martes, 10 de noviembre de 2015

Capítulo 64.- Retorno a La Madriguera




-Muy bien- exclamo Fred- el siguiente capítulo se llama, “Retorno a La Madriguera”

-Perfecto- dijo James- el mejor lugar al que podría ir, al menos hasta que vallan a los mundiales.

-Te vas poner insoportable cuando lleguemos ahí cierto- dijo con pesar Lily.

-Hey, yo no me podre insoportable

-Si claro- ironizaron varios a la vez, todos, en especial los miembros el equipo  aquellos que vieron uno de sus entrenamientos con él como capitán, sabían lo obsesivo que se volvía cuando se trataba de quidditch. El azabache solo se enfurruño cruzando los brazos mientras que el pelirrojo comenzaba la lectura.

A las doce del día siguiente, el baúl de Harry ya estaba lleno de sus cosas del colegio y de sus posesiones más apreciadas: la capa invisible heredada de su padre, la escoba voladora que le había regalado Sirius y el mapa encantado de Hogwarts que le habían dado Fred y George el curso anterior.

-Huy, no tiene ningún reglo de tu parte lunático- comento Sirius

-Tiene el conocimiento para hacer un patronus corpóreo, eso es lo que yo le he dado- se defendió el castaño.

Si puede ser pero… oye, ahora que lo pienso en ningún momento han mencionado que le enviaras por lo menos una carta a Harry- agrego dejando de lado su infantil discusión.

-Por algo ha de ser canuto- exclamo

-Pero por cual razón, yo soy prófugo buscado por la ley y aun así le envié una tarta de cumpleaños- reitero el animago- solo espero que no sea por tu maldita inseguridad o…

-Sirius ya- le paro Lily, desde que hace poco que se había unido a ellos y conocía sus secretos, ella  pareció volverse la encargada para evitar ese tipo de discusiones- joven, por favor continua- le solicito a Seamus mientras Remus le agradecía con la mirada a la pelirroja

Había vaciado de todo comestible el espacio oculto debajo de la tabla suelta de su habitación

-Claro, no te gustaría que encontraran tu escondite por culpa del olor a comida podrida- comento Gideon.

Y repasado dos veces hasta el último rincón de su dormitorio para no dejarse olvidados ninguna pluma ni ningún libro de embrujos,

-Ya me imagino que harían esos muggles si es que olvidabas algo de la escuela en su casa- agregó Fabián.

Y había despegado de la pared el calendario en que marcaba los días que faltaban para el 1 de septiembre, el día de la vuelta a Hogwarts.

-Eso  me trae recuerdos- comento James que también tenía su calendario- pero ahora que te vas la espera será más agradable.

El ambiente en el número 4 de Privet Drive estaba muy tenso. La inminente llegada a la casa de un grupo de brujos ponía nerviosos e irritables a los Dursley.

-¿Cómo es que llegaran?- pregunto Lily.

-Es verdad, aun en nuestro tiempo no tienen auto, así que sería lógico que usaran un método mágico- agregó Rose

-Lo más prudente seria que se aparecieran en un lugar cerca y campirana a la casa- comento Remus.

-Pero no podrían ir muchos de ellos- alego dora  que suponía que con esas edades solo Arthur y Molly podrían aparecerse

-Además, solo Ron y los gemelos saben dónde es, sin eso no se podrían aparecer- agrego Teddy- podrían utilizar la red Flu.

-Bueno, ya veremos qué pasa- comento Albus para que la lectura continuara.

Tío Vernon se asustó mucho cuando Harry le informó de que los Weasley llegarían al día siguiente a las cinco en punto.

—Espero que le hayas dicho a esa gente que se vista adecuadamente —gruñó de inmediato—. He visto cómo van. Deberían tener la decencia de ponerse ropa normal.

-No muchos magos que crecieron en nuestro mundo saben cómo pasar desapercibido por los muggles- comento Percy- en esos casos es bueno recibir a los nacidos de padres muggles.

-Pero tampoco podemos molestarlos continuamente, lo mejor es que aprendiéramos- aseguro Bill.

Harry tuvo un presentimiento que le preocupó. Muy raramente había visto a los padres de Ron vistiendo algo que los Dursley pudieran calificar de «normal». Los hijos a veces se ponían ropa muggle durante las vacaciones, pero los padres llevaban generalmente túnicas largas en diversos estados de deterioro.

-Bueno, no tengo mucha ropa muggle y solo algunas veces la utilizo cuando surge un caso- comento Arthur

-¿En ese tiempo trabajas en el uso incorrecto de artefactos muggles verdad?- pregunto Hugo a lo que su abuelo asintió- pero, no tienes bastante interacción con los muggles.

-Sí, pero a muchos de los muggles se les borraba la memoria para que no recordaran los objetos que habían sido encantados- explico el señor Weasley.

A Harry no le inquietaba lo que pensaran los vecinos

-Y no deberías de preocuparte por ello- aseguro Lily.

Pero sí lo desagradables que podían resultar los Dursley con los Weasley si aparecían con el aspecto que aquéllos reprobaban en los brujos.

-Siempre preocupándote por los demás, aun cuando no puedes hace nada por ellos- comento Ginny.

-Sí, lo sé- dijo Harry sintiéndose un poco cansado que le recordaran eso con tanta frecuencia- pero bueno, así soy, no puedo evitarlo.

-No es malo- seguro la pelirroja después de todo era unas de las cosas por lo que lo quería- pero en ocasiones sería bueno que pensaras también en tu seguridad.

Tío Vernon se había puesto su mejor traje. Alguien podría interpretarlo como un gesto de bienvenida, pero Harry sabía que lo había hecho para impresionar e intimidar.

