martes, 25 de agosto de 2015

Capítulo 53.- El rencor de Snape



Varios de los presentes vieron con extrañeza a la pequeña pelirroja del futuro por su comentario del próximo capítulo, pero solo basto que leyera dicho título en voz alta para que todos, en especial los merodeadores, comprendieran lo que quiso decir.

-El capítulo dice, “El rencor de Snape”- exclamo la pelirroja.

-A claro, tenía que tratarse de quejicus- dijo Sirius.

-Pero un segundo- hablo James- es el rencor que me tiene a mí, a Sirius, a Harry o a Remus.

-El rencor de Harry se origina en el tuyo- razono Frank señalando James- y ya hemos visto mucho de eso como para que sea relevante, y al que tiene más cerca es…

-Entonces la tomaría contra lunático- le interrumpió el azabache llegando a las conclusiones del auror.

-Es probable, mas no es seguro- agrego el auror..

-Si es así más le vale controlar lo que diga- espeto Nymphadora enrojeciendo su tono de cabello, los que asaban, o sospechaban de la relación que tendrán en futuro sonrieron divertidos y hasta un poco complacidos por la reacción de la chica.

-Sea lo que sea yo te apoyo- le aseguro Teddy.

-Se notan que eres digno hijo de tu madre- comento Sirius viendo la reacción de los dos metamorfomagos- pero claro, esa mirada de enojo en sus ojos claramente es de lunático- agrego en específico para Teddy.

En la torre de Gryffindor nadie pudo dormir aquella noche. Sabían que el castillo estaba volviendo a ser rastreado y todo el colegio permaneció despierto en la sala común. Esperando a saber si habían atrapado a Black o no. La profesora McGonagall volvió al amanecer para decir que se había vuelto a escapar.

-Por fortuna- exclamo Marlene con cierto alivio.

-Tranquila, si no es tan fácil atraparme- le aseguro Sirius con soberbia.

-Pero no cantaría victoria- comenzó Lily ganándose un par de miradas extrañadas- sin duda debe de haber “alguien” capas de atraparte- agrego la chica, su comentario tenía un sentido oculto, no muchos lo pudieron entender, pero los que si suponía que estaba hablando de cierta rubia que estaba en la habitación.

Rose fue leyendo como las medidas de seguridad se intensificaron, desde el profesor Flitwick que instruía las puertas para que reconocieran a Sirius, hasta el regreso de la restaurara señora gorda, que desde ahora tendría unos troles de seguridad protegiéndola.

Harry no pudo dejar de notar que la estatua de la bruja tuerta del tercer piso seguía sin protección y despejada.

Eso impresiono de sobre manera a más de uno, varias miradas se posaron sobre el castaño preguntándose qué pasaría por su cabeza como para no decirle a los demás profesores de esa salida.

Parecía que Fred y George estaban en lo cierto al pensar que ellos, y ahora Harry, Ron y Hermione, eran los únicos que sabían que allí estaba la entrada de un pasadizo secreto.

-No es verdad, Remus también conoce ese pasadizo- exclamo Alice.

-Pero si no lo están custodiando quiere decir que Remus no ha dicho nada- hablo James.

-Pero ¿Por qué?- pregunto Albus- sin ofender, pero él cree que Sirius es culpable, porque razón no diría algo tan importante- Remus recapacito las palabras del chico, si no había cambiado su forma de ser, se suponía cual sería la razón de ello.

-De seguro tiene que ver con su sentimiento de inferioridad o de culpa- aseguro Sirius cancinamente, esas actitudes de su amigo eran las que más odiaba.

-¿Culpa?- pregunto Teddy con extrañeza- ¿qué quieren decir con sentimiento de culpa?

-Después puedes preguntarle a tu papi, pero tendrá que ser en privado- exclamo Sirius antes de solicitarle a Rose que siguiera leyendo.

— ¿Crees que deberíamos decírselo a alguien? —preguntó Harry a Ron.

—Sabemos que no entra por Honeydukes —dijo Ron—. Si hubieran forzado la entrada de la tienda, lo habríamos oído.

-En eso tiene razón, pero ya vimos que no es el único pasadizo que queda- dijo Frank- falta el del sauce boxeador.

-Y aún no sabemos cómo puede hacer para cruzarlo- exclamo Scorpius- además no pensarían también en poner más vigilancia en ese también.

-Sería lógico hacerlo- intervino Dumbledore- eso, en el caso, que tuviéramos la certeza que el joven Black conocía el túnel y la forma de pasar por el sauce, cosa que me imagino, ignoramos en ese momento.

-En ese caso sería inútil que hablaran del túnel de bruja tuerta- concedió James “S”.

-Yo no estaría tan segura-alego Lili con severidad en la voz, en el momento en que dijeron que el túnel estaba despejado imagino como actuaria su hijo, esperaba esa equivocada.

Harry se alegró de que Ron lo viera así. Si la bruja tuerta se tapara también con tablas, le intruso ya no podría volver a Hogsmeade.

La mirada severa de Lily se posó sobre su hijo, odiaba estar en lo correcto, y aunque le gustaba descubrir lo mucho que se parecía a ellos, en verdad destetaba esa actitud temeraria que tantos problemas les había traído a su novia y a ella por años.

-Ma... mamá yo…

-No puedo creer que en verdad pienses en hacerlo- le interrumpió la pelirroja.

-Pero Lily, sabes que Harry no correría peligro con Sirius- James trato de interceder por su hijo, pero fue un error.

-¡¿Y eso lo librara del castigo si lo descubren?!- le grito a su novio- la ve anterior no lo descubrieron por puro milagro, y ahora pretende tentar a la suerte otra vez- agrego- y con la pésima suerte que tienen los Potter.

Todos ellos quisieron reclamar algo, pero no había nada que pudieran decir, ya sea por lo que le ocurrió a James, Harry, James “S”, Albus y Lily “L”, todos tenían al menos una historia donde todo les salía mal.

Ron se convirtió de repente en una celebridad. Por primera vez, la gente le prestaba más atención a él que a Harry, y era evidente que a Ron le complacía. Aunque seguía asustado por lo de aquella noche, le encantaba contarle a todo el mundo los pormenores de lo ocurrido.

-Fue agradable, siempre que sea solo un momento- acepto Ron, y es que después la batalla de Hogwarts tanto él como Hermione habían adquirido su propia fama, y los meses que siguieron fueron suficientes para minar la alegría que el chico sentía por ser famoso.

Rose leyó la narración que su padre hacía de lo ocurrido.

—Pero ¿por qué se fue? —preguntó Ron a Harry cuando se marcharon las chicas de segundo que lo habían estado escuchando.

-Eso sin duda no formaba parte de la historia verdad sobrino- bromeo Gideon de inmediato.

-Supongo que eso no se vería bien con el noble héroe- secundo Fabián.

-Pero es una pegunta que de seguro se aria entre ellos- aseguro Andrómeda- en especial con esa manía de estar indagando. Evidentemente Lily y Molly no pudieron más que estar de acuerdo y molestarse de que eso siempre metía en problemas a sus hijos.

Harry se preguntaba lo mismo. ¿Por qué Black, que se había equivocado de cama, no había decidido silenciar a Ron y luego dirigirse hacia la de Harry?

-Eso fue muy considerado colega- le reclamo Ron.

-Solo estaba poniendo las cosas en perspectiva- se defendió Harry.

-Pero en algo tiene razón, si Sirius no va tras Harry que es lo que buscaba en la habitación de los chicos- dijo Ted- y en especial en la cama de Ron.

-Debe de haber un motivo- aseguro Remus pensativo.

Black había demostrado doce años antes que no le importaba matar a personas inocentes, y en aquella ocasión se enfrentaba a cinco chavales indefensos, cuatro de los cuales estaban dormidos.

El azabache volteo a ver en dirección de su padrino, tenía la intención de disculparse con él por lo pensaba, pero este le dijo con la mirada que no importaba.

—Quizá se diera cuenta de que le iba a costar salir del castillo cuando gritaste y despertaste a los demás —dijo Harry pensativamente—. Habría tenido que matar a todo el colegio para salir a través del retrato... Y entonces se habría encontrado con los profesores...

Neville había caído en desgracia.

La mirada severa de Alice se posó de inmediato sobre Sirius.

La profesora McGonagall estaba tan furiosa con él que le había suprimido las futuras visitas a Hogsmeade, le había impuesto un castigo y había prohibido a los demás que le dieran la contraseña para entrar en la torre. El pobre Neville se veía obligado a esperar cada noche la llegada de alguien con quien entrar, mientras los troles de seguridad lo miraban burlona y desagradablemente.  

-Yo lo siento Neville,  creo que te hice pasar un mal rato- se disculpó de inmediato Sirius.

