martes, 18 de agosto de 2015

Capítulo 52.- Gryffindor contra Ravenclaw



-Yo quisiera leer- exclamo Albus viendo en dirección a Kingsley.

-Impresionante, nunca creí ver a un Potter con un libro en las manos- exclamo divertido Fred.

-Muy cierto hermanito- apoyo George- una de las cosas más extraña que hemos visto.

-Ha cállense- les grito Albus- además lo sorprendente seria que fuera James quien tomara el libro, él es el iletrado.

-¡Hey!- exclamaron los dos James- a cierto, están hablando de ti- agrego el merodeador.

-Pero no es que tú seas diferente cornamenta- le acuso Sirius.

-Y tú también eres idéntico a esos dos- le retribuyo Remus- tu no les prestes atención a esos  idiotas, no hay nada de malo en cómo eres.

-Lo sé- le dijo al castaño mientras abría el libro- Teddy ya me ha dicho lo mismo anteriormente.

-Ya vez lunático, si son idénticos, ya deberías dejar de negar a tu hijo- le dijo Sirius recibiendo una mirada severa de su amigo, por otra parte Dora no pudo evitar pensar que esos dos en verdad son muy similares.

-Bueno, ya voy a comenzar- informo el chico Potter.

Parecía el fin de la amistad entre Ron y Hermione. Estaban tan enfadados que Harry no veía ninguna posibilidad de reconciliarlos.

-En verdad lo único que hacían en ese tiempo era pelear por cualquier cosa- Interrogo Rose viendo a sus padres.

-Bueno- comenzó Ron un poco apenado- en esa época éramos algo tontos…

-Ejem- carraspeo Hermione.

-Herms te quiso desde hace tiempo, tú eras el tonto que no lo veía, y mucho menos aceptaste lo que sentías por ella- le acuso Ginny.

-En otras palabras tú eras el tonto hermanito- le acuso George- y si sobrina, ellos siempre peleaban por algo.

-No era una relación muy positiva, pero aun así terminaron casados, así que supongo que les debe gustar el conflicto- razono Fred.

A Ron le enfurecía que Hermione no se hubiera tomado en ningún momento en serio los esfuerzos de Crookshanks por comerse a Scabbers, que no se hubiera preocupado por vigilarlo, y que todavía insistiera en la inocencia de Crookshanks y en que Ron tenía que buscar a Scabbers debajo de las camas.

-Entiendo que estés triste por la  rata- exclamo Charlie- pero la verdad creo que no es razón para que andes peleando con Hermione.

-Muy cierto- le apoyo Hagrid- su amistad debería de significar mucho más que esas cosas.

Hermione, en tanto, sostenía con encono que Ron no tenía ninguna prueba de que Crookshanks se hubiera comido a Scabbers, que los pelos canela podían encontrarse allí desde Navidad y que Ron había cogido ojeriza a su gato desde el momento en que éste se le había echado a la cabeza en la tienda de animales mágicos.

-Eso último es verdad- comenzó Dora- pero también hay que admitir que podía haber pasado lo que parecía, digo, son un gato y un ratón después de todo es natural.

-Bueno, en principio es cierto, pero ya hemos oído algunas actitudes que no concuerdan con un gato común y corriente- recalco Remus.

-Huy, su primera pelea de pareja- les pico Sirius.

-Sirius por favor deja tus estupideces- le solicito cansinamente Remus.

-Muy bien- dijo el hombre pero cuando se reconcilien por favor váyanse a su cuarto

-¡Sirius!

En cuanto a él, Harry estaba convencido de que Crookshanks se había comido a Scabbers, y cuando intentó que Hermione comprendiera que todos los indicios parecían demostrarlo, la muchacha se enfadó con Harry también.

— ¡Ya sabía que te pondrías de parte de Ron! —chilló Hermione

-Lógico- exclamo Lily- en ese caso nadie pensaría que serias imparcial- los jóvenes del futuro asintieron.

-Pero si apoyaba a Hermione de seguro Ron la tomaría en contra de Harry- comento Marlene- sin importar que diga terminaría peleando con uno o con otro.

—. Primero la Saeta de Fuego, ahora Scabbers, todo es culpa mía, ¿verdad? Lo único que te pido, Harry, es que me dejes en paz. Tengo mucho que hacer.

Ron estaba muy afectado por la pérdida de su rata.

-Y ahora lamento haberlo sentido- exclamo por debajo Ron mientras que Hemiono le acariciaba la espalda tratando de animarlo.

—Vamos, Ron. Siempre te quejabas de lo aburrida que era Scabbers —dijo Fred, con intención de animarlo

-Pego ega evidente que si quegía a esa gata- exclamo Fleur- la vegdad es que no es bueno demostgando sus emociones.

-Lo sabemos querida- le confirmo Bill- es uno de los mucho defectos que debería corregir.- agrego lanzándole una mirada a su hermano.

—. Y además llevaba mucho tiempo descolorida. Se estaba consumiendo. Sin duda ha sido mejor para ella morir rápidamente. Un bocado... y no se dio ni cuenta.

-No entiendo cómo piensan que con esos comentarios pueden animar a  alguien- les recrimino Ginny recordando lo que hacían en el segundo libro también.

-Solo queríamos tomar la situación con algo de humor- se defendió Fred.

-Pero incluso en las bromas hay límites- les acuso Teddy- si no comprender que su estilo solo empeora las cosas mejor quédense callados.

-Ya está bien- exclamo George- cielos, solamente obstruyendo la diversión- acuso.

-Sí, siempre hace lo mismo- corroboro James “S”.

-Lunático es igual, no tienen ni idea de cuantas bromas nos obstaculizo- agrego Sirius.

-Pero él estaba en lo correcto canuto.

-Claro, ahora que sales con Lily estás de acuerdo con él, pero cuando no hasta  hacías como si Remus no existiera porque no nos dejaba bromear- le acuso.

— ¡Fred! —exclamó Ginny indignada.

-¿Estabas con ellos?- pregunto James viendo a Ginny.

-Pues sí, ¿Por qué?

-Tueno, como Hermione es tu amiga, pensé que tal vez estarías de su lado.

-Tal vez en ese momento aun sentía celos de Hermione, y aprovecho eso para estar cerca de…

-¡Luna cállate!- le reclamo la pelirroja.

-Ha, aprovechando la pelea entre ellos para robarte al cachorro, muy astuta y algo siniestra pelirroja- dijo divertido Sirius.

-No era por eso- le aseguro la chica un poco sonrojada- además recuerden que él es mi hermano. Albus, continúa.

-Si mamá- dijo el joven retomando la lectura.

—Lo único que hacía era comer y dormir; Ron. Tú también lo decías —intervino George.

— ¡En una ocasión mordió a Goyle! —Dijo Ron con tristeza—. ¿Te acuerdas, Harry?

-Lo único medianamente decente que hizo- exclamo Ron a lo que sus amigos estuvieron de acuerdo.

—Sí, es verdad —respondió Harry.