-Si claro, sin es Arthur el que va a recogerlo estará más fascinado en su traje o en lo muchos artefactos que tienen en la casa- comento Gideon

-Además de que él puede ser muy intimidante- agrego Fabián- y con ese idiota solo basta que saque su varita para que se encoja en su lugar.

Dudley, por otro lado, parecía algo disminuido, lo cual no se debía a que su dieta estuviera por fin dando resultado, sino al pánico. La última vez que Dudley se había encontrado con un mago adulto salió ganando una cola de cerdo que le sobresalía de los pantalones,

Los bromistas y varios más comenzaron a reír recordando la escena del primer libro mientras que Hagrid se encogía un poco en su asiento debido a la mirada represiva que la profesora McGonagall le lanzaba en ese momento.

Y tía Petunia y tío Vernon tuvieron que llevarlo a un hospital privado de Londres para que se la extirparan. Por eso no era sorprendente que Dudley se pasara todo el tiempo restregándose la mano nerviosamente por la rabadilla y caminando de una habitación a otra como los cangrejos, con la idea de no presentar al enemigo el mismo objetivo.

-Jajá, en verdad que les dejaste una tremenda impresión Hagrid- dijo Sirius como celebrando lo que hizo.

-Aunque eso no mejora la imagen que tienen con los magos- comento Percy

-Es inútil- exclamo Albus- al menos ese tal Vernon nunca parece que nunca cambiara- alego el chico, a que habían recibido la visita de Dudley y en menor medida de Petunia en algunas ocasiones, pero él nunca ha hecho acto de presencia.

La comida (queso fresco y apio rallado) transcurrió casi en total silencio. Dudley ni siquiera protestó por ella. Tía Petunia no probó bocado. Tenía los brazos cruzados, los labios fruncidos, y se mordía la lengua como masticando la furiosa reprimenda que hubiera querido echarle a Harry.

Lily resoplo con molestia, reprendía tajantemente la actitud que su hermana tenia para con su hijo, pero por lo menos en ese momento parecía estarse conteniendo aunque fuera un poco, la verdad deseaba que en alguna parte de ella pudiera sentir algo de cariño para con su nieto.

—Vendrán en coche, espero —dijo a voces tío Vernon desde el otro lado de la mesa.

—Ehhh... —Harry no supo qué contestar.

La verdad era que no había pensado en aquel detalle. ¿Cómo irían a buscarlo los Weasley? Ya no tenían coche, porque el viejo Ford Anglia que habían poseído corría libre y salvaje por el bosque prohibido de Hogwarts.

-Y al parecer es la razón por la que la abuela se ha negado a que consigan otro- comento Rose- después de lo ocurrido con el primero.

-Todo estaría bien siempre y cuando alguien se abstuviera de hechizarlo- comento en reprimenda la señor Weasley viendo a su marido.

-Bueno no seas tan dura hermanita, uno que otro hechizo seria de mucha utilidad no lo crees- lo defendió Gideon.

-Sí, el hechizo de expansión por ejemplo- continuo Fabián- con una familia tan grande no sería útil, sino necesario- aunque en contra de su opinión, no pudo evitar ver cierta lógica en el comentario de su hermano.

Sin embargo, el año anterior el Ministerio de Magia le había prestado un coche al señor Weasley. ¿Haría lo mismo en aquella ocasión?

-Lo dudo, esa vez fue especia porque temían que Sirius tratara de atacarte mientras te llevaban al colegio- comento Kingsley.

—Creo que sí —respondió al final.

El bigote de tío Vernon se alborotó con su resoplido. Normalmente hubiera preguntado qué coche tenía el señor Weasley, porque solía juzgar a los demás hombres por el tamaño y precio de su automóvil. Pero, en opinión de Harry, a tío Vernon no le gustaría el señor Weasley aunque tuviera un Ferrari.

-¿Un qué?- pregunto Arthur

-Es un auto deportivo muggle bastante caro- respondió Hermione- tal vez después le podamos mostrar uno- dijo la castaña llenándolo de emoción.

Fred fue leyendo como Harry paso la mayor parte de la tare en su habitación para evitar las miradas de su tía por la ventana y como quince minutos antes de la cinco bajo y se sentó en la escalera mientras que Vernon fingía leer el periódico y Dudley estaba hundido en un sillón. Así hasta que dieron las cinco.

Pero llegaron las cinco en punto... y pasaron. Tío Vernon, sudando ligeramente dentro de su traje, abrió la puerta de la calle, escudriñó a un lado y a otro, y volvió a meter la cabeza en la casa.

— ¡Se retrasan! —le gruñó a Harry.

-Si claro, como si él fuera el más puntual del mundo- espeto Sirius.

—Ya lo sé —murmuró Harry—. A lo mejor hay problemas de tráfico, yo qué sé.

-Es imposible- comento James “S”- deben de estarse retrasando por otro motivo, ellos no tienen auto.

-Gracias por resaltar lo evidente James- ironizo Teddy.

-Hay cálmate, no tienes por qué ser tan hostil conmigo- exclamó el chico.

-Está en su derecho de ser hostil- aseguro Lily “L”- en especial porque siempre lo molestas cuando esta con Vic.

-Lily- exclamo Teddy, si bien era cierto que el joven no perdía  oportunidad para molestarlos, no consideraba prudente que resaltara ese punto.

-Eso lo debió sacar de su tío Ron- agrego Ginny, ella ya tenía experiencia en ser interrumpida en momentos claves.

Las cinco y diez... las cinco y cuarto... Harry ya empezaba a preocuparse. A las cinco y media oyó a tío Vernon y a tía Petunia rezongando en la sala de estar.

-Ese es más que un simple retraso- comento Marlene.

-Si bueno, costo un poco más de tiempo de lo debido para que hicieran la conexión momentánea- comento Bill

-Y más porque papa se tomó la molestia de llegar a casa primero- agrego Charlie evitando que le peguntaran a su hermano que quería decir, al fin y al cabo, suponían que muy pronto lo sabrían.

