miércoles, 6 de diciembre de 2017

Capítulo 82.- La primera prueba


La mañana despuntaba bien y tranquila, como ya se estaba haciendo rutita los estudiantes se comenzaban a despertar de su letargo, seguido de una sesión para asearse y despertarse para despues ir a desayunar t continuar con un día de intensa lectura. Lo único novedoso era la impaciencia por saber lo que ocurriría en la primera prueba del protagonista del libro, o al menos eso era lo más novedoso para casi todos los del castillo, pues los miembros dentro de la sala de menesteres tenían sus propios asuntos.
Empezando por el lado amable, y omitiendo el despertar de la mayoría de los presentes, una pareja se había despertado de muy buen humor, si bien habían pasado buena parte de la noche hablando entre algún que otro beso, ni Neville ni Luna parecían muy cansados, de hecho, se veían bastante felices, lo cual era de agrado para sus padres al ver la caótica vida que su pequeño había tenido con ellos ausentes. En oposición, hubo más de los presentes que no habían tenido una muy agradable noche de sueño, Albus Severus, por ejemplo.
El segundo de los hermanos Potter salió de la habitación que compartía con su familia con unas claras ojeras, su noche habría sido de los más normar si cierta pelirroja no hubiera entrado a la habitación con su mamá, si bien para ese momento ya estaba recostado en la cama (lo que le facilito hacerse el dormido) escucho claramente la voz de Ángela (el más que nadie la reconocería) lo cual lo puso bastante nervioso.
-cielos primo- exclamo sorprendida Rose que también había salido de su habitación- que sorpresa, no sueles levantarte tan temprano, ¿y que es esa cara? - pregunto al ver sus ojeras.
-no pudo dormir bien- respondió con simpleza el azabache.
- ¿y eso por qué? - indago un poco preocupada
-no importa
-pero…
-no importa Rose
-cielos, pero que horrible cara tienes- exclamo Scorpius que se había acercado a ellos.
-tu tampoco eres una belleza Scor- le rebatió un poco molesto
-sabes a que me refiero- dijo- parece que no dormiste nada anoche
-es no durmió bien pero no quiere decirme la razón de eso- explico Rose
-ya te dije, no imp…- el reclamo del joven quedo en el aire cuando la puerta del cuarto de los Potter se habría y por ella salía la compañera de los tres jóvenes.
-ha, hola chicos, buenos días- saludo Ángela
-buenos días- saludaron Rose y Scorpius.
-Buenos días Albus, dormiste bien- dijo dirigiéndose a él directamente
-S… si- dijo bastante bajo, y con la mirada baja, al final se generó un silencio un poco incómodo.
-bueno, nos vemos en el desayuno- dijo al final Ángela dejando al trio solo.
-no, te atrevas- dijo con firmeza al ver como la cara de asombro de su amigo cambiaba a una risa un tanto de burla, una sonrisa muy similar a la que su querida prima tenía en ese momento.
-así que…
-no hables
-Ángela durmió en su habitación
-Rose- reclamo el chico.
-o por Merlín, lo que daría por ver las estupideces que hiciste cuando ella entro- dijo entre risas el rubio.
-no hice nada, ya estaba en la cama y me hice el dormido
-no pudiste dormir al saber que ella estaba ahí, creo que eso es bastante estúpido- aseguro la pelirroja.
-ya dejen de burlarse- les reclamo Albus- no sé qué pensaba mi mamá al llevarla, la habitación habría aparecido un cuarto para ella sola.
-vamos Al, no es tan malo- dijo Rose palmeándole la espalda en señal de ánimo, pero conservando la misma sonrisa- sin duda tu mamá recuerda como actuaba ella cuando se enamoró de tu papá y trata de ayudarte, tal vez teniéndola cerca te acostumbres y empieces a ser tú mismo.
-o tal vez terminaras rompiendo todo lo que hay en el castillo empezando por tu cama o incluso con alguna pierna rota por haberte tropezado o algo así.
-Scorpius- le reclamo la chica- no es momento para burlas,
-bien, eta bien- concedió el joven- pero entonces que aremos
-vamos a desayunar- dijo tajantemente Albus alejándose de sus amigos y saliendo de la sala.
Si bien el joven Potter sabía que no podía escapar para siempre de esa platica, esperaba enfrentarla cuando tuviera un poco más entereza pues estaba hambriento y cansado.
En otra parte de la sal de menesteres Sirius esperaba a sus amigos con un poco de mal humor, él no era alguien que se levantara temprano pero su novia Marlene si, y ademas de eso parecía que tenía poca paciencia, pues, aunque los amigos del animago pueden pasar unos minutos de tratando de levantarlo y/o hacían dos, tres o hasta cuatro intentos ”civilizados” para despertarlo, pro Marlene no, ella solo hizo un intento (que al final fue infructuoso) antes de dejarlo completamente empapado.
-buenos días canuto- saludo un cansado James
-valla, se ve que tuviste acción anoche- le dijo medio en burla- nunca creí que la pelirroja te dejaría así
-olvida eso canuto- le dijo a la defensiva el azabache, no quería explicarle como su novia lo había utilizado anoche y mucho menos la curiosa salida nocturna que tuvo con que el que se suponía que era su peor enemigo.
-cielos, no es bueno cuando te pones así de serio- exclamo el animago.
-ya sabes que Lily no se comporta como habitualmente lo hace, y no puedo evitar pensar que me aproveche de eso
-pero si fue ella la que se aprovechó de ti
-Sirius, por favor- le detuvo- por hoy no digas nada
-eso es lo que he querido desde hace días- agrego Remus que llegaba con ellos.
-cielos, tú también estas hecho una belleza he lunático- ironizo el joven.
Remus se veía tan cansado y con unas ojeras que se comparaban a las que tenía James en ese mismo momento, pero la inspección de lo demacrado que se veía se interrumpió por el sonido de una metamorfomaga (que estaba de los más fresca y descansada) que se dirigía a la habitación de sus padres.
-pero que tienen la pelirroja y mi sobrina para dejarlos tan jodidos
-lo que evidentemente Marlene no hizo contigo- le reclamo James aun sin querer explicar su situación- aunque es muy curioso que tu salieras así Remus, no creo que haya sido la misma situación que con Lily.
-miren- dijo de forma cansada suponiendo que sus amigos no dejarían el tema por la paz- si deben saberlo Dora y yo discutimos anoche y termine con una petrificación total sobre la cama.
-ha- exclamaron los otros dos- pero oye, yo ya he dormido petrificado y ni siquiera la primera noche termine tan, cansado- continuo James.
-no será que mi sobrina hizo algo más aparte de petrificarte- le pico Sirius, no esperaba una respuesta directa pero el sonrojo del licántropo fue más que suficiente- jajá lo sabía, así que dime, te torturo, te golpeo, se quitó toda la ropa y durmió sobre ti, te…
-Sirius- reclamo el castaño deteniendo a su amigo que había comenzado a hablar más rápido, pero de forma entendible.
-ha, entonces de las opciones dichas esa es la ganadora- continuo el oji gris.
-hay Remus, me compadecería de ti, pero tú tienes la culpa- el castaño le envió una mirad asesina- no me veas de esa manera, si aceptaras tu paternidad, porque estoy seguro que eso fue la razón de la discusión, no habrías pasado por todo eso.
-por favor James, ya suficientes problemas me trajo Lily con su jueguito como para que…
-pero si no es un juego, es la prueba de que tu…
-Sirius por favor no me vengas con tonterías
-las tonterías las dices tú- recalco James- no entiendo porque te reúsas a aceptarlo.
-porque es imposible, no creo que algo como eso pueda ocurrir
-eso se resuelve muy fácilmente- aseguro James deteniendo a su amigo que se disponía a ponerse de pie para comenzar con sus típicas amenazas físicas que decía cuando el castaño tenía sus ataques de inferioridad- resulta que tenemos la ventaja de tener a varias personas que conocen nuestro futuro- agrego- vamos a hablar con Harry, Hermione o hasta con el mismo Teddy y salgamos de dudas- esa declaración hizo que Sirius se le iluminara la cara y que Remus perdiera el poco color que tenía.
-pero… eso… eso podría ser peligroso- dijo con evidente miedo.
-no más de lo que ya estamos haciendo- aseguro James- no tienes por qué asustarte de hecho sería lo mejor para ti- prosiguió- siempre dices que no quieres que tus hijos hereden tu condición, si Teddy es tu hijo confirmaras que eso no ocurrirá, ya has visto que no tiene síntomas de licantropía.
-bueno, eso es una parte- acepto el castaño, ciertamente esa idea le resultaba muy reconfortante- pero aun así sigo siendo muy peligroso para…
-la otra noche no eras nada peligroso- le interrumpió Sirius- bueno, para nosotros si lo eras, nunca nos dejaste acercarnos cuando Dora abrasaba a su lobito.
-soy pobre- dijo de golpe y tajantemente, esperaba hacer entrar en razón (bueno, su tipo de razón) a sus amigos, pero estos parecían tener siempre un contra argumento a sus declaraciones.
-por el momento tal vez, pero ya vez que muchos en el futuro no son tan cerrados de mente, podrías dar clases en el colegio como en el tercer año de Harry y si ayudas a derrotar al idiota sin nariz serás más respetado.
-y que me dices de la edad
-a ti siempre te han gustado jóvenes, y dudo que a mi sobrina le importe un demonio que así sea, ademas somos magos, tenemos la suerte de ser muy longevos, solo ve a Dumbledore- ese último comentario fue mitad en serio mitad en broma.
-puedes dar todas las excusas que quieras, pero ninguno de nosotros las aceptara- dijo James queriendo dar por terminada la conversación- lo importante es que aquí tenemos a varias personas que sabes la realidad, yo solo te advierto, si no preguntas tú, lo preguntare yo y no evitaras que lo haga- le advirtió- llego el momento de que ese tema llegue a su fin.
Con esas últimas palabras daban por terminada su plática y se disponían a salir de la sala de menesteres cada quien con sus propios pensamientos, si bien estaban preocupados por lo que estaban a punto de leer, al castaño se le sumaba una preocupación más, pues estaba seguro de que James cumpliría su promesa, amenaza o lo que hubiera sido, el en verdad no sabía si era bueno o malo, pero al llegar al comedor solo tenía una cosa segura, eso que tanto le preocupaba saber pronto lo sabía aunque no hiciera nada por lo que sus únicas opciones eran, hablar el mismo o dejar que alguien más lo hiciera por él.
El desayuno fue tal como se esperaba, silencioso, tranquilo, muchos con la expectativa de que ocurrirá y otros más enfocándose en la pareja de Remus y Tonks, despues del espectáculo de anoche proporcionado por Lily no se podía esperar otra cosa. A pesar de que eso dos estaban sentados juntos como de costumbre cada uno atendía sus propios asuntos, el comiendo y ella haciendo lo propio mientras alimentaba a Teddy.
Los jóvenes de la segunda y algunos de tercera veían con cierta preocupación esa actitud de ellos, les preocupaba más que nada que se hubiera puesto en peligro la existencia de Teddy, pero conociendo el carácter de ambos era evidente suponer que la noche anterior habían tenido una pelea bastante fuerte, algo normal en las parejas, solo esperaban poder solucionar el asunto lo más pronto posible.
-muy bien- llamo la atención Dumbledore despues de un rato- ya que hemos comido y descansado lo suficiente creo que sería bueno que retomásemos la lectura- todos los presentes se tensaron un poco e incluso se emocionaron mientras el anciano director tomaba el libro- a quien le gustara leer
-yo- dijo primero Neville casi interrumpiendo a su director, con una sonrisa afable el anciano hizo levitar el libro hasta caer en frente del chico- muy bien, vamos a empezar, la primera prueba.
Cuando se levantó el domingo por la mañana, Harry puso tan poca atención al vestirse que tardó un rato en darse cuenta de que estaba intentando meter un pie en el som­brero en vez de hacerlo en el calcetín.
Varios soltaron algunas risas mientras el aludido se sonrojaba levemente, bueno, pensaba, al menos es mejor que se estén rendo a que estén asustados.
-pero hey, no se supone que leíamos de la primera prueba- exclamo Sirius.
-es solo la introducción del capítulo no seas tan impaciente animal- le reclamo Marlene.
-ademas debemos ver que planeara hacer con el dragón- agrego Remus.
Cuando por fin se hubo puesto todas las prendas en las partes correctas del cuerpo, salió aprisa para buscar a Hermione, y la encontró a la mesa de Gryffindor del Gran Comedor, desayunando con Ginny.
En ese momento la pelirroja soltó un bufido un poco molesto.
-que pasa- le pregunto por lo bajo Harry a su novia.
-nada- respondió tratando de enfocarse en la lectura, pero no pudo y agrego- bien pudiste confiar en mí y contarnos a las dos lo que te pasaba.
Harry comprendió a la perfección el disgusto de la chica, solamente se limita a abrasarla pues, que podría decirle, por más que pensaba en alguna respuesta no podía encontrar nada, simple y sencillamente nunca se sintió cómodo revelando ese tipo de cosas a más personas de las que ya conformaban su pequeño grupo, ya para el final comprendió que podía confiar en más personas, pero ante lo ya hecho nada se podía cambiar.
Demasiado intranquilo para comer, Harry aguardó a que Hermione se tomara la última cucharada de gachas de avena y se la llevó fuera para dar otro paseo con ella.
-no será extraño que en algún momento digan que son más que amigos- aseguro Sirius- me sorprende que tu pelirroja no se hubiera puesto celosa.
-de hecho, Luna ya dijo que nuestra hermanita si se puso celosa de Hermione- comento Fred.
-bueno eso no es de extrañarse- agrego George- lo que se me hace extraño es como dejo de tener celos y se volvió su amiga.
-sin importar lo que digan Harry y yo siempre nos hemos tratado como hermanos, y solo hace falta pasar un tiempo juntos para saberlo- aseguro Hermione a la defensiva, no quería profundizar en la relación que tuvo algún tiempo con la menor de los Weasley- ahora si se callan y dejan que continúe la lectura.
En los terrenos del colegio, mientras bordeaban el lago, Harry le contó todo lo de los dragones y lo que le había dicho Sirius.
Aunque muy asustada por las advertencias de Sirius sobre Karkarov, Hermione pensó que el problema más acu­ciante eran los dragones.
-eso está bien- aseguro Alastor- por el momento no pueden hacer con respecto a Karkarov, lo mejor es que se enfoquen a que sobreviva a dragón.
-muy sutil ojo loco- exclamo James viendo de reojo a su pelirroja.
-es evidente que si va a sobrevivir al dragón- aseguro Lily- la pregunta es como lo hizo. Pero si en ese momento es más importante que se enfoquen en eso, ya despues pueden ir a golpear a Karkarov.
- ¡Lily! - reclamaron los más cercanos a la joven.
-o hechizarlo, si lo atrapan con la guardia baja seguro lo consiguen.
Varios de los presentes rieron de la indiferencia en como la pelirroja había expresado sus ideas.
—Primero vamos a intentar que el martes por la tarde sigas vivo, y luego ya nos preocuparemos por Karkarov.
Dieron tres vueltas al lago, pensando cuál sería el en­cantamiento con el que se podría someter a un dragón.
-eso es imposible, al menos con un solo mago- aseguro Charlie- pueden desorientarlo, cegarlo momentáneamente, o tratar de dormirlo lo que no es muy recordable porque deberían acercarse demasiado, pero tanto como someterlo.
