martes, 22 de agosto de 2017

Capítulo 75.- Beauxbatons y Durmstrang



-El título es “Beauxbatons y Durmstrang”- dijo el director.

-Tal parece que llegamos a tiempo- comento Viktor.

-A tiempo- repitió James- en ese caso tu debiste de asistir a la escuela de Durmstrang.

-¿Por qué tan seguro cornamenta?- curioseo Sirius.

-Porque no tiene mucha facha de francés evidentemente- aseguro el azabache.

-Entonces así es como se conocieron- resalto Remus- y he de imaginar que tú eras de Beauxbatons- agrego viendo a Fleur que asintió con una sonrisa- bien, ya tenemos a los dos primeros campeones, solo faltaría el campeón de Hogwarts

-Lo dices con mucha seguridad no lunático- atajo Sirius

-Por supuesto que si, quieres apostar

-Adelante que apostaremos

-Si yo gano te quedaras callado todo un día

-Heee… pensándolo mejor, no apuesto.

-Buen intento Remus, pero te será mucho más difícil conseguir tu cometido.

Como si su cerebro se hubiera pasado la noche discurriendo, Harry se levantó temprano a la mañana siguiente con un plan perfectamente concebido.

-Huy si, eso siempre les resulta de maravilla- dijo burlonamente Draco.

-Bueno, debía de intentar algo en su momento- de defendió Harry.

Se vistió a la pálida luz del alba, salió del dormitorio sin despertar a Ron y bajó a la sala común, en la que aún no había nadie. Allí cogió un trozo de pergamino de la mesa en la que todavía estaba su trabajo para la clase de Adivinación, y escribió en él la siguiente carta:

Querido Sirius:

Creo que lo de que me dolía la cicatriz fue algo que me imaginé, nada más. Estaba medio dormido la última vez que te escribí. No tiene sentido que vengas, aquí todo va perfectamente. No te preocupes por mí, mi cabeza está bien.

Harry

-No servirá de nada hijo- aseguro James- evidentemente es una respuesta conveniente, ni Sirius es tan tonto como para creer algo así.

-En especial si se mantiene en contacto con Dumbledore- apoyo Lily.

-Si como dije, tenía que intentarlo- repitió Harry- solo no quería que se arriesgara innecesariamente.

-pero claro que era necesario cachorro, no podía darte el apoyo que necesitas a cientos de kilómetros de ti- aseguro Sirius.

-aunque me preocupe su seguridad él tiene razón- comentó Dorea- y debo admitir que me alegra ver has madurado un poco- agrego vendo al oji gris.

-si bueno, eso aún está por verse- termino Marlene con media sonrisa.

Salió por el hueco del retrato, subió por la escalera del castillo, que estaba sumido en el silencio (sólo lo retrasó Peeves, que intentó vaciar un jarrón grande encima de él, en medio del corredor del cuarto piso), y finalmente llego a la lechucería, que estaba situada en la parte superior de la torre oeste.

Dumbledore fue describiendo la lechucería.

Le costó bastante rato persuadirla de que abriera los ojos y, luego, de que los dirigiera hacia él en vez de caminar de un lado a otro de la percha arrastrando las garras y dándole la espalda.

-en verdad que era muy orgullosa- comentó James “S”- se ve que aún no le perdona el desplante de la noche anterior.

-si, como si tu fueras muy diferente- ironizo Rose- o te recuerdo que no le hablaste a Albus durante todo un mes la primera vez que se negó a prestarte la capa.

-debo decir que fue el mes más tranquilo que hemos tenido en la vida- agrego Risueño Scorpius.

-cuando los tres se juntan son en verdad insoportables- les reclamo James “S”

Evidentemente, seguía dolida por la falta de gratitud mostrada por Harry la noche anterior. Al final, Harry sugirió en voz alta que tal vez estuviera demasiado cansada y que sería mejor pedirle a Ron que le prestara a Pigwidgeon, y fue entonces cuando Hedwig levantó la pata para que le atara la carta.

-su enojo era grande, pero parece que su orgullo de lechuza pudo más- comentó Charlie- solo espero que la próxima vez le des un mejor recibimiento y una buena recompensa.

-es cierto, después de todo tendrá otro largo viaje- agrego Hagrid.

—Tienes que encontrarlo, ¿vale? —le dijo Harry, acariciándole la espalda mientras la llevaba posada en su brazo hasta uno de los agujeros del muro—. Tienes que encontrarlo antes que los dementores.

-si lo hizo, pero no sirvió de nada- aseguro Hermione- ya no abra nada que detenga a Sirius de estar cerca de Harry.

Ella le pellizcó el dedo, quizá más fuerte de lo habitual, pero ululó como siempre, suavemente, como diciéndole que se quedara tranquilo.

-era muy buena mascota, me pregunto porque papá no la conservo- comento por lo bajo Albus.

-no lo sé, pero debe de haber una buena razón- respondió James “S”

Luego extendió las alas y salió al mismo tiempo que lo hacía el sol. Harry la contempló mientras se perdía de vista, sintiendo la ya habitual molestia en el estómago. Había estado demasiado seguro de que la respuesta de Sirius lo aliviaría de las preocupaciones en vez de incrementárselas.

-no ocurrirá ni lo uno ni lo otro- aseguro Remus- nada que digas ahora hará que este perro desista de su decisión.

-en parte es agradable- agrego Lily- ya que su supuesto “tío” ni una carta se digna a enviarle- dijo viendo con una falsa mirada de reproche al licántropo.

-bueno, tampoco podemos juzgarlo sin razón- exclamo Tonks completamente a la defensiva viendo desafiante a la pelirroja.

-lo sé- aseguro esta con una sonrisa- solo quería ver como reaccionabas

Un par de risas tenues se dejaron escuchar mientras varios pares de ojos observaban a la metamorfomaga que estaba ligeramente apenada, evidente, para los merodeadores y los padres de Remus no pasó desapercibida su actitud.

—Le has dicho una mentira, Harry —le espetó Hermione en el desayuno, después que él les contó lo que había hecho—. No te imaginaste que la cicatriz te doliera, y lo sabes.

—¿Y qué? —repuso Harry—. No quiero que vuelva a Azkabán por culpa mía.

-siempre culpándote por todo lo que ocurre a tu alrededor- exclamo caninamente Ginny- algún día deberías comprender que cada persona toma sus propias decisiones.

-pero si yo no le hubiera contado nada…

-se habría enterado tarde o temprano Harry, y se le sumaria la preocupación de que no se lo dijiste en el momento en que te ocurrió- aseguro James.

-yo se realmente poco de tu situación, pero es evidente que cosas como esas no se pueden tomar tan a la ligera- apoyo Charlus.

—Déjalo —le dijo Ron a Hermione bruscamente, cuando ella abrió la boca para argumentar contra Harry. Y, por una vez, Hermione le hizo caso y se quedó callada.

-supongo que sería completamente inútil seguir discutiendo de ese tema- comento Draco.

-además de nada serviría, ya había enviado la carta de cualquier forma- finalizo Astoria.

Durante las dos semanas siguientes, Harry intentó no preocuparse por Sirius. La verdad era que cada mañana, cuando llegaban las lechuzas, no podía dejar de mirar muy nervioso en busca de Hedwig, y por las noches, antes de ir a dormir, tampoco podía evitar representarse horribles visiones de Sirius acorralado por los dementores en alguna oscura calle de Londres; pero, entre una cosa y otra, intentaba apartar sus pensamientos de su padrino.

-no sé si sentirme alagado por tu preocupación u ofendido por creer que sería tan fácil que me atraparan.

-si bueno, papá tuvo que rescatarte cuando te atraparon al final de su tercer año- comento James “S”.

-y momentos antes unos estudiantes menores de edad también te habían atrapado- agrego Albus.

-pero son cosas muy diferentes- se defendió el animago- en primera no iba a atacar a Harry y a sus amigos y en segunda si no hubiera aparecido la maldita luna no… auch- se detuvo al sentir que algo golpeaba su cuerpo.

- ¡Sirius!- le recriminó Dora apuntando con la cabeza a Remus que tenía la mirada baja en evidente signo de culpabilidad.

-ya tranquilo lunático, no quise decir que era tu…

-sé que fue mi culpa canuto- le interrumpió el castaño- si tan solo yo no… ¡auch!- guardo silencio al sentir un pisotón.

-tu tampoco te puedes culpar de todo y mucho menos debes de sentirte mal de lo que eres- le aseguro la peli rosa

-pero si yo no… ¡auch! - volvió a gritar- en serio no creo que la violencia sea muy necesaria.

-pues si con eso consigo educarte entonces será útil.

-ojalá y tu si puedas ayudas a este tonto con su problema peludo- agrego James- porque en siete años de escuela parece que hemos avanzado muy poco, profesor, por favor continúe- le solicito el joven.

Hubiera querido poder jugar al quidditch para distraerse. Nada le iba mejor a una mente atribulada que una buena sesión de entrenamiento.

-pero lastimosamente eso no se podría realizar por lo del torneo- agrego Charlus- pero no creo que sea malo que pudieran volar para relajarse un poco.

