martes, 2 de febrero de 2016

Capítulo 72.- El Torneo de los tres magos



Todos los presentes estaban disfrutando de ese pequeño tempo libre que se daban para poder comer antes de retomar la lectura de los libros, o mejor sería decir casi todos, por un oji gris salió del gran comedor antes de si quiera probar bocado y cierto azabache no podía evitar preguntarse porque.

Después de unos minutos Sirius Black regresaba como si nada al comedor y sin mediar palabra tomo asiento.

-¿Y bien?- exclamo James- se puede saber a dónde fuiste

-A ningún lado cornamenta

-Debiste de ir a algún lado, así que dinos a donde fuiste

-Y ¿por qué tanto interés?, solamente salí un momento

-Saliste después de que aparecieran los alimentos y antes de probar algo- se unió Remus a la conversación- conocemos tus prioridades canuto, y son muy pocas las cosas que haces antes de comer

-Se preocupan demasiado- les acuso el animago- miren lo mas probable es que luego se enteren de todo así que mejor olvídenlo- aseguro comenzando a llenar su plato de comida.

-Solo espero que no hayas hecho algo malo- exclamo Dora mientras alimentaba al bebe Teddy.

-Tranquila sobrina, que no les haría nada a ti, a tu hijo, o tu condenado lobito- le respondió- bueno, si este último te hace llorar sí, pero de otra forma podrá vivir en paz mientras te deshonra

-Mejor ya ponte a tragar- le rebatió Remus, el lambien quería saber qué fue lo que su amigo debió estar haciendo, pero aun así prefería que se callara antes de que comenzara con sus cosas.

La comida prosiguió con total normalidad, varios compañeros hablaban entre ellos, Sirius y Ron llenándose la boca con comida sin intercambiar palabras, y Dora que había terminado de comer y alimentar a su hijo comenzó a jugar con este con su peluche favorito de lobo, claro está que incuso Remus intervenía en la diversión de los metamorfomagos.

-Muy bien- hablo Dumbledore una vez que la comida de los paltos desapareció- creo que es hora de comenzar la lectura, a quien le gustaría…

-Yo propongo que sea Regulus quien lea- exclamo con fuerza Sirius interrumpiendo al profesor y sorprendiendo a más de uno.

-¡¿Qué?!, pero yo, ¿por qué tendría que leer yo?- le reclamo el joven de los hermanos Black

-Y que tiene de malo, hasta yo he tomado uno de esos libros, nada te pasara si lees un capitulo- aseguro Sirius

-Pero…

-Me parece una idea genial- dijo Dumbledore poniendo el libro frene a Regulus con su varita- por favor joven Black- el profesor no podía estar seguro de porque Sirius había hecho tal propuesta, pero le pareció buena idea que, al menos en pequeños aspectos, fueran integrando más a la oveja descarriada, y tal vez, solo tal vez, propician una reconciliación entre los hermanos.

-Que fastidio- exclamo Regulus tomando el libro- ¿en que capitulo van?

-Acabamos de leer el 11  así que te corresponde el capítulo 12- respondió Lily

-Bien- se situó en la página donde comenzaba el capítulo- el título es “El torneo de los tres magos”

Varias exclamaciones de sorpresa y asombro se dejaron escuchar en ese momento, varios de ellos solo vieron confirmados sus sospechas cuando leyeron el título del libro.

-¿Torneo de los tres magos?- repitió Lily sin comprender- no creo haber escuchado de algo así.

-No lo dudo Lis- comento James- era un torneo muy importante pero hace muchos años que no realiza, mi padre me contaba que… ¡¡ha!!- grito de la impresión.

-¿Y a qué viene ese grito?- le pregunto Lily después de salar de la sorpresa.

-Es que ya lo recordé- respondió el azabache- en el torneo de los tres magos se utiliza un artefacto llamado el cáliz de fuego.

-Creo que te tomo demasiado tempo no lo crees cornamenta- le dijo en burla Sirius.

-No fastidies canuto

-Y para que se utiliza ese cáliz- le pregunto Lily.

-Creo que tarde o temprano nos enteraremos de todo- salto Remus- creo que lo mejor sería que escucháramos la lectura.

-Sí, creo que tienes razón- dijo Lily pero con un poco de molestia.

Los carruajes atravesaron las verjas flanqueadas por estatuas de cerdos alados y luego avanzaron por el ancho camino, balanceándose peligrosamente bajo lo que empezaba a convertirse en un temporal.

-Dudo que lleguen secos al castillo, aun cuando se hayan ido en los carruajes- comentó Dora.

-Además había otra cosa con la que no contábamos- agrego Ron., y solo aquellos que sufrieron de la misma broma del poltergeist saben lo que quería decir.

Pegando la cara a la ventanilla, Harry podía ver cada vez más próximo el castillo de Hogwarts, con sus numerosos ventanales iluminados reluciendo borrosamente tras la cortina de lluvia. Los rayos cruzaban el cielo cuando su carruaje se detuvo ante la gran puerta principal de roble, que se alzaba al final de una breve escalinata de piedra.

-Tan majestuoso como siempre- comento Ted con cierta nostalgia, como muchos estudiantes, esas primeras imágenes del castillo eran recuerdos que siempre valorarían.

Los que ocupaban los carruajes de delante corrían ya subiendo los escalones para entrar en el castillo.

-Aun así no creo que se libren del agua n fácilmente- comento Andrómeda- les serviría que aprendieran a utilizar un poco más su varita.

-Es cierto- aseguró James- además hay hechizos que no enseñan, como ese que pueden usar para secarse lo tuvimos que aprender por nuestra cuenta.

-¿En serio?, investigaban como hacer hechizos-  pregunto James “S”, por lo que sabía y había visto de su abuelo, no era de los que tomaban un libro por propia voluntad

-Bueno, siempre estábamos buscando nuevos hechizos que pudiéramos utilizar, en especial si era para alguna broma- salto Sirius

-Pero en ocasiones eso no es nada bueno- aseguro con seriedad y molestia Harry recordando aquella burla que vio en el recuerdo de Snape, entonces recordó que tenía algunas cosas de las cuales hablar con su padre, pero ya habría tiempo para ello.

También Harry, Ron, Hermione y Neville saltaron del carruaje y subieron la escalinata a toda prisa, y sólo levantaron la vista cuando se hallaron a cubierto en el interior del cavernoso vestíbulo alumbrado con antorchas y ante la majestuosa escalinata de mármol.

-Bueno, al menos ya están cubiertos de la lluvia- comentó Gideon.

-Eso aún no ha terminado- exclamo una joven del futuro que también fue víctima de aquel ataque como Ron.

— ¡Caray! —Exclamó Ron, sacudiendo la cabeza y poniéndolo todo perdido de agua—. Si esto sigue así, va a terminar desbordándose el lago. Estoy empapado... ¡Ay!

-¿Qué paso?- pregunto Molly de inmediato.

-Nada malo, pero ya lo veras- respondió el Ron

Un globo grande y rojo lleno de agua acababa de estallarle en la cabeza.

-¿Un globo?- repitieron varios a la vez.

-Algún ataque de un miembro de la otra casa- salto Sirius.

-Lo más probable es que se tratara de Peeves- contradijo Remus- ni siquiera nosotros utilizaríamos algo como eso.

-Yo coincido- apoyo Teddy- yo incluso tuve que soportar una broma similar de ese maldito- aseguro.

-¿También te lanzo un globo de agua?- le pregunto Dora.

-Bueno, si le lanzo un globo, pero no era agua- respondió en su lugar Victoire- a Teddy no le gusta hablar de eso- agrego mientras Teddy hacia ciertas muecas extrañas- tardo un tiempo en quitarse el mal olor

-Ya Victoire- le dijo el metamorfomago.

-Creo que tendré que hacer algo con ese desgraciado- termino Dora pensando en hacerle una venganza anticipada por su hijo.

Empapado y farfullando de indignación, Ron se tambaleó y cayó contra Harry, al mismo tiempo que un segundo globo lleno de agua caía... rozando a Hermione. Estalló a los pies de Harry, y una ola de agua fría le mojó las zapatillas y los calcetines. A su alrededor, todos chillaban y se empujaban en un intento de huir de la línea de fuego.

-Ese condenado solo se la pasa causando problemas- escupo Alice- como me gustaría que lo pusieran en su lugar.

-Lo se cariño- dijo Frank con precaución por el evidente enojo de su esposa- pero bueno, Peeves solo obedece a Dumbledore y al barón sanguinario.

Harry levantó la vista y vio, flotando a seis o siete metros por encima de ellos, a Peeves el poltergeist, una especie de hombrecillo con un gorro lleno de cascabeles y pajarita de color naranja. Su cara, ancha y maliciosa, estaba contraída por la concentración mientras se preparaba para apuntar a un nuevo blanco.

-Siempre con las descripciones- comento Sirius- no entiendo porque después de tantos libros retoman las mismas descripciones.

-En esta ocasión solo hablaron del poltergeis nada más, deja de ser tan exagerado- le reclamo Marlene.

-No solo describió a Peeves sino también la entrada al castillo- dijo el animago- yo solo digo que podríamos avanzar más si omitiéramos esos detalles.

-También avanzaríamos más sin comentarios fuera de lugar Sirius- le respondió Marlene.

— ¡PEEVES! —gritó una voz irritada—. ¡Peeves, baja aquí AHORA MISMO!

Acababa de entrar apresuradamente desde el Gran Comedor la profesora McGonagall, que era la subdirectora del colegio y jefa de la casa de Gryffindor. Resbaló en el suelo mojado y para no caerse tuvo que agarrarse al cuello de Hermione.

-Auch- dijeron algunos- antes no te estrangularon castaña- comentó Fabián- pero por lo menos la profesora no toco suelo.

— ¡Ay! Perdón, señorita Granger.

— ¡No se preocupe, profesora! —dijo Hermione jadeado y frotándose la garganta.

-Eres muy amable mamá- comentó con cierta sorna Hugo

-No podía ser de otra forma- aseguro Hermione- la profesora no lo hizo por accidente no por intención.

-Además el hecho que se tratara de una profesora ayudaría a que no le reclamara nada- comento Fred.

-Sí, nadie pensaría que ella fuera grosera o dijera algo en contra de un profesor- apoyo George

-Eso no es completamente cierto- aseguro Frank- o acaso ya se olvidaron de la “profesora” Trelawney- agrego poniendo énfasis en profesora.

-Él tiene razón- exclamo Ron-aunque se podría considerar una situación especial.

— ¡Peeves, baja aquí AHORA! —bramó la profesora McGonagall, enderezando su sombrero puntiagudo y mirando hacia arriba a través de sus gafas de montura cuadrada.

-Es muy noble que quiera controlarlo profesora- comentó Albus- pero incluso en nuestra época Peeves no la obedece completamente- reveló omitiendo el hecho de que en su tiempo ella era la directora.

