martes, 10 de mayo de 2016

Capítulo 74.- Maldiciones imperdonables

Por segunda vez en lo que llevan de las lecturas una gran bocanada de fuego apareció de ningún lugar dejando salir entre ella al magnifico fénix que todos conocían que sobrevolado sobre algún comedor se dirigió en dirección a Dumbledore, para algunos fue más que evidente el notar que el ave traía consigo otro par de sobres expidiendo un poco de humo, probamente de la súbita aparición de Fawkes de entre las llamas.

Nuevamente el sorprendido director tomo el sobre que era dirigido hacia a él para posteriormente darle lectura, todos aguardaban expectantes a saber el contenido de dicha carta.

-Interesante- exclamo Dumbledore después de un rato- bien, asumo que todos quieren saber acerca de lo que acabamos de ver- no era necesaria una respuesta para saber que eso era verdad- bueno, como recordaran, la última vez que esto ocurrió fue para informarnos de la llegada de nuestros jóvenes acompañantes- continuo señalando a los de la tercera generación- pues bien, el motivo de este nuevo mensaje es, de igual forma, para avisar de la llegada de más personas.

-¡¿Qué?!- exclamo con fuerza Teddy- pero si Her… pero como se les ocurrió semejante cosa- dijo el metamorfomago a quien así se le escaba el nombre de Hermione, sabía que ella era la que más se opondría a que enviaran a más gente, no por nada fue la que más oposición y resistencia presento para acepar que ellos fueran.

-Hay no seas tan aguafiestas pequeño- salto Sirius.

-Me temo que los motivos en parte continuarán como un misterio- hablo nuevamente Dumbledore- sin embargo, hay algunas cosas que puedo compararles ahora, como tal vez algunos puedan intuir, Fawkes, no solo puede traer información a este lugar, sino también puede enviar cartas a aquellos que conjuraron el hechizo para traernos- algunos realizaron una exclamación de sorpresa- y tal parece, que el joven Black siendo consiente de este hecho, les hizo la solicitud de traer a más personas- las miradas se posaron sobre el menciones.

-Pero como, en qué momento se te pudo ocurrir eso,  mas importante cuando enviase ese mensaje interrogo James.

-Probablemente fue cuando salió antes de comenzar a comer, es el único momento en que lo hemos perdido de vista recientemente- razono Remus.

-Ya ven, al final se enteraron de todo y no hice nada malo- aseguro Sirius.

-Yo no estaría tan segura- dijo Hermione- la magia que conjuraron para traernos aquí debe ser muy complicada, y más teniendo a tantas personas reunidas, no creo que sea muy prudente traer más- explicó.

-O no debe de preocuparse señorita Granger- dijo Dumbledore- creo que aquellos que nos trajeron aquí están conscientes de ese hecho, y más aún, algunos de los que estaremos presentes no durarán mucho, al parecer algunos solo duraran un corto tiempo antes de regresar a sus épocas

-Pero como es eso, si solo van estar un momento ¿por qué tráelos?- pregunto Marlene.

-De seguro no deben ser trascendentes para la historia y solo vendrán por algún tipo de capricho- respondió Lily- después de todo, recuerda quien hizo la petición- agregó viendo de rejo a Sirius.

-Ahora que volvemos a tocar ese tema, otro sobre a llegado cuyo destinatario es el joven Black- explico el director antes de darle una señal a Fawkes pera que le llevase la carta.

El sobre no era nada espectacular, solamente parecía un sobre amarillento común y corriente con la palabra Sirius escita con tinta roja, el color de la tinta era algo peculiar pero nada para tomárselo con importancia, sin más el animago desato la carta de la pata del fénix y la abrió con mucho cuidado.

-¡¡¡Sirius Orión Black!!!- se escuchó de inmediato, la voz era tan potente que hacia retumbar los vidrios y con un tono de cólera tal que le pondría la piel de gallina al más valiente, la voz también se escuchaba bastante distorsionada (lo que le daba un toque particularmente siniestro) pero aun así todos parecían intuir que se trataba de alguna mujer la que hablaba- ¡¡¡que te crees haciendo esta clase de peticiones, no ers capaz de medir las consecuencias idiota, por esta vez te concederos este favor pero si vuelves a hacer una sugerencia tan irresponsable, una simple carta será el menor de tus problemas!!!- y dicho eso el sobre estallo en llamas.

-¡¿Pero qué diablos fue eso?!- espeto James- ni los vociferadores de la madre de Sirius me han dado tanto miedo.

-Está claro que era una reprimenda- aseguro Marlene- Sirius ¿estás bien?, pareces estar en shock- agrego la rubia viendo hacia el joven que parecía paralizado.

-He, sí, estoy bien- respondió el joven sacudiendo la cabeza- pero bueno, cuanto escándalo por algo tan simple, pero que persona tan malhumorada- aseguro.

Los jóvenes de la tercera generación se vieron entre ellos, aun cuando no fue muy clara la oz todos suponían que había sido Hermione quien le había mandado esa carta, después de todo, la castaña del futuro fue la más renuente de todos en aceptar mandarlos a ellos ahí.

-Bueno, como la vez pasado las nuevas personas llegaran mañana a la sala de menesteres- explico Dumbledore- considero que sería prudente que dejemos la mañana libre para poder explicarles apropiadamente a nuestro nuevos invitados la situación y ponerlos al tanto de la lecturas, ya que hemos avanzado bastante y de seguro tendrán muchas preguntas por lo pronto, continuemos con el último capítulo del día, si es tan amable señorita- le hablo directamente a Hermione que se enfocó nuevamente en el libro.

-Si muy bien- comenzó Hermione- el título es “Maldiciones imperdonables”

Ante la mención del título varios se quedaron sorprendidos, esas maldiciones se consideraban las perores de todas y no entendían que clase de relación tenían con unos chicos como ellos, aunque tomando en cuenta el tipo de “venturas” que esos chicos tenían no era tan extraño pensar que se enfrentarían en algún momento con cosas como esas.

Hermione pudo notar que algunos, como Lily, Remus y otros más tenían cierta intención de decir nada, pero al no escuchar palabra de su parte la castaña decidió comenzar a leer.

Los dos días siguientes pasaron sin grandes incidentes, a menos que se cuente como tal el que Neville dejara que se fundiera su sexto caldero en clase de Pociones.

-¿El sexto caldero en la semana o en lo que lleva en el colegio?- pregunto con cierta sorna Gideon.

-En lo que llevo en la escuela claro esta le respondió Neville.

El profesor Snape, que durante el verano parecía haber acumulado rencor en cantidades nunca antes conocidas, castigó a Neville a quedarse después de clase. Al final del castigo, Neville sufría un colapso nervioso, porque el profesor Snape lo había obligado a destripar un barril de sapos cornudos.

Alice miro con disgusto en dirección a Snape, ese tipo de castigos no era para el tipo de error cometido por su hijo, y más sabiendo que su mascota es precisamente un sapo.

—Tú sabes por qué Snape está de tan mal humor, ¿verdad? —dijo Ron a Harry, mientras observaban cómo Hermione enseñaba a Neville a llevar a cabo el encantamiento antigrasa para quitarse de las uñas los restos de tripa de sapo.

-Me alegra no haber tenido que volver a usar ese encantamiento nuevamente- comento el joven de cara redonda.

-No, pero te han pasado muchas más cosas- agrego Ron recordando los años siguientes, en especial aquel año que lidero la rebelión en Hogwarts

-¿Muchas más cosas?- dijo con interrogación Alice.

-No son tantas como cree- se apresuró a mentir Hermione viendo con reproche a su novio, no era momento para que se enteraran de ciertas cosas.

—Sí —respondió Harry—. Por Moody.

Era comúnmente sabido que Snape ansiaba el puesto de profesor de Artes Oscuras, y era el cuarto año consecutivo que se le escapaba de las manos.

-No creo que sea solo eso- comento James- es como el año pasado, no es solo que perdiera el puesto sino también quien lo obtuvo, es posible que ellos tuvieran algunas confrontación en algún momento

-Es probable que así haya sido-agrego Lily viendo con decepción a su antiguo amigo, tanto ella como su novia sospechaban que Severus se debió de unir a los mortifagos en algún momento.

Snape había odiado a los anteriores titulares de la asignatura y nunca se había esforzado en disimularlo. No obstante, parecía especialmente cauteloso a la hora de mostrar cualquier indicio patente de animosidad contra Ojoloco Moody.

-Ojo loco no es alguien fácil de tratar- comento Frank- cualquiera que lo conozca tendría mucho cuidado al tratarlo.

-En especial si es alguien a quien Alastor considera un enemigo- agrego Alice.

Desde luego, cada vez que Harry los veía juntos (a la hora de las comidas, o cuando coincidían en los corredores), se llevaba la clara impresión de que Snape rehuía los ojos de Moody, tanto el mágico como el normal.

-Bueno, ese es un bono extra por tener a Alastor como profesor- aseguro Sirius gustoso de que su enemigo lo estuviera pasando tan mal durante ese año.

-No dirás lo mismo si es que gracias a eso la toma contra los estudiantes- razono Marlene.

—Me parece que Snape le tiene algo de miedo, ¿no crees? —dijo Harry, pensativo.

— ¿Te imaginas que Moody convierte a Snape en un sapo cornudo —dijo, con lágrimas de risa en los ojos— y lo hace botar por toda la mazmorra...?

Ante la visión molesta del propio Severus varios, en especial los bromistas, se pusieron reír ante la idea del pelirrojo, el propio Ron soltó algunas risas también, James también reía aunque se reprimía un poco mientras que Lily negaba con cierta desaprobación.

Los de cuarto curso de Gryffindor tenían tantas ganas de asistir a la primera clase de Moody que el jueves, después de comer, llegaron muy temprano e hicieron cola a la puerta del aula cuando la campana aún no había sonado.

-No creo que eso ocurriese muy a menudo- comento Ted- deben de estar muy entusiasmados.

-Incluso los gemelos estarían emocionado por asistir a sus clases- comento James mientras los gemelos Weasley sonreían.

