martes, 24 de noviembre de 2015

Capítulo 66.- El traslador




-Bien yo continuare- exclamo Teddy atrayendo el libro con la varita, lo ojeo hasta situarse en el siguiente capítulo- muy bien, el título es, “el traslador”

-Estupendo, ahora si irán a los mundiales- exclamo alegre James.

-Pero será posible que no lean nada respecto al juego todavía- comento Remus

-¿Y cómo puedes estar tan seguro?- le interrogo Sirius

-Por el título animal, evidente te el capítulo se centrara en otras cosas- explico el castaño.

Cuando, en la habitación de Ron, la señora Weasley lo zarandeó para despertarlo, a Harry le pareció que acababa de acostarse.

—Es la hora de irse, Harry, cielo —le susurró, dejándolo para ir a despertar a Ron.

-Que sin duda podría ser algo complicado- aseguro Hermione.

-Bueno, al menos bajamos antes que ustedes- se defendió Ron- ustedes tardaron más.

-Nos levantamos cuando tu madre fue por nosotros, la verdad que es son ustedes los que más tardarían en despertar- se defendió la castaña.

-Bueno ya, no tienen que pelear por eso- intervino Charlie.

-Mira quien lo dice, ustedes durmieron más que nosotros- aseguro Fred.

Harry buscó las gafas con la mano, se las puso y se sentó en la cama. Fuera todavía estaba oscuro. Ron decía algo incomprensible mientras su madre lo levantaba. A los pies del colchón vio dos formas grandes y despeinadas que surgían de sendos líos de mantas.

— ¿Ya es la hora? —preguntó Fred, más dormido que despierto.

Se vistieron en silencio, demasiado adormecidos para hablar, y luego, bostezando y desperezándose, los cuatro bajaron la escalera camino de la cocina.

-Deben de tener mucho cuidado cuando hagan eso- aseguro James- cuantas veces Sirius y yo chocamos o nos caímos de las escaleras por no estar bien despiertos.

-Yo sigo diciendo que es culpa de mamá Dorea- aseguro el oji gris- ella siempre fue una persona muy buena pero porque rayos nos teníamos que despertar temprano en las vacaciones.

-De esa forma podrían aprovechar mejor el día- salto Lily

-Es lo mismo que decía mamá/ mamá Dorea- dijeron al unísono James y Sirius.

-Las grandes mentes piensan igual- se ufanó Lily con una radiante sonrisa recibiendo un beso en la mejilla de su novio- además apuesto que fueron mas las veces que se cayeron de las escaleras de la sala común que la de su casa.

-Bueno, fueron casi las mismas veces- acepto James.

La señora Weasley removía el contenido de una olla puesta sobre el fuego, y el señor Weasley, sentado a la mesa, comprobaba un manojo de grandes entradas de pergamino. Levantó la vista cuando los chicos entraron y extendió los brazos para que pudieran verle mejor la ropa. Llevaba lo que parecía un jersey de golf y unos vaqueros muy viejos que le venían algo grandes y que sujetaba a la cintura con un grueso cinturón de cuero.

-No está mal- comento Ted- ese tipo de atuendo es mucho más adecuado que la gran mayoría de magos suele usar.

-Sí, pasara desapercibido con facilidad entre los muggles- apoyo Andrómeda.

-Debes de estar muy feliz por eso no cuñado- dijo Gideon ante la sonrisa compasada de Arthur.

— ¿Qué os parece? —pregunto—. Se supone que vamos de incógnito... ¿Parezco un muggle, Harry?

—Sí —respondió Harry, sonriendo—. Está muy bien.

— ¿Dónde están Bill y Charlie y Pe... Pe... Percy? —preguntó George, sin lograr reprimir un descomunal bostezo.

-No se han levantado, ¿qué no dijeron que ustedes también fueron a los mundiales?- pregunto Sirius.

-Claro que asistimos- aseguro Bill- pero nuestra situación es un poco diferente a la de ellos.

—Bueno, van a aparecerse, ¿no? —Dijo la señora Weasley, cargando con la olla hasta la mesa y comenzando a servir las gachas de avena en los cuencos con un cazo—, así que pueden dormir un poco más.

-Ha, entonces por eso el rencor- exclamo Sirius- buenos los comprendo, es un fastidio tener que levantarse temprano.

-Eres un holgazán Sirius- le acuso Marlene- si por ti fuera dormirías hasta medio día.

-Bueno, eso dependería- aseguro el joven- si tú y yo tuviéramos algo de acción durante la noche, necesitaríamos más tiempo para reponer energía.

-Tú sigues pensando que algo así puede ocurrir animal- espeto la rubia.

-Claro, sé que a ti no te disgustaría, ya no has impedido que durmamos juntos.

