-He bueno, no sé si deba- respondió el azabache ante la propuesta de
su amigo, la verdad es que aun cuando estuvieran leyendo su vida, no se sentía
muy cómodo de hacerlo el mismo, sentía que sería lo mismo que relatarles el
mismo sus pensamientos, además que se sentiría extraño el hablar en tercera
persona.
-Pero ¿por qué no colega?- le pregunto Ron- prácticamente todos hemos
leído menos tú, alguno incluso repitieron.
-Si bueno, pero
-Harry, tal vez deberías aprovechar esto- le sugirió Hermione- como
una coprotagonista de la historia se lo que pasara, y que mejor que leer el
siguiente capítulo que puede ser de los tranquilos.
Harry lo medito por un segundo, tal vez s amiga tenía razón, en
especial porque más adelante había un par de capítulos que no le gustaría leer
realmente, como la parte del dementor en el tren.
-Muy bien, solo tengan un poco de paciencia- solicito el azabache
mientras recibía el libro y se situaba en la página correcta- bien, el título
del capítulo es “El autobús noctámbulo”.
-¿Esa maldita cosa sigue funcionando?- pregunto Dora con una mueca de
desgano.
-No te agrada verdad- evidencio Remus con media sonrisa.
-No, lo detesto, aparte esa forma de conducir siempre me marea-
aseguro la peli rosa.
-Te comprendo sobrina, yo también he tenido malas experiencias con ese
autobús- le apoyo Sirius.
-Pero con la diferencia de que tu tenías una botella y media de
whiskey de fuego corriendo por tus venas- ataco Remus
-Se subió ebrio a esa cosa- se impresiono Andrómeda.
-Sí, le gusta la adrenalina como los carros de Gringotts, y pensó que
sería más emocionante hacer el trayecto ebrio y bueno, no fue así- explicó el
castaño.
-Ya lunático, es suficiente- le paro el oji gris sin ganas de que se
enteren de los detalles- además no fue una botella y media, recuerda que
también cornamenta bebió con migo.
-Gracias colega, es bueno saber que puedo contar contigo- ironizo
James- mejor comienza a leer hijo- le solicitó a Harry.
Después de alejarse varias calles, se dejó caer
sobre un muro bajo de la calle Magnolia, jadeando a causa del esfuerzo. Se
quedó sentado, inmóvil, todavía furioso, escuchando los latidos acelerados del
corazón.
-Eso no es bueno- aseguró Lily- si estás enojado no puedes tomar
buenas decisiones, tienes que serenarte.
Pero después de estar diez minutos solo en la oscura
calle, le sobrecogió una nueva emoción: el pánico.
-Era de esperarse- comentó Molly- , no debería de estar en una
situación como esa.
De cualquier manera que lo mirara, nunca se había
encontrado en peor apuro.
-Yo no estaría tan convencida por eso- aseguró Ginny abrazando a su
novio- a mi parecer han estado en situaciones mucho peores.
-Solo porque nuestra integridad física estaba en juego, no quiere
decir que esa situación sea menos problemática- opino Ron.
-Y eso de seguro le será relajante a sus madres Ronald- ironizo
Hermione viendo a las aludidas.
Estaba abandonado a su suerte y totalmente solo en
el sombrío mundo muggle, sin ningún lugar al que ir.
-Podrías ir a casa, sabes que te recibiríamos encantados- le aseguro
George.
-Sí, los puede esperar en el pórtico a que regresen de Egipto tío- dio
con ironía Rose.
-O cierto, no regresamos sino hasta una semana antes de iniciar el
colegio- recordó Fred- ya se está pegando la inteligencia de los Dudley
hermanito.
-Hay cierra la boca- le rebatió su gemelo un tanto molesto.
Y lo peor de todo era que acababa de utilizar la
magia de forma seria, lo que implicaba, con toda seguridad, que sería expulsado
de Hogwarts. Había infringido tan gravemente el Decreto para la moderada
limitación de la brujería en menores de edad que estaba sorprendido de que los
representantes del Ministerio de Magia no se hubieran presentado ya para
llevárselo.
-Tampoco es algo tan grabe cachorro- le restó importancia Sirius- pero
bueno, es obvio que eres tan dramático como tu padre- los dos azabaches lo
vieron en represión- y de ustedes ¿quién heredo ese defecto?- les pregunto a
los Potter del futuro.
