-Bien yo
continuare- exclamo Teddy atrayendo el libro con la varita, lo ojeo hasta
situarse en el siguiente capítulo- muy bien, el título es, “el traslador”
-Estupendo,
ahora si irán a los mundiales- exclamo alegre James.
-Pero
será posible que no lean nada respecto al juego todavía- comento Remus
-¿Y cómo
puedes estar tan seguro?- le interrogo Sirius
-Por el
título animal, evidente te el capítulo se centrara en otras cosas- explico el
castaño.
Cuando, en la habitación de Ron, la señora Weasley lo zarandeó para
despertarlo, a Harry le pareció que acababa de acostarse.
—Es la hora de irse, Harry, cielo —le susurró, dejándolo para ir a
despertar a Ron.
-Que sin
duda podría ser algo complicado- aseguro Hermione.
-Bueno,
al menos bajamos antes que ustedes- se defendió Ron- ustedes tardaron más.
-Nos
levantamos cuando tu madre fue por nosotros, la verdad que es son ustedes los
que más tardarían en despertar- se defendió la castaña.
-Bueno
ya, no tienen que pelear por eso- intervino Charlie.
-Mira
quien lo dice, ustedes durmieron más que nosotros- aseguro Fred.
Harry buscó las gafas con la mano, se las puso y se sentó en la cama.
Fuera todavía estaba oscuro. Ron decía algo incomprensible mientras su madre lo
levantaba. A los pies del colchón vio dos formas grandes y despeinadas que
surgían de sendos líos de mantas.
— ¿Ya es la hora? —preguntó Fred, más dormido que despierto.
Se vistieron en silencio, demasiado adormecidos para hablar, y luego,
bostezando y desperezándose, los cuatro bajaron la escalera camino de la
cocina.
-Deben de
tener mucho cuidado cuando hagan eso- aseguro James- cuantas veces Sirius y yo
chocamos o nos caímos de las escaleras por no estar bien despiertos.
-Yo sigo
diciendo que es culpa de mamá Dorea- aseguro el oji gris- ella siempre fue una
persona muy buena pero porque rayos nos teníamos que despertar temprano en las
vacaciones.
-De esa
forma podrían aprovechar mejor el día- salto Lily
-Es lo
mismo que decía mamá/ mamá Dorea- dijeron al unísono James y Sirius.
-Las
grandes mentes piensan igual- se ufanó Lily con una radiante sonrisa recibiendo
un beso en la mejilla de su novio- además apuesto que fueron mas las veces que
se cayeron de las escaleras de la sala común que la de su casa.
-Bueno,
fueron casi las mismas veces- acepto James.
La señora Weasley removía el contenido de una olla puesta sobre el
fuego, y el señor Weasley, sentado a la mesa, comprobaba un manojo de grandes
entradas de pergamino. Levantó la vista cuando los chicos entraron y extendió
los brazos para que pudieran verle mejor la ropa. Llevaba lo que parecía un
jersey de golf y unos vaqueros muy viejos que le venían algo grandes y que
sujetaba a la cintura con un grueso cinturón de cuero.
-No está
mal- comento Ted- ese tipo de atuendo es mucho más adecuado que la gran mayoría
de magos suele usar.
-Sí,
pasara desapercibido con facilidad entre los muggles- apoyo Andrómeda.
-Debes de
estar muy feliz por eso no cuñado- dijo Gideon ante la sonrisa compasada de
Arthur.
— ¿Qué os parece? —pregunto—. Se supone que vamos de incógnito...
¿Parezco un muggle, Harry?
—Sí —respondió Harry, sonriendo—. Está muy bien.
— ¿Dónde están Bill y Charlie y Pe... Pe... Percy? —preguntó George,
sin lograr reprimir un descomunal bostezo.
-No se
han levantado, ¿qué no dijeron que ustedes también fueron a los mundiales?-
pregunto Sirius.
-Claro
que asistimos- aseguro Bill- pero nuestra situación es un poco diferente a la
de ellos.
—Bueno, van a aparecerse, ¿no? —Dijo la señora Weasley, cargando con
la olla hasta la mesa y comenzando a servir las gachas de avena en los cuencos
con un cazo—, así que pueden dormir un poco más.
-Ha,
entonces por eso el rencor- exclamo Sirius- buenos los comprendo, es un
fastidio tener que levantarse temprano.
-Eres un
holgazán Sirius- le acuso Marlene- si por ti fuera dormirías hasta medio día.
-Bueno,
eso dependería- aseguro el joven- si tú y yo tuviéramos algo de acción durante
la noche, necesitaríamos más tiempo para reponer energía.
-Tú
sigues pensando que algo así puede ocurrir animal- espeto la rubia.
-Claro,
sé que a ti no te disgustaría, ya no has impedido que durmamos juntos.
-Sique
con tus idioteces y te obligare a dormir sobre un periódico- agrego sonrojada
la joven antes de pedirle al metamorfomago que continuara.
