martes, 28 de octubre de 2014

Capítulo 40.- comenzando el tercer libro. Lechuzas mensajeras

Aclaración: cuando mencione a algunos de los de la tercera generación como James Sirius o Alice Pandora, pondré el primer nombre y la inicial del segundo de esta forma. James “S” o Alice “P”

Habían pasado una comida interesante, era obvio que los chicos del futuro se sentaron con sus respectivos padres, Alice pandora estaba con Neville y Luna quienes también estaban con los padres de Neville. Draco y Astoria pasaban el momento con Scorpius, mientras que Narcisa se debatía entre ir con ellos o no, los hermanos Weasley estaban con Ron, Hermione, sus abuelos y sus muchos tíos. Teddy obviamente estaba platicando con Dora y también con Remus que en ese momento cargaba al bebe.

Los únicos que no estaban con sus respectivos eran Harry y Ginny, ellos creyeron mejor dejar que los jóvenes hablaran y conocieran a sus abuelos, aquellos que murieron mucho antes de que nacieran, Lily se estaba llevado de maravilla con su nieta Lily y Albus, y por supuesto que James Sirius estaba de lo mejor platicando de sus andanzas con su abuelo y con Sirius, era más que obvio que eso ocurriría.

-Muy bien- hablo Dumbledore después de que todos terminaran de comer- creo que es momento de continuar con las lecturas, y si no es molestia para nadie, yo comenzare – al no recibir reclamos el anciano tomo el siguiente libro y leyó la portada- el libro leva como “Titulo, Harry Potter y el prisionero de Azkabán”

-Prisionero, que tiene que ver mi hijo con un prisionero- pregunto Lily.

-No lo sé Lis, pero mejor hay que leer- sugirió James.

-Bien, el primer capítulo se llama “Lechuzas mensajeras”- hablo nuevamente Dumbledore.

Harry Potter era, en muchos sentidos, un muchacho diferente.

-Otra vez con el resumen del libro anterior- exclamo Sirius.

-Si es así cállate, o eso será aún más largo de lo que debería- le riño Marlene.

Por un lado, las vacaciones de verano le gustaban menos que cualquier otra época del año; y por otro, deseaba de verdad hacer los deberes, pero tenía que hacerlos a escondidas, muy entrada la noche.

-Y lo que nosotros hubiéramos hecho por no hacer los deberes- comentó Fred.

-Aunque su situación era diferente a la nuestra-agrego George.

-Demasiado diferente- dijo James “S”- la verdad nunca creímos que tu vida había sido tan dura papá.

-¿Cómo?- le pregunto Harry.

-Bueno tú y mamá siempre son muy reservados con su pasado, y hasta cierto punto es humillante que el resto del mundo conozca tu vida mejor que tus propios hijos.

-Es cierto- lo apoyo Albus “S”- si no hubiéramos ido a Hogwarts no conoceríamos mucho de su vida- aseguro- aun así, ahora conoceremos toda la historia, ya tuvimos oportunidad de leer los dos primeros libros antes de venir así que…

-¿Ustedes los leyeron?- se impresiono el azabache.

-Sí, y la verdad, no nos gustaron como iniciaron, o como terminaron- hablo Hugo que aun recordaba el momento en que leyeron que petrificaron a su madre.

Y además, Harry Potter era un mago.

-El más insignificante de los detalles-comento Ted risueño.

Era casi medianoche y estaba tumbado en la cama, boca abajo, tapado con las mantas hasta la cabeza, como en una tienda de campaña. En una mano tenía la linterna y, abierto sobre la almohada, había un libro grande, encuadernado en piel (Historia de la Magia, de Adalbert Waffling).

-Cielos, me alegra que quieras hacer los deberes, pero no es justo que debas desvelarte hasta tan tarde- dijo Lily

-Tú lo hacías cariño- le comento James.

-Pero por gusto, no por no tener otra alternativa- aseguro.

Harry recorría la página con la punta de su pluma de águila, con el entrecejo fruncido, buscando algo que le sirviera para su redacción sobre «La inutilidad de la quema de brujas en el siglo XIV».

-¿Qué?, yo tuve que hacer el mismo ensayo- hablo James “S”.

-De que te sorprendes, nosotros también lo hicimos- le dijo Sirius- y esas dos copias que ven haya también lo hicieron- dijo señalando a los gemelos Prewett.

La pluma se detuvo en la parte superior de un párrafo que podía serle útil. Harry se subió las gafas redondas, acercó la linterna al libro y leyó:

Dumbledore leyó la parte del libro acerca de cómo los magos enfriaban las llamas con un hechizo en los remotos casos en que eran capturados, y de cómo a Wendelin la Hechicera le gustaba tanto que se dejó atrapar cuarenta y siete veces.

-Haberse visto- exclamo McGonagall- solo alimento las falsas creencias de los muggles y utilizo su magia inútilmente.

-Usted siempre tan estricta profesora- comento James.

Harry se puso la pluma entre los dientes y buscó bajo la almohada el tintero y un rollo de pergamino. Lentamente y con mucho cuidado, destapó el tintero, mojó la pluma y comenzó a escribir, deteniéndose a escuchar de vez en cuando, porque si alguno de los Dursley, al pasar hacia el baño, oía el rasgar de la pluma, lo más probable era que lo encerraran bajo llave hasta el final del verano en el armario que había debajo de las escaleras.

-Es por esa razón que nunca los conocieron-cometo Rose.

-Sí, lo descubrimos desde los libros anteriores- aseguro Albus- la verdad es que esos señores en verdad son desagradables.

-¡¿Señores?!- atajaron los merodeadores y los dos pares de gemelos- que te pasaste de amable chico, esos no son personas- aseguro Gideon.

-Esas son unas simples bestias que no valen la pena- aseguro Fabián.

La familia Dursley, que vivía en el número 4 de Privet Drive, era el motivo de que Harry no pudiera tener nunca vacaciones de verano. Tío Vernon, tía Petunia y su hijo Dudley eran los únicos parientes vivos que tenía Harry.

-Desgraciadamente- aseguro James- de entre tantos individuos debió caer con esos.

-Tranquilo cornamenta, ya arreglaremos eso- aseguro Sirius- ya verás que el crecerá con ustedes y con nuestras historias.

-Y a todo eso- hablo Lily- se puede saber cuándo aparecerán ustedes-  les pregunto viendo a Sirius y Remus- en verdad no puedo creer que ni siquiera le hayan enviado una carta.

-Tranquila mamá, ya aparecerán- le hablo Harry, ya en ese libro aparecerían, pero no sería algo muy agradable.

Eran muggles, y su actitud hacia la magia era muy medieval.

Todos resoplaron ante eso, la verdad todos estaba de acuerdo con esa oración y les fastidiada que ese joven debiera de estar a su “cuidado”

En casa de los Dursley nunca se mencionaba a los difuntos padres de Harry; que habían sido brujos. Durante años, tía Petunia y tío Vernon habían albergado la esperanza de extirpar lo que Harry tenía de mago, teniéndolo bien sujeto.