-Descuida no es para tanto- le restó importancia el chico.

-Tal vez, pero tu madre me está viendo con intención asesina desde que inicio el párrafo- respondió el animago antes las risas burlonas de algunos de los presentes.

Ninguno de aquellos castigos, sin embargo, era ni sombra del que su abuela le reservaba; dos días después de la intrusión de Black, envió a Neville lo peor que un alumno de Hogwarts podía recibir durante el desayuno: un vociferador.

-Esa madre mía- dijo exasperado Frank- pero espera- recapacito un momento- porque es ella la que te manda cartas, porque nosotros no…

-Es algo muy difícil papá- le interrumpió Neville preocupado, nuevamente se acercaban a ese tema tan delicado para él.

-Pero hijo, ¿qué pasa?- le pregunto Frank- ¿nos ocurrió algo a tu madre y a mí?- Alice fijo la vista en su hijo con preocupación, este bajo la vista lo que fue suficiente para intuyeran la respuesta.

-Neville- dijo quedamente Alice- ¿qué nos pasó?

-Ya… ya lo verán- trato de desviar el tema, Luna y Alice “P” lo tomaron de los brazos para darle animaos- creo, que en quinto libro…

-De hecho Neville- le interrumpió Harry un poco cohibido- será en el cuarto- Neville abrió por completo los ojos- yo, lo averigüe por accidente ese año, lo siento.

Era algo decir que no solo Neville se sorprendió por esa declaración, por otra parte los del pasado se sentían intrigados y preocupados por lo que pudieran averiguar de sus amigos.

Como parecía que la discusión no avanzaría Rose decidió romper el silencio continuando con la lectura en como las lechuzas trajeron el correo y en el caso de Neville un vociferador, así de como salió corriendo (consejo que le dio ron) mientras los de Slytherin se burlaban y después escuchaban la voz de la abuela de que su nieto había llevado la vergüenza a la familia.

Esa madre mía exclamo nuevamente Frank- ya hablare con ella después.

Harry estaba demasiado absorto apiadándose de Neville para darse cuenta de que también él tenía carta. Hedwig llamó su atención dándole un picotazo en la muñeca.

-Debe de tratarse de Hagrid- comentó Dora.

-Como estas tan segura de eso sobrina- le interrogo Sirius.

-No es como que recibiera cartas de muchas personas verdad- respondió la metamorfomaga- o que, quieres apostar.

-Claro, que quieres perder

-Sirius, en verdad piensas que puedes ganar esta- dijo cansinamente Remus.

— ¡Ay! Ah, Hedwig, gracias.

Harry rasgó el sobre mientras Hedwig picoteaba entre los copos de maíz de Neville. La nota que había dentro decía:

Queridos Harry y Ron:

¿Os apetece tornar el té conmigo esta tarde, a eso de las seis? Iré a recogeros al castillo. ESPERADME EN EL VESTÍBULO. NO TENÉIS PERMISO PARA SALIR SOLOS.

Un saludo,

Hagrid

-Tal parece que si perderías la apuesta- aseguro Marlene.

-Sí, gracia lunático

-Si claro- exclamo Dora- me quitaste una victoria fácil- le relamo al castaño.

-Ya no agás pucheros- le dijo Remus divertido- no creas que este tiene muchas cosas para apostar en este momento.

—Probablemente quiere saber los detalles de lo de Black —dijo Ron.

-Con lo rápido que corren los rumores en el castillo- comenzó Gideon.

-Y la discreción que estas mostrando- continuo Fabián- lo más seguro es que ya lo sepa.

Así que aquella tarde, a las seis, Harry y Ron salieron de la torre de Gryffindor, pasaron corriendo por entre los troles de seguridad y se dirigieron al vestíbulo. Hagrid los aguardaba ya.

-Incluso como canuto sería difícil pasar entre esas bestias- le susurro James a su amigo- no sugeriría que lo intentaras.

-No creo ser tan idiota- respondió el oji gris.

-¿Que traen ustedes dos?- interrogo Lily.

-Nada, solo cosas sin importancia- respondió en voz alta Sirius.

—Bien, Hagrid —dijo Ron—. Me imagino que quieres que te cuente lo de la noche del sábado, ¿no?

—Ya me lo han contado —dijo Hagrid, abriendo la puerta principal y saliendo con ellos.

—Vaya —dijo Ron, un poco ofendido.

-En serio Ronnie que esperabas- dijo divertido Fred- no puedes esperar la noticia se mueva tan rápido.

-Además que tampoco puedes esperar que la fama dure para siempre- agrego George.

Lo primero que vieron al entrar en la cabaña de Hagrid fue a Buckbeak, que estaba estirado sobre el edredón de retales de Hagrid, con las enormes alas plegadas y comiéndose un abundante plato de hurones muertos.

-Es cierto- exclamo de inmediato Charlie- ya no han mencionado nada de la audiencia de Hagrid.

-Es verdad, ¿qué paso con eso?- pregunto Victorie.

-He, solo sigan leyendo- respondió Harry apenado.

Al apartar los ojos de la desagradable visión, Harry vio un traje gigantesco de una tela marrón peluda y una espantosa corbata amarilla y naranja, colgados de la puerta del armario.

Varios hicieron muecas e desagrado, no les parcia que ese fuera un atuendo adecuado para un juicio, aunque debían aceptar que los gustos e Hagrid eran muy particulares además de que sería difícil conseguir un traje de su medida.

— ¿Para qué son, Hagrid? —preguntó Harry.

—Buckbeak tiene que presentarse ante la Comisión para las Criaturas Peligrosas  —dijo Hagrid—. Será este viernes. Iremos juntos a Londres. He reservado dos camas en el autobús noctámbulo...

Harry se avergonzó. Se había olvidado por completo de que el juicio de Buckbeak estaba próximo, y a juzgar por la incomodidad evidente de Ron, él también lo había olvidado. Habían olvidado igualmente que habían prometido que lo ayudarían a preparar la defensa de Buckbeak. La llegada de la Saeta de Fuego lo había borrado de la cabeza de ambos.

-Por eso no es bueno obsesionarse con el quidditch- les reclamo Hermione viendo a sus amigos con suficiencia.

-Pero dudo que con eso hayan aprendido- agrego Lily con lo que la castaña asintió.

-Gracias mama- ironizo Harry

-Exacto, como pudieron olvidar al pobre hipogrifo- acuso Charlie.

-Tú también lo olvidaste- le acuso Ron- fue hasta que volvió a aparecer que recordaste lo del juicio.

Hagrid les sirvió té y les ofreció un plato de bollos de Bath. Pero los conocían demasiado bien para aceptarlos. Ya tenían experiencia con la cocina de Hagrid.

Varios de los presentes se rieron modestamente cuando mencionaron, la experiencia de los chicos con respecto a las dotes culinarias de Hagrid, les parecía muy curioso que el hombre considerara que fuera una buena comida.

—Tengo algo que comentaros —dijo Hagrid, sentándose entre ellos, con una seriedad que resultaba rara en él.

— ¿Qué? —preguntó Harry.

—Hermione —dijo Hagrid.

— ¿Qué le pasa? —preguntó Ron.

-Y todavía lo peguntas Ronald- exclamo con molestia Molly-después de todo lo que le han hecho.

—Está muy mal, eso es lo que le pasa. Me ha venido a visitar con mucha frecuencia desde las Navidades. Se encuentra sola. Primero no le hablabais por lo de la Saeta de Fuego. Ahora no le habláis por culpa del gato.

— ¡Se comió a Scabbers! —exclamó Ron de malhumor.

— ¡Porque su gato hizo lo que todos los gatos! —Prosiguió Hagrid—. Ha llorado, ¿sabéis? Está pasando momentos muy difíciles.

Las miradas de reproche y decepción se posaron sobre el pelirrojo nuevamente haciendo que se sintiera peor, en especial que su  enojo era por ese maldito traidor, ya se había arrepentido bastante de eso, pero dudaba que eso acabara en un futuro cercano.

Creo que trata de abarcar más de lo que puede. Demasiado trabajo. Aún encontró tiempo para ayudarme con el caso Buckbeak. Por supuesto, me ha encontrado algo muy útil... Creo que ahora va a tener bastantes posibilidades...

-Seria genial que saliera libre- aseguro Bill- pero tiene muchas en contra para conseguirlo, aun cuando tuviera a Dumbledore ayudándolo.

—Nosotros también tendríamos que haberte ayudado. Hagrid, lo siento —balbuceó Harry

— ¡No os culpo! —Dijo Hagrid con un movimiento de la mano—. Ya sé que habéis estado muy ocupados Os he visto entrenar día y noche. Pero tengo que deciros que creía que valorabais más a vuestra amiga que a las escobas o las ratas. Nada más. —Harry y Ron se miraron azorados

-Hasta Hagrid los está regañando- comento Bill- pero estoy de acuerdo con él, su amistad debería de ser más valiosa.