-No lo dudo joven Potter, pero aun así no podemos dejar de intentar que deje de molestar a los estudiantes- aseguro McGonagall.

— ¡No estoy haciendo nada! —Contestó Peeves entre risas, arrojando un nuevo globo lleno de agua a varias chicas de quinto, que gritaron y corrieron hacia el Gran Comedor—. ¿No estaban ya mojadas? ¡Esto son unos chorritos! ¡Ja, ja, ja! —Y dirigió otro globo hacia un grupo de segundo curso que acababa de llegar.

-Bueno, eso en parte es cierto- comento James- pero aun así es muy molesto que los esté mojando aún más de lo que están.

-Pero también debes de estar de acuerdo que es algo leve comparado con algunas de sus otras bromas cornamenta- aseguró Sirius.

— ¡Llamaré al director! —gritó la profesora McGonagall—. Te lo advierto, Peeves...

Peeves le sacó la lengua, tiró al aire los últimos globos y salió zumbando escaleras arriba, riéndose como loco.

-Por lo menos ya los dejara en paz- comento Alice- aunque no creo que sirva de mucho después de mojar a quien sabe cuántos estudiantes.

— ¡Bueno, vamos! —Ordenó bruscamente la profesora McGonagall a la empapada multitud—. ¡Vamos, al Gran Comedor!

Harry, Ron y Hermione cruzaron el vestíbulo entre resbalones y atravesaron la puerta doble de la derecha. Ron murmuraba entre dientes y se apartaba el pelo empapado de la cara.

-Primero lo que ocurrió con Draco en el tren, y ahora el ataque de agua de Peeves- menciono Fabián- ese en verdad no fue tu día,

-En cuanto coma y duerma un poco bastara para que se recupere- aseguro Hermione.

Regulus fue leyendo la descripción de la asombrosa decoración del gran comedor, de cómo las mesas de las casas estaban llenas de estudiantes y de cómo los chicos avanzaron entre estudiantes de las demás casas hasta sentarse en su propia mesa junto a Nick casi decapitado, así como una leve descripción de este y su clásico atuendo

—Buenas noches —dijo sonriéndoles.

— ¡Pues cómo serán las malas! —contestó Harry, quitándose las zapatillas y vaciándolas de agua

-Pude ser que para ellos si sea una buena noche- comento Sirius- recuerda lo que ocurrió en su cumpleaños de muerte.

-es obvio suponer que sus gustos pueden ser un tanto diferente al de las personas vivas- apoyo Marlene.

—. Espero que se den prisa con la Ceremonia de Selección, porque me muero de hambre.

La selección de los nuevos estudiantes para asignarles casa tenía lugar al comienzo de cada curso; pero, por una infortunada combinación de circunstancias, Harry no había estado presente más que en la suya propia.

-En segundo año con el incidente “uno genial por cierto” del auto volador y en el tercero lo ocurrido con lo del dementor- enlisto Fred.

-La verdad es que ni siquiera nosotros nos han ocurrido algo para perder una selección- agrego George

Estaba deseando que empezara.

Justo en aquel momento, una voz entrecortada y muy excitada lo llamó:

— ¡Eh, Harry!

Era Colín Creevey, un alumno de tercero para quien Harry era una especie de héroe.

El joven sonrió con cierta pena, en ese momento que leían como se comportaba le parecía que si podía llegar a ser un poco sofocante.

-Y pensar que unos años después todos te verían de esa forma- le dijo por lo bajo Ron a su amigo.

-Pues eso es algo que me gustaría que cambiara- aseguro el azabache que no le agradaba recibir tanta atención

—Hola, Colín —respondió con poco entusiasmo.

—Harry, ¿a que no sabes qué? ¿A que no sabes qué, Harry? ¡Mi hermano empieza este año! ¡Mi hermano Dennis!

—Eh... bien —dijo Harry.

-Si es como Colín ya me imagino cómo será la vida del joven Potter- comentó Fabián.

-No lo envidio en lo más mínimo te lo aseguro hermanito- agrego Gideon.

— ¡Está muy nervioso! —Explicó Colín, casi saltando arriba y abajo en su asiento—. ¡Espero que le toque Gryffindor! Cruza los dedos, ¿eh, Harry?

-Sin duda sería más tranquilizante para el terminar en la misma casa que su hermano mayor- comento Ted.

—Sí, vale —accedió Harry. Se volvió hacia Hermione, Ron y Nick Casi Decapitado—. Los hermanos generalmente van a la misma casa, ¿no? —comentó. Estaba pensando en los Weasley, que eran siete y todos habían pertenecido a Gryffindor.

-Y nosotros también hemos estado en Gryffindor todos- salto James “S”- creo que lo extraño es cuando los hermanos van a diferentes casas.

-Tampoco es tan extraño James- aseguro Rose- aun entre los hermanos pueden tener cualidades para ir a diferentes casas.

-Además de aquellos pocos que deciden ir a una casa por su propia cuenta- agrego Albus, recordando las palabras de su padre ates de comenzar su primer año.

-En eso le tengo que dar la razón al pequeño- dijo de ultimo Sirius, ya que fue el mismo caso que le ocurrió a él y su hermano Regulus.

—No, no necesariamente —repuso Hermione—. La hermana gemela de Parvati Patil está en Ravenclaw, y son idénticas. Uno pensaría que tenían que estar juntas, ¿verdad?

-Siempre habíamos estado juntas hasta esa ocasión- comento Parvati

-Nos hubiera gustado estar juntas, pero ninguna de nosotras se arrepiente de ir a nuestra respectiva casa- aseguro Padma.

Harry miró la mesa de los profesores. Había más asientos vacíos de lo normal. Hagrid, por supuesto, estaría todavía abriéndose camino entre las aguas del lago con los de primero; la profesora McGonagall se encontraría seguramente supervisando el secado del suelo del vestíbulo; pero había además otra silla vacía, y no caía en la cuenta de quién era el que faltaba.

-Sí, el asiento de ojo loco- aseguro Sirius.

-Aun no estamos seguro de eso Sirius- aseguro Marlene.

-Y que aras si yo tengo razón y el nuevo profesor es ojo loco- salto el animago.

-Nada de lo que se pueda ocurrir, eso tenlo por seguro- le aseguro la rubia.

— ¿Dónde está el nuevo profesor de Defensa Contra las Artes Oscuras? —preguntó Hermione, que también miraba la mesa de los profesores.

Nunca habían tenido un profesor de Defensa Contra las Artes Oscuras que les durara más de un curso. Con diferencia, el favorito de Harry había sido el profesor Lupin, que había dimitido el curso anterior.

-Para todos siempre fue el mejor profesor que pudimos tener- aseguro Neville ante la aprobación de todos sus compañeros- en verdad fue una desgracia que no regresara

-Fue una desgracia que hubiera ido para empezar- agrego Seamus.

-Ya veremos cómo cambiar eso- aseguro Sirius- el será su profesor si o sí.

-No creo que sea la mejor idea- aseguro Remus que a pesar de lo que decía, se le dibujaba una sonrisa de alegría ante la declaraciones de los que en algún momento fueron sus estudiantes- sería muy peligroso si…

-¿Cual peligro?, has estado siete años en el colegio y nada ha pasado- le interrumpió el oji gris- el único peligro de que seas profesor seria que embarazaras a mi sobrina cuando fuera tu estudiante

-¡¡Sirius!!- le reclamo el oji miel- como crees que…

-Hazte el santo todo lo que quieras lunático, pero tu terminaras mancillando a mi sobrino, y ahí estaré pera restregártelo en la cara.

-¿Estarás presente cuando me mancille?- exclamo Dora- pero que sucio eres tío

-No me refería a eso- salto de inmediato- lo que quise decir es que cuando me entere que lo hizo se lo recordare- trato de arreglar su frase.

-Y que te hace pensar que te diremos cuando eso pase

-¿Que ya lo hicieron?- pregunto con cierta impresión.

-Claro que no, pero serias el ultimo al que le diríamos- aseguro la joven- bueno que continúe ya la lectura- apremio la metamorfomaga.

-Crees que sea buena idea hacer esos comentarios- le pregunto por lo bajo Remus cuando las miradas se apartaron de ellos.

-No ha servido de nada callarlo, tal vez sea buena idea cambiar de táctica- respondió la peli rosa, quien cada vez le molestaba menos esas insinuaciones de su tío.

Recorrió la mesa de los profesores de un lado a otro: no había ninguna cara nueva.

— ¡A lo mejor no han podido encontrar a nadie! —dijo Hermione, preocupada.

-No dudo que sea difícil conseguir un profesor para la clase -comento McGonagall- pero dudo que comenzáramos un año escolar sin encontrar a nadie.

-O en un caso más extremo alguno de nosotros daría la clase provisionalmente- comento Flitwick.

-Mientras no se tratara de quejicus todo estaría bien- aseguro Sirius, los del futuro se vieron entre ellos preguntándose que pasara cuando lleguen al sexto año del chico.

Harry examinó la mesa con más cuidado. El pequeño profesor Flitwick, que impartía la clase de Encantamientos, estaba sentado sobre un montón de cojines al lado de la profesora Sprout, que daba Herbología y que en aquellos momentos llevaba el sombrero ladeado sobre el lacio pelo gris. Hablaba con la profesora Sinistra, del departamento de Astronomía.

-Falto la profesora Vector de aritmancia—comento Hermione- o la profesora Burbage de estudios muggles.

-Si bueno, pero a ellas no las conocía- comentó Harry- tu si porque tomaste sus clases.

-Aun así no deberías de omitir a algunos profesores- aseguró la castaña.

Al otro lado de la profesora Sinistra estaba Snape, el profesor de Pociones, con su pelo grasiento, su nariz ganchuda y su rostro cetrino: la persona a la que Harry tenía menos aprecio en todo Hogwarts.

-Es algo general- exclamo Deán- solo los de Slytherin sentirían algo de simpatía por él, pero el resto de nosotros no- todos los de su época asintieron.

El odio que Harry le profesaba sólo tenía parangón con el que Snape le profesaba a él, un odio que, si eso era posible, parecía haberse intensificado el curso anterior después de que Harry había ayudado a huir a Sirius ante las desmesuradas narices de Snape.

-No lo dudo, aunque no se pudo demostrar nada, él estaba seguro que fueron ustedes quienes lo ayudaron a escapar- comento Kingsley.

-Creo que el hecho de que nadie mas pueda creer que lo hizo es una de las cosas que más le molesta- agrego Frank.

Snape y Sirius habían sido enemigos desde que eran estudiantes.

-Desde el primer momento en que nos conocimos- aseguro James recordando su primer encuentro en el tren.

