La noche estaba clara, por lo que se podía ver las estrellas y la luz
de luna aún era suficientemente fuerte como para ver por donde se caminaba, el
lugar estaba más vacío que nunca, en especial porque los únicos que estaban en
ese sitio parado en el tiempo debían de estar terminado una deliciosa cena,
pero no Sirius Black quien desde que salió del gran comedor había caminado
cabizbajo por los corredores del castillo hasta los jardines del colegio.
No se detuvo su andar hasta que se llegó a un conocido árbol
sentándose en su base, el mismo lugar en donde se encontraban antes de ser
arrastrados a esas lecturas, con las piernas flexionadas y los brazos sobre las
rodillas lo fue recordando todo, las acusaciones, la conversación de las tres
escobas del penúltimo capítulo, y más aún las palabras de Harry en el
siguiente, todo eso seguía rondando sin tregua por su mente, hasta el punto de
asiéndolo dudar de si mismo, sintiéndose por primera vez, como el maldito que
todos los del libro creían que era, se preguntaba si en verdad había sido capaz
de haber traicionado a sus amigos.
-¿Deprimido?- dijo una voz
-¿Cómo sabias que estaría aquí?, y lo que es más, ¿por qué estás tú
aquí?- dijo de manera cortante Sirius al joven que le hablaba.
Se trataba nada más y nada menos que de Regulus, su hermano pequeño de
quien se había distanciado desde que entraron a Hogwarts, después de haberlo
pensando por un momento había decidido salir justo unos momentos después de que
el animago rechaza la compañía de sus amigos.
-Es obvio donde estarías, siempre vienes a sentarte aquí con ellos- le
respondió Regulus.
-¿Y a qué has venido?- lo volvió a preguntar sin cambiar su tono.
-Ni siquiera yo sé porque estoy aquí, es una molestia pero mis piernas
se movieron solas- respondió.
-Pues dile a tus piernas que regresen y me dejen solo- rebatió
mientras escondía el rostro entre sus brazos.
-Muy bien- dijo el joven dando media vuelta, pero antes de dar un paso
agrego- por cierto, bienvenido al bando de los mortifagos.
-Yo no soy un mortifago- exclamo levantando un poco la cabeza.
-Sin duda mamá estará feliz que hayas recapacitado- continuo Regulus
ignorando la bravata de su hermano.
-¡Que no soy un mortifago!
-Alguien como tu sin duda será muy útil para lord Voldemort.
-¡¡Que no soy un maldito mortifago!!- exclamo por tercera vez
poniéndose de pie furioso- ¡yo no soy como ustedes y nunca estaré de acuerdo
con esa maldita arpía!- agrego refiriéndose a su madre.
-Entonces ¿por qué entregaste a los Potter?- le respondió Regulus
alzando la voz y volteando a verlo- ¿por qué mataste a todos esos inmundos
muggles?, niégalo tanto como quieres pero tú eres un Black, eres uno de
nosotros- alzo el brazo como pidiéndole que tomara su mano mientras Sirius
evitaba verlo bajando la cabeza- ya es tiempo que aceptes quien eres en verdad,
hermano- se quedó esperando una respuesta que no tardó en llegar.
-James y Lily, son mis amigos- comenzó a decir mientras lo encaraba
por fin- son mi familia, son más mis hermanos de lo que tú nunca has sido-
comenzó a levantar la voz- y preferiría mil veces la muerte, preferiría ser
torturado hasta la locura antes de traicionarlos, Yo soy un Black, pero nunca
seré como ustedes, no despreciare a los muggles ni a nadie que sea diferente,
así que mételo en tu maldita cabeza, ¡¡yo no soy un mortifago!!- termino de
decir eso tan exaltado, que no hubiera sido extraño que le soltara golpe a su
hermano en ese momento.
Regulus miro con deteniendo a Sirius, como analizando sus palabras, su
mirada, como analizando cada parte que le fuera posible, después de un instante
en el rostro serio e inmutable del joven, apareció una sonrisa.
-Y no es tiempo de que te lo digas a ti mismo- fue su respuesta, una
que dejo impactado al oji gris- por eso estas aquí no, porque dudas de las
mismas palabras que me has dicho, dudas que seas una buena persona, aun cuando
ese tal James confía en ti con los ojos cerrados. Y lo que acabas de decir, no
lo pensaste, esas palabras salieron desde el fondo de ti, así que ya deja de
dudar de ti mismo- Regulus se dio media vuelta y agrego- nunca lo he dicho,
pero siempre he admirado esa determinación tuya, aun cuando atrajera la ira de
nuestra madre.
Dicho esas palabras el joven comenzó a caminar lentamente de regreso
al castillo, durante un corto periodo de tiempo, Sirius recordó aquellos días
que compartieron, como protegía a su hermano de loca de su madre, de esas
ocasiones cuando fueron castigados por su culpa, y como aun después de sufrir
tanto este le decía que había valido la pena lo habían hecho… el Regulus que le
acababa de hablar era ese mismo de sus recuerdos, el mismo que el de la época
en que eran verdaderamente hermanos
-¡¡Regulus!!- le grito al chico que se detuvo un momento- gracias- y
sin decir más, continuo su camino.
Sirius se quedó un rato más junto al árbol pensando, no sabían con
certeza que había pasado, y si en verdad fuera el monstruo que dicen que es,
Harry no lo trataría con el afecto y cariño que le había demostrado, algo debió
de haber ocurrido para que todo terminara así, como le había dicho Regulus, era
tiempo de que creyera en sus propias palabras, se armara de fuerza para
soportar lo que siguiera, hasta que la verdad por fin saliera a la luz, y
después, aprovecharían esa oportunidad para cambiar todo lo malo que tanto los
había marcado. Aun con una gran depresión, pero con su determinación renovada,
egreso al castillo.
Caminando por los oscuros corredores en los que más de una vez
transito se dirigía a su destino, para esas horas todos debían de estar ya en
sus habitaciones, y por primera vez se alegraba que podía pasear por ahí sin la
presión de ser atrapado por algún profesor o él consigue. Llego al gran comedor
que como se suponía debía de estar completamente solo, pero no estaba solo, una
chica rubia estaba sentada en una mesa esperando a que llegara.
-Te perdiste la cena- le dijo la joven en cuanto lo vio.
-Sí, lo sé- respondió el hombre- acaso estabas esperándome- agrego con
un sonrisa triste.
-No- respondió poniéndose de pie- ven vamos, te guarde algo de comida,
supongo que tendrás hambre.
-Si bastante, pero…- el joven
miro alrededor y a los costados de la chica, las cuatro mesas estaban
complemente limpias y vacías y ella no cargaba nada donde pudiera guardar algún
tipo de alimento- dime, ¿dónde escondiste mi comida?
-Vamos- le dijo con un ademán de mano para que lo siguiera y comenzó a
caminar rumbo a donde se aparecía la puerta de la sala de menesteres.
-Que, ¿acaso me vas a encerrar en tu cuarto?- dijo en broma Sirius,
pero no recibió la respuesta esperaba, ya que en lugar de una frase desafiante,
la joven se sonrojo de tal manera que era imposible que Sirius no lo notara-
espera, ¿acaso en verdad…?
-No te agás ideas equivocadas Black- le dijo McKinnon aun sonrojada-
es solo que, después de lo que leímos hoy, no creo que sea buena idea que estés
solo- conforme hablaba su voz se hacía más y más tenue- y James y Lily estarían
de acuerdo- agregó recuperando su tono inicial.
-Pero ellos no me van a meter en su cama
-No es así Sirius, solo quiero evitar que agás alguna estupidez, como
acostumbras- le aseguro- pero si llegas a intentar algo te tirare de la cama.
-Ha, pero estas admitiendo que me vas a llevar a tu cama- resalto el
oji gris con una autentica sonrisa traviesa.
-Bueno… pues yo… hay solo cállate y ven- ya sin saber que decir en su
defensa lo tomo por la mano y sin volverle a dar la cara lo fue llevando a su
habitación.
Sirius solamente se dejó guiar por ella sin pronunciar palabra, sabía
que esa noche no tendría nada de eso que usualmente buscaba al ir con una mujer
a la cama, pero eso no le molestaba en absoluto, lo que no sabía, era que esa
noche sentiría verdaderamente lo que era estar acompañado por alguien que lo
amaba profundamente
*********
. El sol comenzaba a salir y los habitantes actuales del catillos se
iban despertando uno en uno, algunos repitiendo la misma rutina que acostumbraban
por las mañanas, otros visitando a algún compañero en la enfermería para saber
cómo están y contarles lo pormenores de la lectura que se habían perdido pro no
querer soportar las risas de verlos como se encontraban.
En la sala de menesteres también había mucho movimiento, por una parte
una madre y su hija que se habían levantado más temprano de lo habitual porque
cierto bebe las había despertado antes de que saliera el sol y se negaba a
dormir de nuevo, por lo que optaron por darle un pequeño baño entre las dos, y
por otro lado, dos pres de personas que aguardaban expectantes la aparición de
dos amigos suyos.
Uno de esos pares se conformaban por James y Remus que se sentían
culpables de no haber seguido a su amigo la noche anterior, sabían que debía de
sentirse fatal después de los dos últimos capítulos y necesitaba de compañía,
pero en su lugar lo habían dejado solo, lo último que esperaban era que esa
mañana el hombre saliera de una habitación que no era suya con un brillo especial
en los ojos, segundos después una rubia también salió de su propia habitación.
Cual grande fue la sorpresa de Lily y Alice cuando vieron esa escena,
ellas sabían, aun cuando la rubia no les hubiera comentado nada, que esperaría
a Sirius hasta que este apareciera la noche anterior, pero no esperaban que tuviera
el valor o la osadía para llevárselo a su propia habitación, se le podía ver un
poco cansada como si no hubiera podido dormir muy bien, eso podía significar
algo o muy bueno o simplemente fatal. Sin desperdiciar un solo segundo cada par
de personas tomo a su respectivo compañero y se lo llevo a un lado diferente de
la sala para interrogarlos.
James y Remus tomaron a Sirius y llevándolo a una esquina de la habitación
lo hicieron sentarse en una pequeña silla (que por fortuna apareció a tiempo o
de lo contrario habría caído al suelo), con un poco más de brusquedad de la que
habían planeado en un principio.
-Sirius, ¿qué hiciste?- le pregunto de inmediato James que además de
estar preocupado por él se le sumo la preocupación de que hubiera arruinado
todo con Marlene.
-Hola cornamenta, también me da gusto…
-No bromees en este momento Sirius y responde- le detuvo Remus que también
estaba preocupado.
-Tú también lunático, ni siquiera un simple saludo…
-Sirius por favor concéntrate- le pidió James- ayer estabas muy mal y no
trates de negarlo, era evidente que todo lo leído ayer te afecto.