—Fue su momento grandioso —comentó Fred, incapaz de contener una sonrisa—. La cicatriz que tiene Goyle en el dedo quedará como un último tributo a su memoria. Venga, Ron. Vete a Hogsmeade y cómprate otra rata. ¿Para qué lamentarse tanto?

Varios negaron con la cabeza por la presión del pelirrojo.

-Ginny tiene razón, carecen completamente de tacto para tratar de animar  a su hermano- expreso Molly.

En un desesperado intento de animar a Ron, Harry lo persuadió de que acudiera al último entrenamiento del equipo de Gryffindor antes del partido contra Ravenclaw, y podría dar una vuelta en la Saeta de Fuego cuando hubieran terminado.

-Eso debe de ser más efectivo que las  palabras de los tíos- exclamo Hugo.

-Evidentemente- apoyo Hermione- con lo obsesivos que son con el quidditch.

Esto alegró a Ron durante un rato (« ¡Estupendo! ¿Podré marcar goles montado en ella?»).

-Puedes intentarlo hermanito- comenzó Fred- pero por lo general eres un guardián no un cazador.

-No es que te valla mejor en esa posición o que seas bueno, pero es la que más tomas- termino Fred.

-Es igual que Hugo- comento Albus.

-¡¿Qué?!- exclamo el chico con cierto tono ofendido.

-No lo digo porque no seas bueno en esa posición, me refiero que es la que siempre juegas.

-A eso, pues sí, es mi posición favorita- acepto el joven pelirrojo.

Así que se encaminaron juntos hacia el campo de quidditch.

Fue leyendo como señora Hooch se admiraba de la escoba y les daba su opinión profesional acerca de la escoba comparándola con las escobas de la serie Nimbus, las barredores y la tintas flechas de plata.

-Las flechas de plata eran muy buenas- aseguró James- mi padre siempre lo dijo, incluso tuve la oportunidad de probar una.

-Igual yo apoyo Sirius- la vieja escoba papá Charlus, en verdad nostálgico.

Siguió hablando de esta manera durante un rato, hasta que Wood dijo:

—Señora Hooch, ¿le puede devolver a Harry la Saeta de Fuego? Tenemos que entrenar.

—Sí, claro. Toma, Potter —dijo la señora Hooch—. Me sentaré aquí con Weasley...

-Por fin- exclamo James- ya es hora que se acostumbre a su nueva escoba.

-Eso y porqué de seguro quiere oír como de desempeña- agregó Lily entre divertida y fastidiada- hablo de la escoba no de Harry

-No es cierto- aseguro el azabache- también me importa saber cómo vuela nuestro hijo.

Ella y Ron abandonaron el campo y se sentaron en las gradas, y el equipo de Gryffindor rodeó a Wood para recibir las últimas instrucciones para el partido del día siguiente.

—Harry, acabo de enterarme de quién será el buscador de Ravenclaw. Es Cho Chang.

La joven recordaba esa ocasión, prácticamente fue la primera vez que se encontró con el azabache,  y sin poder evitarlo recordó las cosas que pasaron después y lo desastroso que termino todo.

Es una alumna de cuarto y es bastante buena. Yo esperaba que no se encontrara en forma, porque ha tenido algunas lesiones. —Wood frunció el entrecejo para expresar su disgusto ante la total recuperación de Cho Chang.

-Muy considerado de su parte- exclamo con ironía Cho

-No creo que nada personal, solamente es por lo del quidditch- aseguro Cedric un tanto divertido.

Y luego dijo—: Por otra parte, monta una Cometa 260, que al lado de la Saeta de Fuego parece un juguete.

-Bueno, eso podría darle cierta ventaja pero aun así puede no ser suficiente- exclamo Albus.

-Pero como puedes decir semejante barbaridad- dijo escandalizado James viendo a su futuro nieto.

-En segundo año nosotros teníamos mejores escobas que ellos- comenzó Draco- y aun así ganaron el partido.

-Bueno sí, es cierto

-Si la habilidad del jugador es buena puede sobreponerse al tipo de escoba que use- agrego Albus- además en un juego hay muchos más factores que solamente el modelo de las escobas.

-Si eso también es cierto pero…

-Pero no creo que les puedas ganar esta discusión querido- le interrumpió esta vez Lily- mejor deja que continúen con la lectura.

-Pero, a, está bien- dijo rendido por fin.

—Echó a la escoba una mirada de ferviente admiración y dijo—: ¡Vamos!

Y por fin Harry montó en la Saeta de Fuego y se elevó del suelo.

Era mejor de lo que había soñado. La Saeta giraba al más ligero roce. Parecía obedecer más a sus pensamientos que a sus manos. Corrió por el terreno de juego a tal velocidad que el estadio se convirtió en una mancha verde y gris.

Los jóvenes estaban impresionados por lo que el joven estaba leyendo, no era de extrañarse que todos hablaran de esa forma de la escoba, incluso algunos sintieron algo de envidia por  Harry, era una pena que fuera tan difícil tener una, el costo era bastante alto para los del futuro y en el pasado ni siquiera existía.

Harry le dio un viraje tan brusco que Alicia Spinnet profirió un grito. A continuación descendió en picado con perfecto control y rozó el césped con los pies antes de volver a elevarse diez, quince, veinte metros.

-Perfecto- dijo James con ilusión, en momentos como esos el parecía un niño pequeño, algo que le resultaba adorable a  Lily.

— ¡Harry, suelto la snitch! —gritó Wood.

Harry se volvió y corrió junto a una bludger hacia la portería. La adelantó con facilidad, vio la snitch que salía disparada por detrás de Wood y al cabo de diez segundos la tenía en la mano.

-Bien- gritaron James y Sirius al mismo tiempo.

El equipo lo vitoreó entusiasmado. Harry soltó la snitch, le dio un minuto de ventaja y se lanzó tras ella esquivando al resto del equipo. La localizó cerca de una rodilla de Katie Bell, dio un rodeo y volvió a atraparla.

La sonrisa de James no podía ser más amplia, se sentía orgulloso que su hijo fuera tan hábil en su deporte favorito, eso solo le daba una razón más para querer cambiar toda la historia, quería ser él quien le enseñara a jugar, que pudieran volar juntos como su padre y él lo hacían, un deseo que está seguro Harry debía de tener.

Fue la mejor sesión de entrenamiento que habían tenido nunca. El equipo, animado por la presencia de la Saeta de Fuego, realizó los mejores movimientos de forma impecable, y cuando descendieron, Wood no tenía una sola crítica que hacer, lo cual, como señaló George Weasley, era una absoluta novedad.

Los bromistas sonrieron divertidos, por lo poco que habían leído de Wood, y de aquellos que conocían tanto al chico como a James, que era casi idéntico en esas situaciones, el que todo haya salido según sus expectativas en una práctica era algo casi imposible.

—No sé qué problema podríamos tener mañana —dijo Wood—. Tan sólo... Harry, has resuelto tu problema con los dementores, ¿verdad?

