martes, 14 de octubre de 2014

Capítulo 37.- El heredero de Slytherin

Hola a todos, como algunos sabrán esta historia la publicaba en potterfics, pero por ciertos motivos fue eliminada, mi caso no es el primero que ocurre (pero ojala fuera el ultimo), por lo que anticipándome a eso creer este blog y lo he llevado conjuntamente, así que gracias a aquellos que me sigan hasta aquí, pues la historia continua.


Alastor abrió el libro y se preparó para comenzar a leer pero entonces.

-¡Hey, ¿que se supone que está haciendo he?!- hablo Fred  llamando la atención de todos.

-¡Sí, ¿por qué a él le tocan los capítulos interesantes?!- agregó George.

-Porque yo lo digo, ¡y si no están de acuerdo se las pueden arreglar con mi varita!- rebatió el auror con mal humor mirándolos de forma desafiante.

-Bueno, si lo pone de esa manera- comenzó Fred.

-Que empiece a leer que se hace tarde- término George.

-Par de brutos- increpo ojo loco posando la vista en el libro- el título es “El heredero de Slytherin”- varios murmullos se dejaron escuchar, al parecer ahí por fin se revelarían muchas cosas.

Se hallaba en el extremo de una sala muy grande, apenas iluminada. Altísimas columnas de piedra talladas con serpientes enlazadas se elevaban para sostener un techo que se perdía en la oscuridad, proyectando largas sombras negras sobre la extraña penumbra verdosa que reinaba en la estancia.

-Decorado con serpientes, en verdad parece que no pensaba en otra cosa- aventuro Sirius.

-Es su emblema ¿qué esperabas?- atajo Marlene que aún se encontraba en sus brazos- y por favor no interrumpas por cosas tan banales-

Con el corazón latiéndole muy rápido, Harry escuchó aquel silencio de ultratumba. ¿Estaría el basilisco acechando en algún rincón oscuro, detrás de una columna? ¿Y dónde estaría Ginny?

La señora Wesley apretó a su hija en sus brazos, no podía creer la peligrosa situación en que había caído la pobre a tan corta edad, y más aun sabiendo que otro de sus hijos y ese joven solo un año mayor que ella era la única esperanza para que saliera con vida.

Sacó su varita y avanzó por entre las columnas decoradas con serpientes. Sus pasos resonaban en los muros sombríos. Iba con los ojos entornados, dispuesto a cerrarlos completamente al menor indicio de movimiento.

-Ten cuidado hijo, debes salir esta con bien- dijo James preocupado como si estuviera ocurriendo en ese momento.

-¿Cómo es posible que la vida de un niño sea así de dura?- exclamo Lily molesta y desesperada por lo que leían.

Le parecía que las serpientes de piedra lo vigilaban desde las cuencas vacías de sus ojos. Más de una vez, el corazón le dio un vuelco al creer que alguna se movía.

-Solo son distractores- atajo Dora- con esa tención sería muy fácil estar viendo cosas, debes mantenerte concentrado.

-Ella tiene razón Harry- le concedió Remus- no olvides la razón por la estás ahí-agrego el castaño

Al llegar al último par de columnas, vio una estatua, tan alta como la misma cámara, que surgía imponente, adosada al muro del fondo.

-Slytherin- dijeron varios estudiantes suponiendo que esa estatua era la imagen del cuarto fundador del castillo.

-Por favor dime que su rostro era horrible- le pidió Sirius.

-¡Silencio Black!- le espeto Alastor- si tanto quieres liberar tención con tus estúpidos comentarios hazlo con esa chica en tus brazos- agrego el auror avergonzando un poco a la chica antes de retomar la lectura. Describiendo la sobria estatua desde el rostro hasta los pies.

Y entre los pies, boca abajo, vio una pequeña figura con túnica negra y el cabello de un rojo encendido.

-¡Ginny!- grito la señora Weasley de inmediato.

— ¡Ginny! —Susurró Harry, corriendo hacia ella e hincándose de rodillas—. ¡Ginny! ¡No estés muerta! ¡Por favor, no estés muerta!

-Por favor- repitió también Molly mientras Arthur trataba de consolarla sin mucho éxito, más que nada porque el mismo estaba al borde del colapso al imaginarse el pequeño cuerpo de su hija tirado en ese lugar.

Dejó la varita a un lado, cogió a Ginny por los hombros y le dio la vuelta.

-¡¡Nunca sueltes la varita de esa forma chico!!- le reclamo Alastor-aún están en un gran peligro y no debes confiarte.

-Él tiene razón Harry- le concedió la razón Lily, si no podía evitar que estuviera ahí por lo menos le gustaría que tuviera algún tipo de protección.

-Lo sé, no debe dejarla de esa forma- afirmo el chico, la verdad no podía decir nada para defenderse en ese momento.

Tenía la cara tan blanca y fría como el mármol, aunque los ojos estaban cerrados, así que no estaba petrificada. Pero entonces tenía que estar...—. Ginny, por favor, despierta —susurró Harry sin esperanza, agitándola. La cabeza de Ginny se movió, inanimada, de un lado a otro.

-Hay por Merlín- se lamentó Molly.

-Tranquila mamá, aquí estoy- le dijo con la esperanza de tener ahí viva y bien aligerara un poco la tensión.

-Lo se cariño- le dijo su madre- pero no soporta la idea de lo cerca que estuviste de…- con un beso en la mejilla de la pelirroja menor la señora Wesley saco fuerzas para continuar leyendo.

—No despertará —dijo una voz suave.

Harry se enderezó de un salto.

-Hay alguien más- dieron varios.

-Ese debe ser el heredero de Slytherin- aseguro Ted sacando conclusiones.

Un muchacho alto, de pelo negro, estaba apoyado contra la columna más cercana, mirándole. Tenía los contornos borrosos, como Harry si lo estuviera mirando a través de un cristal empañado. Pero no había dudas sobre quién era.

—Tom... ¿Tom Ryddle?

-¡¿Qué?!- se extrañaron.

-Eso es imposible, ¿cómo demonios pudo llegar a ese lugar?- atajo Alice.

-A mí me resulta más extraña la descripción que está dando- agrego Frank- ese estado no es para nada normal.

Ryddle asintió con la cabeza, sin apartar los ojos del rostro de Harry.

— ¿Qué quieres decir? ¿Por qué no despertará? —Dijo Harry desesperado—. ¿Ella no está... no está...?

—Todavía está viva —contestó Ryddle—, pero por muy poco tiempo.

-Eso no es bueno- atajo Remus- como diablos puede saber lo que pasa, a este paso lo único lógico es…

-Que sea él- termino en lugar Dora- que él sea el heredero de Slytherin- dicha exclamación dejo impresionados a más de uno.

Harry lo miró detenidamente. Tom Ryddle había estudiado en Hogwarts hacía cincuenta años, y sin embargo allí, bajo aquella luz rara, neblinosa y brillante, aparentaba tener dieciséis años, ni un día más.

-Imposible, es simplemente imposible que no haya envejecido ni un solo día- aseguro Ted.

-No de forma natural- agrego Andrómeda- hay un tipo de magia ahí, algo muy obscuro me atrevería decir- aseguro recodando a sus menos confiables parientes Black.

— ¿Eres un fantasma? —preguntó Harry dubitativo.

—Soy un recuerdo —respondió Ryddle tranquilamente— guardado en un diario durante cincuenta años.

Esa declaración les resulto muy curiosa a Severus, Sirius, pero sobre todo a Dumbledore, ese sin duda sería un dato muy importante, y no dudaba que su yo del futuro le parecía algo igual de intrigante, aun no alcanzaba a comprender qué tipo de magia era la que había usado Ryddle, pero sería algo muy importante el averiguarlos.

Por otro lado Slughorn recordó aquella platica que había tenido con ese joven, es que acaso ese chico tan dedicado había cometido semejante crimen consigo mismo, aun no lo podía creer del todo.

Ryddle señaló hacia los gigantescos dedos de los pies de la estatua. Allí se encontraba, abierto, el pequeño diario negro que Harry había hallado en los aseos de Myrtle la Llorona.

-Esperen un segundo, acaso quiere decir que ese recuerdo y el diario, ¿están conectados?- hablo Fabián sin entender.

-Tal parece que si- atajo Gideon- lo que quisiera saber es que ase ese maldito libro ahí.

Durante un segundo, Harry se preguntó cómo habría llegado hasta allí. Pero tenía asuntos más importantes en los que pensar.

-No lo es, pero tengo el presentimiento de que si será algo importante- argumento James inquieto por lo que podría pasar ahora.

—Tienes que ayudarme, Tom —dijo Harry, volviendo a levantar la cabeza de Ginny—. Tenemos que sacarla de aquí. Hay un basilisco... No sé dónde está, pero podría llegar en cualquier momento. Por favor, ayúdame...

-Hay ahijado, en verdad que tu ceguera no es solo visual- comento Sirius- la verdad te pasas de inocente.

-¡Es solo un niño animal!- atajo Lily en su defensa.

-Pero pelirroja, debes aceptar que cualquiera se daría cuenta que algo andaba mal- se defendió el animago.

Ryddle no se movió. Harry, sudando, logró levantar a medias a Ginny del suelo, y se inclinó a recoger su varita.

Pero la varita ya no estaba.

Alastor bufo en evidente molestia, le restaba demasiado increíble que en ese chico actuara con más astucia que un mago adulto, pero en otras volvía a ser un niño, si bien eso no era malo la mayoría del tiempo, en ese momento que el riesgo era mayor, clara ente ese era el peor lugar donde podría actuar con ingenuidad.

— ¿Has visto...?

Levantó los ojos. Ryddle seguía mirándolo... y jugueteaba con la varita de Harry entre los dedos.

-Entonces no se trata de un simple recuerdo, tiene una forma corpórea- aventuro Remus al escuchar esa parte.

-Esto cada vez se pone más extraño- aseguro Dora que no comprendía nada.

—Gracias —dijo Harry, tendiendo la mano para que el muchacho se la devolviera.

Una sonrisa curvó las comisuras de la boca de Ryddle. Siguió mirando a Harry, jugando indolente con la varita.

-Hay ahijado, como es que aún no comprendes que “ese” es el enemigo- dijo con desesperación Sirius.

-Ya tranquilo, Sirius- le hablo Marlene-

—Escucha —dijo Harry con impaciencia. Las rodillas se le doblaban bajo el peso muerto de Ginny—. ¡Tenemos que huir! Si aparece el basilisco...

—No vendrá si no es llamado —dijo Ryddle con toda tranquilidad.

-¿Qué? pero entonces, eso quiere decir que si es él- atajo Frank- ese es el maldito heredero de Slytherin.

-Y el cachorro ni cuenta se da- atajo Sirius nuevamente.

Harry volvió a posar a Ginny en el suelo, incapaz de sostenerla.

