La pelirroja tomo el libo entre sus manos y le dio
la vuelta a la página para continuar con la lectura, leyó el titulo para sí
misma y después contemplo a Harry y después a Remus.
-El capítulo se llama- hablo por fin- “El boggart
del armario ropero”
-Un boggart- exclamo Molly- que no pueden dejar de encontrarse
ese tipo de criaturas.
-Tranquila cariño- le dijo Arthur- esas criaturas no
son tan peligrosas.
-Además, no creo que se las tengan que ver con esa
cosa de la manera que piensas Molly- aseguro Lily viendo de reojo a cierto
castaño para después retomar la lectura.
Malfoy no volvió a las aulas hasta última hora de la mañana del
jueves, cuando los de Slytherin y los de Gryffindor estaban en mitad de la
clase de Pociones, que duraba dos horas.
-Y claro, el inútil de quejicus no dijo nada por
eso- dijo con ironía Sirius.
-Cierra la boca Black- le rebatió este.
Entró con aire arrogante en la mazmorra, con el brazo derecho en
cabestrillo y cubierto de vendajes, comportándose, según le pareció a Harry,
como si fuera el heroico superviviente de una horrible batalla.
— ¿Qué tal, Draco? —Dijo Pansy Parkinson, sonriendo como una tonta—.
¿Te duele mucho?
Astoria bufo de inmediato a lo que Draco solo la
abrazo para que se tranquilizara.
—Sí —dijo Malfoy, con gesto de hombre valiente. Pero Harry vio que
guiñaba un ojo a Crabbe y Goyle en el instante en que Pansy apartaba la vista.
—Siéntate —le dijo el profesor Snape amablemente.
Hubo varios murmullos con respecto a la actitud de
Snape, aunque muy pocos eran alegatorios pues sabían muy bien que no actuaria así
con un estudiante que no fuera de Slytherin.
Harry y Ron se miraron frunciendo el entrecejo. Si hubieran sido ellos
los que hubieran llegado tarde, Snape no los habría mandado sentarse, los
habría castigado a quedarse después de clase. Pero Malfoy siempre se había
librado de los castigos en las clases de Snape. Snape era el jefe de la casa de
Slytherin y generalmente favorecía a los suyos, en detrimento de los demás.
-Repugnante- espeto McGonagall- como profesor no debería
de haber favoritismos por nadie- agrego la estricta mujer.
Aquel día elaboraban una nueva pócima: una solución para encoger.
Malfoy colocó su caldero al lado de Harry y Ron, para preparar los ingredientes
en la misma mesa.
-Solo para fastidiar ¿cierto?- comentó Scorpius
viendo a su padre.
-Si- acepto por lo bajo Draco.
—Profesor —dijo Malfoy—, necesitaré ayuda para cortar las raíces de
margarita, porque con el brazo así no puedo.
—Weasley, córtaselas tú —ordenó Snape sin levantar la vista.
-No es obligación de mi hijo hacer su maldito
trabajo- espeto de inmediato Molly.
-Solo quiere fastidiar al chico- aseguro Sirius- ese
maldito de quejicus
-¡Ya ciérrala boca Black!
-¡Tú eres quien debe cerrar la boca!- le reclamo
esta vez Lily- no es su culpa que seas un maestro tan mediocre y maldito-
agrego.
Como siempre las palabras de la pelirroja se
encajaban sobre Severus como punzantes navajas, y es que aun cuando no supieran
que pasaría (y a pesar de las cosas buenas que aria), la forma en que actuaba
con los estudiantes no tenía justificación alguna.
Ron se puso rojo como un tomate.
—No le pasa nada a tu brazo —le dijo a Malfoy entre dientes.
Malfoy le dirigió una sonrisita desde el otro lado de la mesa.
—Ya has oído al profesor Snape, Weasley. Córtame las raíces.
Casi todos los de las demás casas se molestaron por
la actitud del rubio, solo los de Slytherin podían sentir algo parecido a la
empatía.
Ron cogió el cuchillo, acercó las raíces de Malfoy y empezó a
cortarlas mal, dejándolas todas de distintos tamaños.
-Eso no será bueno- comento Charlie- el maldito de
Snape no dejara que hagas eso.
-Sí, ahora lo sé- aseguro Ron.
—Profesor —dijo Malfoy, arrastrando las silabas—, Weasley está
estropeando mis raíces, señor.
-Si tanto las quiere que las corte el mismo pedazo
de animal- espeto Fabián.
-En serio me sorprende que nuestro sobrino no le
encajara el cuchillo- agrego Gideon.
Snape fue hacia la mesa, aproximó la nariz ganchuda a las raíces y
dirigió a Ron una sonrisa desagradable, por debajo de su largo y grasiento pelo
negro.
—Dele a Malfoy sus raíces y quédese usted con las de él, Weasley.
—Pero señor...
Todos los profesores vieron reprobatoriamente al
alumno que algún día se convertiría en su colega, y no podían evitar
preguntarse cómo demonios Dumbledore permitió que el estuviera dando clases.
Ron había pasado el último cuarto de hora cortando raíces en trozos
exactamente iguales.
—Ahora mismo —ordenó Snape, con su voz más peligrosa.
Ron cedió a Malfoy sus propias raíces y volvió a empuñar el cuchillo.
-Estas buscando demasiados problemas Malfoy- le dijo
James al rubio.
-Sí, y créame que de alguna manera lo he estado
pagando todo- acepto Draco, la verdad es por cómo estaban las cosas tanto él
como su apellido vivirían en la infamia por mucho tiempo.
—Profesor; necesitaré que me pelen este higo seco —dijo Malfoy, con
voz impregnada de risa maliciosa.
—Potter, pela el higo seco de Malfoy —dijo Snape, echándole a Harry la
mirada de odio que reservaba sólo para él.
De igual modo Lily detuvo la lectura y miro con un increíble
odio a Snape, no pronuncio palabra alguna, pero esos centellantes ojos verdes
podían hacerlo sentir más fatal que ninguna otra cosa.
Harry cogió el higo seco de Malfoy mientras Ron trataba de arreglar
las raíces que ahora tenía que utilizar él. Harry peló el higo seco tan rápido
como pudo, y se lo lanzó a Malfoy sin dirigirle una palabra. La sonrisa de Malfoy
era más amplia que nunca.
Scorpius bajo la mirada apesadumbrado mientras que
Rose trataba de darle ánimos a su amigo, la verdad ese Malfoy era muy diferente
al que conocían o del que habían oído hablar en su época, la verdad, es que era
peor de lo que se habían imaginado.
— ¿Habéis visto últimamente a vuestro amigo Hagrid? —les preguntó
Malfoy en voz baja.
-Como si le importara al condenado rubio- espeto George.
—A ti no te importa —dijo Ron entrecortadamente, sin levantar la
vista.
—Me temo que no durará mucho como profesor —comentó Malfoy, haciendo como
que le daba pena—. A mi padre no le ha hecho mucha gracia mi herida...
—Continúa hablando, Malfoy, y te haré una herida de verdad —le gruñó
Ron.
-Bien merecida se la tendría- espeto de inmediato
Fred- no importa que digan que ha cambiado, la verdad es que era una porquería.
-¡Hey!- atajo de inmediato Astoria.
-No, déjalo, no importa- le detuvo Draco, nada de lo
que decía el pelirrojo era mentira después
de todo.
—... Se ha quejado al Consejo Escolar y al ministro de Magia. Mi padre
tiene mucha influencia, no sé si lo sabéis.
-Influencia, solo intimidaciones y oro, pedazo de
estúpido- espeto de inmediato Sirius.