Al otro lado de Snape había un asiento vacío que Harry adivinó que era el de la profesora McGonagall. En la silla contigua, y en el mismo centro de la mesa, estaba sentado el profesor Dumbledore, el director: su abundante pelo plateado y su barba brillaban a la luz de las velas, y llevaba una majestuosa túnica de color verde oscuro bordada con multitud de estrellas y lunas. Dumbledore había juntado las yemas de sus largos y delgados dedos, y apoyaba sobre ellas la barbilla, mirando al techo a través de sus gafas de media luna, como absorto en sus pensamientos.

-Jeje, el profesor también esta aburrido- dijo con sorna Sirius consiguiendo la risa de los dos pares de gemelos presentes y de algunos más, pero estos últimos, ocultando su tenia risa.


-Sirius comportante- le reprendió Marlene, que dicho sea de paso, trataba de ocultar una sonrisa

.Harry también miró al techo. Por obra de encantamiento, tenía exactamente el mismo aspecto que el cielo al aire libre, aunque nunca lo había visto tan tormentoso como aquel día. Se arremolinaban en él nubes de color negro y morado. Después de oír un trueno, Harry vio que un rayo dibujaba en el techo su forma ahorquillada.

-No se escucha tan mal- comento Scorpius- la verdad es seria una vista estupenda desde ahí donde no se pueden mojar

-Puede ser pero nosotros teníamos otras cosas en las que pensar- comentó Ron.

-Si como en la comida- sentencio Hermione.

— ¡Que se den prisa! —Gimió Ron, al lado de Harry—. Podría comerme un hipogrifo.

Esta vez las risas fueron más generalizadas y para nada disimuladas, era justo lo que la castaña acaba de decir de su novio, la verdad era que el ella lo conociera tan bien, o el que fuera tan predecible, les provocaba un poco de hilaridad.

No había acabado de pronunciar aquellas palabras cuando se abrieron las puertas del Gran Comedor y se hizo el silencio. La profesora McGonagall marchaba a la cabeza de una larga fila de alumnos de primero, a los que condujo hasta la parte superior del Gran Comedor, donde se encontraba la mesa de los profesores. Si Harry, Ron y Hermione estaban mojados, lo suyo no era nada comparado con lo de aquellos alumnos de primero.

-Oh pobrecillos- exclamo Alice- deben de estarse muriendo del frio, no debieron de llevarlos por el lago negro.

-Por lo menos deberían de tratar de hacer algo ahora que terminaron en ese estado- agrego Lily.

Regulus continuo leyendo como los chicos parecía que habían llegado nadando al colegio, y de cómo el único niño que no temblaba era un pequeño chico cierto casi por completo con el abrigo de Hagrid y que levanto los dos pulgares al ver a Colín y articulaba con los labios  ¡Me he caído en el lago! mientras parecía encantado por el accidente.

-Como no estaría feliz, si gracias a ello es el único que esta completamente abrigado- comento Gideon.

-Aunque el abrigo de Hagrid bien podría cubrir a unos cinco estudiantes al mismo tiempo- agrego Fabián.

Entonces la profesora McGonagall colocó un taburete de cuatro patas en el suelo ante los alumnos de primero y, encima de él, un sombrero extremadamente viejo, sucio y remendado. Los de primero lo miraban, y también el resto de la concurrencia. Por un momento el Gran Comedor quedó en silencio. Entonces se abrió un desgarrón que el sombrero tenía cerca del ala, formando como una boca, y empezó a cantar:

Regulus leyó toda la nueva canción del sombrero seleccionador.

-Siempre me ha fascinado como siempre se le ocurren nueva formas de componer su canción- comento Lily- además de que siempre las consigue rimar.

-Y hasta ahora no he sabido de que haya repetido alguna frase o canción alguna vez agrego Marlene.

En el Gran Comedor resonaron los aplausos cuando terminó de cantar el Sombrero Seleccionador.

—No es la misma canción de cuando nos seleccionó a nosotros —comentó Harry, aplaudiendo con los demás.

-Creo que sería un poco aburrido si siempre cantara la misma canción- comentó James “S”.

-Además no es como si el sombrero tuviera muchas cosas que hacer como para no pensar en una nueva canción- agregó Hugo.

—Canta una canción diferente cada año —dijo Ron—. Tiene que ser bastante aburrido ser un sombrero, ¿verdad? Supongo que se pasa el año preparando la próxima canción.

Varios esbozaron un sonrisa en ese momento y varios ojos se posaron sobre el pelirrojo de la tercera generación, sin duda demostraba que era hijo de Ronald Weasley.

La profesora McGonagall desplegaba en aquel momento un rollo grande de pergamino.

—Cuando pronuncie vuestro nombre, os pondréis el sombrero y os sentaréis en el taburete —dijo dirigiéndose a los de primero—. Cuando el sombrero anuncie la casa a la que pertenecéis, iréis a sentaros en la mesa correspondiente.

-Igual que todos los años- comento Sirius la verdad es que no se perdieron de mucho al no llegar en tus años pasados cachorro.

-Pero las razones por las que paso eso no fueron mejores opciones- agrego Remus.

¡Ackerley, Stewart!

Un chico se adelantó, temblando claramente de la cabeza a los pies, cogió el Sombrero Seleccionador, se lo puso y se sentó en el taburete.

—¡Ravenclaw! —gritó el sombrero.

Stewart Ackerley se quitó el sombrero y se fue a toda prisa a sentarse a la mesa de Ravenclaw, donde todos lo estaban aplaudiendo. Harry vislumbró a Cho, la buscadora del equipo de Ravenclaw, que recibía con vítores a Stewart Ackerley cuando se sentaba. Durante un fugaz segundo, Harry sintió el extraño deseo de ponerse en la mesa de Ravenclaw.

Ginny resoplo con cierta molestia mientras Harry la abrazaba por la cintura.

-Todas las pelirrojas son iguales- sentencio Sirius- no importa que ya los tengan bien amarrados, se siguen encelando de sus ex novias.

-Aunque en el caso de James eso  es igual a odiar a casi todo el cuerpo femenino del castillo- agrego Remus.

-A muchas gracias lunático- ironizo el azabache mientras que Lily reía modestamente.

-El único que correrá con suerte será Albus- agrego nuevamente Sirius señalando al pequeño Potter- por lo que sabemos el ira directamente por su pelirroja sin tener más novias- el mencionado se sonrojo en ese momento- aunque de seguro encontrara alguna razón para molestarse- entonces las pelirrojas vieron al joven con severidad.

-En lo personal me parece un desperdicio- aseguro James “S”- debería de socializar más con las chicas así como yo

-Por fortuna él no es como tú- le increpo Rose- y no hay nada de malo de que Al solo quiera tener a Ángela como novia

-¡Rose!- le reclamo Albus que continuaba rojo.

-No te molestes Al, todos sabemos que te gusta- dijo esta vez Scorpius- pero debes de darte prisa antes de que te la ganen.

-Tu deberías de hacer lo mismo, pues Rose es muy popular entre los chicos- le reclamo Albus sin pensar lo que decía

-¡¿Qué?!- exclamo de inmediato Ron- ¿cómo que popular entre los chicos?- pregunto mostrando sus característicos celos.

-No es lo que piensas papá, ya después te lo explicare- dijo a la defensiva Rose, y en verdad era una situación algo especial, ya que muchos chicos se querían acercar a ella por ser la hija de dos de los héroes de la segunda guerra mágica.

-¿Creen que pueda continuar con la lectura?- pregunto con cierta ironía Regulus.

-No seas amargado Regulus- le acuso Sirius, su hermano solo lo vio por un segundo antes de regresar a la lectura.

— ¡Baddock, Malcolm!

— ¡Slytherin!

La mesa del otro extremo del Gran Comedor estalló en vítores. Harry vio cómo aplaudía Malfoy cuando Malcolm se reunió con ellos. Harry se preguntó si Baddock tendría idea de que la casa de Slytherin había dado más brujos y brujas oscuros que ninguna otra.

-Si ha crecido cerca del mundo mágico es muy probable que así sea- comento Frank

-Claro que ha estado cerca del mundo mágico- espeto Lucius- solo los sangre pura pueden entrar a la casa

-No puedes ser más idiota- le interrumpió con molestia Alice- incluso tu maldito amo heredero de Slytherin es un mestizo recuerdas- le escupió la mujer haciendo que el rubio cerrara la boca con evidente molestia.

Fred y George silbaron a Malcolm Baddock mientras tomaba asiento.

Los gemelos Prewet sonrieron y levantaron sus pulgares en aprobación por la actitud de sus sobrinos.

—¡Branstone, Eleanor!

—¡Hufflepuff!

—¡Cauldwell, Owen!

— ¡Hufflepuff!

— ¡Creevey, Dennis!

El pequeño Dennis Creevey avanzó tambaleándose y se tropezó en el abrigo de piel de topo de Hagrid al mismo tiempo que éste entraba furtivamente en el Gran Comedor a través de una puerta situada detrás de la mesa de los profesores.

-Aunque claro, no es como si pudiera pasar desapercibido- comentó Gideon.

-Sin importar cuanto lo intente nuestro Hagrid no evitara que notemos cuando entra en una habitación- apoyo Fabián.

Hagrid por su parte sonrió y se sonrojo un poco por el comentario de los bromistas.

Unas dos veces más alto que un hombre normal y al menos tres veces más ancho, Hagrid, con su pelo y barba largos, enmarañados y renegridos, daba un poco de miedo.

-Yo recuerdo que le tuve miedo los primeros cuatro meses cuando ente al colegio- comento Ted- pero al final termino siendo un buen amigo.

-Aunque nunca interactuamos tanto con el como ustedes- agrego Andrómeda refiriéndose a los merodeadores y al trio- pero aun así no me puedo imaginar Hogwarts sin Hagrid.

Varios de los presentes sonrieron antes dichas palabras, tanto ellos como muchos otros le han tomado cierto aprecio al gran hombre, aunque claro, también están los del lado opuesto.

Una impresión falsa, porque Harry, Ron y Hermione sabían que Hagrid tenía un carácter muy bondadoso. Les guiñó un ojo mientras se sentaba a un extremo de la mesa de los profesores, y observó cómo Dennis Creevey se ponía el Sombrero Seleccionador.

-Quede muy impresionado cuando el sombrero me comenzó a halar en mi cabeza- comento Dennis- aun después de que mi hermano me lo conto

-Lo sé, no es lo mismo que te lo cuenten a que te ocurra- aseguro Colín.

El desgarrón que tenía el sombrero cerca del ala volvió a abrirse.

— ¡Gryffindor! —gritó el sombrero.

-Pues sí, efectivamente quedaran en la misma casa- comentó Dora- creo que se sentirá mejor teniendo a su hermano cerca.

-Aunque no creo  que le afectara mucho- agrego Remus- parece que es un joven muy sociable.

-Ojala no sea tan, “animado” con Harry como lo era su hermano- termino la metamorfomaga.