-Sique con tus idioteces y te obligare a dormir sobre un periódico- agrego sonrojada la joven antes de pedirle al metamorfomago que continuara.

Harry sabía que aparecerse era algo muy difícil; había que desaparecer de un lugar y reaparecer en otro casi al mismo tiempo.

-Fue algo que les tomo algo de esfuerzo aprenderlo- comentó Hermione- en especial ron en los últimos meses.

-Si bueno, después de lo de aquella vez le tome algo de recelo- exclamo el pelirrojo, recordando la vez que escaparon de Grimmbus Place después de irrumpir en el ministerio.

-¿Qué fue lo que te ocurrió?- le pregunto Molly con cierta preocupación, el problema podría ir desde que callera a un mal lugar hasta que se escindiera de forma grabe grave.

-Ya lo veras mamá- le dijo el chico, no sería bueno darle los detalles por ahora.

—O sea, que siguen en la cama... —dijo Fred de malhumor, acercándose su cuenco de gachas—. ¿Y por qué no podemos aparecernos nosotros también?

—Porque no tenéis la edad y no habéis pasado el examen —contestó bruscamente la señora Weasley

-Podrían hacerlo de manera conjunta- aseguro Frank- ellos podrían llevar al menos a uno de ustedes.

-Pero aún podría ser un poco peligroso si no tienen mucha experiencia- aseguro Alice- además solo serán un par de horas no es para tanto.

-Como usted no es a la que despertaron- acuso George.
—. ¿Y dónde se han metido esas chicas?

Salió de la cocina y la oyeron subir la escalera.

— ¿Hay que pasar un examen para poder aparecerse? —preguntó Harry.

-Por supuesto que si- aseguro de inmediato Fudge- como muchas cosas se corren riesgos muy altos al momento de realizar el hechizo, es nuestra responsabilidad monitorear que nada salga mal.

—Desde luego —respondió el señor Weasley, poniendo a buen recaudo las entradas en el bolsillo trasero del pantalón—. El Departamento de Transportes Mágicos tuvo que multar el otro día a un par de personas por aparecerse sin tener el carné. La aparición no es fácil, y cuando no se hace como se debe puede traer complicaciones muy desagradables. Esos dos que os digo se escindieron.

-Ojala no haya pasado nada grave- exclamo Alice.

-No fue nada que no pudieran remediar- aseguro Bill- papá nos platicó.

Todos hicieron gestos de desagrado menos Harry.

— ¿Se escindieron? —repitió Harry, desorientado.

—La mitad del cuerpo quedó atrás —explicó el señor Weasley, echándose con la cuchara un montón de melaza en su cuenco de gachas

-Oh por Merlín- exclamo Alice.

-Fueron bastantes idiotas por haberlo hecho sí, pero al final el equipo del ministerio los curaron adecuadamente- comento Percy.

-Y tuvieron que borrarle la memoria a varios muggles- agrego Charlie.

-Sí, tú sabes sobre eso hermanito dijo burlonamente Bill.

—. Y, por supuesto, estaban inmovilizados. No tenían ningún modo de moverse. Tuvieron que esperar a que llegara el Equipo de Reversión de Accidentes Mágicos y los recompusiera. Hubo que hacer un montón de papeleo, os lo puedo asegurar, con tantos muggles que vieron los trozos que habían dejado atrás...

-Algo de historia de terror, lo bueno es que les borraron la memoria a esos muggles- comento Fred.

Harry se imaginó en ese instante un par de piernas y un ojo tirados en la acera de Privet Drive.

— ¿Quedaron bien? —preguntó Harry, asustado.

—Sí —respondió el señor Weasley con tranquilidad—. Pero les cayó una buena multa,

-No lo dudo, no solo debieron multarlos por la aparición fallida sin licencia, sino también por haber expuesto el mudo de los magos- aseguro Kingsley.

Y me parece que no van a repetir la experiencia por mucha prisa que tengan.

-No creo que existan personas tan idiotas como para que eso vuelva a ocurrir- aseguro Marlene.

-No, solo personas lo suficientemente idiotas para cometer el error por primera vez- agrego Draco.

Con la aparición no se juega. Hay muchos magos adultos que no quieren utilizarla. Prefieren la escoba: es más lenta, pero más segura.

-Y mucho más divertido- aseguro james- que podría ser mejor que ir volando a todas partes sobre una escoba cierto Harry- le hablo a su hijo

-Bueno- el joven dudo- es divertido, al menos que llegues casi congelado a tu destino por volar muy alto.

-¡Harry James Potter ¿qué fue…?!

-Soy inocente, en serio, esa ocasión yo no tuve absolutamente nada que hacer- se defendió de inmediato.