Y una herida duradera como ésta... —Exhaló un suspiro prolongado pero
fingido—. ¿Quién sabe si mi brazo volverá algún día a estar como antes?
— ¿Así que por eso haces teatro? —Dijo Harry, cortándole sin querer la
cabeza a un ciempiés muerto, ya que la mano le temblaba de furia—. ¿Para ver si
consigues que echen a Hagrid?
—Bueno —dijo Malfoy, bajando la voz hasta convertirla en un suspiro—, en
parte sí, Potter. Pero hay otras ventajas. Weasley, córtame los ciempiés.
-Idiota- exclamo James “S”- ya vez porque tío Ron no
quiere que sean novios- agrego dirigiéndose a su prima.
-Scorpius no es para nada como solía ser su padre-
le rebatió Rose- él no tiene la culpa de los problemas de nuestros padres, y ya
metete en la cabeza que no somos novios- termino con más fuerza la joven.
Unos calderos más allá, Neville afrontaba varios problemas. Solía
perder el control en las clases de Pociones. Era la asignatura que peor se le
daba y el miedo que le tenía al profesor Snape empeoraba las cosas.
Los padres del chico sintieron pena por su hijo, la
verdad que es que la clase de pociones no fue la mejor de las clases para
ninguno de ellos, pero tampoco la podían considerar la peor.
Su poción, que tenía que ser de un verde amarillo brillante, se había
convertido en...
— ¡Naranja, Longbottom! —Exclamó Snape, levantando un poco con el cazo
y vertiéndolo en el caldero, para que lo viera todo el mundo—. ¡Naranja! Dime,
muchacho, ¿hay algo que pueda penetrar esa gruesa calavera que tienes ahí? ¿No
me has oído decir muy claro que se necesitaba sólo un bazo de rata? ¿No he
dejado muy claro que no había que echar más que unas gotas de jugo de
sanguijuela? ¿Qué tengo que hacer para que comprendas, Longbottom?
-Tal vez hacer tu maldito trabajo profesor como debes
idiota-exclamó sin poder contenerse Alice, ella era una cica muy amable pero también
podía ser muy peligrosa si se le molestaba.
-Evidentemente explique cómo realizar la poción-
rebatió Severus con firmeza.
-Y en vez de ayudarlo cuando lo necesita tratas de
humillarlo- escupió Lily- lo mejor para ti es que no abras tu maldita boca-
agrego con mas firmeza.
Neville estaba colorado y temblaba. Parecía que se iba a echar a
llorar.
—Por favor; profesor —dijo Hermione—, puedo ayudar a Neville a
arreglarlo...
—No recuerdo haberle pedido que presuma, señorita Granger —dijo Snape
fríamente, y Hermione se puso tan colorada como Neville—. Longbottom, al final
de esta clase le daremos unas gotas de esta poción a tu sapo y veremos lo que
ocurre. Quizá eso te anime a hacer las cosas correctamente.
-Estúpido- exclamaron James, Sirius y Remus, unos
por su inherente rencor contra él, y otro por la molestia de cómo trata a los
chicos.
Snape se alejó, dejando a Neville sin respiración, a causa del miedo.
— ¡Ayúdame! —rogó a Hermione.
— ¡Eh, Harry! —dijo Seamus Finnigan, inclinándose para cogerle
prestada a Harry la balanza de bronce—. ¿Has oído? El Profeta de esta mañana
asegura que han visto a Sirius Black.
Los amigos y allegados al hombre pusieron atención
ante esa parte.
-Veo que tocaran el tema de Sirius durante todo el
libro- comento James- me pregunto que pasara cuando Harry se entere de todo-
agrego por lo bajo para que solo su novia lo escuchara..
— ¿Dónde? —preguntaron con rapidez Harry y Ron. Al otro lado de la
mesa, Malfoy levantó la vista para escuchar con atención.
-Chismoso entrometido- exclamo Sirius- arias mucho
bien no entrometerte en lo que no te importa- agrego.
—No muy lejos de aquí —dijo Seamus, que parecía emocionado—. Lo ha
visto una muggle. Por supuesto, ella no entendía realmente. Los muggles piensan
que es sólo un criminal común y corriente, ¿verdad? El caso es que telefoneó a
la línea directa. Pero cuando llegaron los del Ministerio de Magia, ya se había
ido.
-Creo que es muy descuidado de tu parte que dejes
ver aun en los barrios muggles- comento Marlene.
-Estas preocupada- le pico el oji gris.
-Claro que estoy preocupada por ti- respondió de
inmediato y sin pensar- y James y Lily también deben de estarlo, todos estamos
preocupados- agrego tratando de aparentar normalidad pero un leve sonrojo en
sus mejillas obstaculizaba dicho intento.
—No muy lejos de aquí... —repitió Ron, mirando a Harry de forma
elocuente. Dio media vuelta y sorprendió a Malfoy mirando.
— ¿Qué, Malfoy? ¿Necesitas que te pele algo más?
Pero a Malfoy le brillaban los ojos de forma malvada y estaban fijos
en Harry. Se inclinó sobre la mesa.
-Y ahora que pretendes- exclamo James “S”.
-Escuche a mi padre hablar de ese asunto durante el
verano, de lo que no le quieren decir a Potter- explico Draco.
-Eso que provocará que papá quisiera ir a buscarlo-
aventuro Albus ante el asentimiento de rubio- pero que es
-Ya lo descubrirán, en su momento- aseguro Harry.
— ¿Pensando en atrapar a Black tú solo, Potter?
—Exactamente —dijo Harry.
Los finos labios de Malfoy se curvaron en una sonrisa mezquina.
—Desde luego, yo ya habría hecho algo. No estaría en el cole como un
chico bueno. Saldría a buscarlo.
-Si claro, no son más que fanfarronerías y palabras
sin sentido- aseguro Frank- dudo que pudieras mantenerte la entereza en esa
situación.
— ¿De qué hablas, Malfoy? —dijo Ron con brusquedad.
— ¿No sabes, Potter...? —musitó Malfoy, casi cerrando sus ojos claros.
— ¿Qué he de saber?
Malfoy soltó una risa despectiva, apenas audible.
—Tal vez prefieres no arriesgar el cuello —dijo—. Se lo quieres dejar
a los dementores, ¿verdad? Pero en tu caso, yo buscaría venganza. Lo cazaría yo
mismo.
-Mejor que deje de estar fastidiando- exclamo James
que no estaba tan seguro de querer saber toda la historia, o al menos no la
historia que todos deben suponer que paso.
— ¿De qué hablas? —le preguntó Harry de mal humor.
En aquel momento, Snape dijo en voz alta:
—Deberíais haber terminado de añadir los ingredientes. Esta poción
tiene que cocerse antes de que pueda ser ingerida. No os acerquéis mientras
está hirviendo. Y luego probaremos la de Longbottom...
-Solo quiere estar molestando al pobre chico,
maldito- comento Fabián.
-Por cosas como tenerlo dando clases es por lo que
piensan que Dumbledore está loco- agrego Gideon.
-Muchachos- exclamo la señora Weasley.
-Hay hermanita, hasta tu debes pensar que hace ese
pelos grasientos dando clases- atajo Fabián.
-Si, en especial porque es más antipático con tu
hijo Ron, y tu casi hijo y futuro yerno Harry- termino Gideon.
-Si ya terminaron de hablar, me podrían permitir
seguir con la lectura- exclamo con tranquilidad y severidad Lily.
