-Hey
Remus- hablo James después de que entraron a la sala de menesteres- ¿qué crees
que pase con canuto?- le dijo- ¿acaso crees que él…?
-No lo sé
James- le dijo suponiendo a donde iban sus pensamientos- pero nada podemos
hacer.
-Pero es
que en este momento él y Marlene están mejorando su relación, y si ese se va
con esas…
-Todo se
echara a perder- termino en su lugar el oji miel- no quisiera que Marlene pasar por un mal
trago, pero tampoco podemos estar sobre Sirius cada momento, él debe de
aprender a controlarse
-En eso
tiene razón- aseguro Lily que llego con ellos- debe de aprender lo valiosa que
es Marlene y dejarse de tonterías- aseguró- pero eso si le digo, si hace sufrir
a mi amiga yo lo are sufrir a él- una sonrisa triste apareció en ellos, sabían
lo que era capaz de hacer esa pelirroja- y tu Remus- lo miro- ¿no crees que ya
deberías irte?
La pelirroja volteo en dirección a donde una
peli rosa entraba en su habitación junto con un pequeño bebe, Remus volteo a
ver a su amiga tal vez esperando que no continuará con su conversación de la
tarde, pero so era claramente imposible, respirando hondo se despidió de sus
amigos y se fue.
-¿Me he
perdido de algo?- pregunto James con curiosidad.
-Te lo
explicare luego, pero ahoga tengo que ir a hablar con Molly, tengo un asunto
que tratar con ella- dijo yéndose.
-Bueno,
parece que ese incidente aún falta por aparecer- comento Ginny que estaba junto
con su novio hermano y amiga.
-Sí, pero
al final llegara sin duda- aseguro Harry- no les gustara nada, después de todo,
ellos viven en el auge de la marca tenebrosa.
-Aun así
no será la peor parte, aun tendremos un poco de tranquilidad- agrego Hermione.
-Buenas
noches saludo Lily que había llegado junto con la señora Weasley- ¿podríamos
tener unas palabras con ustedes?- le pregunto.
-Si-
respondieron los cuatro al tiempo con cierta duda y curiosidad.
-No, solo
con Harry y Ginny- especifico Molly.
-Ha
genial- exclamo Ron- yo creía que nos iban a regañar por algo, pero si solo son
ellos dos…
-¡Ronald!-
le reprendió Hermione- lo siento, los dejaremos solos y les avisaremos a sus
nietos- agrego la castaña y se llevó a su novio de la mano.
-Y bien,
¿qué es lo que…?- comenzó Ginny.
-Aquí no,
vengan con nosotros- le interrumpió Lily a su cuñada, o futura cuñada y las dos
mujeres guiaron a los chicos a una habitación aparte.
Harry y
Ginny tomaron asiento sobre una banca que había aparecido mientras que sus
madres lo hicieron sobre un sofá frente a ello, cada una encarnado a su propio
hijo. Tanto el pelinegro como la pelirroja sentían estar frente a un regaño de
sus madres, pero no entendían la razón, no habían dicho ni hecho nada fuera de
lo común o si
-Bueno,
ustedes y nosotras venimos de diferente época comenzó Molly- no sabemos mucho
de ustedes o como ha sido su vida, y en especial yo no sé si hemos tenido esta
platica Ginny.
-¿Esta
platica?- repitió con curiosidad la pequeña pelirroja.
-Sí, es
sobre lo que dijeron esta mañana -los jóvenes vieron a Lily sin entender- me
refiero a lo que ustedes dos hicieron la noche de ayer.
-¿Lo que
hicimos la noche de…? ah- exclamo nuevamente Ginny suponiendo a lo que se
referían- de lo que dije de que Harry y yo tuvimos... he pues relaciones-
termino ella ante el asentimiento de las madres.
-No fue
cierto- aseguro Harry comprendiendo todo y adquiriendo un tono escarlata -solo
era para molestar a sus hermanos Ginny y yo no hemos…
-No, pero
en algún momento lo harán- le interrumpió Lily- y los tres niños que llegaron
aquí son la prueba.
-En
serio, no creo que sea…- comenzó Ginny sintiéndose incomoda, viendo de reojo
noto que Harry estaba igual, su novio no ha tenido padres y esos tíos suyos no
lo apoyarían en lo más mínimo, y ella por su parte ya sea por su corta edad o
todo lo de la guerra nunca habían tenido una plática en forma de ese tema.
-Nosotras
no creemos eso- aseguro Molly- ustedes ahora son mayores de edad y duermen
juntos, así que no descabellado pensar que ustedes dos…
-Si esta
ben- interrumpió su hija- pero…
-Pero nada-
le interrumpió Lily- Molly y yo estamos de acuerdo en que no podemos dejar
pasar esta oportunidad- dijo con firmeza mientras era poyada por la señora
Weasley- así que empecemos por lo básico, el acto en si…
Y así los
dos jóvenes pasaron una divertida noche ablando de sexo con sus madres, una
plática repleta de sonrojos, algunas anécdotas y conejos de las mujeres y por
supuesto, varios sentimientos de que la tierra se abriese y se los tragase,
cada mujer hablaba de su punto de vista, incluso Lily les conto acerca de
medidas anticonceptivas muggles y Molly les comento y le paso la receta a su
hija para realizar una poción para el mismo propósito. Los jóvenes por su lado
estaban tan avergonzados con las detalladas explicaciones de sus madres que
apenas se atrevían a verse entre ellos, al parecer esa plática estaba
resultando ser una buena medida anticonceptiva, al menos por un tiempo.
Esta iba
a ser otra noche en su compañía, al principio pensó que no sería tan importante
pero ahora parecía más difícil, dejo a su pequeño Teddy al cuidado de Remus que
había entrado después de ella, mientras el cambaba al bebe ella se dispuso a
hacer lo propio en el baño, se veía una y otra vez en el espejo, se preguntaba
si debía ir vestida con un poco más de ropa que la noche anterior, pero se
sentía realmente incomoda al hacerlo, resignada salió con la misma pijama de
ayer y se dispuso a encarar a Remus.
-Ya te
cambiaste- comento la joven al salir y notar a Remus con si pijama sentado
sobre la cama.
-Sí,
incluso tuve tiempo para dormir a Teddy- dijo viendo e dirección a la cuna.
-Es una
adoración no lo ces- dijo con ternura- he Remus- le hablo la chica- tu, he…
¿estás de acuerdo en dormir conmigo?
-¿He?-
eso extraño al hombre, sería que la metamorfomaga había recapacitado sobre su
situación, así parecía, si eso hubiera ocurrido ayer todo se habría resuelto,
pero en ese momento Lily sabia de la situación, y si no hacían las cosas bien
la podría tomar en contra del castaño. El miedo que le tenía a su amiga era más
grande que ese sentimiento de inseguridad o ansiedad que tenía cada vez que esa
joven se encontraba tan cerca de él, respuesta “Si”- bueno si, no me diste
alternativa verdad- dijo tratando de sonar casual- he porque no mejor me
cuentas de eso que dijo Charlie.
-¿Qué?-
pregunto ella sin comprender.
-De las
travesuras en las que no te descubrieron.
-¿Qué?,
pero porque crees que yo…
-Eres
metamorfomaga, sería muy fácil acerté pasar por alguien más- le dijo- tal vez
para que culparan a un Slytherin- la joven se mordió el labio inferior, lo cual
la hacía ver realmente tierna.
-Me
prometes que se quedara entre nosotros.
-Te lo
prometo.
-Muy
bien, por cual debería empezar- dijo emocionada sentándose en la cama junto a
él.
Estuvieron
hasta tarde platicando de las andanzas de la joven hasta que la fatiga el
obligo a costarse. Por esa noche al menos, encontraron una forma de distraerse
de esos bajos instintos que el otro les hacía sentir, aun así a la mitad de la
noche no pudieron sentir ese aroma a fresas o de chocolate con pergamino que
despedía su compañero, una esencia que los impulsaba a tomar al otro entre sus
brazos, pero eso aún estaba un poco lejos de ocurrir.
La
habitación se encontraba muy oscura, y la rubia se había acostado en su cama
sin deseos deber a nadie, ella sabía perfectamente que era lo que esas tipas
debieron de estarle diciendo a Sirius, y le molestaba enormemente pensar que
ese maldito mujeriego no lo pensaría dos vece para irse con esas. Estaba sumida
en el silencio absoluto, por lo que logro escuchar con claridad como la puerta
de su habitación se abría.
-¿Quién
es?- pregunto de inmediato.
-Soy yo
tranquilízate- respondió de inmediato levantado las manos
-Sirius,
¿qué haces aquí?- le interrogo con sorpresa la chica que se recostó de manera
que le daba la espalda- pensé que estarías con tus amigas.
-Bueno,
estoy durmiendo aquí o no- respondió Sirius- y que eso de “mis amigas”, ¿estas
celosa?
-Claro
que no- respondió en automático- porque debería de estar celosa de ti.
-Bueno,
no lo sé- dijo no pensó que eso estaría tan difícil, creyó que con solo el que
llegara demostraría que quería pasar la noche con ella, pero la rubia estaba
muy a la defensiva-- tal vez si podría irme con ellas, eran bastante bonitas, y
las cosas que podríamos hacer lo tres…- quiso tantear el terreno, pero la forma
en que lo hizo no sería efectiva
-¡Entonces
porque no te vas de una vez!- le rebatió la rubia un poco molesta, no entendía
que era lo que pretendía al estar haciendo eso.
-Vamos,
¿en verdad quiere que me valla?, ¿no preferirías que me quede?-le dijo.
-Me da
igual lo que hagas- dijo para después tomar un periódico que había aparecido en
ese momento- pero si te quedas sabes bien donde dormir- agrego arrojándole el
periódico.