-Es cierto señora Potter, en esa ocasión el culpable fue otro- le apoyo Hermione viendo discretamente a ojo loco.

-Bueno, está bien supongo- dijo Lily.

-¿No te molesta que tu madre le crea mas a tu amiga que a ti?- le interrogo Draco a Harry por lo bajo, pero lo suficientemente fuerte como para que Ron los escuchara.

-No si eso me salva de un regaño- aseguro con media sonrisa que fue compartida por el pelirrojo.


— ¿Pero Bill, Charlie y Percy sí que pueden?

—Charlie tuvo que repetir el examen —dijo Fred, con una sonrisita—. La primera vez se lo cargaron porque apareció ocho kilómetros más al sur de donde se suponía que tenía que ir. Apareció justo encima de unos viejecitos que estaban haciendo la compra, ¿os acordáis?

El pelirrojo se sonrojo un poco, en especial por las risas de algunos de los presentes al imaginarse la escena.

—Bueno, pero aprobó a la segunda —dijo la señora Weasley, entre un estallido de carcajadas, cuando volvió a entrar en la cocina.

—Percy lo ha conseguido hace sólo dos semanas —dijo George—. Desde entonces, se ha aparecido todas las mañanas en el piso de abajo para demostrar que es capaz de hacerlo.

-Como si ustedes hubieran actuado diferente- acuoso Ron- ustedes se aparecían dentro de la propia casa solo pro evitar las escaleras.

-Eso es verdad- les interrogo Molly, y sin necesidad que respondieran supo que era cierto- pero es que ustedes tomas todo como un juego o que, no pueden comportase con seriedad al menos una vez.

-Es muy difícil que eso llegue a ocurrir- aseguro Ginny, ni siquiera en tiempos de guerra con su programa clandestino de radio podían actuar con seriedad.

Se oyeron unos pasos y Hermione y Ginny entraron en la cocina, pálidas y somnolientas.

— ¿Por qué nos hemos levantado tan temprano? —preguntó Ginny, frotándose los ojos y sentándose a la mesa.

—Tenemos por delante un pequeño paseo —explicó el señor Weasley.

-Ojala que e traslador no esté muy lejos de su casa- cometo James.

-La verdad es que no estaba muy lejos, pero aun así nos teníamos que levantar muy temprano- aseguro Fred.

-Aunque nos pudo ir peor, al menos no tuvimos que esperar varios días ahí- agrego George.

— ¿Paseo? —Se extrañó Harry—. ¿Vamos a ir andando hasta la sede de los Mundiales?

—No, no, eso está muy lejos —repuso el señor Weasley, sonriendo—. Sólo hay que caminar un poco. Lo que pasa es que resulta difícil que un gran número de magos se reúnan sin llamar la atención de los muggles. Siempre tenemos que ser muy cuidadosos a la hora de viajar, y en una ocasión como la de los Mundiales de quidditch...

-Son cientos de magos los que se reúnen- aseguro  Percy- y de varias partes del mundo, no es fácil ocultarlos a todos.

— ¡George! —exclamó bruscamente la señora Weasley, sobresaltando a todos.

— ¿Qué? —preguntó George, en un tono de inocencia que no engañó a nadie.

Los gemelos Prewet se sintieron inevitablemente mal por su querido sobrino, la verdad para bromistas como ellos, la carta de la “inocencia” simplemente no serbia, solo los hacia ver más culpables, lo sabían por experiencia.

— ¿Qué tienes en el bolsillo?

— ¡Nada!

— ¡No me mientas!

La señora Weasley apuntó con la varita al bolsillo de George y dijo:

— ¡Accio!

Varios objetos pequeños de colores brillantes salieron zumbando del bolsillo de George, que en vano intentó agarrar algunos: se fueron todos volando hasta la mano extendida de la señora Weasley.

-Y ahí se arruino todo- aseguro Fabián- sin duda sospechara que tienes más y te dejara completamente limpio.

-Y lo mismo le para a su hermano- agrego Gideon refiriéndose a Fred- dudo que piense que él no intentara algo similar.

—¡Os dijimos que los destruyerais! —exclamó, furiosa, la señora Weasley, sosteniendo en la mano lo que, sin lugar a dudas, eran más caramelos longuilinguos—. ¡Os dijimos que os deshicierais de todos! ¡Vaciad los bolsillos, vamos, los dos!

-Eso empeorara la situación que tenían con su madre- comento Ted con tristeza- no se en que pensaban.

-Supongo que querían rescatar sus inventos, eso es algo normal-comento James “S”- aunque tal vez sería bueno que lo hubieran tratado de sacar dentro de sus baúles cuando fueran a Hogwarts.

-Eso suponiendo que la abuela Molly no los encontrara de alguna forma mientras estaban lejos- razono Albus- tomaron un riesgo, pero al final todo termino mal.