-Lo que es una gran estupidez- espeto McGonagall- es imposible quitarle la magia a alguien, y es verdaderamente insultante que piensen que puedes lograrlo de esa forma barbárica.

-Valla, nunca pensé verla así de molesta profesora- comento James “S”- aun cuando me castiga.

-Y tiene razones para estar molesta- aseguro Rose quien como a su madre,  le desagradaba la situación.

Les irritaba no haberlo logrado y vivían con el temor de que alguien pudiera descubrir que Harry había pasado la mayor parte de los últimos dos años en el Colegio Hogwarts de Magia y Hechicería.

-A lo que deberían de temer es que alguien del mundo mágico descubriera que lo trataban así- aseguro Remus.

-Yo no dudaría en darles una visita a esos hijos de…

-Nymphadora, cuida tu lenguaje- exclamo Andrómeda- cielos, ni siquiera porque tienes a tu hijo, que ejemplo le das.

-Pero él ya es mayor, ya no importa…

-También está el de un año de edad, y a ese si lo puedes malcriar- le interrumpió Remus que seguía con el pequeño Teddy en las piernas.

Lo único que podían hacer los Dursley aquellos días era guardar bajo llave los libros de hechizos, la varita mágica, el caldero y la escoba al inicio de las vacaciones de verano, y prohibirle que hablara con los vecinos.

-Y tu pensabas que nuestros padres eran injustos cuando te castigaban- exclamo Albus viendo a su hermano.

-Sí, no tienes por qué restregármelo- le respondió este.

-Es exactamente lo que tú haces siempre, así que mejor no te quejes- le dijo desafiante Scorpius.

Para Harry había representado un grave problema que le quitaran los libros, porque los profesores de Hogwarts le habían puesto muchos deberes para el verano.

-Lo cual es una verdadera injusticia- exclamo Fred- deberíamos ser solidarios con él.

-Es cierto, así no se sentiría mal si no entregaba los deberes- le apoyo George.

-Pero el siempre entrego los deberes- aseguro Hermione- no les ponía mucho esmero pero aun aso los entregaba.

-Sin mucho esmero- dijeron los hermanos Potter pensando en lo estricto que podía ser su padre en ese asunto.

-Lo que pasa es que su tía Hermione entregaba pergaminos tres veces más lagos que cualquier otro estudiantes- se defendió el azabache- ya lo verán de que hablo.

Uno de los trabajos menos agradables, sobre pociones para encoger; era para el profesor menos estimado por Harry, Snape, que estaría encantado de tener una excusa para castigar a Harry durante un mes.

-Estúpido- dijeron los merodeadores- y aun así le pusiste el nombre de…

-Ya Sirius- le paro Marlene- en serio a ti lo único que te interesa es estar discutiendo por algo.

-Pero Marlene, si es su enemigo…

-Ellos pueden nombrar a sus hijos como quieran-le aseguro.

-Está bien, pero yo si seré muy selectivo con el nombre de nuestros hijos- exclamo sin prestar atención a lo que decía, lo cual llamo la atención de muchos de los presentes que veían con curiosidad al animago.

-¿Nuestros?- le pregunto la rubia sonrojándose un poco y dejando en evidencia las palabras del oji gris.

-Ha bueno, tu entiende, profesor podría continuar- le dijo a un sonriente Dumbledore (sonrisa de burla)

Así que, durante la primera semana de vacaciones, Harry aprovechó la oportunidad: mientras tío Vernon, tía Petunia y Dudley estaban en el jardín admirando el nuevo coche de la empresa de tío Vernon (en voz muy alta, para que el vecindario se enterara).

Nuevos bufidos de molestia se dejaron escuchar por la actitud de esas personas.

Harry fue a la planta baja, forzó la cerradura del armario de debajo de las escaleras, cogió algunos libros y los escondió en su habitación.

-Muy bien, Harry, aun cuando solo sea para sacar tus libros ese es el espíritu que debe tener un merodeador- aseguro James sonriendo con arrogancia.

Mientras no dejara manchas de tinta en las sábanas, los Dursley no tendrían por qué enterarse de que aprovechaba las noches para estudiar magia.

-Deberían de aprender algo- exclamo Molly- yo prácticamente tenía que obligarlos a hace sus deberes cuando estaban en casa.

-Pero la situación no es la misma mamá-le aseguro Fred.

-Sí, nosotros podíamos disfrutar todo el verano y hacer los deberes el último día- aseguro George.

-Es verdad hermana, tú no sabes la adrenalina y la emoción que tienes en esos momentos- los apoyo Gideon.

-Y todo porque tu terminabas tus deberes en la primera semana de vacaciones así ni tiene chiste- agrego Fabián.

-Ustedes cierren la boca- les rebatió Molly, ella amaba a esos cuatro, pero la mayoría del tiempo no toleraba esa manera de ser tan des preocupada- ojala ustedes no sean así- dijo viendo a sus nietos.

-Pues James si lo es un poco- comento Lily “L”.

-Ha gracias hermanita- ironizo el joven.

Harry no quería problemas con sus tíos y menos en aquellos momentos, porque estaban enfadados con él, y todo porque cuando llevaba una semana de vacaciones había recibido una llamada telefónica de un compañero mago.

-Ron o Hermione- pregunto Sirius.

-Si están molestos yo diría que fue Ron- respondió Remus- Hermione sabe bien cómo usar un teléfono y además tiene más tacto que él.

Ron Weasley, que era uno de los mejores amigos que Harry tenía en Hogwarts, procedía de una familia de magos. Esto significaba que sabía muchas cosas que Harry ignoraba, pero nunca había utilizado el teléfono.

Por desgracia, fue tío Vernon quien respondió:

— ¿Diga?

Harry, que estaba en ese momento en la habitación, se quedó de piedra al oír que era Ron quien respondía.

-¿Qué?, ¿cómo es posible que escuchara que fue el quien respondió?- pregunto Ted que se encontraba igual de confundido que los nacidos de padres muggles y de quienes los conocían bien.

— ¿HOLA? ¿HOLA? ¿ME OYE? ¡QUISIERA HABLAR CON HARRY POTTER!

Ron daba tales gritos que tío Vernon dio un salto y alejó el teléfono de su oído por lo menos medio metro, mirándolo con furia y sorpresa.

-Gritaste en el teléfono- exclamo para sorpresa de todos Hugo- pero si era completamente innecesario.

-Sí, ahora lo sé, pero esa era primera vez que usaba un artefacto de esos que esperaban- se defendió el pelirrojo.

-Creo que hubiera sido mejor que hablaras primero con Hermione- dijo Bill- de seguro ella te habría respondido tus dudas antes de cometer semejante error.

— ¿QUIÉN ES? —voceó en dirección al auricular—. ¿QUIÉN ES?

-Ya ven el también grito- atajo Ron.

-Sí, pero solo porque casi lo dejaste sordo hermanito- le rebatió Fred.

— ¡RON WEASLEY! —Gritó Ron a su vez, como si el tío Vernon y él estuvieran comunicándose desde los extremos de un campo de fútbol—. SOY UN AMIGO DE HARRY, DEL COLEGIO.

