martes, 7 de octubre de 2014

Capítulo 36.- La Cámara de los Secretos

Remus, Sirius y James habían acudido a la habitación que describía la carta que el castaño había recibido poco antes, el lugar tenía dos puertas de metal que les daba paso hasta el lugar, Cuando llegaron a la habitación lo único que había era una botella con la poción llamada “matalobos” y una nota que explicaban muchas cosas de su uso, con la clara advertencia de que tendría un sabor horrible que por desgracia no se podía evitar.
La habitación en si parecía estar reforzada y acústicamente aislada y por su puesto completamente vacía, era perfecta para que pasara su trasformación esa noche, un par de grandes ventanas en un costado dejaban entrar un poco de luz del exterior, además claro de las velas que había en el lugar.
-Yo sigo sin comprender como  no podemos evitar la maldita luna llena, digo con el tiempo supuestamente detenido- expreso Sirius por décima vez.
-Tal vez si podían evitarla, pero tal vez los nuevos miembros que vendrán del futuro cambio todo, o tal vez sabían que nuestro Remus no estaría tranquilo hasta que pasara la fecha como acostumbra- razono James- no me dirás que no estabas preocupado por eso amigo- aseguro al ver como el castaño lo miraba con molestia.
-Tienes razón esta vez James- acepto Lupin- pero ahora solo espero que esa poción que mandaron sea útil.
-Ya lo leíste lunático, en el futuro has usado esa poción muchas veces y actúas como un manso cachorro- aseguro para alentarlo.
-En verdad tenía tan mal sabor- le pregunto James para hacer conversación.
-Sí, era casi tan horrible como el crece huesos- aseguro el oji miel.
Una tenue luz plateada comenzó a entrar por las ventana con más y más intensidad, los tres lo notaron por lo que dedujeron que era momento de transformarse, James y Sirius se alistaban para tomar su forma animal y Remus se  preparaba para sentir el dolor recorrerle la espina, y entonces todo ocurrió en una fracción de segundo.
La puerta se abrió en un segundo sorprendiendo a los dos animagos que se quedaron congelados en su lugar viendo como una metamorfomaga entraba en el lugar. Tonks se topó con los merodeadores pero la impresión de tenerlos ahí fue superara por el doloroso espectáculo frente a ella, poco a poco el joven tranquilo y amable que conocía estaba sufrido una fuerte transformación, vio como sus manos se convertían en garras y con ellas se rasguñaba la espalda, como su piel se cubría de pelo gris y su boca se convertía en un hocico, un aullido característico de un lobo se dejó escuchar cuando todo concluyo.
-Remus- dijo con un hilo de voz la joven que tenía el cabello gris.
-Sobrina, debes venir conmigo- dijo Sirius con cuidado cuando reacciono por fin.
El hombre tomo el brazo de su sobrina, pero esta de un fuerte empujón se liberó y avanzo con cautela al licántropo que se encontraba triado en el suelo.
-Remus- le volvió a hablar, esta vez sí volteo a verla al tiempo se ponía a su altura, contemplo como la chica acercaba con precaución su manos hacia a él, como respuesta hizo el intento de alejarse- no- le hablo al hombre- no te vallas, ven, no te tengo miedo- le dijo.
Tanto James como Sirius quería intervenir en todo eso, pero estaban impresionados por cómo estaban reaccionando, la verdad es que Remus estaba más temeroso de Dora que ella de él, como si fueran una niña y su perro se fueron acercando, después de un rato la joven logro poner la mano sobre su cabeza y lo comenzó a acariciar, el atemorizante lobo se veía muy pacifico, en especial al sentir la caricia de la metamorfomaga.
Cuando tuvo la suficiente confianza la joven se acercó completamente a él y lo abrazo con fuerza derramando algunas lágrimas.
-Hay Remus, ¿qué es esto?, ¿qué es lo que te pasa?- pregunto al aire la chica.
-So… sobrina- hablo Sirius- Remus el, bueno, él es un licántropo- le respondió con precaución.
-¿Qué?- pregunto de  nuevo- ¿desde cuándo?
-Desde que era un niño- respondió nuevamente.
-¿Y siempre es así?, el (evidente) dolor de la transformación y sus heridas- dijo notando los recientes cortes sobre su espalda.
-Hay noches peores que otras-  respondió James- pero hoy le mandaron una poción del futuro que lo ayuda en su transformación- agrego- Tonks, deberías de irte.
-¡¿Qué?!
-Bueno sobrina, no es muy seguro que tu…
-Ustedes también están aquí o no- les rebatió- además si me fuera a tacar ya lo había hecho- agrego.
-Bueno si, pero…
-¡Pero nada!, yo me voy a quedar aquí con Remus, y ustedes mejor vallan a traer algo para curarlo, rápido o… no hace falta, ya apareció algo aquí- junto a ellos aparecieron algunas pociones y toallas con la que podían entender al licántropo.
La visión era sorprendente, sabían que la poción volvería menos salvaje a Remus mientras se encontraba en ese estado, pero la docilidad que demostraba en los brazos de la metamorfomaga era más de lo que hubieran imaginado, tal vez no lo vieran, pero lo cierto es que había algo además de la poción que mantenía tranquilo al licántropo, era almo mucho más profundo.
Nunca había hecho algo como eso, y nunca imagino que lo haría, pero sabía muy bien como curar esas leves lesiones por su propia experiencia, una parte de ella le incitaba a sentir un poco de miedo por estar frente a un licántropo, pero esa parte era rápidamente acallada, debajo de las garras y el pero estaba el mismo hombre amable, tierno e inteligente que tanto quería, tenía un poderosos impulso de estar junto a él, de curar esas heridas que se auto-infringió, pero más que nada, de estar ahí para cuidarlo y reconfórtalo y nada ni nadie le impediría pasar esa noche a su lado.
*********
El sol entraba por las ventanas del castillo, y poco a todos los estudiantes y profesores fueron despertando, y en la sala de menesteres no era diferente, desde muy temprano un grupo de pelirrojos estaban haciendo guardia esperando el momento en que su hermana y su prácticamente cuñado salieran de su habitación conjunta, todos excepto uno que de seguro seguía con su novia, y es que avanzada la noche ron se había puesto de loco y Hermione se lo había llevado a su propia habitación, y como Harry y Ginny aún no aparecían.
Los demás llevaban sus cosas de los más normal, james fue en busca de Lily que se había quedado hasta tarde investigando en la biblioteca, y suponían que Sirius debería de estar en alguna habitación tomando un baño.
Por su parte Andrómeda estaba preocupada por su hija, desde la noche anterior que no la había visto, no podría haberle pasado nada malo pero aun así quería saber dónde estaba, estuvo buscando preguntándose cuando de ponto noto como aprecia una puerta metálica en el fondo de la habitación. Guiada por la curiosidad decidió ir a ver que era, pero lo que encontraría del otro lado la dejaría sorprendida.
En una habitación reforzada dos personas dormían bastantes cómodos tomando en cuenta que solo estaban sobre una sábana, el sol comenzaba a pegarle en los lo cual los molestaba, un par de ojos color miel comenzaron  a abrirse, no era la primera luna llena de su vida, pero si era de los amaneceres más tranquilos que había tenido, hizo el intento de levantarse pero no podía hacerlo, y es que tenía algo sobre su pecho desnudo, o más bien tenía a alguien sobre él, no le costó mucho reconocer de quien se trataba pues el aroma como de fresas y el mechón de cabello rosa chicle solo podía pertenecer a una persona.
-¡Dora, ¿qué estás haciendo aquí?!- pregunto despertando de golpe y con evidente tono de preocupación- Dora, despierta.
-No, no quiero- reclamo entre sueños- cinco minutos más- agregó abrazando a Remus con más fuerza.
-Dora, hay, despierta- volvió a ordenar sintiendo un poco de dolor pues el bazo de la chica estaba presionando sobre una de sus nuevas heridas.
-.No, ¿Por qué?- reclamo entre abriendo los ojos topándose la clona cara del hombre- hola Remus- le saludo antes de recostar la cabeza sobre su pecho- ha Remus- se despertó un poco-¿cómo estás?
-¿Cómo estoy?, ¿cómo estás tú?- le cuestiono- ¿qué haces aquí?
-Fue raro, anoche encontré una nota extraña que me trajo aquí, y bueno, vi cuando te estabas transformando y…
-Tu, ¿tu… me… viste?- pregunto entrecortadamente y ella asintió-hay por Merlín, yo no quiera que tú supieras…
-Tranquilo Remus, no hay problema- le restó importancia la metamorfomaga.
-¡¿Como que no hay problema?!- exclamo exasperado- ¡no debiste venir, fue demasiado peligroso para ti, si te hubiera pasado algo!
-Que va, si fuiste un cachorro muy mansito- bromeo.
-¡Esto no es un juego Nymphadora!- le reclamo con molestia logrando que la joven tornara su cabellos de un intenso color rojo- no puedes tratarme como una mascota, un, un monstruo como yo es muy peligroso para…
-En primera, no me llames Nymphadora- le interrumpió ella con la misma firmeza y enojo que él- en segunda, ya deja de fastidiarme con eso del peligro, y en tercera, no quiero que te vuelvas a llamar monstruo entendido.
-Pero yo…
-¡Nunca más Remus John Lupin, si lo vuelves a hacer juro que te arrepentirás!- le aseguro
-Lo estás minimizando- dijo en defensa evadiendo su mirada- lo que yo soy…
-Lo que tú eres, o lo que la sociedad mágica dice que eres- le volvió a interrumpir sabiendo que seguir con sus cosas- escúchame bien,  a mí no me importa que seas un licántropo y mucho menos lo que piensas que eres, para mí siempre serás el hombre amable e inteligente que eres, y por qué no, el lobo que me dejo dormir sobre su pecho- agregó con un leve toque de humor- fue como dormir en un enorme peluche.
-Eso no es graciosos
-Entonces ¿por qué sonríes?- le dijo notando la mueca que trataba de ocultar- ya deja de discutir eso- le dio un beso en la mejilla y lo abrazo por los hombros- solo descansa sí, ya te cure anoche pero aun así debes de estar cansando.
Esa última exclamación tomo por sorpresa a Remus, voleo la cabeza para agradecerle por haberlo curado, pero lo hizo justo en el momento en que la joven pretendía darle otro beso en la mejilla, como es obvio suponer sus labios quedaron unidos. La impresión fue demasiado grande para ellos, pero esa descarga que sintieron al tener sus labios unidos les impidió separase en ese momento.
Se podría decir que Dora aún se encontraba un poco adormilada y Remus estaba sufriendo uno de tantos efectos secundarios de la trasformación, por lo que inevitablemente el beso se fue intensificando, y las manos de cada uno comenzaron a explorar el cuerpo del otro, en su interior sabían que no debían de hacer eso, pero el impulso era muy grande  estaban inmersos en su propio mundo y parecía que nada los podría detener, a excepción tal vez de.
-¡¡NYMPHADORA TONKS BLACK Y REMUS JOHN LUPIN!! que demonios creen que están haciendo- Andrómeda había entrado en la habitación y se había encontrado a la pareja besándose con bastante pasión y con parte de la túnica de su hija tirada junto a ellos.
-Mamá- exclamo llena de miedo Dora alejándose de golpe de Remus, habas con la cara roja de vergüenza- esto no es lo que parece- fue lo único que se le ocurrió agregar.
-¡Estaban besándose en el suelo y casi desnudos ¿qué debería de parecer he?!- rebatió la mujer.
-Ha… bueno… este…
-Mejor no digas nada Nymphadora- paro su tartamudeo- mira, retírate, ya después haberle con ustedes dos en privado- aseguro.
Dora tomo sus cosas y salió corriendo de la habitación toda roja, y Remus, Remus no tenía idea ni dónde meterse, nunca había sido descubierto en semejante forma y mucho menos con ella. Andrómeda controlo su carácter al máximo y salió de esa habitación en busca de su hija. Dromeda llego a la habitación que tenía con su esposo, pensó que su hija estaría ahí pero en ese momento solo estaba Ted cargado al pequeño Teddy con una expresión de curiosidad.
-Querida ¿qué pasó?- le pregunto Ted- Nymphadora no regreso anoche y ahora entro y se fue a encerrar al baño.
-No es nada- le respondió.
-Nada, pero como dices eso si tú también te vez alterada- atajo- ya dime ¿que paso?
-Ven- dijo tomándolo de la mano para llevarlo a otra habitación, no quería hablar de eso pero era algo que no se podría evitar, le contó a grandes rasgos como se puso a buscar a su hija, y de cómo la encontró en tan precaria situación.
-Pero entonces, esa nota de anoche, ¿la mando Remus?- exclamo Ted tratando de calmarse.
-No lo creo, el no actúa de esa forma- razono ella.
-Como sea, tenemos que hablar con esa niña, no puede comportarse de esa manera y mucho menos con él.
-Tampoco es que se lo podamos impedir para siempre- intervino ella.
-Pero Andrómeda, tu sabes lo que es él, si es una buena persona, pero aun así es muy peligroso que…
-Por favor no empiece con eso Ted- le solicito- lo mejor es que nos hagamos a la idea que nuestra hija terminara con Remus.
