡Y
ustedes se callan!- paro Molly a sus hijos y hermanos gemelos que iban a volver
a los mismo de la vez anterior.
—Si —contestó Harry de mala gana, resignado a
explicarle las complicadas reglas del juego del quidditch—. Se llaman bludgers.
Hay dos bateadores en cada equipo, con bates para golpear las bludgers y alejarlas
de sus compañeros. Los bateadores de Gryffindor son Fred y George Weasley.
-Los
mejores en muchas generaciones- aseguraron los gemelos haciendo exageradas
reverencias.
-Hey-
protesto el oji gris- que yo soy el mejor bateador que el equipo de Gryffindor
ha tenido en su historia.
-Valla,
y el egocéntrico era yo- irónico James.
-También
lo eres cariño- le aseguro una risueña Lily.
-Como
sea, no ha habido jugadores de quidditch mejores que nosotros cierto
cornamenta… cornamenta- repitió porque su amigo no respondió de inmediato.
-Bueno,
no estaría tan seguro- aseguro para sorpresa de muchos- con mucho orgullo dijo
que mi Harry es mejor jugador que yo- acepto con bastante orgullo.
-Pero cornamenta
-¡Ya
Sirius!- le reclamo Marlene- por una vez comportante como adulto y deja de
reclamar- muy a su pesar el hombre término obedeciendo a la rubia.
—¿Y para qué sirven las otras pelotas?
—preguntó Colín, dando un tropiezo porque iba mirando a Harry con la boca
abierta.
—Bueno, la quaffle, que es una pelota grande
y roja, es con la que se marcan los goles. Tres cazadores en cada equipo se
pasan la quaffle de uno a otro e intentan introducirla por los postes que están
en el extremo del campo, tres postes largos con aros al final.
-Que
como mi nuera lo ha dicho, es una de las mejores posiciones- aseguro el azabache
viendo con cariño a Ginny que sonreía complacida.
—¿Y la cuarta bola?
—Es la snitch —dijo Harry—, es dorada, muy
pequeña, rápida y difícil de atrapar. Ésa es la misión de los buscadores,
porque el juego del quidditch no finaliza hasta que se atrapa la snitch. Y el
equipo cuyo buscador la haya atrapado gana ciento cincuenta puntos.
—Y tú eres el buscador de Gryffindor,
¿verdad? —preguntó Colín emocionado.
—Sí —dijo Harry, mientras dejaban el castillo
y pisaban el césped empapado de rocío—. También está el guardián, el que guarda
los postes. Prácticamente, en eso consiste el quidditch.
-Muy
bien Harry- lo felicito Lily- una explicación clara, concisa y fácil de
entender, no como tu padre que te cuenta hasta la historia de la creación de
las escoas voladoras.
-No
Lily, tampoco me he ido tan lejos cuando hago una explicación- se defendió el
azabache- aunque claro con esa explicación Harry dejo algunos putos sobre las
faltas que…
-James,
no empieces- le reclamo Lily- le explico lo básico del juego eso es más que
suficiente.
-Ya,
está bien me callo.
Pero Colín no descansó un momento y fue
haciendo preguntas durante todo el camino ladera abajo, hasta que llegaron al
campo de quidditch, y Harry pudo deshacerse de él al entrar en los vestuarios. Colín
le gritó en voz alta:
—¡Voy a pillar un buen sitio, Harry! —Y se
fue corriendo a las gradas.
-No
será difícil, el lugar debe estar completamente vacío- aseguro Ron.
-Pero
con eso Colín toma la delantera.
-Rápido
cuñada, ponte a hacer preguntas para…
-No
prefieren descubrir como estoy planeando castigarlos en este momento- los
desafío viéndolos con severidad- no tienen que decir que si, solo habrán la
boca- aseguro detenido a los pelirrojos en el momento.
Percy
leyó como como los miembros del esquipo de quidditch estaban prácticamente
dormidos en varias partes del vestidor, a excepción claro de Wood
—Por fin, Harry, ¿por qué te has entretenido?
—preguntó Wood enérgicamente—. Veamos, quiero deciros unas palabras antes de
que saltemos al campo, porque me he pasado el verano diseñando un programa de
entrenamiento completamente nuevo, que estoy seguro de que nos hará mejorar.
-Eso sería
interesante de ver-comento James.
-Pues,
si es como dice Hermione y todo se basa en lo que viví, dudo que vengan
descritas las estrategias- aseguro Harry.
-¿Qué?,
¿pero por qué lo dices? si tu estuviste ahí
-Pero
me estaba durmiendo, al igual que el resto del equipo- aseguró el chico- además
que me moría de hambre y no podía pensar en otra cosa.
-Eso es
cierto cornamenta- aseguro Sirius- la culpa fue de ese Wood por ser tan obsesivo.
Wood sostenía un plano de un campo de
quidditch, lleno de líneas, flechas y cruces en diferentes colores. Sacó la
varita mágica, dio con ella un golpe en la tabla y las flechas comenzaron a
moverse como orugas. En el momento en que Wood se lanzó a soltar el discurso
sobre sus nuevas tácticas, a Fred Weasley se le cayó la cabeza sobre el hombro
de Alicia Spinnet y empezó a roncar.
-Como que
estabas muy cómodo sobre su regazo- ataco George buscando burlarse de su
gemelo.
-Lo
dices tú, que sueñas que Angelina te hace coquillas en las orejas- contraataco
Fred.
-¡Eso
no es cierto!- rebatió el gemelo un tanto avergonzado
-Claro
que sí, yo te escuche mientras dormías- aseguro.
-Bueno,
pero tu…
-¡¡Basta!!-
gritaron los gemelos Prewett.
-Esa actitud
debe usarse con un tercero- agrego Fabián.
-No
entre nosotros gemelos- termino Gideon.
-Como
una vez que ellos se pusieron a competir- hablo Molly- de una extraña e
inexplicable forma Gideon termino con un pico pegado en el rostro y Fabián
quedo morado por una semana.
-Sería
interesante verlos así- aseguro Sirius con media sonrisa- pero bueno pelirrojo,
continua con la lectura.
Le llevó casi veinte minutos a Wood explicar
los esquemas de la primera tabla, pero a continuación hubo otra, y después una
tercera. Harry se adormecía mientras el capitán seguía hablando y hablando.
-Pero
Harry…
-Pero
nada James- le paro Lily- por mucho que te duela, esas no son horas para desesperar
a nadie, y mucho menos pasarse las horas hablando, no todo el mundo esta tan
loco como tú por ese deporte- le aseguro
la pelirroja.
-En eso
estoy de acuerdo pelirroja- atajo Sirius.
-Y
nosotros también- dijeron los gemelos Weasley y Harry.
—Bueno —dijo Wood al final, sacando a Harry
de sus fantasías sobre los deliciosos manjares que podría estar desayunando en
ese mismo instante en el castillo—. ¿Ha
quedado claro? ¿Alguna pregunta?
—Yo tengo una pregunta, Oliver —dijo George,
que acababa de despertar dando un respingo—. ¿Por qué no nos contaste todo esto
ayer cuando estábamos despiertos?
-Muy
buena esa sobrino- seguro Gideon.
A Wood no le hizo gracia.
-No lo
dudo, después de todo lo que trabajo
-Ya
tranquilízate James- le acuso Remus- esta es una batalla que no vas a ganar.
-En eso
tiene razón- aseguro Dora- a nadie le gusta que lo despierten en madrugada solo
para escuchar un discurso de aquellos.
—Escuchadme todos —les dijo, con el entrecejo
fruncido—, tendríamos que haber ganado la copa de quidditch el año pasado.
Éramos el mejor equipo con diferencia. Pero, por desgracia, y debido a
circunstancias que escaparon a nuestro control...
-Mi
hijo estaba prácticamente en coma- reclamo Lily- por lo que si tiene alguna
queja más le vale que…
-Tranquila
pelirroja-le dijo Sirius.
Harry se removió en el asiento, con un
sentimiento de culpa.