— ¿Qué quieres decir? —preguntó—. Mira, dame la varita, podría necesitarla.

-Sin duda la vas a necesitar chico, por esa razón no te la regresara- increpo Alastor- fue muy tope de tu parte dejar la varita así como así.

-Sí, lo sé- atajo el joven- pero en ese momento estaba más preocupado de por Ginny y no pensé bien las cosas- se defendió comenzando a molestarse por esos comentarios, de cierto punto de vista parecía que esperaban mucho de él.

La sonrisa de Ryddle se hizo más evidente.

A nadie le agrado la reacción de ese extraño recuerdo, eso no sería nada bueno para el joven Potter.

—No la necesitarás —repuso.

Harry lo miró.

— ¿A qué te refieres, yo no...?

—He esperado este momento durante mucho tiempo, Harry Potter —dijo Ryddle—. Quería verte. Y hablarte.

-Pero que, ¿qué maldito interés puede tener en nuestro Harry?- increpo James- él es algo del pasado no tiene nada que ver con nuestro hijo- aseguro.

Por su parte Harry penaba que eso último que había dicho su padre no era cierto, la verdad es que ellos tuvieron muchas cosas que ver a los largo de su vida.

—Mira —dijo Harry, perdiendo la paciencia—, me parece que no lo has entendido: estamos en la Cámara de los Secretos. Ya tendremos tiempo de hablar luego.

-Yo creo que él ya sabe todo eso- atajo Gideon.

-El que aparentemente no sabe por dónde va la cosa es el azabache- agrego Fabián.

—Vamos a hablar ahora —dijo Ryddle, sin dejar de sonreír, y se guardó en el bolsillo la varita de Harry.

Harry lo miró. Allí sucedía algo muy raro.

-¡Hay por fin!- exclamo Sirius- en verdad ahijado, que en ocasiones te pasas de inocente ahijado.

-¡Era solo un crio Sirius!- le reclamo el joven Potter-  no puedes esperar que a esa edad supiera hacerlo todo- termino.

-Pero el tener a ese "joven" en enfrente, quien por cierto, debía ser un anciano de sesenta y tantos años, debía ser una pista de que algo andaba mal- le rebatió el animago.

-Ya Sirius- le silenciaron Lily y Marlene. Una defendiendo a su hijo y la otra tratando de evitar que el hombre se metiera en algún problema.

— ¿Cómo ha llegado Ginny a este estado? —preguntó, hablando despacio.

—Bueno, ésa es una cuestión interesante —dijo Ryddle, con agrado

Todos aguardaron expectantes la repuesta a esa pregunta.

Es una larga historia. Supongo que el verdadero motivo por el que Ginny está así es que le abrió el corazón y le reveló todos sus secretos a un extraño invisible.

— ¿De qué hablas? —dijo Harry.

—Del diario —respondió Ryddle

-¿Cómo?- dijeron extrañados algunos, entre ellos el señor Weasley.

Por su parte Dumbledore le presto más atención a la lectura, tal vez eso revelaría un poco más del extraño objeto que era ese diario.

De mi diario. La pequeña Ginny ha estado escribiendo en él durante muchos meses, contándome todas sus penas y congojas:

-Pero Ginny- exclamo Arthur- ¿acaso no se te ocurrió que eso debía de ser muy sospechoso?- la joven pelirroja simplemente negó con la cabeza apenada.

Que sus hermanos se burlaban de ella.

Los gemelos Weasley bajaron sus cabezas apenados mientras que Bill y Charlie los veían reprobatoriamente, la verdad era que en ocasiones sus bromas iban demasiado lejos.

Que tenía que venir al colegio con túnica y libros de segunda mano.

Ahora fue el turno de los señores Weasley de sentirse apenados por no poderles dar algo mejor a sus hijos.

-Descuiden, eso no importa- les aseguró Ginny por lo bajo suponiendo como debían sentirse.

Que... —A Ryddle le brillaron los ojos—... pensaba que el famoso, el bueno, el gran Harry Potter no llegaría nunca a quererla...

Harry se sintió mal al pensar que en un tiempo todo eso fue cierto, y sin poder evitarlo recordó todos esos momentos felices que pudo pasar en su ida con ella, pero que nunca llegaron por no haber notado a la pelirroja.

-Eso solo durara poco tiempo- aseguro James, el seguía insistiendo en que Ginny y Harry deberían terminar juntos.

Mientras hablaba, Ryddle mantenía los ojos fijos en Harry. Había en ellos una mirada casi ávida.

—Es una lata tener que oír las tonterías de una niña de once años —siguió

-Estúpido- increpo Ron apretando los puños e igual de molesto que el resto de su familia.

Pero me armé de paciencia. Le contesté por escrito. Fui comprensivo, fui bondadoso. Ginny, simplemente, me adoraba: Nadie me ha comprendido nunca como tú, Tom... Estoy tan contenta de poder confiar en este diario... Es como tener un amigo que se puede llevar en el bolsillo...

-¡Maldito infeliz!- volvió a increpar Ron- ¡quisiera tenerlo en frente para que…!

-Tranquilo Ron- le trato de apaciguar Hermione, la verdad ella también estaba molesta por las cosas que “ese” estaba diciendo, pero no valía a pena perder los estribos en ese momento.

Ryddle se rió con una risa potente y fría que parecía ajena. A Harry se le erizaron los pelos de la nuca.

Esa reacción parecía extraña, ya estaban casi seguros de que Ryddle se trataba del heredero de Slytherin, pero que tan siniestro y malvado podía ser para causarle esa reacción a Harry.

—Si es necesario que yo lo diga, Harry, la verdad es que siempre he fascinado a la gente que me ha convenido. Así que Ginny me abrió su alma, y era precisamente su alma lo que yo quería.

Dumbledore cada vez se sentía más molesto por la actitud de Tom y por lo que le hizo a la joven, pero leyendo entre líneas parecía que se revelaran varias cosas obscuras que estaban ocurriendo, volteando la vista a las mesas noto algo peculiar en el rostro de otro de sus compañeros, tal vez Severus estuviera buscando las mismas cosas que él y sacando sus propias conclusiones.

Me hice cada vez más fuerte alimentándome de sus temores y de sus profundos secretos. Me hice más poderoso, mucho más que la pequeña señorita Weasley.

Ron apretó sus puños con más fuerza, en ese momento el podía comprender con mucha precisión lo que le haba ocurrido a su hermanita, después de todo, fue exactamente eso lo que le estuvo pasando a él cuando llevo el maldito relicario.

Lo bastante poderoso para empezar a alimentar a la señorita Weasley con algunos de mis propios secretos, para empezar a darle un poco de mi alma...

— ¿Qué quieres decir? —preguntó Harry, con la boca completamente seca.

— ¿Todavía no lo adivinas, Harry Potter? —dijo sin inmutarse Ryddle

La pelirroja se tensó y se abrazó más a su madre, la señora Weasley se sorprendió de esa actitud, pero supuso que lo que seguía era algo que la afectaba bastante.

Ginny Weasley abrió la Cámara de los Secretos.

-¡¡ ¿Qué?!!- fue el grito colectivo.

Los señores Weasley vieron con preocupación a su cabizbaja hija, pero no fueron los únicos, caso todo el comedor poso sus ojos sobre ella, algunos con extrañeza, otros sin poder creerlo, u unos pocos más viéndola con acusación.

-No puede ser- dijo un joven de la mesa de Hufflepuff- ella, ella fue quien los ataco a todos- dijo medio en reproche.

-Una Gryffindor matando a sus compañeros-dijo un chico de Slytherin- hipócritas.

-¡Más te vale no decir nada mas!- increpo con molestia Harry al chico desconocido.

Ella retorció el pescuezo a los gallos del colegio y pintarrajeó pavorosos mensajes en las paredes. Ella echó la serpiente de Slytherin contra los cuatro sangre sucia y el gato del squib.

Todos los Slytherin resoplaron en ese momento, pero nadie se atrevió a decir nada por la previa amenaza del azabache.

—No —susurró Harry.

—Sí —dijo Ryddle con calma—. Por supuesto, al principio ella no sabía lo que hacía.

-No es que quisiera hacerlo- hablo Marlene- la estaba usando, controlándola de alguna forma.

Fue muy divertido.

Los allegados a la pelirroja volvieron a apretar los puños en signo de molestia.

Me gustaría que hubieras podido ver las anotaciones que escribía en el diario... Se volvieron mucho más interesantes... Querido Tom —recitó, contemplando la horrorizada cara de Harry—, creo que estoy perdiendo la memoria. He encontrado plumas de gallo en mi túnica y no sé por qué están ahí.

-Ni siquiera podía recordar lo que le obligaba a hacer- comento Alice- aunque tal vez, fue mejor que así haya sido.

Querido Tom, no recuerdo lo que hice la noche de Halloween, pero han atacado a un gato y yo tengo manchas de pintura en la túnica.

La pelirroja temblor levemente al revivir los recuerdos de aquel terrible año escolar.

Querido Tom, Percy me sigue diciendo que estoy pálida y que no parezco yo. Creo que sospecha de mí...

-Nunca tuve idea de lo que te pasaba- se lamentó el pelirrojo, la verdad es que había actuado con demasiada despreocupación por lo que pasaba su hermana.

-No fuiste el único Percy- le dijo Fred.

-Nosotros tampoco fuimos de mucha ayuda- agrego George igual de cabizbajos.

Hoy ha habido otro ataque y no sé dónde me encontraba en aquel momento. ¿Qué voy a hacer, Tom? Creo que me estoy volviendo loca. ¡Me parece que soy yo la que ataca a todo el mundo, Tom!

-Hay mi pobre niña- exclamo Molly lamentando nuevamente la suerte de su hija, porque tenía que estar pasando eso.

Harry tenía los puños apretados y se clavaba las uñas en las palmas.

Involuntariamente el Harry de ese tiempo estaba actuando exactamente igual, en especial porque ahora sabía que lo sentía no era una simple amistad, sino que era amor.

—Le llevó mucho tiempo a esa tonta de Ginny dejar de confiar en su diario          —explicó Ryddle—. Pero al final sospechó e intentó deshacerse de él.

-Los aseos- salto Dora sorprendiendo a algunos- por eso encontraron el diario en los aseos- todos concordaron que eso tenía sentido.

Y entonces apareciste tú, Harry. Tú lo encontraste, y nada podría haberme hecho tan feliz. De todos los que podrían haberlo cogido, fuiste tú, la persona a la que yo tenía más ganas de conocer...

-¿Y por qué diablos esta tan interesado en nuestro hijo?- increpo nuevamente James que no comprendía.

-No lo sé querido, pero no dudo que Harry se lo preguntara en cualquier momento, así que tranquilízate- le dijo Lily, en ese momento una leve sonrisa aprecio en Harry, por lo bien que su madre parecía conocerlos ya.