Crabbe y Goyle rieron abiertamente al ver a Neville azorado y agitando
su poción sin parar. Hermione le murmuraba instrucciones por la comisura de la
boca, para que Snape no lo viera. Harry y Ron recogieron los ingredientes no
usados, y fueron a lavarse las manos y a lavar los cazos en la pila de piedra
que había en el rincón.
— ¿Qué ha querido decir Malfoy? —Susurró Harry a Ron, colocando las
manos bajo el chorro de agua helada que salía de una gárgola—. ¿Por qué tendría
que vengarme de Black? Todavía no me ha hecho nada.
Eso mismo se preguntaban todos los presentes.
-Bueno, te asusto en aquella ocasión- comentó por lo
bajo Ron- y casi te arrollaron por eso, pero creo que no es suficiente.-
termino el pelirrojo consiguiendo un sonrisa de su amigo.
—Cosas que inventa —dijo Ron—. Le gustaría que hicieras una locura...
-En parte tiene razón- le concedió Draco- aunque
según lo que todos creen si había razones.
-Pero ningún era cierta- atajo Ginny.
-Sí, lo sabemos- aseguro Astoria.
Cuando faltaba poco para que terminara la clase, Snape se dirigió con
paso firme a Neville, que se encogió de miedo al lado de su caldero.
—Venid todos y poneos en corro —dijo Snape. Los ojos negros le
brillaban—. Y ved lo que le sucede al sapo de Longbottom. Si ha conseguido
fabricar una solución para encoger, el sapo se quedará como un renacuajo. Si lo
ha hecho mal (de lo que no tengo ninguna duda), el sapo probablemente morirá
envenenado.
Los padres de Neville apretaron los puños con furia,
que se creía ese maldito para tratar a su pequeño de esa manera.
Los de Gryffindor observaban con aprensión y los de Slytherin con
entusiasmo.
-Estúpidos malditos- espeto Frank con evidente
molestia.
Snape se puso el sapo Trevor en la palma de la mano izquierda e
introdujo una cucharilla en la poción de Neville, que había recuperado el color
verde. Echó unas gotas en la garganta de Trevor.
Se hizo un silencio total, mientras Trevor tragaba. Luego se oyó un
ligero « ¡plop!» y el renacuajo Trevor serpenteó en la palma de la mano de
Snape.
-Nada mal- comento de inmediato Slughorn asombrado-
sin duda lograron componer esa poción perfectamente, es algo admirable.
-Todo gracias a Hermione- aseguro Neville
consiguiendo un leve sonrojo de su amiga.
Los de Gryffindor prorrumpieron en aplausos. Snape, irritado, sacó una
pequeña botella del bolsillo de su toga, echó unas gotas sobre Trevor y éste
recobró su tamaño normal.
-Toma esa quejicus- exclamo con cierta alegría
Sirius- eso te mereces por querer fastidiar al chico.
—Cinco puntos menos para Gryffindor —dijo Snape, borrando la sonrisa
de todas las caras—. Le dije que no lo ayudara, señorita Granger. Podéis
retiraraos.
-¡Eso es una completa infamia!- grito molesta la profesora
McGonagall- quitarle puntos a una casa solo por hacer algo así.
Snape hubiera querido defenderse, pero pudo percibir
la mirada severa de Lily, y sabía perfectamente que cualquier palabra que
dijera la pagaría con más reclamaciones de la chica, y no se sentía capas de
soportar mas de su desprecio por el momento, por lo que decidió guardar
silencio.
-Bo sé porque está aquí, pero puede creerme que haré
todo lo posible para no manche el buen nombre de nuestro colegio con esa
maldita actitud de seudo profesor- exclamo nuevamente McGonagall ante la
aprobación de casi todos los jóvenes del futuro.
-En verdad estaremos muy agradecidos si lo consigue
profesora- exclamo Fred.
-Sí, incluso le pondremos una estatua si lo loga
profesora- continuo George.
Harry, Ron y Hermione subieron las escaleras hasta el vestíbulo. Harry
todavía meditaba lo que le había dicho Malfoy, en tanto que Ron estaba furioso
por lo de Snape.
-Típico comportamiento- comento Remus- tanto el de
Harry como el de ron.
— ¡Cinco puntos menos para Gryffindor porque la poción estaba bien
hecha! ¿Por qué no mentiste, Hermione? ¡Deberías haber dicho que lo hizo
Neville solo!
-Aun cuando lo hubiera hecho no le habría importado-
aseguro James- si es un maldito rencoroso que se mete con los mas débiles.
-¡Potter!- le reclamo Severus
-Di que es una mentira Snape, que no te metes con
los estudiantes solo por tu maldito desprecio- atajo el azabache.
Ella no contestó. Ron miró a su alrededor.
— ¿Dónde está Hermione?
Harry también se volvió. Estaban en la parte superior de las
escaleras, viendo pasar al resto de la clase que se dirigía al Gran Comedor
para almorzar.
—Venía detrás de nosotros —dijo Ron, frunciendo el entrecejo.
-Tal vez regreso porque se le olvido algo, y ustedes
no se dieron cuenta- comento Charlie.
Malfoy los adelantó, flanqueado por Crabbe y Goyle. Dirigió a Harry
una sonrisa de suficiencia y desapareció.
—Ahí está —dijo Harry
Hermione jadeaba un poco al subir las escaleras a toda velocidad. Con
una mano sujetaba la mochila; con la otra sujetaba algo que llevaba metido en
la túnica.
-¿Cómo?- exclamaron algunos- ¿cómo es posible que
haya hecho algo asi tan de repente?- prosiguió Charlie
-Cgeo que sé que es lo que pasa- comento Fleur-
aunque es poco pgobable pogque es muy difícil que lo consiguiega.
-¿Qué es lo que piensas cariño?- le pregunto de
inmediato Bill.
-Nada, supongo que ya lo vegemos después- respondió
la rubia.
— ¿Cómo lo hiciste? —le preguntó Ron.
— ¿El qué? —preguntó a su vez Hermione, reuniéndose con ellos.
—Hace un minuto venías detrás de nosotros y un instante después
estabas al pie de las escaleras.
— ¿Qué? —Hermione parecía un poco confusa—. ¡Ah, tuve que regresar
para coger una cosa! ¡Oh, no...!
-Pero forzosamente tendrían que haberla visto-
aseguro Rose- eso en verdad es muy extraño.
En la mochila de Hermione se había abierto una costura. A Harry no le
sorprendía; contenía al menos una docena de libros grandes y pesados.
-Te serviría un hechizo de expansión en esos momentos-
comentó Remus- tal vez podrías hablar con McGonagall para que te ayudara.
-Sí, no estarías haciendo nada malo y tampoco
mostraría favoritismos alguno, sería algo que te ayudaría- secundo Dora.
-La verdad, no se me ocurrió algo así- acepto la
castaña.
—¿Por qué llevas encima todos esos libros? —le preguntó Ron.
—Ya sabes cuántas asignaturas estudio —dijo Hermione casi sin
aliento—. ¿No me podrías sujetar éstos?
—Pero... —Ron daba vueltas a los libros que Hermione le había pasado y
miraba las tapas—. Hoy no tienes estas asignaturas.
-Te costó un poco de trabajo acostumbrarte no- comentó
Lily deteniendo su lectura.
-Sí, un poco- acepto ella.
-¿Por qué siempre hablan en clave?, saben lo molesto
que es eso- dijo de inmediato Hugo un tanto impaciente.
-Ya tranquilo, tampoco es para tanto- le restó
importancia Albus.
Esta tarde sólo hay Defensa Contra las Artes Oscuras.
-Sí, la primera clase de nuestro profesor adicto al
chocolate- exclamo James un poco más alegre- espero que te luzcas e lunático.