—No tienen consideración.

—Podríamos haber tenido un compromiso.

—Tal vez creen que llegando tarde los invitaremos a cenar.

—Ni soñarlo —dijo tío Vernon. Harry lo oyó ponerse en pie y caminar nerviosamente por la sala—. Recogerán al chico y se irán. No se entretendrán.

-Más descorteses no podrían ser- exclamo Alice- como me gustaría que todos sus vecinos nos vieran llegando con túnicas llamativas.

-Comparado a lo que ella podría hacer eso es bastante accesible- comento por lo bajo Frank a sus amigos.

Eso... si es que vienen. A lo mejor se han confundido de día. Me atrevería a decir que la gente de su clase no le da mucha importancia a la puntualidad.

Aun cuando no era una total mentira, a todos les molestaba que ese tipo hablara de todos ellos de una forma tan despectiva como lo hacía.

O bien es que en vez de coche tienen una cafetera que se les ha avena... ¡Ahhhhhhhhhhhhh!

-¿Que paso?- preguntaron varios a la vez.

Harry pegó un salto. Del otro lado de la puerta de la sala le llegó el ruido que hacían los Dursley moviéndose aterrorizados y descontroladamente por la sala. Un instante después, Dudley entró en el recibidor como una bala, completamente lívido.

— ¿Qué pasa? —Preguntó Harry—. ¿Qué ocurre?

Pero Dudley parecía incapaz de hablar y, con movimientos de pato y agarrándose todavía las nalgas con las manos, entró en la cocina. En el interior de la chimenea de los Dursley, que tenía empotrada una estufa eléctrica que simulaba un falso fuego, se oían golpes y rasguños.

-Han ido por la red Flui- comento Albus.

-Sí, y con todo eso de los mundiales el departamento de transporte tenía muchas cosas que hacer y tardaron en conectar momentáneamente su chimenea a la red- explico Bill.

-Habría sido genial, es una lástima que no supieran que la chimenea estuviera cerrada- agrego nuevamente Albus.

-Los muggles y sus inventos raros- dijo Scorpius- con lo agradable que es un verdadero fuero en la chimenea.

-No todos piensan de la misma forma Scorp- aseguro Rose.

— ¿Qué es eso? —preguntó jadeando tía Petunia, que había retrocedido hacia la pared y miraba aterrorizada la estufa—. ¿Qué es, Vernon?

-Sí, de seguro ese gordo sabrá que es lo que ocurre- ironizo James.

-No entiendo porque lo pregunta, Petunia sabía que podemos transportarnos por las chimeneas- agrego Lily.

La duda sólo duró un segundo. Desde dentro de la chimenea cegada se podían oír voces.

— ¡Ay! No, Fred... Vuelve, vuelve. Ha habido algún error. Dile a George que no... ¡Ay! No, George, no hay espacio. Regresa enseguida y dile a Ron...

-Huy tres personas dentro de una chimenea- comentó James “S”- y pronto serán cuatro, estarán muy apretados.

-Entonces lo mejor será que alguno regrese- aseguro Rose- aunque parece un poco difícil con todos ellos amontonados.

—A lo mejor Harry nos puede oír, papá... A lo mejor puede ayudarnos a salir...

-La estufa debe de estar fija a la pared, dudo que Harry pueda ayudarlos en ese momento- comento Lily.

-Tal vez lo mejor sería que regresaran y usaran otra forma para…- comenzó Alice.

-Pero eso los retrasaría mas y eso en el mejor de los casos y en el peor tendrían que recogerlo otro día- le interrumpió Sirius sin deseos que su ahijado pase más tiempo con esos muggles- además no tienen otra forma para llegar rápido.

-Bueno siempre está el autobús noctámbulo- propuso Frank

-Sí, pero la verdad siempre mejor evitarlo el mayor tiempo posible- agregó Dora quien como muchos le desagradaba ese autobús.

Se oyó golpear fuerte con los puños al otro lado de la estufa.

— ¡Harry! Harry, ¿nos oyes?

Los Dursley rodearon a Harry como un par de lobos hambrientos.

— ¿Qué es eso? —gruñó tío Vernon—. ¿Qué pasa?

—Han... han intentado llegar con polvos flu —explicó Harry, conteniendo unas ganas locas de reírse—. Pueden viajar de una chimenea a otra... pero no se imaginaban que la chimenea estaría obstruida. Un momento...

Todos se preguntaban qué pasaría ahora, la verdad no tenía muchas opciones y el único que podría hacer era el señor Weasley, porque no creían que los Dursley movieran un dedo para ayudar a los pelirrojos y mucho menos a Harry.

Se acercó a la chimenea y gritó a través de las tablas:

— ¡Señor Weasley! ¿Me oye?

El martilleo cesó. Alguien, dentro de la chimenea, chistó: « ¡Shh!»

-Hay Freddy, no tiene por qué hacer los efectos especiales también- se burló George.

-No lo hice, justo así está escrito ve- se defendió su gemelo mostrándole el libro.

— ¡Soy Harry, señor Weasley. ..! La chimenea está cegada. No podrán entrar por aquí.

—¡Maldita sea! —Dijo la voz del señor Weasley—. ¿Para qué diablos taparon la chimenea?

-Para los muggles ese aparto puede ser más útil para ellos- comento Bill

-Más útil que una chimenea- exclamo con sorpresa un chico de Gryffindor.

-Si- respondió el pelirrojo- nosotros usamos la chimenea para transportarnos y comunicarnos pero ellos solo lo usan para calentar la casa- se defendió.

-Además que no se tiene que comprar leña para poder utilizarla- agrego Deán

—Tienen una estufa eléctrica —explicó Harry.

—¿De verdad? —preguntó emocionado el señor Weasley

-Y ahí quedo la molestia de nuestro cuñado- comento bulón Gideon.

