viernes, 10 de julio de 2015

Capítulo 48.- La derrota

-Bueno, en tal caso lo mejor es que sigamos- comento Ted pasándole su nieto a su esposa, ese día fue el turno de ellos de cuidarlo a petición del metamorfomago- Sirius el libro.
-Si señor- exclamo el oji gris alcanzándole el libro.
-Muy bien, el titulo dice “la derrota”- leyó el hombre.
-¿Derrota?, ¿pero derrota en qué?- se extrañó James- ¿no será en quidditch? cierto…- agrego con cierta premura mientras que Severus ponía una sonrisa un tanto burlona.
-¡Quita esa mueca de tu cara quejicus!- le rebatió Sirius.
-Tranquilo canuto, no vale pela pelear por eso- le paro Remus- Ted, prosigue- le solicito.
El profesor Dumbledore mandó que los estudiantes de Gryffindor volvieran al Gran Comedor; donde se les unieron, diez minutos después, los de Ravenclaw, Hufflepuff y Slytherin. Todos parecían confusos.
-Deberían de estarlo, en ese momento ya deberían de estar en su sala común o en sus camas- comento Alice.
—Los demás profesores y yo tenemos que llevar a cabo un rastreo por todo el castillo —explicó el profesor Dumbledore, mientras McGonagall y Flitwick cerraban todas las puertas del Gran Comedor
-No servirá de nada, Sirius puede ser idiota, pero ni él se quedaría dentro del castillo después de eso- atajo Marlene.
-¿Eso es un insulto o un cumplido?- ironizo el animago.
-Tómalo como cumplido, así te sentirás mejor- respondió la chica.
—. Me temo que, por vuestra propia seguridad, tendréis que pasar aquí la noche. Quiero que los prefectos monten guardia en las puertas del Gran Comedor y dejo de encargados a los dos Premios Anuales. Comunicadme cualquier novedad —añadió, dirigiéndose a Percy, que se sentía inmensamente orgulloso
-Sin duda fue una gran noche para nuestro entonces presuntuoso hermano- comento Fred.
-De por sí ya se creía mucho, con eso le creció aún más la cabeza- agrego George.
-¡Ya cállense ustedes dos!- le rebatió Percy.
—. Avisadme por medio de algún fantasma. —El profesor Dumbledore se detuvo antes de salir del Gran Comedor y añadió—: Bueno, necesitareis...
Con un movimiento de la varita, envió volando las largas mesas hacia las paredes del Gran Comedor. Con otro movimiento, el suelo quedó cubierto con cientos de mullidos sacos de dormir rojos.
-Saben, a pesar de la situación- comenzó James- hubiera sido una buena oportunidad no lo creen.
-Oportunidad para… o ya comprendo- dijo James “S”.
-¿De qué están hablando?- pregunto Lily “L”
-Bueno, en mi caso, aprovecharía esa oportunidad para acurrucarme junto a mi Lis- dijo abrasando a la pelirroja que se sonrojo un poco.
-¡Hey cornamenta!, un poco de respeto por favor- exclamo Sirius
-Miren quien vino a hablar- ironizo Marlene.
-Que, yo no habría hecho eso en esa situación- se defendió él a lo que nadie le creyó- pero si tu hubieras querido acurrucarte con migo pues…- se acero bastante a ella.
-Comportarte Sirius- dijo sin mucha convicción, y sin intento de alejarlo.
—Felices sueños —dijo el profesor Dumbledore, cerrando la puerta.
El Gran Comedor empezó a bullir de excitación. Los de Gryffindor contaban al resto del colegio lo que acababa de suceder.
— ¡Todos a los sacos! —Gritó Percy—. ¡Ahora mismo, se acabó la charla! ¡Apagaré las luces dentro de diez minutos!
-Como si eso los detuviera- comento Frank- de una forma u otra seguirán condensando sin importar lo que digan.
—Vamos —dijo Ron a Hermione y a Harry. Cogieron tres sacos de dormir y se los llevaron a un rincón.
Ginny bajo la cabeza como si estuviera pensando algo.
-¿Te convenciste de lo dijo mi padre?- le pregunto por lo bajo Harry.
-No, bueno, tal vez un poco- le respondió pensando que si hubiera sido bueno que tratara de acercarse en ese momento- si hubiera…
-Él hubiera no existe, pero ya estamos juntos- le dijo conciliadoramente abrazándola.
— ¿Creéis que Black sigue en el castillo? —susurró Hermione con preocupación.
—Evidentemente, Dumbledore piensa que es posible —dijo Ron.
-No lo creo- comento ojo loco- pero no habría sido sabio no revisar el castillo en esas circunstancias.
—Es una suerte que haya elegido esta noche, ¿os dais cuenta? —dijo Hermione, mientras se metían vestidos en los sacos de dormir y se apoyaban en el codo para hablar—. La única noche que no estábamos en la torre...
—Supongo que con la huida no sabrá en qué día vive —dijo Ron—. No se ha dado cuenta de que es Halloween. De lo contrario, habría entrado aquí a saco.
-Sería poco probable- comento James- ya ha estado mucho tiempo afuera como para que averiguara en que día esta.
-Pero entonces porque escogería esa noche en específico- pregunto Marlene- es decir, ¿cuál es su verdadero objetivo?
-Debería de ser algo importante, de otra forma no se arriesgaría a que lo atraparan.- respondió Remus.
Hermione se estremeció.
A su alrededor todos se hacían la misma pregunta:
— ¿Cómo ha podido entrar?
-Posiblemente gracias a alguien dentro del castillo- exclamo Severus viendo en dirección al licántropo.
-Si Remus cree que puedo ser peligroso no haría nada- increpo Sirius- así que déjalo tranquilo.
Aun cuando trataba de defenderlo, Remus no pudo dejar de sentirme un poco mal al considerar que en esa época considerara que su amigo era culpable de lo que le acusaban, Dora pudo percibir la reacción del hombre por lo que le tomo de la mano para darle ánimos
—A lo mejor sabe cómo aparecerse —dijo un alumno de Ravenclaw que estaba cerca de ellos—. Cómo salir de la nada.
-Es imposible- exclamo Rose- los hechizos del castillo impiden que cualquier mago aparezca o desaparezca en sus territorios.
—A lo mejor se ha disfrazado —dijo uno de Hufflepuff, de quinto curso.
-Es probable, pero el problema serían los dementores- comento Frank.
—Podría haber entrado volando—sugirió Deán Thomas.
-También sería imposible-aseguro Lily- y no solo por las defensas del castillo, como podría obtener una escoba para hacerlo.
—Hay que ver; ¿es que soy la única persona que ha leído Historia de Hogwarts? —preguntó Hermione a Harry y a Ron, perdiendo la paciencia.
-Es lo más probable cuñadita- comento Fred- no a muchos les gusta eso de leer.
-Y más un libro como ese- continuo George- pero bueno, escuchamos tu explicación del libro.
—Casi seguro —dijo Ron—. ¿Por qué lo dices?
—Porque el castillo no está protegido sólo por muros —indicó Hermione—, sino también por todo tipo de encantamientos para evitar que nadie entre furtivamente. No es tan fácil aparecerse aquí. Y quisiera ver el disfraz capaz de engañar a los dementores.
-Y si lo llegue a ver- comento por lo bajo la castaña.
Vigilan cada una de las entradas a los terrenos del colegio. Si hubiera entrado volando, también lo habrían visto. Filch conoce todos los pasadizos secretos y estarán vigilados.
-Bueno, no exactamente todos- comento Neville- apuesto que hay algunos de los que él no tiene idea.
— ¡Voy a apagar las luces ya! —Gritó Percy—. Quiero que todo el mundo esté metido en el saco y callado.
-Sí, con eso sin duda lograras que guarden silencio hermanito- ironizo Charlie.
-De hecho muchos si obedecieron, hasta estos tres se quedaron dormidos- aseguro Percy mientras que el trio se veía ente ellos.
-Pues yo creo que estas equivocado hermanito- comentó Ginny notando la reacción de los chicos.
Todas las velas se apagaron a la vez. La única luz venía de los fantasmas de color de plata, que se movían por todas partes, hablando con gravedad con los prefectos, y del techo encantado, tan cuajado de estrellas como el mismo cielo exterior. Entre aquello y el cuchicheo ininterrumpido de sus compañeros, Harry se sintió como durmiendo a la intemperie, arrullado por la brisa.
-Nunca habíamos considerado eso cachorro- comento Sirius- creo que deberíamos intentarlo para ver si es igual.
-No pensaras dormir en el gran comedor verdad- comento Marlene.
-Sería mejor a que durmiera en las cocinas- atajo James- si hiera eso de seguro dejaría sin desayuno a todo el castillo.
-Jajá, si creo que tienes razón- le concedió la rubia.
-¡Hey!- les reclamo el animago.
Cada hora aparecía por el salón un profesor para comprobar que todo se hallaba en orden. Hacia las tres de la mañana, cuando por fin se habían quedado dormidos muchos alumnos, entró el profesor Dumbledore. Harry vio que iba buscando a Percy, que rondaba por entre los sacos de dormir amonestando a los que hablaban. Percy estaba a corta distancia de Harry, Ron y Hermione, que fingieron estar dormidos cuando se acercaron los pasos de Dumbledore.
-Ustedes tres- exclamo Percy.
-Siempre deben de estar metidos en esos momentos- les recrimino Lily.
-Y no es como si Dumbledore hiciera lo posible por alejarlos- agrego Remus.
-Es cierto, después de todo se va aponer a platicar cerca de ellos, no creo que no intuya que los podría estar escuchando.- termino Dora.
— ¿Han encontrado algún rastro de él, profesor? —le preguntó Percy en un susurro.
—No.
-Obviamente- aseguro James.