Harry sabía que aparecerse era algo muy difícil; había que desaparecer
de un lugar y reaparecer en otro casi al mismo tiempo.
-Fue algo
que les tomo algo de esfuerzo aprenderlo- comentó Hermione- en especial ron en
los últimos meses.
-Si
bueno, después de lo de aquella vez le tome algo de recelo- exclamo el
pelirrojo, recordando la vez que escaparon de Grimmbus Place después de
irrumpir en el ministerio.
-¿Qué fue
lo que te ocurrió?- le pregunto Molly con cierta preocupación, el problema
podría ir desde que callera a un mal lugar hasta que se escindiera de forma
grabe grave.
-Ya lo
veras mamá- le dijo el chico, no sería bueno darle los detalles por ahora.
—O sea, que siguen en la cama... —dijo Fred de malhumor, acercándose
su cuenco de gachas—. ¿Y por qué no podemos aparecernos nosotros también?
—Porque no tenéis la edad y no habéis pasado el examen —contestó
bruscamente la señora Weasley
-Podrían
hacerlo de manera conjunta- aseguro Frank- ellos podrían llevar al menos a uno
de ustedes.
-Pero aún
podría ser un poco peligroso si no tienen mucha experiencia- aseguro Alice-
además solo serán un par de horas no es para tanto.
-Como
usted no es a la que despertaron- acuso George.
—. ¿Y dónde se han metido esas chicas?
Salió de la cocina y la oyeron subir la escalera.
— ¿Hay que pasar un examen para poder aparecerse? —preguntó Harry.
-Por
supuesto que si- aseguro de inmediato Fudge- como muchas cosas se corren
riesgos muy altos al momento de realizar el hechizo, es nuestra responsabilidad
monitorear que nada salga mal.
—Desde luego —respondió el señor Weasley, poniendo a buen recaudo las
entradas en el bolsillo trasero del pantalón—. El Departamento de Transportes
Mágicos tuvo que multar el otro día a un par de personas por aparecerse sin
tener el carné. La aparición no es fácil, y cuando no se hace como se debe
puede traer complicaciones muy desagradables. Esos dos que os digo se
escindieron.
-Ojala no
haya pasado nada grave- exclamo Alice.
-No fue
nada que no pudieran remediar- aseguro Bill- papá nos platicó.
Todos hicieron gestos de desagrado menos Harry.
— ¿Se escindieron? —repitió Harry, desorientado.
—La mitad del cuerpo quedó atrás —explicó el señor Weasley, echándose
con la cuchara un montón de melaza en su cuenco de gachas
-Oh por
Merlín- exclamo Alice.
-Fueron
bastantes idiotas por haberlo hecho sí, pero al final el equipo del ministerio
los curaron adecuadamente- comento Percy.
-Y
tuvieron que borrarle la memoria a varios muggles- agrego Charlie.
-Sí, tú
sabes sobre eso hermanito dijo burlonamente Bill.
—. Y, por supuesto, estaban inmovilizados. No tenían ningún modo de
moverse. Tuvieron que esperar a que llegara el Equipo de Reversión de
Accidentes Mágicos y los recompusiera. Hubo que hacer un montón de papeleo, os
lo puedo asegurar, con tantos muggles que vieron los trozos que habían dejado
atrás...
-Algo de
historia de terror, lo bueno es que les borraron la memoria a esos muggles-
comento Fred.
Harry se imaginó en ese instante un par de piernas y un ojo tirados en
la acera de Privet Drive.
— ¿Quedaron bien? —preguntó Harry, asustado.
—Sí —respondió el señor Weasley con tranquilidad—. Pero les cayó una
buena multa,
-No lo
dudo, no solo debieron multarlos por la aparición fallida sin licencia, sino
también por haber expuesto el mudo de los magos- aseguro Kingsley.
Y me parece que no van a repetir la experiencia por mucha prisa que
tengan.
-No creo
que existan personas tan idiotas como para que eso vuelva a ocurrir- aseguro
Marlene.
-No, solo
personas lo suficientemente idiotas para cometer el error por primera vez-
agrego Draco.
Con la aparición no se juega. Hay muchos magos adultos que no quieren
utilizarla. Prefieren la escoba: es más lenta, pero más segura.
-Y mucho
más divertido- aseguro james- que podría ser mejor que ir volando a todas
partes sobre una escoba cierto Harry- le hablo a su hijo
-Bueno-
el joven dudo- es divertido, al menos que llegues casi congelado a tu destino
por volar muy alto.
-¡Harry
James Potter ¿qué fue…?!
-Soy
inocente, en serio, esa ocasión yo no tuve absolutamente nada que hacer- se
defendió de inmediato.
-Es
cierto señora Potter, en esa ocasión el culpable fue otro- le apoyo Hermione
viendo discretamente a ojo loco.
-Bueno,
está bien supongo- dijo Lily.