-Algo trágico que un bromista actué así- aseguro Sirius- pero supongo que con un profesor como ese es algo inevitable.

La única que faltaba era Hermione, que apareció puntual.

—Vengo de la...

—... biblioteca —adivinó Ron

-Bueno, tanto como adivinar no creo que sea correcto- comento Fabián.

-Cualquiera que la conozca hubiera supuesto lo mismo- apoyo Gideon.

-Y más esos días que está trabajando en que sabe qué cosa dentro de la biblioteca- agregó de ultimo Marlene.

—. Date prisa o nos quedaremos con los peores asientos.                 

-Bueno, por lo menos por esa ocasión no me preocupare porque asistas a clases- comentó Molly.

Y se apresuraron a ocupar tres sillas delante de la mesa del profesor. Sacaron sus ejemplares de Las fuerzas oscuras: una guía para la autoprotección, y aguardaron en un silencio poco habitual. No tardaron en oír el peculiar sonido sordo y seco de los pasos de Moody provenientes del corredor antes de que entrara en el aula, tan extraño y aterrorizador como siempre. Entrevieron la garra en que terminaba su pata de palo, que sobresalía por debajo de la túnica.

—Ya podéis guardar los libros —gruñó, caminando ruidosamente hacia la mesa y sentándose tras ella—. No los necesitaréis para nada.

-Bien, esa será una clase práctica, esas son las mejores- dijo con emoción Sirius mientras que algunos, Neville como el principal de ellos, recordaban con cierto sabor agridulce aquella primera clase.

-Sí, pero no creo que se comparen con las clases de Remus- agrego Dora.

-Hay que dulce, defendiendo a tu amado, porque no se dejan de idioteces y se casan de una vez

-Sirius, otra vez sales con eso- le reprendió Remus.

-hey, alguien debe decirlo- respondió el animago- aunque no estoy muy seguro de la idea del matrimonio pero aun así de que deshonras a mi sobrina la…

-Yo no le hago algo semejante a Dora- le interrumpió el oji miel.

-Pero bien que gustaría no- le pico Sirius esperando una réplica de su amigo, pero antes de poder decir algo el licántropo enrojeció con cierta fuerza, aun cuando lo tratara de reprimir con todas sus fuerzas, no podía decir que no tenía sentimientos de ese tipo hacia la metamorfomaga- Espera- agrego Sirius notando la reacción de su amigo- ¿tú en verdad…?

-Lo que quise decir es que la clase será muy diferente porque Remus y Alastor tienen actitudes bastantes diferentes- interrumpió Dora en parte para salvar a Remus y en parte porque no que no quería profundizar en qué clase de “deseos” tenía Remus para con ella, al menos no teniendo a tanta gente cerca escuchándolos.

Volvieron a meter los libros en las mochilas. Ron estaba emocionado.

-Aunque después quedamos un poco sorprendidos y hasta un poco asustados- agregó Ron, ese comentario no fue una gran sorpresa para la mayoría, después de todo no esperaban menos de una clase dada por ese rudo profesor.

Moody sacó una lista, sacudió la cabeza para apartarse la larga mata de pelo gris del rostro, desfigurado y lleno de cicatrices, y comenzó a pronunciar los nombres, recorriendo la lista con su ojo normal mientras el ojo mágico giraba para fijarse en cada estudiante conforme respondía a su nombre.

-Fue un poco siniestro- comentó Deán- y más cuando averiguamos que podía ver a través de cosas sólidas.

-Incluso nos daba algo de miedo el hacer algo sabiendo que nos podría estar observando- comento Seamus.

-Pues que cosas hacías como para molestar a un profesor he- le pico Fabián, pero el chico solo sonrió nerviosamente.

—Bien —dijo cuándo el último de la lista hubo contestado «presente»—. He recibido carta del profesor Lupin a propósito de esta clase. Parece que ya sois bastante diestros en enfrentamientos con criaturas tenebrosas. Habéis estudiado los boggarts, los gorros rojos, los hinkypunks, los grindylows, los kappas y los hombres lobo, ¿no es eso?

Remus bajo un poco la mirada mientras Dora lo abrazaba con su brazo libre (porque en el otro sostenía a Teddy) todos pudieron notar esta acción, pero nadie, ni siquiera Sirius quería decir nada.

Hubo un murmullo general de asentimiento.

-Me imagino porque- comento el oji miel.

-No tenía que ver que fuera un licántropo profesor- salto de inmediato Neville ante el asentimiento de sus compañeros- eso no nos importaba realmente.

-Nosotros le hemos dicho cosas similares, pero es tan cabeza dura- agrego Sirius en tono de reproche.

-Ya haremos algo con eso canuto, mejor continuemos con la lectura- intervino James, ya muchas veces habían tenido un intercambio similar de palabras, lo cual impacientaba un poco al oji gris, a él le gustaría quitarle ese sentimiento de inferioridad suyo de una vez, aunque sus métodos no eran precisamente muy ortodoxos.

—Pero estáis atrasados, muy atrasados, en lo que se refiere a enfrentaros a maldiciones —prosiguió Moody—. Así que he venido para prepararos contra lo que unos magos pueden hacerles a otros.

-Bueno, eso tiene algo de verdad -comento Alice- no les haría mal aprender algunos contra maleficios

-Contra maleficios- repitió Alastor- eso solo es la mitad de lo que deberían aprender.

-No pretenderás enseñarles maldiciones o si- dijo en tono desafiante Alice.

-No le enseñara como hacerlas pero mínimo les mostrara como son en la práctica- sentencio Lily.

-Y no cualquier tipo de maldiciones, sino las peores que hay en nuestro mundo- agrego James recordando el título.

Dispongo de un curso para enseñaros a tratar con las mal...

-¿Un curso?- repitieron varios a la vez, si bien era cierto que no habían tenido un solo profesor de DCAO dos años seguidos desde que comenzaron a leer, pero no creían que hubiera motivo para que dimitiera.

-Me pregunto porque solo se quedara un curso- comento Ted.

-O que para empezar aceptara  dar la clase en primer lugar- dijo Andrómeda- debe de tener alguna razón relacionada con Dumbledore, pero eso ya lo veremos después.

— ¿Por qué, no se va a quedar más? —dejó escapar Ron.

-Y qué bueno que fue solo un curso- dijo por lo bajo ron a sus amigos, si se hubiera tratado del Moody real no hubiera sindicado gran problema.

-Pero la opción que tuvimos el año siguiente no fue mejor- aseguro Ginny.

El ojo mágico de Moody giró para mirarlo. Ron se asustó, pero al cabo de un rato Moody sonrió. Era la primera vez que Harry lo veía sonreír.

-Diría que se ve aún más tétrico cuando sonríe que cuando pone su cara gruñona- comento Fred.

-Además que se ve sumamente extraño- apoyo de inmediato George.

El resultado de aquel gesto fue que su rostro pareció aún más desfigurado y lleno de cicatrices que nunca, pero era un alivio saber que en ocasiones podía adoptar una expresión tan amistosa como la sonrisa. Ron se tranquilizó.

Unos pocos soltaron una risa leve por la mención del alivio de ver que alguien como Alastor Moody podía sonreír.


—Supongo que tú eres hijo de Arthur Weasley, ¿no? —Dijo Moody—. Hace unos días tu padre me sacó de un buen aprieto... Sí, sólo me quedaré este curso. Es un favor que le hago a Dumbledore: un curso y me vuelvo a mi retiro.

-Bueno eso explica algunas cosas- omento Frank- pero aun así me intriga por qué quiso que estuviera dando clases ese año en específico- solo aquellos que conocían de cierta forma al director sabían que no lo hubiera hecho sin tener un buen motivo.

Soltó una risa estridente, y luego dio una palmada con sus nudosas manos.

—Así que... vamos a ello. Maldiciones. Varían mucho en forma y en gravedad. Según el Ministerio de Magia, yo debería enseñaros las contra maldiciones y dejarlo en eso. No tendríais que aprender cómo son las maldiciones prohibidas hasta que estéis en sexto. Se supone que hasta entonces no seréis lo bastante mayores para tratar el tema.

-Así es- afirmo Fudge- en especial en nuestros tiempos es un tema que debe ser tratado por jóvenes más maduros y…

-¡Y un cuerno!- interrumpió con severidad Alastor- en nuestro tiempo los alumnos deberían saber más como defenderse- rebatió el auror.

-Pero jóvenes de cuarto año aún son muy jóvenes para saber de esas cosas- aseguro.

-Nunca se es demasiado joven para aprender a defenderse, esos tres en particular- agrego señalando a Harry, Ron y Hermione- deberían de aprender a defenderse lo más pronto posible por todos los problemas que les pasa.

-No me agrada pero me temo que tiene razón- se lamentó Lily- hasta me gustaría que sus problemas fueran más como los de James, pero no es un permiso para que se ponga  a hacer bromas- agrego viendo la sonrisa que apareció en Sirius.

Pero el profesor Dumbledore tiene mejor opinión de vosotros y piensa que podréis resistirlo, y yo creo que, cuanto antes sepáis a qué os enfrentáis, mejor. ¿Cómo podéis defenderos de algo que no habéis visto nunca?

-Entonces en verdad se los demostrara- dijo con algo de aprensión Andrómeda- no creo que sea buena idea, podría ser un poco duro para ellos.

-Para algunos más que a otros- agrego Neville ante la mirada impactada de sus padres.

Un mago que esté a punto de echaros una maldición prohibida no va a avisaros antes.

-Eso es verdad- concedió Frank- aunque es un poco prematuro pensar en les ocurriría algo como eso

-No en el caso de esos chicos-aseguro Alastor vendo a trio con su ojo mágico.

-Ni en el caso del resto de nosotros- agregó por lo bajo Deán a sus compañeros, así todos los de su generación se vieron en la necesidad de aprender a defenderse.

No es probable que se comporte de forma caballerosa. Tenéis que estar preparados. Tenéis que estar alerta y vigilantes. Y usted, señorita Brown, tiene que guardar eso cuando yo estoy hablando.

Lavender se sobresaltó y se puso colorada. Le había estado mostrando a Parvati por debajo del pupitre su horóscopo completo.