¿Por aquí todo bien?
—Todo bajo control, señor.
—Bien. No vale la pena moverlos a todos ahora. He encontrado a un guarda provisional para el agujero del retrato de Gryffindor. Mañana podrás llevarlos a todos.
-No fue el mejor guardián de todos- exclamo Neville- a mí en lo personal me trajo muchos problemas.
-Pero fue el único que acepto estar ahí, así que no tuvimos más remedio- agrego Ron.
— ¿Y la señora gorda, señor?
—Se había escondido en un mapa de Argyllshire del segundo piso. Parece que se negó a dejar entrar a Black sin la contraseña, y por eso la atacó. Sigue muy consternada, pero en cuanto se tranquilice le diré al señor Filch que restaure el lienzo.
-Todo gracias al temperamento de Sirius- comento Alice- deberías de estar avergonzado por lo que hiciste.
-Tal vez si lo este, pero ya no aparecí en el libro- se defendió.
-Qué bueno que no lo hiciste, o te habrían llevado a los dementores- dijo con preocupación Marlene.
Harry oyó crujir la puerta del salón cuando volvió a abrirse, y más pasos.
— ¿Señor director? —Era Snape. Harry se quedó completamente inmóvil, aguzando el oído—. Hemos registrado todo el primer piso. No estaba allí. Y Filch ha examinado las mazmorras. Tampoco ha encontrado rastro de él.
-De entre todos él es menos adecuado para encontrase a mi amigo- exclamo James al imaginarse el problema que surgiría si es que Sirius y Snape se llegaban a encontrar.
— ¿Y la torre de astronomía? ¿Y el aula de la profesora Trelawney? ¿Y la pajarera de las lechuzas?
—Lo hemos registrado todo...
—Muy bien, Severus. La verdad es que no creía que Black prolongara su estancia aquí.
-Claro, solo un verdadero idiota se quedaría cerca después de atacar el cuadro- aseguro Alastor.
-Bueno, pero no está de más que revisen el castillo en su búsqueda- agrego Frank- lo digo pensando como auror, eso no quiere decir  que quiera que te atrapen.
-Descuia, no hay problema- aseguro el oji gris.
— ¿Tiene alguna idea de cómo pudo entrar; profesor? —preguntó Snape.
Harry alzó la cabeza ligeramente, para desobstruirse el otro oído.
—Muchas, Severus, pero todas igual de improbables.
-Pero es evidente que encontró una forma para entrar- comento Scorpius,
-Ellos conocían el castillo mejor que nosotros- comentó James “S”- de seguro lo conocen mejor que el mismo Dumbledore.
-Es probable joven Potter- acepto el anciano director.
Harry abrió un poco los ojos y miró hacia donde se encontraban ellos. Dumbledore estaba de espaldas a él, pero pudo ver el rostro de Percy, muy atento, y el perfil de Snape, que parecía enfadado.
— ¿Se acuerda, señor director; de la conversación que tuvimos poco antes de... comenzar el curso? —preguntó Snape, abriendo apenas los labios, como para que Percy no se enterara.
-Si conseguí escucharlos, pero entendí que eran lo que estaban hablando- acepto Percy.
-Vaya, quien diría que nuestro hermanito, el prefecto perfecto fueran tan chismoso como este par- comento Fred.
-Pero bueno, de cualquier forma de nuestro hermano, debía de tener una parte genial en alguna parte- agrego George.
-Él no tiene nada de malo como es- les aseguro Molly.
-Bueno, hay que esperar al quinto libro- comento Bill consiguiendo que Percy bajara la cabeza.
—Me acuerdo, Severus —dijo Dumbledore. En su voz había como un dejo de reconvención.
—Parece... casi imposible... que Black haya podido entrar en el colegio sin ayuda del interior. Expresé mi preocupación cuando usted señaló...
-No puedes evitar ser una peste cierto- le rebatió Sirius a Severus.
-¡Sirius!
-No, nada Marlene, solo le está tirando tierra a lunático por su maldito rencor- aseguro el animago molesto.
-No estamos seguro de eso canuto- le trato de tranquilizar Remus.
-No me vengas con eso lunático, hasta tu sabes que lo que digo es cierto- le reclamo.
—No creo que nadie de este castillo ayudara a Black a entrar —dijo Dumbledore en un tono que dejaba bien claro que daba el asunto por zanjado. Snape no contestó
Tanto Sirius como James se sintieron conformes por lo dicho por el director, y porque no decirlo, también complacidos porque eso molesto de sobre manera a su oponente del colegio.
—. Tengo que bajar a ver a los dementores. Les dije que les informaría cuando hubiéramos terminado el registro.
— ¿No quisieron ayudarnos, señor? —preguntó Percy.
-Percy, aprobabas que esas cosas estuvieran en el colegio- exclamo sorprendido Arthur.
-Bueno, en ese tiempo creía mucho en el ministerio, y ellos trabajaban para él así que…
-El ministerio los utiliza, pero no responden ni obedecen a nadie- aseguro Dumbledore.
—Sí, desde luego —respondió Dumbledore fríamente—. Pero me temo que mientras yo sea director; ningún dementor cruzará el umbral de este castillo.
-Qué bueno- dijo Lily “L” que se abrazó a su madre con cierto miedo.
-Tranquila cariño, todo está bien- le dijo Ginny que acariciaba el cabello de su hija para tranquilizarla.
Percy se quedó un poco avergonzado. Dumbledore salió del salón con rapidez y silenciosamente. Snape aguardó allí un momento, mirando al director con una expresión de profundo resentimiento. Luego también él se marchó.
Harry miró a ambos lados, a Ron y a Hermione. Tanto uno como otro tenían los ojos abiertos, reflejando el techo estrellado.
— ¿De qué hablaban? —preguntó Ron.
-Es obvio de que hablaban- aseguro Sirius.
-En ese tiempo no teníamos idea de que eran amigo ni mucho menos- exclamo Harry- hasta mucho después pudimos tener una idea de que era de lo que estaban hablando.
-De hecho yo me di cuenta antes que ustedes dos- exclamo Hermione.
-Pero eso era obvio- aseguro Rose orgullosa por su madre.
Durante los días que siguieron, en el colegio no se habló de otra cosa que de Sirius Black.
Sin poder evitarlo Sirius puso una pequeña sonrisa arrogante por lo mencionado, al menos hasta que recibió un golpe de cierta rubia.
-Auch.
-Eso no es para que te sientas orgulloso, es algo muy serio- le aseguro.
-Lo se Marlene, pero que te digo, no pude evitar mi reacción- se defendió el animago.
Las especulaciones acerca de cómo había logrado penetrar en el castillo fueron cada vez más fantásticas; Hannah Abbott, de Hufflepuff, se pasó la mayor parte de la clase de Herbología contando que Black podía transformarse en un arbusto florido.
-Eso me parece algo imposible- comento Albus- además, llamaría mucho la atención dentro del castillo.
-Pero en los jardines podría funcionar- aseguro James “S”- aunque no creo que usaría flores, sería un arbusto normal.
-De cualquier forma, como podrías transformarte en una planta- rebatió Albus.
-A no sé, Teddy- le hablo al metamorfomago.
-He
-Deja de coquetear con Victorie y pon atención- eso provocó un sonrojo en la rubia- como te puedes transformar en una planta.
-No tengo idea- alego con brusquedad por la broma del joven- y lo que yo haga con Victorie no es de tu incumbencia- agrego negándose a dejarse avergonzar, eso más que aumentar el sonrojo de Victorie, consiguió que se dibujara una sonrisa en su rostro.
Habían quitado de la pared el lienzo rasgado de la señora gorda y lo habían reemplazado con el retrato de sir Cadogan y su pequeño y robusto caballo gris. Esto no le hacía a nadie mucha gracia. Sir Cadogan se pasaba la mitad del tiempo retando a duelo a todo el mundo, y la otra mitad inventando contraseñas ridículamente complicadas que cambiaba al menos dos veces al día.
-Ha ya comprendo todo- exclamo Frank- tu tenías problemas con una sola contraseña, y ese tipo…
-Las cambiaba cada vez que quería- termino Neville en su lugar- sí, fue muy problemático, pero después fue aún más difícil.
-Pero como podría ser así- pregunto Alice.
-Ya lo verán- respondió.
—Está loco de remate —le dijo Seamus Finnigan a Percy, enfadado—. ¿No hay otro disponible?
—Ninguno de los demás retratos quería el trabajo —dijo Percy—. Estaban asustados por lo que le ha ocurrido a la señora gorda. Sir Cadogan fue el único lo bastante valiente para ofrecerse voluntario.
-Lo bastante loco mejor dicho- aseguro James- cielos, le complicaste la situación a toda la casa solo porque no contuviste tu mal genio- le reclamo el azabache.
-Ya perdón, pero debería de tener una buena razón no- se defendió.
-Sí, pero aun así te debiste de controlar Sirius- le aseguro Harry.
Lo que menos preocupaba a Harry era sir Cadogan. Lo vigilaban muy de cerca.
-Claro, después de algo como eso lo extraño seria que no te estuvieran vigilando- comentó Lily.
-Pero que fastidioso- dijeron James “S y Albus al mismo tiempo.
Los profesores buscaban disculpas para acompañarlo por los corredores, y Percy Weasley (obrando, según sospechaba Harry, por instigación de su madre) le seguía los pasos por todas partes, como un perro guardián extremadamente pomposo.
-¡Hey!- le reclamo el pelirrojo antes las risas burlonas de los gemelos Weasley y de Ron.
-Sí, lo siento, pero eso pensaba- se excusó.
-Y por cierto, mamá si me pidió que te cuidara a ti y a Ron- agrego el joven.
