martes, 29 de diciembre de 2015

Capítulo 70.- Alboroto en el Ministerio




Regulus aguardaba en silencio a que iniciaran a leer el siguiente capítulo, como todos pudo notar un intercambio de palabras en secreto entre su hermano y sus amigos, pero no les dio mucha importancia, dudaba que tuviera que ver algo con él, pero grande fue un error pues gracias a eso Sirius se había levantado de su lugar y sin que se diera cuenta lo tomo del brazo y la saco prácticamente a rastras del gran comedor.

En parte por la impresión  en parte porque el oji gris no detenía su paso, Regulus no pudo evitar que su hermano lo guiara a un aula vacía donde lo metería para después cerrar la puerta tras ellos.

-¡¿Qué se supone que haces idiota?!- le interrogo con un tono de molestia Regulus.

-Mis amigos quieren que hale contigo

-¿De qué?

-No lo se

-¿Tienes algo que decirme?

-No

-¡¿Entonces por qué me sacas a rastras del gran comedor?!- le rebatió molesto Regulus.

La vista de los hermanos se conectó por un momento pero el más joven de los Black decidió que eso era una pérdida de tiempo y se dirigió a la puerta pasando junto a su hermano que no intento detenerlo, estaba a punto de abrir la puerta cuando.

-¿Estabas ahí?- le pregunto Sirius- en los mundiales, ¿estabas ahí?

-¿Cómo quieres que lo sepa?- le respondió deteniéndose, al parecer era más fácil hablar entre ellos cuando no se veían de frente.

-Si tu vivieras en ese tiempo y no estuvieras en prisión, ¿estarías con ellos?- reformulo la pregunta.

-¿Te sorprendería si así fuera?- le respondió sin saber que mas decir.

-Hace unos días no- dijo recordando su plática/pelea en el lago- pero ahora no estoy seguro.

-¿Por qué?, si nada ha cambiado.

-Nada, estas seguro de lo que dices

-Si

-No lo creo

-Pues es tu problema- le aseguro- yo no he cambiado nada.

-¡¿Entonces por qué me ayudaste la otra vez?!- le rebatió volteando a verlo.

-Yo solo quería molestarte- se defendió.

-No es cierto, tú me obligaste a reflexiona sobre lo que creía- le aseguro para después caer en un profundo silencio- Regulus- dijo después de un rato- tu estarías entre los mortifagos de los que leímos.

-¿Cómo quieres que lo sepa?- repitió

-Quiero saber, si serias capas de ser uno de ellos- se explicó- aun piensas que ese maldito hace lo correcto.

Regulus escucho a su hermano con atención, aunque desearía no hacerlo, el creía en la superioridad de la sangre, era lo que su madre le había inculcado y era lo que Voldemort representaba, pero él no era lo que decía, ni siquiera era un sangre pura sino un mestizo, como podía usar semejante filosofía si ni siquiera formaba parte ella, en cierto punto si consideraba que los magos de sangre pura eran mejores y que incluso tenían derecho de gobernar a los muggles, pero la forma en que actuaban los mortifagos, él nunca pensó que serían capaces de hacer algo así por mera diversión, y mucho menos se creía capas de efectuar tales actos, lo cierto era que el encanto de unirse a las filas de Voldemort era cada vez menor.

-Regulus- hablo Sirius notando como su hermano bajaba la cabeza- hay posibilidad de que cambies, de que volvamos a ser hermanos.

-No… no lo sé- respondió el joven después de una pausa para salir dejado a su hermano mayor solo.

El mayor de los Black se quedó un momento más mediando lo sucedido. Ese tipo de platica verdaderamente no eran lo suyo, siempre fueron Lily o Remus quienes las hacían o quienes las dirigían cuando él o James intervenían, pero pese a eso, no pareció que hubiera salido tan mal, no recibió una respuesta directa de su hermano como a él le hubiese gustado, pero que no huera aceptado de inmediato que sería uno de sus mortifagos de los que leyeron, que hubiera dudado de su antigua posición, le daba un poco de esperanza, lo cual produjo una leve sonrisa en su rostro.

La ventana de oportunidad no era muy grande, pero  era la primera vez que estaba abierta desde hacía mucho años, sabía que su relación no sería igual que cuando eran niños, pero al menos esperaba que pudieran verse a los ojos y reconocerse nuevamente como los hermanos que eran y que siempre debieron ser.


-Muy bien, comenzare la lectura- comentó Lily cuando los jóvenes Black salieron el comedor.

-Pero, ¿no esperaremos a Sirius?- dijo una chica (admiradora del oji gris)

-El tienes cosas que hacer, ya después se pondrá al tanto- le respondió la pelirroja.

-Pero si él…

-Si no quieres oír no lo hagas y punto- le interrumpió con severidad Lily para que cerrara la boca- muy bien- continuo son esperar replica- el título es “Alboroto en el Ministerio”

-Fueron unos días muy problemáticos- comentó Percy.

-Me imagino, con todo el problema que tuvieron con los mortifagos que para colmo no pudieron atrapar- agrego James.

El señor Weasley los despertó cuando llevaban sólo unas pocas horas durmiendo. Usó la magia para desmontar las tiendas, y dejaron el cámping tan rápidamente como pudieron. Al pasar por al lado del señor Roberts, que estaba a la puerta de su casita, vieron que tenía un aspecto extraño, como de aturdimiento. El muggle los despidió con un vago «Feliz Navidad».

-Valla, sí que hicieron un buen trabajo para alterarle la memoria- ironizo Gideon.

-Eso pasa muy seguido cuando se tienen que modificar una gran cantidad de recuerdos- explico el profesor Flitwick- pero solo es temporal, con un poco de tiempo y repose se recuperaran.

—Se recuperará —aseguró el señor Weasley en voz baja, de camino hacia el páramo—. A veces, cuando se modifica la memoria de alguien, al principio se siente desorientado...

El diminuto profesor de encantamientos asintió en conformidad por lo dicho por el señor Weasley en el libro.

Y es mucho lo que han tenido que hacerle olvidar.

-Y no solo él, su esposa e hijos no deben de estar en mejor circunstancia- comento Fabián.

Lily fue leyendo como llegaron al punto de los traslados donde una gran cantidad de magos discutían con el encargado porque querían regresar lo antes posible, ellos consiguieron el traslador que los dejaba n la misma colina del día anterior y emprendieron el camino a la madriguera.

Cuando doblaron el recodo del camino y La Madriguera apareció a la vista, les llegó por el húmedo camino el eco de una persona que gritaba:

—¡Gracias a Dios, gracias a Dios!

-Sin duda ya se enteró lo que ocurrió en los mundiales- comento Marlene- d otra forma no estaría así de preocupada

-Es lógico- aseguro Andrómeda- los familiares de todos los que fueron a los mundiales deben de estar preocupados por sus seres queridos.