-Perdiendo el tiempo en esas estupideces de adivinación en lugar que en la clase- salto Sirius.

-¡Hey!- relamo de inmediato Lavender.

-Nunca creí escuchar que defenderías el poner atención en una clase- exclamo Marlene.

-Si bueno, es una situación especial así que no te acostumbres- le devolvió el oji gris.

Daba la impresión de que el ojo mágico de Moody podía ver tanto a través de la madera maciza como por la nuca.

-Y no solo eso- agrego James ante la sonrisa del viejo auror, por su parte el azabache seguía preocupado de que pasaría si llega a encontrar a su hijo a deshoras bajo su capa invisible.

—Así que... ¿alguno de vosotros sabe cuáles son las maldiciones más castigadas por la ley mágica?

Varias manos se levantaron, incluyendo la de Ron y la de Hermione.

-No es muy seguido que sepas la respuesta a alguna pregunta- comento Fred.

-Por lo general siempre dejan a mamá a que responde- dijo con cierto tono de reproche Rose que era muy similar a su castaña madre.

-Mira, hasta tu propia hija te está regañando hermanito- dijo burlón George.

-Ha ya cállense-les rebatió el pelirrojo pidiéndole a su novia que continuara.

Moody señaló a Ron, aunque su ojo mágico seguía fijo en Lavender.

—Eh... —dijo Ron, titubeando— mi padre me ha hablado de una. Se llama maldición imperius, o algo parecido.

—Así es —aprobó Moody—. Tu padre la conoce bien. En otro tiempo la maldición imperius le dio al Ministerio muchos problemas.

-No lo dudo, era muy difícil idéntica a las personas correctas- comento Kingsley.

-¿Personas correctas?- pregunto Dora.

-Ocurrieron muchas cosas en el futuro, pero eso ya lo verán despues- respondió el auror.

Moody se levantó con cierta dificultad sobre sus disparejos pies, abrió el cajón de la mesa y sacó de él un tarro de cristal. Dentro correteaban tres arañas grandes y negras.

Ron exhalo con disgusto mientras los ojos de sus hermanos se posaban sobre él, ya no era secreto la enorme fobia que les tenia a esos animales.

Harry notó que Ron, a su lado, se echaba un poco hacia atrás: Ron tenía fobia a las arañas.

Moody metió la mano en el tarro, cogió una de las arañas y se la puso sobre la palma para que todos la pudieran ver. Luego apuntó hacia ella la varita mágica y murmuró entre dientes:

— ¡Imperio!

Algunos de los presentes guardaron la respiración, ya suponían que era muy probable que les mostraría de forma práctica como se realizaban las maldiciones imperdonables, pero aun así tenían una pequeña esperanza que se limitara solo a la teoría. Pero de entre todos Alice y Lily eran las que estaban más preocupadas, cada una pensaba en una de las maldiciones imperdonables que faltaban por examinar.

La araña se descolgó de la mano de Moody por un fino y sedoso hilo, y empezó a balancearse de atrás adelante como si estuviera en un trapecio; luego estiró las patas hasta ponerlas rectas y rígidas, y, de un salto, se soltó del hilo y cayó sobre la mesa, donde empezó a girar en círculos. Moody volvió a apuntarle con la varita, y la araña se levantó sobre dos de las patas traseras y se puso a bailar lo que sin lugar a duda era claqué.

Todos se reían.

Los de la tercera generación, a excepción claro de Teddy y Victoire que eran los mayores, sonrieron o rieron ante la descripción de lo ocurrido, como los de la segunda generación en su momento que ahora se mantenían silenciosos.

Todos menos Moody.

—Os parece divertido, ¿verdad? —gruñó—. ¿Os gustaría que os lo hicieran a vosotros?

La risa dio fin casi al instante.

-Creo que eso ya no sería tan divertido- comento Albus que borro la sonrisa que tenía en el rostro.

-Es una maldición con un terrible potencial sin duda- comento Rose- no sería una maldición imperdonable si no fuera así.

—Esto supone el control total —dijo Moody en voz baja, mientras la araña se hacía una bola y empezaba a rodar—. Yo podría hacerla saltar por la ventana, ahogarse, colarse por la garganta de cualquiera de vosotros...

Ron se estremeció.

-No es malo que tengas miedo sobrino- comento Fabián- pero tal vez deberías de hacer con esa fobia tuya.

-Sí, no creo que sea bueno que andes temblando por ahí siempre que aparece una araña- apoyo Gideon.

-Lo dicen como si fuera muy fácil- reclamo Ron, y es que desde que entro al colegio, en especial el encuentro con Aragog, su miedo por esos bichos no se ha reducido en lo más mínimo.

—Hace años, muchos magos y brujas fueron controlados por medio de la maldición imperius —explicó Moody, y Harry comprendió que se refería a los tiempos en que Voldemort había sido todopoderoso—. Le dio bastante que hacer al Ministerio, que tenía que averiguar quién actuaba por voluntad propia y quién, obligado por la maldición.

-Muchos incluso se escudaron con eso para libar la carel, aunque en verdad estaban ahí por gusto- aseguro Kingsley viendo de reojo a Lucius.

-Y gracias a su ineptitud ocurrió lo que ocurrió en los mundiales- agrego Sirius viendo disimuladamente a Fudge- esos del ministerio parece que solo cometen errores.

»Podemos combatir la maldición imperius, y yo os enseñaré cómo,

-No pensaras usar la maldición con los estudiantes ¿verdad?- pregunto con preocupación Alice.

-De que otra forma podrían estar preparados para desafiarla- respondió el auror.

-Pero como se te ocurre- se exalto la mujer- hacerles algo como eso a esos pobres niños.

-No se trata de una tortura ni mucho menos- aseguro Alastor- además, es mucho mejor que yo trate de controlarlos para que puedan practicar a defenderse, a que un mago tenebroso lo haga en mi lugar- agrego- y no debería decir que podría pasar con ellos si eso ocurriera.

Por mucho que quiera hacerlo, ni la propia Alice podía negar que eso era cierto, hasta cierto punto de vista, de las tres maldiciones imperdonables era la menos peligrosa en sí, y además, la única de las tres que puede ser combatida.

Pero se necesita mucha fuerza de carácter, y no todo el mundo la tiene.

Varias miradas voltearon a ver en dirección al trio, algunos mas específicamente al propio Harry, los jóvenes del pasado no podían evitar preguntarse si ese joven seria de esas personas que pueden combatir dicha maldición.

Lo mejor, si se puede, es evitar caer víctima de ella. ¡ALERTA PERMANENTE! —bramó, y todos se sobresaltaron.

-Tu frase favorita- comento Kingsley- se ve que también se las enseñaras a ellos.

Moody cogió la araña trapecista y la volvió a meter en el tarro.

— ¿Alguien conoce alguna más? ¿Otra maldición prohibida?

Hermione volvió a levantar la mano y también, con cierta sorpresa para Harry, lo hizo Neville.

-Ho-  exclamo por lo bajo Alice por lo que solo su esposo pudo escucharla, suponiendo lo que pasaría el hombro abraso a su esposa, acción que paso desapercibida a excepción por aquellos que conocían la historia de Neville.

La única clase en la que alguna vez Neville levantaba la mano era Herbología, su favorita. El mismo parecía sorprendido de su atrevimiento.

-Y de verdad que sí, no es por ofender, pero eres algo miedoso- comento Gideon.

-Y es más sorpréndete que lo hicieras con ese profesor tan amenazante que tenías en frente- apoyo Fabián.

A pesar de la vista severa de Alastor, Luna y algunas más personas, el comentario de los gemelos fue apoyado con algunas isitas de los jóvenes del pasado, porque los del futuro ya sabían de la situación de Neville y no les pareció para nada gracioso su comentario.

— ¿Sí? —dijo Moody, girando su ojo mágico para dirigirlo a Neville.

—Hay una... la maldición cruciatus —dijo éste con voz muy leve pero clara.

Frank y Alice apretaron los puños con fuerza, eso sería muy duro para su querido hijo, y también para ellos.

Moody miró a Neville fijamente, aquella vez con los dos ojos.

— ¿Tú te llamas Longbottom? —preguntó, bajando rápidamente el ojo mágico para consultar la lista.

El propio Neville bajo la vista mientras que Luna le acariciaba la espalda dándole ánimos, mientras que Hermione seguía leyendo como Moody iba por un segunda araña que se veía como paralizada de miedo mientras la hacía crecer (lo que altero más a Ron) para que vieran mejor los efectos de la maldición.

Moody levantó otra vez la varita, señaló de nuevo a la araña y murmuró:

— ¡Crucio!

Alice se apretó con fuerza al brazo de su esposo en ese momento, no tenía ni idea de que tanto eso afectaría a su hijo, y veía con cierta ira a Alastor, pues estaba convencida de que era imposible que él no supiera lo que les había ocurrido a ellos.

De repente, la araña encogió las patas sobre el cuerpo. Rodó y se retorció cuanto pudo, balanceándose de un lado a otro. No profirió ningún sonido, pero era evidente que, de haber podido hacerlo, habría gritado. Moody no apartó la varita, y la araña comenzó a estremecerse y a sacudirse más violentamente.

Los de la primera pero en especial los de la tercera generación se estremecieron por la descripción y al imaginarse lo que era, por su parte los de la segunda generación que la habían visto e incluso algunos de ellos la habían sentido, no se vieron tan afectados por eso, aunque sí pudieron sentir un leve escalofrió recorrerle la columna.

— ¡Pare! —dijo Hermione con voz estridente.

Harry la miró. Ella no se fijaba en la araña sino en Neville, y Harry, siguiendo la dirección de los ojos de su amiga, vio que las manos de Neville se aferraban al pupitre. Tenía los nudillos blancos y los ojos desorbitados de horror.

Los padres del chico no estaban en mejores condiciones, eso era algo completamente evidente para sus amigos, los merodeadores Lily y Marlene se preguntaban porque estaban tan afectados, mientras que los que sabían la razón bajaban las miradas con pena por lo que debían de estar sintiendo.

Moody levantó la varita. La araña relajó las patas pero siguió retorciéndose.

