viernes, 9 de enero de 2015

Capítulo 47.- La huida de la señora gorda



La comida había estado transcurriendo entre platicas amenas entre todos, algunos comentaban acerca de lo leído y los pobres estudiantes que aún estaban hechizados por los merodeares tenían un par de problemas para ingerir sus alimentos. Todo transcurría sin problemas hasta que.

-¡Hey, dije que eso era mío!- reclamo la pequeña Lily “L” y es que en ese momento Scorpius había tomado una rebanada de la tarta de melaza que la pequeña había recamado desde el inicio de la comida.

-Solo es una rebanada Lis no es para tanto- se defendió el rubio- además me la debes por haberte dado mi helado aquella vez.

-¿Cómo es eso?- pregunto curiosa Ginny.

-Es que en el verano Scorpius nos fue a visitar- comenzó Albus- y bueno, tú habías castigado a Lily con no permitirle comer postre por haber roto unos platos.

-Y un día nos servimos unos helados- continuo James “S”- excepto claro a Lily porque estaba castigada, pero tenía tal cara de lástima que Scorp decidió darle el suyo.

-E hicieron eso desobedeciéndome totalmente- exclamo Ginny con tono de enfado aunque solo era el tono, pues en ese momento no estaba molesta por eso.

-Bueno, pero solo una reanuda, el resto es mío- exclamó Lily “L” que no pudo sostener la mirada que su madre le daba.

-Pero no creo que te la puedas comer toda- agrego Harry- y no es bueno desperdiciarla.

-En otras palabras papá también quiere- comento Albus.

Entonces padre e hijos comenzaron un acalorado debate con referencia a la posesión de la tarta de melaza, por su parte el rubio se comió su rebanada y disfruto de los comentarios de los Potter. Casi todos los presentes se estaban disfrutando con esa discusión excepto un joven que no dejaba de pensar.

Después de comer tendrían un momento de descanso, ya muchos habían salido en cuanto terminaron de comer o incluso antes (después de tomar algo de comida para el camino) por lo que se podía suponer que ya nadie saldría, pero en un momento dado Draco le susurro algo a su novia, y después de una pequeña charla en voz baja entre ellos el rubio se levantó y se dirigió a la puerta, algunos lo siguieron con la mirada pero nada más.

-Scorpius, ve con el- le dijo por lo bajo Rose que le pareció haberlo visto un poco desanimado.

-No, creo que quiere estar solo- respondió el chico.

-¿Cuándo tendrás otra oportunidad como esta para hablar con él?- le pregunto desafiante.

-Pero…

-Ve- le ordeno.

-Cielos- exclamo de ultimo el joven Malfoy que se levantó de su asiento y tomo el mismo camino que su padre. No estaba muy seguro de querer ir a hablar con él, pero cuando su amiga se ponía en ese plan se volvía insoportable.

Draco caminaba con la cabeza baja sin prestarle mucha atención a lo que lo rodeaba, deseaba estar un momento a solas para meditar y digerir lo que estaba pasando, inmerso estaba en sus pensamientos cuando escucho unos pasos detrás de él, normalmente ignoraría eso pero algo dentro de él le hizo voltear a ver de quien se trataba.

-¡Scorpius!- dijo sorprendido Draco al encontrarse de frente.

-Ha, hola papá- respondió este, siempre había tenido algunos problemas para iniciar conversaciones- bueno, no quería seguirte, pensé que querías estar solo, pero Rose se puso de terca y si no venía no iba a dejar de fastidiarme.

-Si, por lo que he visto la madre es igual, por como mantiene a raya a Potter y Weasley- respondió más que nada para hacer platica, eso estaba siendo muy complicado para él- supongo, que debes de estar muy decepcionado en este momento- agrego después de un rato, tarde o temprano tendrían que hablar de eso, y no creía que después fuera más fácil.

-Bueno, ciertamente esa imagen de ti en los libros es muy diferente a la del futuro- acepto el joven.

-¿Nunca te conté de como solía ser?- le pregunto.

-No, tú y mama me dijeron que era algo que no les gustaba recordar, suponía que era algo malo, pero nunca creí que fuera así, la verdad no entiendo como podías comportante de esa manera

-Supongo que no me crie en el mejor ambiente- respondió con simpleza.

-Esto está siendo muy pesado para ti ¿no?, la lectura de esos libros.

-Podríamos decir que si- exhalo- desde que comenzamos me resigne a que conocieran y recordaran esa faceta de mi vida, pero, bueno, fue una verdadera sorpresa saber que mi hijo también lo escucharía- termino- creo que eso ha sido lo que ms me ha afectado.

-Lo siento- se disculpó Scorpius- pero es que, queríamos saber que paso realmente, ustedes no nos cuentan mucho, y casi todo lo que sabemos son por rumores de nuestros compañeros.

-Supongo que están en su derecho- exhalo Draco- solo que no quisiera que…

-Si me siento mal al enterarme de tu vida- le interrumpió su hijo- pero al menos en el futuro eres una buena persona, y un buen padre.

-Gracias por decirlo-le dijo con media sonrisa, le hacía falta escuchar eso- espero que cuando cambien el pasado

-No pasara,- le aseguró sonriente.

-Y bueno, ¿cómo es eso que eres novio de la chica Weasley?- le pregunto con cierta burla en la voz.

-¡No somos novios por Merlín!- reclamo el rubio menor- mejor regresemos que ya van a continuar con la lectura.

Los dos juntos y más tranquilos regresaron al gran comedor donde ya se estaban volviendo a reunir los estudiantes, lograron ver como Sirius golpeaba y movía a Remus, de seguro para que le quitara el hechizo silenciador que le había colocado durante el capítulo anterior.

-Hay ya Remus- dijo Marlene después de que todos llegaron al salón- creo que ya aprendió la lección, y el promete portarse bien verdad- dijo volteando a ver al oji gris que asintió en conformidad.

-Está bien- exclamo el oji miel agitando su varita- pero que haga algo útil con su maldita voz- agrego pasándole el libro a su amigo.

-Gracias, ya extrañaba mi bella voz- dijo Sirius tomando el libro- y leeré solo porque es interesante- agrego- el título es “La huida de la señora gorda”

Los estudiantes de Gryffindor del futuro recordaron ese acontecimiento, y como tuvieron que soportar ese retrato de Sir Codogan por tanto tiempo. Mientras que los demás tenían que armarse de paciencia para comprender que era lo que había ocurrido.

En muy poco tiempo, la clase de Defensa Contra las Artes Oscuras se convirtió en la favorita de la mayoría.

-Claro, todo gracias a mi querido amigo lunático- exclamo Sirius- aunque habría sido más divertido si tuviera un romance prohibido con mi sobrina…

-¡Sirius, y no digas que no…!

-Sí, ya tranquilo colega, continuo con la lectura- le paro el oji gris antes de retomar la lectura.

Sólo Draco Malfoy y su banda de Slytherin criticaban al profesor Lupin:

—Mira cómo lleva la túnica —solía decir Malfoy murmurando alto cuando pasaba el profesor—. Viste como nuestro antiguo elfo doméstico.

-El cual era más fuerte que tu propio padre- espeto Dora de inmediato.

-Cierra la boca maldita…

-¡¡Ni se te ocurra!!- tres voces coléricas de hombre detuvieron a Lucius a la mitad de su frase, y es que Teddy, Remus y Sirius no permitirían que hablaran así de ella.

Pero a nadie más le interesaba que la túnica del profesor Lupin estuviera remendada y raída. Sus siguientes clases fueron tan interesantes como la primera.

Y entonces Sirius leyó el resto de las clases con los kappas y los gorros rojos, así como una leve descripción de los mismos.

-En conclusión les estas enseñando a tratar con criaturas mágicas- atajo Alastor- no está mal, pero también les serviría que aprendieran como defenderse de lo que le puede hacer otro mago.

-Tranquilo Alastor, solo están en tercer año- le trato de tranquilizar Frank- aún tienen más años para…

-Pero con las situaciones que viven no les vendría mal aprender a defenderse de otros magos- reitero Alastor a lo que muchos le tuvieron que dar la razón con cierto desgano.

Harry habría querido que sus otras clases fueran igual de entretenidas. La peor de todas era Pociones. Snape estaba aquellos días especialmente propenso a la revancha y todos sabían por qué. La historia del boggart que había adoptado la forma de Snape y el modo en que lo había dejado Neville, con el atuendo de su abuela, se había extendido por todo el colegio.

Lo extraño es que no ocurriera eso- comento con seriedad Alice- pero si ese maldito intenta algo contra mi hijo yo

-Tranquila cariño- intervino Frank antes de que pasara algo más.

Snape no lo encontraba divertido. A la primera mención del profesor Lupin, aparecía en sus ojos una expresión amenazadora.

-Pero eso no solo es por lo del boggart, si dejara de ser rencoroso- atajo James.

A Neville lo acosaba más que nunca.

Como era evidente Alice le mando una mirada asesina a Severus que simplemente paso de ella.

Harry también aborrecía las horas que pasaba en la agobiante sala de la torre norte de la profesora Trelawney, descifrando símbolos y formas confusas, procurando olvidar que los ojos de la profesora Trelawney se llenaban de lágrimas cada vez que lo miraba.

En ese momento tanto James como Lily bufaron de molestia, esa estúpida seudo profecía de la profesora no serviría para otra cosa más que para dar problemas, y por lo que habían logrado entender, y por lo que ya habían leído, parecía que esa “vidente” tenía gusto especial para ver únicamente tragedias.