Un
segundo después la chica se arrepintió de todo, su enojo había podido más que
su buen juicio, él había ido ahí con ella en vez de meterse con esas zorras, pero ella prácticamente lo
estaba aventando a sus brazos (o patas si le seguimos diciendo zorras),
esperaba escuchar en cualquier momento el sonido de la puerta se volvía a
abrir, pero esta vez para que el joven saliera, si eso pasaba que aria, se
tragaría su orgullo e iría tras él, o este la superaría y se quedaría ahí
perdiéndolo.
Los
segundo pasaban pero la puerta no daba señales de ser movida, en su lugar el
silencio de la habitación era roto por el ruido de papel moviéndose, extrañada
por eso se removió en la cama y con el rabillo del ojo y la poca luz pudo ver
como en efecto Sirius sacaba las hojas del periódico una por una y la colocaba
en una de las esquinas del cuarto, después se recostó sobre estas pero no en su
forma animago de perro, sino así como hombre, incluso tuvo la delicadeza de
dejar una sección del periódico para cubrirse como si fuera una manta.
Marlene
no podía creer lo que estaba ocurriendo, en verdad estaba pensando dormir sobre
ese lugar toda noche, se habría equivocado con las intenciones de esas tipas,
no, eso era imposible, lo sabía, pero entonces que era lo que estaba intentando
hacer. Seguía escuchando el movimiento del papel mientras que Sirius trataba de
acomodare en “su cama” cosa que la hacía sentir más y más culpable.
-Ho está
bien- dijo después de un rato ya rendida- puedes entrar en la cama pero…- no
había terminado la oración cuando el oji gris ya se encontraba debajo de las
sabanas de esta
-Sabía
que no podías ser tan mala- le dijo el animago.
-Sirius,
¿qué haces?- le interrogo mientras la abrazaba por la cintura desde su espalda-
suéltame- ordeno
-No lo
are- seguro- paralízame y aviéntame al periódico si quieres, porque solo así te
soltare- dijo.
-Si
alguna de tus manos sube o baja de donde están…
-Se lo
que me ocurrirá- le interrumpió- buenas noches.
Marlene
seguía sin entender que era lo que estaba ocurriendo, tenía al joven que amaba
más cerca de lo que alguna vez había pensado, tenía dudas, pero más que eso,
sentía un gran felicidad.
Ya había amanecido y casi todos los jóvenes
habían llegado al gran comedor, para sorpresa de muchos James Potter fue de los
primeros en aparecerse por ahí, ya hace rato tenía el libro entre las manos
pues quera leer el siguiente capítulo donde suponía aparecería el partido de
quidditch, pero se reusaba a comenzar
que su amigo llegara, pues él y Marlene aun no salían, aunque claro, aun
faltaba de que algunos terminaran de desayunar, y solo para aclarar, en esa
mañana Harry y Ginny aún tenían muy presente la charla anterior por lo que
estaban un poco distantes por la vergüenza, incluso en la noche anterior
durmieron dándose la espalda mutuamente.
Después a
medio desayuna la puerta de la sala de menesteres se abrió por última vez esa
mañana y la pareja apareció por ella.
-Bonita
hora de llegar canuto- le reprendió James- que te perdiste en el camino o que.
-Ya
tranquilízate cornamenta- se defendió el oji gris- cielos, solo estas así
porque el siguiente capítulo habla de quidditch, de otra forma estarías
encamado con la pelirroja…
-¡¡Sirius!!-
le reprendió Lily- mejor siéntate a desayunar de una vez, no quiero que
interrumpas con tus “tengo hambre”- le aseguro, la verdad es que preferiría ir
a hablar con su amiga de lo ocurrido la noche anterior, pues la ausencia del
animago en la mañana daba a entender que rechazo a esas “jóvenes”, lo que hasta
cierto punto era difícil de creer.
-Muy
bien- comento Dumbledore cuando todos terminaron su desayuno- señor Potter, ya
tiene permiso para leer.
-Por fin-
exclamo abriendo el libro
-La única
forma en que lee por propia voluntad- comentó McGonagall provocando varias
risas de los presentes.
-Muy
bien- continúo el azabache omitiendo la broma de su profesora. El siguiente
capítulo es “Los Mundiales de quidditch”- leyó con emoción.
Cogieron todo lo que habían comprado y, siguiendo al señor Weasley, se
internaron a toda prisa en el bosque por el camino que marcaban los faroles.
Oían los gritos, las risas, los retazos de canciones de los miles de personas
que iban con ellos. La atmósfera de febril emoción se contagiaba fácilmente, y
Harry no podía dejar de sonreír. Caminaron por el bosque hablando y bromeando
en voz alta unos veinte minutos, hasta que al salir por el otro lado se
hallaron a la sombra de un estadio colosal. Aunque Harry sólo podía ver una
parte de los inmensos muros dorados que rodeaban el campo de juego, calculaba
que dentro podrían haber cabido, sin apretujones, diez catedrales.
—Hay asientos para cien mil personas —explicó el señor Weasley,
observando la expresión de sobrecogimiento de Harry
-Wuau,
esos son más de la vez que papá Charlus nos llevó- comento Sirius- cuanto
habrán tardado en hacer el estadio.
-No creo
que sea de mucha relevancia- comento Marlene- James continua- solicito
-¡James
oye!- exclamo Lily arrebatándole el libro a su novio que ya le estaba dando
vuelta a la página- se supone que la lectura es para todos, no solo para ti.
-Tranquila
cariño, lo leeré en voz alta cuando llegue lo emociónate- le aseguro..
-James o
la haces como se debe u otro lo lera por ti.
-Hay está
bien- dijo rendido el azabache recibiendo el libro nuevamente.
—. Quinientos funcionarios han estado trabajando durante todo el año
para levantarlo. Cada centímetro del edificio tiene un repelente mágico de
muggles. Cada vez que los muggles se acercan hasta aquí, recuerdan de repente
que tenían una cita en otro lugar y salen pitando... ¡Dios los bendiga! —añadió
en tono cariñoso, encaminándose delante de los demás hacia la entrada más
cercana, que ya estaba rodeada de un enjambre de bulliciosos magos y brujas.
-Han
trabajado bastante para preparar el juego- observo Alice- pero me pregunto que
pasara con el lugar cuando terminen los mundiales.
-Tendrán
que desmantelarlo, un estadio tan grande no se podría utilizar para otros
juegos de menor importancia- opino Frank.
— ¡Asientos de primera! —Dijo la bruja del Ministerio apostada ante la
puerta, al comprobar sus entradas—. ¡Tribuna principal! Todo recto escaleras
arriba, Arthur, arriba de todo.
-Unos
buen buenos asiento sin duda alguna- aseguro Sirius- pero llegar hasta arriba
sin duda será agotador.
James fue
leyendo el ascenso del grupo por el estadio mientras describían lo veían hasta
llegar a unas butacas rojas y doradas a la mitad de los postes de gol, así
mismo leyó las observaciones de Harry desde la misteriosa luz dorada que
parecía provenir del mismo estadio hasta el panel gigante frente a ellos en
donde salían una gran variedad de anuncio de productos.
Harry apartó los ojos de los anuncios y miró por encima del hombro
para ver con quiénes compartían la tribuna. Hasta entonces no había llegado
nadie, salvo una criatura diminuta que estaba sentada en la antepenúltima
butaca de la fila de atrás.
En ese
momento Hermione bufo molesta recordando
la pobre criatura, y lo que tuvo que pasar.
-Una
criatura, quien podrá ser- comento James “S”- pensaba que los únicos que
estarán ahí serian magos.
-Ya verás
sobrino, pero ten cuidado con lo que digas sobre ella- atajo ron, suponía que
su novia no se contendría ni con su sobrino si decía algo ofensivo con respecto
a los elfos.
La criatura, cuyas piernas eran tan cortas que apenas sobresalían del
asiento, llevaba puesto a modo de toga un paño de cocina y se tapaba la cara
con las manos. Aquellas orejas largas como de murciélago le resultaron
curiosamente familiares...
— ¿Dobby? —preguntó Harry, extrañado.
-¡¿Dobby?!-
repitieron varios a la vez.
-El elfo
domestico que casi te mata en segundo año porque según él quería protegerte-
dijo Sirius.
-Sí y no-
respondió Harry- Dobby si actuó de esa manera, pero no era quien se encontraba
en la tribuna.
-En ese
caso debe de tratarse de otro elfo domestico- razono Lily.
La diminuta figura levantó la cara y separó los dedos, mostrando unos
enormes ojos castaños y una nariz que tenía la misma forma y tamaño que un
tomate grande. No era Dobby... pero no cabía duda de que se trataba de un elfo
doméstico, como había sido Dobby, el amigo de Harry, hasta que éste lo liberó
de sus dueños, la familia Malfoy.
-Incluso
después de todo lo que hizo lo consideras un amigo tuyo- dijo con cierta
impresión Draco.
-Si
bueno, me hizo pasar por unos momentos dolorosos, pero no tenía la intención de
dañarme- respondió el azabache.
-Pero al
final el resultado fue el mismo- aseguro James “S”- digo terminaste con un
brazo sin huesos y eso.
-Bueno en
teoría, lo del brazo sin huesos fue culpa de Lockhart no de Dobby- razono
Albus- Dobby solo le habría roto un hueso.
-¿Y eso
es mejor?- ironizo Scorpius.
-La
señora Pomfrey habría curado un hueso roto mucho más rápido que uno sin huesos-
aseguro el joven.
— ¿El señor acaba de llamarme Dobby? —chilló el elfo de forma extraña,
por el resquicio de los dedos. Tenía una voz aún más aguda que la de Dobby,
apenas un chillido flojo y tembloroso que le hizo suponer a Harry (aunque era
difícil asegurarlo tratándose de un elfo doméstico) que era hembra.