—Reducio —murmuró Moody, y la araña se encogió hasta recuperar su tamaño habitual. Volvió a meterla en el tarro—. Dolor —dijo con voz suave—. No se necesitan cuchillos ni carbones encendidos para torturar a alguien si uno sabe llevar a cabo la maldición cruciatus... También esta maldición fue muy popular en otro tiempo. Bueno, ¿alguien conoce alguna otra?

-No dudo que más de alguno debe saber cuál es la que falta- comento James- pero no se quien tenga la voluntad para decirlo en voz alta.

-Sin duda fue Hermione- comento Fred.

-Para ella es imposible no responder a una pregunta- apoyo George.

-¡Cierren la boca!- les reclamo la castaña.

Harry miró a su alrededor. A juzgar por la expresión de sus compañeros, parecía que todos se preguntaban qué le iba a suceder a la última araña. La mano de Hermione tembló un poco cuando se alzó por tercera vez.

-No se atrevan a decir nada- les dijo en advertencia Hermione pues los gemelos comenzaron a sonreír en ese momento.

— ¿Sí? —dijo Moody, mirándola.

—Avada Kedavra —susurró ella.

Algunos, incluido Ron, le dirigieron tensas miradas.

-Aunque no hubieran respondido, Alastor de cualquier manera se las mostraría- aseguro Lily- no la dejaría pasar por alto por ningún motivo.

— ¡Ah! —Exclamó Moody, y la boca torcida se contorsionó en otra ligera  sonrisa—. Sí, la última y la peor. Avada Kedavra: la maldición asesina.

Ahora fue el turno de Lily de aferrarse a su novio, en ese momento su hijo sabia con exactitud qué era lo que les había ocurrido a ellos cuando era solo un bebe.

Metió la mano en el tarro de cristal, y, como si supiera lo que le esperaba, la tercera araña echó a correr despavorida por el fondo del tarro, tratando de escapar a los dedos de Moody, pero él la atrapó y la puso sobre la mesa. La araña correteó por la superficie.

Moody levantó la varita, y, previendo lo que iba a ocurrir, Harry sintió un repentino estremecimiento.

— ¡Avada Kedavra! —gritó Moody.

James y Lily saltaron un poco en cuando leyeron esa última parte, Remus y Sirius también estaban un poco afectados al pensar que fue eso lo que les quitó la vida a sus queridos amigos.

Hubo un cegador destello de luz verde y un ruido como de torrente, como si algo vasto e invisible planeara por el aire. Al instante la araña se desplomó patas arriba, sin ninguna herida, pero indudablemente muerta.

-Igual a esos Ryddle de los que leímos al principio- comento Dora.

-Sí, pero no supimos de ese incidente hasta mucho tiempo después- agregó Harry.

Algunas de las alumnas profirieron gritos ahogados. Ron se había echado para atrás y casi se cae del asiento cuando la araña rodó hacia él.

Moody barrió con una mano la araña muerta y la dejó caer al suelo.

—No es agradable —dijo con calma—. Ni placentero. Y no hay contramaldición. No hay manera de interceptaría. Sólo se sabe de una persona que haya sobrevivido a esta maldición, y está sentada delante de mí.

-Eso solo daría más fama innecesaria verdad- comento Albus.

-No es de extrañarse- dijo sin muchos ánimos Harry.

Harry sintió su cara enrojecer cuando los ojos de Moody (ambos ojos) se clavaron en los suyos. Se dio cuenta de que también lo observaban todos los demás.

Sus compañeros que estaban en ese momento se sonrojaron un poco al recordar la poca discreción que mostraron en ese momento.

Harry miró la limpia pizarra como si se sintiera fascinado por ella, pero no veía nada en absoluto...

De manera que así habían muerto sus padres... exactamente igual que esa araña. ¿También habían resultado sus cuerpos intactos, sin herida ni marca visible alguna? ¿Habían visto el resplandor de luz verde y oído el torrente de muerte acercándose velozmente, antes de que la vida les fuera arrancada?

-Hay Harry, no importa por cuanto has pasado, ese es un tema que te sigue afectando mucho verdad- comento Lily.

-Es lógico, cualquier niño se sentiría igual al saber tales detalles del terrible destino de sus padres- aseguro Andrómeda.

-Siempre que sean buenos padres- intervino Sirius- en lo personal no me importaría saber los detalles de la muerte de Walburja

-Ya Sirius- le dijo Marlene sabiendo que hablaba de su madre, el solo usaba ese tenue toque de odio en su voz cuando hablaba de ella.

Hermione fue leyendo los pensamientos de su amigo, como se imaginaba que había sido la muerte de sus padres y todos los detalles que había descubierto el año anterior por el efecto de los dementores y claro, la traición de colagusano.

Moody había vuelto a hablar; desde la distancia, según le parecía a Harry. Haciendo un gran esfuerzo, volvió al presente y escuchó lo que decía el profesor.

-Será lo mejor que enfoques tu mente en otras cosas- comento Remus.

—Avada Kedavra es una maldición que sólo puede llevar a cabo un mago muy poderoso. Podríais sacar las varitas mágicas todos vosotros y apuntarme con ellas y decir las palabras, y dudo que entre todos consiguierais siquiera hacerme sangrar la nariz. Pero eso no importa, porque no os voy a enseñar a llevar a cabo esa maldición.

-Eso ya sería demasiado- exclamo Alice con cierto reproche en la voz- pero bueno, Alastor Mody nunca enseñaría alguna de esas maldiciones a alguien, ni siquiera a los aurores.

-Ni siquiera las utiliza a no ser que tenga más alternaba- agrego Frank- algo que no muchos están dispuestos a hacer.

»Ahora bien, si no existe una contramaldición para Avada Kedavra, ¿por qué os la he mostrado? Pues porque tenéis que saber. Tenéis que conocer lo peor. Ninguno de vosotros querrá hallarse en una situación en que tenga que enfrentarse a ella. ¡ALERTA PERMANENTE! —bramó, y toda la clase volvió a sobresaltarse.

Los jóvenes del futuro se vieron entre ellos, en ese momento no se habían imaginado que padecerían de esas maldiciones en carne propia un par de años después, hasta cierto punto y a pesas que su maestro en verdad era un mortifago, no fue una lección tan mala pues al final la tuvieron que poner en práctica.

»Veamos... esas tres maldiciones, Avada Kedavra, cruciatus e imperius, son conocidas como las maldiciones imperdonables. El uso de cualquiera de ellas contra un ser humano está castigado con cadena perpetua en Azkabán. Quiero preveniros, quiero enseñaros a combatirlas. Tenéis que prepararos, tenéis que armaros contra ellas; pero, por encima de todo, debéis practicar la alerta permanente e incesante. Sacad las plumas y copiad lo siguiente...

-Bueno, el resto de la clase deberá ser más tranquila- comento Andrómeda.

-La verdad así fue, pero aun estábamos muy impresionados por la demostración previa- acepto Hermione.

-Algunos más que otros- agrego Neville, tanto por lo leído como por la actitud del joven descrito en los libros anteriores, era evidente que él fue de los que más fueron afectados.

Se pasaron lo que quedaba de clase tomando apuntes sobre cada una de las maldiciones imperdonables. Nadie habló hasta que sonó la campana; pero, cuando Moody dio por terminada la lección y ellos hubieron salido del aula, todos empezaron a hablar inconteniblemente. La mayoría comentaba cosas sobre las maldiciones en un tono de respeto y temor.

-Sin duda los dejaste muy impresionados- dijo Remus- tu método es poco ortodoxo, pero al menos en verdad están teniendo una clase digna.

-El segundo profesor digno que tienen en esa clase- agrego Dora.

-Por el momento, pero el profesor Lupin fue el mejor en nuestros años de escuela- termino Deán, y es que aunque las clases de ese año fueron interesantes y las clases de Snape en su sexto año eran muy informativas, el hecho que uno fuera un mortifago y el desagrado que le tienen al otro, hicieron que sus clases no fueran tan apreciadas como la del licántropo, aunque claro, nadie menciono esos detalles.

— ¿Visteis cómo se retorcía?

—Y cuando la mató... ¡simplemente así!

Hablaban sobre la clase, pensó Harry, como si hubiera sido un espectáculo teatral, pero para él no había resultado divertida.

-Es evidente- aseguro Ted- él se vio afectado directamente con esas maldiciones, no se puede comparar lo que siente con los demás.

Y, a juzgar por las apariencias, tampoco para Hermione.

—Daos prisa —les dijo muy tensa a Harry y Ron.

— ¿No vuelves a la condenada biblioteca? —preguntó Ron.

-Sin duda lo hará en cuanto pueda- comento Fred.

-No, en esa ocasión se trataba de otra cosa- respondió Ron.

—No —replicó Hermione, señalando a un pasillo lateral—. Neville.

Neville se hallaba de pie, solo en mitad del pasillo, dirigiendo al muro de piedra que tenía delante la misma mirada horrorizada con que había seguido a Moody durante la demostración de la maldición cruciatus.

-Recordando todo lo ocurrido verdad- dijo Frank mientras que su madre lo veía con ternura y pena.

-Entre algunas otras cosas- respondió Neville, evidentemente refiriéndose a lo que les paso a él y a su madre.

—Neville... —lo llamó Hermione con suavidad.

Neville la miró.

—Ah, hola —respondió con una voz mucho más aguda de lo usual—. Qué clase tan interesante, ¿verdad? Me pregunto qué habrá para cenar, porque... porque me muero de hambre, ¿vosotros no?

-Sin duda quedo muy impresionado- comento Teddy- pero la forma en que trata de desviar el tema no es muy convincente.

—Neville, ¿estás bien? —le preguntó Hermione.

—Sí, sí, claro, estoy bien —farfulló Neville atropelladamente, con la voz demasiado aguda—. Una cena muy interesante... clase, quiero decir... ¿Qué habrá para cenar?

-Es obvio que está muy afectado- aseguro Andrómeda- no es de extrañar que ni siquiera pueda aparentar tranquilidad.

Ron le dirigió a Harry una mirada asustada.

—Neville, ¿qué...?

