martes, 1 de diciembre de 2015

Capítulo 67.- Bagman y Crouch




-Bueno, continuaremos con el siguiente- comento Victorie tomando el libro de manos de su novio- bueno, el siguiente se llama “Bagman y Crouch”

-¡Hay por Merlín!- exclamo James- aun no van al partido, en verdad es importante saber de esos dos.

-¡James ya cálmate!- le ordenó Lily- así está escrito y nada podemos hacer- le aseguro y le solicito a la chica que comenzara a leer.

Harry se desembarazó de Ron y se puso en pie. Habían llegado a lo que, a través de la niebla, parecía un páramo. Delante de ellos había un par de magos cansados y de aspecto malhumorado.

-Huy, pues si no les gusta lo que hacen

-Cállate Sirius- le dijo Marlene- de seguro deben de haber estado trabajando mucho, eso es normal.

Uno de ellos sujetaba un reloj grande de oro; el otro, un grueso rollo de pergamino y una pluma de ganso. Los dos vestían como muggles, aunque con muy poco acierto: el hombre del reloj llevaba un traje de tweed con chanclos hasta los muslos; su compañero llevaba falda escocesa y poncho.

Varios de los presente en especial los que conocían de esas cosas, se rieron por la forma en que los magos iban vestidos tratando de pasar desaparecidos.

-En verdad es tan difícil que sepan cómo vestir como muggle- comento Rose.

-Así parece- acepto James “S”- pero es algo divertido debes de admitirlo.

-Bueno si, pero no es como si pudieran pasar inadvertidos o si- aseguró.

-Bueno continuemos- atajo Scorpius- antes de que Rose trate de convencer a los maestros que hagan obligatoria “estudios muggles” a los nacidos de magos- la chica le dio un leve golpe en  el hombro al chico mientras algunos sonreían.

-No sería tan malo, en especial para los trabajadores del ministerio que tienen que tratar con los muggles- comento Percy.

—Buenos días, Basil —saludó el señor Weasley, cogiendo la bota y entregándosela en mano al mago de la falda, que la echó a una caja grande de trasladores usados que tenía a su lado. Harry vio en la caja un periódico viejo, una lata vacía de cerveza y un balón de fútbol pinchado.

-Valla que eres muy observador Harry- comento Fred- yo ya consideraba todas esas cosas como basura.

-Yo agradezco que no nos tocara esa lata, hubiera sido más difícil tomarnos de ella- agrego George.

—Hola, Arthur —respondió Basil con voz cansina—. Has librado hoy, ¿eh? Qué bien viven algunos... Nosotros llevamos aquí toda la noche...

-Bueno, es como dijo Marlene- comento Alice- posiblemente han estado recibiendo magos durante toda la noche

Será mejor que salgáis de ahí: hay un grupo muy numeroso que llega a las cinco y quince del Bosque Negro.

-Ya me lo imagino comento Frank- ese evento debe de estar siendo particularmente difícil para ellos.

-Fue una suerte que no tuviera que trabajar ese día- comento Arthur.

-Más trabajo que tener que vigilar a todos tus hijos y amigos- comento Andrómeda.

Harry y Ron sonrieron entre ellos, aguardaban las reacciones de la apuesta de los gemelos con Barman.

Esperad... voy a buscar dónde estáis... Weasley... Weasley...

Consultó la lista del pergamino.

—Está a unos cuatrocientos metros en aquella dirección. Es el primer prado al que llegáis. El que está a cargo del campamento se llama Roberts. Diggory... segundo prado... Pregunta por el señor Payne.

-Ha, entonces no estarán cerca- comento Sirius.

-Mejor- aseguro James- así no tendrían que soportar los comentarios de Anmos.

-No creo que los gemelos pudieran seguir soportando sus comentarios de aquel partido- apoyo Sirius.

—Gracias, Basil —dijo el señor Weasley, y les hizo a los demás una seña para que lo siguieran.

Se encaminaron por el páramo desierto, incapaces de ver gran cosa a través de la niebla. Después de unos veinte minutos encontraron una casita de piedra junto a una verja. Al otro lado, Harry vislumbró las formas fantasmales de miles de tiendas dispuestas en la ladera de una colina, en medio de un vasto campo que se extendía hasta el horizonte, donde se divisaba el oscuro perfil de un bosque.

-Debe de ser particularmente raro para los muggle ver tanto alboroto en esos lugares tan alejados- comento Alice.

-Y no creo que muchos de ellos sean tan sutiles como para pasar desapercibidos- agrego Frank.

Se despidieron de los Diggory y se encaminaron a la puerta de la casita. Había un hombre en la entrada, observando las tiendas. Nada más verlo, Harry reconoció que era un muggle, probablemente el único que había por allí.

-Pero que es lo que hace ahí un muggle- pregunto Sirius

-Probablemente el territorio del campamento es suyo- respondió Marlene- pero sin duda será problemático.

Al oír sus pasos se volvió para mirarlos.

— ¡Buenos días! —saludó alegremente el señor Weasley.

—Buenos días —respondió el muggle.

— ¿Es usted el señor Roberts?

—Sí, lo soy. ¿Quiénes son ustedes?

—Los Weasley... Tenemos reservadas dos tiendas desde hace un par de días, según creo.

—Sí —dijo el señor Roberts, consultando una lista que tenía clavada a la puerta con tachuelas—. Tienen una parcela allí arriba, al lado del bosque. ¿Sólo una noche?

—Efectivamente —repuso el señor Weasley.

-Y si pasa lo teme Percy ¿Qué?- atajo Sirius- ¿qué pasa si el partido no se resuelve en un solo día?

-Entonces solo tendrán que pagar otro y ya, no se requiere ser brillante para deducirlo- atajo Dora.

-Cielos sobrina, como que ya no me está gustando que te juntes con lunático, ya estas empezando a hablar como él.

-Ya cállate y deja que continúen- le ordeno Remus.

—Entonces ¿pagarán ahora? —preguntó el señor Roberts.

— ¡Ah! Sí, claro... por supuesto... —Se retiró un poco de la casita y le hizo una seña a Harry para que se acercara—. Ayúdame, Harry —le susurró, sacando del bolsillo un fajo de billetes muggles y empezando a separarlos

-Hay cuñadito, eso sería lo más elemental que deberías ser para pasar de incognito no lo crees- comento Gideon.

-Sin duda vera extraño que no sepas como usar el dinero muggle- apoyo Fabián.

-Usted tampoco saben nada sobre el dinero muggle- lo defendió Molly

-Pues no hermanita, pero…

-No vale la pena discutir por eso- intervino Teddy- Victoire, por favor…

-Si claro, necesitas más que eso para conquistarla Teddy- le rebatió James S.

-Ellos ya son novios torpe- le acuso Lily L” dando a entender que no necesitaba conquistarla.

—. Éste es de... de... ¿de diez libras? ¡Ah, sí, ya veo el número escrito...! Así que ¿éste es de cinco?

—De veinte —lo corrigió Harry en voz baja, incómodo porque se daba cuenta de que el señor Roberts estaba pendiente de cada palabra.

-Debe de estar extrañado- comento Scorpius aunque no creo que sea la primera vez que vea algo similar.

-De seguro muchos de los magos han tenido el mismo problema con el dinero- apoyo Rose.

— ¡Ah, ya, ya...! No sé... Estos papelitos...

— ¿Son ustedes extranjeros? —inquirió el señor Roberts en el momento en que el señor Weasley volvió con los billetes correctos.

— ¿Extranjeros? —repitió el señor Weasley, perplejo.

—No es el primero que tiene problemas con el dinero —explicó el señor Roberts examinando al señor Weasley

Tanto Scorpius como Rose sonrieron ufanamente, ellos ya habían dicho que eso de seguro había ocurrido.

-Ya les va a crecer el ego porque tuvieron razón- comento Albus con su hermano.

-Pues sí, pero a estas alturas ya deberías de estar acostumbrado- le respondió James “S”

—. Hace diez minutos llegaron dos que querían pagarme con unas monedas de oro tan grandes como tapacubos.

— ¿De verdad? —exclamó nervioso el señor Weasley.

-Claro que si- aseguro Arthur- lo último que queremos es que los muggles se enteres de nuestra existencia- aseguro, pero los que asistieron a esa ocasión pensaban que muy pocos parecían tener la misma preocupación que el pelirrojo.

El señor Roberts rebuscó el cambio en una lata.

—El cámping nunca había estado así de concurrido —dijo de repente, volviendo a observar el campo envuelto en niebla—. Ha habido cientos de reservas. La gente no suele reservar.

-Sin duda debe de estar sospechando que algo raro está ocurriendo-  aseguro Remus- deveria ser muy tonto para no sospechar nada.

— ¿De verdad? —repitió tontamente el señor Weasley, tendiendo la mano para recibir el cambio. Pero el señor Roberts no se lo daba.

—Sí —dijo pensativamente el muggle—. Gente de todas partes. Montones de extranjeros. Y no sólo extranjeros. Bichos raros, ¿sabe? Hay un tipo por ahí que lleva falda escocesa y poncho.