No le podía gustar la profesora Trelawney, por más que unos cuantos de la clase la trataran con un respeto que rayaba en la reverencia. Parvati Patil y Lavender Brown habían adoptado la costumbre de rondar la sala de la torre de la profesora Trelawney a la hora de la comida, y siempre regresaban con un aire de superioridad que resultaba enojoso, como si supieran cosas que los demás ignoraban.

-Son solo idioteces- comentó con cierta exasperación Hermione.

-Las pláticas que teníamos con la profesora Trelawney eran muy interesantes- alego Parvati molesta.

-Pero nunca han podido hacer una predicción acertada verdad- dijo esta vez Luna- yo opino lo mismo que Hermione, creo que solamente perdían el tiempo.

-Lo dice la rara que cree en animales que no existen- atajo Lavender.

-Es más fácil creer en esos animales a que ustedes que no tienen ni un antecesor que hubiese sido adivino pudieran hacer predicciones- alego Hermione.

Era curioso que esas dos coincidieran de esa manera, a pesar que las dos eran muy listas, siempre solían pelearse con ciertos temas, por lo que ver que estaban tan sincronizadas en ese punto.

-Bueno, eso no es algo que valga pena discutir- intervino el profesor Dumbledore, pues parecía que eso duraría mucho tiempo- Señor Black por favor, continúe con la lectura.

Habían comenzado a hablarle a Harry en susurros, como si se encontrara en su lecho de muerte.

Los allegado al chico vieron a las jóvenes de manera severa, Harry ya tenía mucho lidiando con sus propios problemas como para que ella siguieran atizando el fuego.

A nadie le gustaba realmente la asignatura sobre Cuidado de Criaturas Mágicas, que después de la primera clase tan movida se había convertido en algo extremadamente aburrido. Hagrid había perdido la confianza. Ahora pasaban lección tras lección aprendiendo a cuidar a los gusarajos, que tenían que contarse entre las más aburridas criaturas del universo.

-Bueno, no son las criaturas más interesantes- comentó Charlie- y no es como que necesiten mucho cuidado específicamente.

-Pero con esa falta de confianza dudo que intente otra cosa durante el resto del año- agrego Bill.

-Lo que es una lástima, porque en verdad es una clase muy buna- volvió  a hablar Charlie.

— ¿Por qué alguien se preocuparía de cuidarlos? —preguntó Ron tras pasar otra hora embutiendo las viscosas gargantas de los gusarajos con lechuga cortada en tiras.

-Cielos, sus primeras clases fueron un tanto aburridas verdad- comento James “S”- en el futuro nunca tuvimos que hacer eso.

-Y solo espera las cosas que tuvimos que cuidar el año siguiente- comento Ron- aun hoy no tengo idea de que eran.

Esa última parte lleno de curiosidad a  algunos, y a otros les dio un poco de miedo, ya era muy sabido el gusto de Hagrid por ciertas criaturas, por lo que no se podían evitar preguntarse que eran esos animales de los que hablaba el pelirrojo.

A comienzos de octubre, sin embargo, hubo otra cosa que mantuvo ocupado a Harry, algo tan divertido que compensaba la insatisfacción de algunas clases.

-Quidditch- exclamo de inmediato Lily.

Se aproximaba la temporada de quidditch.

-Impresiónate pelirroja, sí que conoces a tu hijo- comentó Sirius.

-La temporada de quidditch siempre inicia por octubre animal- exclamo Marlene- y siendo quien ese es más que obvio que se trataba de eso.

Y Oliver Wood, capitán del equipo de Gryffindor; convocó una reunión un jueves por la tarde para discutir las tácticas de la nueva temporada.

Sirius comenzó a leer una pequeña descripción del juego cuando.

-Creo que eso nos lo podríamos saltar sin problemas- comento Lily.

-Pero querida- atajo James.

-Todos conocemos el juego, no es necesario leer esa parte en lo absoluto- se defendió la pelirroja.

-Hey, pero Lis…- en ese momento la chica se acercó a susurrarle algo al oído de su novio, cuando termino el azabache la contemplo con expectación antes de agregar- muy bien canuto, sáltate esa parte.

-Pero compañero, con que te esta sobornando para que…- en ese instante Marlene se le cero y como su amiga le susurro algo al oído- ¿es… es en serio?- le pregunto el oji gris impresionado.

-No, pero apuesto que con eso hasta tú haces lo que sea- le dijo poniendo una sonrisa traviesa. Le complacía saber que podía tener ese control sobre el hombre.

-Hay, eso es trampa McKinnon- le reclamo el hombre antes de poner la vista nuevamente en la lectura.

Oliver Wood era un fornido muchacho de diecisiete años que cursaba su séptimo y último curso. Había cierto tono de desesperación en su voz mientras se dirigía a sus compañeros de equipo en los fríos vestuarios del campo de quidditch que se iba quedando a oscuras.

-Nuestro viejo y obsesivo capitán en su último año- comenzó Fred- la verdad, de todos sus discursos el de esa ocasión si nos conmovió.

-Es verdad, peo los discursos anteriores solo nos aburrían- agregó George- eso si estábamos despiertos para poder oírlos.

—Es nuestra última oportunidad..., mi última oportunidad... de ganar la copa de quidditch —les dijo, paseándose con paso firme delante de ellos—. Me marcharé al final de este curso, no volveré a tener otra oportunidad. Gryffindor no ha ganado ni una vez en los últimos siete años.

-Valla, sí que han tenido una muy mala racha esos años- comento Frank.

-Esa fue mejor, a pesar de lo que ocurrió en aquel partido-agrego Cedric recordando, después de todo, para el eso había ocurrido apenas  el año pasado.

-¿Qué quieres decir con eso?- le interrogo James.

-Ya o veras en su momento papá- respondió Harry, recordando lo poco agradable de esa experiencia.

De acuerdo, hemos tenido una suerte horrible: heridos..., cancelación del torneo el curso pasado... —Wood tragó saliva, como si el recuerdo aún le pusiera un nudo en la garganta

-La verdad es si estaba un poco obsesionado con el juego- comento Katie- con todo lo que ocurrió ese año parece que lo que más le afecto fue esa cancelación.

—. Pero también sabemos que contamos con el mejor... equipo... de este... colegio —añadió, golpeándose la palma de una mano con el puño de la otra y con el conocido brillo frenético en los ojos—. Contamos con tres cazadoras estupendas. —Wood señaló a Alicia Spinnet, Angelina Johnson y Katie Bell—. Tenemos dos golpeadores invencibles.

-Pueden que sean buenos, pero dudo que sean mejores que los de nuestra época- dijo Fabián inflando el pecho.

-Sin duda esos fueron los mejores golpeadores de la historia del colegio- le apoyo Gideon en el utilizando el mismo tono altanero.

-Así fue hasta que fueron destronados por un hermoso oji gris que los supero con creses- intervino Sirius.

-Pero todos ellos fueron olvidados completamente con la llegada de los gemelos Weasley- atajo Fred.

-Los más grandes golpeadores de la historia- le apoyo George.

-Por Merlín, cuanto ego puede caber en una persona- dijo Lily resoplando- si ya terminaron de medir su, “orgullo”,  regresen a la lectura.

—Déjalo ya, Oliver; nos estás sacando los colores —dijeron Fred y George a la vez, haciendo como que se sonrojaban.

— ¡Y tenemos un buscador que nos ha hecho ganar todos los partidos! —dijo Wood, con voz retumbante y mirando a Harry con orgullo incontenible

-Obviamente, no podrían esperar menos de un Potter- exclamo James.

-Otro que tiene exceso de ego- reclamo Lily, provocando algunas sonrisas, en especial la de Severus.

-Pero querida, estoy sintiendo orgullo por nuestro hijo.

-Eso no quita que siempre tienes tu baja estima muy alta James- añadió con media sonrisa en el rostro.

—. Y estoy yo —añadió.

—Nosotros creemos que tú también eres muy bueno —dijo George.

—Un guardián muy chachi —confirmó Fred.

-Bueno, es algo obsesivo, pero hay que admitir que ha jugado bien su posición- comento McGonagall.

-Siempre fue complicado anotarle un tanto eso es seguro- apoyo Cedric

—La cuestión es —continuó Wood, reanudando los paseos— que la copa de quidditch debiera de haber llevado nuestro nombre estos dos últimos años. Desde que Harry se unió al equipo, he pensado que la cosa estaba chupada. Pero no lo hemos conseguido y este curso es la última oportunidad que tendremos para ver nuestro nombre grabado en ella...

-Me recuerda el discurso de cornamenta- comento Sirius interrumpiendo la lectura- en la primera reunión del equipo nos habló con mucho sentimiento.

-No es para tanto canuto- le restó importancia el azabache.

-James, lloraste durante la mitad del discurso- le recordó Remus- y para ser sinceros, más que motivarnos se nos hizo muy extraño.

-A mi hasta me dio miedo hermano- agrego Sirius consiguiendo por fin varios pares de risas, como las de su hijo, sus nietos y su novia.

-Bueno ya, estamos en la lectura o no- exclamo levemente avergonzado.

Wood hablaba con tal desaliento que incluso a Fred y a George les dio pena.

-La verdad es que si se veía muy afectado- cometo Alicia- pero con esa afición que tiene por el juego no se podría esperar otra cosa.

—Oliver, éste será nuestro año —aseguró Fred.

—Lo conseguiremos, Oliver —dijo Angelina.

—Por supuesto —corroboró Harry.

Con la moral alta, el equipo comenzó las sesiones de entrenamiento, tres tardes a la semana.

-Bueno, se puede decir que su discurso en verdad fue efectivo- comento Draco.

El tiempo se enfriaba y se hacía más húmedo, las noches más oscuras, pero no había barro, viento ni lluvia que pudieran empañar la ilusión de ganar por fin la enorme copa de plata.