-¡¿Qué?! ¿Pero cómo puedes decir eso?- le interrogo.
-Por el niño que cargas en tus brazos- aseguro tomando a Teddy, entonces le comenzó a hablarle al pequeño de tal forma que cambiara el color de su cabello y ojos como lo había hecho aquella vez dejando impresionando al hombre- lo vez, este niño, nuestro nieto, es el hijo de Nymphadora y de Remus.
-No, eso no es posible.
-Claro que si lo es, escucha, yo me sentía igual que tu cuando comencé a confirmar mis sospechas, pero lo que sientes está fundado en esos malditos prejuicios como los que tuvimos que enfrentar nosotros, si impedimos que estén juntos cambiaríamos muchas cosas, entre ellas, impediríamos que Teddy naciera.
Los ojos de la pareja se posaron sobre el niño, en muy poco tiempo se habían encariñado con él, y la idea que sus acciones podrían impedir que existiera los aterraba.
-No creo que importe mucho, si Dora se le mete en la cabeza estar con Remus no importara lo que nosotros, o el mismo Remus, digamos para impedírselo.
Después de un rato salieron de la habitación y de la sala de menesteres, supusieron que su hija ya debería de haber salido y efectivamente así era, estaba sentada en el mimo lugar del día anterior junto con Remus, pero ninguno de ellos se atrevía a ver al otro, al parecer aún estaban muy avergonzados, prueba de ello es que en cuando Dora los vio casi exigió que le dieran a Teddy para que le pudiera dar de desayunar, sería una excusa perfecta para seguir ignorando al castaño.
Por otro lado los hermanos Weasley se veían un poco molestos, según lo que se podía escuchar de su plática, Harry y Ginny habían salido por una puerta diferente de la sala de menesteres mientras ellos aún estaban dentro ella esperando a que aparecieran. Así fue transcurriendo su desayuno.
-Muy bien- hablo el profesor Dumbledore cuando todos terminaron de comer-es momento de que continuemos con la lectura. Algún voluntario.
-Yo, profesor Dumbledore- hablo la profesora Sprout que pidió el libro- muy bien el capítulo se llama- leyó el titulo para sí y automáticamente volteo a ver a los chicos- el título es “La Cámara de los Secretos”
Varios murmullos y miradas e dirigieron hacia los chicos, parecía imposible pero al parecer ellos habían logrado lo que varias generaciones de magos no lograron, encontrar la cámara.
—Con la cantidad de veces que hemos estado cerca de ella en los aseos —dijo Ron con amargura durante el desayuno del día siguiente—, y no se nos ocurrió preguntarle, y ahora ya ves...
-¿A quien se le ocurría que ella pudiera saber algo?- razono Alice- solo los que estuvieron en esa época sabrían que ella fue la víctima.
La aventura de seguir a las arañas había sido muy dura. Pero ahora, burlar a los profesores para poder meterse en un lavabo de chicas, pero no uno cualquiera, sino el que estaba junto al lugar en que había ocurrido el primer ataque, les parecía prácticamente imposible.
-Sin duda será muy difícil- comento Remus- antes lograron entrar con relativa facilidad.
-Pero con todas las precauciones adicionales y el sentimiento de miedo se les complicada todo- termino en su lugar Dora, que seguía sin ver al castaño.
En la primera clase que tuvieron, Transformaciones, sin embargo, sucedió algo que por primera vez en varias semanas les hizo olvidar la Cámara de los Secretos. A los diez minutos de empezada la clase, la profesora McGonagall les dijo que los exámenes comenzarían el 1 de junio, y sólo faltaba una semana.
-¡¿Qué?!- gritaron James y Sirius que fueron coreados por varios compañeros más.
-Así como lo oyen- aseguro Fred- con todo eso y aun así…
-Querían que estuviéramos estudiando para los venditos exámenes-termino George.
-De que serviría mantener la escuela abierta, si no les proporciona una educación adecuada- aseguró McGonagall- los exámenes son vitales para esa enseñanza.
— ¿Exámenes? —Aulló Seamus Finnigan—. ¿Vamos a tener exámenes a pesar de todo?
-Ya lo ve profesora, no creo que nadie espere que haya exámenes- atajo Sirius- sabe lo mal que les podría ir.
-Creo que por esa razón les avisan Sirius, para que se pongan a estudiar- comento Marlene- además que algunos como tú, solo tocan los libros en esa época.
-Eso no es cierto, Remus nos obligaba a abrirlos todo el año- se defendió- eso no sonó tan bien como creía.
Sonó un fuerte golpe detrás de Harry. A Neville Longbottom se le había caído la varita mágica, haciendo desaparecer una de las patas del pupitre.
-Ciertamente, solo alguien como Lily, Remus o Hermione estarían esperando que realizaran exámenes- comentó Frank.
La profesora McGonagall volvió a hacerla aparecer con un movimiento de su varita y se volvió hacia Seamus con el entrecejo fruncido.
—El único propósito de mantener el colegio en funcionamiento en estas circunstancias es el de daros una educación —dijo con severidad—. Los exámenes, por lo tanto, tendrán lugar como de costumbre, y confío en que estéis todos estudiando duro.
-La misma McGonagall de siempre- comento James con media sonrisa- es bueno ver que no ha cambiado nada en el futuro.
-Pero sería una desventaja para los que están petrificados-comento Remus.
¡Estudiando duro! Nunca se le ocurrió a Harry que pudiera haber exámenes con el castillo en aquel estado.
-A nadie se le ocurrió que lo podrían hacer joven Potter- comento Fabián.
-Eso solo les sumara un problema más- agrego Gideon.
Se oyeron murmullos de disconformidad en toda el aula, lo que provocó que la profesora McGonagall frunciera el entrecejo aún más.
-Fue peor en nuestra clase recuerdas Fred- comento el pelirrojo.
-Claro que si George-aseguro- si nosotros fuimos las razón del escándalo.
-Es que no pueden estar tranquilos ni un solo día- les rebatió Molly disgustada, sin duda tendría muchos problemas con ese par.
—Las instrucciones del profesor Dumbledore fueron que el colegio prosiguiera su marcha con toda la normalidad posible —dijo ella—. Y eso, no necesito explicarlo, incluye comprobar cuánto habéis aprendido este curso.
-Pero con exámenes- exclamo Sirius.
-De que otra forma pueden comprobar lo que han aprendido- le rebatió Andrómeda- además a ti no afecta si tienen examen o no,  ¿por qué estas discutiendo?
-Es por solidaridad prima- le aseguro.
-Además se tiene que congracias porque gracias a él tenemos plumas en contra de trampas- resalto Harry con un toque de rencor.
-Esa también es culpa de James- atajo.
 -A gracias canuto- ironizo el azabache.
Harry contempló el par de conejos blancos que tenía que convertir en zapatillas. ¿Qué había aprendido durante aquel curso? No le venía a la cabeza ni una sola cosa que pudiera resultar útil en un examen.
-Hay Harry- se lamentó Lily- ciertamente ninguno ha hecho sus deberes ese año.
-Parece que Hermione les hace más falta de lo que piensan- comento Arthur- después de todo ella es la que obligo a hacerlos el año anterior.
-Si bueno, pero viéndolo del lado amable han practicado como escabullirse- comento Dora- el camuflaje y sigilo es impórtate en los estudios como auror- tanto Alastor como Fran estuvieron de acuerdo con eso.
-Pero aun así en ese momento no les será nada útil saber esas cosas- comento Lily concediéndole un poco de razón a la metamorfomaga.
En cuanto a Ron, parecía como si le acabaran de decir que tenía que irse a vivir al bosque prohibido.
Sin poderlo evitar los gemelos Weasley se pusieron a reír por eso.
-Lo siento Ron, sé que esa fue una mala experiencia- comenzó Fred.
-Pero comparar eso con los exámenes parece demasiado- termino George.
— ¿Te parece que puedo hacer los exámenes con esto? —preguntó a Harry, levantando su varita, que se había puesto a pitar.
-Bueno, deben admitir que en eso tiene razón- lo apoyo Bill- con esa varita aunque quiera no podría realizar un hechizo decente.
Tres días antes del primer examen, durante el desayuno, la profesora McGonagall hizo otro anuncio a la clase.
-Ojalá que sea una mejor noticia que los exámenes.
-Ya Sirius- le paro Marlene.
—Tengo buenas noticias —dijo, y el Gran Comedor, en lugar de quedar en silencio, estalló en alborozo.
— ¡Vuelve Dumbledore! —dijeron varios, entusiasmados.
-Eso sería fantástico, pero no- omento Neville.
— ¡Han atrapado al heredero de Slytherin! —gritó una chica desde la mesa de Ravenclaw.
-Seria genial, pero no creo que sea eso- se lamentó Dora provocado cierta incomodidad en Ginny.
— ¡Vuelven los partidos de quidditch! —rugió Wood emocionado.
-Eso es tan James Potter- comentó Remus con sorna.
-Hey- le reclamo este.
-Debes de admitir que tiene algo de cierto- atajo Lily divertida para después darle un beso en la mejilla.
Cuando se calmó el alboroto, dijo la profesora McGonagall:
—La profesora Sprout me ha informado de que las mandrágoras ya están listas para ser cortadas. Esta noche podremos revivir a las personas petrificadas. Creo que no hace falta recordaros que alguno de ellos quizá pueda decirnos quién, o qué, los atacó. Tengo la esperanza de que este horroroso curso acabe con la captura del culpable.
Nuevamente Ginny se sintió mal, ya faltaba muy poco para que todos se enteraran de la verdad.
-Ya tranquila cariño- le susurro Harry- ya te he dicho que no fue tu culpa, ya deja de preocuparte por eso.
-Ojala fuera tan fácil- le susurro la pelirroja acomodándose en su pecho.
Hubo una explosión de alegría. Harry miró a la mesa de Slytherin y no le sorprendió ver que Draco Malfoy no participaba de ella. Ron, sin embargo, parecía más feliz que en ningún otro momento de los últimos días.
-Aw Ronnie, es por algo especial- le pico Fred.
-Estas feliz porque tu novia se recupere- continuo George.
-No deberían extrañarse, debió estarla extrañando horrores- los apoyo Gideon.
-Seria grandioso si la recibiera con un apasionante beso- concluyo Fabián.
-Imposible, eso no pasó hasta casi cinco años después de eso- comento George.
-¡Bueno ya cállense de una vez!- les reclamo Ron un tanto sonrojado- y que si me preocupaba por ella, era normal- agrego.
— ¡Siendo así, no tendremos que preguntarle a Myrtle! —Dijo a Harry—. ¡Hermione tendrá la respuesta cuando la despierten!
-Eso es cierto, verdad Lily- comento James tratando de involucrar a la pelirroja que se había mantenido a raya- Lily.
-He a sí, eso será bueno- dijo.
-¿Estas bien?- le pregunto Harry, esa actitud de ella le parecía extraña.
-Sí, es solo que, anoche fui a la biblioteca y bueno…
-Ya sabe cuál es el monstruo de la cámara- no era una pregunta era una afirmación de la metamorfomaga.
-Encontré algo, pero espero estar equivocada- agrego la pelirroja.
-Tranquila mamá- le dijo Harry tratando de calmarla- solo recuerda que todo salió bien, no te preocupes.
-Si está bien, perdón por la interrupción, he profesora, podría continuar- le solicito a Sprout.
Aunque se volverá loca cuando se entere de que sólo quedan tres días para el comienzo de los exámenes. No ha podido estudiar. Sería más amable por nuestra parte dejarla como está hasta que hubieran terminado.
-¡¡Ronald!!- gritaron al mismo tiempo Molly y Hermione.
-Lo siento, fue una broma fuera de lugar, pero es que estaba bastante aliviado de que se recuperara.
En aquel mismo instante, Ginny Weasley se acercó y se sentó junto a Ron. Parecía tensa y nerviosa, y Harry vio que se retorcía las manos en el regazo.
-Nunca creí que me prestaras tanta atención- le susurro la pelirroja.
-No la suficiente me temo- comento el al recordar lo que le costó aceptar lo que sentía por ella.
— ¿Qué pasa? —le preguntó Ron, sirviéndose más gachas de avena.
Ginny no dijo nada, pero miró la mesa de Gryffindor de un lado a otro con una expresión asustada que a Harry le recordaba a alguien, aunque no sabía a quién.
—Suéltalo ya —le dijo Ron, mirándola.
-Ron, esa no es forma de hablarle a tu hermana- le reclamo Bill- debes de tener más paciencia con eso.
-Ya es mucho lo que tendrá que hacer Ginny para hablar frente de Harry como para que tú la estés presionando- apoyo Charlie.
-Sí, lo se lo siento de acuerdo- atajo de inmediato el pelirrojo.
Harry comprendió entonces a quién le recordaba Ginny Se balanceaba ligeramente hacia atrás y hacia delante en la silla, exactamente igual que lo hacía Dobby cuando estaba a punto de revelar información prohibida.