-Sin duda querrá inspeccionar ese aparato cuando salgan- agrego Fabián.

—. ¿Has dicho ecléctica? ¿Con enchufe? ¡Santo Dios! ¡Eso tengo que verlo...! Pensemos... ¡Ah, Ron!

La voz de Ron se unió a la de los otros.

-Uf, espero que él sea el último, ya deben de estar muy apretados como para recibir a alguien más- comento James “S”

-Por suerte solo nosotros fuimos a recoger a Harry- comento Ron- hubiéramos sido menos pero estos insistieron en ir.

-Qué bueno que se preocupen por nuestro hijo- dijo con agradecimiento James viendo a los gemelos.

-No, el que hayan ido por mi tenía otra intención que solo ver como estaba- aseguro Harry, aunque por el tono de voz que utilizo no parecía que fuera algo malo.


—No, Ron, qué va —dijo sarcásticamente la voz de Fred—. Éste es exactamente el sitio al que queríamos venir.

-jeje bueno, eso es una verdad a medias- comento Fabián- si querían ir ahí, pero no en esas circunstancias.

—Sí, nos lo estamos pasando en grande —añadió George, cuya voz sonaba ahogada, como si lo estuvieran aplastando contra la pared.

-Desde cuando un sofoco como ese no es agradable- secundo en broma Gideon.

—Muchachos, muchachos... —dijo vagamente el señor Weasley—. Estoy intentando pensar qué podemos hacer... Sí... el único modo... Harry, échate atrás.

-Arthur Weasley, ¿qué es lo que pretendes hacer?- comento medio en reprimenda Molly, conocía bien lo imprudente que su esposo podía ser en ocasiones.

-No lo sé cariño, eso aún no ocurre- exclamo el señor Weasley con un poco de preocupación por la posible reacción de su esposa.

Harry se retiró hasta el sofá, pero tío Vernon dio un paso hacia delante.

—¡Esperen un momento! —Bramó en dirección a la chimenea—. ¿Qué es lo que pretenden...?

¡BUM!

Esta vez nadie mencionado nada, ya vieron en varias ocasiones como en el libro ponían expresiones como esa, así que no consideraron que el bromista pelirrojo les estuviera tomando el pelo.

La estufa eléctrica salió disparada hasta el otro extremo de la sala cuando todas las tablas que tapaban la chimenea saltaron de golpe y expulsaron al señor Weasley, Fred, George y Ron entre una nube de escombros y gravilla suelta.

-¡Volaste su chimenea Arthur Weasley!- exclamo con cierta molestia Molly a su esposo- en verdad esa era la mejor opción que se te pudo ocurrir.


-Bueno, estábamos en una situación bastante complicada- comento Arthur- estábamos muy apretados y…

-Y además podría reparar el daño sin problemas- atajo Sirius en defensa del hombre pelirrojo. Molly solo resoplo molesta.

Tía Petunia dio un grito y cayó de espaldas sobre la mesita del café. Tío Vernon la cogió antes de que pegara contra el suelo, y se quedó con la boca abierta, sin habla, mirando a los Weasley, todos con el pelo de color rojo vivo, incluyendo a Fred y George, que eran idénticos hasta el último detalle.

-Aun así, Fred era el guapo y fornido de los dos gemelos.- continúo Fred.

-Está bien, estoy seguro de que eso no aparece en el libro- aseguro George

-¿Por qué estás tan seguro sobrino?- le pregunto Gideon.

-Porque si dijera algo así, entonces seria yo el más guapo y

-Si claro Georgy, sigue soñando- le rebatió su gemelo.

-Ustedes son idénticos- aseguro Hermione- tanto en aspecto como en lo idiotas que son- agrego la chica.

-¡Hey!- exclamaron los gemelos antes de que Fred retomara la lectura.

—Así está mejor —dijo el señor Weasley, jadeante, sacudiéndose el polvo de la larga túnica verde y colocándose bien las gafas—. ¡Ah, ustedes deben de ser los tíos de Harry!

-Cielos cuñado, después de volar su sala te pones a platicar tan a la ligera- comento Fabián, el aludido solo se encogió de hombros.

Alto, delgado y calvo, se dirigió hacia tío Vernon con la mano tendida, pero tío Vernon retrocedió unos pasos para alejarse de él, arrastrando a tía Petunia e incapaz de pronunciar una palabra. Tenía su mejor traje cubierto de polvo blanco, así como el cabello y el bigote, lo que lo hacía parecer treinta años más viejo.

-Ahí quedaron sus intentos que parecer superior ante Arthur- comento Frank- aunque no creo que hubiera funcionado para empezar.

-Claro que no, Arthur no es del tipo de personas que se empequeñeciera por eso- agrego Alice, si fuera algo de un mago a otro tal vez podría tener algún efecto, pero con un muggle no ocurriría nada.

—Eh... bueno... disculpe todo esto —dijo el señor Weasley, bajando la mano y observando por encima del hombro el estropicio de la chimenea—. Ha sido culpa mía: no se me ocurrió que podía estar cegada. Hice que conectaran su chimenea a la Red Flu, ¿sabe? Sólo por esta tarde, para que pudiéramos recoger a Harry. Se supone que las chimeneas de los muggles no deben conectarse... pero tengo un conocido en el Equipo de Regulación de la Red Flu que me ha hecho el favor.

-Otra razón más para que se retrasaran para ir a recogerlo- agrego Bill- tenían que hacerlo de forma clandestina

-¿Y tú como sabes tanto chico?- le interrogo James

-pues porque nosotros también iríamos a los mundiales- respondió en su lugar Charlie- todos excepto mamá, ella fue la única que no asistió.

-Bueno, yo no soy tan fanática del juego como ellos- comento Molly.

