En otro momento tiempo espacial.
Después
de varios días de planeación y preparación había llegado el momento de actuar,
un grupo de magos adultos estaban reunidos en una habitación de una antigua
casa, el sitio se enconaba iluminado con velas suficientes para que pudieran
trabajar, justamente en el centro se encontraba pintado en el suelo un símbolo
un poco extraño, había varias runas escritas en forma circular, formando varios
cirulos concéntricos.
Todos
estaban repasando cada una de las cosas que deberían hacer mientras que en el muro
un retrato de un anciano de barba paletada los observaba. Su contribución para
realizar el hechizo era nula, pero aun así gustaba de estar presente viendo lo
mucho que habían crecido sus estudiantes. Algunos estaba terminado de escribir
algunos símbolos con una poción especial que hicieron, otros releían los libros
que utilizaron, y el resto parecía estar viendo cosas en lo que se asemejaba a
un enorme pensadero.
Del
otro lado de la puerta un grupo de magos más jóvenes que esperaban ansiosos el
momento de entrar, en esos últimos días terminaron en tiempo record la lectura
de dos libros, hace apenas un día que terminaron de leer el ultimo capitulo y
aun no procesaban de todo la gran cantidad de información que habían obtenido.
Se habían revelado muchas cosas que ansiaban conocer, pero también se crearon
más preguntas que anhelaban ser contestadas.
Estaban
en sus propios pensamientos cuando de pronto la puerta se abrió y una mujer
castaña les dio el paso, los jóvenes entraron lo más rápido posible a la
habitación, ya antes habían estado en ese ligar, pero no desde que comenzaron a
alistar todo para realizar el hechizo.
-Muy
bien, ya todo está listo- comentó la muer castaña cerrado la puerta- aún
estamos a tiempo, podríamos…
-Ya
mamá, todo saldrá bien-le aseguro una de las chicas- además ninguno de nosotros
daremos marcha atrás.
-Exacto,
nadie dará marcha atrás- aseguro la joven rubia impidiendo que su compañero
peli azul dijera algo.
-Si no
hay más remedio- hablo una mujer pelirroja- recuerdan lo que les dijimos que no
debían hacer.
-Si -
todos los chicos de forma monótona.
-No se
olviden de obedecer a sus mayores, no importa que ahí tengan la misma edad que
ustedes- les recordó un azabache- especialmente tu- se dirigió a su hijo mayor.
-Ya
papá, está bien-exclamo él.
-Le
mandan un saludo a mi yo pasado- les dijo el retrato.
-De su
parte profesor- le dijo el chico de cabello azul turquesa con evidente respeto.
-Bien,
ya tenemos ubicados los que hacían falta- les informó un rubio que dejo de
enfocar su atención en lo que parecía un pensadero.
-Solo
faltan ustedes- comento una chica rubia- solo quiero que estén seguros de lo
que están a punto de hacer- todos asintieron.
-Ya
que- exclamo la castaña- todos deben de entrar en el círculo- le informo a los jóvenes
que obedecieron de inmediato.
-Bueno,
aquí vamos, que tengan un buen viaje- dijo un hombre de cara redonda.
Los más
jóvenes esperaban impacientes en el centro de la habitación, mientras sus
mayores se situaban en el contorno de la circunferencia superior., alzaron sus
varitas y comenzaron a recitar casi de forma monótona un hechizo que
evidentemente era bastante complicado. Las runas y símbolos sobre el suelo se
comenzaron a iluminar uno por uno hasta que la habitación se llenó de luz, poco
a poco esa luz comenzó a envolver a los jóvenes y unos segundos después todo
desapareció.
-Muy
bien ya está hecho- comento el rubio- esto es muy cansado.
-Lo se querido-
le aseguro su esposa- nos podemos quedar aquí esta noche- le pregunto a la
mujer pelirroja.
-Si
claro, pero si piensan hacer algo pongan un hechizo silenciador- le aseguro-
verdad hermanito- agrego de forma acusadora
-Hay
ya, no es para tanto- reclamo el pelirrojo cuya caray la de su esposa habían
adquirido un notable color rojo intenso.
-Bueno
ya, lo mejor es que subamos- intervino el azabache- y si es para tato colega,
nosotros siempre tenemos esa cortesía con ustedes- dijo señalándose a sí mismo
y a su esposa que salieron con una enigmática y traviesa sonrisa.
En el gran comedor.
-Alastor
permíteme le hablo Frank solicitando el libro.
-¡¿Qué?,
¿otra vez vas a leer tú?!- pregunto de inmediato Sirius viendo al auror.
-Cielos
Sirius, quien te viera- atajo Remus- comúnmente pagas para no tener que tomar
un libro- se burló el castaño provocando algunas risas, y una mirada severa por
parte del aludido.
-Eso no
es cierto- le reclamo.
-Claro
que si canuto- aseguro James- pero Lupin tiene razón, aprovecha que otros
quieran leer en tu lugar.
-Bueno
si ya terminaron de discutir- hablo el señor Longbottom habiendo el libro- el
ultimo capitulo se titula, “La recompensa de Dobby”
-¿Cómo?-
exclamaron algunos de los presentes.
-Sí,
hay que recompensarlo porque no los dejo pasar a la estación y casi los
expulsan- respondió Fabián con cierto toque de ironía.
-O por
romperle el brazo en el partido de quidditch, eso sin duda merece una
recompensa- agrego Gideon en el mismo tono.
-Oh, y también
porque gracias a él lo castigaron encerrándolo en su cuarto y una reprimenda
por parte del ministerio- atajo Fred.
-Y que
por gracias a él Harry se quedó solo como un perro todo el verano sin recibir
noticias de sus amigos- termino George.
-Dobby
solamente intentaba cuidar de Harry, no tienen por qué ponerse tan pesados- lo
defendió Hermione.
-No es
su culpa que no supiera como hacerlo sin dañarlo- secundo Marlene.
-Cielos,
ustedes se parecen mucho, incluso tienen esas ideas locas de los elfos domésticos-
comento Ron como quien no quiere la cosa.
-Huy
hermanito, en tu lugar me disculparía con Hermione- le dijo Fred notando la
mirada asesina de la castaña.
-De
otra forma esta noche no tendrás acción con tu novia-le pico siguiéndole el
juego a su gemelo.
-Creo
que lo mejor será que comience a leer- hablo Frank previniendo una pelea que
les podría quitar bastante tiempo.
Hubo un momento de silencio cuando Harry,
Ron, Ginny y Lockhart aparecieron en la puerta, llenos de barro, suciedad y, en
el caso de Harry, sangre.
-Siempre
es igual- exclamo Ginny- no entiendo porque pero siempre debe estar sangrando.
-Después
de un tiempo se vuelve costumbre- aseguró Ron apoyando a su hermana.
Luego alguien gritó:
— ¡Ginny!
Era la señora Weasley, que estaba llorando
delante de la chimenea.
-Debió
de estar aún más preocupada que nuestra Molly- aseguro Lily poniéndose en el
lugar de la pelirroja- por lo menos la Molly de aquí tenia a Ginny junto a
ella, pero la del libro, debió estar desconsolada- todos estuvieron de acuerdo
con ella.
Se puso en pie de un salto, seguida por su marido,
y se abalanzaron sobre su hija.
Harry, sin embargo, miraba detrás de ellos.
El profesor Dumbledore estaba ante la repisa de la chimenea, sonriendo, junto a
la profesora McGonagall, que respiraba con dificultad y se llevaba una mano al
pecho.
-Debió
ser una verdadera sorpresa el verlos llegar a su oficina con Ginny- comentó
James- y más aún con lo mal trechos que debían de estar después de su aventura.
-Además
que debió de estar muy preocupada, ella se interesa mucho por los estudiantes-
aseguro Alice.
Fawkes pasó zumbando cerca de Harry para
posarse en el hombro de Dumbledore.
El
grupo de Harry sonrió por la mención del ave, la verdad es que fue una
verdadera fortuna que llegara con Harry en el momento en que lo hizo.
Sin apenas darse cuenta, Harry y Ron se
encontraron atrapados en el abrazo de la señora Weasley
— ¡La habéis salvado! ¡La habéis salvado!
¿Cómo lo hicisteis?
-No fue
nada fácil, pero es una fortuna que lo hayan hecho- aseguro Marlene.
-Hubiera
sido mejor si el cachorro se hubiera dando cuente del peligro desde un principio,
pero no estuvo mal- atajo Sirius.
-Vas a
seguir terco con eso Sirius- le acuso Harry por volver a sacar el tema.
-No,
creo que eso es suficiente, que sigan la lectura- dijo sin darle mucha importancia
al reclamo del azabache.
—Creo que a todos nos encantaría enterarnos
—dijo con un hilo de voz la profesora McGonagall.
La señora Weasley soltó a Harry, que dudó un
instante, luego se acercó a la mesa y depositó encima el Sombrero Seleccionador,
la espada con rubíes incrustados y lo que quedaba del diario de Ryddle.
-¿Es
posible que puedan usar el diario como una prueba?- pregunto Dora.
-Tal
vez-respondió Remus- pero ahora que está destruido que sus “propiedades”
mágicas desaparecieron será difícil
-Pero
Dumbledore está ahí con ellos- atajo James- no creo que él se ponga en plan
pesado con eso.
-Eso es
cierto, es una fortuna que haya regresado- apoyo Lily.
Harry empezó a contarlo todo. Habló durante
casi un cuarto de hora, mientras los demás lo escuchaban absortos y en
silencio.
-¿Le
contaste toda la historia?- le pregunto Neville curioso.
-Sí, creí
que sería lo mejor, así entendían todo lo que paso para encontrar la cámara-
respondió Harry.
-Increíble,
en casi cualquier circunstancia cualquiera de las cosas que hicieron los habrían
expulsado- comento Neville.
-Pero después
de haber salvado a Ginny creo que fue suficiente para disculparlos- agrego
Luna.
Contó lo de la voz que no salía de ningún
sitio; que Hermione había comprendido que lo que él oía era un basilisco que se
movía por las tuberías; que él y Ron siguieron a las arañas por el bosque; que
Aragog les había dicho dónde había matado a su víctima el basilisco; que había
adivinado que Myrtle la Llorona había sido la víctima, y que la entrada a la
Cámara de los Secretos podía encontrarse en los aseos...