— ¿Qué tiene de raro? —preguntó el señor Weasley, preocupado.

-La falda escocesa no es un tipo de vestimenta común en la actualidad- comento Lily- solo en ciertas ocasiones o eventos serian bien visto llevar ese atuendo.

-Es cierto- apoyo Ted- en ocasiones me pregunto de dónde sacan la imagen de como visten los muggle.

-Bueno, algunas imágenes de los libros de estudio muggle tenían algunos trajes tradicionales o imágenes antiguas- comento Hermione- tal vez de ahí salen esos malentendidos.

—Es una especie de... no sé... como una especie de concentración —explicó el señor Roberts—. Parece como si se conocieran todos, como si fuera una gran fiesta.

-Con tantos magos reunidos en un solo lugar cualquier muggles sospecharía algo- comento McGonagall

En ese momento, al lado de la puerta principal de la casita del señor Roberts, apareció de la nada un mago que llevaba pantalones bombachos.

— ¡Obliviate! —dijo bruscamente apuntando al señor Roberts con la varita.

-Bien, con eso tendrá suficiente- comento James “S”- por fin dejara de hacerles preguntas y contarle sus sospechas- aseguro, pero varios penaban que eso solo sería momentáneo.

El señor Roberts desenfocó los ojos al instante, relajó el ceño y un aire de despreocupada ensoñación le transformó el rostro. Harry reconoció los síntomas de los que sufrían una modificación de la memoria.

—Aquí tiene un plano del campamento —dijo plácidamente el señor Roberts al padre de Ron—, y el cambio.

-Bien, aunque no creo que eso sea suficiente- comento Kingsley- probablemente después tendrán que aplicarle otro hechizo desmemorizante.

—Muchas gracias —repuso el señor Weasley.

El mago que llevaba los pantalones bombachos los acompañó hacia la verja de entrada al campamento. Parecía muy cansado.

-Las defeñas anti muggles parecen no estar tan bien aplicadas como se debía- comento Marlene.

-Las medidas eran correctas- comento Percy- pero a muchos de los presentes no les importaba mucho, ya lo verán- aseguro suponiendo que todo eso vendría en el libro.

Tenía una barba azulada de varios días y profundas ojeras. Una vez que hubieron salido del alcance de los oídos del señor Roberts, le explicó al señor Weasley:

—Nos está dando muchos problemas. Necesita un encantamiento desmemorizante diez veces al día para tenerlo calmado.

-¡Diez veces!- se impresiono Rose- ¿no tendrá problemas después de tantos encantamientos como ese?

-Ciertamente su mente quedara exhausta después de eso- comento el profesor Flitwick - pero con los cuidados adecuado no quedaran secuelas en él.

Y Ludo Bagman no es de mucha ayuda. Va de un lado para otro hablando de bludgers y quaffles en voz bien alta.

-Él siempre fue conocido por ser un gran fanático del quidditch- comentó James.

-Puede ser, pero con un muggles presente es el momento para hablar de esas cosas- agrego Lily.

-La verdad es que Bagman nunca fue el más diligente de todos, pero ponía mucho empeño en su trabajo- aseguro Percy.

La seguridad antimuggles le importa un pimiento. La verdad es que me alegraré cuando todo haya terminado. Hasta luego, Arthur.

-Para los que tuvieron que trabajar en el evento parecen los que menos lo disfrutan- comento Alicia.

-Ojala y les den un buen descanso después de tanto alboroto- agrego Angelina, aunque después de ese incidente después del partido tuvieron que trabajar un poco más antes de dicho descanso.

Y, sin más, se desapareció.

—Creía que el señor Bagman era el director del Departamento de Deportes y Juegos Mágicos —dijo Ginny sorprendida—. No debería ir hablando de las bludgers cuando hay muggles cerca, ¿no os parece?

—Sí, es verdad —admitió el señor Weasley mientras los conducía hacia el interior del campamento—. Pero Ludo siempre ha sido un poco... bueno... laxo en lo referente a seguridad.

-Me pregunto cómo es que llego a ser director siendo alguien tan descuidado comento Andrómeda.

Sin embargo, sería imposible encontrar a un director del Departamento de Deportes con más entusiasmo.

 -Eso podría ser cierto, pero se necesitaría algo más que entusiasmo para dirigir un departamento- aseguro Ted.

-Pero aun así el departamento funciono más o menos bien durante su estancia-agrego Bill.

Él mismo jugó en la selección de Inglaterra de quidditch, ¿sabéis? Y fue el mejor golpeador que han tenido nunca las Avispas de Wimbourne.

Victoire fue leyendo como ascendieron entre las tiendas, la mayoría normales pero en ocasiones con ciertos errores, como añadir chimeneas o timbres, y por otro lado otras realmente ostentosas que evidentemente evidenciaban la magia como una que parecía un pequeño palacio de ceda con pavorreales en la entrada.

—Siempre es igual —comentó el señor Weasley, sonriendo—. No podemos resistirnos a la ostentación cada vez que nos juntamos.

-Cielos, en verdad hay magos que no son capaces de comprender la situación- exclamo McGonagall.

-Eso solo dificulta el trabajos de los magos que quieren mantener las apariencias para los muggles- agrego Andrómeda.

-Y ahora que lo pienso, ustedes donde se quedaron- le lanzó ron a Draco.

-En ningún lado, llegamos antes del partido y después, simplemente regresamos- respondió el rubio- ya saben de las tretas de mi padre- agrego.

Ah, ya estamos. Mirad, éste es nuestro sitio.

Habían llegado al borde mismo del bosque, en el límite del prado, donde había un espacio vacío con un pequeño letrero clavado en la tierra que decía «Weezly».

-Ni siquiera pusieron el nombre correcto, pero en fin,  al menos pudimos ver el partido- comentó George.

— ¡No podíamos tener mejor sitio! —Exclamó muy contento el señor Weasley—. El estadio está justo al otro lado de ese bosque. Más cerca no podíamos estar. —Se desprendió la mochila de los hombros—. Bien —continuó con entusiasmo—, siendo tantos en tierra de muggles, la magia está absolutamente prohibida. ¡Vamos a montar estas tiendas manualmente! No debe de ser demasiado difícil: los muggles lo hacen así siempre... Bueno, Harry, ¿por dónde crees que deberíamos empezar?

-En esta ocasión Harry no podrá ser de ayuda en absoluto- comentó Lily- él nunca ha hecho algo similar antes.

-Ya es mucho decir que pudiera salir a dar la vuelta fuera de esa endemoniada casa- comento James.

-Ya lo resolveremos después cornamenta- le aseguro Sirius- y a todo como se hace, nosotros hemos hecho muchas cosas pero nunca hemos acampado.

-Pues más le vale que aprenda rápido si quieren llevarlo a acampar cuando nazca- les sugirió Dora.

Harry no había acampado en su vida: los Dursley no lo habían llevado nunca con ellos de vacaciones, preferían dejarlo con la señora Figg, una vecina anciana. Sin embargo, entre él y Hermione fueron averiguando la colocación de la mayoría de los hierros y de las piquetas, y, aunque el señor Weasley era más un estorbo que una ayuda,

-Perdón por eso- se disculpó de inmediato Harry ante la evidente vergüenza del señor Weasley.

-Descuida creo que en ocasiones me emociono de mas con esas cosas- le restó importancia Arthur.

Porque la emoción lo sobrepasaba cuando trataba de utilizar la maza, lograron finalmente levantar un par de tiendas raídas de dos plazas cada una.

Se alejaron un poco para contemplar el producto de su trabajo. Nadie que viera las tiendas adivinaría que pertenecían a unos magos, pensó Harry, pero el problema era que cuando llegaran Bill, Charlie y Percy serían diez.

-Por fuera no parecen tiendas de magos, la diferencia la veras en cuanto entres en ella- comento James- por eso no hay necesidad de llamar mucho la atención.

-Miren quien vino a hablar de llamar la atención- ironizo Lily consiguiendo varias risas.

-Pero hasta cierto punto se seguiría viendo extraño que diez personas entraran a un tienda tan pequeña sin problemas- agrego Albus.

También Hermione parecía haberse dado cuenta del problema: le dirigió a Harry una risita cuando el señor Weasley se puso a cuatro patas y entró en la primera de las tiendas.

—Estaremos un poco apretados —dijo—, pero cabremos. Entrad a echar un vistazo.

Algunos soltaron una leve risita, si se tratase de una tienda normal sin duda deberían de estar uno encima del otro, pero con lo espacioso que debería de estar por lo menos cada uno tendría espacio para una colchoneta o hamaca para dormir tranquilamente.

Harry se inclinó, se metió por la abertura de la tienda y se quedó con la boca abierta. Acababa de entrar en lo que parecía un anticuado apartamento de tres habitaciones, con baño y cocina.

-¿En verdad es algo tan sorprendente?- exclamo un chico de Slytherin.

-Desde el punto de vista de un muggle claro que lo es- respondió Harry- esa fue la primera vez que entrabamos en una tienda de magos- agregó refiriéndose a él y a Hermione.

Curiosamente, estaba amueblado de forma muy parecida al de la señora Figg: las sillas, que eran todas diferentes, tenían cojines de ganchillo, y olía a gato.