-Y hoy acabas de salir de la misma habitación que Marlene así que
dinos de una buena vez que paso- hablo esta vez Remus- y no te atrevas a decir
que nada- agrego.
-Bueno que quieren que les diga, si estaba algo deprimido, pero no
tiene que preocuparse por eso, porque no mejor vamos a buscar algo para comer
o…
-¡Siéntate Sirius!- le ordenó James cuando su amigo hizo el intento de
levantarse- lo de tu depresión es una parte, pero, ¿y que hay con Marlene?
-¿Qué con ella?
-Estabas en su habitación- recalco Remus.
-¿Y?, eso no quiere decir nada o si- exclamo el oji gris, pero sus dos
amigos le clavaron la vista y sin necesidad de palabras se entendieron, el
mujeriego por excelencia de todo Hogwarts, triste, en la habitación de una
hermosa chica, todo dicaba que algo forzosamente debía de pasar- de acuerdo,
entiendo lo que quieren decir, pero no ocurrió nada.
-¿En serio?
-Si Remus- le aseguro- miren no pasó nada con ella, y si quiera
hacerle algo que no quisiera ella misma se encargaría de matarme en el momento
y lo saben.
Remus y James se vieron entre ellos, era muy cierto que Marlene podía
ser una chica muy dulce y cariñosa, pero también podía extremadamente
peligrosa, pues tenía un carácter bastante fuerte cuando lo requería.
-Entonces, si no pasó nada, ¿qué hacías dentro de su habitación?- le
interrogo James.
-No hay nada que decir
-Sirius por favor
-No chicos- dijo con firmeza poniéndose de pie- miren, no pasó nada de
lo que deban preocuparse, y no les diré nada con respecto a Marlene- y dicho
eso se deshizo de ellos y salió de la habitación.
Los dos amigos se quedaron viendo por donde salía impresionados por
todo eso, no era común que él fuera tan discreto, tanto James como Sirius
siempre platicaban lo que les pasaba, en
especial si involucraba a una chica, pero claro el primero de ellos rompió la
regla de platicar sus noches cuando comenzó a salir con Lily, sería posible que
en verdad no habría pasado nada en esa habitación, o quizás, solo quizás, haya
pasado algo más de lo que pudieran adivinar, sería posible que el mujeriego
indomable hubiera caído en las manos de una chica, sería posible, que por fin
haya descubierto lo que era el amor..
Por su parte las chicas habían hecho lo propio con su amiga llevándola
al extremo opuesto a donde se encontraban los jóvenes y sentándola pro fin frente
a ellas, pero a diferencia del otro extremo de la habitación el interrogatorio
no comenzó de inmediato, sino que se quedaron viéndose entre ellas por un rato,
era como si cada una estuviera pensando de sobremanera como empezar la conversación.
-¿Y bien?- pegunto en cierto momento Lily
-¿Y bien?- respondió Marlene sin saber que decir
-¿Cómo terminaron en la misma habitación?- pregunto Alice.
-Y más importante ¿qué paso cuando estuvieron juntos?- agrego Lily.
-E bueno, no creo que sea relevante
-Claro que si- le interrumpió Alice- esto que paso puede cambar
completamente el trato que había entre ustedes tanto para bien como para mal.
-Y también hay mucha diferencia entre que él se haya metido a tu cama,
o que tú lo hayas metido en tu cama.
-Pero Lily, que tiene que ver mi cama con…
-No nacimos ayer Marlene- le interrumpió
Alice- los conocemos a los dos y estamos seguras que todo termino ahí, por eso queremos
saber que paso.
-No pasó nada- las dos mujeres la vieron inquisitoriamente, no le
creían en lo más mínimo- miren, se lo que quieren que les diga, pero con todo respeto
no es su asunto, no, ha cambiado nada está bien- esto último lo dijo con poca seguridad
y algo de tristeza- miren, solo dejen este tema, si las necesito yo las
buscare.
-Espera- le detuvo Lily antes de que ella se pusiera de pie- antes de huir
quiero que nos respondas una cosa de forma directa.
-Lo mismo digo- apoyo Alice- ¿quién de ust…?
-Yo- respondió Marlene antes de que terminara la pregunta, se conocían
lo suficiente entre ellas como para intuir de que iba esa pregunta- yo fui
quien, lo llevo a mi cama anoche- completo su respuesta sonrojándose un poco y alejándose
casi corriendo de ahí.
Lily y Alice e quedaron pensativas y preocupadas, no era un misterio
para ella lo sentimientos de la rubia, pero el cao de Sirius era muy diferente,
ya muchas veces ella se había decepcionado por las acciones del oji gris, pero si
su relación avanzaba y algo ocurría, sería algo catastrófico para ella.
Las jóvenes voltearon la vista y pudieron ver que Sirius también se había
fugado del interrogatorio, por lo cual al estar los cuatro solos se acercaron y
con miradas silenciosas comenzaron a
penar, a todos les preocupaba como podría resultar todo, y sabían que sería
inútil y prejudicial presionar a alguno de los involucrados más de la cuenta,
solo les restaba esperar y observar a como avanzaba todo, y más aún, rezar por
que nada malo ocurriese.
El desayuno transcurrió normalmente, como ya se había hecho costumbre
Remus y Dora se había sentado juntos y se turnaban para darle de comer al Teddy
bebe que en esta ocasión insistió en quedarse en las piernas del castaño,
mientras que el Teddy más grande lo contemplaba y platicaba con ellos de su
tiempo en el castillo. Por otra parte la mayoría de los hermanos Weasley
turnaban su tiempo entre comer, hacer alguna que otra broma, platicas, y mandar
miradas severas a cierto azabache que estaba muy cerca de su hermanita, no les
agradaba que pasaran la noche juntos, aun cuando lo hicieran con sus futuros
hijos, todo indicaba que esa sería una escena que repetiría muchas veces en un
futuro.
-Muy bien, ya que hemos descansado y nos recuperamos de la lectura
anterior- dijo Dumbledore viendo especialmente a Sirius que se veía más
animado- propongo que retomemos la lectura, algún se ofrece a comenzar.
-Sí, yo lo are profesor- respondió Kingsley quien poco después recibió
el libro y comenzó a buscar el capítulo que seguía, cuando por fin lo encontró leyó
el titulo para si mismo, y no pudo ocultar su expresión de sorpresa lo que
llamo la atención de los presentes- bien, sigue el capítulo es el 12, y se titula,
“el patronus”.
Los del pasado que conocían ese hechizo pusieron la misma cara de
sorpresa que el auror, pero en cambio los del futuro (la mayoría miembros del
E.D.) sonrieron un poco, ahora descubrirían como es que Harry logro aprender
ese hechizo tan complicado a tan joven edad.
-Entonces si planeas enseñarle al cachorro he Remus- le dijo Sirius.
-Así parece- respondió este.
-Pues yo no sé cómo sentirme- exclamo James- por una parte aprendería
algo grandioso- comentó- pero por el otro, eso sería equivalente a tomar clases
extra y eso la verdad…
-¡No hay nada de malo en tomar
clase extras James!- le reclamo de inmediato Lily
-Es verdad, de hecho hay algunos a los que les hizo falta- apoyo
Hermione viendo a su amigo y porque no, también a los gemelos Weasley
-Hey no nos vean a nosotros cuñada- se defendió Fred- además el señor Potter
tiene razón cierto George
-Muy cierto Fred, ya tenemos mucho con la clase normales como para querer
más- apoyo.
-Pero que las sesiones que teníamos con el E.D. no sería lo mismo que
tomar clases- razono Ginny- al fin y al cabo es exactamente lo mismo que va a
hacer Harry en el libro- ante tal afirmación el par de pelirrojo no supieron
que responder.
-¿El E.D?- dijo curiosa Lily.
-Ya lo vean- respondió la pequeña pelirroja.
Harry sabía que la intención de Hermione había sido
buena, pero eso no le impidió enfadarse con ella.
-Hay Harry- se lamentó Lily- siempre con esa maldita obsesión de los Potter.
-Hey, que no solo los Potter somos así- se defendió James.
-Eso no es una justificación, deberían de comprender que hay cosas más
importantes.
Había sido propietario de la mejor escoba del mundo
durante unas horas y, por culpa de Hermione, ya no sabía si la volvería a ver.
-Nuevamente demuestra su enorme dramatismo hereditario ante esas
situaciones- comentó burlón Gideon, para ese momento muchas concordaron con
dichas palabra, excepto los Potter que se molestaron un poco.
Estaba seguro de que no le ocurría nada a la Saeta
de Fuego, pero ¿en qué estado se encontraría después de pasar todas las pruebas
antihechizos?
-Me parece que se preocupa de más joven Potter- exclamo Flitwick con
un leve tono de estar disgustado- estoy seguro de que podremos dejar la escoba
como nueva después de terminar de examinarla.
-Lo sabemos profesor, pero en esos momentos no pida que piense con
claridad las cosas- argumento Fabián.
-Lo dices como si fueras el mago más centrado del mundo- le reclamo
Harry.
-Bueno, ahí si te atrapo hermanito- le dijo Gideon.
Ron también estaba enfadado con Hermione.
-Pero eso ya no es sorpresa, parece que solo así puede expresar que la
quiere- comento George.
En su opinión, desmontar una Saeta de Fuego
completamente nueva era un crimen.
-Y pensar que será un auror que imponga la ley mágica, que miedo-
agrego Fred
Hermione, que seguía convencida de que había hecho
lo que debía, comenzó a evitar la sala común.
-Lógico- dijeron al unísono los gemelos Weasley.
-No creen que ya han interrumpido suficiente la lectura- le reclamo
Hermione que se comenzaba a impacientar.
-Tranquila, solo quieren hacer la lectura más amena- los defendió
Sirius ganándose la gratitud de los pelirrojos.
Harry y Ron supusieron que se había refugiado en la
biblioteca y no intentaron persuadirla de que saliera de allí.
Las madres de los respectivos chicos los vieron con mucha severidad,
ni Lily ni Molly consentían que se pelearan por algo tan insignificante como
una escoba, o al menos era así a su forma de ver, por su parte los aludidos simplemente
escondieron sus rostros sin atreverse a verlas de frente.
Se alegraron de que el resto del colegio regresara
poco después de Año Nuevo y la torre de Gryffindor volviera a estar abarrotada
de gente y de bullicio.
Wood buscó a Harry la noche anterior al comienzo de
las clases.
—¿Qué tal las Navidades? —preguntó. Y luego, sin esperar
respuesta, se sentó, bajó la voz y dijo—: He estado meditando durante las
vacaciones, Harry. Después del último partido, ¿sabes? Si los dementores acuden
al siguiente... no nos podemos permitir que tú... bueno...
-Valla, por fin le das más prioridad a algo que no sea ese maldito
juego- exclamo Lily, quien siempre que mencionaban a Wood recordaba aquel
partido del segundo año de su hijo.
-Él no era inconsciente- lo defendió angelina - si, podía ser
demasiado apasionado y algo obsesivo, pero en general siempre un buen chico.