-Hay por
Merlín- se lamentó Hermione al igual que Ron y Ginny- Harry, salvaste la piedra
de Voldemort, retrasaste su regreso y casi mueres, como te puedes sentir culpable
por perder una simple copa de quidditch
-No,
eso de lo del quidditch de seguro lo saco de su padre- aseguro Lily negando con
la cabeza.
Durante el partido final del año anterior,
había permanecido inconsciente en la enfermería, con la consecuencia de que
Gryffindor había contado con un jugador menos y había sufrido su peor derrota
de los últimos trescientos años.
James
se tuvo que tragar un comentario acerca de la derrota de la que hablaba el
libro, en parte porque ya vio que a nadie le importaba el juego tanto como a
él, y en segundo como la razón de esa derrota fue porque Harry estaba en la
enfermería, sabía muy bien que su novia lo decapitaría por pensar más en el
juego que en su hijo.
Wood tardó un momento en recuperar el
dominio. Era evidente que la última derrota todavía lo atormentaba.
—De forma que este año entrenaremos más que
nunca... ¡Venga, salid y poned en práctica las nuevas teorías! —gritó Wood,
cogiendo su escoba y saliendo el primero de los vestuarios. Con las piernas
entumecidas y bostezando, le siguió el equipo.
-¿Cuáles
estrategias?, si ni siquiera estaban despiertos para oírlas- atajo Sirius.
-Bueno,
nuestras opciones era salir al campo…-comenzó Fred
-O
quedarnos en los vestidores escuchando a Wood- termino George.
-En lo
personal prefiero estar sobre mi escoba- acepto Harry- eso me relaja me hace
sentir más libre- agregó el azabache.
Habían permanecido tanto tiempo en los
vestuarios, que el sol ya estaba bastante alto, aunque sobre el estadio quedaban
restos de niebla. Cuando Harry saltó al terreno de juego, vio a Ron y Hermione
en las gradas.
—¿Aún no habéis terminado? —preguntó Ron,
perplejo.
—Aún no hemos empezado —respondió Harry,
mirando con envidia las tostadas con mermelada que Ron y Hermione se habían
traído del Gran Comedor—. Wood nos ha estado enseñando nuevas estrategias.
-Te
comprendo ahijado- le aseguro Sirius- mira, te entiendo tanto que ya hasta me estoy
imaginando las tostadas flotando en frente de mí.
-En
serio Sirius, ¿que tú solo piensas con el estómago?- le reclamo Marlene.
-Claro
que no, cuando a alguien linda como tu pienso con…
-¡No!
quiero escucharlo- le dijo de inmediato- no quiero saber la estupidez que ibas
a decir, así que guarda silencio.
-Hay McKinnon,
que mente tan sucia la tuya- le acuso la oji gris con una gran sonrisa mientras
la rubia lo veía con recelo.
Montó en la escoba y, dando una patada en el
suelo, se elevó en el aire. El frío aire de la mañana le azotaba el rostro,
consiguiendo despertarle bastante más que la larga exposición de Wood. Era
maravilloso regresar al campo de quidditch. Dio una vuelta por el estadio a
toda velocidad, haciendo una carrera con Fred y George.
-Que no
era muy justo con la escoba que tenías- aseguro George.
-Pero
eso no les molestaba cada vez que se la prestaba- le rebatió Harry.
— ¿Qué es ese ruido? —preguntó Fred, cuando
doblaban la esquina a toda velocidad.
Harry miró a las gradas. Colín estaba sentado
en uno de los asientos superiores, con la cámara levantada, sacando una foto
tras otra, y el sonido de la cámara se ampliaba extraordinariamente en el estadio
vacío.
-¡¿Estuviste
ahí todo ese tiempo?!- se impresiono Sirius viendo al chico unos asientos más
lejos- pero si fueron casi horas, y tú te quedas ahí hasta que salieran.
-bueno,
pues si- respondió Colín sin darle una gran importancia.
-¿Y no
te aburriste?
-Si un
poco- acepto el chico- y también me dio algo de hambre.
—¡Mira hacia aquí, Harry! ¡Aquí! —chilló.
—¿Quién es ése? —preguntó Fred.
—Ni idea —mintió Harry, acelerando para
alejarse lo más posible de Colín.
-¡Harry!,
es un compañero de tu casa, ¿cómo pudiste hacer algo como eso?- le reprendió Lily.
-Lo
siento mamá, y también me disculpo contigo Colín, tanto por lo del libro como
de lo que diré- aclaro antes de continuar- pero es que después de tanto tiempo
que me siguió se volvió un poco molesto
-Pero
no es forma de hacer las cosas, y mucho menos de hablar- aseguro por lo que había
dicho.
-Pero
tú también has aceptado muchas veces lo desquiciante, problemático, y molesto
que es tener un acosador detrás de ti, y aun así quieres a mi papá- ante eso Lily
no tuvo nada que decir.
-Fantástico
ahijado, no muchos pueden callar la
pelirroja usando la lógica, por lo general es ella la que me nos silencia-
aseguro Sirius.
—¿Qué pasa? —dijo Wood frunciendo el
entrecejo y volando hacia ellos. ¿Por qué saca fotos aquél? No me gusta. Podría
ser un espía de Slytherin que intentara averiguar en qué consiste nuestro
programa de entrenamiento.
-Igual
de paranoico que James- gritaron Sirius y Remus.
-Hey-
reclamo el azabache- eso no…
-Acaso dirás
que no es cierto- intervino Lily.
-Bueno,
si puedo ser algo apasionado, pero no hasta ese nivel.
-Recuerdas
esa Ravenclaw con la que salías- comenzó a decir la pelirroja con cierto
disgusto por recordarlo- cuando una vez que ibas caminando por un pasillo y te
la encontraste a ella con un grupo que amigos y que a uno de ellos se le salió
la palabra quidditch
-Hiciste
un escándalo épico llamando la atención de todo el corredor acusando a la pobre
chica que haberte seducido para sacarte tus estrategias para los partidos-
termino Remus recordando ese día.
-A
bueno este…
-No
tienes defensa verdad cariño- le desafío Lily.
-Está bien, si era bastante paranoico- acepto
el azabache al final.
—Es de Gryffindor —dijo rápidamente Harry.
-Bueno,
al menos en eso no lo negaste- le acuso Lily.
—Y los de Slytherin no necesitan espías,
Oliver —observó George.
—¿Por qué dices eso? —preguntó Wood con
irritación.
—Porque están aquí en persona —dijo George,
señalando hacia un grupo de personas vestidas con túnicas verdes que se
dirigían al campo, con las escobas en la mano.
-¿Y qué
están haciendo ustedes ahí?- pregunto Sirius.
-Nada
bueno de seguro- afirmo James.
—¡No puedo creerlo! —dijo Wood indignado—.
¡He reservado el campo para hoy! ¡Veremos qué pasa!
Wood se dirigió velozmente hacia el suelo. Debido
al enojo aterrizó más bruscamente de lo que habría querido y al desmontar se
tambaleó un poco. Harry, Fred y George lo siguieron.
-Se va
armar una pelea, y de las buenas- aseguro Ted conociendo bien el conflicto
entre esas dos casas y sobre todo entre sus estudiantes.
-Pero
eso no será nada bueno, en especial para Harry, ya tiene suficientes problemas
como para que se le sume otro- agrego Frank.
-Y eso
no es todo- aseguró Alice- Ron y Hermione también están ahí, y bueno, Hermione
se sabe controlar, pero Ron de seguro no durara en ponerse a pelear.
—Flint —gritó Wood al capitán del equipo de
Slytherin—, es nuestro turno de entrenamiento. Nos hemos levantado a propósito.
¡Así que ya podéis largaros!
-En eso
tiene razón- le concedió James.
-Si, al
menos la mayor parte si es cierta- aseguro Remus.
-¿Que quienes
decir con eso Remus?- pregunto.
-No es
obvio- atajo Dora- dijo nos hemos levantado, pero eso no era cierto.
-Fue
Wood quien los levanto a todos- termino el oji miel.
-Bueno,
en eso si tiene razón- les concedió James- pero aun así por derecho el campo
les corresponde a ellos, no a los Slytherin
Marcus Flint aún era más corpulento que Wood.