-Como si fuera lo más sencillo del mundo- ironizo Molly.

-Dumbledore no permitiría que pasara otra vez- le relajo Arthur

-Además, en el peor de los casos con lo de ha aprendido de Remus le sería suficiente para defenderse hasta que el profesor pueda hacer algo- agrego Ted.

—Sí —dijo Harry, pensando en su débil patronus y lamentando que no fuera más fuerte.

-Te estas exigiendo mucho hijo- exclamo Lily- el hecho que pudieras convocar un patronus como ese ya es muy sorprendente para un niño.

-Pero aun así seria grandioso que consiguiera un patronus corpóreo- agregó con ilusión James.

-Sin duda lo lograra, solo necesita algo de práctica y tiempo- aseguro Remus.

—Los dementores no volverán a aparecer; Oliver. Dumbledore se irritaría —dijo Fred con total seguridad.

-Eso es lo menos- dijo Frank- si vuelven a aparecer Dumbledore sería capaz de destruir a esos dementores- agrego. Ya en una ocasión anterior había visto al profesor cuando se enfrentaban a unos mortifagos, y la verdad el aspecto del afable director desaparecía por completo y se volvía alguien de temer.

—Esperemos que no —dijo Wood—. En cualquier caso, todo el mundo ha hecho un buen trabajo. Ahora volvamos a la torre. Hay que acostarse temprano...

—Me voy a quedar un ratito. Ron quiere probar la Saeta —comentó Harry a Wood.

Albus fue leyendo como su padre se acercaba a donde se encontraban Ron y la señora Hooch, que para ese momento estaba dormida, y como el pelirrojo estuvo probando la escoba hasta que la señora Hooch se despertó, les riño y los obligo a entrar.

-Y todavía les reclama después de que se quedó dormida- dijo Sirius- que buena protección les brinda.

-¡Sirius!, en un poco de respeto por la profesora- le reclamo Marlene.

-Ahora que lo pienso- atajo James “S”- apare de la clase de vuelo de los de primero y de ser arbitro que más hace en el colegio.

-En serio James, crees que eso sea importante ahora- exclamo Albus

-Pero Al, es una pregunta trascendente.

-¿Cómo saber el nombre de la señora del carrito en el expreso de Hogwarts?

-Huy, yo también he querido descubrir su nombre, pero ni ella ni nadie más nos dice su nombre.- expreso Sirius.

 -No es momento para esas preguntas- le reprendió Albus, y antes de que dijeran algo más retomo la lectura.

Harry se echó al hombro la Saeta de Fuego y los dos salieron del estadio a oscuras, comentando el suave movimiento de la Saeta, su formidable aceleración y su viraje milimétrico. Estaban a mitad de camino cuando Harry, al mirar hacia la izquierda, vio algo que le hizo dar un brinco: dos ojos que brillaban en la oscuridad.

-¡¿Qué?!- dijeron de inmediato James y Lily.

-Tranquilos, no era nada malo- les aseguro Harry suponiendo por donde iban sus pensamientos.

-Para variar- ironizo Ron.

-Gracias compañero- ironizo el azabache.

Se detuvo en seco. El corazón le latía con fuerza.

— ¿Qué ocurre? —dijo Ron.

Harry señaló hacia los ojos. Ron sacó la varita y musitó:

— ¡Lumos!

Un rayo de luz se extendió sobre la hierba, llegó hasta la base de un árbol e iluminó sus ramas. Allí, oculto en el follaje, estaba Crookshanks.

— ¡Sal de ahí! —gritó Ron, agachándose y cogiendo una piedra del suelo.

-¡Ronald!- le grito Hermione molesta por lo que pretendía hacer.

-Perdón estaba molesto- se defendió el pelirrojo.

-Pero no justifica que maltrates a los animales- le recrimino Charlie- solo es un gato actuando como gato.

Harry, Ron, Hermione y Ginny se vieron ente ellos, la verdad es que Crookshanks no era un gato común y corriente, pero no era algo que los demás supieran.

 Pero antes de que pudiera hacer nada, Crookshanks se había desvanecido con un susurro de su larga cola canela.

— ¿Lo ves? —Dijo Ron furioso, tirando la piedra al suelo—. Aún le permite andar a sus anchas. Seguramente piensa acompañar los restos de Scabbers con un par de pájaros.

-Estas llevando ese asunto demasiado lejos no lo crees- dijo Arthur entristeciéndose por la actitud de su hijo hacia su amiga y futura novia.

-Era un crio, no media las consecuencias de mis acciones- respondió el pelirrojo.

Harry no respondió. Respiró aliviado. Durante unos segundos había creído que aquellos ojos eran los del Grim.

Los que no creían en eso dieron un leve resoplido por la mención, los que si se sintieron un poco aliviados, y Lily, ella vio en dirección a Sirius.

Siguieron hacia el castillo. Avergonzado por su instante de terror, Harry no explicó nada a su amigo. Tampoco miró a derecha ni a izquierda hasta que llegaron al bien iluminado vestíbulo.

-No deberías de sentirte mal por eso, es normal que tengas algo de miedo- le aseguro Dora.

-Pero él no está viendo a ningún Grim- atajo Hermione.

-No, pero hay que aceptar que ese estúpido perro a aparecido en momentos muy peligrosos- aseguro Remus viendo de reojo a Sirius, el cómo Lily suponía que se trataba de él en su forma animago.

Al día siguiente, Harry bajó a desayunar con los demás chicos de su dormitorio, que por lo visto pensaban que la Saeta de Fuego era merecedora de una especie de guardia de honor.

-Como aquella vez que cornamenta nos hizo traer nuestras escobas durante todo un día antes de su primer partido final- recordó Sirius.

-¿Por qué?- preguntaron varios.

-Tenía miedo que alguien saboteara la escoba de alguno de ellos- explico Remus mientras James se sonrojaba un poco, en retrospectiva eso ya parecía demasiado.

-¿Cómo toleraron todo eso?- pregunto Dora.

-James era buen jugador desde su segundo año, y aunque obsesivo, sus tácticas siempre resultaron- explico Remus.

-¿Cómo cuales?- pregunto curioso James “S”.

-Después te las explicare- dijo por cualquier cosa James.

Al entrar Harry en el Gran Comedor; todos se volvieron a mirar la Saeta de Fuego, murmurando emocionados. Harry vio con satisfacción que los del equipo de Slytherin estaban atónitos.

-Fue muy satisfactorio a decir verdad- aseguro Fred.

-Es una lástima que aquella ocasión no íbamos contra ellos- agrego George.

— ¿Le has visto la cara? —Le preguntó Ron con alegría, volviéndose para mirar a Malfoy—. ¡No se lo puede creer! ¡Es estupendo!

Wood también estaba orgulloso de la Saeta de Fuego.

-Obviamente- aseguro Rose- no había escuchado de alguien tan obsesivo con el quidditch antes de leer los libros, aunque James está muy cerca de ese nivel.