Puedo dejarlo como estaba en un segundo, no se preocupe. Encenderé un fuego para que regresen los muchachos, y repararé su chimenea antes de desaparecer yo mismo.

-Creo que ellos preferirían gastar su dinero en repararla a que usted lo hiciera con magia- comento Kingsley.

-Pero tendrá que soportar que el señor Weasley haga magia- comento por lo bajo Harry produciendo algunas risitas de sus amigos, a excepción de Hermione.

Harry sabía que los Dursley no habían entendido ni una palabra. Seguían mirando al señor Weasley con la boca abierta, estupefactos. Con dificultad, tía Petunia se alzó y se ocultó detrás de tío Vernon.

-Que lo haga atrás de su hijo, sin duda el la cubrirá mejor que la de su gordo esposo se burló George.

—¡Hola, Harry! —Saludó alegremente el señor Weasley—. ¿Tienes listo el baúl?

—Arriba, en la habitación —respondió Harry, devolviéndole la sonrisa.

—Vamos por él —dijo Fred de inmediato. Él y George salieron de la sala guiñándole un ojo a Harry. Sabían dónde estaba su habitación porque en una ocasión lo habían ayudado a fugarse de ella en plena noche.

-Una fuga excepcional- comento Sirius- o al menos lo habría sido si no los hubieran atrapado.

-Una travesura solo puede ser exitosa cuando no te atrapan en ella- aseguro James.

-Entonces más de la mitad de sus bromas fueron un fracaso, de otra forma no abrían estado tanto tiempo castigados.

A Harry le dio la impresión de que Fred y George esperaban echarle un vistazo a Dudley, porque les había hablado mucho de él.

Fred interrumpió su propia lectura para intercambiar una mirada cómplice con su hermano gemelo, los dos sonrieron de forma enigmática y después el pelirrojo continúo con su lectura.

—Bueno —dijo el señor Weasley, balanceando un poco los brazos mientras trataba de encontrar palabras con las que romper el incómodo silencio—. Tie... tienen ustedes una casa muy agradable.

-A mí me suena a que es demasiado limpia- comento Dora mientras Harry pesaba que era lo mismo que dijo cuándo fue por primera vez a la casa- aunque después de la explosión dudo que esté limpio- agrego con cierta alegría.

-Creo que eso solo contribuirá al desprecio que deben de sentir en ese momento- agrego Remus.

-Y a quién le importa lo que ellos piensen- exclamo Sirius.

Como la sala habitualmente inmaculada se hallaba ahora cubierta de polvo y trozos de ladrillo, este comentario no agradó demasiado a los Dursley. El rostro de tío Vernon se tiñó otra vez de rojo, y tía Petunia volvió a quedarse boquiabierta. Pero tanto uno como otro estaban demasiado asustados para decir nada.

-Así debió de haber sido mejor- comento Lily- dudo que alguna palabra que saliera de su boca fuera agradable o tan siquiera amable.

El señor Weasley miró a su alrededor. Le fascinaba todo lo relacionado con los muggles. Harry lo notó impaciente por ir a examinar la televisión y el vídeo.

-Ay Arthur- exclamo con cierta impaciencia Molly, su esposo siempre con su obsesión con los muggles- en verdad que tu nuca cambiaras.

-Espere a que conozca a mis padres- comento Hermione- la primera vez le suprimió al menos la mitad de las preguntas que quería hacerles.

-Pero no tiene nada de malo que quiera conocer más de los muggles- lo defendió Hugo.

-No, pero puede ser algo asfixiante que los bombardean con tantas pregunta- aseguró la señora Weasley a su nieto.

—Funcionan por eclectricidad, ¿verdad? —dijo en tono de entendido—. ¡Ah, sí, ya veo los enchufes! Yo colecciono enchufes —añadió dirigiéndose a tío Vernon—. Y pilas. Tengo una buena colección de pilas.

-¡Otra colección!- exclamo la señora Weasley

-Tal parece que nuestro cuñado aun no comienza con su colección de pi-las - dijo en broma Gideon.

-Al menos que sepamos- agrego Fabián- tal vez ya la comenzó pero aún no lo sabemos.

Mi mujer cree que estoy chiflado, pero ya ve.

Era evidente que tío Vernon era de la misma opinión que la señora Weasley.

-Tal vez piensen de la misma forma- comenzó Alice pero las razones por lo que lo hacen es muy diferente- y todos, en especial los nacidos muggles consideraban que las pilas y los enchufes fueran algo para coleccionar.

Se movió ligeramente hacia la derecha para ponerse delante de tía Petunia, como si pensara que el señor Weasley podía atacarlos de un momento a otro.

-Cobardes- espeto de inmediato Alastor- él ni siquiera está intentando de hacerles algo.

-Es parte de su prejuicio- aseguro Kingsley- no se puede evitar que asusten así.

Dudley apareció de repente en la sala. Harry oyó el golpeteo del baúl en los peldaños y comprendió que el ruido había hecho salir a Dudley de la cocina. Fue caminando pegado a la pared, vigilando al señor Weasley con ojos desorbitados, e intentó ocultarse detrás de sus padres.

-Huy si, el más grande y gordo de todos pretende esconderse detrás de ellos- se burló Fred.

-Como tratar de ocultar al calamar gigante detrás de una vara- agrego George.

Por desgracia, las dimensiones de tío Vernon, que bastaban para ocultar a la delgada tía Petunia, de ninguna manera podían hacer lo mismo con Dudley.

Varios sonrieron y rieron modestamente, les resultaba impresionante  algo divertido que un chico de trece años pudiera comer asta adquirir semejantes dimensiones que describía el libro.

—¡Ah, éste es tu primo!, ¿no, Harry? —dijo el señor Weasley, tratando de entablar conversación.