Harry aplaudió con los demás de la mesa de Gryffindor cuando Dennis Creevey, sonriendo de oreja a oreja, se quitó el sombrero, lo volvió a poner en el taburete y se fue a toda prisa junto a su hermano.

— ¡Colín, me caí! —dijo de modo estridente, arrojándose sobre un asiento vacío—. ¡Fue estupendo! ¡Y algo en el agua me agarró y me devolvió a la barca!

-El calamar gigante- dijeron varios a la vez.

-Pues si es bastante animado- comentó Teddy que conocía al joven Dennis en su tiempo- cualquiera pensaría que estará asustado, pero la verdad es muy diferente

-La verdad es que no había cosa que no me impresionara- acepto el joven Dennis

-Es compresible siendo la primera vez que llegas al mundo mágico- aseguro Ted, quien como todos los hijos de pares muggles comprendía perfectamente la chico

— ¡Tranqui! —repuso Colín, igual de emocionado—. ¡Seguramente fue el calamar gigante, Dennis!

— ¡Vaya! —exclamó Dennis, como si nadie, en sus mejores sueños, pudiera imaginar nada mejor que ser arrojado al agua en un lago de varias brazas de profundidad, por una sacudida en medio de una tormenta, y ser sacado por un monstruo marino gigante.

-En verdad que tienes unos amigos muy peculiares he- comento con cierta diversión Draco.

-Si bueno, no me puedo quejar, después de todo hay casos mucho peores- el rubio sintió una insinuación a sus amistades, y la verdad no podía decir mucho al respecto para defenderlos.

— ¡Dennis!, ¡Dennis!, ¿has visto a ese chico? ¡El del pelo negro y las gafas!, ¿lo ves? ¿A que no sabes quién es, Dennis?

Algunos sonrieron divertidos por la actitud de Colín, otros voltearon los ojos pensando que si eso provocaba que Dennis se volviera como su hermano, en tal caso se volvería una pesadilla para Harry, lo que el más temía.

Harry miró para otro lado y se fijó en el Sombrero Seleccionador, que en aquel instante estaba ocupándose de Emma Dobbs.

La Selección continuó. Chicos y chicas con diferente grado de nerviosismo en la cara se iban acercando, uno a uno, al taburete de cuatro patas, y la fila se acortaba considerablemente conforme la profesora McGonagall iba llamando a los de la “L”.

-Eso está bien, pero supongo que ustedes ya se estarán muriendo de hambre- comentó Sirius.

-Y si son similares a ti se pondrán insoportables- agregó Marlene- nunca te quedabas quieto durante las selecciones.

-Valla que si me has estado observando, es lo mismo que hacia cornamenta con la pelirroja, te debo de gustar mucho.

-Sigue soñando animal.

-Eso no es una negativa- termino el oji gris mientras recibía una sonrisa divertida de la rubia.

— ¡Vamos, deprisa! —gimió Ron, frotándose el estómago.

— ¡Por favor, Ron! Recordad que la Selección es mucho más importante que la comida —le dijo Nick Casi Decapitado, al tiempo que « ¡Madley, Laura!» se convertía en miembro de la casa Hufflepuff.

—Por supuesto que sí, si uno está muerto —replicó Ron.

-Hay Ronald, que no podrías ser un poco más sensible con los demás- le reprendió la señora Weasley.

-No creo que eso sea muy posible- aseguro Hermione.

-Incluso en  nuestro tiempo es algo que le siguen pidiendo a papá- aseguro Rose.

—Espero que la remesa de este año en nuestra casa cumpla con los requisitos—comentó Nick Casi Decapitado, aplaudiendo cuando « ¡McDonald, Natalie!» llegó a la mesa de Gryffindor—. No queremos romper nuestra racha ganadora, ¿verdad?

Gryffindor había ganado los tres últimos años la Copa de las Casas.

-Después de tantos años por fin comenzamos a ganar- aseguro James recodando que en el primer libro tenían muchos años sin hacerlo- no pueden dejar que Slytherin gane la copa, debe de ser Gryffindor quien la obtenga.

-Sería bueno, pero también estaría bien que alguna otra casa también ganara la copa- aseguro Remus- como por ejemplo Hufflepuff

-Ahu, la casa en la que está tú amada lunático- ataco de inmediato Sirius- si cuando quieres puedes ser muy tierno

-Cállate animal- le rebatió el castaño.

Los jóvenes del futuro se miraban entre ellos, la verdad era que ese año (y los que siguieron) poco les importaba cuál de las casas acumula más puntos para ganar la copa.

—¡Pritchard, Graham!

—¡Slytherin!

—¡Quirke, Orla!

— ¡Ravenclaw!

Por último, con « ¡Whitby, Kevin!» (« ¡Hufflepuff!»), la Ceremonia de Selección dio fin. La profesora McGonagall cogió el sombrero y el taburete, y se los llevó.

—Se acerca el momento —dijo Ron cogiendo el tenedor y el cuchillo y mirando ansioso su plato de oro.

-En serio parece que solo piensas en la comida- comentó Bill- deberías de tener mejores prioridades que esa.

Tanto Ron como Harry no pudieron evitar pensar en aquella temporada en que comenzaron su viaje en busca de los horrocrux, la falta de comida fue una fuente de problemas recurrente, aunque fue menor después de que el pelirrojo regresara y destruyera el relicario.

El profesor Dumbledore se puso en pie. Sonreía a los alumnos, con los brazos abiertos en señal de bienvenida.

—Tengo sólo dos palabras que deciros —dijo, y su profunda voz resonó en el Gran Comedor—: ¡A comer!

Varios sonrieron por lo dicho el profesor.

-El nunca habla mucho antes de que todos cenemos- comento Frank- sus discursos, anuncios o cualquier cosa que quiera decirnos siempre lo hace después.

-Y estamos muy agradecidos por eso- aseguro ron.

— ¡Obedecemos! —dijeron Harry y Ron en voz alta, cuando por arte de magia las fuentes vacías de repente aparecieron llenas ante sus ojos.

Nick Casi Decapitado observó con tristeza cómo Harry, Ron y Hermione llenaban sus platos de comida.

-Me da un poco de pena que pase por eso- comento Lily- debe de ser algo desagradable estar en su situación.

— ¡Ah, «esdo esdá me’or»! —dijo Ron con la boca llena de puré de patata.

-¡¡Ronald!!, por lo menos deberías de tener el tacto de tragar lo que tienes en la boca antes de hablar- le reprendió Molly- que ejemplo le darás a tus hijos con ese comportamiento..

-Pues papá siempre reprende a Hugo cuando habla con la boca llena- dijo rose- y ahora entiendo porque mamá sonríe divertida cuando lo dice.

-Me reprende por cosas que el también hacia cuando tenía mi edad- agrego Hugo.

-A decir verdad Ron era aun mayor a lo que eres tu- resalto Arthur.

-En otras palabras eras mucho más infantil de lo que deberías- salto George.

-Lo dicen tu que parces que nunca maduraste- le rebatió Ron.

-Tenemos un espíritu infantil pro eso no nos hace inmaduros- se defendió Fred a los que muchos volearon los ojos-

—Tenéis suerte de que haya banquete esta noche, ¿sabéis? —Comentó Nick Casi Decapitado—. Antes ha habido problemas en las cocinas.

— ¿«Po’ gué»? ¿«Gué ha sudedido»? —dijo Harry, con la boca llena con un buen pedazo de carne.

-Ustedes dos son tan parecidos- se lamentó Lily- solo espero que no se ahoguen por estar haciendo eso, cuantas veces le ocurrió eso a este par- dijo viendo a James y Sirius que sonrieron divertidos.

—Peeves, por supuesto —explicó Nick Casi Decapitado, moviendo la cabeza, que se tambaleó peligrosamente. Se subió la gorguera un poco más—. Lo de siempre, ya sabéis. Quería asistir al banquete.

-Imposible, ni siquiera el profesor Dumbledore le permitiría asistir al banquete sabiendo todo lo que hace- aseguro Alice.

-Sería un desastre completamente y una pésima impresión para los nuevos estudiantes- agrego Andrómeda imaginando el pandemónium que se armaría.

Bueno, eso está completamente fuera de cuestión, porque ya lo conocéis: es un salvaje; no puede ver un plato de comida y resistir el impulso de tirárselo a alguien. Celebramos una reunión de fantasmas al respecto. El Fraile Gordo estaba a favor de darle una oportunidad,

-Él siempre ha sido así- aseguro Dora- siempre hablando y aconsejándonos que fuéramos personas buenas y cosas por el estilo, no por nada era un monje.

-Es muy loable que quiera ser tan bueno con todos- comento Remus- pero me temo que en el caso de Peeves no es muy aconsejable su actitud.

Pero el Barón Sanguinario... más prudentemente, a mí parecer... se mantuvo en sus trece.

-Es bueno que a pesar de todo ese fantasma no tenga las mismas aficiones de Peeves a causar problemas- comento Frank.

El Barón Sanguinario era el fantasma de Slytherin, un espectro adusto y mudo cubierto de manchas de sangre de color plateado. Era el único en Hogwarts que realmente podía controlar a Peeves.

—Sí, ya nos pareció que Peeves estaba enfadado por algo —dijo Ron en tono enigmático

-Bueno, no es como que necesite de mucho para ponerse a molestar a los demás- razono James.

—. ¿Qué hizo en las cocinas?

-Tumbar y romper cosas, tirando la comida, molestando a todos los que pueda, mojando el suelo, quemando la comida, es casi lo único que hace siempre- comento Sirius.

— ¡Oh, lo normal! —Respondió Nick Casi Decapitado, encogiéndose de  hombros—. Alborotó y rompió cosas. Tiró cazuelas y sartenes. Lo encontraron nadando en la sopa. A los elfos domésticos los sacó de sus casillas...

¡Paf!

Hermione acababa de golpear su copa de oro.

-Oh  no- exclamaron varios de los presentes, con lo poco habían visto de como reaccionaba con el tema de los elfos se imaginaban como se pondría en ese momento.

El zumo de calabaza se extendió rápidamente por el mantel, manchando de color naranja una amplia superficie de tela blanca, pero Hermione no se inmutó por ello.

— ¿Aquí hay elfos domésticos? —Preguntó, clavando los ojos en Nick Casi Decapitado, con expresión horrorizada—. ¿Aquí, en Hogwarts?

-Por supuesto que sí, o acaso piensas que ese condenado conserje suyo que no puede usar magia se encargaba de limpiar todo- comentó Gideon.

-Además que es mucha mejor opción tener a los elfos limpiando nutras salas comunes que a ese tipo- agrego Gideon.

-Sería muy terrorífico despertar a media noche y toparse con Filch en nuestra sala común- apoyo Fred.

-Un material digno de una gran y terrible pesadilla sin duda- Termino George.