-¿Un buen chico?- resalto George.
-No te pongas celoso hermanito- bromeo Fred recibiendo un codazo de su
gemelo.
Wood se quedó callado, con cara de sentirse
incómodo.
—Estoy trabajando en ello —dijo Harry rápidamente—.
El profesor Lupin me dijo que me daría unas clases para ahuyentar a los
dementores. Comenzaremos esta semana. Dijo que después de Navidades estaría
menos atareado.
-Pese a los motivos, espero que en verdad pueda dominar el hechizo, la
verdad es que es algo complicado- comento Ted.
-Él lo lograra- aseguro Dora- tiene buenas cualidades, pero sobre
todo, tiene a un muy buen maestro que le enseñara- agrego viendo de reojo a
Remus.
-Hay sobrina, se un poco menos evidente con tus coqueteos- atajo Sirius
recibiendo un golpe del castaño.
-Veo que ya te sientes bien, he animal- le dijo Remus a un sonriente
oji gris.
—Ya —dijo Wood. Su rostro se animó—. Bueno, en ese
caso... Realmente no quería perderte como buscador; Harry. ¿Has comprado ya
otra escoba?
-No creo que sea bueno contarle de lo ocurrido a él en ese momento-
comento Alice suponiendo el rumo que tomarían las cosas.
—No —contestó Harry.
—¿Cómo? Pues será mejor que te des prisa. No puedes
montar en esa Estrella Fugaz en el partido contra Ravenclaw.
—Le regalaron una Saeta de Fuego en Navidad —dijo
Ron.
-Hay profesora- exclamo Marlene volteando en la dirección donde se
encontraba McGonagall- lo que le depara los siguientes días con ese Wood molestándola
con eso de la escoba.
-Si, ya me pedo hacer una idea joven McKinnon.- acepto la mujer.
—¿Una Saeta de Fuego? ¡No! ¿En serio? ¿Una Saeta de
Fuego de verdad?
—No te emociones, Oliver —dijo Harry con tristeza—.
Ya no la tengo. Me la confiscaron. —Y explicó que estaban revisando la Saeta de
Fuego en aquellos instantes.
—¿Hechizada? ¿Por qué podría estar hechizada?
—Sirius Black —explicó Harry sin entusiasmo—. Parece
que va detrás de mí. Así que McGonagall piensa que él me la podría haber enviado.
Desechando la idea de que un famoso asesino
estuviera interesado por la vida de su buscador; Wood dijo:
-Jeje, valla tipo, hasta ahí llego su la preocupación por su buscador-
bromeo Sirius mientras Lily resoplaba molesta.
-Ya tranquila cariño, sabes que Sirius no es peligroso- le trato de
serenar James.
-Lo que me molesta no es eso, sino lo perdidas que están las
prioridades de ese chico- exclamo ella- en eso se parece mucho a ti.
-Pero…
-Mejor no digas nada cornamenta, que de ahí puede sacar tela como para
vestir a todo Hogwarts.
—¡Pero Black no podría haber comprado una Saeta de
Fuego! Es un fugitivo. Todo el país lo está buscando. ¿Cómo podría entrar en la
tienda de Artículos de Calidad para el Juego del Quidditch y comprar una
escoba?
-Esa es una buena pregunta- exclamo Scorpius.
-Ya dijeron que pudo haberlo con algún mensajero, aparte claro el poco
interés de los gnomos de Gringotts de un mago prófugo use su dinero- exclamo
Rose.
-Pareces que eres un poco obstinado al defender tu punto de vista
verdad hijo- le dijo Astoria mientras acariciaba su cabello.
-Si en verdad lo es- aseguro James “S”- Rose la tendrá difícil cuando
sean novios.
-¡¡James!!- le reclamaron de inmediato los dos aludidos (que tenían un
leve sonrojo).
-Ha si es cierto lo olvide, ustedes dos ya son…
-¡Ya cállate o tendré que sacar mi lado malévolo contigo!- le advirtió
Scorpius.
-¡Lo mismo digo!- apoyo Rosy.
-Dicen que no son pareja, pero aun así están muy bien coordinados-
comento por lo bajo Albus a su hermana Lily “L” que asintió.
—Ya lo sé. Pero aun así, McGonagall quiere
desmontarla.
Wood se puso pálido.
Algunas resoplaron molestas por la infantil reacción de chico, mientras
algunos rieron por lo bajo por exactamente el mismo motivo.
—Iré a hablar con ella, Harry —le prometió—. La haré
entrar en razón... Una Saeta de Fuego... ¡una auténtica Saeta de Fuego en
nuestro equipo! Ella tiene tantos deseos como nosotros de que gane
Gryffindor... La haré entrar en razón... ¡Una Saeta de Fuego...!
-Como si un estudiante lograra convencer a la profesora McGonagall de
cambiar su opinión sobre algo- aseguro James que muchas veces intento hacerlo.
-Pues Lily tenía muchas oportunidades para lograrlo- comento Alice- de hecho logro hacerla cambiar
de opinión en un par de ocasiones- agrego pese a la señas de la pelirroja para
que cerrara la boca.
-¡¡ ¿Qué?, ¿pero cómo?, ¿por qué ella si podía hacerlo y nosotros
no?!!- exclamo el azabache- ¡¿cómo es que ella adquirió tal habilidad?!
-Con seis años de un comportamiento ejemplar como estudiante del colegio
y de una actitud nada egocéntrica como usted señor Potter- le aseguro la
profesora McGonagall.
-Pero lograr eso es muy difícil- exclamo de forma infantil James- ¿y cuáles
fueron esas ocasiones que la convenciste de cavar su opinión?- pregunto curioso
a su novia.
-He…
-Un par de ocasiones en que intercedía para que sus castigos no fueran
tan severos
-¡Alice ya cierra la boca de una buena vez!- le grito sonrojada Lily.
-Tu, en verdad hacías eso- le pregunto impresionado a la un sonrojada
pelirroja.
Aun sin una respuesta formal él supo que era cierto, por lo que el
cariño que sentía por ella se incrementó, lo que le motiva a traerla así si
mismo con un tierno abrazo para darle un dulce beso en los labios a su novia y
futura esposa, provocando el contento de algunos y el resentimiento de otros.
-Oigan si se van a poner cariñosos mejor váyanse a su habitación- les interrumpió
Sirius.
-No molestes perro- le devolvió James antes de regresar a lo suyo.
Las clases comenzaron al día siguiente. Lo último
que deseaba nadie una mañana de enero era pasar dos horas en una fila en el
patio, pero Hagrid había encendido una hoguera de salamandras, para su propio
disfrute, y pasaron una clase inusualmente agradable recogiendo leña seca y
hojarasca para mantener vivo el fuego, mientras las salamandras, a las que les
gustaban las llamas, correteaban de un lado para otro de los troncos
incandescentes que se iban desmoronando.
-No está mal, sin duda Hagrid se aseguraría que no pasaran frio-
comento Charlie- aunque hubiera estado mejor si les hubiera platicado algunos
datos acerca de las salamandras, no son dragones pero también son criaturas
interesante.
-De casualidad te gusta algún animal que no pueda provocar una
quemadura profunda hermanito- ironizo Bill.
-Sí, pero algunos de ellos tienen garras que…
-Por dios- exclamo Molly interrumpiéndolo, no quería escuchar el resto
de su conversación.
La primera clase de Adivinación del nuevo trimestre
fue mucho menos divertida.
-Con la ojos de búho no lo dudo- exclamo Sirius molestando a la
jóvenes que la consideraban como la mejor profesora.
-¿Qué?, ¿ya le pusiste un apodo?- dijo su prima.
-De hecho Andrómeda, creo que ya había tardado en hacerlo- aclaro
Remus.
La profesora Trelawney les enseñaba ahora
quiromancia y se apresuró a informar a Harry de que tenía la línea de la vida
más corta que había visto nunca.
-Esa tipa ya lo tomo contra papá- exclamo Albus un poco molesto.
-Supongo que es fácil para ella inventarse todos esos cuentos por lo
que paso al tío- agrego Hugo.
-Y justamente por eso mismo piensa que será más creíble- termino Rose.
-Esa farsante, en definitiva no voy a tomar esa clase- aseguro Albus.
A la que Harry tenía más ganas de acudir era a la
clase de Defensa Contra las Artes Oscuras. Después de la conversación con Wood,
quería comenzar las clases contra los dementores tan pronto como fuera posible.
—Ah, sí —dijo Lupin, cuando Harry le recordó su promesa
al final de la clase
-Jaja ya se te había olvidado la promesa lunático- dijo Sirius entre
risas- se ve que el amor te tiene muy afectado.
-Ya cállate animal que eso no es cierto- le rebatió Remus.
-Claro que sí, si mi sobrina te trae como un idio…
-Dudo que en ese momento ella siquiera recuerde que existo- le interrumpió
el castaño, por su parte Dora pensó que de cierto modo siempre recordó a Remus,
aunque claro, solo era por esos recuerdos lejanos del amigo de su primo, pero
si decía algo al respecto eso solo atizaría el fuego de Sirius.
-Ha es verdad, ¿ustedes no saben hasta cuando se conocen?- les
pregunto al animago a los chicos del futuro.
-Hasta el quinto libro, o al menos fue hasta nuestro quinto año que
los vimos juntos- respondió Hermione.
-¡¿Hasta el quinto?! pero eso es mucho tiempo.
-Pero solo faltarían dos libros más canuto- le dijo James- aunque no
creo que sepamos mucho de cómo se enamoran, sin duda la lectura tendrá otras
prioridades.
-Pues es un desperdicio, yo quiero saber qué pasa con ellos
-ya Sirius, mejor hazte a la idea que no sabrás cómo se desarrolla su
amor.
-Lily- le reclamo Remus, ya tenía mucho con sus amigos como para que
ella les siguiera el juego.
—. Veamos... ¿qué te parece el jueves a las ocho de
la tarde? El aula de Historia de la Magia será bastante grande... Tendré que
pensar detenidamente en esto... No podemos traer a un dementor de verdad al
castillo para practicar...
—Aún parece enfermo, ¿verdad? —dijo Ron por el pasillo,
camino del Gran Comedor—. ¿Qué crees que le pasa?
-¿No puedes recuperarte de esas noches?- le pregunto por lo bajo Dora
con un poco de preocupación.
-No siempre es igual, hay noches que son peores que otras, y en
ocasiones es más tardado- le respondió él.
Oyeron un «chist» de impaciencia detrás de ellos.
Era Hermione, que había estado sentada a los pies de una armadura, ordenando la
mochila, tan llena de libros que no se cerraba.
—¿Por qué nos chistas? —le preguntó Ron irritado.
-Hay Ronald- se lamentó Molly negando con la cabeza, ese hijo suyo en
verdad que podría tener una pésima actitud.