-¡Harry!- le reclamo la pelirroja por la comparación.
-Lo ciento, pero debes de aceptar si mostrabas cierta similitud- se defendió el azabache.
-Aun así no fue cortes- agrego enfurruñándose en sí misma.
-Ya tranquila-la abrazo- no es para tanto si,- le comenzó a dar algunos besos en la mejilla mientras le acariciaba el hombro durante el abrazo, la verdad es que ya no estaba molesta, pero le gustaba que la estuvieran consintiendo de aquella manera. Eso aligero un poco a Lily que sonrió levemente, ella suponía lo que estaba pasando por su mente.
—Tengo algo que deciros —masculló Ginny, evitando mirar directamente a Harry.
— ¿Qué es? —preguntó Harry
Parecía como si Ginny no pudiera encontrar las palabras adecuadas.
-Tenía mucho miedo, no sabía que iban a pensar- comentó la pelirroja por lo bajo.
— ¿Qué? —apremió Ron.
-Ron- exclamo su padre- debes de ser más paciente.
-Y no es nada en contra de la mini pelirroja, pero debería de hablar más rápido- comento Sirius.
-No todos tienen la confianza de decir hasta las mínimas idioteces que pasan por su cabeza- atajo Marlene- y antes de que reclames algo, profesora podría continuar- dijo antes de que el oji gris dijera algo.
Ginny abrió la boca, pero no salió de ella ningún sonido. Harry se inclinó hacia delante y habló en voz baja, para que sólo le pudieran oír Ron y Ginny.
— ¿Tiene que ver con la Cámara de los Secretos? ¿Has visto algo o a alguien haciendo cosas sospechosas?
-Hay Harry, creo que eso fue muy directo, deberás de tener más tacto- dijo Lily sintiendo pena.
-Y esperen a que lleguemos al quinto libro, ahí verán el poco tacto que tiene con las mujeres- agregó Hermione risueña recordando lo que ocurrió aquella vez con Cho mientras el azabache la veía con cierto rencor.
Ginny cogió aire, y en aquel preciso momento apareció Percy Weasley, pálido y fatigado.
-¡Hay con un demonio!- increpo Sirius- ¡no podrías haber llegado después o no aparecerte!
-¡Sirius!- le reclamaron Marlene, Lily y Andrómeda.
-Pero es cierto, estaba a punto de hablar y ahora se volverá a cerrar seguro- se defendió el animago.
—Si has acabado de comer, me sentaré en tu sitio, Ginny. Estoy muerto de hambre. Acabo de terminar la ronda.
Ginny saltó de la silla como si le hubiera dado la corriente, echó a Percy una mirada breve y aterrorizada, y salió corriendo. Percy se sentó y cogió una jarra del centro de la mesa.
-En serio Percy, como puedes ser tan, bueno, tan así- exclamo Fred sin saber que decir.
-¿Que querías que hiciera?, ¿cómo podría saber lo que le pasaba?- se defendió- además bien podría habérmelo contado.
-Con todo respeto Percy- le hablo Ron- no eres el tipo de hermano a quien quisiéramos acudir cuando tenemos un problema, recuerdas lo que paso en nuestro cuarto año- termino.
-Además, era evidente que se sentía más segura de hablar con ellos, de otra forma había ido con un profesor- aseguro Hermione.
— ¡Percy! —dijo Ron enfadado—. ¡Estaba a punto de contarnos algo importante!
Percy se atragantó en medio de un sorbo de té.
— ¿Qué era eso tan importante? —preguntó, tosiendo.
-Lo sabrían si no hubiera llegado- atajo Sirius.
-¡Ya Black, deja de reclamar!- le silencio Marlene.
—Yo le acababa de preguntar si había visto algo raro, y ella se disponía a decir...
— ¡Ah, eso! No tiene nada que ver con la Cámara de los Secretos —dijo Percy
-No creo que sea cierto- comento Alice- parecía estar muy nerviosa como para que quisiera hablar de cualquier cosa.
-Además de que estuvo dispuesta a hablar después de que Harry le dio la pauta- razono Frank.
-Pero si fuera así debería ir a decirle a un profesor, no tiene sentido que valla con ellos- atajo Molly preocupada.
-Ese verano Ron le estuvo contado de su aventura del año pasado, más que nada porque Ginny no quería hablar de otra cosa- comento Fred.
-Tal vez supuso que estarían metidos en algo de nuevo y se sintió mejor en ir con ellos que con algún profesor- agrego George.
-Pero son solo niños- aseguro de nuevo la señora Weasley- no deberían de estar metidos en esas cosas.
— ¿Cómo lo sabes? —dijo Ron, arqueando las cejas.
—Bueno, si es imprescindible que te lo diga... Ginny, esto..., me encontró el otro día cuando yo estaba... Bueno, no importa, el caso es que... ella me vio hacer algo y yo, hum, le pedí que no se lo dijera a nadie. Yo creía que mantendría su palabra. No es nada, de verdad, pero preferiría...
Harry nunca había visto a Percy pasando semejante apuro.
-¿Qué ocurrió sobrino?, no me digas que te encontró en plan amoroso con tu novia- comento Fabián.
-Porque eso no debería de avergonzarte siempre y cuando trajeras ropa puesta- agrego Gideon.
-¡No quiero hablar de eso está bien!- aseguro el pelirrojo que había enrojecido notablemente. Mientras tanto los gemelos Weasley levantaban sus pulgares en aprobación de su broma.
 — ¿Qué hacías, Percy? —preguntó Ron, sonriendo—. Vamos, dínoslo, no nos reiremos.
Percy no devolvió la sonrisa.
—Pásame esos bollos, Harry me muero de hambre.
-Sin duda estaba con su novia- aseguro Sirius- recuerdo que en una ocasión Lunático actuó así porque se perdió con una chica y…
-¡Y mejor ciérrala boca, que tú no tienes moral para decir nada!- atajo Remus impidiéndole seguir.
-Ciertamente no pude reclamar nada- apoyo Dora- pero se podría saber ¿que estabas haciendo con “esa”?- agrego viéndolo con evidente reclamación.
-No pasó nada- se defendió el castaño.
-Aún no se casan y ya te están controlando- se burló Sirius que para variar, ayudo para salirse por la tangente.
Harry sabía que todo el misterio podría resolverse al día siguiente sin la ayuda de Myrtle, pero, si se presentaba, no dejaría escapar la oportunidad de hablar con ella.
-Lógico- comento James un tanto divertido por la actitud de su hijo.
-Que significa esa sonrisa- le interrogo Lily.
-Nada querida, solo pienso en lo mucho que se parece a nosotros-se defendió el azabache.
Y afortunadamente se presentó, a media mañana, cuando Gilderoy Lockhart les conducía al aula de Historia de la Magia.
-Claro, tenía que ser ese maldito idiota- increpo Alice.
Lockhart, que tan a menudo les había asegurado que todo el peligro ya había pasado, sólo para que se demostrara enseguida que estaba equivocado, estaba ahora plenamente convencido de que no valía la pena acompañar a los alumnos por los pasillos.
-El que demonios puede saber- aseguró Frank- no sabe realizar un solo hechizo decentemente.
No llevaba el pelo tan acicalado como de costumbre, y parecía como si hubiera estado levantado casi toda la noche, haciendo guardia en el cuarto piso.
-Sin duda lo que le molesta es que ya no tiene tiempo de arreglarse el muy idiota- aseguro Fabián.
-Que le importa lo que pueda ocurrir en el castillo, solo se enfoca en su maldita imagen- le apoyo Gideon.
—Recordad mis palabras —dijo, doblando con ellos una esquina—: lo primero que dirán las bocas de esos pobres petrificados será: «Fue Hagrid.»
El semi gigante apretó los puños molesto al igual que sus amigos, les molestaba que especialmente ese idiota culpara a Hagrid de semejante cosa.
Francamente, me asombra que la profesora McGonagall juzgue necesarias todas estas medidas de seguridad.
-Eso es porque ella si es alguien sensata, y sabe cómo hacer las cosas- aseguro Lily.
—Estoy de acuerdo, señor —dijo Harry, y a Ron se le cayeron los libros, de la sorpresa.
Los que escuchaban la lectura sintieron la misma sorpresa que el pelirrojo en su momento, en particular Hagrid, James y Sirius lo vieron sin poder creer lo que oían.
-Pero Harry, ¿cómo puedes decir semejante cosa?- le reprendió James- no es posible que estés de acuerdo con ese imbécil.
-Solo espera y veras- dijo en su defensa Harry.
-En serio ahijado- agrego Sirius en el mismo tono de reprimenda.
—Gracias, Harry —dijo Lockhart cortésmente, mientras esperaban que acabara de pasar una larga hilera de alumnos de Hufflepuff—. Nosotros los profesores tenemos cosas mucho más importantes que hacer que acompañar a los alumnos por los pasillos y quedarnos de guardia toda la noche...
—Es verdad —dijo Ron, comprensivo
Ahora fueron Fabián y Gideon que miraron impresionados a su sobrino, eso era lo último que esperaba que dijeran.
¿Por qué no nos deja aquí, señor? Sólo nos queda este pasillo.
-¡Por supuesto!- dijeron al mismo tiempo James, Sirius y lo gemelos Prewet comprendiendo la situación.
-Es un truco- cometo Hagrid- solo quieren que los dejen solos.
-No puede hacerlo, no debe de dejarlos solos- atajo Molly un poco preocupada.
-No debería, pero me temo que en esa ocasión los chicos se saldrán con la suya- comento con precaución Ted.
— ¿Sabes, Weasley? Creo que tienes razón —respondió Lockhart—. La verdad es que debería ir a preparar mi próxima clase.
Y salió apresuradamente.
-Será un imbécil, pero les resulto muy útil tenerlo en el colegio- comento Astoria- la verdad es que es bastante manipulable, en especial con chicos como ustedes.
-La verdad creo que si hubieran quedado bien en Slytherin- comento Draco.
—A preparar su próxima clase —dijo Ron con sorna—. A ondularse el cabello, más bien.
-Jajá, muy buena esa sobrino- le felicito Fabián que como su hermano y los gemelos Weasley reían por su comentario.
-Pero ya decíamos nosotros que eso era lo que le importaba- agrego Gideon.
Dejaron que el resto de la clase pasara delante y luego enfilaron por un pasillo lateral y corrieron hacia los aseos de Myrtle la Llorona.
-Fue una buena táctica- acepto Alastor.
-Sí, aunque eso no fusionaría con todos, para eso deberían de tener más práctica para poder hacer mejor uso de esos métodos- comento Frank en su posición como autor- pero claro, no es como que apruebe ese comportamiento- agrego al ver la severa mirada de su esposa.
Pero cuando ya se felicitaban uno al otro por su brillante idea...
— ¡Potter! ¡Weasley! ¿Qué estáis haciendo?
-Problemas- dijo de inmediato Sirius- y para colmo me apuesto que es McGonagall la que los atrapo.
-En ese caso tendrán muchos problemas- aseguro James.
Era la profesora McGonagall, y tenía los labios más apretados que nunca.
-Y está molesta- agregó Remus.
-Claro que sí, estaban cambiando solos por los pasillos, algo que no deberían hacer- cometo Nymphadora.
—Estábamos... estábamos... —balbució Ron—. Íbamos a ver...
-Relájate hermanito, de otra forma cualquier cosa que digas no se verá convincente- le aconsejo Fred.
—A Hermione —dijo Harry.
-Uf, el joven Potter apareció-hablo George- sabes en momento así nos confirmas que serás un buen cuñado.
-¡Ya guarden silencio!- les reclamo Molly queriendo escuchar que pasaría.
Tanto Ron como la profesora McGonagall lo miraron—. Hace mucho que no la vemos, profesora —continuó Harry, hablando deprisa y pisando a Ron en el pie—, y pretendíamos colarnos en la enfermería, ya sabe, y decirle que las mandrágoras ya están casi listas y, bueno, que no se preocupara.
-Creo que fue un poco sucio usar esa excusa- comento Hermione que no aprobaba que lo hiciera.
-Lo sé, pero fue lo primero que se me ocurrió- se defendió el azabache- además eso nos fue de mucha ayuda.
-Sería interesante que se libraran con eso- comento Sirius- ni siquiera nosotros nos librábamos de ella con tanta facilidad cuando nos atrapaban.
La profesora McGonagall seguía mirándolo, y por un momento, Harry pensó que iba a estallar de furia, pero cuando habló lo hizo con una voz ronca, poco habitual en ella.
—Naturalmente —dijo, y Harry vio, sorprendido, que brillaba una lágrima en uno de sus ojos, redondos y vivos.
-Lo siento profesora- se disculpó Harry- la verdad no pensé que le afectaría de esa manera.
-Descuide joven Potter- le restó importancia la mujer.
-¡¿Qué?! Pero ¿por qué a nosotros nos gritaba y…?
-Las circunstancias son muy diferentes señor Black- le interrumpió la profesora- Pomona, por favor- le solicito a su compañera.
