Hola
a todos, como algunos sabrán esta historia la publicaba en potterfics, pero por
ciertos motivos fue eliminada, mi caso no es el primero que ocurre (pero ojala
fuera el ultimo), por lo que anticipándome a eso creer este blog y lo he
llevado conjuntamente, así que gracias a aquellos que me sigan hasta aquí, pues
la historia continua.
Alastor
abrió el libro y se preparó para comenzar a leer pero entonces.
-¡Hey,
¿que se supone que está haciendo he?!- hablo Fred llamando la atención de todos.
-¡Sí, ¿por
qué a él le tocan los capítulos interesantes?!- agregó George.
-Porque
yo lo digo, ¡y si no están de acuerdo se las pueden arreglar con mi varita!-
rebatió el auror con mal humor mirándolos de forma desafiante.
-Bueno,
si lo pone de esa manera- comenzó Fred.
-Que
empiece a leer que se hace tarde- término George.
-Par de
brutos- increpo ojo loco posando la vista en el libro- el título es “El
heredero de Slytherin”- varios murmullos se dejaron escuchar, al parecer ahí
por fin se revelarían muchas cosas.
Se hallaba en el extremo de una sala muy
grande, apenas iluminada. Altísimas columnas de piedra talladas con serpientes
enlazadas se elevaban para sostener un techo que se perdía en la oscuridad,
proyectando largas sombras negras sobre la extraña penumbra verdosa que reinaba
en la estancia.
-Decorado
con serpientes, en verdad parece que no pensaba en otra cosa- aventuro Sirius.
-Es su emblema
¿qué esperabas?- atajo Marlene que aún se encontraba en sus brazos- y por favor
no interrumpas por cosas tan banales-
Con el corazón latiéndole muy rápido, Harry
escuchó aquel silencio de ultratumba. ¿Estaría el basilisco acechando en algún
rincón oscuro, detrás de una columna? ¿Y dónde estaría Ginny?
La
señora Wesley apretó a su hija en sus brazos, no podía creer la peligrosa
situación en que había caído la pobre a tan corta edad, y más aun sabiendo que
otro de sus hijos y ese joven solo un año mayor que ella era la única esperanza
para que saliera con vida.
Sacó su varita y avanzó por entre las
columnas decoradas con serpientes. Sus pasos resonaban en los muros sombríos.
Iba con los ojos entornados, dispuesto a cerrarlos completamente al menor
indicio de movimiento.
-Ten
cuidado hijo, debes salir esta con bien- dijo James preocupado como si
estuviera ocurriendo en ese momento.
-¿Cómo
es posible que la vida de un niño sea así de dura?- exclamo Lily molesta y
desesperada por lo que leían.
Le parecía que las serpientes de piedra lo
vigilaban desde las cuencas vacías de sus ojos. Más de una vez, el corazón le
dio un vuelco al creer que alguna se movía.
-Solo
son distractores- atajo Dora- con esa tención sería muy fácil estar viendo
cosas, debes mantenerte concentrado.
-Ella tiene
razón Harry- le concedió Remus- no olvides la razón por la estás ahí-agrego el
castaño
Al llegar al último par de columnas, vio una
estatua, tan alta como la misma cámara, que surgía imponente, adosada al muro
del fondo.
-Slytherin-
dijeron varios estudiantes suponiendo que esa estatua era la imagen del cuarto
fundador del castillo.
-Por
favor dime que su rostro era horrible- le pidió Sirius.
-¡Silencio
Black!- le espeto Alastor- si tanto quieres liberar tención con tus estúpidos
comentarios hazlo con esa chica en tus brazos- agrego el auror avergonzando un
poco a la chica antes de retomar la lectura. Describiendo la sobria estatua
desde el rostro hasta los pies.
Y entre los pies, boca abajo, vio una pequeña
figura con túnica negra y el cabello de un rojo encendido.
-¡Ginny!-
grito la señora Weasley de inmediato.
— ¡Ginny! —Susurró Harry, corriendo hacia
ella e hincándose de rodillas—. ¡Ginny! ¡No estés muerta! ¡Por favor, no estés
muerta!
-Por
favor- repitió también Molly mientras Arthur trataba de consolarla sin mucho
éxito, más que nada porque el mismo estaba al borde del colapso al imaginarse
el pequeño cuerpo de su hija tirado en ese lugar.
Dejó la varita a un lado, cogió a Ginny por
los hombros y le dio la vuelta.
-¡¡Nunca
sueltes la varita de esa forma chico!!- le reclamo Alastor-aún están en un gran
peligro y no debes confiarte.
-Él
tiene razón Harry- le concedió la razón Lily, si no podía evitar que estuviera
ahí por lo menos le gustaría que tuviera algún tipo de protección.
-Lo sé,
no debe dejarla de esa forma- afirmo el chico, la verdad no podía decir nada para
defenderse en ese momento.
Tenía la cara tan blanca y fría como el
mármol, aunque los ojos estaban cerrados, así que no estaba petrificada. Pero
entonces tenía que estar...—. Ginny, por favor, despierta —susurró Harry sin
esperanza, agitándola. La cabeza de Ginny se movió, inanimada, de un lado a
otro.
-Hay
por Merlín- se lamentó Molly.
-Tranquila
mamá, aquí estoy- le dijo con la esperanza de tener ahí viva y bien aligerara
un poco la tensión.
-Lo se
cariño- le dijo su madre- pero no soporta la idea de lo cerca que estuviste
de…- con un beso en la mejilla de la pelirroja menor la señora Wesley saco
fuerzas para continuar leyendo.
—No despertará —dijo una voz suave.
Harry se enderezó de un salto.
-Hay
alguien más- dieron varios.
-Ese
debe ser el heredero de Slytherin- aseguro Ted sacando conclusiones.
Un muchacho alto, de pelo negro, estaba
apoyado contra la columna más cercana, mirándole. Tenía los contornos borrosos,
como Harry si lo estuviera mirando a través de un cristal empañado. Pero no
había dudas sobre quién era.
—Tom... ¿Tom Ryddle?
-¡¿Qué?!-
se extrañaron.
-Eso es
imposible, ¿cómo demonios pudo llegar a ese lugar?- atajo Alice.
-A mí
me resulta más extraña la descripción que está dando- agrego Frank- ese estado
no es para nada normal.
Ryddle asintió con la cabeza, sin apartar los
ojos del rostro de Harry.
— ¿Qué quieres decir? ¿Por qué no despertará?
—Dijo Harry desesperado—. ¿Ella no está... no está...?
—Todavía está viva —contestó Ryddle—, pero
por muy poco tiempo.
-Eso no
es bueno- atajo Remus- como diablos puede saber lo que pasa, a este paso lo
único lógico es…
-Que
sea él- termino en lugar Dora- que él sea el heredero de Slytherin- dicha
exclamación dejo impresionados a más de uno.
Harry lo miró detenidamente. Tom Ryddle había
estudiado en Hogwarts hacía cincuenta años, y sin embargo allí, bajo aquella
luz rara, neblinosa y brillante, aparentaba tener dieciséis años, ni un día
más.
-Imposible,
es simplemente imposible que no haya envejecido ni un solo día- aseguro Ted.
-No de
forma natural- agrego Andrómeda- hay un tipo de magia ahí, algo muy obscuro me
atrevería decir- aseguro recodando a sus menos confiables parientes Black.
— ¿Eres un fantasma? —preguntó Harry
dubitativo.
—Soy un recuerdo —respondió Ryddle
tranquilamente— guardado en un diario durante cincuenta años.
Esa
declaración les resulto muy curiosa a Severus, Sirius, pero sobre todo a
Dumbledore, ese sin duda sería un dato muy importante, y no dudaba que su yo
del futuro le parecía algo igual de intrigante, aun no alcanzaba a comprender qué
tipo de magia era la que había usado Ryddle, pero sería algo muy importante el
averiguarlos.
Por
otro lado Slughorn recordó aquella platica que había tenido con ese joven, es
que acaso ese chico tan dedicado había cometido semejante crimen consigo mismo,
aun no lo podía creer del todo.
Ryddle señaló hacia los gigantescos dedos de los
pies de la estatua. Allí se encontraba, abierto, el pequeño diario negro que
Harry había hallado en los aseos de Myrtle la Llorona.
-Esperen
un segundo, acaso quiere decir que ese recuerdo y el diario, ¿están conectados?-
hablo Fabián sin entender.
-Tal
parece que si- atajo Gideon- lo que quisiera saber es que ase ese maldito libro
ahí.
Durante un segundo, Harry se preguntó cómo
habría llegado hasta allí. Pero tenía asuntos más importantes en los que
pensar.
-No lo
es, pero tengo el presentimiento de que si será algo importante- argumento
James inquieto por lo que podría pasar ahora.
—Tienes que ayudarme, Tom —dijo Harry,
volviendo a levantar la cabeza de Ginny—. Tenemos que sacarla de aquí. Hay un
basilisco... No sé dónde está, pero podría llegar en cualquier momento. Por
favor, ayúdame...
-Hay
ahijado, en verdad que tu ceguera no es solo visual- comento Sirius- la verdad
te pasas de inocente.
-¡Es
solo un niño animal!- atajo Lily en su defensa.
-Pero
pelirroja, debes aceptar que cualquiera se daría cuenta que algo andaba mal- se
defendió el animago.
Ryddle no se movió. Harry, sudando, logró
levantar a medias a Ginny del suelo, y se inclinó a recoger su varita.
Pero la varita ya no estaba.
Alastor
bufo en evidente molestia, le restaba demasiado increíble que en ese chico
actuara con más astucia que un mago adulto, pero en otras volvía a ser un niño,
si bien eso no era malo la mayoría del tiempo, en ese momento que el riesgo era
mayor, clara ente ese era el peor lugar donde podría actuar con ingenuidad.
— ¿Has visto...?
Levantó los ojos. Ryddle seguía mirándolo...
y jugueteaba con la varita de Harry entre los dedos.
-Entonces
no se trata de un simple recuerdo, tiene una forma corpórea- aventuro Remus al
escuchar esa parte.
-Esto
cada vez se pone más extraño- aseguro Dora que no comprendía nada.
—Gracias —dijo Harry, tendiendo la mano para
que el muchacho se la devolviera.
Una sonrisa curvó las comisuras de la boca de
Ryddle. Siguió mirando a Harry, jugando indolente con la varita.
-Hay
ahijado, como es que aún no comprendes que “ese” es el enemigo- dijo con
desesperación Sirius.
-Ya
tranquilo, Sirius- le hablo Marlene-
—Escucha —dijo Harry con impaciencia. Las
rodillas se le doblaban bajo el peso muerto de Ginny—. ¡Tenemos que huir! Si
aparece el basilisco...
—No vendrá si no es llamado —dijo Ryddle con
toda tranquilidad.
-¿Qué?
pero entonces, eso quiere decir que si es él- atajo Frank- ese es el maldito
heredero de Slytherin.
-Y el
cachorro ni cuenta se da- atajo Sirius nuevamente.
Harry volvió a posar a Ginny en el suelo,
incapaz de sostenerla.
— ¿Qué quieres decir? —preguntó—. Mira, dame
la varita, podría necesitarla.