-seria genial, pero no creo que los profesores aceptaran eso- dijo James.

-en especial cuando se persiguen y pelean sobre las escobas- agrego Hermione viendo significativamente a Harry y Draco recordando lo ocurrido en su primera clase de vuelo.

Por otro lado, las clases se estaban haciendo más difíciles y duras que nunca, en especial la de Defensa Contra las Artes Oscuras.

-sin duda, Alastor puede ser muy estricto en la academia de aurores, y dudo que se menos con ellos aun cuando sean solo niños- aseguro Frank

Para su sorpresa, el profesor Moody anunció que les echaría la maldición imperius por turno, tanto para mostrarles su poder como para ver si podían resistirse a sus efectos.

-¡en verdad te atreviste a hacer eso!- exclamo alarmada Alice.

-puede que sea poco ortodoxo, pero aun así es la mejor si no que la única forma de aprender a defenderse- espeto ojo loco. Los jóvenes del futuro no podían evitar notar que el verdadero Alastor en verdad actuaria de esa manera, tal parecía que en verdad conocieron a Moody pese a que fuera un mortifago disfrazado de él.

—Pero... pero usted dijo que eso estaba prohibido, profesor —le dijo una vacilante Hermione, al tiempo que Moody apartaba las mesas con un movimiento de la varita, dejando un amplio espacio en el medio del aula—. Usted dijo que usarlo contra otro ser humano estaba...

-normalmente así sería- aseguro Frank- pero bueno, supongo que deben saber lo que hacen.

-aun así, no creo que el ministerio aceptara algo como eso- dijo Fudge- entiendo que tanto Moody como Dumbledore son muy capaces, pero aun así me parece muy extremo.

—Dumbledore quiere que os enseñe cómo es —la interrumpió Moody, girando hacia Hermione el ojo mágico y fijándolo sin parpadear en una mirada, pero bueno sobrecogedora

-es un poco difícil de creer- salto James- pero ya hemos visto como suele hacer las cosas Dumbledore.

—. Si alguno de vosotros prefiere aprenderlo del modo más duro, cuando alguien le eche la maldición para controlarlo completamente, por mí de acuerdo. Puede salir del aula.

Señaló la puerta con un dedo nudoso. Hermione se puso muy colorada, y murmuró algo de que no había querido decir que deseara irse. Harry y Ron se sonrieron el uno al otro. Sabían que Hermione preferiría beber pus de bubotubérculo antes que perderse una clase tan importante.

-¡hey!, ustedes son unos…

-perdón- dijeron al unísono Ron y Harry viendo a su novia/amiga- pero ya se ha demostrado muchas veces lo obsesiva, con todo respeto, que puedes llegar a ser con las clases- continuo el azabache.

-aun así, no deberían de restregárselo en su cara cada vez que pueden- alego Teddy.

-siendo honestos, eso nunca se lo restregamos solamente lo pensamos- se defendió Ron.

-es cierto- lo apoyo para sorpresa de todos Malfoy- por lo menos no fue como en su primer año donde decía abiertamente y en su cara lo que pensaba.

- ¡¿y tú de que lado estas Malfoy?!- le reclamo el pelirrojo, mientras el aludido sonreía burlonamente.

-lo siento, pero hasta tú debes admitir que tenía que decirlo- se defendió el rubio ante la mirada divertid-reprobatoria de su novia.

Moody empezó a llamar por señas a los alumnos y a echarles la maldición imperius. Harry vio cómo sus compañeros de clase, uno tras otro, hacían las cosas más extrañas bajo su influencia: Dean Thomas dio tres vueltas al aula a la pata coja cantando el himno nacional, Lavender Brown imitó una ardilla y Neville ejecutó una serie de movimientos gimnásticos muy sorprendentes, de los que hubiera sido completamente incapaz en estado normal.

-pese a todo debió de ser una clase muy divertida- dijo con media sonrisa Sirius

-entonces también podría hacer lo mismo contigo Black- salto de inmediato Alastor- esa clase no es un juego, es algo vital para que aprendan a defenderse.

-y si, tal y como se comporta en la academia de aurores- resalto Frank- incluso creo que está siendo blando.

-¡Merlín! - exclamo Andrómeda- ¿acaso es verdad lo que dices?- el auror asintió a la interrogante de la mujer- ¿y aun así quieres entrar a la academia?

-claro que si mamá- dijo Nymphadora con completa seguridad- si fuera algo fácil no valdría la pena- eso produjo una sonrisa de apoyo de parte de Alastor los Longbottom y los merodeadores.

-Descuida prima todo estará bien- le aseguro Sirius- me tendrá a mí para que pueda ayudarla a James para que practique los hechizos

- ¡hey! ¿y por qué yo debo de ser el que reciba los hechizos?- reclamo el azabache.

-porque yo soy su pariente favorito y Remus se encargará de quitarle el estrés a mi sobrina en la cama.

-ya me parecía extraño que no me incluyeras animal- dijo Lupin- y en todo caso aquí el profesor soy yo y sería el más indicado para educarla.

-y que pretendes que yo termine en su cama, sabes que eso del incesto no se me da.

-claro que no será así- increpo Dora- Remus será el que se meta en mi cama y el que me eduque tu solo recibirás las maldiciones- termino la joven de tal manera que dejo a todos los presentes impactados impidiendo así cualquier posible replica- profesor podría continuar- le solicito la alegre joven a Dumbledore que con una sonrisa traviesa regreso a la lectura.

-no creo que fue buena idea decir eso- le susurro Remus avergonzado.

-pero si con eso los calle a todos- le respondió ella en el mismo tono para después darle un casto beso muy cerca de las comisuras de sus labios- tú no te preocupes si.

Ninguno de ellos parecía capaz de oponer ninguna resistencia a la maldición, y se recobraban sólo cuando Moody la anulaba.

-no es de extrañarse- aseguro Lily- no muchos tienen la resistencia suficiente para recibir la maldición, en especial siendo la primera vez.

—Potter —gruñó Moody—, ahora te toca a ti.

James, Lily, Charlus, Dorea y los hijos del mencionado se tensaron en ese momento, con lo ocurrido con lo de su patronus sabían que tenía mucho potencial, por lo que era inevitable preguntarse como reaccionaria ante esa maldición.

Harry se adelantó hasta el centro del aula, en el espacio despejado de mesas. Moody levantó la varita mágica, lo apuntó con ella y dijo:

—¡Imperio!

-vamos tú puedes- susurro Charlus expectante a lo que podría ocurrir.

Fue una sensación maravillosa. Harry se sintió como flotando cuando toda preocupación y todo pensamiento desaparecieron de su cabeza, no dejándole otra cosa que una felicidad vaga que no sabía de dónde procedía. Se quedó allí, inmensamente relajado, apenas consciente de que todos lo miraban.

-entones esa es la sensación que tienen los que reciben la maldición- comento Ted.

-si, pero también depende de que tan fuerte sea la maldición- aseguro Alastor- pero en general las cosas funcionan así.

Y luego oyó la voz de Ojo loco Moody, retumbando en alguna remota región de su vacío cerebro: Salta a la mesa... salta a la mesa...

Harry, obedientemente, flexionó las rodillas, preparado a dar el salto.

Una pequeña exhalación general se dejó escuchar en ese momento, tal parecía que en esa ocasión Harry sería igual a todos y tendría que esforzarse para poder controlarse.

Salta a la mesa...

«Pero ¿por qué?»

-¡¿Qué?!- exclamaron varias voces a la vez- la… la puede resistir- continuo Lily.

-no completamente me temo- dijo Frank- pero sin duda es grandioso que pueda presentar algo de resistencia en su primer intento.

-no hay duda de que los Potter nos superamos con cada nueva generación- exclamo con orgullo Charlus.

Otra voz susurró desde la parte de atrás de su cerebro. «Qué idiotez, la verdad», dijo la voz.

Salta a la mesa...

«No, creo que no lo haré, gracias —dijo la otra voz, con un poco más de firmeza—. No, realmente no quiero...»

¡Salta! ¡Ya!

Lo siguiente que notó Harry fue mucho dolor. Había tratado al mismo tiempo de saltar y de resistirse a saltar.

-bien, con un poco más de practica sin duda podrá defenderse de la maldición imperius- alabo Alastor.

El resultado había sido pegarse de cabeza contra la mesa, que se volcó, y, a juzgar por el dolor de las piernas, fracturarse las rótulas.

-¡por Merlín!- salto Molly.

-saldrá bastante lastimado de esa clase- comento Lily.

-pero a pesar de eso es sorprendente que pudiera resistirse- agrego Ted.

-lo malo es que no creo que Alastor se detenga solo con eso- siguió Frank- sin duda continuara hasta que pueda resistirse por completo a la maldición.

A varios de los presentes no les gusta la idea que sometieran al azabache nuevamente a la maldición imperius tan pronto, pero no podían hacer nada para evitarlo y aunque no les gustara aceptarlo, en su caso en particular parecía algo que tarde o temprano necesitaría.

—Bien, ¡por ahí va la cosa! —gruñó la voz de Moody.