-Eso fue muy considerado de tu parte papá- ironizo Victorie.

-Yo estoy de acuegdo- apoyo Fleur.

-No bueno, solo estoy siendo realista- se defendió el pelirrojo.

—. Sufrió mucho cuando se enteró de que Black había estado a punto de matarte, Ron. Hermione tiene buen corazón. Y vosotros dos sin dirigirle la palabra...

—Si se deshiciera de ese gato, le volvería a hablar —dijo Ron enfadado

- Crookshanks no tiene la culpa de eso- le reclamo Rose- en realidad estas siendo muy irracional papá.

—. Pero todavía lo defiende. Está loco, y ella no admite una palabra en su contra.

—Ah, bueno, la gente suele ponerse un poco tonta con sus animales de compañía —dijo Hagrid prudentemente.

-No solo los animales de compañía- aventuro Dora- ahí tienen a Hagrid y a Charlie que tratan a los dragones como mascotas comunes.

-Eso no es cierto- se defendió el pelirrojo- yo no hago ese tipo de cosas

-Pero bien que gustaría poder hacerlo- agrego burlonamente.

Rose continuo leyendo de como pasaron su reunión con el guardabosque hasta que llegaron al tablón de anuncios de la sala común.

— ¡Hogsmeade el próximo fin de semana! —dijo Ron, estirando el cuello para leer la nueva nota por encima de las cabezas ajenas—. ¿Qué vas a hacer? —preguntó a Harry en voz baja, al sentarse.

—Bueno, Filch no ha tapado la entrada del pasadizo que lleva a Honeydukes—dijo Harry aún más bajo.

Lily miro con profunda severidad a su hijo, hasta ese momento no había tenido a una madre que le mandara ese tipo de mirada, y ya fuera por lo que había visto en la casa de los Weasley, o por simple instinto, sabía que eso significaría un severo castigo si llegaba a actuar de manera incorrecta, y para su desgracia fue justamente lo que paso

—Harry —dijo una voz en su oído derecho. Harry se sobresaltó. Se volvió y vio a Hermione, sentada a la mesa que tenían detrás, por un hueco que había en el muro de libros que la ocultaba—, Harry, si vuelves otra vez a Hogsmeade... le contaré a la profesora McGonagall lo del mapa.

-No lo hará- aseguro Remus que suponía como debía de sentirse la joven- solo quiere intentar detenerlo.

-Pero dudo que funcione- se lamentó Dora- y sin duda Ron empeorara aún más la situación.

-Gracias- dijo con desgano el pelirrojo, más que nada porque fue justo lo que ocurrió.

— ¿Oyes a alguien, Harry? —masculló Ron, sin mirar a Hermione.

—Ron, ¿cómo puedes dejarle que vaya? ¡Después de lo que estuvo a punto de hacerte Sirius Black! Hablo en serio. Le contaré...

— ¡Así que ahora quieres que expulsen a Harry! —dijo Ron, furioso—. ¿Es que no has hecho ya bastante daño este curso?

-¡¡Ronald!!- le recrimino Molly- no importa lo que digas pero esa actitud esta completamente mal jovencito.

-Lo sé- aseguro el pelirrojo apenado, quería con todas sus fuerzas que esa lectura terminara pronto.

Hermione abrió la boca para responder, pero Crookshanks saltó sobre su regazo con un leve bufido. Hermione se asustó de la expresión de Ron, cogió a Crookshanks y se fue corriendo hacia los dormitorios de las chicas.

—Entonces ¿qué te parece? —preguntó Ron a Harry, como si no hubiera habido ninguna interrupción—. Venga, la última vez no viste nada. ¡Ni siquiera has estado todavía en Zonko!

-Sin duda es buen lugar- comento Bill - pero no creo que valga el riesgo, si lo atrapan pasara un muy mal momento.

Harry miró a su alrededor para asegurarse de que Hermione no podía oír sus palabras:

—De acuerdo —dijo—. Pero esta vez cogeré la capa invisible.

-He mamá yo…- Harry trato de decir algo, pero antes de poder hacerlo Lily lo silencio con un ademan de la mano.

-Ya, hablaremos después- dijo la pelirroja.

-Eso es malo ahijado- exclamo Sirius ante la afirmación de James.- en serio es mucho mejor cuando se pone a gritar, porque cuando está tranquila bueno, es mejor no entrar en detalles.

El sábado por la mañana, Harry metió en la mochila la capa invisible, guardó en el bolsillo el mapa del merodeador y bajó a desayunar con los otros. Hermione no dejaba de mirarlo con suspicacia, pero él evitaba su mirada y se aseguró de que ella lo viera subir la escalera de mármol del vestíbulo mientras todos los demás se dirigían a las puertas principales.

-No creo que eso sea suficiente para convencerla- comento Albus.

-No lo hizo- aseguro la castaña- pero tampoco podía hacer algo verdaderamente útil para detenerlo.

— ¡Adiós, Harry! —le dijo en voz alta—. ¡Hasta la vuelta!

Ron se sonrió y guiñó un ojo.

Rose leyó como Harry se apresuró a la entrada del pasadizo, y de cómo solo meter su mochila pues Neville había aparecido junto a él, así como el inicio de su pequeña conversación.

—Ahora no... Iba a la biblioteca a hacer el trabajo sobre los vampiros, para Lupin.

— ¡Voy contigo! —Dijo Neville con entusiasmo—. ¡Yo tampoco lo he hecho!

—Eh... ¡Pero si lo terminé anoche! ¡Se me había olvidado!

— ¡Estupendo, entonces podrás ayudarme! —dijo Neville

-Hay chico, en verdad no te das cuenta que quería que lo dejaras solo- comento Gideon.

-Parece muy obvio a mi parecer- agrego Fabián- por otro lado bien pudiste llevarlo contigo.

-No funcionaría- aseguro James- sin ofender pero, no tienes mucho carácter en ese momento y bueno, no reo que pudieras disfrutar ese tipo de salía.

-Descuide lo comprendo- le aseguro Neville- sin duda estaría muy asustado y nervioso con solo la idea de salir del castillo.

-Pero después te acostumbraste- intervino Seamus- digo, salías al menos una vez a la semana...

-¡¿Qué?!- exclamo Alice interrumpiendo al joven- que quiere decir eso- le pregunto enojada a Neville que perdió la voz por un segundo.

-Era por algo necesario que lo hacía- exclamo luna en su ayuda.

-¿Por qué sería necesario?

-Pasaron muchas cosas mamá- dijo Neville recompuesto- aún faltan muchas cosas por leer, y muchas serán bastantes malas- eso altero a los chicos del pasado.

-¿Qué tan malas?- pregunto Frank

-Ya lo verán- esta vez fue Harry quien respondió,

—. No me entra todo eso del ajo. ¿Se lo tienen que comer o...?

Neville se detuvo con un estremecimiento, mirando por encima del hombro de Harry.

Era Snape. Neville se puso rápidamente detrás de Harry.

-Claro, tenía que ser el maldito pelos grasientos.

-¡Black!- le relamo Snape de inmediato.

-¿Qué?, te gusta más quejicus- le desafío Sirius

-¡Ya basta!- les interrumpió Remus- es evidente que Snape aparecería en algún momento, así que por favor Sirius, contente.

— ¿Qué hacéis aquí los dos? —dijo Snape, deteniéndose y mirando primero a uno y después al otro—. Un extraño lugar para reunirse...

Ante el desasosiego de Harry, los ojos negros de Snape miraron hacia las puertas que había a cada lado y luego a la bruja tuerta.

-Parece que sospecha algo- comento Frank- ¿están seguros que nadie más sabe de esos pasadizos?- les pregunto a los merodeadores.

-Si- respondieron.

-Tal vez sospechas porque precisamente es papá quien está en ese lugar- propuso Albus.

-Es probable, ya vimos cómo actúa siempre cuando se trata de Harry- le concedió Marlene.

—No nos hemos reunido aquí —explicó Harry—. Sólo nos hemos encontrado por casualidad.

-Eso es cierto en parte- comento Ted- la verdad es que fue Neville quien llego ahí por casualidad.

— ¿De veras? —Dijo Snape—. Tienes la costumbre de aparecer en lugares inesperados, Potter; y raramente te encuentras en ellos sin motivo. Os sugiero que volváis a la torre de Gryffindor, que es donde debéis estar.

-No es una regla que deban estar encerrados en la sala común- refuto Teddy- bien podrían estar en cualquier parte del castillo sin problemas.

-Como si le importara- expreso Dora- siempre está molestando a los estudiantes por cualquier razón.