Naturalmente, comprendo que todo esto ha sido más duro para los amigos de los que están... Lo comprendo perfectamente. Sí, Potter, claro que podéis ver a la señorita Granger. Informaré al profesor Binns de dónde habéis ido. Decidle a la señora Pomfrey que os he dado permiso.
-Bueno, se libraron del castigo, pero ya no pudieron ir a hablar con Myrtle- comento Frank.
-Aun así, esa visita a la enfermería nos fue muy útil- comento Ron.
-Además claro que podría ver a su amorcito aunque fuera postrada en la cama en ese estado- comento Fred.
-Sin duda e gustaría verla en la cama como debió de haberla visto anoche – agrego George con burla.
-¡Ya cierren la maldita boca!- espetaron al mismo tiempo Ron y Hermione que se habían sonrojado notablemente.
Harry y Ron se alejaron, sin atreverse a creer que se hubieran librado del castigo. Al doblar la esquina, oyeron claramente a la profesora McGonagall sonarse la nariz.
-Usted aprecia mucho a sus estudiantes cierto profesora- comentó alce viendo con cierta ternura a la mujer que asintió.
—Ésa —dijo Ron emocionado— ha sido la mejor historia que has inventado nunca.
-Sin duda alguna- aseguraron los gemelos Weasley.
-No es el tipo de cosas que me gustaría que aprendieras- aseguro Lily- pero teniendo a este como padre.
-Está bien Lily- hablo James- pero te recuerdo que en parte también es culpa de tus genes- agregó ganándose una mirada severa- sabes que quiero por eso querida- agrego dándoles algunos besos en la mejilla.
No tenían otra opción que ir a la enfermería y decir a la señora Pomfrey que la profesora McGonagall les había dado permiso para visitar a Hermione.
La señora Pomfrey los dejó entrar, pero a regañadientes.
-Recuerdo muy bien esa actitud- comento Remus.
-Lo sé- aseguro Dora- la señora Pomfrey solía ser tan estricta como la profesora McGonagall- los que conocían a la enfermara coincidieron con ella.
—No sirve de nada hablar a alguien petrificado —les dijo, y ellos, al sentarse al lado de Hermione, tuvieron que admitir que tenía razón. Era evidente que Hermione no tenía la más remota idea de que tenía visitas, y que lo mismo daría que lo de que no se preocupara se lo dijeran a la mesilla de noche.
-No lo dudo, alguien o algo petrificado no tiene conciencia en ningún sentido, es por eso que es un estado tan perturbador- comento Lily.
-Pero no podían hacer nada, de otra forma habían sido castigados severamente- los defendió Sirius.
 -Pero yo una estoy intrigada- atajo Marlene- ellos dijeron que esa visita les fue de cierta utilidad.
-Es verdad McKinnon- le concedió el animago- ¿qué fue lo que paso?
-Supongo que tendremos que leer- dijo de ultimo la rubia.
—¿Vería al atacante? —Preguntó Ron, mirando con tristeza el rostro rígido de Hermione—. Porque si se apareció sigilosamente, quizá no viera a nadie...
-Si lo pude ver, y no fue agradable-dijo por lo bajo Hermione sintiendo un fuerte escalofrió. Ron que entendía como debía sentirse la abrazo para consolarla.
Pero Harry no miraba el rostro de Hermione, porque se había fijado en que su mano derecha, apretada encima de las mantas, aferraba en el puño un trozo de papel estrujado.
-¿Un papel?- dijeron algunos con extrañeza.
-Ella fue a la biblioteca cuando la atacaron- comento James- tal vez encono algo, y llevaba el papel para mostrárselo a los chicos.
-Tiene sentido-comentó Remus esperando que la lectura se retomara.
Asegurándose de que la señora Pomfrey no estaba cerca, se lo señaló a Ron.
—Intenta sacárselo —susurró Ron, corriendo su silla para ocultar a Harry de la vista de la señora Pomfrey.
No fue una tarea fácil.
-Era algo importante, pero casi se rompió de lo fuerte que lo sujetabas- comento Ron sin mucha importancia.
-Perdón- respondió con cierta ironía la castaña- pero no quería que se callera, además no pensé que estarían tan vigilados.
-¿Esperabas que vieran el papel si te pasaba algo?- le interrogo Sirius.
-Contaba con que tal vez lo encontrarían, y así fue- respondió la chica.
La mano de Hermione apretaba con tal fuerza el papel que Harry creía que al tirar se rompería. Mientras Ron lo cubría, él tiraba y forcejeaba, y, al fin, después de varios minutos de tensión, el papel salió.
Era una página arrancada de un libro muy viejo.
-Por favor que no sea- comento Lily con la mirada ensombrecida, esperaba que no haya sido lo que mismo que descubrió.
-Ve con ella- le dijo Ginny a Harry, si bien a ella le gustaría estar cerca de él, en ese momento Lily lo necesitaba más.
-¿Estas segura?, lo que sigue después de eso…
-Sí, ve con tu mamá- le insistió la pelirroja.
Sin discutir más Harry se levantó de su asiento y fue a donde se encontraba Lily, entendiendo lo que pretendía le hicieron espacio para que se pudiera sentar junto a ella, de inmediato la pelirroja abrazo a su hijo, quería sentir que estaba ahí, a salvo, y convencerse que nada le pasaría.
Harry la alisó con emoción y Ron se inclinó para leerla también.
De las muchas bestias pavorosas y monstruos terribles que vagan por nuestra tierra, no hay ninguna más sorprendente ni más letal que el…
La profesora Sprout enmudeció un segundo al leer esa parte.
El basilisco, conocido como el rey de las serpientes.
-¡¿Qué?!- se escuchó el grito colectivo, algunos con evidente extrañeza y de parte de aquellos que sabían algo de dicha bestia, lo hicieron con miedo.
-¡Con un demonio!- increpo Lily viendo que su miedo se hizo realidad- hay mi niño- abrazo con más fuerza a Harry.
-Tranquila cariño- le hablo James sobándole la espalda la chica- eso fue lo UE descubriste cierto- ella asintió- bueno aun así relájate, ni siquiera Harry se atrevería a enfrentar esa cosa- le dijo.
-Ojala- agrego Lily, algo le decía que eso no sería tan cierto.
Esta serpiente, que puede alcanzar un tamaño gigantesco y cuya vida dura varios siglos, nace de un huevo de gallina empollado por un sapo.
-Tenía que ser una maldita serpiente- espeto Sirius entre molesto y preocupado.
Sus métodos de matar son de lo más extraordinario, pues además de sus colmillos mortalmente venenosos, el basilisco mata con la mirada, y todos cuantos fijaren su vista en el brillo de sus ojos han de sufrir instantánea muerte.
-Solo con eso- exclamo un joven de Gryffindor horrorizado.
-Pero no puede ser eso, nadie ha muerto en absoluto solo han sido petrificados- agrego Alice más que nada para convencerse a sí misma.
Las arañas huyen del basilisco, pues es éste su mortal enemigo.
-Eso encaja con lo que ha ocurrido todo ese año- comento Remus.
-Y la razón de que esa acromantula tuviera tanto miedo- le apoyo Dora- es aterrorizante pensar que esa cosa esta viva aquí en el castillo.
Ese comentario produjo un escalofrió en varios de los presentes, no habían pensando en ese detalle.
Y el basilisco huye sólo del canto del gallo, que para él es mortal.
-Los gallos de Hagrid- resalto Frank- no era un animal el que los mataba, era para prevenir que el basilisco los oyera y muriera.
-No puede ser- se lamentó Alice, pues todo eso encajaba en lo que pasaba.
Y debajo de esto, había escrita una sola palabra, con una letra que Harry reconoció como la de Hermione: «Cañerías.»
-¿Cañerías?- repitieron algunos sin entender.
Fue como si alguien hubiera encendido la luz de repente en su cerebro.
—Ron —musitó—. ¡Esto es! Aquí está la respuesta. El monstruo de la cámara es un basilisco, ¡una serpiente gigante! Por eso he oído a veces esa voz por todo el colegio, y nadie más la ha oído: porque yo comprendo la lengua pársel...
-Pero claro, eso algo que solo Harry puede hacer, esa debió ser la clave que llevo a Hermione a buscar que clase de monstruo era- aseguro Remus ante la afirmación de la castaña.
-Pero que hay con los ataques- pregunto un joven de Hufflepuff- por fortuna nadie ha muerto, solo se han petrificado.
Harry miró las camas que había a su alrededor.
—El basilisco mata a la gente con la mirada. Pero no ha muerto nadie. Porque ninguno de ellos lo miró directo a los ojos.
Todos esperaron impacientes la explicación de eso.
Colín lo vio a través de su cámara de fotos. El basilisco quemó toda la película que había dentro, pero a Colín sólo lo petrificó.
-Quien diría que eso le salvaría la vida, que bueno que la tenía- cometo Sirius mientras el aludido asentía con un leve escalofrió.
Justin... ¡Justin debe de haber visto al basilisco a través de Nick Casi Decapitado! Nick lo vería perfectamente, pero no podía morir otra vez...
Justin también pudo sentir un escalofrió recorrerle la espina.
-Pero aun así el impacto fue demasiado fuerte como para salir intacto- aseguro Marlene- debieron ser los que lo vieron con más claridad.
Y a Hermione y la prefecta de Ravenclaw las hallaron con aquel espejo al lado. Hermione acababa de enterarse de que el monstruo era un basilisco. ¡Me apostaría algo a que ella le advirtió a la primera persona a la que encontró que mirara por un espejo antes de doblar las esquinas! Y entonces sacó el espejo y...
-Me conoces muy ben- acepto la castaña- fue un verdadera suerte que trajera consigo un espejo, de no ser por eso podría…
-¡No!- le interrumpió Ron de inmediato- ni siquiera lo insinúes.
Ron se había quedado con la boca abierta.
— ¿Y la Señora Norris? —susurró con interés.
Harry hizo un gran esfuerzo para concentrarse, recordando la imagen de la noche de Halloween.
-El agua en el pasillo- salto de inmediato Dora.
-Por supuesto, todo el corredor se encontraba inundado esa noche, y la gata estaba coligando de la cola- resalto Alastor.
-Y en el suelo había dos marcas de quemadura- agrego la peli rosa- debió de ser ahí donde se reflejaron sus ojos.
-Nada mal chiquilla, se nota que tienes talento- le alabo el viejo auror- es por esa razón que se debe prestar atención hasta en los mínimos detales- aseguro.
—El agua..., la inundación que venía de los aseos de Myrtle la Llorona. Seguro que la Señora Norris sólo vio el reflejo...
Con impaciencia, examinó la hoja que tenía en la mano. Cuanto más la miraba más sentido le hallaba.
-Lamentablemente – expreso Alice rindiéndose ante las evidencias. 
— ¡El canto del gallo para él es mortal! —Leyó en voz alta—. ¡Mató a los gallos de Hagrid! El heredero de Slytherin no quería que hubiera ninguno cuando se abriera la Cámara de los Secretos. ¡Las arañas huyen de él! ¡Todo encaja!
-Sin duda tienes una buena mente chico- le alabo Moody- pero hay que resaltar que llegaste hasta ese punto gracias a tus amigos, mas como personas, ustedes son un buen equipo.
—Pero ¿cómo se mueve el basilisco por el castillo? —Dijo Ron—. Una serpiente asquerosa... alguien tendría que verla...
Harry, sin embargo, le señaló la palabra que Hermione había garabateado al pie de la página.
-Tal parece que ella lo descubrió casi todo- comento Ted.
—Cañerías —leyó—. Cañerías... Ha estado usando las cañerías, Ron. Y yo he oído esa voz dentro de las paredes...
-Cielos, que clase de cosas comían en ese tiempo como para necesitar cañerías de ese tamaño- bromeo Black.
-¡¡Sirius!!- le reclamaron McGonagall, Lily, Andrómeda y McKinnon al mismo tiempo.
-Lo siento, estoy nervioso y con eso libero un poco de tensión- se justificó el animago.
-Todos estamos igual Sirius, solo trata de contenerte las bromas- le dijo Marlene.
La rubia regreso a poner atención a la lectura mientras temblaba levemente por el miedo, Sirius que estaba junto a ella lo pudo notar, por lo que de forma automática paso el brazo por sus hombros para abrazarla y consolarla. La rubia se impresiono por esa reacción, pero no hizo nada para alejarlo de ella.
De pronto, Ron cogió a Harry del brazo.
— ¡La entrada de la Cámara de los Secretos! —Dijo con la voz quebrada—. ¿Y si es uno de los aseos? ¿Y si estuviera en...?
—... los aseos de Myrtle la Llorona —terminó Harry
-¡¿Cómo?!- exclamaron.
-De entre todos los lugares del castillos la entrada a la cámara esta en unos haceos femeninos- exclamo Fabián.
-Sin duda sería un lugar en donde nadie pensaría en buscar- agrego Gideon.
Durante un rato se quedaron inmóviles, embargados por la emoción, sin poder creérselo apenas.
—Esto quiere decir —añadió Harry— que no debo de ser el único que habla pársel en el colegio. El heredero de Slytherin también lo hace. De esa forma domina al basilisco.