Oyeron tras ellos un retumbar sordo y seco, y al volverse vieron que el profesor Moody avanzaba hacia allí cojeando.

-¿Y ahora qué?- pregunto Alice.

-Nada malo de hecho- respondió Neville- la verdad es que llego en buen momento.

-Te evitaste contarnos porque estabas tan mal- dijo ron- aunque al final lo terminamos descubriendo todo.

-Y a nosotros nos dejan sin comprender nada- espeto Sirius.

-Nosotros también estábamos igual así que ya supéralo- le contradijo Harry pidiéndole a su amiga que continuará.

Los cuatro se quedaron en silencio, mirándolo con aprensión, pero cuando Moody habló lo hizo con un gruñido mucho más suave que el que le habían oído hasta aquel momento.

—No te preocupes, hijo —le dijo a Neville—. ¿Por qué no me acompañas a mi despacho? Ven... tomaremos una taza de té.

Neville pareció aterrorizarse aún más ante la perspectiva de tomarse un té con Moody. Ni se movió ni habló.

-Me es difícil imaginarlo actuar de esa forma- comento por lo bajo James “S” a sus hermanos y amigos- nunca lo he visto con esa actitud en sus clases.

-Claro que no, debió de cambiar en algún momento- le respondió Albus- recuerda lo que leímos de la época de nuestros padres.

-James leer, ja que risa- dijo Scorpius con evidente burla.

-¿Y ustedes que hablan?- les interrogo Sirius

-De la vida amorosa de Scorpius y rose- respondió el mayor de los hermanos Potter con evidente intención de molestar al rubio.

-Normalmente te creería nieto mío, pero algo me die que estas mintiendo- le dijo James.

-Como sea, lo mejor es que sigamos con la lectura- intervino Teddy sin darle importancia a la discusión de sus compañeros.

Moody dirigió hacia Harry su ojo mágico.

—Tú estás bien, ¿no, Potter?

—Sí —contestó Harry en tono casi desafiante.

-Clásico, como en el segundo libro que no quería ir a la enfermería después de lo que paso con el dementor en el tren- comento Ginny.

-Pero no necesitaba ir- respondió el azabache recibiendo varias miradas que evidentemente le daban la razón a la pelirroja.

-Eso solo demuestra que eres muy obstinado- reitero la pelirroja abrasando a su novio dándole un beso en la mejilla

El ojo azul de Moody vibró levemente en su cuenca al escudriñar a Harry. Luego dijo:

—Tenéis que saber. Puede parecer duro, pero tenéis que saber. No sirve de nada hacer como que... bueno... Vamos, Longbottom, tengo algunos libros que podrían interesarte.

-Y así fue- aseguro el joven- incluso aún conservo el libro que recibí esa ocasión- dijo con una evidente sonrisa de satisfacían.

-Dudo que alguna vez alguien se emocionara tanto por un libro- salto George- excepto tal vez Hermione

-¡Ya cállate!- le reclamo la castaña con un leve sonrojo, y es que en parte tenia razón en lo que decía.

Neville miró a sus amigos de forma implorante, pero ninguno dijo nada, así que no tuvo más remedio que dejarse arrastrar por Moody, que le había puesto en el hombro una de sus nudosas manos.

—Pero ¿qué pasaba? —preguntó Ron observando a Neville y Moody doblar la esquina.

—No lo sé —repuso Hermione, pensativa.

— ¡Vaya clase!, ¿eh? —Comentó Ron, mientras emprendían el camino hacia el Gran Comedor—. Fred y George tenían razón.

-Sí, aunque con nosotros la clase fue un poco diferente- acepto Fred.

-Sí, no nos hizo esas demostraciones de las maldiciones como a ustedes- agrego George.

-Con nosotros tampoco, pero si nos explicó algunas cosas de esas maldiciones- intervino Ginny- tal vez pensó que éramos algo jóvenes

-Pues me alegra que así haya sido- aseguro Molly, no legrada que su hijo tuviera esa clase demostraciones y mucho menos le gustaba la idea que la más joven de sus hijas también tuviera que verlo.

Este Moody sabe de qué va la cosa, ¿a que sí? Cuando hizo la maldición Avada Kedavra, ¿te fijaste en cómo murió la araña, cómo estiró la pata?

-Muy delicado hermano/sobrino- dijeron al tiempo los dos pares de gemelos.

-Solo trataba de hacer conversación- se defendió el pelirrojo.

-Pues no fue la mejor manera de hacerlo- aseguro Hermione antes de regresar a la lectura.

Ron enmudeció de pronto ante la mirada de Harry, y no volvió a decir nada hasta que llegaron al Gran Comedor, cuando se atrevió a comentar que sería mejor que empezaran aquella misma noche con el trabajo para la profesora Trelawney, porque les llevaría unas cuantas horas.

-Pues no fue así con su método alternativo- les dijo como si los reprendiera aunque su sonrisa era bastante evidente.

-¡Hey! que no estábamos tan herrados- se defendió Ron.

-Además a la profesora le fascino nuestros trabajos- agrego en su defensa Harry.

-Sí, seguro que su opinión era la más imparcial- ese tono burlón de voz de la chica molesto a un par de sus compañeras, pero antes de recibir alguna replica continúo leyendo.

Hermione no participó en la conversación de Harry y Ron durante la cena, sino que comió a toda prisa para volver a la biblioteca. Harry y Ron fueron hacia la torre de Gryffindor, y Harry, que no había pensado en otra cosa durante toda la cena, volvió al tema de las maldiciones imperdonables.

-No eres alguien que deje un tema así como así, eso quedó demostrado incontables veces durante los libros- comento Lily- en ese sentido eres más terco que tu padre.

-Y otra vez con eso, si el terco no soy solo yo

-Lo sabemos cornamenta, pero así son las cosas- le dijo Sirius- recuerda todas fallas, errores, podredumbre vienen del lado de los Potter

-Y todo lo bueno, noble y puro vienen del lado de los Evans- continuo Remus comprendiendo la burla.

-Tal como debe ser- termino Lily con una sonrisa traviesa.

-Ha, gracias por su apoyo idiotas- les reclamo James a sus amigos.

-Sabes que no es cierto cariño no te enojes- le dijo Lily abrasando y besando a su novio de una forma muy similar a como lo había hecho Ginny hace algunos momentos tras.

— ¿No se meterán en un aprieto Moody y Dumbledore si el Ministerio se entera de que hemos visto las maldiciones? —preguntó, cuando se acercaban a la Señora Gorda.

-Sin duda lo haría- aseguro Fudge- no creo que el ministerio acepte que se les enseñe semejantes cosas a unos niños.

—Sí, seguramente —contestó Ron—. Pero Dumbledore siempre ha hecho las cosas a su manera, ¿no?, y me parece que Moody se ha estado metiendo en problemas desde hace años. Primero ataca y luego pregunta... Fíjate en lo de los contenedores de basura. «Tonterías...»

-Eso también es cierto- aseguro Kingsley- pero por lo general saben lo que hacen.

-Y no sale nada bueno que el misterio trate de interferir en ese tipo de asuntos- agrego Harry

La Señora Gorda se hizo a un lado para dejarles paso, y ellos entraron en la sala común de Gryffindor, que estaba muy animada y llena de gente.

—Entonces, ¿nos ponemos con lo de Adivinación? —propuso Harry.

—Deberíamos —respondió Ron refunfuñando.

-Ciertamente deberían, pero eso no quiere decir que en verdad tienen que hacerlo- aseguro Fred.

-Sí, hay muchas cosas que podrían hacer….

-Como perder el tiempo- atajo Hermione- si tardaron oras con su método de estar haciendo lo que ustedes nunca terminarían.

Fueron por los libros y los mapas al dormitorio, y encontraron a Neville allí solo, sentado en la cama, leyendo. Parecía mucho más tranquilo que al final de la clase de Moody, aunque todavía no estuviera del todo normal. Tenía los ojos enrojecidos.

—¿Estás bien, Neville? —le preguntó Harry.

—Sí, sí —respondió Neville—, estoy bien, gracias. Estoy leyendo este libro que me ha dejado el profesor Moody...

Levantó el libro para que lo vieran. Se titulaba Las plantas acuáticas mágicas del Mediterráneo y sus propiedades.

-Justamente lo que necesitaba- comento Frank- esa es su mejor clase sin duda eso le levanto un poco el ánimo.

-Bueno, compensa un poco lo que hizo en clase- aseguro Alice viendo indirectamente a Alastor, era evidente que la acusación iba contra el.

-Duro o no, lo acepten o no, ellos deben de aprender de esas cosas tarde o temprano, y mejor que sea lo pronto posible- increpo Alastor comenzando a sentir un poco de exasperación por todas las recriminaciones de como llevaba sus clases.

—Parece que la profesora Sprout le ha dicho al profesor Moody que soy muy bueno en Herbología —dijo Neville. Había una tenue nota de orgullo en su voz que Harry no había percibido nunca—. Pensó que me gustaría este libro.

-Gustarme fue poco, aprendí muchas cosas de ese libro- aseguro Neville- había muchas plantas que no conocía

Decirle a Neville lo que la profesora Sprout opinaba de él, pensó Harry, había sido una manera muy hábil de animarlo, porque muy raramente oía decir que fuera bueno en algo. Era un gesto del estilo de los del profesor Lupin.

-Sin duda es una muy buena estrategia- aseguro Andrómeda- aunque claro, me es difícil pensar en Alastor siendo tan amigable como Remus.

-La actitud es diferente pero el resultado al final es el mismo supongo- agrego Ted.

Hermione fue leyendo como se pusieron a hacer sus deberes y de los pocos resultados obtenidos tras una hora de trabajo.

—No tengo ni idea de qué significa todo esto —declaró, observando una larga lista de cálculos.

-Es que no todos tienen las cualidades para hacer el trabajo- dijo con cierta petulancia Lavender recibiendo el apoyo de Parvati

-Sí, no todos están tan obsesionados con esa clase como ustedes- le respondió Sirius.

-¡Hey!- Reclamaron las chicas

-De cualquier forma, el hecho es que no es una clase en la que no sería conveniente que continuaran- aseguró Lily- pero dudo que la dejen en algún momento.