De pronto Harry sintió que la sensación de vacío desaparecía de su cabeza. Recordó exactamente lo que estaba ocurriendo, y el dolor de las rodillas aumentó.

-consiguió resistirse- comentó Ted- pero no sin recibir algún daño, es casi como si su cuerpo peleara consigo mismo.

—¡Mirad esto, todos vosotros... Potter se ha resistido! Se ha resistido, ¡y el condenado casi lo logra! Lo volveremos a intentar, Potter, y todos los demás prestad atención. Miradlo a los ojos, ahí es donde podéis verlo. ¡Muy bien, Potter, de verdad que muy bien! ¡No les resultará fácil controlarte!

-por supuesto que no, llevan cuatro años intentándolo y siempre se está saliendo con la suya

-¡¡Sirius!!- exclamo Marlene.

-¿Qué?, es cierto preciosa

-pero tu comentario es innecesario y ¿que hay con eso de preciosa?- le dijo

-pues es un sobrenombre para llamar a mi novia- la joven se sonrojo levemente al mismo tiempo que una parte de ella se extrañaba (al igual que muchos más de los presentes) que aceptara que tenía novia- pero si no te gusta te puedo decir cachorrita.

-tu eres el perro además no siento que se escuche bien

-¿y que tal Marlinqui?

-ese es peor

-gordita

-¡me dices así y te castro!- pero más que sentirse amenazado el animago soltó una tremenda carcajada.

-bueno ya después solucionan eso, quiero saber que pasa con mi hijo- dijo Lily divertida y feliz por su amiga, nunca creyó que vería a ese par actuando de esa manera, pero era muy gratificante que eso hubiera pasado.

-está bien pelirroja.

—Por la manera en que habla —murmuró Harry una hora más tarde, cuando salía cojeando del aula de Defensa Contra las Artes Oscuras (Moody se había empeñado en hacerle repetir cuatro veces la experiencia, hasta que logró resistirse completamente a la maldición imperius)

Varios de los presentes se sorprendieron ante lo leído, incluso Severus admitía que el joven tenía potencial, pero aún tenía mucho para poder defenderse adecuadamente ante alguien como Voldemort, mientras por su parte Frank sonreía pues él había predicho que eso ocurriría.

—, se diría que estamos a punto de ser atacados de un momento a otro.

-bueno, en su caso es practicante así.

-¡James!- le reclama de inmediato Rose.

-pero es cierto, nuestros padres siempre se andan metiendo en esas cosas, para ellos esa paranoia es justificable.

-pues, en esta ocasión deberíamos darle la razón.

-Scorpius por favor no lo alientes.

-no digo que me guste darle la razón, pero incluso este inútil puede acertar en algo de vez en cuando- se defendió el rubio.

-quita lo de inútil y te doy las gracias

-en tus sueños Potter.

—Sí, es verdad —dijo Ron, dando alternativamente un paso y un brinco: había tenido muchas más dificultades con la maldición que Harry, aunque Moody le aseguró que los efectos se habrían pasado para la hora de la comida

-por suerte así fue, no me hubiera gustado estar saltando mientras comía- aseguro Ron.

-y más si comías sopa, hubieras terminado empapado- aseguro George.

-aunque podría servir para un nuevo artículo, algo que te hiciera saltar sin control- agrego Fred.

-o y que le salga orejas de conejo

-y también los dientes

-tienen que ponerse a hablar de sus tonterías en este momento- les acuso Molly

-no son tonterías mamá son negocios-le aseguro George

-pero si, sería mejor hacer la planeación en otro lado- contino Fred, y es que si para algo eran paranoicos los gemelos era para que no supieran como hacer sus artículos.

—. Hablando de paranoias... —Ron echó una mirada nerviosa por encima del hombro para comprobar que Moody no estaba en ningún lugar en que pudiera oírlo, y prosiguió—, no me extraña que en el Ministerio estuvieran tan contentos de desembarazarse de él:

Ron se encogió en su lugar al sentir la penetrante mirada de Alastor sobre él, evidentemente ofendido por el comentario del chico, pero no le dijo nada.

¿no le oíste contarle a Seamus lo que le hizo a la bruja que le gritó «¡bu!» por detrás el día de los inocentes? ¿Y cuándo se supone que vamos a ponernos al tanto de la maldición imperius con todas las otras cosas que tenemos que hacer?

-maldición imperius o no, claramente tendríamos que sobrellevar todos los deberes del colegio- aseguro Hermione.

Todos los alumnos de cuarto habían apreciado un evidente incremento en la cantidad de trabajo para aquel trimestre. La profesora McGonagall les explicó a qué se debía, cuando la clase recibió con quejas los deberes de Transformaciones que ella acababa de ponerles.

—¡Estáis entrando en una fase muy importante de vuestra educación mágica!       —declaró con ojos centelleantes—. Se acercan los exámenes para el TIMO.

-pero si les falta un año, no creo que deberían de preocuparse- aseguro James “S”

-eso dices tu -le rebatió Teddy-  pero esos exámenes son muy importantes, incluso los he sentido más importantes que los EXTASIS.

-eso es porque los segundos ya se especializan para la propia carrera de cada estudiante y los TIMO son más generales y por lo tanto hay más que estudiar- dijo Charlus

-no hay estudiante que no se haya estresado de alguna forma por los exámenes, y eso viene desde varias generaciones atrás- apoyo Lyall

-y entre menos preparados se encuentren más difícil y estresante será para ustedes superar los exámenes- siguió Lupin

-y más importante aún si necesitas calificaciones perfectas para ciertos trabajos- termino Ted.

-no sé porque- dijo Dora- pero siento que el comentario fue para mí- agrego- y no entiendo porque, si yo pase muy bien mis TIMO

-pero has estado muy floja en cuanto a los EXTASIs- salto Andrómeda- y además esta lo de la clase de historia de la magia.

-hay mamá no exageres

-que no exagere, si sacaste la peor nota posible

-en serio sobrina- dijo Sirius divertido- sacaste una T de troglodita (o Troll como ustedes lo conozcan)

-no es mi culpa, me desvele para sacar un Extraordinario en otras clases y tenía que dormirme en alguna parte

Todos los bromistas se pusieron a reír en ese momento, incluso Remus sonreía divertido mientras negaba con la cabeza, esa chica en verdad era especial.

—¡Pero si no tendremos el TIMO hasta el quinto curso! —objetó Dean Thomas.

—Es verdad, Thomas, pero créeme: ¡tenéis que prepararos lo más posible! La señorita Granger sigue siendo la única persona de la clase que ha logrado convertir un erizo en un alfiletero como Dios manda. ¡Permíteme recordarte que el tuyo, Thomas, aún se hace una pelota cada vez que alguien se le acerca con un alfiler!

Hermione, que se había ruborizado, trató de no parecer demasiado satisfecha de sí misma.

-te fue muy difícil disimularlo- aseguro Dean

-es inevitable sentirse superior cuando haces las cosas mejor que los demás- aseguro Remus.

-valla cuanta modestia lunático- ironizo James divertido

A Harry y Ron les costó contener la risa en la siguiente clase de Adivinación cuando la profesora Trelawney les dijo que les había puesto sobresaliente en los trabajos. Leyó pasajes enteros de sus predicciones, elogiándolos por la indiferencia con que aceptaban los horrores que les deparaba el futuro inmediato.

-jajaja- las carcajadas no se hicieron esperar, incluso Lily reía más abiertamente que otras ocasiones, eso solo demostraba el poco profesionalismo de la profesora, por su parte Lavender y Parvati no podían estar más rojas, les hubiera gustado callar todas esas risas, pero como hacerlo si la propia profesora se había creído esas sartas de mentiras que eran sus trabajos.

Pero no les hizo tanta gracia cuando ella les mandó repetir el trabajo para el mes siguiente: a los dos se les había agotado el repertorio de desgracias.

-maldita bruja- espeto Sirius- y ustedes no deberían de reírse o les recuerdo que tanto le fascinaron sus mentiras- les rebatió a Lavender y Parvati

-bueno, según las predicciones de papá el morirá al mes así que se podría decir que está exento del trabajo- comento James “S”- no puede predecir nada porque estaría muerto.

-no creo que las cosas sean tan fáciles- comento Rose- pero bueno, ya se les ocurrirá como salir de esa.

-deberían de seguir el ejemplo de tu madre y dejar la asignatura- aventuro Scorpius- después de todo no creo que siquiera aprueben los TIMO

-pues efectivamente así fue- aseguro Hermione- por surte para ellos esa clase no les aportaba nada.

El profesor Binns, el fantasma que enseñaba Historia de la Magia les mandaba redacciones todas las semanas sobre las revueltas de los duendes en el siglo XVIII; el profesor Snape los obligaba a descubrir antídotos, y se lo tomaron muy en serio porque había dado a entender que envenenaría a uno de ellos antes de Navidad para ver si el antídoto funcionaba;

-Si claro, ya lo quiero ver tratando de hacer algo así frente a Dumbledore-  aseguro James sin creer que Severus llegaría hasta tal extremo.

y el profesor Flitwick les había ordenado leer tres libros más como preparación a su clase de encantamientos convocadores.