-Sería una buena deducción- comentó Frank- pero aun así el don es muy extraño, y las posibilidades de encontrarlo son muy pocas.
— ¿Qué hacemos? ¿Vamos directamente a hablar con McGonagall?
—Vamos a la sala de profesores —dijo Harry, levantándose de un salto—. Irá allí dentro de diez minutos, ya es casi el recreo.
-Ha por fin- exclamo Lily- por primera vez aran lo que deben, e irán hablar con sus profesores.
-Es una alivio- aseguró Molly- eso ya es demasiado hasta para un mago experimentado, y mucho más para ellos.
Ron y Harry sonrieron forzadamente, se podía decir que se sentían mal porque ese leve momento de alivio no durara mucho, en especial cundo se enteraran de lo de Ginny.
Bajaron las escaleras corriendo. Como no querían que los volvieran a encontrar merodeando por otro pasillo, fueron directamente a la sala de profesores, que estaba desierta.
-Parece que ya se están familiarizando con el castillo- comento Sirius- eso es digno de un merodeador.
Era una sala amplia con una gran mesa y muchas sillas alrededor. Harry y Ron caminaron por ella, pero estaban demasiado nerviosos para sentarse.
-Lógico, no siempre se logra hacer lo que hicieron- comento Andrómeda- aunque claro, eso revelaría muchas de las transgresiones que cometieron durante el año.
-Pero si en verdad descubrieron la entrada de la cámara se les podría disculpar- dijo en apoyo Ted.
Pero la campana que señalaba el comienzo del recreo no sonó. En su lugar se oyó la voz de la profesora McGonagall, amplificada por medios mágicos.
Todos se extrañaron que eso ocurriera, lo más probable es que hubiera pasado algo.
—Todos los alumnos volverán inmediatamente a los dormitorios de sus respectivas casas. Los profesores deben dirigirse a la sala de profesores. Les ruego que se den prisa.
-No puede ser- exclamo Marlene- ¿acaso habrá habido otro ataque?
-Ojala que no, pero a estas alturas es poco probable- se lamento Frank
Harry se dio la vuelta hacia Ron.
— ¿Habrá habido otro ataque? ¿Precisamente ahora?
— ¿Qué hacemos? —dijo Ron, aterrorizado—. ¿Regresamos al dormitorio?
-Tendrían que darse prisa si lo hacen, todos los profesores se dirigen justamente a donde están y no creo que les haga gracia que estén metidos en su sala- aseguro Dora.
-Y se supone que ustedes no deben de estar ahí metidos- apoyo Sirius..
—No —dijo Harry, mirando alrededor. Había una especie de ropero a su izquierda, lleno de capas de profesores—. Si nos escondemos aquí, podremos enterarnos de qué ha pasado. Luego les diremos lo que hemos averiguado.
-Hay por todos los cielos- hablo Lily- porque siempre tiñes que saber todo lo que ocurre- agrego.
-Tranquila Lily, de una u otra forma se terminaran enterando de eso- atajo James- además en esta ocasión no pretenden hacer nada arriesgado.
-Y la información siempre es buena escucharla de su fuente- agrego Alastor.
Se ocultaron dentro del ropero. Oían el ruido de cientos de personas que pasaban por el corredor. La puerta de la sala de profesores se abrió de golpe. Por entre los pliegues de las capas, que olían a humedad, vieron a los profesores que iban entrando en la sala. Algunos parecían desconcertados, otros claramente preocupados. Al final llegó la profesora McGonagall.
Todos aguardaban expectantes a lo que hablarían los profesores en ese momento, debía ser algo fuerte para reunirlos a todos con tanta premura.
—Ha sucedido —dijo a la sala, que la escuchaba en silencio—. Una alumna ha sido raptada por el monstruo. Se la ha llevado a la cámara.
-¡¿Qué?!- gritaron arios con evidente miedo.
Por su parte bajaron la mirada apesadumbrados y perdiendo un poco el color de sus rostros, en especial Ron, Percy y los gemelos que vivieron ese momento y claro esta Ginny que fue la víctima, a decir verdad sus reacciones casi pasó desapercibidas por el omento que estaban leyendo.
El profesor Flitwick dejó escapar un grito. La profesora Sprout se tapó la boca con las manos. Snape se cogió con fuerza al respaldo de una silla y preguntó:
— ¿Está usted segura?
-Tal vez no seas tan malo como pareces- comento Sirius.
-Silencio Black, deja que continúen leyendo- le rebatió Severus que también estaba expectante a lo que sucedería.
—El heredero de Slytherin —dijo la profesora McGonagall, que estaba pálida— ha dejado un nuevo mensaje, debajo del primero: «Sus huesos reposarán en la cámara por siempre.»
Varias jóvenes gritaron por la tétrica imagen que se formó en sus mentes, y los Weasley palidecieron aún más ante esa perspectiva.
El profesor Flitwick derramó unas cuantas lágrimas.
-Lógico, lo que está pasando cada vez es más terrible- hablo Andrómeda sintiéndose nerviosa por lo que podría pasar.
— ¿Quién ha sido? —Preguntó la señora Hooch, que se había sentado en una silla porque las rodillas no la sostenían—. ¿Qué alumna?
La joven pelirroja bajo la cabeza esperando la obvia reacción de su madre.
—Ginny Weasley —dijo la profesora McGonagall.
-¡¡NO!!- fue el grito desgarrador de la señora Weasley- ¡no, no puede, ella!- volteo  a ver a su cabizbaja hija.
Sin poder contenerse Molly fue corriendo para ocupar el lugar en donde estuvo Harry, y abrazo con mucha fuerza a su pequeña hija, si bien en ese tiempo aun no nacía era su hija, y era inevitable que sintiera apuración por ella. Poco después que ella Arthur acudió a donde estaba su esposa e hija y también las rodeo con sus brazos.
Los hermanos de la pelirroja no habían mejorado su aspecto, por otro lado, los que apenas conocían a la chica como Sirius, Remus, Dora y los demás adquirieron dicho aspecto al imaginársela en esa situación, en espacial James y Lily que se sintieron igual a la vez que leyeron cuando su hijo se enfrentó a Quirrell y a un mal trecho Voldemort.
-Hay mi niña, por qué…
-Tranquila mamá- le dijo Ginny sacando fuerza- eso fue hace mucho, aquí estoy, estoy bien- aseguro abrazándola también.
Harry notó que Ron se dejaba caer en silencio y se quedaba agachado sobre el suelo del ropero.
Ahora fue Hermione quien abrazo al chico, sabia lo importante que era para él su familia, y no se podía imaginar la angustia que debió sentir en ese momento.
—Tendremos que enviar a todos los estudiantes a casa mañana —dijo la profesora McGonagall—. Éste es el fin de Hogwarts. Dumbledore siempre dijo...
-Pero deben de hacer algo, no pueden dejar que Ginny…- no pudo terminar la oración.
-No creo que a quieran dejarla desamparada- aseguro Marlene-pero debes comprender Molly, que no es mucho lo que pueden hacer, los únicos que saben dónde puede estar realmente la cámara son Harry y Ron.
-Entonces deben decirles de inmediato- apremio Sirius.
-Concuerdo en que deben decirles lo que saben- concordó Remus- pero no pueden salir en ese momento, de otra forma los castigarían antes de que pudieran decirles algo.
La puerta de la sala de profesores se abrió bruscamente. Por un momento, Harry estuvo convencido de que era Dumbledore. Pero era Lockhart, y llegaba sonriendo.
—Lo lamento..., me quedé dormido... ¿Me he perdido algo importante?
-¡Que se cree se maldito estúpido!- increpo Arthur fuera de sus casillas- si tan solo lo tuviera en frente.
-Todos nos sentimos igual Arthur- le aseguro James- pero en este momento no podemos hacer mucho, hay que dejar que la profesora continúe leyendo- dijo controlando su carácter.
No parecía darse cuenta de que los demás profesores lo miraban con una expresión bastante cercana al odio.
-Yo diría que es verdadero odio- comento Frank- ese maldito se merece eso y más.
-Lo sabemos querido- aseguro Alice- todos nos sentimos igual.
Snape dio un paso hacia delante.
—He aquí el hombre —dijo—. El hombre adecuado. El monstruo ha raptado a una chica, Lockhart. Se la ha llevado a la Cámara de los Secretos. Por fin ha llegado tu oportunidad.
Lockhart palideció.
-La primera vez que apruebo algo que hace ese- comento Sirius con su sonrisa siniestra.
-Ya deja de interrumpir la lectura- le atajo Marlene- y abrázame más fuerte- dijo en un surero, pero pareció que el hombre si la escucho porque en efecto la aferro con más fuerza.
—Así es, Gilderoy —intervino la profesora Sprout—. ¿No decías anoche que sabías dónde estaba la entrada a la Cámara de los Secretos?
—Yo..., bueno, yo... —resopló Lockhart.
-Ese imbécil apenas sabe dónde tiene la maldita cabeza- increpo Fabián.
-Lo cual ni siquiera importa, ya que ni usa la cabeza- agrego Gideon.
—Sí, ¿y no me dijiste que sabías con seguridad qué era lo que había dentro?—añadió el profesor Flitwick.
— ¿Yo...? No recuerdo...
-Maldito infeliz- increpo por lo bajo Remus- me gustaría hacerle una visita en luna llena.
-¡Remus!- le reprendió Dora en el mismo tono- como puedes decir eso.
-Me frustra que ese infeliz hable de esa forma de algo tan delicado, en especial con ese peligro casi mortal.
-Aun así no debes, fue eres una buen apersona, no debes de actuar así- aseguro la peli rosa pasando un brazo por su cintura.
Ese era el primer contacto que tenían desde lo ocurrido en la mañana, sin poderse contener Remus también abrazo a la joven por la espalda acercándose lo suficiente como para que Teddy pudiera estar con los dos al mismo tiempo. A pesar de la preocupación de lo leído los Tonks no perdieron detalle de lo que había pasado.
—Ciertamente, yo sí recuerdo que lamentabas no haber tenido una oportunidad de enfrentarte al monstruo antes de que arrestaran a Hagrid —dijo Snape—. ¿No decías que el asunto se había llevado mal, y que deberíamos haberlo dejado todo en tus manos desde el principio?
-Haber como tratara de zafarse de esa, maldito infeliz- comento Sirius.
Lockhart miró los rostros pétreos de sus colegas.
—Yo..., yo nunca realmente... Debéis de haberme interpretado mal...
-Claro, con tantas veces que repite sus altanerías, es imposible no interpretarlo mal- dijo con ironía y molestia Frank- es tan frustrante, pareciera que no hay nadie lo suficientemente capacitado para hacer algo.
-Hay muchas cosas que deben de cambiar- agrego Alatar- en especial en el maldito ministerio.
—Lo dejaremos todo en tus manos, Gilderoy —dijo la profesora McGonagall—. Esta noche será una ocasión excelente para llevarlo a cabo. Nos aseguraremos de que nadie te moleste. Podrás enfrentarte al monstruo tú mismo. Por fin está en tus manos.
-¡¿Cómo?!- atajo de inmediato Molly.
-Tranquila cariño, la profesora no lo dice en serio- intervino Arthur antes de que dijera o hiciera algo indebido- de seguro solo quieren deshacerse de ese idiota.
-Aun así es una situación muy complicada- halo Alice- y más porque no tienen ni idea de donde podría estar la joven.
Lockhart miró en torno, desesperado, pero nadie acudió en su auxilio. Ya no resultaba tan atractivo. Le temblaba el labio, y en ausencia de su sonrisa radiante, parecía flojo y debilucho.
—Mu-muy bien —dijo—. Estaré en mi despacho, pre-preparándome.
-Por fin algo que le quito esa estúpida sonrisa- atajo Sirius- ahora hay que ver que planean hacer los profesores.
Y salió de la sala.
—Bien —dijo la profesora McGonagall, resoplando—, eso nos lo quitará de delante. Los Jefes de las Casas deberían ir ahora a informar a los alumnos de lo ocurrido. Decidles que el expreso de Hogwarts los conducirá a sus hogares mañana a primera hora de la mañana. A los demás os ruego que os encarguéis de aseguraros de que no haya ningún alumno fuera de los dormitorios.
Los profesores se levantaron y fueron saliendo de uno en uno.
-¡¿Qué?! o Ginny-se lamentó la señora Weasley al ver que aparentemente no harían nada para ir a rescatarla
-Tranquila mamá- le hablo su hija buscando apaciguarla- aquí estoy, todo saldrá bien.
-Pero mi pequeña, ellos…
-Los profesores no podían hacer nada mamá, tenían que cuidar a los demás estudiantes, era lo que podían hacer- los justifico.
-Hay mi niñita- dijo soltando lagrimas aferrándola más fuerte entre sus brazos.
Aquél fue, seguramente, el peor día de la vida de Harry. Él, Ron, Fred y George se sentaron juntos en un rincón de la sala común de Gryffindor, incapaces de pronunciar palabra. Percy no estaba con ellos.
-¿Cómo?- gritaron con fuerza Bill y Charlie que fueron secundados por algunos otros pero en menor medida.