-Claro que si, después de los TIMMOS ya no volvimos a esa clase- respondió Ron.

-Pues no es como si hubieran podido haber continuado, no sacaron una buena nota en esa clase- aseguró Hermione.

-No puedes reclamarnos nada, por lo menos duramos más que tu- salto el pelirrojo.

-Pues que continuaran hasta que al final la dejaran es mucho más inútil, por lo menos yo deje de perder mi tiempo con esa clase.

-Si pero…

-Perdón Ron- le interrumpió Harry- pero podrías dejar que Hermione continúe leyendo, ya después pueden continuar su discusión- propuso el chico pues eso podría tardar bastante tiempo.

-Sí, y por favor discutan en su cuarto conyugal para que no los escuchemos- agrego Ginny logrando un leve sonrojo en el par.

-Si es así podríamos dormir con ustedes- pregunto Rose a sus primos y refiriéndose a ella y a su hermano- no nos gustaría estar cerca de ellos en dicha discusión.

-No creo que haya problemas- dijo Albus viendo a su padres que asintieron demostrándole que no los había- bien, y también Scorp podría venir.

-Podría ser, pero antes quisiera saber cómo continua la historia- dijo con cierta premura el joven rubio antes de que a Albus o a james “S”  se les ocurriera agregar algo de su supuesto noviazgo con Rose

-Si claro, ya continuo- dijo Hermione retomando la lectura.

— ¿Sabes qué? —Dijo Ron, que tenía el pelo de punta a causa de todas las veces que se había pasado los dedos por él llevado por la desesperación—. Creo que tendríamos que usar el método alternativo de Adivinación.

— ¿Qué quieres decir? ¿Que nos lo inventemos?

—Claro —contestó Ron, que barrió de la mesa el batiburrillo de cuentas y apuntes, mojó la pluma en tinta y comenzó a escribir—. El próximo lunes —dijo, mientras escribía— es probable que me acatarre debido a la negativa influencia de la conjunción de Marte y Júpiter. —Levantó la vista hacia Harry—. Ya la conoces: pon unas cuantas desgracias y le gustará.

-Y así fue- corroboro Ron- la verdad es fue de nuestro mejor trabajo para esa clase.

-Me enorgullecen chicos- les dijo Sirius- ya quiero saber que tantas estupideces ponen para complacer a esa charlatana.

—Bien —asintió Harry, estrujando su primer borrador del trabajo y tirándolo al fuego por encima de las cabezas de un grupo de charlatanes alumnos de primero—. Vale. El lunes tendré riesgo de... resultar quemado.

—La verdad es que sí —dijo Ron con una risita—, porque el próximo lunes volveremos a ver los escregutos.

-He imagino que seguirán sin saber gran cosa de son esos animales o que comen- comento Charlie.

-Eso es lo de menos, la mayoría de nosotros ya no queríamos volver a verlos siquiera- agrego Seamus.

Bien, el martes yo...

—Puedes perder tu más preciada posesión —propuso Harry, echando un vistazo a Disipar las nieblas del futuro en busca de ideas.

—Muy bien. Será a causa de... eh... Mercurio. ¿Qué te parece si a ti alguien que pensabas que era amigo tuyo te apuñala por la espalda?

-No fue precisamente así, pero fue algo parecido.- comento Ginny ante la vergüenza de su hermano.

-¿Qué quieres decir con eso?- le pregunto James.

-Ya lo vera en unos capítulos más- respondió Ron, esa fue la primera vez que él y su amigo se distanciaron tanto, aunque claro, comparado con lo que ocurrirá en el séptimo libro, lo de esta ocasión no era nada.

—Sí, eso me gusta —dijo Harry, tomando nota—. Y ocurrirá porque... Venus estará en la duodécima casa celeste.

—Y el miércoles creo que me irá muy mal en una pelea.

— ¡Eh, me lo has quitado! Bueno, no pasa nada: puedo perder una apuesta.

—Sí, puedes apostar a que yo gano la pelea.

Varios de los presentes se reían por el extraño intercambio de palabras en su intento por terminar esa tarea, incluso Lily estaba riendo modestamente antes las ocurrencias de su hijo y amigo, y es que ni siquiera ella podía tomar con seriedad semejante clase.

Continuaron inventando predicciones (que iban aumentando en gravedad) durante otra hora, mientras se iba vaciando la sala común conforme la gente se iba a dormir. Crookshanks se les acercó, saltó con agilidad a una silla vacía y miró a Harry acusadoramente, de forma muy semejante a como lo habría hecho Hermione de haber sabido que no estaban haciendo el trabajo de un modo honrado.

-Igual a su dueña- comento Sirius- deberían de relajarse, incluso la pelirroja se está divirtiendo.

-Solo es por esa clase en específico Sirius, en las demás espero que pongan un poco más de esmero para hacer las tareas.

-Bueno en las demás clases si aprenden algo que verdaderamente les seria útiles- agrego James.

-Ya no entiendo- dijo Sirius- James está malcriando a la pelirroja o ella está biencriando a mi colega.

-Digamos que están cincuenta a cincuenta- respondió Remus- pero por otro lado “biencriando” esa palabra ni siquiera existe canuto.

-Bueno pero me entendieron o no.

-En cuanto apenas tío, pero no quiero imaginar qué clase de "biencriansa" le darás a tus hijos- dijo Dora.

-No te preocupes, recuerda que quien criara a tu hijo será lunático no canuto- salto James.

-¡James!- le dijo el ojo miel con tono represivo

-¿Qué?, no puedes negar que serias mejor opción que canuto

-Hey, aunque sea cierto duele que lo digas- le dijo el oji gris mitad ofendido mitad divertido- además no creo que lo haría tan mal como ustedes piensan

-Quien sabe, solo sé que Marlene las tendrá negra cuando les quieras enseñar a sus hijos a hacer bromas.

-Ustedes atacan a todos verdad- exclamo McKinnon notando que ya la habían incluido en sus bromas.

-Debes de aceptar que ya se habían tardado en hacerlo- dijo Lily.

-He, me permitirían continuar con la lectura- les pregunto hermane

-Sí, perdónanos querida- le respondió Lily.

-Descuide usted no es el problema.

-¿Pero qué?, ¿por qué si ellas también interrumpieron solo nos atacas a nosotros?- reclamo Sirius.

-Porque si y punto- respondió Hermione antes de retomar la lectura.

Harry contempló la sala, intentando pensar en una desgracia que aún no hubiera puesto, y vio a Fred y George sentados uno al lado del otro contra el muro de enfrente, las cabezas casi juntas y las plumas en la mano, escudriñando un pedazo de pergamino. No era normal ver a Fred y George apartados en un rincón y trabajando en silencio.

-Eso si es algo extraño, sin duda están planeando algo- apoyó Gideon.

-Con el dinerito que ganaron en los mundiales- secundo Fabián

-Yo no estar tan seguro de eso- les contradijo Ron.

Les gustaba estar en todos los fregados y ser siempre el centro de atención.

-Como algunos que conocemos- comento Marlene y las miradas de los la primera generación se dirigió a los merodeadores.

-Sí, incluso en nuestro tiempo tenemos tipos así- agrego Albus viendo a su hermano mayor.

Había algo misterioso en la manera en que trabajaban sobre el trozo de pergamino, y Harry se acordó de cómo se habían puesto a escribir los dos juntos cuando habían vuelto a La Madriguera. Entonces había pensado que debía de tratarse de otro cupón de pedido para los «Sortilegios Weasley», pero esta vez no le daba la misma impresión: en ese caso, seguramente habrían dejado a Lee Jordan participar en la broma. Se preguntó si no estaría más bien relacionado con el Torneo de los tres magos.

-No, debe ser algo más, de otra forma también habrían incluido a su amigo- aseguro Ted.

Mientras Harry los observaba, George le dirigió a Fred un gesto negativo de la cabeza, tachó algo con la pluma y, en una voz muy baja que sin embargo llegó al otro lado de la sala casi vacía, le dijo:

—No... Así da la impresión de que lo estamos acusando. Tenemos que tener cuidado...

-¡¿Qué?!- dijeron varios a la vez-

-Es solo una historia secundaria sin mucha importancia- salto Hermione tratando de evitar que hicieran más preguntas.

-Hey- se exaltaron los gemelos- que para nosotros eso era muy importante- continuo George.

-Sí, no es justo que lo hagas menos de esa forma- apoyo Fred.

-Para ustedes era importante pero para el propósito de los libros no lo es- se defendió a castaña.

-Pues quien sabe Hermione, por algo esa parte también apareció en el libro no lo crees-comento Ron pero sin una idea precisa de cual podría ser dicho motivo

En ese momento George levantó la vista y se dio cuenta de que Harry los observaba. Harry sonrió y se apresuró a volver a sus predicciones. No quería que George pensara que los espiaba.

-La verdad es que si nos preocupamos un poco, en especial con esa habilidad suya de averiguar cosas- acepto Fred.

-Si, a mí de hecho me sorprendió que no lo descubrieran antes, al final les terminamos contando todo- agrego George.

-Bueno, perdonen que sus cosas no nos interesaran, pero si lo recuerdan teníamos otras cosas más importantes en las que pensar- salto de inmediato Harry.

Poco después, los gemelos enrollaron el pergamino, les dieron las buenas noches y se fueron a dormir.

Hacía unos diez minutos que Fred y George se habían marchado cuando se abrió el hueco del retrato y Hermione entró en la sala común con un manojo de pergaminos en una mano y en la otra una caja cuyo contenido hacía ruido conforme ella andaba. Crookshanks arqueó la espalda, ronroneando.

-Y se pudiera hablar sin duda los acusaría por la forma en que hicieron sus deberes- aseguro Sirius.

-En cuanto lea sus trabajos se dará cuenta que lo inventaron todo, no necesita a nadie que los acuse- aseguro Rose.

— ¡Hola! —Saludó—, ¡acabo de terminar!

-Esa cosa por la que has ido tantas veces a la biblioteca- pregunto Marlene.

-Si- respondió con una sonrisa.