-No quiero ser ofensivo, pero creo que ya es obvio que no servirá de nada intentar entablar una conversación casual- comento James “S”

-Pero así de amable es el abuelo, no se le puede culpar que lo haya intentado- exclamo Albus.

—Sí —dijo Harry—, es Dudley.

Él y Ron se miraron y luego apartaron rápidamente la vista. La tentación de echarse a reír fue casi irresistible. Dudley seguía agarrándose el trasero como si tuviera miedo de que se le cayera.

Otro par de risas se hicieron presentes en ese momento.

-Él más que nadie le hablara- aseguro Marlene- con lo que le hizo Hagrid tiene motivos para temer, aunque eso no quiere decir que se lo mereciera.

-Señorita McKinnon- le reprendió la profesora McGonagall.

La rubia solo se encogió de hombros sin darle mucha importancia a la reprimenda mientras que el oji gris a su lado sonreía por su comentario.

El señor Weasley, en cambio, parecía sinceramente preocupado por el peculiar comportamiento de Dudley.

-Me parece que el señor Weasley no sabe del encuentro de los Dursley con Hagrid- comento Frank- de otra forma tal vez comprendería su actitud.

Por el tono de voz que empleó al volver a hablar, Harry comprendió que el señor Weasley suponía a Dudley tan mal de la cabeza como los Dursley lo suponían a él, con la diferencia de que el señor Weasley sentía hacia el muchacho más conmiseración que miedo.

-No es la luz más brillante de todas- comento Rose- aunque claro, tampoco se puede decir que sea tan idiota

-No, pero en ese momento de seguro debió de parecer un completo idiota- agrego Scorpius.

—¿Estás pasando unas buenas vacaciones, Dudley? —preguntó cortésmente.

Dudley gimoteó. Harry vio que se agarraba aún con más fuerza el enorme trasero.

-Eso ya es casi una obsesión- aseguro Fred- si sabe que tiene un enorme cuerpo como blanco.

-Después de nuestra visita lo sabrá sin duda- aseguro George, provocando un poco más de incertidumbre por lo que pudo haber ocurrido.

Fred y George regresaron a la sala, transportando el baúl escolar de Harry. Miraron a su alrededor en el momento en que entraron y distinguieron a Dudley. Se les iluminó la cara con idéntica y maligna sonrisa.

-¡Y ustedes dos que demonios traen!- exclamo Molly, en su época sus hijos aun eran muy pequeños, pero con mucha facilidad había comprendido como eran y lo que eran capaces de hacer.

-Nosotros les hicimos nada malo mamá- se defendió George.

-Esperen a que lleguemos a esa parte y veras que si los pueden culpar- atajo Harry con una sonrisa burlona.

—¡Ah, bien! —Dijo el señor Weasley—. Será mejor darse prisa.

Se remangó la túnica y sacó la varita. Harry vio a los Dursley echarse atrás contra la pared, como si fueran uno solo.

Alastor negó con la cabeza hartándose de la cobardía de esos muggle, aun cuando sería algo justificado si se piensa que el señor Weasley podría hacerles cosas que ni siquiera podían imaginar, era evidente que ese hombre no les aria daño por ninguna circunstancia, pero claro su miedo y prejuicio es impedía siquiera pensar medianamente razonable.

—¡Incendio! —exclamó el señor Weasley, apuntando con su varita al orificio que había en la pared.

De inmediato apareció una hoguera que crepitó como si llevara horas encendida. El señor Weasley se sacó del bolsillo un saquito, lo desanudó, cogió un pellizco de polvos de dentro y lo echó a las llamas, que adquirieron un color verde esmeralda y llegaron más alto que antes.

—Tú primero, Fred —indicó el señor Weasley.

El pelirrojo sonrió divertido mientras leía, fue en ese momento que realizo su movimiento maestro, lo único que lamentada en esa ocasión es que no pudo ver lo que ocurrió después.

—Voy —dijo Fred—. ¡Oh, no! Esperad...

A Fred se le cayó del bolsillo una bolsa de caramelos, y su contenido rodó en todas direcciones: grandes caramelos con envoltorios de vivos colores.

-No entiendo que es lo tramaban- susurro Sirius a Marlene mirando a los dos gemelos- no pare que hayan hecho nada, pero esa sonrisa.

-Sí, es idéntica a la de ustedes cuando hacían una se las suyas- termino en su lugar la chica- mejor espera, ya averiguaras lo que paso- le recomendó

Fred los recogió a toda prisa y los metió de nuevo en los bolsillos; luego se despidió de los Dursley con un gesto de la mano y avanzó hacia el fuego diciendo: «¡La Madriguera!» Tía Petunia profirió un leve grito de horror.

-¿Por qué se sorprende?, se supone que ya sabía que…

-Si sabía que nos podemos transportar por chimeneas- le interrumpió Lily a su novio- pero nunca lo vio por ella misma- se explicó la pelirroja.

-Ya lo dijo Arthur, las chimeneas de los muggles no se pueden conectar con la red flu- agrego Remus.

Se oyó una especie de rugido en la hoguera, y Fred desapareció.

—Ahora tú, George —dijo el señor Weasley—. Con el baúl.

Harry ayudó a George a llevar el baúl hasta la hoguera, y lo puso de pie para que pudiera sujetarlo mejor. Luego, gritó «¡La Madriguera!», se volvió a oír el rugido de las llamas y George desapareció a su vez.

—Te toca, Ron —indicó el señor Weasley.

—Hasta luego —se despidió alegremente Ron. Tras dirigirle a Harry una amplia sonrisa, entró en la hoguera, gritó «¡La Madriguera!» y desapareció.

-Es una lástima que no pudiera haber visto nada- comento ron

-Pero esa ya no es nuestra culpa, si ese gordinflón hubiera aparecido antes- comentó George.

-¿Si hubiera aparecido antes para qué?- le interrogo su madre.