-A ti también te molestaba sobrina- le indago Sirius a lo que le metamorfomaga asintió- por favor dime que le hiciese una broma.

-Claro que no- respondió de inmediato para decepción del animago.

-¿En verdad no lo hiciste?- pregunto en un susurro Teddy a Dora y Remus

-Claro que lo hice- le respondió ella.

-Pero no quiere aceptarlo en frente de tu abuela- termino Remus señalando a Andrómeda que tenía la vista puesta en ellos.

Harry y Neville se pusieron en camino sin decir nada. Al doblar la esquina, Harry miró atrás. Snape pasaba una mano por la cabeza de la bruja tuerta, examinándola detenidamente. Harry se las arregló para deshacerse de Neville en el retrato de la señora gorda, diciendo la contraseña y simulando que se había dejado el trabajo sobre los vampiros en la biblioteca y que volvía por él.

-Y ya no quisiste ir con él- pregunto Gideon.

-No, después de lo Snape solo quería regresar a la sala común, después vería como terminar el trabajo- respondió Neville.

Después de perder de vista a los troles de seguridad, volvió a sacar el mapa.

El corredor del tercer piso parecía desierto. Harry examinó el mapa con detenimiento y vio con alivio que la minúscula mota con la inscripción «SEVERUS SNAPE» estaba otra vez en el despacho.

-Bien, al menos por el momento no se tiene que preocupar por el- dijo James “S”.

-Pero no será la última vez que se lo encuentre seguro- aseguro Scorpius- la verdad es que la situación es aún más arriesgada.

-Pero no ceo que papá se detenga por eso- termino Lily “L”

Echó una carrera hasta la estatua de la bruja, abrió la entrada de la joroba y se deslizó hasta encontrar la mochila al final de aquella especie de tobogán de piedra. Borró el mapa del merodeador y echó a correr.

Completamente oculto por la capa invisible, Harry salió a la luz del sol por la puerta de Honeydukes y dio un codazo a Ron en la espalda.

—Soy yo —susurro.

— ¿Por qué has tardado tanto? —dijo Ron entre dientes.

—Snape rondaba por allí.

Echaron a andar por High Street.

— ¿Dónde estás? —Le preguntaba Ron de vez en cuando, por la comisura de la boca—. ¿Sigues ahí? Qué raro resulta esto...

Los merodeadores sonrieron antes las palabras del pelirrojo, sin duda recordando alguna de sus travesuras mientras que Rose narraba su visita a la oficina de correos y a Zonko, y de cómo Ron compraba las cosas por Harry y creaba cierta distracción para pudiera curiosear mientras que el azabache se enfocaba en ver todo lo posible y no ser descubierto.

-Me agrada como se apoyan- acepto James sonriendo- es por eso que los la amistad debería ser lo más importante para ustedes- agrego, los chicos supusieron que eso también era un reclamo a como se habían comportado con Hermione.

El día era agradable, con un poco de brisa, y a ninguno de los dos le apetecía meterse dentro de ningún sitio, así que siguieron caminando, dejaron atrás Las Tres Escobas y subieron una cuesta para ir a visitar la Casa de los Gritos, el edificio más embrujado de Gran Bretaña. Estaba un poco separada y más elevada que el resto del pueblo, e incluso a la luz del día resultaba escalofriante con sus ventanas cegadas y su jardín húmedo, sombrío y cuajado de maleza.
-
Está un poco más descuidado de lo que recuerdo-comento Dora- pero sería obvio no, después de todo no creo que haya personas que les interese acercarse.

-Aun cuando debe tener años sin oírse nada sigue dando miedo-  comento Sirius.

-¿Cómo puedes decir que no ha habido actividad durante años?- pregunto Andrómeda.

-Te lo explicare luego prima.

—Hasta los fantasmas de Hogwarts la evitan —explicó Ron, apoyado como Harry en la valla, levantando la vista hacia ella—. Le he preguntado a Nick Casi Decapitado... Dice que ha oído que aquí residen unos fantasmas muy bestias. Nadie puede entrar. Fred y George lo intentaron, claro, pero todas las entradas están tapadas.

Gracias hermanito- exclamo Fred al ver una más de sus travesuras reveladas mientras sentía la severa mirada de su madre sobre él y su hermano.

Harry, agotado por la subida, estaba pensando en quitarse la capa durante unos minutos

-Sería mala idea- acoto James- en momentos como ese no se puede ser demasiado precavido para no ser descubierto- aseguró pensando específicamente en las veces que salían del castillo en luna llena.

-¿Y tú como llegaste a esa conclusión?- le pregunto Lily recelosa.

-No pienses mal querida- le dijo James suponiendo que pensaba en las veces que se escapaba con alguna “amiga”- eso es por unas cantas salidas mensuales que hacíamos.

-Oh- respondió la chica.

Cuando oyó voces cercanas. Alguien subía hacia la casa por el otro lado de la colina. Un momento después apareció Malfoy, seguido de cerca por Crabbe y Goyle.

-Y de entre todos tenía que ser Malfoy- comento George.

-Es como si el universo quisiera verlos enfrentarse- comento Victorie.

Malfoy decía:

—... en cualquier momento recibiré una lechuza de mi padre. Tengo que ir al juicio para declarar por lo de mi brazo. Tengo que explicar que lo tuve inutilizado durante tres meses...

-Solo a decir mentiras y tergiversar los hechos- espeto Charlie.

-A ti en verdad te fascinan los animales cierto- comento una chica de Gryffindor impresionada por la actitud del pelirrojo.

Crabbe y Goyle se rieron.

-Idiotas- exclamaron varios al tiempo.

—Ojalá pudiera oír a ese gigante imbécil y peludo defendiéndose: «Es inofensivo, de verdad. Ese hipogrifo es tan bueno como un...» —Malfoy vio a Ron de repente. Hizo una mueca malévola

—. ¿Qué haces, Weasley? —Levantó la vista hacia la casa en ruinas que había detrás de Ron—: Supongo que te encantaría vivir ahí, ¿verdad, Ron? ¿Sueñas con tener un dormitorio para ti solo? He oído decir que en tu casa dormís todos en una habitación, ¿es cierto?

Los Weasley vieron con evidente enojo al rubio, por más que intentara de rehabilitarse no podían evitar sentir rabia hacia él por todo lo que había hecho. Scorpius por su parte solo bajo la cabeza con decepción, y Narcisa, ella veía con tristeza todo lo estaban pasando su hijo y nieto, que clase de educación le dieron para que fuera así.

Harry sujetó a Ron por la túnica para impedirle que saltara sobre Malfoy.

—Déjamelo a mí— le susurró al oído.

Una sonrisa extremadamente traviesa apareció en los rostros de James y Sirius, dejando de lado la situación en específico, les pareció que sería una buena broma, algo que nunca se les ocurrió hacer a pesar que siempre pensaban en nuevos métodos para divertirse.

La oportunidad era demasiado buena para no aprovecharla. Harry se acercó sigilosamente a Malfoy, Crabbe y Goyle, por detrás; se agachó y cogió un puñado de barro del camino.

—Ahora mismo estábamos hablando de tu amigo Hagrid —dijo Malfoy a Ron—. Estábamos imaginando lo que dirá ante la Comisión para las Criaturas Peligrosas. ¿Crees que llorará cuando al hipogrifo le corten...?

Charlie apretó los puños molesto.

¡PLAF!

-¿Qué?- exclamaron varios.

-Así está escrito- explico Rose

Al golpearle la bola de barro en la cabeza, Malfoy se inclinó hacia delante. Su pelo rubio platino chorreaba barro de repente.

— ¿Qué demo...?

-Eso debió doler- comento Astoria.

-No tanto, fue más la sorpresa y el susto posterior- afirmo el rubio.

Ron se sujetó a la valla para no revolcarse en el suelo de la risa. Malfoy, Crabbe y Goyle se dieron la vuelta, mirando a todas partes. Malfoy se limpiaba el pelo.

— ¿Qué ha sido? ¿Quién lo ha hecho?

—Esto está lleno de fantasmas, ¿verdad? —observó Ron, como quien comenta el tiempo que hace.

-Muy bien aplicado hermanito- le felicito Fred- echarle la culpa a los fantasmas de la casa.

-Aunque se supondría que deberían de estar dentro de la casa- agrego George- pero supongo que para asustar eso basta.

Crabbe y Goyle parecían asustados. Sus abultados músculos no les servían de mucho contra los fantasmas. Malfoy daba vueltas y miraba como loco el desierto paraje.

-No encontraran nada- aseguro James- esa capa es perfecta en todo sentido, y aun a pesar de todos los años que tiene.

-¿Los años?- dijo Lily extrañada.

-Sí, hasta donde se mi bisabuelo ya tenía la capa, probablemente sea aún más antigua- explicó el azabache.