La señora Weasley, que evidentemente los había estado aguardando en el jardín delantero, corrió hacia ellos, todavía calzada con las zapatillas que se ponía para salir de la cama, la cara pálida y tensa y un ejemplar estrujado de El Profeta en la mano.

— ¡Arthur, qué preocupada me habéis tenido, qué preocupada!

-En ocasiones es desagradable lo rápido que la información se transmite en el mundo mágico- comento Ted.

Le echó a su marido los brazos al cuello, y El Profeta se le cayó de la mano. Al mirarlo en el suelo, Harry distinguió el titular «Escenas de terror en los Mundiales de quidditch», acompañado de una centelleante fotografía en blanco y negro que mostraba la Marca Tenebrosa sobre las copas de los árboles.

—Estáis todos bien —murmuraba la señora Weasley como ida, soltando al señor Weasley y mirándolos con los ojos enrojecidos—. Estáis vivos, niños...

Y, para sorpresa de todo el mundo, cogió a Fred y George y los abrazó con tanta fuerza que sus cabezas chocaron.

-Y sí que fue muy sorpresivo- comento Fred.

-Y además doloroso- agrego George.

-Y que podían esperar- dijo Molly- no tienen la menor idea de lo que una madre se preocupa por sus hijos.

-En especial en ese momento, cuando lo último que hicieron fue discutir entre ustedes- agrego Andrómeda que comprendía a la pelirroja.

— ¡Ay!, mamá... nos estás ahogando...

—¡Pensar que os reñí antes de que os fuerais! —dijo la señora Weasley, comenzando a sollozar—. ¡No he pensado en otra cosa! Que si os atrapaba Quien-vosotros-sabéis, lo último que yo os había dicho era que no habíais tenido bastantes TIMOS. Ay, Fred... George...

-Bueno, al menos con eso dejara de preocuparse por lo de sus notas- comino James “S”- pero no será suficiente para que les permita tener su tienda de bromas.

-Pues no joven Potter, pero ya en un tiempo nuestra madre se ara a la idea- comentó Fred.

-Si, en un par de libros dejara de poner tanto empeño en que trabajemos en el ministerio- secundo George.

—Vamos, Molly, ya vez que estamos todos bien —le dijo el señor Weasley en tono tranquilizador, arrancándola de los gemelos y llevándola hacia la casa—. Bill —añadió en voz baja—, recoge el periódico. Quiero ver lo que dice.

Los jóvenes del futuro soltaron un leve bufido de molestia (el trio y los más cercanos a ellos), ese fue el primer contacto de algunos con el trabajo de esa maldita calumniadora de Skeeter

Una vez que hubieron entrado todos, algo apretados, en la pequeña cocina y que Hermione hubo preparado una taza de té muy fuerte para la señora Weasley, en el que su marido insistió en echar unas gotas de «whisky envejecido de Ogden»,

-Eso es muy bueno para relajarse mi padre siempre lo dice- comentó James.

-Y teniendo a un hijo como él seguro que los pobres padres necesiten relajarse- comen oremus.

-¡Hey que eso no es cierto!- se defendió el azabache- que para mis travesuras era suficiente un simple te para relajarse.

-Por lo menos ya acepaste que eres estresante- comentó Lily antes de retomar la lectura.

Bill le entregó el periódico a su padre. Éste echó un vistazo a la primera página mientras Percy atisbaba por encima de su hombro.

—Me lo imaginaba —dijo resoplando el señor Weasley—. «Errores garrafales del Ministerio... los culpables en libertad... falta de seguridad... magos tenebrosos yendo por ahí libremente... desgracia nacional...»

-“Desgracia nacional”, pues exactamente de que se supone que esa hablando- comento Gideon.

-Parece que esa exagerando en las cosas que escriben- agrego Fabián, para ese puto más de uno de los jóvenes del futuro suponían quien fue la que escribió el artículo.

¿Quién ha escrito esto? Ah, claro... Rita Skeeter.

En ese puno todos los que conocían a la mencionada volearon los ojos, la verdad es que esa tipa aun tenia a muchos magos que seguían creyendo sus calumnias, pero la gran mayoría de los presentes no formaban parte de dicho grupo.

-¿Skeeter?, creo que no me suena el nombre- cometo James- creo que no la conocimos.

-Pues no sabe la suerte que tienen- aseguro para impresión de muchos

— ¡Esa mujer la tiene tomada con el Ministerio de Magia! —exclamó Percy furioso

-Contra todo el mudo de hecho- dijo Hermione con evidente molestia.

-No te agrada verdad- comento James, era la segunda vez que esa chica hablaba pestes de Skeeter, y en tan coro tiempo.

-A nadie le cae bien- intervino Draco

-Es una maldita hija de…

-¡Scorpius!- le detuvo Astoria antes de que su hijo terminara de hablar.

-¿Ustedes también la conocen?- indago Remus.

-Lamentablemente si- respondió Albus- la verdad es que esa tipa es una verdadera maldita.

-Incluso si quieren hacerle algo siéntanse en libertad de hacerlo- dijo Hermione viendo a James y Remus- por lo que veo esa maldita nunca cambiara, incluso pueden probar sus travesuras antes de usarlas con los Dursley.

-Hermione, ya me estás dando un poco de miedo- comento Ron- no es común que actúes de esa manera.

-Pero ella en verdad se lo merece- le apoyo Ginny a Hermione.

—. La semana pasada dijo que perdíamos el tiempo con nimiedades referentes al grosor de los calderos en vez de acabar con los vampiros.

-No te ofendas sobrino, pero esa cosa de los calderos en verdad solo es importante para ti- comentó Gideon.

-En especial después de todo lo que ocurrió, lo que menos atención tendrán serán esos venditos calderos- agregó Fabián.

Como si no estuviera expresamente establecido en el parágrafo duodécimo de las Orientaciones para el trato de los seres no mágicos parcialmente humanos...

—Haznos un favor, Percy —le pidió Bill, bostezando—, cállate.

Tanto los gemelos Weasley como los Prewet rieron ante la intervención del mayor de los hermanos Weasley y en el caso de los últimos levantando los pulgares en aprobación de sus palabras.

—Me mencionan —dijo el señor Weasley, abriendo los ojos tras las gafas al llegar al final del artículo de El Profeta.

—¿Dónde? —Balbuceó la señora Weasley, atragantándose con el té con whisky—. ¡Si lo hubiera visto, habría sabido que estabas vivo!

—No dicen mi nombre —aclaró el señor Weasley—. Escucha:

Lily leyó el fragmento del reportaje que ponía las palabras del señor Weasley cuando salió del bosque la noche anterior, y de los supuestos rumores de varios cadáveres enconados.