-¿No te
molesta que tu madre le crea mas a tu amiga que a ti?- le interrogo Draco a
Harry por lo bajo, pero lo suficientemente fuerte como para que Ron los
escuchara.
-No si
eso me salva de un regaño- aseguro con media sonrisa que fue compartida por el
pelirrojo.
— ¿Pero Bill, Charlie y Percy sí que pueden?
—Charlie tuvo que repetir el examen —dijo Fred, con una sonrisita—. La
primera vez se lo cargaron porque apareció ocho kilómetros más al sur de donde
se suponía que tenía que ir. Apareció justo encima de unos viejecitos que
estaban haciendo la compra, ¿os acordáis?
El
pelirrojo se sonrojo un poco, en especial por las risas de algunos de los
presentes al imaginarse la escena.
—Bueno, pero aprobó a la segunda —dijo la señora Weasley, entre un
estallido de carcajadas, cuando volvió a entrar en la cocina.
—Percy lo ha conseguido hace sólo dos semanas —dijo George—. Desde
entonces, se ha aparecido todas las mañanas en el piso de abajo para demostrar
que es capaz de hacerlo.
-Como si
ustedes hubieran actuado diferente- acuoso Ron- ustedes se aparecían dentro de
la propia casa solo pro evitar las escaleras.
-Eso es
verdad- les interrogo Molly, y sin necesidad que respondieran supo que era
cierto- pero es que ustedes tomas todo como un juego o que, no pueden
comportase con seriedad al menos una vez.
-Es muy
difícil que eso llegue a ocurrir- aseguro Ginny, ni siquiera en tiempos de
guerra con su programa clandestino de radio podían actuar con seriedad.
Se oyeron unos pasos y Hermione y Ginny entraron en la cocina, pálidas
y somnolientas.
— ¿Por qué nos hemos levantado tan temprano? —preguntó Ginny,
frotándose los ojos y sentándose a la mesa.
—Tenemos por delante un pequeño paseo —explicó el señor Weasley.
-Ojala
que e traslador no esté muy lejos de su casa- cometo James.
-La
verdad es que no estaba muy lejos, pero aun así nos teníamos que levantar muy
temprano- aseguro Fred.
-Aunque
nos pudo ir peor, al menos no tuvimos que esperar varios días ahí- agrego
George.
— ¿Paseo? —Se extrañó Harry—. ¿Vamos a ir andando hasta la sede de los
Mundiales?
—No, no, eso está muy lejos —repuso el señor Weasley, sonriendo—. Sólo
hay que caminar un poco. Lo que pasa es que resulta difícil que un gran número
de magos se reúnan sin llamar la atención de los muggles. Siempre tenemos que
ser muy cuidadosos a la hora de viajar, y en una ocasión como la de los
Mundiales de quidditch...
-Son
cientos de magos los que se reúnen- aseguro
Percy- y de varias partes del mundo, no es fácil ocultarlos a todos.
— ¡George! —exclamó bruscamente la señora Weasley, sobresaltando a
todos.
— ¿Qué? —preguntó George, en un tono de inocencia que no engañó a
nadie.
Los
gemelos Prewet se sintieron inevitablemente mal por su querido sobrino, la
verdad para bromistas como ellos, la carta de la “inocencia” simplemente no
serbia, solo los hacia ver más culpables, lo sabían por experiencia.
— ¿Qué tienes en el bolsillo?
— ¡Nada!
— ¡No me mientas!
La señora Weasley apuntó con la varita al bolsillo de George y dijo:
— ¡Accio!
Varios objetos pequeños de colores brillantes salieron zumbando del
bolsillo de George, que en vano intentó agarrar algunos: se fueron todos
volando hasta la mano extendida de la señora Weasley.
-Y ahí se
arruino todo- aseguro Fabián- sin duda sospechara que tienes más y te dejara
completamente limpio.
-Y lo
mismo le para a su hermano- agrego Gideon refiriéndose a Fred- dudo que piense
que él no intentara algo similar.
—¡Os dijimos que los destruyerais! —exclamó, furiosa, la señora
Weasley, sosteniendo en la mano lo que, sin lugar a dudas, eran más caramelos
longuilinguos—. ¡Os dijimos que os deshicierais de todos! ¡Vaciad los
bolsillos, vamos, los dos!
-Eso
empeorara la situación que tenían con su madre- comento Ted con tristeza- no se
en que pensaban.
-Supongo
que querían rescatar sus inventos, eso es algo normal-comento James “S”- aunque
tal vez sería bueno que lo hubieran tratado de sacar dentro de sus baúles
cuando fueran a Hogwarts.
-Eso
suponiendo que la abuela Molly no los encontrara de alguna forma mientras
estaban lejos- razono Albus- tomaron un riesgo, pero al final todo termino mal.
Fue una escena desagradable. Evidentemente, los gemelos habían tratado
de sacar de la casa, ocultos, tantos caramelos como podían, y la señora Weasley
tuvo que usar el encantamiento convocador para encontrarlos todos.