Con una expresión de astucia digna de un trol, replicó:
Algunos
se sonrieron divertidos por la comparación del capitán del otro equipo, excepto
claro algunos Slytherin que bufaron molestos.
—Hay bastante sitio para todos, Wood.
Angelina, Alicia y Katie también se habían
acercado. No había chicas entre los del equipo de Slytherin, que formaban una
piña frente a los de Gryffindor y miraban burlonamente a Wood.
-Eso es
repulsivo- aseguro Sirius.
-¿Qué
se estén burlando de Wood?- aventuro James.
-No,
que el equipo sea de puros hombres- aseguro el oji gris- si una de las mejores
cosas sucedían después de un partido cuando nos cambiábamos la ropa y…
aaauuuccchhh. Lanzo un grito alto y prolongado- ¿por qué me pellizcas McKinnon?-
atajo sobándose el brazo
-¡Porque
será animal!- le rebatió molesta.
-Ya te
dije que no debes sentirte celosa, si quieres que estemos juntos solo dímelo y…
-¡Ya
cierra la maldita boca!- le grito- y no estoy celosa- afirmó más que nada para
convencerse a sí misma- simplemente debes de tener un poco de decencia.
-Aun
así, tu solo debes entrar en mi habitación y…
-Ha ya
cállate Black- alego terminantemente.
—¡Pero yo he reservado el campo! —dijo Wood,
escupiendo la rabia—. ¡Lo he reservado!
—¡Ah! —dijo Flint—, pero nosotros traemos una
hoja firmada por el profesor Snape.
-Claro,
quien más podría ser- ironizo James molesto.
-Estás
enojado ¿por qué fue Severus quien lo autorizo?, o ¿por qué interfirieron en el
entrenamiento de quidditch?- le pegunto Remus.
-He,
treinta a setenta a favor del quidditch- acepto el peli negro para diversión de
algunos
«Yo, el profesor S. Snape, concedo permiso al
equipo de Slytherin para entrenar hoy en el campo de quidditch debido a su
necesidad de dar entrenamiento al nuevo buscador.»
—¿Tenéis un buscador nuevo? —preguntó Wood,
preocupado—. ¿Quién es?
Detrás de seis corpulentos jugadores,
apareció un séptimo, más pequeño, que sonreía con su cara pálida y afilada: era
Draco Malfoy.
-¡Tu, ¿el
buscador de Slytherin?!- exclamo Sirius sorprendido.
-Si, a
decir verdad, se me da mejor la posición de cazador, pero decidí hacerme el
buscador porque quería pelear de frente contra Potter.
-Eso
explica que jugaras tan mal el primer partido- aseguro Harry- porque en
partidos posteriores si diste una buena pelea.
Tanto
James como Alastor no sabían muy como sentirse, por una parte ese rubio era el
enemigo del chico, pero aun así era mucho más digno que cualquier otro, Moody
lo admiraba por ese afán de pelar de frente, y Potter porque pensaba que en
campo de juego eran tan buenos los buenos contrincantes para mejorar.
—¿No eres tú el hijo de Lucius Malfoy?
—preguntó Fred, mirando a Malfoy con desagrado.
—Es curioso que menciones al padre de Malfoy
—dijo Flint, mientras el conjunto de Slytherin sonreía aún más—. Déjame que te
enseñe el generoso regalo que ha hecho al equipo de Slytherin.
-Hay sí,
tu papi te compro el puesto en el equipo- atajo Sirius con cierta molestia.
-Hay
Draco, ¿cómo pudiste?- le dijo con lamentación Narcisa.
-Perdón
mamá- se disculpó
-Pero
aun así bien que aceptaste el puesto verdad- increpo Sirius.
-En su
momento era justo lo que quería, además era de las pocas cosas que me ha dado
mi padre- acepto este ante las miradas de rabia que eran dirigidas a Lucius por
esa última declaración.
Los siete presentaron sus escobas. Siete
mangos muy pulidos, completamente nuevos, y siete placas de oro que decían
«Nimbus 2.001» brillaron ante las narices de los de Gryffindor al temprano sol
de la mañana.
-Ósea ¿qué
es una versión mejorada de tu escoba?-pregunto James viendo a su hijo.
-Pues sí,
supongo que eso es lo quiere decir el 2.001- respondió en burla el chico.
—Ultimísimo modelo. Salió el mes pasado —dijo
Flint con un ademán de desprecio, quitando una mota de polvo del extremo de la
suya—. Creo que deja muy atrás la vieja serie 2.000. En cuanto a las viejas
Barredoras —sonrió mirando desdeñosamente a Fred y George, que sujetaban sendas
Barredora 5—, mejor que las utilicéis para borrar la pizarra.
Durante un momento, a ningún jugador de
Gryffindor se le ocurrió qué decir. Malfoy sonreía con tantas ganas que tenía
los ojos casi cerrados.
-Estúpido-
increpo Sirius- el del libro no…
-No hay
problema, ya les dije que no se contengan- aseguro el rubio sin darle mucha
importancia mientras su novia lo abrazaba dulcemente.
—Mirad —dijo Flint—. Invaden el campo.
Ron y Hermione cruzaban el césped para
enterarse de qué pasaba.
—¿Qué ha ocurrido? —preguntó Ron a Harry—.
¿Por qué no jugáis? ¿Y qué está haciendo ése aquí?
-Ron también
se unió a la competencia- hablo George de inmediato.
-Fue un
buen inicio, pero aun así esta varias preguntas atrás de Colín y Hermione-
agrego Fred.
Ustedes
va a seguir interrumpiendo por esa estupidez- increpo Percy molesto por las
interrupciones.
-Ya
tranquilo hermanito- le dijo George- pero ya no te vamos a poner leer ningún
capitulo.
-No con
la poca paciencia que estas demostrando- aseguró Fred.
-Mira
que hemos interrumpido desde que llegamos.
-Y que
la mayoría lo ha soportado muy bien.
-Pero
este no es el caso- les aseguro Percy- así que guarden silencio y déjenme leer-
les reclamo el pelirrojo antes de retomar la lectura.
Miraba a Malfoy, vestido con su túnica del
equipo de quidditch de Slytherin.
—Soy el nuevo buscador de Slytherin, Weasley
—dijo Malfoy, con petulancia—. Estamos admirando las escobas que mi padre ha
comprado para todo el equipo.
Ron miró boquiabierto las siete soberbias
escobas que tenía delante.
-No seas
tan evidente Ronnie- le reclamo Fred.
-Sí,
ten un poco más de dignidad- lo apoyo George.
-No es
muy común que diga esto, pero yo los apoyo- aseguro Charly.
-¡Tú también!-
le acuso Percy.
-No te
molestes Percy, ya relájate, que si este libro es como el anterior estos
capítulos son los tranquilos antes que empieces los problemas- comentó sin
pensar ganándose una miradas fulminantes de Lily y Molly- bueno digo…- trato de
reparar su error al notar las miradas sobre él.
-Yo mejor
sigo leyendo- intervino Percy en defensa de su hermano.
—Son buenas, ¿eh? —dijo Malfoy con sorna—.
Pero quizás el equipo de Gryffindor pueda conseguir oro y comprar también
escobas nuevas. Podríais subastar las Barredora 5. Cualquier museo pujaría por
ellas.
El equipo de Slytherin estalló de risa.
—Pero en el equipo de Gryffindor nadie ha
tenido que comprar su acceso —observó Hermione agudamente—. Todos entraron por
su valía.
-Eso
castaña- lo apoyo Sirius- patéales el trasero a esos hijos de…
-¡Sirius!- lo detuvieron en seco.
-Pero
en serio, al menos déjenme cometer el crimen antes de aplicarme el castigo no.
-Ya
Sirius, ya sabemos que te animas mucho pero trata de comportarte- pidió
Marlene.
Del rostro de Malfoy se borró su mirada
petulante.
—Nadie ha pedido tu opinión, asquerosa sangre
sucia —espetó él.
Harry comprendió enseguida que lo que había
dicho Malfoy era algo realmente grave, porque sus palabras provocaron de
repente una reacción tumultuosa.