Fue una escena desagradable. Evidentemente, los gemelos habían tratado de sacar de la casa, ocultos, tantos caramelos como podían, y la señora Weasley tuvo que usar el encantamiento convocador para encontrarlos todos.

-Cielos hermanita, sé que no te gusta que anden bromeando, pero aun así creo que te estás pasando un poco no- comento Fabián.

— ¡Accio! ¡Accio! ¡Accio! —fue diciendo, y los caramelos salieron de los lugares más imprevisibles, incluido el forro de la chaqueta de George y el dobladillo de los vaqueros de Fred.

-Fueron bastantes ingeniosos sus escondites sobrinos, pero no es útil contra un encantamiento como ese- exclamo Gideon.

-Por lo menos utilizo un hechizo y no les hizo quitarse la ropa- bromeo Sirius recibiendo una par de miradas severas de los gemelos.

— ¡Hemos pasado seis meses desarrollándolos! —le gritó Fred a su madre, cuando ella los tiró.

— ¡Ah, una bonita manera de pasar seis meses! —exclamó ella—. ¡No me extraña que no tuvierais mejores notas!

-Esa debe de ser una de las razones por las que les molesta que estén inventando bromas- comento Andrómeda.

-Pero tampoco es tan malo, no es un trabajo serio del ministerio, pero pueden ganarse bien la vida haciendo esas cosas- atajo James.

-Por lo que vimos en todas las generaciones abra bromistas y claro, compradores- agrego Fabián  viendo a los de la tercera generación.

El ambiente estaba tenso cuando se despidieron. La señora Weasley aún tenía el entrecejo fruncido cuando besó en la mejilla a su marido, aunque no tanto como los gemelos, que se pusieron las mochilas a la espalda y salieron sin dirigir ni una palabra a su madre.

-Eso es muy desagradable- aseguró Lily- no es bueno que estén peleados de esa manera.

-Pero no se podría evitar- agrego Remus- tanto los gemelos como Molly tienen sus razones para actuar como lo hacen.

-Y ninguno quiere ceder ni siquiera un poco para arreglar la situación- agregó Dora- creo que les viene bien estar un par de días separados.

-Tal vez tienes razón, será difícil que se reconcilien- acepto Lily, los jóvenes del futuro pensaron que al final fue tan difícil después de lo ocurrido, sin embargo los gemelos se aprovecharon de eso.

—Bueno, pasadlo bien —dijo la señora Weasley—, y portaos como Dios manda —añadió dirigiéndose a los gemelos, pero ellos no se volvieron ni respondieron—. Os enviaré a Bill, Charlie y Percy hacia mediodía —añadió, mientras el señor Weasley, Harry, Ron, Hermione y Ginny se marchaban por el oscuro patio precedidos por Fred y George.

-Ven, ellos pudieron dormir mucho más que nosotros, incluso pudieron comer cuando estaban despierto- acuso George.

-Bueno ya, están haciendo mucho escándalo por una vez que se tuvieron que levantar temprano- les reclamo Bill- son unos exagerados.

Hacía fresco y todavía brillaba la luna. Sólo un pálido resplandor en el horizonte, a su derecha, indicaba que el amanecer se hallaba próximo. Harry, que había estado pensando en los miles de magos que se concentrarían para ver los Mundiales de quidditch, apretó el paso para caminar junto al señor Weasley.

Aun tienes la duda verdad hijo- cometo James- después de todo Arthur no te pudo terminar de explicar.

-Claro que a tiene la duda, si es tan terco como tú y la pelirroja.

-¡¡Sirius!!- exclamaron James y Lily.

-¿Qué? es cierto, todos los de nuestra generación vieron lo terco que son durante casi toda nuestra estancia en el colegio- se defendió el animago.

—Entonces, ¿cómo vamos a llegar todos sin que lo noten los muggles? —preguntó.

—Ha sido un enorme problema de organización —dijo el señor Weasley con un suspiro

Teddy fue leyendo la explicación de Arthur respecto a la organización, de cómo tuvieron que encontrar un páramo desierto para que todos llegaran, poner todas las medidas necesarias para los muggles, las llegadas escalonadas de en ocasiones dos semanas ante para los lugares más aratos y claro, el punto designado para aparecerse y los doscientos puntos de trasladares para el resto, que era a  donde se dirigían.

-Me imagino que ahí preguntaras que es un traslador verdad- comento Draco- es una desventaja tener que vivir con esos muggles.

-Juzgando por todo lo que pasa, que tengan que explicarle esas cosas es el menor de los males de tener que vivir con esos- agrego Astoria.

-Además papá nunca se niega a explicarle cosas- agregó Fred- inclusive es lo menos que puede hacer.