-No es extraño, parece que su James salió igual al nuestro en ese aspecto- comento Frank

-Y en lo de chicas también- aseguro Albus-  mamá está muy preocupada por ese defecto en su personalidad.

-Y debería de estarlo- aseguro Lily viendo con reprimenda a su novio.

-Tranquila cariño, todo cambiara cuando encuentre a su pelirroja- se defendió.

-Pero ya les dije que la única pelirroja es de Albus, no soy tan malo como para quitarle a su chica- el joven le mando una mirada severa a su hermano.

-Pero si eres malo como para molestar a Teddy y Victorie cuando se están besando- atajo Lily “L”

-No creo que eso ultimo fura necesario- dijo Teddy con un leve tono rojo en su rostro al igual que la chica- Albus, puedes continuar.

-Con gusto- aseguro el chico que continuaba viendo con severidad a su hermano.

—Déjala aquí, Harry —dijo, poniendo la escoba en el centro de la mesa y dándole la vuelta con cuidado, para que el nombre quedara visible. Los de Ravenclaw y Hufflepuff se acercaron para verla. Cedric Diggory fue a felicitar a Harry por haber conseguido un sustituto tan soberbio para su Nimbus. Y la novia de Percy, Penelope Clearwater, de Ravenclaw, pidió permiso para cogerla.

—Sin sabotajes, ¿eh, Penelope? —Le dijo efusivamente Percy mientras la joven examinaba detenidamente la Saeta de Fuego—. Penelope y yo hemos hecho una apuesta —dijo al equipo—. Diez galeones a ver quién gana.

-En serio apostaste- exclamo Bill sorprendido- eso, eso es algo que esperaría de los gemelos hicieran, pero no de ti.

-Cada uno estaba defendiendo el equipo de su propia casa, al final me desafío con la apuesta y no pude evitarlo- explico Percy.

Penelope dejó la Saeta de Fuego, le dio las gracias a Harry y volvió a la mesa.

—Harry, procura ganar —le dijo Percy en un susurro apremiante—, porque no tengo diez galeones. ¡Ya voy, Penelope! —Y fue con ella al terminarse la tostada.

-Y si llegaban a perder que cosa pensabas hacer sobrino- le interrogo Gideon.

-De seguro encontraría una forma de pagarle- respondió Fred.

-Y al mismo tiempo incluso nos convertiría en tíos.

-¡George! – le grito Percy con la cara roja.

-¿Qué?, no es como si no lo hubiera hecho ya o sí.

-Eso es de lo de menos, no quiero que hablen de cosas tan, personales así a la ligera- le aseguro.

-Que te digo sobrino- le llamo Fabián- con esa forma de reaccionar los estimulan a que te sigan molestando.

— ¿Estás seguro de que puedes manejarla, Potter? —dijo una voz fría y arrastrada.

Draco Malfoy se había acercado para ver mejor; y Crabbe y Goyle estaban detrás de él.

-Ahí estas de nuevo- comento Scorpius un tanto deprimido.

-Si- dijo con pesadez Draco- pero  comparado con otras cosas que hice eso no es nada.

Los que conocían su historio no pudieron más que estar  de acuerdo con lo que decía el rubio mientras que Albus leía el intercambio de palabra entre los dos jóvenes.

-Es parecido a cuando James y quejucus se enfrentaban- comento Sirius- aunque el cachorro y el rubio son menos viólenos, por ahora.

-Y también ellos no llevaron su enemistad más allá de la muerte- agrego la pelirroja lanzándoles unas miradas de reproche tanto a James como a Severus.

El equipo de Gryffindor se rió con ganas. Malfoy entornó sus ojos claros y se marchó ofendido. Lo vieron reunirse con los demás jugadores de Slytherin, que juntaron las cabezas, seguramente para preguntarle a Malfoy si la escoba de Harry era de verdad una Saeta de Fuego.

-Si lo hicieron, y además hablamos de lo que teníamos planeados para después- acepto el rubio.

-Pero les salió todo mal serpiente- exclamo Ron con alegría.

-¿Qué fue lo que planearon?- pregunto Scorpius a su padre.

-Ya lo vera- respondió con simpleza

Albus fue leyendo como el equipo y los estudiantes se dirigían al estadio, y del maravilloso día que tenían para el partido, completamente diferente a la vez anterior.

Harry se quitó las ropas negras del colegio, sacó del bolsillo la varita y se la metió dentro de la camiseta que iba a llevar bajo las ropas de quidditch. Esperaba no necesitarla.

Todos los del pasado tenían esa misma esperanza, sin embargo los del futuro esperaban recordar lo que ocurrió en esa ocasión, en particular para los de Gryffindor era un recuerdo bastante agradable.

Se preguntó de repente si el profesor Lupin estaría entre el público viendo el partido.

-Si no están cerca de una de esa noches, es seguro que ahí debe de estar- aseguro James- no creo que quiera perderse otro partido.

-Además de que querrá cuidarte o en el peor de los casos ver tu patronus- agrego Lily.

—Ya sabéis lo que tenéis que hacer —dijo Wood cuando se disponían a salir del vestuario—. Si perdemos este partido, estamos eliminados. Sólo... sólo tenéis que hacerlo como en el entrenamiento de ayer y todo irá de perlas.

-Si la vez anterior casi se ahogó el mismo por la derrota- comenzó Dora- si vuelve a ocurrir de seguro terminara lo que empezó.

-¡Nymphadora!- le reclamo Andrómeda.

-Que, es la verdad- se justificó divertida la chica.

Salieron al campo y fueron recibidos con un aplauso tumultuoso. El equipo de Ravenclaw, de color azul, aguardaba ya en el campo. La buscadora, Cho Chang, era la única chica del equipo y a pesar de los nervios, no pudo dejar de notar que era muy guapa.

Ginny resoplo con evidente molestia cuando leyeron los pensamientos del azabache.

-Tranquila, eso fue hace mucho, además solo era una opinión sin importancia- le  dijo Harry notando su enojo.

-Eso no importa ahijado- le aseguro Sirius- cuando comienzas a salir con una pelirroja se vuelve tu dueña de por vida- agrego.

-¡Sirius!- le reclamo Lily.

-Es cierto pelirroja, cornamenta ya ni siquiera pueden voltear a ver a otra chica a menos que desee morir.

-Pues si no quieres morir ahora será mejor que te calles animal- le aconsejo Marlene viendo la severa mirada de su amiga.

Ella le sonrió cuando los equipos se alinearon uno frente al otro, detrás de sus capitanes, y sintió una ligera sacudida en el estómago que no creyó que tuviera nada que ver con los nervios.

Ginny volteo la vista hacia su novio que se limitó a sonreírle abrazarla y besarla, sabía que se disgustaba de sus sentimientos en se momento, y eso solo estaba empezando, no tenía idea de cómo reaccionaría en los libros siguientes.

—Wood, Davies, daos la mano —ordenó la señora Hooch.