En el
gran comedor la reacción no fue muy diferente, solo unos cuantos que seguían esa
ideas no se unieron a la indignación colectiva, James veía con un gran odio esa
forma de referirse a los nacidos muggles, algo que compartían todos es amigos
cercanos y todos los Weasley. Severus por su parte apretó con fuerza los puños
y recordó aquel fatídico incidente frente al lago, donde su odio le gano a sus sentimientos
por Lily y que fue el último clavo de su ataúd.
-Yo,
lamento lo que dije ese día- dijo por lo bajo hablando con la castaña.
-Disculpa
aceptara, hurón desteñido- le dijo medio en burla a lo que el rubio también sonrió.
Flint tuvo que ponerse rápidamente delante de
Malfoy para evitar que Fred y George saltaran sobre él. Alicia gritó «¡Cómo te
atreves!», y Ron se metió la mano en la túnica y, sacando su varita mágica,
amenazó «¡Pagarás por esto, Malfoy!», y sacando la varita por debajo del brazo
de Flint, la dirigió al rostro de Malfoy
-¡No
Ronald!- le grito Molly- te meterás en problemas.
-Eso
pude ser lo de menos- intervino Arthur- con su varita en ese estado quien sabe
que podría ocurrir.
-Creo
que fue muy imprudente lo que hiciste- aseguro Bill- aunque me enorgullece que estés
defendió a Hermione.
Un estruendo resonó en todo el estadio, y del
extremo roto de la varita de Ron surgió un rayo de luz verde que, dándole en el
estómago, lo derribó sobre el césped.
—¡Ron! ¡Ron! ¿Estás bien? —chilló Hermione.
-¡Huy!-
gritaron los gemelos- si desde ese momento se querían- continuo Fred.
-Pero
son tan cabezas duras que necito pasar seis, casi siete años y un aguerra para
que se confesaran.
-¿una
guerra?- preguntaron algunos.
-¿La
misma que los centauros profetizaban en el primer libro?- aventuro Marlene un
tanto nerviosa.
-Posiblemente,
pero eso ya se sabrá después- atajo Harry viendo con reprimenda al hablador
gemelo.
Ron abrió la boca para decir algo, pero no
salió ninguna palabra. Por el contrario, emitió un tremendo eructo y le
salieron de la boca varias babosas que le cayeron en el regazo.
-Ese es
un muy buen hechizo-aseguro Fred.
-Lástima
que lo recibió la persona equivocada- apoyo George.
-Ha,
pues muchas gracias- dijo con ironía Draco, aunque pensaba que posiblemente si
se merecía el castigo, pero aun así, se hizo el ofendido.
Percy describió
la reacciones de los miembro del equipo de Slytherin y los propios compañeros
de Ron que no sabían que hacer.
—Lo mejor es que lo llevemos a la cabaña de
Hagrid, que está más cerca —dijo Harry a Hermione, quien asintió valerosamente,
y entre los dos cogieron a Ron por los brazos.
—¿Qué ha ocurrido, Harry? ¿Qué ha ocurrido?
¿Está enfermo? Pero podrás curarlo, ¿no? —Colín había bajado corriendo de su
puesto e iba dando saltos al lado de ellos mientras salían del campo. Ron tuvo
una horrible arcada y más babosas le cayeron por el pecho—. ¡Ah! —exclamó Colín,
fascinado y levantando la cámara—, ¿puedes sujetarlo un poco para que no se
mueva, Harry?
-¡Colín!-
le recriminaron muchos a la vez.
-Yo, lo
siento- se disculpó el chico- ahora sé que no era momento para eso.
-Solo
eras un niño- lo defendió Lily- solo estabas encomiando por lo que veías.
-Pues
si señora Potter, pero yo estaba escupiendo babosas y no era nada agradable-
atajo Ron.
-Pues a
nosotros no nos hubiera molestado tener una foto de eso- afirmo Fred.
—¡Fuera de aquí, Colín! —dijo Harry enfadado.
Entre él y Hermione sacaron a Ron del estadio y se dirigieron al bosque a
través de la explanada.
—Ya casi llegamos, Ron —dijo Hermione, cuando
vieron a lo lejos la cabaña del guardián—. Dentro de un minuto estarás bien. Ya
falta poco.
-No hay
mucho que se pueda hacer- comento Flitwick- sin saber con certeza el hechizo
usado, sería muy complicado ejecutar un contra hechizo.
-Pero
no puede haber tantos hechizos que te hagan escupir babosas- atajo Sirius.
-Pero
con la varita en ese estado el hechizo puede que no se haya realizado tal cual
debe ser.
-Bueno
si pude ser, pero entonces ¿qué van a hacer?- indago
-Solo
quedaría dejar que pasara el efecto- comento Dora.
Les separaban siete metros de la casa de
Hagrid cuando se abrió la puerta. Pero no fue Hagrid el que salió por ella,
sino Gilderoy Lockhart, que aquel día llevaba una túnica de color malva muy claro.
Se les acercó con paso decidido.
—Rápido, aquí detrás —dijo Harry, escondiendo
a Ron detrás de un arbusto que había allí. Hermione los siguió, de mala gana.
-Eso fue
muy cruel compañero- le acuso Ron- hacer que me escondiera solo porque no querías
toparte con Lockhart.
-Creo
que tienes razón compañero- le concedió Harry- debimos seguir nuestro camino, y
tal vez Lockhart se hubiera ofrecido a curarte- agrego. Entonces Ron recordó el
brazo sin huesos de Harry y agrego.
-No,
tienes razón, que bueno que nos escondimos- aseguró provocando las risas de
todos los bromistas y alguno que otro joven.
—¡Es muy sencillo si sabes hacerlo! —decía
Lockhart a Hagrid en voz alta—. ¡Si necesitas ayuda, ya sabes dónde estoy! Te
dejaré un ejemplar de mi libro. Pero me sorprende que no tengas ya uno.
-Hagrid
tiene muchas cosas en su casa- comenzó Sirius- por nunca tendría algo tan
inútil como uno de sus libros- muchos de los presentes le dio la razón al
animago.
Te firmaré un ejemplar esta noche y te lo
enviaré. ¡Bueno, adiós! —Y se fue hacia el castillo a grandes zancadas.
Harry esperó a que Lockhart se perdiera de
vista y luego sacó a Ron del arbusto y lo llevó hasta la puerta principal de la
casa de Hagrid. Llamaron a toda prisa.
-¿Ese
idiota tiene que meterse en todos lados?- pregunto con exasperación James.
-Lamentablemente
el piensa que si- respondió Harry- fue muy molesto tenerlo ese año en el
colegio.
Hagrid apareció inmediatamente, con aspecto
de estar de mal humor, pero se le iluminó la cara cuando vio de quién se
trataba.
—Me estaba preguntando cuándo vendríais a
verme... Entrad, entrad. Creía que sería el profesor Lockhart que volvía.
-Es
compresible- aseguro Ted- él dice saber de todo pero al final solo ha
demostrado ser un completo inútil.
-El
incidente de los duendecillos lo comprueba- aseguro Andrómeda.
Percy describió
como entraron a la cabaña del gigante, describió rápidamente le lugar y la explicación
de Harry de lo ocurrido con Ron.
—Es preferible que salgan a que entren —dijo
ufano, poniéndole delante una palangana grande de cobre—. Vomítalas todas, Ron.
-Bueno,
sin duda es mejor que salgan- comenzó Fabián.
-Imaginen
que esas enormes babosas entraran- continuo Gideon.
-Tener
esa cosa suave y babosa en la boca…
-Queriendo
forzar su entrada por la garganta…
-Con toda
es baba escurri…
-¡¡Ya cállense
que eso es asqueroso!!- increpo Alice que comenzó a sentir nauseas.
-Es
verdad, desde aquí veo a muchas jóvenes que se están poniendo verdes- aseguro Sirius
risueño.
-Y después
de esa platica ¿aun tienes hambre?- le pregunto Marlene.