-Huy y eso fue lo pero que podías hacer- dijo George- si ya sabias como eran como se te ocurrió mencionar Hogwarts.

-Y Harry terminara soportando a esos malditos- increpo Ginny- maldita la hora que llego a su casa.

-Lo mismo digo- aseguro Lily viendo con cierto rencor a Dumbledore, que con una mirada de disculpa se dispuso a continuar con la lectura.

Los minúsculos ojos de tío Vernon se volvieron hacia Harry; que estaba inmovilizado.

— ¡AQUÍ NO VIVE NINGÚN HARRY POTTER! —Gritó tío Vernon, manteniendo el brazo estirado, como si temiera que el teléfono pudiera estallar—. ¡NO SÉ DE QUÉ COLEGIO ME HABLA! ¡NO VUELVA A LLAMAR AQUÍ! ¡NO SE ACERQUE A MI FAMILIA!

-Lo lamento hermano, creo que te cause muchas dificultades- se disculpó Ron.

-Sí, pero descuida, no es como si mi vida hubiera estado más tranquila esos días- aseguro Harry sin darle tanta importancia.

-Pero ¿cómo lo puedes decir tan despreocupadamente?- exclamo James “S” viendo a su padre.

-Eso ya fue hace mucho, y mi vida ha sido mucho mejor después de un tiempo- abrazo con ternura a Ginny- no vale la pena que me perturbe por eso.

-Aun así es injusto, nadie debería pasar por lo que tu- exclamo Lily

Colgó el teléfono como quien se desprende de una araña venenosa.

La bronca que siguió fue una de las peores que le habían echado.

— ¡CÓMO TE ATREVES A DARLE ESTE NÚMERO A GENTE COMO... COMO TÚ! —le gritó tío Vernon, salpicándolo de saliva.

-Maldito- increpo la señora Weasley- nosotros somos mucho mejores de lo que ellos nunca serán

Ron, obviamente, comprendió que había puesto a Harry en un apuro, porque no volvió a llamar. La mejor amiga de Harry en Hogwarts, Hermione Granger, tampoco lo llamó. Harry se imaginaba que Ron le había dicho a Hermione que no lo llamara.

-La verdad es que si, le envié una lechuza para contarle- acepto Ron- y ella me envió una respuesta bastante severa.

-Te hubiera enviado un vociferador, pero aun no sabía cómo hacerlo- acepto la castaña.

Lo cual era una pena, porque los padres de Hermione, la bruja más inteligente de la clase de Harry, eran muggles, y ella sabía muy bien cómo utilizar el teléfono, y probablemente habría tenido tacto suficiente para no revelar que estudiaba en Hogwarts.

-Fue una de las tantas cosas que le reclamo a nuestro hermano- comentó Fred.

-¿Y tú como sabes?- le pregunto este.

-Pues porque leímos la carta hermanito- respondió George- nos dio curiosidad cuando te quedaste pálido después de leerla.

-Eso es una buena excusa George- aseguro la señora Weasley- creo que tendré que vigilarlos aún más severamente.

-¡¿Qué?, no mamá ¿Por qué?!- dieron al unísono los gemelos. Tal vez así aprenderían a mantener la boca cerrada en ocasiones.

De manera que Harry había permanecido cinco largas semanas sin tener noticia de sus amigos magos, y aquel verano estaba resultando casi tan desagradable como el anterior.

-Y sí que fue odioso- comento Scorpius-sería difícil no sentir pena por eso.

-Sí, lo sabemos- aseguro Lily “L”

Sólo había una pequeña mejora: después de jurar que no la usaría para enviar mensajes a ninguno de sus amigos, a Harry le habían permitido sacar de la jaula por las noches a su lechuza Hedwig.

-¿Eso era una mejora?- exclamo Sirius- pero si testan encerrado, como puede ser una mejora.

-Esa lechuza es más que una simple mascota para él Sirius, es una amiga más, es lógico que considere una mejora- atajo Remus.

Tío Vernon había transigido debido al escándalo que armaba Hedwig cuando permanecía todo el tiempo encerrada.

-Que solo espere a que nosotros lleguemos, y ya veremos cuanto más cambia- aseguro con malignidad James.

-Que tienen pensado hacer- le pregunto James “S”

-O muchas cosas querido nieto- respondió el azabache- cielos, eso se sintió extraño.

-Pues sí, pero algún día deberán aceptar que envejecieron- bromeo Harry gana doce un par de miradas ofendidas de parte de su padre y de Sirius.

-Hey, ese respeto es que le tienes a tu padre- le acuso James “S”- y luego te molestas conmigo por actuar así.

-No fastidies James, que tú actúas de peor forma- le acuso una divertida Rose- lo sentimos profesor, prosiga- le dijo con cortesía a Dumbledore.

Harry terminó de escribir sobre Wendelin la Hechicera e hizo una pausa para volver a escuchar. Sólo los ronquidos lejanos y ruidosos de su enorme primo Dudley rompían el silencio de la casa.

-Y valla que son fuertes- exclamo la pequeña Lily “L” sorprendiendo a los presentes.

-¿Y tú como sabes eso?- le pregunto Ginny sorprendida.

-Es que bueno, el tío Dudley ha ido a visitarnos un par de veces, y una ocasión se quedó a dormir en la casa.

-¿Qué?- exclamaron todos los demás- pero si ese maldito gordo…- continuo Charlie.

-Pasaron muchas cosas en ese tiempo- le interrumpió Harry- pero no es momento de hablar de eso.

Debía de ser muy tarde. A Harry le picaban los ojos de cansancio. Sería mejor terminar la redacción la noche siguiente...

Dumbledore describió como guardaba y escondía sus cosas.

Era la una de la mañana. Harry se sobresaltó: hacía una hora que había cumplido trece años y no se había dado cuenta.

Harry aún era un muchacho diferente en otro aspecto: en el escaso entusiasmo con que aguardaba sus cumpleaños. Nunca había recibido una tarjeta de felicitación. Los Dursley habían pasado por alto sus dos últimos cumpleaños y no tenía ningún motivo para suponer que fueran a acordarse del siguiente.

-Pero ya verás cachorro, cuando terminemos con ese idiota sin nariz no mediremos los gastos y te aremos una celebraciones sobrenaturales- le aseguro Sirius.

-Canuto, recuerda que el no quieren que le hagan fiestas tan grandes y extravagantes- le recordó Remus.

-¿Pero cómo?, si cuando celebramos nuestros cumpleaños las fiestas son bastante grandes- exclamo James “S”.

-Pero no es como si tuviera otra alternativa cierto- comento el Teddy del futuro- recuerden que no solo son ustedes, también estamos invitados yo y mi familia- dijo omitiendo el hecho que solo tenía a su abuela en ese tiempo- también todos sus primos, sus tíos que ocasione llevan a sus parejas, los padres de Ginny, y desde hace dos años también Scorpius y sus padres, además deben contar a sus amigos como Alice y otros más.

-Ciertamente es muy difícil hacer una pequeña fiesta con una familia tan grande- comentó Dora- que bueno que eres rico Harry, de otra forma con eso se quedarían sin comer- eso provocó unas cuantas risas.