Había enviado una lechuza a sus padres y luego se había encerrado en su dormitorio.
-¿En verdad los dejaste solos?- hablo nuevamente Bill- en esa situación tan apremiante los dejaste solos.
-Estaba muy afectado, en ese estado mi presencia no habría ayudado en nada- se defendió.
-Pero los demás no debían de estar mejor que tu- atajo Charlie- debieron de estar todos juntos para sobre llevar toda la situación.
Ninguna tarde había sido tan larga como aquélla, y nunca la torre de Gryffindor había estado tan llena de gente y tan silenciosa a la vez. Cuando faltaba poco para la puesta de sol, Fred y George se fueron a la cama, incapaces de permanecer allí sentados más tiempo.
-¡También ustedes!- volvieron a decir al mismo tiempo Bill y Charlie. Pero a diferencia de Percy ellos no dijeron nada y solo bajaron las cabezas.
-Ya tganquilos- les hablo Fleur- imagino como se sienten, pego no segvirá de nada que se pongan a geclamar en este momento.
-Aun así, no debieron de dejarse solos en ese momento- aseguró Bill negándose a dejar el tema por zanjado.
-Fleur tiene razón hijo- hablo Arthur- sin duda en esos momento es cuando debemos estar más unidos, pero de nada sirve hacer reclamaciones en este momento- termino haciendo una mueca a la profesora para que continuará, ahora más que nunca deseaba que todo avanzara rápido.
—Ella sabía algo, Harry —dijo Ron, hablando por primera vez desde que entraran en el ropero de la sala de profesores—. Por eso la han raptado. No se trataba de ninguna estupidez sobre Percy; había averiguado algo sobre la Cámara de los Secretos. Debe de ser por eso, porque ella era... —Ron se frotó los ojos frenético—. Quiero decir, que es de sangre limpia. No puede haber otra razón.
-Pobre chica- hablo Sirius- pero aun así no deberán estar ahí sentados, ustedes tienen información importante, debe de hablar con la profesora de inmediato.
Harry veía el sol, rojo como la sangre, hundirse en el horizonte. Nunca se había sentido tan mal. Si pudiera hacer algo..., cualquier cosa...
Varios de los presentes se sentían igual en cierta medida.
—Harry —dijo Ron—, ¿crees que existe alguna posibilidad de que ella no esté...? Ya sabes a lo que me refiero. —Harry no supo qué contestar. No creía que pudiera seguir viva
-Entre más tiempo pase, las posibilidades de encontrarla viva disminuyen- comento Alastor con su característica insensibilidad- por esa razón hay que actuar rápido.
¿Sabes qué?  —Añadió Ron—. Deberíamos ir a ver a Lockhart para decirle lo que sabemos.
-¡¡Lockhar!!t- dijeron los merodeadores, los gemelos Prewett y Weasley al mismo tiempo.
-Es McGonagall con la que deberían ir, o con cualquier otro profesor- continuo James- como pudieron pensar que ese idiota podría hacer algo al respecto, incluso Snape sería mejor opción.
-Estábamos muy alterados- intervino Ron para defenderse- no pensábamos con mucha claridad.
-Pero si había sido mejor opción- dijo por lo bajo Harry. Recordando lo que paso no creo que les gustara que ellos arriesgaran su vida para salvar la de Ginny.
Va a intentar entrar en la cámara. Podemos decirle dónde sospechamos que está la entrada y explicarle que lo que hay dentro es un basilisco.
Harry se mostró de acuerdo, porque no se le ocurría nada mejor y quería hacer algo.
-Es algo inevitable cierto- comento Lily- tu eres alguien de acciones, y no resistes no poder hacer nada.
-Que te puedo decir- dijo sin mucha importancia. La pelirroja abrazo a su hijo resignándose a lo peor, algo que temía desde hace algún tiempo.
Los demás alumnos de Gryffindor estaban tan tristes, y sentían tanta pena de los Weasley, que nadie trató de detenerlos cuando se levantaron, cruzaron la sala y salieron por el agujero del retrato.
-Creíamos que querían estar solos- comento Neville- pero no imaginamos que irían a buscarla, y mucho menos que irían a la cámara.
-Pero no, ellos no tiene por qué ir a ese lugar, y mucho menos con esa maldita criatura rondando por ahí- atajo Alice. Pero ase punto muy poco pensaban que en verdad se quedarían al margen de la situación.
Oscurecía mientras se acercaban al despacho de Lockhart. Les dio la impresión de que dentro había gran actividad: podían oír sonido de roces, golpes y pasos apresurados.
-Más vale que no esté haciendo lo que pienso- comento Remus tratando de controlar su temperamento.
-Tranquilo Remus, no vale la pena que te molestes por eso- intervino Dora llamando la atención de varios y consiguiendo que Sirius pusiera una sonrisa divertida por verlos tan juntos, pero no era momento de decir nada.
Harry llamó. Dentro se hizo un repentino silencio. Luego la puerta se entreabrió y Lockhart asomó un ojo por la rendija.
— ¡Ah...! Señor Potter, señor Weasley... —dijo, abriendo la puerta un poco más—. En este momento estaba muy ocupado. Si os dais prisa...
—Profesor, tenemos información para usted —dijo Harry—. Creemos que le será útil.
-Esa información le sería útil a cualquiera, menos a ese pedazo de imbécil- atajo Frank molesto-  en verdad mejor hubieran ido con McGonagall.
-Aunque hubiera sido mejor que Dumbledore estuviera presente- comento como quien no quiere la cosa Luna, a lo que todos estuvieron de acuerdo.
—Ah..., bueno..., no es muy… —Lockhart parecía encontrarse muy incómodo, a juzgar por el trozo de cara que veían—. Quiero decir, bueno, bien.
Abrió la puerta y entraron.
El despacho estaba casi completamente vacío.
-¡Está escapando!- increpo Sirius poniéndose de pie-el muy maldito hijo de trol está escapando.
-Es un desgraciado, eso es lo que es- apoyo Arthur igual de molesto.
-Sirius, Arthur cálmense- atajo Marlene- ya sabemos que ese maldito no servirá de nada, así que cálmense, y tu Sirius siéntate.
-Pero…
-¡Siéntate Sirius!- le ordeno con más vehemencia.
Después de obedecer a la rubia el oji gris retomo su asiento y volvió a tomar a Marlene entre sus brazos, al parecer se estaba acostumbrado a eso con demasiada facilidad.
La profesora Sprout describió los dos baúles abiertos sobre el suelo y las fotografías guardadas en cajas sobre la mesa.
— ¿Se va a algún lado? —preguntó Harry.
-Está escapando como una maldita cucaracha- increpo Sirius nuevamente.
-Nunca debió de estar ahí para empezar- escupió Remus
—Esto..., bueno, sí... —admitió Lockhart, arrancando un póster de sí mismo de tamaño natural y comenzando a enrollarlo—. Una llamada urgente..., insoslayable..., tengo que marchar...
Un bufido generalizado se dejó escuchar, en especial de aquellos que en algún momento creyeron en la grandeza de ese idiota.
— ¿Y mi hermana? —preguntó Ron con voz entrecortada.
—Bueno, en cuanto a eso... es ciertamente lamentable —dijo Lockhart, evitando mirarlo a los ojos mientras sacaba un cajón y empezaba a vaciar el contenido en una bolsa—. Nadie lo lamenta más. Que yo...
-Es un maldito infeliz- increpo Arthur- solo le importa su maldito bienestar.
-¿Cómo se puede ser tan desgraciado?, ni siquiera debe sentir algo por lo que le pueda pasar a mi hermanita- agregó Bill antes de ser consolado por Fleur.
— ¡Usted es el profesor de Defensa Contra las Artes Oscuras! —Dijo Harry—. ¡No puede irse ahora! ¡Con todas las cosas oscuras que están pasando!
-Seria cierto, si el encargado de la clase en verdad fuera un mago calificado para el trabajo- atajo Nymphadora apretando el abrazo sobre Remus.
—Bueno, he de decir que... cuando acepté el empleo... —murmuró Lockhart, amontonando calcetines sobre las túnicas— no constaba nada en el contrato... Yo no esperaba...
-Idiota, el que no esté en tu trabajo no es excusa, si de verdad quería el puesto debía de estar preparado para cualquier situación, sea la que fuese- aseguro Remus.
— ¿Quiere decir que va a salir corriendo? —dijo Harry sin poder creérselo—. ¿Después de todo lo que cuenta en sus libros?
-¡Hay por favor Harry!, pareces un novato con esa exclamación- le acuso James- es más que obvio que es un maldito fraude.
-Lo siento- se disculpó con medio reproche por la forma en que su padre se había dirigido a él.
—Los libros pueden ser mal interpretados —repuso Lockhart con sutileza.
— ¡Usted los ha escrito! —gritó Harry.
-Si claro, y Fred y George se volverán prefectos de la clase- atajo Ron con molestia- la verdad tiene razón en que debimos de ir con alguien más- acepto el pelirrojo.
-No vale la pena seguir con eso, lo mejor será seguir la lectura- aseguro Alastor que esperara que dejaran a ese incompetente y continuaran con cosas importantes
—Muchacho —dijo Lockhart, irguiéndose y mirando a Harry con el entrecejo fruncido—, usa el sentido común. No habría vendido mis libros ni la mitad de bien si la gente no se hubiera creído que yo hice todas esas cosas. A nadie le interesa la historia de un mago armenio feo y viejo, aunque librara de los hombres lobo a un pueblo. Habría quedado horrible en la portada. No tenía ningún gusto vistiendo. Y la bruja que echó a la banshee que presagiaba la muerte tenía un labio leporino. Quiero decir..., vamos, que...
-Es despreciable- increpo McGonagall- quitarle el crédito a los verdaderos magos para alimentar el ego de ese imbécil.
-Huy profesora, que lenguaje es ese- comento Sirius vagándose de las veces que la profesora lo reprendió por su forma de hablar.
-Sería bueno tener esos libros- todos vieron con extrañeza a Lily por ese comentario- tal vez así podíamos quitarle su gloria a ese idiota y dárselo a aquellos que se lo merecen.
-Tal vez, pero la prioridad son nuestros hijos y nuestra futura nuera- aseguro James con solemnidad.
— ¿Así que usted se ha estado llevando la gloria de lo que ha hecho otra gente?    —dijo Harry, que no daba crédito a lo que oía.
-Hay joven Potter, de verdad no podías creer lo de ese idiota-comentó Fabián.
-Te falta un poco de malicia para juzgar a ese tipo de personas- agrego Gideon.
—Harry, Harry —dijo Lockhart, negando con la cabeza—, no es tan simple. Tuve que hacer un gran trabajo.
-Si como no- ironizaron los gemelos Weasley.
Tuve que encontrar a esas personas, preguntarles cómo lo habían hecho exactamente y encantarlos con el embrujo desmemorizante para que no pudieran recordar nada. Si hay algo que me llena de orgullo son mis embrujos desmemorizantes. Ah..., me ha llevado mucho esfuerzo, Harry.
-Es el único hechizo que conoce- ironizo Ron- y con lo idiota que es, en verdad debió de trabajar mucho para haberlo logrado.
-En verdad que no vale como mago- aseguro Fred.
-Y Hermione colado por…
-¡Ya basta George!- le detuvo la castaña de inmediato.
No todo consiste en firmar libros y fotos publicitarias. Si quieres ser famoso, tienes que estar dispuesto a trabajar duro.
Cerró las tapas de los baúles y les echó la llave.
—Veamos —dijo—. Creo que eso es todo. Sí. Sólo queda un detalle.
Sacó su varita mágica y se volvió hacia ellos.
—Lo lamento profundamente, muchachos, pero ahora os tengo que echar uno de mis embrujos desmemorizantes.
-Solo que intente hacerle algo a mi hijo y juro que vera lo cruel que puedo ser- increpo Lily molesta.
-Y lo mismo de mi parte si intenta hacerle algo a Ron- aseguró Molly.
-Dos pelirrojas molestas, eso es peor que el monstruo de Slytherin- comentó por lo bajo Sirius para que solo Marlene lo escuchara, lo cierto es que la rubia conocía el carácter de Lily por lo que concordaba perfectamente con Black.
No puedo permitir que reveléis a todo el mundo mis secretos. No volvería a vender ni un solo libro...
Harry sacó su varita justo a tiempo. Lockhart apenas había alzado la suya cuando Harry gritó:
— ¡Expelliarmus!
-¡Bien!- gritaron los merodeadores, los dos pares de gemelos, Frank y Alastor.
-Ese hechizo se está volviendo tu sello ahijado- comentó sin importancia Sirius, el azabache sonrió levemente pues en efecto en un momento ese fue su hechizo.
Lockhart salió despedido hacia atrás y cayó sobre uno de los baúles. La varita voló por el aire. Ron la cogió y la tiró por la ventana.
-¿Cómo que la tiraste?- le acuso Charlie- la tuya está rota y no ese maldito no merece tener una.
-¡Charlie!- le reprendió Molly.
-Pero es cierto mamá- se justificó.