-De seguro lo ara genial- agrego Dora abrazando al
licántropo.
La verdad es que se sentía muy bien sabiendo que
tendría la oportunidad de ser un profesor, y porque no decirlo, de recibir esa
pequeña muestra de afecto de la peli rosa que tenía el lado.
—Ya —dijo Hermione, pero volvió a meter todos los libros en la
mochila, como si no la hubieran comprendido—. Espero que haya algo bueno para
comer. Me muero de hambre —añadió, y continuó hacia el Gran Comedor.
— ¿No tienes la sensación de que Hermione nos oculta algo? —preguntó
Ron a Harry.
-En que te diste cuenta hermanito, por el extraño
comportamiento en las clases- comenzó Fred.
-O por las nada creíbles excusas y evasiones que te
da nuestra cuñada- termino con ironía George.
-Excusas ridículas y evasiones, que recuerdos-
comento risueño Sirius recordando las explicaciones de uno de sus amigos por
sus repentinas desapariciones mensuales.
El profesor Lupin no estaba en el aula cuando llegaron a su primera
clase de Defensa Contra las Artes Oscuras. Todos se sentaron, sacaron los
libros, las plumas y los pergaminos, y estaban hablando cuando por fin llegó el
profesor.
-Cielos lunático, es muy extraño que tu llegues
tarde a alguna parte- bromeo Sirius- pues que estabas haciendo.
-Preparando su primera clase me imagino- respondió
en su lugar Lily.
Lupin sonrió vagamente y puso su desvencijado maletín en la mesa.
Estaba tan desaliñado como siempre, pero parecía más sano que en el tren, como
si hubiera tomado unas cuantas comidas abundantes.
-Posiblemente así fue- comento Andrómeda, ya muchas
veces había escuchado de su primo las condiciones en que terminaba su amigo,
imaginaba que después de tantos años de haber perdido a sus amigos debía de estar
muy mal.
—Buenas tardes —dijo—. ¿Podríais, por favor; meter los libros en la
mochila? La lección de hoy será práctica. Sólo necesitaréis las varitas
mágicas.
-¡Sí!- gritaron de inmediato los otros dos
merodeadores.
-Eso debería de fascinarles- comento Frank- digo, no
han tenido una clase decente desde que entraron.
La clase cambió miradas de curiosidad mientras recogía los libros.
Nunca habían tenido una clase práctica de Defensa Contra las Artes Oscuras, a
menos que se contara la memorable clase del año anterior, en que el antiguo
profesor había llevado una jaula con duendecillos y los había soltado en clase.
-Bueno, supongo que estarán un poco inseguros después
de esa ocasión- comento Alice.
-Pero estoy seguro que lo hará bien- comentó Hagrid
que sintió un poco mal recordando lo que le había pasado a él.
-Tranquilo Hagrid- le hablo Remus- tu primera clase
no fue tan mala, solo necesitas un poco de práctica.
-Así es amigo, y nosotros te ayudaremos colega-
apoyo James reanimando al semi gigante.
—Bien —dijo el profesor Lupin cuando todo el mundo estuvo listo—. Si
tenéis la amabilidad de seguirme...
Desconcertados pero con interés, los alumnos se pusieron en pie y
salieron del aula con el profesor Lupin. Este los condujo a lo largo del desierto
corredor. Doblaron una esquina.
-¿A donde lo estás llevando lunático?- le pregunto
Sirius.
-Ten paciencia Sirius, debe de haberles preparado
algo bueno, al fin y al cabo de los tres era el más aplicado- le dijo Marlene.
-Hey, que me voy a poner celoso he.
-Eso quisiera verlo- le respondió la rubia, y en
parte era cierto, pues así demostraría un poco más de interés y que no sería
solo una más.
Al primero que vieron fue a Peeves el poltergeist, que flotaba boca
abajo en medio del aire y tapaba con chicle el ojo de una cerradura. Peeves no
levantó la mirada hasta que el profesor Lupin estuvo a medio metro. Entonces
sacudió los pies de dedos retorcidos y se puso a cantar una monótona canción:
—Locatis lunático Lupin, locatis lunático Lupin, locatis lunático
Lupin...
-Valla saludo- comento James- siempre se ponía a
cantar eso cuando quería molestar a lunático.
-Pero fueron ustedes quienes pensaron en ella si no
me equivoco- atajo Lily.
-Pues así fue pelirroja- le aseguro Sirius- y por lo
visto nunca dejara de cantarla.
-La verdad es que no- exclamo James “S”- más de una
vez despertó a Teddy en la madrugada cantando eso.
-¡¿Qué?!- aclamaron de inmediato los merodeadores.
-¡James cállate!- le recrimino el peli azul que en
ese momento tenía el cabello rojo.
Por su parte los amigos del castaño le enviaron
miradas significativas, tanto a él como a la metamorfomaga, está por su parte no
podía dejar de ver a su hijo con una gran curiosidad curiosidad por lo que
acababan de decir de él y claro, de la reacción de este había tenido.
Aunque casi siempre era desobediente y maleducado, Peeves solía tener
algún respeto por los profesores.
-Han hecho muchas cosas juntos como para que le
tenga esa clase de respeto- comentó Marlene.
-Y más porque él no es alguien estricto y disciplinado
como la profesora McGonagall- agrego Sirius- él es un poco más relajado..
Todos miraron de inmediato al profesor Lupin para ver cómo se lo
tomaría. Ante su sorpresa, el mencionado seguía sonriendo.
-Supongo que esta alegre, estará recordando los
viejos tiempos- comentó Ted, mientras Lupin le daba la razón con una mueca.
—Yo en tu lugar quitaría ese chicle de la cerradura, Peeves —dijo
amablemente—. El señor Filch no podrá entrar a por sus escobas.
Filch era el conserje de Hogwarts, un brujo fracasado y de mal genio
que estaba en guerra permanente con los alumnos y por supuesto con Peeves.
-Y Peeves también debe de estar en guerra con el
conserje- agrego Lily “L”- y con todos los demás por lo que hemos leído.
Pero Peeves no prestó atención al profesor Lupin, salvo para soltarle
una sonora pedorreta.
El profesor Lupin suspiró y sacó la varita mágica.
—Es un hechizo útil y sencillo —dijo a la clase, volviendo la cabeza—.
Por favor; estad atentos.
Los dos animago sonrieron divertidos, ellos nunca
pensaron en la posibilidad de ser profesores, pero ahora que su amigo estaba
ahí, pensaron que sería muy divertido estar en su posición, aunque claro,
serian un desastre a la hora de imponer el orden.
Alzó la varita a la altura del hombro, dijo ¡Waddiwasi! y apuntó a
Peeves.
Con la fuerza de una bala, el chicle salió disparado del agujero de la
cerradura y fue a taponar la fosa nasal izquierda de Peeves; éste ascendió
dando vueltas como en un remolino y se alejó como un bólido, zumbando y echando
maldiciones.
Hubo algunas risas modestas por lo ocurrido, nadie
de los del pasado imagino a un profesor que actuara como él.
— ¡Chachi, profesor! —dijo Dean Thomas, asombrado.
—Gracias, Dean —respondió el profesor Lupin, guardando la varita—.
¿Continuamos?
Se pusieron otra vez en marcha, mirando al desaliñado profesor Lupin
con creciente respeto.
-Por supuesto, está demostrando ser una buena
persona y que sabe lo que hace- aseguro Dora.
Los condujo por otro corredor y se detuvo en la puerta de la sala de
profesores.