Harry atravesó a oscuras la habitación, pasando junto a la gran jaula vacía de Hedwig, y llegó hasta la ventana, que estaba abierta. Se apoyó en el alféizar y notó con agrado en la cara, después del largo rato pasado bajo las mantas, el frescor de la noche.

-Saben, a pesag de la situación que tiene que vivig- comento Fleur- es bueno leeg un capitulo tranquilo- todos estuvieron de acuerdo con la rubia.

Hacía dos noches que Hedwig se había ido. Harry no estaba preocupado por ella (en otras ocasiones se había ausentado durante períodos equivalentes), pero esperaba que no tardara en volver. Era el único ser vivo en aquella casa que no se asustaba al verlo.

-Eso es muy deprimente- exclamo Fabián- pero oye, no creo que sea necesario que vivas en ese maldito lugar.

-Es cierto- aseguro Gideon- ya sabes que nuestra hermana te recibiría con gusto en su casa, sería lo mejor que te fueras con ella.

-Oh yo no estaría tan seguro jóvenes- comento el director Dumbledore.

-¿Pero por qué no?, siempre y cuando obedezca a Molly…-comenzó Gideon.

-Y no tenga intimidad con Ginny hasta la mayoría de edad todo estaría bien- termino Fabián.

-¡Ustedes cállense!- increpo Harry un tanto sonrojado- y si hay una razón para que yo estuviera en esa casa, así que dejen que el profesor lea.

Aunque Harry seguía siendo demasiado pequeño y esmirriado para su edad, había crecido varios centímetros durante el último año.

-Aw, eras tan pequeño-exclamo Lily avergonzando a su hijo y provocando varias risas de sus compañeros.

Sin embargo, su cabello negro azabache seguía como siempre: sin dejarse peinar. No importaba lo que hiciera con él, el pelo no se sometía.

-Y nunca se someterá- dijeron al mismo tiempo los dos James alborotándose el cabello.

-Parece que él será igual a tu padre- le dijo Ginny por lo bajo a su novio.

-Sí, eso justamente estoy temiendo- respondió el azabache con media sonrisa. Les sería difícil mantenerlo a raya.

Tras las gafas tenía unos ojos verdes brillantes, y sobre la frente, claramente visible entre el pelo, una cicatriz alargada en forma de rayo.

Por un segundo Lily se alegró por la mención de sus ojos, pero no duro mucho por lo de esa maldita cicatriz.

Aquella cicatriz era la más extraordinaria de todas las características inusuales de Harry.

-Y hasta ahora averiguamos porque la tiene- comento Scorpius.

-Bueno es lógico que tú no supieras- comento Fred.

-Pero lo que es extraño es que ellos no lo sepan- continuo George refiriéndose a los hijos de Harry y Ginny y de Rony Hermione.

-La verdad es que nunca supimos algo del pasado de nuestros padres- dijo Hugo- solo por terceros nos enteramos que nuestros padres y el tío Harry eran…

-Shhh Hugo, no seas impertinente- le reclamo Rose, si bien se terminarían enterando de toda la historia, lo mejor sería que lo descubrieran en su momento- ya se enteraran- dijo la pelirroja al recibir varias miradas interrogantes.

-Sí, ya estamos acostumbrados- le restó importancia Sirius.

No era, como le habían hecho creer los Dursley durante diez años, una huella del accidente de automóvil que había acabado con la vida de los padres de Harry, porque Lily y James Potter no habían muerto en un accidente de tráfico, sino asesinados.

Los mencionados apretaron los puños en molestia, al tiempo que sentían un recogimiento en su pecho, no les gustaba nada como había resultado su maldita vida, por su parte sus nietos bajaban la cabeza apenados y trataron de consolarlos un poco, apenas los habían conocido pero les tenían un gran aprecio.

Asesinados por el mago tenebroso más temido de los últimos cien años: lord Voldemort.

Varios se estremecieron por el nombre, menos claro los chicos del futuro que no lo conocían y aquellos que estaban dispuestos a hacerle frente.

Harry había sobrevivido a aquel ataque sin otra secuela que la cicatriz de la frente cuando el hechizo de Voldemort, en vez de matarlo, había rebotado contra su agresor. Medio muerto, Voldemort había huido...

-Y a todo eso ¿cómo es que quedo medio muerto?- pregunto Dora- si la maldición acecina le reboto lomas lógico es que muriera no.

-Es una buena pregunta chiquilla- le aseguro Alastor.

-Eso se toca en el sexto y séptimo libro- respondió Harry ganándose un bufido de fastidio de parte del consumado auror.

-Es un poco fastidioso lo puedo entender- hablo Dumbledore- pero no podemos saltarnos los libros, ya que hay detalles de cada uno de ellos que nos proporcionaran una mejor comprensión de los sucesos ya sea futuros o pasados, así que les pediré que se armen de paciencia- les solicito a los oyentes antes de retomar la lectura.

Pero Harry había tenido que vérselas con él desde el momento en que llegó a Hogwarts. Al recordar junto a la ventana su último encuentro, Harry pensó que si había cumplido los trece años era porque tenía mucha suerte.

-No creo que sea muy cierto - comento Frank- ciertamente ha tenido suerte, pero no solo con eso se hubiera podido librar de todo.

-Sería mejor si estuviera más preparado- aseguro Remus.

Miró el cielo estrellado, por si veía a Hedwig, que quizá regresara con un ratón muerto en el pico, esperando sus elogios. Harry miraba distraído por encima de los tejados y pasaron algunos segundos hasta que comprendió lo que veía.

-¿Y que era?- le pregunto James- pues no creo que sean tus amigos en otro auto volador.

-Gracias por recordar eso- le acuso Ron sabiendo lo enojada se solía poner su madre por ese tema.

-Pues a James le fascino cuando leímos eso- comento Albus- dijo que era fantástico saber que nuestro padre no fue un santo en la escuela.

--Pero más les vale que no tomen eso como excusa para hacer travesuras entendieron- dijo con reprimenda Ginny obteniendo un asentimiento de sus hijos (que por cierto estaban asustados). En las mentes de Lily y Molly estaba la misma idea, ella sería una buena madre.

Perfilada contra la luna dorada y creciendo a cada instante se veía una figura de forma extrañamente irregular que se dirigía hacia Harry batiendo las alas. Se quedó quieto viéndola descender.

-Bueno ya quedo claro que se trata de una ave- comento Ted- pero no entiendo que quiere decir con forma irregular.

Durante una fracción de segundo, Harry no supo, con la mano en la falleba, si cerrar la ventana de golpe. Pero entonces la extraña criatura revoloteó sobre una farola de Privet Drive, y Harry, dándose cuenta de lo que era, se hizo a un lado.

Tres lechuzas penetraron por la ventana, dos sosteniendo a otra que parecía inconsciente.

-Errol- dijeron al mismo tiempo los gemelos Weasley- hay Ronnie, pero que cruel fuiste aquella vez- prosiguió Fred,

-Enviar a esa anciana lechuza desde tan lejos- prosiguió George.

-¿Que otra opción tenia?, el inútil de Percy nunca nos quiso prestas su lechuza- se defendió el pelirrojo.