-Son muy
similares entre ellos- aseguro Fred- siempre me preguntado cómo logran
reconocerse entre ellos.
-Y eso es
lo mismo para los gnomos del jardín y los duendes del banco- agrego George- la
verdad es que todos son muy feos.
-Sin duda
más de alguno de ellos piensan lo mismo de los humanos- aseguro Alicia.
Ron y Hermione se volvieron en sus asientos para mirar.
Aunque Harry les había hablado mucho de Dobby, nunca habían llegado a
verlo personalmente. Incluso el señor Weasley se mostró interesado.
-Bueno,
no siempre se puede ver un elfo domestico- comento el señor Weasley.
-En
especial con su condición económica- agrego ácidamente Lucius de inmediato.
-Pues
veremos que tanto te sirve esa posición cuanto te metamos a Azkabán- increpo
Sirius.
—Disculpe —le dijo Harry a la elfina—, la he confundido con un conocido.
— ¡Yo también conozco a Dobby, señor! —chilló la elfina. Se tapaba la
cara como si la luz la cegara, a pesar de que la tribuna principal no estaba
excesivamente iluminada—. Me llamo Winky, señor... y usted, señor... —En ese
momento reconoció la cicatriz de Harry, y los ojos se le abrieron hasta
adquirir el tamaño de dos platos pequeños—. ¡Usted es, sin duda, Harry Potter!
-No se
comportara igual que Dobby ¿verdad?- atajo Albus.
-Pues no-
respondió Harry- la verdad es que Dobby es un elfo un poco particular.
-Ósea que
era extraño incluso para ser un elfo
-¡Ron!-
le reprendió Hermione.
—Sí, lo soy —contestó Harry.
— ¡Dobby habla todo el tiempo de usted, señor! —dijo ella, bajando las
manos un poco pero conservando su expresión de miedo.
-Pero que
es lo que le ocurre- interrogo rose.
-Más de
lo que se ve a simple vista- respondió Hermione pensando en lo que tuvo que
pasar la pobre criatura, y el hecho de estar cuidar a ese mortifago junto a él.
— ¿Cómo se encuentra? —Preguntó Harry—. ¿Qué tal le sienta la
libertad?
— ¡Ah, señor! —Respondió Winky, moviendo la cabeza de un lado a otro—,
no quisiera faltarle al respeto, señor, pero no estoy segura de que le hiciera
un favor a Dobby al liberarlo, señor.
-¿Por qué
no?, sin duda es mejor a que siguiera viviendo con esos malditos desgraciados
de los Malfoy- exclamo Fabián.
-¡Hey!-
reclamo de inmediato Scorpius.
-Hablamos
de tu abuelo y en parte de tu padre no te ti relájate- aclaro Gideon.
-Pero
eso…
-Tranquilízate
Scorpius- le interrumpió Draco- no importa lo que digan- pero aunque dijera eso
era evidente por su expresión que si le afectaba lo que dijeran.
— ¿Por qué? —Se extrañó Harry—. ¿Qué le pasa?
—La libertad se le ha subido a la cabeza, señor —dijo Winky con
tristeza—. Tiene raras ideas sobre su condición, señor. No encuentra dónde
colocarse, señor.
— ¿Por qué no? —inquirió Harry.
Winky bajó el tono de su voz media octava para susurrar:
—Pretende que le paguen por trabajar, señor.
La gran
mayoría de los nacidos de padres magos se sorprendieron ante tal declaración,
que un mago le pagase a un elfo domestico era una idea que nadie consideraba
posible, por otra parte aquellos que no comprendan mucho de la forma de vida de
los elfos no sabían muy bien cómo
reaccionar ante la idea.
-No
conozco a nadie dispuesto a pagarle un elfo- comento Sirius- no me extraña que
no encuentre trabajo
-Hey,
tengo una idea- comento James
-¡¡Milagro!!-
dijeron al tiempo y con sumo dramatismo Remus y Sirius, consiguiendo algunas
risas.
-¡Cállense!-
le rebatió- pero en serio, si quiere que alguien le page podría ir con Harry,
no dudo que él lo aria, además tiene oro suficiente y Dobby estaría feliz de
servirle.
-Pero
James, con esos malditos muggles con los que vive no le permitieran hacer nada,
ni siquiera lo aceptarían en su casa- aseguro Frank.
-Pero no
necesita trabaja con esos muggles- dijo el azabache- Harry podría enviar a
Dobby a trabajar con Molly a la madriguera o incluso a Hogwarts, ya después
cuando consiga su propia casa podría vivir ahí- de hecho fue algo que Harry
nunca se le ocurrió.
-No sería
mala idea, sin duda viviría mejor con Harry que con Lucius- acepto Sirius
Los
jóvenes del futuro se preguntaron que había sido de ese elfo doméstico, ya que
en su tiempo no lo conocen y claro, que no trabaja en la casa de Harry.
— ¿Que le paguen? —repitió Harry, sin entender—. Bueno... ¿por qué no
tendrían que pagarle?
-Estas
juzgando a los elfos con el concepto que tienes de las personas Harry- comento
Marlene- la situación que ellos viven más que trabajo se le podría llamar
esclavitud.
-Lo sé, y
eso me molesta bastante- apoyo Hermione.
La idea pareció espeluznar a Winky, que cerró los dedos un poco para
volver a ocultar parcialmente el rostro.
— ¡A los elfos domésticos no se nos paga, señor! —explicó en un
chillido amortiguado—. No, no, no. Le he dicho a Dobby, se lo he dicho, ve a
buscar una buena familia y asiéntate, Dobby. Se está volviendo un juerguista,
señor, y eso es muy indecoroso en un elfo doméstico. Si sigues así, Dobby, le
digo, lo próximo que oiré de ti es que te han llevado ante el Departamento de
Regulación y Control de las Criaturas Mágicas, como a un vulgar duende.
-Podrían
hacer algo como eso- pregunto Albus.
-Su
comportamiento no es usual, pero no considero que deberían de llegar a algo
como eso- dijo Hermione.
—Bueno, ya era hora de que se divirtiera un poco —opinó Harry.
Creo que
te vendría bien que conocieras más de las criaturas mágicas Harry- comento
Bill, recordando específicamente lo que ocurrió con aquel duende de Gringotts
—La diversión no es para los elfos domésticos, Harry Potter —repuso
Winky con firmeza desde detrás de las manos que le ocultaban el rostro—. Los
elfos domésticos obedecen. No soporto las alturas, Harry Potter... —Miró hacia
el borde de la tribuna y tragó saliva—. Pero mi amo me manda venir a la tribuna
principal, y vengo, señor.
-Solo
para cuidar su lugar- dijo Andrómeda con cierta impresión.
-No de
hecho estaba ahí por otra razón, pero eso aparecerá hasta mucho después-
explico Hermione.
— ¿Por qué te manda venir tu amo si sabe que no soportas las alturas?
—preguntó Harry, frunciendo el entrecejo.
—Mi amo... mi amo quiere que le guarde una butaca, Harry Potter,
porque está muy ocupado —dijo Winky, inclinando la cabeza hacia la butaca vacía
que tenía a su lado
El trio
no pudo evitar pensar lo cerca que estuvieron en ese momento de Barty Crouch
Jr. se joven que causo todo ese año.
-Cuidar
una butaca- exclamo Alice- pero para ese momento los asientos ya están
apartados para quien, si no son unas tribunas en la que cualquiera pudiera
acceder.
—. Winky está deseando volver a la tienda de su amo, Harry Potter,
pero Winky hace lo que le mandan, porque Winky es una buena elfina doméstica.
Aterrorizada, echó otro vistazo al borde de la tribuna, y volvió a
taparse los ojos completamente. Harry se volvió a los otros.
— ¿Así que eso es un elfo doméstico? —Murmuró Ron—. Son extraños,
¿verdad?
—Dobby era aún más extraño —aseguró Harry.
-Incluso
entre los demás elfos debe de ser alguien extraño- comentó Sirius- pero no está
mal, me está agrando ese elfo, al menos no será como Kreacher.
-¿Kreacher?-
repito Marlene sin entender.
-No
importa, con suerte no lo conocerás- le dijo el animago, mientras que Harry se
imaginaba la reacción de su padrino en los últimos libros cuando apareciera.
Ron sacó los omniculares y comenzó a probarlos, mirando con ellos a la
multitud que había abajo, al otro lado del estadio.
— ¡Sensacional! —Exclamó, girando el botón de retroceso que tenía a un
lado—. Puedo hacer que aquel viejo se vuelva a meter el dedo en la nariz una
vez... y otra... y otra...
Los
gemelos Prewet soltaron unas risas que fueron secundadas por varios más de lo
presentes.
-Hay
sobrino, en verdad estas sacándole provecho a tu regalito- dijo Fabián.
Hermione, mientras tanto, leía con interés su programa forrado de
terciopelo y adornado con borlas.
-Algo
clásico de ti- comento Gideon- en verdad que eres un poco diferente a nuestro
sobrino.
—Antes de que empiece el partido habrá una exhibición de las mascotas
de los equipos —leyó en voz alta.
—Eso siempre es digno de ver —dijo el señor Weasley
-Fue
bastante divertido- comento Ginny- Harry incluso quiso volar en ese momento-
agrego en tono de burla.
-Te diste
cuenta de eso… dijo Harry con un leve sonrojo, mientas su novia solo sonreía
divertida.
—. Las selecciones nacionales traen criaturas de su tierra para que
hagan una pequeña exhibición.
Durante la siguiente media hora se fue llenando lentamente la tribuna.