-Cielos
hermanita, sé que no te gusta que anden bromeando, pero aun así creo que te
estás pasando un poco no- comento Fabián.
— ¡Accio! ¡Accio! ¡Accio! —fue diciendo, y los caramelos salieron de
los lugares más imprevisibles, incluido el forro de la chaqueta de George y el
dobladillo de los vaqueros de Fred.
-Fueron
bastantes ingeniosos sus escondites sobrinos, pero no es útil contra un
encantamiento como ese- exclamo Gideon.
-Por lo
menos utilizo un hechizo y no les hizo quitarse la ropa- bromeo Sirius
recibiendo una par de miradas severas de los gemelos.
— ¡Hemos pasado seis meses desarrollándolos! —le gritó Fred a su
madre, cuando ella los tiró.
— ¡Ah, una bonita manera de pasar seis meses! —exclamó ella—. ¡No me
extraña que no tuvierais mejores notas!
-Esa debe
de ser una de las razones por las que les molesta que estén inventando bromas-
comento Andrómeda.
-Pero
tampoco es tan malo, no es un trabajo serio del ministerio, pero pueden ganarse
bien la vida haciendo esas cosas- atajo James.
-Por lo
que vimos en todas las generaciones abra bromistas y claro, compradores- agrego
Fabián viendo a los de la tercera
generación.
El ambiente estaba tenso cuando se despidieron. La señora Weasley aún
tenía el entrecejo fruncido cuando besó en la mejilla a su marido, aunque no
tanto como los gemelos, que se pusieron las mochilas a la espalda y salieron
sin dirigir ni una palabra a su madre.
-Eso es
muy desagradable- aseguró Lily- no es bueno que estén peleados de esa manera.
-Pero no
se podría evitar- agrego Remus- tanto los gemelos como Molly tienen sus razones
para actuar como lo hacen.
-Y
ninguno quiere ceder ni siquiera un poco para arreglar la situación- agregó
Dora- creo que les viene bien estar un par de días separados.
-Tal vez
tienes razón, será difícil que se reconcilien- acepto Lily, los jóvenes del
futuro pensaron que al final fue tan difícil después de lo ocurrido, sin
embargo los gemelos se aprovecharon de eso.
—Bueno, pasadlo bien —dijo la señora Weasley—, y portaos como Dios
manda —añadió dirigiéndose a los gemelos, pero ellos no se volvieron ni
respondieron—. Os enviaré a Bill, Charlie y Percy hacia mediodía —añadió,
mientras el señor Weasley, Harry, Ron, Hermione y Ginny se marchaban por el
oscuro patio precedidos por Fred y George.
-Ven,
ellos pudieron dormir mucho más que nosotros, incluso pudieron comer cuando
estaban despierto- acuso George.
-Bueno
ya, están haciendo mucho escándalo por una vez que se tuvieron que levantar
temprano- les reclamo Bill- son unos exagerados.
Hacía fresco y todavía brillaba la luna. Sólo un pálido resplandor en
el horizonte, a su derecha, indicaba que el amanecer se hallaba próximo. Harry,
que había estado pensando en los miles de magos que se concentrarían para ver
los Mundiales de quidditch, apretó el paso para caminar junto al señor Weasley.
Aun
tienes la duda verdad hijo- cometo James- después de todo Arthur no te pudo
terminar de explicar.
-Claro
que a tiene la duda, si es tan terco como tú y la pelirroja.
-¡¡Sirius!!-
exclamaron James y Lily.
-¿Qué? es
cierto, todos los de nuestra generación vieron lo terco que son durante casi
toda nuestra estancia en el colegio- se defendió el animago.
—Entonces, ¿cómo vamos a llegar todos sin que lo noten los muggles?
—preguntó.
—Ha sido un enorme problema de organización —dijo el señor Weasley con
un suspiro
Teddy fue
leyendo la explicación de Arthur respecto a la organización, de cómo tuvieron
que encontrar un páramo desierto para que todos llegaran, poner todas las
medidas necesarias para los muggles, las llegadas escalonadas de en ocasiones
dos semanas ante para los lugares más aratos y claro, el punto designado para
aparecerse y los doscientos puntos de trasladares para el resto, que era a donde se dirigían.
-Me
imagino que ahí preguntaras que es un traslador verdad- comento Draco- es una
desventaja tener que vivir con esos muggles.
-Juzgando
por todo lo que pasa, que tengan que explicarle esas cosas es el menor de los
males de tener que vivir con esos- agrego Astoria.
-Además
papá nunca se niega a explicarle cosas- agregó Fred- inclusive es lo menos que
puede hacer.
-Después
de todo, papá siempre le está preguntando cosas del mundo muggle, es buena
forma de corresponder- termino George.
El señor Weasley señaló delante de ellos, pasado el pueblo de Ottery
St. Catchpole, donde se alzaba una enorme montaña negra.
— ¿Qué tipo de objetos son los trasladores? —preguntó Harry con
curiosidad.
