-Muy
bien- exclamo Fred- el siguiente capítulo se llama, “Retorno a La Madriguera”
-Perfecto-
dijo James- el mejor lugar al que podría ir, al menos hasta que vallan a los
mundiales.
-Te vas
poner insoportable cuando lleguemos ahí cierto- dijo con pesar Lily.
-Hey, yo
no me podre insoportable
-Si
claro- ironizaron varios a la vez, todos, en especial los miembros el
equipo aquellos que vieron uno de sus
entrenamientos con él como capitán, sabían lo obsesivo que se volvía cuando se
trataba de quidditch. El azabache solo se enfurruño cruzando los brazos
mientras que el pelirrojo comenzaba la lectura.
A las doce del día siguiente, el baúl de Harry ya estaba lleno de sus
cosas del colegio y de sus posesiones más apreciadas: la capa invisible
heredada de su padre, la escoba voladora que le había regalado Sirius y el mapa
encantado de Hogwarts que le habían dado Fred y George el curso anterior.
-Huy, no
tiene ningún reglo de tu parte lunático- comento Sirius
-Tiene el
conocimiento para hacer un patronus corpóreo, eso es lo que yo le he dado- se
defendió el castaño.
Si puede
ser pero… oye, ahora que lo pienso en ningún momento han mencionado que le
enviaras por lo menos una carta a Harry- agrego dejando de lado su infantil
discusión.
-Por algo
ha de ser canuto- exclamo
-Pero por
cual razón, yo soy prófugo buscado por la ley y aun así le envié una tarta de
cumpleaños- reitero el animago- solo espero que no sea por tu maldita
inseguridad o…
-Sirius
ya- le paro Lily, desde que hace poco que se había unido a ellos y conocía sus
secretos, ella pareció volverse la
encargada para evitar ese tipo de discusiones- joven, por favor continua- le
solicito a Seamus mientras Remus le agradecía con la mirada a la pelirroja
Había vaciado de todo comestible el espacio oculto debajo de la tabla
suelta de su habitación
-Claro,
no te gustaría que encontraran tu escondite por culpa del olor a comida
podrida- comento Gideon.
Y repasado dos veces hasta el último rincón de su dormitorio para no
dejarse olvidados ninguna pluma ni ningún libro de embrujos,
-Ya me
imagino que harían esos muggles si es que olvidabas algo de la escuela en su
casa- agregó Fabián.
Y había despegado de la pared el calendario en que marcaba los días
que faltaban para el 1 de septiembre, el día de la vuelta a Hogwarts.
-Eso me trae recuerdos- comento James que también
tenía su calendario- pero ahora que te vas la espera será más agradable.
El ambiente en el número 4 de Privet Drive estaba muy tenso. La
inminente llegada a la casa de un grupo de brujos ponía nerviosos e irritables
a los Dursley.
-¿Cómo es
que llegaran?- pregunto Lily.
-Es
verdad, aun en nuestro tiempo no tienen auto, así que sería lógico que usaran
un método mágico- agregó Rose
-Lo más
prudente seria que se aparecieran en un lugar cerca y campirana a la casa-
comento Remus.
-Pero no
podrían ir muchos de ellos- alego dora
que suponía que con esas edades solo Arthur y Molly podrían aparecerse
-Además,
solo Ron y los gemelos saben dónde es, sin eso no se podrían aparecer- agrego
Teddy- podrían utilizar la red Flu.
-Bueno,
ya veremos qué pasa- comento Albus para que la lectura continuara.
Tío Vernon se asustó mucho cuando Harry le informó de que los Weasley
llegarían al día siguiente a las cinco en punto.
—Espero que le hayas dicho a esa gente que se vista adecuadamente
—gruñó de inmediato—. He visto cómo van. Deberían tener la decencia de ponerse
ropa normal.
-No
muchos magos que crecieron en nuestro mundo saben cómo pasar desapercibido por
los muggles- comento Percy- en esos casos es bueno recibir a los nacidos de
padres muggles.
-Pero
tampoco podemos molestarlos continuamente, lo mejor es que aprendiéramos-
aseguro Bill.
Harry tuvo un presentimiento que le preocupó. Muy raramente había visto
a los padres de Ron vistiendo algo que los Dursley pudieran calificar de
«normal». Los hijos a veces se ponían ropa muggle durante las vacaciones, pero
los padres llevaban generalmente túnicas largas en diversos estados de
deterioro.
-Bueno,
no tengo mucha ropa muggle y solo algunas veces la utilizo cuando surge un
caso- comento Arthur
-¿En ese
tiempo trabajas en el uso incorrecto de artefactos muggles verdad?- pregunto
Hugo a lo que su abuelo asintió- pero, no tienes bastante interacción con los
muggles.
-Sí, pero
a muchos de los muggles se les borraba la memoria para que no recordaran los
objetos que habían sido encantados- explico el señor Weasley.
A Harry no le inquietaba lo que pensaran los vecinos
-Y no
deberías de preocuparte por ello- aseguro Lily.
Pero sí lo desagradables que podían resultar los Dursley con los
Weasley si aparecían con el aspecto que aquéllos reprobaban en los brujos.
-Siempre
preocupándote por los demás, aun cuando no puedes hace nada por ellos- comento
Ginny.
-Sí, lo
sé- dijo Harry sintiéndose un poco cansado que le recordaran eso con tanta
frecuencia- pero bueno, así soy, no puedo evitarlo.
-No es
malo- seguro la pelirroja después de todo era unas de las cosas por lo que lo
quería- pero en ocasiones sería bueno que pensaras también en tu seguridad.
Tío Vernon se había puesto su mejor traje. Alguien podría
interpretarlo como un gesto de bienvenida, pero Harry sabía que lo había hecho
para impresionar e intimidar.
-Si
claro, sin es Arthur el que va a recogerlo estará más fascinado en su traje o
en lo muchos artefactos que tienen en la casa- comento Gideon
-Además
de que él puede ser muy intimidante- agrego Fabián- y con ese idiota solo basta
que saque su varita para que se encoja en su lugar.