-Sin
duda la vas a necesitar chico, por esa razón no te la regresara- increpo
Alastor- fue muy tope de tu parte dejar la varita así como así.
-Sí, lo
sé- atajo el joven- pero en ese momento estaba más preocupado de por Ginny y no
pensé bien las cosas- se defendió comenzando a molestarse por esos comentarios,
de cierto punto de vista parecía que esperaban mucho de él.
La sonrisa de Ryddle se hizo más evidente.
A nadie
le agrado la reacción de ese extraño recuerdo, eso no sería nada bueno para el
joven Potter.
—No la necesitarás —repuso.
Harry lo miró.
— ¿A qué te refieres, yo no...?
—He esperado este momento durante mucho
tiempo, Harry Potter —dijo Ryddle—. Quería verte. Y hablarte.
-Pero
que, ¿qué maldito interés puede tener en nuestro Harry?- increpo James- él es
algo del pasado no tiene nada que ver con nuestro hijo- aseguro.
Por su
parte Harry penaba que eso último que había dicho su padre no era cierto, la
verdad es que ellos tuvieron muchas cosas que ver a los largo de su vida.
—Mira —dijo Harry, perdiendo la paciencia—,
me parece que no lo has entendido: estamos en la Cámara de los Secretos. Ya
tendremos tiempo de hablar luego.
-Yo
creo que él ya sabe todo eso- atajo Gideon.
-El que
aparentemente no sabe por dónde va la cosa es el azabache- agrego Fabián.
—Vamos a hablar ahora —dijo Ryddle, sin dejar
de sonreír, y se guardó en el bolsillo la varita de Harry.
Harry lo miró. Allí sucedía algo muy raro.
-¡Hay
por fin!- exclamo Sirius- en verdad ahijado, que en ocasiones te pasas de
inocente ahijado.
-¡Era
solo un crio Sirius!- le reclamo el joven Potter- no puedes esperar que a esa edad supiera
hacerlo todo- termino.
-Pero
el tener a ese "joven" en enfrente, quien por cierto, debía ser un
anciano de sesenta y tantos años, debía ser una pista de que algo andaba mal-
le rebatió el animago.
-Ya
Sirius- le silenciaron Lily y Marlene. Una defendiendo a su hijo y la otra
tratando de evitar que el hombre se metiera en algún problema.
— ¿Cómo ha llegado Ginny a este estado?
—preguntó, hablando despacio.
—Bueno, ésa es una cuestión interesante —dijo
Ryddle, con agrado
Todos
aguardaron expectantes la repuesta a esa pregunta.
Es una larga historia. Supongo que el verdadero
motivo por el que Ginny está así es que le abrió el corazón y le reveló todos
sus secretos a un extraño invisible.
— ¿De qué hablas? —dijo Harry.
—Del diario —respondió Ryddle
-¿Cómo?-
dijeron extrañados algunos, entre ellos el señor Weasley.
Por su
parte Dumbledore le presto más atención a la lectura, tal vez eso revelaría un
poco más del extraño objeto que era ese diario.
De mi diario. La pequeña Ginny ha estado
escribiendo en él durante muchos meses, contándome todas sus penas y congojas:
-Pero
Ginny- exclamo Arthur- ¿acaso no se te ocurrió que eso debía de ser muy
sospechoso?- la joven pelirroja simplemente negó con la cabeza apenada.
Que sus hermanos se burlaban de ella.
Los
gemelos Weasley bajaron sus cabezas apenados mientras que Bill y Charlie los veían
reprobatoriamente, la verdad era que en ocasiones sus bromas iban demasiado
lejos.
Que tenía que venir al colegio con túnica y
libros de segunda mano.
Ahora
fue el turno de los señores Weasley de sentirse apenados por no poderles dar algo
mejor a sus hijos.
-Descuiden,
eso no importa- les aseguró Ginny por lo bajo suponiendo como debían sentirse.
Que... —A Ryddle le brillaron los ojos—...
pensaba que el famoso, el bueno, el gran Harry Potter no llegaría nunca a
quererla...
Harry
se sintió mal al pensar que en un tiempo todo eso fue cierto, y sin poder
evitarlo recordó todos esos momentos felices que pudo pasar en su ida con ella,
pero que nunca llegaron por no haber notado a la pelirroja.
-Eso
solo durara poco tiempo- aseguro James, el seguía insistiendo en que Ginny y
Harry deberían terminar juntos.
Mientras hablaba, Ryddle mantenía los ojos
fijos en Harry. Había en ellos una mirada casi ávida.
—Es una lata tener que oír las tonterías de
una niña de once años —siguió
-Estúpido-
increpo Ron apretando los puños e igual de molesto que el resto de su familia.
Pero me armé de paciencia. Le contesté por
escrito. Fui comprensivo, fui bondadoso. Ginny, simplemente, me adoraba: Nadie me ha comprendido nunca como tú,
Tom... Estoy tan contenta de poder confiar en este diario... Es como tener un
amigo que se puede llevar en el bolsillo...
-¡Maldito
infeliz!- volvió a increpar Ron- ¡quisiera tenerlo en frente para que…!
-Tranquilo
Ron- le trato de apaciguar Hermione, la verdad ella también estaba molesta por
las cosas que “ese” estaba diciendo, pero no valía a pena perder los estribos
en ese momento.
Ryddle se rió con una risa potente y fría que
parecía ajena. A Harry se le erizaron los pelos de la nuca.
Esa
reacción parecía extraña, ya estaban casi seguros de que Ryddle se trataba del heredero
de Slytherin, pero que tan siniestro y malvado podía ser para causarle esa
reacción a Harry.
—Si es necesario que yo lo diga, Harry, la
verdad es que siempre he fascinado a la gente que me ha convenido. Así que Ginny
me abrió su alma, y era precisamente su alma lo que yo quería.
Dumbledore
cada vez se sentía más molesto por la actitud de Tom y por lo que le hizo a la
joven, pero leyendo entre líneas parecía que se revelaran varias cosas obscuras
que estaban ocurriendo, volteando la vista a las mesas noto algo peculiar en el
rostro de otro de sus compañeros, tal vez Severus estuviera buscando las mismas
cosas que él y sacando sus propias conclusiones.
Me hice cada vez más fuerte alimentándome de
sus temores y de sus profundos secretos. Me hice más poderoso, mucho más que la
pequeña señorita Weasley.
Ron
apretó sus puños con más fuerza, en ese momento el podía comprender con mucha
precisión lo que le haba ocurrido a su hermanita, después de todo, fue exactamente
eso lo que le estuvo pasando a él cuando llevo el maldito relicario.
Lo bastante poderoso para empezar a alimentar
a la señorita Weasley con algunos de mis propios secretos, para empezar a darle
un poco de mi alma...
— ¿Qué quieres decir? —preguntó Harry, con la
boca completamente seca.
— ¿Todavía no lo adivinas, Harry Potter?
—dijo sin inmutarse Ryddle
La
pelirroja se tensó y se abrazó más a su madre, la señora Weasley se sorprendió
de esa actitud, pero supuso que lo que seguía era algo que la afectaba bastante.
Ginny Weasley abrió la Cámara de los
Secretos.
-¡¡
¿Qué?!!- fue el grito colectivo.
Los
señores Weasley vieron con preocupación a su cabizbaja hija, pero no fueron los
únicos, caso todo el comedor poso sus ojos sobre ella, algunos con extrañeza,
otros sin poder creerlo, u unos pocos más viéndola con acusación.
-No
puede ser- dijo un joven de la mesa de Hufflepuff- ella, ella fue quien los ataco
a todos- dijo medio en reproche.
-Una Gryffindor
matando a sus compañeros-dijo un chico de Slytherin- hipócritas.
-¡Más
te vale no decir nada mas!- increpo con molestia Harry al chico desconocido.
Ella retorció el pescuezo a los gallos del
colegio y pintarrajeó pavorosos mensajes en las paredes. Ella echó la serpiente
de Slytherin contra los cuatro sangre sucia y el gato del squib.
Todos
los Slytherin resoplaron en ese momento, pero nadie se atrevió a decir nada por
la previa amenaza del azabache.
—No —susurró Harry.
—Sí —dijo Ryddle con calma—. Por supuesto, al
principio ella no sabía lo que hacía.
-No es
que quisiera hacerlo- hablo Marlene- la estaba usando, controlándola de alguna
forma.
Fue muy divertido.
Los
allegados a la pelirroja volvieron a apretar los puños en signo de molestia.
Me gustaría que hubieras podido ver las
anotaciones que escribía en el diario... Se volvieron mucho más interesantes...
Querido Tom —recitó, contemplando la
horrorizada cara de Harry—, creo que
estoy perdiendo la memoria. He encontrado plumas de gallo en mi túnica y no sé
por qué están ahí.
-Ni
siquiera podía recordar lo que le obligaba a hacer- comento Alice- aunque tal
vez, fue mejor que así haya sido.
Querido
Tom, no recuerdo lo que hice la noche de Halloween, pero han atacado a un gato
y yo tengo manchas de pintura en la túnica.
La
pelirroja temblor levemente al revivir los recuerdos de aquel terrible año
escolar.
Querido
Tom, Percy me sigue diciendo que estoy pálida y que no parezco yo. Creo que
sospecha de mí...
-Nunca
tuve idea de lo que te pasaba- se lamentó el pelirrojo, la verdad es que había
actuado con demasiada despreocupación por lo que pasaba su hermana.
-No
fuiste el único Percy- le dijo Fred.
-Nosotros
tampoco fuimos de mucha ayuda- agrego George igual de cabizbajos.
Hoy ha
habido otro ataque y no sé dónde me encontraba en aquel momento. ¿Qué voy a
hacer, Tom? Creo que me estoy volviendo loca. ¡Me parece que soy yo la que
ataca a todo el mundo, Tom!
-Hay mi
pobre niña- exclamo Molly lamentando nuevamente la suerte de su hija, porque tenía
que estar pasando eso.
Harry tenía los puños apretados y se clavaba
las uñas en las palmas.
Involuntariamente
el Harry de ese tiempo estaba actuando exactamente igual, en especial porque
ahora sabía que lo sentía no era una simple amistad, sino que era amor.
—Le llevó mucho tiempo a esa tonta de Ginny
dejar de confiar en su diario —explicó Ryddle—. Pero al final sospechó
e intentó deshacerse de él.
-Los
aseos- salto Dora sorprendiendo a algunos- por eso encontraron el diario en los
aseos- todos concordaron que eso tenía sentido.
Y entonces apareciste tú, Harry. Tú lo encontraste,
y nada podría haberme hecho tan feliz. De todos los que podrían haberlo cogido,
fuiste tú, la persona a la que yo tenía más ganas de conocer...
-¿Y por
qué diablos esta tan interesado en nuestro hijo?- increpo nuevamente James que
no comprendía.
-No lo
sé querido, pero no dudo que Harry se lo preguntara en cualquier momento, así
que tranquilízate- le dijo Lily, en ese momento una leve sonrisa aprecio en
Harry, por lo bien que su madre parecía conocerlos ya.