.Bueno en eso si tiene razón, ahí si te veías muy egoísta hermanito- dijo Fred

Aterrizaron suavemente sobre la cama de Harry, y la lechuza que iba en medio, y que era grande y gris, cayó y quedó allí inmóvil. Llevaba un paquete atado a las patas.

-Está muerta- pregunto Lily “L”.

-No, aunque tal vez debería estarlo

-George, como dices algo tan insensible frente a tu sobrina- le reclamo la señora Weasley.

-Pero es que aun en nuestros días sigue viva, ya se merece un descanso- se defendió.

-Ya está descansando- le dijo Ginny- ya no mandamos correspondencia con él y sigue con vida, así que no deja de decir idioteces.

Harry reconoció enseguida a la lechuza inconsciente. Se llamaba Errol y pertenecía a la familia Weasley Harry se lanzó inmediatamente sobre la cama, desató los cordeles de las patas de Errol, cogió el paquete y depositó a Errol en la jaula de Hedwig. Errol abrió un ojo empañado, ululó débilmente en señal de agradecimiento y comenzó a beber agua a tragos.

-Hay pobre lechuza- comento Fabián- en verdad hermanita deberían de conseguir otra lechuza.

-Ya está más que claro que Harry se quedara con Ginny, pues que les de su lechuza- propuso Gideon.

-¡Acaso valgo lo mismo que una lechuza!- les rebatió la pelirroja molesta.

-No nos referíamos a eso sobina- dijo de inmediato Gideon.

-¿Referíamos?- ironizo Fabián- estas solo en esto hermano- aseguro ganándose una mirada severa de su gemelo.

Harry volvió al lugar en que descansaban las otras lechuzas. Una de ellas era su propia Hedwig. También llevaba un paquete y parecía muy satisfecha de sí misma.

-Un paquete- pregunto James- ¿de donde saco un paquete?, ¿no lo robo cierto?- se dirigió a Harry.

-No, pero ya veas de donde lo saco- respondió el azabache- y ya verás que te dará envidia

Dio a Harry un picotazo cariñoso cuando le quitó la carga, y luego atravesó la habitación volando para reunirse con Errol. Harry no reconoció a la tercera lechuza, que era muy bonita y de color pardo rojizo, pero supo enseguida de dónde venía, porque además del correspondiente paquete portaba un mensaje con el emblema de Hogwarts.

-¿De Hogwarts?- pero si las clases aun no inician- dijo Sirius- y por cierto, ¿qué es lo que pasa con todas esas lechuzas cuando son vacaciones?

-¿En serio es lo que peguntarás?- le dijo Marlene viéndola con extrañeza a lo que el oji gris simplemente se encogió de hombros.

-Bueno, las lechuzas se quedan en Hogwarts, y ya seamos yo o el profesor de cuidado de criaturas mágicas nos encargamos de ellas- le respondió Hagrid.

Cuando Harry le cogió la carta a esta lechuza, ella erizó las plumas orgullosamente, estiró las alas y emprendió el vuelo atravesando la ventana e internándose en la noche.

-Supongo que no tenía nada más que hacer ahí- se dijo Ted- pero ¿qué es lo que le levo esa lechuza?

-Hay que escuchar Ted- le dijo su esposa de inmediato.

Harry se sentó en la cama, cogió el paquete de Errol, rasgó el papel marrón y descubrió un regalo envuelto en papel dorado y la primera tarjeta de cumpleaños de su vida.

Los padres del chico así como los señores Weasley bufaron molestos por ese hecho.

Abrió el sobre con dedos ligeramente temblorosos. Cayeron dos trozos de papel: una carta y un recorte de periódico.

-Hay Ron- dijeron los gemelos- tú y ese bendito recorte de periódico, a cuantos magos se los debió haber enseñado- comento Fred.

-A todos con los que nos topábamos hermano, me pregunto su aun lo tendrá.- hablo George.

-No, lo tire hace mucho, ahora ya dejen de interrumpir.

Supo que el recorte de periódico pertenecía al diario del mundo mágico El Profeta porque la gente de la fotografía en blanco y negro se movía. Harry recogió el recorte, lo alisó y leyó:

Albus Dumbledore fue leyendo el recorte del periódico acerca del premio que recibió el señor Weasley y de cómo lo usaron para ir a visitar a Bill a Egipto.

Observó la fotografía en movimiento, y una sonrisa se le dibujó en la cara al ver a los nueve Weasley ante una enorme pirámide, saludándolo con la mano. La pequeña y rechoncha señora Weasley, el alto y calvo señor Weasley, los seis hijos y la hija tenían (aunque la fotografía en blanco y negro no lo mostrara) el pelo de un rojo intenso.

-Siempre con esas descripciones- comento Ted.

Justo en el centro de la foto aparecía Ron, alto y larguirucho, con su rata Scabbers sobre el hombro y con el brazo alrededor de Ginny, su hermana pequeña.

Cuando mencionaron a  la rata los jóvenes bufaron molestos, nuevamente Lily y Alastor vieron eso muy extrañados y algunos de los jóvenes se extrañaron de esa actitud en sus padres, al mismo tiempo Harry pensaba en ese artículo, de no ser por él era muy probable que nunca hubiera conocido a Sirius.

Harry no sabía de nadie que mereciera un premio más que los Weasley, que eran muy buenos y pobres de solemnidad.

-Perdón por esa parte, pero no siempre controlo lo que pienso- se disculpó de inmediato Harry.

-Descuida, no estás diciendo nada malo- le restó importancia Arthur.

Cogió la carta de Ron y la desdobló.

Querido Harry:

¡Feliz cumpleaños!

Siento mucho lo de la llamada de teléfono. Espero que los muggles no te dieran un mal rato. Se lo he dicho a mi padre y él opina que no debería haber gritado.

-En verdad eso fue muy tonto papá- le dijo Hugo- hasta nosotros sabemos cómo usarlo.

-En primero tenme más respeto que soy tu padre- le reclamo Ron- en segunda su madre es nacida muggle es obvio que ustedes si conozcan esas cosas.

-Es verdad Hugo, incluso después de años papá ha aprendido como usar muchas cosas muggles.- razono Rose ante la mirada sonriente de su padre- aunque según mamá cualquier otro aprendería más rápido.

-Hey- reclamo en esta ocasión ante la risa divertida de muchos.

-Bien sobrina- dijeron los gemelos Weasley en aprobación.

Egipto es estupendo. Bill nos ha llevado a ver todas las tumbas, y no te creerías las maldiciones que los antiguos brujos egipcios ponían en ellas. Mi madre no dejó que Ginny entrara en la última.

-Lo que fue una injusticia- reclamo Ginny- esa fue la mejor de todas.

-Pero Ginny, después de lo del año pasado no sería bueno…

-Pero ya estaba bien mamá- le interrumpió la pequeña pelirroja.

Estaba llena de esqueletos mutantes de muggles que habían profanado la tumba y tenían varias cabezas y cosas así.

Cuando mi padre ganó el premio de El Profeta no me lo podía creer. ¡Setecientos galeones! La mayor parte se nos ha ido en estas vacaciones, pero me van a comprar otra varita mágica para el próximo curso.