—No debería haber permitido que el profesor Snape nos enseñara esto —dijo Harry furioso, apartando el baúl a un lado de una patada. Lockhart lo miraba, otra vez con aspecto desvalido. Harry lo apuntaba con la varita.
-Igual a cuando encaro a Mundungus en aquella ocasión- Comento por lo bajo Ron a Hermione.
-Sintiendo miedo de un chico de doce años, patético- aseguró Draco lo cual gano bastante aprobación.
— ¿Qué queréis que haga yo? —dijo Lockhart con voz débil—. No sé dónde está la Cámara de los Secretos. No puedo hacer nada.
-El no sabrá nada, pero los chicos sin duda si- hablo Frank con media sonrisa en el rostro.
—Tiene suerte —dijo Harry, obligándole a levantarse a punta de varita—. Creo que nosotros sí sabemos dónde está. Y qué es lo que hay dentro. Vamos.
-No estarán pensando en ir cierto- exclamo sorprendida la señora Weasley evidentemente alterada- ustedes son solo niños y ese idiota solo será un estorbo.
-Creo que es justo lo que aran- dijo James- Lily, estas bien- le pregunto preocupado.
-Si- respondió apretando a Harry- estoy preocupada, pero no es como si no esperara que hicieran eso, solo espero que no se encentren con esa maldita serpiente.
Hicieron salir a Lockhart de su despacho, descendieron por las escaleras más cercanas y fueron por el largo corredor de los mensajes en la pared, hasta la puerta de los aseos de Myrtle la Llorona.
Hicieron pasar a Lockhart delante. A Harry le hizo gracia que temblara.
Algunos sonrieron ante la imagen del acobardo ex profesor, y es que varios de ellos de verdad le tomaron coraje al tipo, y más conforme avanzaban en la lectura del segundo libro.
Myrtle la Llorona estaba sentada sobre la cisterna del último retrete.
— ¡Ah, eres tú! —Dijo ella, al ver a Harry—. ¿Qué quieres esta vez?
—Preguntarte cómo moriste —dijo Harry.
-Eso le gustara- cometo Luna- al parecer se siente bien cuando se interesan en algo que le haya pasado, aun cuando sea su propia muerte.
-En ese caso no les será tan difícil obtener información de ella- agrego Neville con un poco más de confianza.
El aspecto de Myrtle cambió de repente. Parecía como si nunca hubiera oído una pregunta que la halagara tanto.
-Ciertamente se sintió bien con eso- aseguro Gideon.
— ¡Oooooooh, fue horrible! —dijo encantada
-Es difícil pensar en que digan eso con encanto- hablo faina.
Sucedió aquí mismo. Morí en este mismo retrete. Lo recuerdo perfectamente. Me había escondido porque Olive Hornby se reía de mis gafas. La puerta estaba cerrada y yo lloraba, y entonces oí que entraba alguien. Decían algo raro. Pienso que debían de estar hablando en una lengua extraña.
-¡Párcel!- dijeron algunos oyentes, algunos de ellos con un susurro.
-Estaría llamando a la serpiente, o incluso abriendo la cámara- comento Lily sacando conclusiones.
De cualquier manera, lo que de verdad me llamó la atención es que era un chico el que hablaba.
-Entonces era un joven- intervino Frank- eso no ayuda mucho para descubrir quien fue.
Todos menos Dumbledore se preguntaban quién pudo haber sido aquel chico que era el descendente de Slytherin.
Así que abrí la puerta para decirle que se fuera y utilizara sus aseos, pero entonces... —Myrtle estaba henchida de orgullo, el rostro iluminado— me morí.
-Así como así- se impresiono Dora- bueno, por lo menos se puede decir que no sufrió verdaderamente.
— ¿Cómo? —preguntó Harry.
—Ni idea —dijo Myrtle en voz muy baja—. Sólo recuerdo haber visto unos grandes ojos amarillos. Todo mi cuerpo quedó como paralizado, y luego me fui flotando... —dirigió a Harry una mirada ensoñadora
-Es extraño y un tanto siniestro, como los muertos se alegran o festejan la forma en que murieron- comento Sirius recordando lo del cumpleaños de muerte.
-Algo, yo diría que es bastante siniestro- atajo Marlene.
-Bueno, al menos en eso coincidimos- dijo de ultimo el animago besándola en la cabeza.
Y luego regresé. Estaba decidida a hacerle un embrujo a Olive Hornby.
-Por esa razón se quedó en este mundo, no muchos gustan de esa alternativa- comento con simpleza Harry, ya tenía bastante experiencia con se asunto.
Ah, pero ella estaba arrepentida de haberse reído de mis gafas.
-Lógico, hasta cierto punto tiene responsabilidad de su muerte- comento Fred.
-De no haberla molestado, no había estado en el baño y no habría muerto- agrego George.
-En verdad trágico- terminaron al unísono los pelirrojos.
— ¿Exactamente dónde viste los ojos? —preguntó Harry
—Por ahí —contestó Myrtle, señalando vagamente hacia el lavabo que había enfrente de su retrete.
Harry y Ron se acercaron a toda prisa. Lockhart se quedó atrás, con una mirada de profundo terror en el rostro.
-¿Cómo es posible que ese par de niños tengan más agallas que ese tipo?- increpo Ted entre sorprendido y molesto.
Parecía un lavabo normal. Examinaron cada centímetro de su superficie, por dentro y por fuera, incluyendo las cañerías de debajo. Y entonces Harry lo vio: había una diminuta serpiente grabada en un lado de uno de los grifos de cobre.
—Ese grifo no ha funcionado nunca —dijo Myrtle con alegría, cuando intentaron accionarlo.
-Debe de ser ahí- comento Alastor- tal parece que la pelirroja tenía razón, será necesario usar la lengua pársel para abrir la cámara.
-Por esa razón nadie lo ha encontrado en siglos- comento Dean
-Entonces no había alternativa para Harry- comento sin pensar Remus- aun cuando fueran con los profesores, solo él podría darles paso a ese lugar.
—Harry —dijo Ron—, di algo. Algo en lengua pársel.
—Pero... —Harry hizo un esfuerzo.
-Será difícil- comento Hermione- hasta ese momento no sabía que tenía ese poder, y mucho menos podía utilizarlo.
Las únicas ocasiones en que había logrado hablar en lengua pársel estaba delante de una verdadera serpiente. Se concentró en la diminuta figura, intentando imaginar que era una serpiente de verdad.
-Eso podría funcionar, pero devedé concentrarse mucho para lograrlo- atajo Frank.
—Ábrete —dijo.
Miró a Ron, que negaba con la cabeza.
—Lo has dicho en nuestra lengua —explicó.
-¿En verdad nunca te das cuenta cuando hablas en pársel?- interrogo Tonks extrañada.
-No, para mí no había una verdadera diferencia entre una lengua u otra- respondió el azabache recordando aquellos días.
Harry volvió a mirar a la serpiente, intentando imaginarse que estaba viva. Al mover la cabeza, la luz de la vela producía la sensación de que la serpiente se movía.
—Ábrete —repitió.
Algunos cruzaron los dedos a la espera de que ahora si funcionara.
Pero ya no había pronunciado palabras, sino que había salido de él un extraño silbido, y de repente el grifo brilló con una luz blanca y comenzó a girar. Al cabo de un segundo, el lavabo empezó a moverse.
-¡Lo ha logrado!- comento Frank- ahora deberían irse con mucho más cuidado que nunca.
-Deberían ir por McGonagall, o por alguien más- atajo Alice.
-Sería una posibilidad, pero también ya han desperdiciado mucho tiempo, y si quieren rescatar a la chica deben apurarse- argumento ojo loco.
-Pero ellos no pueden pelear contra eso, y no deberían siquiera pensar en hacerlo-rebatió Alice.
-Harry no desistirá de hacer algo, en especial después de haber encontrado la entrada- sentencio con preocupación Lily- y Ron no dudara en ir por su hermana, no pensaran en nada mas- termino mientras la señora Weasley se sobaba las manos alterada.
El lavabo, de hecho, se hundió, desapareció, dejando a la vista una tubería grande, lo bastante ancha para meter un hombre dentro.
-Encontraron lo que docenas de magos famosos y más calificados no lograron hacer- hablo Ted- pese al riesgo hay que admitir que fue sorpréndete.
Harry oyó que Ron exhalaba un grito ahogado y levantó la vista. Estaba planeando qué era lo que había que hacer.
—Bajaré por él —dijo.
-Ya es algo inevitable- comento James sintiendo apuración por lo que podrían encontrar ahí abajo. Y las madres pelirrojas no se encontraban mejor.,
No podía echarse atrás, ahora que habían encontrado la entrada de la cámara. No podía desistir si existía la más ligera, la más remota posibilidad de que Ginny estuviera viva.
Un encuentro de sentimientos difíciles de descifrar comenzaron a inundar tanto a Lily como a Molly. Por un lado sentían miedo por lo que estaba a punto de pasar y orgullo por lo valientes y nobles que estaba demostrando ser los chicos. En particular Molly también estaba preocupada por lo que le podría haber pasado a Ginny, y de igual forma ambas coincidían que eso era una misión que ese par de niños no deberían tener.
—Yo también —dijo Ron.
-Ya me estoy sintiendo culpable Fred- le comento a su hermano por lo bajo.
-Yo también gorgoreo- le aseguro.
-Nosotros lamentándonos en nuestros cuartos mientras Ron y Harry estaban tratando de rescatar a nuestra hermanita- agrego en el mismo tono Percy que los alcanzo a oír.
Hubo una pausa.
—Bien, creo que no os hago falta —dijo Lockhart, con una reminiscencia de su antigua sonrisa—. Así que me...
-Cobarde- increparon los merodeadores y los gemelos Prewett.
Puso la mano en el pomo de la puerta, pero tanto Ron como Harry lo apuntaron con sus varitas.
—Usted bajará delante —gruñó Ron.
-Lo podrían usar como escudo humano- propuso con malignidad Sirius.
-Seria lo único útil que haría en su miserable vida- atajo Severus.
No era común que ellos coincidiera en algún un punto.
Con la cara completamente blanca y desprovisto de varita, Lockhart se acercó a la abertura.
—Muchachos —dijo con voz débil—, muchachos, ¿de qué va a servir?
-Mejor él que nosotros- dijo con sarcasmo Ron produciendo un par de sonrisas, en especial en los bromistas.
Harry le pegó en la espalda con su varita. Lockhart metió las piernas en la tubería.
—No creo realmente... —empezó a decir, pero Ron le dio un empujón, y se hundió tubería abajo.
-Mejor lo hubieras pateado, te abrías sentido mejor- comento James- o al menos yo me había sentido mejor.
Harry se apresuró a seguirlo. Se metió en la tubería y se dejó caer.
La profesora fue leyendo como fue su descenso por ese tubo, como podían ver más cañerías unidas y como esa, la más larga daba curvas y descendía hasta lo que podría ser más abajo que las mismas mazmorras del castillo, hasta que al fin llegaron al final hasta un túnel de piedra bastante grande.
—Debemos encontrarnos a kilómetros de distancia del colegio —dijo Harry, y su voz resonaba en el negro túnel.
—Y debajo del lago, quizá —dijo Ron, afinando la vista para vislumbrar los muros negruzcos y llenos de barro.
-Será muy problemático cuando quieran regresar-hablo Arthur con la esperanza de que regresaran a salvo- no creo que puedan subir por esa tubería con tanta facilidad.
-Tal vez deberían de buscar otra ruta para volver, pero creo que eso es lo último que piensan en ese momento.
Los tres intentaron ver en la oscuridad lo que había delante.
— ¡Lumos! —Ordenó Harry a su varita, y la lucecita se encendió de nuevo—. Vamos —dijo a Ron y a Lockhart, y comenzaron a andar. Sus pasos retumbaban en el húmedo suelo.
El túnel estaba tan oscuro que sólo podían ver a corta distancia.
-Sería bueno aprendieras otros hechizos- comentó Remus- uno que les pudiera brindar un poco más de luz que eso.
-Tal vez sería bueno, aunque eso también les complicaría esconderse ya que su ubicación sería más visible- dijo en oposición Nymphadora mientras Alastor sonreía complacido por la idea de la chica, la verdad si parecía tener madera de auror.
Sus sombras, proyectadas en las húmedas paredes por la luz de la varita, parecían figuras monstruosas.
—Recordad —dijo Harry en voz baja, mientras caminaban con cautela—: al menor signo de movimiento, hay que cerrar los ojos inmediatamente.
-Eso sería tan bueno como malo- comento Lily- si se libraran de sus ojos, pero no pueden hacer mucho si no pueden ver.
-Tranquila Lily, todo saldrá bien- dijo James más para sí que para ella.
Pero el túnel estaba tranquilo como una tumba, y el primer sonido inesperado que oyeron fue cuando Ron pisó el cráneo de una rata. Harry bajó la varita para alumbrar el suelo y vio que estaba repleto de huesos de pequeños animales. Haciendo un esfuerzo para no imaginarse el aspecto que podría presentar Ginny si la encontraban, Harry fue marcándoles el camino. Doblaron una oscura curva.