—Claro que sí —respondió Nick Casi Decapitado, sorprendido de la reacción de Hermione—. Más que en ninguna otra morada de Gran Bretaña, según creo. Más de un centenar.

-Es sorprendente que tú, que siempre lo sabes todo, no supieras que había elfos domésticos en Hogwarts- comento Sirius

— ¡Si nunca he visto a ninguno! —objetó Hermione.

—Bueno, apenas abandonan las cocinas durante el día —explicó Nick Casi Decapitado—. Salen de noche para hacer un poco de limpieza... atender los fuegos y esas cosas... Se supone que no hay que verlos. Eso es lo que distingue a un buen elfo doméstico, que nadie sabe que está ahí.

Hermione lo miró fijamente.

—Pero ¿les pagan? —preguntó—. Tendrán vacaciones, ¿no? Y... y baja por enfermedad, pensiones y todo eso...

-Insisto, lo estás viendo desde el puno de vista equivocado- aseguro Marlene- está bien que quieras que tengan mejores condiciones, pero piensas en ellos como personas comunes y no es así, debes aprender más de ellos para poder buscar una forma de ayudarlos.

-Genial, ahora tendrá a una aliada en todo eso de los elfos- aseguro por lo bajo Ron, si bien ya no era como en esos días, por lo poco que había visto le haca pensar que dichos esfuerzos serían muy infructuosos y prácticamente una pérdida de tiempo.

Nick Casi Decapitado se rió con tantas ganas que la gorguera se le bajó y la cabeza se le cayó y quedó colgando del fantasmal trocito de piel y músculo que todavía la mantenía unida al cuello.

-Dudo que muchos magos lleguen a tener esas ideas- comento Kingsley- y no creo que sea muy fácil tratar de hacer algo al respecto, hay muchos problemas de promedio.

— ¿Baja por enfermedad y pensiones? —Repitió, volviendo a colocarse la cabeza sobre los hombros y asegurándola de nuevo con la gorguera—. ¡Los elfos domésticos no quieren bajas por enfermedad ni pensiones!

-Ese sin duda será el principal problema de todo- aseguro Teddy- no importa que tano queras cambiar desde afuera, si son ellos quienes eligen vivir así no hay mucho que se pueda hacer.

-Pero no podemos simplemente dejar de intentar hacer algo por ellos- aseguro Hermione medio a la defensiva.

Hermione miró su plato, que estaba casi intacto, puso encima el tenedor y el cuchillo y lo apartó de ella.

—«Vabos, He’mione» —dijo Ron, rociando sin querer a Harry con trocitos de budín de Yorkshire—. «Va’a», lo siento, «Adry». —Tragó—. ¡Porque te mueras de hambre no vas a conseguir que tengan bajas por enfermedad!

-Además, recuerda que Dumbledore es el director de Hogwarts- aseguro James- la vida de los elfos ahí no son como las de Dobby o Winky, ahí de seguro los elfos son libres de tener todo lo que ellos quieran.

-En eso si deberías de aceptar que tiene razón- comentó Harry, ya que el director no dudo en darle a Dobby las condiciones que él quería para trabajar.

—Esclavitud —dijo Hermione, respirando con dificultad—. Así es como se hizo esta cena: mediante la esclavitud.

Y se negó a probar otro bocado.

Varios negaron la cabeza por la tremenda obstinación de la castaña, al parecer ese será un tema muy recurrente durante ese libro, y por la actitud de sus demás compañeros de época, se extendería mas haya de dicho libro.

Regulus continúo leyendo como la tormenta continuaba cayendo, iluminando los platos que se vaciaron de comida para ser reemplazados por los postres, y de los intentos sin sentido de Ron para que Hermione comiera algo.

-Será completamente inútil que quieras conseguirlo de esa manera- aseguro Bill- y no dudo que te hubieras ganado algún golpe de haber continuado.

-Yo no lo hubiera golpeado- exclamo Hermione.

-Pues yo no estoy tan seguro de eso- aseguro Ron recibiendo una mirada severa de la castaña.

Una vez terminados los postres y cuando los últimos restos desaparecieron de los platos, dejándolos completamente limpios, Albus Dumbledore volvió a levantarse.

-Es el momento de los anuncios- comento James- sin duda hablara algo referente al torneo de los tres magos.

-Además no dudo que les dará una explicación

El rumor de charla que llenaba el Gran Comedor se apagó al instante, y sólo se oyó el silbido del viento y la lluvia golpeando contra los ventanales.

— ¡Bien! —dijo Dumbledore, sonriéndoles a todos—. Ahora que todos estamos bien comidos —Hermione lanzó un gruñido

-Si no hubieras sido tan obstinada no te habría pasado eso- aseguro Ron.

-Mejor no digas nada- le respondió Hermione molesta, no era momento para escuchar sus cosas.

—, debo una vez más rogar vuestra atención mientras os comunico algunas noticias:

»El señor Filch, el conserje, me ha pedido que os comunique que la lista de objetos prohibidos en el castillo se ha visto incrementada este año con la inclusión de los yoyós gritadores, los discos voladores con colmillos y los bumeranes-porrazo.

-Esos últimos se oyen muy divertidos- comento con emoción Gideon- quisiera ver que es lo que hacen.

-Sería divertido, pero los discos voladores con colmillos también deben de tener lo suyo- agrego Fabián.

-Todos los artículos que Filch prohíbe tienen lo suyo- aseguro George.

-Y solo algunos se atreven a tenerlos en la escuela- termino Fred.

La lista completa comprende ya cuatrocientos treinta y siete artículos, según creo, y puede consultarse en la conserjería del señor Filch.

-Si, como si alguien estuviera verdaderamente intereso en revisar semejante cosa- exclamo James “S”

La boca de Dumbledore se crispó un poco en las comisuras. Luego prosiguió:

—Como cada año, quiero recordaros que el bosque que está dentro de los terrenos del castillo es una zona prohibida a los estudiantes.

-Cosa que algunos de los presentes deberían recordar- comento McGonagall viendo a varios chicos en epecifico.

-¡Hey!, que nosotros entrabamos al bosque para acompañar a Remus en sus noches de luna llena- salto James.

-Sí, porque era muy cruel y deprimente quedarnos todo el tiempo encerrados en la casa de los gritos- apoyo Sirius.

-Y nosotros lo hicimos por un castigo y por cuestiones que involucraban a seres queridos nuestros- alego Harry.

-Cierto, los únicos que no tienen justificación para entrar son estos dos- agrego Ron señalando a su hermanos.

-¡Hey!- reclamaron de inmediato los gemelos.

-Sea cuál sea la situación, es un lugar muy peligrosos para los estudiantes y eso ha quedado más que demostrado- reitero la profesora.

Otro tanto ocurre con el pueblo de Hogsmeade para todos los alumnos de primero y de segundo.

-Y a los que no les dan permiso o que castigan- agrego Neville-no son muy comunes, pero aun así suele pasar.

-Bueno, estaban las veces que prohibían que saliéramos- agrego Deán.

-¿Por qué les prohibirían salir al pueblo de Hogsmeade?- interrogo James.

-Ya lo veras en su momento- le respondió Harry.

»Es también mi doloroso deber informaros de que la Copa de quidditch no se celebrará este curso.

— ¿Qué? —dijo Harry sin aliento.

-Debió de ser un choque muy fuere para ti- comento Lily.

-No solo fui yo, todos los del equipo estaban igual que yo- dijo Harry ante la confirmación de varios compañeros.

-Es una lástima que no podrán jugar quidditch- acepto James- es una de las cosas que más te gusta, pero si ocurre lo que pienso, serás un espectador de algo impresionante- Harry vio en direcciona su padre y sonrió de una forma forzada, si tan solo hubiera sido un espectador.

Miró a Fred y George, sus compañeros del equipo de quidditch. Le decían algo a Dumbledore moviendo sólo los labios, sin pronunciar ningún sonido, porque debían de estar demasiado consternados para poder hablar.

-No eran los únicos- comento Cedric- mis compañeros de equipo se encontraban igual de impactados que ustedes.

 Dumbledore continuó:

—Esto se debe a un acontecimiento que dará comienzo en octubre y continuará a lo largo de todo el curso, acaparando una gran parte del tiempo y la energía de los profesores... pero estoy seguro de que lo disfrutaréis enormemente. Tengo el gran placer de anunciar que este año en Hogwarts...

Pero en aquel momento se escuchó un trueno ensordecedor, y las puertas del Gran Comedor se abrieron de golpe.

Todos prestaron suma atención en ese momento. Regulus fue narrando como el recién llegado se apoyaba en un largo bastón, se quitó la capucha (mientras se alumbraba con un rayo) y comenzaba a caminar a la mesa de profesores, específicamente a donde se encontraba Dumbledore

-Creo que ya se de quien se trata- dijo Sirius.

El resplandor de otro rayo cruzó el techo. Hermione ahogó un grito.

Regulus fue leyendo la descripción del rostro, desde sus cicatrices hasta el trozo faltante de su nariz.

-Sí, creo que es evidente de quien se trata- comento Kingsley, quien como varios veían en dirección de Alastor que era muy similar a lo que describan, el Moody que tenían en frente aun no perdía aquel roso de la nariz que habían descrió, seguramente esa herida la obtendría después.

 Pero lo que lo hacía verdaderamente terrorífico eran los ojos.

Uno de ellos era pequeño, oscuro y brillante. El otro era grande, redondo como una moneda y de un azul vívido, eléctrico. El ojo azul se movía sin cesar, sin parpadear, girando para arriba y para abajo, a un lado y a otro, completamente independiente del ojo normal... y luego se quedaba en blanco, como si mirara al interior de la cabeza.

-No solo puedo ver el interior de mi cabeza- espeto Alastor- el perder mi ojo fue algo doloroso, pero obtuve un buen provecho de ese incidente.

-Entonces ya es un hecho que se trata de ti verdad- comento Dora.

-Claro que si sobrina, si yo mismo lo dije- dijo Sirius inflando el pecho- cielos, debí de haber apostado algo.

-Nadie te discutió que se tratara de Alastor Sirius, y sin eso no podrías apostar con nadie- le dijo Remus- además, ¿Qué tienes que apostar?

-No lo sé, pero siempre se puede apostar algo- aseguro.

-Si, como favores o peticiones por ejemplo- intervino dora con una enorme sonrisa viendo al oji miel que sabía perfectamente a que venía ese comentario.

-¿Acaso ya lo has hecho sobrina?

-Sí, una vez, y fui la ganadora,

-y ¿a quien le ganaste? y ¿qué le pediste?- ahora incluso Lily y James vieron al licántropo, ellos sabían las respuestas a tales preguntas.

-Eso no es tu incumbencia tío, mejor sigamos leyendo- solicito para dejar el tema atrás.