Y Wood le estrechó la mano al capitán de Ravenclaw.

—Montad en las escobas... Cuando suene el silbato... ¡Tres, dos, uno!

Harry despegó del suelo y la Saeta de Fuego se levantó más rápido que ninguna otra escoba. Planeó por el estadio y empezó a buscar la snitch, escuchando todo el tiempo los comentarios de Lee Jordan, el amigo de los gemelos Fred y George:

Los gemelos así como varios de los del futuro sonrieron divertidos, los comentarios de ese chico siempre le sacaban sonrisa a más de uno de los partidos.

—Han empezado a jugar y el objeto de expectación en este partido es la Saeta de Fuego que monta Harry Potter, del equipo de Gryffindor. Según la revista El mundo de la escoba, la Saeta es la escoba elegida por los equipos nacionales para el campeonato mundial de este año.

—Jordan, ¿te importaría explicar lo que ocurre en el partido? —interrumpió la voz de la profesora McGonagall.

A varios de los presentes se le dibujo un sonrisa en el rostro, era entretenido ver cómo era reprendido por McGonagall por comentar cosas que nada tenían ver con el partido, que se suponía debía de ser su trabajo en ese momento.

—Tiene razón, profesora. Sólo daba algo de información complementaria. La Saeta de Fuego, por cierto, está dotada de frenos automáticos y...

— ¡Jordan!

Las risas se intensificaron en ese momento, pero en esta ocasión se generalizo con todos los presentes en el comedor.

-Ese chico me fascina- exclamo James mientras el aludido hacia una leve reverencia- que es lo que hace ahora.

-Bueno, en ocasiones lo escuchamos en un programa de radio- respondió Albus- algunos no le gusta porque no es muy serio, pero siempre es divertido oírlo.

-Además que siempre hace comerciales y buenos comentarios a Sortilegios Weasley- agrego Hugo.

-Gracias por eso lee- le dijeron los gemelos.

-No hay de que- respondió Lee.

—Vale, vale. Gryffindor tiene la pelota. Katie Bell se dirige a la meta...

Harry pasó como un rayo al lado de Katie y en dirección contraria, buscando a su alrededor un resplandor dorado y notando que Cho Chang le pisaba los talones. La jugadora volaba muy bien. Continuamente se le cruzaba, obligándolo a cambiar de dirección.

-¡Vamos Harry!,  no importa que le rompas la escoba, tu demuéstrale a esa niña como se vuela en verdad- grito James ganándose una mirada extrañada.

-¿Pero qué clase de consejo es ese?- pregunto Rose

-Cornamenta la mayoría del tiempo es un casanova con las chicas, pero cuando se involucra el quidditch manda al demonio toda su caballerosidad- explico divertido Sirius mientras que el azabache se apenaba levemente.

-Es idéntico a nuestro Wood- exclamaron los gemelos Weasley.

—Enséñale cómo se acelera, Harry —le gritó Fred al pasar velozmente por su lado en persecución de una bludger que se dirigía hacia Alicia.

Albus continuo leyendo como su padre logro encontrar la snitch y trato de atraparla con una Cho que se esforzaba en seguirlo.

Entonces, una bludger impulsada por uno de los golpeadores de Ravenclaw surgió ante Harry veloz como un rayo.

-¡Auch! Lily- exclamo James en el momento en que Lily le enterrara los dedos en el brazo por el nerviosismo que le dieran a su hijo.

-A lo siento cariño- le dijo ella soltándolo.

-No tienes que preocuparte por algo tan común en un partido.

-Eso no me relaja James- le asevero la pelirroja- por muy común que sean esas lesiones no me gustas, siempre deteste que terminaras en la enfermería después de un partido, y mucho menos que Harry termine igual que tú.

Harry viró. La esquivó por un centímetro. Tras esos escasos y cruciales segundos, la snitch desapareció.

-Demonios- exclamaron. James y Sirius y algunos que otros miembros de la casa.

Los seguidores de Gryffindor dieron un grito de decepción y los de Ravenclaw aplaudieron a rabiar a su golpeador. George Weasley desfogó su rabia enviando la segunda bludger directamente contra el golpeador que había lanzado contra Harry. El golpeador tuvo que dar en el aire una vuelta de campana para esquivarla.

-Es una lástima que no le dieras a ese tipo- aseguro Sirius- pero la intención es lo que cuenta.

-Sirius- le recrimino Marlene divertida

—¡Gryffindor gana por ochenta a cero! ¡Y miren esa Saeta de Fuego! Potter le está sacando partido. Vean cómo gira. La Cometa de Chang no está a su altura. La precisión y equilibrio de la Saeta es realmente evidente en estos largos...

— ¡JORDAN! ¿TE PAGAN PARA QUE HAGAS PUBLICIDAD DE LAS SAETAS DE FUEGO? ¡SIGUE COMENTANDO EL PARTIDO!

Nuevas risas se dejaron escuchar en ese momento, no solo por el comentario de Lee, sino también por la actitud de la profesora. La lectura continúo con las anotaciones de Ravenclaw que para ese momento ya estaban defendiendo, hasta el momento en que Harry volvió a encontrar la snitch.

Harry aceleró con los ojos fijos en la mota de oro que tenía delante. Pero un segundo después surgió Cho, bloqueándole.

— ¡HARRY, NO ES MOMENTO PARA PORTARSE COMO UN CABALLERO! —Gritó Wood cuando Harry viró para evitar una colisión—. ¡SI ES NECESARIO, TÍRALA DE LA ESCOBA!

Jaja.- se escucharon unas estruendosas risas- sí, es idéntico a cornamenta- asevero Sirius- si no supiéramos diría que es un hijo perdido suyo.

Por su bien más le vale que no sea así- agrego Lily viendo con intensidad al hombre.

-Claro que no Lily, yo estoy muy seguro que Harry es mi único hijo- aseguro el azabache- pero sería mejor que fuera solo fuera el primero de nuestros hijos, la joven sonrió divertida antes de volver a poner l atención en la lectura.

Harry volvió la cabeza y vio a Cho. La muchacha sonreía. La snitch había desaparecido de nuevo. Harry ascendió con la Saeta y enseguida se encontró a siete metros por encima del nivel de juego. Por el rabillo del ojo vio que Cho lo seguía... Prefería marcarlo a buscar la snitch.

-¿En verdad?- dijo Cedric viendo a la chica.

-Era parte de la estrategia, Davies dijo que a menos que estuviera segura de atrapar la snitch o que lleváramos mucha ventaja me enfocara en bloquear a Harry.

-¿Solo era por eso?- le volvió a preguntar Cedric con suspicacia y algo de burla, la chica simplemente bajo la mirada con un pequeño rubor- de cualquier forma, no parece mal estrategia.

-Pero dudo que papá se siga dejando bloquear de esa manera por mucho tempo- aseguro James “S”

Bien, pues... si quería perseguirlo, tendría que atenerse a las consecuencias...