Vaya, francamente...     —dijo el señor Weasley exasperado, pasándole el periódico a Percy—. No hubo ningún herido, ¿qué se supone que tendría que haber dicho? «Rumores que hablan de varios cadáveres retirados del bosque...» Desde luego, habrá rumores después de publicado esto.

-No creo que a esa tipa se le pueda llamar reportera- comentó Marlene, tal parece que solo quiere armar escandalo con sus artículos.

-Y aun así  docenas de personas creen lo que escribe- aseguró Hermione.

Exhaló un profundo suspiro.

—Molly, voy a tener que ir a la oficina. Habrá que hacer algo.

—Iré contigo, papá —anunció gravemente Percy—. El señor Crouch necesitará todas las manos disponibles. Y podré entregarle en persona mi informe sobre los calderos.

-Creo suponer lo que ara con él- comento Frank- ese Crouch estará mucho más preocupado por lo que paso en los mundiales que por los caleros.

Salió aprisa de la cocina.

La señora Weasley parecía disgustada.

-Acabaron de llegar después de que se enterara de lo que ocurrió y después de estar preocupada probablemente por horas esperando a que estuvieran bien- comentó Alice- claro que preferiría que se quedaran ahí

-Sin mencionar que Arthur se supone esta de vacaciones, eso la molestara aún más- agregó Andrómeda

— ¡Arthur, te recuerdo que estás de vacaciones! Esto no tiene nada que ver con la oficina. ¿No se las pueden apañar sin ti?

—Tengo que ir, Molly —insistió el señor Weasley—. Por culpa mía están peor las cosas. Me pongo la túnica y me voy...

-Eso no es cierto, tú no tuviste nada que ver con eso- aseguro James

-Además esa maldita se encargaría de difamar al ministerio aunque no hubieras dicho nada – apoyo Harry.

-Pero aun así hay quienes solo necesitan una excusa para culpar a alguien- agregó Ron viendo de reojo a Percy.

—Señora Weasley —dijo de pronto Harry, sin poder contenerse—, ¿no ha llegado Hedwig trayéndome una carta?

—¿Hedwig, cariño? —contestó la señora Weasley como distraída—. No... no, no ha habido correo.

-Aun no llega la respuesta de Sirius- comento Marlene- inclusive hasta se entere de lo de la marca tenebrosa antes de enviar la respuesta.

-Si fuera así estaría mejor, se ahorrarían que enviara otra carta contándole lo ocurrido- agrego James “S”.

Ron y Hermione miraron a Harry con curiosidad. Harry les dirigió una significativa mirada y dijo:

—¿Te parece bien que deje mis cosas en tu habitación, Ron?

—Sí, claro... Subo contigo —respondió Ron de inmediato

-Ah, esta vez sí supiste leer las indirectas he chico- comento James.

-Si bueno, la verdad era muy curioso que estuviera tan preocupado por eso- aseguro Ron.

—.Hermione...

—Voy con vosotros —se apresuró a contestar ella, y los tres salieron de la cocina y subieron la escalera.

-Clásico comentó de inmediato Neville con media sonrisa en el rostro- la verdad es que ya se habían tardado.

-Estaban pasando unos días divirtiéndose, es comprensible que no los pusiera al tanto con anterioridad- aseguro Luna.

— ¿Qué pasa, Harry? —preguntó Ron en cuanto cerraron tras ellos la puerta de la habitación de la buhardilla.

—Hay algo que no os he dicho —explicó Harry—: cuando desperté el domingo por la mañana, la cicatriz me volvía a doler.

-Directo al punto- exclamo Albus.

-Bueno, no es como si tuviera muchas cosas que contarles verdad- dijo Scorpius.

-Pudo comenzar por lo de su sueño- se defendió Albus.

-Si lo menciono, pero no nos platicó mucho acerca de lo que vio- exclamo Hermione.

-No es mi culpa, ya había olvidado muchas cosas- se defendió Harry- incluso yo me sorprendí de algunas cosas que estábamos leyendo.,

La reacción de Ron y Hermione fue muy parecida a como se la había imaginado en su habitación de Privet Drive. Hermione ahogó un grito y comenzó de inmediato a proponer cosas, mencionando varios libros de consulta y a todo el mundo al que se podía recurrir, desde Albus Dumbledore a la señora Pomfrey, la enfermera de Hogwarts.

Varios de los presentes rieron de forma discreta mientras la castaña se sonrojaba levemente por haber actuado de una forma tan previsible. Por otro lado eso sirvió como un distractor, lo que fue de alivio para cierto chico que esperaba que nadie notase que entraba al gran comedor después de platicar con su hermano.

Ron se había quedado atónito.

—Pero... él no estaba allí... ¿o sí? ¿Estaba por allí Quien-tú-sabes? Quiero decir... la anterior vez que te dolió la cicatriz era porque él estaba en Hogwarts, ¿no?

-Sí, fue exactamente como pensó que sucedería, con diferentes palabras, pero en si fue lo mismo- aseguro dora.

-Bueno, después de todo pasan mucho tiempo juntos- alego Deán- lo extraño seria que no se conocieran hasta ese punto.

—Estoy seguro de que esta vez no estaba en Privet Drive —dijo Harry—. Pero yo había estado soñando con él... con él y Peter... ya sabéis, Colagusano. Ahora no puedo recordar todo el sueño, pero sí me acuerdo de que hablaban de matar... a alguien.

Había vacilado un momento antes de decir «me», pero no quiso ver a Hermione aún más asustada de lo que ya estaba.

-No sabían que quería decir eso- pregunto Rose con curiosidad viendo a sus padres.

-Bueno, sabíamos que tenía algo en contra de Harry desde el primer año -acepo Ron- pero creo que nos sentíamos mejor sin pensar en esas cosas.

-La verdad fue hasta ese año que supimos con certeza el interés que tenía Voldemort para con Harry- agregó Hermione.

-No es algo muy alentador que digamos- comentó Lily antes de regresar a la lectura.


—Sólo fue un sueño —afirmó Ron para darle ánimos—. Una pesadilla nada más.

Harry, Ron, Hermione y Ginny ya sabían que eso no era solamente un simple sueño, pero por otro lado, pensaban que no les servía para nada en ese momento sabes de esa conexión que tenía el azabache con Voldemort.

—Sí... pero ¿seguro que no fue nada más? —replicó Harry, mirando por la ventana al cielo, que iba poniéndose más brillante—. Es extraño, ¿no? Me duele la cicatriz, y tres días después los mortífagos se ponen en marcha y el símbolo de Voldemort aparece en el cielo.

-Puede que las dos coas estén relacionadas o que simplemente fuera una increíble coincidencia- comento Alice- como dijo Alastor ustedes están rodeados de coincidencias.

— ¡No... pronuncies... ese... nombre! —dijo Ron entre sus dientes apretados.

— ¿Y recordáis lo que dijo la profesora Trelawney al final de este curso? —siguió Harry, sin hacer casó a Ron.