-no creo que se refiriera a eso, ya leímos que Harry se dio cuenta que se necesitan varios magos para dejarlos inconscientes- aseguro Bill
-y de todas esas formas cual sería la mejor para burlarlos- indago Sirius- yo le apuesto a la ceguera
-si eso podría ser útil, aunque también no podemos saber cómo reaccionara el dragón, tanto podría volverse más dócil como más violento si es que se llega a sentir amenazado- aseguro Charlie- ademas eran dragones que criaban huevos, ya de entrada ellas pueden ser…
-o por Merlín- exclamo Molly cansada y preocupada por oír todo eso- podríamos dejar de lado lo de tu peligroso trabajo y seguir leyendo, peor lo menos está un poco más tranquilo.
-por ahora- agrego Charlie quien fue salvado de un regaño por Neville.
Pero, como no se les ocurrió nada, fueron a la biblioteca. Harry cogió todo lo que vio sobre dragones, y uno y otro se pusieron a buscar entre la alta pila de libros.
—«Embrujos para cortarles las uñas... Cómo curar la podredumbre de las escamas...» Esto no nos sirve: es para chiflados como Hagrid que lo que quieren es cuidarlos...
-jeje, recuerdo algunos de esos libros- comento Charlie- debo decir que varios de ellos no son muy útiles, pero eso lo supe hasta que comencé a trabajar.
—«Es extremadamente difícil matar a un dragón debi­do a la antigua magia que imbuye su gruesa piel, que nada excepto los encantamientos más fuertes puede penetrar...» —leyó Hermione—. ¡Pero Sirius dijo que había uno sencillo que valdría!
-creo que deberían olvidar un poco las palabras de Sirius- comento Charlus- más de lo que le pudiera hacer a un dragón debería de pensar en otra estrategia.
-pero de que otra forma podría burlar a un dragón sin hechizarlo de alguna forma- exclamo Sirius.
-pues, no lo sé, pero debe de haber otra opción.
-sin embargo, tiene un punto- aseguro Lily- en tan poco tiempo no puede descubrir un hechizo efectivo con un dragón, dudo que en los libros aparezca algo tan especifico, sin mencionar que no tiene mucha experiencia ni ayuda de algún mago mayor como los otros campeones.
-en otras palabras, está en desventaja- exclamo Sirius.
-aun así, fue el que consiguió el huevo más rápido- susurro Cedric.
—Busquemos pues en los libros de encantamientos sencillos... —dijo Harry, apartando a un lado el Libro del amante de los dragones.
Tanto Charlie como Hagrid sonrieron divertidos, conocían bastante bien ese libro, debieron de leerlo más de una vez.
Volvió a la mesa con una pila de libros de hechizos y co­menzó a hojearlos uno tras otro.
-están perdiendo el tiempo- aseguro Lily- solo están buscando a ciegas sin llegar un propósito.
-pero algo debieron de hacer algo bien, no me creo que no superara la prueba- aseguro Alice.
-pero a ese ritmo dudo que en verdad encuentren algo efectivo.
-de hecho, no lo hicimos precisamente nosotros- comento Harry- digamos que recibí algunos consejos útiles.
-entonces recibiste ayuda de alguien que no debía ayudarte- comento Sirius- me pregunto que será- agrego irónicamente viendo de reojo a ojo loco.
A su lado, Hermione cuchi­cheaba sin parar:
—Bueno, están los encantamientos permutadores... pero ¿para qué cambiarlos? A menos que le cambiaras los colmillos en gominolas o algo así, porque eso lo haría menos peligroso... El problema es que, como decía el otro li­bro, no es fácil penetrar la piel del dragón. Lo mejor sería transformarlo, pero, algo tan grande, me temo que no tie­nes ninguna posibilidad: dudo incluso que la profesora McGonagall fuera capaz... Pero tal vez podrías encantarte tú mismo. Tal vez para adquirir más poderes. Claro que no son hechizos sencillos, y no los hemos visto en clase; sólo los conozco por haber hecho algunos ejercicios preparato­rios para el TIMO...
-o por Merlín, entonces si es hereditario- comento Scorpius- pensé que bromeaban, pero en verdad Rosé si hace lo mismo que la mamá
-claro que era verdad te lo dijimos- aseguro James “S”
-ha ya cállense- les rebatió Rose sonrojada y un poco molesta.
—Hermione —pidió Harry, exasperado—, ¿quieres ca­llarte un momento, por favor? Trato de concentrarme
-Harry- exclamo de inmediato Molly- eso fue bastante descortés de tu parte.
-bueno, tampoco fue de mucha ayuda todo lo que estaba leyendo o diciendo- comento Hermione a la defensa de su amigo.
-fue más de lo que yo hice- agrego Ron.
-aun así, hay mejores formas de decir las cosas- aseguro Lily.
-como los hechizos que me lanzabas cuando querías que me callara- indago James.
-fui amable las primeras quince veces, en mi defensa tú te buscaste los maleficios- aseguro con cierta exageración en su comentario.
Pero lo único que ocurrió cuando Hermione se calló fue que el cerebro de Harry se llenó de una especie de zum­bido que tampoco lo dejaba concentrarse. Recorrió sin esperanzas el índice del libro Maleficios básicos para el hombre ocupado y fastidiado: arranque de cabellera instantáneo —pero los dragones ni siquiera tienen pelo, se dijo—, alien­to de pimienta —eso seguramente sería echar más leña al fuego—, lengua de cuerno —precisamente lo que necesita­ba: darle al dragón una nueva arma...
-eso no está bien- aseguro Dora- solo estas repasando mil hechizos sin siquiera sabiendo cual te podría ser útil, lo mejor sería que te centraras y pensaras con más frialdad.
-bueno, estaba a unas cuantas horas de enfrentarme al dragón, es un poco complicado guardar la calma- respondió el azabache
-es el momento en el que tienes que tener la mente más fría chico- espeto Alastor- ya has demostrado que puedes funcionar bajo presión, no necesitas un hechizo para vencer al dragón, sino un hechizo que refuerce tus fortalezas.
Harry se le quedo viendo pasmado, no podía evitar pensar que ese maldito de Barty Crouch Jr. hizo bien su trabajo para personificar a Moody, tal parece que no dejo de interpretar su personaje hasta despues de lo ocurrido en el laberinto.
—¡Oh, no!, aquí vuelve. ¿Por qué no puede leer en su barquito? —dijo Hermione irritada cuando Viktor Krum entró con su andar desgarbado,
El aludido se removió incomodo en su asiento, no sabía muy bien como acercarse a Hermione y esa era la única opción que se le vino a la cabeza, nunca creyó que eso la terminaría incomodando.
les dirigió una hosca mirada y se sentó en un distante rincón con una pila de libros—. Vamos, Harry, volvamos a la sala común... El club de fans llegará dentro de un momento y no pararán de cotorrear...
-tienes algún problema con el cachorro, o porque esas miradas- indago Sirius.
-nada de eso- aseguro el búlgaro- pero en ese tiempo tenía interés en Her-mio-ne y casi siempre estaba junto a Harry, pensé que tal vez eran novios.
-sí, es fácil cometer ese error- dijo con pesadez Ron. En ese preciso momento más que celos por la declaración de Krum se sentía culpable y algo estúpido, el que había pasado tantas cosas con Harry y Hermione debió de haber visto que su relación era solo fraternal, en vez de eso se dejó guiar por sus inseguridades y le dio armas a Voldemort para que lo controlara y dejara a sus amigos,
-hay ron- exclamo Hermione abrasando a su novio, ella entendía muy bien cómo se sentía, así como le era difícil perdonar a alguien más también le era difícil perdonarse a sí mismo por haber dudado de la reacción que compartían.
Y, efectivamente, en el momento en que salían de la biblioteca, entraba de puntillas un ruidoso grupo de chi­cas, una de ellas con una bufanda de Bulgaria atada a la cintura.
Varias risas tenues de dejaron escuchar en ese momento, y de hecho varias de las presentes no pudieron evitar sentirse un poco identificadas por las veces que persiguieron a alguno de los merodeadores.
Harry apenas durmió aquella noche. Cuando despertó la mañana del lunes, pensó seriamente, por vez primera, en es­capar de Hogwarts.
Varios rieron discretamente por el dramatismo del chico.
-si claro, como si te dejaran escapar con tanta facilidad- comento Fred.
-en el primer libro te mandaron un centenar de cartas para contactarte, si te atrevieras a irte McGonagall te encontraría y te regresaría de la oreja- continuo George.
-es verdad, es muy difícil perderle la pista a un mago menor de edad, y más tratándose de ti- apoyo Remus omitiendo el detalle que tenía un contrato vinculante con el cáliz por haber sido electo campeón.
-y si no fuera McGonagall seria yo quien te regresará al castillo- intervino Sirius- pero no te tomaría de la oreja, te agarraría de…
-Sirius- reclamaron algunas mujeres de modo preventivo, pensaban que cualquier cosa podría salir de su boca cuando tenía esa sonrisa burlona.
-del cabello, por cierto, es de muy mala educación interrumpir a los demás.
Pero en el Gran Comedor, a la hora del desayuno, miró a su alrededor y pensó en lo que dejaría si se fuera del castillo, y se dio cuenta de que no podía hacerlo. Era el único sitio en que había sido feliz... Bueno, segura­mente también había sido feliz con sus padres, pero de eso no se acordaba.
El poco buen humor que habían generado los gemelos y Sirius había decaído de un solo golpe, si bien para todos los presentes Hogwarts fue un sitio muy importante para para ellos, llegándolo a considerar un segundo hogar, nunca se sintieron tan ligados a él como lo hacía Harry, posiblemente solo Sirius y Snape podían comprender como se sentía.
Por su parte James y Lily también sintieron un remordimiento ante los pensamientos de su hijo, y esperaban que ese único año que habían pasado él estuviera lleno de toda la felicidad y amor que se merecía.
En cierto modo, fue un alivio comprender que prefería quedarse y enfrentarse al dragón a volver a Privet Drive con Dudley.
-no lo dudo, cualquier cosa sería mejor que volver a ese lugar- aseguro Seamus.
-yo quisiera saber porque regresar a esa casa cuando es más que evidente que para ese momento tienes mejores opciones- agrego Dean.
-había una razón para regresar con los Dursley, aunque en ese momento no la conocía aun- respondió Harry.
-y nuevamente espero que sea una muy buena razón- termino Lily mandándole una mirada severa y hasta amenazante a Dumbledore, si bien aún no hacía nada lo conocía muy bien como para saber que actuara de la misma manera si la situación lo requiriese.
Lo hizo sentirse más tranquilo. Terminó con di­ficultad el tocino (nada le pasaba bien por la garganta) y, al levantarse de la mesa con Hermione, vio a Cedric Diggory dejando la mesa de Hufflepuff.
-sabes, hubiera sido bueno que me hubieras visto antes- dijo con evidente tono divertido Cedric, le estaba agradecido que le contara del dragón, pero le habría servido tener un poco más de tiempo para pensar su estrategia, aunque hubiera sido solo un día extra.
-perdón, pero tú sabes, no solemos coincidir mucho- respondió Harry en el mismo tono.
Cedric seguía sin saber lo de los dragones. Era el único de los campeones que no se habría enterado, si Harry esta­ba en lo cierto al pensar que Maxime y Karkarov se lo habían contado a Fleur y Krum.
Los dos aludidos asintieron en conformidad, de hecho, lo primero que hizo madame Maxime a la mañana siguiente fue contarle a Fleur y comenzar a planear su estrategia. Karkarov por su lado ni siquiera espero, en cuanto vio a los dragones regreso corriendo al barco y despertó a Krum para que se pusiera a practicar hechizos.
-entonces ellos tienen a sus directores para apoyarlos y Harry tiene que apañárselas solo
-no solo es Harry, también Cedric estaría solo en ese momento- agrego Marlene.
-en ese caso lo mejor sería que se ayudaran mutuamente- propuso Alice- aunque sea de diferentes casas aún siguen representando a la misma escuela.
-pero con el ambiente tan tenso que había entorno a Harry dudo que consiguieran reunirse sin parecer sospechosos- alego Frank
-pero no estarían haciendo nada malo, les prohibieron recibir ayuda de otros profesores, pero no de otros alumnos- dijo Dora.
-aun así, la primera prueba tenia supuesta medir como reaccionaban ante una situación adversa y desconocida- dijo Remus- tal vez cuando termine si se podrían solicitar ayuda, pero seguiría siendo un poco extraño.
-bueno, al fin y acabo no conseguiremos nada con esta platica, lo mejor será que retomémonos la lectura, Neville- le pidió Marlene al chico que retomo la lectura.
—Nos vemos en el invernadero, Hermione —le dijo Harry, tomando una decisión al ver a Cedric dejar el Gran Comedor—. Ve hacia allí; ya te alcanzaré.
—Llegarás tarde, Harry. Está a punto de sonar la cam­pana.
—Te alcanzaré, ¿vale?
-nunca llegaste- exclamo divertida Hermione.
-bueno, me surgió un pequeño imprevisto- respondió con una sonrisa.
-y a donde se supone que vas- pregunto Charlie.
-hay por favor, si es más que evidente- dijo con un poco de hastío en la voz Lily, su pequeño se preocupa mucho por lo que es justo y no dejaría que Cedric se enfrentara al dragón careciendo de una ventaja que él y los otros dos tenían, el hecho que pensara más en sus compañeros que en una estúpida competencia era algo que la llenaba de orgullo.
Cuando Harry llegó a la escalinata de mármol, Cedric ya estaba al final de ella, acompañado por unos cuantos amigos de sexto curso. Harry no quería hablar con Cedric delante de ellos, porque eran de los que le repetían frases del artículo de Rita Skeeter cada vez que lo veían.

Cedric sonrió con incomodidad, por un momento la actitud de sus amigos le pareció divertida ya que intentaban, de una forma un poco extraña, apoyarlo a él por sobre Harry, pero en el fondo no le gustaba mucho que actuaran así y más aun despues de que le advirtió del Dragón, se sentía mal por haber permitido que molestaran a su compañero siendo que en ese momento eran iguales, sentía que había faltado a la lealtad que se supone es característica en su casa.
Lo siguió a cierta distancia, y vio que se dirigía hacia el corredor don­de se hallaba el aula de Encantamientos.
Para ese momento ya muchos de los presentes supieron lo que tramaba el azabache, despues de haber leído tres libros completos sobre él se sorprendieron que no se dieran cuenta antes.
Eso le dio una idea. Deteniéndose a una distancia prudencial de ellos, sacó la varita y apuntó con cuidado.
¡Diffindo!
-hey- exclamo de inmediato Diggory al darse cuenta que lo de aquella vez no había sido un accidente, aunque pensándolo mejor había sido una impresionante coincidencia- me debes una mochila- agrego con media sonrisa.
-si bueno, despues hablaremos de eso- dijo Harry.
-si, a nosotros aun nos debe una escoba por haber pensado que Snape era culpable en el primer libro- aseguro Ron señalándose a sí mismo y a Hermione.
-yo no soy mucho de escobas, pero si hay unos tomos de libros por los que con gusto la cambiara- termino Hermione logrando aligerar un poco el ambiente.
A Cedric se le rasgó la mochila. Libros, plumas y rollos de pergamino se esparcieron por el suelo, y varios frascos de tinta se rompieron.
—No os molestéis —dijo Cedric, irritado, a sus amigos cuando se inclinaron para ayudarlo a recoger las cosas—. Decidle a Flitwick que no tardaré, vamos.