—Bueno, pueden ser cualquier cosa —respondió el señor Weasley—. Cosas
que no llamen la atención, desde luego, para que los muggles no las cojan y
jueguen con ellas... Cosas que a ellos les parecerán simplemente basura.
-Pero en
sí podrían ser cualquier cosa- comento Alice- claro que cuando están a la vista
de un muggle deben ser basura, pero cuando son para trasladarse de un
ministerio a otro no deberían de…
-Ya
querida, solo tocaste esa cosa un momento, no tienes por qué seguir molesta por
eso- le aseguró Frank.
-Lo dices
porque tu no lo hiciste, esa maldita bota apestaba a pura…
-Bien
querida ya entendimos- le interrumpió su esposo- recuera que hay niños
presentes y ese lenguaje
-Hay,
ellos han dicho cosas peores- aseguro apuntando a los merodeadores.
-¿De qué
hablan?- pregunto Neville.
-Fue una
misión que tuvo tu madre en donde se trasladó al ministerio de otro país, la
misión fue bien, según tu madre lo peor fue tocas el traslador- explico Frank-
y la parecer aun no supera el trauma.
Alice se
cruzó de brazos haciendo un puchero de molestia mientras su esposo la abrasaba
para que se relajase.
Caminaron con dificultad por el oscuro, frío y húmedo sendero hacia el
pueblo. Sólo sus pasos rompían el silencio; el cielo se iluminaba muy despacio,
pasando del negro impenetrable al azul intenso, mientras se acercaban al
pueblo. Harry tenía las manos y los pies helados. El señor Weasley miraba el
reloj continuamente.
-En
verdad que es algo molesto, pero al final de cuentas todo valdrá la pena-
aseguro James- todo por ver el mundial- los pelirrojos y Harry sonrieron con
cierta aprobación.
-Pero
comprados con otros que debieron esperar dos semanas no es nada- aseguro Lily.
Cuando emprendieron la subida de la colina de Stoatshead no les
quedaban fuerzas para hablar, y a menudo tropezaban en las escondidas
madrigueras de conejos o resbalaban en las matas de hierba espesa y oscura.
-Tal vez
habría sido bueno que llevaran una lámpara o algo que les alumbrara el camino-
comento Ted.
-Pues
Arthur tiene su varita- dijo Sirius
-Pero no
se puede arriesgar a que algún muggle los vea usándola- aseguro Marlene.
-Están
caminando en la madrugada, no creo que haya muchos muggles que se levanten a
esa hora.
-Pero no
puedes estar seguro que no los verán, Sirius.
A Harry le costaba respirar, y las piernas le empezaban a fallar
cuando por fin los pies encontraron suelo firme.
— ¡Uf! —Jadeó el señor Weasley, quitándose las gafas y limpiándoselas
en el jersey—. Bien, hemos llegado con tiempo. Tenemos diez minutos...
Hermione llegó en último lugar a la cresta de la colina, con la mano
puesta en un costado para calmarse el dolor que le causaba el flato.
-¿Flato?-
dijo con curiosidad Hugo.
-Es un
dolor abdominal que surge por el ejercicio- explicó de inmediato Hermione.
-Ha-
exclamo su hijo al mismo tiempo que Sirius
-¿Tu
tampoco lo sabias?- pregunto Marlene al oji gris.
-No sabía
que así se llamaba- acepto el chico.
—Ahora sólo falta el traslador —dijo el señor Weasley volviendo a
ponerse las gafas y buscando a su alrededor—. No será grande... Vamos...
Se desperdigaron para buscar. Sólo llevaban un par de minutos cuando
un grito rasgó el aire.
— ¡Aquí, Arthur! Aquí, hijo, ya lo tenemos.
Cedric
sonrió al recordarlo, ese debía de ser su padre, sospechaba que en ese libro
aparecerían mucho más que en los anteriores.
Al otro lado de la cima de la colina, se recortaban contra el cielo
estrellado dos siluetas altas.
— ¡Amos! —dijo sonriendo el señor Weasley mientras se dirigía a
zancadas hacia el hombre que había gritado. Los demás lo siguieron.
-Sin
duda. Esos yo y mi papá- aseguro Cedric- fue la primera vez que nos encontramos
ese año.
-La
primera, eso quiere decir que estarás más activo en este libro- razono Remus.
-Pero que
no crea que pasara lo de la vez anterior- agregó James- esta vez no habrá
dementores que se metan en su encuentro.
-James,
estas halando de un juego de quidditch no de un duelo a muerte- le acuso Lily.
-Para
cornamenta es casi lo mismo- aseguro Sirius.
El señor Weasley le dio la mano a un mago de rostro rubicundo y barba
escasa de color castaño, que sostenía una bota vieja y enmohecida.
—Éste es Amos Diggory —anunció el señor Weasley—. Trabaja para el
Departamento de Regulación y Control de las Criaturas Mágicas. Y creo que ya
conocéis a su hijo Cedric.