-Saben,
contándolo de esa forma suena sorprendente y hasta un poco genial- comento
Sirius.
-Las
cosas siempre suenan genial cuando las cuentas pero no cuando las vives-
comento Ron recordando lo ocurrido con lo del relicario.
-Pero
aun así no deja de ser sorprendente, ni siquiera nosotros logramos hacer tantas
cosas en un solo año- volvió a hablar Sirius.
-Pero ustedes
solo vagabundeaban y hacían bromas, ellos casi perdieron la vida en más de una
ocasión- atajo Marlene- siendo sincera yo no puedo ver lo sorprendente- agrego
con asentimientos de Lily y Molly, ellas más que nadie detestaron todas las
“aventuras” por las que pasaron sus hijos.
—Muy bien —señaló la profesora McGonagall,
cuando Harry hizo una pausa—, así que averiguasteis dónde estaba la entrada,
quebrantando un centenar de normas, añadiría yo.
-Y
falto que le dijeran lo de la poción multijugos y haber irrumpido en otra sala
común, pero supongo que eso no venia al caso- comento Draco.
-Aunque
tampoco creo que importara mucho- agrego Astoria- sería solo un grano de arena más
en la playa.
Pero ¿cómo demonios conseguisteis salir con
vida, Potter?
-Casi
fue un milagro me atrevería a decir- comento Frank interrumpiendo su propia
lectura.
Así que Harry, con la voz ronca de tanto
hablar, les relató la oportuna llegada de Fawkes y del Sombrero Seleccionador,
que le proporcionó la espada. Pero luego titubeó. Había evitado hablar sobre la
relación entre el diario de Ryddle y Ginny.
-Hay
Harry, que bueno que cuidas a tu novia de esa forma- le aseguro James con
evidente orgullo.
-Sí,
bueno- el aludido se sonrojo un poco- en esa época no éramos…
-Pero
la tratabas de cuidar, eso es lo que importa- le interrumpió el azabache mayor-
incluso eso monigotes que tienes por cuñados deben de entenderlo.
-Pues
sí, nos agrada que el cuide de ella tanto como nosotros- aseguro Fred.
-Lo que
no nos gusta es que mancille a nuestra hermanita-atajo George.
-Como
ustedes lo hacen con sus novias- le reclamo la joven Weasley provocando que los
gemelos se sonrojaran levemente, y en una mayor medida Angelina y Alicia que
cojeaban de esa misma pierna- además lo que haga o deje de hacer con Harry es
solo asunto nuestro- dijo terminantemente.
Ella apoyaba la cabeza en el hombro de su
madre, y seguía derramando silenciosas lágrimas por las mejillas. ¿Y si la
expulsaban?, pensó Harry aterrorizado. El diario de Ryddle no serviría ya como
prueba, pues había quedado inservible... ¿cómo podrían demostrar que era el
causante de todo?
-Lo
mismo que dijo Remus- comento Dora.
-Por lo
menos así demuestra que no es tan impulsivo como su padre- comento Lily.
-Oye- le
reclamo el hombre
-Sabes
que aun así los quiero- le dijo dándole un beso para relajarlo.
Instintivamente, Harry miró a Dumbledore, y
éste esbozó una leve sonrisa. La hoguera de la chimenea hacía brillar sus
lentes de media luna.
—Lo que más me intriga —dijo Dumbledore
amablemente—, es cómo se las arregló lord Voldemort para embrujar a Ginny,
cuando mis fuentes me indican que actualmente se halla oculto en los bosques de
Albania.
-Bien,
con Dumbledore ahí nada le pasara a la mini pelirroja- aseguro Sirius.
-No
creo que muchos traten de contradecir al director- agrego Marlene.
-Yo
estoy intrigado- hablo Frank-el profesor sabe dónde se encuentra oculto Voldemort-
unos cuantos sintieron escalofríos por el nombre.
-Puede
ser- respondió Alastor- o tal vez solo lo dice para ayudar a esa chiquilla, lo
cierto es que tratándose de Dumbledore es muy difícil estar seguro- agrego el
auror.
-En
otras palabras- comenzó Gideon-no debemos tratar de comprender a un loco
verdad.
-¡Gideon!-
le reclamo Molly de inmediato.
-¿Por
qué te molestas hermanita?- salto Fabián a la defensiva- al profesor no le
molesta, incluso hasta se divierte- aseguro viendo la afable sonrisa de Albus.
-Aun así,
eso no les da derecho de ser tan irrespetuosos.- exclamo la pelirroja a sus hermanos.
Harry se sintió maravillosamente aliviado.
— ¿Qué... qué? —Preguntó el señor Weasley con
voz atónita—. ¿Sabe qui-quién? ¿Ginny embrujada? Pero Ginny no ha... Ginny no
ha sido... ¿verdad?
—Fue el diario —dijo inmediatamente Harry,
cogiéndolo y enseñándoselo a Dumbledore—. Ryddle lo escribió cuando tenía
dieciséis años.
-Lo que
no deja de ser sorprendente- exclamo Ted- lograr hacer algo como eso, no creo
que muchos magos consiguieran tal cosa.
-Que
estas insinuando- le dijo con represión Sirius-lo dices como si fuera algo
admirable.
-No me
refiero a eso- se defendió el hombre.
-No
deberías de ser tan sensitivo Black- le acuso Alastor- nunca es malo reconocer
a tu enemigo, entre más comprensión tengas de él más fácil será combatirlo, es
algo básico que aparentemente no comprendes- rebatió con su clásico mal genio.
Dumbledore cogió el diario que sostenía Harry
y examinó minuciosamente sus páginas quemadas y mojadas.
El
Dumbledore que escuchaba eso le hubiera gustado tener ese objeto en sus manos,
la verdad es que una examinación de esa cosa tal vez podría revelar muchos
detalles que aún no alcanzaba a comprender.
—Soberbio —dijo con suavidad—. Por supuesto,
él ha sido probablemente el alumno más inteligente que ha tenido nunca Hogwarts
Varios
de los mejores estudiantes bufaron molestos por dicha afirmación.
Se volvió hacia los Weasley, que lo miraban
perplejos—. Muy pocos saben que lord Voldemort se llamó antes Tom Ryddle. Yo
mismo le di clase, hace cincuenta años, en Hogwarts. Desapareció tras abandonar
el colegio...
-Y debió
de permanecer así el muy maldito- increpo Fabián.
Recorrió el mundo..., profundizó en las Artes
Oscuras, tuvo trato con los peores de entre los nuestros, acometió peligros,
transformaciones mágicas, hasta tal punto que cuando resurgió como lord
Voldemort resultaba irreconocible.
-Sí,
con esa maldita cara sin nariz de mierda- agrego Gideon.
Prácticamente nadie relacionó a lord
Voldemort con el muchacho inteligente y encantador que recibió aquí el Premio
Anual.
-Lo
recibió por detener los ataques que el inicio- espeto James- y nuestro Hagrid
tuvo que pagar el precio, eso me pone tan…- apretó los puños tratando de calmar
su cólera.
-Ya tranquilízate
James- le dijo Lily pasando el brazo por los hombros de su novio.
—Pero Ginny —dijo la señora Weasley—. ¿Qué
tiene que ver nuestra Ginny con él?
— ¡Su... su diario! —Dijo Ginny entre
sollozos—. He estado escribiendo en él, y me ha estado contestando durante todo
el curso...
-Lo que
fue un gran error de tu parte- aseguro Arthur-fue muy imprudente, y debiste
contárnoslo a mi o a tu madre- la joven bajo la vista.
-Lo siento- se disculpó Ginny- pero era solo
una niña, no creí que eso fuera ser así de peligroso- exclamo la joven.
-Hay mi
pobre niña- exclamo Molly- aun así debiste tener la confianza de platicarnos
eso.
-Lo
siento- repitió la joven con cierta pena
— ¡Ginny! —exclamó su padre, atónito—. ¿No te
he enseñado una cosa? ¿Qué te he dicho siempre? No confíes en cosas que tengan
la capacidad de pensar pero de las cuales no sepas dónde tienen el cerebro.
-Eso
nos lo comenzó a decir después de un caso un tanto extraño que tuvo que atender
en el ministerio- comento Bill.
-Y
bueno, es cierto lo que dice- aseguro Charlie- pero nos costó un par de años
entender lo que significaba porque éramos solo niños.
¿Por qué no me enseñaste el diario a mí o a
tu madre? Un objeto tan sospechoso como ése, ¡tenía que ser cosa de magia
negra!
—No..., no lo sabía —sollozó Ginny—. Lo
encontré dentro de uno de los libros que me había comprado mamá. Pensé que
alguien lo había dejado allí y se le había olvidado...
-Muy
curioso-comento Alastor- ¿dicen que los libros los compraron en una tienda de
segunda mano?- le pregunto a la joven que asintió- muy curioso.
-¿Qué
es eso tan curioso ojo loco?- le pregunto Fabián.
-Que un
objeto como ese perteneciente al mismo Voldemort estuviera en un simple tienda
como esa- resalto Harry.
-Eso sería
demasiada coincidencia- comento Dora- la verdad no ceo que sea algo tan simple.
—La señorita Weasley debería ir directamente
a la enfermería —terció Dumbledore con voz firme—. Para ella ha sido una
experiencia terrible.
-Sin
duda fue más que terrible- aseguro Fred.
No habrá castigo.
-Sería
el colmo que lo hubiera- agrego George.
Lord Voldemort ha engañado a magos más viejos
y más sabios. —Fue a abrir la puerta—. Reposo en cama y tal vez un tazón de chocolate
caliente.
-Eso sería
grandioso- dijeron en perfecta sincronía Remus y Tonks.
-Si lo
digo, son tal para cual- exclamo un sonriente y burlón Sirius- hasta tienen los
mismo gustos, bueno no, a Remus le gustan jóvenes y Dora prefiere a los
maduros.
-¡Ya
cállate Sirius!- le reclamo le licántropo ligeramente sonrojado y molesto.
-Además
el chocolate tiene muchas propiedades y sirve para levantar el ánimo en momento
como esos- agrego Dora tratando de cambiar el tema.