Hermione sonrió divertida y miro de reojo a su amigo, cuanto tuvieron que practicar ese encantamiento en particular.

Hasta Hagrid los cargaba con un montón de trabajo. Los escregutos de cola explosiva crecían a un ritmo sorprendente, aunque nadie había descubierto todavía qué comían. Hagrid estaba encantado y, como parte del proyecto, les sugirió ir a la cabaña una tarde de cada dos para observar los escregutos y tomar notas sobre su extraordinario comportamiento.

-esos animales me siguen resultando realmente extraños- comentó Lily, y es que estaba preocupada de que su enorme amigo se metiera en problemas.

-tranquila Lily todo estará bien- le aseguro James

—No lo haré —se negó rotundamente Malfoy cuando Hagrid les propuso aquello con el aire de un Papá Noel que sacara de su saco un nuevo juguete—. Ya tengo bastante con ver esos bichos durante las clases, gracias.

-pues quiera o no, esa es una actividad de clase que debería de acatar- aseguro Frank- aunque lo más probable es que solo quiera fastidiar, me pregunto porque tomo esa clase.

-la verdad es que esa clase la elegí al azar y Crabbe u Goyle me siguieron- confeso Draco.

-tomaste esa clase por mera suerte- exclamo Ron- pensé que solo querías fastidiarnos.

-yo no podía saber que clases tomarían- expreso el rubio- además ya sabemos que ustedes no suelen tener la mejor de las suertes- arios de os presentes con cierto desgano le concedieron la razón al joven.

De la cara de Hagrid desapareció la sonrisa.

—Harás lo que te digo —gruñó—, o seguiré el ejemplo del profesor Moody... Me han dicho que eres un hurón magnifico, Malfoy.

Los de Gryffindor estallaron en carcajadas. Malfoy enrojeció de cólera, pero dio la impresión de que el recuerdo del castigo que le había infligido Moody era lo bastante doloroso para impedirle replicar.

-doloroso y humillante- aseguro Draco- aun me dan escalofríos al recordarlo.

-hay, pobre Draco- exclamo Astoria con ternura mientras agarraba del brazo a su novio.

-Muy bien, el rubio menor ya consiguió algo de acción para esta noche

-¡¡Sirius!!- reclamaron varias voces a la vez.

Harry, Ron y Hermione volvieron al castillo al final de la clase de muy buen humor: haber visto que Hagrid ponía en su sitio a Malfoy era especialmente gratificante, sobre todo porque éste había hecho todo lo posible el año anterior para que despidieran a Hagrid.

-por fortuna no sirvió de nada- dijo con alivio James- lo malo es que el pobre hipogrifo salió como culpable de todo.

-bueno, la situación tampoco es tan complicada- aseguro Charlie- solo tienen que esperar un tiempo y cambiarle el nombre, no creo que los del ministerio les interese mucho el caso de Buckbeak

-¡¡no!!- grito Sirius con dramatismo- yo quiero mi hipogrifo como mascota.

-¿sigues con eso?- le rebatió Marlene.

-vamos, en esos momentos ya tengo un tiempo cuidando a Buckbeak, eso quiere decir que, si sería capaz de cuidarlo yo solo y quien sabe, tal vez asta tú le termines tomando cariño.

-puede que así sea- le concedió Lily- pero no quiero pensar como controlarían a sus hijos para que no se le acercaran, podría ser peligroso- Sirius formo una media sonrisa cómica ante el comentario de la pelirroja mientras que Marlene se sonrojo levemente por la mención de sus hipotéticos hijos.

Cuando llegaron al vestíbulo, no pudieron pasar debido a la multitud de estudiantes que estaban arremolinados al pie de la escalinata de mármol, alrededor de un gran letrero. Ron, el más alto de los tres, se puso de puntillas para echar un vistazo por encima de las cabezas de la multitud, y leyó en voz alta el cartel:


TORNEO DE LOS TRES MAGOS

-eso explica el alboroto- aseguro Albus- sin duda todos querrán saber cualquier detalle acerca del torneo.

-pero no creo que digan mucho, a lo mucho informaría de la llegada de los demás colegios- agrego Rose.

Los representantes de Beauxbatons y Durmstrang llegarán a las seis en punto del viernes 30 de octubre. Las clases se interrumpirán media hora antes.

-siempre es agradable salir de la clase un poco antes de tiempo- aseguró James “S”.

—¡Estupendo! —dijo Harry—. ¡La última clase del viernes es Pociones! ¡A Snape no le dará tiempo de envenenarnos a todos!

-aun sin el veneno estarían felices porque se interrumpiera esa clase- dijo Scorpius.

Los estudiantes deberán llevar sus libros y mochilas a los dormitorios y reunirse a la salida del castillo para recibir a nuestros huéspedes antes del banquete de bienvenida.

-supongo que un par de días después sería la selección de los campeones- dijo Lily- ya sabemos quiénes serán los campeones de las otras dos escuelas, pero cuál será el de Hogwarts.

-mientras no sea de Slytherin todo estará bien- aseguro Sirius.

-hay Sirius no seas pesado- le reclamo Marlene

- ella tiene razón canuto- apoyo James- lo importante es que nuestro campeón les parta el trasero a los otros dos

-¡hey!- reclamaron de inmediato Fleur y Viktor

-perdón, es la emoción del momento- se disculpó el azabache.

—¡Sólo falta una semana! —dijo emocionado Ernie Macmillan, un alumno de Hufflepuff, saliendo de la aglomeración—. Me pregunto si Cedric estará enterado. Me parece que voy a decírselo...

-aunque no me lo dijera directamente igual me enteraría- comento Cedric- no es como si se pudiera guardar el secreto.

—¿Cedric? —dijo Ron sin comprender, mientras Ernie se iba a toda prisa.

—Diggory —explicó Harry—. Querrá participar en el Torneo.

-ya te han mencionado varias veces- comentó Remus- no será que tú seas el campeón de Hogwarts- la sonrisa traviesa del joven fue respuesta suficiente.

Por otra parte, Remus, Lily y hasta Severus se preguntaban en donde cabía en esto Harry, por cómo iban la lectura parecía que el que tendría más participación seria Cedric pues Harry no podía participar.

—¿Ese idiota, campeón de Hogwarts? —gruñó Ron mientras se abrían camino hacia la escalera por entre la bulliciosa multitud.

—No es idiota. Lo que pasa es que no te gusta porque venció al equipo de Gryffindor en el partido de quidditch —repuso Hermione—. He oído que es un estudiante realmente bueno. Y es prefecto.

-huy- dijeron los bromistas.

 -eso sin duda le fascinara a nuestro querido sobrino- comento Gideon.

-con lo difícil que ustedes se ponen a pelear- continuo Favian.

Lo dijo como si eso zanjara la cuestión.

—Sólo te gusta porque es guapo —dijo Ron mordazmente.

—Perdona, a mí no me gusta la gente sólo porque sea guapa —repuso Hermione indignada.

Ron fingió que tosía, y su tos sonó algo así como: «¡Lockhart!»

-eso es un buen punto cuñada- aseguro Fred- la verdad en esa ocasión nos defraudaste al fijarte en ese imbécil.

-le diste mucha importancia a la apariencia y hasta defendías su incompetencia- continuo George.

 -¡ya está bien!- exclamo Hermione- en primera si era muy impresionable pero luego madure, en segunda siendo objetiva Cedric no era el idiota que Ron decía y en tercera, Ron también se llevaba mucho por las apariencias, solo hay que recordar lo que pasaría en unos meses- dijo recordado lo ocurrido en el baile de navidad.

- ¡hey!, y ¿por qué me incluyes a mi si esta vez yo no te reclame nada?- le recalco Ron.

-perdón, es la costumbre supongo- respondió la castaña dándole un beso en la mejilla a su novio para relajarlo.

Dumbledore leyó como la semana siguiente el único tema de conversación era el torneo, de quien sería el campeón o cuales serían las pruebas, además de la evidente y exhaustiva limpieza que se estaba llevando en todo el colegio.

Los profesores también parecían algo nerviosos.

—¡Longbottom, ten la amabilidad de no decir delante de nadie de Durmstrang que no eres capaz de llevar a cabo un sencillo encantamiento permutador! —gritó la profesora McGonagall al final de una clase especialmente difícil en la que Neville se había equivocado y le había injertado a un cactus sus propias orejas.

-no me extraña- exclamo Viktor- querían dar su mejor cara frente a los invitados que tendrías, incluso nuestro director nos hizo infinidad de advertencias de cómo comportarnos y la imagen que debíamos dar.

-lo mismo ocurrió con Madame Maxime - apoyo Fleur- la verdad es que nos exigió mucho por esos días.

-por más que se digan que es algo amistoso la confrontación entre las escuelas siempre será una constante en el evento- aseguro Alastor.

Dumbledore narro la decoración del gran comedor el 30 de octubre con los grandes estandartes de cada casa y del propio colegio más grande que los anteriores.