-No muy
directamente- comento Andrómeda- la verdad su mayor interacción fue en aquel
partido de quidditch.
Cedric Diggory, un chico muy guapo de unos diecisiete años, era
capitán y buscador del equipo de quidditch de la casa Hufflepuff, en Hogwarts.
—Hola —saludó Cedric, mirándolos a todos.
Todos le devolvieron el saludo, salvo Fred y George, que se limitaron
a hacer un gesto de cabeza.
-Aun le
guardan rencor- se impresiono angelina- si hasta Wood acepto la derrota, se
deprimió pero la acepto- ante eso los gemelos solo sonrieron como repuesta.
Aún no habían perdonado a Cedric que venciera al equipo de Gryffindor
en el partido de quidditch del año anterior.
-Súmenle
que ya iban enojados porque su madre les quito todas sus golosinas de broma-
agrego Alicia- la verdad es que la situación no se ve bien para Cedric.
— ¿Ha sido muy larga la caminata, Arthur? —preguntó el padre de
Cedric.
—No demasiado —respondió el señor Weasley—. Vivimos justo al otro lado
de ese pueblo. ¿Y vosotros?
—Hemos tenido que levantarnos a las dos, ¿verdad, Ced?
-Y
ustedes quejándose- exclamo Charlie- no
se tuvieron que levantar tan temprano como ellos- agrego especialmente a los
gemelos.
¡Qué felicidad cuando tenga por fin el carné de aparición! Pero,
bueno, no nos podemos quejar. No nos perderíamos los Mundiales de quidditch ni
por un saco de galeones... que es lo que nos han costado las entradas, más o
menos. Aunque, en fin, no me ha salido tan caro como a otros...
-Pero a
Arthur prácticamente no le costaron nada, lo bueno de tener amigos bien
ubicados- aseguro Sirius.
Amos Diggory echó una mirada bonachona a los hijos del señor Weasley,
a Harry y a Hermione.
— ¿Son todos tuyos, Arthur?
—No, sólo los pelirrojos —aclaró el señor Weasley, señalando a sus
hijos
-La
verdad es que tu familia es muy numerosa- comento Andrómeda- yo no sé cómo se
las arregla Molly, la de cosas que he tenido de soportar de Nymphadora.
-Y eso
que ha hecho muchas otras cosas de la que nadie se enteró.
-¡Charlie
cállate!- le reclamo Dora enrojecida.
-¡Nymphadora,
¿hay algo que no quiere que sepa?!- exclamo su madre.
-No mamá,
este tonto solo habla por hablar- se defendió la chica- Teddy continua- le
solicito a ayuda su hijo, pero sin
perder la mirada inquisidora de su madre.
—. Ésta es Hermione, amiga de Ron... y éste es Harry, otro amigo...
— ¡Por las barbas de Merlín! —Exclamó Amos Diggory abriendo los ojos—.
¿Harry? ¿Harry Potter?
—Ehhh... sí —contestó Harry.
-Después
de tanto tiempo sigue ocurriendo verdad- comento Frank- debe de ser muy molesto
que cada persona que conoces actué así.
-Y no es
como si en nuestro tiempo la cosas sean mejores- comento por lo bajo Albus a
sus hermanos, cuantas personas del mundo mágico no se le quedan viendo a su
padre cuando va a alaguna parte.
Harry ya estaba acostumbrado a la curiosidad de la gente y a la manera
en que los ojos de todo el mundo se iban inmediatamente hacia la cicatriz en
forma de rayo que tenía en la frente, pero seguía sintiéndose incómodo.
-Pero eso
será lo de menos- agrego Cedric recodando la conversación que seguiría, se
sintió muy apenado que su padre dijera semejantes cosas.
—Ced me ha hablado de ti, por supuesto —dijo Amos Diggory—. Nos ha
contado lo del partido contra tu equipo, el año pasado... Se lo dije, le dije:
esto se lo contarás a tus nietos... Les contarás... ¡que venciste a Harry
Potter!
Harry
sintió un poco de pena, ya que en su tiempo eso simplemente nunca podría
ocurrir.
-Por lo
visto ese Amos no ha cambiado nada- aseguro con cierto recelo James.
-Hay
cálmate cornamenta, no sigues molesto por eso verdad- exclamo Sirius
-¿Qué
ocurre?- pregunto Cedric con cierto interés.
-Pues que
tu padre pretendió a la pelirroja en un momento…
-Eso no
es cierto Sirius- le interrumpió Lily- solamente me invito a tomar algo una vez
y eso fue todo, además no acepte- explico la pelirroja.
-No, pero
eso era suficiente para que cornamenta se encelara- aseguro el animago- sería
un mujeriego, pero era muy posesivo y celoso cuando se trataba de Lily- agrego
asiendo sonrojar a su amigo.
-Huy eso
parece grave- exclamo James “S”- espero que tú no te vuelas así con Ángela he
Albus
-¡James
cállate!- le reclamo el joven con un leve sonrojo.