-Incluso
nos dices el mismo sermón que nos daba Remus- atajo James del mismo modo que el
oji gris-
Remus y
Dora voltearon a verse a los ojos notando la inusual cercanía entre ellos, bajaron
la mirada y se alejaron un poco siendo un inusual frio aquellas partes de ellos
que se tocaban entre sí. Mientras tanto los merodeadores y Lily los veían
sonrientes, sin duda se veían muy bien juntos. Y a ninguno le parecía molestar estar
con el otro.
A mí siempre me anima —añadió, guiñándole un
ojo bondadosamente—. La señora Pomfrey estará todavía despierta. Debe de estar
dando zumo de mandrágora a las víctimas del basilisco. Seguramente despertarán
de un momento a otro.
-Es un
alivio- comento Alice- por fin todos ellos se recuperaran.
-Y como
obsequio por despertar- comenzó Gideon.
-Tendrán
unos hermosos exámenes- término Fabián.
-Es cierto-
atajo Sirius- yo pienso que deberían suspenderlos, en especial después de lo
que tuvieron que pasar mi ahijado, su amigo y la mini pelirroja.
-Ya
Sirius, deja tus cosas a un lado por favor- le reclamo Marlene.
-Ha, me
dijiste Sirius y no Black, eso un buen avance-exclamo recibiendo un golpe en
las costillas por parte de la rubia.
— ¡Así que Hermione está bien! —dijo Ron con
alegría.
-Aw, el
buen Ronnie se alegra porque su amiguita está bien.
-Fred-
le reclamo el joven pelirrojo.
-¿Qué?,
él dijo que era tu amiga- lo defendió su gemelo- no dijo que fuera tu novia o
tu amante.
-¡George!-
le reclamo la castaña con la cara roja.
—No les han causado un daño irreversible
—dijo Dumbledore.
La señora Weasley salió con Ginny, y el padre
iba detrás, todavía muy impresionado.
-No lo
dudo- aseguro Frank- fue una experiencia muy fuerte para todos, en especial sabiendo
cómo fue que ocurrió.
— ¿Sabes, Minerva? —dijo pensativamente el
profesor Dumbledore a la profesora McGonagall—, creo que esto se merece un buen
banquete. ¿Te puedo pedir que vayas a avisar a los de la cocina?
-Eso
sería fabuloso- exclamo con emoción James- pero yo creo que lo que en verdad
quiere es estar a solas con los chicos.
-Es muy
probable- aseguro Sirius- pero yo tengo mi visión plantada en el banquete
-¡Sirius!-
les reclamaron Marlene y Lily- en esos momentos hay cosas más importantes que
la comida- continuo la pelirroja preguntándose que seguiría ahora.
—Bien —dijo resueltamente la profesora
McGonagall, encaminándose también hacia la puerta—, te dejaré para que ajustes
cuentas con Potter y Weasley.
-Parece
que si entendió la indirecta- comentó Dora- pero esa última parte de seguro les
alterara un poco, tal vez pensaran que quieren castigarlos o algo así.
-Tal
vez- hablo Remus- pero descuida no creo que Dumbledore haga semejante cosa, en
especial después de lo ocurrido.
—Eso es —dijo Dumbledore.
Salió, y Harry y Ron miraron a Dumbledore
dubitativos. ¿Qué había querido decir exactamente la profesora McGonagall con
aquello de «ajustar cuentas»? ¿Acaso los iban a castigar?
-Hay
vamos, después de todo lo que pasaron y aún tiene tiempo de penar en tragedias-
dijo con cierta exasperación Sirius- aunque bueno, viniendo de Harry es normal,
eso lo lleva por herencia.
-Pero es
comprensible, recuerden que al inicio del año el profesor les advirtió lo que
pasaría si rompían alguna norma- recordó Charlie- y bueno, no solo rompieron una
cierto, es lógico que estén nerviosos.
-Pero
hablamos de Dumbledore, en serio parece que aún no lo conocen lo suficiente-
aseguro Sirius sin preocupación alguna.
—Creo recordar que os dije que tendría que
expulsaros si volvíais a quebrantar alguna norma del colegio —dijo Dumbledore.
Ron abrió la boca horrorizado.
Por su
parte los merodeadores sonrieron entre divertidos y cansado por la actitud de
su director, eso era algo clásico de él
—Lo cual demuestra que todos tenemos que
tragarnos nuestras palabras alguna vez —prosiguió Dumbledore, sonriendo—.
Recibiréis ambos el Premio por Servicios Especiales al Colegio y... veamos...,
sí, creo que doscientos puntos para Gryffindor por cada uno.
-
¡Estupendo!-
gritaron de inmediato James y Sirius, quienes fueron coreados por todos los
miembros de la casa de Gryffindor, aun los del futuro, cuatrocientos puntos en
una sola noche, y lo que es más, en algo que podría bien haberes causado la
expulsión.
-Aun así
creo que son muy pocos puntos- agrego Sirius cuando la algarabía disminuyo.
-Pero
eso fue suficiente para asegurar la copa de las casas ese año- aseguro Neville.
-Bueno,
creo que eso está bien- dijo James- si no consiguieron la copa de quidditch por
lo menos obtendrán la copa de las casas.
-Hay
James, ya decía yo que era extraño que no hablaras de ese “bendito” juego por
tanto tiempo- comento Lily sonriendo, por fin podía respirar tranquila al ver
que todo había salido bien para su hijo.
Ron se puso tan sonrosado como las flores de
San Valentín de Lockhart, y volvió a cerrar la boca.
—Pero hay alguien que parece que no dice nada
sobre su participación en la peligrosa aventura —añadió Dumbledore—. ¿Por qué
esa modestia, Gilderoy?
-Es
cierto, si fuera el de siempre ya nos había aburrido con sus “grandes” historias-
comento Fabián.
-Creo
que así está mejor- aseguro Gideon- en
lo personal ya se me había olvidado que estaba ahí.
Harry dio un respingo. Se había olvidado por
completo de Lockhart.
-No
fuete el único- le aseguro Ron viendo de reojo a los gemelos Prewett- yo
también olvide por completo.
-Y más después
de escuchar que Hermione estaría bien, no es así- le dijo Bill viéndolo de
reojo.
-¿Qué, tú
también?- le reclamo Ron ante las sonrisas de sus compañeros.
Se volvió y vio que estaba en un rincón del
despacho, con una vaga sonrisa en el rostro. Cuando Dumbledore se dirigió a él,
Lockhart miró con indiferencia para ver quién le hablaba.
Varias
risas, especialmente de los bromistas, se escucharon en ese momento, y es que
la actitud de ese Lockhart les inspiraba eso.
—Profesor Dumbledore —dijo Ron enseguida—,
hubo un accidente en la Cámara de los Secretos. El profesor Lockhart.
— ¿Soy profesor? —preguntó sorprendido—.
¡Dios mío! Supongo que seré un inútil, ¿no?
-¡Por
fin!- gritaron varios en ese momento.
-Todo
el año fanfarroneando con un puesto que no se merece, y por fin está actuando
como verdaderamente es- espeto Remus a quien siempre le molesto que fuera
profesor.
-Tal
vez para la próxima te pongan a ti en ese puesto- aventuro una sonriente Dora.
-No
creo que sea muy posible- exclamo ante la sonrisa de los del futuro. Por su
parte el castaño con gusto tomaría el puesto de profesor, pero dudaba que
aceptaran que un licántropo obtuviera dicho puesto.
—... intentó hacer un embrujo desmemorizante
y el tiro le salió por la culata—explicó Ron a Dumbledore tranquilamente.
—Hay que ver —dijo Dumbledore, moviendo la
cabeza de forma que le temblaba el largo bigote plateado—, ¡herido con su
propia espada, Gilderoy!
-Muy irónico,
pero creo que así fue mejor-comento Alice.
— ¿Espada? —dijo Lockhart con voz tenue—. No,
no tengo espada. Pero este chico sí tiene una. —Señaló a Harry—. Él se la podrá
prestar.
-Ya ni
si quiera entiende lo que es una metáfora- comento Ted para sí mismo.
-Una
espada- dijo James con emoción en su voz- una grandiosa espada, prueba inequívoca
que mi hijo es un león
-Arrogante-
exclamo Severus.
-¡Sí, y
que!- le respondió el azabache sin que la emoción en su voz menguara.
— ¿Te importaría llevar también al profesor
Lockhart a la enfermería? —Dijo Dumbledore a Ron—. Quisiera tener unas palabras
con Harry.
-Esperemos
que con eso logre que se sienta mejor, ha pasado por muchas cosas- comento Lily
pensando en su hijo.
-De
seguro que si Lily- aseguro Marlene- le vez pasada le fue de mucha utilidad la
conversación que Harry tuvo con Dumbledore- resalto la joven.
Lockhart salió. Ron miró con curiosidad a
Harry y Dumbledore mientras cerraba la puerta.
-Es
porque siempre terminan hablando de algo- aseguro Ron- y a decir verdad siempre
me he preguntado que hacían.
-Pero
ahora podrás saber lo que hablaban- seguro Luna- todos nos podremos enterar.
Dumbledore fue hacia una de las sillas que
había junto al fuego.
—Siéntate, Harry —dijo, y Harry tomó asiento,
incomprensiblemente azorado—. Antes que nada, Harry, quiero darte las gracias
—dijo Dumbledore, parpadeando de nuevo—. Debes de haber demostrado verdadera
lealtad hacia mí en la cámara. Sólo eso puede hacer que acuda Fawkes.
-Entonces
se debió a eso- comento James- cielos, siempre tiene que haber una trampa,
nunca nada puede ser tan fácil.
-Pero
fue una fortuna que haya pasado- dijo Harry- gracias a él pude salir con bien
de esa situación-agrego sonriendo.
Acarició al fénix, que agitaba las alas
posado sobre una de sus rodillas. Harry sonrió con embarazo cuando Dumbledore
lo miró directamente a los ojos.
—Así que has conocido a Tom Ryddle —dijo
Dumbledore pensativo—. Imagino que tendría mucho interés en verte.
-Demasiada-
espeto Lily- ese maldito infeliz, ojala y hubiera muerto aquella noche- agrego
con rabia.
-Tranquila
cielo, no vale la pena molestarse por eso en este momento- le hablo James, él
se sentía igual que ella, pero en ese momento debía comportase como el hombre
madura que nunca creyó ser.
-Si lo sé,
es que me da rabia toda esa situación.