Una tarde, después del entrenamiento, Harry regresó a la sala común de Gryffindor con frío y entumecido, pero contento por la manera en que se había desarrollado el entrenamiento, y encontró la sala muy animada.

-Siempre que pasa eso es porque paso algo muy bueno- exclamo lleno de emoción James “S”.

-Pues también ocurría cuando pasaba algo malo James- le recalco Teddy- no creo que sea el caso, pero no deberías de generalizar tanto.

-Cielos, porque tienes que salir siempre con tu lógica- le reclamo el azabache.

-Porque tú careces completamente de ella hermanito- atajo Albus.

— ¿Qué ha pasado? —preguntó a Ron y Hermione, que estaban sentados al lado del fuego, en dos de las mejores sillas, terminando unos mapas del cielo para la clase de Astronomía.

-Saben, siempre me pareció un poco molesto que fueran ustedes quienes consiguieran esas sillas y no nosotros- comento Seamus.

-Bueno, tampoco era tan seguido como lo plasmas en el libro- agrego de inmediato Neville.

—Primer fin de semana en Hogsmeade —le dijo Ron, señalando una nota que había aparecido en el viejo tablón de anuncios—. Finales de octubre. Halloween.

-Ven, esa fue una gran noticia- exclamo de inmediato James “S”.

-Excepto para papá que no podrá ir con ellos- agrego Lily “L” viendo con cierta pena a Harry.

-Oh es cierto- termino James “S”.

—Estupendo —dijo Fred, que había seguido a Harry por el agujero del retrato—. Tengo que ir a la tienda de Zonko: casi no me quedan bombas fétidas.

-Fred Weasley- le reclamo su madre de inmediato- como puedes malgastar tu dinero en esas cosas.

-Lo, lo ciento mamá- se disculpó el pelirrojo, aunque en verdad no lo sentía realmente.

-Te lo mereces- agrego Ginny- Harry que no puede ir a Hogsmeade y tu restregándoselo en la cara.

-Pero después nos congraciamos con él hermanita, no te molestase- intervino George.

Harry se dejó caer en una silla, al lado de Ron, y la alegría lo abandonó. Hermione comprendió lo que le pasaba.

—Harry, estoy segura de que podrás ir la próxima vez —le consoló—. Van a atrapar a Black enseguida. Ya lo han visto una vez.

-Perdón por ese cometario Sirius.

-Ha descuida, no hay problema- le restó importancia el oji gris- se necesita más para atrapar al gran Sirius Black- agregó antes de retomar la lectura.

—Black no está tan loco como para intentar nada en Hogsmeade. Pregúntale a McGonagall si puedes ir ahora, Harry. Pueden pasar años hasta la próxima ocasión.

-Esa es una buena forma de levantarle el ánimo Ron- ironizo Charlie.

-Solo quería que tomara valor para hablar con McGonagall- se defendió el pelirrojo.

-Lo cual será completamente inútil, McGonagall no permitirás que vallas en esas circunstancias- agrego Marlene.

— ¡Ron! —Dijo Hermione—. Harry tiene que permanecer en el colegio...

-Eso es justo lo que necesita escuchar- comento Dora.

-Y según lo que hemos leído es muy probable que comenzaran a discutir por esa situación- agrego Remus.

-No lo dudo, creo que es la forma en que mis padres se demuestran su amor- cometo Rose sonrojando a la pareja.

.No sobrina, yo creo que se demuestran su amor de otra forma- comenzó George.

-Pero tú aun eres muy joven para escuchar sus andanzas erot…

-¡Fred!- le pararon Ron y Hermione que estaban aún más rojos de lo que ya lo estaban, mientras que por su parte los gemelos sonreían divertidos.

—No puede ser el único de tercero que no vaya. Vamos, Harry, pregúntale a McGonagall...

—Sí, lo haré —dijo Harry, decidiéndose.

-No creo que sirva de algo- aseguro James- sería mejor preguntarle a los gemelos, tal ellos podría falsificar la firma de…

-¡James Potter, que clase de consejo le estas dando a tu hijo!- le recrimino de inmediato Lily.

-No le estoy aconsejando nada, solo es una idea que se me vino a la cabeza- exclamo.

Hermione abrió la boca para sostener la opinión contraria, pero en ese momento Crookshanks saltó con presteza a su regazo.

Una araña muerta y grande le colgaba de la boca.

-En parte es bueno porque previno una pelea- comento Bill.

-Pego podgía iniciag otga pog estag ahí- agrego Fleur- en especial con esa agaña que tgaía.

-Es cierto, Crookshanks y arañas, una combinación poco agradable para mi hermanito- termino el pelirrojo.

— ¿Tiene que comerse eso aquí delante? —preguntó Ron frunciendo el entrecejo.

—Bravo, Crookshanks, ¿la has atrapado tú solito? —dijo Hermione.

-Ni siquiera le está haciendo caso a Ron- comento Neville divertido.

Crookshanks masticó y tragó despacio la araña, con los ojos insolentemente fijos en Ron.

-Un gato muy particular sin duda alguna- comento Marlene.

-Sí, creo que es algo simpático, aunque también es un poco extraño cómo se comporta- agrego Sirius que por alguna razón le estaba tomando cierta simpatía al gato.

—No lo sueltes —pidió Ron irritado, volviendo a su mapa del cielo—. Scabbers está durmiendo en mi mochila.

Harry bostezó. Le apetecía acostarse, pero antes tenía que terminar su mapa. Cogió la mochila, sacó pergamino, pluma y tinta, y empezó a trabajar.

—Si quieres, puedes copiar el mío —le dijo Ron, poniendo nombre a su última estrella con un ringorrango y acercándole el mapa a Harry.

James y Sirius sonrieron ante eso, sin duda eran tan buenos amigos como ellos, siempre untos, o casi siempre, pues incluso entre ellos dos hubo alguna que otra diferencia.

Hermione, que no veía con buenos ojos que se copiara, apretó los labios, pero no dijo nada.

-Es tan lunático de tu parte hacer eso Hermione- comento de inmediato Sirius.

-Eso no es malo, incluso lo correcto es que hicieran su propia tarea.

-Hay no sobrina, no puede ser- exclamo con dramatismo el oji gris- el inútil de lunático te está contagiando con su virus, después querrás ser una prefecta como él.

-¡Ya cállate animal!- le reclamo Remus.

-Pues yo creo que estaría bien- intervino Andrómeda- me alegría que mi hija recibiera la buena influencia de Remus.

-Bueno colega, es más que obvio que ya te ganaste a tu suegra, solo falta Ted y la fecha de la boda.

-¡Sirius, a la lectura!- exclamo el hombre lobo que al igual que Dora tenía un leve sonrojo. Por su parte Teddy sonreía divertido mientras que Sirius sonreía burlonamente mientras enfocaba nuevamente la vista en el libro.

-Ya voy lunático no te molestes- le dijo con tranquilidad.

Crookshanks seguía mirando a Ron sin pestañear; sacudiendo el extremo de su peluda cola. Luego, sin previo aviso, dio un salto.

— ¡EH! —Gritó Ron, apoderándose de la mochila, al mismo tiempo que Crookshanks clavaba profundamente en ella sus garras y comenzaba a rasgarla con fiereza—. ¡SUELTA, ESTÚPIDO ANIMAIAL!

-Interesante, pareciera que entendió muy bien cuando dijo que la rata estaba en la mochila- comento con simpleza Alice “P”

-Pudo ser una coincidencia, o tal vez la pudo haber olido- intervino Seamus.

-Dudo mucho que se trate de una simple coincidencia- arremetió ojo loco- ese no es un gato normal estoy seguro,  no creo que deban tratarlo como si lo fuera.

Los que conocían al gato le dieron toda la razón al auror, pero los que no solo creyeron que era algunas de sus paranoias.

Ron intentó arrebatar la mochila a Crookshanks, pero el gato siguió aferrándola con sus garras, bufando y rasgándola.

— ¡No le hagas daño, Ron! —gritó Hermione. Todos los miraban.

-Fue un tanto divido a decir vedad, aunque nos pareció muy curioso- comento Deán.

Ron dio vueltas a la mochila, con Crookshanks agarrado todavía a ella, y Scabbers salió dando un salto...

— ¡SUJETAD A ESE GATO! —gritó Ron en el momento en que Crookshanks soltaba los restos de la mochila, saltaba sobre la mesa y perseguía a la aterrorizada Scabbers.

-Ojala la hubiera atrapado- exclamo por lo bajo ron molesto, la vedad es que ese año se la paso gritándole y pelando con Hermione por culpa por ese maldito.

-Tranquilo Ron, no pasa nada- le dijo en el mismo tono Hermione suponiendo los sentimientos del pelirrojo.

Sirius leyó el infructuoso intento de George por atrapar al gato y de cómo Scabbers huyo hasta una cómoda mientras que  Crookshanks lo intentaba atrapar, hasta que por fin Ron y Hermione recogieron a sus respectivos animales.

— ¡Mírala! —Le dijo a Hermione hecho una furia, poniéndole a Scabbers delante de los ojos—. ¡Está en los huesos! Mantén a ese gato lejos de ella.

— ¡Crookshanks no sabe lo que hace! —dijo la joven con voz temblorosa—. ¡Todos los gatos persiguen a las ratas, Ron!

-No creo que eso sea muy cierto- comento Luna- la verdad es que parece que está especialmente interesado en la rata de Ron.

— ¡Hay algo extraño en ese animal! —Dijo Ron, que intentaba persuadir a la frenética Scabbers de que volviera a meterse en su bolsillo—. Me oyó decir que Scabbers estaba en la mochila.