El señor Weasley no paró de estrechar la mano a personas que obviamente eran
magos importantes. Percy se levantaba de un salto tan a menudo que parecía que
tuviera un erizo en el asiento.
Nuevas
risas se dejaron escuchar en ese momento.
-En serio
Harry, eras divertido, porque nunca lo demostraste con nosotros he- le dijo
Fred.
-Tal vez
cuando crezcas con tu padre te nos unas en las bromas- comento George.
-Eso ya
lo veremos- dijo con cierta seriedad Lily, la verdad es que le gustaba algunas
actitudes de su hijo, y le gustaría no cambiar eso de él.
Cuando llegó Cornelius Fudge, el mismísimo ministro de Magia, la
reverencia de Percy fue tan exagerada que se le cayeron las gafas y se le
rompieron.
Fred,
George, Gideon y Fabián se solaron a reír nuevamente mientras que Percy se
sonrojaba por la pena.
Muy embarazado, las reparó con un golpe de la varita y a partir de ese
momento se quedó en el asiento, echando miradas de envidia a Harry, a
quien Cornelius Fudge saludó como si se tratara de un viejo amigo.
-Bueno,
ya se conocieron con anterioridad- comento Hugo- y fue bastante amable.
-Si, por
ahora, pero ya verás cómo es con nosotros en el siguiente libro- aseguro Ron- y
el que lo sustituyo no fue mejor- agregó para sorpresa de Fudge, eso quería
decir que lo sustituirían en algún momento.
-Valla,
ustedes no se llevaron con ningún ministro hasta que llegó él- dijo Draco
teniendo cuidado de no nombrar a Kingsley, pues tal vez el aun no sabía lo que
seria.
-Bueno, a
él lo conocimos desde antes y no puedes decir que sea alguien malo- aseguro
Hermione, y era cierto, ya que fue el mismo quien se encargó que se le diera un
juicio justo a su familia.
-En serio
siempre tienen que estar hablando de esa manera- les reclamo Sirius.
Ya se conocían, y Fudge le estrechó la mano con ademán paternal, le
preguntó cómo estaba y le presentó a los magos que lo acompañaban.
—Ya sabe, Harry Potter —le dijo muy alto al ministro de Bulgaria, que
llevaba una espléndida túnica de terciopelo negro con adornos de oro y parecía
que no entendía una palabra de inglés—. ¡Harry Potter...! Seguro que lo conoce:
el niño que sobrevivió a Quien-usted-sabe... Tiene que saber quién es...
-Seguro
lo conoce- comento Albus- y para no perder la costumbre vera directo a su
cicatriz.
El búlgaro vio de pronto la cicatriz de Harry y, señalándola, se puso
a decir en voz alta y visiblemente emocionado cosas que nadie entendía.
-Pero
cualquiera podría suponer que es lo que decía- comento James “S”- no es como si
su discurso fuera muy diferente a lo que dice el resto.
—Sabía que al final lo conseguiríamos —le dijo Fudge a Harry
cansinamente—. No soy muy bueno en idiomas; para estas cosas tengo que echar
mano de Barty Crouch.
-Deberían
de hacer algo respecto a eso- comento Ted- no me parece diligente que dependan
de un solo hombre para todo.
-Por lo
menos deberían tener más personas que pudieran servir de intérpretes a los
directores de departamentos- apoyo
Andrómeda- aunque tampoco veo mucha cooperación de parte de los búlgaros.
Ah, ya veo que su elfina doméstica le está guardando el asiento. Ha
hecho bien, porque estos búlgaros quieren quedarse los mejores sitios para
ellos solos...
Hermione
negó con la cabeza, esa mentalidad de los magos de tomar en cuenta a esas
criaturas le molestaba.
-Y pesar
que si entendía todo- comento por lo bajo Ron a Harry que sonrió.
¡Ah, ahí está Lucius!
-Eso pude
ser problemático- comento Remus- hay mucha tensión entre él y los chicos.
-Y no
solo de ellos- apoyo Dora- la última vez que Arthur y ese se encontraron
terminaron peleando.
-Seria un
gran escándalo si lo hicieran- comento alce- no creo que sea algo que Lucius
quiera algo como eso.
-Aun así
no perderá la oportunidad de molestarlos- aseguro Frank- lo mejor será que se
concentren en el juego.
Harry, Ron y Hermione se volvieron rápidamente. Los que se encaminaban
hacia tres asientos aún vacíos de la segunda fila, justo detrás del padre de
Ron, no eran otros que los antiguos amos de Dobby: Lucius Malfoy, su hijo Draco
y una mujer que Harry supuso que sería la madre de Draco.
-Por fin
apareces prima- comentó Sirius- es una lástima que sea en ese momento cuando
debes tener la misma actitud de mierda que este
-¡Sirius!-
le reprendió Marlene aunque no estaba tan segura que fuera mentira.
Harry y Draco Malfoy habían sido enemigos desde su primer día en
Hogwarts.
-Para ser
justos, fue desde el expreso de Hogwarts- comento el rubio con cierta
diversión.
De piel pálida, cara afilada y pelo rubio platino, Draco se parecía
mucho a su padre. También su madre era rubia, alta y delgada, y habría parecido
guapa si no hubiera sido por el gesto de asco de su cara, que daba la impresión
de que, justo debajo de la nariz, tenía algo que olía a demonios.
Sirius y
Andrómeda bajaron la mirada con tristeza por su pariente, aunque venían de
diferentes épocas, se lamentaban que esa chica que era tan buen terminara
casada por ese tipo, y todo porque nunca fue tan asertiva como para evitar que
influenciaran.
Por su
parte Scorpius nunca había visto así a abuela paterna, y comparándola con la
mujer que estaba ahí, con la abuela que los visita en el futuro, no podía
evitarse preguntarse qué paso en ese intermedio donde su actitud cambio de esa
manera
— ¡Ah, Fudge! —Dijo el señor Malfoy, tendiendo la mano al llegar ante
el ministro de Magia—. ¿Cómo estás? Me parece que no conoces a mi mujer,
Narcisa, ni a nuestro hijo, Draco.
— ¿Cómo está usted?, ¿cómo estás? —Saludó Fudge, sonriendo e
inclinándose ante la señora Malfoy—. Permítanme presentarles al señor
Oblansk... Obalonsk... al señor... Bueno, es el ministro búlgaro de Magia, y,
como no entiende ni jota de lo que digo, da lo mismo.
Los
gemelos Weasley sonrieron divertidos, porque recordaban claramente que el
ministro búlgaro si sabía hablar y entender todo lo que decían.
Veamos quién más... Supongo que conoces a Arthur Weasley.
Fue un momento muy tenso. El señor Weasley y el señor Malfoy se
miraron el uno al otro, y Harry recordó claramente la última ocasión en que se
habían visto: había sido en la librería Flourish y Blotts, y se habían peleado.
Los fríos ojos del señor Malfoy recorrieron al señor Weasley y luego la fila en
que estaba sentado.
—Por Dios, Arthur —dijo con suavidad—, ¿qué has tenido que vender para
comprar entradas en la tribuna principal? Me imagino que no te ha llegado sólo
con la casa.
Todos los
pelirrojos familiares y amigos de la familia Weasley apretaron los puños para
contenerse, Lucius no dudaba e defender su posición, pero aun así no podía
evita sentir el peligro, lo cierto es que no tenía ni un solo aliado, pues ni
su esposa y su ho parecía que le brindarían ayuda si alguno de los presentes se
levantaba para atacarlo.
Fudge, que no escuchaba, dijo:
—Lucius acaba de aportar una generosa contribución para el Hospital
San Mungo de Enfermedades y Heridas Mágicas, Arthur. Ha venido aquí como
invitado mío.
-Y después
que tipos de aportaciones les ofrecía- espeto Ron.
-De todo
tipo, cualquier cosa era excusa para sobornarlo- respondió Draco. Para ese
punto Lucius no se sorprendía que su propio hijo hablara con tanta severidad de
él, incluso se podría decir que comenzaba a tener una sensación como de dolor
cada vez que lo hacía.
— ¡Ah... qué bien! —dijo el señor Weasley, con una sonrisa muy tensa.
El señor Malfoy observó a Hermione, que se puso algo colorada pero le
devolvió la mirada con determinación.
-Deberías
verlo de una forma más desafiante- aseguro Marlene- demostrarle que no le temes
a ese idiota.
-Aún era
muy joven, y si me sentía un poco intimidada- acepto Hermione.
-Pero por
lo menos debes fingir que no le temes, cualquier cosa para molestar a ese infeliz-
agrego Sirius.
Harry comprendió qué era lo que provocaba aquella mueca de desprecio
en los labios del señor Malfoy: los Malfoy se enorgullecían de ser de sangre
limpia; lo que quería decir que consideraban de segunda clase a cualquiera que
procediera de familia muggle, como Hermione. Sin embargo, el señor Malfoy no se
atrevió a decir nada delante del ministro de Magia.
-Claro
que no, debe de mantener su imagen como buen benefactor, es lo que más le
importa- aseguro Remus.
Con la cabeza hizo un gesto desdeñoso al señor Weasley, y continuó
caminando hasta llegar a sus asientos. También Draco lanzó a Harry, Ron y
Hermione una mirada de desprecio, y luego se sentó entre sus padres.
Incluso
los presentes podían sentir un poco de la atención que debieron de sentir todos
ellos en ese momento, era una suerte que los demás presentes influyeran para
que nada malo ocurriese.
—Asquerosos —murmuró Ron cuando él, Harry y Hermione se volvieron de
nuevo hacia el campo de juego.
Un segundo más tarde, Ludo Bagman llegaba a la tribuna principal como
si fuera un indio lanzándose al ataque de un fuerte.
-¿Y cómo
es eso?- preguntaron Gideon y Fabián.