-No creo que pudieras seguir otro curso con esa cosa verdad- comento Frank.

Harry recordaba muy bien cómo se le había roto a Ron su vieja varita mágica. Fue cuando el coche en que los dos habían ido volando a Hogwarts chocó contra un árbol del parque del colegio.

-Y pensar que ese año también tuvimos que vérnosla con ese maldito árbol- exclamo Ron.

¿Cómo es eso?- preguntaron de inmediato Lily y Molly.

-He bueno, es que paso algo muy feo con la escoba de Harry y un partido de quidditch

-¿Qué?- gritaron las pelirrojas (sumándose en esta ocasión James) pensando lo peor.

-No, no es lo que piensan, lo que paso fue que…

-Mejor y deja de hablar Ron- le recomendó Hermione- no le paso nada grave a Harry ni a ninguno de nosotros por la culpa de ese árbol- explico con bastante ambigüedad la castaña.

Regresaremos más o menos una semana antes de que comience el curso. Iremos a Londres a comprar la varita mágica y los nuevos libros. ¿Podríamos vernos allí?

¡No dejes que los muggles te depriman!

-Eso sería muy difícil- exclamo Gideon.

Intenta venir a Londres.

Ron

Posdata: Percy ha ganado el Premio Anual. Recibió la notificación la semana pasada.

-¡¡Nooo!!- gritaron los dos pares de gemelos, parecía que habían recibido la peor noticia del mundo.

-Ya cierren la boca- les reclamo Molly- ese es un gran logro, el que ustedes no sean capaces de comprenderlo es su problema- agrego.
Harry volvió a mirar la foto. Percy, que estaba en el séptimo y último curso de Hogwarts, parecía especialmente orgulloso.

-Sí, apuesto que no dejo de restregarles en la cara su “logro”- ironizo Fabián viendo especialmente a los gemelos Wesley que asentían.

Se había colocado la medalla del Premio Anual en el fez que llevaba graciosamente sobre su pelo repeinado. Las gafas de montura de asta reflejaban el sol egipcio.

Luego Harry cogió el regalo y lo desenvolvió. Parecía una diminuta peonza de cristal. Debajo había otra nota de Ron.

Harry:

Esto es un chivatoscopio de bolsillo.

-Eso podría resultar muy útil, siempre y cuando funcione bien- comentó Alastor.

-Si funcionaba bien, pero nosotros supusimos que no- exclamo Harry con molestia, generando nuevamente más dudas.

Si hay alguien cerca que no sea de fiar, en teoría tiene que dar vueltas y encenderse. Bill dice que no es más que una engañifa para turistas magos, y que no funciona, porque la noche pasada estuvo toda la cena sin parar. Claro que él no sabía que Fred y George le habían echado escarabajos en la sopa.

-¿Qué?- grito de inmediato Percy- ustedes dos son unos.

-Pero porque te molestar hermanito- atajo Fred

-Además te comiste muy a gusto esa sopa- le recordó George.

Por su parte el menor de los Weasley pensaba que no era solo eso, ese artefacto también debió de funcionar así por culpa de la maldita rata que alguna vez tuvo, se maldecía enormemente haberse preocupado por él en su momento.

Hasta pronto,

Ron

Harry puso el chivatoscopio de bolsillo sobre la mesita de noche, donde permaneció inmóvil, en equilibrio sobre la punta, reflejando las manecillas luminosas del reloj.

-Bueno, eso sí sería un poco extraño- comento Remus- con esas bestia que tienes por tíos a un lado es extraño que no reaccionara- comento medio en burla.

-Supongo que ni esa cosa se molestia en prestarles atención cierto- dijo en apoyo Dora regalándole una sonrisa a Remus.

Lo contempló durante unos segundos, satisfecho, y luego cogió el paquete que había llevado Hedwig.

También contenía un regalo envuelto en papel, una tarjeta y una carta, esta vez de Hermione:

-Maravilloso, tu segunda tarjeta y un regalo que ara que cornamenta se haga del baño de pura envidia- comentó Sirius.

-Sirius, podrías tener más modales- le recrimino Andrómeda.

Querido Harry:

Ron me escribió y me contó lo de su conversación telefónica con tu tío Vernon. Espero que estés bien.

En estos momentos estoy en Francia de vacaciones y no sabía cómo enviarte esto (¿y si lo abrían en la aduana?), ¡pero entonces apareció Hedwig! Creo que quería asegurarse de que, para variar, recibías un regalo de cumpleaños.

-Sin duda es un ave muy lista, sin si quiera recibir una orden ella sola fue a buscar a tu amiga- comentó Charlie.

-Y por cierto ¿qué paso con ella?- pregunto Albus que le gustaba la descripción del animal- en nuestra época no tenemos a esa lechuza- se explicó.

-¿No la tienen?- pregunto Lily.

-No, tenemos a otra lechuza y a Fawkes pero no a Hedwin.

-¿Ha Fawkes?- se impresiono Dora- ¿tienen al fénix como mascota?

-Sí, llego a casa hace un par de años fue una sorpresa para todos- respondió James “S”- por un tiempo se iba y regresaba pero al final se quedó a vivir a ahí.

-Supongo que Fawkes lo reconoció como su nuevo amo, después de todo, él y el joven Potter tuvieron un pasado- comento Dumbledore- y en cuanto a la lechuza, no me equivoco al suponer, que la respuesta del joven Albus aparecerá en los libros cierto.

-Sí, así es profesor- respondió Harry feliz por no tener que relatar lo que le paso a su amiga.

-En ese caso, no hay razón para que interrumpamos la lectura- dijo el director volviendo a posas su vista en el libro.

El regalo te lo he comprado por catálogo vía lechuza. Había un anuncio en El Profeta (me he suscrito, hay que estar al tanto de lo que ocurre en el mundo mágico).

-Eso es muy cierto chiquilla- le aseguro Alastor.

¿Has visto la foto que salió de Ron y su familia hace una semana? Apuesto a que está aprendiendo montones de cosas, me muero de envidia... los brujos del antiguo Egipto eran fascinantes.

-Ja, si cuñadita, nuestro Ronnie estará aprendiendo un montón de cosas-exclamo Fred.

-Como si nuestro hermanito se interesa por los magos del antiguo Egipto- termino George.

-Y lo dices ustedes par de revoltosos- le acuso Ron- ustedes menos que nadie tiene la moral para reclamarme eso.

-Sí, puede que tengas razón

-Te concedemos esta hermanito- dijeron los gemelos.

Aquí también tienen un interesante pasado en cuestión de brujería.

-Pog supuesto que si- aseguro Fleur inflando el pecho.

He tenido que reescribir completa la redacción sobre Historia de la Magia para poder incluir algunas cosas que he averiguado. Espero que no resulte excesivamente larga: comprende dos pergaminos más de los que había pedido el profesor Binns.

-¡Dos pergaminos más!- exclamaron algunos presentes, entre ellos los hijos del trio.

Ya lo ven, nadie realiza más trabajos por voluntad propia que Hermione- resalto Harry.