—Por nada —dijo Hermione con altivez, echándose la
mochila al hombro.
—Por algo será —dijo Ron—. Dije que no sabía qué le
ocurría a Lupin y tú...
—Bueno, ¿no es evidente? —dijo Hermione con una mirada
de superioridad exasperante.
-Solo para alguien como ella- aseguro Ted- dudo que algún otro haya
descubierto lo que en verdad sucede.
—Si no nos lo quieres decir, no lo hagas —dijo Ron
con brusquedad.
—Vale —respondió Hermione, y se marchó altivamente.
—No lo sabe —dijo Ron, siguiéndola con los ojos y
resentido—. Sólo quiere que le volvamos a hablar.
-No, yo creo que si lo sabe- aseguro Remus un poco apesadumbrado, ella
debió ser la única que realizo aquel trabajo de Snape y supo relacionar las
señales.
-Tranquilo Remus, no pasara nada malo- le trato de consolar Dora que
no le gustaba verlo asa de decaído, mientras ponía la mano sobre su brazo, él
puso su mano sobre el de la joven y le agradeció sus palabras con una tenue
sonrisa.
A las ocho de la tarde del jueves, Harry salió de la
torre de Gryffindor para acudir al aula de Historia de la Magia. Cuando llegó
estaba a oscuras y vacía, pero encendió las luces con la varita mágica y al
cabo de cinco minutos apareció el profesor Lupin, llevando una gran caja de
embalar que puso encima de la mesa del profesor Binn.
—¿Qué es? —preguntó Harry.
—Otro boggart —dijo Lupin, quitándose la capa
-Entonces estábamos en lo correcto, usaran al boggart para practicar
el patronus- exclamo Lily.
—. He estado buscando por el castillo desde el
martes y he tenido la suerte de encontrar éste escondido dentro del archivador
del señor Filch.
-Cielos, no pudiste haberlo dejado ahí y buscar en algún otro lugar- exclamo
Sirius.
-Si no es como ir a una tienda a copar algo- dijo Remus- además, no podía
dejar al boggart en ese lugar, recuerda que en ese momento soy un profesor.
Es lo más parecido que podemos encontrar a un auténtico
dementor. El boggart se convertirá en dementor cuando te vea, de forma que
podrás practicar con él. Puedo guardarlo en mi despacho cuando no lo
utilicemos, bajo mi mesa hay un armario que le gustará.
-En ese caso yo quiero un hipogrifo- dijo de la nada Sirius para la
confusión de todos.
-¿Pero de que estas hablando?- le pregunto Marlene
-Pues que si Remus va a tener un boggart de mascota yo quiero un
hipogrifo- se explicó el animago produciendo la risa de sus amigos y varios
más.
-¿Cómo demonios piensas tener un hipogrifo?- le rebatió Marlene.
-Pues necesitamos de una casa grande, que no esté en un lugar muy
concurrido, con un gran jardín…
-No me refería a eso, y cómo es eso de que “necesitamos”- le
interrogo. El joven solo le envió una sonrisa pícara que quería decir todo,
ella pareció comprenderlo pues se sonrojo bastante y desvió la mirada.
—De acuerdo —dijo Harry, haciendo como que no era
aprensivo y satisfecho de que Lupin hubiera encontrado un sustituto de un
dementor de verdad.
-Supongo que es el precio por querer aprender algo tan avanzado tan
pronto- comento Ginny abrazando a Harry- pero lamentablemente es la mejor forma
para ti
-Es cierto- le concedió Hermione desviando la mirada extrañada del
azabache- la verdad es tu no aprendes con el estudio, siempre tienes que
hacerlo con algo que implica algún riesgo.
-Supongo que es algo que no se puede evitar- aseguro Lily preocupada
por todas las cosas que su hijo había tenido que pasar y todo lo que
seguramente le hacía falta.
-Digan lo que digan, esa es la mejor forma de aprender- increpo
Alastor- un estudio o entrenamiento no es nada comparado a una situación real.
—Así pues... —el profesor Lupin sacó su varita
mágica e indicó a Harry que hiciera lo mismo—. El hechizo que trataré de
enseñarte es magia muy avanzada... Bueno, muy por encima del Nivel Corriente de
Embrujo. Se llama «encantamiento patronus».
— ¿Cómo es? —preguntó Harry, nervioso.
—Bueno, cuando sale bien invoca a un patronus para
que se aparezca —explicó Lupin— y que es una especie de antidementor; un
guardián que hace de escudo entre el dementor y tú.
-También se puede utilizar de otras formas si se logra hacer
correctamente- agrego Kingsley, no por nada era la forma en que se comunicaban
los miembros de la orden del fénix.
Harry se imaginó de pronto agachado tras alguien del
tamaño de Hagrid que empuñaba una porra gigantesca.
Varias risas se dejaron escuchar cuando leyeron los pensamientos del
joven,
El profesor Lupin continuó:
—El patronus es una especie de fuerza positiva, una
proyección de las mismas cosas de las que el dementor se alimenta: esperanza,
alegría, deseo de vivir... y no puede sentir desesperación como los seres
humanos, de forma que los dementores no lo pueden herir. Pero tengo que
advertirte, Harry, de que el hechizo podría resultarte excesivamente avanzado.
Muchos magos cualificados tienen dificultades con él.
— ¿Qué aspecto tiene un patronus? —dijo Harry con curiosidad.
—Es según el mago que lo invoca.
-Por lo general es un reflejo de la personalidad de cada mago que lo
conjura- comento Frank interrumpiendo la lectura- o como en el caso de la
profesora McGonagall que toma la figura de su forma animaga.
-Y en ocasiones estos camban por circunstancias especiales como en el
caso de Lily- agrego Alice viendo de reojo a su pelirroja amiga.
-O igual que Tonks que su patronus cabio a un lobo cuando…- un codazo
hizo callar a Fred Weasley, fue su gemelo quien le detuvo.
-¡¿Un lobo?!- exclamo curioso Sirius- ósea igual que…
-Ni siquiera lo digas Sirius- le detuvo de inmediato Remus, sabía por
dónde iría su comentario y quería evitarlo. Por su parte Nymphadora estaba muy
curiosa, no hace mucho había conseguido realizar un patronus corpóreo, que
resultó ser una liebre, pero ellos decían que en el futuro su patronus
cambiaria a ser un lobo lo cual llamo su atención, que cosa podría hacer que un
patronus cambiara tan radicalmente.
— ¿Y cómo se invoca?
—Con un encantamiento que sólo funcionará si te concentras
con todas tus fuerzas en un solo recuerdo de mucha alegría.
-Eso va a ser un problema- comento Draco- no creo que te sea fácil encontrar
uno de esos recuerdos.
-No, la verdad es que me costó varios intentos- acepto Harry- aunque
después tuve otro problema apare de eso- agrego bajando la mirada, mientras
Ginny lo rodeaba por sus hombros.
Harry intentó recordar algo alegre. Desde luego,
nada de lo que le había ocurrido en casa de los Dursley le serviría. Al final
recordó el instante en que por primera vez montó en una escoba.
-No creo que ese recuerdo sea suficiente- comento Lily- tal vez en ese
momento si, pero cuando lo intente con el boggart.
—Ya —dijo, intentando recordar lo más exactamente
posible la maravillosa sensación de vértigo que había notado en el estómago.
-Es una buena sensación- dijo James- pero hay otras cosas mejores, creo
que podrías escoger otro recuerdo.
—El encantamiento es así —Lupin se aclaró la garganta—:
¡Expecto patronum!
— ¡Expecto patronum! —Repitió Harry entre dientes—.
¡Expecto patronum!
— ¿Te estás concentrando con fuerza en el recuerdo
feliz?
—Sí... —contestó Harry, obligando a su mente a que
retrocediese hasta aquel primer viaje en escoba—. Expecto patrono, no,
patronum... perdón... ¡Expecto patronum! ¡Expecto patronum!
-Con tranquilidad Harry- le dijo Lily- tienes que recitar el hechizo
con claridad, pero también debes de concentrase en tu recuerdo.
-En serio se escucha un poco complicado- aseguro Albus- y no creo que
sea más fácil cuando se corre peligro.
-Es cierto, pero si lo consigue será un buen hechizo en su arsenal-
aseguro James.
De repente, como un chorro, surgió algo del extremo
de su varita. Era como un gas plateado.
-Bien ahijado- le festejo Sirius.
-No está mal, pero eso solo es el principió- agrego Marlene.
-Ya pero no hay porque ser pesimista.
— ¿Lo ha visto? —preguntó Harry entusiasmado—. ¡Algo
ha ocurrido!
—Muy bien —dijo Lupin sonriendo—. Bien, entonces...
¿estás preparado para probarlo en un dementor?
-¿Tan pronto?- exclamo Lily volteando a ver a Remus.
-Bueno, tal vez en ese momento pienso lo mismo que ellas- se defendió
el castaño señalando a Ginny y Hermione.
Para su disgusto Lily tuvo que aceptar que tenían razón, si quería que
su hijo aprendiera a realizar ese hechizo tenía que aceptar que esa era la
mejor manera para él, aun cuando le acareara ciertos problemas.
—Sí —dijo Harry, empuñando la varita con fuerza y
yendo hasta el centro del aula vacía. Intentó mantener su pensamiento en el
vuelo con la escoba, pero en su mente había otra cosa que trataba de
introducirse... Tal vez en cualquier instante volviera a oír a su madre... Pero
no debía pensar en ello o volvería a oírla realmente, y no quería... ¿o sí
quería?
James y Lily se sorprendieron, al igual que sus amigos y Molly, por
los pensamientos de Harry, cualquiera pensaría que eso sería algo que le
disgustara, pero parecía que algo más complejo ocurría en la mente del
azabache.
Lupin cogió la tapa de la caja de embalaje y tiró de
ella. Un dementor se elevó despacio de la caja, volviendo hacia Harry su rostro
encapuchado. Una mano viscosa y llena de pústulas sujetaba la capa.
Lily “L” se tomó de inmediato del brazo de su madre, aun cuando fuera
solo una imitación de un verdadero dementor, la descripción era muy exacta y la
imagen que se formaba en su cabeza era meramente aterradora.
Las luces que había en el aula parpadearon hasta apagarse.
El dementor salió de la caja y se dirigió silenciosamente hacia Harry,
exhalando un aliento profundo y vibrante. Una ola de intenso frío se extendió
sobre él.
Fue evidente para todos que el boggart en verdad reaccionaba como un
dementor real, los cercanos al chico y los miembros del E.D. esperaban
impacientes escuchar cómo se desarrollaría su primer intento.
— ¡Expecto patronum! —Gritó Harry—. ¡Expecto patronum!
¡Expecto...!
Pero el aula y el dementor desaparecían. Harry cayó
de nuevo a través de una niebla blanca y espesa, y la voz de su madre resonó en
su cabeza, más fuerte que nunca...
—¡A Harry no! ¡A Harry no! Por favor... haré cualquier cosa...