— ¿Y por qué querías conocerme? —preguntó Harry La ira lo embargaba y tenía que hacer un gran esfuerzo para mantener firme la voz.

Ahora había sido el turno de la pelirroja de sonreír, era una sonrisa de suficiencia.
—Bueno, verás, Ginny me lo contó todo sobre ti, Harry —dijo Ryddle—. Toda tú fascinante historia. —Sus ojos vagaron por la cicatriz en forma de rayo que Harry tenía en la frente, y su expresión se volvió más ávida

-Yo lo siento- dijo Ginny bastante audible dirigiéndose a Harry- yo te metí en todo eso- se disculpó.

-No es completamente cierto- atajo Remus- con o sin lo que hiciste, Harry y sus amigos se involucrarían en todo ese embrollo ellos solos.

-Gracias Remus- dijo Lily mirándolos con reprimida- pero tiene razón- agrego volteando a ver a su casi nuera y suavizando su tono de voz- tu no tuviste la culpa de nada querida- le aseguro ante el asentimiento de Harry.

Quería averiguar más sobre ti, hablar contigo, conocerte si era posible, así que decidí mostrarte mi famosa captura de ese zopenco, Hagrid, para ganarme tu confianza.

El semi gigante bufo molesto, ese maldito había arruinado su vida con eso.

—Hagrid es mi amigo —dijo Harry, con voz temblorosa—. Y tú lo acusaste, ¿no? Creí que habías cometido un error, pero...

Ryddle volvió a reírse con su risa sonora.

-Ese tipo me está poniendo muy intranquilo- le susurro Sirius a Marlene.

-Lo sé, yo estoy igual- le respondió la rubia del mismo modo- pero quién diablos es él en realidad- agrego.

—Era mi palabra contra la de Hagrid. Bueno, ya te puedes imaginar lo que pensaría el viejo Armando Dippet.

-Un claro error de parte de mi antecesor sin duda alguna- comento Albus. No le gustaba hablar mal de los que no están presentes, pero siempre estuvo en contra de la forma en que Dippet había actuado.

Por un lado, Tom Ryddle, pobre pero muy inteligente, sin padres pero muy valeroso, prefecto del colegio, estudiante modelo; por el otro lado, el grandón e idiota de Hagrid

-Él es el maldito idiota- increpo Sirius en defensa de su amigo- y sin duda siempre fue mejor individuo que él- agrego ante la afirmación de los presentes y la complacencia de Hagrid.

Que tenía problemas cada dos por tres, que intentaba criar cachorros de hombre lobo debajo de la cama, que se escapaba al bosque prohibido para luchar con los trols.

-No se duda de la nobleza de su corazón, pero esas acciones siempre le trajeron problemas- aseguro McGonagall viendo con represión al guardabosques.

Pero admito que incluso yo me sorprendí de lo bien que funcionó mi plan. Creía que alguien al fin comprendería que Hagrid no podía ser el heredero de Slytherin.

-Con lo deficiente que se ha estado volviendo el ministerio, es muy creíble que haya ocurrido- espeto Frank.
Me había llevado cinco años averiguarlo todo sobre la Cámara de los Secretos y descubrir la entrada oculta... ¡como si Hagrid tuviera la inteligencia o el poder necesarios!

-Obviamente- exclamo con evidente altanería Lucius, pero una mirada severa le dijo que debería de seguir manteniendo silencio. Aunque los jóvenes del futuro esperaban ver su reacción al descubrir eso de su señor.

»Sólo el profesor de Transformaciones, Dumbledore, creía en la inocencia de Hagrid.

Todas las miradas se posaron sobre el director, cabe señalar que muchas de esas miradas eran de gratitud.

Convenció a Dippet para que retuviera a Hagrid y le enseñara el oficio de guarda.

-Y nunca dejare de estar agradecido por eso- comento el semi gigante.

-Despreocúpate de eso viejo amigo- le respondió Albus.

Sí, creo que Dumbledore podría haberlo adivinado. A Dumbledore nunca le gusté tanto como a los otros profesores...

—Me apuesto algo a que Dumbledore descubrió tus intenciones —dijo Harry, rechinando los dientes.

-Oh no podría decir que lo descubrí- hablo el anciano director- no obstante siempre guarde mis reservas hacia cualquier cosa que involucrara a Tom Ryddle.

-¿Y por qué fue eso profesor?- le interrogo james curiosos.

-Por varias cosas realmente, y fue desde la primera vez que lo conocí- respondió- pero no creo que sea momento para halarlo.

-Además profesor- atajo Harry- su primer encuentro con él deberá aparecer en los libros- dijo recordando esas lecciones con él.

-Oh, ciertamente los libros están muy completos- dijo sin mucha importancia.

—Bueno, es verdad que él me vigiló mucho más después de la expulsión de Hagrid, me fastidió bastante —dijo Ryddle sin darle importancia—. Me di cuenta de que no sería prudente volver a abrir la cámara mientras siguiera estudiando en el colegio. Pero no iba a desperdiciar todos los años que había pasado buscándola.

-Es un egocéntrico, es obvio por la forma que habla de sus “supuesto” logro- aseguro Marlene.

Decidí dejar un diario, conservándome en sus páginas con mis dieciséis años de entonces, para que algún día, con un poco de suerte, sirviese de guía para que otro siguiera mis pasos y completara la noble tarea de Salazar Slytherin.

-Eso explica algunas cosas, pero ¿cómo diablos eso pudo caer en manos de Ginny?- atajo Dora preocupada.

-Ni idea, hay algo que aun ni hemos visto en la historia- agrego Remus.

-Yo creo suponer que fue lo que paso- comento Draco viendo de reojo a su padre, pero en ese momento nadie lo noto.

—Bueno, pues no la has completado —dijo Harry en tono triunfante—. Nadie ha muerto esta vez, ni siquiera el gato.

-En eso tiene razón- le concedió Sirius- por fortuna no les ocurrió nada que pudiera ser irreversible.

Dentro de unas pocas horas la pócima de mandrágora estará lista y todos los petrificados volverán a la normalidad.

— ¿No te he dicho todavía —dijo Ryddle con suavidad—que ya no me preocupa matar a los sangre sucia? Desde hace meses mi nuevo objetivo has sido... tú. —Harry lo miró

-Hay con un demonio- increpo James exasperado, y es que al inicio no pareció importante, pero ahora más de uno le había parecido extraño ese interés que tenía sobre el joven Potter.

Imagina mi disgusto cuando alguien volvió a abrir mi diario, y ya no eras tú quien me escribía, sino Ginny. Ella te vio con el diario y se puso muy nerviosa. ¿Y si averiguabas cómo funcionaba, y el diario te contaba todos sus secretos? ¿Y si, lo que aún era peor, te decía quién había retorcido el pescuezo a los pollos? Así que esa mocosa esperó a que tu dormitorio quedara vacío y te lo robó.

-Entonces fue ella- comento Dora- pero lo robo por el miedo a lo que podría pasarle a ella.

-Y me imagino que también estaba preocupada por lo que Harry pudiera pensar de ella- agrego Remus. Algo que la pelirroja no podía negar, la verdad era que si le preocupaba mucho que Harry la juzgara mal por esas acciones.

-Ahora que lo pienso, cuando le entregaron el poema al cachorro la mini pelirroja se puso muy nerviosa cuando vio el diario- agrego Sirius.

-Es verdad cauto, pero nosotros pensamos que era por lo del poema- le concedió la razón James recordando esa parte- quien diría que era por esa razón.

Pero yo ya sabía lo que tenía que hacer. Era evidente que tú ibas detrás del heredero de Slytherin. Por todo lo que Ginny me había dicho sobre ti, yo sabía que irías al fin del mundo para resolver el misterio...

Lily resoplo en son de molestia porque era verdad, y lo que más le pesaba era tener que aceptar que esa actitud no era solamente culpa de la herencia de su padre, si bien James era muy curioso, esa terquedad de buscar respuestas ante algo también era parte de ella.

Y más si atacaban a uno de tus mejores amigos.

-Pero eso, no puede ser- hablo Alice- entonces con eso quiere decir que el ataque a Hermione no fue al azar.

-Es probable- atajo Luna- pero tampoco debemos de olvidar del secuestro de Ginny, es obvio que eso también le afecto mucho.

Y Ginny me había dicho que todo el colegio era un hervidero de rumores porque te habían oído hablar pársel...

»Así que hice que Ginny escribiera en la pared su propia despedida y bajara a esperarte. Luchó y gritó y se puso muy pesada.

-Y no sirvió de nada- se lamentó la joven, soltando unas pocas lagrima.

-Hay mi niña- dijo Molly- solo eras una niña, eso no era justo para ti- le rato de consolar.

-Hiciste lo que pudiste para defenderte- le aseguro Harry- tú eras la victima tanto como los demás.

Pero ya casi no le quedaba vida: había puesto demasiado en el diario, en mí. Lo suficiente para que yo pudiera salir al fin de las páginas. He estado esperándote desde que llegamos. Sabía que vendrías.

-Es un ser depreciable- atajo Arthur.

-Aun así hay que admitir que es listo- hablo Ted- eso lo vuelve peor, más peligroso.

Tengo muchas preguntas que hacerte, Harry Potter.

— ¿Cómo cuál? —soltó Harry, con los puños aún apretados.

-Harry está a punto de estallar- comento Remus. Lo poda asegurar tanto por las evidencias de los libros leídos hasta ahora y la forma de ser de sus dos padres.

—Bueno —dijo Ryddle, sonriendo—, ¿cómo es que un bebé sin un talento mágico extraordinario derrota al mago más grande de todos los tiempos? ¿Cómo escapaste sin más daño que una cicatriz, mientras que lord Voldemort perdió sus poderes?

Algunos sintieron escalofríos por la mención de ese nombre.

En aquel momento apareció un extraño brillo rojo en su mirada.

-¡Voldemort!- repitió Lily sin creerlo provocando renovados escalofríos en algunos de sus compañeros- que tiene que ver ese maniático con él- exclamo.

-No lo sé querida, pero no será bueno- hablo James.

— ¿Por qué te preocupa cómo me libré? —dijo Harry despacio—. Voldemort fue posterior a ti.

—Voldemort —dijo Ryddle imperturbable— es mi pasado, mi presente y mi futuro, Harry Potter...

Solamente Dumbledore y aquellos que conocían su verdadera identidad entendieron a qué se refería Ryddle, pero los demás aguardaron la explicación de dicha frase.

Sacó del bolsillo la varita de Harry y escribió en el aire con ella tres resplandecientes palabras:

TOM SORVOLO RYDDLE

Luego volvió a agitar la varita, y las letras cambiaron de lugar:

SOY LORD VOLDEMORT

De inmediato una gran cantidad de reacciones de sorpresa y susto se dejaron sentir en todo el comedor.

-Él, él es Voldemort- dijo Frank impactado.