-No sabía eso- acepto la pelirroja, ella solo sabía que era herencia del padre de James- y en su época- volteo a ver a su nieto.

-Sí, aún sigue igual a como la describe el libro- acepto Albus- papá dice que es un artefacto único en su tipo- los merodeadores asintieron con orgullo ante eso.

Harry se acercó a hurtadillas a un charco especialmente sucio sobre el que había una capa de fango verdoso de olor nauseabundo.

¡PATAPLAF!

Crabbe y Goyle recibieron algo esta vez. Goyle saltaba sin moverse del sitio, intentando quitarse el barro de sus ojos pequeños y apagados.

— ¡Ha venido de allá! —dijo Malfoy, limpiándose la cara y señalando un punto que estaba unos dos metros a la izquierda de Harry

-No estaba ni cerca de acertar el lugar- comentó Draco.

Rose fue narrando como Crabbe trato de golear a Harry sin éxito, y de cómo el azabache lo hizo tropezar cuando trato de ir tras Ron pero con la desgracia de que Crabbe pisara su capa haciendo que se resbalara por su cara

-Con un demonio- exclamaron los bromistas al llegar a esa parte.

Durante una fracción de segundo, Malfoy lo miró fijamente.

— ¡AAAH! —gritó, señalando la cabeza de Harry

Dio media vuelta y corrió colina abajo como alma que llevara el diablo, con Crabbe y Goyle detrás.

-La verdad es que si me resulto muy terrorífico- exclamo Draco- fue hasta la mitad del camino de regreso al castillo que por fin me calme y pensé las cosas.

-Y después fuiste de chismosos- acuso ron.

Harry se puso bien la capa, pero ya era demasiado tarde.

—Harry —dijo Ron, avanzando a trompicones y mirando hacia el lugar en que había aparecido la cabeza de su amigo—. Más vale que huyas. Si Malfoy se lo cuenta a alguien... lo mejor será que regreses rápidamente al castillo...

— ¡Nos vemos más tarde! —le dijo Harry, y volvió hacia el pueblo a todo correr.

-Sin duda fue una gran idea ir- ironizo Lily- que importa que siempre que hace algo parecido ocurre algo malo.

-Tranquila cariño, solo quería relajarse un poco

-Y ahora podría terminar castigado si confirman que salió del castillo- agrego Lily.

¿Creería Malfoy lo que había visto? ¿Creería alguien a Malfoy?

-Que le crean o no es lo de menos- comento Dora- por menos que eso Snape se pondrá en su contra.

-Es verdad, incluso antes trato de castigar al cachorro solo pasear por los pasillos- apoyo Sirius.

Nadie sabía lo de la capa invisible. Nadie excepto Dumbledore. Harry sintió un retortijón en el estómago. Si Malfoy contaba algo, Dumbledore comprendería perfectamente lo ocurrido.

-Pero no creo que sea muy severo con Harry- comento Ted- no al menos comparado con Snape.

-Aun así eso advertiría al profesor que ha estado saliendo del colegio- objeto Andrómeda.

Rose hablo del regreso del chico por Honeydukes corriendo por todo  el pasadizo, de cómo al llegar al extremo y decidió dejar la su comprometedora capa escondida en ese lugar, para después salir por la joroba de bruja tuerta.

-No me gusta la idea que dejes la capa en ese lugar- acepto James- pero en esa situación tal vez sea lo mejor.

-Pero me temo que le faltó algo- comento Remus.

-Algo como ¿qué?- pregunto Sirius.

-Las cosas que compro en Hogsmeade y el mapa del merodeador-  respondió el castaño- se supone que no debería tener esas cosas en ese momento y el mapa…

-Vamos lunático, sabes que no podrán leer el mapa

-Sí, lo se canuto- le aseguro-  pero recuerda que pasa si quieren leerlo sin la clave correcta- añadió- no creo que en ese momento sea tan gracioso como debería- termino para después solicitarle a la pelirroja que continuara.

Era Snape.

-Obviamente iría con él- exclamo Teddy.

Se acercó a Harry con paso rápido, produciendo un frufrú con la toga negra, y se detuvo ante él.

—¿Y...? —preguntó.

Había en el profesor un aire contenido de triunfo.

-Idiota- increparon los merodeadores, odiaban esa expresión en el rostro de su enemigo, pero más la odiaban ahora porque se la dirigía a su hijo y ahijado.

Harry trató de disimular, demasiado consciente de que tenía el rostro sudoroso y las manos manchadas de barro, que se apresuró a esconder en los bolsillos.

—Ven conmigo, Potter —dijo Snape.

Leyeron el camino hacia las mazmorras y de las nuevas y horrendas adquisiciones (cosas metidas en tarros) que Snape debió conseguir después de la última vez que Harry había estado ahí.

—Siéntate —dijo Snape.

Harry se sentó. Snape, sin embargo, permaneció de pie.

—El señor Malfoy acaba de contarme algo muy extraño, Potter —dijo Snape.

Harry no abrió la boca.

—Me ha contado que se encontró con Weasley junto a la Casa de los Gritos. Al parecer; Weasley estaba solo.

-Pero sin duda omitió el hecho que comenzó a molestar a Ron como acostumbra- agrego Gideon.

-No es como si cambiar algo, pero eso solo demuéstralo rastrero que era- apoyo Fabián.

Harry siguió sin decir nada.

—El señor Malfoy asegura que estaba hablando con Weasley cuando una gran cantidad de barro le golpeó en la parte posterior de la cabeza. ¿Cómo crees que pudo ocurrir?

Harry trató de parecer sorprendido:

—No lo sé, profesor.

Snape taladraba a Harry con los ojos. Era igual que mirar a los ojos a un hipogrifo: Harry hizo un gran esfuerzo para no parpadear.

Pese a su precaria situación, a James y Sirius les gusta que el chico tuviera la determinación de sostenerle la mirada a ese injusto (por decir lo menos) profesor.

—Entonces, el señor Malfoy presenció una extraordinaria aparición. ¿Se te ocurre qué pudo ser; Potter?

—No —contestó Harry, intentando aparentar una curiosidad inocente.

—Tu cabeza, Potter. Flotando en el aire.

-Entonces sí pudo verlo bien- dijo Ted.

-Algo así, la verdad es que dije que se parecía a Potter, pero no comprendía como podría ser posible- relato Draco

Hubo un silencio prolongado.

—Tal vez debería acudir a la señora Pomfrey. Si ve cosas como...

Los bromistas y algunos otros sonrieron, hacerse el lito de esa manera no serviría de nada, pero aun así les pareció muy entretenido.

— ¿Qué estaría haciendo tu cabeza en Hogsmeade, Potter? —dijo Snape con voz suave—. Tu cabeza no tiene permiso para ir a Hogsmeade. Ninguna parte de tu cuerpo, en realidad.

—Lo sé —dijo Harry, haciendo un esfuerzo para que ni la culpa ni el miedo se reflejaran en su rostro—. Parece que Malfoy tiene alucina...

-Eso de seguro lo enfurecerá- aseguro James mientras rose fue leyendo como Snape ruño ante las palabras del chico mientras este aseguraba que estaba en la sala común, cosa que nadie podía asegurar.

Harry no dijo nada. Los finos labios de Snape se torcieron en una horrible sonrisa.

—Bien —dijo, incorporándose—. Todo el mundo, desde el ministro de Magia para abajo, trata de proteger de Sirius Black al famoso Harry Potter. Pero el famoso Harry Potter hace lo que le da la gana. ¡Que la gente vulgar se preocupe de su seguridad! El famoso Harry Potter va donde le apetece sin pensar en las consecuencias.

Era una situación compleja para los oyentes, en cierta medida Snape tenía razón en que no pensaba en las posibles consecuencias, que no serían las que pensaban pues no creían que Sirius le hiciera daño, pero por otro varios sentían rencor y odiaban como era que Severus planteaba la situación, era complicado elegir de qué lado estar.

Harry guardó silencio. Snape le provocaba para que revelara la verdad. Pero no iba a hacerlo. Snape aún no tenía pruebas.

-Es bueno que ye puedas controlar en ese momento chico- comento Alastor.

-Siempre es complicado cuando te atapan en alguna travesura y quieren hacerte confesar- comenzó Gideon.

-Aunque técnicamente no te atraparon- agrego Fabián- solo sospechan que hiciste algo, pero de cualquier forma bien por mantener la calma.

— ¡Cómo te pareces a tu padre! —Dijo de repente Snape, con los ojos relampagueantes—. También él era muy arrogante. No era malo jugando al quidditch y eso le hacía creerse superior a los demás. Se pavoneaba por todas partes con sus amigos y admiradores. El parecido es asombroso.

-Eso no es cierto- reclamo de inmediato James enojado.