-Lo
sabemos pelirroja- hablo esta vez Sirius- pero ya nos ocuparemos de ese maldito
sin nariz, y te aseguro que le aremos pagar todo lo que le hizo a mi ahijado-
le aseguro con meda sonrisa.
Después
de que se calmara un poco, continuaron con la lectura.
De pronto, Harry mencionó algo que le
reconcomía:
—Profesor Dumbledore... Ryddle dijo que yo
soy como él. Una extraña afinidad, dijo...
-¡Eso
no es cierto, de ninguna forma!- aseguro Ginny de inmediato.
-Ella
tiene razón hijo, no tienes ninguna semejanza con él- le apoyo Lily de
inmediato. El aludido solo sonrió y espero a que continuaran leyendo.
— ¿De verdad? —Preguntó Dumbledore, mirando a
un Harry pensativo, por debajo de sus espesas cejas plateadas—. ¿Y a ti qué te
parece, Harry?
— ¡Me parece que no soy como él! —contestó
Harry, más alto de lo que pretendía—. Quiero decir que yo..., yo soy de
Gryffindor, yo soy...
Pero calló. Resurgía una duda que le
acechaba.
-Simplemente
no puedes permanecer tranquilo ¿verdad?- hablo Dora.
-Es
lógico, eso es algo muy importante para él y que pongan en duda de alguna forma
le afecta demasiado- argumento Remus.
-Sí,
supongo que tienes razón, además el sigue un niño después de todo- agrego Dora.
—Profesor —añadió después de un instante—, el
Sombrero Seleccionador me dijo que yo... haría un buen papel en Slytherin.
Todos creyeron un tiempo que yo era el heredero de Slytherin, porque sé hablar
pársel...
-Eso no
tiene absolutamente nada que ver con lo que eres- le aseguro Lily- y lo que
crean esos ignorantes de tus compañeros tiene mucho menos que ver- agrego produciendo
un sentimiento de culpa y miedo en dichos estudiantes.
—Tú sabes hablar pársel, Harry —dijo
tranquilamente Dumbledore—, porque lord Voldemort, que es el último
descendiente de Salazar Slytherin, habla pársel. Si no estoy muy equivocado, él
te transfirió algunos de sus poderes la noche en que te hizo esa cicatriz. No
era su intención, seguro...
-¡¿Qué?!
-¡¿Cómo?!-
gritaron varios a la vez.
-¡¿Cómo
es que tiene algo de ese maldito?!- increpo James- ¿cómo puede ser eso posible?-
pregunto viendo rumbo al director.
-No podría
asegurarlo- respondió Albus haciendo sus conjeturas- la verdad, con la poca
información que tenemos hasta ahora sería muy difícil o casi imposible averiguar
qué es lo que ocurre- aseguro- me temo que tendremos que esperar a la lectura
avance.
-Maldita
sea- increpo Moody quien detestaba eso de no entender lo que pasa, y lo que era peor, no poder hacer absolutamente para averiguarlo.
-Tranquilízate
Alastor- le pidió Dumbledore- señor Longbottom, podría continuar por favor- le
solicito.
— ¿Voldemort puso algo de él en mí? —preguntó
Harry, atónito.
—Eso parece.
—Así que yo debería estar en Slytherin
-¡Claro
que no, tú eres un verdadero Gryffindor!- aseguro James.
-Pero
no hay que desmeritar que también tiene cualidades de un Slytherin- se aventuró
Draco arriesgándose la ira del azabache
mayor.
-Oye tú…
-¡Ya
papá, tranquilízate!- le detuvo Harry, ya se esperaba ese berrinche de su
parte.
-Pero
hijo...
-Pero
nada- agrego con firmeza- ya mate a un basilisco, así que tranquilízate o
tendré que obligarte- después de un rato y con cierto disgusto decidió guardar
silencio.
Dijo Harry, mirando con desesperación a
Dumbledore—. El Sombrero Seleccionador distinguió en mí poderes de Slytherin
y...
—Te puso en Gryffindor —dijo Dumbledore
reposadamente—. Escúchame, Harry. Resulta que tú tienes muchas de las
cualidades que Slytherin apreciaba en sus alumnos, que eran cuidadosamente
escogidos.
-Pero
esas cualidades las pueden tener todos, sin importar en que casas estén-
aseguro Ted.
-Pero a
esa edad eso no importa- aseguro Andrómeda- cuando somos jóvenes poco nos
importa eso y le damos mucho ms valor a que casas pertenecemos- todos sin
excepción estuvieron de acuerdo con ella.
Su propio y rarísimo don, la lengua
pársel..., inventiva..., determinación..., un cierto desdén por las normas —añadió,
mientras le volvía a temblar el bigote
-Aunque
eso último también tiene que ver con su padre- aseguro Lily un tanto divertida,
aunque claro, no lo demostró en ese momento.
-Lo
dice la que salía en las noches y sacaba libros de la sección prohibida sin
permiso- se defendió el azabache, pero después de recibir la mirada de
represión de la pelirroja deseo n haber dicho nada- y por eso y muchas cosas más
es por lo que te quiero tanto- trato de redimir su error.
-Shuwisp!-
Sirius imito el chasquido de un látigo, con eso daba entender el grado en que
la pelirroja lo tenía controlado. Y claro, con eso logro sacar varias risas de
sus compañeros.
Pero aun así, el sombrero te colocó en Gryffindor.
Y tú sabes por qué. Piensa.
—Me colocó en Gryffindor —dijo Harry con voz
de derrota— solamente porque yo le pedí no ir a Slytherin...
—Exacto —dijo Dumbledore, volviendo a sonreír—.
Eso es lo que te diferencia de Tom Ryddle. Son nuestras elecciones, Harry, las
que muestran lo que somos, mucho más que nuestras habilidades.
-Eso es
cierto- aseguro el profesor Dumbledore- Tom decidió utilizar su habilidad para
controlar al basilisco y atacar a sus compañeros, pero tú la utilizaste para
salvar a la joven Weasley,
-Porque
no me sorprende que el profesor este de acuerdo con su yo del futuro- bromeo Fabián.
-Pero
hay que aceptar que es cierto o no- agrego Gideon- pero no creo que eso sirva
para convencer al chico.
Harry estaba en su silla, atónito e inmóvil—.
Si quieres una prueba de que perteneces a Gryffindor, te sugiero que mires esto
con más detenimiento.
Una
enorme sonrisa arrogante se posó en los labios de James, cuantas veces le
hubiera gustado tener esa espada en sus manos, por lo que se sentía orgulloso
de que su hijo la pidiera empuñar.
Dumbledore se acercó al escritorio de la
profesora McGonagall, cogió la espada ensangrentada y se la pasó a Harry. Sin
mucho ánimo, Harry le dio la vuelta y vio brillar los rubíes a la luz del
fuego. Y luego vio el nombre grabado debajo de la empuñadura: Godric
Gryffindor:
-Sí, lo
sabía- grito con efusividad James- la inconfundible espada del gran Gryffindor-
agrego.
Muchos
otros que también se suponían que se trataba de dicha espada no pudieron dejar
de sorprenderse de que ese chico hubiera logrado sacarla del sombrero.
—Sólo un verdadero miembro de Gryffindor
podría haber sacado esto del sombrero, Harry —dijo simplemente Dumbledore.
-Creo que
eso debería de ser suficiente para que Harry deje ese tema por zanjado- exclamo
Remus.
-Ojalá
y sea así- comento Lily.
Durante un minuto, ninguno de los dos dijo
nada. Luego Dumbledore abrió uno de los cajones del escritorio de la profesora
McGonagall y sacó de él una pluma y un tintero.
-Hay nuestro
profesor tan despreocupado verdad- hablo Sirius- y más aún, tomando las cosas
de la profesora McGonagall.
-Solo está
tomando prestado un poco de tinta, eso no es malo- le aseguro Marlene- además
me apuesto que tú has hecho cosas peores.
-Peores
no sé, pero si ha hecho algunas cosas suicidas- le comento James- la última vez
fue cuando visitábamos a Andrómeda- recordó- el muy idiota les quito el
chocolate de Remus y la pequeña Dora, y entre los dos casi lo destrozan.
-Fue la
primera vez que iba a visitarla con ellos- confeso Lily- y he de admitir que
eso fue muy divertido jeje- se rio modestamente.
-Qué bueno
que te divirtieras pelirroja, yo aún sueño de vez en cuando con eso- le dijo
con cierta ironía.
—Lo que necesitas, Harry, es comer algo y
dormir. Te sugiero que bajes al banquete, mientras escribo a Azkaban:
necesitamos que vuelva nuestro guarda. Y tengo que redactar un anuncio para El Profeta,
además —añadió pensativo—. Necesitamos un nuevo profesor de Defensa Contra las
Artes Oscuras. Vaya, parece que no nos duran nada, ¿verdad?
-Pues
si son como esos dos anteriores es mejor que no duren- aseguro con frialdad
Lupin.
-¡Pero Remus!-
atajo Dora un tanto sorprendida y con cierta represión.
-Pero
es cierto sobina, el primero era maniático mortifago, y el otro no podía
realizar un hechizo aunque su vida dependiera de eso- aseguro Sirius- sus clases
de seguro no servirán de nada.
-Habría
que tomar eso en consideración- atajo Marlene con una sonrisa traviesa- en
especial viniendo de alguien que es tan revoltoso y holgazán.
-Hey,
lo de revoltoso es cierto pero lo de holgazán es injustificado- le reclamo el oji
gris ante la risa divertida de la rubia.
Harry se levantó y se dispuso a salir. Pero
apenas tocó el pomo de la puerta, ésta se abrió tan bruscamente que pego contra
la pared y rebotó.
-Eso es
muy mal educado, de quien se puede tratar- comento Gideon.
Lucius Malfoy estaba allí, con el semblante
furioso; y también Dobby, encogido de miedo y cubierto de vendas.
-¡¿Qué?!-
se escucharon varias voces.
-Entonces
los Malfoy son los dueños de Dobby- exclamo Alice.
-Son
unos malditos desgraciados, tratar así a un pobre elfo, es enfermizo- espero Marlene
perdiendo su hasta ahora buen humor.
-Esto
no será bueno para mi padre- comento Draco por lo bajo.
-Descuida-
le respondió Astoria- nos aseguraremos que no lo maten hasta después de que nazcas-
le dijo con media sonrisa logrando que el joven también sonriera.