—A un lado... hazte a un lado, muchacha...
— ¡Harry!
-No lo consiguió- exclamo Lily.
-Pero bueno, solo fue el primer
intento, tampoco podemos pedir mucho- agrego James.
-Pero después podrá hacerlo mejor que muchos- agregó Neville por lo
bajo a sus amigos del E.D.
Por un lado se sintieron sorprendidos de que no pudiera lograrlo, pero
al mismo tiempo era como si supieran que eso pasaría. Sin embargo, Severus y
Dumbledore vieron algo curioso en ese recuerdo reprimido del joven, porque
alguien tan malvado como Voldemort, quiso apartar a esa maga hija de muggles de
Harry y no simplemente la mato a sangre fría como debió haberlo hecho tantas
veces ya, debía de haber algún motivo para eso.
Harry volvió de pronto a la realidad. Estaba boca
arriba, tendido en el suelo. Las luces del aula habían vuelto a encenderse. No
necesitó preguntar qué era lo que había ocurrido.
—Lo siento —musitó, incorporándose y notando un sudor
frío que le corría por detrás de las gafas.
— ¿Te encuentras bien? —le preguntó Lupin.
—Sí...
Para levantarse, Harry se apoyó primero en un
pupitre y luego en Lupin.
—Toma. —Lupin le ofreció una rana de chocolate—. Cómetela
antes de que volvamos a intentarlo. No esperaba que lo consiguieras la primera
vez. Me habría impresionado mucho que lo hubieras hecho.
-Todos lo habríamos estado- acepto Ted.
—Cada vez es peor —musitó Harry, mordiendo la cabeza
de la rana—. Esta vez la he oído más alto aún. Y a él... a Voldemort...
-No dijeron
que el efecto del boggart no sería igual que el de uno real- exclamo Andrómeda-
porque sería peor en se momento.
-Debe ser porque el joven Potter ha pasado muchas veces por el mismo
transe- explico Dumbledore- esa podría ser la razón por la que es más fácil
sacar a flote esos recuerdos bloqueados, incluso por tratarse de un boggart.
Lupin estaba más pálido de lo habitual.
—Harry, si no quieres continuar; lo comprenderé
perfectamente...
James y Lily negaron con la cabeza, les gustaba que su amigo tratara
de cuidar a su hijo, pero era evidente que este no se rendiría tan fácilmente,
el continuaría.
— ¡Sí quiero! —Dijo Harry con energía, metiéndose en
la boca el resto de la rana—. ¡Tengo que hacerlo! ¿Y si los dementores vuelven
a presentarse en el partido contra Ravenclaw? No puedo caer de nuevo. ¡Si
perdemos este partido, habremos perdido la copa de quidditch!
-Hay Harry- exclamo Lily con una sonrisa triste- bueno, al menos esa obsesión
por el quidditch te servirá para algo bueno.
—De acuerdo, entonces... —dijo Lupin—. Tal vez quieras
seleccionar otro recuerdo feliz. Quiero decir; para concentrarte. Ése no parece
haber sido bastante poderoso...
-Sabes, si estuvieras saliendo con Ginny tendrías muchos recuerdos de
los cuales elegir- le dijo James con cierto tono acusador.
-Suponiendo que Harry superara su impasividad y que la mini pelirroja superara
su timidez- argumento Sirius.
-Jeje, sería divertido ver una cita entre ellos es esa época- comento George-
los dos rojos caminado por el pasillo sin siquiera tomarse las manos y tumbando
todo.
-O sentados en algún lugar, por horas, sin decir una sola palabra ni
mucho menos viéndose a los ojo.
-Si claro- exclamo Ginny un poco molesta- pero si no quieren traumare
más les vale que no vean nuestras sitas actuales- eso dejo a sus hermanos
mudos.
-¿Qué quieres decir con eso Ginebra?- preguntaron al unísono los
gemelos, pero ella no les dijo nada y solo se acurruco en el pecho de Harry.
-Leyendo entre líneas, diría que sus citas involucran una cama en algún
momento
-¡¡Cállate Sirius!!- le gritaron los gemelos a un muy sonriente joven.
Harry pensó intensamente y recordó que se había
sentido muy contento cuando, el año anterior; Gryffindor había ganado la Copa
de las Casas. Empuñó otra vez la varita mágica y volvió a su puesto en mitad
del aula.
-Bueno, ese es un mejor
recuerdo, esperemos que esta vez sea más efectivo- atajo Marlene.
— ¿Preparado? —preguntó Lupin, cogiendo la tapa de
la caja.
—Preparado —dijo Harry, haciendo un gran esfuerzo
por llenarse la cabeza de pensamientos alegres sobre la victoria de Gryffindor;
y no con pensamientos oscuros sobre lo que iba a ocurrir cuando la caja se
abriera.
— ¡Ya! —dijo Lupin, levantando la tapa.
El aula volvió a enfriarse y a quedarse a oscuras.
El dementor avanzó con su violenta respiración, abriendo una mano putrefacta en
dirección a Harry.
— ¡Expecto patronum! —Gritó Harry—. ¡Expecto patronum!
¡Expecto pat...!
-No lo conseguirá- expreso Lily apretando sus manos, la práctica de
ese hechizo es muy complicado, en especial de la forma que él lo estaba haciendo,
lo sabía, pero en verdad esperaba que pudiera conseguirlo rápido, no quería que
lo hiciera perfecto, solo lo suficiente como para que pudiera defenderse.
Una niebla blanca le oscureció el sentido. En tomo a
él se movieron unas formas grandes y borrosas... Luego oyó una voz nueva, de
hombre, que gritaba aterrorizado:
— ¡Lily, coge a Harry y vete! ¡Es él! ¡Vete! ¡Corre! Yo lo detendré.
Lo supieron, en ese momento, todos supieron que ese era la voz de
James, este por su parte se impresiono, y comenzó a sentirse un poco triste, al
menos en ese momento trato de defender a esas dos personas que más amaba, pero
al final no lo consiguió.
El ruido de alguien dentro de una habitación, una
puerta que se abría de golpe, una carcajada estridente.
— ¡Harry! Harry, despierta...
-No me gusta que pueda recordar todo eso- exclamo Molly molesta.
-A nadie querida, pero es algo que no se puede evitar- atajo Arthur.
Lupin le abofeteaba las mejillas. Esta vez le costó
un minuto comprender por qué estaba tendido en el suelo polvoriento del aula.
-Es verdad, si fuera mi sobrina seria obvia por qué estaría en el
suelo debajo de Remus, pero Harry…
-Sirius, ¿por qué siempre diriges las situaciones por ese lado?- le
reclamo Remus.
-No siempre lo hago lunático- se defendió- y si lo hago es porque es
divertido ver como se sonrojan- soltó una leve risa- pero cuando acepten que estarán
juntos.
-Seguirás haciendo los mismo comentarios canuto- le interrumpió James-
pero esta vez tendré que estar de acuerdo con Remus, no es momento para hablar
de vida sex…
-¡James!- le callo el castaño.
—He oído a mi padre —balbuceó Harry—. Es la primera
vez que lo oigo. Quería enfrentarse a Voldemort para que a mi madre le diera
tiempo de escapar.
Harry notó que en su rostro había lágrimas mezcladas
con el sudor.
Varios de los presentes sintieron un poco de pena por el chico, no se
podían imaginar cómo se sentiría en esos momentos. Por otra parte Severus tenía
un conflicto, ya que el odiaba a Potter, mas sin embargo trato de defender a
Lily, más de lo que el había parecido haber hecho.
Bajó la cabeza todo lo que pudo para limpiarse las
lágrimas con la túnica, haciendo como que se ataba el cordón del zapato, para
que Lupin no se diera cuenta de que había llorado.
— ¿Has oído a James? —preguntó Lupin con voz
extraña.
-Eso podría ser malo- comento Marlene- si hablas de tu relación con
James, inevitablemente sabrá tu relación con Sirius.
-Sería bueno, si la situación fuera diferente- concedió Alice.
—Sí... —Con la cara ya seca, volvió a levantar la
vista—. ¿Por qué? Usted no conocía a mi padre, ¿o sí?
—Lo... lo conocí, sí —contestó Lupin—. Fuimos amigos
en Hogwarts.
-Ya no le dirás más cierto- comento James viendo su amigo, suponía que lo contaría más porque
no se podía comprobar la inocencia de Sirius en ese momento, y eso llevaría a
que perdiera la confianza de su hijo.
Escucha, Harry. Tal vez deberíamos dejarlo por hoy
Este encantamiento es demasiado avanzado... No debería haberte puesto en este
trance...
-Ya es muy tarde- alego Lily- él es demasiado terco, no se rendirá con
tanta facilidad- volteo a ver a su novio- si será igual a su padre.
-No solo como yo querida, no es solo como yo- respondió James abrazando
a su pelirroja.
—No —repuso Harry. Se volvió a levantar—. ¡Lo
volveré a intentar! No pienso en cosas bastante alegres, por eso... ¡espere!
Hizo un gran esfuerzo para pensar. Un recuerdo muy
feliz..., un recuerdo que pudiera transformarse en un patronus bueno y
fuerte...
Todos se comenzaron a penar cual podría ser el recuerdo que elegiría
esa vez, pues como ya había comentado anteriormente Draco, muchos de los
recuerdos del chico no eran precisamente alegres.
¡El momento en que se enteró de que era un mago y de
que tenía que dejar la casa de los Dursley para ir a Hogwarts! Si eso no era un
recuerdo feliz, entonces no sabía qué podía serlo. Concentrado en los
sentimientos que lo habían embargado al enterarse de que se iría de Privet
Drive, Harry se levantó y se puso de nuevo frente a la caja de embalaje.
-Buena suerte- dijo por lo bajo Lily “L” pero solo Ginny consiguió
oírla, ante eso le acaricio la cabeza a su pequeña pelirroja.
— ¿Preparado? —dijo Lupin, como si fuera a obrar en
contra de su criterio
-Posiblemente así era- atajo Dora.
—. ¿Te estás concentrando bien? De acuerdo. ¡Ya!
Levantó la tapa de la caja por tercera vez y el
dementor volvió a salir de ella. El aula volvió a enfriarse y a oscurecerse.
— ¡EXPECTO PATRONUM! —Gritó Harry—. ¡EXPECTO PATRONUM!
¡EXPECTO PATRONUM!
De nuevo comenzaron los gritos en la mente de Harry,
salvo que esta vez sonaban como si procedieran de una radio mal sintonizada. El
sonido bajó, subió y volvió a bajar... Todavía seguía viendo al dementor. Se
había detenido... Y luego, una enorme sombra plateada salió con fuerza del
extremo de la varita de Harry y se mantuvo entre él y el dementor; y aunque
Harry sentía sus piernas como de mantequilla, seguía de pie, sin saber cuánto
tiempo podría aguantar.