— ¡Yo también! —contestó Ron con una sonrisa de triunfo, soltando la pluma.

Hermione se sentó, dejó en una butaca vacía las cosas que llevaba, y cogió las predicciones de Ron.

—No vas a tener un mes muy bueno, ¿verdad? —comentó con sorna, mientras Crookshanks se hacía un ovillo en su regazo.

—Bueno, al menos no me coge de sorpresa —repuso Ron bostezando.

Nuevas risas se dejaron escuchar en ese momento, eso sin duda era una buena forma de relajarse después de todo lo visto en la clase de Alastor.

—Me temo que te vas a ahogar dos veces —dijo Hermione.

— ¿Sí? —Ron echó un vistazo a sus predicciones—. Tendré que cambiar una de ellas por ser pisoteado por un hipogrifo desbocado.

— ¿No te parece que es demasiado evidente que te lo has inventado? —preguntó Hermione.

-Y aun así les supuso una buena calificación, creo que fui muy ilusa en ese momento- acepto la castaña.

— ¡Cómo te atreves! —Exclamó Ron, ofendiéndose de broma—. ¡Hemos trabajado como elfos domésticos!

-Poniendo el dedo en llaga, muy propio de ti hermanito- comento Bill- algún día aprenderás a decir lo correcto o por lo menos a quedarte calado

-No- respondieron a coro los de la tercera generación.

Hermione arrugó el entrecejo.

—No es más que una forma de hablar —se apresuró a decir Ron.
Harry dejó también la pluma. Acababa de predecir su propia muerte por decapitación.

-Su predicción favorita, sin duda le pondrá un diez a papá- comento Albus- no entiendo porque siguen en esa clase.

-Y yo no sé porque te quejas de un diez fácil hermanito- le reprimió James “S”.

-Habla por ti, que yo saco dieces muy fácilmente con pociones, tú eres el bruto que no entiende las clases.

-Hey, tampoco me pongas como un total inútil, que no  me va tan mal- se defendió el mayor de los hermanos Potter

— ¿Qué hay en la caja? —inquirió, señalando hacia ella.

—Es curioso que lo preguntes —dijo Hermione, dirigiéndole a Ron una mirada desagradable.

-Y a pesar de todo se casaron, me sigue pareciendo difícil de creer- comento Gideon.

Levantó la tapa y les mostró el contenido.

Dentro había unas cincuenta insignias de diferentes colores, pero todas con las mismas letras: «P.E.D.D.O.»

Peddo, de esos que salen cuando…- comento Fabián ante la diversión de varios presentes.

-¡¡Claro que no!! se dice Pe, E, De, De, O- le detuvo ella antes que terminar de hablar.

—¿«Peddo»? —leyó Harry, cogiendo una insignia y mirándola—. ¿Qué es esto?

—No es «peddo» —repuso Hermione algo molesta—. Es pe, e, de, de, o: «Plataforma Élfica de Defensa de los Derechos Obreros.»

-Hooo- dijeron los bromistas

-Bueno, por lo menos pues estar segura que con ese acrónimo nadie se olvidara de tu movimiento- agrego Sirius con sorna.

—No había oído hablar de eso en mi vida —se extrañó Ron.

—Por supuesto que no —replicó Hermione con énfasis—. Acabo de fundarla.

— ¿De verdad? —dijo Ron, sorprendido—. ¿Con cuántos miembros cuenta?

—Bueno, si vosotros os afiliáis, con tres —respondió Hermione.

-Eso es algo complicado- comento Remus- por un lado no creo que quieran formar parte del grupo.

-Y por el otro tampoco querrán abandonar a su amiga con el proyecto ni hacerla enojar- continúo Nymphadora.

-Eso simplemente parece una situación sin escapatoria posible- termino Teddy.

-Hay que bonitos se ven los tres Lupin hablando con sincronía- exclamo Sirius- pero dejando eso de lado tienen razón, lo mejor sería que le dieran por su lado, al menos hasta que encuentren una manera de zafarse.

-Lo dices como si mi iniciativa fuera algo malo- dijo con evidente voz ofendida Hermione.

-Claro que no es malo, pero dudo que sea el mejor momento para iniciarlo.

— ¿Y crees que queremos ir por ahí con unas insignias en las que pone «peddo»? —dijo Ron.

—Pe, e, de, de, o —lo corrigió Hermione, enfadada—. Iba a poner «Detengamos el Vergonzante Abuso de Nuestras Compañeras las Criaturas Mágicas y Exijamos el Cambio de su Situación Legal», pero no cabía. Así que ése es el encabezamiento de nuestro manifiesto. —Blandió ante ellos el manojo de pergaminos

-D.V.A.N.C.C.M.E.C.S.L, ese movimiento suena bien, yo me uniría- dijo en broma James recibiendo una mirada amenazante de la castaña y varias risas de sus compañeros.

—. He estado documentándome en la biblioteca. La esclavitud de los elfos se remonta a varios siglos atrás. No comprendo cómo nadie ha hecho nada hasta ahora...

-A los elfos no les interesa cambiar su situación y a los magos tampoco, lo extraño es que tú quieras hacer algo- comentó Marlene.

—Hermione, métetelo en la cabeza —la interrumpió Ron—: a... ellos... les... gusta. ¡A ellos les gusta la esclavitud!

—Nuestro objetivo a corto plazo—siguió Hermione, hablando aún más alto que Ron y actuando como si no hubiera oído una palabra— es lograr para los elfos domésticos un salario digno y unas condiciones laborales justas.

-Será un poco complicado lograr algo así señorita- afirmo Dumbledore- debo decir que la gran mayoría de los elfos considerarían eso algo indigno para ellos.

-Sí, Dobby era el único tan extraño como para querer una situación como esa- apoyo ron.

Los objetivos a largo plazo incluyen el cambio de la legislación sobre el uso de la varita mágica y conseguir que haya un representante elfo en el Departamento de Regulación y Control de las Criaturas Mágicas.

-Y después va a querer que los centauros  y gigantes tengan su espacio en el ministerio- exclamo Fudge, su tono claramente daba a entender que consideraba esa idea de la castaña como un absurdo total- ya tenemos suficiente tratando con nos gnomos de Gringotts como para soportar a otras criaturas- agrego.

-Pues el trato que tienen con todas esas criaturas, han traído tatos problemas tanto en su guerra como e nuestra época- espeto con molestia Hermione, pero aun así, teniendo cuidado de evitar hablar de su propia guerra.-  debería de pasar por lo mimo que Umbridge para escarmentar.

-Tranquila Hermione, mejor continua leyendo- intervino Ron, no seria productivo si se seguía molestando por esos temas.

— ¿Y cómo lograremos todo eso? —preguntó Harry.

—Comenzaremos buscando afiliados —explicó Hermione muy contenta—. Pienso que puede estar bien pedir como cuota de afiliación dos sickles, que darán derecho a una insignia,

-¿Cual insignia sería peor, esa o la de Potter que salió después?- salto Seamus.

-Sacaron una insignia de Potter- dijo James con cierta felicidad.

-Sí, pero no será algo que te agrade- respondió Harry- solo espera y veras.

Y podemos destinar los beneficios a elaborar panfletos para nuestra campaña. Tú serás el tesorero, Ron: tengo arriba una hucha de lata para ti. Y tú, Harry, serás el secretario, así que quizá quieras escribir ahora algo de lo que estoy diciendo, como testimonio de nuestra primera sesión.

-Ni siquiera les pregunto si querían participar, solo los metió en todo ese asunto y ya- comento Deán.

-Lo peor es que les será difícil negarse sin ofender o enfurecer a Hermione- dijo James- es una situación bastante complicada.

Hubo una pausa en la que Hermione les sonrió satisfecha, y Harry permaneció callado, dividido entre la exasperación que le provocaba Hermione y la diversión que le causaba la cara de Ron, el cual parecía hallarse en un estado de aturdimiento. El silencio fue roto por un leve golpeteo en la ventana. Harry miró hacia allí e, iluminada por la luz de la luna, vio una lechuza blanca posada en el alféizar.

-Bien, eso les servirá para distraerse de todo ese Peddo- dijo Sirius.

-¡¡Que no es peddo…!!

-Si está bien, de igual forma es evidente que ellos no están tan entusiasmados con ese movimiento.

— ¡Hedwig! —gritó, y se levantó de un salto para ir al otro lado de la sala común a abrir la ventana.

Hedwig entró, cruzó la sala volando y se posó en la mesa, sobre las predicciones de Harry.

— ¡Ya era hora! —exclamó Harry, yendo aprisa tras ella.

— ¡Trae la contestación! —dijo Ron nervioso, señalando el mugriento trozo de pergamino que Hedwig llevaba atado a la pata.

-Espero que le escribieras algo útil canuto- comento Remus.

-Pues si estuvieras un poco más tanto de lo que le pasa lo sabrías- dijo Lily con evidente reprimenda por la poca comunicación que había tenido con su hijo- por lo que veo sigues sin escribirle

-Bueno, por algo ha de ser, no sabemos que ocurrió con Remus después de salir del colegio- salto dora.

-Haw, defendiendo a tu hombre, que tierno- salto de inmediato Sirius- solo no saques tu lado Black porque no quisiera ver una enfrentamiento entre ti y una pelirroja, aunque sería un enfrentamiento épico.

-Si, como si tu carácter Black te sirviera de mucho cuando discutes con Lily-  le devolvió Remus.

-Auch lunático.

Harry se dio prisa en desatarlo y se sentó para leerlo. Una vez desprendida de su carga, Hedwig aleteó hasta posarse en una de sus rodillas, ululando suavemente.

— ¿Qué dice? —preguntó Hermione con impaciencia.

-Es una suerte que todo eso ocurriera cuando ya no quedaba nadie en la sala común- comento Fred.

-Sí, debimos de seguir su ejemplo para cuando teníamos que hacer nuestros planes- continuo George.

-Pues qué bueno que no lo hicieron o nosotros no hubiéramos podido hacer lo que hacíamos- aseguro Ron

-Pues hay algunas cosas que en vedad no debieron hacer- termino Molly en reprimenda, viendo tanto en dirección de sus hijos gemelos como al trio.