Volvió a bajar en picado; Cho, creyendo que había vuelto a ver la snitch, quiso seguirle. Harry frenó muy bruscamente. Cho se precipitó hacia abajo.

-Esa maldita finta- exclamo James “S”.

-James, cuida tu lenguaje- le reprendió Ginny

-Lo siento mama- se disculpó el joven.

-¿Qué problema tienes con es finta?- le pregunto curioso Sirius.

-En las vacaciones siempre hacemos uno o dos partidos con toda la familia- explico Albus- y bueno, cuando a le ha tocado ser buscador siempre lo burlan de esa manera.

-No siempre lo hacen.

-Claro que si- aseguraron Albus, Lily “L”, Scorpius, Hugo y Teddy antes de que el primero continuara con la lectura.

Harry, una vez más, ascendió veloz como un rayo y entonces la vio por tercera vez

-Bien Harry, esa es tu oportunidad- apremio James.

La snitch brillaba por encima del medio campo de Ravenclaw. Aceleró; también lo hizo Cho, muchos metros por debajo. Harry iba delante, acercándose cada vez más a la snitch. Entonces...

— ¡Ah! —gritó Cho, señalando hacia abajo.

Los jóvenes del pasado (y los de la tercera generación) contuvieron el aliento esperando a saber qué pasaba ahora,

Harry se distrajo y bajó la vista. Tres dementores altos, encapuchados y vestidos de negro lo miraban.

Lily “L” se aferró con fuerza al brazo de su madre, esas cosas en verdad le daban terror, por su parte Ginny le acaricio la cabeza y en un surero le dijo que no se preocupara, que no era lo que pensaban.

-No es posible- exclamo Frank- después de lo ultima vez sería imposible que se atreverías a regresar.

-Esas malditas cosas, juro que las destruiré- espeto Sirius molesto.

-Algo no cuadra- expreso Alastor- aun cuando sean solo tres, no parece que haya rastros de su presencia-

No se detuvo a pensar. Metió la mano por el cuello de la ropa, sacó la varita y gritó:

— ¡Expecto patronum!

Algo blanco y plateado, enorme, salió de la punta de la varita. Sabía que había disparado hacia los dementores, pero no se entretuvo en comprobarlo. Con la mente aún despejada, miró delante de él.

-¿No tuvieron ningún efecto?- dijo con curiosidad Dora- Alastor tiene razón, suena extraño, ¿no se sintió frio ni nada?

-No- respondió Harry- ya verán que fue lo que ocurrió- y con una meca le solicito a su hijo que continuara.

Ya casi estaba. Alargó la mano, con la que aún empuñaba la varita, y pudo hacerse con la pequeña y rebelde snitch.

Aun con la duda que paso con los “dementores” no pudieron sentirse aliviados de que el partido hubiera terminado (y de que Gryffindor fura el ganador), pero la duda se hizo más fuerte cuando Albus continuo la lectura con la celebración del equipo de quidditch alabando, besando (en el aso Alicia, Angelina y Katie, lo cual molesto un poco a Ginny) y abrazando a su buscador, hasta el momento en que bajaron y el resto de los estudiantes se acercaban a ellos.

— ¡Sí! —Gritó Ron, subiéndole a Harry el brazo—. ¡Sí!

—Bien hecho, Harry —le dijo Percy muy contento—. Acabo de ganar diez galeones. Tengo que encontrar a Penelope. Disculpa.

-Valla sobrino, no actuarias de esa forma si fueras tú el que tuviera que pagar- se burló Gideon.

— ¡Estupendo, Harry! —gritó Seamus Finnigan.

— ¡Muy bien! —dijo Hagrid con voz de trueno, por encima de las cabezas de los de Gryffindor.

—Fue un patronus bastante bueno —susurró una voz a Harry junto al oído.

-Ese debiste de ser tu Remus- aseguro dora.

-Es bueno que puedas reconoces a tu amado con esa facilidad sobrina

-¡Sirius!- le reclamo Remus.

-Que, eso demuestra que en verdad le gustas porque te encontraría entre una multitud- aseguro el animago- como James lo hacía con Lily.

-Y al igual que tú lo haces con Marlene- dijo en defensa Remus logrando que varias personas vieran con curiosidad al oji gris, entre ellas la misma Marlene.

-Qué cosas dices lunático, yo no…

-Si lo hacías canuto- le interrumpió James- en los últimos años siempre observabas en su dirección mientras bufabas y ponían tu mirada asesina cuando la veía con algún chico.

-Debo decir que eras más sutil que James- agrego Remus.

-Ya cállense los dos- grito al ver frustrado su intento de burla hacia Remus, por su parte Marlene se dijo que tenía que investigas que tan cierto era lo que decían.

Harry se volvió y vio al profesor Lupin, que estaba encantado y sorprendido.

—Los dementores no me afectaron en absoluto —dijo Harry emocionado—. No sentí nada.

—Eso sería porque... porque no eran dementores —dijo el profesor Lupin

-¡¿Qué?!- gritaron varios al tiempo.

—. Ven y lo verás.

Sacó a Harry de la multitud para enseñarle el borde del terreno de juego.

—Le has dado un buen susto al señor Malfoy —dijo Lupin.

Las miradas se posaron sobre el rubio que bajo la mirada en ese momento.

Harry se quedó mirando. Tendidos en confuso montón estaban Malfoy, Crabbe, Goyle y Marcus Flint, el capitán del equipo de Slytherin, todos forcejeando por quitarse unas túnicas largas, negras y con capucha. Parecía como si Malfoy se hubiera puesto de pie sobre los hombros de Goyle. Delante de ellos, muy enfadada, estaba la profesora McGonagall.

-Eso era lo que estaban planeando, un sabotaje- resalto Fabián.

-Y esa era la razón que no se sintiera su presencia en absoluto-  dijo Dora- solo querían desconcentrar a Harry en su objetivo.

-Bueno, al menos solo fue algo como eso

-Algo como eso- se escandalizo James- esa fue una maldita trampa para fastidias a mi hijo y su oportunidad…

-Prefiero que sea algo insignificante como eso a que un verdadero dementor se vuelva a acercar a él James-le interrumpió molesta Lily.

-Lo, lo siento Lis- se disculpó el joven, debía aprender a contener su fanatismo con le quidditch en esos momentos, no era capaz de enfrentarse a la ira de su amada novia.

— ¡Un truco indigno! —gritaba—. ¡Un intento cobarde e innoble de sabotear al buscador de Gryffindor! ¡Castigo para todos y cincuenta puntos menos para Slytherin! Pondré esto en conocimiento del profesor Dumbledore, no os quepa la menor duda. ¡Ah, aquí llega!

-Fue un castigo bastante duro- aseguro Draco- y más con los puntos que perdimos, no fuimos bien recibidos en la sala común.

-Que llorones son- espeto Sirius- con ese maldito de quejicus sin duda recuperarían los puntos en una clase- aunque fuera exagerado muchos estuvieron de acuerdo.