— ¿Y por qué querías conocerme? —preguntó Harry
La ira lo embargaba y tenía que hacer un gran esfuerzo para mantener firme la
voz.
Ahora había
sido el turno de la pelirroja de sonreír, era una sonrisa de suficiencia.
—Bueno, verás, Ginny me lo contó todo sobre
ti, Harry —dijo Ryddle—. Toda tú fascinante historia. —Sus ojos vagaron por la
cicatriz en forma de rayo que Harry tenía en la frente, y su expresión se
volvió más ávida
-Yo lo
siento- dijo Ginny bastante audible dirigiéndose a Harry- yo te metí en todo
eso- se disculpó.
-No es completamente
cierto- atajo Remus- con o sin lo que hiciste, Harry y sus amigos se
involucrarían en todo ese embrollo ellos solos.
-Gracias
Remus- dijo Lily mirándolos con reprimida- pero tiene razón- agrego volteando a
ver a su casi nuera y suavizando su tono de voz- tu no tuviste la culpa de nada
querida- le aseguro ante el asentimiento de Harry.
Quería averiguar más sobre ti, hablar
contigo, conocerte si era posible, así que decidí mostrarte mi famosa captura
de ese zopenco, Hagrid, para ganarme tu confianza.
El semi
gigante bufo molesto, ese maldito había arruinado su vida con eso.
—Hagrid es mi amigo —dijo Harry, con voz
temblorosa—. Y tú lo acusaste, ¿no? Creí que habías cometido un error, pero...
Ryddle volvió a reírse con su risa sonora.
-Ese
tipo me está poniendo muy intranquilo- le susurro Sirius a Marlene.
-Lo sé,
yo estoy igual- le respondió la rubia del mismo modo- pero quién diablos es él
en realidad- agrego.
—Era mi palabra contra la de Hagrid. Bueno,
ya te puedes imaginar lo que pensaría el viejo Armando Dippet.
-Un claro
error de parte de mi antecesor sin duda alguna- comento Albus. No le gustaba
hablar mal de los que no están presentes, pero siempre estuvo en contra de la
forma en que Dippet había actuado.
Por un lado, Tom Ryddle, pobre pero muy
inteligente, sin padres pero muy valeroso, prefecto del colegio, estudiante
modelo; por el otro lado, el grandón e idiota de Hagrid
-Él es el
maldito idiota- increpo Sirius en defensa de su amigo- y sin duda siempre fue
mejor individuo que él- agrego ante la afirmación de los presentes y la
complacencia de Hagrid.
Que tenía problemas cada dos por tres, que
intentaba criar cachorros de hombre lobo debajo de la cama, que se escapaba al
bosque prohibido para luchar con los trols.
-No se
duda de la nobleza de su corazón, pero esas acciones siempre le trajeron
problemas- aseguro McGonagall viendo con represión al guardabosques.
Pero admito que incluso yo me sorprendí de lo
bien que funcionó mi plan. Creía que alguien al fin comprendería que Hagrid no
podía ser el heredero de Slytherin.
-Con lo
deficiente que se ha estado volviendo el ministerio, es muy creíble que haya
ocurrido- espeto Frank.
Me había llevado cinco años averiguarlo todo
sobre la Cámara de los Secretos y descubrir la entrada oculta... ¡como si
Hagrid tuviera la inteligencia o el poder necesarios!
-Obviamente-
exclamo con evidente altanería Lucius, pero una mirada severa le dijo que debería
de seguir manteniendo silencio. Aunque los jóvenes del futuro esperaban ver su
reacción al descubrir eso de su señor.
»Sólo el profesor de Transformaciones,
Dumbledore, creía en la inocencia de Hagrid.
Todas
las miradas se posaron sobre el director, cabe señalar que muchas de esas
miradas eran de gratitud.
Convenció a Dippet para que retuviera a
Hagrid y le enseñara el oficio de guarda.
-Y
nunca dejare de estar agradecido por eso- comento el semi gigante.
-Despreocúpate
de eso viejo amigo- le respondió Albus.
Sí, creo que Dumbledore podría haberlo
adivinado. A Dumbledore nunca le gusté tanto como a los otros profesores...
—Me apuesto algo a que Dumbledore descubrió
tus intenciones —dijo Harry, rechinando los dientes.
-Oh no podría
decir que lo descubrí- hablo el anciano director- no obstante siempre guarde
mis reservas hacia cualquier cosa que involucrara a Tom Ryddle.
-¿Y por
qué fue eso profesor?- le interrogo james curiosos.
-Por
varias cosas realmente, y fue desde la primera vez que lo conocí- respondió-
pero no creo que sea momento para halarlo.
-Además
profesor- atajo Harry- su primer encuentro con él deberá aparecer en los
libros- dijo recordando esas lecciones con él.
-Oh,
ciertamente los libros están muy completos- dijo sin mucha importancia.
—Bueno, es verdad que él me vigiló mucho más
después de la expulsión de Hagrid, me fastidió bastante —dijo Ryddle sin darle importancia—.
Me di cuenta de que no sería prudente volver a abrir la cámara mientras
siguiera estudiando en el colegio. Pero no iba a desperdiciar todos los años
que había pasado buscándola.
-Es un
egocéntrico, es obvio por la forma que habla de sus “supuesto” logro- aseguro Marlene.
Decidí dejar un diario, conservándome en sus
páginas con mis dieciséis años de entonces, para que algún día, con un poco de
suerte, sirviese de guía para que otro siguiera mis pasos y completara la noble
tarea de Salazar Slytherin.
-Eso
explica algunas cosas, pero ¿cómo diablos eso pudo caer en manos de Ginny?-
atajo Dora preocupada.
-Ni
idea, hay algo que aun ni hemos visto en la historia- agrego Remus.
-Yo
creo suponer que fue lo que paso- comento Draco viendo de reojo a su padre,
pero en ese momento nadie lo noto.
—Bueno, pues no la has completado —dijo Harry
en tono triunfante—. Nadie ha muerto esta vez, ni siquiera el gato.
-En eso
tiene razón- le concedió Sirius- por fortuna no les ocurrió nada que pudiera
ser irreversible.
Dentro de unas pocas horas la pócima de
mandrágora estará lista y todos los petrificados volverán a la normalidad.
— ¿No te he dicho todavía —dijo Ryddle con
suavidad—que ya no me preocupa matar a los sangre sucia? Desde hace meses mi
nuevo objetivo has sido... tú. —Harry lo miró
-Hay
con un demonio- increpo James exasperado, y es que al inicio no pareció
importante, pero ahora más de uno le había parecido extraño ese interés que tenía
sobre el joven Potter.
Imagina mi disgusto cuando alguien volvió a abrir
mi diario, y ya no eras tú quien me escribía, sino Ginny. Ella te vio con el
diario y se puso muy nerviosa. ¿Y si averiguabas cómo funcionaba, y el diario
te contaba todos sus secretos? ¿Y si, lo que aún era peor, te decía quién había
retorcido el pescuezo a los pollos? Así que esa mocosa esperó a que tu
dormitorio quedara vacío y te lo robó.
-Entonces
fue ella- comento Dora- pero lo robo por el miedo a lo que podría pasarle a
ella.
-Y me
imagino que también estaba preocupada por lo que Harry pudiera pensar de ella-
agrego Remus. Algo que la pelirroja no podía negar, la verdad era que si le preocupaba
mucho que Harry la juzgara mal por esas acciones.
-Ahora
que lo pienso, cuando le entregaron el poema al cachorro la mini pelirroja se
puso muy nerviosa cuando vio el diario- agrego Sirius.
-Es
verdad cauto, pero nosotros pensamos que era por lo del poema- le concedió la
razón James recordando esa parte- quien diría que era por esa razón.
Pero yo ya sabía lo que tenía que hacer. Era
evidente que tú ibas detrás del heredero de Slytherin. Por todo lo que Ginny me
había dicho sobre ti, yo sabía que irías al fin del mundo para resolver el
misterio...
Lily
resoplo en son de molestia porque era verdad, y lo que más le pesaba era tener
que aceptar que esa actitud no era solamente culpa de la herencia de su padre,
si bien James era muy curioso, esa terquedad de buscar respuestas ante algo también
era parte de ella.
Y más si atacaban a uno de tus mejores
amigos.
-Pero
eso, no puede ser- hablo Alice- entonces con eso quiere decir que el ataque a
Hermione no fue al azar.
-Es
probable- atajo Luna- pero tampoco debemos de olvidar del secuestro de Ginny,
es obvio que eso también le afecto mucho.
Y Ginny me había dicho que todo el colegio
era un hervidero de rumores porque te habían oído hablar pársel...
»Así que hice que Ginny escribiera en la
pared su propia despedida y bajara a esperarte. Luchó y gritó y se puso muy pesada.
-Y no
sirvió de nada- se lamentó la joven, soltando unas pocas lagrima.
-Hay mi
niña- dijo Molly- solo eras una niña, eso no era justo para ti- le rato de
consolar.
-Hiciste
lo que pudiste para defenderte- le aseguro Harry- tú eras la victima tanto como
los demás.
Pero ya casi no le quedaba vida: había puesto
demasiado en el diario, en mí. Lo suficiente para que yo pudiera salir al fin
de las páginas. He estado esperándote desde que llegamos. Sabía que vendrías.
-Es un
ser depreciable- atajo Arthur.
-Aun así
hay que admitir que es listo- hablo Ted- eso lo vuelve peor, más peligroso.
Tengo muchas preguntas que hacerte, Harry
Potter.
— ¿Cómo cuál? —soltó Harry, con los puños aún
apretados.
-Harry está
a punto de estallar- comento Remus. Lo poda asegurar tanto por las evidencias
de los libros leídos hasta ahora y la forma de ser de sus dos padres.
—Bueno —dijo Ryddle, sonriendo—, ¿cómo es que
un bebé sin un talento mágico extraordinario derrota al mago más grande de
todos los tiempos? ¿Cómo escapaste sin más daño que una cicatriz, mientras que
lord Voldemort perdió sus poderes?
Algunos
sintieron escalofríos por la mención de ese nombre.
En aquel momento apareció un extraño brillo
rojo en su mirada.
-¡Voldemort!-
repitió Lily sin creerlo provocando renovados escalofríos en algunos de sus
compañeros- que tiene que ver ese maniático con él- exclamo.
-No lo sé
querida, pero no será bueno- hablo James.
— ¿Por qué te preocupa cómo me libré? —dijo
Harry despacio—. Voldemort fue posterior a ti.
—Voldemort —dijo Ryddle imperturbable— es mi
pasado, mi presente y mi futuro, Harry Potter...
Solamente
Dumbledore y aquellos que conocían su verdadera identidad entendieron a qué se refería
Ryddle, pero los demás aguardaron la explicación de dicha frase.
Sacó del bolsillo la varita de Harry y
escribió en el aire con ella tres resplandecientes palabras:
TOM
SORVOLO RYDDLE
Luego volvió a agitar la varita, y las letras
cambiaron de lugar:
SOY
LORD VOLDEMORT
De inmediato
una gran cantidad de reacciones de sorpresa y susto se dejaron sentir en todo
el comedor.
-Él, él
es Voldemort- dijo Frank impactado.