Por su
parte Lucius no dejaba de pensar en ese libro que su señor le había entregado
hace poco para que lo guardada, le dio indicaciones muy claras referentes a ese
objeto, no entendía que era lo que haya pasado, pero lo que si sabía era que a
su señor no le agradaría nada que lo hubiera desobedecido, y eso lo llenaba de
miedo.
—Buenas noches, Lucius —dijo Dumbledore
amablemente.
El señor Malfoy casi derriba a Harry al
entrar en el despacho. Dobby lo seguía detrás, pegado a su capa, con una expresión
de terror.
Maldito
idiota- espeto Sirius.
— ¡Vaya! —Dijo Lucius Malfoy, fijos en
Dumbledore sus fríos ojos—. Ha vuelto. El consejo escolar lo ha suspendido de
sus funciones, pero aun así, usted ha considerado conveniente volver.
-Eso es
porque es el mejor para el puesto- aseguro Fabián- sin ofender a la profesora McGonagall.
—Bueno, Lucius, verá —dijo Dumbledore,
sonriendo serenamente—, he recibido una petición de los otros once representantes.
-Ese
maldito de Lucius es el único que quería sacar a Dumbledore-aseguro James.
Aquello parecía un criadero de lechuzas, para
serle sincero. Cuando recibieron la noticia de que la hija de Arthur Weasley
había sido asesinada, me pidieron que volviera inmediatamente.
-Idiotas,
solo cuando ocurre algo se atreven a actuar realmente- espeto con evidente
molesto ojo loco.
-Tal
vez ese maldito de Lucius los tenía amenazados- Razono Frank.
-Y que
esos imbéciles no son magos, o son tan incompetentes como para no poder
defenderse- espeto nuevamente el consumado auror
Pensaron que, a pesar de todo, yo era el
hombre más adecuado para el cargo. Además, me contaron cosas muy curiosas.
Algunos incluso decían que usted les había amenazado con echar una maldición
sobre sus familias si no accedían a destituirme.
-Lógico,
pero es como dice Alastor, es como si esos estúpidos n se pudieran defender de
el- aseguro Sirius.
El señor Malfoy se puso aún más pálido de lo
habitual, pero seguía con los ojos cargados de furia.
— ¿Así que... ha puesto fin a los ataques?
—dijo con aire despectivo—. ¿Ha encontrado al culpable?
-Como
si le importará- espeto la señora Weasley abrazando a su hija.
Tranquila
querida, no vale la pena que te alteres por ese infeliz- le trato de
tranquilizar Arthur.
—Lo hemos encontrado —contestó Dumbledore,
con una sonrisa.
— ¿Y bien? —Preguntó bruscamente Malfoy—.
¿Quién es?
-Tengo
un mal presentimiento- le confeso Remus a Tonks- sea lo que sea que haya
pasado, esto será algo muy malo para él- agrego volteando a ver al rubio.
-No le
vendría mal otra tanda de castigos si me lo peguntas- le aseguro la peli rosa.
-Y
luego me reclamas a mí por decir cosas despiadadas- le acuso el castaño con una
media sonrisa que a la chica le pareció encantador.
-Si
bueno, perdón por eso- le aseguro poniendo una sonrisa muy similar.
—El mismo que la última vez, Lucius —dijo
Dumbledore—. Pero esta vez lord Voldemort actuaba a través de otra persona, por
medio de este diario.
Levantó el cuaderno negro agujereado en el
centro, y miró a Malfoy atentamente. Harry, por el contrario, no apartaba los
ojos de Dobby.
El elfo hacia cosas muy raras.
-Más de
las habituales- comento Fabián por lo bajo a su gemelo.
-Pues
yo creo que si- respondió Gideon. Ambos sabían que lo mejor sería no hablar en
vos alta, o se arriesgarían a la furia de algunas personas del gran comedor.
Miraba fijamente a Harry, señalando el
diario, y luego al señor Malfoy. A continuación se daba puñetazos en la cabeza.
-Por su
bien más vale que no sea lo que pienso- dijo Sirius viendo con rencor al rubio.
—Ya veo... —dijo despacio Malfoy a
Dumbledore.
—Un plan inteligente —dijo Dumbledore con voz
desapasionada, sin dejar de mirar a Malfoy directamente a los ojos—. Porque si
Harry, aquí presente —el señor Malfoy dirigió a Harry una incisiva mirada de soslayo—,
y su amigo Ron no hubieran descubierto este cuaderno..., Ginny Weasley habría
aparecido como culpable. Nadie habría podido demostrar que ella no había
actuado libremente...
-Aun así,
no creo que Dumbledore permitiera que se cometiera semejante injusticia- aseguró
Lily.
-Pero
aun así que bueno que Harry la salvo- agrego James- no solo mostro su valor
sino que protegía a su amada.
-¡Papá!-
le recrimino Harry en voz baja.
El señor Malfoy no dijo nada. Su cara se
había vuelto de repente como de piedra.
—E imagine —prosiguió Dumbledore— lo que
podría haber ocurrido entonces... Los Weasley son una de las familias de sangre
limpia más distinguidas.
-Mucho más
que esos malditos Malfoy, o bueno, que la gran mayoría de ellos- aseguro Andrómeda
teniendo cuidado de excluir al Draco que estaba presente.
-Y lo
mismo va para los Black- agrego Sirius- son muy pocos los magos medianamente
decentes que tienen esas familias- ese comentario molesto de cierta forma a su
hermano Regulus.
Imagine el efecto que habría tenido sobre
Arthur Weasley y su Ley de defensa de los muggles, si se descubriera que su
propia hija había atacado y asesinado a personas de origen muggle.
-¿Qué?,
pero no, entonces ese maldito…- dijo entrecortadamente Bill mientras sentía
como su furia aumentaba,
-Por su
bien espero que no- aseguro Charlie de igual forma que su hermano mayor viendo
con cólera a Lucius.
Afortunadamente apareció el diario, con los
recuerdos de Ryddle borrados de él. Quién sabe lo que podría haber pasado si no
hubiera sido así.
El señor Malfoy hizo un esfuerzo por hablar.
—Ha sido una suerte —dijo fríamente.
-No
creo que lo maten o si- le pregunto Draco a Astoria con la duda si es que debía
ayudar a su padre o no hacer nada, por mucho rencor que le tuviera no podía
negar que seguía siendo su padre.
-Lo
intentaran, pero no creo que lo hagan- respondió la chica- mejor deja que escarmiente
un poco más, le hace falta- le aconsejo.
Pero Dobby seguía, a su espalda, señalando
primero al diario, después a Lucius Malfoy, y luego pegándose en la cabeza.
Y Harry comprendió de pronto. Hizo un gesto a
Dobby con la cabeza, y éste se retiró a un rincón, retorciéndose las orejas
para castigarse.
-En
serio, me siento triste por ese elfo y furiosa por el maldito de Malfoy-
exclamo Marlene- como me gustaría que sintiera en persona lo que le obliga a
pasar a Dobby.
-Seria
lo indicado- comento Sirius frotándole el brazo tratando de calmarla- pero por
lo pronto ya veremos qué podemos hacer-agregó por lo bajo con su sonrisa
siniestra- palabra de merodeador.
— ¿Sabe cómo llegó ese diario a Ginny, señor
Malfoy? —le preguntó Harry.
-Es una
gran pregunta- aseguro James.
Lucius Malfoy se volvió hacia él.
— ¿Por qué iba a saber yo de dónde lo cogió
esa tonta? —preguntó.
Todos
los Weasley y los amigos de la chica apretaron los puños por el atrevimiento de
Malfoy de insultarla, en especial después de lo que había pasado.
—Porque usted se lo dio —respondió Harry—. En
Flourish y Blotts. Usted le cogió su libro de transformación y metió el diario
dentro, ¿a que sí?
Vio que el señor Malfoy abría y cerraba las
manos.
-¡¡Eres
un maldito infeliz!!- increpo por fin Arthur fuera de sí, esto mientras se
ponía de pie y desafiaba a Lucius con la varita.
El
rubio por su parte también se puso de pie pero retrocedió hasta la pared
opuesta, tenía la varita en la mano y estaba completamente lívido, y es que no
solo era Arthur, sino que también Bill, Charlie, Percy, Fred y George se pusieron
de pie encarando al hombre que se mantenía en pie de por puro milagro.
-¡Arthur,
chicos!- hablo la señora Weasley, ella también estaba furiosa con Lucius, pero
aun así no quería que su esposo o alguno de sus hijos cometiera una
imprudencia.
-¡No
mamá- ese infeliz se lo merece, casi mata a nuestra hermanita por sus malditas ambiciones!-
le grito Bill listo para arrojar la primera maldición que se le viniera a la
mente.
-¡Bill,
hazle caso a tu madge!- le reclamo de inmediato Fleur- ¡este no es momento paga
que te pongas a pelag!
-Ellas
tienen mucha razón- hablo el profesor Dumbledore de forma tranquila, pero listo
para intervenir en caso de ser necesario- no imagino la bien merecida furia que
deben tener, pero como ya he dicho anteriormente no es momento para arreglar
sus diferencias, así que les ruego que se tranquilicen.
Después
de un rato que tardaron en calmarse, y después de que confirmaron que ya no
intentaría matar al rubio, Frank continuo con la lectura del ultimo capitulo.
—Demuéstralo —dijo, furioso.
—Nadie puede demostrarlo —dijo Dumbledore, y
sonrió a Harry—, puesto que ha desaparecido del libro todo rastro de Ryddle.
Por otro lado, le aconsejo, Lucius, que deje de repartir viejos recuerdos escolares
de lord Voldemort. Si algún otro cayera en manos inocentes, Arthur Weasley se
asegurará de que le sea devuelto a usted...
-El
profesor también está de acuerdo que en ese maldito fue el culpable- aseguro
Alice.
-Además
no creo que sea solo Arthur, más de alguno le gustaría ajustar cuentas con él-
agrego Ted viendo de reojo a su esposa y a su primo, sabe muy bien que desde hacía
bastante tiempo tenían ganas de vérselas con ese imbécil.
Lucius Malfoy se quedó un momento quieto, y
Harry vio claramente que su mano derecha se agitaba como si quisiera empuñar la
varita. Pero en vez de hacerlo, se volvió a su elfo doméstico.