Harry, Ron y Hermione vieron a Fred y George en la mesa de Gryffindor. Una vez más, y contra lo que había sido siempre su costumbre, estaban apartados y conversaban en voz baja. Ron fue hacia ellos, seguido de los demás.

—Es un peñazo de verdad —le decía George a Fred con tristeza—. Pero si no nos habla personalmente, tendremos que enviarle la carta. O metérsela en la mano. No nos puede evitar eternamente.

-Eso es muy sospechoso- comento Draco- en verdad parecería que están haciendo algo malo.

-no era nada malo, solamente es un asunto entre nosotros- aseguro Fred.

-y de cualquier forma no somos nosotros los que actuamos mal- agrego George.

- ¿y dices que eso no se involucra con la historia en concreto?- pregunto el rubio viendo a Hermione.

-pues no, al menos no muy directamente- respondió ella- pero de cualquier forma parece que tendremos que soportarla.

—¿Quién os evita? —quiso saber Ron, sentándose a su lado.

—Me gustaría que fueras tú —contestó Fred, molesto por la interrupción.

-ciertamente es un defecto del que pecan más de alguno de los presentes- aseguro en reproche la Profesora McGonagall viendo en particular al trio y a los merodeadores.

—¿Qué te parece un peñazo? —preguntó Ron a George.

—Tener de hermano a un imbécil entrometido como tú —respondió George.

—¿Ya se os ha ocurrido algo para participar en el Torneo de los tres magos?        —inquirió Harry—. ¿Habéis pensado alguna otra cosa para entrar?

-si, sería bueno que cambiaran el tema a que se pusieran a pelear- comento Remus.

-por otra parte, no creo que descubrieran nada, ni siquiera saben cómo se hará la selección de los campeones- salto Dora.

-y dudo que algún profesor les diga algo- agrego Teddy- en especial a ese par de alborotadores.

—Le pregunté a McGonagall cómo escogían a los campeones, pero no me lo dijo —repuso George con amargura—. Me mandó callar y seguir con la transformación del mapache.

Teddy sonrió con suficiencia en ese momento.

-otro que le acaba de crecer el ego- comento James- ya le paso a Remus y ahora a Teddy, ¿quién será la siguiente víctima?

-de seguro será mi sobrina, así todo queda en familia no- agrego Sirius viendo a Remus que solo se sobaba el puente de la nariz- que, no hay replica lunático.

-la verdad Sirius, es que ya has hecho tantas insinuaciones parecidas que…

-ya te lo estas creyendo- le interrumpió el oji gris.

-ya era hora que aceptaras tu paternidad lunático, no sabes lo bien que se siente- agrego James.

-pero claro no creo que se sienta mejor que la forma en que conviven a los hijos.

-ya cállense brutos- les silencio el castaño- además en nuestro tiempo Harry aun no nace así que no puedes decir que se siente la paternidad.

-tal vez no le cambie los pañales “gracias a Merlín” pero si lo he tenido conmigo todo el tiempo y es muy gratificante

-si, y tú ya le cambiaste los pañales y has convivido con él, solo te falta encamarte con mi sobrina- agrego Sirius- ahora que lo pienso lo has hecho todo al revés lunático.

-en serio ustedes son unos…- comenzó a decir sobándose nuevamente el puente de la nariz.

-ya Remus no les hagas caso a estos idiotas- le dijo dulcemente dora colgándose del brazo del licántropo acariciándoselo- mejor dejemos que el profesor continúe leyendo, ya en la noche nosotros decidiremos- termino la joven nuevamente dándole la razón, al menos en apariencia, a las palabras de su tío.

—Me gustaría saber cuáles serán las pruebas —comentó Ron pensativo—. Porque yo creo que nosotros podríamos hacerlo, Harry. Hemos hecho antes cosas muy peligrosas.

-si, pero lo han hecho para salvar su vida y no tenían alternativa- comentó Charlus- otra cosa muy distinta es ponerse en peligro solo para demostrar algo.

-esa imagen del torneo que manejan en verdad suena algo preocupante- comentó el señor Evans.

-todo depende de las circunstancias, sin duda sería mucho más fácil para un estudiante mayor que para alguien de cuarto año- agrego Dorea.

—No delante de un tribunal —replicó Fred—. McGonagall dice que puntuarán a los campeones según cómo lleven a cabo las pruebas.

—¿Quiénes son los jueces? —preguntó Harry.

—Bueno, los directores de los colegios participantes deben de formar parte del tribunal —declaró Hermione, y todos se volvieron hacia ella, bastante sorprendidos

-pero debería de haber más jueces además de los directores- comento Frank- porque con todo respeto, no creo que ellos puedan ser muy imparciales.

-puede ser, pero de ser así supongo que serían personas del ministerio de magia- continuo Alice- y aun así no se aseguraría que fueran imparciales.

—, porque los tres resultaron heridos durante el torneo de mil setecientos noventa y dos, cuando se soltó un basilisco que tenían que atrapar los campeones.

-en serio esas pruebas parecen en extremo peligrosas- comento el señor Evans recordando lo que les había dicho el director del segundo año de Harry y más concretamente la explicación del basilisco.

-bueno eran otros tiempos, no creo que en esa ocasión pongan cosas tan peligrosas- dijo Charlus- o por lo menos no creo que los directores dejen que algo les ocurra a los estudiantes.

-aun así, las pruebas deberían de ser pruebas muy desafiantes para que valiera la pena- agrego Lyall

Ella advirtió cómo la miraban y, con su acostumbrado aire de impaciencia cuando veía que nadie había leído los libros que ella conocía, explicó:

—Está todo en Historia de Hogwarts.

-ese vendito libro, cuantas veces lo han mencionado en los libros- comento Scorpius- no sé porque les fascina tanto.

-pues si lo leyeras lo sabrías y así no tendría que explicarles ciertas cosas- rebatió Rose.

Aunque, desde luego, ese libro no es muy de fiar. Un título más adecuado sería «Historia censurada de Hogwarts», o bien «Historia tendenciosa y selectiva de Hogwarts, que pasa por alto los aspectos menos favorecedores del colegio».

—¿De qué hablas? —preguntó Ron, aunque Harry creyó saber a qué se refería.

-los elfos- dijeron varios a la vez.

-se está poniendo muy intensa con ese tema- continuo Sirius- y no creo que lo deje por la paz.

-no, aun en nuestro tiempo sique terca con el pedo… ya se… es P.E.D.D.O.- dijo Ron sabiendo el reclamo de su novia- pero en verdad deberías de calmarte un poco.

—¡De los elfos domésticos! —dijo Hermione en voz alta, lo que le confirmó a Harry que no se había equivocado—. ¡Ni una sola vez, en más de mil páginas, hace la Historia de Hogwarts una sola mención a que somos cómplices de la opresión de un centenar de esclavos!

Albus leyó el poco entusiasmo de Ron y Harry por el movimiento y solo le seguían el juego para que no molestara, pero eso solo la ínsito a seguir hasta llegar al punto de emboscar a sus compañeros en la sala común.

—¿Sois conscientes de que son criaturas mágicas que no perciben sueldo y trabajan en condiciones de esclavitud las que os cambian las sábanas, os encienden el fuego, os limpian las aulas y os preparan la comida? —les decía furiosa.

-yo apoyo tus buenas intenciones, pero sigo creyendo que estar abordando el tema de la forma equivocada- aseguro Marlene.

-pero deberíamos de hacer algo al respecto y no solo quedarnos mirando- aseguro Hermione.

-no dije eso, pero si insistes en imponerles un sueldo los primeros que se pondrán en tu contra son los mismos elfos domésticos- argumento la rubia- el cambio debe de ser poco a poco y no de un día para el otro.

-en otras palabras, deberías de tranquilizarte un poco- apoyo Sirius, quería agregar que debería dejar de molestar a sus compañeros, pero eso solo aria que la castaña lo regañara.

Algunos, como Neville, habían pagado sólo para que Hermione dejara de mirarlo con el entrecejo fruncido.

-no se me puede culpar por ello- comentó Neville

-nadie lo hizo compañero, cualquiera en tu situación actuaria igual- aseguro Seamus.

Había quien parecía moderadamente interesado en lo que ella decía, pero se negaba a asumir un papel más activo en la campaña.

-es que nadie quisiera llevar una insignia como esa colgada del pecho- argumento Dean- además solo éramos estudiantes eso no serviría de nada.

-entonces ahora estará mejor ya que llevara su proyecto al ministerio- comento Luna- y sin duda ayudara que sea una miembro del trio- agrego- pero tal vez debería cambiarle el nombre.

-un nuevo nombre sería bueno, aunque no entiendo que tiene que ver eso de ser “parte del trio”- dijo James.

-he ya lo sabrás después- dijo Harry con un poco de nerviosismo,

A muchos todo aquello les parecía una broma.

Ron alzó los ojos al techo, donde brillaba la luz de un sol otoñal, y Fred se mostró enormemente interesado en su trozo de tocino (los gemelos se habían negado a adquirir su insignia de la P.E.D.D.O.). George, sin embargo, se aproximó a Hermione un poco.

—Escucha, Hermione, ¿has estado alguna vez en las cocinas?