-Dudo que ese sea el tipo de decoración de Arthur o Molly- comento Sirius.

-No, la verdad la tienda era de un compañero de papá, pero lo de la decoración es lo de menos- respondió Bill.

—Bueno, es para poco tiempo —explicó el señor Weasley, pasándose un pañuelo por la calva y observando las cuatro literas del dormitorio—. Me las ha prestado Perkins, un compañero de la oficina. Ya no hace cámping porque tiene lumbago, el pobre.

-En tal caso porque no se las regalo, si ya no las va a usar

-¡Sirius!- le reclamo Marlene- podrías dejar de ser tan vivo por un momento.

-La verdad, al final si le dejo las tiendas a papá- exclamo Charlie.

-A genial, en ese caso que el cachorro le pida que le regale una y que me la mande.

-¡Sirius!- le reclamo nuevamente la rubia mientras algunos reían por su comentario.

Cogió la tetera polvorienta y la observó por dentro.

—Necesitaremos agua...

—En el plano que nos ha dado el muggle hay señalada una fuente —dijo Ron, que había entrado en la tienda detrás de Harry y no parecía nada asombrado por sus dimensiones internas—. Está al otro lado del prado.

-Es que para nosotros no era nada realmente sorprendente- exclamo el pelirrojo.

—Bien, ¿por qué no vais por agua Harry, Hermione y tú? —El señor Weasley les entregó la tetera y un par de cazuelas—. Mientras, los demás buscaremos leña para hacer fuego.

—Pero tenemos un horno —repuso Ron—. ¿Por qué no podemos simplemente...?

— ¡La seguridad antimuggles, Ron! —Le recordó el señor Weasley, impaciente ante la perspectiva que tenían por delante—. Cuando los muggles de verdad acampan, hacen fuego fuera de la tienda. ¡Lo he visto!

-Bueno, en eso tenía razón, pero aun así la protección anti muggles no era tan efectiva como debería-aseguro Fred

-Con magos como Ludo no es de extrañarse- apoyo Marlene.

Después de una breve visita a la tienda de las chicas, que era un poco más pequeña que la de los chicos pero sin olor a gato, Harry, Ron y Hermione cruzaron el campamento con la tetera y las cazuelas.

-Pero aun así tuvieron mucho mas espacio que nosotros- comento George.

-Por supuesto, las mujeres tenemos más necesidades que ustedes- le aseguro de inmediato Angelina.

Victoire fue leyendo como los jóvenes comenzaron a ver la gran cantidad de tiendas mientras Harry se preguntaba cuantas brujas y magos había en el mundo. Como los campistas comenzaban a despertar en especial los pequeños magos menores de edad, uno de ellos de no más de dos años jugando con una varita haciendo crecer una babosa que fue creciendo.

Cuando llegaban a su altura, la madre salió de la tienda.

— ¿Cuántas veces te lo tengo que decir, Kevin? No... Toques... la varita... de papá... ¡Ay!

Acababa de pisar la babosa gigante, que reventó. El aire les llevó la reprimenda de la madre mezclada con los lloros del niño:

— ¡Mamá mala!, ¡«rompido» la babosa!         

-Cielos, que pequeño tan problemático- comento James.

-Pero no tanto como tú- hablo Remus- según mamá Dorea a los cinco años tomaste su varita y terminaste rompiendo la mesa.
-Si bueno fue accidente- acepto el azabache- pero no soy el peor recuerda que a los seis Sirius quemo la cocina de su casa.

-Sí, pero en su caso eso pudo ser tanto un accidente como intencional- agrego Remus, claro que hablaban de la cocina de la casa de Walburga Black

-Desde  bebes eran problemáticos, no lo puedo creer.

-Como si tú hubieras sido una santa sobrina- le desafío Sirius- apuesto a que tú también tienes tus historias.

-Claro que no- respondió para sopesa del animago Andrómeda- ya teníamos suficiente con su propia hiperactividad como para dejarle las varitas a la mano, te  puedo asegurar que nunca tomo una hasta que cumplió los once años.

-Eso es difícil de creer.

-Pero es cierto,- le reitero Nymphadora- y ya deja de interrumpir la lectura..

Un poco más allá vieron dos brujitas, apenas algo mayores que Kevin. Montaban en escobas de juguete que se elevaban lo suficiente para que las niñas pasaran rozando el húmedo césped con los dedos de los pies.

Harry esbozo una sonrisa recordando aquella foto rota que encontró en la habitación de su padrino hace tiempo.

Un mago del Ministerio que parecía tener mucha prisa los adelantó, y lo oyeron murmurar ensimismado:

— ¡A plena luz del día! ¡Y los padres estarán durmiendo tan tranquilos! Como si lo viera...

-Sin duda que Percy estaría tan histérico como ese hombre- cometo Fred.

-Sí, es como si lo viéramos en un futuro cercano- apoyo George.

-O cálmense, que mi actitud ha cambiado desde aquellos días- rebatió Percy.

-Cierto, pero tampoco ha sido un cambio tan grande como tú crees- le aseguro Ron.

Victoire fue leyendo su trayecto por las tiendas donde muchos magos se estaban levantando, frotando cajas de cerillas sin poder encender fuego, cocinando con fuego de colores extraños hasta unas brujas norteamericanas con un cartel de Instituto de las brujas de Salem

—Eh... ¿son mis ojos, o es que se ha vuelto todo verde? —preguntó Ron.

-Sin duda llegaron a donde están los fanáticos de Irlanda- comento James- en ese momento Ron debería preocuparse, tu apoyabas a Bulgaria cierto.

No eran los ojos de Ron. Habían llegado a un área en la que las tiendas estaban completamente cubiertas de una espesa capa de tréboles, y daba la impresión de que unos extraños montículos habían brotado de la tierra. Dentro de las tiendas que tenían las portezuelas abiertas se veían caras sonrientes. De pronto oyeron sus nombres a su espalda:

— ¡Harry!, ¡Ron!, ¡Hermione!

Seamus sonrió, aun recordaba ese día, uno de los mejores de su vida pese a los problemas que suscitaron después.

Era Seamus Finnigan, su compañero de cuarto curso de la casa Gryffindor. Estaba sentado delante de su propia tienda cubierta de trébol, junto a una mujer de pelo rubio cobrizo que debía de ser su madre, y su mejor amigo, Deán Thomas, también de Gryffindor.

— ¿Os gusta la decoración? —preguntó Seamus, sonriendo, cuando los tres se acercaron a saludarlos—. Al Ministerio no le ha hecho ninguna gracia.

-No lo dudo, es muy llamativo- comento Ted- aunque claro, no creo que los búlgaros hayan hecho algo diferente.

-No dejarían de competir con su propio fanatismo y demostrar  el apoyo a su equipo- agrego Andrómeda.

—El trébol es el símbolo de Irlanda. ¿Por qué no vamos a poder mostrar nuestras simpatías? —Dijo la señora Finnigan—. Tendríais que ver lo que han colgado los búlgaros en sus tiendas. Supongo que estaréis del lado de Irlanda —añadió, mirando a Harry, Ron y Hermione con sus brillantes ojillos.

-Reto a cualquiera que se atreva a decir que apoya a Bulgaria en medio de ese verde infierno de tréboles- exclamo Sirius.

Se fueron después de asegurarle que estaban a favor de Irlanda

-lLo siento por eso, creo que mi madre se exalto demasiado con su fanatismo- comento Seamus.

Aunque, como dijo Ron:

—Cualquiera dice otra cosa rodeado de todos ésos.

—Me pregunto qué habrán colgado en sus tiendas los búlgaros —dijo Hermione.

—Vamos a echar un vistazo —propuso Harry, señalando una gran área de tiendas que había en lo alto de la ladera, donde la brisa hacía ondear una bandera de Bulgaria, roja, verde y blanca.

-Y nosotros esperando a que llegaran con el agua- comento George.

-Si claro, como si ustedes hubieran perdido la oportunidad de explorar por ahí- rebatió Ron.

-Bueno sobrino, ese gusto de ustedes por explorar es lo que les ha metido en tantos problemas- comentó Gideon.

-Pero es diferente, en esa ocasión no ay peligros y pueden disfrutar de su caminata- le apoyo Fabián.

En aquella parte las tiendas no estaban engalanadas con flora, pero en todas colgaba el mismo póster, que mostraba un rostro muy hosco de pobladas cejas negras.

-En verdad parece que su equipo consistiera solo en él- comento Frank- por muy bueno que sea no pueden ganar con un solo hombre.

-Pero si llegaron a las finales el resto del equipo no puede ser tan malo- agrego Alice.

La fotografía, por supuesto, se movía, pero lo único que hacía era parpadear y fruncir el entrecejo.

-Tal parece que solo Arthur se preocupa realmente por pasar desapercibido- comento Marlene- a nadie más les parece  interesar las defensas antimuggles.

-Solo están dificultando el trabajo del ministerio- dijo en apoyo Fudge.

—Es Krum —explicó Ron en voz baja.

— ¿Quién? —preguntó Hermione.