-Después
se los explicamos- les respondo para cualquier cosa Harry, que si bien algunos
más también les intrigo la declaración no era algo realmente importante.
— ¿Todos listos? —preguntó. Su redonda cara relucía de emoción como un
queso de bola grande—. Señor ministro, ¿qué le parece si empezamos?
—Cuando tú quieras, Ludo —respondió Fudge complacido.
Ludo sacó la varita, se apuntó con ella a la garganta y dijo:
— ¡Sonorus! —Su voz se alzó por encima del estruendo de la multitud
que abarrotaba ya el estadio y retumbó en cada rincón de las tribunas—. Damas y
caballeros... ¡bienvenidos! ¡Bienvenidos a la cuadringentésima vigésima segunda
edición de la Copa del Mundo de quidditch!
-Bien,
por fin James estará dejara de molestar con el tema del capítulo- comento
Alice.
-No
estará complacido hasta que lea el inicio del partido- aseguro Lily, pues
suponía que primero hablarían de la presentación de mascota.
Los espectadores gritaron y aplaudieron. Ondearon miles de banderas, y
los discordantes himnos de sus naciones se sumaron al jaleo de la multitud. El
enorme panel que tenían enfrente borró su último anuncio (Grageas multisabores
de Bertie Bott: ¡un peligro en cada bocado!)
-Y aun
cuando ellos mismo lo advierten le continúan comprando cintos de cajas, es
impresionante- comento Fabián.
-Sí, pero
debes de admitir que es la emoción de encontrarte o evadir ciertos sabores- agrego
Gideon.
Y mostró a continuación: BULGARIA: 0; IRLANDA: 0.
—Y ahora, sin más dilación, permítanme que les presente a... ¡las
mascotas del equipo de Bulgaria!
Las tribunas del lado derecho, que eran un sólido bloque de color
escarlata, bramaron su aprobación.
—Me pregunto qué habrán traído —dijo el señor Weasley, inclinándose en
el asiento hacia delante. ¡Aaah! —De pronto se quitó las gafas y se las limpió
a toda prisa en la tela de la túnica—. ¡Son veelas!
-Valla
truco de los búlgaros para recibir apoyo a su equipo- comento Sirius- después
de eso cualquiera apoyaría a Bulgaria.
-Pero
solo será por un momento, el efecto de veelas desaparear después de un rato-
comento Bill.
— ¿Qué son vee...?
Pero un centenar de veelas acababan de salir al campo de juego, y la
pregunta de Harry quedó respondida. Las veelas eran mujeres, las mujeres más
hermosas que Harry hubiera visto nunca... pero no eran (no podían ser) humanas.
-Bueno se
podgían considegag seges semi-humanas con ciegtas cualidades mágicas- exclamo
Fleur.
-Sí,
pueden atraer fuertemente a casi todos los hombres- comento Victoire.
-Pero
entiendo que también pueden ser peligrosos no- intervino Charlie.
-Claro,
si una veela se enoja su rostros se convierten en algo parecido a la cabeza de
un ave con picos largos y también pueden lanzar bolas de fuego de sus manos-
respondió Victoire.
-Huy
Bill, ahí te van a tener pero que bien cortito, no quiero imaginar cómo te las
arreglas- comento Fred.
-Y el
joven Teddy también deberá tener cuidado, que peligrosas parejas escogieron-
apoyo George.
-Eso no
es ciegto- aseguro un poco ofendida Fleur- nuestra similitud con mi abuela se
limita a nuestga habilidad paga seducirga los hombges- se explicó.
-Lo
sabemos querida, ya sabes cómo ese par de molestos- medio Bill, su esposa no se
convertía en una especie de arpía, pero si se enojaba, sin duda podría ser tan
peligrosa como su madre.
Esto lo desconcertó por un momento, mientras trataba de averiguar qué
eran realmente: qué podía hacer brillar su piel de aquel modo, con un
resplandor plateado; o qué era lo que hacía que, sin que hubiera viento, el
pelo dorado se les abriera en abanico detrás de la cabeza.
James fue
leyendo como la música comenzó y las veelas comenzaron a aislar atrayendo la
atención de todos.
A medida que las veelas aumentaban la velocidad de su danza, unos
pensamientos desenfrenados, aún indefinidos, se iban apoderando de la aturdida
mente de Harry.
-Huy eso
puede ser peligrosos- exclamo Sirius- imagínense que el cachorro empiece a
desfogar sus instintos salvajes con la pelirroja en medio de…
-¡¡Sirius
cierra la boca!!- gritaron Harry, Ginny y los hermanos de esta.
-Pero es
que dice que tuvo pensamientos…
-Pero no
de ese tipo- le grito nuevamente Harry.
Quería hacer algo muy impresionante, y tenía que ser en aquel mismo
instante. Saltar desde la tribuna al estadio parecía una buena idea... pero
¿sería suficiente?
—Harry, ¿qué haces? —le llegó la voz de Hermione desde muy lejos.
Cesó la música. Harry cerró los ojos y volvió a abrirlos. Se había
levantado del asiento, y tenía un pie sobre la pared de la tribuna principal.
El
pequeño Potter en verdad iba a saltar de las tribunas- comento Fabián.
A su lado, Ron permanecía inmóvil, en la postura que habría adoptado
si hubiera pretendido saltar desde un trampolín.
-Yo creo
que ron no estaba en mejores circunstancias- agrego Gideon.
-No creo
que ningún varón en el estadio se haya librado de sentir algo similar aseguro
Victoire.
El estadio se sumió en gritos de protesta. La multitud no quería que
las veelas se fueran, y lo mismo le pasaba a Harry. Por supuesto, apoyaría a
Bulgaria, y apenas acertaba a comprender qué hacía en su pecho aquel trébol
grande y verde.
-Comprendo
perfectamente- dijo Seamus- yo recibí un fuerte regaño de mi madre por mi
desvió en el apoyo de nuestro equipo.
-No creo
que haya sido justo, después de todo no fue tu culpa verte influenciado-
comento Neville
Ron, mientras tanto, hacía trizas, sin darse cuenta, los tréboles de
su sombrero. El señor Weasley, sonriendo, se inclinó hacia él para quitárselo
de las manos.
—Lamentarás haberlos roto en cuanto veas a las mascotas de Irlanda —le
dijo.
-Puede
ser, además que ya no estará bajo la influencia de las veelas- comento Luna.
— ¿Eh? —musitó Ron, mirando con la boca abierta a las veelas, que
acababan de alinearse a un lado del terreno de juego.
Hermione chasqueó fuerte la lengua y tiró de Harry para que se
volviera a sentar.
— ¡Lo que hay que ver! —exclamó.
-Es que
lo hombres pueden ser muy idiotas- aseguro Hermione.
-Unos más
que otros, y aunque traten de negarlo siempre terminan demostrando que es
cierto- apoya Andrómeda.
-Por
suerte se pueden moldear un poco, no mucho, pero siempre es mejor que nada-
aseguro Lily- solo se requiere a la mujer indicada- agrego viendo de reojo a
Marlene.
-Bueno,
¿hasta cuándo van a estar atacando a nuestro genero he?- exclamo Sirius- porque
ustedes no son precisamente
-Solo
ignóralas Sirius-le interrumpió Remus- será peor si te pones a discutir con
ellas, mejor deja las cosas como están.
-Eso
demuestra que no todos los hombres son tan idiotas- agrego Dora abrasando al
castaño.
-Tu solo
conócelo un poco y luego nos cuentas sobrina.
-Ahora
las estas apoyando canuto ¿quién te entiende?- le recrimino en burla James
antes de retomar la lectura.
—Y ahora —bramó la voz de Ludo Bagman— tengan la bondad de alzar sus
varitas para recibir a... ¡las mascotas del equipo nacional de Irlanda!
En aquel momento, lo que parecía ser un cometa de color oro y verde
entró en el estadio como disparado, dio una vuelta al terreno de juego y se
dividió en dos cometas más pequeños que se dirigieron a toda velocidad hacia
los postes de gol. Repentinamente se formó un arco iris que se extendió de un
lado a otro del campo de juego, conectando las dos bolas de luz.
-El color
verde y el arcoíris- comento Frank- algo muy característico de Irlanda, solo
falta la olla de oro.
-Creo que
ya se cuáles son las mascotas del equipo de Irlanda- comento Charlie, sería
casi obvio penando en el comentario del auror
La multitud exclamaba « ¡oooooooh!» y luego « ¡aaaaaaah!», como si
estuviera contemplando un castillo de fuegos de artificio. A continuación se
desvaneció el arco iris, y las dos bolas de luz volvieron a juntarse y se
abrieron: formaron un trébol enorme y reluciente que se levantó en el aire y
empezó a elevarse sobre las tribunas.
-El
trébol era algo que simplemente no podía faltar- comento Seamus.
-No se
puede hablar de Irlanda sin que llegue a la mente la imagen de un trébol apoyo
Deán
De él caía algo que parecía una lluvia de oro.
— ¡Maravilloso! —exclamó Ron cuando el trébol se elevó sobre el
estadio dejando caer pesadas monedas de oro que rebotaban al dar en los
asientos y en las cabezas de la multitud.
-Si, a mí
me cayeron dos directo en la cabeza- comento Neville sobándose la zona donde
impactaron- fue algo dolorosos- agrego provocado la risa de varios.
-Pero eso
puede pasar, después de todo son monedas de oro- comento un joven de
Gryffindor.
-Unas los
seducen y otros los sobornan, valla forma de atraer apoyo a sus equipos- bromeo
Gideon.
Entornando los ojos para ver mejor el trébol, Harry apreció que estaba
compuesto de miles de hombrecitos diminutos con barba y chalecos rojos, cada
uno de los cuales llevaba una diminuta lámpara de color oro o verde.