-Muy
interesante- argumento Alastor.
-Eso
explica que sea tan maldito- espeto Sirius apretando los puños.
-Otra
vez él, ¿es que tuviste que enfrentarlo cada año?- exclamo Lily molesta.
-No, en
tercer año no tuvimos noticias de él- respondió Harry relajando levemente a Lily
Molly y algunos más.
-Pero
aun así no fue año tranquilo.- agrego Ron sin darle mucha importancia, pero esa
poca relajación que habían tenido las pelirrojas había desaparecido.
-Gracias
Ron, ese comentario fue muy útil- ironizo el azabache notando el aspecto de su
madre.
— ¿Ves? —susurró—. Es un nombre que yo ya
usaba en Hogwarts, aunque sólo entre mis amigos más íntimos, claro.
-Él,
amigos, si como no- ironizo Fabián.
-Dudo
que alguna vez los tuviera- apoyo Gideon.
¿Crees que iba a usar siempre mi sucio nombre
muggle?
-¡¡Ja!!-
grito Sirius- en su maldita cara idiotas hijos de…
-¡Sirius!-le
interrumpió Marlene- a que viene eso.
-¿Qué
no vez?- dijo con una media sonrisa siniestra- ese idiota es mitad muggle, y
son aún más idiotas esos que lo siguen pensando que es un sangre limpia.
Cuando
el oji gris resalto ese punto las miradas se posaron sobre los Slytherin,
especialmente la de Lucius y Regulus, una expresión sombría de sopesa se había
instaurado en sus rostros, el rubio abría y cerraba la boca como queriendo
decir algo y el hermano de Sirius simplemente no lo podía creer, el cómo su
madre simpatizaba con su filosofía pero el hecho de que el fuera un mestizo
cambiaba muchas cosas, y tanto el como otros de sus compañeros de casa se
sintieron insultados, ofendidos e incluso traicionados por Voldemort.
-Pero…
¿cómo…? ¿Cómo es posible…?- balbuceaba el rubio en voz baja con la mirada
perdida.
-Ya no estás
tan alegre por tu maestro verdad serpiente rastrera- le increpó Sirius viendo a
Lucius que no tenía como defenderse en ese momento y solo podía ver con recelo
a su atacante.
¿Yo, que soy descendiente del mismísimo
Salazar Slytherin, por parte de madre? ¿Conservar yo el nombre de un vulgar
muggle que me abandonó antes de que yo naciera, sólo porque se enteró de que su
mujer era bruja?
La
mayoría de los presentes nunca imagino que se enterarían de tantas cosas acerca
del mago que tanto daño causo o estaba causando tantos problemas en el mundo
mágico, por lo que estaban bastantes interesados en lo que oían.
No, Harry. Me di un nuevo nombre, un nombre
que sabía que un día temerían pronunciar todos los magos, ¡cuando yo llegara a
ser el hechicero más grande del mundo!
-Ese
infeliz mal nacido- atajo James- me está molestando demasiado, me gustaría estar
ahí y darle lo que se merece.
-No
eres el único cornamenta- le aseguro Sirius, a el también le fastidiaba la
actitud de Ryddle.
A Harry pareció bloqueársele el cerebro.
Miraba como atontado a Ryddle, al huérfano que se convirtió en el asesino de
sus padres, y de otra mucha gente...
Viéndolo
desde ese punto de vista si parecía bastante increíble que ese joven se convirtiera
en el sicópata que los atormentaba, pero especialmente ese comentario le afecto
a James y a Lily que se sintieron molestos por su destinos y un poco tristes
por su hijo.
Al final hizo un esfuerzo por hablar.
—No lo eres —dijo. Su voz aparentemente
calmada estaba llena de odio.
-¡Eso
es ahijado, plántale cara ese hijo de perra!- le animo Sirius de inmediato.
— ¿No soy qué? —preguntó Ryddle bruscamente.
—No eres el hechicero más grande del mundo
—dijo Harry, con la respiración agitada— .Lamento decepcionarte pero el mejor
mago del mundo es Albus Dumbledore.
-En serio
me alaga joven Potter- hablo el director- aunque no sé qué tan cierto sean sus
palabras.
-Usted
siempre dices esas cosas profesor, parecería que no cree en su propia grandeza-
comento James que siempre ele extraño esa actitud en su profesor.
-La vida
me ha enseñado muchas cosas señor Potter-
le respondió- pero no es momento para eso, por favor Alastor- le solcito al
auror que continuara leyendo. La verdad siempre que tocaban un tema similar o
que se relacionaba con su pasado este parecía querer evitar dichas
conversaciones.
Todos lo dicen. Ni siquiera cuando eras
fuerte te atreviste a apoderarte de Hogwarts. Dumbledore te descubrió cuando
estabas en el colegio y todavía le tienes miedo, te escondas donde te escondas.
-Eso de
seguro no le agrado nada a ese maldito cara de serpiente- escupió Fred.
-Me hubiera
gustado haber visto su rostro cuando le dijo eso- agrego George.
-Y de
seguro a muchos les gustaría tener el valor y entereza que está mostrando Harry
frente a él- comento Ted como quien no quiere la cosa, e inevitablemente muchos
de los pasado se sintieron mal por eso, la verdad es que si estaba demostrando
más valor que muchos de ellos.
De la cara de Ryddle había desaparecido la
sonrisa, y había ocupado su lugar una mirada de desprecio absoluto.
— ¡A Dumbledore lo han echado del castillo
gracias a mi simple recuerdo! —dijo Ryddle, irritado.
-Solo
por poco tiempo, al final del año el regreso al colegio por reconocieron que
era la mejor director- dijo Neville.
—No está tan lejos como crees —replicó Harry.
Hablaba casi sin pensar, con la intención de asustar a Ryddle y deseando, más
que creyendo, que lo que afirmaba fuese verdad.
-Esa
clase de lealtad es difícil de conseguir para cualquiera- comento Remus.
-Pero podría
ser cierto lo que dice, mientras alguien le sea fiel no se ira del todo del
castillo- opino Dora
Ryddle abrió la boca, pero no dijo nada.
Llegaba música de algún lugar.
-¿Música?,
¿cómo que escuchaban música en ese lugar?- se extrañó Fabián.
-Están
bajo tierra, ¿cómo podría oírse música?- agrego Gideon.
Ryddle se volvió para comprobar que en la
cámara no había nadie más. Pero aquella música sonaba cada vez más y más
fuerte. Era inquietante, estremecedora, sobrenatural.
Una
sonrisa enigmática apareció en el rosto de Dumbledore, y de forma automática
volteo la vista al fondo de la mesa donde estaba el grupo de Harry, pues era
ahí donde Fawkes estaba posado desde que comenzaron la lectura esa mañana.
A Harry le puso los pelos de punta y le
pareció que el corazón iba a salírsele del pecho. Luego, cuando la música
alcanzó tal fuerza que Harry la sentía vibrar en su interior, surgieron llamas
de la columna más cercana a él.
Algunos
voltearon a ver el fénix en el momento que leyeron eso, fue justamente así como
apareció en el gran comedor el día anterior.
Apareció de repente un pájaro carmesí del
tamaño de un cisne, que entonaba hacia el techo abovedado su rara música. Tenía
una cola dorada y brillante, tan larga como la de un pavo real, y brillantes
garras doradas, con las que sujetaba un fardo de harapos.
-Es
Fawkes- dijo de inmediato Dora- ¿pero cómo es posible?, ¿cómo es que llego a
ese lugar?
-Son
criaturas bastante misteriosas e inteligentes- hablo Remus- tal vez sintió que
necesitaba ayuda o Dumbledore lo envió.
-Pero él
no está en el colegio en ese momento ¿o si?- curioseo Sirius.
-Mejor
que siga leyendo- atajo Marlene- además quiero saber que era lo que trae en las
garras.
El pájaro se encaminó derecho a Harry, dejó
caer el fardo a sus pies y se le posó en el hombro. Cuando plegó las grandes
alas, Harry levantó la mirada y vio que tenía un pico dorado afilado y los ojos
redondos y brillantes.
-Parece
que te tiene aprecio joven Potter- comentó Fred- incluso cuando apareció aquí
se fue contigo.
-Claro,
después de ir a saludar a Dumbledore- agrego George- sería divertido tenerlo
como mascota.
El pájaro dejó de cantar y acercó su cuerpo
cálido a la mejilla de Harry, sin dejar de mirar fijamente a Ryddle.
-Que
curioso, incluso el ave lo está desafiando- comento Luna- parece que si es
bastante inteligente.
—Es un fénix —dijo Ryddle, devolviéndole una
mirada perspicaz.
— ¿Fawkes? —musitó Harry, sintiendo la suave
presión de las garras doradas.
—Y eso —dijo Ryddle, mirando el fardo que
Fawkes había dejado caer—, eso no es más que el viejo Sombrero Seleccionador
del colegio.
-Eso si
es extraño- atajo Sirius- de que le puede servir el sombrero, una varita sería
mucho más útil.
-Pero
no creo que sea solo eso- intervino Marlene- digo, si es obra de Dumbledore
debe de haber algo más en juego.
-Bueno,
ciertamente es la forma en como el actúa- acepto James.
Así era. Remendado, deshilachado y sucio, el
sombrero yacía inmóvil a los pies de Harry.
Ryddle volvió a reír. Rió tan fuerte que su
risa se multiplicó en la oscura cámara, como si estuvieran riendo diez Ryddles
al mismo tiempo.
-No te
perturbes por eso Harry- le dijo Lily como si estuvieran en ese momento- mantén
la calma, lo importante es tu y Ginny salgan de ahí.
-Ella
tiene razón, debes estar alerta y buscar la forma de salir de esa- le apoyo James.
— ¡Eso es lo que Dumbledore envía a su
defensor: un pájaro cantor y un sombrero viejo! ¿Te sientes más seguro, Harry
Potter? ¿Te sientes a salvo?
Harry no respondió. No veía la utilidad de
Fawkes ni del viejo sombrero, pero ya no se sentía solo, y aguardó con
creciente valor a que Ryddle dejara de reír.
-Hay mi
niño- exclamo la pelirroja por la mención de la soledad del chico.
-Para
alguien joven con Harry, o alguien tan soberbio como lo es Tom Ryddle, es
evidente que eso no pare grana cosa, pero en el mundo de la magia muchas cosas
no son para nada lo que arecen- hablo el director Dumbledore.
—A lo que íbamos, Harry —dijo Ryddle,
sonriendo todavía con ganas—. En dos ocasiones, en tu pasado, en mi futuro, nos
hemos encontrado. Han sido dos ocasiones en que no he logrado matarte.
-Y esa
fue una tercera- comentó Ron.
-Gracias
a Merlín que así fue- seguro Ginny.
¿Cómo sobreviviste? Cuéntamelo todo. Cuanto
más hables —añadió con voz suave—, más tardarás en morir.
-Pareciera
que tiene miedo- comento Frank con un toque de alegría.
-Absurdo-
increpo Lucius en su defensa, aunque aún no podía creer que fuera un media
sangre.