—No, claro que no —dijo Hermione de manera cortante—. Se supone que los alumnos no...

-no deberían de estar en las cocinas si lo sabemos- termino George- eso es algo de una mente muy aburrida.

-considerando todas las normas que han roto el ir a las cocinas no significa nada- prosiguió Fred.

-en parte es cierto, incluso Lily ha irrumpido en la cocina- aseguro Marlene

-¿tú también pelirroja?

-eso es por culpa de James

-¿y yo por qué?- reclamo el azabache

-¿Cuantas veces me quede sin comer porque escapaba de ti?

-solo dos, esas las tengo muy clara pelirroja- aseguro este consiguiendo un sonrojo en la pelirroja, se sobreentendía que había hecho eso varias veces, pero esperaba que su mentira fuera creíble- exactamente cuántas veces fuiste a las cocinas.

-Pues…

-tu guarda silencio Marlene- le silencio la Lily mientras su novio la abrasaba con una sonrisa en el rostro.

-finge ser buena, pero se nota que es de cuidado- comento por lo bajo Charlus- me recuerda un poco a ti.

-lo sé, me alegra que nuestro pequeño la haya encontrado- le respondió Dorea.

—Bueno, pues nosotros sí —la interrumpió George, señalando a Fred—, un montón de veces, para mangar comida. Y los conocemos, y sabemos que son felices. Piensan que tienen el mejor trabajo del mundo.

-pues si, se podría decir que es uno de los mejores lugares donde trabajar- comento Rose- no tienen interacción con magos molestos y en última estancia solo le deben responder al director en curso.

-y en nuestras épocas con Dumbledore como drector debe de ser aún mejor- agrego Alice hablando de su generación y la de Harry.

—¡Eso es porque no están educados! Les han lavado el cerebro y... —comenzó a decir Hermione acaloradamente, pero las siguientes palabras quedaron ahogadas por el ruido de batir de alas encima de sus cabezas que anunciaba la llegada de las lechuzas mensajeras.


Harry levantó la vista inmediatamente, y vio a Hedwig, que volaba hacia él. Hermione se calló de repente.

-bien ya llego la respuesta de canuto- exclamo James- solo espero que no se preocupen porque supongo que ya no estará tan lejos del colegio.

-posiblemente lo aran- aseguro Lily- pero por primera vez me alegra que sea tan cabeza dura y lo haya hecho caso a Harry.

-solo espero que tenga cuidado, la seguridad en el colegio debe ser grande por el torneo y no ayudaría que alguien lo consiguiera ver,

-descuida preciosa, solo tengo que ser un perrito educado y ya- aseguro Sirius.

-pues espero que tengas razón- termino con verdadera preocupación la pelirroja.

Ella y Ron miraron nerviosos a Hedwig, que revoloteó hasta el hombro de Harry, plegó las alas y levantó la pata con cansancio.

-evidentemente, debió de ser un viaje exhaustivo- dijo Charlie

Harry le desprendió la respuesta de Sirius de la pata y le ofreció a Hedwig los restos de su tocino, que comió agradecida. Luego, tras asegurarse de que Fred y George habían vuelto a sumergirse en nuevas discusiones sobre el Torneo de los tres magos, Harry les leyó a Ron y a Hermione la carta de Sirius en un susurro:

Esa mentira te honra, Harry.

Ya he vuelto al país y estoy bien escondido. Quiero que me envíes lechuzas contándome cuanto sucede en Hogwarts. No uses a Hedwig. Emplea diferentes lechuzas, y no te preocupes por mí: cuida de ti mismo. No olvides lo que te dije de la cicatriz.

Sirius

—¿Por qué tienes que usar diferentes lechuzas? —preguntó Ron en voz baja.

-eso es muy evidente chico- espeto Alastor- esa lechuza llama mucho la atención, ya de por si sería sospechoso ver lechuzas ir y venir a cualquier parte de donde se esconda.

—Porque Hedwig atrae demasiado la atención —respondió Hermione de inmediato—. Es muy llamativa. Una lechuza blanca yendo y viniendo a donde quiera que se haya ocultado... Como no es un ave autóctona...

Alastor sonrió con superioridad, esa manera de razonar es muy buena, lástima que no estuviera interesada en ser una de sus aurores.

-sin duda sería una precaución justa- aseguro Frank- pero creo que su lechuza este muy contenta con eso.

-es verdad, no querrá que otra lechuza como Pig por ejemplo envié una carta de su amo- apoyo Charlie- es algo posesiva.

-aunque ahora que lo pienso, sería una mejor alternativa que aprendiera a enviar mensajes con su patronus- recapacito Alastor- después de todo sabe crear un patronus corpóreo.

-no sería mala idea, no es algo fácil, pero con la practica podría conseguirlo- comentó Remus.

-pues tal vez si el idiota de su profesor no hubiera renunciado el año pasado se lo hubiera podido haber enseñado- atajo James.

-sabes porque tenía que hacerlo- se defendió el licántropo.

-son idioteces lunático- le espeto Sirius- a ninguno de los chicos les importo tu condición y a todos les gustaría que volvieras a dar clases.

-bueno, tal vez ellos, pero los padres…

-son unos idiotas- espeto el animago consiguiendo que muchos de los de su época (que serían los padres del futuro) se sintieran ofendidos- tus clases fueron de las mejoras y mira que para que alguien como yo lo diga…

-eres mi amigo así que es muy creíble, pero los demás…

-en serio lunático en ocasiones me gustaría darte un buen golpe por lo terco que eres

-yo opino lo mismo- apoyo James- siempre le tienes que sacar un pero a todo

-bueno ya está bien no lo creen- salto Dora.

-mira, tu más que nadie debería de apoyarnos, créeme que te convendría que le quitáramos las inseguridades a tu hombre.

-bueno, creo que deberíamos de continuar con la lectura- intervino Dumbledore poniéndole fin a la discusión.

Harry enrolló la carta y se la metió en la túnica, preguntándose si se sentía más o menos preocupado que antes. Consideró que ya era algo que Sirius hubiera conseguido entrar en el país sin que lo atraparan. Tampoco podía negarse que la idea de que Sirius estuviera mucho más cerca era tranquilizadora. Por lo menos, no tendría que esperar la respuesta tanto tiempo cada vez que le escribiera.

-por lo menos tomo mucho mejor la llegada de Sirius de lo que había pensado- comento Ted.

-se sentirá mejor al sentir que hay alguien cerca que pueda ayudarlo- apoyo Andrómeda.

—Gracias, Hedwig —dijo acariciándola. Ella ululó medio dormida, metió el pico un instante en la copa de zumo de naranja de Harry, y se fue, evidentemente ansiosa de echar una larga siesta en la lechucería.

Dumbledore fue narrando como transcurrió el día de la llegada hasta que salieron recibirlos.

Los jefes de las casas colocaban a sus alumnos en filas.

—Weasley, ponte bien el sombrero —le ordenó la profesora McGonagall a Ron—. Patil, quítate esa cosa ridícula del pelo.

-Potter péinate ese pelo- arremedo James

-imposible- respondieron Sirius, Remus y Lily a modo de juego.

-supongo que es una de sus muchas características- comento Ginny alborotando un poco más el cabello de su novio.

-ha de ser molesto que no puedan peinarse bien, pero aun así se ven lindos con ese cabello- comento con simpleza Angela.

-Albus, no te pongas rojo compañero… ¡auch!…- fue la queja de Scorpius después de sentir una patada por debajo de la mesa.

-cierra la maldita boca- le dijo por lo bajo Albus, maldiciendo el hecho de gracias a su amigo todos podían ver que en efecto estaba unas tonalidades de rojo un poco más elevado de lo usual.

Parvati frunció el entrecejo y se quitó una enorme mariposa de adorno del extremo de la trenza.

—Seguidme, por favor —dijo la profesora McGonagall—. Los de primero delante. Sin empujar...

Bajaron en fila por la escalinata de la entrada y se alinearon delante del castillo. Era una noche fría y clara. Oscurecía, y una luna pálida brillaba ya sobre el bosque prohibido. Harry, de pie entre Ron y Hermione en la cuarta fila, vio a Dennis Creevey temblando de emoción entre otros alumnos de primer curso.

—Son casi las seis —anunció Ron, consultando el reloj y mirando el camino que iba a la verja de entrada—. ¿Cómo pensáis que llegarán? ¿En el tren?

-dudoso, sin duda cada quien querrá llegar con su propio medio- comento Alice- además que vienen de partes diferentes del país.

—No creo —contestó Hermione.

—¿Entonces cómo? ¿En escoba? —dijo Harry, levantando la vista al cielo estrellado.

-seria divertido al principio, pero es poco recomendable para viajes largos, se congelarían antes de llegar a la mitad del camino- aseguro James.

—No creo tampoco... no desde tan lejos...

—¿En traslador? —sugirió Ron

-sería poco práctico- aseguro Frank- tendrían que usar uno muy grande o utilizar varios lo que sería un poco difícil de coordinar.

—. ¿Pueden aparecerse? A lo mejor en sus países está permitido aparecerse antes de los diecisiete años.