— ¡Krum! —Repitió Ron—. ¡Viktor Krum, el buscador del equipo de Bulgaria!

—Parece que tiene malas pulgas —comentó Hermione, observando la multitud de Krums que parpadeaban, ceñudos.

— ¿Malas pulgas? —Ron levantó los ojos al cielo—. ¿Qué más da eso? Es increíble. Y es muy joven, además. Sólo tiene dieciocho años o algo así. Es genial. Esperad a esta noche y lo veréis.

-Increíble, el tío Ron prácticamente veneraba el suelo que pisaba- comento en burla James “S” provocando una risa en muchos pero sobre todo la vergüenza del pelirrojo- pero claro, todo termino cuando Krum comenzó a olfatear a su hembra.

-¡¡James!!- reclamaron Ginny, Hermione, Ron, Rose, Molly y Lily principalmente - ¿de dónde diablos sacaste esa frase?- continuo Ginny.

-Fue tío George quien…

-¡Ha no! a mí no avientes el problema- le interrumpió George- yo diré muchas cosas pero nunca diría algo como eso estoy seguro.

-Es cierto hermanito, yo nunca he oído a tío George decir…

-Tu cállate Albus- le reclamo James “S”

-No le hables así a tu hermano- le reprimió Ginny- ya hablaremos después jovencito- le dijo con tono de advertencia.

Ya había cola para coger agua de la fuente, así que se pusieron al final, inmediatamente detrás de dos hombres que estaban enzarzados en una acalorada discusión. Uno de ellos, un mago muy anciano, llevaba un camisón largo estampado.

-¿Un qué?- dijeron de inmediato los nacidos muggle y algunos magos.

-Un camisón estampado- repitió Victoire con una mueca divertida, una mueca que muchos de los presentes tenían en ese momento.

El otro era evidentemente un mago del Ministerio: tenía en la mano unos pantalones de mil rayas y parecía a punto de llorar de exasperación.

—Tan sólo tienes que ponerte esto, Archie, sé bueno. No puedes caminar por ahí de esa forma: el muggle de la entrada está ya receloso.

—Me compré esto en una tienda muggle —replicó el mago anciano con testarudez—. Los muggles lo llevan.

—Lo llevan las mujeres muggles, Archie, no los hombres. Los hombres llevan esto —dijo el mago del Ministerio, agitando los pantalones de rayas.

Ahora pon esa explicación todos comprendían el error del hombre, y aunque les hacía gracias, algunos no podían evitar preguntarse ¿cómo podía seguir usando eso aun sabiendo que era ropa de mujer?

—No me los pienso poner —declaró indignado el viejo Archie—. Me gusta que me dé el aire en mis partes privadas, lo siento.

En ese punto las muecas divertidas se convierten en carcajadas, no solo de los bromistas, una carcajada casi general e todo el gran comedor. Incluso McGonagall que dependía las palabras del hombre sonreía con cierta diversión.

A Hermione le dio tal ataque de risa en aquel momento que tuvo que salirse de la cola, y no volvió hasta que Archie se fue con el agua.

-Sería muy descortés que se riera en su cara- comento Rose- pero si así consigue vestirse como debe.

-Probablemente ni así acepte ponerse los pantalones- agrego Scorpius.

Volvieron por el campamento, caminando más despacio por el peso del agua. Por todas partes veían rostros familiares: estudiantes de Hogwarts con sus familias. Oliver Wood,

-Claro, nuestro querido capitán no podía estar en otro lugar- comentó Alicia- mataría o moriría con tal de estar presente en el mundial.

-Sí, igualito a James- comento Sirius- no dejo saltar una semana antes sabiendo que iría y el mes siguiente no dejo de hablar de ello.

-Fue el mes más aburrido, siempre repetía lo mismos y nosotros solo respondíamos hoy, si, aja.

-Bueno disculpen- aseguro James- era un crio y estaba emocionado.

-Poniéndolo así parece que quiere más al quidditch que a Lily.

-Claro que no, a los dos lo quiero por partes iguales auch- grito el azabache por el enorme pellizco que la pelirroja le propino- solo bromeaba cariño, por supuesto que te quiero más a ti- le dijo sobándose el brazo adolorido.

El antiguo capitán del equipo de quidditch al que pertenecía Harry, que acababa de terminar en Hogwarts, lo arrastró hasta la tienda de sus padres para que lo conocieran, y le dijo emocionado que acababa de firmar para formar parte de la reserva del Puddlemere United.

-Sin duda debe de estar viviendo un sueño- comento Ted.

Cerca de allí se encontraron con Ernie Macmillan, un estudiante de cuarto de la casa Hufflepuff, y luego vieron a Cho Chang, una chica muy guapa que jugaba de buscadora en el equipo de Ravenclaw. Cho Chang le hizo un gesto con la mano y le sonrió.

Ginny se cruzó de brazos y bufo con evidente molesta. Harry la abrazo con cariño mientras varios de los presentes sonreían.

-Todas las pelirrojas son iguales- aseguró Sirius con una sonrisa- más vale que te prepares pequeño Albus, que tu Ángela sin duda te traerá como con una correan en el cello.

-¡Cállate Sirius!- le grito con fuerza Albus.

-Y tú no te alegres mucho lunático, que pronto también estaré comentando de tu relación con mi sobrina, solo les doy un pequeño descanso- agrego viendo al castaño.

Remus solamente negó con la cabeza, después de siete años juntos aun no comprendía como su amigo podía llegar a ser así de infantil, y de hecho pesaba, que nunca lo podría entender.

Al devolverle el saludo, Harry se volcó encima un montón de agua. Para que Ron dejara de reírse, Harry señaló a un grupo de adolescentes a los que no había visto nunca.

— ¿Quiénes serán? —preguntó—. No van a Hogwarts, ¿verdad?

-Sin duda pertenecen a algún otro colegio- comento Dumbledore- hay cientos de colegios mágicos en todo el mundo, aunque la gran mayora se mantienen en secreto aun en entre nosotros.

—Supongo que estudian en el extranjero —respondió Ron—. Sé que hay otros colegios, pero no conozco a nadie que vaya a ninguno de ellos. Bill se escribía con un chico de Brasil... hace una pila de años... Quería hacer intercambio con él, pero mis padres no tenían bastante dinero. El chico se molestó mucho cuando se enteró de que Bill no iba a ir, y le envió un sombrero encantado que hizo que se le cayeran las orejas para abajo como si fueran hojas mustias.

-Fue divertido, pero no hace falta decir que después de eso dejamos de escribirnos- comento Bill.

-Me pagece que la geacción de aquel chico fue bastante injustificada- comento Fleur evidentemente apoyando a su esposo.

Harry se rió, y no confesó que le sorprendía enterarse de que existían otros colegios de magia.

-En verdad que tienes una visión muy reducida del mundo mágico- dijo con verdadera impresión Draco- tienes suerte que en ese tiempo no lo supiera.

-Sin duda lo usarías para burlarte de mí- agrego Harry- aunque no habría importado mucho, nuestras peleas eran inevitables.

Aun muchos de los de la segunda generación se sorprendían que esos dos llegaran a tener una relación tan poco hostil como esa.

Al ver a representantes de tantas nacionalidades en el cámping, pensó que había sido un tonto al creer que Hogwarts sería el único. Observó que Hermione no parecía nada sorprendida por la información. Sin duda, ella había tenido noticia de otros colegios de magia al leer algún libro.

-De hecho así fue- aseguro Hermione- además claro de la vez que fui de vista a Francia ahí supe del colegio de Beauxbatons

—Habéis tardado siglos —dijo George, cuando llegaron por fin a las tiendas de los Weasley.

—Nos hemos encontrado a unos cuantos conocidos —explicó Ron, dejando la cazuela—. ¿Aún no habéis encendido el fuego?

—Papá lo está pasando bomba con los fósforos —contestó Fred.

-Ya que tienes un nuero que sabe de muggles, deberás de invitarlos más seguido compañero- comento Gideon.

-Podían hacer más cosos como esas por diversión- apoyo Fabián- y no solo es un nuero, también una nuera nacida de muggles- agrego.

El señor Weasley no lograba encender el fuego, aunque no porque no lo intentara. A su alrededor, el suelo estaba lleno de fósforos consumidos, pero parecía estar disfrutando como nunca.

El señor Weasley se sonrojo ante la cantidad de risas modestas que se alcanzaron a escuchar en ese momento.

— ¡Vaya! —exclamaba cada vez que lograba encender un fósforo, e inmediatamente lo dejaba caer de la sorpresa.

—Déjeme, señor Weasley —dijo Hermione amablemente, cogiendo la caja para mostrarle cómo se hacía.

-Fue bueno que ustedes fueran con el chicos- dijo Molly hablándole a Harry y Hermione- aunque lo intente no sabe cómo actuar como muggle.

-Para lo que importaba, nadie más parecía interesado en hacer lo mismo- agregó Scorpius.

Al final encendieron fuego, aunque pasó al menos otra hora hasta que se pudo cocinar en él. Sin embargo, había mucho que ver mientras esperaban. Habían montado las tiendas delante de una especie de calle que llevaba al estadio, y el personal del Ministerio iba por ella de un lado a otro apresuradamente, y al pasar saludaban con cordialidad al señor Weasley.