— ¡Nos vamos, Dobby!
-Cobarde-
espeto Frank- es obvio que no se atrevería a encarar a Albus de ninguna forma.
-Solo
se mete con los que son más débiles- espeto Marlene imaginando que sería Dobby
el que lo pagara- es un repugnante cobarde.
Tiró de la puerta, y cuando el elfo se acercó
corriendo, le dio una patada que lo envió fuera.
A más
de uno le molesto eso, pero no más que Marlene y a Hermione, quienes detestaban
demasiado que trataran así a esas y a muchas más criaturas.
Oyeron a Dobby gritar de dolor por todo el
pasillo. Harry reflexionó un momento, y entonces tuvo una idea.
-Una
idea- repitieron James y Lily- ¿qué clase de idea se te ocurrió?- continuo la
pelirroja.
-Ya lo
veras mamá- le respondió- es de los pocos de mis planes que salen como deben-
bromeo el azabache a lo que solo algunos sonrieron.
—Profesor Dumbledore —dijo deprisa—, ¿me
permite que le devuelva el diario al señor Malfoy?
—Claro, Harry —dijo Dumbledore con calma—.
Pero date prisa. Recuerda el banquete.
-Siempre
es entretenido hablar con el profesor- comento Fred divertido por la
despreocupación con la que hablaba.
-Pienso
igual- secundo George- pero pregunto que pretende Harry con ese diario.
Harry cogió el diario y salió del despacho
corriendo. Aún se oían alejándose los gritos de dolor de Dobby, que ya había
doblado la esquina del corredor. Rápidamente, preguntándose si sería posible
que su plan tuviera éxito, Harry se quitó un zapato, se sacó el calcetín sucio
y embarrado, y metió el diario dentro. Luego se puso a correr por el oscuro
corredor.
-Tratas
de engañarlo para que libere al elfo- se impresiono James comprendiendo por
donde iba la cosa- ¡estupendo Harry, ese el espíritu!- le apoyo de inmediato.
Sirius
Remus e incluso Lily sonrieron en apoyo con las palabras del azabache, esa es
la actitud que esos tres locos tenían, y por parte de Lily, le alegraba que su
hijo usara esa astucia para ayudar a otros y no solo para molestar y hacer
bromas como lo hacía su padre.
Los alcanzó al pie de las escaleras.
—Señor Malfoy —dijo jadeando y patinando al
detenerse—, tengo algo para usted.
Y le puso a Lucius Malfoy en la mano el
calcetín maloliente.
-Eso de
seguro le debió de haber fascinado- exclamo Sirius de manera burlona- me hubiera
fascinado ver su cara.
— ¿Qué diablos...?
El señor Malfoy extrajo el diario del
calcetín, tiró éste al suelo y luego pasó la vista, furioso, del diario a
Harry.
-Funciono,
exclamo Lily contenta- se dejó guiar por su cólera y el muy idiota ni se dio
cuenta.
-También
a simple vista su intención parecía otra- comento Dora con una sonrisa burlona-
la verdad es que para variar su plan salió bien.
-Bueno,
no siempre todo le tiene que resultar mal verdad- apoyo Remus con la misma
sonrisa burlona.
—Harry Potter, vas a terminar como tus padres
uno de estos días —dijo bajando la voz.
A James
y a Lily les disgusto demasiado ese comentario, pero no dijeron nada, él
tendría su castigo en su momento, por lo pronto quería disfrutar del ridículo
que aria gracias a su hijo.
—También ellos eran unos idiotas
entrometidos. —Y se volvió para irse—. Ven, Dobby. ¡He dicho que vengas!
-No lo hará-
aseguró Marlene con alegría- ya no tiene por qué obedecer a ese maldito
infeliz.
Pero Dobby no se movió. Sostenía el calcetín
sucio y embarrado de Harry, contemplándolo como si fuera un tesoro de valor
incalculable.
Harry sonrió
al recordar al elfo, de hecho la siguiente vez que lo vio después de eso tenía
puesto ese mismo calcetín con el que lo había liberado, sin duda para él era un
tesoro.
—Mi amo le ha dado a Dobby un calcetín —dijo
el elfo asombrado—. Mi amo se lo ha dado a Dobby.
— ¿Qué? —Escupió el señor Malfoy—. ¿Qué has
dicho?
Lucius frunció
el ceño y apretó los puños, se podía decir que estaba igual de molesto que el
del libro, haber sido burlado con esa facilidad era algo humíllate para él.
—Dobby tiene un calcetín —dijo Dobby aún sin
poder creérselo—. Mi amo lo tiró, y Dobby lo cogió, y ahora Dobby... Dobby es
libre.
Lucius Malfoy se quedó de piedra, mirando al elfo.
-¡En tu
cara estúpido!- festejo Sirius mientras era coreado por varios más,
especialmente los Weasley que tenían una razón más para detestas a ese tipo.
Luego embistió a Harry.
-Más le
vale que no le haga nada- increpo Lily sacando su carácter.
— ¡Por tu culpa he perdido a mi criado,
mocoso!
Pero Dobby gritó:
— ¡Usted no hará daño a Harry Potter!
Se oyó un fuerte golpe, y el señor Malfoy
cayó de espaldas.
-Al
parecer el que salió castigado fue ese maldito de Malfoy- comento Fred risueño.
-Ojala
le haya dolido mucho-agrego George- ¿por qué siempre que pasa algo así estamos
ausentes?
Bajó las escaleras de tres en tres y aterrizó
hecho una masa de arrugas. Se levantó, lívido, y sacó la varita, pero Dobby le
levantó un dedo amenazador.
—Usted se va a ir ahora —dijo con fiereza,
señalando al señor Malfoy—. Usted no tocará a Harry Potter. Váyase ahora mismo.
-Los
elfos tiene mucho poder mágico- aseguro Hermione- lo que hizo Dobby aquella vez
lo demuestra.
-No hay
duda que la idea que tienen los magos con esas criaturas es muy equivocada-
seguro Marlene.
Lucius Malfoy no tuvo elección. Dirigiéndoles
una última mirada de odio, se cubrió por completo con la capa y salió
apresuradamente.
-Lógico,
ese elfo demostró ser muy superior- aseguró Andrómeda-y ahora que es libre
puede defender a Harry con todo su poder.
-Siempre
y cuando eso no lo haga como las otras veces, todo estará bien- agrego Sirius.
— ¡Harry Potter ha liberado a Dobby! —chilló
el elfo, mirando a Harry. La luz de la luna se reflejaba, a través de una
ventana cercana, en sus ojos esféricos—. ¡Harry Potter ha liberado a Dobby!
—Es lo menos que podía hacer, Dobby —dijo
Harry, sonriendo—. Pero prométame que no volverá a intentar salvarme la vida.
Nuevamente
una tanda de risa se dejó escuchar en ese momento.
-Es comprensible,
después de todo casi muere por que trato de salvarle la vida-comento Gideon.
Una sonrisa amplia, con todos los dientes a
la vista, cruzó la fea cara cetrina del elfo.
—Sólo tengo una pregunta, Dobby —dijo Harry,
mientras Dobby se ponía el calcetín de Harry con manos temblorosas—. Usted me
dijo que esto no tenía nada que ver con El-que-no-debe-ser-nombrado, ¿recuerda?
Bueno...
-¿En
serio?, ¿de verdad paso eso?- pregunto Fabián.
-Fue
cuando se encontró a Dobby en su habitación en la casa de sus tíos- respondió
Ted- fue lo primero que le pregunto.
-A
claro, pero entonces mintió o ¿no?, porque si se trataba de él- volvió a hablar
Fabián.
-No
creo que se trate de eso hermano- comento Gideon quien tampoco entendía- mejor
deja que lean.
—Era una pista, señor —dijo Dobby, con los
ojos muy abiertos, como si resultara obvio—. Dobby le daba una pista. Antes de
que cambiara de nombre, el Señor Tenebroso podía ser nombrado tranquilamente,
¿se da cuenta?
-Es que
no fue una clave tan sencilla- comento Remus- en especial si se la dicen a
alguien como James o Harry que no comprenden de ese tipo de cosas.
-Es
cierto, hasta yo me di cuenta- aseguro Tonks- serán muy hábiles en muchas
cosas, pero si no le dicen las cosas directamente simplemente no entienden
verdad.
-¡Hey!-
reclamaron los dos azabaches al mismo tiempo.
-Pero
ellos tienen razón cariño- le aseguro Lily a James.
-Medio Hogwarts
se pudo dar cuenta que me gustabas menos tu- le reclamo Ginny a Harry.
-Y como
esos, debe haber docenas de ejemplos más, pero mejor continuemos con los
libros- propuso Remus.
—Bien —dijo Harry con voz débil—. Será mejor
que me vaya. Hay un banquete, y mi amiga Hermione ya estará recobrada...
Dobby le echó los brazos a Harry en la
cintura y lo abrazó con fuerza.
— ¡Harry Potter es mucho más grande de lo que
Dobby suponía! —sollozó—. ¡Adiós, Harry Potter!
-Ese
elfo me cae muy bien- comento James- me pegunto donde estará ahora.
-Recientemente
comenzó a trabajar en nuestra casa- hablo Narcisa sorprendiendo a todos- es
joven y un poco raro como lo el del libro- aseguro.
-Ha es bueno
saberlo, ya después veremos como quitárselo- comento como si nada Sirius.
-Solo inténtalo
Black y yo…
-¿Qué?,
te acobardaras como siempre- espeto James viendo con desafío a Malfoy- ese elfo
vivirá mejor con nosotros que contigo infeliz.
-Como
sea, no desperdiciare mi tiempo con un simple elfo- espeto Lucius cruzándose de
brazos.
Y dando un sonoro chasquido, Dobby
desapareció.
Harry había estado presente en varios banquetes
de Hogwarts, pero en ninguno como aquél. Todos iban en pijama, y la celebración
duró toda la noche.
-¡¿Por
qué?! si nosotros nos desvelábamos hasta doce de la noche nos castigaban y…
-Ya
deja de reclamar Sirius- le interrumpió Marlene- además recuerda bien que sus
“fiestas” nada tenían que ver con lo que ellos están haciendo, ustedes se
merecían el castigo.-aseguro la rubia deshaciendo el abrazo que el hombre tenía
sobre ella.