La carta era muy corta, y parecía escrita con mucha premura. Harry la leyó en voz alta:

Harry:

Salgo ahora mismo hacia el norte.

-Eso no le agrada nada- dijo de inmediato James.

-Auch, eso me duele cornamenta- salto Sirius- ¿por qué mi ahijado no quisiera ver a su querido y maravilloso padrino?

-Claro que se alegraría de verte si no estuvieras condenado a muerte- dijo Marlene que tampoco le gustaba la idea que el joven se expusiera a ser atrapado.

-A, solo si esos inútiles me atrapan- dijo sin darle mucha importancia el oji gris.

Esta noticia de que tu cicatriz te ha dolido se suma a una serie de extraños rumores que me han llegado hasta aquí.

-Rumores- repitió Lily- no me gusta nada como está pasando todo.

Si vuelve a dolerte, ve directamente a Dumbledore. Me han dicho que ha sacado a Ojoloco de su retiro, lo que significa que al menos él está al tanto de los indicios, aunque sea el único.

-Es buen consejo, aunque eso hace parecer que la situación es más grave de lo que se ve a simple vista- agregó Frank.

Estaremos pronto en contacto. Un fuerte abrazo a Ron y Hermione. Abre los ojos, Harry.

Sirius

-Una carta muy extraña- comento Alastor- y que es eso de firmar con tu propio nombre, si la hubieran interceptado…

-Nadie pensaría que me mantengo en contacto con Harry- se defendió el animago- además no hay razones para que residen el correo.

Harry miró a Ron y Hermione, que le devolvieron la mirada.

— ¿Que viene hacia el norte? —Susurró Hermione—. ¿Regresa?

— ¿Que Dumbledore está al tanto de los indicios? —dijo Ron, perplejo

-Y nunca supimos cuáles eran esos indicios- agregó el mismo Ron

-Pero debieron de ser muy importantes por lo que ocurrió después- dijo Neville a lo que varios de sus compañeros asintieron.

—. ¿Qué pasa, Harry?

Harry acababa de pegarse con el puño en la frente, ahuyentando a Hedwig.

— ¡No tendría que haberle contado nada! —exclamó con furia.

— ¿De qué hablas? —le preguntó Ron, sorprendido.

— ¡Ha pensado que tenía que venir! —repuso Harry, dando un puñetazo en la mesa que hizo que Hedwig fuera a posarse en el respaldo de la silla de Ron, ululando indignada—. ¡Regresa porque cree que estoy en peligro! ¡Y a mí no me pasa nada! No tengo nada para ti —le dijo en tono de regañina a Hedwig, que abría y cerraba el pico esperando una recompensa—. Si quieres comer tendrás que ir a la lechucería.

-Harry, por muy enojado que estés no debiste desquitarte de esa manera con tu lechuza- le reclamo Lily.

-Sí, lo sé- acepto el azabache.

-Y más porque debió de tener una jornada muy difícil para entregar la carta a Sirius y claro, su respuesta- agrego Charlie.

-Sí, lo sé- repitió Harry- pero no ceo que sirva de mucho reclamarme ahora- agrego el chico.

Hedwig lo miró con aire ofendido y volvió a salir por la ventana abierta, pegándole en la cabeza con el ala al pasar.

—Harry... —comenzó a decir Hermione, en un tono de voz tranquilizador.

—Me voy a la cama —atajó Harry—. Hasta mañana.

-Siempre igual- exclamo Ginny de inmediato- siempre que pasa algo similar lo único que haces es aislarte, nunca has entendido que puedes contar con los demás- esas palabras llegaban de forma punzante al azabache que no sabía que decir.

-Creo que eso era algo que también debería de cambiar- agrego Neville recordando la renuencia de su compañero a recibir ayuda antes de la batalla de Hogwarts.

-Yo no sé cómo sentirme- agrego Ron- por un lado no es bueno que se aislara, pero para nosotros era mejor no recibir su mal carácter de frente.

-Ron- le reprendió Hermione.

-Solo digo que se vuelve intratable cuando está molesto.

-Eso no se escucha mejor de lo que acabaste de decir colega- dijo Harry- mejor continua leyendo por favor- le solicito a su amiga para ya no recibir tantos reclamos de sus propios amigos.

En el dormitorio, Harry se puso el pijama y se metió en su cama de dosel, pero no tenía sueño.

Si Sirius volvía y lo atrapaban, sería culpa suya, de Harry. ¿Por qué demonios no se había callado?

-Qué poca fe me tienes ahijado- le acuso Sirius- acaso crees que dejaría que me atrapasen, además regreso porque es mi deber cuidar de ti.

-Pero así es Harry, él no puede dejar de culparse por cualquier cosa- sentencio Ginny con evidente reproche

Un ratito de dolor y enseguida a contarlo... Si hubiera tenido la sensatez de guardárselo...

-Eso era lo peor que podrías haber hecho- dijo de inmediato Lily- tu situación es muy diferente a la una persona normal, ese “ratito de dolor” podría significar mucho más que lo que parece.

-Tu madre tiene razón- apoyo James- lamentablemente esa situación tuya no es normal- agregó con pena, como le gustaría que su hijo tuviera los mismos problemas que el llego a tener en lugar de todo eso que le ocurría a su hijo.

Oyó a Ron entrar en el dormitorio poco después, pero no le dijo nada.

Hermione vio con reprimenda a su novio mientras el pelirrojo se encogía de hombros, nuevamente en lugar de que hablara con su amigo se quedaba callado y lo dejaba solo, no entendía porque los hombres podían ser tan tontos.

Permaneció mucho tiempo contemplando el oscuro dosel de la cama. El dormitorio estaba sumido en completo silencio, y, si se hubiera hallado menos agobiado por las preocupaciones, Harry se habría dado cuenta de que la ausencia de los habituales ronquidos de Neville indicaba que alguien más tampoco lograba conciliar el sueño.

-Seguías inmerso en ese libro- le pregunto Alice a su hijo que asintió con media sonrisa.

-Bien, eso es todo- informo Hermione dejando el libro sobre la mesa

-Muy bien, en ese caso lo mejor será que cenemos- exclamo Dumbledore- y recuerden, mañana en la mañana estarán libres para poder poner al tanto a nuestros nuevos invitados, que debo decir han sido muchas cosas, pero por lo menos no estamos tan avanzados en las lecturas como podríamos estarlo- termino con cierto tono de broma antes que las mesas se llenaban de comida.

La cena transcurrió como era común, aunque claro, al haber tenido esos capítulos relativamente tranquilos comparados con otros que habían leído, el tema de conversación principal eran los futuros nuevos visitantes que llegarían el próximo día, no dejaban de hacer conjeturas de quienes se podrían tratar y porque el joven insistió en que los llevaran.

Conforme los estudiantes iban terminando su cena se comenzaron a retirar del gran comedor, uno en particular era observado por una chica rubia, parecía que ella estaba esperando el momento adecuado y eso pareció ocurrir cuando el chico dejo su plato sobre la mesa y se levantó para irse de ahí. Sin perder tiempo pero de una forma natural Marlene se puso de pie y rápidamente le dio alcance.

-Hey tú- llamo la atención de Regulus que volteo a vista sin ánimos.

-Ha eres tu- dijo el joven- ¿qué es lo que quieres?- dijo algo a la defensiva, ya tenía bastante con su hermano como para que también sus amigos se le acercaran para sermonearlo.

-¿Qué fue lo que hablaron Sirius y tu?- le pregunto directamente dejándose de cortesías.

-No es de tu incumbencia- le respondió.

-Por supuesto que si- le replico- él es alguien muy querido para mí, y aunque no lo demuestre su relación contigo le afecta más de lo crees, y no quiero que por tu culpa…

-¿Por qué no dejas de entrometerte?- le interrumpió Regulus estaba cansado y lo último que quería era soportar ese tipo de conversación- mejor preocúpate mas por tu propia relación que por la de los demás.

-Mi relación, no sé qué hablas.

-¿Ya te acosaste con Sirius?- le soltó

-¿Qué?, ¿por… por qué respondería a algo así?- respondió con un leve sonrojo y nerviosismo.

-Eso es un no- afirmo Regulus- si tan importante es para ti porque no te acuestas con él.

-Mi relación con Sirius no es de ese tipo

-Es así, o la verdad es que eres una cobarde, que no quieres descubrir que después de conseguir eso de ti te dejara y se ira con la siguiente- le escupió deforma mordaz- primero arregla t propia vida y deja de molestar a los demás- y diciendo eso se dio media vuelta y se fue.

Lo más probable es que Regulus dijo esas cosas con la intención de fastidiar a la joven, pero sin saberlo, eso tanto la ofendió como la hizo reflexionar, sin duda alguna en esos pares de días su relación con Sirius era menos hostil y más cercana, pero aun así había un muro invisible que los seguía dividiendo, un muro del que apenas se estaba dando cuenta. sin importar que tan cómodas eran las cosas en ese momento, no podían seguir así para siempre, y cuando el momento llegara que camino debería tomar, aceptaría el riesgo y entregarle todo su amor a ese mujeriego, o alejarse de el con el dolor punzante que su corazón sin duda tendría al hacerlo.

Lentamente regreso sobre sus pasos a un casi vacío gran comedor solo para encontrarse con la espalda del punto de sus pensamientos, Sirius Black estaba de pie completamente inmóvil (como si estuviera en shock) solo a un par de pasos de ellos, en ese momento una idea se apodero de la chica, sería posible que escuchara la conversación que había tenido con Regulus hace unos segundos, asustada pero con paso firme se acercó al joven para encararlo, pero cuando llego a su nivel se percató de la razón por la que el animago parecía estar clavado firmemente en el suelo.

A un par de metros más allá de donde ellos se encontraban se podía apreciar una escena muy particular, una escena que muchos estaban seguros pasaría de alguna forma u otra, una escena protagonizada por un licántropo y una metamorfomaga.







Perdón, perdón, perdón, perdón, perdón por la tardanza. ero aquí les dejo este nuevo capítulo, espero les haya gustado.