-Ella no necesita que le digan el mínimo de tarea que hay que hacer, si no el máximo de tarea para que no se exceda-comento sin pensar Draco.

-¡Y a ti quien te pregunto!- le rebatió la castaña, pero todos los demás comprendían el pensamiento del rubio.

Ron dice que irá a Londres la última semana de vacaciones. ¿Podrías ir tú también? ¿Te dejarán tus tíos? Espero que sí.

-Hasta en tus cartas te pones hacer pregunta tras pregunta- dijo Sirius- eso es algo típico de ti verdad- agrego recordando los libros pasados.

Si no, nos veremos en el expreso de Hogwarts el 1 de septiembre.

Besos de

Hermione

Posdata: Ron me ha dicho que Percy ha recibido el Premio Anual. Me imagino que Percy estará en una nube. A Ron no parece que le haga mucha gracia.

-Es que se volvió insoportable- dijo Ron- y lo digo con mucho respeto- agrego viendo a su hermano.

Harry volvió a sonreír mientras dejaba a un lado la carta de Hermione y cogía el regalo. Pesaba mucho. Conociendo a Hermione, estaba convencido de que sería un gran libro lleno de difíciles embrujos, pero no.

-¡Harry!- le reclamo la castaña.

-Lo siento, pero seamos sinceros, en verdad serias capas de hacerlo, así como esperaría que yo te regala algo relacionado con quidditch.

-Bueno, esta vez te salvas Potter- admitió ella.

El corazón le dio un vuelco cuando quitó el papel y vio un estuche de cuero negro con unas palabras estampadas en plata: EQUIPO DE MANTENIMIENTO DE ESCOBAS VOLADORAS.

-¡¡Estupendo!!- gritaron los dos James y Sirius al mismo tiempo, los tres eran grandes fanáticos- sin duda fue el mejor regalo de tu vida- continuo James.

-Fue muy bueno, pero un par de años después recibir un regalo mejor- aseguro el chico abrazando a Ginny que se sonrojo un poco, los recordaron el cumpleaños 17 del chico, pero los demás claro no entendían que quería decir.

— ¡Ostras, Hermione! —murmuró Harry, abriendo el estuche para echar un vistazo.

El profesor leyó lo que contenía el estuche.

-Es grandioso, así podrán mantener en forma tu escoba ahijado- continuo el oji gris.

-Es lo indispensable, todos nosotros tenemos uno- aseguro James “S”.

-¿Todos?- le preguntaron los dos merodeadores.

-Sí, papá y mamá son grandes fanáticos del quidditch, incluso Lis usa nuestra vieja escoba para volar en el jardín aunque solo tiene diez años, pero claro no le darán una buena escoba hasta que esté en segundo año- explicó el joven.

-Ya viste Lis- le dijo James a su novia- no solo los hombres nos obsesionamos por el quidditch.

-Sí, pero supongo así es mejor-dijo rendida- por lo menos tienen una buena arma para castigarlos.

-No tienes ni idea abuelita- le concedió Albus- de hecho Jemsy  -le dijo así solo para molestarlo- tiene tiempo limitado para volar porque siempre esta haciendo travesuras.

Después de sus amigos, lo que Harry más apreciaba de Hogwarts era el quidditch, el deporte que contaba con más seguidores en el mundo mágico.

-Eso está muy bien hijo- le aseguro James- pero algo a lo que también debes tenerle un gran aprecio es a tu chica- aseguro abrazando con ternura a Lily.

El anciano describió el punto de vista del deporte del chico y de como él fue el jugador más joven de su casa.

Harry dejó a un lado el estuche y cogió el último paquete. Reconoció de inmediato los garabatos que había en el papel marrón: aquel paquete lo había enviado Hagrid, el guardabosques de Hogwarts.

-Gracias por pensar en nuestro hijo Hagrid- le dijo con ternura Lily.

-Para mí es un placer- le devolvió el semi gigante.

-Sí, casi compensa que lo mandaras al bosque prohibido con esa maldita araña- agrego Sirius apenando al hombretón y recibiendo un codazo de parte de Marlene.

-Eso fue demasiado inapropiado animal- le reclamo por lo bajo la rubia.

Desprendió la capa superior de papel y vislumbró una cosa verde y como de piel, pero antes de que pudiera desenvolverlo del todo, el paquete tembló y lo que estaba dentro emitió un ruido fuerte, como de fauces que se cierran.

-¡¿Qué?!- exclamaron todos- pero en el nombre de Merlín ¿qué cosa le enviaste Hagrid?- prosiguió Fran.

-Tratándose de nuestro Hagrid podría ser cualquier cosa- aseguro Ted- mejo hay que seguir leyendo.

Harry se estremeció. Sabía que Hagrid no le enviaría nunca nada peligroso a propósito, pero es que las ideas de Hagrid sobre lo que podía resultar peligroso no eran muy normales.

Los bromistas rieron por ese comentario mientras que el aludido se avergonzaba más.

Hagrid tenía amistad con arañas gigantes; había comprado en las tabernas feroces perros de tres cabezas; y había escondido en su cabaña huevos de dragón (lo cual estaba prohibido).

-Y eso fueron solo dos años- comentó Sirius- aun quedan muchas más cosas que no saben de nuestro amigo.

-Aun así, esos gustos le han traído muchos problemas- dijo con severidad McGonagall.- pero lo peor es que los estudiantes se vean involucrados en eso- agrego dirigiendo su severa mirada sobre los jóvenes.

Harry tocó el paquete con el dedo, con temor. Volvió a hacer el mismo ruido de cerrar de fauces.

-No creo que sea un animal vivo o si- pregunto Tonks.

-No, pero creo saber qué es lo que le envió- comentó Teddy.

-Sí, yo también creo que lo sé- secundo Rose recordado los muchos libros que guardaba su madre.

Harry cogió la lámpara de la mesita de noche, la sujetó firmemente con una mano y la levantó por encima de su cabeza, preparado para atizar un golpe. Entonces cogió con la otra mano lo que quedaba del envoltorio y tiró de él.

Cayó un libro.

-¿un libro?-repitieron extrañados los del pasado- pero qué clase de libro puede hacer semejante cosa- continúo Fabián.

-Y tu pensaste que le que regalaría el libro seria Hermione- comento Charlie recibiendo una mirada fulminante de la castaña.

Harry sólo tuvo tiempo de ver su elegante cubierta verde, con el título estampado en letras doradas, El monstruoso libro de los monstruos, antes de que el libro se levantara sobre el lomo y escapara por la cama como si fuera un extraño cangrejo.

-Un libro bastante inusual- cometo el profesor de cuidado de criaturas mágicas- pero por lo visto podría ser algo digno para mi clase, aunque debería darle una ojeada antes.

-Siempre y cuando el libro no le arranque otro dedo profesor.

-¡Gideon!- le reclamo Molly- ¡¿qué clase de respeto es ese he?!

—Oh... ah —susurró Harry.