-A pesar que tu departamento no parece de mucha importancia, es evidente que muchas personas te conocen- comentó Sirius.

Éste no dejaba de explicar quiénes eran, sobre todo a Harry y a Hermione, porque sus propios hijos sabían ya demasiado del Ministerio para mostrarse interesados.

-Obviamente, ellos debieron ser los más interesados en conocer quiénes eran y a que se dedicaban- aseguro Frank.

—Ése es Cuthbert Mockridge, jefe del Instituto de Coordinación de los Duendes... Por ahí va Gilbert Wimple, que está en el Comité de Encantamientos Experimentales. Ya hace tiempo que lleva esos cuernos... Hola, Arnie... Arnold Peasegood es desmemorizador, ya sabéis, un miembro del Equipo de Reversión de Accidentes Mágicos... Y aquéllos son Bode y Croaker... son inefables...

— ¿Qué son?

—Inefables: de los Departamentos de Misterios, secreto absoluto. No tengo ni idea de lo que hacen...

-Nadie sabe que es lo que hacen- comentó James- la verdad siempre he tenido curiosidad de saber que hay dentro de ese departamento.

-Pero ni tu eres tan idiota como para irrumpir en el ministerio- aseguro Lily.

Harry, Ron Hermione, Ginny, Neville y Luna (esta última sin demostrar mucha importancia) se vieron entre ellos mientras recibían miradas de algunos más, ellos mismos hicieron justamente eso en ese departamento.

Al final consiguieron una buena fogata, y acababan de ponerse a freír huevos y salchichas cuando llegaron Bill, Charlie y Percy, procedentes del bosque.

—Ahora mismo acabamos de aparecernos, papá —anunció Percy en voz muy alta—. ¡Qué bien, el almuerzo!

-Y ahí tiene a restregarnos en la cara que se pudieron aparecer cuando quisieron- exclamo Fred.

-Y encima llegan para comer cuando nosotros hicimos todo el trabajo- agregó George.

-Harry y Hermione pusieron las tiendas, además junto con Ron fueron al agua mientras papá y yo tratamos de encender la fogata, así que ustedes ¿Qué hicieron?- les pregunto Desafiante Ginny, sin obtener respuesta

-Por lo que dices tampoco hicieron nada- dijo burlón Sirius antes de que regresaran a la lectura.

Estaban dando cuenta de los huevos y las salchichas cuando el señor Weasley se puso en pie de un salto, sonriendo y haciendo gestos con la mano a un hombre que se les acercaba a zancadas.

— ¡Ajá! —dijo—. ¡El hombre del día! ¡Ludo!

Victorie leyó la descripción de Ludo Bagman con la que muchos estuvieron de acuerdo con Harry que no era para nada discreto, túnica de quidditch con gruesas franjas horizontales negras y amarillas y la imagen de una enorme avispa, con eso nadie se sorprendía de que no respetaran las defensas anti muggles.

Su aspecto era el de un hombre de complexión muy robusta en decadencia, y la túnica se le tensaba en torno de una voluminosa barriga que seguramente no había tenido en los tiempos en que jugaba en la selección inglesa de quidditch. Tenía la nariz aplastada (probablemente se la había roto una bludger perdida, pensó Harry);

-Algo así, de hecho el bateador arrojo la bludger a su dirección con la suerte que le dio en el rostro- comento James.

Pero los ojos, redondos y azules, y el pelo, corto y rubio, lo hacían parecer un niño muy crecido.

-Y justamente así se comportaba- comento Hermione.

— ¡Ah, de la casa! —les gritó Bagman, contento. Caminaba como si tuviera muelles en los talones, y resultaba evidente que estaba muy emocionado—. ¡El viejo Arthur! —Dijo resoplando al llegar junto a la fogata—.
Vaya día, ¿eh? ¡Vaya día! ¿A que no podíamos pedir un tiempo más perfecto? Vamos a tener una noche sin nubes... y todos los preparativos han salido sin el menor tropiezo... ¡Casi no tengo nada que hacer!

-No, los que están trabajando son los demás- espeto Alice- algunos incluso trabajan más de lo que debían por su culpa.

Detrás de él pasó a toda prisa un grupo de magos del Ministerio muy ojerosos, señalando los indicios distantes pero evidentes de algún tipo de fuego mágico que arrojaba al aire chispas de color violeta, hasta una altura de seis o siete metros.

Percy se adelantó apresuradamente con la mano tendida. Aunque desaprobaba la manera en que Ludo Bagman dirigía su departamento, quería causar una buena impresión.

-En serio pelirrojo, aun no comprendo como saliste de esa forma con los padres y familia que tienes- comento Sirius.

-Los hijos no siempre son iguales a sus padres- aseguró Marlene- tu deberías saberlo, eres un claro ejemplo de lo dicho.

-Supongo que tienes razón- le concedió el oji gris- aun así hay algo que no me gusta de esa actitud tuya- termino viendo al pelirrojo.

— ¡Ah... sí! —Dijo sonriendo el señor Weasley—. Éste es mi hijo Percy, que acaba de empezar a trabajar en el Ministerio... y éste es Fred... digo George, perdona... Fred es este de aquí... Bill, Charlie, Ron... mi hija Ginny... y los amigos de Ron: Hermione Granger y Harry Potter.

Bagman apenas reaccionó al oír el nombre de Harry, pero sus ojos se dirigieron como era habitual hacia la cicatriz que Harry tenía en la frente.

Los hijos del chico voltearon los ojos al mismo tiempo que el propio Harry, en verdad que era molesto que siempre actuaran de la misma manera.

—Éste es Ludo Bagman —continuó presentando el señor Weasley—. Ya lo conocéis: gracias a él hemos conseguido unas entradas tan buenas.

Bagman sonrió e hizo un gesto con la mano como diciendo que no tenía importancia.

-Fue muy amable de su parte- comento Charlie- lástima que con eso no conseguiría resarcir sus fallos- agrego, según sabia el aun tenia algunas cuentas pendientes con los gnomos en su tiempo.

— ¿No te gustaría hacer una pequeña apuesta, Arthur? —Dijo con entusiasmo, haciendo sonar en los bolsillos de su túnica negra y amarilla lo que parecía una gran cantidad de monedas de oro—. Roddy Pontner ya ha apostado a que Bulgaria marcará primero, y yo me he jugado una buena cantidad, porque los tres delanteros de Irlanda son los más fuertes que he visto en años... Y Agatha Timms se ha jugado la mitad de las acciones de su piscifactoría de anguilas a que el partido durará una semana.

—Eh... bueno, bien —respondió el señor Weasley—. Veamos... ¿un galeón a que gana Irlanda?

— ¿Un galeón? —Ludo Bagman parecía algo decepcionado, pero disimuló

-Claro, dependía mucho de esas apuestas- comento Bill aunque al final no le sirvió de nada.

-Se lo merece por tramposo, el mismo se buscó lo que le paso- aseguro George.

-Sí, aunque fue una lástima que nosotros hayamos podido hacer nada-  agregó Fred, aun cuando al final no fue una gran pérdida, les seguía molestando un poco que ese tipo se hubiera fugado con las ganancias de su apuesta.

—. Bien, bien... ¿alguna otra apuesta?

—Son demasiado jóvenes para apostar —dijo el señor Weasley—. A Molly no le gustaría...

—Apostaremos treinta y siete galeones, quince sickles y tres knuts a que gana Irlanda —declaró Fred, al tiempo que él y George sacaban todo su dinero en común—, pero a que Viktor Krum coge la snitch.

-¡¡Fred y George Weasley!!- grito con fuerza Molly- ¡¿que demonios piensan al hacer semejante cosa?!

-Tranquila mamá, es solo un juego- dijo Fred.

-Aunque al final nos salió mal

-¡¡¿Qué?!!- grito con igual fuerza Molly

-Gracias Georgy no te podías quedar callado- le reclamo su gemelo de inmediato

-¡No puedo creer que sean tan idiotas para hacer semejante apuesta, y más aun con tanto dinero!- les reitero su madre.

-Más de treinta galeones, debieron de tardar mucho para juntarlo- comento Draco- y perdieron todo eso.

-Algo así, pero al final lo recuperamos- aseguró George.

-Pues espero que lo hayan disfrutado, porque si así manejan su dinero- exclamo la señora Weasley considerando quitarles cada knuts que callera en manos de sus gemelos.

-Pero mamá, es como en los negocios, en ocasiones se gana y en ocasiones se pierde

-Si no hay necesidad que te molestes tanto por esto

Sin embargo la severa mirada de su madre era cara, no importa que tanto dijeran no la harían cambiar de opinión, y eso se sumaría a la larga lista de infracciones que su madre se encargaría de hacerles pagar en cuanto pudiera.

¡Ah!, y añadiremos una varita de pega.

— ¡No le iréis a enseñar al señor Bagman semejante porquería! —dijo Percy entre dientes.