-uf, por poco- comento Scorpius- si se hubieran quedado no habría servido de nada haberle roto la mochila.
-sí y créeme que estoy agradecido que en verdad me dejaran solo- aseguro Cedric.
Aquello era lo que Harry había pretendido. Se guardó la varita en la túnica, esperó a que los amigos de Cedric en­traran en el aula y se apresuró por el corredor, donde sólo quedaban Cedric y él.
—Hola —lo saludó Cedric, recogiendo un ejemplar de Guía de la transformación, nivel superior salpicado de tin­ta—. Se me acaba de descoser la mochila... a pesar de ser nueva.
Varios soltaron una pequeña sonrisa irónica, eso había sido todo menos un accidente.
—Cedric —le dijo Harry sin más preámbulos—, la pri­mera prueba son dragones.
-huy, eso fue muy directo no lo crees papá- comento Albus.
-no tenía mucho tiempo, se suponía que despues tenía que llegar a la clase de herbologia- se justificó Harry- no valía la pena darle muchas vueltas al asunto.
-pero dudo que el crea en lo que le dice en ese momento- comento Scorpius- la vedad parece algo extraño y poco creíble.
-aun así, debía de advertirle aun cuando no me creyera al comienzo.
—¿Qué? —exclamó Cedric, levantando la mirada.
—Dragones —repitió Harry, hablando con rapidez por si el profesor Flitwick salía para ver lo que le había ocurrido a Cedric—. Han traído cuatro, uno para cada uno, y tene­mos que burlarlos.
Cedric lo miró. Harry vio en sus grises ojos parte del pá­nico que lo embargaba a él desde la noche del sábado.
—¿Estás seguro? —inquirió Cedric en voz baja.
—Completamente —respondió Harry—. Los he visto.
—Pero ¿cómo te enteraste? Se supone que no podemos saber...
—No importa —contestó Harry con premura. Sabía que, si decía la verdad, Hagrid se vería en apuros
-podría ser muchas cosas, pero no un chismoso- aseguro Cedric- ademas si Hagrid no te lo hubiera dicho yo tampoco me habría enterado, en cierta forma también le debía un agradecimiento a él- se volteo hacia el gigante- gracias Hagrid.
-de nada chico- respondió el con una sonrisa.
—. Pero no soy el único que lo sabe. A estas horas Fleur y Krum ya se habrán enterado, porque Maxime y Karkarov también los vieron.
Cedric se levantó con los brazos llenos de plumas, per­gaminos y libros manchados de tinta y la bolsa rasgada col­gando y balanceándose de un hombro. Miró a Harry con una mirada desconcertada y algo suspicaz.
Scorpius sonrió con superioridad, él había previsto eso.
—¿Por qué me lo has dicho? —preguntó.
-y todavía que te advierte lo pones en duda- exclamo Sirius.
-es lógico que desconfiara de él Canuto- aseguro Remus.
-pero si son compañeros
-yo también era su compañero- intervino en ese momento Draco- ¿si yo le hubiera dicho algo así a Potter piensa que me habría creído? - le pregunto al animago- si bien la competencia que tenían ellos no se comparan a las rencillas que teníamos nosotros, siguen siendo oponentes en el torneo, aun cuando representen a la misma escuela son juzgados por separado.
-ademas de que el no conoce a Harry- dijo Lily- de otra forma no habría tenido esas dudas desde el principio.
Harry lo miró, sorprendido de que le hiciera aquella pregunta. Desde luego, Cedric no la habría hecho si hubiera visto los dragones con sus propios ojos. Harry no habría dejado ni a su peor enemigo que se enfrentara a aquellos dragones sin previo aviso. Bueno, tal vez a Malfoy y a Snape...
El primero resoplo un tanto molesto, pero a la vez un poco divertido, en su momento se habría enojado bastante, pero en ese momento solo eso podo sentir. El segundo solo estaba molesto por los pensamientos del chico, aunque debía admitir que hasta cierto punto eran justificados, su relación nunca fue buena, y debía aceptar que en buen parte era por su culpa. El resto solo negaba divertido por la actitud de Harry.
—Es justo, ¿no te parece? —le dijo a Cedric—. Ahora to­dos lo sabemos... Estamos en pie de igualdad, ¿no?
-solo en parte, ya que ustedes no tienen la misma ayuda que tienen los otros dos- comento Frank- en ese aspecto están solos.
Cedric seguía mirándolo con suspicacia cuando Harry escuchó tras él un golpeteo que le resultaba conocido.
-o no, los han descubierto- exclamo Gideon- se tardaron mucho hablando y ahora estarán en problemas muy serios.
-tal vez no- aseguro Favian- si no escucharon su conversación tal vez solos los reprendan por estar en los pasillos cuando debían de estar en clase.
-la gravedad del asunto también depende de quién los haya descubierto- agrego Ted- eso tan bien influiría en que tan bien o mal les pueda ir.
Se volvió y vio que Ojoloco Moody salía de un aula cercana.
-ha solo es Moody- dijo con un suspiro de alivio Sirius
- ¿solo es Moody? - repitió Marlene
-sí, no creo que haya que preocuparse mucho, ya escuchamos lo que piensa de las trampas y el torneo, yo creo que hasta estaría complacido que Harry se la arreglara para saber de qué iba la primera prueba.
La mayoría de los presentes no se sentían muy seguros de dicha declaración, pero aquellos que conocían en algo al viejo auror (Kingsley, Alice y Frank principalmente) pensaban que si era muy probable que esa sea la reacción del hombre.
—Ven conmigo, Potter —gruñó—. Diggory, entra en clase.
-directo y al punto he ojo loco- comento dora.
-no hay necesidad de darle vueltas inútiles al asunto- espeto el auror- ademas dudo que este de humor para perder mi tiempo con formalismos.
Harry miró a Moody, temeroso. ¿Los había oído?
-es lo más probable, pero ya les dije que no deben de preocuparse- aseguro Sirius.
-sí, pero en ese momento no lo podríamos saber- se defendió Harry.
—Eh... profesor, ahora me toca Herbología...
-no creo que le importe, ademas de que es un profesor, tiene la excusa para que no vayas a la clase- comento Frank
—No te preocupes, Potter. Acompáñame al despacho, por favor...
Harry lo siguió, preguntándose qué iba a suceder. ¿Y si Moody se empeñaba en saber cómo se había enterado de lo de los dragones? ¿Iría a ver a Dumbledore para denunciar a Hagrid, o simplemente lo convertiría a él en un hurón? Bue­no, tal vez fuera más fácil burlar a un dragón siendo un hu­rón, pensó Harry desanimado, porque sería más pequeño y mucho menos fácil de distinguir desde una altura de quince metros...
Inevitablemente michos de los presentes se soltaron a reír por los pensamientos del chico en ese momento, tan similares a cuando McDonnell le pidió que lo siguiera despues de su primera clase de vuelo.
-se nota que no me conoces bien Potter- exclamo Moody
Entró en el despacho después de Moody, que cerró la puerta tras ellos, se volvió hacia Harry y fijó en él los dos ojos, el mágico y el normal.
—Eso ha estado muy bien, Potter —dijo Moody en voz baja.
-ja, se los dije- fue la exclamación de triunfo de parte de Sirius. Todos lo que pusieron en duda lo dicho abrieron la boca impresionados.
-bueno, al menos no está en problemas- exhalo Lily- incluso tal vez encontró a alguien
No supo qué decir. Aquélla no era la reacción que él es­peraba.
—Siéntate —le indicó Moody.
Neville fue leyendo los recuerdos de Harry de como los anteriores profesores anteriores (Lockarth y Remus) habían decorado la oficina, la cual ahora estaba repleta de artefacto que suponía Moody había em­pleado en sus tiempos de auror. Desde un chivatoscopio más grande que el de él, una extraña antena y ese curioso espejo que reflejaba figuras desenfocados.
-nada mal chico- alabo Alastor- una sola mirada y ya viste lo más importante, no me deja de impresionar tus habilidades- el aludido se sintió un poco avergonzado ante esas palabras- y en efecto, he utilizado muchas de esas cosas y no solo en mi tiempo de auror.
—¿Te gustan mis detectores de tenebrismo? —pregun­tó Moody, mirando a Harry detenidamente.
—¿Qué es eso? —preguntó a su vez Harry, señalando la aparatosa antena dorada.
-en primera, no es correcto responder una pregunta con otra pregunta- comenzó Lily- en segunda, en verdad no puedes controlar tu curiosidad verdad.
-bueno…- fue lo único que pudo decir, la verdad es hasta el momento muchos de los problemas en los que se metía era por querer averiguar cosas, y si, no podía resistirte a un buen misterio, por lo que al final solo se pudo encoger de hombros.
-no se ni porque me sorprendo- dijo negando con la cabeza con una sonrisa divertida.
—Es un sensor de ocultamiento. Vibra cuando detecta ocultamientos o mentiras... No lo puedo usar aquí, claro, porque hay demasiadas interferencias: por todas partes estudiantes que mienten para justificar por qué no han hecho los deberes. No para de zumbar desde que he entrado aquí. Tuve que desconectar el chivatoscopio porque no dejaba de pitar. Es ultrasensible: funciona en un radio de kilómetro y medio. Naturalmente, también puede captar cosas más se­rias que las chiquilladas —añadió gruñendo.
Moody resoplo molesto consigo mismo, entendía lo del detector de ocultismo, pero no le pareció correcto desconectar el chivatoscopio, ya en el tercer libro fue evidente lo peligroso que era ignorar una de esas cosas, aunque con Karkarov rondando por ahí tal vez esa habría sido la mejor opción, solo esperaba que eso no le trajera problemas en el futuro.
—¿Y para qué sirve el espejo?
—Ese es mi reflector de enemigos. ¿No los ves, tratando de esconderse? No estoy en verdadero peligro mientras no se les distingue el blanco de los ojos. Entonces es cuando abro el baúl
Dejó escapar una risa breve y estridente, al tiempo que señalaba el baúl que había bajo la ventana. Tenía siete cerra­duras en fila. Harry se preguntó qué habría dentro,
Harry pensó tristemente que en ese momento el verdadero Moody se encontraba encerrado dentro de ese baúl, sabía bien que no era mucho lo que podía hacer por el, pero, aun así, le hubiera gustado poder ayudarlo de alguna manera.
-no me extrañaría que despues lo descubriera- exclamo Lily.
hasta que la siguiente pregunta de Moody lo sacó de su ensimisma­miento.
—De forma que averiguaste lo de los dragones, ¿eh?
Harry dudó. Era lo que se había temido, pero no le ha­bía revelado a Cedric que Hagrid había infringido las nor­mas, y desde luego no pensaba revelárselo a Moody.
-asumiendo que no lo sabe ya- comento Alice- despues de todo él estaba cuando Hagrid te pidió que lo visitaras.
-he, no había pensado eso- acepto Harry.
—Está bien —dijo Moody, sentándose y extendiendo la pata de palo—. La trampa es un componente tradicional del Torneo de los tres magos y siempre lo ha sido.
El auror sonrió en conformidad.
-tal parece que así son las cosas- dijo con cierto tono de decepción Dumbledore- hubiera sido bueno que eso cambiara en esa edición del torneo.
-no puedes evitar que actúen de esa manera Albus, su ambición de ganar es demasiada fuerte- aseguro.
—Yo no he hecho trampa —replicó Harry con brusque­dad—. Lo averigüé por una especie de... casualidad.
-bueno, técnicamente es cierto, el solo fue a visitar a un amigo, aun cuando fuera en un momento que no debiera.
-de cualquier forma, el punto importante es que se enteró de todo
Moody sonrió.
—No pretendía acusarte, muchacho. Desde el primer momento le he estado diciendo a Dumbledore que él puede jugar todo lo limpiamente que quiera, pero que ni Karkarov ni Maxime harán lo mismo. Les habrán contado a sus cam­peones todo lo que hayan podido averiguar. Quieren ganar, quieren derrotar a Dumbledore. Les gustaría demostrar que no es más que un hombre.
-bueno, ciertamente no me considero infalible- aseguro el anciano- aun así, no estoy muy conforme con sus métodos.
Moody repitió su risa estridente, y su ojo mágico giró tan aprisa que Harry se mareó de sólo mirarlo.
—Bien... ¿tienes ya alguna idea de cómo burlar al dra­gón? —le preguntó Moody.
—No.
—Bueno, yo no te voy a decir cómo hacerlo —declaró Moody
-bueno, al menos con eso se equilibrarán un poco las cosas- comento Dora- no será una ayuda directa, pero es más de lo que tienen ahora.
—. No quiero tener favoritismos. Sólo te daré unos consejos generales. Y el primero es: aprovecha tu punto fuerte.
-bueno, sería fácil suponer que diría algo como eso- comento James recordando las anteriores palabras del auror- pero no entiendo cuál es la idea de Moody, digo, no será malo en las clases, pero no hemos leído que sobresalga en alguna.
-valla gracias- ironizó Harry queriendo molestar a su padre.
-no, no lo decía en ese sentido
-y más te vale, porque en verdad ha demostrado ser bueno en defensa contra las artes oscuras- comento Remus.
-bueno si, pero al menos en tu clase les enseñaste como tratar con esas criaturas, ahí no tiene a nadie que le pueda enseñar eso.
-entonces Alastor se debe referir a otra cosa- intervino Lily- las cosas en las que Harry es bueno es en defensa y… oh- termino la pelirroja lanzándole una sonrisa radiante a su novio
-Lily, ¿Qué pasa? - pregunto extrañado el joven
-nada, pero creo que esto te va a fascinar.
—No tengo ninguno —contestó Harry casi sin pensarlo.
—Perdona —gruñó Moody—. Si digo que tienes un punto fuerte, es que lo tienes. Piensa, ¿qué se te da mejor?
—El quidditch —repuso con desánimo—, y para lo que me sirve...
-el quidditch, quiere que juegue quddi…- se detuvo James en media oración- un momento, quiere que burle al dragón volando- dijo con impresión y algo de emoción.
-podría tener sentido- comento Frank- omitiendo lo del dementor en el partido nuca ha fallado en atrapar la snitch
-pero ahora tendrá que burlas algo más que una simple bludger, estamos hablando de un dragón.
-Harry podrá hacerlo- aseguro con seguridad Lily- por fin esos malditos genes Potter le serán de alguna utilidad
-cierto- apoyo James- aunque el insulto no era necesario- agrego, y es que estaba muy emocionado como para sentirse ofendido de cualquier forma.
—Bien —dijo Moody, mirándolo intensamente con su ojo mágico, que en aquel momento estaba quieto—. Me han dicho que vuelas estupendamente.
—Sí, pero... —Harry lo miró—, no puedo llevar escoba; sólo tendré una varita...
—Mi segundo consejo general —lo interrumpió Moody— es que emplees un encantamiento sencillo para conseguir lo que necesitas.
-tendrá que utilizar el hechizo convocador- dijo Alice- pero aún no ha dominado ese hechizo.
-paso meses practicando el patronus y fue hasta el momento más crítico que lo conjuro de forma corpórea- recordó Frank- solo tiene veinticuatro horas
Harry lo miró sin comprender. ¿Qué era lo que necesita­ba?
—Vamos, muchacho... —susurró Moody—. Conecta ideas... No es tan difícil.
-la verdad en ocasiones si puedes ser algo lento- comentó Sirius- tal vez no sea tan mala idea que recibas algún entrenamiento extra.