-Muy interesante- argumento Alastor.

-Eso explica que sea tan maldito- espeto Sirius apretando los puños.

-Otra vez él, ¿es que tuviste que enfrentarlo cada año?- exclamo Lily molesta.

-No, en tercer año no tuvimos noticias de él- respondió Harry relajando levemente a Lily Molly y algunos más.

-Pero aun así no fue año tranquilo.- agrego Ron sin darle mucha importancia, pero esa poca relajación que habían tenido las pelirrojas había desaparecido.

-Gracias Ron, ese comentario fue muy útil- ironizo el azabache notando el aspecto de su madre.

— ¿Ves? —susurró—. Es un nombre que yo ya usaba en Hogwarts, aunque sólo entre mis amigos más íntimos, claro.

-Él, amigos, si como no- ironizo Fabián.

-Dudo que alguna vez los tuviera- apoyo Gideon.

¿Crees que iba a usar siempre mi sucio nombre muggle?

-¡¡Ja!!- grito Sirius- en su maldita cara idiotas hijos de…

-¡Sirius!-le interrumpió Marlene- a que viene eso.

-¿Qué no vez?- dijo con una media sonrisa siniestra- ese idiota es mitad muggle, y son aún más idiotas esos que lo siguen pensando que es un sangre limpia.

Cuando el oji gris resalto ese punto las miradas se posaron sobre los Slytherin, especialmente la de Lucius y Regulus, una expresión sombría de sopesa se había instaurado en sus rostros, el rubio abría y cerraba la boca como queriendo decir algo y el hermano de Sirius simplemente no lo podía creer, el cómo su madre simpatizaba con su filosofía pero el hecho de que el fuera un mestizo cambiaba muchas cosas, y tanto el como otros de sus compañeros de casa se sintieron insultados, ofendidos e incluso traicionados por Voldemort.

-Pero… ¿cómo…? ¿Cómo es posible…?- balbuceaba el rubio en voz baja con la mirada perdida.

-Ya no estás tan alegre por tu maestro verdad serpiente rastrera- le increpó Sirius viendo a Lucius que no tenía como defenderse en ese momento y solo podía ver con recelo a su atacante.

¿Yo, que soy descendiente del mismísimo Salazar Slytherin, por parte de madre? ¿Conservar yo el nombre de un vulgar muggle que me abandonó antes de que yo naciera, sólo porque se enteró de que su mujer era bruja?

La mayoría de los presentes nunca imagino que se enterarían de tantas cosas acerca del mago que tanto daño causo o estaba causando tantos problemas en el mundo mágico, por lo que estaban bastantes interesados en lo que oían.

No, Harry. Me di un nuevo nombre, un nombre que sabía que un día temerían pronunciar todos los magos, ¡cuando yo llegara a ser el hechicero más grande del mundo!

-Ese infeliz mal nacido- atajo James- me está molestando demasiado, me gustaría estar ahí y darle lo que se merece.

-No eres el único cornamenta- le aseguro Sirius, a el también le fastidiaba la actitud de Ryddle.

A Harry pareció bloqueársele el cerebro. Miraba como atontado a Ryddle, al huérfano que se convirtió en el asesino de sus padres, y de otra mucha gente...

Viéndolo desde ese punto de vista si parecía bastante increíble que ese joven se convirtiera en el sicópata que los atormentaba, pero especialmente ese comentario le afecto a James y a Lily que se sintieron molestos por su destinos y un poco tristes por su hijo.

Al final hizo un esfuerzo por hablar.

—No lo eres —dijo. Su voz aparentemente calmada estaba llena de odio.

-¡Eso es ahijado, plántale cara ese hijo de perra!- le animo Sirius de inmediato.

— ¿No soy qué? —preguntó Ryddle bruscamente.

—No eres el hechicero más grande del mundo —dijo Harry, con la respiración agitada— .Lamento decepcionarte pero el mejor mago del mundo es Albus Dumbledore.

-En serio me alaga joven Potter- hablo el director- aunque no sé qué tan cierto sean sus palabras.

-Usted siempre dices esas cosas profesor, parecería que no cree en su propia grandeza- comento James que siempre ele extraño esa actitud en su profesor.

-La vida me ha enseñado  muchas cosas señor Potter- le respondió- pero no es momento para eso, por favor Alastor- le solcito al auror que continuara leyendo. La verdad siempre que tocaban un tema similar o que se relacionaba con su pasado este parecía querer evitar dichas conversaciones.

Todos lo dicen. Ni siquiera cuando eras fuerte te atreviste a apoderarte de Hogwarts. Dumbledore te descubrió cuando estabas en el colegio y todavía le tienes miedo, te escondas donde te escondas.

-Eso de seguro no le agrado nada a ese maldito cara de serpiente- escupió Fred.

-Me hubiera gustado haber visto su rostro cuando le dijo eso- agrego George.

-Y de seguro a muchos les gustaría tener el valor y entereza que está mostrando Harry frente a él- comento Ted como quien no quiere la cosa, e inevitablemente muchos de los pasado se sintieron mal por eso, la verdad es que si estaba demostrando más valor que muchos de ellos.

De la cara de Ryddle había desaparecido la sonrisa, y había ocupado su lugar una mirada de desprecio absoluto.

— ¡A Dumbledore lo han echado del castillo gracias a mi simple recuerdo! —dijo Ryddle, irritado.

-Solo por poco tiempo, al final del año el regreso al colegio por reconocieron que era la mejor director- dijo Neville.

—No está tan lejos como crees —replicó Harry. Hablaba casi sin pensar, con la intención de asustar a Ryddle y deseando, más que creyendo, que lo que afirmaba fuese verdad.

-Esa clase de lealtad es difícil de conseguir para cualquiera- comento Remus.

-Pero podría ser cierto lo que dice, mientras alguien le sea fiel no se ira del todo del castillo- opino Dora

Ryddle abrió la boca, pero no dijo nada.

Llegaba música de algún lugar.

-¿Música?, ¿cómo que escuchaban música en ese lugar?- se extrañó Fabián.

-Están bajo tierra, ¿cómo podría oírse música?- agrego Gideon.

Ryddle se volvió para comprobar que en la cámara no había nadie más. Pero aquella música sonaba cada vez más y más fuerte. Era inquietante, estremecedora, sobrenatural.

Una sonrisa enigmática apareció en el rosto de Dumbledore, y de forma automática volteo la vista al fondo de la mesa donde estaba el grupo de Harry, pues era ahí donde Fawkes estaba posado desde que comenzaron la lectura esa mañana.

A Harry le puso los pelos de punta y le pareció que el corazón iba a salírsele del pecho. Luego, cuando la música alcanzó tal fuerza que Harry la sentía vibrar en su interior, surgieron llamas de la columna más cercana a él.

Algunos voltearon a ver el fénix en el momento que leyeron eso, fue justamente así como apareció en el gran comedor el día anterior.

Apareció de repente un pájaro carmesí del tamaño de un cisne, que entonaba hacia el techo abovedado su rara música. Tenía una cola dorada y brillante, tan larga como la de un pavo real, y brillantes garras doradas, con las que sujetaba un fardo de harapos.

-Es Fawkes- dijo de inmediato Dora- ¿pero cómo es posible?, ¿cómo es que llego a ese lugar?

-Son criaturas bastante misteriosas e inteligentes- hablo Remus- tal vez sintió que necesitaba ayuda o Dumbledore lo envió.

-Pero él no está en el colegio en ese momento ¿o si?- curioseo Sirius.

-Mejor que siga leyendo- atajo Marlene- además quiero saber que era lo que trae en las garras.

El pájaro se encaminó derecho a Harry, dejó caer el fardo a sus pies y se le posó en el hombro. Cuando plegó las grandes alas, Harry levantó la mirada y vio que tenía un pico dorado afilado y los ojos redondos y brillantes.

-Parece que te tiene aprecio joven Potter- comentó Fred- incluso cuando apareció aquí se fue contigo.

-Claro, después de ir a saludar a Dumbledore- agrego George- sería divertido tenerlo como mascota.

El pájaro dejó de cantar y acercó su cuerpo cálido a la mejilla de Harry, sin dejar de mirar fijamente a Ryddle.

-Que curioso, incluso el ave lo está desafiando- comento Luna- parece que si es bastante inteligente.

—Es un fénix —dijo Ryddle, devolviéndole una mirada perspicaz.

— ¿Fawkes? —musitó Harry, sintiendo la suave presión de las garras doradas.

—Y eso —dijo Ryddle, mirando el fardo que Fawkes había dejado caer—, eso no es más que el viejo Sombrero Seleccionador del colegio.

-Eso si es extraño- atajo Sirius- de que le puede servir el sombrero, una varita sería mucho más útil.

-Pero no creo que sea solo eso- intervino Marlene- digo, si es obra de Dumbledore debe de haber algo más en juego.

-Bueno, ciertamente es la forma en como el actúa- acepto James.

Así era. Remendado, deshilachado y sucio, el sombrero yacía inmóvil a los pies de Harry.

Ryddle volvió a reír. Rió tan fuerte que su risa se multiplicó en la oscura cámara, como si estuvieran riendo diez Ryddles al mismo tiempo.

-No te perturbes por eso Harry- le dijo Lily como si estuvieran en ese momento- mantén la calma, lo importante es tu y Ginny salgan de ahí.

-Ella tiene razón, debes estar alerta y buscar la forma de salir de esa- le apoyo James.

— ¡Eso es lo que Dumbledore envía a su defensor: un pájaro cantor y un sombrero viejo! ¿Te sientes más seguro, Harry Potter? ¿Te sientes a salvo?

Harry no respondió. No veía la utilidad de Fawkes ni del viejo sombrero, pero ya no se sentía solo, y aguardó con creciente valor a que Ryddle dejara de reír.

-Hay mi niño- exclamo la pelirroja por la mención de la soledad del chico.

-Para alguien joven con Harry, o alguien tan soberbio como lo es Tom Ryddle, es evidente que eso no pare grana cosa, pero en el mundo de la magia muchas cosas no son para nada lo que arecen- hablo el director Dumbledore.

—A lo que íbamos, Harry —dijo Ryddle, sonriendo todavía con ganas—. En dos ocasiones, en tu pasado, en mi futuro, nos hemos encontrado. Han sido dos ocasiones en que no he logrado matarte.

-Y esa fue una tercera- comentó Ron.

-Gracias a Merlín que así fue- seguro Ginny.

¿Cómo sobreviviste? Cuéntamelo todo. Cuanto más hables —añadió con voz suave—, más tardarás en morir.

-Pareciera que tiene miedo- comento Frank con un toque de alegría.

-Absurdo- increpo Lucius en su defensa, aunque aún no podía creer que fuera un media sangre.