Dudley, por otro lado, parecía algo disminuido, lo cual no se debía a
que su dieta estuviera por fin dando resultado, sino al pánico. La última vez
que Dudley se había encontrado con un mago adulto salió ganando una cola de
cerdo que le sobresalía de los pantalones,
Los
bromistas y varios más comenzaron a reír recordando la escena del primer libro
mientras que Hagrid se encogía un poco en su asiento debido a la mirada
represiva que la profesora McGonagall le lanzaba en ese momento.
Y tía Petunia y tío Vernon tuvieron que llevarlo a un hospital privado
de Londres para que se la extirparan. Por eso no era sorprendente que Dudley se
pasara todo el tiempo restregándose la mano nerviosamente por la rabadilla y
caminando de una habitación a otra como los cangrejos, con la idea de no presentar
al enemigo el mismo objetivo.
-Jajá, en
verdad que les dejaste una tremenda impresión Hagrid- dijo Sirius como
celebrando lo que hizo.
-Aunque
eso no mejora la imagen que tienen con los magos- comento Percy
-Es
inútil- exclamo Albus- al menos ese tal Vernon nunca parece que nunca cambiara-
alego el chico, a que habían recibido la visita de Dudley y en menor medida de
Petunia en algunas ocasiones, pero él nunca ha hecho acto de presencia.
La comida (queso fresco y apio rallado) transcurrió casi en total
silencio. Dudley ni siquiera protestó por ella. Tía Petunia no probó bocado.
Tenía los brazos cruzados, los labios fruncidos, y se mordía la lengua como
masticando la furiosa reprimenda que hubiera querido echarle a Harry.
Lily
resoplo con molestia, reprendía tajantemente la actitud que su hermana tenia
para con su hijo, pero por lo menos en ese momento parecía estarse conteniendo
aunque fuera un poco, la verdad deseaba que en alguna parte de ella pudiera
sentir algo de cariño para con su nieto.
—Vendrán en coche, espero —dijo a voces tío Vernon desde el otro lado
de la mesa.
—Ehhh... —Harry no supo qué contestar.
La verdad era que no había pensado en aquel detalle. ¿Cómo irían a
buscarlo los Weasley? Ya no tenían coche, porque el viejo Ford Anglia que
habían poseído corría libre y salvaje por el bosque prohibido de Hogwarts.
-Y al
parecer es la razón por la que la abuela se ha negado a que consigan otro-
comento Rose- después de lo ocurrido con el primero.
-Todo
estaría bien siempre y cuando alguien se abstuviera de hechizarlo- comento en
reprimenda la señor Weasley viendo a su marido.
-Bueno no
seas tan dura hermanita, uno que otro hechizo seria de mucha utilidad no lo
crees- lo defendió Gideon.
-Sí, el
hechizo de expansión por ejemplo- continuo Fabián- con una familia tan grande
no sería útil, sino necesario- aunque en contra de su opinión, no pudo evitar
ver cierta lógica en el comentario de su hermano.
Sin embargo, el año anterior el Ministerio de Magia le había prestado
un coche al señor Weasley. ¿Haría lo mismo en aquella ocasión?
-Lo dudo,
esa vez fue especia porque temían que Sirius tratara de atacarte mientras te
llevaban al colegio- comento Kingsley.
—Creo que sí —respondió al final.
El bigote de tío Vernon se alborotó con su resoplido. Normalmente
hubiera preguntado qué coche tenía el señor Weasley, porque solía juzgar a los
demás hombres por el tamaño y precio de su automóvil. Pero, en opinión de
Harry, a tío Vernon no le gustaría el señor Weasley aunque tuviera un Ferrari.
-¿Un qué?-
pregunto Arthur
-Es un
auto deportivo muggle bastante caro- respondió Hermione- tal vez después le
podamos mostrar uno- dijo la castaña llenándolo de emoción.
Fred fue
leyendo como Harry paso la mayor parte de la tare en su habitación para evitar
las miradas de su tía por la ventana y como quince minutos antes de la cinco
bajo y se sentó en la escalera mientras que Vernon fingía leer el periódico y
Dudley estaba hundido en un sillón. Así hasta que dieron las cinco.
Pero llegaron las cinco en punto... y pasaron. Tío Vernon, sudando
ligeramente dentro de su traje, abrió la puerta de la calle, escudriñó a un
lado y a otro, y volvió a meter la cabeza en la casa.
— ¡Se retrasan! —le gruñó a Harry.
-Si
claro, como si él fuera el más puntual del mundo- espeto Sirius.
—Ya lo sé —murmuró Harry—. A lo mejor hay problemas de tráfico, yo qué
sé.
-Es
imposible- comento James “S”- deben de estarse retrasando por otro motivo,
ellos no tienen auto.
-Gracias
por resaltar lo evidente James- ironizo Teddy.
-Hay cálmate,
no tienes por qué ser tan hostil conmigo- exclamó el chico.
-Está en
su derecho de ser hostil- aseguro Lily “L”- en especial porque siempre lo
molestas cuando esta con Vic.
-Lily-
exclamo Teddy, si bien era cierto que el joven no perdía oportunidad para molestarlos, no consideraba
prudente que resaltara ese punto.
-Eso lo
debió sacar de su tío Ron- agrego Ginny, ella ya tenía experiencia en ser
interrumpida en momentos claves.
Las cinco y diez... las cinco y cuarto... Harry ya empezaba a preocuparse.
A las cinco y media oyó a tío Vernon y a tía Petunia rezongando en la sala de
estar.
-Ese es
más que un simple retraso- comento Marlene.
-Si
bueno, costo un poco más de tiempo de lo debido para que hicieran la conexión
momentánea- comento Bill
-Y más
porque papa se tomó la molestia de llegar a casa primero- agrego Charlie
evitando que le peguntaran a su hermano que quería decir, al fin y al cabo,
suponían que muy pronto lo sabrían.