-estaba nervioso por lo del dragón está bien, perdón por no pescar la idea de inmediato- exclamo Harry levemente sonrojado. Ademas tampoco me tarde tanto-
Y eso hizo. Lo que mejor se le daba era volar. Tenía que esquivar al dragón por el aire. Para eso necesitaba su Saeta de Fuego. Y para hacerse con su Saeta de Fuego necesita­ba...
—Hermione —susurró Harry diez minutos más tarde, al llegar al Invernadero 3 y después de presentarle apresu­radas excusas a la profesora Sprout—, me tienes que ayudar.
-sabes, bien podrías pedirle ayuda despues de la clase, en ese momento deberían prestar atención a la clase- comento Lily.
-ella tiene razón, por lo general no es bueno perderles la vista a las plantas del invernadero 3- apoyo Neville.
—¿Y qué he estado haciendo, Harry? —le contestó tam­bién en un susurro, mirando con preocupación por encima del arbusto nervioso que estaba podando.
—Hermione, tengo que aprender a hacer bien el encan­tamiento convocador antes de mañana por la tarde.
-uno nunca hubiera pensado lo útil que te seria ese hechizo- comento Dean- y con lo mal que te ha estado saliendo.
-todo era cuestión que se enfocara en lo que tenía que atraer- aseguro Hermione- la verdad es que Harry no se concentró como debía hasta ese día.
-bueno, con un dragón creo que cualquiera se podría concentrar- comento Seamus.
-he, yo no estaría muy seguro de eso- aseguro Neville pensando en lo nervioso que él hubiera estado- mejor continúo leyendo.
Practicaron. En vez de ir a comer, buscaron un aula libre en la que Harry puso todo su empeño en atraer objetos. Seguía costándole trabajo: a mitad del recorrido, los libros y las plumas perdían fuerza y terminaban cayendo al suelo como piedras.
—Concéntrate, Harry, concéntrate...
Varios de los presentes se rieron, eso era justamente lo que le había reclamado hace unos momentos.
—¿Y qué crees que estoy haciendo? —contestó él de ma­las pulgas—. Pero, por alguna razón, se me aparece de re­pente en la cabeza un dragón enorme y repugnante... Vale, vuelvo a intentarlo.
Él quería faltar a la clase de Adivinación para seguir practicando, pero Hermione rehusó de plano perderse Aritmancia,
-bueno, tampoco puede haber comparaciones- dijo Rose- la verdad por lo leído no parece que aprendan nada en adivinación. Por otro lado, en Aritmancia si aprenden algo significativo.
- ¡hey! - reclamaron Lavender y Parvati
-de cualquier forma, no sería bueno que dejaran de asistir a una clase- prosiguió Rose.
-siempre podría seguir practicando en adivinación, claro, pero de forma más discreta para que nadie lo notara.
-Scorpius- escalmo Rose- como puedes pensar en eso
-bueno, de hecho…- comento Harry y no fue necesario que dijera nada para saber lo que el joven estuvo haciendo durante su clase.
y de nada le valdría ensayar solo, de forma que tuvo que soportar la clase de la profesora Trelawney, que se pasó la mitad de la hora diciendo que la posición que en aquel mo­mento tenía Marte con respecto a Saturno anunciaba que la gente nacida en julio se hallaba en serio peligro de sufrir una muerte repentina y violenta.
-o por todos los… es que esa vieja charlatana no tiene nada menor que hacer que presagiarle la muerte a papá- espeto un poco molesto Albus.
-uno se llega a acostumbrar, ademas en ocasiones es en verdad creativa- salto Harry para relajar a su hijo.
—Bueno, eso está bien —dijo Harry en voz alta, sin de­jarse intimidar—. Prefiero que no se alargue: no quiero su­frir.
Varios, en particular los bromistas soltaron grandes risas por las ocurrencias de Harry.
-en verdad, ese sentido de humor turbio tuyo es bastante bueno- comento Fred
-si no estuvieras ocupado protegiendo al mundo mágico podríamos ser compañeros de bromas- continuo George.
-que Merlín no lo quiera- exclamo McGonagall- ya demasiados sustos me ha dado en su época como para también preocuparme por sus travesuras
Todos sonrieron divertidos por la expresión de horror que la profesora de transformaciones, la verdad para los compañeros del chico les resultaba extraño pensar en él como un bromista, aunque debían de aceptar que no le iría tan mal.
Le pareció que Ron había estado a punto de reírse.
-de hecho, así fue- aseguro Ron- la verdad es que ya me hacía falta ese sentido del humor tan turbio tuyo.
-bueno, si alguien no le hubiera dado un ataque de celos…
-Lily- le detuvo James antes de comenzar a usar la culpa con el pelirrojo
Por primera vez en varios días miró a Harry a los ojos, pero éste se sentía demasiado dolido con él para que le importara.
Varios de los presentes, principalmente mujeres, voltearon los ojos un poco exasperadas por el orgullo de los hombres, en verdad esperaban que ese par se arreglara pronto, despues de los primeros libros ya les era difícil pensar que esos tres separados.
Se pasó el resto de la clase intentando atraer con la varita pe­queños objetos por debajo de la mesa. Logró que una mosca se le posara en la mano, pero no estuvo seguro de que se de­biera al encantamiento convocador. A lo mejor era simple­mente que la mosca estaba tonta.
-lo mejor sería practicar con objetos inanimados- comento Albus
-aunque debería de estar atento a la clase- agrego Rose.
-sin duda eres el vivo retrato de tu madre- comento Sirius- pero no sé qué reclamas, tu misma dijiste que esa clase no servía de nada.
-aun así, sigue siendo una clase- aseguro Marlene- pero también es cierto que Hermione no soporto todo año escolar y se salió antes de tiempo.
-y en qué momento esto se convirtió en una plática sobe mí, se supone que la historia es de Harry- exclamo Hermione.
-hey, de mí ya han hablado mucho, no es malo que me den un respiro- se defendió el azabache, al final de cuentas el capítulo estaba siendo más relajado de lo que esperaban (al menos hasta la llegada del dragón) tal vez no fue tan mala idea tomarse aquella tarde libre despues de todo.
Neville fue narrando como Harry se forzó a comer algo en la cena para despues él y Hermione seguir en el aula practicando hasta la aparición de Peeves, a lo que despues fueron hasta la sala común donde continuaron practicando hasta las dos en punto, para ese momento Harry ya estaba rodeado de varias cosas como libros, plumas y hasta Trevor.
-sabes, ahora que lo pienso me habría sido muy útil aprender ese hechizo- comento Neville- cuanto tiempo no pasamos cazando a mi querido sapo.
-en ocasiones era un poco divertido- comento Dean- pero claro despues de una hora de búsqueda se volvía tedioso.
Sólo en la última hora le había cogido el truco al encantamiento convocador.
—Eso está mejor, Harry, eso está mucho mejor —apro­bó Hermione, exhausta pero muy satisfecha.
-bueno, si Hermione cree que esta mejor tal vez ya esté listo- comento Dean.
-pues se podría decir que si- aseguro Seamus, despues de todo, el hechizo le salió bastante bien el día de la prueba.
—Bueno, ahora ya sabes qué tienes que hacer la próxi­ma vez que no sea capaz de aprender un encantamiento —dijo Harry, tirándole a Hermione un diccionario de runas para repetir el encantamiento—: amenazarme con un dragón. Bien... —
-yo podría ayudar con eso- comento Charlie- claro que tendrían de viajar hasta Rumania, no creo que podamos traer más dragones.
-si bueno, lo pensare y despues te respondo- dijo Harry siguiendo la broma del pelirrojo.
Volvió a levantar la varita—. ¡Accio dicciona­rio!
El pesado volumen se escapó de las manos de Hermio­ne, atravesó la sala y llegó hasta donde Harry pudo atra­parlo.
-bien, ahora solo tienes que esquivar los colmillos, la cola con pinchos y las llamaradas de fuego del colacuerno- comento Lily a lo que varios de los presentes voltearon a verla.
-Eres todo optimismo pelirroja- ironizo Sirius- pero ya leímos lo que es capaz de hacer en la escoba, sin duda el cachorro podrá hacer algo.
—¡Creo que esto ya lo dominas, Harry! —dijo Hermio­ne, muy contenta.
—Espero que funcione mañana —repuso Harry—. La Saeta de Fuego estará mucho más lejos que todas estas cosas: estará en el castillo, y yo, en los terrenos allá abajo.
-haría falta estar mucho más lejos o que algo obstruyera su camino en el momento para que no funcionara, digo, siempre que te concentres bien.
-lo dicho pelirroja, toda optimismo- reitero Sirius.
-yo solo digo lo que es- se justificó Lily- ademas eso le servirá de entrenamiento si quiere ser auror.
-cierto, hay muchas situaciones difíciles en el campo de batalla y debe de permanecer con la mente fría parta poder salir con vida- apoyo Alastor.
-bueno, por lo general Harry se sabe llevar en esas situaciones, aunque hay que admitir que en esa ocasión si perdió un poco la paciencia- comento Ron.
-bueno, en esta ocasión tuve demasiado tiempo para asimilarlo- se defendió Harry.
-bueno, con más razón pudiste…
-Neville podrías continuar por favor- le solicito Harry interrumpiendo a su amigo
—No importa —declaró Hermione con firmeza—. Siem­pre y cuando te concentres de verdad, la Saeta irá hasta ti. Ahora mejor nos vamos a dormir, Harry... Lo necesitarás.
Harry había puesto tanto empeño aquella noche en apren­der el encantamiento convocador que se había olvidado del miedo.
Eso sin duda sirvió como placebo, lamentablemente no ceo que dure mucho- cometo Remus.
Éste volvió con toda su intensidad a la mañana si­guiente.
-es muy comprensible, lo que tenían que hacer no era nada fácil- dijo Charlie.
-aun así, la muchacha tiene razón- aseguro Alastor señalando con la cabeza a Lily- el aprender a mantenerse tranquilo en esas situaciones es algo importante.
-si está bien, ya he trabajado en eso podemos seguir con la lectura- solicito Harry.
En el colegio había una tensión y emoción enormes en el ambiente. Las clases se interrumpieron al mediodía para que todos los alumnos tuvieran tiempo de bajar al cer­cado de los dragones. Aunque, naturalmente, aún no sabían lo que iban a encontrar allí.
-bueno, la gran mayoría de ellos no tenía ni idea- dijo Dora- y los que sí, sin duda estaban más que aterrados.
-la verdad es que en lo personal si estaba bastante nervioso- admitió Cedric.
-creo que todos estábamos iguales, no solo debíamos esquivar al dragón sino hacerlo lo mejor posible para impresionar al jurado- comento Fleur.
-sin mencionar de la incertidumbre si lo que planeamos será efectivo o no- añadió Krum.
-algunos les fue mejor que a otros- termino Cedric recordando lo doloroso que fue la quemadura que sufrió aquella vez.
Harry se sentía extrañamente distante de todos cuantos lo rodeaban, ya le desearan suerte o le dijeran entre dientes al pasar a su lado: «Tendremos listo el paquete de pañuelos de papel, Potter.»
Slytherin, pensaron muchos de inmediato, pero luego recordaron que en ese momento específicamente nadie estaba muy contento con él, así que podría tratarse de cualquiera de las otras tres casas.
-bueno, lo bueno es que lo les prestes importancia- aseguro Ted- lo mejor es que te mantengas concentrado en lo que tienes que hacer.
-buena idea papá, que recuerde que se las verá con un enorme y casi invulnerable dragón- salto Dora.
-tal vez tengas razón, pero tampoco sería bueno que ignorara la situación- agrego Remus- es mejor que valla asimilando a ignorar el problema.
-enfrentar los problemas y no evadirlos, si, es un buen consejo viniendo de ti no es así- dijo de forma muy sugerente la peli rosa, aunque muy pocos lograron entender la indirecta de la chica hacia el castaño.
Se encontraba en tal estado de nerviosismo que le daba miedo perder la cabeza cuando lo pusieran frente al dragón y liarse a echar maldiciones a diestro y siniestro.
Todos los del pasado se frotaban las manos en señal de impaciencia e incertidumbre, a pesar de las veces que el chico había salido de situaciones así de difíciles no eran suficientes como para relajarse. Los de la segunda generación en cambio estaban ansiosos, recordaban bastante bien lo impresionante que fue ver a esas cuatro enormes criaturas erguirse en el ruedo, y lo emocionados que estuvieron con las acciones de los campeones.
El tiempo pasaba de forma más rara que nunca, como a saltos, de manera que estaba sentado en su primera clase, Historia de la Magia, y al momento siguiente iba a comer...
Eso suele pasar- comento Andrómeda- el tiempo no siempre corre como nos gustaría, en especial cuando esperamos algo
-en especial si ese algo puede ser algo tan peligroso como lo que le espera a él- prosiguió Ted.
y de inmediato (¿por dónde se había ido la mañana, las últi­mas horas sin dragones?) la profesora McGonagall entró en el Gran Comedor y fue a toda prisa hacia él. Muchos los ob­servaban.
-eso ultimo ocurre siempre- comento Harry un poco harto de que siempre le pongan esa atención tan innecesaria.
-parecería que no tienen cosas más importantes que hacer- secundo Albus, entre más tiempo pasaba en el colegio más era consciente de la fama de su padre y lo fastidiosos que pueden ser las personas.
—Los campeones tienen que bajar ya a los terrenos del colegio... Tienes que prepararte para la primera prueba.
—¡Bien! —dijo Harry, poniéndose en pie. El tenedor hizo mucho ruido al caer al plato.
—Buena suerte, Harry —le susurró Hermione—. ¡Todo irá bien!
—Sí —contestó, con una voz que no parecía la suya.
Salió del Gran Comedor con la profesora McGonagall. Tampoco ella parecía la misma; de hecho, estaba casi tan nerviosa como Hermione.
-dudo mucho que siquiera le gustara que participase- comento Alice- de no haber sido por lo del contrato vinculante sin duda habría peleado para que lo sacaran del torneo.
La gran mayoría asintió a las palabras de la auror, por todos era sabido que a pesar de ser la profesora más justa y estricta también era mi protectora para con sus alumnos, en especial con los de su casa que tanto se metían en problemas. Por su parte la propia McGonagall se imaginaba lo que tuvo que reprimirse para no prestarle ninguna ayuda ni ventaja al joven Potter, en cierto punto era reconfortante que su colega del momento, Alastor, no pensara de la misma forma.
Al bajar la escalinata de piedra y salir a la fría tarde de noviembre, le puso una mano en el hombro.
—No te dejes dominar por el pánico —le aconsejó—, conserva la cabeza serena. Habrá magos preparados para intervenir si la situación se desbordara... Lo principal es que lo hagas lo mejor que puedas, y no quedarás mal ante la gente. ¿Te encuentras bien?
Los presentes sonrieron, so era característico de su profesora.
—Sí —se oyó decir Harry—. Sí, me encuentro bien.
Ella lo conducía bordeando el bosque hacia donde es­taban los dragones; pero, al acercarse al grupo de árboles detrás del cual habría debido ser claramente visible el cercado, Harry vio que habían levantado una tienda que lo ocultaba a la vista.
—Tienes que entrar con los demás campeones —le dijo la profesora McGonagall con voz temblorosa— y esperar tu turno, Potter. El señor Bagman está dentro. Él te explicará lo que tienes que hacer... Buena suerte.
—Gracias —dijo Harry con voz distante y apagada:
Ella lo dejó a la puerta de la tienda, y Harry entró.
-bien pudiste haber escapado en cuanto saliste de la visión de la profesora- comento James “S” divertido.