El extraño llegó hasta Dumbledore. Le tendió una mano tan toscamente formada como su cara, y Dumbledore la estrechó, murmurando palabras que Harry no consiguió oír. Parecía estar haciéndole preguntas al extraño, que negaba con la cabeza, sin sonreír, y contestaba en voz muy baja.

-Preguntándole de su viaje, la razón por la que se retrasó y el incidente por lo que llamaron a Arthur en la mañana- comento Frank- la verdad es que hay muchas coas de las pueden hablar.

Dumbledore asintió también con la cabeza, y le mostró al hombre el asiento vacío que había a su derecha.

El extraño se sentó y sacudió su melena para apartarse el pelo entrecano de la cara; se acercó un plato de salchichas, lo levantó hacia lo que le quedaba de nariz y lo olfateó.

-En verdad crees que alguien podría ponerle algo a su comida en ese lugar- pregunto Charlie.

-Nunca se puede ser demasiado precavido- aseguro ojo loco- quien sabe el tipo de personas que pueden rodar el castillo.

Esa declaración parecía inicialmente algo en extremo paranoico, pero Harry y sus amigos sabían que no se podría decir que fuera tan paranoica, tenían por ejemplo a Voldemort dentro del cuerpo de Quirrel, el mortifago que tomo el lugar de Alastor, y claro está, la infiltración de los mortifagos en el seto libro dando desencadenado la batalla en la torre de astronomía, la verdad es que viéndolo de esa forma Hogwarts no era el lugar seguro que muchos llegaban a creer que era.

A continuación se sacó del bolsillo una pequeña navaja, pinchó una de las salchichas por un extremo y empezó a comérsela. Su ojo normal estaba fijo en la salchicha, pero el azul seguía yendo de un lado para otro sin descanso, moviéndose en su cuenca, fijándose tanto en el Gran Comedor como en los estudiantes.

-Tengo una pregunta- exclamo dijo Dora- el ojo ¿se mueve solo, o tú decides moverlo?

-Ambos- respondió Alastor- el ojo se mueve por si solo en varias direcciones a menos que yo quiera fijarlo en algún punto- explico el auror.

—Os presento a nuestro nuevo profesor de Defensa Contra las Artes Oscuras —dijo animadamente Dumbledore, ante el silencio de la sala—: el profesor Moody.

-Evidentemente.

-Por todos los cielos Sirius, ya sabemos que tenías razón y que eso no ocurre muy seguido, pero podrías dejarlo por la paz- le solicito Marlene

-Nunca- respondió de inmediato el animago.

-En serio tu nunca cambiaras.

-Pero aun así te gusto- la rubia negó con la cabeza, pero fue evidente que aun así no relego de dicha declaración.

Lo normal era que los nuevos profesores fueran recibidos con saludos y aplausos, pero nadie aplaudió aquella vez, ni entre los profesores ni entre los alumnos, a excepción de Hagrid y Dumbledore.

-Bueno, tampoco podríamos decir que se tratara de un profesor común y corriente no es así- comentó Gideon.

-Nadie que lo viera pensaría que fuera un profesor, la verdad es que se ve muy intimidante- agrego Fabián.

-Sin mencionar la forma tan teatral en la que llego tan intempestivamente al gran comedor- dijo Teddy- diría que fue una entrada digna para él- agrego ante el asentimiento de varios de los presentes.

El sonido de las palmadas de ambos resonó tan tristemente en medio del silencio que enseguida dejaron de aplaudir. Todos los demás parecían demasiado impresionados por la extraña apariencia de Moody para hacer algo más que mirarlo.

-Tendrán mucho tiempo después para verlo de mucho más cerca- comento Ted- me pregunto cómo dará sus clases.

-Yo también me pregunto eso- apoyo Andrómeda- espero que sea un buen maestro- y en verdad esperaba que lo fuera, pues ya había quedado claro que él terminaría siendo el mentor de su querida hija.

—¿Moody? —le susurró Harry a Ron—. ¿Ojo loco Moody? ¿Al que tu padre ha ido a ayudar esta mañana?

-Fue justo como lo dijo papá- salto Albus- no tenían que ver con ese incidente, pero si se verían involucrados.

—Debe de ser él —dijo Ron, con voz asustada.

— ¿Qué le ha ocurrido? —Preguntó Hermione en voz muy baja—. ¿Qué le pasó en la cara?

-La guerra es lo que me ha ocurrido- respondió Alastor.

-Aunque hay que señalar que no todos los aurores terminan tan lastimados como el- comento Kingsley.

-Además que las heridas no son solo gajes del oficio de lo aurores- comento Charlie- ya ven al profesor de cuidado de criaturas mágicas que perdió varios miembros- dijo hablando del antecesor de Hagrid.

-O las quemaduras de cierto loco fanático de los dragones- agrego Bill.

—No lo sé —contestó Ron, observando a Moody con fascinación.

Moody parecía totalmente indiferente a aquella fría acogida.

-No lo dudo- aseguro Alice- a Alastor nunca le ha importado lo que los demás piensen o crean de él.

Haciendo caso omiso de la jarra de zumo de calabaza que tenía delante, volvió a buscar en su capa de viaje, sacó una petaca y echó un largo trago de su contenido.

La gran mayoría pensaron que el que trajera su propia bebida tenía que ver con esa misma paranoia de que su comida tuviera algo extraño, pero Harry y los que conocían la historia suponían que se trataba de la poción multijugos.

Al levantar el brazo para beber, la capa se alzó unos centímetros del suelo, y Harry vio, por debajo de la mesa, parte de una pata de palo que terminaba en una garra.

-Valla, espero que Kingsley tenga razón y papá no termine de la misma manera- comento James “S”.

-Papá ya ha tenido muchas misiones difíciles y está muy bien, no deberás de preocuparte tanto- dijo Albus.

Dumbledore volvió a aclararse la garganta.

—Cómo iba diciendo —siguió, sonriendo a la multitud de estudiantes que tenía delante, todos los cuales seguían con la mirada fija en Ojo loco Moody—, tenemos el honor de ser la sede de un emocionante evento que tendrá lugar durante los próximos meses, un evento que no se celebraba desde hacía más de un siglo. Es un gran placer para mí informaros de que este curso tendrá lugar en Hogwarts el Torneo de los tres magos.

Las suposiciones habían sido confirmadas, en verdad que el torneo de los tres magos volvería a realizarse en la época de los chicos.

-Es fantástico- exclamo Sirius- aunque estoy un poco celoso de que esas cosas solo pasen en su tiempo.

-Tuvimos suerte en ciertos aspectos supongo- dijo Ron, aunque claro el que el torneo se volviera a realizar no fue precisamente algo tan agradable para ellos.

— ¡Se está quedando con nosotros! —dijo Fred en voz alta.

Repentinamente se quebró la tensión que se había apoderado del Gran Comedor desde la entrada de Moody. Casi todo el mundo se rió, y Dumbledore también, como apreciando la intervención de Fred.

-Sin duda fue un gran alivio que el gran comedor recuperara la alegría que tenían desde el principio- comento Dumbledore evidentemente complacido.

—No me estoy quedando con nadie, señor Weasley —repuso—, aunque, hablando de quedarse con la gente, este verano me han contado un chiste buenísimo sobre un trol, una bruja y un leprechaun que entran en un bar...

Varios de los presentes, en especial los bromistas, rieron un poco por el comentario del director, prácticamente todos los de la primera y segunda generación estaban muy complacidos de que Dumbledore fuera el director en sus tiempos, dudaban que algún director pasado o futuro tuviera una actitud tan especial como él.

La profesora McGonagall se aclaró ruidosamente la garganta.

—Eh... bueno, quizá no sea éste el momento más apropiado... No, es verdad —dijo Dumbledore

-Hay, nosotros si queríamos saber cómo terminaba el chiste- exclamaron al unísono los gemelos Prewet.

—. ¿Dónde estaba? ¡Ah, sí, el Torneo de los tres magos! Bien, algunos de vosotros seguramente no sabéis qué es el Torneo de los tres magos, así que espero que los que lo saben me perdonen por dar una breve explicación mientras piensan en otra cosa.

»EI Torneo de los tres magos tuvo su origen hace unos setecientos años, y fue creado como una competición amistosa entre las tres escuelas de magia más importantes de Europa: Hogwarts, Beauxbatons y Durmstrang.

-Tal vez esa fuera su intención, pero he escuchado de mi padre que se generó una gran rivalidad entre ellos- comento James- y después de tantos años no dudo que las otras escuelas deseen ganar.

-No dudo que algunos de ellos traten de hacer algo para obtener alguna ventaja- aseguro alazor de inmediato, claro está que Fleur no se sintió cómoda con el comentario, pero tampoco podía decir nada, pues su directora le conto acerca de los dragones.
-Alastor por favor- le dijo Dumbledore.

-Di lo quieras Albus, pero estoy seguro de que será así- aseguro ojo loco, Harry se sintió sorprendido pues fue similar a lo que el falso Mody le dijo, al parecer si se tomó la molestia de aprender la forma de ser del verdadero Alastor.

Para representar a cada una de estas escuelas se elegía un campeón, y los tres campeones participaban en tres pruebas mágicas. Las escuelas se turnaban para ser la sede del Torneo, que tenía lugar cada cinco años, y se consideraba un medio excelente de establecer lazos entre jóvenes magos y brujas de diferentes nacionalidades...

-Y algunos en verdad aprovecharon esa oportunidad de “establecer lazos” con otros magos- comento Fred viendo al mayor de sus hermanos.

-O en este caso con brujas de diferente nacionalidad, verdad hermanito- apoyo George.

-Pues aunque lo digan en ese tono, fue una de las mejores cosas que podrían ocurrir- aseguro Bill.

-Y no cambiagía eso pog nada del mundo- apoyo Fleur apoyándose en el pecho del pelirrojo, aun cuando no sabían la historia suponían que era lo que querían decir

Hasta que el número de muertes creció tanto que decidieron interrumpir la celebración del Torneo.

-Muertes- repitió Lily entre sorprendida y asustada- ¿eso es cierto?- le pregunto a su novio.

-Me temo que si- respondió James- he escuchado de muchas pruebas muy peligrosas y además no tiene un límite de edad establecido así que prácticamente todos tenían posibilidad para participar y es que ser el ganador de dicho torneo se consideraba como un grandioso honor.

-Entonces permitían a menores de edad a que participarán en el torneo- exclamo Lily- como es posible que permitieran eso.

-Las normas originales el torneo se establecieron hace mucho tiempo atrás- exclamo Dumbledore- era otra época y otra mentalidad, además que el cáliz es un artefacto mágico muy poderoso y una vez que selecciona a un represente está obligado a participar.

-Ya no estoy muy segura de estar tan emocionada.