—No tienen consideración.
—Podríamos haber tenido un compromiso.
—Tal vez creen que llegando tarde los invitaremos a cenar.
—Ni soñarlo —dijo tío Vernon. Harry lo oyó ponerse en pie y caminar
nerviosamente por la sala—. Recogerán al chico y se irán. No se entretendrán.
-Más
descorteses no podrían ser- exclamo Alice- como me gustaría que todos sus
vecinos nos vieran llegando con túnicas llamativas.
-Comparado
a lo que ella podría hacer eso es bastante accesible- comento por lo bajo Frank
a sus amigos.
Eso... si es que vienen. A lo mejor se han confundido de día. Me atrevería
a decir que la gente de su clase no le da mucha importancia a la puntualidad.
Aun
cuando no era una total mentira, a todos les molestaba que ese tipo hablara de
todos ellos de una forma tan despectiva como lo hacía.
O bien es que en vez de coche tienen una cafetera que se les ha
avena... ¡Ahhhhhhhhhhhhh!
-¿Que
paso?- preguntaron varios a la vez.
Harry pegó un salto. Del otro lado de la puerta de la sala le llegó el
ruido que hacían los Dursley moviéndose aterrorizados y descontroladamente por
la sala. Un instante después, Dudley entró en el recibidor como una bala,
completamente lívido.
— ¿Qué pasa? —Preguntó Harry—. ¿Qué ocurre?
Pero Dudley parecía incapaz de hablar y, con movimientos de pato y
agarrándose todavía las nalgas con las manos, entró en la cocina. En el
interior de la chimenea de los Dursley, que tenía empotrada una estufa
eléctrica que simulaba un falso fuego, se oían golpes y rasguños.
-Han ido
por la red Flui- comento Albus.
-Sí, y
con todo eso de los mundiales el departamento de transporte tenía muchas cosas
que hacer y tardaron en conectar momentáneamente su chimenea a la red- explico
Bill.
-Habría
sido genial, es una lástima que no supieran que la chimenea estuviera cerrada-
agrego nuevamente Albus.
-Los
muggles y sus inventos raros- dijo Scorpius- con lo agradable que es un
verdadero fuero en la chimenea.
-No todos
piensan de la misma forma Scorp- aseguro Rose.
— ¿Qué es eso? —preguntó jadeando tía Petunia, que había retrocedido
hacia la pared y miraba aterrorizada la estufa—. ¿Qué es, Vernon?
-Sí, de
seguro ese gordo sabrá que es lo que ocurre- ironizo James.
-No
entiendo porque lo pregunta, Petunia sabía que podemos transportarnos por las
chimeneas- agrego Lily.
La duda sólo duró un segundo. Desde dentro de la chimenea cegada se
podían oír voces.
— ¡Ay! No, Fred... Vuelve, vuelve. Ha habido algún error. Dile a
George que no... ¡Ay! No, George, no hay espacio. Regresa enseguida y dile a
Ron...
-Huy tres
personas dentro de una chimenea- comentó James “S”- y pronto serán cuatro,
estarán muy apretados.
-Entonces
lo mejor será que alguno regrese- aseguro Rose- aunque parece un poco difícil
con todos ellos amontonados.
—A lo mejor Harry nos puede oír, papá... A lo mejor puede ayudarnos a
salir...
-La
estufa debe de estar fija a la pared, dudo que Harry pueda ayudarlos en ese
momento- comento Lily.
-Tal vez
lo mejor sería que regresaran y usaran otra forma para…- comenzó Alice.
-Pero eso
los retrasaría mas y eso en el mejor de los casos y en el peor tendrían que
recogerlo otro día- le interrumpió Sirius sin deseos que su ahijado pase más
tiempo con esos muggles- además no tienen otra forma para llegar rápido.
-Bueno
siempre está el autobús noctámbulo- propuso Frank
-Sí, pero
la verdad siempre mejor evitarlo el mayor tiempo posible- agregó Dora quien
como muchos le desagradaba ese autobús.
Se oyó golpear fuerte con los puños al otro lado de la estufa.
— ¡Harry! Harry, ¿nos oyes?
Los Dursley rodearon a Harry como un par de lobos hambrientos.
— ¿Qué es eso? —gruñó tío Vernon—. ¿Qué pasa?
—Han... han intentado llegar con polvos flu —explicó Harry,
conteniendo unas ganas locas de reírse—. Pueden viajar de una chimenea a
otra... pero no se imaginaban que la chimenea estaría obstruida. Un momento...
Todos se
preguntaban qué pasaría ahora, la verdad no tenía muchas opciones y el único
que podría hacer era el señor Weasley, porque no creían que los Dursley
movieran un dedo para ayudar a los pelirrojos y mucho menos a Harry.
Se acercó a la chimenea y gritó a través de las tablas:
— ¡Señor Weasley! ¿Me oye?
El martilleo cesó. Alguien, dentro de la chimenea, chistó: « ¡Shh!»
-Hay
Freddy, no tiene por qué hacer los efectos especiales también- se burló George.
-No lo
hice, justo así está escrito ve- se defendió su gemelo mostrándole el libro.
— ¡Soy Harry, señor Weasley. ..! La chimenea está cegada. No podrán
entrar por aquí.
—¡Maldita sea! —Dijo la voz del señor Weasley—. ¿Para qué diablos
taparon la chimenea?
-Para los
muggles ese aparto puede ser más útil para ellos- comento Bill
-Más útil
que una chimenea- exclamo con sorpresa un chico de Gryffindor.
-Si-
respondió el pelirrojo- nosotros usamos la chimenea para transportarnos y
comunicarnos pero ellos solo lo usan para calentar la casa- se defendió.
-Además
que no se tiene que comprar leña para poder utilizarla- agrego Deán
—Tienen una estufa eléctrica —explicó Harry.
—¿De verdad? —preguntó emocionado el señor Weasley
-Y ahí
quedo la molestia de nuestro cuñado- comento bulón Gideon.