-entonces irían a buscarlo, por más que quisiera no podía zafarse de esa- se amento Albus.
Neville fue describiendo a cada campeón que ya se encontraba en la carpa.
—¡Harry! ¡Bien! —dijo Bagman muy contento, mirán­dolo—. ¡Ven, ven, ponte cómodo!
De pie en medio de los pálidos campeones, Bagman se parecía un poco a esas figuras infladas de los dibujos ani­mados. Se había vuelto a poner su antigua túnica de las Avispas de Wimbourne.
—Bueno, ahora ya estamos todos... ¡Es hora de poneros al corriente! —declaró Bagman con alegría—. Cuando ha­yan llegado los espectadores, os ofreceré esta bolsa a cada uno de vosotros para que saquéis la miniatura de aquello con lo que os va a tocar enfrentaros. —Les enseñó una bol­sa roja de seda—. Hay diferentes... variedades, ya lo veréis. Y tengo que deciros algo más... Ah, sí... ¡vuestro objetivo es coger el huevo de oro!
La tensión se estaba formando poco a poco, pero ese comentario le saco una risa a más de alguno, todo el intento para guardar el secreto hasta el último minuto era completamente inútil, ya todo sabían lo que era
Harry miró a su alrededor. Cedric hizo un gesto de asentimiento para indicar que había comprendido las pala­bras de Bagman y volvió a pasear por la tienda. Tenía la cara ligeramente verde. Fleur Delacour y Krum no reaccionaron en absoluto. Tal vez pensaban que se pondrían a vo­mitar si abrían la boca; en todo caso, así se sentía Harry. Aunque ellos, al menos, estaban allí voluntariamente...
-no tanto como eso, pero si estaba bastante nerviosa-acepto Fleur-
Neville fue leyendo como desde adentro escuchaban que los demás estudiantes se reunían mientras que Bagman llegaba y abría una bolsa roja, Fleur fue la primera sacando una miniatura de un gales verde con un número dos, Krum saco el bola de fuego chico con un tres, Cedric saco el hocicorto sueco con un uno y solo quedaron Harry con el colacuerno que mostraba los colmillos.
-incluso esa miniatura es bastante salvaje- comento Charlie.
-me pregunto como hicieron esos dragones, así de pequeños tal vez si podrían ser buenas mascotas- comento Ginny
-eso sería espectacular- dijo Hagrid con los ojos brillosos, si bien no podía tener un dragón completamente real, no estaría mal tener a un pequeñín de esos, sin duda le acodiciaría un buen lugar en su casa.
-pero aun así seguirían siendo peligrosos- salto la señora Weasley- siguen lanzando fuego
-con las precauciones y la jaula adecuada no sería tanto problema- comento Fred
-ademas servirían para calentar la casa y encender la chimenea- apoyo George.
-claro, como si un simple hechizo no encendiera la chimenea- salto Favian.
-detalles, detalles, lo importante es que Ginny tiene razón, y en verdad podían ser buenas mascotas- aseguro Fred.
-claro que tendríamos qué ponerlos en la trastienda, no sería bueno que esas miniaturas estuvieran cerca de los micro puf
-y también habría que pensar en vender las jaulas o donde sea que vallan a vivir, no nos gustaría una devolución por algo así
-sin mencionar la comida, esas cositas necesitaran comida o…
-que les parece señores Weasley, primero descubrir como los hacerlos antes de pensar en comercializarlos- les interrumpió Dumbledore.
-muy cierto profesor- dijeron al unísono los pelirrojos
-bien, por el momento regresemos a la lectura- solicito el anciano.
—¡Bueno, ahí lo tenéis! —dijo Bagman—. Habéis saca­do cada uno el dragón con el que os tocará enfrentaros, y el número es el del orden en que saldréis, ¿comprendéis?
-entonces Harry estará al último con el colacuerno- comento Sirius.
-la única sorpresa es el turno que le tocaría, era más evidente con cual dragón terminaría- aseguro Lily- no podía terminar con el gales verde, tenía que tocarle el más peligroso de todos.
-bueno, será el menos peligroso, pero aun así puede hacer mucho daño- dijo Cedric.
-oh, ese animal te quemo- indago Lily viendo al joven que asintió consiguiendo una exclamación de miedo de parte de la enfermera del colegio- ojalá y que no haya sido nada grabe.
-no tanto, la señora Pomfrey logro curarme con bastante facilidad
-yo decidiere que tan grabe fue la quemadura- dijo la enfermera con rotundidad.
-bueno, podría haber sido peor, al menos no lo mordió- dijo la pelirroja.
-eso es verdad, conozco a algunos compañeros de la reserva que perdieron un brazo o alguna parte de cuerpo cuando un dragón…
-hay por Merlín-exclamo en pánico la señora Weasley.
-mamá relájate- dijo de inmediato Charlie, había hablado sin pensar y eso solo le traería una de esas largas y complicadas charlas de lo peligroso que era su trabajo, de lo mucho que se preocupa por su salud, y de que debería de cambiar de cambiar la profesión- son incidentes muy aislados y yo nunca sería así de descuidado.
-despues hablaremos de eso
Eso era justo lo que el pelirrojo temía, esas discusiones con su madre nunca llegaban a ningún lado, ya que ni él ni su madre cedían ante su postura. Bill sonrió un poco divertido, pero decidió no hacer ningún comentario, su trabajo no era precisamente del agrado de su madre también, así que conocía muy bien de que iría su futura platica, y si decía algo corría el riesgo de quedar involucrado.
Yo tendré que dejaros dentro de un momento, porque soy el co­mentador. Diggory, eres el primero. Tendrás que salir al cercado cuando oigas un silbato, ¿de acuerdo? Bien. Harry. ¿podría hablar un momento contigo, ahí fuera?
-eso es extraño-   comento Ted- que es lo que el querría hablar con Harry, no creo que se conozcan lo suficiente y mucho más teniendo en cuenta su situación.
—Eh... sí —respondió Harry sin comprender. Se levan­tó y salió con Bagman de la tienda, que lo llevó aparte, entre los árboles, y luego se volvió hacia él con expresión pater­nal.
—¿Qué tal te encuentras, Harry? ¿Te puedo ayudar en algo?
-y ese que planea- espeto Alastor- es demasiado extraño que quiera hacer algo así.
-tú lo ayudaste- dijo Frank
-es diferente, yo no tengo nada que ver con el torneo, pero él es un juez del mismo, me parece sospechoso
-no querrás insinuar que fue él quien puso el nombre de Harry en el cáliz- se aventuró Fran.
-no- dijo el auror despues de pensarlo un momento- no me parece lo suficientemente inteligente como para algo así, pero sin duda está ocultando algo.
-sí que tenía otras cosas en mente, pero no tiene importancia con la historia de Harry- comento Hermione.
- ¿y qué era?
-ya aparecerá despues Alastor, es curioso, pero no muy relevante- dijo la castaña- Neville continua.
—¿Qué? —dijo Harry—. No, en nada.
—¿Tienes algún plan? —le preguntó Bagman, bajando la voz hasta el tono conspiratorio—. No me importa darte alguna pista, si quieres. Porque —continuó Bagman bajan­do la voz más aún— eres el más débil de todos, Harry. Así que si te puedo ser de alguna ayuda...
-y ese que se cree al decirle débil- exclamo Lily- ademas de que ayuda seria ese inútil en el último segundo.
-bueno, siendo francos, se supone que los cuatro campeones tuvieron que pensar en una estrategia en ese último segundo- razono James.
-bueno, te concedo eso, pero lo de que es un inútil sigue siendo verdad- aseguro sin querer dar por perdida completamente la discusión- y sobre todo no me agrada que le dijera débil a Harry.
James solo se limitó a negar con la cabeza y a abrazar a su novia.
-comúnmente es cornamenta quien dice esas excusas- comento Sirius en un susurrara.
-no es muy común que le puedan ganar una discusión a Lily- le respondió Marlene en el mismo tono
-muy cierto- concedió el animago.
—No —contestó Harry tan rápido que comprendió que había parecido descortés—, no. Y.... ya he decidido lo que voy a hacer, gracias.
-bueno, por lo menos me alegra saber que sabes guardar los modales- comento Molly.
—Nadie tendría por qué saber que te he ayudado, Harry —le dijo Bagman guiñándole un ojo.
-entiendo lo que dices, parece demasiado interesado en ayudar al cachorro- comento Sirius- es evidente que algo está tramando.
-pero ya dijeron que no tiene relación con la historia principal por así decirlo, así que tal vez no deberíamos darle demasiadas vueltas al asunto, ademas dudo qué eso tres se queden con la duda.
-pues si nos enteremos que había pasado con él, aunque no lo indagamos precisamente- dijo Harry.
-fue más algo que surgió durante una conversación casual- apoyo Ron.
-en serio, con lo curioso que son ustedes tres- se impresiono Alice
-si bueno, había otras cosas en que pensar- dijo Hermione tratando de desviar un poco la atención y esperando que no le pidieran profundizar en su respuesta.
-bueno, entonces es un hecho que eso no le traerá ningún problema al cachorro.
-no Sirius, eso solo afectara a Bagman y sucedió por su propia estupidez- aseguro Bill,
—No, no necesito nada, y me encuentro bien —afirmó Harry, preguntándose por qué se empeñaba en decirle a todo el mundo que se encontraba bien, cuando probablemente jamás se había encontrado peor en su vida
-es más como una costumbre- comento Andrómeda- pocas veces decimos que nos sentimos mal cuando preguntan.
—. Ya ten­go un plan. Voy...
-cuidado chico, no reveles la carta de triunfo antes de tiempo- salto Alastor.
-pero no es como si importara mucho o si, ya pronto todos verán lo que tenía previsto- dijo Dora- que importaría que dijera lo que planeo.
-pareces olvidar que entre los campeones hay un jugador de quidditch profesional, y de último momento decide cambiar su estrategia podrá ser perjudicial para el chico- aseguro ojo loco, sin embargo, aunque dijera eso no pensaba que el chico Krum no era tan avispado como para ingeniar algo así, no dudaba que todo lo que haría en esa primera prueba era obra de Karkarov, y por supuesto, no diría aceptaría ese punto de vista en público, al menos por el momento.
Se escuchó, procedente de no se sabía dónde, el sonido de un silbato.
—¡Santo Dios, tengo que darme prisa! —dijo Bagman alarmado, y salió corriendo.
Harry volvió a la tienda y vio a Cedric que salía, con la cara más verde aún que antes. Harry intentó desearle suer­te, pero todo lo que le salió de la boca fue una especie de gru­ñido áspero.
Varios bufidos divertidos se escucharon en ese momento, más que nada porque pensaron que ese gruñido era más del estilo de Krum que de Harry.
Volvió a entrar, con Fleur y Krum. Unos segundos des­pués oyeron el bramido de la multitud, señal de que Cedric acababa de entrar en el cercado y se hallaba ya frente a la versión real de su miniatura.
-recuerdo la sensación- acepto Cedric presionando la boca de su estómago- aun sabiendo a lo que nos enfrentaríamos fue una gran impresión.
-bueno, nunca es lo mismo saber de ellos a tenerlos en frente, créeme, lo sé por experiencia- comento Charlie.
Sentarse allí a escuchar era peor de lo que Harry hubie­ra podido imaginar. La multitud gritaba, ahogaba gemidos como si fueran uno solo, cuando Cedric hacía lo que fuera para burlar al hocicorto sueco.
-es que casi era así, dudo que alguno de los presentes no le estuviera prestando suma atención a todos sus movimientos- comento Dean.
-eso podría ser un poco perjudicial, saber que tienes tantas miradas fijas en ti debe de poner nervioso a cualquiera- agregó Seamus.
-creo que lo que menos les importara a los campeones en ese momento sean las miradas- aseguro Remus- su atención debería de estar centrada en lo que tenían en frente para salir lo mejor posible.
Krum seguía mirando al sue­lo. Fleur ahora había tomado el lugar de Cedric, caminando de un lado a otro de la tienda.
Todos comprendían a la chica en ese momento, aun cuando   no lo mencionaran debía de estar tan nerviosa como Harry, el no saber que pasara si lo que planearon será verdaderamente efectivo, y ademas sumarle el hecho de la calificación de los jueces, era más que comprensible que estuviera nerviosa y más porque sería la siguiente.
-saben, ya leyendo lo que ocurría dentro de la carpa, creo que se pierde todo el glamour de haber sido elegido como campeón- comento Marlene- y solo se trata de la primera prueba.
Muchos le dieron la razón en silencio a la rubia, varios de los presentes les vasto ver el primer dragón para agradecer el no haber podido o no haber sido seleccionado para ser el campeón del colegio.
Y los comentarios de Bagman lo empeoraban todo mucho... En la mente de Harry se forma­ban horribles imágenes al oír: «¡Ah, ¡qué poco ha faltado, qué poco...! ¡Se está arriesgando, ya lo creo...! ¡Eso ha sido muy astuto, sí señor, lástima que no le haya servido de nada!»
-pero que rayos está ocurriendo ahí afuera- exclamo la señora Weasley, estaba muy preocupada por lo que podía pasarle a ese chico.
-bueno, mi plan era…
-he, perdón que interrumpa- dijo Ron deteniendo a Cedric- pero yo le explique a grandes rasgos lo que hicieron durante su prueba.
-oh bueno
-entonces, fue ahí donde se reconciliaron- pregunto Lily viendo al pelirrojo que asintió con precaución- valla eso es bueno, solo basto un par de tonelada de cuernos, colmillos y fuego para que se decidieran a hablar- agrego con ironía consiguiendo un rojo de ron y Harry y una risa de los demás.
-bueno, no “hablaron” precisamente- dijo Hermione- pero al menos por fin se dejaron de tonterías.
Y luego, tras unos quince minutos, Harry oyó un bramido ensordecedor que sólo podía significar una cosa: que Cedric había conseguido burlar al dragón y coger el huevo de oro.
—¡Muy pero que muy bien! —gritaba Bagman—. ¡Y aho­ra la puntuación de los jueces!
Pero no dijo las puntuaciones. Harry supuso que los jueces las levantaban en el aire para mostrárselas a la mul­titud.
-supongo que querrían que los otros campeones se enteraran de las calificaciones- comento Frank- al menos hasta despues de que ellos realizaran su prueba.
-sería una presión menos, pensar en tener que superar a los estuvieron antes- comento Alice.
-o una incertidumbre más al no saber si lo están haciendo mejor o peor que los demás- propuso dora.
-sea cual sea la razón no importa mucho en este momento- intervino Remus queriendo dar por zanjada la discusión- de cualquier forma, cada quien interpretaría la situación como mejor le pareciera
-y conociendo a Harry sin duda pensaría de la peor forma posible- aseguro Neville evitando la mirada ofendida del aludido para retomar la lectura.
—¡Uno que ya está, y quedan tres! —gritó Bagman cuando volvió a sonar el silbato—. ¡Señorita Delacour, si tiene usted la bondad!
Fleur temblaba de arriba abajo. Cuando salió de la tienda con la cabeza erguida y agarrando la varita con fir­meza, Harry sintió por ella una especie de afecto que no ha­bía sentido antes.
Fleur vio con cierta ternura al chico, la verdad en su momento no pensó que llegaría a tomarle afecto, pero despues de aquel incidente ocurrido en la segunda prueba su actitud cambio muchos, y mucho más despues de que comenzara a salir con Bill.
-entonces tú también estabas interesado en mi esposa- le pico divertido el mayor de los hermanos Weasley.