-Mejor
cierra la boca Malfoy, que ese idiota media sangre de tu maestro no pudo
ganarle a un simpe niño- le acuso Sirius restregándole en cara el estatus de
sangre que tanto le importaba.
Harry pensó deprisa, sopesando sus
posibilidades. Ryddle tenía la varita; él tenía a Fawkes y el Sombrero Seleccionador,
que no resultarían de gran utilidad en un duelo. No prometían mucho, la verdad.
-En un
duelo tal vez no- hablo Andrómeda- pero Marlene tiene razón, por alguna razón están
ahí y serán útiles de alguna forma.
Pero cuanto más tiempo permaneciera Ryddle
allí, menos vida le quedaría a Ginny... Harry percibió algo de pronto: en el
tiempo que llevaban en la cámara, los contornos de la imagen de Ryddle se
habían vuelto más claros, más corpóreos.
-Eso es
malo- dijo para sorpresa de todos Severus- él se está recuperando mientras la
chiquilla esa está muriendo.
-Que
comentario tan considerado de tu parte- dijo con sarcasmo James.
Aun
cuando fuera cierto, no era correcto decirlo de esa forma tan fría, en especial
en frente de la madre de la chica que está presente.
Si Ryddle y él tenían que luchar, mejor que
fuera pronto.
Lily
retorció sus manos preocupadas, no quisiera que ocurriera, pero no se podría
evitar, y tenía razón en que debía de ser lo más rápido pasible.
—Nadie sabe por qué perdiste tus poderes al
atacarme —dijo bruscamente Harry—. Yo
tampoco. Pero sé por qué no pudiste matarme: porque mi madre murió para
salvarme. Mi vulgar madre de origen muggle —añadió, temblando de rabia—; ella
evitó que me mataras.
-Hay Harry-
exclamo la chica con algunas lágrimas.
-Eres
la mejor querida- le dijo James con evidente orgullo por ella.
-Sin
duda lo eres mamá- agrego Harry con gratitud buscando que se sintiera mejor.
Y yo te he visto de verdad, te vi el año
pasado. Eres una ruina. Apenas estás vivo. A esto te ha llevado todo tu poder.
Te ocultas. ¡Eres horrible, inmundo!
-Me
agrada la forma en que lo desafías chico- comento Alastor con lo que se podría
interpretar como una sonrisa.
-Inmundo,
debo admitir que supiste como insultarlo- comento como quien no quiere la cosa
Draco.
-Draco,
que forma es esa de referirte al señor tenebroso- le reclamo Lucius viéndolo
con sorpresa.
-La
única que se merece- le increpo Astoria antes de abrazar al joven rubio.
-Aun no
puedo creer que ese chico sea el mismo que el del libro- le susurro Sirius a Marlene.
-Lo sé,
para mi también es extraño- le confirmo la rubia.
Ryddle tenía el rostro contorsionado. Forzó una
horrible sonrisa.
-Parece
que no le agrado la respuesta- comento Ted.
—O sea que tu madre murió para salvarte. Sí,
ése es un potente contrahechizo. Tenía curiosidad, ¿sabes? Porque existe una
extraña afinidad entre nosotros, Harry Potter.
-Mi
hijo no tiene nada que ver contigo
maldito desgraciado- increpo de inmediato James, esa afirmación en verdad lo
disgusto.
Incluso tú lo habrás notado. Los dos somos de
sangre mezclada, los dos huérfanos, los dos criados por muggles. Tal vez somos
los dos únicos hablantes de pársel que ha habido en Hogwarts después de
Slytherin. Incluso nos parecemos físicamente...
Ha Harry
nunca le gusto que eso fuera cierto, pero debía admitir que fue en parte por
esas afinidades que ese maldito lo escogió a él aquella noche, y la razón por
la que desencadeno esa batalla entre ellos en años posteriores.
Pero, después de todo, sólo fue suerte lo que
te salvó de mí. Eso es lo que quería saber.
-Para
nada fue un accidente- hablo Dumbledore- es solo que él no comprende el poder
que tiene el amor.
-Y
nunca será capaz de comprenderlo- espeto Lily- ese maldito jamás seria capas de
sentir amor- dijo de forma severa, la verdad pocas veces habían visto a la
pelirroja actuar así.
Harry permaneció quieto, tenso, aguardando
que Ryddle levantara su varita. Pero Ryddle se limitaba a exagerar más su
sonrisa contrahecha.
—Ahora, Harry, voy a darte una pequeña
lección. Enfrentemos los poderes de lord Voldemort, heredero de Salazar
Slytherin, contra el famoso Harry Potter, que tiene de su parte las mejores
armas de Dumbledore.
-Es
evidente que llego el momento del encuentro- comento Marlene con preocupación-
pero qué demonios planea hacer.
-No estoy
segura, pero no será nada bueno- agrego Lily.
-Harry debería
hacer algo- agregó Dora- tal vez tratar de quitarle la varita cuando se
distraiga o algo así.
-Sería
muy peligroso- aseguró Alice.
-Pero sería
mejor que estar ahí esperando desarmado- se defendió la peli rosa.
Ryddle dirigió una mirada socarrona a Fawkes
y al Sombrero Seleccionador, y luego anduvo unos pasos en dirección opuesta.
Harry, notando que el miedo se le extendía por las entumecidas piernas, vio que
Ryddle se detenía entre las altas columnas y dirigía la mirada al rostro de
Slytherin, que se elevaba sobre él en la oscuridad.
-Hay
no- dijo Lily suponiendo lo que venía- hay Harry, ¿por qué tu…? ¿pero como lograste…?
-Tranquila
mamá- le hablo Harry, era de los pocos que suponía lo que la mujer quería
decir.
Ryddle abrió la boca y silbó... pero Harry
comprendió lo que decía.
—Háblame,
Slytherin, el más grande de los Cuatro de Hogwarts.
-¡El
basilisco!- hablo Remus- ese maldito mandara al basilisco contra él.
-¡Oh
con un demonio!- increpo Dora preocupada pegándose más al cuerpo del licántropo
y abrazando al pequeño Teddy.
Harry se volvió hacia la estatua. Fawkes se
balanceaba sobre su hombro.
El gigantesco rostro de piedra de la estatua
de Slytherin se movió y Harry vio, horrorizado, que abría la boca, más y más,
hasta convertirla en un gran agujero.
Algo se movía dentro de la boca de la
estatua. Algo que salía de su interior.
-Eso es
una mierda- increpo Sirius- como demonios va a poder pelear con esa maldita serpiente
sin tener que verla a los ojos.
-No lo
sé- dijo Marlene- pero debe de haber una forma, es obvio que él se libró de ese
maldito monstruo- dijo tratando de evitar usar la palabra muerte.
Harry retrocedió hasta dar de espaldas contra
la pared de la cámara y cerró fuertemente los ojos. Sintió que el ala de Fawkes
le rozaba el rostro al emprender el vuelo. Harry quiso gritar: « ¡No me dejes!»
Pero ¿de qué le podía valer un fénix contra el rey de las serpientes?
-De mucho-
respondió Harry su propia interrogante- fue gracias a él que logre salir vivo
de esa.
-Hay Harry,
sigue sin gustarme la forma tan despreocupada en que hablas de la muerte- se sinceró
Lily.
-Lo
siento- era lo único que podía hacer, después de todo por lo que había pasado
era de lo más normar no darle importancia a ese tema, en especial en ese
momento en que se encontraba tan tranquilo, porque no existía ningún peligro
que les pudiera dañar..
Una gran mole golpeó contra el suelo de
piedra de la cámara, y Harry notó que toda la estancia temblaba. Sabía lo que
estaba ocurriendo, podía sentirlo, podía ver sin abrir los ojos la gran
serpiente desenroscándose de la boca de Slytherin. Entonces oyó una voz
silbante.
—Mátalo.
-No- se
escuchó el grito algo sofocado de Lily junto con el grito más audible de parte
de Ginny. Esta última ya había escuchado el relato del azabache de lo que
ocurrió aquella vez, pero se seguía sorprendiendo al escuchar cada uno de los
detalles de lo que había ocurrido mientras estaba inconsciente.
El basilisco se movía hacia Harry, éste podía
oír su pesado cuerpo deslizándose lentamente por el polvoriento suelo. Con los
ojos cerrados, Harry comenzó a moverse a ciegas hacia un lado, palpando con las
manos el camino. Ryddle reía...
-Idiota-
increparon los merodeadores, los dos pares de gemelos, los Weasley y hasta Hermione.
-Reírse
de algo así, simplemente no tiene alma- escupió Frank con molestia.
Harry tropezó. Cayó contra la piedra y notó
el sabor de la sangre. La serpiente se encontraba a un metro escaso de él, y
Harry la oía acercarse.
-Hay
por Merlín- susurro Lily, su hijo no podía estar en peor posición, y no
importaba cuantas veces lo pensara aun no tenía ni idea de cómo su hijo había
logrado sobrevivir a esa bestia.
-Tranquila
mamá- le dijo Harry abrazándola y acariciándole la espalda a su madre.
De repente oyó un ruido fuerte, como un
estallido, justo encima de él, y algo pesado lo golpeó con tanta fuerza que lo
tiró contra el muro. Esperando que la serpiente le hincara los colmillos, oyó
más silbidos enloquecidos y algo que azotaba las columnas.
-¿Qué?,
¿qué es lo que está pasando?- pregunto apremiante Sirius.
-No
puede ser nada malo, digo esa cosa no lo ha atacado aun- comento Fabián.
-Pero
no podremos saber qué pasa si el joven Potter no lo descube- agrego Gideon.
-Es uno
de esos tantos problemas en que la historia se narre desde el punto de vista de
Harry- comento Remus- así como saber lo que piensa en ciertos momentos.
No pudo evitarlo. Abrió los ojos lo
suficiente para vislumbrar qué sucedía.
-¡¡No!!-
gritaron varias voces en ese momento.
La serpiente, de un verde brillante y gruesa
como el tronco de un roble.
-Van a
describir a esa cosa- pregunto Alice no muy segura de saber cómo era- no sería
posible saltarse esos detalles.
-Tal vez
cuando tu vuelvas a leer puedas hacerlo- increpo Alastor. Ese era un rotundo
“no”.
Se había alzado en el aire y su gran cabeza
roma zigzagueaba como borracha entre las columnas. Temblando, Harry se preparó
a cerrar los ojos en cuanto el monstruo hiciera ademán de volverse, y entonces
vio qué era lo que había enloquecido a la serpiente.
Fawkes planeaba alrededor de su cabeza, y el
basilisco le lanzaba furiosos mordiscos con sus colmillos largos y afilados
como sables.
-Fawkes,
vendito pájaro, te hare un monumento- exclamo Sirius un poco aliviado porque el
fénix le estaba ayudando al joven.
-Idiota-
le acuso por lo bajo Marlene, que debía admitir, también se sentía un poco más
tranquila y algo divertida por el comentario del animago.
Entonces Fawkes descendió. Su largo pico de
oro se hundió en la carne del monstruo y un chorro de sangre negruzca salpicó
el suelo.
-Será
posible que el fénix mate a esa serpiente- pregunto Charlie.