La profesora Trelawney les daba clase de Adivinación en Hogwarts.

Del rostro de Hermione desapareció la expresión de terror, y lanzó un resoplido de burla.

-Aun continúas siendo incrédula ante eso verdad- omento Lily viendo a la chica.

-Siempre es así- aseguro Ron- ella nunca acepta lo que no puede explicar lógicamente o que no haya visto- agrego recordando la actitud de la chica cuando sacaron inicialmente el tema de la varia de sauco o las demás reliquias de la muerte.

-Sí, se podría decir que esa incredulidad es uno de los defectos que tienen- apoyo luna.

-Pero esos animales y cosas que mencionas son…

-Hermione, no creo que sea tiempo para que inicien otra de sus discusiones- le interrumpió Ginny- Lily, por favor- le solicito a su futura suegra que continuara.

—Harry, ¡no irás a prestar atención a lo que dijo aquel viejo fraude!

-¡No es un fraude!- salaron de inmediato Lavender y Parvati.

-Solo fue capaz de hacer dos profecías, el resto de ellas si son un fraude- defendió Rose.

—Tú no estabas allí —contestó Harry—. No la oíste. Aquella vez fue diferente. Ya te lo conté, entró en trance. En un trance de verdad. Y dijo que el Señor Tenebroso se alzaría de nuevo... más grande y más terrible que nunca... y que lo lograría porque su vasallo iba a regresar con él. Y aquella misma noche escapó Colagusano.

-Algo difícil de creer considerando lo inútil que era- espeto Frank, incluso cuando no lo tato tano como los otros merodeadores, le disgustaba sobre manera su traición.

Se hizo un silencio durante el cual Ron hurgaba, sin darse cuenta, en un agujero que había en la colcha de los Chudley Cannons.

—¿Por qué preguntaste si había llegado Hedwig, Harry? —preguntó Hermione—. ¿Esperas carta?

—Le escribí a Sirius contándole lo de mi cicatriz —respondió Harry, encogiéndose de hombros—. Espero su respuesta.

—¡Bien pensado! —aprobó Ron, y su rostro se alegró un poco—. ¡Seguro que Sirius sabe qué hay que hacer!

-No sé si sepa cómo reaccionar, pero al menos si les podrá ayudar en algo- comentó Marlene.

-Parece que solo puedes alabarlo cuando no esa presente verdad- le pico Alice aprovechando el momento.

-Eso no es verdad- de defendió la rubia con un leve sonrojo- además que culpa tengo que se tan divertido molestarlo.

—Esperaba que regresara enseguida —dijo Harry.

-No es algo tan fácil- dijo Remus- para empezar no tenemos ni idea de donde se podría estar escondiendo en ese momento y que tan difícil seria para el darte la respuesta.

-Ahora que lo pienso lunático- exclamo James- ya que le enseñaste a convocar un patronus porque no le enseñaste a que pudiera mandar mensajes con él.

-¡¿Eso es posible?!- exclamo sorprendida Dora.

-Pues sí, hay una forma de enviar mensajes usando los patronus, pero no es algo que haya practicado mucho.

-Pero aun así podrías enseñarme lo que sabes- le solicito.

-Si claro

-¡Oh genial!, ahora no podrás enseñarle a mi hijo- exclamo James.

-Podría enseñarles a ambos

-He interrumpir la oportunidad para que tú y Dora tengan un momento a solas, claro que no, como pueden perder una oportunidad así para intimar

-¡James!- le reclamo el castaño, al parecer el azabache estaba ocupando el lugar de Sirius en lo que regresaba.

—Pero no sabemos dónde está Sirius... Podría estar en África o ve a saber dónde, ¿no? —opinó sensatamente Hermione—. Hedwig no va a hacer un viaje así en pocos días.

—Sí, ya lo sé —admitió Harry, pero sintió un peso en el estómago al mirar por la ventana y no ver a Hedwig.

-Eres muy impaciente- comento Ted- sé que quieres respuestas rápido, pero hay cosas que no se pueden apresurar.

-Pero eso no impedirá que se preocupe por todo ese tema- agrego Andrómeda.

—Vamos a jugar a quidditch en el huerto, Harry —propuso Ron—. Vamos, seremos tres contra tres. Jugarán Bill, Charlie, Fred y George... Puedes intentar el «Amago de Wronski»...

-Buena idea, tal vez el viento golpeando tu cara te ayude a relajarte y a pensar otra cosa- exclamo James.

—Ron —dijo Hermione, en tono de «no creó que estés siendo muy sensato»—, Harry no tiene ganas de jugar a quidditch justamente ahora... Está preocupado y cansado. Deberíamos ir todos a dormir.

-Sería lo más recomendable- aseguro Lily- pero dudo que mi hijo acceda a algo así, en especial si el quidditch está relacionado- dijo con media sonrisa viendo a su hijo.

—Sí que me apetece jugar a quidditch —la contradijo Harry

Varios sonrieron por la obvia respuesta del azabache.

-Por lo menos podrá ocupar su mene en otra cosa por un momento- aseguro Remus.

-Sí, porque conociéndolo si se pone a descansar le seguiría dando vueltas a todo eso- agrego Dora.

-Sí, creo que eso también es muy probable que sucediera- le concedió Hermione.

—. Vamos, cogeré mi Saeta de Fuego.

Hermione abandonó la habitación, murmurando algo que sonó más o menos cómo a: «¡Hombres!»

-¿Qué tienen de malo los hombres?- pregunto medio en reclamo Sirius llegando con sus amigos.

-Hola colega, ya te habías tardado- lo recibió James volteando en dirección a Regulus, tan concentrado estaba en la lectura que ni siquiera noto cuando regreso.

-Ya lo sé, sin duda me extrañaron

-A decir verdad estábamos muy tranquilos sin tu presencia- le aseguro Remus.

-Jajá muy gracioso lunático- ironizo el oji gris sentándose junto a Marlene- y bien ¿de qué me perdí?

-Regresaron a la madriguera, Molly se reconcilio con los gemelos, estaba preocupada por lo que paso en los mundiales, y tu yo del futuro aun no le responde su cara a mi hijo y él ya les conto lo que le ocurrió en el verano- recito James

-¿Y reaccionaron igual a como pensó que lo harían?- indago

-Sí, igual exactamente- aseguró Remus provocándole una risa a su amigo- además una tal Rita Skeeter hizo un reportaje nada agradable involucrando a Arthur, calumniando al ministerio y la misma Hermione nos dio pase libre para hacerle travesuras.

-¡¡¿En serio?!!- exclamó Sirius entre sorprendido y emocionado- pero esperen, bromas del tipo de amigos de nuestra casa, de enemigos de otra casa, o como las que le hicimos y pensamos hacerles a Nicole y a los Dursley

-Como los últimos que mencionase canuto- especifico James viendo de reojo a cierto oji miel

-Guau, entonces en verdad esa maldita no les cae bien- aseguro el animago.