—Entrad, por favor —dijo el profesor Lupin abriendo la puerta y
cediendo el paso.
En la sala de profesores, una estancia larga, con paneles de madera en
las paredes y llena de sillas viejas y dispares, no había nadie salvo un
profesor. Snape estaba sentado en un sillón bajo y observó a la clase mientras
ésta penetraba en la sala. Los ojos le brillaban y en la boca tenía una sonrisa
desagradable.
-Por su bien más le vale que no diga nada- comento
por lo bajo Teddy por lo que solo Dora lo pudo escuchar, al parecer su hijo le
tenía mucho más aprecio a Remus del que se hubiera imaginado.
Cuando el profesor Lupin entró y cerró la puerta tras él, dijo Snape:
—Déjela abierta, Lupin. Prefiero no ser testigo de esto. —Se puso de
pie y pasó entre los alumnos.
-Ni quien quiera que esté presente- espeto de
inmediato Sirius, lo último que deseaba es que la primera clase de su amigo
saliera mal como en el caso de Hagrid.
Su toga negra ondeaba a su espalda. Ya en la puerta, giró sobre sus
talones y dijo—: Posiblemente no le haya avisado nadie, Lupin, pero Neville
Longbottom está aquí. Yo le aconsejaría no confiarle nada difícil. A menos que
la señorita Granger le esté susurrando las instrucciones al oído.
Un potente golpe detuvo la lectura, y que Alice
había golpeado la mesa con el puño evidentemente moletas, mientras trataba de
asesinar a Snape con la mirada, y no era la única, Luna y Alice “P” también se
habían molestado bastante con este nuevo comentario hacia el chico, al final
Frank tuvo que tranquilizar a su mujer (aunque el también estaba molesto) y
Neville tuvo que hacer lo mismo con las otras dos chicas, para evitar que ocurriera
alguna tragedia.
Neville se puso colorado. Harry echó a Snape una mirada fulminante; ya
era desagradable que se metiera con Neville en clase, y no digamos delante de
otros profesores.
-Evidentemente que no respetaba a Remus- comento
Ted- y de paso también fastidiaba a Neville.
-No puedo creer que Lily alguna vez haya sido su
amiga- agrego Andrómeda con asombro, y en su interior la pelirroja se
preguntaba lo mismo.
El profesor Lupin había alzado las cejas.
—Tenía la intención de que Neville me ayudara en la primera fase de la
operación, y estoy seguro de que lo hará muy bien.
El rostro de Neville se puso aún más colorado. Snape torció el gesto,
pero salió de la sala dando un portazo.
-Tu siempre tan tranquilo y ecuánime lunático-
observo Sirius- eso le debió de fascinar a quejicus.
-Cuantas veces no nos hiciste enojar con esa
actitud- continuo james con media sonrisa- nosotros queriendo provocarte y tu
pasando por alto nuestras palabras.
-Saben- dijo Albus por lo bajo a sus hermanos- sin
duda Teddy heredo eso de él.
-Tal parece que si- le concedió James “S” mientras Lily
“L” asentía.
—Ahora —dijo el profesor Lupin llamando la atención del fondo de la
clase, donde no había más que un viejo armario en el que los profesores
guardaban las togas y túnicas de repuesto.
-Claro- exclamo Marlene- les vas a enseñar a
enfrentar a un boggart, por eso estaba en el titulo- Lily asintió
vigorosamente, ella ya lo había supuesto.
-Bueno, en tal caso está bien- hablo Molly- estoy
segura que no pasara nada malo con Remus ahí.
Cuando el profesor Lupin se acercó, el armario tembló de repente,
golpeando la pared.
»No hay por qué preocuparse —dijo con tranquilidad el profesor Lupin
cuando algunos de los alumnos se echaron hacia atrás, alarmados—. Hay un
boggart ahí dentro.
Casi todos pensaban que un boggart era algo preocupante.
-No son tan peligrosos- comento Teddy- pero si
pueden ser muy aterradores, y eso es lo que desconcentra a los magos, pero
sabiendo cómo enfrentarlos no resultan problemáticos.
-Dilo por ti- agrego Victorie.
-¿Qué quieres decir?- le pregunto Bill.
-Es que bueno, una vez practique con una de esas
cosas y bueno, entre en pánico y me tuvieron que ayudar- explico sonrojada
-Tganquila quegida- le dijo Fleur- eso no significa
nada, no siempge estamos pgepagados paga enfgentag algo así.
-Ella tiene razón, no tienes que avergonzarte- apoyo
Molly para tratar de animar a la joven.
Neville dirigió al profesor Lupin una mirada de terror y Seamus
Finnigan vio con aprensión moverse el pomo de la puerta.
—A los boggarts les gustan los lugares oscuros y cerrados —prosiguió
el profesor Lupin—: los roperos, los huecos debajo de las camas.
-Puede que de ahí surgiera la idea de los niños
muggles de los monstruos viven debajo de la camas- comento Ted, lo cual puso a
pensar a los hijos de padre muggles.
El armario de debajo del fregadero... En una ocasión vi a uno que se
había metido en un reloj de pared. Se vino aquí ayer por la tarde, y le
pregunté al director si se le podía dejar donde estaba, para utilizarlo hoy en
una clase de prácticas.
-Fue muy amable de parte del profesor habérselos permitido-
comento Gideon.
-Y una suerte que encontrara al boggart antes de la
clase- agregó Fabián.
-La verdad es que fue una suerte- agrego Neville- la
verdad es que esa fue la mejor clase que tuvimos en mucho tiempo- y los jóvenes
del futuro estuvieron de acuerdo con lo dicho por el joven.
La primera pregunta que debemos contestar es: ¿qué es un boggart?
-Hermione- dijeron varios al mismo tiempo.
Hermione levantó la mano.
—Es un ser que cambia de forma —dijo—. Puede tomar la forma de aquello
que más miedo nos da.
-Siempre podemos confiar en que Hermione responda
cualquier pregunta que hagan- comento Ron recibiendo un golpe un tanto amistoso
de su novia.
—Yo no lo podría haber explicado mejor —admitió el profesor Lupin, y
Hermione se puso radiante de felicidad—. El boggart que está ahí dentro, sumido
en la oscuridad, aún no ha adoptado una forma. Todavía no sabe qué es lo que
más miedo le da a la persona del otro lado. Nadie sabe qué forma tiene un boggart
cuando está solo, pero cuando lo dejemos salir; se convertirá de inmediato en
lo que más temamos. Esto significa —prosiguió el profesor Lupin, optando por no
hacer caso de los balbuceos de terror de Neville— que ya antes de empezar
tenemos una enorme ventaja sobre el boggart. ¿Sabes por qué, Harry?
-Hey, que paso con eso lunático- le reclamo de
inmediato Sirius- como le preguntas directamente al cachorro he.
-Supongo que debes tener una buena excusa para
atreverte a hacerlo- continuo James.
-Él es un profesor, y no es malo lo que está
haciendo- les aseguro Lily- a contrario es justo lo que debería hacer.
-Gracias Lily- le dio Remus por su defensa.
Era difícil responder a una pregunta con Hermione al lado, que no
dejaba de ponerse de puntillas, con la mano levantada.
-¡Harry!- le reclamo la castaña.
-Pero Hermione, esta vez no estoy pensando en nada
que no fuera cierto, hasta tu debes recordar que actuabas de esa forma- ante lo
dicho la chica no pudo decir nada.
Pero Harry hizo un intento:
— ¿Porque somos muchos y no sabe por qué forma decidirse?
-No estabas muy seguro de lo que decías verdad- le
dijo Lily “L” a su padre.