-Mejor cierra la boca Malfoy, que ese idiota media sangre de tu maestro no pudo ganarle a un simpe niño- le acuso Sirius restregándole en cara el estatus de sangre que tanto le importaba.

Harry pensó deprisa, sopesando sus posibilidades. Ryddle tenía la varita; él tenía a Fawkes y el Sombrero Seleccionador, que no resultarían de gran utilidad en un duelo. No prometían mucho, la verdad.

-En un duelo tal vez no- hablo Andrómeda- pero Marlene tiene razón, por alguna razón están ahí y serán útiles de alguna forma.

Pero cuanto más tiempo permaneciera Ryddle allí, menos vida le quedaría a Ginny... Harry percibió algo de pronto: en el tiempo que llevaban en la cámara, los contornos de la imagen de Ryddle se habían vuelto más claros, más corpóreos.

-Eso es malo- dijo para sorpresa de todos Severus- él se está recuperando mientras la chiquilla esa está muriendo.

-Que comentario tan considerado de tu parte- dijo con sarcasmo James.

Aun cuando fuera cierto, no era correcto decirlo de esa forma tan fría, en especial en frente de la madre de la chica que está presente.

Si Ryddle y él tenían que luchar, mejor que fuera pronto.

Lily retorció sus manos preocupadas, no quisiera que ocurriera, pero no se podría evitar, y tenía razón en que debía de ser lo más rápido pasible.

—Nadie sabe por qué perdiste tus poderes al atacarme —dijo bruscamente  Harry—. Yo tampoco. Pero sé por qué no pudiste matarme: porque mi madre murió para salvarme. Mi vulgar madre de origen muggle —añadió, temblando de rabia—; ella evitó que me mataras.

-Hay Harry- exclamo la chica con algunas lágrimas.

-Eres la mejor querida- le dijo James con evidente orgullo por ella.

-Sin duda lo eres mamá- agrego Harry con gratitud buscando que se sintiera mejor.

Y yo te he visto de verdad, te vi el año pasado. Eres una ruina. Apenas estás vivo. A esto te ha llevado todo tu poder. Te ocultas. ¡Eres horrible, inmundo!

-Me agrada la forma en que lo desafías chico- comento Alastor con lo que se podría interpretar como una sonrisa.

-Inmundo, debo admitir que supiste como insultarlo- comento como quien no quiere la cosa Draco.

-Draco, que forma es esa de referirte al señor tenebroso- le reclamo Lucius viéndolo con sorpresa.

-La única que se merece- le increpo Astoria antes de abrazar al joven rubio.

-Aun no puedo creer que ese chico sea el mismo que el del libro- le susurro Sirius a Marlene.

-Lo sé, para mi también es extraño- le confirmo la rubia.

Ryddle tenía el rostro contorsionado. Forzó una horrible sonrisa.

-Parece que no le agrado la respuesta- comento Ted.

—O sea que tu madre murió para salvarte. Sí, ése es un potente contrahechizo. Tenía curiosidad, ¿sabes? Porque existe una extraña afinidad entre nosotros, Harry Potter.

-Mi hijo no tiene  nada que ver contigo maldito desgraciado- increpo de inmediato James, esa afirmación en verdad lo disgusto.

Incluso tú lo habrás notado. Los dos somos de sangre mezclada, los dos huérfanos, los dos criados por muggles. Tal vez somos los dos únicos hablantes de pársel que ha habido en Hogwarts después de Slytherin. Incluso nos parecemos físicamente...

Ha Harry nunca le gusto que eso fuera cierto, pero debía admitir que fue en parte por esas afinidades que ese maldito lo escogió a él aquella noche, y la razón por la que desencadeno esa batalla entre ellos en años posteriores.

Pero, después de todo, sólo fue suerte lo que te salvó de mí. Eso es lo que quería saber.

-Para nada fue un accidente- hablo Dumbledore- es solo que él no comprende el poder que tiene el amor.

-Y nunca será capaz de comprenderlo- espeto Lily- ese maldito jamás seria capas de sentir amor- dijo de forma severa, la verdad pocas veces habían visto a la pelirroja actuar así.

Harry permaneció quieto, tenso, aguardando que Ryddle levantara su varita. Pero Ryddle se limitaba a exagerar más su sonrisa contrahecha.

—Ahora, Harry, voy a darte una pequeña lección. Enfrentemos los poderes de lord Voldemort, heredero de Salazar Slytherin, contra el famoso Harry Potter, que tiene de su parte las mejores armas de Dumbledore.

-Es evidente que llego el momento del encuentro- comento Marlene con preocupación- pero qué demonios planea hacer.

-No estoy segura, pero no será nada bueno- agrego Lily.

-Harry debería hacer algo- agregó Dora- tal vez tratar de quitarle la varita cuando se distraiga o algo así.

-Sería muy peligroso- aseguró Alice.

-Pero sería mejor que estar ahí esperando desarmado- se defendió la peli rosa.

Ryddle dirigió una mirada socarrona a Fawkes y al Sombrero Seleccionador, y luego anduvo unos pasos en dirección opuesta. Harry, notando que el miedo se le extendía por las entumecidas piernas, vio que Ryddle se detenía entre las altas columnas y dirigía la mirada al rostro de Slytherin, que se elevaba sobre él en la oscuridad.

-Hay no- dijo Lily suponiendo lo que venía- hay Harry, ¿por qué tu…? ¿pero como lograste…?

-Tranquila mamá- le hablo Harry, era de los pocos que suponía lo que la mujer quería decir.

Ryddle abrió la boca y silbó... pero Harry comprendió lo que decía.

—Háblame, Slytherin, el más grande de los Cuatro de Hogwarts.

-¡El basilisco!- hablo Remus- ese maldito mandara al basilisco contra él.

-¡Oh con un demonio!- increpo Dora preocupada pegándose más al cuerpo del licántropo y abrazando al pequeño Teddy.

Harry se volvió hacia la estatua. Fawkes se balanceaba sobre su hombro.

El gigantesco rostro de piedra de la estatua de Slytherin se movió y Harry vio, horrorizado, que abría la boca, más y más, hasta convertirla en un gran agujero.

Algo se movía dentro de la boca de la estatua. Algo que salía de su interior.

-Eso es una mierda- increpo Sirius- como demonios va a poder pelear con esa maldita serpiente sin tener que verla a los ojos.

-No lo sé- dijo Marlene- pero debe de haber una forma, es obvio que él se libró de ese maldito monstruo- dijo tratando de evitar usar la palabra muerte.
Harry retrocedió hasta dar de espaldas contra la pared de la cámara y cerró fuertemente los ojos. Sintió que el ala de Fawkes le rozaba el rostro al emprender el vuelo. Harry quiso gritar: « ¡No me dejes!» Pero ¿de qué le podía valer un fénix contra el rey de las serpientes?

-De mucho- respondió Harry su propia interrogante- fue gracias a él que logre salir vivo de esa.

-Hay Harry, sigue sin gustarme la forma tan despreocupada en que hablas de la muerte- se sinceró Lily.

-Lo siento- era lo único que podía hacer, después de todo por lo que había pasado era de lo más normar no darle importancia a ese tema, en especial en ese momento en que se encontraba tan tranquilo, porque no existía ningún peligro que les pudiera dañar..

Una gran mole golpeó contra el suelo de piedra de la cámara, y Harry notó que toda la estancia temblaba. Sabía lo que estaba ocurriendo, podía sentirlo, podía ver sin abrir los ojos la gran serpiente desenroscándose de la boca de Slytherin. Entonces oyó una voz silbante.

—Mátalo.

-No- se escuchó el grito algo sofocado de Lily junto con el grito más audible de parte de Ginny. Esta última ya había escuchado el relato del azabache de lo que ocurrió aquella vez, pero se seguía sorprendiendo al escuchar cada uno de los detalles de lo que había ocurrido mientras estaba inconsciente.

El basilisco se movía hacia Harry, éste podía oír su pesado cuerpo deslizándose lentamente por el polvoriento suelo. Con los ojos cerrados, Harry comenzó a moverse a ciegas hacia un lado, palpando con las manos el camino. Ryddle reía...

-Idiota- increparon los merodeadores, los dos pares de gemelos, los Weasley y hasta Hermione.

-Reírse de algo así, simplemente no tiene alma- escupió Frank con molestia.

Harry tropezó. Cayó contra la piedra y notó el sabor de la sangre. La serpiente se encontraba a un metro escaso de él, y Harry la oía acercarse.

-Hay por Merlín- susurro Lily, su hijo no podía estar en peor posición, y no importaba cuantas veces lo pensara aun no tenía ni idea de cómo su hijo había logrado sobrevivir a esa bestia.

-Tranquila mamá- le dijo Harry abrazándola y acariciándole la espalda a su madre.

De repente oyó un ruido fuerte, como un estallido, justo encima de él, y algo pesado lo golpeó con tanta fuerza que lo tiró contra el muro. Esperando que la serpiente le hincara los colmillos, oyó más silbidos enloquecidos y algo que azotaba las columnas.

-¿Qué?, ¿qué es lo que está pasando?- pregunto apremiante Sirius.

-No puede ser nada malo, digo esa cosa no lo ha atacado aun-  comento Fabián.

-Pero no podremos saber qué pasa si el joven Potter no lo descube- agrego Gideon.

-Es uno de esos tantos problemas en que la historia se narre desde el punto de vista de Harry- comento Remus- así como saber lo que piensa en ciertos momentos.

No pudo evitarlo. Abrió los ojos lo suficiente para vislumbrar qué sucedía.

-¡¡No!!- gritaron varias voces en ese momento.

La serpiente, de un verde brillante y gruesa como el tronco de un roble.

-Van a describir a esa cosa- pregunto Alice no muy segura de saber cómo era- no sería posible saltarse esos detalles.

-Tal vez cuando tu vuelvas a leer puedas hacerlo- increpo Alastor. Ese era un rotundo “no”.

Se había alzado en el aire y su gran cabeza roma zigzagueaba como borracha entre las columnas. Temblando, Harry se preparó a cerrar los ojos en cuanto el monstruo hiciera ademán de volverse, y entonces vio qué era lo que había enloquecido a la serpiente.

Fawkes planeaba alrededor de su cabeza, y el basilisco le lanzaba furiosos mordiscos con sus colmillos largos y afilados como sables.

-Fawkes, vendito pájaro, te hare un monumento- exclamo Sirius un poco aliviado porque el fénix le estaba ayudando al joven.

-Idiota- le acuso por lo bajo Marlene, que debía admitir, también se sentía un poco más tranquila y algo divertida por el comentario del animago.

Entonces Fawkes descendió. Su largo pico de oro se hundió en la carne del monstruo y un chorro de sangre negruzca salpicó el suelo.

-Será posible que el fénix mate a esa serpiente- pregunto Charlie.

-Seria grandioso, pero no lo creo posible- le respondió en un susurro Bill para no alterar más a su madre y a Lily.