-Ya la conocerán mejor- aseguro Hermione.

-¿Quién es Nicole? - pregunto por lo bajo Dora a Remus, ya que noto un reacción muy particular cuando la mencionaron

-Te contare luego- le dijo el joven desviando el tema.

Ni Percy ni su padre pararon mucho en casa durante la semana siguiente. Se marchaban cada mañana antes de que se levantara el resto de la familia, y volvían cada noche después de la cena.

—Es un absoluto caos —contaba Percy dándose tono, la noche antes del retorno a Hogwarts—. Me he pasado toda la semana apagando fuegos. La gente no ha dejado de enviarnos vociferadores y, claro, si no se abren enseguida, estallan. Hay quemaduras por todo mi escritorio, y mi mejor pluma quedó reducida a cenizas.

-Bueno, está mal pero no deja de ser una simple pluma- comentó Sirius.

-Igual que esa apestosa túnica de la suerte que ya ni te queda pero aun conservas- le ataco Remus.

-Hey, que si fue de la suerte- le aseguro- fue con esa túnica con la que ganamos nuestro primer partido, y era la que tenía la primera vez que me acosté con alguien y… auch.

-Mejor ya cierra la boca- le reclamo Marlene después de darle un codazo en el estómago.

-Bueno, yo solo decía- dijo el oji gris recobrando el aire.

— ¿Por qué envían tantos vociferadores? —preguntó Ginny mientras arreglaba con celo su ejemplar de Mil y una hierbas y hongos mágicos sobre la alfombrilla que había delante de la chimenea de la sala de estar.

-Con todo el alboroto que se armó en los mundiales, y las notas de esa maldita de Skeeter lo extraño seria que no les llegara nada- aseguró Kingsley.

-Muchos estuvieron inconformes con algo y otros incluso trataron de aprovecharse de la confusión para sacar algún beneficio- agregó Percy recordando a Mundungus.
—Para quejarse de la seguridad en los Mundiales —explicó Percy—. Reclaman compensaciones por los destrozos en sus propiedades. Mundungus Fletcher nos ha puesto una demanda por una tienda de doce dormitorios con jacuzzi, pero lo tengo calado: sé a ciencia cierta que estuvo durmiendo bajo una capa levantada sobre unos palos.

-¿Mundungus?, ¿no es ese el hombre al que ayudo hace un tiempo profesor?- exclamo McGonagall viendo a Dumbledore.

-Es muy probable que se trate de él- aseguro el director.

-Y por lo visto sigue con sus viejas mañas después de tanos años- reprendio la profesora.

-No se podría esperar menos de un bandido como él-  espeto Alastor- solo espero que cumpla con su papel para la orden porque si no, ni siquiera Dumbledore lo podrá salvar esa vez de mí.

-Descuida Alastor, estoy seguro que Mundungus realizara bien su papel- aseguro el anciano llenando de curiosidad a la gran mayoría de los estudiantes.

Lily fue leyendo como la señora Weasley veía su reloj y de nueva cuenta la descripción del curioso artefacto, con sus nueve menillas y los lugres como En casa, En el colegio, En el trabajo, Perdido, En el hospital e incluso En la cárcel, en lugar de números, en ese momento todos a excepción de la manecilla del señor Weasley (que estaba en el trabajo) marcaban que estaban en casa.

La señora Weasley exhaló un suspiro.

—Vuestro padre no había tenido que ir a la oficina un fin de semana desde los días de Quien-vosotros-sabéis —explicó—. Lo hacen trabajar demasiado. Si no vuelve pronto se le va a echar a perder la cena.

—Bueno, papá piensa que tiene que compensar de alguna manera el error que cometió el día del partido, ¿no? —repuso Percy—. A decir verdad, fue un poco imprudente al hacer una declaración pública sin contar primero con la autorización del director de su departamento...

-¡Percy!- salto de inmediato la señora Weasley- como puedes hablar de esa forma de tu padre, el no hizo nada malo.

-Y espera mamá, que aún falta mucho de lo que no te has enterado- aseguro Fred haciendo obvia referencia a aquellos años que se alejó de la familia.

— ¡No te atrevas a culpar a tu padre por lo que escribió esa miserable de Skeeter! —dijo la señora Weasley, estallando de repente.

—Si papá no hubiera dicho nada, la vieja Rita habría escrito que era lamentable que nadie del Ministerio informara de nada —intervino Bill, que estaba jugando al ajedrez con Ron—. Rita Skeeter nunca deja bien a nadie. Recuerda que en una ocasión entrevistó a todos los rompedores de maldiciones de Gringotts, y a mí me llamó «gilí del pelo largo».

-Esa tipa es una verdadera… -Alice no termino la frase- no me extraña porque le desagrada tanto.

-Esperen un momento- exclamo James teniendo un súbito pensamiento- la razón por las que les caen mal es por todo lo que dice de Arthur y su familia, o es que acaso también se metió con ustedes.

-Se podría fue lo último- respondió Ron

-Bueno, prácticamente se metió directamente con Harry y Hermione- especifico Draco- de Weasley creo nunca dijeron nada.

-Al menos en su tiempo no lo hizo- agrego Rose

-Bien, entonces les aseguro que prepararemos algo bueno para esa tipa- aseguro James quien como Sirius, se sintió más animado para atacar a Skeeter

—Bueno, la verdad es que está un poco largo, cielo —dijo con suavidad la señora Weasley—. Si me dejaras tan sólo que...

—No, mamá

-Además eso lo hace veg mucho más lindo- exclamo Fleur de forma soñadora.

-Muchas gracias querida- le dijo Bill besando a su novia en los labios.

-Hey tranquilo hermano, que aún falta para que tu hija nazca

-He no lo sé Gerorgy- le interrumpió su gemelo- ¿exactamente cuando fue que naciste sobrina?- le pregunto a Victoire.

-Bueno, nací el 2 de mayo del 2000

-Muy bien, nueve meses antes de esa fecha seria septiembre

-Agosto- le corrigió Hermione

-Si bueno agosto, y ¿de qué época los trajeron a ustedes?- le pregunto George a su hermano

-Pues…-dijo el pelirrojo sin muchos ánimos de contestar

-Finales de julio de 1999- respondió Charlie en su lugar- estábamos juntos cuando nos trajo ese extraño hechizo

-¡Charlie!- le relamo su hermano mayor

-Ha, en ese caso están en tiempo perfecto para concebir a su hija- exclamo Sirius- bien podrían ir a una habitación ahora mismo para “ponerle” emoción a las cosas

-¡¡Sirius, Sigius!!- gritaron al mismo tiempo Bill Fleur sonrojándose notablemente.