—Vaya, qué tontería —dijo Hermione, hartándose—. Lo que pasa es que Crookshanks la olió. ¿Cómo si no crees que...?

-Si se tratara de un gato ordinario de seguro que sería lo más probable- murmuro para sí Hugo.

-¿Qué dices pequeño pelirrojo?- le interrogo James.

-Nada- respondió de inmediato, no sabía si eso era un secreto, pero lo mejor sería no decir nada.

— ¡Ese gato la ha tomado con Scabbers! —dijo Ron, sin reparar en cuantos había a su alrededor; que empezaban a reírse

-Hay que aceptar que esa declaración suela un poco loca- comento Angelina- fue inevitable no reír ante eso.

—. Y Scabbers estaba aquí primero. Y está enferma.
Ron se marchó enfadado, subiendo por las escaleras hacia los dormitorios de los chicos.

-Y una nueva e innecesaria pelea comenzó- comentó Ginny- y por lo que se duró casi todo el año.

-Eso no es cierto- salto Ron.

-Bueno, no fue exactamente la misma pelea, pero sí estuvieron molestos por casi todo el curso- resalto Harry.

-Y tú de qué lado estas- le interrogo Ron.

-Del de Ginny por supuesto- respondió con simpleza abrazando a la pelirroja mientras que su padre le brindaba todo su apoyo levantando sus pulgares.

-Domesticados- murmuro Black

-¿Dijiste algo Sirius?- atajo Marlene.

-Que continuó leyendo- respondio.

Al día siguiente, Ron seguía enfadado con Hermione. Apenas habló con ella durante la clase de Herbología, aunque Harry, Hermione y él trabajaban juntos con la misma Vainilla de viento.

-Esa debió ser una situación muy incómoda- comento Dora- en particular para Harry que estaba en medio de ellos.

-Y no fue la última vez que paso algo como eso- aseguro Hermione recordando los años siguientes.

— ¿Cómo está Scabbers? —le preguntó Hermione acobardada, mientras arrancaban a la planta unas vainas gruesas y rosáceas, y vaciaban las brillantes habas en un balde de madera.

-Buen intento, pero será muy difícil tener una conversación casual- comento Remus- es especial si uno de ellos es tan rencoroso como Sirius.

—Está escondida debajo de mi cama, sin dejar de temblar —dijo Ron malhumorado, errando la puntería y derramando las habas por el suelo del invernadero.

-Deberías de tener más cuidado con eso- atajo Neville- hay muchas plantas ahí que son delicadas y hasta peligrosas si no las manejas con cuidado.

— ¡Cuidado, Weasley, cuidado! —gritó la profesora Sprout, al ver que las habas retoñaban ante sus ojos.

Luego tuvieron Transformaciones. Harry, que estaba resuelto a pedirle después de clase a la profesora McGonagall que le dejara ir a Hogsmeade con los demás, se puso en la cola que había en la puerta, pensando en cómo convencerla.

Todos sin excepción pensaron que era una campaña completamente inútil, la profesora McGonagall nunca lo dejaría ir, pero aun así debían de admirarse porque el chisco estuviera tan decidido.

Lo distrajo un alboroto producido al principio de la hilera. Lavender Brown estaba llorando. Parvati la rodeaba con el brazo y explicaba algo a Seamus Finnigan y a Dean Thomas, que escuchaban muy serios.

El resoplido de Hermione fue bastante evidente para todos, sea lo que fuera que ocurrió esa vez, debía de ser algo que la molesto de sobre manera.

— ¿Qué ocurre, Lavender? —preguntó preocupada Hermione, cuando ella, Harry y Ron se acercaron al grupo.

—Esta mañana ha recibido una carta de casa —susurró Parvati—. Se trata de su conejo Binky. Un zorro lo ha matado.

-Ha, es una lástima- comento un Gryffindor- pero es algo realmente común no, digo, son animales- ante eso recibió una mirada severa de Lavender.

— ¡Vaya! —Dijo Hermione—. Lo siento, Lavender.

— ¡Tendría que habérmelo imaginado! —dijo Lavender en tono trágico—. ¿Sabéis qué día es hoy?

—Eh...

-El día de comer conejo- aventuro Sirius.

-¡Hey!- le reclamo la chica.

-Lo siento, pero en mi opinión es un día completamente normal- y varios asintieron ante esa afirmación.

-Ya verás porque lo dice- dijo Dean.

— ¡16 de octubre! ¡«Eso que temes ocurrirá el viernes 16 de octubre»! ¿Os acordáis? ¡Tenía razón!

-¿Qué?, por las palabras de esa charlatana…- comenzó Sirius.

-Ella no es una charlatana- salió a su defensa Lavender.

-Pero eso explica la actitud de la tía Hermane- comento Albus- ella odia ese tipo de cosas, y sin ofender, pero creo que te dejas influenciar muy fácilmente con eso de las predicciones- agrego dirigiéndose a la joven.

-Claro, no por nada eres el sobrino favorito de Hermione- exclamo de inédito James “S”.

Toda la clase se acababa de reunir alrededor de Lavender. Seamus cabeceó con pesadumbre. Hermione titubeó. Luego dijo:

—Tú, tú... ¿temías que un zorro matara a Binky?

—Bueno, no necesariamente un zorro —dijo Lavender; alzando la mirada hacia Hermione y con los ojos llenos de lágrimas—. Pero tenía miedo de que muriera.

-Esa sería la primera discrepancia en la supuesta predicción- comento Marlene.

—Vaya —dijo Hermione. Volvió a guardar silencio. Luego preguntó—: ¿Era viejo?

—No... —dijo Lavender sollozando—. ¡So... sólo era una cría!

Parvati le estrechó los hombros con más fuerza.

—Pero entonces, ¿por qué temías que muriera? —preguntó Hermione. Parvati la fulminó con la mirada

-Esa es una buena pregunta- agrego Lily- en tal caso solo está buscando que las circunstancias encajen en la predicción cuando debería de ser al revés.

—. Bueno, miradlo lógicamente —añadió Hermione hacia el resto del grupo—. Lo que quiero decir es que..., bueno, Binky ni siquiera ha muerto hoy. Hoy es cuando Lavender ha recibido la noticia... —Lavender gimió—. Y no puede haberlo temido, porque la ha pillado completamente por sorpresa.

-Eso fue muy insensible- aseguro Parvati.

-La logia es acerca de cómo son en realidad las cosas, no es algo sentimental- aseguro James- verdad Remus.

-¿Tú dijiste algo como eso Remus?- le pregunto Dora con un poco de incredulidad.

-Bueno algo así- respondió este- la verdad es que una noche James llego con su drama de “¿por qué Lily no sale con migo?”, y no era la primera vez que salía con eso, así que cuando por fin me impaciento le grite las razones por las que no salía con él y creo que fui algo severo.

-Algo severo, es de las pocas veces que has perdió tus estribos, y eso es mucho decir- agrego Remus.

-Tú también estabas cansado de su drama canuto- le reclamo Remus- pero aun así, como había de esperarse Sirius me acuso de insensible.

-Como si él tuviera mucho tacto- ironizo Dora.

-Hey sobrina ¿de qué lado estas?

-Del de Remus- respondió con simpleza- y ¿qué pasó después?.

-Pues lo que dijo James, alegue que la lógica no era sentimental.

-Vaya, me parece extraño que reaccionaras así- comento Dora.

-Pero resulto, después de eso James se comenzó a “componer” por así decirlo.

—No le hagas caso, Lavender —dijo Ron—. Las mascotas de los demás no le importan en absoluto.

-Muy delicado de tu parte Ronald- le reclamo de inmediato Bill.

-Lo siento, estaba molesto- se defendió.

-Eso no justifica tu actitud- le reitero el mayor de los hermanos Weasley.

La profesora McGonagall abrió en ese momento la puerta del aula, lo que tal vez fue una suerte. Hermione y Ron se lanzaban ya miradas asesinas, y al entrar en el aula se sentaron uno a cada lado de Harry y no se dirigieron la palabra en toda la hora.

-Cielos joven Potter, en momentos como eso te convendría tener unos amigos de respaldo no lo crees- comenzó Fabián.

-De esa forma cuando estés peleado con unos te puedes ir con los otros- agrego Gideon.

-Y ese consejo viene de un par que siempre debió de estar junto- les devolvió Harry.

Harry no había pensado aún qué le iba a decir a la profesora McGonagall cuando sonara el timbre al final de la clase, pero fue ella la primera en sacar el tema de Hogsmeade.

-Está muy enfocado por lo de esa salida como para prestarle atención a la discusión de Ron y Hermione- comento Lily.

-Por lo menos así se puede mantener al margen, al menos por el momento- agrego Alice.

— ¡Un momento, por favor! —dijo en voz alta, cuando los alumnos empezaban a salir—. Dado que sois todos de Gryffindor; como yo, deberíais entregarme vuestras autorizaciones antes de Halloween. Sin autorización no hay visita al pueblo, así que no se os olvide.

-Eso es un mal inicio para papá- comento James “S”

-Y sumándole de lo Black sería imposible que lo dejara- agrego Scorpius- pero eso ya de antemano lo sabíamos.

-Así que deja de interrumpir sin razón, tonto- agrego Lily “L” más que nada para a molestar a su hermano, lo cual consiguió.

Neville levantó la mano.

—Perdone, profesora. Yo... creo que he perdido...

—Tu abuela me la envió directamente, Longbottom —dijo la profesora McGonagall—. Pensó que era más seguro. Bueno, eso es todo, podéis salir.
-
Y tenía razón- comento Neville- ahora que lo pienso, me parece que mi abuela nunca me regreso el permiso en esa ocasión.