-Pues
la verdad…
-No,
mejor no quiero saber la respuesta- dijo de inmediato la rubia suponiendo que
era lo que iba a contestar.
—No creo que se pueda hacer nada salvo
esperar a que la cosa acabe —dijo Hermione apurada, contemplando a Ron
inclinado sobre la palangana. Es un hechizo difícil de realizar aun en
condiciones óptimas, pero con la varita rota...
-Muy
bien razonado señorita Granger- alabo el profesor Flitwick
Hagrid estaba ocupado preparando un té. Fang,
su perro jabalinero, llenaba a Harry de babas.
-Babas
con Ron- comenzó Fred
-Babas
con Fang- continuo George.
-No, si
este es un capitulo muy asqueroso.- terminaron al unísono.
-Y se
pondrá más asqueroso si les aplico el hechizo a ustedes- los amenazo Ron.
-¡Ronald!,
no aprendiste nada con esa experiencia- le recrimino Molly.
-Claro
que si- aseguro el pelirrojo- aprendí a no realizar el hechizo con una varita
rota, pero la que tengo ahora funciona perfectamente.
-¡Ronald!-
le volvió a reclamar la señora Weasley, mientras que video y Fabián se reían de
la reacción del menor de los hijos varones de su hermana.
—¿Qué quería Lockhart, Hagrid? —preguntó
Harry, rascándole las orejas a Fang.
—Enseñarme cómo me puedo librar de los
duendes del pozo —gruñó Hagrid, quitando de la mesa limpia un gallo a medio
pelar y poniendo en su lugar la tetera—. Como si no lo supiera. Y también
hablaba sobre una banshee a la que venció. Si en todo eso hay una palabra de
cierto, me como la tetera.
-A mí
me parece que podía comérsela- aseguro Sirius.
-Si
logra comerse los pastelillos de piedra que nos regalaba, puede comer de todo-
aseguro James.
Después
de eso tanto Lily como Marlene le dieron un par de sendos golpes a sus respectivos
como reprimenda por su falte de tacto al hablar.
Era muy raro que Hagrid criticara a un
profesor de Hogwarts, y Harry lo miró sorprendido. Hermione, sin embargo, dijo
en voz algo más alta de lo normal:
—Creo que sois injustos. Obviamente, el
profesor Dumbledore ha juzgado que era el mejor para el puesto y...
-Hay
nuerita ¿Por qué?- exclamaron los gemelos Weasley muy alto y al mismo tiempo.
-Hay ya
déjenme tranquila- les acuso- ya les dije que era joven e impresionable.
-Pero
ya dijimos que eso no es excusa porque…
-Si
alguien menciona mi nombre juro que vomitaran babosas por una semana completa- intervino
la pelirroja antes de que volvieran a hacer lo mismo que la vez anterior.
—Era el único para el puesto —repuso Hagrid,
ofreciéndoles un plato de caramelos de café con leche, mientras Ron tosía
ruidosamente sobre la palangana—. Y quiero decir el único. Es muy difícil
encontrar profesores que den Artes Oscuras, porque a nadie le hace mucha
gracia. Da la impresión de que la asignatura está maldita. Ningún profesor ha
durado mucho.
-Bueno,
eso es extraño- comento James- nosotros no hemos tenido el mismo profesor, pero
si nos duraban al menos tres años.
-Y
siempre sabían de lo trataba la clase, no eran unos estúpidos ineptos como ese pedazo
de…
-¡Remus!-
lo detuvo Tonks- ¿qué ejemplo le estas dando a Teddy?
-El
mismo que le estas dando tu Dora- le rebatió el castaño- pero es que ese imbécil
no merece ser llamado profesor.
-Aun así,
debes de controlarte- la acuso la metamorfomaga.
-Descuida
sobrina, el solo es así con ese tema, que se podría esperar de un prefecto
perfecto como…
-¡Sirius,
silencio!- le grito Remus interrumpiéndolo.
Decidme —preguntó Hagrid, mirando a Ron—, ¿a
quién intentaba hechizar?
—Malfoy le llamó algo a Hermione —respondió
Harry—. Tiene que haber sido algo muy fuerte, porque todos se pusieron
furiosos.
-Es
algo más que indignante- aseguro para sorpresa de todos Severus.
-Pero
que no tú…- comenzó Lily.
-No estaba
pensando en ese momento- le interrumpió Snape- estaba molesto por lo que Potter
hacía, y no me pude contener- james asentía en aprobación hacia eso, él sabía
que era verdad lo que decía.
-Pero
aun así, tu ira pudo más que tu amor- aseguro la pelirroja- así como has dejado
que tu cólera te hace ser tan injusto con mi hijo.
-Sí, lo
sé- Severus bajo la cabeza avergonzado, si bien su odio por Potter era muy
grande, no tenía por qué dejar que eso rigiera su vida, tal vez ahora que sabe
en lo que se convirtió, podría hacer algo para cambiar su propio destino.
—Fue muy fuerte —dijo Ron con voz ronca,
incorporándose sobre la mesa, con el rostro pálido y sudoroso—. Malfoy la llamó
«sangre sucia».
Ron se apartó cuando volvió a salirle una
nueva tanda de babosas. Hagrid parecía indignado.
—¡No! —bramó volviéndose a Hermione.
—Sí —dijo ella—. Pero yo no sé qué significa.
Claro que podría decir que fue muy grosero...
-Es una
lástima que se entere a esa edad de lo…- no tenía palabras para describirlo- de
lo que significan esas palabras- aseguro james.
-Ella
no solo es inteligente, también es fuerte, ella lo soportara- aseguro Lily-
además los tiene a ellos para apoyarla- aseguro viendo a Harry, Ron y Hagrid.
—Es lo más insultante que se le podría
ocurrir —dijo Ron, volviendo a incorporarse—. Sangre sucia es un nombre
realmente repugnante con el que llaman a los hijos de muggles, ya sabes, de
padres que no son magos. Hay algunos magos, como la familia de Malfoy, que
creen que son mejores que nadie porque tienen lo que ellos llaman sangre
limpia. —Soltó un leve eructo, y una babosa solitaria le cayó en la palma de la
mano. La arrojó a la palangana y prosiguió—. Desde luego, el resto de nosotros
sabe que eso no tiene ninguna importancia. Mira a Neville Longbottom... es de
sangre limpia y apenas es capaz de sujetar el caldero correctamente.
-¡Ron!-
le recrimino Alice.
-Perdone,
señora Longbottom, perdona Neville- dijo el pelirrojo apenado.
-Lo mío
es la herbologia, no las pociones- aseguro el joven de cara redonda sin darle
mayor importancia.
-Me alegra
que seas tan centrado hermanito- lo felicito Bill.
-Aunque
fue un poco descogtes la compagación de tu amigo paga poneg un ejemplo- agrego
Fleur a lo dicho por su esposo.
—Y no han inventado un conjuro que nuestra
Hermione no sea capaz de realizar —dijo
Hagrid con orgullo, haciendo que Hermione se pusiera colorada.
La
chica del comedor bajo el rostro un poco apenada por eso, Ron la abrazo dulcemente
para que se sintiera mejor, siempre que alguien la alagaba tomaba esa actitud.
—Es un insulto muy desagradable de oír —dijo
Ron, secándose el sudor de la frente con la mano—. Es como decir «sangre podrida»
o «sangre vulgar». Son idiotas. Además, la mayor parte de los magos de hoy día
tienen sangre mezclada. Si no nos hubiéramos casado con muggles, nos habríamos
extinguido.
-Eso es
verdad- aseguro el profesor Binns- eso se remonta hasta antes de la fundación
de Hogwarts, los magos cada vez éramos menos, así que fue inevitable no
relacionarse con muggles, aunque claro eso eventualmente eso dio origen a los
nacidos de muggles y a los squibs, como lo propuso el gran mago…
-He disculpe
profesor, odio interrumpirlo- hablo por sobre todos Percy, pues parcia que el
profesor estaba dispuesto a comenzar una cátedra del asunto- me permitirá
continuar con la lectura- pido cortésmente. Frunciendo un poco el ceño el profesor
lo dejo continuar.