-Sin duda
querrá inspeccionar ese aparato cuando salgan- agrego Fabián.
—. ¿Has dicho ecléctica? ¿Con enchufe? ¡Santo Dios! ¡Eso tengo que
verlo...! Pensemos... ¡Ah, Ron!
La voz de Ron se unió a la de los otros.
-Uf,
espero que él sea el último, ya deben de estar muy apretados como para recibir
a alguien más- comento James “S”
-Por
suerte solo nosotros fuimos a recoger a Harry- comento Ron- hubiéramos sido
menos pero estos insistieron en ir.
-Qué
bueno que se preocupen por nuestro hijo- dijo con agradecimiento James viendo a
los gemelos.
-No, el
que hayan ido por mi tenía otra intención que solo ver como estaba- aseguro
Harry, aunque por el tono de voz que utilizo no parecía que fuera algo malo.
—No, Ron, qué va —dijo sarcásticamente la voz de Fred—. Éste es
exactamente el sitio al que queríamos venir.
-jeje
bueno, eso es una verdad a medias- comento Fabián- si querían ir ahí, pero no
en esas circunstancias.
—Sí, nos lo estamos pasando en grande —añadió George, cuya voz sonaba
ahogada, como si lo estuvieran aplastando contra la pared.
-Desde
cuando un sofoco como ese no es agradable- secundo en broma Gideon.
—Muchachos, muchachos... —dijo vagamente el señor Weasley—. Estoy
intentando pensar qué podemos hacer... Sí... el único modo... Harry, échate
atrás.
-Arthur
Weasley, ¿qué es lo que pretendes hacer?- comento medio en reprimenda Molly,
conocía bien lo imprudente que su esposo podía ser en ocasiones.
-No lo sé
cariño, eso aún no ocurre- exclamo el señor Weasley con un poco de preocupación
por la posible reacción de su esposa.
Harry se retiró hasta el sofá, pero tío Vernon dio un paso hacia
delante.
—¡Esperen un momento! —Bramó en dirección a la chimenea—. ¿Qué es lo
que pretenden...?
¡BUM!
Esta vez
nadie mencionado nada, ya vieron en varias ocasiones como en el libro ponían
expresiones como esa, así que no consideraron que el bromista pelirrojo les
estuviera tomando el pelo.
La estufa eléctrica salió disparada hasta el otro extremo de la sala
cuando todas las tablas que tapaban la chimenea saltaron de golpe y expulsaron
al señor Weasley, Fred, George y Ron entre una nube de escombros y gravilla
suelta.
-¡Volaste
su chimenea Arthur Weasley!- exclamo con cierta molestia Molly a su esposo- en
verdad esa era la mejor opción que se te pudo ocurrir.
-Bueno,
estábamos en una situación bastante complicada- comento Arthur- estábamos muy
apretados y…
-Y además
podría reparar el daño sin problemas- atajo Sirius en defensa del hombre
pelirrojo. Molly solo resoplo molesta.
Tía Petunia dio un grito y cayó de espaldas sobre la mesita del café.
Tío Vernon la cogió antes de que pegara contra el suelo, y se quedó con la boca
abierta, sin habla, mirando a los Weasley, todos con el pelo de color rojo
vivo, incluyendo a Fred y George, que eran idénticos hasta el último detalle.
-Aun así,
Fred era el guapo y fornido de los dos gemelos.- continúo Fred.
-Está
bien, estoy seguro de que eso no aparece en el libro- aseguro George
-¿Por qué
estás tan seguro sobrino?- le pregunto Gideon.
-Porque
si dijera algo así, entonces seria yo el más guapo y
-Si claro
Georgy, sigue soñando- le rebatió su gemelo.
-Ustedes
son idénticos- aseguro Hermione- tanto en aspecto como en lo idiotas que son-
agrego la chica.
-¡Hey!-
exclamaron los gemelos antes de que Fred retomara la lectura.
—Así está mejor —dijo el señor Weasley, jadeante, sacudiéndose el
polvo de la larga túnica verde y colocándose bien las gafas—. ¡Ah, ustedes
deben de ser los tíos de Harry!
-Cielos
cuñado, después de volar su sala te pones a platicar tan a la ligera- comento
Fabián, el aludido solo se encogió de hombros.
Alto, delgado y calvo, se dirigió hacia tío Vernon con la mano
tendida, pero tío Vernon retrocedió unos pasos para alejarse de él, arrastrando
a tía Petunia e incapaz de pronunciar una palabra. Tenía su mejor traje
cubierto de polvo blanco, así como el cabello y el bigote, lo que lo hacía
parecer treinta años más viejo.
-Ahí
quedaron sus intentos que parecer superior ante Arthur- comento Frank- aunque
no creo que hubiera funcionado para empezar.
-Claro
que no, Arthur no es del tipo de personas que se empequeñeciera por eso- agrego
Alice, si fuera algo de un mago a otro tal vez podría tener algún efecto, pero
con un muggle no ocurriría nada.
—Eh... bueno... disculpe todo esto —dijo el señor Weasley, bajando la
mano y observando por encima del hombro el estropicio de la chimenea—. Ha sido
culpa mía: no se me ocurrió que podía estar cegada. Hice que conectaran su
chimenea a la Red Flu, ¿sabe? Sólo por esta tarde, para que pudiéramos recoger
a Harry. Se supone que las chimeneas de los muggles no deben conectarse... pero
tengo un conocido en el Equipo de Regulación de la Red Flu que me ha hecho el
favor.
-Otra
razón más para que se retrasaran para ir a recogerlo- agrego Bill- tenían que
hacerlo de forma clandestina
-¿Y tú
como sabes tanto chico?- le interrogo James
-pues
porque nosotros también iríamos a los mundiales- respondió en su lugar Charlie-
todos excepto mamá, ella fue la única que no asistió.
-Bueno,
yo no soy tan fanática del juego como ellos- comento Molly.