Para colmo, la profesora McGonagall lo llamó a su despacho y lo recibió con una expresión tan sombría que Harry pensó que se había muerto alguien.
-Tal vez no sea un muerto, pero debía de ser algo grabe para que ella actuara de esa forma- comento Dora.
—No hay razón para que te lo ocultemos por más tiempo, Potter —dijo muy seriamente—. Sé que esto te va a afectar; pero Sirius Black...
—Ya sé que va detrás de mí —dijo Harry, un poco cansado—. Oí al padre de Ron cuando se lo contaba a su mujer. El señor Weasley trabaja para el Ministerio de Magia.
-Eso sin duda la dejara sorprendida a la profesora- comento Fabián.
-Igual cuando le dijeron de golpe que sabían de la piedra filosofal- agrego Gideon.
-No creo que muchos estudiantes hayan logrado al semejante- termino Ted.
La profesora McGonagall se sorprendió mucho. Miró a Harry durante un instante y dijo:
—Ya veo. Bien, en ese caso comprenderás por qué creo que no debes ir por las tardes a los entrenamientos de quidditch.
-¡¿Qué?, no!- grito de inmediato James, mientras que su yerno (James “S”), Sirius y alguno que otro fanático de Gryffindor que se lamentaban silenciosamente.
-Cariño tranquilo- le hablo su novia.
-Pero Lily…
-Tranquilízate, no creas que tu hijo no reclamara ante eso- le dijo- además, si conoces a la profesora sabrás que no aplicara esa idea.
Es muy arriesgado estar ahí fuera, en el campo, sin más compañía que los miembros del equipo...
— ¡El sábado tenemos nuestro primer partido —dijo Harry, indignado—. ¡Tengo que entrenar; profesora!
-A pesar de tu propia seguridad- comento Hermione.
-Esa era una de las pocas cosas buenas que tenía en ese momento- rebatió Ginny.
-Tranquila Ginny- le hablo Harry, y es que el tono defensivo de la chica no vaticinaba nada bueno.
Hermione por su parte quería decir algo, pero aprovechando que la pelirroja estaba distraída viendo a Harry, Ron le llamo la atención a su novia y de forma silenciosa le hizo entender que en ese momento cualquier cosa que dijera llevaría a una discusión verbal, era su hermana pequeña así que conocía muy bien como reaccionaria, por lo que chica decidió no decir nada más.
La profesora McGonagall meditó un instante. Harry sabía que ella deseaba que ganara el equipo de Gryffindor; al fin y al cabo, había sido ella la primera que había propuesto a Harry como buscador. Harry aguardó conteniendo el aliento.
Varios de los fanáticos del deporte esperaban impacientes la resolución de la profesora, en especial los dos James y Sirius.
—Mm... —La profesora McGonagall se puso en pie y observó desde la ventana el campo de quidditch, muy poco visible entre la lluvia—. Bien, te aseguro que me gustaría que por fin ganáramos la copa... De todas formas, Potter; estaría más tranquila si un profesor estuviera presente. Pediré a la señora Hooch que supervise tus sesiones de entrenamiento.
-¡Sí!- festejo James- por eso la queremos profesora- la mujer se remitió a sonreír levente ante eso.
-Pero la abuela estaba muy segura que aceptaría- comento James “S”.
-Claro que si- aseguro Lily- la profesora es una gran fanática del quidditch, pero claro, no al nivel obsesivo que lo llevan James o Sirius.
-Oye- reclamaron los dos amigos al unísono.
-Hay, saben que estoy diciendo la verdad- se defendió divertida la pelirroja.
El tiempo empeoró conforme se acercaba el primer partido de quidditch. Impertérrito
-¿Impertérrito?- dijo Hugo en tono de pregunta.
-Que no se asusta ni se altera por nada- respondió de inmediato Rose.
-Huy sobrino, parece que tienes la desgracia de tener la inteligencia de Ron- se burló George.
-Pero descuida, si es como tu padre encontraras a una linda e inteligente chica como novia- agrego Fred.
-Ya guarden silencio- les reclamo Ron.
El equipo de Gryffindor entrenaba cada vez más, bajo la mirada de la señora Hooch. Luego, en la sesión final de entrenamiento que precedió al partido del sábado, Oliver Wood comunicó a su equipo una noticia no muy buena:
— ¡No vamos a jugar contra Slytherin! —les dijo muy enfadado—. Flint acaba de venir a verme. Vamos a jugar contra Hufflepuff.
-¿Qué?, pero el partido inicial siempre ha sido contra Slytherin- exclamo James.
— ¿Por qué? —preguntaron todos.
—La excusa de Flint es que su buscador aún tiene el brazo lesionado —dijo Wood, rechinando con furia los dientes
Inevitablemente las miradas se posaron sobre el rubio en ese momento.
—. Pero está claro el verdadero motivo: no quieren jugar con este tiempo, porque piensan que tendrán menos posibilidades...
-¿De quién fue la idea?- pregunto Sirius.
-De Flint, y si, el clima tuvo mucho que ver con eso- acepto- aunque a nosotros nos decía que no se quería mojar.
-Cobarde- espetaron algunos.
Durante todo el día había soplado un ventarrón y caído un aguacero, y mientras hablaba Wood se oía retumbar a los truenos.
— ¡No le pasa nada al brazo de Malfoy! —dijo Harry furioso—. Está fingiendo.
—Lo sé, pero no lo podemos demostrar —dijo Wood con acritud—. Y hemos practicado todos estos movimientos suponiendo que íbamos a jugar contra Slytherin, y en su lugar tenemos a Hufflepuff, y su estilo de juego es muy diferente. Tienen un nuevo capitán buscador; Cedric Diggory...
-Esa fue mi primera aparición- comento el chico- y por cierto, a nosotros también nos calló por sorpresa, pensábamos que teníamos más tiempo para preparar el encuentro contra Gryffindor- agrego.
-Aun así eso no fue impedimento para que ganaran no- ironizo Fred.
-Sí, pero solo porque eso ocurrió- agrego Cedric
-Es cierto, la verdad en ese momento te viste muy solidario- agrego George, pero solo los miembros de equipo que estaban presentes y algunos otros chicos supieron de que era de lo que hablaban.
De repente, Angelina, Alicia y Katie soltaron una carcajada.
— ¿Qué? —preguntó Wood, frunciendo la frente anta aquella actitud.
—Es ese chico alto y guapo, ¿verdad? —preguntó Angelina.
Uno de los gemelos bufo en molestia por el comentario de la chica, mientras que su gemelo reía medio divertido.
— ¡Y tan fuerte y callado! —añadió Katie, y volvieron a reírse.
—Es callado porque no es lo bastante inteligente para juntar dos palabras —dijo Fred—. No sé qué te preocupa, Oliver. Los de Hufflepuff son pan comido.
-Hey- una reclamación general se dejó escuchar de parte de todos los miembros de esa casa.
La última vez que jugamos con ellos, Harry cogió la snitch al cabo de unos cinco minutos, ¿no os acordáis?
-Sí, pero la situación era muy diferente- aseguro Remus.
-Además, que todo indica que jugaran con un pésimo clima- agrego Dora en todo de reproche, pues aún estaba molesta por el comentario del pelirrojo.
— ¡Jugábamos en condiciones muy distintas! —gritó Wood, con los ojos muy abiertos—. Diggory ha mejorado mucho el equipo. ¡Es un buscador excelente! ¡Ya sospechaba que os lo tomaríais así! ¡No debemos confiarnos! ¡Hay que tener bien claro el objetivo! ¡Slytherin intenta pillarnos desprevenidos! ¡Hay que ganar!
-Cielos, antes no intento pegarles- exclamo Frank- creo que se exalto mucho en ese momento.
-Así era él con todo lo que tenía que ver con su juego- agregó Angelina.
—Tranquilízate, Oliver —dijo Fred alarmado—. Nos tomamos muy en serio a Hufflepuff. Muy en serio.
-Pues no parecía así- le reclamo Dora.
-Es tu oportunidad lunático, defiende a Hufflepuff y gánate a tu suegro auch- exclamo al sentir el golpe de su amigo.
-Siento la interrupción- dijo Remus- Ted continua.
El día anterior al partido, el viento se convirtió en un huracán y la lluvia cayó con más fuerza que nunca. Estaba tan oscuro dentro de los corredores y las aulas que se encendieron más antorchas y faroles. El equipo de Slytherin se daba aires, especialmente Malfoy
-Obviamente, no tenían las agallabas para jugar con ese clima- espeto Fred
— ¡Ah, si mi brazo estuviera mejor! —suspiraba mientras el viento golpeaba las ventanas.
-Entonces buscarían otra excusa patética para correr- agrego George.
Harry no tenía sitio en la cabeza para preocuparse por otra cosa que el partido del día siguiente.
-Muy bien hijo, en esos momentos la concentración es muy importante, no puedes apartar la vista del objetivo- aseguro James.
-Cuantas veces no nos dijiste eso a nosotros cornamenta- comento Sirius- al parecer nunca dejaras de ser el obsesivo del quidditch.
-Y eso viene de aquel que lo acompañaba en todas sus locuras y obsesiones- ironizo Marlene.
Entre clase y clase, Oliver Wood se le acercaba a toda prisa para darle consejos. La tercera vez que sucedió, Wood habló tanto que Harry se dio cuenta de pronto de que llegaba diez minutos tarde a la clase de Defensa Contra las Artes Oscuras.
-Pero no creo que lunático se ponga de intenso contigo cachorro- le dijo Sirius sin darle mayor importancia. En ese momento os del futuro se preguntaron cómo reaccionaría cuando supiera que no era Remus quien daría la clase ese día.
Y echó a correr mientras Wood le gritaba:
— ¡Diggory tiene un regate muy rápido, Harry! Tendrás que hacerle una vaselina...