-Después de todo, papá siempre le está preguntando cosas del mundo muggle, es buena forma de corresponder- termino George.

El señor Weasley señaló delante de ellos, pasado el pueblo de Ottery St. Catchpole, donde se alzaba una enorme montaña negra.

— ¿Qué tipo de objetos son los trasladores? —preguntó Harry con curiosidad.

—Bueno, pueden ser cualquier cosa —respondió el señor Weasley—. Cosas que no llamen la atención, desde luego, para que los muggles no las cojan y jueguen con ellas... Cosas que a ellos les parecerán simplemente basura.

-Pero en sí podrían ser cualquier cosa- comento Alice- claro que cuando están a la vista de un muggle deben ser basura, pero cuando son para trasladarse de un ministerio a otro no deberían de…

-Ya querida, solo tocaste esa cosa un momento, no tienes por qué seguir molesta por eso- le aseguró Frank.

-Lo dices porque tu no lo hiciste, esa maldita bota apestaba a pura…

-Bien querida ya entendimos- le interrumpió su esposo- recuera que hay niños presentes y ese lenguaje

-Hay, ellos han dicho cosas peores- aseguro apuntando a los merodeadores.

-¿De qué hablan?- pregunto Neville.

-Fue una misión que tuvo tu madre en donde se trasladó al ministerio de otro país, la misión fue bien, según tu madre lo peor fue tocas el traslador- explico Frank- y la parecer aun no supera el trauma.

Alice se cruzó de brazos haciendo un puchero de molestia mientras su esposo la abrasaba para que se relajase.

Caminaron con dificultad por el oscuro, frío y húmedo sendero hacia el pueblo. Sólo sus pasos rompían el silencio; el cielo se iluminaba muy despacio, pasando del negro impenetrable al azul intenso, mientras se acercaban al pueblo. Harry tenía las manos y los pies helados. El señor Weasley miraba el reloj continuamente.

-En verdad que es algo molesto, pero al final de cuentas todo valdrá la pena- aseguro James- todo por ver el mundial- los pelirrojos y Harry sonrieron con cierta aprobación.

-Pero comprados con otros que debieron esperar dos semanas no es nada- aseguro Lily.

Cuando emprendieron la subida de la colina de Stoatshead no les quedaban fuerzas para hablar, y a menudo tropezaban en las escondidas madrigueras de conejos o resbalaban en las matas de hierba espesa y oscura.

-Tal vez habría sido bueno que llevaran una lámpara o algo que les alumbrara el camino- comento Ted.

-Pues Arthur tiene su varita- dijo Sirius

-Pero no se puede arriesgar a que algún muggle los vea usándola- aseguro Marlene.

-Están caminando en la madrugada, no creo que haya muchos muggles que se levanten a esa hora.

-Pero no puedes estar seguro que no los verán, Sirius.

A Harry le costaba respirar, y las piernas le empezaban a fallar cuando por fin los pies encontraron suelo firme.

— ¡Uf! —Jadeó el señor Weasley, quitándose las gafas y limpiándoselas en el jersey—. Bien, hemos llegado con tiempo. Tenemos diez minutos...

Hermione llegó en último lugar a la cresta de la colina, con la mano puesta en un costado para calmarse el dolor que le causaba el flato.

-¿Flato?- dijo con curiosidad Hugo.

-Es un dolor abdominal que surge por el ejercicio- explicó de inmediato Hermione.

-Ha- exclamo su hijo al mismo tiempo que Sirius

-¿Tu tampoco lo sabias?- pregunto Marlene al oji gris.

-No sabía que así se llamaba- acepto el chico.

—Ahora sólo falta el traslador —dijo el señor Weasley volviendo a ponerse las gafas y buscando a su alrededor—. No será grande... Vamos...

Se desperdigaron para buscar. Sólo llevaban un par de minutos cuando un grito rasgó el aire.

— ¡Aquí, Arthur! Aquí, hijo, ya lo tenemos.

Cedric sonrió al recordarlo, ese debía de ser su padre, sospechaba que en ese libro aparecerían mucho más que en los anteriores.

Al otro lado de la cima de la colina, se recortaban contra el cielo estrellado dos siluetas altas.

— ¡Amos! —dijo sonriendo el señor Weasley mientras se dirigía a zancadas hacia el hombre que había gritado. Los demás lo siguieron.

-Sin duda. Esos yo y mi papá- aseguro Cedric- fue la primera vez que nos encontramos ese año.

-La primera, eso quiere decir que estarás más activo en este libro- razono Remus.

-Pero que no crea que pasara lo de la vez anterior- agregó James- esta vez no habrá dementores que se metan en su encuentro.

-James, estas halando de un juego de quidditch no de un duelo a muerte- le acuso Lily.