Si algo podía ponerle la guinda a la victoria de Gryffindor era aquello.

-Van a hacer una gran fiesta esa noche- comentó Ted- le costara a la profesora mantenerlos a raya.

Albus continuo la lectura de cómo se dirigieron directamente al castillo a hacer justamente lo que había dicho Ted, a celebrar su victoria como si hubieran ganado la copa, hasta que leyó como los gemelos regresaron con cerveza de mantequilla, refresco de calabaza y bolsas de dulces de Honeydukes, después de un par de horas de ausencia.

— ¿Cómo lo habéis hecho? —preguntó Angelina Johnson, mientras George arrojaba sapos de menta a todos.

—Con la ayuda de Lunático, Colagusano, Canuto y Cornamenta —susurró Fred al oído de Harry.

-¡¡Fred y George Weasley!!- les reclamo Molly a sus hijos.

-Lo, lo sentimos mama-´dijo Fred cohibido- pero dejamos el dinero de lo que tomamos.

-Ese no es el mayor de los problemas- les aseguro Molly-eso no justifica que salgan del colegio a esas horas.

-También pudimos ir a las cocinas, pero ahí no tiene golosinas y…

-¡¡George!!- le silencio su madre, no había nada que pedirán decir para defenderse, así que optaron por mejor guardar silencio.

Sólo había una persona que no participaba en la fiesta. Hermione, inverosímilmente sentada en un rincón, se esforzaba por leer un libro enorme que se titulaba Vida doméstica y costumbres sociales de los muggles británicos.

- Vida y costumbres sociales de los muggles británicos - repitió Dora extrañada- en verdad creía necesario leer algo así.

-Bueno era la lectura de la clase- se defendió la joven.

-Pero no creo que tenga algo que no sepas ya.

-Pues si había algunos detalles que se toman desde la perspectivas de los magos eran curiosos.

Harry dejó la mesa en que Fred y George habían empezado a hacer juegos malabares con botellas de cerveza de mantequilla, y se acercó a ella.

Una leve sonrisa se hizo presente en las comisuras de los labios de Lily, parece que su hijo por fin trataría de arreglar las cosas con su amiga, solo esperaba que no fuera igual a su esposo en esas situaciones.

— ¿No has venido al partido? —le preguntó.

—Claro que sí —respondió Hermione, con voz curiosamente aguda, sin levantar la vista—. Y me alegro mucho de que ganáramos, y creo que tú lo hiciste muy bien, pero tengo que terminar esto para el lunes.

-Pero no te vendría mal que te relajaras un poco- sugirió Gideon-

—Vamos, Hermione, ven a tomar algo —dijo Harry, mirando hacia Ron y preguntándose si estaría de un humor lo bastante bueno para enterrar el hacha de guerra.

Ron bajo la cabeza apesadumbrado, recordaba demasiado aquella pelea, la primera pelea realmente fuerte que tenía con su novia, y lo que era peor, por culpa de esa maldita rata traidora, estaba de más decir que aún no se disculpaba así mismo por tanta estupidez de su parte.

—No puedo, Harry, aún tengo que leer cuatrocientas veintidós páginas —contestó Hermione, que parecía un poco histérica—. Además... —también miró a Ron—, él no quiere que vaya.

Las miradas severas y decepcionadas cayeron de inmediato sobre el pelirrojo, entre ellas las de sus hijos, sabían bien que sus padres no siempre se llevaron bien, pero eso  ya les había parecido demasiado, como rayos fue que terminaron juntos después de todo.

No pudo negarlo, porque Ron escogió aquel preciso momento para decir en voz alta:

—Si Scabbers no hubiera muerto, podría comerse ahora unas cuantas moscas de café con leche, le gustaban tanto...

-En serio- exclamo Arthur de inmediato- una cuando se comieran a tu rata esa no es razón para tratar a tu miga de esa manera.

-En segundo año llegaste hasta el bosque prohibido porque la petrificaron y ahora te pones a hacer eso- secundo Bill- no se lo merece hermanito.

Más que las palabras de su padre y hermano mayor, lo que más le pesaba era ese tono de decepción en sus voces, Hermione suponía lo que debía de estar sintiendo en ese momento, después todo por lo que habían pasado era obvio, lo atajo hacia a ella y lo cubrió con sus brazos para tratar de consolarlo, eso solo funcionaba en parte, pues aunque se sentía bien que estuviera confortándolo, también se sentía mal porque lo estuviera haciendo después de todo por lo que la hizo pasar.

Hermione se echó a llorar. Antes de que Harry pudiera hacer o decir nada, se puso el mamotreto en la axila y, sin dejar de sollozar, salió corriendo hacia la escalera que conducía al dormitorio de las chicas, y se perdió de vista.

-Hermione, yo lo siento- dijo en un leve susurro el joven para que solo ella lo escuchara.

-Eso ya paso, olvídalo- le respondió la castaña acariciándole el cabello.

— ¿No puedes darle una oportunidad? —preguntó Harry a Ron en voz baja.

—No —respondió Ron rotundamente—. Si al menos lo lamentara, pero Hermione nunca admitirá que obró mal. Es como si Scabbers se hubiera ido de vacaciones o algo parecido.

Ron no se atrevía a levantar la vista y mucho menos de toparse con las miradas de reprimenda de sus padres y sus hijos, ahora que había vivido más estaba seguro que había ido demasiado lejos.

-Es duro que te restrieguen tus errores de esa forma- no era una pregunta, sino una afirmación de parte de Draco que había pasado y seguiría pasando por eso.

-Sí, ahora comprendo cómo te sientes- le aseguro el pelirrojo.

Aun cuando eso no limpiaría las asperezas entre ellos, pero al menos ayudaba a que la aversión que se tenían disminuyera aunque fuera solo un poco.

Albus fue leyendo como avanzo la fiesta en la sala común hasta que fue necesario que la profesora los mandara a dormir, así mismo leyó del extraño sueño que tuvo Harry de estar persiguiendo algo blanco plateado que galopaba por el bosque sin poder alcanzarlo. Por una parte James relaciono eso con su propio patronus y se preguntaba si eso tendría algo que ver, por su parte Lily sentía cierta satisfacción de ese no fuera uno de esas malditas pesadillas que solía tener su hijo, todo marchaba en paz hasta que…

—¡AAAAAAAAAAAAAAGH! ¡NOOOOOOOOOOOO!

-¿Qué paso?- preguntaron varios.

Harry despertó tan de repente como si le hubieran golpeado en la cara. Desorientado en medio de la total oscuridad, buscó a tientas las cortinas de la cama. Oía ruidos a su alrededor; y la voz de Seamus Finnigan desde el otro extremo del dormitorio:

— ¿Qué ocurre?

A Harry le pareció que se cerraba la puerta del dormitorio.

-La puerta, pero entones alguien entro a…- comenzó Lily antes de darle una rápida mirada a Sirius- espero que no sea lo que pienso.