-Ese Wood estaba muy bien informado- comentó Cedric
Harry frenó al llegar a la puerta del aula de Defensa Contra las Artes Oscuras, la abrió y entró apresuradamente.
—Lamento llegar tarde, profesor Lupin. Yo...
Pero no era Lupin quien lo miraba desde la mesa del profesor; era Snape.
-¡¿Qué?!- exclamaron varios a la vez.
-Pero porque el idiota de quejicus está en la clase de lunático- espeto Sirius.
-Tranquilo canuto, lo más probable es que estuviera…
-Eso lo sabemos lunático- le interrumpió James- lo que decimos es porque precisamente él tiene que estar ahí.
-Solo para molestar- les aseguro Ron.
—La clase ha comenzado hace diez minutos, Potter. Así que creo que descontaremos a Gryffindor diez puntos. Siéntate.
-Todos los Gryffindor, y algunos de otras casas, apretaron los puños molestos, pues sabían que ese tipo no reaccionaria de esa forma si el que llegaba tarde era uno de su casa, lo que ocurrió con anterioridad con Malfoy era una muestra clara.
Pero Harry no se movió.
— ¿Dónde está el profesor Lupin? —preguntó.
-Al parecer ya te tomo simpatía- comento Frank.
—No se encuentra bien para dar clase hoy —dijo Snape con una sonrisa contrahecha—. Creo que te he dicho que te sientes.
Pero Harry permaneció donde estaba.
-Sé que estas preocupado por Remus hijo- comento Lily- pero en ese momento no es bueno que actúes tan desafiante.
-Pero que dices pelirroja- le rebatió Sirius.
-El maldito de quejicus ya le quita puntos sin motivo- respondió Marlene- si lo desafía será aun peor.
-Aun no comprendo cómo permitió que él diera clases aquí- espeto Alice con molestia viendo al director.
— ¿Qué le ocurre?
A Snape le brillaron sus ojos negros.
—Nada que ponga en peligro su vida —dijo como si deseara lo contrario—. Cinco puntos menos para Gryffindor y si te tengo que volver a decir que te sientes serán cincuenta.
James, Sirius, Teddy, Dora y otros cercanos al castaño apretaron los puños degustados por la actitud de Severus, y más sabiendo que si no fuera por Dumbledore diría cosas peores y hasta les contaría acerca de la condición del licántropo solo par causarle más problemas.
Harry se fue despacio hacia su sitio y se sentó. Snape miró a la clase.
—Como decía antes de que nos interrumpiera Potter, el profesor Lupin no ha dejado ninguna información acerca de los temas que habéis estudiado hasta ahora...
-No será más bien que eres muy idiota como para entender las indicaciones de Remus- espeto en ese momento Sirius.
-Cierra la maldita boca Black- le rebatió Snape.
-Pues es cierto, antes yo me vuelvo un estudiante modelo a que Remus sea un desorganizado- aseguro.
—Hemos estudiado los boggarts, los gorros rojos, los kappas y los grindylows—informó Hermione rápidamente—, y estábamos a punto de comenzar...
—Cállate —dijo Snape fríamente—. No te he preguntado. Sólo comentaba la falta de organización del profesor Lupin.
-Él es mucho mejor profesor y persona de lo que tu nunca serás maldito- increpo esta vez Teddy ante la aprobación de muchos.
—Es el mejor profesor de Defensa Contra las Artes Oscuras que hemos tenido—dijo Deán Thomas con atrevimiento, y la clase expresó su conformidad con murmullos.
Remus sonrió complacido de los chicos de la clase lo defendieran de esa forma, en especial ante ese profesor tan injusto que siempre les daba problemas, pero inevitablemente esa sonrisa se vio menguada al pensar cómo reaccionarían si se enteraran de su condición como hombre lobo.
-A ellos no les importaría Remus- le aseguro por lo bajo Dora suponiendo lo que pensaba, y para afirmar lo que decía lo abrazo por la cintura con uno de sus brazos.
Snape puso el gesto más amenazador que le habían visto.
—Sois fáciles de complacer. Lupin apenas os exige esfuerzo... Yo daría por hecho que los de primer curso son ya capaces de manejarse con los gorros rojos y los grindylows.
-Si es así es solo porque Remus fue quien se los enseño imbécil- rebatió Sirius.
Hoy veremos...
Harry lo vio hojear el libro de texto hasta llegar al último capítulo, que debía de imaginarse que no habían visto.
—... los hombres lobo —concluyó Snape.
Tres fuertes golpes sobre la mesa se dejaron escuchar en ese momento, James, Sirius y Teddy entendían porque Severus les pondría a estudias a los hombres lobo, sin duda era algo en contra de Remus.
—Pero profesor —dijo Hermione, que parecía incapaz de contenerse—, todavía no podemos llegar a los hombres lobo. Está previsto comenzar con los hinkypunks...
—Señorita Granger —dijo Snape con voz calmada—, creía que era yo y no tú quien daba la clase. Ahora, abrid todos el libro por la página 394. —Miró a la clase—: Todos. Ya.
-Esa no es forma de tratar a los estudiantes- exclamo la profesora Sprout ante la afirmación de todos los demás profesores.
Con miradas de soslayo y un murmullo de descontento, abrieron los libros.
— ¿Quién de vosotros puede decirme cómo podemos distinguir entre el hombre lobo y el lobo auténtico?
-Sin duda Hermione era la única que podía responder- comento Sirius.
-Pero eso no le importara a ese mediocre- agrego Marlene que suponía lo que pasaría a continuación.
Todos se quedaron en completo silencio. Todos excepto Hermione, cuya mano, como de costumbre, estaba levantada.
Sirius sonrió medio divertido, pero para todos ya era conocido, que de ese tipo de clases la única que podría responder una pregunta tan arbitraria como ese solo podría ser respondida por la castaña.
— ¿Nadie? —preguntó Snape, sin prestar atención a Hermione. La sonrisa contrahecha había vuelto a su rostro—. ¿Es que el profesor Lupin no os ha enseñado ni siquiera la distinción básica entre...?
-Ni siquiera han llegado a esa parte, además, hay alguien quien sí sabe la respuesta- comento Luna.
-Sí, pero Snape nunca ha sido justo con nadie- agrego Neville.
—Ya se lo hemos dicho —dijo de repente Parvati—. No hemos llegado a los hombres lobo. Estamos todavía por...
— ¡Silencio! —Gruñó Snape—. Bueno, bueno, bueno... Nunca creí que encontraría una clase de tercero que ni siquiera fuera capaz de reconocer a un hombre lobo. Me encargaré de informar al profesor Dumbledore de lo atrasados que estáis todos...
-Como si el profesor Dumbledore se creyera ciegamente las injurias que piensas decirle- espeto Frank.
—Por favor, profesor —dijo Hermione, que seguía con la mano levantada—. El hombre lobo difiere del verdadero lobo en varios detalles: el hocico del hombre lobo...
—Es la segunda vez que hablas sin que te corresponda, señorita Granger —dijo Snape con frialdad—. Cinco puntos menos para Gryffindor por ser una sabelotodo insufrible.
-Nunca dejaras de ser tan miserable con ellos- le espeto con cólera Lily, estaba molesta, pero más que nada, profundamente decepcionada, en especial por que trataba a la chica de esa forma, ella que tanta similitudes tenía con ella misma.
Hermione se puso muy colorada, bajó la mano y miró al suelo, con los ojos llenos de lágrimas.
Más de alguno de los presentes pensó que ya había llegado demasiado lejos en su trato para la chica, se sentían mal y molestos por ella.
Un indicio de hasta qué punto odiaban todos a Snape era que lo estaban fulminando con la mirada.
Eso fue algo muy parecido a lo que estaba ocurriendo en el gran comedor en ese momento, aunque muy poco le importaba a Severus que los demás lo vieran así, solo le afectaba la mirada de una pelirroja en particular.
Todos, en alguna ocasión, habían llamado sabelotodo a Hermione, y Ron, que lo hacía por lo menos dos veces a la semana, dijo en voz alta:
—Usted nos ha hecho una pregunta y ella le ha respondido. ¿Por qué pregunta si no quiere que se le responda?
-Él tiene toda la razón- sentencio Lily.
-Pero…
-¡Cállate!- le silencio la pelirroja- nada justifica que seas un maldito con nadie, y en especial con los estudiantes.
Sus compañeros comprendieron al instante que había ido demasiado lejos.
—Te quedarás castigado, Weasley —dijo Snape con voz suave y acercando el rostro al de Ron—. Y si vuelvo a oírte criticar mi manera de dar clase, te arrepentirás.
-No criticaba su clase, solo defendía a su amiga y futura esposa- aseguro George sin rastro de burla en su voz.
-Podrá ser medio tonto con ella, pero siempre la ha protegido mucho- agrego Fred, mientras la castaña abrazaba a Ron.
Nadie se movió durante el resto de la clase. Siguió cada uno en su sitio, tomando notas sobre los hombres lobo del libro de texto, mientras Snape rondaba entré las filas de pupitres examinando el trabajo que habían estado haciendo con el profesor Lupin.
.Más bien criticando su forma de trabajar- exclamo Sirius- como me gustaría hacerle una visita a ese maldito en el futuro.
-Si todo sale bien el nunca regresara al colegio- atajo James, la verdad es que aun aquellos que conocían la verdadera historia de Severus, a ninguno le pesaría que nunca se volviera profesor, es más, lo preferían de esa manera.
—Muy pobremente explicado... Esto es incorrecto... El kappa se encuentra sobre todo en Mongolia... ¿El profesor Lupin te puso un ocho? Yo no te habría puesto más de un tres.
-Ni siquiera McGonagall siendo tan estricta actuara de esa forma- aseguro Dora.