-Para cornamenta es casi lo mismo- aseguro Sirius.

El señor Weasley le dio la mano a un mago de rostro rubicundo y barba escasa de color castaño, que sostenía una bota vieja y enmohecida.

—Éste es Amos Diggory —anunció el señor Weasley—. Trabaja para el Departamento de Regulación y Control de las Criaturas Mágicas. Y creo que ya conocéis a su hijo Cedric.

-No muy directamente- comento Andrómeda- la verdad su mayor interacción fue en aquel partido de quidditch.

Cedric Diggory, un chico muy guapo de unos diecisiete años, era capitán y buscador del equipo de quidditch de la casa Hufflepuff, en Hogwarts.

—Hola —saludó Cedric, mirándolos a todos.

Todos le devolvieron el saludo, salvo Fred y George, que se limitaron a hacer un gesto de cabeza.

-Aun le guardan rencor- se impresiono angelina- si hasta Wood acepto la derrota, se deprimió pero la acepto- ante eso los gemelos solo sonrieron como repuesta.

Aún no habían perdonado a Cedric que venciera al equipo de Gryffindor en el partido de quidditch del año anterior.

-Súmenle que ya iban enojados porque su madre les quito todas sus golosinas de broma- agrego Alicia- la verdad es que la situación no se ve bien para Cedric.

— ¿Ha sido muy larga la caminata, Arthur? —preguntó el padre de Cedric.

—No demasiado —respondió el señor Weasley—. Vivimos justo al otro lado de ese pueblo. ¿Y vosotros?

—Hemos tenido que levantarnos a las dos, ¿verdad, Ced?

-Y ustedes quejándose- exclamo  Charlie- no se tuvieron que levantar tan temprano como ellos- agrego especialmente a los gemelos.

¡Qué felicidad cuando tenga por fin el carné de aparición! Pero, bueno, no nos podemos quejar. No nos perderíamos los Mundiales de quidditch ni por un saco de galeones... que es lo que nos han costado las entradas, más o menos. Aunque, en fin, no me ha salido tan caro como a otros...

-Pero a Arthur prácticamente no le costaron nada, lo bueno de tener amigos bien ubicados- aseguro Sirius.

Amos Diggory echó una mirada bonachona a los hijos del señor Weasley, a Harry y a Hermione.

— ¿Son todos tuyos, Arthur?

—No, sólo los pelirrojos —aclaró el señor Weasley, señalando a sus hijos

-La verdad es que tu familia es muy numerosa- comento Andrómeda- yo no sé cómo se las arregla Molly, la de cosas que he tenido de soportar de Nymphadora.

-Y eso que ha hecho muchas otras cosas de la que nadie se enteró.

-¡Charlie cállate!- le reclamo Dora enrojecida.

-¡Nymphadora, ¿hay algo que no quiere que sepa?!- exclamo su madre.

-No mamá, este tonto solo habla por hablar- se defendió la chica- Teddy continua- le solicito a ayuda  su hijo, pero sin perder la mirada inquisidora de su madre.

—. Ésta es Hermione, amiga de Ron... y éste es Harry, otro amigo...

— ¡Por las barbas de Merlín! —Exclamó Amos Diggory abriendo los ojos—. ¿Harry? ¿Harry Potter?

—Ehhh... sí —contestó Harry.

-Después de tanto tiempo sigue ocurriendo verdad- comento Frank- debe de ser muy molesto que cada persona que conoces actué así.

-Y no es como si en nuestro tiempo la cosas sean mejores- comento por lo bajo Albus a sus hermanos, cuantas personas del mundo mágico no se le quedan viendo a su padre cuando va a alaguna parte.

Harry ya estaba acostumbrado a la curiosidad de la gente y a la manera en que los ojos de todo el mundo se iban inmediatamente hacia la cicatriz en forma de rayo que tenía en la frente, pero seguía sintiéndose incómodo.

-Pero eso será lo de menos- agrego Cedric recodando la conversación que seguiría, se sintió muy apenado que su padre dijera semejantes cosas.

—Ced me ha hablado de ti, por supuesto —dijo Amos Diggory—. Nos ha contado lo del partido contra tu equipo, el año pasado... Se lo dije, le dije: esto se lo contarás a tus nietos... Les contarás... ¡que venciste a Harry Potter!

Harry sintió un poco de pena, ya que en su tiempo eso simplemente nunca podría ocurrir.

-Por lo visto ese Amos no ha cambiado nada- aseguro con cierto recelo James.

-Hay cálmate cornamenta, no sigues molesto por eso verdad- exclamo Sirius

-¿Qué ocurre?- pregunto Cedric con cierto interés.