-¿Ángela?-
repitieron James y Sirius al momento.
-Creo que
no se lo dijimos, pero así se llama nuestra compañera pelirroja que idiotiza a
Albus- explicó Scorpius.
-¡Ella no
me idiotiza!- le reclamo.
-¡Claro
que sí!, todos lo notamos, incluso siempre nos preguntamos que nueva idiotez
aras cuando ella se acerque… bum- un fuerte ruido lo interrumpió.
Con una
increíble rapidez Albus saco su varita y ataco a su querido amigo, este no se
percató de nada y apenas estaba llevando la mano a la bolsa para tomar su
varita, pero por fortuna Rose estaba esperando que algo así ocurriera por lo
que pudo bloquear el encantamiento de su primo justo a tiempo.
-¡¡Al
guarda tu varita y Score, no saques la tuya!!- les ordeno Rose, lentamente los
chicos la obedecieron y bajaron la guardia.
-Guau, y
ustedes son amigos- exclamo Draco, la verdad seria sorprendente que no tuvieran
algunos problemas siendo que sus padres fueron rivales durante tanto tiempo.
-Si lo
son- respondió la pelirroja- pero la situación siempre se pone tensa cuando
mencionamos a Ángela
-Y esa
chica, ¿Cómo es ella?- pregunto James
con interés.
-Es buena
chica, amable, un poco tímida, es buena en encantamiento y transformación pero
pésima en pociones, y por cierto, en eso último Albus es el mejor de la clase.
-Ha,
entonces tienes una excelente excusa para acercarte a ella pequeño Potter- dijo
con emoción Sirius.
-Sí, solo
tienes que superar tu propia timidez y ya está- apoyo James- Ángela Potter, no
suena mal
-¡¡James//abuelo!!-
gritaron al unísono Lily y Albus- ya dejen tranquilo a mi nieto- agregó la
pelirroja, desde que incoaron la plática el pobre Albus solo se ponía cada vez
más rojo.
-Está
bien querida, pero en verdad tenemos que ayudar a nuestro nieto a que conquiste
a su pelirroja- agrego James antes de pedirle a Teddy que continuara.
A Harry no se le ocurrió qué contestar, de forma que se calló. Fred y
George volvieron a fruncir el entrecejo. Cedric parecía incómodo.
-Claro,
es que mi papá es muy- comenzó Cedric- la verdad no sé cómo explicarlo.
-Ya
conoceremos un poco más de el después no te preocupes- le dijo Ron.
—Harry se cayó de la escoba, papá —masculló—. Ya te dije que fue un
accidente...
—Sí, pero tú no te caíste, ¿a qué no? —Dijo Amos de manera cordial,
dando a su hijo una palmada en la espalda—. Siempre modesto, mi Ced, tan
caballero como de costumbre...
-Bueno,
aunque me moleste en eso tiene razón- exclamo James sorprendiendo a varios, en especial sus compañeros de equipo-
incluso quería que se repitiera el partido por aquel incidente.
-Valla,
para que nuestro querido capitán que veía espías, planes malignos y sabotajes
de cada miembro de cualquier casa que se acercara a nuestro equipo diga eso
debe ser verdad- comento con sorna Sirius
-No era
tan paranoico
-Si lo
eras- respondieron sus compañeros de equipo
los que sufrieron de sus ataques psicóticos.
-En
especial cuando era la final o tenían un juego con Slytherin- agrego Lily.
-Eso no
es… la última vez…
-La
última vez no te pusiste paranoico porque estaban extasiado porque por fin
conseguiste una cita con Lily- aseguro Remus.
-Si el
amor por la pelirroja te cambio cornamenta- agrego Sirius- me pregunto cuanto
cambiara lunático con el amor de mi sobrina.
-Ya te
habías tardado animal- le acuso el oji miel, había pasado mucho tiempo desde la
última insinuación de su amigo.
Pero ganó el mejor, y estoy seguro de que Harry diría lo mismo, ¿a que
sí? Uno se cae de la escoba, el otro aguanta en ella... ¡No hay que ser un
genio para saber quién es el mejor!
—Ya debe de ser casi la hora —se apresuró a decir el señor Weasley,
volviendo a sacar el reloj
-Eso será
lo mejor- comento Frank- Harry no aria nada, pero no aseguró que los gemelos y
Ron se queden tranquilos después de oír eso.
-Y yo
estoy muy agradecido de que lo hubieran
evitado- dijo con diversión Cedric
—. ¿Sabes si esperamos a alguien más, Amos?
—No. Los Lovegood ya llevan allí una semana
-Recuerdo
eso, conocía a muchas personas interesantes- comento Luna- platique con magos
de todas partes
-Sí, yo
estuve casi el mismo tiempo que Luna, pero no hable con nadie, solo con los
amigos que entre ahí- agrego Neville.