Lily leía como estaba lloviendo y dentro de la casa cada quien hacia algo, Hermione leía su Libro reglamentario de hechizos, curso 4º, Charlie zurcía una pasamontañas a prueba de fuego y Harry pulía su escoba con el equipo de mantenidito que le había regalado Hermione hace un año

Fred y George estaban sentados en un rincón algo apartado, con las plumas en la mano, cuchicheando con la cabeza inclinada sobre un pedazo de pergamino.

-Están trabajando en algo de sus bromas no es así- dijo James “S” viendo a sus tíos.

-Bueno, digamos que podría ser posible sobrinito- dijo George sin aceptar que eso era.

— ¿Qué andáis tramando? —les preguntó la señora Weasley de pronto, con los ojos clavados en ellos.

—Son deberes —explicó vagamente Fred.

-Si claro, y yo soy el rey de Suecia verdad- ironizo Gideon- no creen que es muy arriesgado que ese pongan a trabajar en eso a plena luz del día.

-No es que no les demos todo nuestro apoyo moral- agrego Fabián- pero hasta ustedes deben saber cuándo y dónde deben ponerse a trabajar.

—No digas tonterías. Todavía estáis de vacaciones —replicó la señora Weasley.

-Evidentemente no les creería que estaban haciendo deberes, aun cuando en verdad lo estuvieran haciendo- aseguro Ted

-Estaban actuando de una forma sospechosa, nadie que los conozca les creerá ese cuento- apoyo Andrómeda.

-Eso no es justo- aseguro James “S”

-Es el resultado por pasar tanto tiempo haciendo bromas hijito- le dijo Ginny suponiendo que el hico lo hablaba por experiencia.

—Sí, nos hemos retrasado bastante —repuso George.

—No estaréis por casualidad redactando un nuevo cupón de pedido, ¿verdad?—dijo con recelo la señora Weasley—. Espero que no se os haya pasado por la cabeza volver a las andadas con los «Sortilegios Weasley».

-Y al final ellos terminaron saliéndose con la suya- comento Ron- con un poco de ayuda claro está- agrego viendo de reojo a Harry que sonrió divertido.

— ¡Mamá! —dijo Fred, levantando la vista hacia ella, con mirada de dolor—. Si mañana se estrella el expreso de Hogwarts y George y yo morimos, ¿cómo te sentirías sabiendo que la última cosa que oímos de ti fue una acusación infundada?

Varios de los presentes negaron la cabeza con cierta diversión algunas incluso pensaron que sería una broma con un sentido del humor un poco sombrío, pero aun así sonrieron por su ocurrencia.

Todos se rieron, hasta la señora Weasley.

-Bueno, al menos lograron relajar un poco a nuestra hermana- comento Gideon

— ¡Ya viene vuestro padre! —anunció repentinamente, al volver a mirar el reloj.

La manecilla del señor Weasley había pasado de pronto de «En el trabajo» a «Viajando». Un segundo más tarde se había detenido en la indicación «En casa», con las demás manecillas, y lo oyeron en la cocina.

-En verdad que es un reloj muy preciso- comento Fabián.

— ¡Voy, Arthur! —dijo la señora Weasley, saliendo a toda prisa de la sala.

Un poco después el señor Weasley entraba en la cálida sala de estar, con su cena en una bandeja. Parecía reventado de cansancio.

-Cielos, esos tipos del ministerio deben de estarlos explotando a todos ustedes por culpa de esos malditos- comento Sirius.

-Y Arthur ni siquiera debería de estar tan metido en todo eso, no es su área después de todo- apoyo James.

—Bueno, ahora sí que se va a armar la gorda —dijo, sentándose en un butacón junto al fuego, y jugueteando sin entusiasmo con la coliflor un poco mustia de su plato—. Rita Skeeter se ha pasado la semana husmeando en busca de algún otro lío ministerial del que informar en el periódico, y acaba de enterarse de la desaparición de la pobre Bertha, así que ya tiene titular para El Profeta de mañana. Le advertí a Bagman que debería haber mandado a alguien a buscarla hace mucho tiempo.

-Y que peor persona pudo averiguar la desaparición de esa pobre mujer- comentó Frank- eso solo atizara un fuego innecesario.

-Pero, no sería posible que gracias a eso se pusieran a buscarla y tal vez encontrar a Voldemort- comento Albus.

-No lo creo, si la encuentran de alguna forma no podrían saber que fue quien la asesino- dijo Alice.

-Eso si la encuentran- espeto Alastor- han tenido el tiempo más que suficiente para ocultar el cuerpo de esa mujer.

Los jóvenes del futuro tenían eso muy en claro, tenían de ejemplo la muere de Barty Crouch, y además, aun no estaban seguros de que fue lo que le ocurrió al cuerpo de ojo loco.

—El señor Crouch lleva semanas diciendo lo mismo —se apresuró a añadir Percy.

-Aunque claro, tenía sus propios motivos para estar preocupado por su desaparición- comento Ron.

—Crouch tiene suerte de que Rita no se haya enterado de lo de Winky —dijo el señor Weasley irritado—. Habríamos tenido una semana entera de titulares a propósito de que encontraran a su elfina doméstica con la varita con la que se invocó la Marca Tenebrosa.

-Sin duda sería algo que a Crouch le hubiera fascinado- ironizo Draco- él siempre se alejaba de cualquier cosa que tuviera con las artes oscuras o cosas similares.

-¿Y tú como sabes?, si tu padre caía en esa categoría- interrogo Ron

-Justo por eso, más de una vez se quejó de Crouch porque no podía “disuadirlo” como a otros trabajadores- explico el rubio.

—Creía que todos estábamos de acuerdo en que esa elfina, aunque sea una irresponsable, no fue quien convocó la Marca —replicó Percy, molesto.

-Huy- dijeron varios de los presentes a la vez.

-No creo que a mamá le agrade que hagas esos comentarios- dijo Hugo viendo en dirección al pelirrojo.

— ¡Si te interesa mi opinión, el señor Crouch tiene mucha suerte de que en El Profeta nadie sepa lo mal que trata a los elfos! —dijo enfadada Hermione.

-Sería una noticia si- comento Marlene- pero no una de  gran importancia, no creo que a muchos magos les interesara el aso que trataran mal a un elfo doméstico.

-Tranquila Marlene, ya sabemos que la actual sociedad mágica tiene muchas cosas que dan asco- le dijo Sirius pensando específicamente en la actitud que tenían con los licántropos.

— ¡Mira por dónde! —repuso Percy—. Hermione, un funcionario de alto rango del Ministerio como es el señor Crouch merece una inquebrantable obediencia por parte de su servicio.

-¡¿Que en serio?!- gritaron los gemelos Prewet.

-¡Sí, fue en serio!- respondieron los gemelos Weasley.