-De seguro que a ese tipo le fascinara que les muestre sus productos- aseguro Alice, varios de los presentes pensaban igual que ella.

Pero Bagman no pensó que fuera ninguna porquería. Por el contrario, su rostro infantil se iluminó al recibirla de manos de Fred, y, cuando la varita dio un chillido y se convirtió en un pollo de goma, Bagman prorrumpió en sonoras carcajadas.

Cada vez más de los presentes se sorprendían que un tipo tan inmaduro como el llegara a dirigir un departamento del ministerio, aun cuando se tratara del de juegos y deportes mágicos.

-No me sorprende que los magos se tomen antas libertades en el campamento y que ni les interese ocultarse- aseguró Astoria.

-Uf, eso se oyó como algo que diría Percy- comento Gideon.

-No es malo que ese tipo sea alegré, pero tampoco hay que llegar a ese extremo- dijo Scorpius defendiendo a su madre.

— ¡Estupendo! ¡Hacía años que no veía ninguna tan buena! ¡Os daré por ella cinco galeones!

Percy hizo un gesto de pasmo y desaprobación.

—Muchachos —dijo el señor Weasley—, no quiero que apostéis... Eso son todos vuestros ahorros. Vuestra madre...

— ¡No seas aguafiestas, Arthur! —bramó Ludo Bagman, haciendo tintinear con entusiasmo las monedas de los bolsillos

-Al final los dejaste hacer la apuesta- dijo en tono represivo Molly a su esposo- en serio no puedo descuidarlos ni un solo segundo.

Las madres y algunas chicas comenzaron a sentir pena por la mujer, si bien todos los hijos eran problemático en diferentes formas, parecía que el trabajo de la señora Weasley era particularmente más complicado con esos gemelos.

— ¡Ya tienen edad de saber lo que quieren! ¿Pensáis que ganará Irlanda pero que Krum cogerá la snitch? No tenéis muchas posibilidades de acertar, muchachos. Os ofreceré una proporción muy alta.

Los gemelos sonrieron de inmediato con cierto sentimiento de superioridad, porque de entre todos fueron ellos quienes acertaron en la predicción.

Así que añadiremos cinco galeones por la varita de pega y...

El señor Weasley se dio por vencido cuando Ludo Bagman sacó una libreta y una pluma del bolsillo y empezó a anotar los nombres de los gemelos.

Molly no dejaba de negar con la cabeza, ya no solo por las acciones de sus hijos, sino también por la gran pasividad de su esposo que no lo impidió.

— ¡Gracias! —dijo George, tomando el recibo de pergamino que Bagman le entregó y metiéndoselo en el bolsillo delantero de la túnica.

Bagman se volvió al señor Weasley muy contento.

— ¿Podría tomar un té con vosotros? Estoy buscando a Barty Crouch. Mi homólogo búlgaro está dando problemas, y no entiendo una palabra de lo que dice. Barty sí podrá: habla ciento cincuenta lenguas.

— ¿El señor Crouch? —dijo Percy, abandonando de pronto su tieso gesto de reprobación y estremeciéndose palpablemente de entusiasmo

-Su tema favorito por lo que se ve- comento Draco- y al final de cuentas, como tomaste las revelaciones de ese tipo cuando termino el año.

-No las creí- respondió el pelirrojo- yo apoye de más al ministerio desde esa vez y bueno, paso mucho hasta que recapacite.

-A ti también te pesan tus errores- comento Draco al mirar la mirada cabizbajo de Percy, una mirada que el mismo ha puesto desde antes de terminar la guerra.

—. ¡Habla más de doscientas! Habla sirenio, duendigonza, trol...

—Todo el mundo es capaz de hablar trol —lo interrumpió Fred con desdén—. No hay más que señalar y gruñir.

La mayoría de los presentes no pudo evitar reír ante el comentario del pelirrojo, mientras algunos se preguntaban qué tan practico era aprender a hablar trol

Percy le echó a Fred una mirada muy severa y avivó el fuego para volver a calentar la tetera.

— ¿Sigue sin haber noticias de Bertha Jorkins, Ludo? —preguntó el señor Weasley, mientras Bagman se sentaba sobre la hierba, entre ellos.

Entonces la alegría y risas de todos se silenciaron de inmediato, ya todos los presentes conocían el trágico destino que había sufrido Bertha.

—No ha dado señales de vida —repuso Bagman con toda calma—. Ya volverá. La pobre Bertha... tiene la memoria como un caldero lleno de agujeros y carece por completo de sentido de la orientación. Pongo las manos en el fuego a que se ha perdido. Seguro que regresa a la oficina cualquier día de octubre pensando que todavía es julio.

-Se toma con demasiada calma la perdida de alguien de su equipo- comento ojo loco- si algo hubiera pasado en mi departamento.

-Te apoyo que debería ser más serio en cuanto a la desaparición de Bertha- interrumpió Frank- pero no se puede comparar a nuestro departamento, los peligros entre uno y oro son muy diferente.

— ¿No crees que habría que enviar ya a alguien a buscarla? —sugirió el señor Weasley al tiempo que Percy le entregaba a Bagman la taza de té.

-Es lo más sensato que aria cualquiera- comento Kingsley- pero lamentablemente Ludo no pertenecía a ese grupo.

—Es lo mismo que dice Barty Crouch —contestó Bagman, abriendo inocentemente los redondos ojos—. Pero en este momento no podemos prescindir de nadie.

-Ese Barty parece muy interesa en esa desaparición- comento Scorpius con suspicacia- supongo que seguirán sin decirnos sus verdaderos motivos- la respuesta estaba en el rostro de todos.

¡Vaya! ¡Hablando del rey de Roma! ¡Barty!

Victoire leyó la descripción de Barty Crouch, con su pose estirada y rígida que iba vestido con corbata y un traje impecablemente planchado y que pasaría como un muggle para cualquiera. Como en el caso de Harry fue evidente para todos como alguien que seguía rigurosamente las normas como Percy le mostraba tal devoción.

—Siéntate un rato en el césped, Barty —lo invitó Ludo con su alegría habitual, dando una palmada en el césped, a su lado.

—No, gracias, Ludo —dijo el señor Crouch, con una nota de impaciencia en la voz—. Te he buscado por todas partes. Los búlgaros insisten en que tenemos que ponerles otros doce asientos en la tribuna...

— ¿Conque era eso lo que querían? —Se sorprendió Bagman—. Pensaba que ese tío me estaba pidiendo doscientas aceitunas. ¡Qué acento tan endiablado!

-Cielos, aun cuando sean tan diferente se nota que en momentos como esos deben de trabajar juntos les guste o no- comento Ted.

-La verdad es que no están muy equilibrados, cada uno está en un extremo opuesto en su forma de ser- agregó Andrómeda.

—Señor Crouch —dijo Percy sin aliento, inclinado en una especie de reverencia que lo hacía parecer jorobado—, ¿querría tomar una taza de té?

— ¡Ah! —Contestó el señor Crouch, mirando a Percy con cierta sorpresa—. Sí... gracias, Weatherby.

Ante esa oración hubo varias reacciones, algunos sonrieron divertidos como lo hicieron lo gemelos en su momento, otros más se sorprendieron de que era cierto que no concia ni su apellido, y los que restaban los más suspicaces, le pareció curioso que no se tomar la molestia de recordar el nombre de su subordinado pero si el de una chica d otro departamento como Bertha.

A Fred y a George se les atragantó el té de la risa. Percy, rojo como un tomate, se encargó de servirlo.

—Ah, también tengo que hablar contigo, Arthur —dijo el señor Crouch, fijando en el padre de Ron sus ojos de lince

-Con el abuelo, pero su departamento es de uso indebidos de artefactos muggles- comentó con curiosidad Hugo.

-Sí, pero en esa situación si es correcto acudir a ese departamento- le aseguro Hermione.

—. Alí Bashir está en pie de guerra. Quiere comentarte lo del embargo de alfombras voladoras.

-Alfombras voladoras- repitió James- suena interesante pero no creo que pueda vender esas cosas aquí.

-Claro que no, las alfombra se cundieran artefactos muggles, y no se permitirá su uso- aseguro  Arthur.

El señor Weasley exhaló un largo suspiro.

—Justo esta semana pasada le he enviado una lechuza sobre este tema. Se lo he dicho más de cien veces: las alfombras están definidas como un artefacto muggle en el Registro de Objetos de Encantamiento Prohibidos. ¿No habrá manera de que lo entienda?

—Creo que no —reconoció el señor Crouch, tomando la taza que le tendía  Percy—. Está desesperado por exportar a este país.

-Me temo que solo en países similares al suyo considerarían las alfombras como un medio de transporte- comentó Lily.

-Es algo cultural y temo que no podrá expandir su negocio- agrego Marlene.

-Y como no puede  está molestando a todo el mundo para conseguir lo imposible- termino Molly.

—Bueno, nunca sustituirán a las escobas en Gran Bretaña, ¿no os parece? —observó Bagman.

—Alí piensa que en el mercado hay un hueco para el vehículo familiar —repuso el señor Crouch—. Recuerdo que mi abuelo tenía una Axminster de doce plazas. Por supuesto, eso fue antes de que las prohibieran.