-Seria
grandioso, pero no lo creo posible- le respondió en un susurro Bill para no
alterar más a su madre y a Lily.
La cola de la serpiente golpeaba muy cerca de
Harry, y antes de que pudiera cerrar los párpados, el basilisco se volvió.
La
respiración de casi todos los presentes se detuvo en ese omento, el tenerlo de
frente era justo lo que trataba de evitar, y aguardaron impacientes la siguiente líneas olvidado por
completo el chico estaba entre ellos vivo.
Harry miró de frente a su cabeza y se dio
cuenta de que el fénix lo había picado en los ojos, aquellos grandes y
prominentes ojos amarillos.
-Si le
pico lo ojos como sabe que eran amarillos- pregunto George sin poder
contenerse.
-Además
de que Myrtle nos lo conto hace poco- ionizo Ron por la pregunta sin sentido de
su hermano- la verdad quien sabe- termino el pelirrojo.
La sangre resbalaba hasta el suelo y la
serpiente escupía agonizando.
— ¡No! —Oyó Harry gritar a Ryddle—. ¡Deja al
pájaro! ¡Deja al pájaro! ¡El chico está detrás de ti! ¡Puedes olerlo! ¡Mátalo!
-Harry
ya puede ver con libertad, pero aún está en un grave peligro, al igual que Ginny-
hablo la señora Wesley preocupada por ellos.
-Pero
por lo menos ahora podrá esquivar los ataques de esa cosa- intervino Arthur.
La serpiente ciega se balanceaba
desorientada, herida de muerte. Fawkes describía círculos alrededor de su cabeza,
silbando su inquietante canción, picando aquí y allá en el morro lleno de
escamas del basilisco, mientras brotaba la sangre de sus ojos heridos.
-Vamos,
vamos- animaba Sirius al fénix para que fuera él quien matara a la serpiente.
— ¡Ayuda, ayuda! —pedía Harry enloquecido—.
¡Que alguien me ayude!
-Solo,
siempre solo- murmuro nuevamente Lily, en verdad detestaba todo eso.
La cola de la serpiente volvió a golpear
contra el suelo. Harry se agachó. Un objeto blando le golpeó en la cara.
El basilisco había lanzado en su furia el
Sombrero Seleccionador sobre Harry, y éste lo cogió. Era cuanto le quedaba, su
última oportunidad. Se lo caló en la cabeza y se echó al suelo antes de que la
serpiente sacudiera la cola de nuevo.
-Pero
como podría eso servir de algo, solo es un simple sombrero- atajo Fred que como
todos esperaban que eso se resolviera pronto.
-Ya lo
veras, solo deja que Alastor siga leyendo- le dijo el joven azabache.
—Ayúdame..., ayúdame... —pensó Harry,
apretando los ojos bajo el sombrero—, ¡ayúdame, por favor!
No hubo una voz que le respondiera. En su
lugar, el sombrero encogió, como si una mano invisible lo estrujara.
-Eso es
algo extraño- comento Draco sin entender lo que ocurría, incluso él se había
sumergido en la lectura tanto como los demás.
Algo muy duro y pesado golpeó a Harry en lo
alto de la cabeza, dejándolo casi sin sentido.
-Eso
fue muy útil- ironizo Ron recibiendo un golpe en el estómago por parte de
Hermione por su mal ubicada broma.
Viendo todavía parpadear estrellas en los
ojos, cogió el sombrero para quitárselo y notó que debajo había algo largo y
duro.
-Del
sombrero- hablo Neville recordando lo ocurrido en la batalla del castillo- Harry,
esa es la…
-Si- le
interrumpió- la misma que tú sacaste aquella vez- le aseguro el chico que sonrió
levemente. Mientras los demás los veían sin comprender.
Se trataba de una espada plateada y
brillante, con la empuñadura llena de fulgurantes rubíes del tamaño de huevos.
-¿Una
espada?- repitieron sin entender.
-Esperen-
hablo James con un atisbo de emoción el conocía bien la existencia de esa
espada por los relatos de su padre.- ¿no se trataría de la legendaria espada de
Gryffindor?- agrego incrementando la impresión en varios de los presentes.
-Puede
ser- respondió Harry sin dar por hecho esa afirmación.
Pese a
la emoción de algunos por pensar que se trataba de dicha espada, no dejaban de
preguntarse en sus interiores si eso sería suficiente para acabar con ese
monstruo.
— ¡Mata al chico! ¡Deja al pájaro! ¡El chico
está detrás de ti! Olfatea... ¡Huélelo!
Harry empuñó la espada, dispuesto a
defenderse.
-Siempre
dispuesto a pelear cierto- le dijo Lily recordando partes anteriores de la
lectura.
-Siempre-
confirmo el azabache- pero eso me ha salvado muchas veces- le aseguro de
ultimo.
El basilisco bajó la cabeza, retorció el
cuerpo, golpeando contra las columnas, y se volvió para enfrentarse a Harry.
Pudo verle las cuencas de los ojos llenas de sangre, y la boca que se abría.
Una boca lo bastante grande para tragarlo entero, bordeada de colmillos tan largos
como su espada, delgados, brillantes, venenosos...
-Deben
admitir que esas descripciones son bastantes perturbadoras- comento Luna con un
leve tono de miedo.
-Lo sé,
me alegra que alguien más comparta mi punto de vista- le dijo Alice viéndola
con ternura, esa chica le agradaba bastante.
La bestia arremetió a ciegas. Harry, al
esquivarla, dio contra la pared de la cámara. El monstruo arremetió de nuevo, y
su lengua bífida azotó un costado de Harry.
-Será
muy difícil que le dé un buen golpe- comento por lo bajo Remus- la verdad tiene
mucha desventaja, aun cuando se tratara de la espada de Gryffindor.
-Lo sé,
pero es mejor que nada, aun cuando tuviera una varita no tiene la preparación
para pelear contra esa cosa- le respondió Dora
Entonces levantó la espada con ambas manos.
El basilisco atacó de nuevo, pero esta vez
fue directo a Harry, que hincó la espada con todas sus fuerzas, hundiéndola
hasta la empuñadura en el velo del paladar de la serpiente.
-¡Eso
es!- grito Sirius- con eso tendrá esa maldita serpiente, ahora ve y has lo
mismo con ese maldito.
-¡Sirius!-
le reprendió Marlene.
-Pero
al final tendrá que hacerlo, además esa cosa no está viva, solo es un maldito
recuerdo- se defendió el oji gris.
Pero mientras la cálida sangre le empapaba
los brazos, sintió un agudo dolor encima del codo. Un colmillo largo y venenoso
se le estaba hundiendo más y más en el brazo.
La
impresión fue mayúscula, por un momento creyeron que el joven Potter podría
salir ileso de ese encuentro, pero evidentemente eso no había pasado.
Y se partió cuando el monstruo volvió la
cabeza a un lado y con un estremecimiento se desplomó en el suelo.
-No
puede ser- exclamo Lily sin color alguno en el rostro, de inmediato comenzó a
tocar el brazo de su hijo como buscando su herida pero.
-No la encontraras-
le interrumpió Harry gana doce la atención de su madre- no tengo la herida del
colmillo- le aseguro
-¿Pero
como…?- quiso preguntar, pero entonces la respuesta llego a ella- Fawkes- dijo
por cualquier cosa mientras el chico asentía.
Harry; apoyado en la pared, se dejó resbalar
hasta quedar sentado en el suelo. Agarró el colmillo envenenado y se lo
arrancó. Pero sabía que ya era demasiado tarde. El veneno había penetrado.
-Es el
veneno más potente y letal de todos- atajo Alastor alterándolos a todos, menos
claro a Lily que ya intuía lo que había pasado.
-Pero
tiene una cura ¿o no?, digo, Harry salió con vida de ahí- interrogo Gideon.
-Solo
existe un antídoto extremadamente raro, es una suerte que el chico lo tenga
consigo- hablo el auror. Muy pocos de los presentes comprendieron exactamente
lo que ojo loco quiso decir.
-¡¿Por
qué siempre tienen que hablar en clave?! ¿es muy difícil dar una respuesta
directa?- se exaspero Fabián que era de los que no entendían.
La herida le producía un dolor candente que
se le extendía lenta pero regularmente por todo el cuerpo. Al extraer el
colmillo y ver su propia sangre que le empapaba la túnica, se le nubló la
vista. La cámara se disolvió en un remolino de colores apagados.
-Doce
años, tan solo tiene doce años y estuvo a punto de morir dos veces ya- exclamo
la señora Weasley lamentando la injusta vida que le había tocado al chico.
-De
hecho fueron tres- corrigió Ron con voz apagada- cuando era bebe, el año pasado
con Quirrell y esa ocasión son en total…- guardo silencio al ver notar la miera
penetrante de su madre.
-Yo en
tu lugar guardaría silencio Weasley- comento Malfoy con media sonrisa burlona.
-Cállate
Malfoy- le rebatió el pelirrojo, más que nada, por esa mueca burlona que tenía
el rubio.
Una mancha roja pasó a su lado y Harry oyó un
ruido de garras.
—Fawkes —dijo con dificultad—. Eres
estupendo, Fawkes... —Sintió que el pájaro posaba su hermosa cabeza en el
brazo, donde la serpiente lo había herido.
-Por
supuesto- comento Remus ganándose la atención de la chica en sus brazos.
-¿Que
dices?- le pregunto la peli rosa.
El
castaño le susurro una cosa en el oído provocándole un escalofrió en todo el
cuerpo a la chica, cuando él se explicó ella se sintió más tranquila, y por
ende no pudo evitar pensar en lo agradable que se sintió ese escalofrió, la
verdad se estaba sintiendo demasiado bien al estar tan cerca de ese hombre.
Oyó unos pasos que resonaban en la cámara, y
luego vio una negra sombra delante de él.
—Estás muerto, Harry Potter —dijo sobre él la
voz de Ryddle—. Muerto. Hasta el pájaro de Dumbledore lo sabe. ¿Ves lo que
hace, Potter? Está llorando.
-Imbécil-
escalmo Lily, aunque claro, varios de los presentes se extrañaron que dijera
eso con una media sonrisa en el rostro y no llena de rabia como suponían que debía
decirlo.
-Lily querida,
¿te sientes bien?- le pregunto preocupado por su expresión.
-No- respondo
la pelirroja- pero estarse mejor.
Harry parpadeó. Sólo un instante vio con
claridad la cabeza de Fawkes. Por las brillantes plumas le corrían unas
lágrimas gruesas como perlas.
—Me voy a sentar aquí a esperar que mueras,
Harry Potter. Tómate todo el tiempo que quieras. No tengo prisa.
-Como
quisiera ponerle las manos en el cuello- increpo Sirius.
-Ya después
tendrás la oportunidad- le aseguro Marlene que quería justamente lo mismo- pero
ahora deja que sigan leyendo.
-Bien,
pero la próxima ve que lo tenga en frente voy…
-¡Ya
guarda silencio Black!- le espeto Alastor- además esa no es la actitud con la deberías
de enfrentar a tu enemigo- agregó el experimentado auror.
Harry cayó en un profundo sopor. Todo le daba
vueltas.