La cola de la serpiente golpeaba muy cerca de Harry, y antes de que pudiera cerrar los párpados, el basilisco se volvió.

La respiración de casi todos los presentes se detuvo en ese omento, el tenerlo de frente era justo lo que trataba de evitar, y aguardaron  impacientes la siguiente líneas olvidado por completo el chico estaba entre ellos vivo.

Harry miró de frente a su cabeza y se dio cuenta de que el fénix lo había picado en los ojos, aquellos grandes y prominentes ojos amarillos.

-Si le pico lo ojos como sabe que eran amarillos- pregunto George sin poder contenerse.

-Además de que Myrtle nos lo conto hace poco- ionizo Ron por la pregunta sin sentido de su hermano- la verdad quien sabe- termino el pelirrojo.

La sangre resbalaba hasta el suelo y la serpiente escupía agonizando.

— ¡No! —Oyó Harry gritar a Ryddle—. ¡Deja al pájaro! ¡Deja al pájaro! ¡El chico está detrás de ti! ¡Puedes olerlo! ¡Mátalo!

-Harry ya puede ver con libertad, pero aún está en un grave peligro, al igual que Ginny- hablo la señora Wesley preocupada por ellos.

-Pero por lo menos ahora podrá esquivar los ataques de esa cosa- intervino Arthur.

La serpiente ciega se balanceaba desorientada, herida de muerte. Fawkes describía círculos alrededor de su cabeza, silbando su inquietante canción, picando aquí y allá en el morro lleno de escamas del basilisco, mientras brotaba la sangre de sus ojos heridos.

-Vamos, vamos- animaba Sirius al fénix para que fuera él quien matara a la serpiente.

— ¡Ayuda, ayuda! —pedía Harry enloquecido—. ¡Que alguien me ayude!

-Solo, siempre solo- murmuro nuevamente Lily, en verdad detestaba todo eso.

La cola de la serpiente volvió a golpear contra el suelo. Harry se agachó. Un objeto blando le golpeó en la cara.

El basilisco había lanzado en su furia el Sombrero Seleccionador sobre Harry, y éste lo cogió. Era cuanto le quedaba, su última oportunidad. Se lo caló en la cabeza y se echó al suelo antes de que la serpiente sacudiera la cola de nuevo.

-Pero como podría eso servir de algo, solo es un simple sombrero- atajo Fred que como todos esperaban que eso se resolviera pronto.

-Ya lo veras, solo deja que Alastor siga leyendo- le dijo el joven azabache.

—Ayúdame..., ayúdame... —pensó Harry, apretando los ojos bajo el sombrero—, ¡ayúdame, por favor!

No hubo una voz que le respondiera. En su lugar, el sombrero encogió, como si una mano invisible lo estrujara.

-Eso es algo extraño- comento Draco sin entender lo que ocurría, incluso él se había sumergido en la lectura tanto como los demás.

Algo muy duro y pesado golpeó a Harry en lo alto de la cabeza, dejándolo casi sin sentido.

-Eso fue muy útil- ironizo Ron recibiendo un golpe en el estómago por parte de Hermione por su mal ubicada broma.

Viendo todavía parpadear estrellas en los ojos, cogió el sombrero para quitárselo y notó que debajo había algo largo y duro.

-Del sombrero- hablo Neville recordando lo ocurrido en la batalla del castillo- Harry, esa es la…

-Si- le interrumpió- la misma que tú sacaste aquella vez- le aseguro el chico que sonrió levemente. Mientras los demás los veían sin comprender.

Se trataba de una espada plateada y brillante, con la empuñadura llena de fulgurantes rubíes del tamaño de huevos.

-¿Una espada?- repitieron sin entender.

-Esperen- hablo James con un atisbo de emoción el conocía bien la existencia de esa espada por los relatos de su padre.- ¿no se trataría de la legendaria espada de Gryffindor?- agrego incrementando la impresión en varios de los presentes.

-Puede ser- respondió Harry sin dar por hecho esa afirmación.

Pese a la emoción de algunos por pensar que se trataba de dicha espada, no dejaban de preguntarse en sus interiores si eso sería suficiente para acabar con ese monstruo.

— ¡Mata al chico! ¡Deja al pájaro! ¡El chico está detrás de ti! Olfatea... ¡Huélelo!

Harry empuñó la espada, dispuesto a defenderse.

-Siempre dispuesto a pelear cierto- le dijo Lily recordando partes anteriores de la lectura.

-Siempre- confirmo el azabache- pero eso me ha salvado muchas veces- le aseguro de ultimo.

El basilisco bajó la cabeza, retorció el cuerpo, golpeando contra las columnas, y se volvió para enfrentarse a Harry. Pudo verle las cuencas de los ojos llenas de sangre, y la boca que se abría. Una boca lo bastante grande para tragarlo entero, bordeada de colmillos tan largos como su espada, delgados, brillantes, venenosos...

-Deben admitir que esas descripciones son bastantes perturbadoras- comento Luna con un leve tono de miedo.

-Lo sé, me alegra que alguien más comparta mi punto de vista- le dijo Alice viéndola con ternura, esa chica le agradaba bastante.

La bestia arremetió a ciegas. Harry, al esquivarla, dio contra la pared de la cámara. El monstruo arremetió de nuevo, y su lengua bífida azotó un costado de Harry.

-Será muy difícil que le dé un buen golpe- comento por lo bajo Remus- la verdad tiene mucha desventaja, aun cuando se tratara de la espada de Gryffindor.

-Lo sé, pero es mejor que nada, aun cuando tuviera una varita no tiene la preparación para pelear contra esa cosa- le respondió Dora

Entonces levantó la espada con ambas manos.

El basilisco atacó de nuevo, pero esta vez fue directo a Harry, que hincó la espada con todas sus fuerzas, hundiéndola hasta la empuñadura en el velo del paladar de la serpiente.

-¡Eso es!- grito Sirius- con eso tendrá esa maldita serpiente, ahora ve y has lo mismo con ese maldito.

-¡Sirius!- le reprendió Marlene.

-Pero al final tendrá que hacerlo, además esa cosa no está viva, solo es un maldito recuerdo- se defendió el oji gris.

Pero mientras la cálida sangre le empapaba los brazos, sintió un agudo dolor encima del codo. Un colmillo largo y venenoso se le estaba hundiendo más y más en el brazo.

La impresión fue mayúscula, por un momento creyeron que el joven Potter podría salir ileso de ese encuentro, pero evidentemente eso no había pasado.

Y se partió cuando el monstruo volvió la cabeza a un lado y con un estremecimiento se desplomó en el suelo.

-No puede ser- exclamo Lily sin color alguno en el rostro, de inmediato comenzó a tocar el brazo de su hijo como buscando su herida pero.

-No la encontraras- le interrumpió Harry gana doce la atención de su madre- no tengo la herida del colmillo- le aseguro

-¿Pero como…?- quiso preguntar, pero entonces la respuesta llego a ella- Fawkes- dijo por cualquier cosa mientras el chico asentía.

Harry; apoyado en la pared, se dejó resbalar hasta quedar sentado en el suelo. Agarró el colmillo envenenado y se lo arrancó. Pero sabía que ya era demasiado tarde. El veneno había penetrado.

-Es el veneno más potente y letal de todos- atajo Alastor alterándolos a todos, menos claro a Lily que ya intuía lo que había pasado.

-Pero tiene una cura ¿o no?, digo, Harry salió con vida de ahí- interrogo Gideon.

-Solo existe un antídoto extremadamente raro, es una suerte que el chico lo tenga consigo- hablo el auror. Muy pocos de los presentes comprendieron exactamente lo que ojo loco quiso decir.

-¡¿Por qué siempre tienen que hablar en clave?! ¿es muy difícil dar una respuesta directa?- se exaspero Fabián que era de los que no entendían.

La herida le producía un dolor candente que se le extendía lenta pero regularmente por todo el cuerpo. Al extraer el colmillo y ver su propia sangre que le empapaba la túnica, se le nubló la vista. La cámara se disolvió en un remolino de colores apagados.

-Doce años, tan solo tiene doce años y estuvo a punto de morir dos veces ya- exclamo la señora Weasley lamentando la injusta vida que le había tocado al chico.

-De hecho fueron tres- corrigió Ron con voz apagada- cuando era bebe, el año pasado con Quirrell y esa ocasión son en total…- guardo silencio al ver notar la miera penetrante de su madre.

-Yo en tu lugar guardaría silencio Weasley- comento Malfoy con media sonrisa burlona.

-Cállate Malfoy- le rebatió el pelirrojo, más que nada, por esa mueca burlona que tenía el rubio.

Una mancha roja pasó a su lado y Harry oyó un ruido de garras.

—Fawkes —dijo con dificultad—. Eres estupendo, Fawkes... —Sintió que el pájaro posaba su hermosa cabeza en el brazo, donde la serpiente lo había herido.

-Por supuesto- comento Remus ganándose la atención de la chica en sus brazos.

-¿Que dices?- le pregunto la peli rosa.

El castaño le susurro una cosa en el oído provocándole un escalofrió en todo el cuerpo a la chica, cuando él se explicó ella se sintió más tranquila, y por ende no pudo evitar pensar en lo agradable que se sintió ese escalofrió, la verdad se estaba sintiendo demasiado bien al estar tan cerca de ese hombre.

Oyó unos pasos que resonaban en la cámara, y luego vio una negra sombra delante de él.

—Estás muerto, Harry Potter —dijo sobre él la voz de Ryddle—. Muerto. Hasta el pájaro de Dumbledore lo sabe. ¿Ves lo que hace, Potter? Está llorando.

-Imbécil- escalmo Lily, aunque claro, varios de los presentes se extrañaron que dijera eso con una media sonrisa en el rostro y no llena de rabia como suponían que debía decirlo.

-Lily querida, ¿te sientes bien?- le pregunto preocupado por su expresión.

-No- respondo la pelirroja- pero estarse mejor.

Harry parpadeó. Sólo un instante vio con claridad la cabeza de Fawkes. Por las brillantes plumas le corrían unas lágrimas gruesas como perlas.

—Me voy a sentar aquí a esperar que mueras, Harry Potter. Tómate todo el tiempo que quieras. No tengo prisa.

-Como quisiera ponerle las manos en el cuello- increpo Sirius.

-Ya después tendrás la oportunidad- le aseguro Marlene que quería justamente lo mismo- pero ahora deja que sigan leyendo.

-Bien, pero la próxima ve que lo tenga en frente voy…

-¡Ya guarda silencio Black!- le espeto Alastor- además esa no es la actitud con la deberías de enfrentar a tu enemigo- agregó el experimentado auror.

Harry cayó en un profundo sopor. Todo le daba vueltas.

—Éste es el fin del famoso Harry Potter —dijo la voz distante de Ryddle—. Solo en la Cámara de los Secretos, abandonado por sus amigos.