Algunos jóvenes del pasado se quedaron impresionados ante eso, algunos
habían practicado el encantamiento sin lograr lo que había conseguido Harry en
esos tres intentos, o que lo habían hecho pero después de mucho más tiempo que
él, por su parte los del futuro celebraron silenciosamente o realizaron algún además
de victoria. Por ultimo James y Lily se sentían aliviados y orgullosos por el
logro de su hijo.
— ¡Riddíkulo! —gritó Lupin, saltando hacia delante.
Se oyó un fuerte crujido y el nebuloso patronus se
desvaneció junto con el dementor. Harry se derrumbó en una silla, con las
piernas temblando, tan cansado como si acabara de correr varios kilómetros.
-No fue un mal inicio chico- exclamo ojo loco- pero deberás de
practicar mucho más para que puedas perfeccionarlo, o de lo contrario…
-No seas muy severo Alastor- le interrumpió Kingsley.
Por el rabillo del ojo vio al profesor Lupin
obligando con la varita al boggart a volver a la caja de embalaje. Se había
vuelto a convertir en una esfera plateada.
Dora acaricio la mano de Remus por debajo de la mesa, ahora ella ya
comprendía que significaba esa esfera plateada.
— ¡Estupendo! —dijo Lupin, yendo hacia donde estaba
Harry sentado—. ¡Estupendo, Harry! Ha sido un buen principio.
— ¿Podemos volver a probar? Sólo una vez más.
—Ahora no —dijo Lupin con firmeza—. Ya has tenido
bastante por una noche. Ten...
Ofreció a Harry una tableta del mejor chocolate de
Honeydukes.
-Eso es tener muy buen gusto- intervino Teddy.
-Lunático siempre lo tiene con lo referente a chocolates- aseguro
Sirius.
—Cómetelo todo o la señora Pomfrey me matará.
-Yo creo que te mataría solo por lo que has hecho- le dijo Dora con
media sonrisa- en especial por tratarse de alguien que de por si pasaba tanto
tiempo en la enfermería.
-Supongo que tu tendrás mucha experiencia respecto a eso verdad- le
devolvió el licántropo dándole un dulce sonrisa.
Sirius hizo el intento de decir algo, pero Marlene le dio golpe en las
costillas para que guardara silencio.
¿El jueves que viene a la misma hora?
—Vale —dijo Harry. Dio un mordisco al chocolate y
vio que Lupin apagaba las luces que se habían encendido con la desaparición del
dementor. Se le acababa de ocurrir algo—: ¿Profesor Lupin? —preguntó—. Si
conoció a mi padre, también conocería a Sirius Black.
Lupin se volvió con rapidez:
— ¿Qué te hace pensar eso? —dijo severamente.
—Nada. Quiero decir... me he enterado de que eran
amigos en Hogwarts.
El rostro de Lupin se calmó.
—Sí, lo conocí —dijo lacónicamente—. O creía que lo conocía.
Será mejor que te vayas, Harry. Se hace tarde.
-¿Creíste que me conocías?- repitió Sirius- ósea que piensas que soy
culpable, hay Remus, me has herido en lo profundo de mi corazón- agrego con una
sobreactuación muy evidente.
-No creo que sea algo divertido- le recrimino Marlene.
-Digo lo mismo- apoyo James- como puedes penar que Sirius…
-Pasaron muchas cosas en ese tiempo- le interrumpió Harry- ya lo verán
en su momento.
Kingsley leyó como Harry se centró cerca de una armadura para terminar
el chocolate y lamentarse de mencionar a Black frente a Lupin.
Luego volvió a pensar en sus padres.
Se sentía extrañamente vacío, a pesar de haber
comido tanto chocolate. Aunque era terrible oír dentro de su cabeza los últimos
instantes de vida de sus padres, eran las únicas ocasiones en que había oído sus
voces, desde que era muy pequeño. Nunca sería capaz de crear un patronus de
verdad si en parte deseaba volver a oír la voz de sus padres...
Los aludidos se sintieron fatales por saber lo que su hijo pensaba,
otros que sentían así eran Molly, Arthur, Andrómeda que sentían empatía con el chico y claro, el
mismo Teddy quien por mucho tiempo se sintió igual que su padrino.
—Están muertos —se dijo con firmeza—. Están muertos
y volver a oír el eco de su voz no los traerá a la vida. Será mejor que me
controle si quiero la copa de quidditch.
Harry bajo la vista con pesadez, si bien sus palabras eran ciertas,
nunca pensó que sus padres lo escucharían diciéndolas.
-Tranquilo cariño- le aseguro Lily- lo mejor es, que saques esa idea
de tu cabeza y te concentres en las prácticas.
Kingsley continuo leyendo como Harry regreso a la sala común, y del
partido de quidditch donde Slytherin gano con poco margen y de cómo Wood
entusiasmado aumento las sesiones de entrenamiento, y de cómo esto sumado a las
clases con Lupin a Harry le quedaba mucho tiempo, pero eso no tenía nada que
ver con todo el trabajo que tenía Hermione con tantas clases.
— ¿Cómo lo hará? —le preguntó Ron a Harry una tarde,
mientras el segundo terminaba un insoportable trabajo para Snape sobre Venenos
indetectables. Harry alzó la vista. A Hermione casi no se la veía detrás de la
torre de libros.
-No es mucha carga para ti mamá- le pregunto Hugo viendo a Hermione.
-Si fue demasiado pesado- acepto la castaña- y más en ese momento,
pero todas eran clase muy interesantes.
-Pero no necesita asistir a estudios muggles- salto Fabián
-Y no congenias en lo más mínimo con la clase de adivinación- agrego
Gideon.
-Si bueno, pero aun así quería intentar
seguir en esas clases- se defendió.
— ¿Cómo hará qué?
—Ir a todas las clases —dijo Ron—. Esta mañana la oí
hablar con la profesora Vector, la bruja que da Aritmancia. Hablaban de la
clase de ayer. Pero Hermione no pudo ir, porque estaba con nosotros en Cuidado
de Criaturas Mágicas. Y Ernie McMillan me dijo que no ha faltado nunca a una
clase de Estudios Muggles. Pero la mitad de esas clases coinciden con
Adivinación y tampoco ha faltado nunca a éstas.
-A pesar de tu odio a esa clase- agrego Ron.
-No la odio, solo digo que es muy criticable- se defendió la castaña.
Harry no tenía tiempo en aquel momento para indagar
el misterio del horario imposible de Hermione. Tenía que seguir con el trabajo
para Snape. Dos segundos más tarde volvió a ser interrumpido, esta vez por
Wood.
—Malas noticias, Harry. Acabo de ver a la profesora
McGonagall por lo de la Saeta de Fuego. Ella... se ha puesto algo antipática
conmigo.
-Más bien ya estaba más que fastidiada con que la estuviera molestando
tanto tiempo- aseguro alce.
Me ha dicho que mis prioridades están mal. Piensa
que me preocupa más ganar la copa que tu vida. Sólo porque le dije que no me
importaba que la escoba te tirase al suelo, siempre que cogieras la snitch. —Wood
sacudió la cabeza con incredulidad.
-En verdad no tiene idea porque le dijo eso- reclamo Lily molesta.
-Ya no parece tan buen chico verdad
-Ya Georgy, no tienes porque ponerte celoso auch- exclamo Fred
recibiendo un golpe.
Realmente, por su forma de gritarme... cualquiera
habría pensado que le había dicho algo terrible.
-En verdad no comprendo que maldita cosa tienen en la cabeza ustedes-
dijo Lily viendo de reojo a su novio.
-Hey, que yo nunca actué de esa forma- se defendió el azabache.
-No, y que hay con aquella vez que le gritaste a Sirius “no me importa
que mates a alguien, así que pégale con fuerza a la bluddger”
-¿En verdad dije eso?
-Si- respondieron Remus y Sirius mientras que vario de los presentes
asintieron en confirmación a la respuesta de los jóvenes.
Luego le pregunté cuánto tiempo la tendría todavía.
—Hizo una mueca e imitó la voz de la profesora McGonagall—: «El tiempo que haga
falta, Wood.»
-Creo que tendré algunas cosas que decirle a ese joven en el futuro-
exclamo McGonagall.
Me parece que tendrás que pedir otra escoba, Harry.
Hay un cupón de pedido en la última página de El mundo de la escoba. Podrías
comprar una Nimbus 2.001 como la que tiene Malfoy.
—No voy a comprar nada que le guste a Malfoy —dijo
taxativamente.
-Lógico- dijeron algunos al unísono.
-Pero aun así usaste la bendita escoba en el siguiente partido- agrego
Draco.
-Lo que hace que tu enojo contra mamá fue completamente inútil y solo
la hicieron pasar un mal momento- dijo acusadoramente Rose.
-Sí, está bien, lo siento- dijo el azabache.
Kingsley continuo leyendo como los días avanzaban, y de cómo Harry le
preguntaba a la profesora McGonagall después de terminar su clase de
transformaciones acerca de su saeta de fuego, y la respuesta exasperada de está
diciéndole que ella le diría cuando terminaran de examinarla.
-Con Wood y Harry molestando por la bendita escoba cada dos por tres debió
de acabar con la paciencia de la profesora- comento Andrómeda.
Para empeorar aún más las cosas, las clases
antidementores de Harry no iban tan bien como esperaba, ni mucho menos.
-Harry debes de tener más paciencia- exclamo Lily- si eso no es como
tus deberes habituales, es un encantamiento muy difícil de controlar.
-Lo sabemos pelirroja, pero recuerda que su motivación es el
quidditch, y la fecha del partido está cada vez más cerca.
Después de varias sesiones, era capaz de crear una
sombra poco precisa cada vez que el dementor se le acercaba, pero su patronus
era demasiado débil para ahuyentar al dementor. Lo único que hacía era
mantenerse en el aire como una nube semitransparente, vaciando de energía a
Harry mientras éste se esforzaba por mantenerlo. Harry estaba enfadado consigo
mismo. Se sentía culpable por su secreto deseo de volver a oír las voces de sus
padres.
-Tu avance ha sido bastante bueno- exclamo Remus- pero no podría negar
que esos sentimientos el enfado y la culpabilidad no te ayudarían para
progresar.
-Le tomo más tiempo en dominarlo del que pensé - exclamo Deán por lo
bajo.
-Es muy comprensible- aseguro Neville, su vida no había sido tan
diferente que la su amigo, por lo que comprendía los problemas que tuvo para realizar
su patronus.
—Esperas demasiado de ti mismo —le dijo severamente
el profesor Lupin en la cuarta semana de prácticas—. Para un brujo de trece
años, incluso un patronus como éste es una hazaña enorme. Ya no te desmayas, ¿a
qué no?
—Creí que el patronus embestiría contra los
dementores —dijo Harry desalentado—, que los haría desaparecer...