—Pregúntaselo ahora —susurró Ron a Harry

—Ah, pero... —fue a decir Hermione.

—Adelante, Harry —le incitó Ron con testarudez.

-Tendrías más suerte tratando de falsificar la firma que convencer a McGonagall de algo que valla en contra de una de las reglas- comento Gideon.

-Además yo creo que nuestros sobrinos estarían encantados de ayudarte- agrego Fabián.

-Gideon, Fabián, no inciten  mis hijos a romper las reglas- les reclamo Molly.

Harry aguardó a que saliera el resto de la clase y se acercó nervioso a la mesa de la profesora McGonagall.

— ¿Sí, Potter?

Harry tomó aire.

—Profesora, mis tíos... olvidaron... firmarme la autorización —dijo.

Varios ironizaron una risa fingida, molestos por recordar cómo se dieron en verdad la situación, no había nada que estuviera más lejos de la realidad.

La profesora McGonagall lo miró por encima de sus gafas cuadradas, pero no dijo nada.

—Y por eso... eh... ¿piensa que podría... esto... ir a Hogsmeade?

-Estas dudando mucho en lo que dices, deberías de hablar con más confianza- comento Remus.

-Pero se necesitaría más que eso para convencer a la jefa de Gryffindor- agrego Dora.

-Gracias por el apoyo- bromeo Harry.

-Lo siento.

-Descuida, eso ya fue hace mucho- le restó importancia el azabache.

La profesora McGonagall bajó la vista y comenzó a revolver los papeles de su escritorio.

—Me temo que no, Potter. Ya has oído lo que dije. Sin autorización no hay visita al pueblo. Es la norma.

—Pero... mis tíos... ¿sabe?, son muggles. No entienden nada de... de las cosas de Hogwarts —explicó Harry, mientras Ron le hacía señas de ánimo

-Ciertamente sabía que eran muggles- dijo McGonagall recordando el primer capítulo que leyeron- pero no creo que esos muggles actuaran de esa manera con usted.

—. Si usted me diera permiso...

—Pero no te lo doy —dijo la profesora McGonagall poniéndose en pie y guardando ordenadamente sus papeles en un cajón—. El impreso de autorización dice claramente que el padre o tutor debe dar permiso. —Se volvió para mirarlo, con una extraña expresión en el rostro. ¿Era de pena?

-Es muy probable-comento James- la primera imagen de la recta y seria de la profesora no se olvida, pero la verdad es que muy sentimental con sus estudiantes.

-Pero ese cariño lo tiene bien oculto, por eso nunca nos da putos de mas- agregó Sirius.

—. Lo siento, Potter; pero es mi última palabra. Lo mejor será que te des prisa o llegarás tarde a la próxima clase.

-Seguro habría sido mejor tutora que esos estúpidos mal nacidos- espeto con cólera Lily, que no veía el momento de saber porque demonios Dumbledore dejó a su hijo con esas bestias.

No había nada que hacer. Ron llamó de todo a la profesora McGonagall y eso le pareció muy mal a Hermione.

-En verdad Señor Weasley- dijo minerva viendo con suma severidad al pelirrojo.

-Lo… lo lamento profesora- dijo Ron encogiéndose en su lugar.

Hermione puso cara de «mejor así», lo cual consiguió enfadar a Ron aún más, y Harry tuvo que aguantar que todos sus compañeros de clase comentaran en voz alta y muy contentos lo que harían al llegar a Hogsmeade.

Algunos de los compañeros del chico sintieron un poco de pena, ellos no sabían nada de lo que le ocurría, y sus comentarios solo debieron de deprimir más al joven Potter de lo que ya estaba.

—Por lo menos te queda el banquete. Ya sabes, el banquete de la noche de Halloween.

—Sí —aceptó Harry con tristeza—. Genial.

-Hay cachorro, si el banquete no es tan malo- aseguro Sirius- aunque no se compara con el banquete de navidad, créeme, estoy seguro de eso.

-Cielos, tu solo piensas en la comida y de las mujeres- exclamo Marlene.

-No es cierto- aseguro el animago.

El banquete de Halloween era siempre bueno, pero sabría mucho mejor si acudía a él después de haber pasado el día en Hogsmeade con todos los demás. Nada de lo que le dijeran le hacía resignarse. Dean Thomas, que era bueno con la pluma, se había ofrecido a falsificar la firma de tío Vernon, pero como Harry ya le había dicho a la profesora McGonagall que no se la habían firmado, no era posible probar aquello.

-Eso les pasa por desesperados, en especial tu Ron, tú fuiste quien lo convenció de hacerlo- aseguro Fabián.

-Y también serviría que Harry le hubiera contado eso a alguien más que ellos- agrego Gideon.

-Eso es verdad, y es que su grupo es demasiado hermético no lo creen- salto Seamus.

-Nunca viene mal una ayuda de alguien fuera de ustedes tres lo saben- continuo Dean.

-Eso va especialmente para ti Harry

-Tú también Hermione- le acuso el azabache.

-Tienes que admitir que tienes una costumbre de hacer todo tu solo, aun cuando no de antemano sabes que no lo lograras sin ayuda- se justificó la castaña- no es que yo aprobara que falsificaran la firma- agrego.

-Obviamente- dijeron Seamus, Dean, Ron, y los dos pares de gemelos al unísono.

Ron sugirió no muy convencido la capa invisible, pero Hermione rechazó de plano la posibilidad recordándole a Ron lo que les había dicho Dumbledore sobre que los dementores podían ver a través de ellas.

-Hay alguna forma de evadir esas cosas- exclamo Albus.

-Puede haber una forma, además claro del hechizo que utilizo Remus en el tren- comento Harry produciendo curiosidad en los presentes, cual podría ser esa forma de evadiros de a que hablaba.

Percy pronunció las palabras que probablemente le ayudaron menos a resignarse:

—Arman mucho revuelo con Hogsmeade, pero te puedo asegurar que no es para tanto —le dijo muy serio—. Bueno, es verdad que la tienda de golosinas es bastante buena, pero la tienda de artículos de broma de Zonko es francamente peligrosa. Y la Casa de los Gritos merece la visita, pero aparte de eso no te pierdes nada.

-Sí, no has casi nada interesante que ver verdad Percy- ironizo Fred.

-La verdad es que no sabes cómo reconfortar a los demás- agrego George.

La mañana del día de Halloween, Harry se despertó al mismo tiempo que los demás y bajó a desayunar muy triste, pero tratando de disimularlo.

—Te traeremos un montón de golosinas de Honeydukes —le dijo Hermione, compadeciéndose de él.

—Sí, montones —dijo Ron. Por fin habían hecho las paces él y Hermione.

-Se reconciliaron nada mas así, o lo hacen como el futuro- pregunto James “S”.

-¿Cómo se reconcilian en el futuro?- pregunto divertido Sirius

-Bloqueando la puerta de la habitación y con un hechizo silenciador

-¡James!- le reclamaron Ron y Hermione mientras los merodeadores los dos pares de gemelos y algunos otros reían divertidos por el sonrojo de la pareja.

—No os preocupéis por mí —dijo Harry con una voz que procuró que le saliera despreocupada—. Ya nos veremos en el banquete. Divertíos.

-No creo que funcionara, no eres muy bueno ocultando lo que sientes-comento Ginny a lo que Hermione asintió.

-Bueno, yo nunca supe que sentía algo por ti- comento Ron.

-Pues creo que fuiste el único hermanito, porque todos nosotros nos dimos cuenta- comento Fred.

-Sí, nosotros, Bill, Fleur, mamá, Hermione, Luna y creo que hasta Neville se dio cuenta- enlisto George.

-Era más que evidente que sentían algo por el otro- agrego deán frunciendo el ceño.

-¡Ha!, no me digas que tu salías con la pequeña pelirroja- aventuro Sirius diciéndose a Dean que asintió levemente- y después de que te dejara y se fuera con Harry ¿siguieron siendo amigos?

-¡Sirius!- le reclamo Marlene.

Los dos jóvenes se vieron a los ojos un momento y encogiéndose de hombros dijeron "si" y "claro" al mismo tiempo, la verdad con todo lo que ocurrió después en el auge de la guerra, no tuvieron tiempo de pensar en simplezas como esa.

Los acompañó hasta el vestíbulo, donde Filch, el conserje, de pie en el lado interior de la puerta, señalaba los nombres en una lista, examinando detenida y recelosamente cada rostro y asegurándose de que nadie salía sin permiso.

— ¿Te quedas aquí, Potter? —Gritó Malfoy, que estaba en la cola, junto a Crabbe y a Goyle—. ¿No te atreves a cruzarte con los dementores?

-Otra gran aparición mía- se lamentó el rubio.

-Pero esta fue bastante corta, nada comparada a las anteriores- comentó Harry medio tratando de levarle el ánimo.

Harry no le hizo caso y volvió solo por las escaleras de mármol y los pasillos vacíos, y llegó a la torre de Gryffindor.

— ¿Contraseña? —dijo la señora gorda despertándose sobresaltada.

-Floja- murmuraron algunos divertidos.

—«Fortuna maior» —contestó Harry con desgana.

El retrato le dejó paso y entró en la sala común. Estaba repleta de chavales de primero y de segundo, todos hablando, y de unos cuantos alumnos mayores que obviamente habían visitado Hogsmeade tantas veces que ya no les interesaba.

— ¡Harry! ¡Harry! ¡Hola, Harry! —Era Colín Creevey, un estudiante de segundo que sentía veneración por Harry y nunca perdía la oportunidad de hablar con él.

El aludido se sonrojo un poco por esa última parte, pero la verdad no podía decir que fuera mentira lo que leían.