-Estará solo, pero nosotros nunca lo abandonamos- le aseguro de forma severa Hermione.

-Todos nosotros lo tenemos muy claro- le aseguro Remus.

Derrotado al fin por el Señor Tenebroso al que él tan imprudentemente se enfrentó.

-Eso apenas está por verse- atajo Ron con severidad.

-Ya sobrevivió dos veces, una tercera no será problema- dijo Sirius.

Volverás con tu querida madre sangre sucia, Harry... Ella compró con su vida doce años de tiempo para ti... pero al final te ha vencido lord Voldemort. Sabías que sucedería.

-¡Maldito hijo de perra!- escupió James lleno de cólera- que no se atreva a hablar de Lily de esa forma- agrego. El único que compartía una ira comparable a la suya era Severus, la lealtad que sentía por los objetivos de Voldemort comenzaron a tambalear en el momento en que ataco a su amor.

Si aquello era morirse, pensó Harry, no era tan desagradable. Incluso el dolor se iba...

-Eso es bastante peculiar- expreso Luna la opinión de los demás.

Pero ¿de verdad era aquello la muerte? En lugar de oscurecerse, la cámara se volvía más clara. Harry movió un poco la cabeza, y allí estaba Fawkes, apoyándole todavía la suya en el brazo. Un charquito de lágrimas brillaba en torno a la herida... Sólo que ya no había herida.

-¡¿Qué?!- se escucharon varios gritos.

-Creo que mi yo del futuro ya se lo había mencionado al joven Potter- hablo Dumbledore para aclarar algunas dudas- pero una de las tantas calidades de los fénix, es el poder curativo que poseen sus lágrimas.

-Exactamente- hablo Alastor- es lo único que funciona contra ese veneno- afirmo. Aunque no hacía falta que lo hiciera, ya todos podrían comprender eso con solo pensar un poco.

—Márchate, pájaro —dijo de pronto la voz de Ryddle—. Sepárate de él. ¡He dicho que te vayas!

Harry levantó la cabeza. Ryddle apuntaba a Fawkes con la varita de Harry Sonó como un disparo y Fawkes emprendió el vuelo en un remolino de rojo y oro.

-Es impresionante como aparece- comento Charlie- pero aun así creo que prefieren a los dragones.

-Pues a mí me gustan los lobos- le dijo viendo de reojo a Remus que se sonrojo un poco ante la mirada burlona de Sirius y James- pero eso no viene al caso, así que silencio.

—Lágrimas de fénix... —dijo Ryddle en voz baja, contemplando el brazo de Harry—. Naturalmente... Poderes curativos..., me había olvidado.... —miró a Harry a la cara

-Siempre menosprecia aquello que no considera importante, esa sin duda es de sus más grandes debilidades- aseguro Dumbledore.

Pero igual da. De hecho, lo prefiero así. Solos tú y yo, Harry Potter..., tú y yo...

-Cobarde- espeto James- si tanto deseas enfrentarlo que suelte la varita, y avejiguemos si es verdad se atreve.

-Ya deberías saber que es un maldito cobarde cornamenta- espeto Sirius.

Levantó la varita.

Entonces, con un batir de alas, Fawkes pasó de nuevo por encima de sus cabezas y dejó caer algo en el regazo de Harry: el diario.

-¿El diario?, ¿por qué le lleva ese maldito diario?- escupió Fred.

-Están conectados- respondió Lily- el diario y ese “recuerdo” están conectados, lo más probable es que deba destruir uno u otro- concluyo la pelirroja.

Lo miraron los dos durante una fracción de segundo, Ryddle con la varita levantada. Luego, sin pensar, sin meditar, como si todo aquel tiempo hubiera esperado para hacerlo, Harry cogió el colmillo de basilisco del suelo y lo clavó en el cuaderno.

-Lo mismo que pensé- le dijo Lily viéndolo con un ligero orgullo.

-Y fue con un colmillo de su propio monstruo, eso es estupendo- aseguró George.

Se oyó un grito largo, horrible, desgarrado. La tinta salió a chorros del diario, vertiéndose sobre las manos de Harry e inundando el suelo. Ryddle se retorcía, gritando, y entonces...

Desapareció.

-Muy interésate, no creo haber sabido de algún artefacto al que se le pudiera otorgar esas cualidades- comento Dumbledore- no creo educarme al suponer que se tratara de una rama de la magia muy siniestra.

El más que nadie estaba muy interesado en ese hecho, con lo poco que habían leído se podía hacer algunas conjeturas de lo que Voldemort le pudo hacer a ese simple diario, pero aun no tenía lo suficiente como para tener una conclusión concreta. Por su parte Slughorn no dejaba de recordar esa platica con su estudiante, lo cual lo llenaba de apuración y preocupación por lo que podría pasarle.

Se oyó caer al suelo la varita de Harry y luego se hizo el silencio, sólo roto por el goteo de la tinta que aún manaba del diario. El veneno del basilisco había abierto un agujero incandescente en el cuaderno.

-Ese fue el primero- comento sin pensar Harry.

-¿El primer qué?- le interrogo Lily de inmediato.

-Nada, ya lo averiguaran después- se salió por la tangente el joven azabache, si bien les podría contar toda la historia, pensaba que lo mejor sería no hacerlo, pues aunque le molestaba que leyeran hasta sus más insignificantes pensamientos, entre más tiempo terminaran de leer los libros, más tiempo podría estar con sus padres en ese lugar.

Alastor narro cuando recogió su varita, el sombrero y la espada.

Le llegó un débil gemido del fondo de la cámara. Ginny se movía.

-Oh es cierto- atajo Sirius que por un momento se había olvidado de la chica.

-Pero ya debe de estar bien- comentó Marlene- ya que Ryddle desapareció ella debería de recuperase de cualquier cosa que le haya hecho.

Mientras Harry corría hacia ella, la muchacha se sentó, y sus ojos desconcertados pasaron del inmenso cuerpo del basilisco a Harry, con la túnica empapada de sangre, y luego al cuaderno que éste llevaba en la mano.

-Estaba muy sorprendida y asustada- comentó la joven pelirroja- no entendía que era todo lo que había pasado.

-Y qué bueno que no lo viste hermanita, todo estuvo muy fuerte- comento Fred.

-Tal vez hubieras quedado más traumada de lo que ya lo estabas- agrego su gemelo.

-George, que forma es esa de hablarle a tu hermana- le reprendió Molly que por fin respiraba con alivio.

-Lo siento, es por los nervios- se defendió el pelirrojo.

Profirió un grito estremecido y se echó a llorar.

—Harry..., ah, Harry, intenté decíroslo en el desayuno, pero delante de Percy no fui capaz.

El pelirrojo agacho la cabeza, al parecer sus hermanos tenían razón y nunca les inspiro la confianza suficiente como para que pudieran acercarse a él. Cuando tenían algún problema.

Era yo, Harry, pero te juro que no quería... Ryddle me obligaba a hacerlo, se apoderó de mí y... ¿cómo lo has matado? ¿Dónde está Ryddle? Lo último que recuerdo es que salió del diario.

-Hay mi niñita- dijo la señora Weasley avergonzando un poco a la chica.

—Ha terminado todo bien —dijo Harry, cogiendo el diario para enseñarle a Ginny el agujero hecho por el colmillo—. Ryddle ya no existe. ¡Mira! Ni él ni el basilisco. Vamos, Ginny, salgamos...

-Sacando tu lado delicado como siempre- ironizo Hermione provocando algunas risas.

-Perdón, pero ya quería que nos fuéramos de ese lugar- se defendió el azabache- y tú de que te ríes, si eras igual o peor que yo- acuso a Ron que era de los que más reían.

— ¡Me van a expulsar! —se lamentó Ginny, incorporándose torpemente con la ayuda de Harry

-Los dos deben de estar sumamente cansados, es comprensible- comento Andrómeda.

Siempre quise estudiar en Hogwarts, desde que vino Bill, y ahora tendré que irme y... ¿qué pensarán mis padres?

-Claro que no te expulsaran querida- dijo Arthur- tu no hiciste nada, no hay razón para que te echen del colegio.

-Además nosotros siempre te vamos a querer y comprender querida, eso nunca lo debes dudar- agrego con ternura Molly.

Fawkes los estaba esperando, revoloteando en la entrada de la cámara. Harry apremió a Ginny. Dejaron atrás el cuerpo retorcido e inanimado del basilisco, y a través de la penumbra resonante regresaron al túnel. Harry oyó cerrarse las puertas tras ellos con un suave silbido.

-No te llevaste el colmillo que usaste en el diario o algunos otros más- pregunto Fabián.

-Hubiera sido un buen trofeo- agrego Gideon- además cuantas veces puedes tener uno de esos.

-Sin duda seria fascinante poderse hacer con un colmillo de esos, además claro de una muestra de su veneno- agrego Slughorn.

-Ya es suficiente- los silencio McGonagall- dejen hablar tonterías y permitan que la lectura continúe

Tras unos minutos de andar por el oscuro túnel, a los oídos de Harry llegó un distante ruido de piedras.

— ¡Ron! —gritó Harry, apresurándose—. ¡Ginny está bien! ¡La traigo conmigo!

-Por fortuna- dijeron algunos de inmediato.

Oyó que Ron daba un grito ahogado de alegría, y al doblar la última curva vieron su cara angustiada que asomaba por el agujero que había logrado abrir en el montón de piedras.

— ¡Ginny! —Ron sacó un brazo por el agujero para ayudarla a pasar—. ¡Estás viva! ¡No me lo puedo creer! ¿Qué ocurrió?

-Una historia bastante larga como para contarla en ese momento- comento Ron- pero después nos enteramos de lo ocurrido.

-O al menos la mayor parte- agrego Hermione- los relatos de Harry no suelen ser muy descriptivos.

Intentó abrazarla, pero Ginny se apartó, sollozando.

-Lo siento Ron, me sentía muy mal en ese momento- se defendió Ginny.

-Pero no creo que se negara si Harry hubiera tratado de abrazarla- le comento por lo bajo George a Fred que asintió en conformidad.

—Pero estás bien, Ginny —dijo Ron, sonriéndole—. Todo ha pasado. ¿De dónde ha salido ese pájaro?

Fawkes había pasado por el agujero después de Ginny.

—Es de Dumbledore —dijo Harry, encogiéndose para pasar.

-Siempre me he preguntado, lo que hace es como un tipo de aparición- hablo Harry.

-Es algo similar, es otro de los poderes menos conocidos que tienen lo fénix- respondió Dumbledore.

— ¿Y cómo has conseguido esa espada? —dijo Ron, mirando con la boca abierta el arma que brillaba en la mano de Harry.

-La saco del sobrero- comento Ted- un truco clásico de los muggles es sacar un conejo pero creo que ese estuvo mejor.