Lo dijo como si no quisiera dejar duda alguna de que todos sus antepasados habían respetado escrupulosamente la ley.

Harry, Ron y Hermione se vieron entre ellos, sin duda para Crouch ese era un tema más importante que su propia familia, lo tenían muy claro después de ese año.

— ¿Así que has estado ocupado, Barty? —preguntó Bagman en tono jovial.

—Bastante —contestó secamente el señor Crouch—. No es pequeña hazaña organizar trasladores en los cinco continentes, Ludo.

—Supongo que tanto uno como otro os alegraréis de que esto acabe —comentó el señor Weasley.

Ludo Bagman se mostró muy asombrado.

— ¿Alegrarme? Nunca lo he pasado tan bien... y, además, no se puede decir que no nos quede de qué preocuparnos. ¿Verdad, Barty? Aún hay mucho que organizar, ¿verdad?

-Tienen otro evento planeado después de eso- comento curioso Frank- debe de ser algo grande para que reaccione así.

-Sí, pero tiene que ver con ese asunto ultra secreto de Percy, por lo que no nos entramos hasta que regresamos al colegio- comento Ron.

El señor Crouch levantó las cejas mirando a Bagman.

—Hemos acordado no decir nada hasta que todos los detalles...

— ¡Ah, los detalles! —Dijo Bagman, haciendo un gesto con la mano para echar a un lado aquella palabra como si fuera una nube de mosquitos—. Han firmado, ¿no es así? Se han mostrado conformes, ¿no es así? Te apuesto lo que quieras a que muy pronto estos chicos se enterarán de algún modo. Quiero decir que, como es en Hogwarts donde va a tener lugar...

-¿En Hogwarts?- repitieron los del pasado sorprendidos.

-¿Pero qué clase de evento se puede desarrollar aquí en el catillo?- pegunto un chico del pasado, pero nadie de los del futuro le dio una respuesta.

—Ludo, te recuerdo que tenemos que buscar a los búlgaros —dijo de forma cortante el señor Crouch—. Gracias por el té, Weatherby.

-Pero ese Ludo tiene razón en una cosa- comento Albus- qué más da que se enteren en ese momento o después de lo que harán.

-Pues sí, pero ya vez que nunca nos quieren decir nada- aseguro James “S” con cierta molestia en la voz.

Le devolvió a Percy la taza, que continuaba llena, y aguardó a que Ludo se levantara. Apurando el té que le quedaba, Bagman se puso de pie con esfuerzo acompañado del tintineo de las monedas que llevaba en los bolsillos.

— ¡Hasta luego! —se despidió—. Estaréis conmigo en la tribuna principal. ¡Yo seré el comentarista! —Saludó con la mano; Barty Crouch hizo un breve gesto con la cabeza, y tanto uno como otro se desaparecieron.

— ¿Qué va a pasar en Hogwarts, papá? —Preguntó Fred de inmediato—. ¿A qué se referían?

—No tardaréis en enteraros —contestó el señor Weasley, sonriendo.

-Bueno debe de ser algo emocionante y no tan peligrosos, de otra forma Arthur no sonreirá de esa manera- comento Gideon.

-Pues se suponía que era algo así- aseguro Ron- lo peor de todo fue lo que ocurrió en diciembre- agrego haciendo referencia al baile.

-En serio eso fue lo peor del año- le dijo Hermione incrédula- después de todo lo ocurrido eso te pareció lo peor.

-Bueno, tampoco fue precisamente agradable Hermione- comento Harry- al menos para nosotros- entonces se preguntó cómo reaccionarían su padre y padrino cuando se enteraran de ese capítulo de su vida.

-Es muy confuso lo que dicen, pero tal parece que fue un año con bastante movimiento también- exclamo Lily viendo con severidad al trio, ese tipo de conversación mas la insertable de no saber solo los ponían más nerviosos.

—Es información reservada, hasta que el ministro juzgue conveniente levantar el secreto —añadió Percy fríamente—. El señor Crouch ha hecho lo adecuado al no querer revelar nada.

-Entonces porque tan encomiando en querer que te peguntaran que era ese asunto ultra secreto he- ataco Fabián avergonzando al pelirrojo.

—Cállate, Weatherby —le espetó Fred.

Victoire fue narrando como la emoción aumentaba conforme oscurecía, y como al anochecer el poco disimulo desapareció y de cómo los vendedores aparecían con un gran número de artículos diferente tanto de Bulgaria e Irlanda y cosas con referencia al quidditch como miniaturas de saetas de fuego.

—He ahorrado todo el verano para esto —le dijo Ron a Harry mientras caminaban con Hermione entre los vendedores, comprando recuerdos. Aunque Ron se compró un sombrero con tréboles que se movían y una gran escarapela verde, adquirió también una figura de Viktor Krum, el buscador del equipo de Bulgaria.

-Ya no entiendo, apoyas a Irlanda o a Bulgaria- pregunto con interés Seamus.

-No, creo que solo estaba ahí por el juego- dijo Seamus- aunque su idolatría a Krum era más que clara.

La miniatura de Krum iba de un lado para otro en la mano de Ron, frunciendo el entrecejo ante la escarapela verde que tenía delante.

— ¡Vaya, mirad esto! —exclamó Harry, acercándose rápidamente hasta un carro lleno de montones de unas cosas de metal que parecían prismáticos excepto en el detalle de que estaban llenos de botones y ruedecillas.

—Son omniculares —explicó el vendedor con entusiasmo—. Se puede volver a ver una jugada... pasarla a cámara lenta, y si quieres te pueden ofrecer un análisis jugada a jugada. Son una ganga: diez galeones cada uno.

-Eran bastante buenos-  comento Neville- yo me compre unos esa vez, aunque después los termine perdiendo- eso consiguió algunas risas.

—Ahora me arrepiento de lo que he comprado —reconoció Ron, haciendo un gesto desdeñoso hacia el sombrero con los tréboles que se movían y contemplando los omniculares con ansia.

-Eso te pasa por precipitarte hermanito, los galeones no se deben gastar con tanta prisa

-Cállate Fred, o quieres que les recuerde los resultados de su apuesta- le revatio Ron.

-De cualquier forma lo recordaran durante todo el libro- aseguro Ginny

-Eres muy mala hermanita- le recrimino George.

—Deme tres —le dijo Harry al mago con decisión.

—No... Déjalo —pidió Ron, poniéndose colorado. Siempre le cohibía el hecho de que Harry, que había heredado de sus padres una pequeña fortuna, tuviera mucho más dinero que él.

-Pero para que son las pequeñas fortunas si no para gastarlo con los amigos y la familia- exclamo James.

-Y aun así siempre nos cobrabas el dinero que nos prestabas- ataco Remus.

-Bueno, no quería ofenderlos haciéndoles pensar que me sentía superior por tener tanto dinero- algunos, pero en especial Severus vieron muy cómica la declaración del castaño.

-Yo no me ofendo, por mi dame tantos galeones como te sea posible.

-¡Sirius!- le reprendió Marlene con una media sonrisa en el rostro.

—Es mi regalo de Navidad —le explicó Harry, poniéndoles a él y a Hermione los omniculares en la mano—. ¡De los próximos diez años!

-Que ahora que lo pienso no tengo ni idea de donde se encuentran en este momento- comento Ron.

-Valla forma de tirar un regalo que valía por diez- bromeo James “S”

—Conforme —aceptó Ron, sonriendo.

— ¡Gracias, Harry! —Dijo Hermione—. Yo compraré unos programas...

Con los bolsillos considerablemente menos abultados, regresaron a las tiendas. Bill, Charlie y Ginny llevaban también escarapelas verdes, y el señor Weasley tenía una bandera de Irlanda. Fred y George no habían comprado nada porque le habían entregado todo el dinero a Bagman.

Los gemelos no pudieron evitar soltar un bufido por eso, si hubieran sabido que Harry les daría el premio por su victoria no habrían hecho esa estúpida apuesta.

Y entonces se oyó el sonido profundo y retumbante de un gong al otro lado del bosque, y de inmediato se iluminaron entre los árboles unos faroles rojos y verdes, marcando el camino al estadio.

— ¡Ya es la hora! —Anunció el señor Weasley, tan impaciente como los demás—. ¡Vamos!

-Es el final- informo Victoire cerrando el libro.

-Fantástico, ya comenzara lo bueno- dijo con alegría James- bien leamos el siguiente

-Espere señor Potter- le dijo Dumbledore- ya hemos leído siete capítulos hasta ahora, creo que sería prudente que dejáramos la lectura así por hoy.

-¡Hay pero por favor!- exclamo el azabache

-No todos tenemos tanto animo como usted señor Potter, muchos necesitamos de un descanso para continuar.

-Pero…

-James ya tranquilízate- le solicito Lily, el azabache quería reclamar, decir o hacer para que continuaran, pero después de un rato se termino resignando.

-Está bien- dijo rendido por fin- dejemos la lectura por hoy.

Después de eso los paltos comenzaron a aparecer llenos de comida para la cena.