— ¡Son leprechauns! —explicó el señor Weasley, alzando la voz por
encima del tumultuoso aplauso de los espectadores, muchos de los cuales estaban
todavía buscando monedas de oro debajo de los asientos.
-Se
llevaran una gran sorpresa después- comentó Percy, tal parecía que muchos de
las personas no sabían que en un par de horas todas esas odas que juntaron se
desvanecerían.
— ¡Aquí tienes! —Dijo Ron muy contento, poniéndole a Harry un montón
de monedas de oro en la mano—. ¡Por los omniculares! ¡Ahora me tendrás que
comprar un regalo de Navidad, je, je!
-He Ron,
¿no sabías que el oro de leprechauns…?-comenzó Bill
-Se
desaparecen es pues de un tiempo- termino Ron interrumpiendo a su hermano
sorprendiendo (y decepcionando) a los presentes que no lo sabían- no, lo supe
hasta bastante tiempo después.
-Y de
seguro cuando lo descubriste te sentiste mal porque no le pagaste nada- aseguro
Charlie conociendo la actitud de su hermano.
El enorme trébol se disolvió, los leprechauns se fueron hacia el lado
opuesto al que ocupaban las veelas, y se sentaron con las piernas cruzadas para
contemplar el partido.
—Y ahora, damas y caballeros, ¡demos una calurosa bienvenida a la
selección nacional de quidditch de Bulgaria! Con ustedes... ¡Dimitrov!
James fue
leyendo la presentación y aparición de los miembros del equipo de Bulgaria,
desde Dimitrov
pasando Ivanova Zograf, Levski, Vulchanov! Volkov hasta llegar a Krum
— ¡Es él, es él! —gritó Ron, siguiendo a Krum con los omniculares.
Harry se apresuró a enfocar los suyos.
Viktor Krum era delgado, moreno y de piel cetrina, con una nariz
grande y curva y cejas negras y muy pobladas. Semejaba una enorme ave de presa.
Costaba creer que sólo tuviera dieciocho años.
-Un tipo
mayor, famoso, de cuerpo bien formado- comento Sirius- entonces como lo
cambiaste a él por un pelirrojo sin chiste.
-¡¡Sirius!!-
reclamaron Hermione y ron el mismo tiempo.
-Solo
digo que de ser yo...
-Tú
cambiabas de novia más rápido que de calzones- le acuso Marlene.
-¿Y tú
como sabes cada cuando me cambio de calzones?, me has estado espiando o…
-Mejor
deja de fastidiar de una vez- rebatió Ron.
—Y recibamos ahora con un cordial saludo ¡a la selección nacional de
quidditch de Irlanda! —Bramó Bagman—. Les presento a... ¡Connolly!, ¡Ryan!,
¡Troy!, ¡Mullet!, ¡Moran!, ¡Quigley! yyyyyyyyy... ¡Lynch!
Leyeron
la aparición de los siete integrantes del equipo que entraron al estadio con
sus flamantes saetas de fuego.
—Y ya por fin, llegado desde Egipto, nuestro árbitro, el aclamado
Presimago de la Asociación Internacional de Quidditch: ¡Hasán Mustafá!
James
leyó la aparición y descripción del árbitro Mustafá quien termino abriendo la
caja de las bolas liberando las bludgers, la quaffle y la snitch.
-Muy bien
aquí comienza lo bueno- dijo de inmediato James mientras el y su nieto James
“S” se acomodaban en sus asiento a las espera a que comenzara a leer el
partido.
—¡Comieeeeeeeeenza el partido! —Gritó Bagman—. Todos despegan en sus
escobas y ¡Mullet tiene la quaffle! ¡Troy! ¡Moran! ¡Dimitrov! ¡Mullet de nuevo!
¡Troy! ¡Levski! ¡Moran!
Aquello era quidditch como Harry no había visto nunca.
-Lo mismo
pensé yo cuando papá y mamá nos llevaron a unos mundiales- comentó James “S”-
era completamente diferente a como lo jugamos en el colegio.
-Por
supuesto, esto es quidditch a un nivel superior- comento James- se requiera
mucha practica para poder llegar a estar en ese nivel- aseguro.
Se apretaba tanto los omniculares contra los cristales de las gafas
que se hacía daño con el puente. La velocidad de los jugadores era increíble:
los cazadores se arrojaban la quaffle unos a otros tan rápidamente que Bagman
apenas tenía tiempo de decir los nombres. Harry volvió a poner la ruedecilla en
posición de «lento», apretó el botón de «jugada a jugada» que había en la parte
de arriba y empezó a ver el juego a cámara lenta, mientras los letreros de
color púrpura brillaban a través de las lentes y el griterío de la multitud le
golpeaba los tímpanos.
-Son muy
eficientes esas cosas- comento Albus- pero no podrás segur el juego como se
debe, digo, en tiempo real.
James fue
narrando la formación cabeza de halcón que el equipo irlandés ejecutaba y las
demás jugadas del resto de los integrantes de los equipos, claro, esto con el
juagada a jugada del aparato asta que
—¡TROY MARCA! —Bramó Bagman, y el estadio entero vibró entre vítores y
aplausos—. ¡Diez a cero a favor de Irlanda!
—¿Qué? —Gritó Harry, mirando a un lado y a otro como loco a través de
los omniculares—. ¡Pero si Levski acaba de coger la quaffle!
—¡Harry, si no ves el partido a velocidad normal, te vas a perder un
montón de jugadas! —le gritó Hermione, que botaba en su asiento moviendo los
brazos en el aire mientras Troy daba una vuelta de honor al campo de juego.
-Es lo
mismo que yo estaba diciendo- comento Albus.
-Si ya
sabemos que siempre tienes el apoyo de la tía Hermione, podrías dejar de
recordarlo- pidió con tono cansado James “S”.
Harry miró por encima de los omniculares, y vio que los leprechauns,
que observaban el partido desde las líneas de banda, habían vuelto a elevarse y
a formar el brillante y enorme trébol. Desde el otro lado del campo, las veelas
los miraban mal encaradas.
Enfadado consigo mismo, Harry volvió a poner la ruedecilla en
velocidad normal antes de que el juego se reanudara.
James
sigue comentado el partido junto a la observación de su hijo que pensaba que
los cazadores estaban perfectamente coordinados marcando otros dos tantos más.
Continua leyendo encomiando como el juego se volvía más rápido brutal, por fin
después de un rato los golpeadores de Bulgaria lograron dispersar a sus
oponentes para anotar su primer tanto.
—¡Meteos los dedos en las orejas! —les gritó el señor Weasley cuando
las veelas empezaron a bailar para celebrarlo.
-Es el
momento de la celebración de veelas- concluyo Luna- no creo que sea una gran
idea tener a esas criaturas en el estadio.
Harry además cerró los ojos: no quería que su mente se evadiera del
juego. Tras unos segundos, se atrevió a echar una mirada al terreno de juego:
las veelas ya habían dejado de bailar, y Bulgaria volvía a estar en posesión de
la quaffle.
—¡Dimitrov! ¡Levski! ¡Dimitrov! Ivanova... ¡ ¡eh!! —bramó Bagman.
Cien mil magos y brujas ahogaron un grito cuando los dos buscadores,
Krum y Lynch, cayeron en picado por en medio de los cazadores, tan veloces como
si se hubieran tirado de un avión sin paracaídas.
-Impresionante,-
comento Ted- pero no creo que juego pueda terminar tan rápido- agrego
suponiendo que estaban persiguiendo la snitch.
-No,
Harry aún no puede ver la snitch dijo James- lo más probable es que sea una
finta.
-¿Y tú
como sabes eso cornamenta?- le interrogo Sirius.
-Lo
deduje por lo que sigue en la lectura- respondió señalando el libro.
-James,
¿te estas adelantando otra vez?- exclamo Lily.
-Solo un
poco querida, si leeré todo lo viene solamente estoy esperando a que dejen de
hablar- se justificó el azabache continuando desde el punto en que Ted hizo su
intervención.
Harry siguió su descenso con los omniculares, entrecerrando los ojos
para tratar de ver dónde estaba la snitch...
—¡Se van a estrellar! —gritó Hermione a su lado.
Y así parecía... hasta que en el último segundo Viktor Krum frenó su
descenso y se elevó con un movimiento de espiral. Lynch, sin embargo, chocó
contra el suelo con un golpe sordo que se oyó en todo el estadio. Un gemido
brotó de la afición irlandesa.
—¡Tonto! —Se lamentó el señor Weasley—. ¡Krum lo ha engañado!
-Fue
similar a lo que Harry en un partido pasado- comentó Frank- claro que en su
caso su adversario no término estrellándose en el suelo.
.
-No creo
que él pudiera llegar tan lejos aun cuando se trata de quidditch- comento Alice
viendo al azabache.
-Yo creo
que si- aseguro Draco- pero siempre y cuando yo o alguno de mi casa estuviera
en la otra escoba.
—¡Tiempo muerto! —Gritó la voz de Bagman—. ¡Expertos medimagos tienen
que salir al campo para examinar a Aidan Lynch!
—Estará bien, ¡sólo ha sido un castañazo! —Le dijo Charlie en tono
tranquilizador a Ginny, que se asomaba por encima de la pared de la tribuna
principal, horrorizada—. Que es lo que andaba buscando Krum, claro...
-Qué
bueno que mamá era cazadora comento Albus por lo bajo hablándole a sus
hermanos.
-No lo
sé, ella tenía que enfrentarse a las bludger- respondió Lily “L" en el
mismo tono de voz.
Harry se apresuró a apretar el botón de retroceso y luego el de
«jugada a jugada» en sus omniculares, giró la ruedecilla de velocidad, y se los
puso otra vez en los ojos.