Puedo dejarlo como estaba en un segundo, no se preocupe. Encenderé un
fuego para que regresen los muchachos, y repararé su chimenea antes de
desaparecer yo mismo.
-Creo que
ellos preferirían gastar su dinero en repararla a que usted lo hiciera con
magia- comento Kingsley.
-Pero
tendrá que soportar que el señor Weasley haga magia- comento por lo bajo Harry
produciendo algunas risitas de sus amigos, a excepción de Hermione.
Harry sabía que los Dursley no habían entendido ni una palabra.
Seguían mirando al señor Weasley con la boca abierta, estupefactos. Con
dificultad, tía Petunia se alzó y se ocultó detrás de tío Vernon.
-Que lo
haga atrás de su hijo, sin duda el la cubrirá mejor que la de su gordo esposo
se burló George.
—¡Hola, Harry! —Saludó alegremente el señor Weasley—. ¿Tienes listo el
baúl?
—Arriba, en la habitación —respondió Harry, devolviéndole la sonrisa.
—Vamos por él —dijo Fred de inmediato. Él y George salieron de la sala
guiñándole un ojo a Harry. Sabían dónde estaba su habitación porque en una ocasión
lo habían ayudado a fugarse de ella en plena noche.
-Una fuga
excepcional- comento Sirius- o al menos lo habría sido si no los hubieran
atrapado.
-Una
travesura solo puede ser exitosa cuando no te atrapan en ella- aseguro James.
-Entonces
más de la mitad de sus bromas fueron un fracaso, de otra forma no abrían estado
tanto tiempo castigados.
A Harry le dio la impresión de que Fred y George esperaban echarle un
vistazo a Dudley, porque les había hablado mucho de él.
Fred
interrumpió su propia lectura para intercambiar una mirada cómplice con su
hermano gemelo, los dos sonrieron de forma enigmática y después el pelirrojo
continúo con su lectura.
—Bueno —dijo el señor Weasley, balanceando un poco los brazos mientras
trataba de encontrar palabras con las que romper el incómodo silencio—. Tie...
tienen ustedes una casa muy agradable.
-A mí me
suena a que es demasiado limpia- comento Dora mientras Harry pesaba que era lo
mismo que dijo cuándo fue por primera vez a la casa- aunque después de la
explosión dudo que esté limpio- agrego con cierta alegría.
-Creo que
eso solo contribuirá al desprecio que deben de sentir en ese momento- agrego
Remus.
-Y a
quién le importa lo que ellos piensen- exclamo Sirius.
Como la sala habitualmente inmaculada se hallaba ahora cubierta de
polvo y trozos de ladrillo, este comentario no agradó demasiado a los Dursley.
El rostro de tío Vernon se tiñó otra vez de rojo, y tía Petunia volvió a
quedarse boquiabierta. Pero tanto uno como otro estaban demasiado asustados
para decir nada.
-Así
debió de haber sido mejor- comento Lily- dudo que alguna palabra que saliera de
su boca fuera agradable o tan siquiera amable.
El señor Weasley miró a su alrededor. Le fascinaba todo lo relacionado
con los muggles. Harry lo notó impaciente por ir a examinar la televisión y el
vídeo.
-Ay
Arthur- exclamo con cierta impaciencia Molly, su esposo siempre con su obsesión
con los muggles- en verdad que tu nuca cambiaras.
-Espere a
que conozca a mis padres- comento Hermione- la primera vez le suprimió al menos
la mitad de las preguntas que quería hacerles.
-Pero no
tiene nada de malo que quiera conocer más de los muggles- lo defendió Hugo.
-No, pero
puede ser algo asfixiante que los bombardean con tantas pregunta- aseguró la
señora Weasley a su nieto.
—Funcionan por eclectricidad, ¿verdad? —dijo en tono de entendido—.
¡Ah, sí, ya veo los enchufes! Yo colecciono enchufes —añadió dirigiéndose a tío
Vernon—. Y pilas. Tengo una buena colección de pilas.
-¡Otra
colección!- exclamo la señora Weasley
-Tal
parece que nuestro cuñado aun no comienza con su colección de pi-las - dijo en
broma Gideon.
-Al menos
que sepamos- agrego Fabián- tal vez ya la comenzó pero aún no lo sabemos.
Mi mujer cree que estoy chiflado, pero ya ve.
Era evidente que tío Vernon era de la misma opinión que la señora
Weasley.
-Tal vez
piensen de la misma forma- comenzó Alice pero las razones por lo que lo hacen
es muy diferente- y todos, en especial los nacidos muggles consideraban que las
pilas y los enchufes fueran algo para coleccionar.
Se movió ligeramente hacia la derecha para ponerse delante de tía
Petunia, como si pensara que el señor Weasley podía atacarlos de un momento a
otro.
-Cobardes-
espeto de inmediato Alastor- él ni siquiera está intentando de hacerles algo.
-Es parte
de su prejuicio- aseguro Kingsley- no se puede evitar que asusten así.
Dudley apareció de repente en la sala. Harry oyó el golpeteo del baúl
en los peldaños y comprendió que el ruido había hecho salir a Dudley de la
cocina. Fue caminando pegado a la pared, vigilando al señor Weasley con ojos
desorbitados, e intentó ocultarse detrás de sus padres.
-Huy si,
el más grande y gordo de todos pretende esconderse detrás de ellos- se burló
Fred.
-Como
tratar de ocultar al calamar gigante detrás de una vara- agrego George.
Por desgracia, las dimensiones de tío Vernon, que bastaban para
ocultar a la delgada tía Petunia, de ninguna manera podían hacer lo mismo con
Dudley.
Varios
sonrieron y rieron modestamente, les resultaba impresionante algo divertido que un chico de trece años
pudiera comer asta adquirir semejantes dimensiones que describía el libro.
—¡Ah, éste es tu primo!, ¿no, Harry? —dijo el señor Weasley, tratando
de entablar conversación.