-Oye pelirrojo, en verdad que estas muy mal he, practícame estás venerando el suelo por donde pasa- exclamo Sirius- en verdad no te das cuenta o no quieres hacerlo- agrego.

Percy por su lado no podía evitar sentirse fatal, y eso  que su peor participación aún faltaba por llegar, ahora comprendo perfectamente a Ron y a Draco, que les hacían revivir esos momentos tan oscuros de su vida sus  errores, era algo difícil de afrontar, y de la misma forma que él, su hermano y el chico rubio aún les faltaba que leyeran las peores cosas que hicieron.

— ¡Por parte de su esclava, querrás decir! —contestó Hermione, elevando estridentemente la voz—. Porque a Winky no le pagaba, ¿verdad?

— ¡Creo que será mejor que subáis todos a repasar vuestro equipaje! —dijo la señora Weasley, terminando con la discusión—. ¡Vamos, todos, ahora mismo...!

-No ganaran nada con ponerse a discutir- aseguro Lily- en ese momento solo armarían escandalo sin sacar algo bueno- aseguro continuando la lectura y de cómo Harry guardo sus cosas y subió con Ron donde el sonido de la lluvia la lechuza y los aullidos esporádicos del espíritu del buhardilla se oían con más intensidad.

-¿Y pudieron dormir con todo ese ruido?- pregunto James “S”

-Si- respondieron de inmediato Harry y Ron

Pigwidgeon comenzó a gorjear y zumbar por la jaula cuando ellos entraron. La vista de los baúles a medio hacer parecía haberlo excitado.

—Échale unas chucherías lechuciles —dijo Ron, tirándole un paquete a Harry—. Puede que eso lo mantenga callado.

Harry metió las chucherías por entre las barras de la jaula de Pigwidgeon y volvió a su baúl. La jaula de Hedwig estaba al lado, aún vacía.

-No deberías de preocupare tanto por tu lechuza- exclamo Dora- ella nunca ha fallado un envió sin duda regresara cuando Deva hacerlo.

-Además no puedes esperar que pueda volar como se debe con esa tormenta que hay ahí afuera- agrego Hagrid.

—Ya ha pasado más de una semana —comentó Harry, mirando la percha desocupada de Hedwig—. No crees que hayan atrapado a Sirius, ¿verdad, Ron?

-No, sin duda lo sabrías si lo hubieran hecho- aseguro Teddy- sin duda al ministerio le fascinaría alardear que por fin consiguieron atraparlo.

-Por supuesto, el joven Lupin tiene razón, no es tan fácil que logren atraparme- aseguro con una sonrisa Sirius.

—No, porque habría salido en El Profeta —contestó Ron—. El Ministerio estaría muy interesado en demostrar que son capaces de coger a alguien, ¿no te parece?

—Sí, supongo...

—Mira, aquí tienes lo que mi madre te compró en el callejón Diagon. También te sacó un poco de oro de la cámara acorazada... y te ha lavado los calcetines.

Lily detuvo la lectura un segundo para mandarle una mirada de gratitud a Molly, cuando regreso a la lectura dijo como su hijo fue guardando sus libros y revisando las cosas en su equipo para preparar pociones hasta que escuchó un resoplido molesto de pare de Ron.

— ¿Qué se supone que es esto?

Había cogido algo que a Harry le pareció un largo vestido de terciopelo rojo oscuro. Alrededor del cuello tenía un volante de puntilla de aspecto enmohecido, y puños de puntilla a juego.

-¡Un vestido, pero porque le empacas un vestido a nuestro querido sobrino!- salto de inmediato Fabián

-¡Si mujer!- intervino Gideon- ¡acaso estas tratando de insinuar algo porque Ron siempre esta con Harry!

-¡¡Hey!!- reclamaron de inmediato Harry y Ron mientras que aquellos que entendieron la indirecta se ponían reír- y tu mejor cállate- continuo Ron viendo directamente a Draco que era de los más reía.

-Nunca se me ocurrió molestarlos con eso- aseguro el rubio aun solando algunas risas

-No estoy tratando de decir nada, seguramente fue una confusión o…- dijo Molly defendiéndose.

-No- interrumpió Ginny- no era una equivocación y eso no era un vestido.

-Pero entonces ¿qué era?- pregunto la pequeña Lily L

-Ya lo veras querida- le dijo su madre dándole un beso en la cabeza.

Llamaron a la puerta y entró la señora Weasley con unas cuantas túnicas de Hogwarts recién lavadas y planchadas.

—Aquí tenéis —dijo, separándolas en dos montones—. Ahora lo que deberíais hacer es meterlas con cuidado para que no se arruguen.

—Mamá, me has puesto un vestido nuevo de Ginny —dijo Ron, enseñándoselo.

Varios de la segunda generación reprimieron una sonrisa burlona, recordaba esa túnica de la vez que fue el baile de los tres magos, y es decir, como se podría olvidar semejante vestimenta.

—Por supuesto que no te he puesto ningún vestido de Ginny —negó la señora Weasley—. En vuestra lista de la escuela dice que este curso necesitaréis túnicas de gala... túnicas para las ocasiones solemnes.

-¡¿Qué?!- exclamaron varios a la vez.

-Espera, están tratando de decir que esa cosa es una túnica de gala- exclamo Sirius.

—Tienes que estar bromeando —dijo Ron, sin dar crédito a lo que oía—. No voy a ponerme eso, de ninguna manera.

—¡Todo el mundo las lleva, Ron! —replicó enfadada la señora Weasley—. ¡Van todos así! ¡Tu padre también tiene una para las reuniones importantes!

-Sí, pero no es parecida a la de papá en lo más mínimo- comento Charlie- debo decir que la diferencia es abismal.

-Gracias por tu comprensión hermano- ironizo Ron.

—Antes voy desnudo que ponerme esto —declaró Ron, testarudo.

-Habría sido muy divertido ver eso- exclamo Hermione recibiendo una mirada severa de su novio.

-Pero no te puedes quejar castaña, digo, de ahora en adelante lo veras denudo cada vez que quieras.

-¡¡Sirius!!- le reclamo la pareja.

-Porque es evidente que será Hermione la dirija el matrimonio

-Sirius, podrías, por un día por lo menos, dejar de decir tus idioteces- le solicito con cansancio Remus.

-No seas amargado lunático, es más deberías estar feliz- le aseguro- mientras me meta con otros no me meteré contigo, o que, ya te agrado que te diga tus verdades de tu relación con mi sobrina.

-Simplemente no puedes quedarte callado- sentencio Marlene- Lily, mejor prosigue antes de que vuelva a abrir la boca- le pidió a su amiga.

—No seas tonto —repuso la señora Weasley—. Tienes que tener una túnica de gala: ¡lo pone en la lista! Le compré otra a Harry... Enséñasela, Harry...

Con cierta inquietud, Harry abrió el último paquete que quedaba sobre la cama.