-Por supuesto que si Potter- le rebatió Severus- siempre andas…

-Ya se lo que hago Snape- le interrumpió el azabache- pero Harry nunca ha hecho nada eso, él siempre ha sido más parecido a Lily en cuanto a su forma de ser.

Era impresionante escuchar esas palabras de James Potter, en especial Lily, Sirius y Severus.

—Mi padre no se pavoneaba —dijo Harry, sin poderse contener—. Y yo tampoco.

—Tu padre tampoco respetaba mucho las normas —prosiguió Snape, en sus trece, con el delgado rostro lleno de malicia—. Las normas eran para la gente que estaba por debajo, no para los ganadores de la copa de quidditch. Era tan engreído...

— ¡CÁLLESE!

James cada vez estaba más molesto, en parte por como ese idiota trataba a su hijo, y en parte porque no podía negar lo que este decía, siempre se sintió muy orgulloso de sí mismo con esa actitud infantil que lo representaba, le dolía saber que ahora eso lo usaran para fastidiar a Harry, sintiendo incluso algo de arrepentimiento por su actuar.

Harry se puso en pie. Lo invadía una rabia que no había sentido desde su última noche en Privet Drive. No le importaba que Snape se hubiera puesto rígido ni que sus ojos negros lo miraran con un fulgor amenazante:

— ¿Qué has dicho, Potter?

— ¡Le he dicho que deje de hablar de mi padre! Conozco la verdad. Él le salvó a usted la vida. ¡Dumbledore me lo contó! ¡Si no hubiera sido por mi padre, usted ni siquiera estaría aquí!

-No creo que eso sea muy de su agrado- comento Scorpius.

-Y no creo que eso sea de alguna utilidad- agrego Rose- pero con lo molesto que estaba dudo que meditara lo que decía.

-Tuvo que pasar algo más de tiempo para que aprendiera controlarse- aseguro Ron- y aun no lo consigue del todo.

La piel cetrina de Snape se puso del color de la leche agria.

— ¿Y el director te contó las circunstancias en que tu padre me salvó la vida?—susurró—. ¿O consideró que esos detalles eran demasiado desagradables para los delicados oídos de su estimadísimo Potter?

-No le dio detalles en absoluto- comento Ted- habría sido bueno que lo hubiera hecho, pues no creo que su idea de los hechos sea muy imparcial.

Harry se mordió el labio. No sabía cómo había ocurrido y no quería admitir que no lo sabía. Pero parecía que Snape había adivinado la verdad.

-Más te vale que no estés usando legeremancia con el Severus- dijo en tono de advertencia Lily.

—Lamentaría que salieras de aquí con una falsa idea de tu padre —añadió con una horrible mueca—. ¿Imaginabas algún acto glorioso de heroísmo? Pues permíteme que te desengañe. Tu santo padre y sus amigos me gastaron una broma muy divertida, que habría acabado con mi vida si tu padre no hubiera tenido miedo en el último momento y no se hubiera echado atrás.

-Eres un verdadero idiota rencoroso- acuso James- yo nunca estuve de acuerdo con eso.

-Eso es mentira Potter- le aseguro Snape con cólera.

-Claro que no- le aseguro Remus- fue Sirius lo que planeo guiado por su cólera- expreso viendo con reproche al animago, eso era algo que aún no le perdonaban a su amigo- nosotros nunca

-Y debería creerle a una maldita bes…

-¡¡Cállate!!- le gritaron de inmediato Teddy y Dora furiosos, y en el caso de le metamorfomaga apuntándole con la varita.

-Por tu bien no digas más Severus- le aseguro Lily, ella ya había escuchado la historia de los propios merodeadores, y estaba segura de la inocencia de Remus y James.

No hubo nada heroico en lo que hizo. Estaba salvando su propia piel tanto como la mía. Si su broma hubiera tenido éxito, lo habrían echado de Hogwarts.

Snape enseñó los dientes, irregulares y amarillos.

— ¡Da la vuelta a tus bolsillos, Potter! —le ordenó de repente.

Harry no se movió. Oía los latidos que le retumbaban en los oídos.

— ¡Da la vuelta a tus bolsillos o vamos directamente al director! ¡Dales la vuelta, Potter!

-Creo que Remus tenía razón- comenzó Andrómeda- debió dejar todo lo que traía con él escondido donde su capa.

-Eso sería difícil de explicar- agrego Frank- pero aun así no son pruebas concluyentes de que haya salido.

Temblando de miedo, Harry sacó muy lentamente la bolsa de artículos de broma de Zonko y el mapa del merodeador.

Snape cogió la bolsa de Zonko.

—Todo me lo ha dado Ron —dijo Harry, esperando tener la posibilidad de poner a Ron al corriente antes de que Snape lo viera—. Me lo trajo de Hogsmeade la última vez...

-Una excusa muy débil- aseguro Fred- habría sido mejor que dijera que Ron se lo acabo de traer.

-Pero eso solo resultaría se nuestro hermanito estuviera en el castillo- contradijo George- de otra forma la mentira seria aún más evidente.

-No creo que Ron este muy lejos- aseguro Bill- después de lo ocurrido con Malfoy debió de salir corriendo para regresar a Hogwarts.

-Todo dependería de cuánto tiempo le tomara en llegar- agrego Victorie- pero no creo que sea opción, porque la excusa que dio fue otra.

-En otras palabras deberías de pensar mejor tus excusas pequeño Potter- resumió Fred.

— ¿De verdad? ¿Y lo llevas encima desde entonces? ¡Qué enternecedor...! ¿Y esto qué es?

Snape acababa de coger el mapa. Harry hizo un enorme esfuerzo por mantenerse impasible.

—Un trozo de pergamino que me sobró —dijo encogiéndose de hombros.

-Él no sabe nada del mapa ¿cierto?- pregunto Marlene.

-Claro que no, solo nosotros sabíamos de su existencia hasta ahora- aseguro Sirius.

-Pero es posible que nos haya visto con él en alguna ocasión- agrego Remus.

-Y como es Harry quien lo trae deberá pensar que es algo mas- termino Dora que seguía viendo con fiereza a Severus.

Snape le dio la vuelta, con los ojos puestos en Harry.

—Supongo que no necesitarás un trozo de pergamino tan viejo —dijo—. ¿Puedo tirarlo?

Acercó la mano al fuego.

-¡¡No!!- gritaron al tiempo James, Sirius, Fred y George, aun cuando no grito Remus se sentía igual al pensar que pudieran quemar su mapa.

— ¡No! —exclamó Harry rápidamente.

— ¿Cómo? —dijo Snape. Las aletas de la nariz le vibraban—. ¿Es otro precioso regalo del señor Weasley? ¿O es... otra cosa? ¿Quizá una carta escrita con tinta invisible? ¿O tal vez... instrucciones para llegar a Hogsmeade evitando a los dementores?

-Es mucho más que eso, qué clase de protección le pusieron al mapa para que no leyeran- pregunto Alastor.

-Le colocamos varios hechizos para que solo se revelara con las palabras correctas- respondió Remus- y algunas cosas de inmaduros como éramos, pero nada más.

Harry parpadeó. Los ojos de Snape brillaban.

—Veamos, veamos... —susurró, sacando la varita y desplegando el mapa sobre la mesa—. ¡Revela tu secreto! —dijo, tocando el pergamino con la punta de la varita.

No ocurrió nada. Harry enlazó las manos para evitar que temblaran.

— ¡Muéstrate! —dijo Snape, golpeando el mapa con energía.

-Imposible, nosotros intentamos eso desde el principio- aseguro George- incluso nos llevamos varios insultos antes de descubrir la clave- agrego para curiosidad de los presentes.

-Sí, y por cómo van las cosas seguro que a Snape le fascinara lo que seguirá- agrego Fred con media sonrisa en el rostro.

Siguió en blanco. Harry respiró aliviado.

— ¡Severus Snape, profesor de este colegio, te ordena enseñar la información que ocultas! —dijo Snape, volviendo a golpear el mapa con la varita.

James, Sirius y Remus se vieron entre ellos, ese pergamino tenía una considerable cantidad de respuestas a cada palabra que le decían, y esas sin duda detonarían algo que podría ser muy gracioso.

Como si una mano invisible escribiera sobre él, en la lisa superficie del mapa fueron apareciendo algunas palabras: «El señor Lunático presenta sus respetos al profesor Snape y le ruega que aparte la narizota de los asuntos que no le atañen.»

Gran parte de los presentes se pusieron a reír modestamente por la respuesta, mientras que los del futuro, además, miraban al que había sido su profesor, nuevamente veían una faceta más relajada y diferente al hombre formal que les enseño ese año, algo que solo conseguía que el respeto y afecto creciera en algunos de ellos.