—Éste es el fin del famoso Harry Potter —dijo
la voz distante de Ryddle—. Solo en la Cámara de los Secretos, abandonado por
sus amigos.
-Estará
solo, pero nosotros nunca lo abandonamos- le aseguro de forma severa Hermione.
-Todos
nosotros lo tenemos muy claro- le aseguro Remus.
Derrotado al fin por el Señor Tenebroso al
que él tan imprudentemente se enfrentó.
-Eso
apenas está por verse- atajo Ron con severidad.
-Ya sobrevivió
dos veces, una tercera no será problema- dijo Sirius.
Volverás con tu querida madre sangre sucia,
Harry... Ella compró con su vida doce años de tiempo para ti... pero al final
te ha vencido lord Voldemort. Sabías que sucedería.
-¡Maldito
hijo de perra!- escupió James lleno de cólera- que no se atreva a hablar de Lily
de esa forma- agrego. El único que compartía una ira comparable a la suya era
Severus, la lealtad que sentía por los objetivos de Voldemort comenzaron a
tambalear en el momento en que ataco a su amor.
Si aquello era morirse, pensó Harry, no era
tan desagradable. Incluso el dolor se iba...
-Eso es
bastante peculiar- expreso Luna la opinión de los demás.
Pero ¿de verdad era aquello la muerte? En
lugar de oscurecerse, la cámara se volvía más clara. Harry movió un poco la
cabeza, y allí estaba Fawkes, apoyándole todavía la suya en el brazo. Un
charquito de lágrimas brillaba en torno a la herida... Sólo que ya no había
herida.
-¡¿Qué?!-
se escucharon varios gritos.
-Creo
que mi yo del futuro ya se lo había mencionado al joven Potter- hablo
Dumbledore para aclarar algunas dudas- pero una de las tantas calidades de los
fénix, es el poder curativo que poseen sus lágrimas.
-Exactamente-
hablo Alastor- es lo único que funciona contra ese veneno- afirmo. Aunque no hacía
falta que lo hiciera, ya todos podrían comprender eso con solo pensar un poco.
—Márchate, pájaro —dijo de pronto la voz de
Ryddle—. Sepárate de él. ¡He dicho que te vayas!
Harry levantó la cabeza. Ryddle apuntaba a
Fawkes con la varita de Harry Sonó como un disparo y Fawkes emprendió el vuelo
en un remolino de rojo y oro.
-Es
impresionante como aparece- comento Charlie- pero aun así creo que prefieren a
los dragones.
-Pues a
mí me gustan los lobos- le dijo viendo de reojo a Remus que se sonrojo un poco ante
la mirada burlona de Sirius y James- pero eso no viene al caso, así que
silencio.
—Lágrimas de fénix... —dijo Ryddle en voz
baja, contemplando el brazo de Harry—. Naturalmente... Poderes curativos..., me
había olvidado.... —miró a Harry a la cara
-Siempre
menosprecia aquello que no considera importante, esa sin duda es de sus más
grandes debilidades- aseguro Dumbledore.
Pero igual da. De hecho, lo prefiero así.
Solos tú y yo, Harry Potter..., tú y yo...
-Cobarde-
espeto James- si tanto deseas enfrentarlo que suelte la varita, y avejiguemos
si es verdad se atreve.
-Ya deberías
saber que es un maldito cobarde cornamenta- espeto Sirius.
Levantó la varita.
Entonces, con un batir de alas, Fawkes pasó
de nuevo por encima de sus cabezas y dejó caer algo en el regazo de Harry: el
diario.
-¿El
diario?, ¿por qué le lleva ese maldito diario?- escupió Fred.
-Están
conectados- respondió Lily- el diario y ese “recuerdo” están conectados, lo más
probable es que deba destruir uno u otro- concluyo la pelirroja.
Lo miraron los dos durante una fracción de
segundo, Ryddle con la varita levantada. Luego, sin pensar, sin meditar, como
si todo aquel tiempo hubiera esperado para hacerlo, Harry cogió el colmillo de
basilisco del suelo y lo clavó en el cuaderno.
-Lo
mismo que pensé- le dijo Lily viéndolo con un ligero orgullo.
-Y
fue con un colmillo de su propio monstruo, eso es estupendo- aseguró George.
Se oyó un grito largo, horrible, desgarrado.
La tinta salió a chorros del diario, vertiéndose sobre las manos de Harry e
inundando el suelo. Ryddle se retorcía, gritando, y entonces...
Desapareció.
-Muy
interésate, no creo haber sabido de algún artefacto al que se le pudiera
otorgar esas cualidades- comento Dumbledore- no creo educarme al suponer que se
tratara de una rama de la magia muy siniestra.
El más
que nadie estaba muy interesado en ese hecho, con lo poco que habían leído se podía
hacer algunas conjeturas de lo que Voldemort le pudo hacer a ese simple diario,
pero aun no tenía lo suficiente como para tener una conclusión concreta. Por su
parte Slughorn no dejaba de recordar esa platica con su estudiante, lo cual lo
llenaba de apuración y preocupación por lo que podría pasarle.
Se oyó caer al suelo la varita de Harry y luego
se hizo el silencio, sólo roto por el goteo de la tinta que aún manaba del
diario. El veneno del basilisco había abierto un agujero incandescente en el
cuaderno.
-Ese
fue el primero- comento sin pensar Harry.
-¿El
primer qué?- le interrogo Lily de inmediato.
-Nada,
ya lo averiguaran después- se salió por la tangente el joven azabache, si bien
les podría contar toda la historia, pensaba que lo mejor sería no hacerlo, pues
aunque le molestaba que leyeran hasta sus más insignificantes pensamientos,
entre más tiempo terminaran de leer los libros, más tiempo podría estar con sus
padres en ese lugar.
Alastor
narro cuando recogió su varita, el sombrero y la espada.
Le llegó un débil gemido del fondo de la
cámara. Ginny se movía.
-Oh es
cierto- atajo Sirius que por un momento se había olvidado de la chica.
-Pero
ya debe de estar bien- comentó Marlene- ya que Ryddle desapareció ella debería
de recuperase de cualquier cosa que le haya hecho.
Mientras Harry corría hacia ella, la muchacha
se sentó, y sus ojos desconcertados pasaron del inmenso cuerpo del basilisco a
Harry, con la túnica empapada de sangre, y luego al cuaderno que éste llevaba
en la mano.
-Estaba
muy sorprendida y asustada- comentó la joven pelirroja- no entendía que era
todo lo que había pasado.
-Y qué
bueno que no lo viste hermanita, todo estuvo muy fuerte- comento Fred.
-Tal
vez hubieras quedado más traumada de lo que ya lo estabas- agrego su gemelo.
-George,
que forma es esa de hablarle a tu hermana- le reprendió Molly que por fin
respiraba con alivio.
-Lo
siento, es por los nervios- se defendió el pelirrojo.
Profirió un grito estremecido y se echó a
llorar.
—Harry..., ah, Harry, intenté decíroslo en el
desayuno, pero delante de Percy no fui capaz.
El
pelirrojo agacho la cabeza, al parecer sus hermanos tenían razón y nunca les
inspiro la confianza suficiente como para que pudieran acercarse a él. Cuando
tenían algún problema.
Era yo, Harry, pero te juro que no quería...
Ryddle me obligaba a hacerlo, se apoderó de mí y... ¿cómo lo has matado? ¿Dónde
está Ryddle? Lo último que recuerdo es que salió del diario.
-Hay mi
niñita- dijo la señora Weasley avergonzando un poco a la chica.
—Ha terminado todo bien —dijo Harry, cogiendo
el diario para enseñarle a Ginny el agujero hecho por el colmillo—. Ryddle ya
no existe. ¡Mira! Ni él ni el basilisco. Vamos, Ginny, salgamos...
-Sacando
tu lado delicado como siempre- ironizo Hermione provocando algunas risas.
-Perdón,
pero ya quería que nos fuéramos de ese lugar- se defendió el azabache- y tú de
que te ríes, si eras igual o peor que yo- acuso a Ron que era de los que más reían.
— ¡Me van a expulsar! —se lamentó Ginny,
incorporándose torpemente con la ayuda de Harry
-Los
dos deben de estar sumamente cansados, es comprensible- comento Andrómeda.
Siempre quise estudiar en Hogwarts, desde que
vino Bill, y ahora tendré que irme y... ¿qué pensarán mis padres?
-Claro
que no te expulsaran querida- dijo Arthur- tu no hiciste nada, no hay razón
para que te echen del colegio.
-Además
nosotros siempre te vamos a querer y comprender querida, eso nunca lo debes
dudar- agrego con ternura Molly.
Fawkes los estaba esperando, revoloteando en
la entrada de la cámara. Harry apremió a Ginny. Dejaron atrás el cuerpo
retorcido e inanimado del basilisco, y a través de la penumbra resonante
regresaron al túnel. Harry oyó cerrarse las puertas tras ellos con un suave
silbido.
-No te
llevaste el colmillo que usaste en el diario o algunos otros más- pregunto
Fabián.
-Hubiera
sido un buen trofeo- agrego Gideon- además cuantas veces puedes tener uno de
esos.
-Sin
duda seria fascinante poderse hacer con un colmillo de esos, además claro de
una muestra de su veneno- agrego Slughorn.
-Ya es
suficiente- los silencio McGonagall- dejen hablar tonterías y permitan que la
lectura continúe
Tras unos minutos de andar por el oscuro
túnel, a los oídos de Harry llegó un distante ruido de piedras.
— ¡Ron! —gritó Harry, apresurándose—. ¡Ginny
está bien! ¡La traigo conmigo!
-Por
fortuna- dijeron algunos de inmediato.
Oyó que Ron daba un grito ahogado de alegría,
y al doblar la última curva vieron su cara angustiada que asomaba por el
agujero que había logrado abrir en el montón de piedras.
— ¡Ginny! —Ron sacó un brazo por el agujero
para ayudarla a pasar—. ¡Estás viva! ¡No me lo puedo creer! ¿Qué ocurrió?
-Una
historia bastante larga como para contarla en ese momento- comento Ron- pero después
nos enteramos de lo ocurrido.
-O al
menos la mayor parte- agrego Hermione- los relatos de Harry no suelen ser muy
descriptivos.
Intentó abrazarla, pero Ginny se apartó,
sollozando.
-Lo
siento Ron, me sentía muy mal en ese momento- se defendió Ginny.
-Pero
no creo que se negara si Harry hubiera tratado de abrazarla- le comento por lo
bajo George a Fred que asintió en conformidad.
—Pero estás bien, Ginny —dijo Ron,
sonriéndole—. Todo ha pasado. ¿De dónde ha salido ese pájaro?
Fawkes había pasado por el agujero después de
Ginny.
—Es de Dumbledore —dijo Harry, encogiéndose
para pasar.
-Siempre
me he preguntado, lo que hace es como un tipo de aparición- hablo Harry.
-Es
algo similar, es otro de los poderes menos conocidos que tienen lo fénix- respondió
Dumbledore.
— ¿Y cómo has conseguido esa espada? —dijo
Ron, mirando con la boca abierta el arma que brillaba en la mano de Harry.