A Ron le dieron arcadas y volvió a inclinarse
sobre la palangana.
—Bueno, no te culpo por intentar hacerle un
hechizo, Ron —dijo Hagrid con una voz fuerte que ahogaba los golpes de las
babosas al caer en la palangana—. Pero quizás haya sido una suerte que tu varita
mágica fallara. Si hubieras conseguido hechizarle, Lucius Malfoy se habría
presentado en la escuela. Así no tendrás ese problema.
-Ese
maldito, solo cuando le conviene hace las cosas- acuso Sirius muy molesto.
-Solo
cuando tiene la oportunidad de fastidiar a otros- continúo Andrómeda de igual
forma, sin lugar a dudas eran de los que más detestaban a Lucius.
Harry quiso decir que el problema no habría
sido peor que estar echando babosas por la boca, pero no pudo hacerlo porque el
caramelo de café con leche se le había pegado a los dientes y no podía
separarlos.
-Lo vez
querida, yo aprecio mucho a Hagrid, pero sus dotes culinarias dejan mucho que
decear- aventuro James.
-Aun así,
la forma en que lo dices puede ser hiriente- aseguro la pelirroja- debes aprender
a tener más tacto Potter.
—Harry —dijo Hagrid de repente, como
acometido por un pensamiento repentino—, tengo que ajustar cuentas contigo. Me
han dicho que has estado repartiendo fotos firmadas. ¿Por qué no me has dado
una?
Los
merodeadores los gemelos Weasley y Prewett fueron los primeros en soltar
tremendas carcajadas, eso de seguro le caería de maravilla al introvertido
chico que detestaba la fama.
Harry sintió tanta rabia que al final logró
separar los dientes.
-Bueno,
de algo sirvió la broma- comento Sirius aun soltando risas- aunque claro
también se le puso caer un diente por el esfuerzo.
-No
creo que el dulce de café hubiera logrado tirarle un diente- aseguro James con
una gran sonrisa.
—No he estado repartiendo fotos —dijo
enfadado—. Si Lockhart aún va diciendo eso por ahí...
Pero entonces vio que Hagrid se reía.
—Sólo bromeaba —explicó, dándole a Harry unas
palmadas amistosas en la espalda, que lo arrojaron contra la mesa—. Sé que no
es verdad. Le dije a Lockhart que no te hacía falta, que sin proponértelo eras
más famoso que él.
-Bueno,
en eso si tienes razón Hagrid- aseguro Frank.
-Él no
ha escrito ningún libro, pero se han escrito mucho sobre él- aseguro Ted ante
el asentimiento de los del futuro y de un bufido de parte de Severus.
-Tu siempre
fastidiando no queji…
-Ya
Sirius- lo paro James- ya hemos discuto mucho ese tema con Snape, solo
ignóralo- aseguro el azabache- Percy, podrías continuar- pidió el hombre.
—Apuesto a que no le hizo ninguna gracia
—dijo Harry, levantándose y frotándose la barbilla.
—Supongo que no —admitió Hagrid,
parpadeando—. Luego le dije que no había leído nunca ninguno de sus libros, y
se marchó. ¿Un caramelo de café con leche, Ron? —añadió, cuando Ron volvió a
incorporarse.
-¡No!-
gritaron los gemelos Weasley- a Harry casi se le queda pegada la mandíbula con
ese caramelo.
-Si eso
le pasa a Ron en ese momento ya no podrá escupir las babosas y se las terminara
traga…
-¡Fred,
George!- les grito su madre interrumpiendo a su hijo.
—No, gracias —dijo Ron con debilidad—. Es
mejor no correr riesgos.
Varios
soltaron una risa tenue ante el comentario el pelirrojo.
—Venid a ver lo que he estado cultivando
—dijo Hagrid cuando Harry y Hermione apuraron su té.
En la pequeña huerta situada detrás de la
casa de Hagrid había una docena de las calabazas más grandes que Harry hubiera
visto nunca. Más bien parecían grandes rocas.
-Las hechizaste
Hagrid- exclamo Lily sorprendida.
-Puede
ser- respondió el semi gigante- aunque que eso aún no ha pasado.
-Pero es
que tú, bueno, a ti no siempre te resultan bien los hechizos- atajo la
pelirroja un poco preocupada.
-No te
preocupes Lily- aseguro Remus- siempre y cuando no sean encantamientos muy
difíciles, y con la práctica adecuada, lograra hacerlo de forma perfecta.
-Lo
dice el que le enseñaba usar su
paraguas- comento Sirius en broma.
-Pese a
la broma de canuto, Remus tiene razón cariño- aseguro James para tranquilizar a
su novia- si nuestro lunático amigo es un muy buen maestro.
-Incluso
el debería de tomar el puesto de Lockhart- aseguro Sirius risueño- y créanme que
lo digo en serio.
Los
jóvenes del futuro sonrieron ante eso, efectivamente en su tercer año lo
tuvieron como maestro, y fue el mejor que tuvieron por esos siete años, pero
claro, eso lo descubrirían en su momento.
—Van bien, ¿verdad? —dijo Hagrid, contento—.
Son para la fiesta de Halloween. Deberán haber crecido lo bastante para ese
día.
—¿Qué les has echado? —preguntó Harry.
Hagrid miró hacia atrás para comprobar que
estaban solos.
-La
precaución ante todo- aseguro Fabián.
-Eso es
vital antes durante y después de un travesura- agrego Gideon.
-Muy
bien dicho chicos- los apoyo Sirius- ya una vez el rubio de mi sobrino los
descubrió en esa travesura del dragón, todo por no ser cuidadosos.
-Ha
gracias- ironizo Draco- si quieres arroja más leña a la hoguera- le acuso ante
las miradas de enojo de Narcisa, Lily y Molly al recordar ese incidente.
—Bueno, les he echado... ya sabes... un poco
de ayuda. Harry vio el paraguas rosa estampado de Hagrid apoyado contra la
pared trasera de la cabaña. Ya antes, Harry había sospechado que aquel paraguas
no era lo que parecía; de hecho, tenía la impresión de que la vieja varita
mágica del colegio estaba oculta dentro. Según las normas, Hagrid no podía
hacer magia, porque lo habían expulsado de Hogwarts en el tercer curso, pero
Harry no sabía por qué.
-Nosotros
tampoco lo sabemos, y eso que le hemos preguntando muchas veces- aseguro el
azabache mayor.
-Eso
era de su incumbencia James- le acuso Lily- y no me parece bien que ustedes estén
tan interesados en eso- agrego viendo también a Harry.
-Vamos
cariño, no me digas que a ti no te da curiosidad.
-Claro
que sí, pero yo respeto su privacidad- respondió terminantemente.
Cualquier mención del asunto bastaba para que
Hagrid carraspeara sonoramente y sufriera de pronto una misteriosa sordera que
le duraba hasta que se cambiaba de tema.
—¿Un hechizo fertilizante, tal vez? —preguntó
Hermione, entre la desaprobación y el regocijo—. Bueno, has hecho un buen
trabajo.
-Eso es
cuñada, sabíamos que no podías ser tan recta- la felicito George.
-Aunque
también es posible que estos te hayan corrompido- agregó Fred refiriéndose a
Harry y a Ron.
-Lo
dicen como si ustedes fueran unos santos- les acuso Ron.
-Cuando
son aún peores que nosotros- aseguro Harry.
—Eso es lo que dijo tu hermana pequeña —observó
Hagrid, dirigiéndose a Ron—. Ayer la encontré. —Hagrid miró a Harry de soslayo
y vio que le temblaba la barbilla—. Dijo que estaba contemplando el campo, pero
me da la impresión de que esperaba encontrarse a alguien más en mi casa.
Guiñó un ojo a Harry—. Si quieres mi opinión,
creo que ella no rechazaría una foto fir...
—¡Cállate! —dijo Harry. A Ron le dio la risa
y llenó la tierra de babosas.
—¡Cuidado! —gritó Hagrid, apartando a Ron de
sus queridas calabazas.
Nuevas
risas se hicieron presentes en el gran comedor.
-Ven,
les dijimos que ella siempre fue fiel a Harry- aseguro Fred.