-Estabas esperando una cosa similar a la del tío Ron verdad papá- comento James “S”

-Pues algo así, la verdad no es como si me importara mucho el atuendo de moda de los magos- respondió el azabache.

Pero no era tan terrible como se había temido, al menos su túnica de gala no tenía puntillas; de hecho, era más o menos igual que las de diario del colegio, salvo que era verde botella en vez de negro.

-Esa descripción si se paree más a una túnica de gala- comentó Charlie- pero entonces eso quiere decir que las compro en lugares diferentes.

-Es lo más probable- dijo Bill pensando que eso no ayudaría nada con la autoestima de su hermano.

—Pensé que haría juego con tus ojos, cielo —le dijo la señora Weasley cariñosamente.

—¡Bueno, ésa está bien! —Exclamó Ron, molesto, observando la túnica de Harry—. ¿Por qué no me podías traer a mí una como ésa?

—Porque... bueno, la tuya la tuve que comprar de segunda mano, ¡y no había mucho donde escoger! —explicó la señora Weasley, sonrojándose.

-Huy que mal pelirrojo, esa túnica es más vieja que el mismo Dumbledore... auch- exclamo Sirius volviendo a recibir un golpe de cierta rubia.

-Por Merlín, ni siquiera porque te está oyendo mides tus palabras- reprendió Marlene.

-Pero a él nunca le importa- de defendió Sirius sobándose el cuerpo- cielos, no crees que deberías darme por lo menos un besito.

-¿Y por qué lo haría?

-Solo uno por tanto golpe me has dado, creo que me lo he ganado o no

-Ya te deje que durmieras abrazado muy cerca de mi o no

-Sí, tenías un aroma como de manzanas, fue agradable- comento el oji gris

-Y ahora nos van a contar sus intimidades, he, solo eviten las escenas subidas de tono porque aquí hay niños.

-¡James!- le reclamo Marlene- nosotros no hemos tenido ninguna escena así.

-No, pero canuto es más entusiasta que Remus en ese sentido, así que es posible que pronto las tendrán- aseguro el azabache- aunque lunático también puede ser muy fogoso, y no dudo que era una sorpresa para la pobre Dora cuando se desfogue.

-¡James por favor!- le silencio Remus con un leve sonrojo

-¿Y qué quiere decir con lo de “pobre” he?- exclamo la metamorfomaga ni que fuera tan inocente como para…  no, no dije nada

-Cada día el subconsciente los traiciona más he- se burló Sirius ante un Remus y Dora aún más sonrojados de lo que ya estaban.

-Bueno ya, creo que deberíamos volver a la lectura- intervino Lily.

-Acaso no quieres que comencemos a hablar de tus intimidades pelirroja.

-Si quieres hacerlo hazlo entones- le dijo Marlene- pero no creas que ella será tan amable como yo para silenciarte.

-He si mejor continua leyendo pelirroja- y con una sonrisa triunfante la mujer regreso la vista al libro.

Harry apartó la vista. De buena gana les hubiera dado a los Weasley la mitad de lo que tenía en su cámara acorazada de Gringotts, pero sabía que jamás lo aceptarían.

-No sería justo que lo hiciéramos cariño- omento la señora Weasley- ese es tu dinero y…

-Pero hermanita, ya ni porque el chico mancillarla a tu única hija la quitas un par de galeones- le interrumpió Fabián

-Además a él no le importaría dártelos, bien podría ser una forma de retribuir todo el Cariño y cuidado que le das- agrego Gideon.

-Esas no son excusas para quitarle su dinero- aseguro Molly- en primera el cuidado que le doy lo hago de corazón, sin esperar algo a cambio, y en segunda, en ese tiempo aun no sabíamos que se casaría con Ginny

-Hey Georgy, ¿crees que nos reclame porque aceptamos su dinero al final del año?- pregunto por lo bajo Fred.

-No creo Freddy, además recuerda que no fue un regalo, fue un préstamo- aseguro su gemelo,

—No pienso ponérmela nunca —repitió Ron testarudamente—. Nunca.

—Bien —contestó su madre con brusquedad—. Ve desnudo. Y, Harry, por favor, hazle una foto. No me vendrá mal reírme un rato.

-No creo que fuera necesario que estuviera desnudo para eso- aseguro Hugo- y ¿no le tomaron fotos con esa cosa puesta?

-¡Hugo!- le reclamo Ron

-¿Qué? es solo una pregunta
-Más te vale, porque aún lo debo tener en alguna parte y lo puedo utilizar para castigarte

-¡¿Qué?!

-¡Ron!, no asustes a nuestro hijo- le reclamo Hermione, aunque no le parecía una mala idea si es que su hijo hacia alguna travesura de cierto nivel.

Salió de la habitación dando un portazo. Oyeron detrás de ellos un curioso resoplido. Pigwidgeon se acababa de atragantar con una chuchería lechucil demasiado grande.

—¿Por qué ninguna de mis cosas vale para nada? —dijo Ron furioso, cruzando la habitación para quitársela del pico.

-Es el final del capítulo- informo la pelirroja.

-Ya vez, si quieres mucho a Pigwidgeon ron- le dijo Ginny.

-Si bueno, una lechuza es una lechuza no- se defendió el pelirrojo sin aceptar lo que sentía.

-Hay Ron, lamento que tengas que pasar por todo eso- comenzó Molly.

-No importa mamá- le restó importancia- eso ya paso hace mucho, ya no es algo que me interese tanto.

-Entonces ¿por qué siempre dices que piensas trabajar duro para tener mucho dinero?- le interrogo George.

-Eso lo dije solo una vez, y además ahora el dinero no sería para mí, sino para Hermione y mis hijos- se justificó.

-Y por eso mamá es la que maneja el dinero, porque si fuera por papá nos compraría hasta lo que no necesitamos.

-Bueno yo…

-No te debes apenar, un padre siempre querrá darle lo mejor pueda a sus hijos- le dijo Arthur antes la afirmación de James, Ted, Molly, Lily, Andrómeda y varios más- bueno- si es el final del capítulo, me gustaría leer el siguiente.

-Por supuesto Arthur- le dijo Lily con una radiante sonrisa.










Hola a todos, ya soy aquí de nuevo con un nuevo capítulo.
Bueno, ese mensaje es un poco diferente al anterior, la verdad es que los últimos capítulos me han sugerido que inclusa a personajes como Ángela, a Viktor Krum y a los padres de Remus (Maria Montanero, Patricia Peralta, Rosario Munguia respetivamente si no me equivoco), y pues quisiera saber su opinión, les gustaría que los incluyera en la historia, o si quieras a alguien más en la lectura.

Bueno, en lo que espero su respuesta en los comentarios aprovecho para agradecerles sus buenos deseos y a la vez desearles un

Feliz Año Nuevo

Y desearles que año venidero sea mejor que el anterior.