Snape se quedó helado. Harry contempló el mensaje estupefacto. Pero el mapa no se detuvo allí. Aparecieron más cosas escritas debajo de las primeras líneas: «El señor Cornamenta está de acuerdo con el señor Lunático y sólo quisiera añadir que el profesor Snape es feo e imbécil.»

Las risas fueron creciendo conforme se avanzaba en la lectura, solo faltaban dos dedicatorias más que sin duda seguirán atizando el fuego.

Habría resultado muy gracioso en otra situación menos grave. Y había más: «El señor Canuto quisiera hacer constar su estupefacción ante el hecho de que un idiota semejante haya llegado a profesor.»

Harry cerró los ojos horrorizado. Al abrirlos, el mapa había añadido las últimas palabras: «El señor Colagusano saluda al profesor Snape y le aconseja que se lave el pelo, el muy guarro.»

-Esas respuestas fueron especialmente hechas para Snape- confeso James sin poder ocultar su sonrisa- pero cualquiera que tratara de revelar el mapa de esa manera le llevarían diversos insultos.

-Algo patético- espeto Alastor- debería de tener otro tipo de defensa.

-Solo era una cosa para niños Alastor- exclamo Kingsley- no podían utilizar un hechizo o maleficio que le hiciera algo malo a quien quisiera leerlo.

-Para niños o no, la información que otorga el mapa puede ser demasiado valiosa como para tener ese tipo de defensa- aseguro ojo loco.

-Aun así es muy complicado que el mapa pueda responder de esa manera- agrego Lily ligeramente impresionada- en verdad veré la forma de sacarles la verdad de como lo hicieron.

-De acuerdo- secundaron Marlene y Dora.

Harry aguardó el golpe.

—Bueno... —dijo Snape con voz suave—. Ya veremos.

-No sabe que es un mapa- comento Albus- pero con esos mensajes ya sabe, o por lo menos debe suponer, quienes son los responsables del pergamino.

-¿Cómo estas tan seguro de ello pequeño Potter?- indago Sirius

-Lunático, Cornamenta, Canuto y Colagusano- recito Albus- no es como si ocultaran sus sobrenombres, la verdad es todos los de su generación debieron saber o suponer de quien se trataba- explico.

-Eso es verdad, ustedes siempre usan sus apodos, es evidente que hasta Severus los supiera- apoyo Marlene.

Se dirigió al fuego con paso decidido, cogió de un tarro un puñado de polvo brillante y lo arrojó a las llamas.

— ¡Lupin! —Gritó Snape dirigiéndose al fuego—. ¡Quiero hablar contigo!

-Bien, Remus te podrá cubrir en esa situación- festejo Sirius.

-Pero no creo que salga bien librado- dijo Lily, algo le decía que Remus si ayudaría a su hijo a salir del castigo, pero sin duda aria algo para disciplinar a su hijo.

Totalmente asombrado, Harry se quedó mirando el fuego. Una gran forma apareció en él, revolviéndose muy rápido.

Unos segundos más tarde, el profesor Lupin salía de la chimenea sacudiéndose las cenizas de la toga raída.

— ¿Llamabas, Severus? —preguntó Lupin, amablemente.

—Sí —respondió Snape, con el rostro crispado por la furia y regresando a su mesa con amplias zancadas—. Le he dicho a Potter que vaciara los bolsillos y llevaba esto.

Snape señaló el pergamino en el que todavía brillaban las palabras de los señores Lunático, Colagusano, Canuto y Cornamenta. En el rostro de Lupin apareció una expresión extraña y hermética.

-Debiste de sorprenderte que tuviera el pergamino- comento Teddy- posiblemente piensas que aún está en el despacho del conserje.

-Es muy probable- acepto el castaño.

— ¿Qué te parece? —dijo Snape. Lupin siguió mirando el mapa. Harry tenía la impresión de que Lupin estaba muy concentrado—. ¿Qué te parece? —Repitió Snape—. Este pergamino está claramente encantado con Artes Oscuras.

-Como si todos fueran como el- espeto Sirius- el quien más sabia de maldiciones de nuestro año era él.

Entra dentro de tu especialidad, Lupin. ¿Dónde crees que lo pudo conseguir Potter?

-De casualidad esta insinuando que fue el quien se lo entrego- indago Gideon.

-Quien sabe, pero no creo que Remus le diga algo- agrego Fabián.

Lupin levantó la vista y con una mirada de soslayo a Harry, le advirtió que no lo interrumpiera.

— ¿Con Artes Oscuras? —repitió con voz amable—. ¿De verdad lo crees, Severus? A mí me parece simplemente un pergamino que ofende al que intenta leerlo. Infantil, pero seguramente no peligroso. Supongo que Harry lo ha comprado en una tienda de artículos de broma.

-Ninguna tienda de bromas aria algo como eso- aseguro Sirius con arrogancia.

-Ya sabemos que quieres ese mapa más que a una mujer, así que deja de interrumpir la lectura- le acuso Marlene divertida.

-No lo quiero más que a una mujer- se defendió de inmediato el animago- o al menos lo quiero menos que "una" mujer- agrego en un susurro a la rubia que se ruborizo levemente.

— ¿De verdad? —preguntó Snape. Tenía la quijada rígida a causa del enfado—. ¿Crees que una tienda de artículos de broma le vendería algo como esto? ¿No crees que es más probable que lo consiguiera directamente de los fabricantes?

-Sí, todo hace parecer que quiere culpar a Remus de algo- agrego Dora- en verdad ese idiota no tiene cosas mejores que hacer.

-¡Nymphadora ese lenguaje!- le reclamo Andrómeda.

-¿Qué? es cierto, solamente está desquitando su enojo en tantos como le sea posible- se defendió la metamorfomaga.

Harry no entendía qué quería decir Snape. Y daba la impresión de que Lupin tampoco.

— ¿Quieres decir del señor Colagusano o cualquiera de esas personas?                  —preguntó—. Harry, ¿conoces a alguno de estos señores?

—No —respondió rápidamente Harry.

-Pues si conoce a uno de ellos- comento James “S”- aunque claro, en ese momento no tiene ni idea de que lo conoce.

— ¿Lo ves, Severus? —Dijo Lupin, volviéndose hacia Snape—. Creo que es de Zonko.

En ese momento entró Ron en el despacho. Llegaba sin aliento. Se paró de pronto delante de la mesa de Snape, con una mano en el pecho e intentando hablar.

—Yo... le di... a Harry... ese objeto —dijo con la voz ahogada—. Lo compré en Zonko hace mucho tiempo...

-No diría que es el mejor momento para aparecer- comenzó Bill- en especial si llegaste cansado como dice el libro.

-Pero aun así segá de ayuda paga salig de ese problema- aseguro Fleur.

-Pero no creen que llego muy tarde- atajo Albus- si se dirigió al castillo después de papá, debió de llegar casi al mismo tiempo que el señor Malfoy.

-Es que primero fui a la sala común- respondió Ron- cuando la señora gorda me dijo que Harry no había entrado me dirigí a las mazmorras.

-¿Y cómo sabias que estaría ahí?- pregunto Charlie.

-No lo sabía, solo corrí hacia allí- los merodeadores sonrieron ante esa respuesta, ese entendimiento entre ellos era difícil de conseguir pero muy útil, ellos lo sabían por experiencia.

—Bien —dijo Lupin, dando una palmada y mirando contento a su alrededor—. ¡Parece que eso lo aclara todo! Me lo llevo, Severus, si no te importa —Plegó el mapa y se lo metió en la toga—. Harry, Ron, venid conmigo. Tengo que deciros algo relacionado con el trabajo sobre los vampiros. Discúlpanos, Severus.

-Ojala y no te pongas pesado con ellos lunático- le rebatió Sirius.

-En ese momento soy un profesor canuto- le aseguro- y además creo que un idiota, loco y peligroso acecino va detrás de él, no podría quedarme sin hacer nada.

-Él tiene razón Sirius- le concedió Teddy- él no puede mostrar favoritismos con…

-Si claro- le interrumpió Sirius- ya me gustaría ver si piensas lo mismo cuando tu papi lunático te castigue por alguna travesura.

-En tal caso él me castigaría aun cuando no fuera un profesor- le rebatió el metamorfomago.

-Sirius, deja el tema- le solicito Remus queriendo dar por terminada la conversación.

-Bien, pero solo será por el momento- acepto Sirius.

Harry no se atrevió a mirar a Snape al salir del despacho. Él, Ron y Lupin hicieron todo el camino hasta el vestíbulo sin hablar. Luego Harry se volvió a Lupin.

—Señor profesor; yo...

—No quiero disculpas —dijo Lupin. Echó una mirada al vestíbulo vacío y bajó la voz—. Da la casualidad de que sé que este mapa fue confiscado por el señor Filch hace muchos años. Sí, sé que es un mapa —dijo ante los asombrados Harry y Ron

-Sí, fue su propia idea que eso pasara-comento Ted.