-Aun
cuando nuestro ciego amino ni cuenta se daba- agregó George, ante la mirada de
coraje del aludido.
-Bueno,
pues sabemos que las fotos si las tiene, solo hace falta la firma-agrego
Sirius.
-Pero
no importa verdad- comento Luna con su tono característico- dijo, ya tiene a
Harry, así que una firma no vale tanto o sí.
-Ya guarden
silencio todos- grito Ginny ligeramente molesta- y tu Luna, por favor deja de decir
esas cosas.
-Pero
es verdad lo que digo- se defendió la rubia.
-Pero
eres muy directa, y me haces sentir avergonzada- dijo la pelirroja- solo se un
poco más discreta por favor.
Ya casi era la hora de comer, y como Harry
sólo había tomado un caramelo de café con leche en todo el día, tenía prisa por
regresar al colegio para la comida. Se despidieron de Hagrid y regresaron al
castillo, con Ron hipando de vez en cuando, pero vomitando sólo un par de
babosas pequeñas.
-Bueno,
ese ya es un avance- comentó Charlie.
Apenas habían puesto un pie en el fresco
vestíbulo cuando oyeron una voz.
—Conque estáis aquí, Potter y Weasley. —La
profesora McGonagall caminaba hacia ellos con gesto severo—. Cumpliréis vuestro
castigo esta noche.
-Hay
minie, que oportuna, la forma prefecta de terminar su día- comento Sirius.
-Señor
Black, nuevamente le exijo a que guarde respeto, y que no se refiera a mí de
esa forma- le dijo con severidad la profesora- por otra parte, ellos debían
cumplir con su castigo, sin importar nada.
—¿Qué vamos a hacer, profesora? —preguntó
Ron, asustado, reprimiendo un eructo.
—Tú limpiarás la plata de la sala de trofeos
con el señor Filch —dijo la profesora McGonagall—. Y nada de magia, Weasley...
¡frotando!
-Ss un
castigo muy común de la profesora- aseguro James que había recibido ese castigo
al igual que sus amigos.
Ron tragó saliva. Argus Filch, el conserje,
era detestado por todos los estudiantes del colegio.
—Y tú, Potter, ayudarás al profesor Lockhart
a responder a las cartas de sus admiradoras —dijo la profesora McGonagall.
-¡Ha
con un dominio!- increpo Sirius- ¿por qué precisamente tenía que ser ese
imbécil?
—Oh, no... ¿no puedo ayudar con la plata?
—preguntó Harry desesperado.
—Desde luego que no —dijo la profesora
McGonagall, arqueando las cejas—. El profesor Lockhart ha solicitado que seas
precisamente tú. A las ocho en punto, tanto uno como otro.
-Era
por esa razón- aseguro Ted- parece como si hubiera una pequeña obsesión con él,
el único que era más famoso que él.
Harry y Ron pasaron al Gran Comedor
completamente abatidos, y Hermione entró detrás de ellos, con su expresión de
«no-haber-infringido-las-normas-del-colegio».
-Lunático-
dieron al mismo tiempo James y Sirius- incontables veces lo vimos con esa
expresión- continua el oji gris.
-Al
igual que Lily, siempre con ese aire de superioridad- agrego el azabache-era
realmente molesto.
-Pero
aun así seguían metiéndose en problemas- intervino Remus- así que no estén
molestando.
Harry no disfrutó tanto como esperaba con su
pudín de carne y patatas. Tanto Ron como él pensaban que les había tocado la
peor parte del castigo.
—Filch me tendrá allí toda la noche —dijo Ron
apesadumbrado—. ¡Sin magia! Debe de haber más de cien trofeos en esa sala. Y la
limpieza muggle no se me da bien.
—Te lo cambiaría de buena gana —dijo Harry
con voz apagada—. He hecho muchas prácticas con los Dursley. Pero responder a
las admiradoras de Lockhart... será una pesadilla.
-Hay
profesora, no les hubiera podido cambiar el castigo- exclamo James.
-De eso
se trata precisamente, es un castigo James- le dijo Lily- a mí tampoco me gusta
que pase el tiempo con Lockhart, pero él se lo gano.
-Vamos Lily,
por una vez deja que tu sangre merodeado salga y apóyame no- pidió el azabache.
-¿Quien
dijo que tenía sangre merodeadora?
-Bueno amiga-
comenzó Alice- salía a deshoras de la sala común, tomabas libros de la sección
prohibida y te escondías para leerlos.
-Gracias
amiga- ironizo Lily un tanto roja ante las sonrisas de los merodeadores.
La tarde del sábado pasó en un santiamén, y
antes de que se dieran cuenta, eran las ocho menos cinco. Harry se dirigió al
despacho de Lockhart por el pasillo del segundo piso, arrastrando los pies.
Llamó a la puerta a regañadientes.
La puerta se abrió de inmediato. Lockhart le
recibió con una sonrisa.
—¡Aquí está el pillo! —dijo—. Vamos, Harry,
entra.
-Fuerza
hijo mío- le animo James- tú no te preocupes, termina con lo que debes hacer lo
más rápidamente posible y ya, sales e eso.
-Solo
esperemos que sea tan fácil como eso- comento Dora sintiendo pena por el chico.
Percy describió
como estaba adornada la oficina de Lockhart
—¡Tú puedes poner las direcciones en los
sobres! —dijo Lockhart a Harry, como si se tratara de un placer irresistible—.
El primero es para la adorable Gladys Gudgeon, gran admiradora mía.
-No
pones todas las direcciones y nombres o si- intervino Sirius.
-No lo
creo- acepto el chico.
-Eso es
bueno, aunque claro, tambe sería divertido sabes quienes de los presentes
admiraron al bueno para nada ese- agrego viendo con cierta malignidad a sus compañeros.
Percy fue
leyendo como el tiempo parecía pasar con lentitud para Harry, de cómo el joven
le respondió palabras sin escuchar siquiera lo que decía y las estúpidas frases
de Lockhart. También leyó como las velas se consumían mientras Harry sentía
dolores en su mano al tiempo que escribía lo que sentía era su milésima carta.
«Debe de ser casi hora de acabar», pensó
Harry, derrotado. «Por favor, que falte poco...»
-Yo
pido lo mismo- aseguró James
Y en aquel momento oyó algo, algo que no
tenía nada que ver con el chisporroteo de las mortecinas velas ni con la
cháchara de Lockhart sobre sus admiradoras.
Todos
se alertaron al máximo, sabían que las cosas no siempre eran comunes en el
mundo mágico, pero eran aun perores cuando ese chico tenían algo que ver, por
lo que esperaban impacientes lo que podría pasar.
Era una voz, una voz capaz de helar la sangre
en las ve¬naJ, una voz ponzoñosa que dejaba sin aliento, fría como el hielo.
—Ven..., ven a mí... Deja que te desgarre...
Deja que te despedace... Déjame matarte...
-¡¿Qué?!-
se escuchó el grito colectivo de todo al gran salón, quien podría estar por ahí
diciendo semejantes cosas, entonces recordaron como el elfo le había advertido
de que algo muy malo iba a ocurrir en el castillo, lo cual incremento la
tensión en todos.
-¿Pero
quien puede ser?- pregunto en voz alta James.
-Y más aún,
¿cómo lo dice con tanta frialdad?- continúo Sirius.
-Esto
es malo, es muy malo- aseguro Lily- esto no está bien, debe haber algo mas
parte de esa voz, ¿pero qué?
En ese
momento comenzaba la parte más tensa del libro, donde se revelarían muchos
secretos y ocurrieron muchos desastres, sin poder evitarlo Ginny se acurruco en
su novio, esa había sido la primera vez que había sido poseída por Voldemort,
la primera vez libero a esa maldita bestia, Harry la abrazo fuertemente
sabiendo lo que pensaba y tratando de darle todo el apoyo que fuera posible.
Harry dio un salto, y un manchón grande de
color lila apareció sobre el nombre de la calle de Verónica Smethley.
—¿Qué? —gritó.