-Y aun después de eso tardaste años en estar con ella- le acuso Sirius tratando de aligerar un poco el ambiente.
-Si ya lo sé, fui muy lento para darme cuenta de lo que sentía- aseguro viendo con ternura a Ginny quien como el, estaba en los brazos de su madre.
—Harry, ahí hay algo... —dijo Ron con la voz ronca, cogiendo a Harry por el hombro.
Se quedaron quietos, mirando. Harry podía ver tan sólo la silueta de una cosa grande y encorvada que yacía de un lado a otro del túnel. No se movía.
-¡El basilisco!- exclamaron algunos sintiendo un frio recorriéndoles el cuerpo en un solo segundo.
—Quizás esté dormido —musitó, volviéndose a mirar a los otros dos. Lockhart se tapaba los ojos con las manos. Harry volvió a mirar aquello; el corazón le palpitaba con tanta rapidez que le dolía.
-Por favor ten mucho cuidado- le dijo Molly sintiendo apuración pues también le tenía cariño al chico, Lily la vio con gratitud y ternura, se alegraba que fuera ella quien estuviera cuidado de su hijo en el futuro.
Muy despacio, abriendo los ojos sólo lo justo para ver, Harry avanzó con la varita en alto.
Nuevamente (como ya había pasado en varias ocasiones)  la tensión se podía sentir en el gran comedor con una gran densidad, aun algunos Slytherin que no les importaba mucho la historia se ponían atentos cuando llegaba esas partes, en donde no había más ruido que la voz de la persona que leía.
La luz iluminó la piel de una serpiente gigantesca, una piel de un verde intenso, ponzoñoso, que yacía atravesada en el suelo del túnel, retorcida y vacía. El animal que había dejado allí su muda debía de medir al menos siete metros.
-Impresionante- exclamaron algunos, entre ellos Slughorn que se preguntó si esa piel de serpiente pudiera tener alguna propiedad mágica., pero claro, fue solo idea que curso por su mente.
— ¡Caray! —exclamó Ron con voz débil.
Algo se movió de pronto detrás de ellos. Gilderoy Lockhart se había caído de rodillas.
Nuevas expresiones de molestia y bufidos se dejaron escuchar ante esa reacción.
—Levántese —le dijo Ron con brusquedad, apuntando a Lockhart con su varita.
Lockhart se puso de pie, pero se abalanzó sobre Ron y lo derribó al suelo de un golpe.
-¡¿Qué demonios piensa ese idiota que está haciendo?!- increpo Arthur con evidente molestia.
-De seguro lo va a querer desarmar, y después salir de ahí- comento Frank.
Harry saltó hacia delante, pero ya era demasiado tarde. Lockhart se incorporaba, jadeando, con la varita de Ron en la mano y su sonrisa esplendorosa de nuevo en la cara.
-Idiota- exclamaron al unísono los hermanos Weasley, molestos por la actitud de ese, y con cierta pena por su hermano desarmado.
-Ahora ya se ha hecho con una varita- continuo Bill.
-Coggección, se hizo con una vagita gota y defectuosa- aclaro Fleur- tal vez esos defectos les puedan gesultar útiles en esa ocasión- ese comentario les dio algunas esperanzas de que nada malo les podría ocurrir a los chicos.
— ¡Aquí termina la aventura, muchachos! —dijo—. Cogeré un trozo de esta piel y volveré al colegio, diré que era demasiado tarde para salvar a la niña y que vosotros dos perdisteis el conocimiento al ver su cuerpo destrozado. ¡Despedíos de vuestras memorias!
-Despreciable- volvió a increpar de nuevo McGonagall. Se podía decir que su indignación por la actitud de ese sujeto era compartido por todos, en especial por el profesor Dumbledore.
Levantó en el aire la varita mágica de Ron, recompuesta con celo, y gritó:
-En verdad intentara realizar un hechizo con esa varita- se impresiono Flitwick- todo el año esa varita ha estado haciendo desmanes.
-Pero por fortuna nada de eso ocurrió en su clase- comento Fred.
-De seguro ese idiota no sabe nada de esos defecto- agrego George.
— ¡Obliviate!
La varita estalló con la fuerza de una pequeña bomba. Harry se cubrió la cabeza con las manos y echó a correr hacia la piel de serpiente, escapando de los grandes trozos de techo que se desplomaban contra el suelo.
Las madres pelirrojas se tensaron de inmediato, si bien parecía que se libraron del hechizo, eso había causado un derrumbe que de igual forma podría causarles mucho daño.
 Enseguida vio que se había quedado aislado y tenía ante sí una sólida pared formada por las piedras desprendidas.
— ¡Ron! —Grito—, ¿estás bien? ¡Ron!
La señora Weasley aguardo expectante a que leyeran la respuesta de su hijo menor.
— ¡Estoy aquí! —La voz de Ron llegaba apagada, desde el otro lado de las piedras caídas—. Estoy bien. Pero este idiota no. La varita se volvió contra él.
-Se lo merece- se escucharon varias vives al mismo tiempo, algunos dijeron otra cosa, pero en esencia era exactamente lo mismo.
Escuchó un ruido sordo y un fuerte « ¡ay!», como si Ron le acabara de dar una patada en la espinilla a Lockhart.
-De hecho le pate en la rodilla, y me vi tentado de hacerlo también en las costillas- acepto el pelirrojo.
-Debiste hacerlo, no creo que nadie te hubiera  juzgado- aseguro Draco dejando a relucir su parte de Slytherin.
— ¿Y ahora qué? —Dijo la voz de Ron, con desespero—. No podemos pasar. Nos llevaría una eternidad...
Harry miró al techo del túnel. Habían aparecido en él unas grietas considerables. Nunca había intentado mover por medio de la magia algo tan pesado como todo aquel montón de piedras, y no parecía aquél un buen momento para intentarlo. ¿Y si se derrumbaba todo el túnel?
-Ciertamente no sería bueno- comento Ron- lo mejor sería que removieran todo a mano.
-Pero eso les tomaría mucho tiempo- agregó Dora- y para el colmo el túnel ya quedo cerrado.
Hubo otro ruido sordo y otro ¡ay! provenientes del otro lado de la pared.
-¿Qué paso ahí?- preguntó George.
-Moví una piedra, y cuando la tire golpeo a Lockhart- explico Ron.
Por otro lado los merodea odre, los aurores y algunos más sabían que solo había una opción ante esa situación, una que no era de agrado para un azabache y una pelirroja.
Estaban malgastando el tiempo. Ginny ya llevaba horas en la Cámara de los Secretos. Harry sabía que sólo se podía hacer una cosa.
—Aguarda aquí —indicó a Ron—. Aguarda con Lockhart. Iré yo. Si dentro de una hora no he vuelto...
-No debes pensar en eso- atajo Marlene- no es momento para ser pesimistas, tiene que mantener tu mente enfocada.
Hubo una pausa muy elocuente.
—Intentaré quitar algunas piedras —dijo Ron, que parecía hacer esfuerzos para que su voz sonara segura—. Para que puedas... para que puedas cruzar al volver. Y…
-En verdad estabas muy preocupado cierto- comento Bill- en esos momento si están bastante unidos.
-No esperaban que se tuvieran que volver a separar cierto- comento Frank recordando como ocurrió algo similar en el libro anterior.
— ¡Hasta dentro de un rato! —dijo Harry, tratando de dar a su voz temblorosa un tono de confianza.
-Solo- hablo Lily- otra vez tiene que pasar por ese último trecho tu solo- agrego derramando lágrimas, en esos momento se sentía tan impotente y furiosa, porque su hijo siempre tendría que estar solo.
-Calma cariño- le trato de consolar James abrazando y acariciando a Lily, y porque no, a su hijo, el sentía la misma cólera e impotencia de no poder hacer nada por su hijo, de saber que en ese momentos encontraba bajo tierra ignorante de sus desgracias.
Sprout fue narrando como Harry iba caminando por el serpenteante túnel, con la tención a flor de piel hasta que llego a una gruesa pared en la que estaban talladas las figuras de dos serpientes enlazadas, con grandes y brillantes esmeraldas en los ojos.
Harry se acercó a la pared. Tenía la garganta muy seca. No tuvo que hacer un gran esfuerzo para imaginarse que aquellas serpientes eran de verdad, porque sus ojos parecían extrañamente vivos.
-Eso será útil, de seguro deberá de hablar pársel para abrir esa otra puerta- hablo Remus.
-Si tan solo hubiera alguien más que hablara pársel, tal vez se hubiera podido librar de todo eso- agrego Dora que se comenzaba a sentir nerviosa, no se podía imaginar como estaría su fuera su hijo el que estuviera ahí.
Tenía que intuir lo que debía hacer. Se aclaró la garganta, y le pareció que los ojos de las serpientes parpadeaban.
— ¡Ábrete! —dijo Harry, con un silbido bajo, desmayado.
-Hay por Merlín, hay por dios- murmuraba Lily.
-Tranquila mamá- le hablaba Harry- ya casi termina, todo saldrá bien.
Las serpientes se separaron al abrirse el muro. Las dos mitades de éste se deslizaron a los lados hasta quedar ocultas, y Harry, temblando de la cabeza a los pies, entró.
-Es, es el final del capítulo- dijo la profesora Sprout dejando el libro sobre la mesa, sin poderse creer todo por lo que habían vivido eso esos chicos y todo lo que vidria en los siguientes libros.
-Bien, solo faltan dos capítulos- comento Dumbledore.

-En ese caso no hay que retrasar más la lectura- atajo Alastor en su tono gruñón y sacando la varita- accio- dijo y de inmediato el libro voló de la mesa de profesores hacia sus manos.

15 comentarios:

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  2. por favor no metas a la 3ra generacion, lo va a arruinar, asi la historia es perfecta, ademas, la idea es salvar a los del pasado, los del futuro estan bien, epero que me escuches
    saludos de venezuela

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    1. Pues inicialmente no pensé incluirlos, pero la verdad es que ya los fui incluyendo paralelamente a la historia, y pues en el argumento que estoy llevbando sería muy difícil sacarlos.
      Lo siento.

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  3. ¿Por qué lo borraste de Potterfics? Me gustaría que metieras a la Tercera Generación, tal y como prometiste hace tiempo. Actualiza pronto y responde. Me encanta.

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  4. ¡OH! No tienes idea de como me sentí cuando no entré tu historia en potterfics. Me eché a llorar, y yo no lloro, créeme. Pero mi bendita suerte me llevo a encontrar que en "Un presente, pasado, y futuro que contar" había un comentario tuyo. Como desesperada me lance hacia tu perfil y me encontré con esto, bendito sea el cielo, creo que me hice un poco dependiente de tu fic, jeje. Me siento un poco mal por el hecho de que seguramente has perdido a unos cuantos de tus, bien ganados, lectores por lo que pasó.
    Dejando ya de lado el tema del cambio de plataforma quiero opinar sobre algo que se ha tratado en algunos comentarios mas arriba de esto. La inclusión de la Tercera Generación al fic. A mi parecer sería algo maravilloso (aunque podría traer problemas con los fans de ciertas parejas y eso) y me haría ilusión que los incluyas como dijiste antes que lo harías, pero respetare tu decisión si quieres no hacerlo. Es tu fic, después de todo.
    ¿Sabes? Tuve que repetir este comentario desde cero porque se borró, y me quedo mas largo, creo que me alargué mucho, en fin, solo me queda despedirme. Adiós.

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    Respuestas
    1. Pues sí, imagínate como me moleste cuando entre a la página y no encontré mi propia historia, y más porque ya pasaban de los 300 usuarios que lo tenían en favoritos. Pero me alegra que la hayas podido encontrar.
      En cuanto a la historia, según el argumento que estado manejando en un par de capítulos fui incluyendo poco a poco a los de la tercera generación, y si, aunque les moleste a algunos ya me sería muy difícil sacarlos de la historia, argumentalmente hablando. Por lo que todo continuara igual.
      No te preocupes por la longitud, lo bueno es que comentaste.

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    2. Desde que he empezado mi propio fanfic y me he dado cuenta del esfuerzo que conlleva continuar con una historia así... siempre intento comentar, porque es lo que motiva a los escritores ¿verdad? y es lo mínimo que puedo hacer para demostrar mi apoyo.

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    3. Tengo una duda ¿tienes guardada una lista de los usuarios que la habían agregado a favoritos? Porque así sería mucho mas fácil encontrarles y contactarles para que sepan que ha pasado, y te lo digo no solo porque es injusto que los hayas perdido sino también porque no quiero que nadie pase por el momento que yo pase, en verdad es una buena historia.

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    4. No, la verdad no no tengo la lista de quienes la tenían en favoritos, pero he pensado en tal vez subir el primer capitulo, tal vez con otra cuenta, y en los comentarios poner la dirección del blog,tu que opinas?

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    5. Pues es una buena idea, tal vez seguir subiendo los capitulos uno por día poniendo en los comentarios lo que te ha pasado así cuando los antiguos lectores (o nuevos) entren sepan a donde tienen que ir, al blog.

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