-Pero ¿por
qué te molestas tanto?- exclamo el oji gris.
-Tu
sabes muy bien porque animal- espeto
-Hablas
de lo de aquella vez-dijo- pero por favor…
-Ya Sirius,
después se pueden pelear en privado pero por ahora dejen eso.- les interrumpió
James suponiendo por donde iba la situación.
Harry no sabía si lo mejor había sido cuando
Hermione corrió hacia él gritando: « ¡Lo has conseguido! ¡Lo has conseguido!»
-Él no
fue el único sabes- comento Ron.
-Ya
Ronnie no te enceles, tu terminaste con ella o no- atajo Fred.
-Y
Harry se llevó a nuestra hermanita, que ahora que lo pienso no es el mejor de
mis argumentos- agrego George.
O cuando Justin se levantó de la mesa de
Hufflepuff y se le acercó veloz para estrecharle la mano y disculparse
infinitamente por haber sospechado de él
-Era lo
mínimo que podía hacer- espeto Sirius- aunque lo de haber sido petrificado le
da puntos para librarse de nosotros- agrego por lo bajo.
O cuando Hagrid llegó, a las tres y media, y
dio a Harry y a Ron unas palmadas tan fuertes en los hombros que los tiró
contra el postre; o cuando dieron a Gryffindor los cuatrocientos puntos ganados
por él y Ron, con lo que se aseguraron la copa de las casas por segundo año consecutivo.
-Si
Gryffindor- grito James feliz- se siente grandioso cuando ganamos la copa, aun
claro, también es maravilloso cuando Ravenclaw o Hufflepuff lo hacen,
cualquiera es mejor que Slytherin.
-¡Hey!-reclamaron
de inmediato los integrantes de la casa verde plata.
O cuando la profesora McGonagall se levantó
para anunciar que el colegio, como obsequio a los alumnos, había decidido
prescindir de los exámenes
-¡Si!-
grito Sirius a todo pulmón golpeando el aire con el puño.
(« ¡Oh, no!», exclamó Hermione).
-¡¿Qué?!-
dijeron de inmediato los dos pares de gemelos.
-Era
lógico que Hermione se comportaría de esa forma, no sé porque se sorprenden-dijo
con cansancio Charlie.
O cuando Dumbledore anunció que, por desgracia,
el profesor Lockhart no podría volver el curso siguiente, debido a que tenía
que ingresar en un sanatorio para recuperar la memoria. Algunos de los profesores
se unieron al grito de júbilo con el que los alumnos recibieron estas noticias.
-Ni
siquiera ellos pudieron ocultar la alegría de no tener que soportar a Lockhart
otro año- comento Sirius.
-De
verdad fue una gran noche, y no solo para ti- aseguro James- incluso ese mal
humorado conserje debía de estar feliz por recuperar a esa maldita gata.
— ¡Qué pena! —Dijo Ron, cogiendo una
rosquilla rellena de mermelada—. Estaba empezando a caerme bien.
-Hay
Ron- comento Bill viendo divertido a su hermano mientras Fred y George reían y
levantaban sus pulgares en aprobación.
Frank
fue describiendo la normalidad con la que avanzo lo que quedaba de ultimo
trimestre, las clases de DCAO se habían suspendido, de cómo los ánimos de Draco
disminuyeron y de cómo Lucius fue echado del consejo escolar, lo que fue algo
aclamado por casi todos los presentes y al final de como Ginny se había
respuesta y se encontraba feliz.
-Hay mi
pobre niña- exclamo Molly abrazando con ternura a la joven.
Muy pronto llegó el momento de volver a casa
en el expreso de Hogwarts. Harry, Ron, Hermione, Fred, George y Ginny tuvieron
todo un compartimento para ellos. Aprovecharon al máximo las últimas horas en
que les estaba permitido hacer magia antes de que comenzaran las vacaciones.
-Y
pensar que nosotros siempre pudimos hacer magia siempre y cuando nuestros
padres no nos vieran- comento Ron.
-Lo
sabemos Ron, ¿te imaginas que había pasado si hubiéramos podido hacer magia?-
comento Fred.
-Hubiéramos
podido sacar los productos de sortilegios Weasley antes de tiempo, hubiera sido
fabuloso- aseguro George.
-Pero
si nuestra madre los hubiera atrapado sería mejor estar en manos del
ministerio- agrego Ginny enfocando la vista en la penétrate mirada que la señora
Weasley tenía puesta sobre los gemelos.
Jugaron al snap explosivo, encendieron las
últimas bengalas del doctor Filibuster de George y Fred, y jugaron a desarmarse
unos a otros mediante la magia.
-Un
juego he- exclamo Alastor- me desagrada que tomen ese hechizo como un juego,
pero supongo que servirá de práctica.
Harry estaba adquiriendo en esto gran
habilidad.
Los
cercanos al azabache sonrieron.
-Es un
buen hechizo, pero estaría mal aprender algunos otros, ya vimos que tienes habilidad
para eso- comento Remus.
Estaban llegando a Kings Cross cuando Harry
recordó algo.
—Ginny.., ¿qué es lo que le viste hacer a
Percy, que no quería que se lo dijeras a nadie?
-Les
dijiste- exclamo el pelirrojo sonrojándose un poco.
-No es
para tanto- le restó importancia la joven.
-Es
porque tú no soportaste las burlas de este par todo el verano- se defendió.
-Y las
burlan que han hecho porque me gusta Harry- le contradijo- y no quiero hablar
de esos malditos celos de todos ustedes, en serio no tienen idea que cuantas
veces he querido maldecirlos por ello- les revelo.
— ¡Ah, eso! —Dijo Ginny con una risita—.
Bueno, es que Percy tiene novia.
A Fred se le cayeron los libros que llevaba
en el brazo.
— ¿Qué?
—Es esa prefecta de Ravenclaw, Penélope
Clearwater —dijo Ginny—. Es a ella a quien estuvo escribiendo todo el verano
pasado. Se han estado viendo en secreto por todo el colegio. Un día los
descubrí besándose en un aula vacía.
-Ya vez
hermanito no era para hacer tanto escándalo- le aseguro George.
-Recuerda
lo que dijeron nuestros tíos, siempre y cuando estuvieran vestidos no es nada
malo- agrego Fred.
-¡Ya cállense!-
les reclamo Percy aún más rojo de lo que ya estaba.
Le afectó mucho cuando ella fue..., ya
sabéis..., atacada. No os reiréis de él, ¿verdad? —añadió.
—Ni se me pasaría por la cabeza —dijo Fred,
que ponía una cara como si faltase muy poco para su cumpleaños.
—Por supuesto que no —corroboró George con
una risita.
-Es
obvio que no lo harían- aseguro Sirius- la pero cosa que puedes hacer frente a
un bromista es dejar en evidencia aquello que te vergüenza.
-Es
verdad- aseguro James- si les hubiera dicho de frente se burlarían un poco,
pero no pasaría de un par de días y no todo el verano- hablaron los maestros.
El expreso de Hogwarts aminoró la marcha y al
final se detuvo.
Harry sacó la pluma y un trozo de pergamino y
se volvió a Ron y Hermione.
—Esto es lo que se llama un número de
teléfono —dijo Harry, escribiéndolo dos veces y partiendo el pergamino en dos
para darles un número a cada uno—. Tu padre ya sabe cómo se usa el teléfono, porque
el verano pasado se lo expliqué.
-Y aun así
no supo cómo utilizarlo- atajo Ginny mirando con acusación a su hermano.
-¿Cómo
iba a saber que no debía gritar en esa cosa?- se defendió el chico, y aquellos
que eran hijos de muggles o vivían con ellos se rieron por su comentario.
Llamadme a casa de los Dursley, ¿vale? No
podría aguantar otros dos meses sin hablar con nadie más que con Dudley...
-Si es
que acaso hablábamos- agrego el propio Harry.
—Pero tus tíos estarán muy orgullosos de ti,
¿no? —dijo Hermione cuando salían del tren y se metían entre la multitud que
iba en tropel hacia la barrera encantada—. ¿Y cuándo se enteren de lo que has
hecho este curso?
-Si
claro, como si les importara algo que le pudiera pasar- espeto Dora con
molestia.
— ¿Orgullosos? —Dijo Harry—. ¿Estás loca?
¿Con todas las oportunidades que tuve de morir, y no lo logré? Estarán
furiosos...
-Me
alegra que tengas momentos de diversión entre tantos desastres- comenzó Lily-
pero la verdad ese humor tuyo me parece que es demasiado turbio.
Y juntos atravesaron la verja hacia el mundo
muggle.
-Es el
final- le informo Frank cerrando el libro.
-Genial,
entonces vamos al siguiente-dijo emocionado.
-Espera
Sirius- le detuvo Alice- recuerda que van a llegar más personas para leer los
libros que faltan.
-Ella
tiene razón- dijo el profesor Dumbledore poniéndose de pie- y creo que
terminamos justo a tiempo- dijo señalando la puerta de la sala de menesteres
que acaba de aparecer- según la carta, llegaran unas personas de nuestro tiempo
y después llegarían los del futuro más lejano- el profesor comenzó a caminar-
iré a hablar con esas personas, mientras tanto los demás pueden descansar, y no
podrán tocar el siguiente libro- dijo especialmente viendo a Sirius.
El profesor
avanzo calmadamente por el gran comedor y se adentró a la habitación por la puerta que recién había aparecido.
-Es un
desperdicio de tiempo si me lo preguntan- volvió a hablar Sirius.
-Pues
aun así te esperas- le aseguro Andrómeda- mira si tan impaciente estas mejor
ven con migo- le dijo.
-¿A
dónde?
-Quiero
hablar contigo de algo, debe ser en
privado- le explico- así que muévete de una vez- y sin atreverse a
contradecirla el oji gris se levantó de su asiento y siguió a su prima.
Andrómeda
camino por todo el comer hasta que salió del mismo, muy cerca de ella su primo
Sirius la seguía tal como se lo había pedido, y además también Ted Tonks se
puso de pie, si bien los primos quería platicar a solas creía que el tema de la
conversación también lo involucraría, cuando los tres se cercioraron que no los
escucharían comenzaron a hablar.
-Y bien
Dromeda, ¿por qué quería que viniera?- le pregunto el oji gris.