James fue
leyendo la descripción de la jugada vito
en cámara lenta mientras tenía el letrero del Amago de Wronski, y de cómo
después enfoco a Krum que en ese momento estaba en las alturas volteando a
todas partes deduciendo que estaba buscado la snitch.
-Bien
pudo haber hecho eso para tener ese tiempo libro y buscar tranquilamente-
comento Ted.
-Es
posible, algunos jugadores o entrenadores utilizan estrategias como esa-
comentó James- y les hace falta porque como se ve Irlanda será el ganador.
Finalmente Lynch se incorporó, en medio de los vítores de la afición
del equipo de Irlanda, montó en la Saeta de Fuego y, dando una patada en la
hierba, levantó el vuelo. Su recuperación pareció otorgar un nuevo empuje al
equipo de Irlanda. Cuando Mustafá volvió a pitar, los cazadores se pusieron a
jugar con una destreza que Harry no había visto nunca.
En otros quince minutos trepidantes, Irlanda consiguió marcar diez
veces más. Ganaban por ciento treinta puntos a diez, y los jugadores comenzaban
a jugar de manera más sucia.
-Al
parecer era algo característico para todos no solo para los de Slytherin-
comento Draco.
-Es
lamentable, pero cuando se llegan a puntos de desesperación como ese parecen
olvidad la nobleza del deporta- aseguro James
-Pero
ustedes lo hacían incluso cuando llevaban ventaja- se defendió Fred.
-Si, por
mucho que te hayas regenerado debes de admitirlo- agrego George.
James
continuó narrando el juego hasta que el árbitro reprendió al guardián búlgaro
por juego violento y concedió un penalti para Irlanda.
Cuando Mullet, una vez más, salió disparada hacia los postes de gol
Los leprechauns, que se habían elevado en el aire, enojados como un
enjambre de avispas cuando Mullet había sufrido la falta, se apresuraron en
aquel momento a formar las palabras: «¡JA, JA, JA!» Las veelas, al otro lado
del campo, se pusieron de pie de un salto, agitaron de enfado sus melenas y
volvieron a bailar.
-Las
mascotas ya se están peleando entre ellos- comento Dora- ese partido se está
poniendo muy intenso.
-Ojala y
no se arme un alboroto más grande, sería desastroso que eso ocurriera- apoyo
Remus.
Todos a una, los chicos Weasley y Harry se metieron los dedos en los
oídos; pero Hermione, que no se había tomado la molestia de hacerlo, no tardó
en tirar a Harry del brazo.
-Claro,
las mujeres no se ven afectadas por las habilidades de la veelas- comento
Victoire.
Él se volvió hacia ella, y Hermione, con un gesto de impaciencia, le
quitó los dedos de las orejas.
—¡Fíjate en el árbitro! —le dijo riéndose.
Harry miró el terreno de juego. Hasán Mustafá había aterrizado justo
delante de las veelas y se comportaba de una manera muy extraña: flexionaba los
músculos y se atusaba nerviosamente el bigote.
-Deberían
de sacar a las mascotas del estadio- comento James- están armando un gran
alboroto y además distraen al árbitro e incluso le podría dar una vetaba
injusta a Bulgaria.
-Oye
querido- comento Lily- estas seguro que no prefieres trabajar en el
departamento de deportes en lugar de ser auror- pregunto- por mi parte no me
preocuparía tanto por tu seguridad.
-Si lo he
pensado querida, pero sería muy emociónate convertirse en un auror y…
-Hmm,
estas seguro- dijo melosamente.
-He…
este… bueno…
-Ya te
está convenciendo- comento Remus con media sonrisa.
-Eso
pasa- apoyo Sirius- es inevitable, hasta mi sobrina te ha hecho cambiar a ti
lunático.
-La
primera insinuación del día- dijo con cansancio Remus
-Ha, ya
llevas el registro, dime, cuantas veces lo hice ayer
-Mejor
cállate y deja que James continúe-lo ignoro el castaño-
—¡No, esto sí que no! —Dijo Ludo Bagman, aunque parecía que le hacía
mucha gracia—. ¡Por favor, que alguien le dé una palmada al árbitro!
Un medimago cruzó a toda prisa el campo, tapándose los oídos con los
dedos, y le dio una patada a Mustafá en la espinilla.
Varios se
soltaron a reír por la forma que hicieron reaccionar al árbitro.
Mustafá volvió en sí. Harry, mirando por los omniculares, advirtió que
parecía muy embarazado y que les estaba gritando a las veelas, que habían
dejado de bailar y adoptaban ademanes rebeldes.
—Y, si no me equivoco, ¡Mustafá está tratando de expulsar a las
mascotas del equipo búlgaro! —Explicó la voz de Bagman—. Esto es algo que no
habíamos visto nunca... ¡Ah, la cosa podría ponerse fea...!
-No, pero
tendría motivos para hacerlo, están causando bastantes distracciones- comento
Frank.
-Pero
también debería hacer lo mismo con los leprechauns solo para ser justos- agrego
Alice.
Y, desde luego, se puso fea: los golpeadores del equipo de Bulgaria,
Volkov y Vulchanov, habían tomado tierra uno a cada lado de Mustafá, y
discutían con él furiosamente señalando hacia los leprechauns, que acababan de
formar las palabras: «¡JE, JE, JE!»
-Esas
criaturas tienen un buen sentido del humor- comentó George divertido.
-No
podían perder la oportunidad de burlarse de su regaño- agrego Fred.
-Sí, son
muy similares a ustedes- comedio Ginny.
Pero a Mustafá no lo cohibían los búlgaros: señalaba al aire con el
dedo, claramente pidiéndoles que volvieran al juego, y, como ellos no le hacían
caso, dio dos breves soplidos al silbato.
—¡Dos penaltis a favor de Irlanda! —gritó Bagman, y la afición del
equipo búlgaro vociferó de rabia
-Eso les
pasa por ardidos- aseguro Sirius- solo era una pequeña broma, no era para
ponerse a reclamar.
-Si
claro, como si tú fueras tan tolerante en esos casos- le recrimino Marlene de
inmediato.
—. Será mejor que Volkov y Vulchanov regresen a sus escobas... Sí...
ahí van... Troy toma la quaffle...
James fue
narrando como el juego alcanzo nuevo nivel de ferocidad al punto en el los
golpeadores golpeaban a los jugados en lugar que las bludger lo que llevo que
le marcaran una falta contra el equipo de Irlanda con lo que los leprechauns
hicieron la forma de una mano con un ademan grosero, lo cual a su vez provoco
que las velas adquirieran su aspecto como de arpías con alas escamosas desde
los hombros y lanzándoles fuego, cosa que Harry vio con claridad con sus
omniculares
-En serio
las cosas se están poniendo muy serios con relación a las mascotas- aseguro
Andrómeda- yo también creo que deberían sacarlas del estadio.
—¡Por eso, muchachos —gritó el señor Weasley para hacerse oír por encima
del tumulto—, es por lo que no hay que fijarse sólo en la belleza!
-Para lo
que le sirvió ese consejo a Ron- aseguro Hermione recordando su plática cuando
estaban buscando pareja para el baile.
-Bueno
ya, no había madurara en ese entonces- se defendió el pelirrojo.
-¡Entonces
¿en alguna momento maduraste?!- dijeron en burla y al mismo tiempo los gemelos
Weasley.
-Ya
cállense- es rebatió Ron.
Los magos del Ministerio se lanzaron en tropel al terreno de juego
para separar a las veelas y los leprechauns, pero con poco éxito. Y la batalla
que tenía lugar en el suelo no era nada comparada con la del aire. Harry movía
los omniculares de un lado para otro sin parar porque la quaffle cambiaba de
manos a la velocidad de una bala.
-Es una
pena que esas cosas ocurran en un juego del mundial como ese- se lamentó James.
-Si tan
solo así de serio fueras para todo amor- comento Lily dándole un beso en la
mejilla su novio.
—Levski... Dimitrov... Moran... Troy... Mullet... Ivanova... De nuevo
Moran... Moran... ¡Y MORAN CONSIGUE MARCAR!
-Se
tardaba más en nombrar a los jugadores que la quaffle en pasar de manos-
comento Deán.
Pero apenas se pudieron oír los vítores de la afición irlandesa,
tapados por los gritos de las veelas, los disparos de las varitas de los funcionarios
y los bramidos de furia de los búlgaros. El juego se reanudó enseguida: primero
Levski se hizo con la quaffle, luego Dimitrov...
-La
verdad veo muy difícil que los búlgaros consigan ganar en ese momento- aseguro
Ted- al parecer ese Krum no era suficiente para asegurar su victoria.
James
leyó como el partido continuaba y como un golpeador de Irlanda arrojo una
bludger que le dio a Krum en el rostro y presumiblemente le rompió la nariz por
el sangrado, pero ese hecho paso desapercibido por el árbitro pues su escoba
estaba en llamas por el ataque de una veela.
Harry estaba deseando que alguien interrumpiera el partido para que
pudieran atender a Krum.
-Igual
que tu cuando te rompiste el brazo en el segundo año- comento Ginny con cierto
tono de reprimenda.
Aunque estuviera de parte de Irlanda, Krum le seguía pareciendo el
mejor jugador del partido. Obviamente, Ron pensaba lo mismo.
—¡Esto tiene que ser tiempo muerto! No puede jugar en esas
condiciones, míralo...
-Pero eso
no importo, incluso Krum continuo jugando sin importe eso- comentó Seamus-
aunque no es como si le sirviera mucho- comento por lo bajo para sus amigos que
estaba cerca.
—¡Mira a Lynch! —le contestó Harry.
El buscador irlandés había empezado a caer repentinamente, y Harry comprendió
que no se trataba del «Amago de Wronski»: aquello era de verdad.