—Nadie puede aparecerse dentro de los terrenos de Hogwarts. ¿Cuántas veces os lo tengo que decir? —exclamó Hermione perdiendo la paciencia.

-normalmente seria cierto- comenzó Lily- pero aun así si van a llegar por su propio medio deberían de aligerarse algunas defensas para que pudieran legar al castillo.

Escudriñaron nerviosos los terrenos del colegio, que se oscurecían cada vez más. No se movía nada por allí. Todo estaba en calma, silencioso y exactamente igual que siempre. Harry empezaba a tener un poco de frío, y confió en que se dieran prisa. Quizá los extranjeros preparaban una llegada espectacular... Recordó lo que había dicho el señor Weasley en el cámping, antes de los Mundiales: «Siempre es igual. No podemos resistirnos a la ostentación cada vez que nos juntamos...»

-y tratándose de un evento que no se había efectuado desde hace varios años sin duda querrán impresionar- aseguro Charlus.

Y entonces, desde la última fila, en la que estaban todos los profesores, Dumbledore gritó:

—¡Ajá! ¡Si no me equivoco, se acercan los representantes de Beauxbatons!

—¿Por dónde? —preguntaron muchos con impaciencia, mirando en diferentes direcciones.

-eso les fanisanaga- comento Fleur- madame Máxime planeo muy bien nuestga llegada.

-algo similar hizo Igor, aunque al final todo lo teníamos que hacer nosotros-  agrego Viktor.

—¡Por allí! —gritó uno de sexto, señalando hacia el bosque.

Una cosa larga, mucho más larga que una escoba (y, de hecho, que cien escobas), se acercaba al castillo por el cielo azul oscuro, haciéndose cada vez más grande.

—¡Es un dragón! —gritó uno de los de primero, perdiendo los estribos por completo.

-eso es ridículo- aseguro Charlie- los dragones no se pueden domesticar al punto de usarlos de esa manera.

—No seas idiota... ¡es una casa volante! —le dijo Dennis Creevey.

-eso suena igual de loco, pero podría estar más cerca de la realidad- comento Gideon.

-si se pueden encantar autos para volar bien podrían hacer algo similar a una casa, pero no sé cómo se movería- agrego Favian

-ya descubrirán como son las cosas solo dejen que continúe la lectura- aseguro Hermione.

La suposición de Dennis estaba más cerca de la realidad. Cuando la gigantesca forma negra pasó por encima de las copas de los árboles del bosque prohibido casi rozándolas, y la luz que provenía del castillo la iluminó, vieron que se trataba de un carruaje colosal, de color azul pálido y del tamaño de una casa grande, que volaba hacia ellos tirado por una docena de caballos alados de color tostado, pero con la crin y la cola blancas, cada uno del tamaño de un elefante.

-ho- exclamaron varias personas a la vez.

-sin duda una visión espectacular- comento Andrómeda- y sin duda en su interior será aún más espacioso.

-un poco es así, después de todo tendgíamos que vivig en ese lugag dugante nuestga estancia en Hogwagts- explico Fleur.

Las tres filas delanteras de alumnos se echaron para atrás cuando el carruaje descendió precipitadamente y aterrizó a tremenda velocidad. Entonces golpearon el suelo los cascos de los caballos, que eran más grandes que platos, metiendo tal ruido que Neville dio un salto y pisó a un alumno de Slytherin de quinto curso. Un segundo más tarde el carruaje se posó en tierra, rebotando sobre las enormes ruedas, mientras los caballos sacudían su enorme cabeza y movían unos grandes ojos rojos.

-esos caballos en verdad que son enormes- aseguro Charlie- no sabía que se podrían criar de semejante tamaño.

-incluso Hagrid tendría problemas para cuidarlos a todos, espero que no sean muy violentos- agrego Ted.

-nuestro gigante amigo siempre se las arregla para descubrir cómo cuidar a los animales, estará bien- aseguro Sirius.

Antes de que la puerta del carruaje se abriera, Harry vio que llevaba un escudo: dos varitas mágicas doradas cruzadas, con tres estrellas que surgían de cada una.

Dumbledore fue leyendo a la visión de Harry de como del carruaje salía la mujer más grande que había visto ante la impresión y el susto de algunos, pasando después a la descripción de la mujer, de su hermoso rostro de piel morena, unos ojos cristalinos grandes y negros, y una nariz afilada, así como la forma en que iba vestida.

-parece que a nuestro Hagrid le salió novia- comento Sirius ante el evidente sonrojo del semi gigante.

-tú quieres buscarle pareja a todo el mundo no- comento Marlene

-¿Qué?, no creo que este mal, todos deberían de tener a alguien junto a él o ella

-vaya y desde cuando esos ideales tuyos de la vida en pareja canuto- le interrogo James.

-si, hasta hace poco seguías siendo un maldito mujeriego- apoyo Remus.

-¿y qué?, ahora se están quejando

-no nos quejamos- aseguraron sus dos amigos- pero es impresionante hasta que punto Marlene te apretó la correa- continuo Remus.

-sin duda es un logo monumental.

-prefiero cuanto te unes a mí para molestar a lunático cornamenta- comento el animago.

Dumbledore comenzó a aplaudir. Los estudiantes, imitando a su director, aplaudieron también, muchos de ellos de puntillas para ver mejor a la mujer.

Sonriendo graciosamente, ella avanzó hacia Dumbledore y extendió una mano reluciente. Aunque Dumbledore era alto, apenas tuvo que inclinarse para besársela.

—Mi querida Madame Maxime —dijo—, bienvenida a Hogwarts.

—«Dumbledog» —repuso Madame Maxime, con una voz profunda—, «espego» que esté bien.

—En excelente forma, gracias —respondió Dumbledore.

—Mis alumnos —dijo Madame Maxime, señalando tras ella con gesto lánguido.

Harry, que no se había fijado en otra cosa que en Madame Maxime, notó que unos doce alumnos, chicos y chicas, todos los cuales parecían hallarse cerca de los veinte años, habían salido del carruaje y se encontraban detrás de ella. Estaban tiritando, lo que no era nada extraño dado que las túnicas que llevaban parecían de seda fina, y ninguno de ellos tenía capa.

-ese sin duda debió de ser un problema- comento Alice- el clima entre Francia y Londres es distinto, sin duda deben de estarse congelando.

-de hecho, así fue- aseguro Fleur- nos costó acostúmbganos a ese clima

-para nosotros no fue un gran problema el frio- agrego Viktor.

Algunos se habían puesto bufandas o chales por la cabeza. Por lo que alcanzaba a distinguir Harry (ya que los tapaba la enorme sombra proyectada por Madame Maxime), todos miraban el castillo de Hogwarts con aprensión.

-los colegios son diferentes sin mencionar el orgullo que deben de tener por su propio colegio- aseguro Frank

-es muy probable que por ser franceses se sientes los muy elegantes y refinados

-eso es muy estereotipado Sirius- le recrimino Marlene sin notar la sonrisa aprensiva que ponía Fleur pues en verdad apreciaba algo así la primera vez que llego a Hogwarts.

—¿Ha llegado ya «Kagkagov»? —preguntó Madame Maxime.

-Karkagov, Igor Karkagov, el mortifago- espeto Alastor- ¿cómo ese bastardo termino como director de un colegio?

-debe de haber un buen motivo Alastor- dijo de forma conciliadora Dumbledore- todos tienen derecho para enderezar sus caminos.

-grrr bien- gruño el auror- solo espero que aproveche esa oportunidad- dijo aprensivamente.

—Se presentará de un momento a otro —aseguró Dumbledore—. ¿Prefieren esperar aquí para saludarlo o pasar a calentarse un poco?

—Lo segundo, me «paguece» —respondió Madame Maxime—. «Pego» los caballos...

—Nuestro profesor de Cuidado de Criaturas Mágicas se encargará de ellos encantado —declaró Dumbledore

-nadie más que él podría encargarse de tales animales- aseguro Charlie- pero no le caería mal algún tipo de ayuda.

-pues solo que fuera madame Maxime la que fuera quien lo ayudara, no creo que nadie más pueda controlarlos- aseguro Dora.

-¿quién los cuida en su colegio?- pregunto Remus

-es la misma madame Maxime quien los ha criado- respondió Fleur.

—, en cuanto vuelva de solucionar una pequeña dificultad que le ha surgido con alguna de sus otras... obligaciones.

-si, nos imaginaos cual es esa pequeña dificultad- aseguro Favian.

—Con los escregutos —le susurró Ron a Harry.

Todos sonrieron ante el comentario del pelirrojo, era innecesario ponerlo en palabras pues fácil deducir que se trataran de esos extraños animales.

—Mis «cogceles guequieguen»... eh... una mano «podegosa» —dijo Madame Maxime, como si dudara que un simple profesor de Cuidado de Criaturas Mágicas fuera capaz de hacer el trabajo—. Son muy «fuegtes»...

-nuestro Hagrid también es alguien muy fuerte, pero no le quedaría mal que esa mujer le ayudara- dijo Sirius.