-Ted querido, eso no viene al caso- le reprendió con dulzura Andrómeda.

—Te lo explicaré cuando salgamos —dijo Harry, mirando a Ginny de soslayo.

—Pero...

—Más tarde —insistió Harry. No creía que fuera buena idea decirle en aquel momento quién había abierto la cámara, y menos delante de Ginny—. ¿Dónde está Lockhart?

-Ha es cierto, el tarado sin cerebro también fue ahí- comento con una exagerada expresión de sorpresa Fabián.

-Sí, me pregunto cómo estará después de auto atacarse a el mismo- agregó Gideon.

-Ya lo verán, fue bastante fuerte- comentó Neville, él ya se había topado con él en San Mungo, y podía afirmar que su caso tardaría muchos años para que se solucionara.

—Volvió atrás —dijo Ron, sonriendo y señalando con la cabeza hacia el principio del túnel—. No está bien. Ya veréis.

Guiados por Fawkes, cuyas alas rojas emitían en la oscuridad reflejos dorados, desanduvieron el camino hasta la tubería. Gilderoy Lockhart estaba allí sentado, tarareando plácidamente.

-Valla, ya actúa conforme lo que tiene en la cabeza- ironizo Sirius recibiendo un golpe amistoso de parte de Marlene.

-Se lo merece después de querer atacar a mi hijo y a su amigo- espeto James con decisión.

—Ha perdido la memoria —dijo Ron—. El embrujo desmemorizante le salió por la culata. Le dio a él. No tiene ni idea de quién es, ni de dónde está, ni de quiénes somos. Le dije que se quedara aquí y nos esperara. Es un peligro para sí mismo.

-Cayó bajo su misma espada- comento Lily.

-Es un castigo bastante irónico si lo piensan- agrego Alice- ahora estará igual que las personas a las que le robo sus logros.

Lockhart los miró a todos afablemente.

—Hola —dijo—. Qué sitio tan curioso, ¿verdad? ¿Vivís aquí?

Hubo varas risas por el comentario del desmemoriado hombre, hasta cierto punto, a algunos les cayo mejor en ese estado.

—No —respondió Ron, mirando a Harry y arqueando las cejas.

Harry se inclinó y miró la larga y oscura tubería.

— ¿Has pensado cómo vamos a subir? —preguntó a Ron.

-Es una buena pregunta- aseguro Arthur- la verdad es que aún no me imagino como podrán salir de ahí.

-Podrían buscar otra ruta-propuso Frank- relativamente ya no hay peligro en ese lugar podrían explorar sin problemas.

-Sería una opción, pero no fue la única- comentó Alastor que había leído para sí el siguiente párrafo- escuchen.

Ron negó con la cabeza, pero Fawkes ya había pasado delante de Harry y se hallaba revoloteando delante de él. Los ojos redondos del ave brillaban en la oscuridad mientras agitaba sus alas doradas. Harry lo miró, dubitativo.

—Parece como si quisiera que te cogieras a él... —dijo Ron, perplejo—. Pero pesas demasiado para que un pájaro te suba.

—Fawkes —aclaró Harry— no es un pájaro normal.

-Por fortuna no lo es- aseguro James- esa ave le salvo la vida a mi hijo en más de una ocasión- agrego volteando a ver al fénix.

 -Por eso digo, deberíamos de hacer algo por él- agrego Sirius.

-Si continuas queriendo erigir una estatua lo aras solo canuto- le aseguro Remus con sorna.

—Se volvió inmediatamente a los otros—. Vamos a darnos la mano. Ginny, coge la de Ron. Profesor Lockhart...

—Se refiere a usted —aclaró Ron a Lockhart.

—Coja la otra mano de Ginny.

-Wau, pudo con Harry, Ginny, Ron y hasta con ochenta o noventa kilos de peso muerto- bromeo Gideon.

Harry se metió la espada y el Sombrero Seleccionador en el cinto. Ron se agarró a los bajos de la túnica de Harry, y Harry, a las plumas de la cola de Fawkes, que resultaban curiosamente cálidas al tacto.

-Es una criatura de fuego, es mucho más común de lo que piensan- comentó Charlie- con los dragones es igual, su tempera corporal es ligeramente más alta que en cualquier otro tipo de animal.

Una extraordinaria luminosidad pareció extenderse por todo el cuerpo del ave, y en un segundo se encontraron subiendo por la tubería a toda velocidad. Harry podía oír a Lockhart que decía:

— ¡Asombroso, asombroso! ¡Parece cosa de magia!

Se escucharon otro par de risas en ese momento, y se fueron apagando mientras Alastor leía como regresaron a los aseos y el lavabo volvía a su lugar cerrando la cámara.

Myrtle los miraba con ojos desorbitados.

—Estás vivo —dijo a Harry sin comprender.

—Pareces muy decepcionada —respondió serio, limpiándose las motas de sangre y de barro que tenía en las gafas.

-Pues gracias a Merlín así fue- comento Molly con severidad.

-No creo que esperara que muriera o si- indago Alice sin comprender lo que fantasma pensaba.

—No, es que... había estado pensando. Si hubieras muerto, aquí serías bienvenido. Te dejaría compartir mi retrete —le dijo Myrtle, ruborizándose de color plata.

-Hay ahijado, tan joven y ya tienes dos admiradoras- le dijo como si lo admirada- aunque claro, solo con una puedes juguetear por ahí.

-¡Sirius!- le reclamaron Harry, Lily y los Weasley.

-No me refiero a esas cosas pervertidos- se defendió- al menos no hasta que crezcan un poco más.

-¡¡Ya basta Sirius!!- le paro de inmediato Harry, ya tenía un conflicto con los hermanos de su novia por lo de la noche anterior, y no hacía falta que el animago atizara el fuego.

— ¡Uf! —Dijo Ron, cuando salieron de los aseos al corredor oscuro y desierto—. ¡Harry, creo que le gustas a Myrtle! ¡Ginny, tienes una rival!

-Si como no- atajo molesta Ginny

Pero por el rostro de Ginny seguían resbalando unas lágrimas silenciosas.

-Si no fuera por lo que paso, Ginny te pondría morado pro el comentario- comento Fred.

-Además para que sea un verdadero desafío debería de estar viva- agrego Gideon.

— ¿Adónde vamos? —preguntó Ron, mirando a Ginny con impaciencia. Harry señaló hacia delante.

Fawkes iluminaba el camino por el corredor, con su destello de oro. Lo siguieron a grandes zancadas, y en un instante se hallaron ante el despacho de la profesora McGonagall.

-Por supuesto- se exaspero Lily- ahora si, después de que casi mueres vas a hablar con la profesora McGonagall- dijo- eso lo debiste de hacer desde el principio.

-Lo siento mamá- se disculpó el chico- pero estábamos desesperados, y no podíamos perder más tiempo para ir a rescatar a Ginny.- ante eso  su madre lo vio con severidad.

-Aun así puedo castigarte por eso- le aseguro. La verdad es que no sabía cómo discutirle ese argumento.

Harry llamó y abrió la puerta.

-Bien, por fin es el final del capítulo- hablo el consumado auror dejando el libro sobre la mesa- no me molesta averiguar cosas de mi enemigo, pero me fastidian las constantes interrupciones.

-Tranquilízate Alastor- le solicito Dumbledore- todo indica que el misterio se resolvió por fin, aun así, queda un capítulo más para terminar el libro, después de eso podremos tomar un largo descanso para comer, relajarnos y más que nada, esperar la llegada de nuestros nuevo invitados. Por tal motivo, a quien le gustaría leer.

11 comentarios:

  1. Aaaaaaah! SOLO UN CAPITULO! Que descanso ni que descanso, quiero el tercer libro ya jajajaj =D Me alegra muchísimo que hayas actualizado a pesar de los inconvenientes con potterfics, gracias a merlín te anticipaste....

    Espero la proxima semana, Besos ☺ ♥

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    1. Si, un capítulo más y podremos iniciar con el tercero.
      Claro que seguiré actualizando, me dije que no dejaría esta historia a medias, porque la verdad ya muchos me han hecho eso. por esa razón hice el blog, para no detenme.
      Hasta la próxima.

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  2. Gracias al cielo que fuiste precavida! Cuando vi que la historia no estaba entre mis favoritos casi me da un infarto, enserio! Me alegra que lo tengas aquí...
    No puedo esperar para el tercer libro (y el quinto también jeje) quiero ver las reacciones de todos al leer, especialmente a los merodeadores y marlene...
    Nos vemos en el próximo!
    Cuidare!!
    Mariella

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    1. Pues si, como ya sabía que eso le había pasado a muchas historias así, decidí hacer el blog y no tener que subir todo lo que ya tenía de golpe, así podría continuar la historia.
      Sí, yo también estoy ansioso por que llegue el tercero, en este libro la relación de Sirius y Marlene dará un gran avance.
      Hasta pronto.

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  3. "Nuestros invitados". Te juro que acabo se sentir un escalofrío y mi corazón se ha acelerado. Los deseo *introducir voz de Golum*.
    Otra capítulo magnífico, y me alegro enormemente de que sigas publicando aquí diligentemente. Amo el último capítulo. Y el tercer libro. Y a la tercera generación. Y el cuarto libro. Y a ... bueno, creo que ha quedado claro XD
    Hasta la próxima semana :)

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    1. Si, los que tanto querían por fin van a llegar, y también por fin comenzaremos el tercer libro.
      Por eso cree el blog, para no tener que detenerme.
      Si creo que quedo claro que te gusta mucho jeje.
      Hasta pronto.

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  4. ¡Al fin tiempo para leer! Me ha encantado el capítulo, como siempre. Siento que no me alcanza solo tener una actualización semanal, como ya te dije anteriormente, creo que me he vuelto dependiente del fic u.u. ¡Suerte llevándolo adelante luego de todo esto!

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    1. Pues sí, actualizaría más seguido pero por ahora no tengo tanto tiempo libre.
      Aun así me alegra que sigas la historia, y espero no detenerme hasta terminar los siete libros.
      Hasta pronto.

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    2. Te esperare, aunque tenga 20 años cuando termines, ^^.
      Comprendo lo de no tener tiempo, yo tampoco puedo escribir mucho y con lo que me cuesta mi fic aprecio mucho mas todo lo que hacen los autores por entregarnos un capítulo.

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  5. DIOOOOOOOOOOOOOOOOS por fin hemos llegado al final del segundo libro ya comienza mi libro favorito me encanta la idea que el fic tiene hasta ahora ,ya no puedo esperar para leer las reacciones de lily y james sobre los acontecimientos, ademas de tener con nosotros a un lobo, un perro y un ciervo

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    1. Pues ya casi llega, aún falta un capítulo del segundo libro, pero después comenzaremos con el tercero y se descubrirá el mayor secreto y orgullo de los merodeadores. Espero que te siga agradando.
      hasta pronto.

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