Fred para evitar dar una respuesta a dicha pregunta decidió continuar con la lectura, anqué tare o temprano la señora Weasley obtendría su respuesta.

Ya sólo quedaban Harry y el señor Weasley.

—Bueno... Pues adiós —les dijo Harry a los Dursley.

Pero ellos no respondieron.

Varios de los presentes fufaron, ni siquiera eso eran capaces de hacer para un pariente necesitado como él.

Harry avanzó hacia el fuego; pero, justo cuando llegaba ante él, el señor Weasley lo sujetó con una mano. Observaba atónito a los Dursley.

—Harry les ha dicho adiós —dijo—. ¿No lo han oído?

-Siempre es igual- comento Harry- siempre se sorprenden de la tan poca familiaridad que existe entre nosotros- agrego recordando una situación similar cuando Hestia y Dedalus fueron por sus tíos para esconderlos hace casi un año atrás.

-Es totalmente injusto- aseguro con molestia Albus, no entendía como su padre pudo resistir todo eso.

-Ya no importa, no le des importancia- le recomendó Harry a su hijo mientras le pedía a Fred que continuara, les vendría bien un poco de risa.

—No tiene importancia —le susurró Harry al señor Weasley—. De verdad, me da igual.

-No has cambiado nada- comento Hermione burlona- siempre actuando de la misma forma.

-Sí, eso es verdad- aseguro Ginny viendo con cariño a su novio.

Pero el señor Weasley no le quitó la mano del hombro.

—No va a ver a su sobrino hasta el próximo verano —dijo indignado a tío Vernon—. ¿No piensa despedirse de él?

El rostro de tío Vernon expresó su ira. La idea de que un hombre que había armado aquel estropicio en su sala de estar le enseñara modales era insoportable.

Varios sonrieron divertidos por la comparación.

-Bueno, eso demostraría la pésima educación que ellos tienen- aseguró Marlene en apoyo al señor Weasley.

-Aunque también habría que decir que se ve un poco cara dura de Arthur- comento Gideon.

-Aunque claro, de seguro reparara todos los estropicios que produjo- agregó Fabián- en mi opinión debería dejarlo todo como esta.- la opinión ante esa propuesta fue dividida.

Pero el señor Weasley seguía teniendo la varita en la mano, y tío Vernon clavó en ella sus diminutos ojos antes de contestar con tono de odio:

—Adiós.

—Hasta luego —respondió Harry, introduciendo un pie en la hoguera de color verde, que resultaba de una agradable tibieza.

-Por fin podrás estar tranquilo, aunque sean solo algunos días- comento James complacido.

Pero en aquel momento oyó detrás de él un horrible sonido como de arcadas y a tía Petunia que se ponía a gritar.

Entonces todos pusieron más atención de la acostumbrada para un capitulo tranquilo como ese, que es lo que habría pasado en esa ocasión, y más por la expresión del pelirrojo que tenía el libro entre sus manos.

Harry se dio la vuelta. Dudley ya no trataba de ocultarse detrás de sus padres, sino que estaba arrodillado junto a la mesita del café, resoplando y dando arcadas ante una cosa roja y delgada de treinta centímetros de largo que le salía de la boca.

-Jaja- se rio Fred sin poder contenerse- fue realmente fácil jajá- dijo entre risas mientras su gemelo secundaba sus risas

-¡Fred, contrólate y continua leyendo!- le ordeno su madre. Después de un rato en el que él chico respiro para tranquilizarse continúo leyendo.

Tras un instante de perplejidad, Harry comprendió que aquella cosa era la lengua de Dudley... y vio que delante de él, en el suelo, había un envoltorio de colores brillantes.

Las risas de todos comenzaron a sonar en ese momento, para ese tiempo ya todos creían saber el motivo de porque los gemelos actuaban tan extraños.

-¡Claro!- exclamo Sirius- es uno de los carameros que “dejaste” caer- puso especial atención de ese verbo, pues ahora era evidente que no se le habían caído por accidente.

-Es curioso, no me parece que exista algún articulo como ese en Zonko- comento Remus.

-¿Y tú como sabes?- le interrogo Dora.

-Ya se lo hemos dicho, este maldito tiene el corazón de un bromista- aseguro Sirius.

-Sí, creo esta en mi closet dentro de un frasco- respondió el oji miel.

-Ya lo ven- aseguro nuevamente- el sabía muy bien que artículos de bromas teníamos y cuales nos hacía falta para conseguirlos.

-Aun así eso quiere decir que era el más organizado de los tres- aseguro Dora.

-Si bueno, no lo niego- acepto Sirius- además yo lo apoyo, tampoco conozco una golosina que…

-Claro que no la conoces, fuimos nosotros los que la inventamos- dijo con orgullo George.

-Esa fue la primera vez que los probamos, pero estábamos seguros que funcionarían bien- agrego Fred ante la admiración y orgullo de sus tíos gemelos.

-¡¡Ay por Merlín!!- exclamo Molly que a diferencia de la mayoría no está riendo complacida- como es posible que gasten su tiempo en esas tonterías- aseguro.

-Pero mamá, esas tonterías son muy redituables- los defendió Ron.

-Sí, tranquila hermanita no es para tanto- agrego Gideon.

-Tienes que admitir que son muy hábiles- apoyo Fabián pidiéndole a su sobrino que continuara ates de Molly dijera algo más.

Tía Petunia se lanzó al suelo, al lado de Dudley, agarró el extremo de su larga lengua y trató de arrancársela; como es lógico, Dudley gritó y farfulló más que antes, intentando que ella desistiera. Tío Vernon daba voces y agitaba los brazos, y el señor Weasley no tuvo más remedio que gritar para hacerse oír.

-Sera una situación difícil- comento Alice- con eso confiaran menos en los magos y necesitaran la ayuda de Arthur- agrego.