—. ¿No vas a Hogsmeade, Harry? ¿Por qué no? ¡Eh! —Colín miró a sus amigos con interés—, ¡si quieres puedes venir a sentarte con nosotros!

—No, gracias, Colín —dijo Harry, que no estaba de humor para ponerse delante de gente deseosa de contemplarle la cicatriz de la frente

-No lo hubiéramos hecho- se defendió Colín gana doce unas cuantas miradas curiosas- bueno tal vez un poco, pero también habríamos hablado de…- guardo silencio u momento- ahora que lo pienso, creo que habría sido un poco sofocante para Harry.

—.Yo... he de ir a la biblioteca. Tengo trabajo.

-Perdón por la mentira.

-No hay problema- le restó importancia Colín.

Después de aquello no tenía más remedio que dar media vuelta y salir por el agujero del retrato.

— ¿Con qué motivo me has despertado? —refunfuñó la señora gorda cuando pasó por allí.

-Seria buen momento para que exploraras el castillo- propuso James- así lo conocerías mejor y no te volverías a perder como cuando buscaste el salón de adivinación.

-Pero tendría que tener cuidado de Filch- agrego Teddy- aunque no haga algo malo él lo estaría fastidiando.

-Todavía está en tu tiempo- le pegunto Dora mientras el joven asentía- ¿y tú también te salías a vagabundear por el castillo?

-No, yo aprendí a moverme por Hogwarts gracias a cierto objeto- dijo viendo de reojo a los merodeadores- ya sabrás de que hablo.

Harry anduvo sin entusiasmo hacia la biblioteca, pero a mitad de camino cambió de idea; no le apetecía trabajar. Dio media vuelta y se topó de cara con Filch, que acababa de despedir al último de los visitantes de Hogsmeade.

—¿Qué haces? —le gruñó Filch, suspicaz.

-Tal parece que Teddy heredo tu astucia lunático, bien dijo que Filch causaría problemas- y antes de que el castaño replicara algo, Black retomo la lectura.

—Nada —respondió Harry con franqueza.

— ¿Nada? —le soltó Filch, con las mandíbulas temblando—. ¡No me digas! Husmeando por ahí tú solo. ¿Por qué no estás en Hogsmeade, comprando bombas fétidas, polvos para eructar y gusanos silbantes, como el resto de tus desagradables amiguitos?

-Conoce muy bien los artículos que venden ahí- comento Frank- sin duda ha tenido que lidiar con todo eso en más de una ocasión.

-Y después le debió ir pero con los artículos de este par de copias- agrego Charlie que vio a sus hermanos quienes complacidos hicieron una reverencia.

Harry se encogió de hombros.

—Bueno, regresa a la sala común de tu colegio —dijo Filch, que siguió mirándolo fijamente hasta que Harry se perdió de vista.

-No es una norma que deba de regresar a la sala común- comento McGonagall- siempre que o haga nada indebido o entre a un áreas prohibida no pasar nada.

Pero Harry no regresó a la sala común; subió una escalera, pensando en que tal vez podía ir a la pajarera de las lechuzas, e iba por otro pasillo cuando dijo una voz que salía del interior de un aula:

— ¿Harry? —Harry retrocedió para ver quién lo llamaba y se encontró al profesor Lupin, que lo miraba desde la puerta de su despacho—. ¿Qué haces? —Le preguntó Lupin en un tono muy diferente al de Filch—. ¿Dónde están Ron y Hermione?

-Bueno, por lo menos no estará solo- comento Alice.

-Esa sería una buena oportunidad para que le contaras de nosotros lunático- exclamo con emoción James.

-Pero creo que Harry llevará la conversación por el tema de porque no lo dejo enfrentar al boggart- agrego Lily.

-Cierto, ese también podría ser un buen tema.

—En Hogsmeade —respondió Harry; con voz que fingía no dar importancia a lo que decía.

—Ah —dijo Lupin. Observó a Harry un momento

-No creo que lo hayas convencido con ese tono de voz- comentó Andrómeda- pero de cualquier forma tratara de animarte.

—. ¿Por qué no pasas? Acabo de recibir un grindylow para nuestra próxima clase.

Fleur bufo de inmediato al recordar como esas malditas criaturas la atacaron en el lago negro impidiéndole llegar hasta su hermanita.

-Tranquila cariño, eso ya paso- le dijo en voz baja Bill que sabía lo que le ocurría.

— ¿Un qué? —preguntó Harry.

Sirius describió a la criatura en el tanque.

—Es un demonio de agua —dijo Lupin, observando el grindylow ensimismado—. No debería darnos muchas dificultades, sobre todo después de los kappas. El truco es deshacerse de su tenaza. ¿Te das cuenta de la extraordinaria longitud de sus dedos? Fuertes, pero muy quebradizos.

-Esa infogmación me habgía sido muy útil hace tiempo- comentó con desgano Fleur.

-Tuviste problemas con esas cosas- le pregunto con curiosidad Molly.

-Sí, hace un pag de años, pego supongo que eso vendgá en los libgos- respondió la rubia.

-¿Tú también apareces?

-De hecho casi todos los que estamos presentes aparecemos de cierta forma en los libros- explicó Teddy- excepto claro varios de los compañeros de su época- agrego dirigiéndose a los del pasado.

El grindylow enseñó sus dientes verdes y se metió en una espesura de algas que había en un rincón.

— ¿Una taza de té? —Le preguntó Lupin, buscando la tetera—. Iba a prepararlo.

—Bueno —dijo Harry, algo embarazado.

-Debe sentirse extraño que un profesor hable con él con tanta confianza- comento Alice- en especial cuando apenas se conocen.

Lupin dio a la tetera un golpecito con la varita y por el pitorro salió un chorro de vapor.

-¿Eres bueno cocinando?- le pregunto de repente Dora.

-No creo que eso venga al caso o si- trato de evadir el tema.

-Pues no, pero solo es una curiosidad.

-Descuida sobrina, no prepara delicias dignas de un rey, pero claro que sabe cocinar- aseguro Sirius.

-Que bien, porque lo que es Nymphadora es un desastre en la cocina- exclamó Andrómeda.

-¡Mamá!

-Entonces está decidido, Dora saldrá a trabajar y Remus cuidara la casa y a Teddy.

-¡Sirius!- volvió a reclamar- sigue con la lectura- le ordeno, tal parecía que no había sido buena idea sacar a relucir esa duda. 

—Siéntate —dijo Lupin, destapando una caja polvorienta—. Lo lamento, pero sólo tengo té en bolsitas. Aunque me imagino que estarás harto del té suelto.

-Pero que chismoso es nuestro lunático- exclamo Sirius.

-Como si algo se pudiera guardar en secreto- se defendió Remus.

Harry lo miró. A Lupin le brillaban los ojos.

Los merodeadores sonrieron ante eso, eso era algo clásico en cualquiera de ellos tres.

— ¿Cómo lo sabe? —preguntó Harry

—Me lo ha dicho la profesora McGonagall —explicó Lupin, pasándole a Harry una taza descascarillada

-Pero que profesora tan comunicativa- comento esta vez James- de seguro devolviendo el favor porque le contaste el chisme del tren.

-Señor Potter, eso no es cuestión de chismes- exclamó Minerva- supongo que sería adecuado contarle a él lo sucedido, después de todo, era lo más cercano que tenía a un familiar en ese momento, aunque no lo supiera.

-¡Pero ¿y yo que?!- exclamo Sirius.

-De seguro escondido en alguna parte para que no te arrestaran planeando sabrá Merlín que cosa- respondió Lily- en esas condiciones no podrías ayudarlo.

—. No te preocupa, ¿verdad?

—No —respondió Harry

-En serio- exclamo Lily “L” viendo a su padre con incredulidad- y luego me regañas por decir mentiras.

-¡Lily!- le reprendió el azabache.

Pensó por un momento en contarle a Lupin lo del perro que había visto en la calle Magnolia, pero se contuvo. No quería que Lupin creyera que era un cobarde y menos desde que el profesor parecía suponer que no podía enfrentarse a un boggart.

-En verdad que eres muy testarudo para ciertas cosas verdad- comento Marlene- ¿en algún momento se te ocurrió que podría haber otro motivo?

-No- respondió el azabache.

Algo de los pensamientos de Harry debió de reflejarse en su cara, porque Lupin dijo:

— ¿Estás preocupado por algo, Harry?

—No —mintió Harry. Sorbió un poco de té y vio que el grindylow lo amenazaba con el puño—. Sí —dijo de repente, dejando el té en el escritorio de Lupin—. ¿Recuerda el día que nos enfrentamos al boggart?

Lily sonrió con cierta superioridad, ella había dicho que hablarían de ese tema después de todo, y no estaba equivocada.

—Sí —respondió Lupin.

— ¿Por qué no me dejó enfrentarme a él? —le preguntó.

Lupin alzó las cejas.

—Creí que estaba claro —dijo sorprendido.

-Pues es evidente que no- comentó Sirius- en serio hay que decirte todo directamente porque si no, no comprende.

-¡Hey!- reclamo.

-Pero es cierto Harry, tu nunca has sabido interpretar ese tipo de cosas- dijo esta vez Hermione.

Harry, que había imaginado que Lupin lo negaría, se quedó atónito.

— ¿Por qué? —volvió a preguntar.

—Bueno —respondió Lupin frunciendo un poco el entrecejo—, pensé que si el boggart se enfrentaba contigo adoptaría la forma de lord Voldemort.

Varios se estremecieron ante la mención de Voldemort.

-Bueno, varios pensamos lo mismo, que el boggart se convertiría en él- comento Ted

Harry se le quedó mirando, impresionado. No sólo era aquélla la respuesta que menos esperaba, sino que además Lupin había pronunciado el nombre de Voldemort.