-No
quiero ser ofensivo, pero creo que ya es obvio que no servirá de nada intentar
entablar una conversación casual- comento James “S”
-Pero así
de amable es el abuelo, no se le puede culpar que lo haya intentado- exclamo
Albus.
—Sí —dijo Harry—, es Dudley.
Él y Ron se miraron y luego apartaron rápidamente la vista. La
tentación de echarse a reír fue casi irresistible. Dudley seguía agarrándose el
trasero como si tuviera miedo de que se le cayera.
Otro par
de risas se hicieron presentes en ese momento.
-Él más
que nadie le hablara- aseguro Marlene- con lo que le hizo Hagrid tiene motivos
para temer, aunque eso no quiere decir que se lo mereciera.
-Señorita
McKinnon- le reprendió la profesora McGonagall.
La rubia
solo se encogió de hombros sin darle mucha importancia a la reprimenda mientras
que el oji gris a su lado sonreía por su comentario.
El señor Weasley, en cambio, parecía sinceramente preocupado por el
peculiar comportamiento de Dudley.
-Me
parece que el señor Weasley no sabe del encuentro de los Dursley con Hagrid-
comento Frank- de otra forma tal vez comprendería su actitud.
Por el tono de voz que empleó al volver a hablar, Harry comprendió que
el señor Weasley suponía a Dudley tan mal de la cabeza como los Dursley lo
suponían a él, con la diferencia de que el señor Weasley sentía hacia el muchacho
más conmiseración que miedo.
-No es la
luz más brillante de todas- comento Rose- aunque claro, tampoco se puede decir
que sea tan idiota
-No, pero
en ese momento de seguro debió de parecer un completo idiota- agrego Scorpius.
—¿Estás pasando unas buenas vacaciones, Dudley? —preguntó cortésmente.
Dudley gimoteó. Harry vio que se agarraba aún con más fuerza el enorme
trasero.
-Eso ya
es casi una obsesión- aseguro Fred- si sabe que tiene un enorme cuerpo como
blanco.
-Después
de nuestra visita lo sabrá sin duda- aseguro George, provocando un poco más de
incertidumbre por lo que pudo haber ocurrido.
Fred y George regresaron a la sala, transportando el baúl escolar de
Harry. Miraron a su alrededor en el momento en que entraron y distinguieron a
Dudley. Se les iluminó la cara con idéntica y maligna sonrisa.
-¡Y
ustedes dos que demonios traen!- exclamo Molly, en su época sus hijos aun eran
muy pequeños, pero con mucha facilidad había comprendido como eran y lo que
eran capaces de hacer.
-Nosotros
les hicimos nada malo mamá- se defendió George.
-Esperen
a que lleguemos a esa parte y veras que si los pueden culpar- atajo Harry con
una sonrisa burlona.
—¡Ah, bien! —Dijo el señor Weasley—. Será mejor darse prisa.
Se remangó la túnica y sacó la varita. Harry vio a los Dursley echarse
atrás contra la pared, como si fueran uno solo.
Alastor
negó con la cabeza hartándose de la cobardía de esos muggle, aun cuando sería
algo justificado si se piensa que el señor Weasley podría hacerles cosas que ni
siquiera podían imaginar, era evidente que ese hombre no les aria daño por
ninguna circunstancia, pero claro su miedo y prejuicio es impedía siquiera
pensar medianamente razonable.
—¡Incendio! —exclamó el señor Weasley, apuntando con su varita al
orificio que había en la pared.
De inmediato apareció una hoguera que crepitó como si llevara horas
encendida. El señor Weasley se sacó del bolsillo un saquito, lo desanudó, cogió
un pellizco de polvos de dentro y lo echó a las llamas, que adquirieron un
color verde esmeralda y llegaron más alto que antes.
—Tú primero, Fred —indicó el señor Weasley.
El
pelirrojo sonrió divertido mientras leía, fue en ese momento que realizo su
movimiento maestro, lo único que lamentada en esa ocasión es que no pudo ver lo
que ocurrió después.
—Voy —dijo Fred—. ¡Oh, no! Esperad...
A Fred se le cayó del bolsillo una bolsa de caramelos, y su contenido
rodó en todas direcciones: grandes caramelos con envoltorios de vivos colores.
-No
entiendo que es lo tramaban- susurro Sirius a Marlene mirando a los dos
gemelos- no pare que hayan hecho nada, pero esa sonrisa.
-Sí, es
idéntica a la de ustedes cuando hacían una se las suyas- termino en su lugar la
chica- mejor espera, ya averiguaras lo que paso- le recomendó
Fred los recogió a toda prisa y los metió de nuevo en los bolsillos;
luego se despidió de los Dursley con un gesto de la mano y avanzó hacia el
fuego diciendo: «¡La Madriguera!» Tía Petunia profirió un leve grito de horror.
-¿Por qué
se sorprende?, se supone que ya sabía que…
-Si sabía
que nos podemos transportar por chimeneas- le interrumpió Lily a su novio- pero
nunca lo vio por ella misma- se explicó la pelirroja.
-Ya lo
dijo Arthur, las chimeneas de los muggles no se pueden conectar con la red flu-
agrego Remus.
Se oyó una especie de rugido en la hoguera, y Fred desapareció.
—Ahora tú, George —dijo el señor Weasley—. Con el baúl.
Harry ayudó a George a llevar el baúl hasta la hoguera, y lo puso de
pie para que pudiera sujetarlo mejor. Luego, gritó «¡La Madriguera!», se volvió
a oír el rugido de las llamas y George desapareció a su vez.
—Te toca, Ron —indicó el señor Weasley.
—Hasta luego —se despidió alegremente Ron. Tras dirigirle a Harry una
amplia sonrisa, entró en la hoguera, gritó «¡La Madriguera!» y desapareció.
-Es una lástima
que no pudiera haber visto nada- comento ron
-Pero esa
ya no es nuestra culpa, si ese gordinflón hubiera aparecido antes- comentó
George.
-¿Si
hubiera aparecido antes para qué?- le interrogo su madre.