-Hay cariño- se le salió decir a Lily de una forma tierna, esa era una
forma infantil de ver las cosas, recordándole que su hijo aún era solo un niño
en esos momentos. No obstante eso provocó un rubor en el rostro de Harry que
alcanzaba a oír las tenues risitas de sus amigos.
—El verdadero patronus los hace desaparecer —contestó
Lupin—. Pero tú has logrado mucho en poco tiempo. Si los dementores hacen
aparición en tu próximo partido de quidditch, serás capaz de tenerlos a raya el
tiempo necesario para volver al juego.
—Usted dijo que es más difícil cuando hay muchos —repuso
Harry
-Sí, pero no tienes que enfrentarte a ellos si es que aparecen- dijo
Dora- ahí estará Dumbledore por lo que solo es preciso mantenerlos a raya el
tiempo suficiente.
—Tengo total confianza en ti —aseguró Lupin sonriendo—.
Toma, te has ganado una bebida. Esto es de Las Tres Escobas y supongo que no lo
habrás probado antes...
-¿Qué cosa le llevaste lunático?- le pregunto James- espero no sea
nada malo he- bromeo.
-Como botellas de whiskey de fuego para los menores de edad- dijo en
reprimenda Lily.
-Nunca se comprobó que fuimos nosotros quienes hicieron eso- salto de
inmediato el azabache- está bien que en ocasiones nos embriagábamos e vez en
cuando, pero solo eso.
Sacó dos botellas de su maletín.
— ¡Cerveza de mantequilla! —exclamó Harry irreflexivamente—.
Sí, me encanta. —Lupin alzó una ceja
-Peligro ahijado, estas a punto de revelar tus travesuras- exclamo
Sirius- si fuera el Remus normal no importaría, pro como profesor.
—. Bueno... Ron y Hermione me trajeron algunas cosas
de Hogsmeade —mintió Harry a toda prisa.
—Ya veo —dijo Lupin, aunque parecía algo suspicaz
-No creo que te haya creído la historia- exclamo Teddy- pero tampoco
tiene pruebas de eso, así que por el momento no pasara nada.
—. Bien, bebamos por la victoria de Gryffindor
contra Ravenclaw. Aunque en teoría, como profesor no debo tomar partido —añadió
inmediatamente.
-Así debería de ser- exclamo McGonagall.
-No se moleste profesora, tampoco es como si hiciera algo malo- le
dijo Frank
Bebieron en silencio la cerveza de mantequilla,
hasta que Harry mencionó algo en lo que llevaba algún tiempo meditando.
— ¿Qué hay debajo de la capucha de un dementor?
Pregunta inesperada para la mayoría de los presentes, después de todo,
a muy pocos les interesaba aprender más de los dementores.
-No debiste preguntar eso- le aseguro Lily- la respuesta no te gustara
en los más mínimo.
El profesor Lupin, pensativo, dejó la botella.
—Mmm..., bueno, los únicos que lo saben no pueden decimos
nada.
Después del terminar el libro, muchos abrían como son los dementores
debajo de la capucha les gustase o no, pensó Harry, aquel momento en el que
estuvo a punto de perder su alma estaba claro en su mente, y no dudaba que eso
vendría en el libro.
El dementor sólo se baja la capucha para utilizar su
última arma.
— ¿Cuál es?
—Lo llaman «Beso del dementor» —dijo Lupin con una
amarga sonrisa—. Es lo que hacen los dementores a aquellos a los que quieren
destruir completamente. Supongo que tendrán algo parecido a una boca, porque
pegan las mandíbulas a la boca de la víctima y... le sorben el alma.
-¡¡¿Qué?!!- gritaron con fuerza varios de los presentes, especialmente
los de la tercera generación, Lily “L” y Hugo se abrazaron a sus respectivas
madres, y alguna chica se abalanzo a su novio o alguien cercano, no conocían
ese detalle de esas malditas criaturas.
Harry escupió, sin querer; un poco de cerveza de
mantequilla.
— ¿Las matan?
—No —dijo Lupin—. Mucho peor que eso. Se puede vivir
sin alma, mientras sigan funcionando el cerebro y el corazón. Pero no se puede
tener conciencia de uno mismo, ni memoria, ni nada. No hay ninguna posibilidad
de recuperarse. Uno se limita a existir. Como una concha vacía. Sin alma,
perdido para siempre. —Lupin bebió otro trago de cerveza de mantequilla y
siguió diciendo—: Es el destino que le espera a Sirius Black.
-¡¿Qué?!- increpo de inmediato Sirius, una cosa era estar encerrado en
Azkabán, pero otra muy diferente es el dejarlo a merced de esas cosas.
-Tranquilo canuto, eso no va a pasar- le aseguro James con un deje de
esperanza.
Lo decía El Profeta esta mañana. El Ministerio ha
dado permiso a los dementores para besarlo cuando lo encuentren.
-Como si a malditas cosas necesitaran su permiso para hacerlo- espeto
enojada Andrómeda.
Harry se quedó abstraído unos instantes, pensando en
la posibilidad de sorber el alma por la boca de una persona. Pero luego pensó
en Black.
—Se lo merece —dijo de pronto.
Todas las miradas se posaron sobre el azabache, James, Lily, Los
Weasley, Hermione, los hijos de Harry se sorprendieron enormemente al escuchar
eso, incluso Draco quedó pasmado por esa declaración de su enemigo, como es
posible que él, quien testifico a favor de él y de su madre, se comportara de
esa manera.
— ¿Eso piensas? —Dijo, como sin darle importancia—.
¿De verdad crees que alguien se merece eso?
—Sí —dijo Harry con altivez—. Por varios motivos.
-Pero Harry- exclamo Lily un poco decepcionada por la actitud de su
hijo.
-Tranquila pelirroja, solo está molesto, ya se le pasara- le dijo
Sirius bajando un poco la mirada.
-Tú estás bien- le pregunto Lily al hombre.
-Sí, estoy bien- le dijo el oji gris, y por debajo de la mesa alcanzo
la mano de Marlene quien se la sujeto, ella sería su sustento en esos momentos.
Le habría gustado hablar con Lupin sobre la
conversación que había oído en Las Tres Escobas, sobre Black traicionando a sus
padres, aunque aquello habría supuesto revelar que había ido a Hogsmeade sin
permiso. Y sabía que a Lupin no le haría gracia.
-Él ya debería de conocer esa historia, o mejor dicho esa versión de
la historia- comento Ted- pero aun así habría sido una verdadera locura haberle
comentado algo.
-Con la cantidad de prohibiciones que tienes para salir del castillo
te habrían castigado severamente- agrego Andrómeda.
-Y peor aún, te habrías perdido el partido de quidditch- dijo James
“S”- aunque si no te devuelven la escoba.
-Ese comentario es innecesario James- le reclamo Teddy.
De forma que terminó su cerveza de mantequilla, dio
a Lupin las gracias y salió del aula de Historia de la Magia.
Harry casi se arrepentía de haberle preguntado qué
había debajo de la capucha de un dementor. La respuesta había sido tan horrible
y lo había sumido hasta tal punto en horribles pensamientos sobre almas sorbidas
que se dio de bruces con la profesora McGonagall mientras subía por las
escaleras.
-En verdad no debiste de preguntarlo- aseguro Lily- en especial con
las practicas del patronus, esa ideas solo te dificultaran concentrarte en tu
recuerdo feliz.
—Mira por dónde vas, Potter.
—Lo siento, profesora.
—Fui a buscarte a la sala común de Gryffindor.
Bueno, aquí la tienes. Hemos hecho todas las comprobaciones y parece que está
bien. En algún lugar tienes un buen amigo, Potter.
Harry se quedó con la boca abierta. La profesora
McGonagall sostenía su Saeta de Fuego, que tenía un aspecto tan magnífico como
siempre.
El profesor Flitwick y la señora Hook sonrieron con superioridad, era evidente
que ellos serían capaces de dejar esa escoba como nueva después de su examinación.
— ¿Puedo quedármela? —dijo Harry con voz desmayada—.
¿De verdad?
—De verdad —dijo sonriendo la profesora McGonagall—.
Tendrás que familiarizarte con ella antes del partido del sábado, ¿no?
-Él lo conseguirá profesora- exclamo James emocionado- ya sabía que
usted también era una gran fanática del juego.
-Pero para nada es igual a ti y a ese Wood- le recrimino Lily.
Haz todo lo posible por ganar; porque si no
quedaremos eliminados por octavo año consecutivo, como me acaba de recordar muy
amablemente el profesor Snape.
-Solo te la pasas fastidiando a todo el mundo e Quejicus- espeto
Sirius.
-¡Cállate Black!- le reclamo este.
Harry subió por las escaleras hacia la torre de
Gryffindor; sin habla, llevando la Saeta de Fuego. Al doblar una esquina, vio a
Ron, que se precipitaba hacia él con una sonrisa de oreja a oreja.
— ¿Te la ha dado? ¡Estupendo! ¿Me dejarás que monte
en ella? ¿Mañana?
—Sí, por supuesto —respondió Harry con un entusiasmo
que no había experimentado desde hacía un mes—. Tendríamos que hacer las paces
con Hermione. Sólo quería ayudar...
Lily bufo notablemente cundo leyeron eso.
-¿Qué pasa?- pregunto con cuidado, pues era evidente que ella estaba
molesta por algo- ya íbamos
reconciliarnos con…
-Sí, cuando se salieron con la suya y te regresaron la escoba- le interrumpió
su madre- muy conveniente debería decir.
-Ya abemos que hicimos mal, no tienes por qué castigarme por lo que
paso.
-Claro que puedo, porque soy tu madre- le aseguro, James, Sirius y
Remus conocían ese tono de voz de la pelirroja, eso les indico que iba en
serio.
-Pero ya soy mayor de edad
-No me interesa- aseguro- y si es necesario, cuando cambiemos la
historia te voy a estar vigilando día y noche si es necesario para corregirte.
-Pero…
-Kingsley, sique leyendo- ordeno.
Era evidente que estaba molesta, pero no tanto como en otras ocasiones
anteriores, nuevamente se descubría un poco de como seria la vida del joven si
lograban sobrevivir sus padres, por otro lado los amigos de Harry y los
bromistas comenzaron a hacer señas de tal forma en que solo él pudiera verlos,
riéndose de su situación.
—Sí, de acuerdo. Está en la sala común, trabajando,
para variar.
De la misma forma Molly vio con seriedad a su hijo, con el intercambio
de palabras anteriores supo que a ella tampoco le agrava que hicieran las pases
en esas circunstancias, y la verdad no sabía cómo reaccionaría cuando supiera
que la pelea continuo por culpa de esa maldita rata.
Llegaron al corredor que llevaba a la torre de
Gryffindor; y vieron a Neville Longbottom que suplicaba a sir Cadogan que lo
dejara entrar.
—Las escribí, pero se me deben de haber caído en
alguna parte.
-¿Las contraseñas?- pregunto Frank a su hijo que asentía.