-Tranquila pelirroja, no sabemos que paso y ya me estas culpando- se defendió el animago que había notado la mirada de la chica.

-Pero no es descabellado pensar que tienes algo que ver- agrego Dora.

Tras encontrar la separación de las cortinas, las abrió al mismo tiempo que Dean Thomas encendía su lámpara.

Ron estaba incorporado en la cama, con las cortinas echadas a un lado y una expresión de pánico en el rostro.

— ¡Black! ¡Sirius Black! ¡Con un cuchillo!

-¡¿Qué?!- espeto de inmediato Molly- ¡¿por qué tenías un cuchillo?!- pregunto exaltada la mujer.

-No sé, pero eso no quiere decir que sea para algo malo- incluso el debía de aceptar esa afirmación sonaba loca- vamos, saben que no  les haría nada a ellos.

-Aun así es algo importante- agrego Remus- si tenías un cuchillo debe de ser por algo, además que volviste a la torre de Gryffindor.

-Pero como lo consiguió, ese sir Cadogan no creo que lo dejara pasar- agrego Dora.

-Se supondría que así debería de ser- agrego Remus.

— ¿Qué?

— ¡Aquí! ¡Ahora mismo! ¡Rasgó las cortinas! ¡Me despertó!

— ¿No estarías soñando, Ron? —preguntó Deán.

— ¡Mirad las cortinas! ¡Os digo que estaba aquí!

Todos se levantaron de la cama; Harry fue el primero en llegar a la puerta del dormitorio. Se lanzaron por la escalera. Las puertas se abrían tras ellos y los interpelaban voces soñolientas:

Eso va a causar otro revuelo en el castillo- aseguro Andrómeda- van a volver a revisar el lugar tratando de atraparlo.

— ¿Quién ha gritado?

— ¿Qué hacéis?

La sala común estaba iluminada por los últimos rescoldos del fuego y llena de restos de la fiesta. No había nadie allí.

-Pero pronto lo abra, pronto todos los estudiantes se despertaran por el alboroto- aseguro Frank.

-Y después dudo que puedan volver a dormir- apoyo Alice.

Albus fue leyendo como los estudiantes fueron bajando a la sala común, de cómo Percy llego exigiendo que regresaran a sus camas mientras aseguraba que Ron solo había tenido una pesadilla.

— ¡Venga, ya basta!

Llegó la profesora McGonagall. Cerró la puerta de la sala común y miró furiosa a su alrededor.

-Eso no le gustara que estén despiertos a esas horas- comento Alice- y mucho menos le gustara cuando le cuenten lo de Black.

— ¡Me encanta que Gryffindor haya ganado el partido, pero esto es ridículo! ¡Percy, no esperaba esto de ti!

-Lo tomo en contra de nuestro egocéntrico sobrino, eso de seguro le fascinara- ironizo Fabián.

— ¡Le aseguro que no he dado permiso, profesora! —dijo Percy, indignado—. ¡Precisamente les estaba diciendo a todos que regresaran a la cama! ¡Mi hermano Ron tuvo una pesadilla...!

-Y ahí va a echarle la culpa a su hermano, eso es clásico- agrego Gideon.

— ¡NO FUE UNA PESADILLA! —Gritó Ron—. PROFESORA, ME DESPERTÉ Y SIRIUS BLACK ESTABA DELANTE DE MÍ, CON UN CUCHILLO EN LA MANO!

La profesora McGonagall lo miró fijamente.

-Es comprensible que no le crea- aseguro Rose- es poco creíble que pudiera pasar por el retrato.

-Pero con ese inútil que pusieron a cuidar la entrada cualquier cosa podría pasar- aseguro James “S”

—No digas tonterías, Weasley. ¿Cómo iba a pasar por el retrato?

— ¡Hay que preguntarle! —Dijo Ron, señalando con el dedo la parte trasera del cuadro de sir Cadogan—. Hay que preguntarle si ha visto...

Mirando a Ron con recelo, la profesora McGonagall abrió el retrato y salió. Todos los de la sala común escucharon conteniendo la respiración.

—Sir Cadogan, ¿ha dejado entrar a un hombre en la torre de Gryffindor?

— ¡Sí, gentil señora! —gritó sir Cadogan.

Varios de los presentes resoplaron exasperados, que clase de guardián se suponía que era si dejaba entrar a alguien que no debería.

Todos, dentro y fuera de la sala común, se quedaron callados, anonadados.

— ¿De... de verdad? —Dijo la profesora McGonagall—. Pero ¿y la contraseña?

— ¡Me la dijo! —respondió altanero sir Cadogan

-¿Qué?, pero como pudo haber adivinado la contraseña- Pregunto Gideon

-En especial con él quien las cambia todo el tiempo- agrego Fabián.

—. Se sabía las de toda la semana, señora. ¡Las traía escritas en un papel!

De inmediato las miradas de los del comedor se posaron sobre Neville, ese debió ser el papel que había perdido hace poco.

-No puede ser- exclamo Alice suponiendo lo malo que lo iba a pasar su hijo.

La profesora McGonagall volvió a pasar por el retrato para encontrarse con la multitud, que estaba estupefacta. Se había quedado blanca como la tiza.

— ¿Quién ha sido? —preguntó con voz temblorosa—. ¿Quién ha sido el tonto que ha escrito las contraseñas de la semana y las ha perdido?

Hubo un silencio total, roto por un leve grito de terror. Neville Longbottom, temblando desde los pies calzados con zapatillas de tela hasta la cabeza, levantó la mano muy lentamente.

-Es el final- informo Albus.

-A pesar de todo, se nota que perteneces a Gryffindor- comento James viendo a Neville- no muchos tendrían el valor de aceptar su error frente a una McGonagall enojada- el joven se sintió bien al recibir esas palabras.

-A mí me resulta muy peculiar que encontrara el papel con las contraseñas siendo que no puede entrar al castillo sin ser visto- agrego Alastor, y ahora que lo planteaba, incluso los del futuro vieron eso con extrañeza.

-Bueno, eso tiene explicación- dijo Hermione con cierta pena- pero eso ya saldrá después.


-Entonces lo mejor será continuar con la lectura- aseguró Rose pidiéndole el libro a su primo- y no parece que sea un capitulo pacifico- agrego después de leer el título del siguiente capítulo.

8 comentarios:

  1. yeiii :D
    me alegro mucho que hayas podido continuar más seguido ;)
    va genial! me encanta como escribes! ojala llegues pronto a la parte en que harry se entera de la verdad :3

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    1. Sí, he podido avanzar en estos días, y me alegra que te guste cómo va la historia.
      Aún faltan algunos capítulos antes de esa parte, pero cada vez falta menos.

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  2. Siiii al fin lo pude lewr sigue cuando puedas por fiii me alegra de que sirius no este triste y pobre ronnie sigueeeee

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    1. Si, ahora le toca a Ron sufrir un poco, y en cuanto a Sirius, bueno, ya había esperado poner un avance entre él y Marlene. Ya continuo

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