-No es muy común que me pusiera a responder
preguntas- dijo el joven con cierta pena- la verdad es casi siempre era
Hermione quien se encargaba de eso.
-Entonces como suponían ganar puntos para su casa-
exclamo Rose un poco molesta por todo lo que recaía sobre su madre.
-Papá tenía el quidditch para conseguir puntos para
la casa- salió a defensa James “S”- y el tío Ron, bueno, él es el tío Ron.
-Mejor no digas nada sobrino- ironizo el pelirrojo
antes las sonrisas burlonas de sus hermanos gemelos.
—Exacto —dijo el profesor Lupin. Y Hermione bajó la mano algo decepcionada—. Siempre es mejor estar acompañado
cuando uno se enfrenta a un boggart, porque se despista. ¿En qué se debería
convertir; en un cadáver decapitado o en una babosa carnívora? En cierta ocasión
vi que un boggart cometía el error de querer asustar a dos personas a la vez y
el muy imbécil se convirtió en media babosa. No daba ni gota de miedo.
-Al parecer has estado en muchas partes- comentó
Dora al escuchar los ejemplos del castaño.- has visto muchas cosas.
-Sí, aunque no creo que hayan sido viajes muy
agradables- agrego Sirius imaginándose a su amigo con baja autoestima solo.
El hechizo para vencer a un boggart es sencillo, pero requiere fuerza
mental. Lo que sirve para vencer a un boggart es la risa. Lo que tenéis que
hacer es obligarle a que adopte una forma que vosotros encontréis cómica. Practicaremos
el hechizo primero sin la varita. Repetid conmigo: ¡Riddíkulo!
— ¡Riddíkulo! —dijeron todos a la vez.
-¡Ha!, ya recordé- exclamo Fred- lo que ocurrió en
esa clase se comentó por mucho tiempo, y fue muy divertido-y todos los del futuro se rieron modestamente.
—Bien —dijo el profesor Lupin—. Muy bien. Pero me temo que esto es lo
más fácil. Como veis, la palabra sola no basta. Y aquí es donde entras tú,
Neville.
El armario volvió a temblar. Aunque no tanto como Neville, que
avanzaba como si se dirigiera a la horca.
-No solo Harry es dramático, tal parece que el bueno
de Neville también lo es- comento Fred.
-Tranquilo cariño, sé que lo aras muy bien- le
aseguro maternamente Alice.
—Bien, Neville —prosiguió el profesor Lupin—. Empecemos por el
principio: ¿qué es lo que más te asusta en el mundo? —Neville movió los labios,
pero no dijo nada—. Perdona, Neville, pero no he entendido lo que has dicho
—dijo el profesor Lupin, sin enfadarse.
-Estarás bien chico el no muerde- comento James- o
al menos la mayor parte del año agrego por lo bajo solo para Lily y sus amigos.
Neville miró a su alrededor; con ojos despavoridos, como implorando
ayuda. Luego dijo en un susurro:
—El profesor Snape.
Casi todos se rieron. Incluso Neville se sonrió a modo de disculpa. El
profesor Lupin, sin embargo, parecía pensativo.
-Eso no es buena señal- exclamo Marlene- cuando
cualquiera de estos tres se pone pensativo quiere decir que están preparando
algo.
-Nos conoces muy bien he McKinnon- le dijo Sirius.
-No solo es ella- agrego Lily- muchos nos pudimos
dar cuenta de su forma de ser, la verdad son un poco predecibles.
-¡Hey!- reclamaron los tres merodeadores al tiempo mientras
que Marlene y Dora se reían divertidas.
—El profesor Snape... mm... Neville, creo que vives con tu abuela, ¿es
verdad?
Sirius, James y el nieto de este último sonrieron
divertidos imaginándose la idea del castaño, por su parte Snape puso una mueca
de desagrado pues también suponía lo que pretendía hacer.
—Sí —respondió Neville, nervioso—. Pero no quisiera tampoco que el
boggart se convirtiera en ella.
Algunos rieron modestamente, al menos los que
conocían de cierta forma a la abuela de Neville, mientras los que no la
conocían no dejaron de preguntarse qué tipo de persona seria para que hablen de
ella con ese leve toque de miedo.
—No, no. No me has comprendido —dijo el profesor Lupin, sonriendo—. Lo
que quiero saber es si podrías explicarnos cómo va vestida tu abuela
normalmente.
Neville estaba asustado, pero dijo:
—Bueno, lleva siempre el mismo sombrero: alto, con un buitre disecado
encima; y un vestido largo... normalmente verde; y a veces, una bufanda de piel
de zorro.
-Aún conserva ese maldito sombrero- exclamo de
inmediato Frank- siempre me avergonzó llevando esa cosa cuando me llevaba al
colegio.
-Pero por el lado bueno, es muy fácil identificarla
en una multitud- dijo con cierto tono burlón Alice ante la mirada represiva de
su esposo.
-Muy graciosa querida- le dijo.
-A, ya tranquilízate cariño- le dijo dándole un beso
en la mejilla.
— ¿Y bolso? —le ayudó el profesor Lupin.
—Sí, un bolso grande y rojo —confirmó Neville.
-Eso es un grito de la moda- comenzó Fabián.
-Sí, un grito que dice, auxilio- termino Gideon provocando
varias risas.
—Bueno, entonces —dijo el profesor Lupin—, ¿puedes recordar claramente
ese atuendo, Neville? ¿Eres capaz de verlo mentalmente?
—Sí —dijo Neville, con inseguridad, preguntándose qué pasaría a
continuación.
Para ese momento la mayoría de los presentes ya se
había imaginado lo que pasaría, por lo que muchos se reían o trataban de
reprimir sus risas para no interrumpir la lectura.
—Cuando el boggart salga de repente de este armario y te vea, Neville,
adoptará la forma del profesor Snape —dijo Lupin—. Entonces alzarás la varita,
así, y dirás en voz alta: ¡Riddíkulo!, concentrándote en el atuendo de tu
abuela. Si todo va bien, el boggart-profesor Snape tendrá que ponerse el
sombrero, el vestido verde y el bolso grande y rojo.
-Jajaja- estallaron un par de sonoras carcajadas de
parte de todos los bromistas, esos a su vez incitaron a los demás a reír más
abiertamente ante el evidente desgano de Snape.
-Un merodeador como profesor- dijo Sirius cuando se tranquilizó
un poco- la verdad no es tan mala la combinación como lo pensé.
Hubo una carcajada general. El armario tembló más violentamente.
-Se debe de sentí incomodo por tantas risas- comento
Teddy
—Si a Neville le sale bien —añadió el profesor Lupin—, es probable que
el boggart vuelva su atención hacia cada uno de nosotros, por turno. Quiero que
ahora todos dediquéis un momento a pensar en lo que más miedo os da y en cómo podríais
convertirlo en algo cómico...
La sala se quedó en silencio. Harry meditó... ¿qué era lo que más le
aterrorizaba en el mundo?
-Voldemort- susurraron algunos, la verdad es que en
ese momento todos pensaron en lo mismo, que ese sería el mayor miedo del joven.
-Sería algo impactante que el boggart se transformara
en eso- comento Alice- en especial con tantos estudiantes.
Lo primero que le vino a la mente fue lord Voldemort, un Voldemort que
hubiera recuperado su antigua fuerza.
Algunos estremecimientos se hicieron presentes ante
esa idea.
Pero antes de haber empezado a planear un posible contraataque contra
un boggart-Voldemort, se le apareció una imagen horrible: una mano viscosa,
corrompida, que se escondía bajo una capa negra..., una respiración prolongada
y ruidosa que salía de una boca oculta... luego un frío tan penetrante que le
ahogaba...