-no esa clase de afecto- le dijo el azabache sin dejarse inmutar.
-sabes hermano, a mí me resulta muy extraño como bromeas con esos temas, pero te encelas que tu hija tenga novio- comento Ginny borrándole la sonrisa burlona a su hermano.
-es una buena pgegunta Ginny- concedió Fleur siendo tomando la rienda de la burla.
-bueno, eso es, bueno
-mejog no digas nada quegido- le dijo con dulzura Fleur- mejor sigamos con la lectuga, ya deben de estag impacientes pog sabeg lo que aga Harry.
Se quedaron solos él y Krum, en lados opuestos de la tienda, evitando mirarse.
Se repitió el mismo proceso.
—¡Ah, no estoy muy seguro de que eso fuera una buena idea! —oyeron gritar a Bagman, siempre con entusiasmo—. ¡Ah... casi! Cuidado ahora... ¡Dios mío, creí que lo iba. co­ger!
-creo que se está pasando un poco de interesante no- comento Rose.
-bueno, todo eso también es un espectáculo, y aunque ponga más nervioso a los demás participantes anime a los que están observando- razono Scorpius.
-si, como el comentarista en los partidos de quidditch, los comentarios son más para los espectadores- apoyo Albus.
Diez minutos después Harry oyó que la multitud volvía a aplaudir con fuerza. También Fleur debía de haberlo lo­grado.
-despues de mucho esfuerzo- dijo Fleur recordando o que lo que costo librarse de esa maldita bestia.
Se hizo una pausa mientras se mostraban las pun­tuaciones de Fleur. Hubo más aplausos y luego, por tercera vez, sonó el silbato.
—¡Y aquí aparece el señor Krum! —anunció Bagman cuando salía Krum con su aire desgarbado, dejando a Harry completamente solo.
Viktor recordaba claramente ese día, en el libro no menoscaba nada, pero él también estaba muy nervioso en ese momento, si bien por su propia forma de ser no lo demostraba, y muchos llegaban a pensar que era un completo insensible, sí que estaba tan nervioso como sus demás compañeros.
Se sentía mucho más consciente de su cuerpo de lo que era habitual: notaba con claridad la rapidez a la que le bom­beaba el corazón, el hormigueo que el miedo le producía en los dedos... Y al mismo tiempo le parecía hallarse fuera de él: veía las paredes de la tienda y oía a la multitud como si estuvieran sumamente lejos...
-es la adrenalina- aseguro Dora- no me extrañaría que despues terminara fatigado a mas no poder.
-lo triste del asunto, es que ya conoce demasiado bien esa sensación- agrego Remus.
Harry simplemente esbozo una sonrisa triste, claro que conocía ese sentimiento, lo que le ocurrió en sus dos primeros años al entrar al bosque prohibido, esa ocasión en torneo o la más cercana y temible de todas, la lenta caminata desde el despacho de Dumbledore hasta su destino, tenía experiencia más que de sobra con ese sentimiento.
—¡Muy osado! —gritaba Bagman, y Harry oyó al bola de fuego chino proferir un bramido espantoso, mientras la multitud contenía la respiración, como si fueran uno solo—. ¡La verdad es que está mostrando valor y, sí señores, acaba de coger el huevo!
-tal parece que ha sido quien mejor lo ha hecho hasta ahora- dijo Marlene- por lo menos esta vez no dijo nada que se pudiera interpretar como que los atacaron.
-ahora solo falta Harry, por fin despues de tanto veremos como le va en su prueba- comento James, en una parte estaba nervioso por imaginarse a su hijo enfrentándose a semejante bestia, pero por otro estaba emocionado, su hijo era un excelente volador (más que él incluso) y se moría por saber cómo haría las cosas.
El aplauso resquebrajó el aire invernal como si fuera una copa de cristal fino. Krum había acabado, y aquél sería el turno de Harry.
Se levantó, notando apenas que las piernas parecían de merengue. Aguardó. Y luego oyó el silbato. Salió de la tien­da, sintiendo cómo el pánico se apoderaba rápidamente de todo su cuerpo. Pasó los árboles y penetró en el cercado a través de un hueco.
En ese momento esos omentos divertidos que habían tenido durante la lectura y fue sustituido por la clásica tención que embargaba a todos en ese tipo de capítulos, todos guardaron silencio y se inclinaron hacia el frente prestando especial atención a las palabras que Neville iba leyendo.
Lo vio todo ante sus ojos como si se tratara de un sueño de colores muy vivos. Desde las gradas que por arte de ma­gia habían puesto después del sábado lo miraban cientos y cientos de rostros. Y allí, al otro lado del cercado, estaba el colacuerno agachado sobre la nidada, con las alas medio desplegadas y mirándolo con sus malévolos ojos amarillos, como un lagarto monstruoso cubierto de escamas negras, sacudiendo la cola llena de pinchos y abriendo surcos de casi un metro en el duro suelo.
Varias exclamaciones de impresión y miedo se dejaron escuchar en el momento, esas descripciones en ocasiones eran demasiado precisas para su gusto.
La multitud gritaba muchí­simo, pero Harry ni sabía ni le preocupaba si eran gritos de apoyo o no.
-oh, en su mayoría eran de apoyo- dijo de inmediato Luna- creo que solo algunos de Slytherin no lo hacían- varias miradas se dirigieron de inmediato a Draco
- ¿Qué? - dijo el rubio- yo no grite en su contra, no lo apoyaba, pero estaba muy impresionado como para decir algo- explico el chico.
-bueno, creo que es lo menor que se podría esperar- comento Scorpius un poco complacido porque su padre no volviera a dar una de sus “impresionantes” apariciones.
-pero Luna tiene razón- dijo Padma Patil- la verdad es que muchos cambiaron su forma de verte en cuanto vieron al primer dragón.
-y más cuando vieron al colacuerno, muchos compañeros quedaron mudos de la impresión- siguió Luna.
-lo que no entiendo es que haga falta tener a un dragón en frente para hacerlos recapacitar- dijo Lily a lo que muchos de los compañeros del chico bajaron la cabeza avergonzados- bueno, Neville continua, quiero saber que pasa
Era el momento de hacer lo que tenía que hacer: concentrarse, entera y absolutamente, en lo que constituía su única posibilidad.
Levantó la varita.
—¡Accio Saeta de Fuego! —gritó.
Aguardó, confiando y rogando con todo su ser. Si no fun­cionaba, si la escoba no acudía... Le parecía verlo todo a tra­vés de una extraña barrera transparente y reluciente, como una calima que hacía que el cercado y los cientos de rostros que había a su alrededor flotaran de forma extraña...
Todos los del pasado estaban impacientes esperando a que el hechizo funcionara, sabían que su práctica de la noche anterior había sido efectiva, pero también sabían que la ambivalente suerte del chico podría jugarle en contra.
Y entonces la oyó atravesando el aire tras él.
James se removía en su asiento, poco faltaba para que se pusiera a saltar de la emoción.
Se volvió y vio la Saeta de Fuego volar hacia allí por el borde del bos­que, descender hasta el cercado y detenerse en el aire, a su lado, esperando que la montara. La multitud alborotaba aún más... Bagman gritaba algo...
-tampoco fue nada importante- dijo Dean- solamente dijo lo que todos había podido ver, que habías convocado tu escoba.
-pero como un ex jugador de quidditch profesional tan animado como él debió de ser un momento espectacular ver lo que Harry planeaba- aseguro Sirius.
-muchos estábamos animados- agrego Angelina- como su compañera del equipo de Gryffindor, estaba emocionada por ver volar a nuestro buscador- los que formaron parte del equipo en algún momento estaban de acuerdo con la chica, pocos había en el colegio que volaran tan bien como él.
pero los oídos de Harry ya no funcionaban bien, porque oír no era importante...
Pasó una pierna por encima del palo de la escoba y dio una patada en el suelo para elevarse. Un segundo más tar­de sucedió algo milagroso.
Al elevarse y sentir el azote del aire en la cara, al con­vertirse los rostros de los espectadores en puntas de alfiler de color carne y al encogerse el colacuerno hasta adquirir el tamaño de un perro, comprendió que allá abajo no había de­jado únicamente la tierra, sino también el miedo: por fin es­taba en su elemento.
La preocupación comenzó lentamente a darle paso a la emoción, aunque eso era más notorio para los chicos que habían visto volar al azabache, que aquellos que solo había escuchado o leído acerca de su habilidad de velo.
Aquello era sólo otro partido de quidditch... nada más, y el colacuerno era simplemente el equipo enemigo...
Miró la nidada, y vio el huevo de oro brillando en medio de los demás huevos de color cemento, bien protegidos entre las patas delanteras del dragón.
-será complicado hacer que el colacuerno deje desprotegidos los huevos- comento Frank- puede esquivar al dragón con la escoba, pero como llamar su atención.
-siempre hay una forma- aseguro Bill- yo más una vez me he levantado para deshacerme de una mosca molesta.
«Bien —se dijo Harry a sí mismo—, tácticas de distrac­ción. Adelante.»
Descendió en picado. El colacuerno lo siguió con la ca­beza. Sabía lo que el dragón iba a hacer, y justo a tiempo fre­nó su descenso y se elevó en el aire. Llegó un chorro de fuego justo al lugar en que se habría encontrado si no hubiera dado un viraje en el último instante... pero a Harry no le preocupó: era lo mismo que esquivar una bludger.
Varios de los presentes sonrieron divertidos, no sabían si eso era realmente cierto, y desde luego no quisieran comprobarlo siquiera, lo bueno es que eso demostraba que Harry tenía muchas más posibilidades para salir a salvo de esa.
—¡Cielo santo, vaya manera de volar! —vociferó Bag­man, entre los gritos de la multitud—. ¿Ha visto eso, señor Krum?
-fue algo bastante impresionante- aseguro Krum- es una lástima que decidiera ser auror, habría sido interesante encontrarnos en algún partido.
-y tu como sabes que estudiare para auror- le pregunto Harry curioso, si bien no se llevaba mal con él, tampoco era como si mantuvieran mucho contacto.
-hay Harry- dijo Fleur respondiendo en lugar del búlgaro- con todo lo que ha ocurrido no sería extraño que noticias tuyas llegaran tan lejos- aseguro.
-hay por Merlín- dijo exasperado Albus rodando los ojos- no pueden prestarles más atención a sus propias vidas- ya desde antes le parecía un poco fastidiosa la fama de su padre, pero con lo que estaba leyendo esa antipatía había crecido, tanto al punto de no notar la sonrisa divertida de su pelirroja compañera.
Harry se elevó en círculos. El colacuerno seguía siem­pre su recorrido, girando la cabeza sobre su largo cuello. Si continuaba así, se marearía, pero era mejor no abusar o volvería a echar fuego.
Tanto Charlie como Alastor escucharon esa parte con interés, el primero curioso de que Harry parecía estar conociendo al dragón y como podría actuar, algo complicado de hacer, y el segundo por su parte intrigado de que el chico pudiera analizar a su “enemigo” y sepa manejarse ante ello, claro, despues de que superara su nerviosismo, si pudiera mantener esa confianza en todo momento sería muy útil en las misiones.
Harry se lanzó hacia abajo justo cuando el dragón abría la boca, pero esta vez tuvo menos suerte. Esquivó las lla­mas, pero la cola de la bestia se alzó hacia él, y al virar a la izquierda uno de los largos pinchos le raspó el hombro. La túnica quedó desgarrada.
- ¡Harry! - grito Lily evidentemente preocupada, claro que no fue la única, pero su voz fue suficiente como para opacar otras exclamaciones más.
-los pinchos de ese dragón no tiene veneno o algo por el estilo verdad- interrogo con nerviosismo Molly a su hijo, en ese momento tenía muy presente lo que le había ocurrido a Ron con Norberto (a).
-no, la estructura y potencia de fuego del colacuerno le brinda suficiente defensa por lo que no necesita de algo como veneno- respondió Charlie
-aun así, fue muy peligroso- aseguro Dorea- un poco más cerca o un golpe bien dado en la escoba y podría ser muy perjudicial para Harry.
-él tiene una gran habilidad con la escoba, incluso McGonagall lo metió al equipo en su primer año, solo necesita concentrarse un poco más para esquivar sus ataques. - aseguro James entre preocupado y extasiado.
Le escocía. La multitud gritaba, pero la herida no pare­cía profunda.
-leyéndolo en este momento no parece nada, pero en su momento nos preocupamos mucho, un poco más cerca y…- un escalofrió recorrió la espalda de Hermione al imaginar aquella posibilidad.
-sí, pero no fue para tanto- aseguro Harry.
-ahora lo vemos- dijo Ginny- pero asumiendo la poca importancia que le das a tu herida, y que hacer cosas como en tu segundo año que continuaste volando con un brazo roto- el tono de acusación era cada vez más evidente- es evidente que estuviéramos preocupados.
-oh, yo lo siento Ginny- le dijo con ternura abrasándola, él siempre estuvo rodeado de todo tipo de problemas, y no se había puesto a pensar en lo preocupados que estarían personas como Ginny cuando hacia ese tipo de cosas, al menos las que todos conocían.
Sobrevoló la espalda del colacuerno y se le ocurrió una posibilidad...
El dragón no parecía dispuesto a moverse del sitio: te­nía demasiado afán por proteger los huevos. Aunque retorcía la cabeza y plegaba y desplegaba las alas sin apartar de Harry sus terribles ojos amarillos, era evidente que temía apartarse demasiado de sus crías. Así pues, tenía que per­suadirlo de que lo hiciera, o de lo contrario nunca podría apoderarse del huevo de oro. El truco estaba en hacerlo con cuidado, poco a poco.
-pero tampoco puede tardarse mucho- aseguro Ted- sin duda el tiempo que tarde en conseguirlo será un factor que influya en la calificación. Si supiéramos cuanto tardaron los demás.
-da igual, de cualquier forma, la herida en el hombro sin duda le quitara uno o dos puntos- aseguro Andrómeda.
-si caro, como si eso fuera de mucha utilidad- ironizo molesto Ron recordando la calificación de Karkarov- ya verán que hablo, y muchos sin duda me darán la razón- agregó el pelirrojo al recibir las miradas de varios delos presentes.
Empezó a volar, primero, por un lado, luego por el otro, no demasiado cerca para evitar que echara fuego por la boca, pero arriesgándose todo lo necesario para asegurarse de que la bestia no le quitaba los ojos de encima. La cabeza del dragón se balanceaba a un lado y a otro, mirándolo por aquellas pupilas verticales, enseñándole los colmillos...
-¡¡lánzale un maleficio a esa maldita bestia!!- grito Lily perdiendo la paciencia.
-pero Lily- dijo con impresión Hagrid.
- ¿Qué?, ningún hechizo que Harry haga podrá dañarla, pero tal vez así consiga fastidiarlo lo suficiente para seguirlo.
-bueno tiene un punto- acepto Frank- aunque más que perseguirlo podría atacarlo con fuego.
-ya lo ha esquivado varias veces, podrá hacerlo, ¡así que ataca a ese maldito!- ordeno la pelirroja.
-he bueno, eso ya paso hace años- dijo con precaución Harry, su madre estaba muy exaltada y lo último que quería es molestarla.
-pues entonces debiste haberlo hecho- aseguro deduciendo que no lo había hecho- para la próxima ya sabes que hacer.
Remontó un poco el vuelo. La cabeza del dragón se elevó con él, alargando el cuello al máximo y sin dejar de balan­cearse como una serpiente ante el encantador.