-Por supuesto que no- aseguro minerva yo jamás actuaria de esa forma tan aborrecible.
-Es porque usted si aprecia a los estudiantes,  no como él- espeto Lily viendo con severidad a Severus.
Cuando el timbre sonó por fin, Snape los retuvo:
—Escribiréis una redacción de dos pergaminos sobre las maneras de reconocer y matar a un hombre lobo.
-Eres un maldito hijo de perra- espeto con fuerza Teddy, parecía que estaba dispuesto a darle una golpiza- como que matar a un hombre lobo.
-Tranquilo Teddy, no vale la pena que te alteres- le hablo Remus.
-Pero…
-Él tiene razón hijo tranquilízate- le hablo Dora- yo también quiero romperle la cara, pero no es el momento.
-Pero de cualquier forma solo es un trabajo-  comento una joven de Hufflepuff del pasado- además que los hombres lobo son muy peligrosos
-Tu cierra la boca- rebatieron Teddy y Sirius, cada uno se molestaba por ese comentario por sus propias razones.
Para el lunes por la mañana. Ya es hora de que alguien meta en cintura a esta clase. Weasley, quédate, tenemos que hablar sobre tu castigo.
-Al menos hasta que Remus retome la clase, él no les exigirá que cumplan con ese trabajo- comento Ted.
Harry y Hermione abandonaron el aula con los demás alumnos, que esperaron a encontrarse fuera del alcance de los oídos de Snape para estallar en críticas contra él.
-Bueno, eso garantizara el aprecio de nuestro querido profesor lunático- comento James.
—Snape nunca ha actuado así con ninguno de los otros profesores de Defensa Contra las Artes Oscuras, aunque quisiera el puesto —comentó Harry a Hermione—. ¿Por qué la tiene tomada con Lupin? ¿Será por lo del boggart?
-No, hay mucha más historia antes de ese incidente- aseguró con tristeza Lily- aunque los principales con los que tenía problema eran con James y Sirius.
-Pero lunático era quien pensaba en la mayoría de las bromas que hacíamos- atajo Sirius.
-Pero generalmente eran ustedes quienes las ejecutaban- rebatió la pelirroja.
—No sé—dijo Hermione pensativamente—. Pero espero que el profesor Lupin se recupere pronto.
Ron los alcanzó cinco minutos más tarde, muy enfadado.
— ¿Sabéis lo que ese... (Llamó a Snape algo que escandalizó a Hermione) me ha mandado?
-¡Ronald!- exclamo Molly- ¿se puede saber que dijiste en ese momento?- agrego.
-Eh, preferiría que no- respondió el pelirrojo, sabía que lo menos que podría pasarle era sufrir algún castigo, pero con el carácter de su madre suponía que le ocurriría algo peor.
Tengo que lavar los orinales de la enfermería. ¡Sin magia! —dijo con la respiración alterada. Tenía los puños fuertemente cerrados
-Pero velo como el lado bueno hermanito, defendiste a tu querida cuando lo necesitaba- comentó George.
-Aunque un beso sería mejor recompensa que tener que lavar los orinales- agrego Fred.
-Aun así, dejando de lado las formas de estos idiotas- agrego Charlie- que bueno que para variar hiciere algo bueno con ella.
-Gracias- dijo con ironía Ron.
—. ¿Por qué no podía haberse ocultado Black en el despacho de Snape, eh? ¡Podía haber acabado con él!
-¡Ronald!- lo reprendió su madre.
-Pues no creo que sea tan mala idea, lo voy a pensar chico.
-¡Sirius!- esta vez fue Marlene quien le reclamo al oji gris.
Al día siguiente, Harry se despertó muy temprano. Tan temprano que todavía estaba oscuro. Por un instante creyó que lo había despertado el ruido del viento. Luego sintió una brisa fría en la nuca y se incorporó en la cama. Peeves flotaba a su lado, soplándole en la oreja.
-Parece que ese maldito nunca cambiara- exclamo Frank- a más de uno nos llegó a molestar así.
-No es una buena forma de despertar- comento Remus que ya había pasado por eso.
-Por supuesto, es mejor cuando te despertaba una chica que se metía en tu cama- comento Sirius- no opinas lo mismo sobrina.
-No, no opino lo mismo- respondió con rotundidad con el cabello rojo.
-No te pongas celosa sobrina, ahora puede ser tu quien se meta a su…
-¡Sirius, la cierra la boca!- le reclamo el castaño- Dora no necesita que le metas tus cochinas ideas.
-No le meto mis ideas lunático, con el tiempo ella misma pensaría en ellas por su cuenta.
-¡Sirius!- esta vez Andrómeda se unió a la reclamación de Lupin.
El oji gris sabía que estaba jugando con temas delicados, pero la verdad, todos los gritos y posibles castigos valían la pena, con tal de ver el sonrojo de su amigo y los crecientes celos en su sobrina.
— ¿Por qué has hecho eso? —le preguntó Harry enfadado.
Peeves hinchó los carrillos, sopló muy fuerte y salió del dormitorio hacia atrás, a toda prisa, riéndose.
Ted leyó la hora a la que lo había despertado, y el infructuoso intento del chico para conciliar el sueño debido a la tormenta que había afuera.
-No lograste volver a dormir cierto- exclamo Lily viendo a su hijo que asentía.
-Eso no es bueno, hay que estar bien descansado antes de un partido de quidditch- comento James “S”.
-Huy, creo que aquí tenemos a un nuevo capitán obsesivo- bromeo Gideon.
-Pero no creo que sea peor que James o Wood-  agrego Fabián.
-Yo no apostaría por eso- comentó Albus- yo creo que estaría a su nivel y que incluso los podría superar.
-¡¡No por Merlín!!- gritaron con teatralidad los gemelos Prewett, Weasley, Remus y Sirius, la mayoría de ellos tuvieron que enfrentarse a eso y no se imaginaban a alguien que pudiera ser peor.
. Unas horas después se hallaría allí fuera, en el campo de quidditch, batallando en medio del temporal.
-No me gusta para nada la idea- exclamo Lily preocupada.
-Tranquila cariño, si bien no es el mejor clima, tampoco es para tanto- hablo James- además debes admitir que un poco emocionante… digo.
-¡James!- hablo la pelirroja mirándolo con severidad.
-Sí, lo sé, me callo- dijo el azabache.
-Me recuerda a cuando mama nos reprende- comento por lo bajo Lily “L” a Albus que asintió en aprobación.
Finalmente, renunció a su propósito de volver a dormirse, se levantó, se vistió, cogió su Nimbus 2.000 y salió silenciosamente del dormitorio.
Cuando Harry abrió la puerta, algo le rozó la pierna. Se agachó con el tiempo justo de coger a Crookshanks por el extremo de la cola peluda y sacarlo a rastras.
-En verdad debe de traer algo con la rata de Ron- Comento Alice “P”
-Es cierto, todo parece que se ensañado con Scabbers - apoyo Neville.
— ¿Sabes? Creo que Ron tiene razón sobre ti —le dijo Harry receloso—. Hay muchos ratones por aquí. Ve a cazarlos. Vamos —añadió, echando a Crookshanks con el pie, para que bajara por la escalera de caracol—. Deja en paz a Scabbers.
Harry bufo por lo bajo, era tan molesto saber que en algún momento protegió y que incluso llego a sentir un poco de aprecio por ese maldito, la verdad que el gato de Hermione se lo hubiera comido hubiera sido un destino más adecuado para él, aunque claro, de haber pasado no habría ocurrido lo de aquella vez en la mazmorra de los Malfoy.
El ruido de la tormenta era más fuerte en la sala común. Harry tenía demasiada experiencia para creer que se cancelaría el partido. Los partidos de quidditch no se cancelaban por nimiedades como una tormenta.
-Pues deberían de hacerlo- aseguro Lily.
-Pero no es para tanto- agrego James por lo bajo
-¡¿Quieres que te recuerde cuando te rompiste la cabeza porque te caíste de tu escoba por culpa de una tormenta?!- le rebatió la pelirroja molesta.
-Sin embargo logramos ganar el partido- comento Sirius.
-No ayudas canuto- Le reclamo el azabache- si bueno Lis, no fue agradable el golpe que me di, pero me gusto bastante tenerte como enfermera, aun cuando decías odiarme- agrego.
-¿De que estas hablando?- exclamo Lily un poco sonrojada.
-De las veces que ibas a la enfermería sola e incluso cuando te desviabas de tu rondas de prefecta solo para ver cómo me encontraba.
-¿Pero cómo…?
-Es obvio que se hacía el dormido cuando ibas Lily- le dijo Remus a su amiga.
-Eres un tramposo James Potter- le alego la chica.
-Y tú eres un amor- le regreso el animago.
Sin embargo, empezaba a preocuparse. Wood le había indicado quién era Cedric Diggory en el corredor; Diggory estaba en quinto y era mucho mayor que Harry. Los buscadores solían ser ligeros y veloces, pero el peso de Diggory sería una ventaja con aquel tiempo, porque tendría muchas menos posibilidades de que el viento le desviara el rumbo.
-Nada mal Harry- comento Hermione- si tan solo así fueras con el resto de las clases.
-Hey, que tampoco me iba tan mal- le reclamo el azabache.
-Pero siempre pudiste haberlo hecho mejor- le regreso la castaña.
-Vamos Hermione, no todos vamos a ser tan aplicados como tú, eso es casi imposible-dijo esta vez Ron.
Harry pasó ante la chimenea las horas que quedaban hasta el amanecer. De vez en cuando se levantaba para evitar que Crookshanks volviera a escabullirse por la escalera que llevaba al dormitorio de los chicos. Al cabo de un tiempo le pareció a Harry que ya era la hora del desayuno y se dirigió él solo hacia el retrato.