—¡Ha visto la snitch! —Gritó Harry—. ¡La ha visto! ¡Míralo!
James
narro la dramática escena entre los dos buscadores por conseguir la snitch.
—¡Van a estrellarse! —gritó Hermione.
—¡Nada de eso! —negó Ron.
—¡Lynch sí! —gritó Harry.
-Esta vez
sí va tras la snitch pero el final le resultado fue el mismo- comento Lily.
Y acertó. Por segunda vez, Lynch chocó contra el suelo con una fuerza
tremenda, y una horda de veelas furiosas empezó a darle patadas.
-Tienen
una pésima actitud- aseguro Frank- creo que eso debería quedar como precedente
para futuros juegos de ese calibre.
—La snitch, ¿dónde está la snitch? —gritó Charlie, desde su lugar en
la fila.
La tiene...! ¡Krum la tiene...! ¡Ha terminado! —gritó Harry.
Krum, que tenía la túnica roja manchada con la sangre que le caía de
la nariz, se elevaba suavemente en el aire, con el puño en alto y un destello
de oro dentro de la mano.
-Ahora
podrán atenerle la herida- comentó Alice
El tablero anunció «BULGARIA: 160; IRLANDA: 170» a la multitud, que no
parecía haber comprendido lo ocurrido.
-Por
supuesto, de nada sirvió que atrapara la snitch, la ventaja que tenía no era
suficiente para ganar- comento un joven de Gryffindor.
-De hecho
fue una buena decisión- aseguro James- el esquipo de Irlanda estaba muy bien
organizo se veía muy difícil que pudieran superarlo si continuaba el juego, por
lo menos así su derrota fue solo de 10 puntos.
Luego, despacio, como si acelerara un enorme Jumbo, un bramido se alzó
entre la afición del equipo de Irlanda, y fue creciendo más y más hasta
convertirse en gritos de alegría.
—¡IRLANDA HA GANADO! —voceó Bagman, que, como los mismos irlandeses,
parecía desconcertado por el repentino final del juego—. ¡KRUM HA COGIDO LA
SNITCH, PERO IRLANDA HA GANADO! ¡Dios Santo, no creo que nadie se lo esperara!
-Nosotros
si- aseguraron los gemelos inflando el pecho.
-No
entiendo- comento Draco- el partido termino como ustedes predijeron, pero aun
así les salió mal apuesta, no entiendo.
-Bueno
si, nosotros ganamos todas las apuestas- comenzó Fred.
-Pero
digamos que Bagman no era tan bueno quería parecer- termino George, después de
todo tarde o temprano sabrían todo de sus trucos sucios.
No era
necesario decir más, tanto para Draco como para mucho mas era evidente que
Bagman de alguna forma se escapó con todo el dinero sin pagarles.
—¿Y para qué ha cogido la snitch? —exclamó Ron, al mismo tiempo que
daba saltos en su asiento, aplaudiendo con las manos elevadas por encima de la
cabeza—. ¡El muy idiota ha dado por finalizado el juego cuando Irlanda les
sacaba ciento sesenta puntos de ventaja!
—Sabía que nunca conseguirían alcanzarlos —le respondió Harry,
gritando para hacerse oír por encima del estruendo, y aplaudiendo con todas sus
fuerzas—: los cazadores del equipo de Irlanda son demasiado buenos. Quiso
terminar lo mejor posible, eso es todo...
-Eso es
muy cierto hijo mío- aseguró con orgullo James- no fuiste muy analítico pero me
alegra que tengas el mismo instinto para el juego que yo.
-Y
también tu suerte para terminar lesionado por el quidditch- acuso Lily.
-Bueno,
si los comparamos, las veces que Harry ha estado en la enfermetria por culpa
del quidditch son menores a la de James.- razono Remus.
-Valla
forma de apoyarme colega- le ácueo el azabache.
-Pero
resulto o no- le regreso el oji miel notando más tranquila a la pelirroja.
—Ha estado magnífico, ¿verdad? —dijo Hermione, inclinándose hacia
delante para verlo aterrizar, mientras un enjambre de medimagos se abría camino
hacia él entre los leprechauns y las veelas, que seguían peleándose—. Está
hecho una pena...
-Oye, se
me acaba de ocurrir algo- comentó Gideon- si él es de Bulgaria, ¿cómo y cuándo
es que se conocieron ustedes?- pregunto a la futura esposa de su sobrino.
-Es
cierto, no es como si ese famoso jugador valla de paseo por Hogwarts o algo por el estilo- apoyo Fabián
-Ya lo
verán en su momento- les dijo Hermione- de hecho su respuesta deberá estar en
algunos cuantos capítulos más.
James
leyó como era difícil distinguir lo que ocurrió incluso con los omniculares, de
cono Krum no dejaba que lo atendieran y las mascotas de Irlanda festejaban (al
igual que todos sus seguidores) y las de Bulgaria se deprimían y recuperaban su
aspecto anterior.
—«Vueno», hemos luchado «vrravamente» —dijo detrás de Harry una voz
lúgubre. Miró hacia atrás: era el ministro búlgaro de Magia.
—¡Usted habla nuestro idioma! —dijo Fudge, ofendido—. ¡Y me ha tenido
todo el día comunicándome por gestos!
—«Vueno», eso fue muy «divertida» —dijo el ministro búlgaro,
encogiéndose de hombros.
Varios de
los presentes se rieron por ocurrencia del primer ministro Búlgaro, entonces
recordaron todo lo que decía Fudge creyendo que lo entendía, y el ismo Fudge se
sentía avergonzado por no haber sabido comportarse con su homólogo de otro
país.
—¡Y mientras la selección irlandesa da una vuelta de honor al campo,
escoltada por sus mascotas, llega a la tribuna principal la Copa del Mundo de
quidditch! —voceó Bagman.
James
narro la llegada de la enorme copa de oro que fue entregada a Fudge
(contrariado por la revelación del ministro Búlgaro) mientras que con un
aplauso el equipo búlgaro iba pasando uno en uno para llegar a los primeros
ministros y recibir un saludo de parte de ellos.
Krum, que estaba en último lugar, tenía realmente muy mal aspecto. Los
ojos negros relucían en medio del rostro ensangrentado. Todavía agarraba la
snitch. Harry percibió que en tierra sus movimientos parecían menos ágiles. Era
un poco patoso y caminaba cabizbajo.
-Claro,
no es lo mismo estar en suelo que sobre una escoba- comento Ted.
-Y de
seguro estará deprimido porque no pudieron ganar- apoyo Andrómeda.
Pero, cuando Bagman pronunció el nombre de Krum, el estadio entero le
dedicó una ovación ensordecedora.
La
lectura continua con la llegada del equipo ganador de Irlanda que recibieron la
brillante copa para dar una segunda vuelta de honor por el estadio Bagman se
apuntó con la varita a la garganta y susurró: ¡Quietus!
—Se hablará de esto durante años —dijo con la voz ronca—. Ha sido un
giro verdaderamente inesperado. Es una pena que no haya durado más... Ah, ya...
ya... ¿Cuánto os debo?
Fred y George acababan de subirse sobre los respaldos de sus butacas y
permanecían frente a Ludo Bagman con una amplia sonrisa y la mano tendida hacia
él.
-Bueno,
es el final- informo James- fue un gran partido sin duda alguna, ojalá podremos
verlo en su tiempo- dijo con ilusión de ser él y no Arthur el que llevara a su
hijo al partido.
-Por lo
menos ya te calmaras un poco- comento Lily- al menos hasta que lleguen los
partido de la escuela.
Los
jóvenes del futuro se vieron entre ellos, ese año no habría partidos de
quidditch, pero claro, la opción no estuvo nada mal, al menos para la mayoría,
pues pensaba que ni a James ni a Lily les alegraría saber que su hijo estuvo
involucrado en algo tan problemático.
Estuvo increibleeee el capitulo.
ResponderEliminarFuera bueno que apareciera angela la q le gusta a albus
Me alegra que te gustara. sin duda sería algo divertido, bueno, no tanto para Albus que tendría que soportar a los bromistas.
EliminarYa actualizó.
Como siempre super fantastico. Me encanto la parte de sirius y merlene me dio full ternura son super cute ¿cuando van hacer novios? Que risa harry y ginny (pobrecitos).
ResponderEliminarNos leemos el proximo martes (espero)
Gracias por pensar eso.
EliminarQué bueno que te gusto la parte de Sirius y Marlene, y descuida, no falta mucho para que sean novios.
Quería agregar esa arte de Harry y Ginny desde hacía varios capítulos, y por fin lo pudo agregar.
No es martes pero ya actualizo.
Otro capitulo increible. Lo que mas me gusto fue la relación cada vez mas cercana y estrecha de Dora y Remus,la forma en como escribiste que esa platica los ayudo a controlar sus instintos me encanto;la plática bochornosa de Harry y Ginny con sus madres y la interacción entre Sirius y Marlene, como dijeron arriba ¿cuando van a ser novios?
ResponderEliminarNos leemos el proximo martes.
Gracias alguien me apoya con eso jajaja
EliminarGracias.
EliminarPues si, es que Remus y dora deben comenzar a sentirse más cómodos de estar así de cerca, ya después podrán tener alguna interacción más intensa.
en particular pensé que Harry no había experimentado algo así de común, y además bochornosos, y que mejor forma de intensificarlo todo que teniendo a su novia al lado jeje.
Si, concuerdo que su juego del gato y el ratón ha durado bastante, ya pronto formalizaran lo suyo.
Ya actualizo.
Hay q hacer algo justo cada vez q usted se demore tiene que subir 2 capitulos :)
ResponderEliminarJAJAJA, mira que ingeniosa he…
EliminarCréeme que lo penare.