Harry se elevó un par de metros más, y el dragón soltó un bramido de exasperación. Harry era como una mosca para él, una mosca que ansiaba aplastar. Volvió a azotar con la cola, pero Harry estaba demasiado alto para alcan­zarlo. Abriendo las fauces, echó una bocanada de fuego... que él consiguió esquivar.
Los del pasado como los de la tercera generación no alcanzaban a imaginar lo que había pasado, mientras los de la época del joven que lo habían visto todo, no recordaban el evento con tanto detalle, con la impresión de lo ocurrido no habían ´restando tanta atención, en cierto modo todo había pasado muy rápido.
—¡Vamos! —lo retó Harry en tono burlón, virando so­bre el dragón para provocarlo—. ¡Vamos, ven a atrapar­me...! Levántate, vamos...
-bueno, eso es algo- dijo Lily- pero no creo que pudiera escucharte y mucho menos entenderte.
La enorme bestia se alzó al fin sobre las patas traseras y extendió las correosas alas negras, tan anchas como las de una avioneta,
-valla, o en verdad te entendió o fue una enorme coincidencia- aseguro Sirius.
y Harry se lanzó en picado.
-¡¡es tu oportunidad Harry!!
-¡¡consigue ese maldito huevo de una vez!!- gritaron James y Lily en sincronía (y en ese orden) consiguiendo que todos los demás se emocionaran igual.
Antes de que el dragón comprendiera lo que Harry estaba haciendo ni dónde se había metido, éste iba hacia el suelo a toda velocidad, hacia los huevos por fin desprotegidos. Soltó las manos de la Saeta de Fuego... y cogió el huevo de oro.
-¡¡SI!!- fue e grito de emoción y jubilo que lanzaron varios de los presentes, incluso arios de la segunda generación celebraron como lo habían hecho ese día.
Y escapó acelerando al máximo, remontando sobre las gradas, con el pesado huevo seguro bajo su brazo ileso.
-Por fin- dijo muy despacio Lily recargando la cabeza sobre el hombro de James con una leve expresión de cansancio- por fin esos malditos genes Potter han servido de algo. Varios negaron divertidos por su comentario.
-jeje, si, no solo sirven para meterse en problemas- dijo feliz el azabache.
La actitud y las palabras de la pelirroja denotaban mucha tranquilidad, tal parecía que toda esa emoción ayudo a la joven a liberar algo de tensión, tal vez ya pronto tendrían de regreso a la Lily normal, o mejor aún, a una más relajada.
De repente fue como si alguien hubiera vuelto a subir el volu­men: por primera vez llegó a ser consciente del ruido de la multitud, que aplaudía y gritaba tan fuerte como la afición irlandesa en los Mundiales.
—¡Miren eso! —gritó Bagman—. ¡Mírenlo! ¡Nuestro pa­ladín más joven ha sido el más rápido en coger el huevo! ¡Bueno, esto aumenta las posibilidades de nuestro amigo Potter!
-Wau, entonces al final fue el que duro menos- dijo con impresión Ted- creo que me preocupaba en vano.
-sí, para lo efectivo que fue para cierta persona- volvió a hablar r0n.
-en algún momento podremos saber de quién hablas- salto un poco exasperado Sirius- a quien le guardas tanto rencor.
-hay muchos a los que le gurda rencor, no me sorprendería que envejeciera antes de tiempo por eso- se burló Draco consiguiendo la risa de muchos.
-cállate tu- increpo el pelirrojo.
-ya lo ven- reitero el rubio consiguiendo más risas.
Harry vio a los cuidadores de los dragones apresurán­dose para reducir al colacuerno; y a la profesora McGona­gall, el profesor Moody y Hagrid, que iban a toda prisa a su encuentro desde la puerta del cercado, haciéndole señas para que se acercara. Aun desde la distancia distinguía cla­ramente sus sonrisas. Voló sobre las gradas, con el ruido de la multitud retumbándole en los tímpanos, y aterrizó con suavidad, con una felicidad que no había sentido desde hacía semanas. Había pasado la primera prueba, estaba vivo...
-más que eso me atrevería a decir- dijo Teddy- me sorprende que nunca nos contara esta experiencia.
-para empezar, ¿me habrían creído? - interrogo Harry viendo al metamorfomago.
-al inicio no- respondió Rose- pero claro, se las arreglaron para ocultarnos lo de su fama, de haberlo sabido les habríamos creído.
-es cierto, hasta yo sabía más cosas de ustedes que sus hijos- aseguro Scorpius.
-bueno como sea, no es la gran cosa- le trato de restar importancia el azabache, pero solo consiguió que más de alguno lo viera extrañado, se enfrentó a un maldito dragón ¿Cómo era posible que dijera que no era para tanto?, por suerte para el chico que se estaba incomodando por las miradas sobre él Neville decidió continuar con la lectura.
—¡Excelente, Potter! —dijo bien alto la profesora McGonagall cuando bajó de la Saeta de Fuego. Viniendo de la profesora McGonagall, aquello era un elogio desmesura­do. Le tembló la mano al señalar el hombro de Harry
-es uno de sus cachorros y el más joven de los que están metidos en eso- comenzó Alice- me sorprende que tenga la suficiente entereza para hablar sin tartamudear.
—. Tie­nes que ir a ver a la señora Pomfrey antes de que los jueces muestren la puntuación... Por ahí, ya está terminando con Diggory.
-jeje, ya imagino lo contenta que debe de estar con todo eso- comento Remus divertido- justo el año pasado sugirieron poner dragones en el colegio, y ahí los tiene.
-debe de estar muy irritada- agrego Molly- pero quisiera saber que le paso a Diggory.
-un pequeño accidente, pero la señora Pomfrey me curo bastante rápido y ni siquiera me quedo alguna cicatriz- respondió el joven tratando que su situación no pareciera tan grabe.
—¡Lo conseguiste, Harry! —dijo Hagrid con voz ronca—. ¡Lo conseguiste! ¡Y eso que te tocó el colacuerno, y ya sabes lo que dijo Charlie de que era el pe...!
- ¡Hagrid! - recriminaron varias voces al unísono.
-debes de tener más cuidado con esa boca amigo- prosiguió Sirius.
-ya has revelado información importante en el pasado con lo de la piedra y quien sabe que más- espeto Alastor- tienes que aprender a contenerte o la próxima vez alguien podría terminar muerto.
- ¡Alastor! - esta vez el reclamo se dirigió a él- comprendo lo que dice, pero tú te vas hasta los extremos- continuo McGonagall.
-a los extremos, te recuerdo con quien estamos peleando y hasta la información más pequeña podría ser perjudicial para nosotros.
Aun cuando sonara duro todos sabían que el viejo auror tenía algo de razón, es especial Hagrid se sentía mal porque ya muchas veces le habían reclamado esa forma de actuar, y tal parecía que a pesar de sus intentos eso no mejoraría en un futuro, por su parte los amigos del gigante le mandaban miradas de comprensión y apoyo y los más cercanos le daban algunas palmadas para animarlo.
—Gracias, Hagrid —lo cortó Harry para que Hagrid no siguiera metiendo la pata al revelarle a todo el mundo que había visto los dragones antes de lo debido.
-siendo justos no fue el único que los vio- dijo Sirius- así que o sería el único en problemas.
-sí, pero no tendría forma de revelar eso, no tenía pruebas para ello- explico Harry- lo mejor es que todos siguieran pensando que no sabíamos nada.
El profesor Moody también parecía encantado. El ojo mágico no paraba de dar vueltas.
—Lo mejor, sencillo y bien, Potter —sentenció.
—Muy bien, Potter. Ve a la tienda de primeros auxilios, por favor —le dijo la profesora McGonagall.
-aun cuando la herida no sea muy grabe deberá de desinfectarla por lo menos para prevenir problemas- dijo Lily- es una suerte que solo salieras con eso.
-no fue por su suerte, fue por su absoluta y asombrosa habilidad en una escoba que le permitió salir casi ileso- aseguro James.
-y aquí es cuando su ego crece- ironizo la pelirroja- bueno, por lo menos en esta ocasión su orgullo es por Harry y no por sí mismo- se reacomodo en el hombro del azabache para continuar escuchando la lectura.
Harry salió del cercado aún jadeando y vio a la entrada de la segunda tienda a la señora Pomfrey, que parecía preo­cupada.
Muchos conocían esa expresión de la mujer, en especial los bromistas y aquellos que como Nymphadora solían visitar de forma más o menos regular la enfermería.
—¡Dragones! —exclamó en tono de indignación, tiran­do de Harry hacia dentro.
-tan amable como siempre- ironizo Dora a lo que la enfermera se sonrojo levemente.
La tienda estaba dividida en cubículos. A través de la tela, Harry distinguió la sombra de Cedric, que no parecía seriamente herido, por lo menos a juzgar por el hecho de que estaba sentado.
Cedric sonrió irónicamente, no fue algo demasiado grabe, pero sin duda no se pudo mover por un rato.
La señora Pomfrey examinó el hombro de Harry, rezongando todo el tiempo.
—El año pasado dementores, este año dragones... ¿Qué traerán al colegio el año que viene? Has tenido mucha suer­te: sólo es superficial. Pero te la tendré que limpiar antes de curártela.
Limpió la herida con un poquito de líquido púrpura que echaba humo y escocía, pero luego le dio un golpecito con la varita mágica y la herida se cerró al instante.
—Ahora quédate sentado y quieto durante un minuto. ¡Sentado! Luego podrás ir a ver tu puntuación.
-si claro, el querido Harry se quedara sentado tranquilamente a esperar que su herida se recupere- ironizo Fred.
-solo vasta esperar a que le dé la espalda y se pondrá de pie- continuo George consiguiendo un sonrojo del azabache- lo ven, nuestro Harry no se puede quedar quieto, por eso se mete en tantos problemas.
-eso no es cierto- salto Ron- solo la mitad de los problemas en los que se mete son por esa razón.
- ¡hey! - reclamo el chico- y te dices ser mi amigo.
-si lo soy, pero así son las cosas y no puedes negarlo.
Salió apri­sa del cubículo, y la oyó entrar en el contiguo y preguntar—: ¿Qué tal te encuentras ahora, Diggory?
Harry no podía quedarse quieto:
Los gemelos se vieron entre ellos con expresión divertida mientras los demás se reían modestamente por la actitud del chico, el cual solo se puso aún más rojo.
estaba aún demasiado cargado de adrenalina. Se puso de pie para asomarse a la puerta, pero antes de que llegara a ella entraron dos perso­nas a toda prisa: Hermione e, inmediatamente detrás de ella, Ron.
—¡Harry, has estado genial! —le dijo Hermione con voz chillona. Tenía marcas de uñas en la cara, donde se había apretado del miedo—. ¡Alucinante! ¡De verdad!
-sabía que podía hacer el hechizo, pero de ahí en más bueno, solo digamos que no solo era Harry el tenso- comento la castaña.
-incluso yo estaba más que nervioso- aseguro Ron- en especial cuando no pudo esquivar la cola.
-también voló bastante cerca de las llamas, aunque esas si pudo esquivarlas- agrego Neville- fue algo bastante terrorífico e impresionante- aseguro antes de regresar a la lectura.
Pero Harry miraba a Ron, que estaba muy blanco y mi­raba a su vez a Harry como si éste fuera un fantasma.
Una pequeña tención se generó en el gran comedor en ese momento, aunque ya suponían que en ese momento se reconcilian, pero podría ser tanto de forma pacífica o algo bastante violento, en especial con uno de los chicos lleno de adrenalina.
—Harry —dijo Ron muy serio—, quienquiera que pu­siera tu nombre en el cáliz de fuego, creo que quería ma­tarte.
-y te tardaste tantas semanas en darte cuenta- le acuso Lily.
-con los cabezotas que son es sorprendente que no duraran más- dijo Hermione
- ¡hey! - reclamaron los mencionados.
-pero fue un gran alivio que no tuviera que mediar entre ellos por más tiempo- continuo la castaña.
-bueno, en el tercer libro fueron Hermione y Ron quienes estuvieron peleando y Harry había quedado en medio- comento Gideon.
-y algo similar ocurrió en nuestro quinto año- comento Harry.
- ¿Qué?, ¿ese par volvió a pelear dejante en medio de su locura? - indago Favian.
-y en gran medida fue por las estupideces de Ron que terminaron peleando- aseguro Ginny- como la primera vez, y en el año siguiente fui yo la que tuvo que soportarlo- agrego, aunque más para sí misma y para Harry.
- ¡¿y despues de todo se casaron?!- dijeron al unísono los gemelos Prewett.
-es como si les gustara o no pudieran vivir sin el conflicto- aseguro Charlie- pero en fin, si son felices que se peleen lo que quieran
Fue como si las últimas semanas no hubieran existido, como si Harry viera a Ron por primera vez después de haber sido elegido campeón.
—Lo has comprendido, ¿eh? —contestó Harry fríamente—. Te ha costado trabajo.
Hermione estaba entre ellos, nerviosa, paseando la mi­rada de uno a otro.
-también para ti fue un día muy agitado he- comento Dora viendo a la castaña- primero ver como tu amigo tenía que enfrentar la prueba, y despues ver y esperar a que esos brutos que tienes como amigos no se pusieran a dar golpes.
-bueno, tenía que estar atenta para separarlos en caso de que pasara algo
- ¿y tú que podrías hacer si se peleaban? - presunto la peli rosa
-es una bruja, y ellos estarían muy enfocados en golpear y no ser golpeado por el otro- razono Draco.
-bueno ese es un buen punto- concedió Frank- pero al final lo que importa es que por fin consigan arreglar sus diferencias.
-y si es forma civilidad sería mejor- recalco Alice en completo desacuerdo a que se arreglaran a golpes.
 Ron abrió la boca con aire vacilante. Harry se dio cuenta de que quería disculparse y comprendió que no necesitaba oír las excusas.
—Está bien —dijo, antes de que Ron hablara—. Olvídalo.
—No —replicó Ron—. Yo no debería haber...
—¡Olvídalo!
Ron le sonrió nerviosamente, y Harry le devolvió la son­risa.
- ¿Qué?, ¿así de fácil? - exclamo Lily- despues de semanas de ignorarse mutuamente, de insinuaciones y ataques verbales solo dijeron eso y ya está- resumió- y ni siquiera se disculparon.
-tranquila cariño, Frank ya lo dijo, lo importante es que arreglen sus diferencias y sean amigos nuevamente- medio James.
Hermione, de pronto, se echó a llorar.
—¡No hay por qué llorar! —le dijo Harry, desconcertado.
-hombres- dijeron varias mujeres al mismo tiempo, los querían, pero en ocasiones podían ser tan…
-bueno, perdón por no ser tan sensibles como ustedes pero
-mejor déjalo Sirius- le detuvo Remus- no es momento de ponernos a discutir de las diferencias entre hombres y mujeres, Neville serias tan amable- le solicito al joven, no tenía ganas de entrar a un debate inútil, y en el que estaba seguro tarde o temprano le acusarían de ser un cabezota por su forma de actuar con Dora.
—¡Sois tan tontos los dos! —gritó ella, dando una pata­da en el suelo al tiempo que le caían las lágrimas. Luego, antes de que pudieran detenerla, les dio a ambos un abrazo y se fue corriendo, esta vez gritando de alegría.
Más de alguno se sintió contento y satisfecho por la chica, no se imaginaban lo que sería estar en medio de dos personas tan querida que se encontraban peleadas, sin duda de ahí en adelante todo sería un poco mejor para ellos, el trio de oro se había reunido nuevamente.