-¿Anoche
tu James y Remus estuvieron juntos?- pregunto, y es que por más que recordaba
la noche anterior, estaba segura que eso tres se habían estado todo el tiempo
juntos.
-Sí,
estuvimos con él- respondió con simpleza poniendo a pensar al matrimonio Tonks-
pero no entiendo la pregunta, siempre estamos juntos en luna llena.
-¿Luna
llena?- preguntaron sorprendidos.
-Sí,
¿no supieron?, anoche en nuestro tiempo seria luna llena.
-¿Pero
no se supone que el tiempo estaba detenido?- interrumpió Ted.
-Eso
mismo dije, pero aun así la “bendita” luna apareció y James y yo acompañamos a
Remus a una habitación especial.
-Y no
sabes nada de Dora- le pregunto Andrómeda con cierta preocupación- anoche
encontró una nota en la cama que la guiaba fuera de la habitación.
-¿En
serio?, que raro- se extrañó- justamente anoche Dora llego a la habitación
donde estábamos, y justo cuando Remus se comenzó a trasformar.
-¡¿Qué?!-
grito Ted.
-Pues
eso, James y yo nos petrificamos cuando la vimos llegar, por surte del futuro
le enviaron una poción del futuro para hacer que Remus se volviera inofensivo.
-La
poción mata lobos- comento Ted ante el asentimiento de Black- he escuchado
algunas cosas de esa poción, así que en verdad funciona.
-Pues
sí, incluso parecía tenerle más miedo a Dora que ella a él.
-¿Cómo
es eso?- quiso saber Andrómeda.
-Bueno,
es que esa hija tuya se le acerco cuando dejo de transformarse, y Remus en
lugar de acercarse a ella se alejaba, al final mi sobina lo convenció y hasta
le dio un abrazo, en verdad que estaba muy mansito.
-¡¿Y tú
la dejaste?!- dijo Ted con cierta acusación en la voz.
-Trate
de sacarla del cuarto, pero ustedes la conocen mejor que nadie, cuando se le
mete algo en la cabeza no hay nada que se lo saque, es obvio que tiene sangre
Black en las venas- los Tonks tuvieron que aceptar que era cierto.
-¿Y qué
paso después?- le instó a continuar la mujer.
-Pues
dijo que se iba a quedar toda la noche con él y así fue, le curo como pudo un
par de heridas que se había hecho, nosotros apenas nos pudimos acercar a ellos,
por una parte para no molestar a dora y por la otra porque lunático nos gruñía
cuando nos acercábamos- dijo eso ultimo con una sonrisa antes de agregar-
incluso creo que le cepillo el cabello al lobito, eso fue muy divertido jeje-
se rio modestamente- ya temprano en la mañana me fui dar un baño y James fue a
buscar a la pelirroja, cuando regrese solo estaba Remus sentado en el suelo un
poco pálido y alterado, y por más que le pregunte que había pasado él muy
ingrato no me dijo nada.
-¿Y eso
fue todo?- le pregunto Ted.
-Si-
respondió- no quedaron mucho tiempo solos no creo que haya pasado nada.
-Si
bueno- dijo por lo bajo Andrómeda haciendo una mueca extraña que no pasó
desapercibida por Sirius.
-¿Qué
quieres decir con eso?- imito la mueca de su prima- no me digas que paso entre
ellos- tanteo el hombre. Mientras el matrimonio se veía entre ellos.
-La
verdad, es que en la mañana comencé a buscar a Nymphadora, y creo que llegue a
la habitación donde estaban y…- guardo silencio, la verdad no quería continuar
con esa explicación.
-¡Hay
prima no dejes la historia así!- se impaciento Sirius por su silencio- solo
dime si lo que hacían era consentido o no, por en esos momento los licántropos
se vuelven más fogosos- Dromeda no dijo nada, pero la acción de vergüenza que
topo parecía decirlo todo- ¡¡LO SABÍA!!- grito con fuerza.
-Cállate
animal, se supone que la conversación es privada- le recrimino Andrómeda.
-Pero
es justo como yo lo dije prima, ahora si le podre restregar en la cara que…
-¡No
vas a hacer eso!- le detuvo Ted- mira Sirius, sé que en el fondo tus
intensiones son buenas, pero no creo que
con esas constantes bromas estés ayudando.
-Ted
tiene razón, deberías de tranquilarte con ese tema y por supuesto no le puedes
decir nada acerca de lo que hablamos.
-Está
bien prima, como ustedes quieran, pero cuando se descubra la verdad nadie me
impedirá restregárselos en la cara entendieron- les advirtió.
-Creo
que no lo podemos evitar- Ted sintió pena por Remus- entonces nuestra hija ya
sabe de la condición de Remus.
-Y por
cómo ha actuado en las lecturas de hoy no parece desagradarle- dijo Andrómeda
que aún tenía muy clara la imagen de ellos dos besándose tan apasionadamente en
el suelo.
-Oigan
sé que no es lo que han pensado, pero les aseguro que mi amigo es una buena
persona, moriría antes de permitir que algo malo le pasara a Dora, aunque será
difícil que lunático acepte tener una relación verdadera por sus propios
prejuicios, pero bueno, eso es otra cosa, lo importante, es que no deben de
estar nerviosos por eso.
-Lo
sabemos Sirius, y créenos que estamos trabajando en eso- le aseguro Ted- lo
mejor será que regresamos.
Lentamente
os tres volvieron a sus respectivos asientos a esperar a que Dumbledore saliera
de la habitación, no pudieron evitar ver como en su lugar Remus hacia aparecer
algunas cosas con sus varitas para que el pequeño Teddy jugara y se divirtiera.
Por
primera vez la sonrisa de Sirius no era de burla, ahora más que nunca estaba
seguro que ellos terminarían juntos, y le agradaba saber que por fin haya
encontrado a la mujer correcta. Sin poderlo evitar volvió la vista a Marlene, y
comenzó a plantearse preguntas que nunca se hizo, con respecto a cómo sería su
vida cuando terminaran todo eso.
me encanta ya casi estamos en el tercer libro, ¿habrá sorpresas con los personajes o serán los mismos?, espero que no cambien mucho
ResponderEliminar, ademas no se que tengas planeado pero seria estupendo que lily y scorpius estén juntos, así los malfoy y los potter se unirán aun mas, espero, bueno nos leemos después
Si, ya casi comenzamos el tercero, ya iras descubriendo como se desarrollan los personajes, y en cuanto a sus relaciones, solo diré que hay que esperar a que pase el tiempo.
EliminarHasta pronto.
Me ha gustado muchísimo sobretodo este final tan lindo y las ultimas reflexiones. Por lo que hace a las parejas de la TG te lo dejo a tu mando aunque me gustaría Scorpius y Lily o James y Rose (leí que entre primos no se puede considerar incesto porque el incesto es en primer y segundo grado y los primos lo son en tercer). E incluso me haría gracia que hubiera alguna pareja homosexual o asi. Pero tu hazlo a tu antojo porque es tu historia.
ResponderEliminarBesos.
A mi tambien me gustan esas perejas
EliminarQué bueno que te gustara, pues si, en este libro tratare que las relaciones de Sirius vayan mejorando poco a poco, pues ya en el transcurso de la historia veremos que pasaran con la tercera generación, solo hay que tener paciencia.
EliminarHasta pronto.
Megustaria que estuvieran un lily/scorpius y un james.s./rose
ResponderEliminarYa veremos, ya veremos.
EliminarVeo por aquí que la gente pide parejas. Yo también quiero.... yo quiero yaoi!!
ResponderEliminar¡Por fin! ¡Gracias Zeus! Tras siglos por fin tengo a la terecera generación. Tras siglos esperando por fin están aquí. No puedo esperar ni un capitulo más. Ni. Un. Capítulo. Más. *mirada asesina*
PD: No voy a decir nada, pero me gustaría cierta pareja. Pero no voy a decir nada.
...
...
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Tosjamestosscorpiustos
Pos eso :3
Si, ya vamos a comenzar el tercer libro por fin, y he de decir que me sorprendió tu petición de parejas he, jeje, por lo pronto les dejare el siguiente capítulo.
EliminarHola!
ResponderEliminarMerlín! Ya al tercero! Me encanta la forma en que narras y las reacciones de todos, y hablando de eso espero leer la forma en que toman lo que pasa en el siguiente libro, oh! Y al conocer a la tercera generación también!
Espero con muchas ansias el siguiente! :D
Me complace que digas eso, y si, en este libro ocurrirán unas cosas un poco duras para algunas, desde lo del Sirius hasta lo del dementor, en verdad espero no decepcionarlos. En cuanto a la tercera generación tratare que su relación se vaya desarrollando conforme continúen con la lectura.
EliminarHasta pronto.
¡Hola! Al fin tengo tiempo de comentar... Escribiste un capitulo excepcional como siempre, me ha encantado y en especial la última parte.
ResponderEliminarEn cuanto a las parejas de la Tercera Generación... *suspiro* Pues es tu fic y tu decides, pero a diferencia de los que han comentado antes yo soy una fiel fan del Scorpius-Rose y me pone un poco incomoda todo lo Lily-Scorp o aun mas grave: Rose-JamesS, en serio, me dan un poco de cosa. Ha estos últimos siempre me los he imaginado como primos y nada mas, y con Rose y Scorp me parece natural, representando los papeles de Ron y Herms un poco cambiados en el Trío de Plata.
Como sea, aveces olvido que no todos imaginan como yo y tomo esto como un tipo de canon, lo siento por eso. Sin mas que decir que dejo la decisión en tus manos (donde pertenece) me despido,
saludos de
Lunática.
P.D.: ¿Sabes? Con todo esto del nuevo blog casi olvido que tu vienes de Potterfics y por consiguiente, estas tan loco (o loca) como nosotros.
EliminarQué bueno que te guste, tu comentarios siempre son muy bien recibidos, pues que te puedo decir, argumentalmente hablando se le puede sacar mucho jugo a esas parejas, en especial con los celos de cierto pelirrojo y su aversión a los sangre limpia, pero ya veremos cómo se desarrolla todo, y gracias por tu comentario.
EliminarJeje, bueno, para ser honesto no sé qué tiene que ver que venga de potterfics, pero mentiría si dijera que estoy cuerdo, la verdad la locura es más advertida jeje.
EliminarHasta pronto.