-Pues que tu padre pretendió a la pelirroja en un momento…

-Eso no es cierto Sirius- le interrumpió Lily- solamente me invito a tomar algo una vez y eso fue todo, además no acepte- explico la pelirroja.

-No, pero eso era suficiente para que cornamenta se encelara- aseguro el animago- sería un mujeriego, pero era muy posesivo y celoso cuando se trataba de Lily- agrego asiendo sonrojar a su amigo.

-Huy eso parece grave- exclamo James “S”- espero que tú no te vuelas así con Ángela he Albus

-¡James cállate!- le reclamo el joven con un leve sonrojo.

-¿Ángela?- repitieron James y Sirius al momento.

-Creo que no se lo dijimos, pero así se llama nuestra compañera pelirroja que idiotiza a Albus- explicó Scorpius.

-¡Ella no me idiotiza!- le reclamo.

-¡Claro que sí!, todos lo notamos, incluso siempre nos preguntamos que nueva idiotez aras cuando ella se acerque… bum- un fuerte ruido lo interrumpió.

Con una increíble rapidez Albus saco su varita y ataco a su querido amigo, este no se percató de nada y apenas estaba llevando la mano a la bolsa para tomar su varita, pero por fortuna Rose estaba esperando que algo así ocurriera por lo que pudo bloquear el encantamiento de su primo justo a tiempo.

-¡¡Al guarda tu varita y Score, no saques la tuya!!- les ordeno Rose, lentamente los chicos la obedecieron y bajaron la guardia.

-Guau, y ustedes son amigos- exclamo Draco, la verdad seria sorprendente que no tuvieran algunos problemas siendo que sus padres fueron rivales durante tanto tiempo.

-Si lo son- respondió la pelirroja- pero la situación siempre se pone tensa cuando mencionamos a Ángela

-Y esa chica, ¿Cómo es ella?-  pregunto James con interés.

-Es buena chica, amable, un poco tímida, es buena en encantamiento y transformación pero pésima en pociones, y por cierto, en eso último Albus es el mejor de la clase.

-Ha, entonces tienes una excelente excusa para acercarte a ella pequeño Potter- dijo con emoción Sirius.

-Sí, solo tienes que superar tu propia timidez y ya está- apoyo James- Ángela Potter, no suena mal

-¡¡James//abuelo!!- gritaron al unísono Lily y Albus- ya dejen tranquilo a mi nieto- agregó la pelirroja, desde que incoaron la plática el pobre Albus solo se ponía cada vez más rojo.

-Está bien querida, pero en verdad tenemos que ayudar a nuestro nieto a que conquiste a su pelirroja- agrego James antes de pedirle a Teddy que continuara.

A Harry no se le ocurrió qué contestar, de forma que se calló. Fred y George volvieron a fruncir el entrecejo. Cedric parecía incómodo.

-Claro, es que mi papá es muy- comenzó Cedric- la verdad no sé cómo explicarlo.

-Ya conoceremos un poco más de el después no te preocupes- le dijo Ron.

—Harry se cayó de la escoba, papá —masculló—. Ya te dije que fue un accidente...

—Sí, pero tú no te caíste, ¿a qué no? —Dijo Amos de manera cordial, dando a su hijo una palmada en la espalda—. Siempre modesto, mi Ced, tan caballero como de costumbre...

-Bueno, aunque me moleste en eso tiene razón- exclamo James sorprendiendo a  varios, en especial sus compañeros de equipo- incluso quería que se repitiera el partido por aquel incidente.

-Valla, para que nuestro querido capitán que veía espías, planes malignos y sabotajes de cada miembro de cualquier casa que se acercara a nuestro equipo diga eso debe ser verdad- comento con sorna Sirius

-No era tan paranoico

-Si lo eras- respondieron sus compañeros de equipo  los que sufrieron de sus ataques psicóticos.

-En especial cuando era la final o tenían un juego con Slytherin- agrego Lily.

-Eso no es… la última vez…

-La última vez no te pusiste paranoico porque estaban extasiado porque por fin conseguiste una cita con Lily- aseguro Remus.

-Si el amor por la pelirroja te cambio cornamenta- agrego Sirius- me pregunto cuanto cambiara lunático con el amor de mi sobrina.

-Ya te habías tardado animal- le acuso el oji miel, había pasado mucho tiempo desde la última insinuación de su amigo.

Pero ganó el mejor, y estoy seguro de que Harry diría lo mismo, ¿a que sí? Uno se cae de la escoba, el otro aguanta en ella... ¡No hay que ser un genio para saber quién es el mejor!

—Ya debe de ser casi la hora —se apresuró a decir el señor Weasley, volviendo a sacar el reloj

-Eso será lo mejor- comento Frank- Harry no aria nada, pero no aseguró que los gemelos y Ron se queden tranquilos después de oír eso.