-Hay alégrate cornamenta- le dijo Sirius a su enfurruñado amigo- mira podemos tomar este tiempo para hablar sobre Ángela- Albus se atraganto con su bebida cuando escucho el nombre

-¿Quién?- le pregunto.

-La enamorada de tu nieto.

-¿Qué?- exclamo de inmediato Albus después de recuperase, eso era lo último que él deseaba que hicieran.

-Tienes razón canuto, la verdad es que necesitas mucha ayuda con eso nietecito- agrego viendo al sonrojado chico- y con todo respeto ni tu padre ni tu tío serian buenos consejeros- los aludidos lo vieron con represión.

-Si a eso vamos ustedes tampoco lo son- aseguro Remus.

-Pero que dices lunático, nosotros éramos muy populares con las cicas.

-Claro- dijo con demasiada ironía Marlene- pero yo creo que Albus no la quiere solo para pasar el rato o para cambiarla a las dos semanas- aseguro- tú eres un maldito mujeriego y no podrás aconsejarlo adecuadamente.

-Bueno, eso es canuto, pero yo si conseguí a mi pelirroja.

-Sí, pero te costó casi siete años conseguirlo, y tuviste que soportar toda cantidad y tipos de golpes, hechizos y hasta maldiciones cuando la conseguías sacar de sus casillas- alego Remus.

-Es cierto, ninguno de ustedes podrá darle consejos realmente útiles- apoyo Dora.

-Bueno, si así nos ponemos tu tampoco podrías darle buenos consejos- ataco a Lupin.

-Yo nunca dije que podía aconsejo o si canuto- le respondió con tranquilidad el castaño- además si él quiere consejos puede preguntarle a su madre y a su tía, incluso en este momento también a Lily y claro esta también tiene a Molly, pero debe ser cuando él lo quiera hacer, así que mejor déjenlo tranquilo- sus amigos solo se cruzaron de brazos.

-Gracias Teddy… digo Remus- se corrigió Albus verdaderamente agradecido.- lo siento, pero nosotros estamos más con Teddy que contigo, y bueno, cuando alguien habla lógicamente

-Descuida no hay problema- le restó importancia Remus.

Le resto de la cena transcurro bastante tranquila, con James y Sirius enfurruñados porque les habían cortado de tajo toda su diversión. Cuando terminaron se comenzaron a ir a sus habitaciones para poder descansar, los jóvenes estaban entrando a la sala de menesteres cuando un par de chicas bastantes bonitas del pasado llegaron a donde se encontraban.

-Sirius, ¿podrías darnos un momento?- le dijo con dulzura una de ellas,

El animago sorprendido se detuvo en seco mientras los demás seguían entrando, pudo ver de reojo como Marlene le mandaba una mirada severa y ¿dolida?, sea como sea no les gusto para nada.

-Si claro- les respondió a las chicas alejándose un poco para tener un poco de privacidad, en eso pudo sentir la mirada de Lily, esa mirada la comprendió en un instante, ya muchas veces lo había visto así, una mirada que claramente quería decir no hagas una idiotez o la pagaras”

-Y bueno, ¿qué querían decirme?- dijo Sirius aun con la imagen de Lily muy presente.

-Sirius, ¿en verdad te gusta dormir en ese lugar?- comenzó una de las jóvenes.

-He- respondió sin entender- pues sí, si me gusta

-En serio- dijo la otra- no preferirías dormir con nosotros- le insinuó directamente.

-¿Con ustedes dos?- repitió el joven, aun siendo un mujeriego esas oportunidades no siempre se presentaban, sin duda pasaría una noche muy divertía si se iba con ellas, pero entonces recordó a Marlene- pues, no lo sé- dudo sorprendiendo a las jóvenes, no creyeron que se negaría de esa forma.

-¿Por qué no? -volvió a hablar la primera- sabes que será muy divertido

-Y sin duda será mejor que dormir en un periódico- agrego la otra.

Entonces Sirius recordó la amenaza de la rubia de hace unas pocas horas, pero más que eso, antes de la amenaza había aceptado que dormían en la misma habitación solos, es que acaso esas chicas se encontraban celosas, o simplemente querían marcar su territorio, o tal vez solo se trataba de algo físico, solamente satisfacer una necesidad como él lo había hecho en algunas ocasiones.

Por primera vez se encontraba pensando lo que hacía, normalmente aceptaría una invitación como esa con los ojos cerrados, después de todo, era parte de su filosofía vivir libre sin ninguna atadura como James con Lily, sabia lo placentera que sería esa noche con esas dos, pero también sabía que si lo hacía se alejaría completamente de Marlene, todo el territorio ganado con ella se perdería, y entonces lo recordó.

El tercer libro, ese tercer libro tan lleno de ocultamientos y malos entendidos, ese libro que lo plasmaba como la peor de las escoria y que consiguió deprimirlo con tanta facilidad, el dolor que sintió, un dolor que logro superar por estar cerca de ella. Viendo directamente a los ojos de esas jóvenes se preguntó, ¿ellas hubieran sido capaces de acompañarlo en ese momento? ¿podría confiar en ellas?. Debía tomar una decisión, una decisión que podría cambiarlo todo.

8 comentarios:

  1. Gracias por mantenerte activo. De todos los "leyendo" que he visto, el tuyo es - lejos- el más divertido.
    Sin embargo me preocupan algunas cosas. Si cambias algunas cosas fundamentales, el futuro puede ser totalmente incierto. Por ejemplo, si James y Lily sobreviven, tal vez Voldemort intente matar a Neville. O Harry, viviendo con su familia sea una persona totalmente distinta y no tenga esa cercanía con Dumbledore. Tampoco imagino a Harry sin la cicatriz, por consiguiente, sin la relación "especial" con Voldemort.
    En otras palabras, se desbarata toda la saga.
    Pero supongo que ya has pensado en todo eso. Sólo quería que supieras mi preocupación.
    Espero con ansias el próximo Martes
    Myron63

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    1. Me complace que pienses eso de mi fic.
      Y si, de hecho esas cosas ya las había pensando desde mucho antes de comenzar la historia, desde que leía a otras autores e historias similares me percate de lo diferente que podría ser la saga al cambiar este u otro detalle, no se que tanto pueda por lo de la cicatriz de Harry, pero te aseguro que ni él ni sus amigos perderán la esencia que los caracteriza, ya tengo unas ideas de cómo hacerlo pero siento que eso aparecería casi al final de todas las lecturas.
      Bueno ya es mates, y continuare siempre que pueda hacerlo.
      Ya actualizo.

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  2. No importa pero con tal de que sirius este con marlene ojala se desbarate toda la saga a mi apreciacion queria q apareciera regulus ya sabes xq sirius nunca se pudo disculpar con el y bueno la q tenia q haber sido su pareja osea dorcas meadows.
    No es justo q la mayoria haya muerto a mi si me gusta los cambios q estas haciendo esperare hasta el otro martes es una desesperacion.
    Pdta. Apiadate de esta pobre fanatica y mete a regulus en la lectura de los libros hasta el otro martes

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    1. Jeje, bueno, no tengo palabras para a primera parte de tu comentario jeje.
      En cuanto a Regulus si me gustaría trabajar un poco en su relación con Sirius, pero por ese mismo alejamiento que tienen se me complica idear situaciones en que pueden estar juntos de forma pacífica, de hecho tender una oportunidad en el capítulo de la marca tenebrosa, ya verás de lo que quiero decir.
      Ya actualizo.

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  3. Estuvo muy divertido el capitulo, me gusto la parte donde Sirius molestaba a Albus sobre el asunto de Angela y que a la vez siguiera molestando a Remus con el asunto de Dora.
    También me gusto que Sirius ya este pensando más las cosas antes de hacerlas.
    Que bien que sigas escribiendo.
    Nos vemos el proximo martes.

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    1. Me alegra que te gustara.
      Pues sí, es que sentí que Sirius se estaba olvidando de su querido amigo por estar molestando a Albus jeje.
      Si, por fin Sirius muestras señas para dejar de ser un mujeriego.
      Gracias, siempre que pueda seguir escribiendo lo hare, en verad me molestaría dejar la historia inconclusa.
      Ya actualizo.

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  4. Holaaaa antes de comentar lo asombroso este foc te queria agradecer por estar activo cada semana todo el mundo lo deja siempre asi que gracias, segundo una disculpa otra bez tarde en poder verlo sorry colegio muggle, tercero como siempre este fic esta ARCHIMEGASUPERULTRAESPECTACULARMENTEINCREIBLEEEEEEEEEE literalmente tengo una seria obcesion con este fic sin duda uno de los mejores que he leido desde que empece a leer fics am que mas asi super cute sirius no se esta supe cuteeee siguee y no se que mas comentar solo que esta adombrosaaa

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    1. No tienes que agradecer, he tenido mis tiempos de ausencia, pero desde que inicie me dije que lo terminaría sí o sí, y ya te lo dije antes, no has problema, siempre que puedas segur aquí estará bien.
      En serio muchas pero muchas gracias, me alegra que te gusten tantos mis desvaríos jeje, y bueno que otra cosa podría decir más que ya subiré el siguiente capítulo.
      Hasta la próxima.

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