-No muchos tienen el valor para pronunciar su nombre- comento James- me alegra que no hayas cambiad en ese aspecto lunático.

La única persona a la que había oído pronunciar ese nombre (aparte de él mismo) era el profesor Dumbledore.

—Es evidente que estaba en un error —añadió Lupin, frunciendo el entrecejo—. Pero no creí que fuera buena idea que Voldemort se materializase en la sala de profesores. Pensé que se aterrorizarían.

-Muchos lo hubiéramos hecho- comento Neville- por lo menos en ese tiempo- agrego.

-¿Qué quieres decir con “en ese tiempo”?- le pregunto Alice.

-Pasaron muchas cosas en los años siguientes, ya llegaremos a esa parte- respondió el chico con simpleza.

—El primero en quien pensé fue Voldemort —dijo Harry con sinceridad—. Pero luego recordé a los dementores.

—Ya veo —dijo Lupin pensativamente—. Bien, bien..., estoy impresionado.        —Sonrió ligeramente ante la cara de sorpresa que ponía Harry—. Eso sugiere que lo que más miedo te da es... el miedo. Muy sensato, Harry.

Sirius sonrió burlonamente ante las palabras de su amigo, pero no hizo comentario alguno al respecto. 

Harry no supo qué contestar; de forma que dio otro sorbo al té.

— ¿Así que pensabas que no te creía capaz de enfrentarte a un boggart? —dijo Lupin astutamente.

-Creo que debiste haber pensado en eso desde antes- comento Dora- así habrías ido a hablar con él.

-Bueno, tal vez no sabía que tomaría esa actitud- se defendió el castaño.

-Es hijo de cornamenta, es obvio que pensaría algo así de dramático- agrego Sirius recibiendo un par de miradas fulminantes de parte de James y Harry.

—Bueno..., sí —dijo Harry. Estaba mucho más contento—. Profesor Lupin, usted conoce a los dementores...

-Ciertamente los conoce, por lo que se realizó un trabajo bastante extenso sobre el tema- comento McGonagall- y además es de los pocos estudiantes que lograron realizar el hechizo para repelerlos.

-Supongo que querrá que le enseñe como hacerlo- aventuro Andrómeda a lo que todos aguardaron para saber qué pasaría.

Le interrumpieron unos golpes en la puerta.

—Adelante —dijo Lupin.

Se abrió la puerta y entró Snape. Llevaba una copa de la que salía un poco de humo y se detuvo al ver a Harry. Entornó sus ojos negros.

-¿Qué carajos hace quejicus en ese lugar?- espeto de inmediato Sirius.

— ¡Ah, Severus! —dijo Lupin sonriendo—. Muchas gracias. ¿Podrías dejarlo aquí, en el escritorio? —Snape posó la copa humeante.

-Gracias, pero que demonios te pasa lunática, como pues tratar así a ese maldito…

-Sirius- le paro Lily- no tenemos idea de cuáles son las circunstancias así que por favor tranquilízate y sigue leyendo.

-Pero…

-Sirius, continua con la lectura- le dijo esta vez Harry.

-Muy bien- dijo al fin- traidor- atino a murmurar antes de comenzar a leer.

-¿Dijiste algo Black?- hablo Marlene que lo había escuchado.

-No nada

Sus ojos pasaban de Harry a Lupin—. Estaba enseñando a Harry mi grindylow —dijo Lupin con cordialidad, señalando el depósito.

—Fascinante —comentó Snape, sin mirar a la criatura—. Deberías tomártelo ya, Lupin.

—Sí, sí, enseguida —dijo Lupin.

—He hecho un caldero entero. Si necesitas más...

—Seguramente mañana tomaré otro poco. Muchas gracias, Severus.

Los cercanos al licántropo y los que sabían de su condición comprendían o tenían idea de que era eso que había en la copa, pero los demás no podían evitar preguntarse qué era y con qué propósito se lo daba.

—De nada —respondió Snape. Pero había en sus ojos una expresión que a Harry no le gustó. Salió del despacho retrocediendo, sin sonreír y receloso.

Harry miró la copa con curiosidad. Lupin sonrió.

—El profesor Snape, muy amablemente, me ha preparado esta poción —dijo

-Amablemente- comentó James con ironía- yo creo que lo hizo más por petición de Dumbledore que por otra cosa.

-De eso puedes estar seguro- agrego el mismo Severus.

—. Nunca se me ha dado muy bien lo de preparar pociones y ésta es especialmente difícil. —Cogió la copa y la olió—. Es una pena que no admita azúcar —añadió, tomando un sorbito y torciendo la boca.

En ese momento los amigos del castaño les llegó un vago recuerdo de hace apenas unas noches atrás.

— ¿Por qué...? —comenzó Harry.

Lupin lo miró y respondió a la pregunta que Harry no había acabado de formular:

—No me he encontrado muy bien —dijo—. Esta poción es lo único que me sana. Es una suerte tener de compañero al profesor Snape; no hay muchos magos capaces de prepararla.

-Espera, espera- exclamo Sirius- entonces, se trata de aquella poción que te enviaron del futuro la otra noche.

-Posiblemente- atino a decir Remus.

-¿Qué poción?- pregunto Dora y entonces Remus le recordó en un susurro lo que paso en su última luna llena.

-Pues entonces es bueno que Severus esté ahí, es una latina que no podamos prepararla- comento James, incrementando la curiosidad de los presentes, en especial por el tono tan triste que tenía su voz.

-¡O es cierto!, ya lo había olvidado- exclamo de repente Rose buscando algo en una bolsa de cuentas que traía y que el trio recordaba perfectamente- señora Potter, es decir Lily aquí tiene- dijo pasándole un papal.

-Descuida me puedes llamar señora Potter si te sientes mejor- le dijo tomando el papel- ¿qué es esto?

-Es la receta para preparar “esa” poción, sé que es buena para prepararlas.

-En serio- la pelirroja abrió la hoja.

-Sí, la pueden usar siempre y cuando no la hagan publica, esa poción debe de ser inventada en su propio momento histórico- le dijo.

-Descuida no aremos nada parecido- le aseguro Lily- pero, ¿por qué son dos hojas iguales?- pregunto sacando un segundo papel con la misma receta.

-Haber, déjenme verla- hablo Dora solicitando una de esa hojas. Cuando lo tuvo en sus manos examino con sumo detenimiento los ingredientes y la forma de prepararlo- pues sí parece un poco difícil- acepto- pero estoy segura que con práctica la podría hacer a la perfección.

-¿Y por qué tanto interés en aprender a prepararla sobrina?- le pico Sirius.

-Por nada en especial- dijo sonrojándose y guardando la receta en la bolsa de su pantalón, entonces supieron que una de la hojas era para Lily y la otra para Nymphadora- bueno ya, regresa a la lectura o que- exclamo cuando ya no pudo soportar tantas miradas sobre ella, en especial la de cierto castaño que la contemplaba con ternura mientras sentía un estremecimiento en su corazón que no había tenido nunca.

El profesor Lupin bebió otro sorbo y Harry tuvo el impulso de quitarle la copa de las manos.

-Me alegra no haberlo hecho- acepto el azabache.

—El profesor Snape está muy interesado por las Artes Oscuras —barbotó.

— ¿De verdad? —preguntó Lupin, sin mucho interés, bebiendo otro trago de la poción.

-Él lo sabe perfectamente, fueron “rivales” por así decirlo durante todo el colegio- comento Frank.

—Hay quien piensa... —Harry dudó, pero se atrevió a seguir hablando—, hay quien piensa que sería capaz de cualquier cosa para conseguir el puesto de profesor de Defensa Contra las Artes Oscuras.

-Aun así, y pese al rencor que le tiene a Remus, no se atrevería a hacer semejante cosa con Dumbledore tan cerca- aseguro Ted.

Lupin vació la copa e hizo un gesto de desagrado.

—Asqueroso —dijo—. Bien, Harry. Tengo que seguir trabajando. Nos veremos en el banquete.

—De acuerdo —dijo Harry, dejando su taza de té. La copa, ya vacía, seguía echando humo.

-Y nada de nosotros- reclamo James.

-Ni el momento ni las circunstancias son las adecuadas para hablar de eso James- aseguro Remus.

—Aquí tienes —dijo Ron—. Hemos traído todos los que pudimos.

Un chaparrón de caramelos de brillantes colores cayó sobre las piernas de Harry. Ya había anochecido, y Ron y Hermione acababan de hacer su aparición en la sala común, con la cara enrojecida por el frío viento y con pinta de habérselo pasado mejor que en toda su vida.

-Pues la verdad si fue muy divertido, pero tratamos de aparentar que no fue así- comento Ron.

-Pues no funciono colega- respondió Harry medio divertido, no era el único que no sabía esconder bien sus emociones.

—Gracias —dijo Harry, cogiendo un paquete de pequeños y negros diablillos de pimienta—. ¿Cómo es Hogsmeade? ¿Dónde habéis ido?

-Y todavía preguntas cachorro, en verdad a ti te gusta sufrir no- bromeo Sirius.

A juzgar por las apariencias, a todos los sitios. A Dervish y Banges, la tienda de artículos de brujería, a la tienda de artículos de broma de Zonko, a Las Tres Escobas, para tomarse unas cervezas de mantequilla caliente con espuma, y a otros muchos sitios...

-Esa fue su primer sita- exclamo de inmediato Hugo consiguiendo un sonrojo de sus padres y unas sonoras carcajadas de los bromistas.

-.Así que aprovecharon la ausencia de Harry para hacer lo suyo en privado he tórtolos- exclamo Fred.