-Y yo estoy  muy agradecido de que lo hubieran evitado- dijo con diversión Cedric

—. ¿Sabes si esperamos a alguien más, Amos?

—No. Los Lovegood ya llevan allí una semana

-Recuerdo eso, conocía a muchas personas interesantes- comento Luna- platique con magos de todas partes

-Sí, yo estuve casi el mismo tiempo que Luna, pero no hable con nadie, solo con los amigos que entre ahí- agrego Neville.

Y los Fawcett no consiguieron entradas —repuso el señor Diggory—. No hay ninguno más de los nuestros en esta zona, ¿o sí?

—No que yo sepa —dijo el señor Weasley—. Queda un minuto. Será mejor que nos preparemos.

-Aun cuando hubiera más ya sería tarde- aseguro Alice- los trasladares tienen su tiempo para funcionar y no importa si los alcanzan o no.

Miró a Harry y a Hermione.

—No tenéis más que tocar el traslador. Nada más: con poner un dedo será suficiente.

Con cierta dificultad, debido a las voluminosas mochilas que llevaban, los nueve se reunieron en torno a la bota vieja que agarraba Amos Diggory.

-Podrían llevar todas sus cosas cómodamente si usaran un hechizo de expansión indetectable- comento James “S”

-Por fortuna el traslador no fue algo más pequeño, o seria aún más difícil- agrego Albus.

-Pero también pudieron usar algo más grande, una llanta de coche por ejemplo- dijo Scorpius- en especial si esperan que muchos lleguen a una sola ubicación

-Pero eso no es problema para esos ingratos que se pueden aparecer- dijo acusatoriamente Fred.

-Sí, no soporto a esos oportunistas que duermen hasta tarde- apoyo George.

Todos permanecieron en pie, en un apretado círculo, mientras una brisa fría barría la cima de la colina. Nadie habló. Harry pensó de repente lo rara que le parecería aquella imagen a cualquier muggle que se presentara en aquel momento por allí: nueve personas, entre las cuales había dos hombres adultos, sujetando en la oscuridad aquella bota sucia, vieja y asquerosa, esperando...

-Pensarían que son unos locos o algo por el estilo sin duda- aseguro Gideon.

-En ese caso les convendría, porque entonces pasarían de largo sin querer verlos- agrego Fabián.

—Tres... —masculló el señor Weasley, mirando al reloj—, dos... uno...

Ocurrió inmediatamente: Harry sintió como si un gancho, justo debajo del ombligo, tirara de él hacia delante con una fuerza irresistible. Sus pies se habían despegado de la tierra; pudo notar a Ron y a Hermione, cada uno a un lado, porque sus hombros golpeaban contra los suyos. Iban todos a enorme velocidad en medio de un remolino de colores y de una ráfaga de viento que aullaba en sus oídos.

-Esa horrible sensación- comento Dora- la primera vez que se experimenta es horrible, aún recuerdo cuando tuve que usar una de esas cosas.

-Pues pídele a lunático que te ayude a olvidarlo, sin duda él te daría sensaciones más que palcen…

-¡Cállate Sirius!- le detuvo Remus.

Que su amigo les metiera esas ideas justo en ese momento que estaban tan cerca durante las noches era lo último que necesitaban, claro que los únicos que sabían algo al respecto eran Lily y Teddy que sonrieron divertidos antes que el metamorfomago continuara.

Tenía el índice pegado a la bota, como por atracción magnética. Y entonces...

Tocó tierra con los pies. Ron se tambaleó contra él y lo hizo caer. El traslador golpeó con un ruido sordo en el suelo, cerca de su cabeza.

-No será una sorpresa que más uno de ustedes termine en el suelo después del viaje- aseguró Frank.

Harry levantó la vista. Cedric y los señores Weasley y Diggory permanecían de pie aunque el viento los zarandeaba. Todos los demás se habían caído al suelo.

-Ellos tenían más experiencia en cuanto a usas los trasladores, es obvio que resistieran mejor el viaje- aseguro Alice.

—Desde la colina de Stoatshead a las cinco y siete —anunció una voz.

-Es el final- informo Teddy.

-Soy solo yo o ustedes también creen que le están dando muchas vueltas a la historia- indago James.

-Lo que tú quieres es llegar lo antes posible a la parte del partido- aseguro Lily.

-Por lo menos es relajante tener algunos cuanto capítulos tranquilos- comento Remus.

-Es cierto, solo espero que esta vez no se metan en tantos líos- agrego Lily olvidando el incidente del primer capítulo con Voldemort.

Los jóvenes de la segunda generación guardaron silencio y se vieron entre ellos, aun cuando no haya sido los protagonistas como el trio, sabían de cierta manera que las cosas solo serían peores en comparación con lo que ya tenían leído.