Fred para
evitar dar una respuesta a dicha pregunta decidió continuar con la lectura,
anqué tare o temprano la señora Weasley obtendría su respuesta.
Ya sólo quedaban Harry y el señor Weasley.
—Bueno... Pues adiós —les dijo Harry a los Dursley.
Pero ellos no respondieron.
Varios de
los presentes fufaron, ni siquiera eso eran capaces de hacer para un pariente
necesitado como él.
Harry avanzó hacia el fuego; pero, justo cuando llegaba ante él, el
señor Weasley lo sujetó con una mano. Observaba atónito a los Dursley.
—Harry les ha dicho adiós —dijo—. ¿No lo han oído?
-Siempre
es igual- comento Harry- siempre se sorprenden de la tan poca familiaridad que
existe entre nosotros- agrego recordando una situación similar cuando Hestia y
Dedalus fueron por sus tíos para esconderlos hace casi un año atrás.
-Es
totalmente injusto- aseguro con molestia Albus, no entendía como su padre pudo
resistir todo eso.
-Ya no
importa, no le des importancia- le recomendó Harry a su hijo mientras le pedía
a Fred que continuara, les vendría bien un poco de risa.
—No tiene importancia —le susurró Harry al señor Weasley—. De verdad,
me da igual.
-No has
cambiado nada- comento Hermione burlona- siempre actuando de la misma forma.
-Sí, eso
es verdad- aseguro Ginny viendo con cariño a su novio.
Pero el señor Weasley no le quitó la mano del hombro.
—No va a ver a su sobrino hasta el próximo verano —dijo indignado a
tío Vernon—. ¿No piensa despedirse de él?
El rostro de tío Vernon expresó su ira. La idea de que un hombre que
había armado aquel estropicio en su sala de estar le enseñara modales era
insoportable.
Varios
sonrieron divertidos por la comparación.
-Bueno,
eso demostraría la pésima educación que ellos tienen- aseguró Marlene en apoyo
al señor Weasley.
-Aunque
también habría que decir que se ve un poco cara dura de Arthur- comento Gideon.
-Aunque
claro, de seguro reparara todos los estropicios que produjo- agregó Fabián- en
mi opinión debería dejarlo todo como esta.- la opinión ante esa propuesta fue
dividida.
Pero el señor Weasley seguía teniendo la varita en la mano, y tío
Vernon clavó en ella sus diminutos ojos antes de contestar con tono de odio:
—Adiós.
—Hasta luego —respondió Harry, introduciendo un pie en la hoguera de
color verde, que resultaba de una agradable tibieza.
-Por fin
podrás estar tranquilo, aunque sean solo algunos días- comento James
complacido.
Pero en aquel momento oyó detrás de él un horrible sonido como de
arcadas y a tía Petunia que se ponía a gritar.
Entonces
todos pusieron más atención de la acostumbrada para un capitulo tranquilo como
ese, que es lo que habría pasado en esa ocasión, y más por la expresión del
pelirrojo que tenía el libro entre sus manos.
Harry se dio la vuelta. Dudley ya no trataba de ocultarse detrás de
sus padres, sino que estaba arrodillado junto a la mesita del café, resoplando
y dando arcadas ante una cosa roja y delgada de treinta centímetros de largo
que le salía de la boca.
-Jaja- se
rio Fred sin poder contenerse- fue realmente fácil jajá- dijo entre risas
mientras su gemelo secundaba sus risas
-¡Fred,
contrólate y continua leyendo!- le ordeno su madre. Después de un rato en el
que él chico respiro para tranquilizarse continúo leyendo.
Tras un instante de perplejidad, Harry comprendió que aquella cosa era
la lengua de Dudley... y vio que delante de él, en el suelo, había un
envoltorio de colores brillantes.
Las risas
de todos comenzaron a sonar en ese momento, para ese tiempo ya todos creían
saber el motivo de porque los gemelos actuaban tan extraños.
-¡Claro!-
exclamo Sirius- es uno de los carameros que “dejaste” caer- puso especial
atención de ese verbo, pues ahora era evidente que no se le habían caído por
accidente.
-Es
curioso, no me parece que exista algún articulo como ese en Zonko- comento
Remus.
-¿Y tú
como sabes?- le interrogo Dora.
-Ya se lo
hemos dicho, este maldito tiene el corazón de un bromista- aseguro Sirius.
-Sí, creo
esta en mi closet dentro de un frasco- respondió el oji miel.
-Ya lo
ven- aseguro nuevamente- el sabía muy bien que artículos de bromas teníamos y
cuales nos hacía falta para conseguirlos.
-Aun así
eso quiere decir que era el más organizado de los tres- aseguro Dora.
-Si
bueno, no lo niego- acepto Sirius- además yo lo apoyo, tampoco conozco una
golosina que…
-Claro
que no la conoces, fuimos nosotros los que la inventamos- dijo con orgullo
George.
-Esa fue
la primera vez que los probamos, pero estábamos seguros que funcionarían bien-
agrego Fred ante la admiración y orgullo de sus tíos gemelos.
-¡¡Ay por
Merlín!!- exclamo Molly que a diferencia de la mayoría no está riendo
complacida- como es posible que gasten su tiempo en esas tonterías- aseguro.
-Pero
mamá, esas tonterías son muy redituables- los defendió Ron.
-Sí,
tranquila hermanita no es para tanto- agrego Gideon.
-Tienes
que admitir que son muy hábiles- apoyo Fabián pidiéndole a su sobrino que
continuara ates de Molly dijera algo más.
Tía Petunia se lanzó al suelo, al lado de Dudley, agarró el extremo de
su larga lengua y trató de arrancársela; como es lógico, Dudley gritó y
farfulló más que antes, intentando que ella desistiera. Tío Vernon daba voces y
agitaba los brazos, y el señor Weasley no tuvo más remedio que gritar para
hacerse oír.