— ¡En guardia, malandrín! —lo retó sir Cadogan.
—«Cállate ya» contestó Harry, bostezando.
-Siempre actuaba de esa forma- preguntó a Frank.
-Si- respondieron varios Gryffindor del futuro al mismo tiempo.
-Y en ocasiones teníamos que decirle hasta tres contraseñas para entrar- agrego Deán- pasamos mucho tiempo discutiendo con él.
-Sería más fácil que fuera como en nuestra casa- comentó como quien no quiere la cosa Luna.
-En tu casa se entra respondiendo correctamente una pregunta ¿verdad?- le dijo Fred a la rubia que asintió.
-En ese caso Ron no había podido entrar, algo similar a lo que le ocurría a Neville- agrego George.
-Eso no es cierto- les rebatió el pelirrojo.
-Claro que no- dijo Ginny. Ron nunca se quedaría afuera porque siempre estaría junto a hemiono que respondería por ambos.
-Hey- reclamo nuevamente el pelirrojo mientras algunos reían divertidos.
Se reanimó algo tomando un plato grande de gachas de avena y cuando ya había empezado con las tostadas, apareció el resto del equipo.
—Va a ser difícil —dijo Wood, sin probar bocado.
—Deja de preocuparte, Oliver —lo tranquilizó Alicia—. No nos asustamos por un poquito de lluvia.
-Pero por lo que leen no es una llovizna, sino una verdadera tormenta- comento Victorie.
Pero era bastante más que un poquito de lluvia. El quidditch era tan popular que todo el colegio salió a ver el partido, como de costumbre. Corrían por el césped hasta el campo de quidditch, con la cabeza agachada contra el feroz viento que arrancaba los paraguas de las manos.
-Pero no es lo mismo ir a ver el partido a estar  jugando en el- comento Albus.
-Por supuesto que no- apoyo Lily- en ocasiones así deberían de suspender los partidos, es muy peligroso volar en esas condiciones- agrego.
Algunos de los presentes, los más fanáticos del juego, vieron de forma extraña o incluso ofendidos por la aseveración de la pelirroja.
Poco antes de entrar en el vestuario, Harry vio a Malfoy, a Crabbe y a Goyle camino del campo de quidditch; cubiertos por un enorme paraguas, lo señalaban y se reían.
Los miembros del equipo se pusieron la túnica escarlata y aguardaron la habitual arenga de Wood, pero ésta no se produjo. Wood intentó varias veces hablarles, tragó saliva con un ruido extraño, cabeceó desesperanzado y les indicó por señas que lo siguieran.
-Sin palabras- exclamo James- bueno, es comprensible, en esas condiciones no se puede estar lo suficientemente preparado para jugar.
-Pero aun así parecía que no estaba preparado para perder- comento George.
-Si, por poco perdimos a nuestro capitán por su depresión- agrego Fred con media sonrisa, lo cual nadie entendió de todo.
El viento era tan fuerte que se tambalearon al entrar en el campo. A causa del retumbar de los truenos, no podían saber si la multitud los aclamaba.
-Pueden estar seguros que los aclamábamos- aseguro Ron- cada quien a su respectiva casa claro.
La lluvia rociaba los cristales de las gafas de Harry ¿Cómo demonios iba a ver la snitch en aquellas condiciones?
-Un hechizo de impermeabilidad- dijeron al unísono Lily, Remus, Teddy, Rose y Albus.
-¡Hay no pequeño Potter!, no nos digas que tú serás un prefecto perfecto- exclamo Sirius viendo a Albus.
 -¡Tienes algún problema!- reclamaron Lily y Ginny al mismo tiempo.
-no, nada pelirrojas- respondió el oji gris, enfrentarse a una pelirroja era mucho como para hacerlo contra dos al mismo tiempo.
Los de Hufflepuff se aproximaron desde el otro extremo del campo, con la túnica amarillo canario. Los capitanes de ambos equipos se acercaron y se estrecharon la mano. Diggory sonrió a Wood, pero Wood parecía tener ahora la mandíbula encajada y se limitó a hacer un gesto con la cabeza.
-Eso me hizo ver un poco amargado- comento Diggory.
-Solo un poco- salto con ironía Fred- aunque claro no puedo reclamar nada por nuestro capitán
-Es verdad- agrego George- Wood siempre les sonreía a los capitanes, aunque la mayoría del tiempo era solo un formalismo.
Harry vio que la boca de la señora Hooch articulaba:
—Montad en las escobas.
Harry sacó del barro el pie derecho y pasó la pierna por encima de la Nimbus 2.000. La señora Hooch se llevó el silbato a los labios y dio un pitido que sonó distante y estridente... Dio comienzo el partido.
-Ten mucho cuidado hijo- dijo Lily sin poderse contener.
-Tranquila pelirroja, estará bien- le dijo sin mucha seguridad Sirius.
-Lo dices solo por compromiso, el juego ya es algo peligroso y lo es más en medio de un tormenta como esa- aseguro la pelirroja.
Harry se elevó rápidamente, pero la Nimbus 2.000 oscilaba a causa del viento. La sostuvo tan firmemente como pudo y dio media vuelta de cara a la lluvia, con los ojos entornados.
Al cabo de cinco minutos, Harry estaba calado hasta los huesos y helado de frío.
-Hay mi bebe- exclamo nuevamente Lily provocando un sonrojo en Harry y una risa tenue de parte de sus “amigos”.
Ted fue leyendo como se desarrolló el partido, y como le era prácticamente imposible reconocer a sus propios compañeros (y de que casi de estrello con alguno), oír los comentarios y mucho menos encontrar la evasiva snitch, todo mientras perdía noción del tiempo esforzándose por sujetar su escoba.
-En verdad se parece a aquella ocasión en que James se rompió la cabeza- comento Remus.
-Qué bueno que en nuestra época no tuvimos una tormenta como esa- agrego Dora- al menos durante un partido.
-No creo que te debas quejar, después de todo tu no estabas en el equipo- comento Charlie.
-Pero no fue cosa mía, la profesora Sprout no me dejaba participar, pero yo era muy buena volando.
-¿Cómo es eso?- pregunto con curiosidad Sirius.
-La profesora pensaba que ya sufría muchos accidentes en tierra como para permitirle volar en un partido de quidditch- explico Charlie.
-Bueno, tenía un buen argumento- dijo Sirius medio en burla- hey eso me da una idea, porque no aprendes medimagia lunático, así podrías ser el enfermero de mi sobrina.
-Porque no mejor cierras la boca- respondió Lupin.
-Sí, tiñes razón, es mucho más sensual la imagen de una enfermera en todo caso- agrego pasando su brazo por la cintura de Marlene.
-Cuidado de donde pones esa mano Sirius- le advirtió la rubia sin mucho convicción.
Con el primer relámpago llegó el pitido del silbato de la señora Hooch. Harry sólo pudo ver a través de la densa lluvia la silueta de Wood, que le indicaba por señas que descendiera. Todo el equipo aterrizó en el barro, salpicando.
— ¡He pedido tiempo muerto! —Gritó a sus jugadores—. Venid aquí debajo.
-Eso es algo que todos agradecimos- comento Alicia- como dice el libro, ya todos estábamos congelándonos para ese momento.
Se apiñaron en el borde del campo, debajo de un enorme paraguas. Harry se quitó las gafas y se las limpió con la túnica.
— ¿Cuál es la puntuación?
—Cincuenta puntos a nuestro favor.
-Eso es bueno, pero si no atrapan la snitch no terminara el juego- comento James “S”
-Es cierto, podrían seguir jugando hasta el anochecer si eso sigue así- agrego James.
-Si tan solo papá pudiera hacer algo para ver mejor el campo
-Si eso sería lo ideal.
Pero si no atrapamos la snitch, seguiremos jugando hasta la noche.
-Lo dicho, este Potter será tan o más obsesivo para el quidditch que su abuelo- aseguro Sirius refiriéndose a James “S”.
—Con esto me resulta imposible —respondió Harry, blandiendo las gafas.
En ese instante apareció Hermione a su lado. Se tapaba la cabeza con la capa e, inexplicablemente, estaba sonriendo.
-Y claro, como siempre mamá es su salvavidas cierto- comentó Rose viendo a Ron y Harry que no pudieron hacer otra cosa que asentir con cierta pena.
— ¡Tengo una idea, Harry! ¡Dame tus gafas, rápido!
Se las entregó, y ante la mirada de sorpresa del equipo, golpeó las gafas con su varita y dijo:
—Impervius. —Y se las devolvió a Harry diciendo—: Ahí las tienes: ¡repelerán el agua!
-No sería mala idea implementar eso para todos los equipos- comento Cedric-al menos en esas ocasiones de tormenta, sería algo ideal.
Wood la hubiera besado:
-Huy, eso no te hubiera puesto celoso hermanito- le pico Fred.
-No- respondió Ron de mal humor.
-Eso dices, pero parece que si te molestaría.
— ¡Magnífico! —exclamó emocionado, mientras ella se alejaba—. ¡De acuerdo, vamos a ello!
El hechizo de Hermione funcionó. Harry seguía entumecido por el frío y más empapado que nunca en su vida, pero podía ver. Lleno de una renovada energía, aceleró la escoba a través del aire turbulento buscando en todas direcciones la snitch, esquivando una bludger; pasando por debajo de Diggory, que volaba en dirección contraria...
-Sí, ahora tienes más ventaja hijo- festejo James.
Brilló otro rayo, seguido por el retumbar de un trueno. La cosa se ponía cada vez más peligrosa. Harry tenía que atrapar la snitch cuanto antes...