-Descuida Lily- le dijo Remus- recuerda lo que dijo Molly cuando se despidió de los chicos- varios ojos se posaron sobre el castaño- recuerda cambiaron lagunas reglas para este torneo, y no creo que Dumbledore permita que le pase algo malo a algún alumno de cualquier escuela.

-Sí, creo que tienes razón Remus- dijo Lily ya más relajada y con una sonrisa, aunque eso cambiara drásticamente cuando el nombre de Harry salga del cáliz.

— ¿El número de muertes? —susurró Hermione, algo asustada.

Pero la mayoría de los alumnos que había en el Gran Comedor no parecían compartir aquel miedo: muchos de ellos cuchicheaban emocionados, y el mismo Harry estaba más interesado en seguir oyendo detalles sobre el Torneo que en preocuparse por unas muertes que habían ocurrido hacía más de cien años.

Harry sonrió con cierta tristeza, ya que en esa reinauguración del torneo de los tres magos lo hizo con la muerte de uno de sus compañeros y el inicio de una época bastante oscura.

—En todo este tiempo ha habido varios intentos de volver a celebrar el Torneo     —prosiguió Dumbledore—, ninguno de los cuales tuvo mucho éxito. Sin embargo, nuestros departamentos de Cooperación Mágica Internacional y de Deportes y Juegos Mágicos han decidido que éste es un buen momento para volver a intentarlo. Hemos trabajado a fondo este verano para asegurarnos de que esta vez ningún campeón se encuentre en peligro mortal.

-Aun así no creo que las pruebas sean cosas fáciles- comento Dora- de seguro tendrán que hacer muchas cosas y probarse de muchas maneras.

-no deberán ser en su facultad para hacer hechizos, sino también para medir su habilidad tanto física como mental, además de su carácter- apoyo Remus.

-pues sí, supongo que sería algo parecido a el examen que les hiciste el año pasado- agrego James viendo al oji miel- aunque mucho más difícil, pero será algo divertido- termo el azabache.

»En octubre llegarán los directores de Beauxbatons y de Durmstrang con su lista de candidatos, y la selección de los tres campeones tendrá lugar en Halloween. Un juez imparcial decidirá qué estudiantes reúnen más méritos para competir por la Copa de los tres magos, la gloria de su colegio y el premio en metálico de mil galeones.

Regulus era quien leía los sucesos de cosas que aún no pasaban, pero aun así a más de uno de los presentes se sintió emocionado e incluso motivado a participar en dicho torneo, claro está que era algo imposible para ellos.

-¿Un juez?- dijo Lily con curiosidad.

-Sí, esa es la función del cáliz- exclamo James- de alguna forma evaluar a los estudiantes que se postulan y elige a uno para competir.

-Ha, ya comprendo- salto la pelirroja.

-Eso es cierto- acepto Harry- pero creo que acabas de adelantarte un poco en la lectura- su padre sonrió con cierta disculpa.

-Pero tampoco es como si fuera algo muy importante- agrego Hermione restándole importancia.

— ¡Yo voy a intentarlo! —dijo entre dientes Fred Weasley, con la cara iluminada de entusiasmo ante la perspectiva de semejante gloria y riqueza.

-¡Fred!- le reclamo de inmediato Molly- como puedes pensar eso, sabes lo peligrosos que podría ser eso.

-Pero ya Dumbledore dijo que tomarían medidas para nadie saliera herido- se defendió Fred- además estabas muy emocionada cuando nos despediste.

-Pero no es lo mismo saber que verían el torneo a que participarían en él- respondió Andrómeda- sería muy preocupante para cualquier madre.

No debía de ser el único que se estaba imaginando a sí mismo como campeón de Hogwarts.

-Sin duda usarían el dinero para la su tienda de bromas- comento James “S”

-Eso tenlo por seguro sobrino- aseguro George

-Sí, pero no creo que puedan participar con tanta facilidad en el toreo- aseguro Albus- Dumbledore no los dejaría.

-Hay hermanito, no seas tan pesimista- le reclamo James “S”.

En cada una de las mesas, Harry veía a estudiantes que miraban a Dumbledore con expresión de arrebato, o que cuchicheaban con los vecinos completamente emocionados.

-Ahora comprendo lo que querías decir- comento Lily- creo que a muy pocos les interesa lo de las muertes.

-Han pasado mucho tiempo en paz, es lógico que lo más jóvenes no consigan  capar la gravedad de las cosas que han ocurrido en el pasado- agrego Dumbledore.

Pero Dumbledore volvió a hablar, y en el Gran Comedor se hizo otra vez el silencio.

—Aunque me imagino que todos estaréis deseando llevaros la Copa del Torneo de los tres magos —dijo—, los directores de los tres colegios participantes, de común acuerdo con el Ministerio de Magia, hemos decidido establecer una restricción de edad para los contendientes de este año. Sólo los estudiantes que tengan la edad requerida (es decir, diecisiete años o más) podrán proponerse a consideración.

-Bueno, eso es algo relajante- comento Molly.

-Aunque después de todo lo que les conto el director no creo que los jóvenes se tomen bien la noticia- comento Ted.

-Pues sí, muchos reclamamos ante tal noticia- aseguró Deán.

Ésta —Dumbledore levantó ligeramente la voz debido a que algunos hacían ruidos de protesta en respuesta a sus últimas palabras, especialmente los gemelos Weasley, que parecían de repente furiosos— es una medida que estimamos necesaria dado que las tareas del Torneo serán difíciles y peligrosas, por muchas precauciones que tomemos, y resulta muy improbable que los alumnos de cursos inferiores a sexto y séptimo sean capaces de enfrentarse a ellas.

El trio sonrió con cierta complicidad mientras algunos compañeros pensaban que eso no era precisamente cierto.

-Pero no fue papá quien lo gano- comento por lo bajo Lily “L” recordando algunas de las cosas que sus hermanos y primos habían averiguado y le han platicado.

-Sí, pero no creo que debamos mencionarlo aun- le respondió Albus.

Me aseguraré personalmente de que ningún estudiante menor de esa edad engañe a nuestro juez imparcial para convertirse en campeón de Hogwarts. —Sus ojos de color azul claro brillaron especialmente cuando los guiñó hacia los rostros de Fred y George, que mostraban una expresión de desafío

-En verdad intentaran participar cierto- comento James “S”- y cómo fue que resulto.

-Bueno, no conseguimos postularnos para ser seleccionados- comento George.

-Pero al final fue algo, divertido- acepto Fred- pero ya verás lo que ocurrió.

—. Así pues, os ruego que no perdáis el tiempo presentándoos si no habéis cumplido los diecisiete años.

-Aunque lo diga eso no ocurrirá- dijo Neville- la verdad es que hubo varios que lo intentaron.

-No lo dudo- apoyo Frank- pero dudo que cualquiera de los estudiantes pueda engañar cualquier método que utilice para impedir que participen.

-Sí, sería lo más lógico pensar eso- aseguro Hermione viendo con burla a los gemelos.

»Las delegaciones de Beauxbatons y Durmstrang llegarán en octubre y permanecerán con nosotros la mayor parte del curso. Sé que todos trataréis a nuestros huéspedes extranjeros con extremada cortesía mientras están con nosotros, y que daréis vuestro apoyo al campeón de Hogwarts cuando sea elegido o elegida.

-Siempre que no sea de Slytherin- comento Sirius- dudo que la mayoría de los estudiantes acepen a un campeón de esa casa.

-Es una pena pero en esa ocasión creo que Sirius tiene razón- comento Marlene- la enemistad entre nuestras propias casas pesaría demasiado.

-Lo cual es una verdadera lástima- aseguro Dumbledore, nunca le gustado mucho esa rivalidad entre casas, en especial la que sentían contra la casa de Slytherin.

Y ya se va haciendo tarde y sé lo importante que es para todos vosotros estar despiertos y descansados para empezar las clases mañana por la mañana. ¡Hora de dormir! ¡Andando!

-Irse a dormir para comenzar la clases al día siguiente- comento James “S”- no es una perspectiva muy agradable.

-Comparto tu punto de vista joven Potter- apoyo Sirius.

-Ustedes son unos holgazanes- les acuso Marlene.

-Eso no es cierto- rebatió Sirius- recuerda que nosotros estábamos muy activos por las noches.

-Merodeando el castillo, no en otro tipo de actividades- agrego James viendo a su novia.

-Si, como si fuera a creerte eso- le dijo la Lily medio en reprimenda con media sonrisa en el rostro.

-Pero no tienes que molestarte por eso pelirroja- aseguro Sirius- ahora es contigo con quien pasa las noches, me sorprende que no tengan más hijos.

-¡¡Sirius!!- le reprendió Lily, ese comentario ya estaba fuera de lugar.

Dumbledore volvió a sentarse y siguió hablando con Ojo loco Moody. Los estudiantes hicieron mucho ruido al ponerse en pie y dirigirse hacia la doble puerta del vestíbulo.

-De seguro que tiene muchas cosas de que hablar con el- aseguro Frank.

-Sobre todo para enseñarle las normas que debe de seguir como profesor- agrego Alice.

— ¡No pueden hacer eso! —protestó George Weasley, que no se había unido a la multitud que avanzaba hacia la salida sino que se había quedado quieto, de pie y mirando a Dumbledore—. Nosotros cumpliremos los diecisiete en abril: ¿por qué no podemos tener una oportunidad?

-Porque no están lo suficientemente preparados- aseguro Molly.

-Pero no somos unos inútiles- aseguro George- tenemos mucho talento

-Pero todo ese talento lo enfocan en esas bromas- aseguro Hermione- son muy buenas pero no podrían pasar las pruebas con uno de sus caramelos salta clases.

-¿Caramelos salta clases?- repitieron los gemelos Prewet.

-Ya lo verán, en los siguientes libros aparecerán mucho al respecto- aseguro Fred.

-Tal vez más de lo piensan- termino Ron recordando que usaron algunas de sus bromas cuando irrumpieron en el ministerio.

—No me van a impedir que entre —aseguró Fred con testarudez, mirando a la mesa de profesores con el entrecejo fruncido—. Los campeones tendrán que hacer un montón de cosas que en condiciones normales nunca nos permitirían. ¡Y hay mil galeones de premio!

-Bueno en eso tenía razón- comento Neville- las pruebas requerían hacer muchas cosas que practicante nadie ha hecho en su vida- agrego viendo a Harry, pelear con monstruos, explorar en lugares peligrosos y superar obstáculos como esos, la verdad es que él tenía más practica en todos esos asuntos que la mayoría de los magos y más aún, de cualquier estudiante.

—Sí —asintió Ron, con expresión soñadora—. Sí, mil galeones...

-El dinero no es todo hermanito- le dijo Bill- deberías de preocuparte menos por la falta de dinero.

-en especial si tienes que meterte en una situación tan riesgosa como esa- apoyo Charlie.