-El dementor- dijo Lily- su mayor miedo, es un
dementor- exclamo en vos alta sorprendiendo a todos.
Incluso Neville y sus demás compañeros supusieron
que el boggart tomaría de forma de Voldemort, por lo que les fue sorprendente
descubrir cuál sería el peor temor del chico.
-Pero, esa cosa podría hacer lo mismo que el
dementor- pregunto con cierta apuración Lily “L”.
-Tal vez un poco- respondió Teddy- pero no creo que
sea como uno real, la verdad un boggart no se podría comparar.
Harry se estremeció.
-En verdad te afectan esa cosas cierto- se
impresiono Draco mientras que Harry asentía. Lo cierto era que ni siquiera él
se había imaginado que el azabache podría reaccionar de esa manera.
Miró a su alrededor, deseando que nadie lo hubiera notado. La mayoría
de sus compañeros tenía los ojos fuertemente cerrados. Ron murmuraba para sí:
—Arrancarle las patas.
-Arañas- dijo Charlie de inmediato- su mayor temor
son las arañas, eso ya lo sabíamos.
Harry adivinó de qué se trataba. Lo que más miedo le daba a Ron eran
las arañas.
— ¿Todos preparados? —preguntó el profesor Lupin.
Harry se horrorizó. Él no estaba preparado. Pero no quiso pedir más
tiempo. Todos los demás asentían con la cabeza y se arremangaban.
-Hay Harry, debiste de haberle contado- dijo de inmediato
Lily- te será muy difícil concentrarte una vez que empiecen.
-Tal vez, pero no quería retrasar la clase- se defendió
el azabache- además Remus tenía otra cosa en mente para esa clase- dijo viendo
al oji miel.
—Nos vamos a echar todos hacia atrás, Neville —dijo el profesor
Lupin—, para dejarte el campo despejado. ¿De acuerdo? Después de ti llamaré al
siguiente, para que pase hacia delante... Ahora todos hacia atrás, así Neville
podrá tener sitio para enfrentarse a él.
Todos se retiraron, arrimándose a las paredes, y dejaron a Neville
solo, frente al armario. Estaba pálido y asustado, pero se había arremangado la
túnica y tenía la varita preparada.
-Vamos papá, yo que puedes- exclamo Alice “P”.
-No me fue tan mal la verdad- acepto el chico, la
verdad es que se sintió muy bien en esa ocasión.
—A la de tres, Neville —dijo el profesor Lupin, que apuntaba con la
varita al pomo de la puerta del armario—. A la una... a las dos... a las
tres... ¡ya!
Un haz de chispas salió de la varita del profesor Lupin y dio en el
pomo de la puerta. El armario se abrió de golpe y el profesor Snape salió de
él, con su nariz ganchuda y gesto amenazador. Fulminó a Neville con la mirada.
-Ahora tienes que recitar el hechizo hijo- le ánimo
Frank.
-Y no olvides concéntrate en la imagen de tu abuela-
agrego Alice.
Parecía no importarles el hecho que en su época eso
aún no ocurría, y por su parte Neville se sentía bien al tener a sus pares
animándolo como lo hacían, algo que creyó que nunca sería posible.
Neville se echó hacia atrás, con la varita en alto, moviendo la boca
sin pronunciar palabra. Snape se le acercaba, ya estaba a punto de cogerlo por
la túnica...
— ¡Ri... Riddíkulo! —dijo Neville.
Se oyó un chasquido como de látigo. Snape tropezó: llevaba un vestido
largo ribeteado de encaje y un sombrero alto rematado por un buitre apolillado.
De su mano pendía un enorme bolso rojo.
Hubo una carcajada general.
En el gran comedor la reacción fue exactamente la
misma, incluso los que estuvieron ahí ese día no pudieron evitar soltar
tremendas carcajadas al recordar lo ocurrido, está bien que después de eso
Snape fue más irascible con todos, pero aun así valía la pena por ese momento
de diversión.
-Hay por Merlín- dijo entre risas Sirius- como me
gustaría haber estado ahí para verlo.
-¡Cierra la boca infeliz!- le increpo Snape mas que
molesto por la humillación.
-Bueno, muchos de nosotros lo recordamos- le dijo
Ron- si consigue un pensadero podríamos mostrarles- le propuso.
-Genial, creo que el manicomio Black (la casa de su
madre), hay uno de esos, supongo que en un tiempo podríamos ir por él- se
refería a cuando su madre muriera y él heredara todo por el ser el mayor.
-Pero si cambian su pasado- comenzó Marlene- eso no
pasaría y ellos no tendrán memoria de ese suceso.
-Es cierto McKinnon- le concedió el oji gris-
entonces tal vez Dumbledore nos lo preste, apuesto que él tiene uno.
-Eso no importa Sirius- le aseguro Lily- además esos
artefactos no son para ser utilizados por razones tan banales como esa.
El boggart se detuvo, confuso, y el profesor Lupin gritó:
— ¡Parvati! ¡Adelante!
Parvati avanzó, con el rostro tenso. Snape se volvió hacia ella. Se
oyó otro chasquido y en el lugar en que había estado Snape apareció una momia
cubierta de vendas y con manchas de sangre; había vuelto hacia Parvati su
rostro sin ojos, y comenzó a caminar hacia ella, muy despacio, arrastrando los
pies y alzando sus brazos rígidos...
— ¡Riddíkulo! —gritó Parvati.
Se soltó una de las vendas y la momia se enredó en ella, cayó de
bruces y la cabeza salió rodando.
Lily fue leyendo como se desarrolló el resto de la
clase, desde la banshee de Seamus, hasta lo de la mano amputada de Dean, y como
todo fue adoptando una imagen cómica después de recitar el hechizo. Todo ante
los ánimos del profesor Lupin, y su comentarios como que ya estaban despistando
al boggart.
— ¡Excelente! ¡Ron, te toca!
Ron se dirigió hacia delante.
¡Crac!
Algunos gritaron.
-Y eso que no conocieron de cerca a la pequeña mascota
de Hagrid- comento Gideon.
-Y qué bueno que tampoco se han topado con toda su
familia- agrego Fabián.
-Sí, gracias por recordar eso- ironizo Hugo notando
el leve escalofrió que sufrió su padre.
Una araña gigante, de dos metros de altura y cubierta de pelo, se
dirigía hacia Ron chascando las pinzas amenazadoramente. Por un momento, Harry
pensó que Ron se había quedado petrificado.
-La verdad, es que me costó un poco concentrarme al
tener por fin a la araña en frente- acepto el pelirrojo- pero al final me
recompuse.
Pero entonces...
— ¡Riddíkulo! —gritó Ron.
Las patas de la araña desaparecieron y el cuerpo empezó a rodar.
Lavender Brown dio un grito y se apartó de su camino a toda prisa. El cuerpo de
la araña fue a detenerse a los pies de Harry.
Los padres del chico así como todos los del pasado
esperaron a ver qué pasaría, ya sabían que figura tomaría el boggart y
esperaban a descubrir cómo lo enfrentaría el joven Potter.
Alzó la varita, pero...
— ¡Aquí! —gritó el profesor Lupin de pronto, avanzando rápido hacia la
araña.
-¡¿Qué?!- exclamaron varios-¿no dejaras que mi hijo enfrente
a esa cosa?, ¿pero qué estás pensando?- continuo James, pero no obtuvo
respuesta.
¡Crac!