-Si no hay otro remedio- agrego Lily, la verdad es que ella prefería que suspendieran el partido antes de algo malo pasara, pero como sería imposible, lo mejor sería que se hicieran con esa bendita snitch
Se volvió, intentando regresar hacia la mitad del campo, pero en ese momento otro relámpago iluminó las gradas y Harry vio algo que lo distrajo completamente: la silueta de un enorme y lanudo perro negro, claramente perfilada contra el cielo, inmóvil en la parte superior y más vacía de las gradas.
Sirius sonrió en ese momento, ese enorme perro debía de ser él que fue a ver el juego de su ahijado, pero entonces recordó toda esa palabrería del grim y con eso la sonrisa abandono su rostro, volteo a ver a Lily que estaba atenta de la lectura y pensó en lo mal que le iría si a Harry le ocurría algo por distraerse al verlo en ese lugar.
Las manos entumecidas le resbalaron por el palo de la escoba y la Nimbus descendió varios metros.
-¡Cuidado!- dijeron al mismo tiempo James y Lily.
Retirándose de los ojos el flequillo empapado, volvió a mirar hacia las gradas: el perro había desaparecido.
-Cielos, no es bueno que te distraigas en ese momento hijo, en especial pro un perro- le dijo James.
-Espera, un perro, Sirius- exclamo.
-No le paso nada pelirroja, solo un descontrol momentáneo y ya- se defendió el hombre, aunque muy pocos entiendo el porqué de la reclamación.
— ¡Harry! —Gritó Wood angustiado, desde los postes de Gryffindor—. ¡Harry, detrás de ti!
Harry miró hacia atrás con los ojos abiertos de par en par. Cedric Diggory atravesaba el campo a toda velocidad, y entre ellos, en el aire cuajado de lluvia, brillaba una diminuta bola dorada...
-Mierda, ese idiota está a punto de atraparla, rápido papá- apremio James “S”.
-¡James, ¿qué clase de lenguajes es ese?!- le reclamo de inmediato Ginny.
-Perdón mamá- se disculpó cabizbajo.
Por otra parte Severus había puesto en ese momento una sonrisa burlona que nadie capto, por el título sabía que ese juego lo perderían y no le desagradaba nada la idea que eso pasaba, lo único que podría lamentar, es que la derrota seria de Harry y no de James.
Con un sobresalto, Harry pegó el cuerpo al palo de la escoba y se lanzó hacia la snitch como una bala.
— ¡Vamos! —gritó a la Nimbus, al mismo tiempo que la lluvia le azotaba la cara—. ¡Más rápido!
-Vamos hijo tu puedes- le animaba James.
Pero algo extraño pasaba. Un inquietante silencio caía sobre el estadio. Ya no se oía el viento, aunque soplaba tan fuerte como antes. Era como si alguien hubiera quitado el sonido, o como si Harry se hubiera vuelto sordo de repente. ¿Qué sucedía?
Todos los del pasado y los de la tercera generación se preguntaron exactamente lo mismo, pero por su parte aquellos que estuvieron ahí, incluso si solo estaban viendo, no pudieron evitar sentir un leve escalofrió al recordar cómo ha terminado.
Y entonces le penetró en el cuerpo una ola de frío horrible y ya conocida, exactamente en el momento en que veía algo que se movía por el campo, debajo de él. Antes de que pudiera pensar, Harry había apartado la vista de la snitch y había mirado hacia abajo. Abajo había al menos cien dementores, con el rostro tapado, y todos señalándole.
-¡¡No!!- grito Lily horrorizada que de inmediato se vio rodeada por los brazos de James.
Los hijos de Harry por su parte no dejaron de sentir miedo por él, en especial Lily “L” que se sujetó fuertemente del brazo de su madre.
Fue como si le subiera agua helada por el pecho y le cortara por dentro. Y entonces volvió a oírlo... Alguien gritaba dentro de su cabeza..., una mujer...
—A Harry no. A Harry no. A Harry no, por favor.
—Apártate, estúpida... apártate...
—A Harry no. Te lo ruego, no. Cógeme a mí. Mátame a mí en su lugar...
En ese punto Ted perdió la voz por un segundo, eso fue suficiente para casi todos que esa voz que solo el azabache podía oír, no era otra que la voz de su madre, de Lily, y por cómo se entendía, se podría deducir que se trataban de sus últimas palabras. La sonrisa burlona de Severus desapareció de inmediato, de la misma forma que unas gruesas comenzaron a salir de los ojos de la pelirroja.
Un profundo e incómodo silencio se propago por el comedor, y las reacciones de todos los presentes eran muy parecidas, algunas chicas derramaban lagrimas silenciosas, Molly y Andrómeda sollozaban de tristeza abrazadas de sus respectivos esposos, el pequeño Teddy podía ver y sentir la tristeza desde los bazos de su abuela (que es donde estaba) pero por su costa edad o podía comprender lo que ocurría, los jóvenes Potter nunca imaginaron que su padre hubiera pasado por algo similar, no podían evitar sentirse mal mientras agachaban sus cabezas y la pequeña Lily “L” se refugiaba en los brazos de Ginny quien también estaba sollozando como su madre.
Después de un momento, en el incluso varios profesores tuvieron que recomponer su estado de tristeza, Ted decidió recomenzarla lectura.
A Harry se le había enturbiado el cerebro con una especie de niebla blanca. ¿Qué hacía? ¿Por qué montaba una escoba voladora? Tenía que ayudarla. La mujer iba a morir; la iban a matar...
Ginny, Ron y Hermione sonrieron con cierta tristeza, sin duda su amigo y novio nunca dejo de ser así, siempre tan dedicado en ayudar a otros antes que a él mismo.
Harry caía, caía entre la niebla helada.
—A Harry no, por favor. Ten piedad, te lo ruego, ten piedad...
Alguien de voz estridente estalló en carcajadas.
-Maldito hijo de perra- espeto con cólera James discerniendo de quien se trataba, muchos otros, compartían la rabia que él sentía en ese momento.
La mujer gritaba y Harry no se enteró de nada más.
-Hay mi bebe- exclamo con dolor Lily, y esta vez, no hubo risas divertidas porque lo llamaban así- ¿pero como es que lo recuerdas?- pregunto temiendo la respuesta- tu, ¿tú estabas ahí, cuando…?- no pudo terminar la oración, pero no era necesario, Harry simplemente asintió
-Es un miserable- exclamo nuevamente James que abrazaba a la pelirroja- pero, eras muy pequeño, no creo que pueda…
-El recuerdo está ahí me temo- hablo Dumbledore- en un lugar muy profundo de su mente, por esa razón solo cuando es atacado por lo dementores, puede recobrar algunos fragmentos de él.
-Al menos no lo recuerda todo de forma consiente- exclamo Sirius, por su parte Harry sabía que eso solo sería momentáneo, sin duda en el último libro saldría el recuerdo completo de lo ocurrido esa noche.
—Ha tenido suerte de que el terreno estuviera blando.
—Creí que se había matado.
— ¡Pero si ni siquiera se ha roto las gafas!
-¿Pero qué paso?- pregunto Sirius
-Harry quedo inconsciente- aseguro Marlene- en ese momento deben de estar en la enfermería, cuando despertó.
-Es verdad- apoyo Dora- después de todo los libros están escritos
-Desde el punto de vista del cachorro, si, ya lo recordé sobina.
Harry oía las voces, pero no encontraba sentido a lo que decían. No tenía ni idea de dónde se hallaba, ni de por qué se encontraba en aquel lugar; ni de qué hacía antes de aquel momento. Lo único que sabía era que le dolía cada centímetro del cuerpo como si le hubieran dado una paliza.
-Pero estas bien verdad, o te hiciste daño- indago James.
-No, no me paso nada, solo el desmayo por esos dementores- explicó Harry.
—Es lo más pavoroso que he visto en mi vida.
Horrible... Lo más pavoroso... Figuras negras con capucha... Frío... Gritos...
Lily “L” se abrazó más a su madre, esa parte era de las peores que habían leído hasta ese momento para ella, pero aun así seguía decidida a estar presente hasta la lectura de la última palabra.
Harry abrió los ojos de repente. Estaba en la enfermería. El equipo de quidditch de Gryffindor, lleno de barro, rodeaba la cama. Ron y Hermione estaban allí también y parecían haber salido de la ducha.
-Ni se les ocurra decir nada, que no es el momento- les advirtió Molly viendo a sus hijos gemelos que sonrieron burlonamente, sin duda, dispuestos a hacer alguna broma o insinuación referente a su hermano y a su nuera.
— ¡Harry! —Exclamó Fred, que parecía exageradamente pálido bajo el barro—. ¿Cómo te encuentras?
La memoria de Harry fue recuperando los acontecimientos por orden: el relámpago..., el Grim..., la snitch..., y los dementores.
— ¿Qué sucedió? —dijo incorporándose en la cama, tan de repente que los demás ahogaron un grito.
-Nos sorprendió que te levantaras tan de repente- acepto Alicia- la verdad esperábamos que estuvieras más tiempo acostado.
-Sería lo ideal, pero Harry no es del tipo que reposa tranquilamente- comento Ron.
—Te caíste —explicó Fred—. Debieron de ser... ¿cuántos? ¿Veinte metros?
—Creímos que te habías matado —dijo Alicia, temblando.
Hermione dio un gritito. Tenía los ojos rojos.
-Y luego porque Ginny se ponía celosa de ti cuñada, si hasta parecía que era tu novio- exclamo Fred.
-Es raro que nuestro Ronnie no se sintiera celosos por eso también- agrego George.
-Si lo estuvo, ya lo verán después- exclamo Harry.
—Pero el partido —preguntó Harry—, ¿cómo acabó? ¿Se repetirá?
-Por dios- exclamo Lily- después de lo que pasaste te sigue importando ese bendito partido.