Y los Fawcett no consiguieron entradas —repuso el señor Diggory—. No
hay ninguno más de los nuestros en esta zona, ¿o sí?
—No que yo sepa —dijo el señor Weasley—. Queda un minuto. Será mejor
que nos preparemos.
-Aun
cuando hubiera más ya sería tarde- aseguro Alice- los trasladares tienen su
tiempo para funcionar y no importa si los alcanzan o no.
Miró a Harry y a Hermione.
—No tenéis más que tocar el traslador. Nada más: con poner un dedo
será suficiente.
Con cierta dificultad, debido a las voluminosas mochilas que llevaban,
los nueve se reunieron en torno a la bota vieja que agarraba Amos Diggory.
-Podrían llevar
todas sus cosas cómodamente si usaran un hechizo de expansión indetectable-
comento James “S”
-Por
fortuna el traslador no fue algo más pequeño, o seria aún más difícil- agrego
Albus.
-Pero
también pudieron usar algo más grande, una llanta de coche por ejemplo- dijo
Scorpius- en especial si esperan que muchos lleguen a una sola ubicación
-Pero eso
no es problema para esos ingratos que se pueden aparecer- dijo acusatoriamente
Fred.
-Sí, no
soporto a esos oportunistas que duermen hasta tarde- apoyo George.
Todos permanecieron en pie, en un apretado círculo, mientras una brisa
fría barría la cima de la colina. Nadie habló. Harry pensó de repente lo rara
que le parecería aquella imagen a cualquier muggle que se presentara en aquel
momento por allí: nueve personas, entre las cuales había dos hombres adultos,
sujetando en la oscuridad aquella bota sucia, vieja y asquerosa, esperando...
-Pensarían
que son unos locos o algo por el estilo sin duda- aseguro Gideon.
-En ese
caso les convendría, porque entonces pasarían de largo sin querer verlos-
agrego Fabián.
—Tres... —masculló el señor Weasley, mirando al reloj—, dos... uno...
Ocurrió inmediatamente: Harry sintió como si un gancho, justo debajo
del ombligo, tirara de él hacia delante con una fuerza irresistible. Sus pies
se habían despegado de la tierra; pudo notar a Ron y a Hermione, cada uno a un
lado, porque sus hombros golpeaban contra los suyos. Iban todos a enorme
velocidad en medio de un remolino de colores y de una ráfaga de viento que
aullaba en sus oídos.
-Esa
horrible sensación- comento Dora- la primera vez que se experimenta es
horrible, aún recuerdo cuando tuve que usar una de esas cosas.
-Pues
pídele a lunático que te ayude a olvidarlo, sin duda él te daría sensaciones
más que palcen…
-¡Cállate
Sirius!- le detuvo Remus.
Que su
amigo les metiera esas ideas justo en ese momento que estaban tan cerca durante
las noches era lo último que necesitaban, claro que los únicos que sabían algo
al respecto eran Lily y Teddy que sonrieron divertidos antes que el
metamorfomago continuara.
Tenía el índice pegado a la bota, como por atracción magnética. Y
entonces...
Tocó tierra con los pies. Ron se tambaleó contra él y lo hizo caer. El
traslador golpeó con un ruido sordo en el suelo, cerca de su cabeza.
-No será
una sorpresa que más uno de ustedes termine en el suelo después del viaje-
aseguró Frank.
Harry levantó la vista. Cedric y los señores Weasley y Diggory
permanecían de pie aunque el viento los zarandeaba. Todos los demás se habían
caído al suelo.
-Ellos
tenían más experiencia en cuanto a usas los trasladores, es obvio que
resistieran mejor el viaje- aseguro Alice.
—Desde la colina de Stoatshead a las cinco y siete —anunció una voz.
-Es el
final- informo Teddy.
-Soy solo
yo o ustedes también creen que le están dando muchas vueltas a la historia-
indago James.
-Lo que
tú quieres es llegar lo antes posible a la parte del partido- aseguro Lily.
-Por lo
menos es relajante tener algunos cuanto capítulos tranquilos- comento Remus.
-Es
cierto, solo espero que esta vez no se metan en tantos líos- agrego Lily
olvidando el incidente del primer capítulo con Voldemort.
Los
jóvenes de la segunda generación guardaron silencio y se vieron entre ellos,
aun cuando no haya sido los protagonistas como el trio, sabían de cierta manera
que las cosas solo serían peores en comparación con lo que ya tenían leído.
Otro capítulo que disfrute mucho, gracias por subirlo.
ResponderEliminarNos vemos el proximo martes.
Me alegra que lo hayas disfrutado.
EliminarYa actualizo.
Esta vez me tarde mucho en poder leerlo pero bueno al fin lo lei yey ....
ResponderEliminarPerdecto como siempre , jajaja albus y angela (no la conozco pero ya los shippeo)
Descuida, en ocasiones pasa.
EliminarMe alegra que te gustara, ya después pondré un poco mas de la vida amorosa de Albus jeje.
Ya actualizo.