-Eso pude ser malo hijo- exclamo Alice- así cualquiera podría entrar a
su sala común.
-Sí, ahora lo sé- acepto el chico- pero no tenía muchas opciones, ya
me costaba recordar una sola- volteo a ver a su hija- ojala que a ti no ocurra
los mismo- agrego acariciándole la cabeza.
-No lo creo, según mamá yo herede otras cosas de ti- exclamó sin
preocupación la niña.
— ¡Id a otro con ese cuento! —vociferaba sir
Cadogan.
Luego, viendo a Ron y Harry—: ¡Voto a bríos, mis
valientes y jóvenes vasallos! ¡Venid a atar a este demente que trata de forzar
la entrada!
—Cierra la boca —dijo Ron al llegar junto a Neville.
-Es una verdadera molestia- exclamo James “S”- ya no me molesta por
las horribles prácticas de canto de la señora gorda.
—He perdido las contraseñas —les confesó Neville
abatido—. Le pedí que me dijera las contraseñas de esta semana, porque las está
cambiando continuamente, y ahora no sé dónde las tengo.
-Todo eso por el animal de Sirius- exclamo Marlene viéndolo acusadoramente-
pero aun así porque diablos intentarías entrar a la sala común.
-Supongo que lo averiguaremos después- respondió el oji gris encogiéndose
de hombros.
—«Rompetechos» —dijo Harry a sir Cadogan, que parecía
muy decepcionado y reacio a dejarlos pasar.
-Hasta cree que lo obedecerían y le harían eso a su amigo- comento
Albus.
-Ustedes me han hecho coas peores, como cuando me arrojaron al lago-
exclamo James.
-Sí, pero te lo merecías por hablador- exclamo Scorpius- además por
tus estúpidas bromas.
-Cierto- apoyaron Rose y Albus.
-Cielos, cundo ustedes tres se juntan son peligrosos- termino James
“S”
Hubo murmullos repentinos y emocionados cuando todos
se dieron la vuelta y rodearon a Harry
para admirar su Saeta de Fuego.
— ¿Cómo la has conseguido, Harry?
-Fue un regalo de una espectacular y grandiosa persona- dijo Sirius
inflando el pecho.
-O de un perro pulgoso con exceso de ego- agrego Marlene.
— ¿Me dejarás dar una vuelta?
— ¿Ya la has probado, Harry?
-Aun no, pero no dudo que lo ara lo más pronto posible- aseguro Dora.
-En cuanto Wood y el resto del equipo deje de contemplarla durante la práctica-
agrego Remus.
—Ravenclaw no tiene nada que hacer. Todos van
montados en Barredoras 7.
-No deberían confiarse- exclamó James- una mejor escoba es buena pero
no define un partido.
-Sí, eso me quedo demasiado claro- intervino Draco recordando aquel
partido en segundo año.
— ¿Puedo cogerla, Harry?
Después de unos diez minutos en que la Saeta de
Fuego fue pasando de mano en mano y admirada desde cada ángulo, la multitud se
dispersó y Harry y Ron pudieron ver a Hermione, la única que no había corrido
hacia ellos y había seguido estudiando.
No podían esperar que hiciera otra cosa- espeto Molly- les correspondía
a ustedes acercarse a ella- agrego viéndolos con reproche.
Harry y Ron se acercaron a su mesa y la muchacha
levantó la vista.
—Me la han devuelto —le dijo Harry sonriendo y levantando
la Saeta de Fuego.
— ¿Lo ves, Hermione? ¡No había nada malo en ella!
—Bueno... Podía haberlo —repuso Hermione—. Por lo
menos ahora sabes que es segura.
-Siempre tienen que estar en el lado opuesto de un debate cierto-
exclamo Fred- en serio deberían buscar cosas mejores para expresar su amor.
-Si lo hicieron hermano- le corrigió George- solo mira lo rápido que
tuvieron a sus hijos, y eso sin contar los intentos para su tercero.
-¡Ya cállate George!- le paro Hermione.
—Sí, supongo que sí —dijo Harry—. Será mejor que la
deje arriba.
— ¡Yo la llevaré! —Se ofreció Ron con entusiasmo—.
Tengo que darle a Scabbers el tónico para ratas.
-Y aprovecharas para tocar un poco más de tiempo la saeta de fuego, a
que si sobrino- le proco Fabián.
-Será lo mejor supongo, si nuestro sobrino se quedara tal vez no se
podrían reconciliar con Hermione- agrego Gideon.
Cogió la Saeta de Fuego y, sujetándola como si fuera
de cristal, la subió hasta el dormitorio de los chicos.
— ¿Me puedo sentar? —preguntó Harry a Hermione.
—Supongo que sí —contestó Hermione, retirando un
montón de pergaminos que había sobre la silla.
Harry echó un vistazo a la mesa abarrotada, al largo
trabajo de Aritmancia, cuya tinta todavía estaba fresca, al todavía más largo
trabajo para la asignatura de Estudios Muggles («Explicad por qué los muggles
necesitan la electricidad»), y a la traducción rúnica en que Hermione se
hallaba enfrascada.
— ¿Qué tal lo llevas? —preguntó Harry
-Cielos, igual a tu padre- exclamo Lily- puedes decir muchas cosas
pero nunca puede salir de tus labios un discúlpame o un lo siento- Harry no podía
decir nada para defenderse, no era bueno para hablar de esas cosas.
-Hey, que yo si he dicho algo así- se defendió James.
-Y solo te costó seis años conseguirlo- le devolvió la pelirroja.
—Bien. Ya sabes, trabajando duro —respondió Hermione.
Harry vio que de cerca parecía casi tan agotada como Lupin.
-Se debe a que es demasiado trabajo- aseguro Remus- creo que te estas
exigiendo demasiado con tantas clases.
— ¿Por qué no dejas un par de asignaturas? —preguntó
Harry, viéndola revolver entre libros en busca del diccionario de runas.
— ¡No podría! —respondió Hermione escandalizada.
-Pero es algo excesivo, no creo que yo pudiera hacer lo mismo que tu-
aseguró Rose.
-Claro que no sobrina, después de todo también tienes sangre de Ronnie-
exclamo Fred.
-¿Y que se supone que significa eso?- le reclamo el pelirrojo.
-Lo que todos sabemos hermanito- respondió George- puede que seas
medianamente bueno en algunas coas, pero no en el estudio.
-O cállense.
—La Aritmancia parece horrible —observó Harry, cogiendo
una tabla de números particularmente abstrusa.
—No, es maravillosa —dijo Hermione con sinceridad—.
Es mi asignatura favorita. Es...
-En serio,- exclamo Bill- genial, en ese caso podrías trabajar en Gringotts
rompiendo maldiciones- agregó.
-No lo creo- respondió la castaña- pero no creo que sea lo mío.
Pero Harry no llegó a enterarse de qué tenía de
maravilloso la Aritmancia. En aquel preciso instante resonó un grito ahogado en
la escalera de los chicos. Todos los de la sala común se quedaron en silencio,
petrificados, mirando hacia la entrada. Se acercaban unos pasos apresurados que
se oían cada vez más fuerte. Y entonces apareció Ron arrastrando una sábana.
-Hay Ron, como se te ocurre- le acuso divertido Sirius- como pueden
hacerlo ahí en frente de todos perver…
-Tu eres el pervertido animal- le detuvo Marlene antes de que Ron
comprendiera y tratara que de tirarle algo- deja de decir estupideces y deja continuar
la lectura.
— ¡MIRA! —Gritó, acercándose a zancadas a la mesa de
Hermione—. ¡MIRA! —repitió, sacudiendo
la sábana delante de su cara.
— ¿Qué pasa, Ron?
— ¡SCABBERS! ¡MIRA! ¡SCABBERS!
Hermione se apartó de Ron, echándose hacia atrás,
muy asombrada. Harry observó la sábana que sostenía Ron. Había algo rojo en
ella. Algo que se parecía mucho a...
— ¡SANGRE! —Exclamó Ron en medio del silencio—. ¡NO
ESTÁ! ¿Y SABES LO QUE HABÍA EN EL SUELO?
-Eso no se ve nada bien para Hermione- exclamó Alce y muchos
asintieron a su declaración, sabían que eso significaba una nueva pelea entre
ellos.
—No, no —dijo Hermione con voz temblorosa. Ron tiró
algo encima de la traducción rúnica de Hermione. Ella y Harry se inclinaron
hacia delante. Sobre las inscripciones extrañas y espigadas había unos pelos de
gato, largos y de color canela.
-Es todo- les informó el auror.
-Entonces el gato de Hermione tuvo éxito y se lo comió- dijo Dora
entre realizando una declaración o una pregunta.
-Sí, supongo- agrego Remus, pero aun así él se estaba formando una
idea desde hacía algún tiempo, que tal si se trataba de, no, no era posible,
pero que el aria algo como eso, además no creía que se dejaría devorar por un
gato, pero aun así algo dentro de él no estaba convencido, lo mejor sería
esperar un poco más.
-Lo que sí se puede decir, es que ahí quedaron las posibilidades de
reconciliación- aseguro Charlie- tus días de soledad no han terminado aún-
agrego viendo a Hermione
Por su parte ron bajo la cabeza, ahora que sabía lo que en verdad paso
se sentía terrible, la forma en que la tato esa vez.
-Ya tranquilo- le dijo por lo bajo la castaña abrazándolo por los
hombros.
-Pero esa vez…
-Fue igual o incluso menor a otras cosas que me hiciste en años posteriores
-¿Acaso quieres reanimarme?- interrogo, ella simplemente se remitió a
darle un beso en la mejilla.
genial capitulo
ResponderEliminarespero pronto puedas actualizar y veremos que pasa en el partido con Ravenclaw, uuy ya quiero que llegue el capitulo donde le pegan a Malfoy... descubren la verdad de Sirius y obvio salvan al hipogrifo y al propio Sirius
saludos
Me alegra que te gustara.
EliminarSi, quedan varios capítulos, en lo personal ya quiero llegar a la parte de los dementores en el lago y lo del giratiempos.
Ya actualizo.
Holaaaa volvi .... estaba de vacaciones por eso no pude ver cuando subistes pero gracias por seguir y gracias por respondetme todos mis comentarios se que aveces me pongo un poquitin fastidiosa pero bueno tecnicamente es tu culpa por escribir tan increiblemente fabulosamente y espectacularmente bien
ResponderEliminarPor fa sigue ptonto y cuando puedas (sin precion) y pues tratare de no molestarte mucho
Descuida no importa, lo que importante es que sigues aquí.
EliminarSí, siempre trato de responder a todos los comentarios aunque sea solo sea una respuesta algo modesta.
Y en cuanto a tu insistencia, he decir que por el momento me resulta algo divierto, tratare de no tardar tanto y me alegra que te guste la historia.
Ya actualizo.
Gracias me caes bien no a todos les gusta mi insistencia
Eliminar