-Sera una
situación difícil- comento Alice- con eso confiaran menos en los magos y
necesitaran la ayuda de Arthur- agrego.
—¡No se preocupen, puedo arreglarlo! —chilló, avanzando hacia Dudley
con la mano tendida.
Pero tía Petunia gritó aún más y se arrojó sobre Dudley para servirle
de escudo.
-Huy si,
sin duda ella poda cubrir a su basto hijo- comento Alice.
—¡No se pongan así! —Dijo el señor Weasley, desesperado—. Es un
proceso muy simple. Era el caramelo. Mi hijo Fred... es un bromista redomado.
Pero no es más que un encantamiento aumentador... o al menos eso creo. Déjenme,
puedo deshacerlo...
Fred fue
narrando los intentos de petunia de arrancarle la lengua, Dudley ahogándose por
la presión de su lengua y los intentos de su madre, y Vernon atacaba al señor
Weasley con una figura de porcelana.
—¡Vaya! —exclamó el señor Weasley, enfadado y blandiendo la varita—.
¡Yo sólo trataba de ayudar!
-Tendrán
que dejarlo que los ayude, no tiene otra opción- aseguro Lily- lo de la cola de
cerdo podían arreglarlo, pero para eso necesitaran la ayuda de un mago.
-Pero
claro, les costara aceptar esa ayuda- agrego James- tendrás que protegerte de
otras cosas que te arrojaran- agrego viendo a Arthur.
Aullando como un hipopótamo herido, tío Vernon agarró otra pieza de
adorno.
—¡Vete, Harry! ¡Vete ya! —Gritó el señor Weasley, apuntando con la
varita a tío Vernon—. ¡Yo lo arreglaré!
Harry no quería perderse la diversión.
-Nosotros
también queríamos verlo- aseguro Ron- pero no pudimos ver nada, tu tuviste
suerte en ver lo que viste
Pero un segundo adorno le pasó rozando la oreja izquierda, y decidió
que sería mejor dejar que el señor Weasley resolviera la situación.
-Sería
prudente, en especial si después de eso ya no le permiten que se valla- comento
Marlene.
-No, aun
así lo dejarían ir- aseguro Sirius- su psicópata tío sería una peor visita que
la de los Weasley- aseguro.
-Su principal
peligro es que fuera golpeado por alguna de las cosas que le arrojas a Arthur-
aseguro Ted
Entró en el fuego dando un paso, sin dejar de mirar por encima del
hombro mientras decía «¡La Madriguera!». Lo último que alcanzó a ver en la sala
de estar fue cómo el señor Weasley esquivaba con la varita el tercer adorno que
le arrojaba tío Vernon mientras tía Petunia chillaba y cubría con su cuerpo a
Dudley, cuya lengua, como una serpiente pitón larga y delgada, se le salía de
la boca. Un instante después, Harry giraba muy rápido, y la sala de estar de
los Dursley se perdió de vista entre el estrépito de llamas de color esmeralda.
-Sin duda
funciono mejor de lo que habíamos previsto- comentó George
- Y fue
realmente fácil que se lo comiera-agregó Fred-. Es el final del capítulo.
-Ahora
entiendo porque estaba tan encomiando para leer el capítulo- dijo James “S”
-Y ahora
yo entiendo porque a Dudley no le cae bien- agrego Albus recordando un par de
veces de como él veía con recelo a su tío pelirrojo.
-Muy bien,
creo que es ya es tiempo para tomar un descanso y tomar una buena comida- dijo
Dumbledore a lo alto.
Segundos
después varios de los presentes se levantaron de sus asientos, se estiraron, y
algunos más salieron del gran comedor, ya comerían cuando egresaran.
-Remus,
podríamos hablar un momento- dijo de pronto Lily después de levantarse y
acercarse al castaño.
-¡Lily!-
dijo con impresión el licántropo, pero enseguida supuso que era lo que quería
hablar- no creo que sea…
-Vamos a
hablar- dijo con cierta dulzura, pero era evidente para el joven que no era una
petición, sino una orden.
El
castaño se puso de pie y siguió a la pelirroja que salía del gran comedor, eso
no pasó desapercibido por sus amigos y familiares, pero en especial a dora que
estaba intrigada de que era lo que pasaba, por un segundo pensó en seguirlos,
pero recordó que quería intercambiar algunas palabras con su hijo, así que
decidió aprovechar la oportunidad, dejarle él bebe a su madre e interrumpir la
conversación del Teddy adulto con su novia y le pidió que fueran a la sala de
menesteres.
Holaaaaa, asombroso como siempreeee me alegro bastante el día así que muchas gracias , pd: de que hablaran lily y remus?
ResponderEliminarMe complace que te alegrara el día.
EliminarYa verás de qué conversaran.
Gracias por tu constante apoyo.
Ya actualizo.
Estuvo muy bueno el capitulo.
ResponderEliminarGracias por subirlo y hasta el próximo martes.
Por cierto, ¿de qué querrá hablar Lily con Remus? ¿de que hablarán Dora y Teddy?
No hay porque agradecer, que bueno que te gustara.
EliminarYa verás de qué hablaran cada uno.
Ya actualizo.
Holaaa, creo que es tiempo de dejar atrás mi faceta de lectora fantasma jajja me encanta tu fic, es uno de los mejores de leyendo los libros, lo único que no me gusta es el Scorose, yo soy 100% Scorly!! Jajajs, pero fuera deceso todo bien, excepto tañ vez, hay algo en el Remus-Tonks que no me convence... Saludos, Cata :*
ResponderEliminarPues gracias por tu comentario y me complace que pienses así de mi fic.
EliminarPues sí, cada quien tiene a sus parejas favoritas, lástima que no se pueda complacer a todas las personas.
En cuanto al Remus –Tonks si tienen alguna idea o sugerencia para mejorarlo me gustaría saberlo, me gustaría mejorar la forma en la que escribo.
Ya actualizo.
Y me preguntó yo, así nada mas, si no han notado que se supone que George no tiene una oreja :)
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