—¡Cómo se pone! —comentó Ron, negando con la cabe­za—. Vamos, Harry, están a punto de darte la puntuación.
Cogiendo el huevo de oro y la Saeta de Fuego, más eufó­rico de lo que una hora antes hubiera creído posible, Harry salió de la tienda, con Ron a su lado, hablando sin parar.
-ahí fue cuando le comenzó a hablar de lo que ocurrió antes de que él saliera- explicó el pelirrojo.
—Has sido el mejor, ni punto de comparación. Cedric hizo una cosa bastante rara: transformó una roca en un pe­rro labrador, para que el dragón atacara al perro y se olvidara de él. La transformación estuvo bastante bien, y al final funcionó, porque consiguió coger el huevo, pero tam­bién se llevó una buena quemadura porque el dragón cam­bió de opinión de repente y decidió que le interesaba más Diggory que el labrador.
-tal vez fue por el aroma, o no percibió amenaza del “labrador” y tampoco lo debió considerar alimento y por eso fue tras de él- comento Charlie.
-y más porque lo debió sorprender alejándose de su nido – agrego Ted.
Escapó por los pelos.
-por los pelos- repitió Molly
-sí, pero no fue demasiado grabe señora Weasley, la señora Pomfrey me curo de inmediato- aseguro Cedric tratando de relajar a la mujer.
Y Fleur inten­tó un tipo de encantamiento... Creo que quería ponerlo en trance, o algo así. El caso es que funcionó, se quedó como dormido, pero de repente roncó y echó un buen chorro de fuego. Se le prendió la falda. La apagó echando agua por la varita.
-pog suegte mi falda fue lo único que se vio afectado pog el fuego- comento Fleur.
-entonces no te fue tan mal, pero debiste de haber tardado bastante en conseguirlo- agrego Ted.
-fue una suerte que no te tocara el cola cuerno, dudo que hubiera sido fácil hacer lo mismo con él- dijo Charlie
Y en cuanto a Krum... no lo vas a creer, pero no se le ocurrió la posibilidad de volar. Sin embargo, creo que des­pués de ti es el que mejor lo ha hecho. Utilizó algún tipo de embrujo que le lanzó a los ojos.
-conjuntivitis posiblemente, los ojos bien podrían ser la parte más vulnerable de un dragón- explicó nuevamente Charlie- hey, tal vez eso es de lo que hablaba Sirius, esa maldición es bastante fácil de realizar.
-es posible, pero me alegra de no haberle dado esa idea, porque lo que en realidad hizo fue mil veces mejor- aseguro el animago.
-sin mencionar que hubiera sido lo mismo que hizo Krum- agrego Marlene
El problema fue que el dra­gón empezó a tambalearse y aplastó la mitad de los huevos de verdad. Le han quitado puntos por eso, porque se supo­nía que no tenía que causar ningún daño.
Algunos soltaron un resoplido al recordar el favoritismo que había mostrado Karkarov por su estuante, algo que fue mucho más marcado cuando califico a Harry.
Ron tomó aire al llegar con Harry hasta el cercado. Re­tirado el colacuerno, Harry fue capaz de ver dónde estaban sentados los jueces: justo al otro extremo, en elevados asientos forrados de color oro.
—Cada uno da una puntuación sobre diez—le explicó Ron.
Entornando los ojos, Harry vio a Madame Máxime, la primera del tribunal, levantar la varita, de la que salió lo que parecía una larga cinta de plata que se retorcía forman­do un ocho.
-muy decente- aseguro Sirius- tal parece que eso del hombro si te quito algunos puntos, pero bueno.
-lo más importante es que salió de ahí casi sin ningún daño, de ese punto en adelante todo lo que venga es bueno- aseguro Lily.
—¡No está mal! —dijo Ron mientras la multitud aplaudía—. Supongo que te ha bajado algo por lo del hom­bro...
A continuación, le tocó al señor Crouch, que proyectó en el aire un nueve.
—¡Qué bien! —gritó Ron, dándole a Harry un golpecito en la espalda.
Varios sonrieron en ese momento, pero por su parte el trio lo hizo con nerviosismo, un nueve era una calificación alta, pero sin levantar sospechas, sería posible ¿que eso hubiera sido planeado como todo lo demás que el falso Moody preparo?
Luego le tocaba a Dumbledore. También él proyectó un nueve, y la multitud vitoreó más fuerte que antes.
Ludo Bagman: un diez.
- ¿Qué? - dijeron varias voces al unísono, un poco extrañadas o hasta algo contentas. Despues de todo eso era algo bueno para el chico.
—¿Un diez? —preguntó Harry extrañado—. ¿Y la heri­da? ¿Por qué me pone un diez?
-y todavía te quejas cachorro, deberías de estar feliz- aseguro Sirius.
-bueno, debes de aceptar que es algo muy extraño- comento Harry.
-bueno, ya vimos que Ludo era muy hiperactivo, tal vez se emocionó por tu actuación y por eso te dio esa calificación- trato de razonar James.
-también seria probable que tratara de beneficiarlo por esa historia que no tiene que ver con el chico- propuso Alastor- ya vimos que quería apoyar al chico cuando no debía hacerlo.
-es mejor no sacar muchas conclusiones, hijo, por favor continua- solicito Alice.
Los gemelos Weasley se vieron entre ellos, sin duda la opción de Alastor era la correcta, él era (al mismo nivel que el falso Moody) quien más interesado estaba en que Harry granara el torneo, todo para salar su sucio y tramposo pellejo.
—¡No te quejes, Harry! —exclamó Ron emocionado.
Y entonces Karkarov levantó la varita. Se detuvo un momento, y luego proyectó en el aire otro número: un cua­tro.
- ¿Qué? - esta vez el grito fue de inconformidad y enojo.
-y solo es el principio- aseguro Ron instando a Neville a seguir leyendo.
—¿Qué? —chilló Ron furioso—. ¿Un cuatro? ¡Cerdo partidista y piojoso, a Krum le diste un diez!
- ¡¡ese maldito infeliz!! - espeto Sirius- y no importa en lo más mínimo los huevos que destruyó su pupilo, incluso Maxime fue lo suficientemente decente para ser imparcial pero ese cerdo.
-esa es la persona de la que Ron hablaba- razono Marlene- y con mucha razón hay que estar molesto.
-la tiene contra Harry, eso se vio desde el momento que lo seleccionaron- prosiguió Lily.
-y no hay que olvida que es un ex mortifago- dijo Alastor- estuvo a punto de perderlo todo cuando su amo cayo, y fue precisamente le chico Potter quien provoco su caída.
Bueno, al menos la actitud de Bagman compensa un poco la de ese infeliz- dijo Ted.
A todos les disgustaba la actitud que había adoptado Karkarov, incluso Krum en su momento le pareció bastante injusto la calificación de su director, pero tal como lo hizo en ese momento guardo silencio y no hizo ningún comentario.
Pero a Harry no le importaba. No le hubiera importado aunque Karkarov le hubiera dado un cero. Para él, la in­dignación de Ron a su favor valía más que un centenar de puntos. No se lo dijo a Ron, claro,
-pero ahora lo sé- dijo el pelirrojo- y en verdad lo siento, no me percate del daño que tenían mis acciones…
-ron tranquilo, no importa- le trato de restar importancia Harry.
-bueno, unos pocos años despues, pero al final llegaron las debidas disculpas- dijo Lily con una media sonrisa.
pero al volverse para aban­donar el cercado no cabía en sí de felicidad. Y no solamente a causa de Ron: los de Gryffindor no eran los únicos que vi­toreaban entre la multitud. A la hora de la verdad, cuando vieron a lo que se enfrentaba, la mayoría del colegio había estado de su parte, tanto como de la de Cedric. En cuanto a los de Slytherin, le daba igual: ya se sentía con fuerza para enfrentarse a ellos.
-bueno, por fin las cosas volverán a la normalidad- comento Albus- bueno, a la normalidad de Hogwarts, porque no creo que dejen en paz a papá.
-es el insufrible precio de la fama, lamentablemente- apoyo Ángela dándole una radiante sonrisa a chico.
-sí, bueno, tienes razón- respondió todo rojo y bajando la cabeza.
Muchos vieron divertidos al joven, en especial dos de los merodeadores y la madre y abuela del joven Potter, es que era tan evidente los sentimientos del chico, y tan divertidos como penoso la forma en que terminaba actuando, sin duda tenían otra cosa que hacer antes de que todo eso terminara.
—¡Estáis empatados en el primer puesto, Harry! ¡Krum y tú! —le dijo Charlie Weasley, precipitándose a su encuen­tro cuando volvían para el colegio—. Me voy corriendo. Ten­go que llegar para enviarle una lechuza a mamá; le prometí que le contaría lo que había sucedido.
-no puedo ni imaginarle lo nerviosa que debe de estar en ese momento- dijo Lily- no me hubiera sorprendido que hubiera ido hasta Hogwarts solo para asegurarse que estaba a salvo.
-o para cuidarlo- dijo Charlie- la primera respuesta que recibí de ella es que si en verdad estaba bien y si no necesitaba que fuera a cuidarlo.
-pero sin duda le debiste contar que no había resultado herido- indago Favian.
-sí, pero no siempre le cuento de algunos accidentes que tengo en el trabajo y luego se entera cuando ve una cicatriz nueva, y bueno, por eso considera que nunca le cuento toda la verdad
-pues es que en verdad no lo haces sobrino- dijo Gideon- sin mencionar lo preocupada que se pone siempre nuestra hermanita.
-oh cállate Gideon- le reclamo Molly con un leve sonrojo.
¡Pero es que ha sido increíble! Ah, sí... me ordenaron que te dijera que tienes que esperar unos minutos. Bagman os quiere decir algo en la tienda de los campeones.
Neville leyó como Ron le dijo que lo esperaría mientras Harry entraba a una carpa que a su percepción estaba muy distinta.
Fleur, Cedric y Krum entraron juntos.
Cedric tenía un lado de la cara cubierto de una pasta es­pesa de color naranja, que presumiblemente le estaba cu­rando la quemadura. Al verlo, sonrió y le dijo:
—¡Lo has hecho muy bien, Harry!
—Y tú —dijo Harry, devolviéndole la sonrisa.
-bueno, si nos vamos a la cuestión de las heridas él fue el que peor se la paso- comento Frank.
-aun así, es muy cortes de su parte que le regrese las felicitaciones- aseguro Lily.
—¡Muy bien todos! —dijo Ludo Bagman, entrando en la tienda con su andar saltarín y tan encantado como si él mismo hubiera burlado a un dragón—. Ahora, sólo unas palabras. Tenéis un buen período de descanso antes de la se­gunda prueba, que tendrá lugar a las nueve y media de la mañana del veinticuatro de febrero.
-bien, eso les dará algo de tiempo- comento Sirius- solo espero que en esta ocasión no los dejen a ciegas.
-no precisamente- respondió Cedric- pero si será un poco más explicado la cosa.
¡Pero mientras tanto os vamos a dar algo en que pensar! Si os fijáis en los huevos que estáis sujetando, veréis que se pueden abrir... ¿Veis las bisa­gras? Tenéis que resolver el enigma que contiene el huevo porque os indicará en qué consiste la segunda prueba, y de esa forma podréis prepararos para ella. ¿Está claro?, ¿segu­ro? ¡Bien, entonces podéis iros!
-bueno, todo depende de cuánto tarden en descifrar la siguiente clave es el tiempo que les quedaran para prepararse- comento Marlene.
-y es peor cuando se la pasan postergando lo que deben de hacer y terminen haciendo todo en último minuto
- ¡Harry! - exclamo Lily- ¿quieres explicar que significa eso?
-he, eso aparecerá en el libro de seguro- respondió el chico levemente azorado, ya estaban regresando a los regaños.
-al menos espero que todo haya salido bien- dijo la pelirroja- si no es por tu iniciativa por lo menos que el lado bueno de tu suerte ayude.
Harry sonrió con un poco de nerviosismo, si al final todo salo bien, pero no fue tanto por el o por su suerte, sino porque alguien más había movido los hilos para eso ocurriera.
Harry salió de la tienda, se juntó con Ron y se encami­naron al castillo por el borde del bosque, hablando sin pa­rar.
El par de amigos sonrió al recordarlo, nunca lo dirían con todas sus letras, pero en verdad les había hecho falta la compañía y amistad del otro, despues de todo lo que habían pasado junto con Hermione, la falta de alguno de los miembros era una cicatriz muy dura de ellos.
Harry quería que le contara con más detalle qué era lo que habían hecho los otros campeones. Luego, al rodear el grupo de árboles detrás del cual Harry había oído por pri­mera vez rugir a los dragones, una bruja apareció de pronto a su espalda.
Era Rita Skeeter.
Varias exclamaciones de disgusto e insatisfacción se escucharon en ese momento, algunas tan mal sonantes que no valía la pena repetir.
- ¿pero esa maldita arpía que es lo que quiere? - espeto Sirius.
-sacar otro maldito artículo como el anterior para fastidiar a los demás- aseguro Marlene.
-y de paso sacra un beneficio de todo, si será una verdadera…
-Remus- le detuvo Lily- cuida tu vocabulario en frente de tu hijo- agrego con una media sonrisa consiguiendo un leve sonrojo del castaño.
-yo solo espero que no le digas a esa maldita- aseguro James.
-de poco importara, no le molesto inventarse todo un artículo falso casi de la nada, dudo que se niega a repetirlo- aseguró Dora- si esa es tipa es una perfecta…
-Nymphadora ese lenguaje- esta vez fue Andrómeda la que dio el regaño.
-saben, si nos van a reprender por lo menos deberían dejarnos cometer el crimen no- comenzó la metamorfomaga incluyéndose a sí misma y a Remus- y no me llames Nymphadora.
Aquel día llevaba una túnica de color verde amarillento, del mismo tono que la pluma a vuelaplu­ma que tenía en la mano.
—¡Enhorabuena, Harry! —lo felicitó—. Me pregunto si podrías concederme unas palabras. ¿Cómo te sentiste al en­frentarte al dragón? ¿Te ha parecido correcta la puntuación que te han dado?
—No, sólo puedo concederle una palabra —replicó Harry de malas maneras—: ¡adiós!
Y continuó el camino hacia el castillo, al lado de Ron.
-es el final- informo Neville cerrando el libro.
-es una situación sin una opción buena- dijo Alice- si le respondes algo tergiversara todo, y por lo que hiciste es probable que la tomata contra ti.
-de cualquier forma, la tomaría contra él- aseguro Draco.
-tú lo sabes bien no- le acuso Ron.
-en primera, fue ella la que me busco para despotricar a Potter, en segunda, si no hubiera sido yo habría sido alguien más, si esa mal nacida no necesita de nadie para difamar a las personas.
-me gustaría poder algo para ponerla en su lugar- aseguro Astoria, despues de la guerra esa maldita se había dado vuelo atacando a centenar de personas y claro, Draco estuvo entre ellas.
- ¿de ti también hablo esa arpía? - pregunto Sirius
-no precisamente- respondió abrasando a su novio.
-no te mereces a esa chica- le aseguro el pelirrojo.
-bueno, al final lo que será, será- dijo Frank- ya tendremos tiempo de molestarnos por las difamaciones de esa tipa creo que lo mejor seria que continuábamos con la lectura.





Si, lo sé, tarde mucho en actualizar, lo siento por eso, pero ya está publicado y espero que haya sido de su agrado.
Hasta pronto.