Cayó de la cama produciendo un golpe seco y recorrió con rapidez la habitación, arrastrando las hojas. Harry lo persiguió procurando no hacer ruido. Se había escondido en el oscuro espacio que había debajo de su mesa. Rezando para que los Dursley estuvieran aun profundamente dormidos, Harry se puso a cuatro patas y se acercó a él.

-Un libro monstruoso que lo puede morder- comenzó Fred.

-Y unas bestias en el otro cuarto que lo pueden castigar-continuo George.

-Una noche bastante agitada ahijado- agrego Sirius.

— ¡Ay!

El libro se cerró atrapándole la mano y huyó batiendo las hojas, apoyándose aún en las cubiertas. Harry gateó, se echó hacia delante y logró aplastarlo. Tío Vernon emitió un sonoro ronquido en el dormitorio contiguo.

-Jeje, parece una comparación aceptable cierto- comento James “S” riendo de su propio chiste como varios más.

Hedwig y Errol lo observaban con interés mientras Harry sujetaba el libro fuertemente entre sus brazos, se iba a toda prisa hacia los cajones del armario y sacaba un cinturón para atarlo.

-Bueno, por lo menos con eso ya no causara destrozos- comentó Lily- pero aún estoy intrigada de porque te envió semejante cosa.

-Es posible que usted haya pedido ese libro- le pregunto James al profesor de cuidado de criaturas mágicas.

-No sabía responder joven Potter, tal vez en los grados superiores, pero no se- respondió con sinceridad.

El libro monstruoso tembló de ira, pero ya no podía abrirse ni cerrarse, así que Harry lo dejó sobre la cama y cogió la carta de Hagrid.

Querido Harry:

¡Feliz cumpleaños!

He pensado que esto te podría resultar útil para el próximo curso. De momento no te digo nada más. Te lo diré cuando nos veamos.

Espero que los muggles te estén tratando bien.

-Pues yo creo que no le vendrían mal recibir otra visita- comento Albus.

Con mis mejores deseos,

Hagrid

-Entonces si debieron de solicitar ese libro- dedujo Remus percatándose de la risa modesta de la chica a su lado- ¿qué es lo gracioso Dora?

-Pensé en el pobre vendedor de libros- le respondió al castaño- tener que lidiar con varias docenas de eso libros.

-Hay mamá, ¿cómo eso te da risa?- le acuso Teddy.

-Lo siento, pero es que me imagino su cara cuando vallan a comprarlos- respondió la joven.

A Harry le dio mala espina que Hagrid pensara que podía serle útil un libro que mordía, pero dejó la tarjeta de Hagrid junto a las de Ron y Hermione, sonriendo con más ganas que nunca. Ya sólo le quedaba la carta de Hogwarts.

Percatándose de que era más gruesa de lo normal, Harry rasgó el sobre, extrajo la primera página de pergamino y leyó:

Dumbledore leyó la tradicional carta del colegio que les enviaban a los estudiantes, así como lo de la autorización para ir al pueblo de Hogsmeade.

-Hogsmeade, que buenos recuerdos- comento James - la tienda de bromas de Zonko, siempre comprábamos ahí hasta que por órdenes de McGonagall nos lo prohibieron- agrego con la aprobación de su nieto mayor

-Yo prefería las tres escobas, y por supuesto la tienda de dulces de Honeydukes - aseguro Remus- lo que ellos gastaban en bromas yo lo hacía en chocolates.

-Yo igual- aseguro Dora- muchas veces me quede sin dinero pero mi baúl olía a chocolate por semanas- recordó a la sonrisa cómplice de Teddy, el hacía justamente los mismo que sus padres- también me gustaba ir a la casa de los gritos aunque nunca pude entrar.

-¿Tratabas de entrar a esa casa?- le pregunto en reprimida Andrómeda.

-He no mamá- respondió de inmediato.

-Hay sobrina- hablo Sirius- yo como James prefiero Zonko, aunque también la cabeza de puerco…

-A ti solo te gustaba ir porque estaba prohibido- le rebatió Marlene de inmediato.

-En fin ahijado, te divertirás bastante en esas viditas- aseguro Sirius.

-Solo tiene que obtener la firma del cerdo de su tío para ir- atajo Alastor de inmediato tirándoles su emoción de un solo golpe.

-Grandioso ojo loco, ya lograste deprimirnos- ironizo Nymphadora  con el cabello más opaco del habitual.

Harry extrajo la autorización para visitar el pueblo de Hogsmeade, y la examinó, ya sin sonreír. Sería estupendo visitar Hogsmeade los fines de semana; sabía que era un pueblo enteramente dedicado a la magia y nunca había puesto en él los pies. Pero ¿cómo demonios iba a convencer a sus tíos de que le firmaran la autorización?

-Tendría que engañarlos o tratar de disuadirlos-salto de inmediato Scorpius- o creo que lo hagan voluntariamente.

-Sí, tienes razón- le concedió Lily “L”

-Lo conseguiste- le pregunto James “S” a su padre.

-Estuve a punto, pero no, no lo conseguí- respondió el chico.

-O maldición- increparon los merodeadores.

-Pero eso no te impido ir cierto- comento Draco recordado la cabeza flotante de aquella ocasión.

-¿Te saliste del castillo sin permiso?- pregunto Lily sin saber si sería algo bueno o malo.

-He sí, pero comparado a lo que he hecho antes eso no es nada- atajo, y una mueca de su madre le dio a entender que estaba en lo correcto.

Miró el despertador. Eran las dos de la mañana.

-Es demasiado tarde para estar despierto- atajo Molly maternalmente.

Decidió pensar en ello al día siguiente, se metió en la cama y se estiró para tachar otro día en el calendario que se había hecho para ir descontando los días que le quedaban para regresar a Hogwarts.

En ese momento Severus y Sirius se sintieron nuevamente identificados con el chico, ellos conocían muy bien esa ansiedad por dejar su casa y regresar a ese lugar que por mucho años consideraron un hogar.

Se quitó las gafas y se acostó para contemplar las tres tarjetas de cumpleaños.

Aunque era un muchacho diferente en muchos aspectos, en aquel momento Harry Potter se sintió como cualquier otro: contento, por primera vez en su vida, de que fuera su cumpleaños.

-Hay mi pobre niño- exclamo sin poder contenerse Lily derramando unas pocas lágrimas al igual que Molly.

Como ellas muchos más sintieron pena por Harry, y en cuanto a los hijos de azabache no dejaban de pensar, que esos libros esclarecían muchas de las actitudes que tenía su padre, estaban conociendo a su padre en un grado que nunca pensaron hacerlo.

-Bien, es el final del capítulo- informo el profesor Dumbledore- y bien, quien le gustaría continuar.

-Si me permite profesor- hablo Teddy pidiendo el libro. El director con un movimiento de varita hizo levitar el libro hasta el peli azul.

-Wau, me sorprendes- dijo Sirius cuando el joven recibió el libro- siendo hijo de mi sobrina pensé que no te gustarían los libros.

-Pues te equivocas, yo leo mucho y desde que era un niño pequeño- le aseguro.

-Igual que lunático.


-¡Sirius por Merlín, ya deja ese asunto a un lado!- le reclamo el oji miel viéndolo con rencor, pero este solo sonreía con mucha alegría.