La araña sin patas había desaparecido. Durante un segundo todos
miraron a su alrededor con los ojos bien abiertos, buscándola. Entonces vieron
una esfera de un blanco plateado que flotaba en el aire, delante de Lupin, que
dijo ¡Riddíkulo! casi con desgana.
-Luna llena- comento muy bajo Dora antes de tomar la
mano de Remus sintiendo un poco de pena por él.
¡Crac!
— ¡Adelante, Neville, y termina con él! —dijo Lupin cuando el boggart
cayó al suelo en forma de cucaracha. ¡Crac! Allí estaba de nuevo Snape. Esta
vez, Neville avanzó con decisión.
-Ya tenía mucha más confianza después de la primera
vez- comento Andrómeda- y con lo que habían hecho los demás se debió se sentir
más tranquilo.
— ¡Riddíkulo! —gritó, y durante una fracción de segundo vislumbraron a
Snape vestido de abuela, antes de que Neville emitiera una sonora carcajada y
el boggart estallara en mil volutas de humo y desapareciera.
-Por esa razón nosotros no pudimos practicar con esa
cosa- comento Draco- aun así, fue una buena clase, aunque en su momento no la apreciamos
como tal.
— ¡Muy bien! —Gritó el profesor Lupin mientras la clase prorrumpía en
aplausos—. Muy bien, Neville. Todos lo habéis hecho muy bien. Veamos... cinco
puntos para Gryffindor por cada uno de los que se han enfrentado al boggart...
Diez por Neville, porque lo hizo dos veces. Y cinco por Hermione y otros cinco
por Harry.
-Genial, por fin tienen un profesor con el cual
equilibrar las injusticias de quejicus- exclamo Sirius.
-No dudo que se convirtió en uno de los profesores más
queridos- agrego Marlene.
-De hecho así fue- aseguro Fred- sus clases eran muy
entretenidas.
-Fue una lástima que dimitiera y se fuera del
colegio- agrego George.
-¡¿Qué?!- dijeron de inmediato sus amigos.
-Bien, Georgy, que haríamos sin tus comentarios
fuera de lugar- le reclamo Charlie.
-¿Como que dimitiste lunático?- le interrogo James-
ese trabajo debió ser una de las mejores cosas que te han de haber pasado.
-Cómo quieres que lo sepa cornamenta, eso aún no
ourre- le respondió Lupin.
-Creo que se porque lo hizo- exclamo Sirius- y creo
que le serviría un pequeño ajuste de actitud- dijo golpeando la palma de su
mano con su puño.
-Sirius, la violencia no arregla nada- le reclamo
Marlene.
—Pero yo no he intervenido —dijo Harry.
—Tú y Hermione contestasteis correctamente a mis preguntas al comienzo
de la clase —dijo Lupin sin darle importancia
-Desde el principio no considero dejar que Harry
enfrentara al boggart- comentó Lily- por eso le pregunto directamente a él,
para tener una excusa para que no participara.
-Eso sin duda le debió de fascinar a Harry- ironizo
Dora- ya me imagino que es lo que pensara al respecto.
—. Muy bien todo el mundo. Ha sido una clase estupenda. Como deberes,
vais a tener que leer la lección sobre los boggart y hacerme un resumen. Me lo
entregaréis el lunes. Eso es todo.
Los alumnos abandonaron entusiasmados la sala de profesores.
-Ya lo creo que si- comento Dora viendo con orgullo
al castaño- a mí me hubiera fascinado tenerlo de profesor cuando estuve aquí.
-Sí, habría sido algo fascinante- hablo Sirius con
su clásica sonrisa burlona, lo cual indicaba que aria una de las suyas.- imagínense
si eso hubiera pasado, un romance clandestino entre profesor y alumna.
-¡Sirius!- le reclamo Lupin ante la risa de James y los
demás bromistas.
-Solo digo que sería interesante, me imagino que la
“castigarías” o le darías “Clases particulares” solo como excusa para poder
besarse y…
-¡¡Ya cierra la maldita boca animal!!- le reclamo de
nueva cuenta Remus quien como Tonks, se encontraba rojo de vergüenza.
-Si está bien lunático, pero hey, si te sonrojas así
es porque en verdad serias capaz de hacer...- la oración quedo inconclusa, pues
el licántropo había sacado su varita y le había aplicado un hechizo silenciador
a su amigo.
Harry, sin embargo, no estaba contento. El profesor Lupin le había
impedido deliberadamente que se enfrentara al boggart. ¿Por qué? ¿Era porque
había visto a Harry desmayarse en el tren y pensó que no sería capaz? ¿Había
pensado que Harry se volvería a desmayar?
-Hay Harry, no tienes por qué pensar en eso- le dijo
James cuando dejo de reír.
-De haber estado en mi posición, ¿tú que habrías
pensado?- le desafío Harry. El azabache mayor abrió y cerró la boca varias
veces, pero al final no dijo nada.
-Parece que con eso te silencio abuelito- le dijo
burlón James “S”.
Pero nadie más se había dado cuenta.
-Estaban muy emocionados con su primera clase real- comentó
Albus- pero eso es bueno no, es la primera vez que nadie se entrometió en la
vida de papá.
Harry miro directamente a su hijo, y le sonrió alegremente,
no había pensado en ese detalle.
— ¿Habéis visto cómo he podido con la banshee? —decía Seamus.
— ¿Y la mano? —dijo Dean, imitándola con la suya.
— ¿Y Snape con el sombrero?
— ¿Y mi momia?
—Me pregunto por qué al profesor Lupin le dan miedo las bolas de
cristal —preguntó Lavender.
Todos los que conocían a Remus y específicamente su
condición, sabían perfectamente cual figura había tomado el boggart, en ese
momento Dora volvió a abrazar al oji miel que había bajado la mirada,
nuevamente Sirius los vio con otra de sus sonrisas, pero esta vez no dijo nada
(en parte por hechizo y en parte porque no quería decir nada), la verdad es que
le alegraba que su amigo pudiera tener esa clase de amor y ternura en su vida.
—Ha sido la mejor clase de Defensa Contra las Artes Oscuras que hemos
tenido. ¿No es verdad? —dijo Ron, emocionado, mientras regresaban al aula para
coger las mochilas.
—Parece un profesor muy bueno —dijo Hermione—. Pero me habría gustado
haberme enfrentado al boggart yo también.
-Creo que si le habría ayudado bastante hacerlo- comento
Harry recordando el examen final de DCAO
— ¿En qué se habría convertido el boggart? —Le preguntó Ron,
burlándose—, ¿en un trabajo de clase en el que sólo te pusieran un nueve?
-¡Ronald!- le reclamo su madre-
-La verdad señora Weasley, no estaba tan herrado
como cree- le defendió Hermione.
-Pero aun así fue bastante grosero que lo dijera-
aseguro Molly un poco más tranquila.
-Bien, este es el final del capítulo- informo Lily
cerrando el libro y dejándolo sobre la mesa.
-Muy bien en ese caso tomaremos un descanso- hablo
Dumbledore por sobre todos- y como se, que algunos ya deben tener hambre- y al
siguiente segundo, los platos se comenzaron a llenar de la deliciosa comida del
catillo.
-¡Si a comer!- dijeron a coro Ron y Hugo ante la
sonrisa divertida de Hermione.
-¡Que nadie toque el pastel de melaza que es mío!-
dijo con fuerza Lily “L”
-No cabe duda que se trata de tu hija- dijo
divertida Ginny a Harry- pero antes del pastel, vas comer bien- agrego viendo a
su hija que hacia un puchero. Se estaban acostumbrados a estas nuevas circunstancias
con mucha facilidad.