—¡No se preocupen, puedo arreglarlo! —chilló, avanzando hacia Dudley con la mano tendida.

Pero tía Petunia gritó aún más y se arrojó sobre Dudley para servirle de escudo.

-Huy si, sin duda ella poda cubrir a su basto hijo- comento Alice.

—¡No se pongan así! —Dijo el señor Weasley, desesperado—. Es un proceso muy simple. Era el caramelo. Mi hijo Fred... es un bromista redomado. Pero no es más que un encantamiento aumentador... o al menos eso creo. Déjenme, puedo deshacerlo...

Fred fue narrando los intentos de petunia de arrancarle la lengua, Dudley ahogándose por la presión de su lengua y los intentos de su madre, y Vernon atacaba al señor Weasley con una figura de porcelana.

—¡Vaya! —exclamó el señor Weasley, enfadado y blandiendo la varita—. ¡Yo sólo trataba de ayudar!

-Tendrán que dejarlo que los ayude, no tiene otra opción- aseguro Lily- lo de la cola de cerdo podían arreglarlo, pero para eso necesitaran la ayuda de un mago.

-Pero claro, les costara aceptar esa ayuda- agrego James- tendrás que protegerte de otras cosas que te arrojaran- agrego viendo a Arthur.

Aullando como un hipopótamo herido, tío Vernon agarró otra pieza de adorno.

—¡Vete, Harry! ¡Vete ya! —Gritó el señor Weasley, apuntando con la varita a tío Vernon—. ¡Yo lo arreglaré!

Harry no quería perderse la diversión.

-Nosotros también queríamos verlo- aseguro Ron- pero no pudimos ver nada, tu tuviste suerte en ver lo que viste

Pero un segundo adorno le pasó rozando la oreja izquierda, y decidió que sería mejor dejar que el señor Weasley resolviera la situación.

-Sería prudente, en especial si después de eso ya no le permiten que se valla- comento Marlene.

-No, aun así lo dejarían ir- aseguro Sirius- su psicópata tío sería una peor visita que la de los Weasley- aseguro.

-Su principal peligro es que fuera golpeado por alguna de las cosas que le arrojas a Arthur- aseguro Ted

Entró en el fuego dando un paso, sin dejar de mirar por encima del hombro mientras decía «¡La Madriguera!». Lo último que alcanzó a ver en la sala de estar fue cómo el señor Weasley esquivaba con la varita el tercer adorno que le arrojaba tío Vernon mientras tía Petunia chillaba y cubría con su cuerpo a Dudley, cuya lengua, como una serpiente pitón larga y delgada, se le salía de la boca. Un instante después, Harry giraba muy rápido, y la sala de estar de los Dursley se perdió de vista entre el estrépito de llamas de color esmeralda.

-Sin duda funciono mejor de lo que habíamos previsto- comentó George

- Y fue realmente fácil que se lo comiera-agregó Fred-. Es el final del capítulo.

-Ahora entiendo porque estaba tan encomiando para leer el capítulo- dijo James “S”

-Y ahora yo entiendo porque a Dudley no le cae bien- agrego Albus recordando un par de veces de como él veía con recelo a su tío pelirrojo.

-Muy bien, creo que es ya es tiempo para tomar un descanso y tomar una buena comida- dijo Dumbledore a lo alto.

Segundos después varios de los presentes se levantaron de sus asientos, se estiraron, y algunos más salieron del gran comedor, ya comerían cuando egresaran.

-Remus, podríamos hablar un momento- dijo de pronto Lily después de levantarse y acercarse al castaño.

-¡Lily!- dijo con impresión el licántropo, pero enseguida supuso que era lo que quería hablar- no creo que sea…

-Vamos a hablar- dijo con cierta dulzura, pero era evidente para el joven que no era una petición, sino una orden.

El castaño se puso de pie y siguió a la pelirroja que salía del gran comedor, eso no pasó desapercibido por sus amigos y familiares, pero en especial a dora que estaba intrigada de que era lo que pasaba, por un segundo pensó en seguirlos, pero recordó que quería intercambiar algunas palabras con su hijo, así que decidió aprovechar la oportunidad, dejarle él bebe a su madre e interrumpir la conversación del Teddy adulto con su novia y le pidió que fueran a la sala de menesteres.

7 comentarios:

  1. Holaaaaa, asombroso como siempreeee me alegro bastante el día así que muchas gracias , pd: de que hablaran lily y remus?

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    1. Me complace que te alegrara el día.
      Ya verás de qué conversaran.
      Gracias por tu constante apoyo.
      Ya actualizo.

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  2. Estuvo muy bueno el capitulo.
    Gracias por subirlo y hasta el próximo martes.
    Por cierto, ¿de qué querrá hablar Lily con Remus? ¿de que hablarán Dora y Teddy?

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    1. No hay porque agradecer, que bueno que te gustara.
      Ya verás de qué hablaran cada uno.
      Ya actualizo.

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  3. Holaaa, creo que es tiempo de dejar atrás mi faceta de lectora fantasma jajja me encanta tu fic, es uno de los mejores de leyendo los libros, lo único que no me gusta es el Scorose, yo soy 100% Scorly!! Jajajs, pero fuera deceso todo bien, excepto tañ vez, hay algo en el Remus-Tonks que no me convence... Saludos, Cata :*

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    1. Pues gracias por tu comentario y me complace que pienses así de mi fic.
      Pues sí, cada quien tiene a sus parejas favoritas, lástima que no se pueda complacer a todas las personas.
      En cuanto al Remus –Tonks si tienen alguna idea o sugerencia para mejorarlo me gustaría saberlo, me gustaría mejorar la forma en la que escribo.
      Ya actualizo.

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  4. Y me preguntó yo, así nada mas, si no han notado que se supone que George no tiene una oreja :)

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