-Bueno, viéndolo del lado amable, así se comprueba que está bien de la cabeza.
-¡Hey!- exclamaron Harry y James al mismo tiempo.
-Tú hubieras actuado igual cornamenta- aseguro Sirius.
-Y también nuestro James lo había hecho igual- aseguro Albus siguiéndoles el juego y tratando de salir de ese ambiente tan pesado que se había formado.
Nadie respondió. La horrible verdad cayó sobre Harry como una losa.
— ¿No habremos... perdido?
—Diggory atrapó la snitch —respondió George— poco después de que te cayeras. No se dio cuenta de lo que pasaba. Cuando miró hacia atrás y te vio en el suelo, quiso que se anulara. Quería que se repitiera el partido. Pero ganaron limpiamente. Incluso Wood lo ha admitido.
-Supongo que tienen razón- acepto James- aun así habría sido mejor que el partido se repitiera.
— ¿Dónde está Wood? —preguntó Harry de repente, notando que no estaba allí.
—Sigue en las duchas —dijo Fred—. Parece que quiere ahogarse.
-Esa derrota le debió caer como una piedra sobre la cabeza- exclamo Gideon.
-Eso ni dudarlo, pero aun así solo es una derrota, no está todo perdido- agrego Fabián.
-aunque sea cierto, seria imposible hacerle ver ese hecho a un fanático tan grande como Wood- termino Remus.
Harry acercó la cara a las rodillas y se cogió el pelo con las manos. Fred le puso la mano en el hombro y lo zarandeó bruscamente.
-¡Fred!- le llamo la atención Molly.
-Era para que reaccionara mamá- se defendió el pelirrojo.
—Vamos, Harry, es la primera vez que no atrapas la snitch.
—Tenía que ocurrir alguna vez —dijo George.
—Todavía no ha terminado —dijo Fred—. Hemos perdido por cien puntos, ¿no? Si Hufflepuff pierde ante Ravenclaw y nosotros ganamos a Ravenclaw, y Slytherin...
-La diferencia debería de ser bastante grande para asegurar la vitoria- comento James “S”- de unos doscientos puntos.
-Además no hay que subestimar a los Ravenclaw, siempre es complicado ganar contra ellos- agrego James.
—Hufflepuff tendrá que perder al menos por doscientos puntos —dijo George.
—Pero si ganan a Ravenclaw...
—Eso no puede ser. Los de Ravenclaw son muy buenos.
—Pero si Slytherin pierde frente a Hufflepuff...
—Todo depende de los puntos... Un margen de cien, en cualquier caso...
-¿Con quién jugaron de último?- les pregunto Sirius a los chicos del futuro.
-Fue contra nosotros- respondió Draco.
-Gryffindor contra Slytherin en un juego por la copa de quidditch, y lo que es más, en el último partido del año- agrego Sirius- debió de ser muy emocionante.
-Y problemático- agrego Marlene- sin duda el equipo de Gryffindor deberá tener la guardia alta varios días antes del partido.
-Pues sí, estábamos alerta por cualquier trampa o sabotaje- aseguro George- en especial cuidamos a nuestro buscador.
-Sí, de otra forma Wood, nuestra madre y Ginny nos hubieran matado si le pasaba algo- termino Fred.
Harry guardaba silencio. Habían perdido. Por primera vez en su vida, había perdido un partido de quidditch.
-Hay Harry- exclamo Lily penando que era digno hijo de su padre.
Después de unos diez minutos, la señora Pomfrey llegó para mandarles que lo dejaran descansar.
—Luego vendremos a verte —le dijo Fred—. No te tortures, Harry. Sigues siendo el mejor buscador que hemos tenido.
El equipo salió en tropel, dejando el suelo manchado de barro. La señora Pomfrey cerró la puerta detrás del último, con cara de mal humor.
-No solo estaban “molestando” a su paciente, si no que también ensuciaron la enfermería- comento Remus.
-Es verdad, ella se fija mucho en la limpieza y que dejaran el suelo sucio no fue para nada de su agrado- apoyo Dora.
Ron y Hermione se acercaron un poco más a la cama de Harry.
—Dumbledore estaba muy enfadado —dijo Hermione con voz temblorosa—. Nunca lo había visto así. Corrió al campo mientras tú caías, agitó la varita mágica y entonces se redujo la velocidad de tu caída. Luego apuntó a los dementores con la varita y les arrojó algo plateado. Abandonaron inmediatamente el estadio... Le puso furioso que hubieran entrado en el campo... lo oímos...
-Al profesor nunca le han gustado esas criaturas- comento Charlie- ni siquiera los quiera como guardias del castillo, y mucho menos cerca de algún estudiante.
-¡¿Qué demonios piensa en el ministerio para usar esas cosas?!- exclamo con molestia Lily “L”.
—Entonces te puso en una camilla por arte de magia —explicó Ron—. Y te llevó al colegio flotando en la camilla.
-Es un alivio que Dumbledore se encargara de todo- aseguró Andrómeda- pero qué demonios hacían esas cosas en el campo.
-Los debió atraer todo el ajetreo del partido- aseguro Alastor- y después se fueron en contra del chico.
-Malditas sean esas cosas- espeto Lily.
Todos pensaron que estabas...
Su voz se apagó, pero Harry apenas se dio cuenta. Pensaba en lo que le habían hecho los dementores, en la voz que suplicaba.
James y Lily vieron con lastima a su hijo, no era extraño que le tuviera miedo a esas cosas.
Alzó los ojos y vio a Hermione y a Ron tan preocupados que rápidamente buscó algo que decir.
-Es curioso que no les dijeras nada- comento Fred- siempre le andas contando todo lo que pasa.
-Pero claro- agregó George- casi no les cuenta cómo se siente o varias cosas que piensa.
-Eso es verdad- termino Neville- siempre eres bastante reservado con respecto a tu vida.
— ¿Recogió alguien la Nimbus?
Ron y Hermione se miraron.
—Eh...
-No me dirán que no recogieron la escoba- exclamo Sirius.
-Según las circunstancias, tal vez fue algo mas- agrego Marlene.
— ¿Qué pasa? —preguntó Harry.
—Bueno, cuando te caíste... se la llevó el viento —dijo Hermione con voz vacilante.
— ¿Y?
—Y chocó... chocó... contra el sauce boxeador.
-O demonios- exclamaron James, Sirius y James “S”.
Harry sintió un pinchazo en el estómago. El sauce boxeador era un sauce muy violento que estaba solo en mitad del terreno del colegio.
Sin poder evitarlo Remus pensó que ese árbol estaba ahí por su causa, de cierto modo le hubiera gustado poder compensar al chico, pues suponía cual había sido el destino de su amada escoba, pero dudaba que tendría los recursos para conseguir una escoba decente.
-¿No te empezaras a sentir culpable verdad lunático?- comento Sirius.
-No tiene porque, no fue su culpa lo que paso- aseguro Harry queriéndolo hacer sentir mejor.
-Eso mismo te lo hemos dicho muchas veces, pero tú te sigues sintiendo así verdad- agrego Ron.
-En eso si tiene razón- le concedió Ginny recibiendo una mirada ofendida del azabache- soy tu novia, pero en eso mi hermano tiene razón- agrego.
— ¿Y? —preguntó, temiendo la respuesta.
—Bueno, ya sabes que al sauce boxeador —dijo Ron— no le gusta que lo golpeen.
-Sin duda saben perfectamente que no le gusta que lo golpeen- aseguro George.
—El profesor Flitwick la trajo poco antes de que recuperaras el conocimiento—explicó Hermione en voz muy baja.
Se agachó muy despacio para coger una bolsa que había a sus pies, le dio la vuelta y puso sobre la cama una docena de astillas de madera y ramitas, lo que quedaba de la fiel y finalmente abatida escoba de Harry.
-Es el final del capítulo- informo Ted.
-Es una lástima lo que le ocurrió a la escoba- aseguro James espero que al menos le hayan hecho un entierro digno.
-James, es una escoba no una mascota- le alego Lily sorprendida, en especial porque su hijo había pasado por otro ataque de los dementores, aunque claro, fue solo en la lectura.
-En eso le tendré que dar la razón a la pelirroja- concedió Sirius- pero bueno, esa una oportunidad para conseguir una mejor escoba, como se llamaba esa de la que leyeron antes…
-Saeta de fuego- respondió Remus- pero recuerda que Harry no la quería comparar porque era muy costosa.
-Pero si Harry tiene mucho más dinero en más cámaras- aseguro James.
-Pero hasta hace un par de días se enteró que tiene más oro que el que conoce- agrego  Dora- pero aun así podría comprar otra escoba, tal vez una Nimbus 2001
-Imposible- aseguro Remus- su orgullo no lo dejara comprar esa escoba.
-¿Cómo que su orgullo?- pregunto extrañada Marlene.
-Porque es la escoba que yo uso- respondió Draco- el no querrá usar la misma escoba que yo.
-Y tú de seguro habrías actuado igual- agrego Astoria.
-Pues sí, eso es verdad- le concedió el rubio.
-Pero entonces que escoba…

-Creo que eso lo averiguaremos después joven Black- le interrumpió Dumbledore- lo importante ahora, es que continuemos con la lectura.

5 comentarios:

  1. Dios que emoción me lleve cuando me di cuenta que publicaste la continuación de tu fics, me alegra tanto que siguieras tu historias, excelente capitulo sigue así en verdad es muy buena tu historia e interesante. nos vemos en tu próximo capitulo besos....

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  2. De casualidad se me ocurrió revisar si habias vuelto a publicar algo y si!! GENIAL jajaj espero leer mas pronto Saludos y todo lo mejor

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  3. Me encantan las intervenciones de Ginny y Astoria, conocen muy bien tanto a Harry como a Malfoy

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