-Si lo sé- exclamo Ron- pero si a esas vamos ustedes dos tiene muchas situaciones riesgosas en sus propios trabajos o no- los dos pelirrojos mayores se vieron entre ellos sin saber cómo responder.

-es relajante que en ocasiones en verdad puedas utilizar el celebro hermanito- le ¿alabo? George a su hermano por su respuesta.

—Vamos —dijo Hermione—, si no nos movemos nos vamos a quedar aquí solos.

Harry, Ron, Hermione, Fred y George salieron por el vestíbulo; los gemelos iban hablando de lo que Dumbledore podía hacer para impedir que participaran en el Torneo los menores de diecisiete años.

-Será algún hechizo bastante fuerte- comento Alice- posiblemente algo para que no puedan acerarse al cáliz a menos que sean mayores de edad.

-Además que debe de detectar la utilización de pócimas envejecedoras- agrego Lily- supongo que utilizaran algo como eso- agrego viendo a los gemelos que sonreían divertidos.

— ¿Quién es ese juez imparcial que va a decidir quiénes serán los campeones?      —preguntó Harry.

—No lo sé —respondió Fred—, pero es a él a quien tenemos que engañar. Supongo que un par de gotas de poción envejecedora podrían bastar, George...

-Es impresionante que no pensaran que Dumbledore ya había contemplado esa posibilidad- comento Rose.

—Pero Dumbledore sabe que no tienes la edad —dijo Ron.

—Ya, pero él no es el que decide quién será el campeón, ¿no? —dijo Fred astutamente—. Me da la impresión de que cuando ese juez sepa quién quiere participar escogerá al mejor de cada colegio y no le importará mucho la edad. Dumbledore pretende que no lleguemos a presentarnos.

-Piensan que se trata de una persona quien decide quien participa verdad- comento James ante el asentimiento de casi todos.

-No supimos del cáliz hasta que llegaron los de  Beauxbatons y Durmstrang- respondió Harry- y después de lo vimos estos pensaron que sería mucho más fácil de lo que habían pensado

-Claramente se equivocaron- agrego Hermione.

— ¡Pero ha habido muertos! —señaló Hermione con voz preocupada mientras atravesaban una puerta oculta tras un tapiz y comenzaban a subir otra escalera más estrecha.

—Sí —admitió Fred, sin darle importancia—, pero eso fue hace años, ¿no?

-Me parece que se están tomando todo el tema muy a la ligera- comento Andrómeda- el que eso haya pasado hace años no quiere decir sea algo seguro.

-En eso es verdad- apoyo Ted- además aunque no haya peligro mortal eso no quiere decir que puedan recibir algún daño.

Además, ¿es que puede haber diversión sin un poco de riesgo? ¡Eh, Ron!, y si averiguamos cómo engañar a Dumbledore, ¿no te gustaría participar?

-Por suerte no lo hice o hubiera terminado como ustedes- aseguro Ron con una sonrisa recordando las barbas que le salieron a sus hermanos.

— ¿Qué te parece? —Le preguntó Ron a Harry—. Estaría bien participar, ¿no? Pero supongo que elegirán a alguien mayor... No sé si estamos preparados...

-No dudo que sería una experiencia única, y más si llegaban a ganar- comento James- pero la verdad no creo que estén lo suficientemente preparados, y lo mejor sería que fueran solo espectadores.

-¿En serio?- dijo Lily con cierta impresión.

-Claro que si- respondió James- o caso piensas que apoyaría que participarán.

-Bueno, cualquiera que te conozca pensaría que esa seria tu primera reacción- se defendió la chica.

-La pelirroja tiene razón, hasta yo me sorprendí de que dijeras eso- comento Sirius.

-Pues ya ven que no, si Harry fuera mayor y nos hubiera tenido para enseñarle cosas sería una historia diferente, pero en esas circunstancias no parece buena idea- se explicó el azabache ante la mirada tierna de su novia que lo termino abrazando y dándole un dulce beso en la mejilla.

—Yo, desde luego, no lo estoy —dijo desde detrás de Fred y George la voz triste de Neville—. Supongo que a mi abuela le gustaría que lo intentara. Siempre me dice que debería mantener alto el honor de la familia.

-Esa madre mía- exclamo Frank con evidente molestia- en verdad tendré un par de cosas con ella cuando regresemos.

-Bastara con que se cuiden y todo estará bien- aseguro Neville, y era cierto, si sus padres estaban bien no habría necesidad de ser criado por su abuela y tener que soportar tales excentricidades, pero obviamente solo los padres del chico y aquellos que conocían su situación comprendieron sus palabras.

Tendré que... ¡Ay!

-¿Que paso?- pregunto Alice.

-Nada, fue solo ese maldito escalón- respondió el joven.

Neville acababa de hundir un pie en un peldaño a mitad de la escalera. En Hogwarts había muchos escalones falsos como aquél.

-Yo siempre me he preguntado porque existen esos escalones y porque no han intentado algo para repararlos o reemplazarlos- comento Remus.

-Yo lo apoyo- aseguro Dora- yo sufrí mucho por esos malditos escalones.

-Pues claro, aun sin esos escalones estabas casi todo el tiempo en la enfermería por tu torpeza- se burló Charlie, Molly vio con cierta reprimenda a su hijo, pero el que reclamo fue otra persona.

-Lunático defiende a tu mujer

-¡Sirius cállate!- le rebatió Remus- y Charlie, no creo que esos comentarios vengan al caso- agrego con una voz más agradable pero con firmeza.

-Bien lunático, yo esperaba que gritaras o que soltaras algún golpe, pero al menos defendiste lo que es tuyo.

-En verdad no te puedes contener verdad animal- para toda respuesta el oji gris le sonrió divertido a su amigo.

Para la mayor parte de los estudiantes que llevaban cierto tiempo en Hogwarts, saltar aquellos escalones especiales se había convertido en un acto inconsciente

-Eso es verdad, por lo general son los estudiantes de los primeros cursos los que terminan atorados- aseguro Teddy

-Aunque en ocasiones también les pasa a los demás- comento Victoire- como le paso a Teddy- el metamorfomago vio a la joven sin entender que pretendía con relatar esa historia- se quedó atorado y hasta se lastimo el pie, pero estaba más preocupado porque estaba llegando tarde a su siguiente clase.

-Igual de torpe que Dora y tan obsesivo para las clases como Remus- Exclamo James- no se podría esperar menos de su querido hijo.

-James por favor- le solicito el oji miel- en serio con ustedes no se puede- agrego mientras Dora le sobaba la espalda al joven para reconfortarlo.

Pero la memoria de Neville era nefasta. Entre Harry y Ron lo agarraron por las axilas y le liberaron el pie, mientras una armadura que había al final de la escalera se reía con un tintineo de sus piezas de metal.

-Esa fue una gran descortesía de su pare- comento Rose.

-Debieron de haberlo pateado o tirarlo por las escaleras para desquitarse- propuso James “S”.

-Entonces los habrían castigado por eso- aseguro Albus- tu que pasas tanto tiempo castigado deberías de saber que así terminarían las cosas.

-La verdad yo siempre he pensado que el nunca piensas más allá de las cosas que hace en el momento, y que por eso siempre está castigado- aseguro Scorpius.

-Pues esa sería una buena teoría- agregó Rose.

-Sí, ya sabía que lo apoyarías- aseguro James “S”

— ¡Cállate! —le dijo Ron, bajándole la visera al pasar.

Fueron hasta la entrada de la torre de Gryffindor, que estaba oculta tras el enorme retrato de una señora gorda con un vestido de seda rosa.

— ¿La contraseña? —preguntó cuándo los vio aproximarse.

—« ¡Tonterías!» —Respondió George—. Es lo que me ha dicho abajo un prefecto.

Regulus fue leyendo como entraron a la sala común, de cómo Hermione se despidió de ellos después de murmurar esclavitud al ver el juego encendido, y de cómo los chicos subieron a su propia habitación donde sus compañeros ya estaban en la cama y que habían puestos unos poster de sus equipos de quidditch.

—Está pirado —comentó Ron suspirando y moviendo la cabeza de lado a lado ante los futbolistas de papel.

Harry, Ron y Neville se pusieron el pijama y se metieron en la cama. Alguien (un elfo doméstico, sin duda) había colocado calentadores entre las sábanas. Era muy placentero estar allí, en la cama, y escuchar la tormenta que azotaba fuera.

-Me imagino como debe de encontrarse Hermione en ese momento- comento Marlene.

-No fue la noche más cómoda del mundo para serte franca- acepto la castaña- estuve pensando en todo esas cosas durante la noche.

—Podría presentarme —dijo Ron en la oscuridad, medio dormido—, si Fred y George descubren cómo hacerlo... El Torneo... nunca se sabe, ¿verdad?

—Supongo que no... —Harry se dio la vuelta en la cama y una serie de nuevas imágenes deslumbrantes se le formaron en la mente: engañaba a aquel juez imparcial y le hacía creer que tenía diecisiete años... Lo elegían campeón de Hogwarts...

Los jóvenes de su generación sonrieron, no todos sabían bien las circunstancias de lo ocurrido, pero todos sabían que al final si fue uno de los campeones en ese torneo.

Se hallaba en el campo, con los brazos alzados delante de todo el colegio, y sus compañeros lo ovacionaban...

Severus soltó un resoplido, esa era justa la actitud que esperaría de un Potter, en esta ocasión James no relamo nada al respeto, pero no hacía falta, hasta Snape sabía que los momento en que actuaba y pensaba como lo hacía su padre era muy pocas.

Acababa de ganar el Torneo de los tres magos, y de entre la borrosa multitud se destacaba claramente el rostro de Cho, resplandeciente de admiración...

-Auch- se escuchó el quejido de Harry cuando su novia le dio con el codo en las costillas.

-¿Qué paso hijo?- le pregunto James.

-Nada papá- respondió el azabache- pero creo que cambiare de lugar en ciertos capítulos- agrego penando específicamente en aquella cita que tuvo con Cho.

Harry sonrió a la almohada, contento de que Ron no pudiera ver lo que él veía.

-Era algo muy similar a lo que yo veía en mi cabeza- acepto Ron.

-Bien es el final del capítulo- informo Regulus dejando el libro sobre la mesa- y no lo volveré a hacer.

-Hay vamos Regulus, no sea tan aguafiestas- exclamo Sirius- si no es algo tan malo

-Pues si eso crees entonces ponte a leer tu otra vez- exclamo el chico arrojándole el libro con su varita.

-Eh bueno- dijo el animago después de que el libro callera justo en frente de él.

-Tal vez así no andes tan hablador- le dijo Marlene tomado el libro- yo leeré el siguiente.

-Mi heroína- exclamo Sirius abrazando a la rubia.

-Ya basta- le dijo solándose, aun cuando le hubiera agradado estar así por un rato más.







Me tarde un poco más de lo previsto, pero aquí esta, espero que lo disfruten.