-Quien diría que aprovecharían tan bien esa oportunidad, por suerte no encargaron a su primer hijo hasta mucho después- continuo George.

-¡Ya cállense idiotas!- les reclamo Ron

-No seas tonto Hugo, esa no fue su primera cita- alego Rose

-Pero según el relato de mamá…

-Sí, pero en su primera cita recrearon lo mismo que hicieron en esa ocasión, la primera vez que pasaron tanto tiempo ellos solos- explico la pelirroja- o bueno, hicieron casi lo mismo.

-Entonces en esa ocasión Ronnie y Herms si tuvieron…

-Más te vale que no termines esa oración Fred- le detuvo Hermione toda roja y molesta.

-Está bien cuñada tranquilaste- le dijo George.

Sirius leyó la narración de los chicos de su paseo por el pueblo, de los caramelos que le habían llevado y una leve lamentación con respecto a que debieron llevarle un poco de cerveza de mantequilla.

— ¿Y tú que has hecho? —Le preguntó Hermione—. ¿Has trabajado?

-Si lo sé, una pregunta tonta- comento Hermione ya un poco más tranquila después de las burlas anteriores.

—No —respondió Harry—. Lupin me invitó a un té en su despacho. Y entró Snape...

Les contó lo de la copa.

Los compañero del trio simplemente rodaron lo ojos, eso era lo típico en ellos.

Ron se quedó con la boca abierta.

— ¿Y Lupin se la bebió? —exclamó—. ¿Está loco?

-Es evidente que nadie confía en Snape- murmuro Charlie a su hermano mayor.

Hermione miró la hora.

—Será mejor que vayamos bajando El banquete empezará dentro de cinco minutos Pasaron por el retrato entre la multitud, todavía hablando de Snape.

—Pero si él..., ya sabéis... —Hermione bajó la voz, mirando a su alrededor con cautela—. Si intentara envenenar a Lupin, no lo haría delante de Harry.

-No le importaría- comento Teddy- es como dijo Frank, es de Dumbledore de quien se estaría cuidado no de Harry.

-Pero Harry podría ser un testigo en dado caso que lo hubiese intentado- se defendió Hermione.

-Pero por lo que nos cuentan, el poseía una particular forma se tener una idea de todo lo que pasaba en el castillo- comento Albus.

—Sí, quizá tengas razón —dijo Harry mientras llegaban al vestíbulo y lo cruzaban para entrar en el Gran Comedor.

Sirius fue leyendo como transcurrió el banquete, las decoraciones, la comida, la actitud animada de Remus y la forma a como Snape veía al castaño, así hasta llegar a la actuación de los fantasmas y la interpretación de Nick casi decapitado, en una interpretación de su desastrosa decapitación.

Fue una noche tan estupenda que Malfoy no pudo enturbiar el buen humor de Harry al gritarle por entre la multitud, cuando salían del Gran Comedor:

— ¡Los dementores te envían recuerdos, Potter!

El rubio bajo un poco a cabeza para después ser consolado tanto por su novia Astoria como por su hijo Scorpius

Harry, Ron y Hermione siguieron al resto de los de su casa por el camino de la torre de Gryffindor, pero cuando llegaron al corredor al final del cual estaba el retrato de la señora gorda, lo encontraron atestado de alumnos.

— ¿Por qué no entran? —preguntó Ron intrigado.

-Es de lo que habla el titulo- aventuro Ted- por alguna razón la señora gorda del retrato se debió haber ido y por esa razón no pueden entrar.

-Pero porque razón, ella nunca se ausenta- agrego Frank- excepto cuando se va a tomar con su amiga del otro retrato.

-¡Frank!- le reclamo Alice.

-¿Qué?, es cierto querida.

Harry miró delante de él, por encima de las cabezas. El retrato estaba cerrado.

—Dejadme pasar; por favor —dijo la voz de Percy. Se esforzaba por abrirse paso a través de la multitud, dándose importancia—. ¿Qué es lo que ocurre? No es posible que nadie se acuerde de la contraseña. Dejadme pasar, soy el Premio Anual.

-Huy si hermanito, con eso seguro te aran caso- ironizo Fred.

-Al menos que sean como nosotros, en tal caso solo te lo haríamos más difícil. Agrego George.

La multitud guardó silencio entonces, empezando por los de delante. Fue como si un aire frío se extendiera por el corredor. Oyeron que Percy decía con una voz repentinamente aguda:

—Que alguien vaya a buscar al profesor Dumbledore, rápido.

-Creo que eso solo alterara más a los confundidos estudiantes- comento Arthur.

Las cabezas se volvieron. Los de atrás se ponían de puntillas.

— ¿Qué sucede? —preguntó Ginny, que acababa de llegar.

-Te diste cuenta de eso- le pregunto en voz baja la pelirroja a su novio quien se limitó a sonreír simplemente.

-Pues para no estar muy interesado en ella en ese momento, estabas muy atento a lo que hacía ¿no?- hablo Sirius consiguiendo un leve sonrojo de su ahijado.

Al cabo de un instante hizo su aparición el profesor Dumbledore, dirigiéndose velozmente hacia el retrato. Los alumnos de Gryffindor se apretujaban para dejarle paso, y Harry; Ron y Hermione se acercaron un poco para ver qué sucedía.

— ¡Anda, mi madr...! —exclamó Hermione, cogiéndose al brazo de Harry.

La señora gorda había desaparecido del retrato, que había sido rajado tan ferozmente que algunas tiras del lienzo habían caído al suelo. Faltaban varios trozos grandes.

-¿Qué?- exclamaron varios de los presentes.

-¿Pero quién, o por qué razón haría algo como eso?- pregunto en voz alta un estudiante de Gryffindor.

Los del futuro vieron directamente a Sirius, ellos escucharon que había sido Black quien había hecho eso, pero no sabían el porqué.

Dumbledore dirigió una rápida mirada al retrato estropeado y se volvió. Con ojos entristecidos vio a los profesores McGonagall, Lupin y Snape, que se acercaban a toda prisa.

—Hay que encontrarla —dijo Dumbledore—. Por favor; profesora McGonagall, dígale enseguida al señor Filch que busque a la señora gorda por todos los cuadros del castillo.

-Lo que le llevaría bastante tiempo- cometo Fabián- saben si me agrada ese tipo sentiría lastima por él.

-Si, en especial porque los fantasmas y los demás retratos también podrían ayudar- agrego Gideon.

— ¡Apañados vais! —dijo una voz socarrona.

Era Peeves, que revoloteaba por encima de la multitud y estaba encantado, como cada vez que veía a los demás preocupados por algún problema.

-Pero por desgracia para él, entre el grupo se encuentra Dumbledore- comentó James- frente a él no se atreverá a causar desastre.

— ¿Qué quieres decir, Peeves? —le preguntó Dumbledore tranquilamente. La sonrisa de Peeves desapareció. No se atrevía a burlarse de Dumbledore. Adoptó una voz empalagosa que no era mejor que su risa.

-Por lo menos podremos averiguar que paso con la señora gorda- comentó Bill que no conocía esa historia.

—Le da vergüenza, señor director. No quiere que la vean. Es un desastre de mujer. La vi correr por el paisaje, hacia el cuarto piso, señor; esquivando los árboles y gritando algo terrible —dijo con alegría—. Pobrecita —añadió sin convicción.

-Ese maldito, nunca sentiría pena por alguien- espeto Alice- la verdad no sé cómo le permiten estar en el castillo.

-En ocasiones resulta útil- dijo Black.

— ¿Dijo quién lo ha hecho? —preguntó Dumbledore en voz baja.

—Sí, señor director —dijo Peeves, con pinta de estar meciendo una bomba en sus brazos—. Se enfadó con ella porque no le permitió entrar, ¿sabe? —Peeves dio una vuelta de campana y dirigió a Dumbledore una sonrisa por entre sus propias piernas—. Ese Sirius Black tiene un genio insoportable.

Sirius quedo mudo en ese momento mientras que todos los ojos se posaban sobre el animago.

-¡¿Tú le hiciese eso a la señora gorda?!- dijo medio en reprimenda Lily.

-No se pelirroja, así parece- exclamo.

-Bueno, hay que aceptar que canuto tiene un pésimo genio cuando se enoja y suele ser más idiota que de costumbre- agrego James.

-Tu no digas nada cornamenta, pues cuando tú te enfadas te pones a lazar y romper cosas- alego- más de un vez dejaste nuestra habitación hecha un desastre por tus impulsos de cólera.

-Pero esa es otra cosa, ¿por qué Sirius aria algo como eso?- pregunto Marlene.

-En su momento es probable que supusieran que quería entrar para atrapar a Harry- propuso Luna- pero con certeza no podríamos decir el motivo.

-Pero no tendría mucha lógica- agrego Scorpius- digo, la sala común estaba vacía, si podría tomarlo por sorpresa, pero después sería difícil escapar.

-Bueno, canuto no es precisamente un genio en eso- comento Remus- pero aun así, porque razón querría entrar en la sala común.

-Supongo que tendremos que continuar la lectura- hablo Lily- Sirius.

-Es el final del capítulo- le informo el oji gris dejando el libro sobre la mesa.





Una disculpa a las (os) lectoras (res), hubiera querido actualizar antes, pero con la reuniones familiares en estas fiestas no tuve mucho tiempo de estar frente a la computadora, por lo que no pude avanzar tan rápido con la historia. Pero aquí les dejo un nuevo capítulo y les deseo que pasen un feliz año (aunque la felicitación llego un poco tarde)

P.D. La historia también estará disponible en:

Aunque tardare un poco en subir todos los capítulos que llevamos hasta ahora.