—. No quiero saber cómo ha caído en vuestras manos.

-Pues como los gemelos lo hicieron no- seguro Dora- o al menos eso sería lo más obvio.

-No lo creo- le contradijo Remus- por lo que he visto de Harry no lo creo capaz de hacer algo como eso en el despacho del conserje, y supongo que el yo del libro debe pensar de manera similar.

-Bueno, si es cierto que Harry no es del tipo de hacer bromas, pero tampoco se puede descartar la idea- agrego la peli rosa.

-Hay ya- grito Sirius- mejor ya dense un besito y dejen de pelear- dijo burlonamente.

Me asombra, sin embargo, que no lo entregarais, especialmente después de lo sucedido en la última ocasión en que un alumno dejó por ahí información relativa al castillo.

-No creo que sea lo mismo que ocurrió con Neville- comento James “S”

-Remus cree que Sirius es malo- resalto Scorpius- y también sabe que es de los pocos que pueden leer el mapa- agrego- a su forma de verlo la situación seria peor pues sabría dónde están todos en todo momento.

No te lo puedo devolver; Harry.

-¿Pero cómo que no se lo devolverás eso es injusto lunático?- le reclamo Sirius.

-Si se lo devolverá Sirius- le contradijo Marlene- en algún momento lo ara de otra forma ellos no tendrían el mapa ahora- señalo a los de la tercera generación.

-Sueno está bien- acepto el animago cuando se le ocurrió algo nuevo- solo espero no seas tan egoísta para quitarle el mapa para dárselo a tu propio hijo, verdad Teddy.

-De que preocupas canuto, sin duda Teddy lo compartiría con nuestros hijos- aseguro James.

-¿Qué?, ¿acaso tú y Sirius van tener un hijo juntos?- pregunto burlonamente Lily sacando varias risas.

-No, me refiero a Harry y al hijo de Sirius con Marlene

-Y yo que tengo que ver- intervino la rubia con cierta vergüenza.

-Bueno, de entre todas las cicas del mundo tu eres la más probable para tener un bebe con este idiota.

-Hay por favor- exclamo Marlene- Rose, por favor continua- le solicito, ya no quería que avanzara la conversación, y mucho menos, hacerse ideas equivocadas con ese hombre.

Harry ya lo suponía, y quería explicarse.

—¿Por qué pensó Snape que me lo habían dado los fabricantes?

—Porque... porque los fabricantes de estos mapas habrían querido sacarte del colegio. Habrían pensado que era muy divertido.

-La verdad es que si lo habríamos hecho- acepto James- aunque claro, la situación es completamente diferente a la que nos hubiera parecido divertido.

—¿Los conoce? —dijo Harry impresionado.

—Nos hemos visto —dijo Lupin lacónicamente. Miraba a Harry más serio que nunca

-Huy eso es grabe, cuando se pone así es tan o más severo que la pelirroja- dijo Sirius sin pisca de burla.

—. No esperes que te vuelva a encubrir; Harry. No puedo conseguir que te tomes en serio a Sirius Black, pero creía que los gritos que oyes cuando se te aproximan los dementores te habían hecho algún efecto. Tus padres dieron su vida para que tú siguieras vivo, Harry Y tú les correspondes muy mal... cambiando su sacrificio por una bolsa de artículos de broma.

Esas palabras fueron suficientemente fuertes como para tocas a más de uno de los presentes, sin duda en ocasiones las palabreas podían tener un efecto más fuerte que cualquier castigo que les pudieran poner.

-Gracias- comenzó Lily con media sonrisa en el rostro- por cuidar de mi hijo Remus- le dijo Lily mientras el castaño le devolvía la sonrisa.

-Pero solo está regañando al cachorro- exclamó Sirius.

-Y en ocasiones eso es lo que necesita- le aseguro la pelirroja.

Se marchó y Harry se sintió mucho peor que en el despacho de Snape.

-Es como en su segundo año- comento Lily “L”- cuando el profesor Dumbledore les hablo después de llegar en ese coche.

-Parece que lo más le afecta es decepcionar a las personas a las que aprecia- agrego Arthur.

Despacio, subieron la escalera de mármol. Al pasar al lado de la estatua de la bruja tuerta, Harry se acordó de la capa invisible. Seguía allí abajo, pero no se atrevió a ir por ella.

—Es culpa mía —dijo Ron de pronto—. Yo te persuadí de que fueras. Lupin tiene razón. Fue una idiotez. No debimos hacerlo.

-Como, no se quien, les había dicho desde el principio, que era una idiotez- dijo rose mirando con disimulo a su padre.

-Sí, lo sé, ella nos lo advirtió lo entiendo- se disculpó Ron- pero espera- agrego- porque me estas regañado si yo soy tu padre.

-Porque es tan inteligente como Hermione, y por lógica la aria más lista que tu- comenzó Fred.

-Porque parece es un poco más madura de lo que tu eres ahora- continua George.

-O tal vez porque…

-Bueno ya cállense- les reclamo Ron.

Dejó de hablar. Habían llegado al corredor en que los troles de seguridad estaban haciendo la ronda y por el que Hermione avanzaba hacia ellos. Al verle la cara, a Harry no le cupo ninguna duda de que estaba enterada de lo ocurrido. Sintió una enorme desazón. ¿Se lo habría contado a la profesora McGonagall?

— ¿Has venido a darte el gusto? —Le preguntó Ron cuando se detuvo la muchacha—. ¿O acabas de delatarnos?

-¡Ronald, que no aprendes la lección!- le reclamo Molly.

-Lo siento, sé que estuvo mal- exclamó el pelirrojo- pero eso ya fue hace mucho y Hermione ya me perdono.

-Pero no puedes esperar a que todos te perdonen así de fácil- agregó Rose viendo con severidad a su padre.

-Nuestra sobrina tiene razón- aseguro Bill- además tu tampoco eres de los que perdona fácilmente a los demás, no puedes esperar que actuaremos de forma diferente.

—No —respondió Hermione. Tenía en las manos una carta y el labio le temblaba—. Sólo creí que debíais saberlo. Hagrid ha perdido el caso. Van a ejecutar a Buckbeak.

-Con un demonio- increpo Charlie- todo por ese maldito hijo de…

-¡Charlie!- le detuvo Molly.

-Lo siento mamá, pero es que eso me molesta demasiado

-Lo se cariño, peor no hay nada que podamos hacer- le aseguro- querida puedes continuar- le dijo a su futura nieta.

-Es todo- informo Rose cerrando el libro.

-Bueno, al final sabemos contra quien fue el rencor- comento Alice.

-Muy bien- dijo Dumbledore llamando la atención- creo que ha llegado la hora de que tomemos un descanso- informo el profesor par alivio de muchos de los presentes, mientras los alimentos comenzaron a aparecer en las cuatro mesas.

Todos comenzaron a llenar sus propios platos de comida, pero entre ellos uno en particular se encontraba inmerso en una profunda reflexión, Neville aun recordaba el comentario de Harry, que había descubierto la verdad de sus padres en el cuarto año, eso quería decir que el momento de la verdad llegaría más pronto de lo que esperaba, y no sabía muy cómo reaccionar.

Después de un rato Neville se levantó de su asiento y camino con rumbo a Harry, sus amigos lo vieron llegar a donde estaban y no se sorprendieron que le susurrara algo al azabache para que después se levantara de su asiento también y untos salieran del gran comedor.

-Harry- comenzó a halar Neville cuando se aseguró que nadie los oía- yo, quería preguntarte…

-Lo de tus padres cierto- le interrumpió el azabache. suponiendo d que iba la plática.

-Si- acepto- ¿Cómo?, ¿Cómo fue que te enteraste?

Esa respuesta sin duda aparecería en los libros, pero considero que el debía saber, por lo que le conto de esa vez que llego al despacho de Dumbledore, lo del pensadero, del juicio que vio dentro de este y la explicación que después le dio Dumbledore de su situación.

-Y me dijo que no dijera nada porque era algo personal, y bueno, estaba de acuerdo, nunca les dije a nadie que lo sabía hasta aquella navidad.

-Gracias por guardar el secreto- le dijo Neville con una sonrisa triste- entonces ellos abran lo que les paso antes de lo pensaba.

-Neville, sé que esto es difícil, pero no crees que deberías decirles, tu sabes, para que no se enteren de la misma forma que yo.

-No lo sé Harry.

-Mira, solo puedo imaginar cómo te sientes, pero piénsalo, ya sabes que nos tienes para apoyarte.

-Gracias- le dijo con una sonrisa triste- bueno, regresemos no, ya tengo algo de hambre.