-en verdad es demasiado extraño verte actuar de cupido- aseguro Marlene.

-no exageres si lo he estado haciendo con lunático y mi sobrina desde hacía varios días.

-te la estado pasado jugando y bromeando acerca de nuestra supuesta relación- exclamo Remus.

-ya hasta perdimos la cuenta de cuantas veces has insinuado que hemos tenido un contrato indecoroso entre él y yo- agregó Dora.

- ¿y le dices a eso actuar de cupido? - terminaron de forma sincronizada

-si- dijo con superioridad el animago- y no tiene porque agradecerme- termino el joven mientras los otros dos negaban la cabeza un poco divertidos.

—Le aseguro que Hagrid podrá hacerlo —dijo Dumbledore, sonriendo.

—Muy bien —asintió Madame Maxime, haciendo una leve inclinación—. Y, «pog favog», dígale a ese «pgofesog Haggid» que estos caballos solamente beben whisky de malta «pugo».

-Valla, pero que finos resultaron ser esos caballos- dijo irónicamente Gideon.

—Descuide —dijo Dumbledore, inclinándose a su vez.

—Allons-y! —les dijo imperiosamente Madame Maxime a sus estudiantes, y los alumnos de Hogwarts se apartaron para dejarlos pasar y subir la escalinata de piedra.

—¿Qué tamaño calculáis que tendrán los caballos de Durmstrang? —dijo Seamus Finnigan, inclinándose para dirigirse a Harry y Ron entre Lavender y Parvati.

-no creo que lleguen de la misma forma- comento Lily- después de todo nosotros no iríamos de la misma forma si fuéramos a alguna de las otras dos escuelas.

-sería interesante pensar como podríamos ir a Beauxbatons o Durmstrang- comento Ginny.

-podría ser algo parecido al autobús noctambulo solo que un poco más grande- comento Angela.

-podría ser, pero ese medio de transporte es muy deficiente, lo más seguro es que irían en tren.

-en ese caso tendrían que darles asilo dentro de escuela y por como se ve preferirían tener su propio lugar para tener privacidad- expreso Albus.

-además de esa forma no podrían ser ostentosos ni hacer una entrada espectacular- aseguro Scorpius.

-además Dumbledore no se fijaría mucho en eso, el preferiría la practicidad a lo ostentoso- razono rose.

-si, y McGonagall actuaria de la misma manera- termino Angela.

-oigan, ¿y en su época no se continuó haciendo el torneo?- pregunto James omitiendo el comentario de la pelirroja acerca de Minerva.

-he bueno, primero terminemos el libro y después hablamos- intervino Teddy viendo con cierta preocupación a sus compañeros de época, para explicar que fue del torneo deberían de relatar lo que ocurrió con Cedric, y aun era pronto para hacerlo.

—Si son más grandes que éstos, ni siquiera Hagrid podrá manejarlos —contestó Harry—. Y eso si no lo han atacado los escregutos. Me pregunto qué le habrá ocurrido.

—A lo mejor han escapado —dijo Ron, esperanzado.

Varias expresiones de miedo se escucharon en ese momento, a nadie le agradaba le idea de que esas criaturas anduvieran corriendo con total libertad por ahí.

—¡Ah, no digas eso! —repuso Hermione, con un escalofrío—. Me imagino a todos esos sueltos por ahí...

-no solo tú te sentirías nerviosa por pensar eso- aseguro Andrómeda- no sé que aran con esas cosas los próximos años.

-bueno, podríamos decir que se extinguieron ese año- comento Hermione ante la impresión de casi todos, el alivio de algunos y la tristeza de Hagrid.

Para entonces ya tiritaban de frío esperando la llegada de la representación de Durmstrang. La mayoría miraba al cielo esperando ver algo. Durante unos minutos, el silencio sólo fue roto por los bufidos y el piafar de los enormes caballos de Madame Maxime. Pero entonces...

—¿No oyes algo? —preguntó Ron repentinamente.

-debe de ser la llegada del colegio Durmstrang- aseguro Frank- veamos como eligieron llegar.

Harry escuchó. Un ruido misterioso, fuerte y extraño llegaba a ellos desde las tinieblas. Era un rumor amortiguado y un sonido de succión, como si una inmensa aspiradora pasara por el lecho de un río...

—¡El lago! —gritó Lee Jordan, señalando hacia él—. ¡Mirad el lago!

Todos esperaban expectantes mientras Dumbledore como algo comenzaba a surgir algo en medio del lago a través de un remolino, fue leyendo como lentamente un barco emergió completamente del lago, así como anclaban y desembarcaban varias siluetas robustas.

-parece que ese tal Igor eligió la fuerza por encima de cualquier otra cualidad- comento James.

-pero no importa porque prácticamente trataba a Krum como si ya fuera el campeón- dijo Fred.

-si, a mí me parecía que solo trajo a los demás para tener a alguien para apoyar a Krum- prosiguió George.

—¡Dumbledore! —gritó efusivamente mientras subía la ladera—. ¿Cómo estás, mi viejo compañero, cómo estás?

—¡Estupendamente, gracias, profesor Karkarov! —respondió Dumbledore.

-no me extrañaría que Dumbledore tuviera algo que ver con que ese tipo haya librado la cárcel- exclamo Albus.

-pues no fue tanto así- comento Harry.

-entonces tu sabes como el tipo se libró de prisión- comentó Alastor viendo el oji verde.

-si, de hecho, aparecerá más adelante- confeso el chico- ya lo escucharas cuando llegamos a eso.

Karkarov tenía una voz pastosa y afectada. Cuando llegó a una zona bien iluminada, vieron que era alto y delgado como Dumbledore, pero llevaba corto el blanco cabello, y la perilla (que terminaba en un pequeño rizo) no ocultaba del todo el mentón poco pronunciado. Al llegar ante Dumbledore, le estrechó la mano.

—El viejo Hogwarts —dijo, levantando la vista hacia el castillo y sonriendo.

-era algo un poco impresionante- comento Krum- en especial el hecho que el castillo es más grande que el nuestro.

-pero supongo que no podrían decir ese tipo de cosas con tanta simpleza- comento Frank- después de todo debían de mostrar su mejor cara- el asentimiento de Viktor fue respuesta suficiente.

Tenía los dientes bastante amarillos, y Harry observó que la sonrisa no incluía los ojos, que mantenían su expresión de astucia y frialdad

-no se veían muy amistosos, a decir verdad- comentó Fred

-y después de conocer a Karkarov lo confirmamos- continuo Fred.

-lo dicen por su participación como juez no es así- comento Hermione.

-ahí si no puedes decirnos nada, es evidente que le daba mucha ventaja a Viktor, incluso Maxime era mucho más justa- argumento Ron.

Hermione solamente se pudo encoger de hombros ya que en cierto modo era cierto lo que decía, paso algo similar con Krum que se sentía incómodo por la forma en hablaban de su antiguo director y Fleur con algo de orgullo por el comentario a favor de su querida exdirectora.

—. Es estupendo estar aquí, es estupendo... Viktor, ve para allá, al calor... ¿No te importa, Dumbledore? Es que Viktor tiene un leve resfriado...

-pues debo decir que si le está mostrando algo de favoritismo a Krum- comento Sirius.

-eso solo es el principio ya verás lo que sigue- aseguro Ron, aun recordaba algunas de esas demostraciones.

Karkarov indicó por señas a uno de sus estudiantes que se adelantara. Cuando el muchacho pasó, Harry vio su nariz, prominente y curva, y las espesas cejas negras. Para reconocer aquel perfil no necesitaba el golpe que Ron le dio en el brazo, ni tampoco que le murmurara al oído:

—¡Harry...! ¡Es Krum!

-es el final- comento el director dejando el libro en la mesa.

-en ese momento sin duda estabas ilusionado querido sobrino- comento Favian

-pero todo cambio cuando comenzó a buscar a tu chica- continuo Gideon.

-y aun así no se animó a hacer nada hasta su séptimo año- siguió Ginny- aunque en verdad no hizo nada, fue Hermione quien dio el primer paso.

-¡hey!, creo que eso es muy injusto- se defendió el pelirrojo.

-pero es que ni Harry se tardó tanto- continuo Ginny ganándose una mirada ofendida de su novio- además que no se ponía tan celoso como tú.

-bueno…- comenzó Hermione- esperemos a llegar al sexto libro y luego habanos- si bien Harry no demostró mucho sus celos durante todo ese año ella pudo notar los cambios de su amigo.

-¿de que está hablando?- pregunto por la bajo la pelirroja

-luego lo leeremos- le respondió el azabache, esa parte de su vida aún no se la contaba a ella.

-bueno, lo mejor será que continuemos- interrumpió Dumbledore.






Hola a todos y a todas, si llegaron hasta aquí solo tengo un comentario que se olvidó colocar en el capítulo anterior, sé que los padres de James se llamaban Fleamont y Euphemia Potter, pero ya que he cambiado algunas cosas, porque son los primeros a los que relaciones como sus padres, y porque es más fácil escribir sus nombres, decidí dejar a Charlus y Dorea.
Sin más que decir, nos veremos después.