—Pues eso —dijo Lockhart—: ¡seis meses
enteros encabezando la lista de los más vendidos! ¡Batí todos los récords!
-Acaso
es tan imbécil que ni siquiera se entera de lo que pasa a su alrededor- se
exaspero Sirius, y más porque si pasaba algo su ahijado no tendría a nadie que
pudiera protegerlo, solo estaba ese infeliz con él.
-No
Sirius, te dijo que hay algo más involucrado en todo eso-aseguró Lily.
-No lo estás
defendiendo o sí.
-Claro
que no, solo deja que continúe.
—¡No! —dijo Harry asustado—. ¡La voz!
—¿Cómo dices? —preguntó Lockhart, extrañado—.
¿Qué voz?
—La... la voz que ha dicho... ¿No la ha oído?
Lockhart miró a Harry desconcertado.
-¡Fue
Harry!, solamente Harry pudo escuchar esa maldita voz- exclamo James
comprendiéndola situación- ¿pero por qué?- pregunto a nadie en especifico
-Hay
que seguir leyendo- apremio el licántropo.
—¿De qué hablas, Harry? ¿No te estarías
quedando dormido? ¡Por Dios, mira la hora que es! ¡Llevamos con esto casi
cuatro horas! Ni lo imaginaba... El tiempo vuela, ¿verdad?
-Eso
era más del tiempo designado para el castigo- increpo la profesora McGonagall
molesta, es que en verdad ese tipo no tenía ni una sola cualidad como educador.
Harry no respondió. Aguzaba el oído tratando
de captar de nuevo la voz, pero no oyó otra cosa que a Lockhart diciéndole que otra
vez que lo castigaran, no tendría tanta suerte como aquélla. Harry salió,
aturdido.
-Era
suerte de la mala- aseguraron los amigos del chico, mientras los del asado
seguían preocupados por lo dela voz.
Era tan tarde que la sala común de Gryffindor
estaba prácticamente vacía y Harry se fue derecho al dormitorio. Ron no había
regresado todavía.
-Ese
Filch, tendré que hablar muy seriamente con el- atizo la profesora McGonagall,
por muy castigo que fueran esas labores, cuatro horas eran demasiadas para dos estudiantes
de doce años.
-¿Ya no
volviste a escuchar esa voz nuevamente?- le pregunto Lily a su hijo temiendo la
respuesta.
-Esa noche
no- le respondió- pero si la volví a escuchar en otras ocasiones- aseguro ahora
para desagrado de la pelirroja.
-¿Por qué
siempre tienes que estar en medio de todo?- se lamentó la mujer mientras James
la abrazaba para consolarla, sea lo que sea esa voz, solo podían significar
problemas.
Se puso el pijama y se echó en la cama a
esperar. Media hora después llegó Ron, con el brazo derecho dolorido y llevando
con él un fuerte olor a limpiametales.
—Tengo todos los músculos agarrotados —se
quejó, echándose en la cama—. Me ha hecho sacarle brillo catorce veces a una
copa de quidditch antes de darle el visto bueno. Y vomité otra tanda de babosas
sobre el Premio Especial por los Servicios al Colegio.
Ron
bufo por lo bajo al recordar de quien era esa bendita la placa.
Me llevó un siglo quitar las babas. Bueno, ¿y
tú qué tal con Lockhart?
-No
tienes ni idea hermanito- aseguro George.
En voz baja, para no despertar a Neville,
Dean y Seamus, Harry le contó a Ron con toda exactitud lo que había oído.
Los
tres aludidos no sabían muy bien como sentirse, a pesar de estar en el mismo
cuarto esos tres se las arreglaban para hacer sus cosas sin que ellos se
enteraran de nada de lo que hacían, por una parte les alegraba saber cómo
lograron todas esas arañas, pero también estaban sintiendo la preocupación como
s lo que leían estuviera ocurriendo en ese momento.
—¿Y Lockhart dijo que no había oído nada?
—preguntó Ron. A la luz de la luna, Harry podía verle fruncir el entrecejo—.
¿Piensas que mentía? Pero no lo entiendo... Aunque fuera alguien invisible,
tendría que haber abierto la puerta.
-Eso es
cierto, es invisibilidad no intangibilidad- comentó James.
-Tal
vez fue un fantasma- aventuro Sirius.
-Pero Lockhart
lo hubiera escuchado- le rebatió Marlene.
-Ese idiota
solo le presta atención a las cosas que lleva su rostro, tal vez simplemente no
escucho por su estupidez.
-Aun
cuando fuera cierto, que fantasma diría esas cosas he, además como un fantasma podría
matar a alguien
-En eso
tienes razón McKinnon.
-Debe
ser como dice Lily- atajo Nymphadora- esa voz no puede ser explicada con un
razonamiento común, debe tratarse de algo más, algo especial que solo pudo
ocurrir en un par de ocasiones- razono la metamorfomaga- Percy, que más dice
-Solo queda
un dialogo- informó el pelirrojo antes de leer.
—Lo sé—dijo Harry, recostándose en la cama y
contemplando el dosel—. Yo tampoco lo entiendo.
-Es el final
del capitulo
-Ahí empezó
su aventura-hablo Sirius.
-Aventura
o desgracias- atajo Lily- yo aún recuerdo todo lo del primer libro.
-Claro
querida, pero tu hijo está aquí o no, nada malo le pudo haber pasado- trato de
razonar James.
-Harry-
la mujer lo vio con severidad- es obvio que paso algo ese año, así que dime, ¿fue
mejor o peor que el año pasado?- le pregunto sin miramientos. El joven la miro
a los ojos, pero no se atrevió a contestar por lo que termino bajando la vista-
ya entiendo- dijo, esa acción era respuesta suficiente.
-Muy
bien, un capítulo más antes de aparecer la cena y poder irnos a dormir- informo
Dumbledore a todos los presentes.
perdón por la confusion
Sinceramente tu historia es buena quitando algunos errores ortográficos, sin embargo es molesta la forma en la que te empeñas a mostrar a Severus. Se que el hombre no es un santo, pero tampoco tiene la de todas para ser una flor. Quiero decir, vivio con un padre abusador y en el colegio lo molestaban a un punto que, francamente, no dejan en lo absoluto bien a James Potter. ¿Como puede el no dejarse llevar por el dolor y el odio si a pesar de todo el sabia que ella queria al tipo que habia hecho imposible su vida en el unico lugar en el que estaba a salvo de su padre? ¿Como no amargarse sabiendo y luego comprobando que veria al hijo de la persona que mas ama, que comparte sus ojos, con la apariencia de su peor enemigo? ¿Que hay del hecho de que practicamente le restregaron en la cara que el no importaba cuando Sirius casi lo mata con ayuda de Lunatico? ¿Como no ir a la oscuridad cuando la luz nunca le ofreció nada bueno y lo que lo pudo disuadir le dio la espalda por dos estúpidas palabras que no tendrían que pesar mas que tantos años de amistad? ¿Que no piensa dos veces antes de herirlo de nuevo? La típica historia de la porrista con el amigo feo que uso la primera oportunidad que le dieron se deshizo de el para salir con el capitan del equipo.
ResponderEliminarSe supone que el asunto es ser justos con todos, menos con Snape, aparentemente. ¿Por que serlo con el?, dicen todos, ¿Por que ser lo por el hombre que dio toda su vida para salvar al fruto del dolor mas grande de su alma? Aquel que bajo otras sircunstancias pudo ser su hijo...
Disculpa, tenia que decirlo.
Estoy completa y absolutamente de acuerdo contigo.
EliminarEstoy muy de acuerdo con ambas.
EliminarMe gusta mucho la historia
ResponderEliminarPero se me hace muy raro ver a Malfoy jr muy arrepentido sinceramente de sus actos. Sera que como siempre lo vi como el arrogante y celoso que es en los libros no me puedo acostumbrar a esta faceta nueva que nos presentas. Igual me gusta tu originalidad con el, muy pocos fanfics como el tuyo muestran un Malfoy cambiado o casi cambiado. La mayoria de los demás fanfics sus autores se van por la vieja confiable y lo muestran tal cual como en los libros y las peliculas.