-La
saco del sobrero- comento Ted- un truco clásico de los muggles es sacar un
conejo pero creo que ese estuvo mejor.
-Ted
querido, eso no viene al caso- le reprendió con dulzura Andrómeda.
—Te lo explicaré cuando salgamos —dijo Harry,
mirando a Ginny de soslayo.
—Pero...
—Más tarde —insistió Harry. No creía que
fuera buena idea decirle en aquel momento quién había abierto la cámara, y
menos delante de Ginny—. ¿Dónde está Lockhart?
-Ha es
cierto, el tarado sin cerebro también fue ahí- comento con una exagerada expresión
de sorpresa Fabián.
-Sí, me
pregunto cómo estará después de auto atacarse a el mismo- agregó Gideon.
-Ya lo
verán, fue bastante fuerte- comentó Neville, él ya se había topado con él en
San Mungo, y podía afirmar que su caso tardaría muchos años para que se
solucionara.
—Volvió atrás —dijo Ron, sonriendo y
señalando con la cabeza hacia el principio del túnel—. No está bien. Ya veréis.
Guiados por Fawkes, cuyas alas rojas emitían
en la oscuridad reflejos dorados, desanduvieron el camino hasta la tubería.
Gilderoy Lockhart estaba allí sentado, tarareando plácidamente.
-Valla,
ya actúa conforme lo que tiene en la cabeza- ironizo Sirius recibiendo un golpe
amistoso de parte de Marlene.
-Se lo
merece después de querer atacar a mi hijo y a su amigo- espeto James con decisión.
—Ha perdido la memoria —dijo Ron—. El embrujo
desmemorizante le salió por la culata. Le dio a él. No tiene ni idea de quién
es, ni de dónde está, ni de quiénes somos. Le dije que se quedara aquí y nos
esperara. Es un peligro para sí mismo.
-Cayó
bajo su misma espada- comento Lily.
-Es un
castigo bastante irónico si lo piensan- agrego Alice- ahora estará igual que
las personas a las que le robo sus logros.
Lockhart los miró a todos afablemente.
—Hola —dijo—. Qué sitio tan curioso, ¿verdad?
¿Vivís aquí?
Hubo
varas risas por el comentario del desmemoriado hombre, hasta cierto punto, a
algunos les cayo mejor en ese estado.
—No —respondió Ron, mirando a Harry y
arqueando las cejas.
Harry se inclinó y miró la larga y oscura
tubería.
— ¿Has pensado cómo vamos a subir? —preguntó
a Ron.
-Es una
buena pregunta- aseguro Arthur- la verdad es que aún no me imagino como podrán
salir de ahí.
-Podrían
buscar otra ruta-propuso Frank- relativamente ya no hay peligro en ese lugar
podrían explorar sin problemas.
-Sería
una opción, pero no fue la única- comentó Alastor que había leído para sí el
siguiente párrafo- escuchen.
Ron negó con la cabeza, pero Fawkes ya había
pasado delante de Harry y se hallaba revoloteando delante de él. Los ojos
redondos del ave brillaban en la oscuridad mientras agitaba sus alas doradas.
Harry lo miró, dubitativo.
—Parece como si quisiera que te cogieras a
él... —dijo Ron, perplejo—. Pero pesas demasiado para que un pájaro te suba.
—Fawkes —aclaró Harry— no es un pájaro
normal.
-Por
fortuna no lo es- aseguro James- esa ave le salvo la vida a mi hijo en más de
una ocasión- agrego volteando a ver al fénix.
-Por eso digo, deberíamos de hacer algo por
él- agrego Sirius.
-Si
continuas queriendo erigir una estatua lo aras solo canuto- le aseguro Remus
con sorna.
—Se volvió inmediatamente a los otros—. Vamos
a darnos la mano. Ginny, coge la de Ron. Profesor Lockhart...
—Se refiere a usted —aclaró Ron a Lockhart.
—Coja la otra mano de Ginny.
-Wau,
pudo con Harry, Ginny, Ron y hasta con ochenta o noventa kilos de peso muerto-
bromeo Gideon.
Harry se metió la espada y el Sombrero
Seleccionador en el cinto. Ron se agarró a los bajos de la túnica de Harry, y
Harry, a las plumas de la cola de Fawkes, que resultaban curiosamente cálidas
al tacto.
-Es una
criatura de fuego, es mucho más común de lo que piensan- comentó Charlie- con
los dragones es igual, su tempera corporal es ligeramente más alta que en
cualquier otro tipo de animal.
Una extraordinaria luminosidad pareció
extenderse por todo el cuerpo del ave, y en un segundo se encontraron subiendo
por la tubería a toda velocidad. Harry podía oír a Lockhart que decía:
— ¡Asombroso, asombroso! ¡Parece cosa de
magia!
Se escucharon
otro par de risas en ese momento, y se fueron apagando mientras Alastor leía
como regresaron a los aseos y el lavabo volvía a su lugar cerrando la cámara.
Myrtle los miraba con ojos desorbitados.
—Estás vivo —dijo a Harry sin comprender.
—Pareces muy decepcionada —respondió serio,
limpiándose las motas de sangre y de barro que tenía en las gafas.
-Pues
gracias a Merlín así fue- comento Molly con severidad.
-No
creo que esperara que muriera o si- indago Alice sin comprender lo que fantasma
pensaba.
—No, es que... había estado pensando. Si
hubieras muerto, aquí serías bienvenido. Te dejaría compartir mi retrete —le
dijo Myrtle, ruborizándose de color plata.
-Hay
ahijado, tan joven y ya tienes dos admiradoras- le dijo como si lo admirada-
aunque claro, solo con una puedes juguetear por ahí.
-¡Sirius!-
le reclamaron Harry, Lily y los Weasley.
-No me
refiero a esas cosas pervertidos- se defendió- al menos no hasta que crezcan un
poco más.
-¡¡Ya
basta Sirius!!- le paro de inmediato Harry, ya tenía un conflicto con los hermanos
de su novia por lo de la noche anterior, y no hacía falta que el animago
atizara el fuego.
— ¡Uf! —Dijo Ron, cuando salieron de los
aseos al corredor oscuro y desierto—. ¡Harry, creo que le gustas a Myrtle!
¡Ginny, tienes una rival!
-Si
como no- atajo molesta Ginny
Pero por el rostro de Ginny seguían
resbalando unas lágrimas silenciosas.
-Si no
fuera por lo que paso, Ginny te pondría morado pro el comentario- comento Fred.
-Además
para que sea un verdadero desafío debería de estar viva- agrego Gideon.
— ¿Adónde vamos? —preguntó Ron, mirando a
Ginny con impaciencia. Harry señaló hacia delante.
Fawkes iluminaba el camino por el corredor,
con su destello de oro. Lo siguieron a grandes zancadas, y en un instante se
hallaron ante el despacho de la profesora McGonagall.
-Por
supuesto- se exaspero Lily- ahora si, después de que casi mueres vas a hablar
con la profesora McGonagall- dijo- eso lo debiste de hacer desde el principio.
-Lo
siento mamá- se disculpó el chico- pero estábamos desesperados, y no podíamos
perder más tiempo para ir a rescatar a Ginny.- ante eso su madre lo vio con severidad.
-Aun así
puedo castigarte por eso- le aseguro. La verdad es que no sabía cómo discutirle
ese argumento.
Harry llamó y abrió la puerta.
-Bien,
por fin es el final del capítulo- hablo el consumado auror dejando el libro
sobre la mesa- no me molesta averiguar cosas de mi enemigo, pero me fastidian
las constantes interrupciones.
-Tranquilízate
Alastor- le solicito Dumbledore- todo indica que el misterio se resolvió por
fin, aun así, queda un capítulo más para terminar el libro, después de eso
podremos tomar un largo descanso para comer, relajarnos y más que nada, esperar
la llegada de nuestros nuevo invitados. Por tal motivo, a quien le gustaría
leer.
Aaaaaaah! SOLO UN CAPITULO! Que descanso ni que descanso, quiero el tercer libro ya jajajaj =D Me alegra muchísimo que hayas actualizado a pesar de los inconvenientes con potterfics, gracias a merlín te anticipaste....
ResponderEliminarEspero la proxima semana, Besos ☺ ♥
Si, un capítulo más y podremos iniciar con el tercero.
EliminarClaro que seguiré actualizando, me dije que no dejaría esta historia a medias, porque la verdad ya muchos me han hecho eso. por esa razón hice el blog, para no detenme.
Hasta la próxima.
Gracias al cielo que fuiste precavida! Cuando vi que la historia no estaba entre mis favoritos casi me da un infarto, enserio! Me alegra que lo tengas aquí...
ResponderEliminarNo puedo esperar para el tercer libro (y el quinto también jeje) quiero ver las reacciones de todos al leer, especialmente a los merodeadores y marlene...
Nos vemos en el próximo!
Cuidare!!
Mariella
Pues si, como ya sabía que eso le había pasado a muchas historias así, decidí hacer el blog y no tener que subir todo lo que ya tenía de golpe, así podría continuar la historia.
EliminarSí, yo también estoy ansioso por que llegue el tercero, en este libro la relación de Sirius y Marlene dará un gran avance.
Hasta pronto.
"Nuestros invitados". Te juro que acabo se sentir un escalofrío y mi corazón se ha acelerado. Los deseo *introducir voz de Golum*.
ResponderEliminarOtra capítulo magnífico, y me alegro enormemente de que sigas publicando aquí diligentemente. Amo el último capítulo. Y el tercer libro. Y a la tercera generación. Y el cuarto libro. Y a ... bueno, creo que ha quedado claro XD
Hasta la próxima semana :)
Si, los que tanto querían por fin van a llegar, y también por fin comenzaremos el tercer libro.
EliminarPor eso cree el blog, para no tener que detenerme.
Si creo que quedo claro que te gusta mucho jeje.
Hasta pronto.
¡Al fin tiempo para leer! Me ha encantado el capítulo, como siempre. Siento que no me alcanza solo tener una actualización semanal, como ya te dije anteriormente, creo que me he vuelto dependiente del fic u.u. ¡Suerte llevándolo adelante luego de todo esto!
ResponderEliminarPues sí, actualizaría más seguido pero por ahora no tengo tanto tiempo libre.
EliminarAun así me alegra que sigas la historia, y espero no detenerme hasta terminar los siete libros.
Hasta pronto.
Te esperare, aunque tenga 20 años cuando termines, ^^.
EliminarComprendo lo de no tener tiempo, yo tampoco puedo escribir mucho y con lo que me cuesta mi fic aprecio mucho mas todo lo que hacen los autores por entregarnos un capítulo.
DIOOOOOOOOOOOOOOOOS por fin hemos llegado al final del segundo libro ya comienza mi libro favorito me encanta la idea que el fic tiene hasta ahora ,ya no puedo esperar para leer las reacciones de lily y james sobre los acontecimientos, ademas de tener con nosotros a un lobo, un perro y un ciervo
ResponderEliminarPues ya casi llega, aún falta un capítulo del segundo libro, pero después comenzaremos con el tercero y se descubrirá el mayor secreto y orgullo de los merodeadores. Espero que te siga agradando.
Eliminarhasta pronto.