-James principalmente, y también un poco Albus, en especial cuando
esta nervioso.
-¡Lily!- le remaron sus dos hermanos al mismo tiempo.
-¿Entonces tú no eres así?- le pregunto su abuela Lily
-No, a mí siempre me dicen que me parezco a mi mama y mis abuelas-
respondió la pequeña Lily “L”.
-Si claro, pelirroja tenía que ser- comento Sirius recibiendo nuevas
miradas severas de todas las pelirrojas.
Le dio un escalofrío. Miró a ambos lados de la calle
Magnolia. ¿Qué le sucedería? ¿Lo detendrían o lo expulsarían del mundo mágico?
Pensó en Ron y Hermione, y aún se entristeció más.
-Hay Harry, no quisiera decirlo, pero en verdad que eres muy
dramático- comento Hermione.
-Que esperabas, después de todo lo que habíamos pasado no podía evitar
pensar en esas cosas, además todavía era muy impresionable en ciertas cosas- se
defendió el azabache.
-Y muy impulsivo, sin duda esas son herencias de James- agrego Frank
que conocía un poco al joven.
Harry estaba seguro de que, delincuente o no, Ron y
Hermione querrían ayudarlo, pero ambos estaban en el extranjero, y como Hedwig
se había ido, no tenía forma de comunicarse con ellos.
-Si regreso contigo ¿verdad?- le pregunto Albus a su padre que
asintió- en ese caso ¿dónde está?, se supone que nunca llego con los tíos.
-Quien sabe, pero sería un buen momento para que apareciera- comentó
Scorpius.
Tampoco tenía dinero muggle. Le quedaba algo de oro
mágico en el monedero, en el fondo del baúl.
-Pero ahí está, con eso puedes pagar el autobús ¿no?, entonces ¿por
qué tanto drama?- hablo James “S”.
- Porque no me entere del autobús noctambulo hasta ese día, y la
verdad es que fue por mero accidente- le respondió Harry.
-¿No sabías del autobús hasta los trece años?- se impresiono el joven.
-Tu no supiste de él hasta el año pasado James- le recordó Rose- y
solo fue porque no tuvieron otra alternativa, porque a ellos no les gusta tomar
ese transporte.
-Si bueno, en eso tienes razón prima- le concedió él.
Pero el resto de la fortuna que le habían dejado sus
padres estaba en una cámara acorazada del banco mágico Gringotts, en Londres.
Nunca podría llevar el baúl a rastras hasta Londres. A menos que...
-No pensaras seguir haciendo magia verdad- indago Lily.
-Bueno, desde su perspectiva ya no tenía nada que perder, ya había
hecho magia al inflar a esa maldita así que no importaría hacer otro hechizo-
razono Teddy
-Pero si eso fuera cierto lo peor que podría hacer es volver a hacer
magia- agrego Dora- de esa forma lo podrían detectar más fácilmente.
Miró la varita mágica, que todavía tenía en la mano.
Si ya lo habían expulsado (el corazón le latía con dolorosa rapidez), un poco
más de magia no empeoraría las cosas.
-Tal parece que estabas en lo correcto chico-le felicito Sirius al
peli azul- es el mismo habito molesto de tu padre, digo, de Remus.
-Estás hablando por rencor porque casi siempre estas equivocado- le
reclamo el castaño.
-¡Genial!, es la primera vez que no niegas tu paternidad ese es un
avance.
-Ya Tío- le paro en esta ocasión Dora.
-Pero sobrina, entre más rápido lo acepte será mejor para ti, pero eso
no quiere decir que les demos permiso para hacer sus travesuras.
-¡¡Sirius!!- le reclamaron esta vez Dora y Remus al mismo tiempo,
ambos con un leve sonrojo al igual que Teddy- controla tu boca aunque sea
porque tu prima esta frente a ti- agregó el licántropo.
-Si está bien lunático, como digas- dijo con indiferencia Sirius, la
verdad es que disfrutaba enormemente hacer eso, y no esperaba el momento para
que se supiera a prueba de errores. Ya fuera por ellos mismos o por los libros
que estaba leyendo.
Tenía la capa invisible que había heredado de su
padre. ¿Qué pasaría si hechizaba el baúl para hacerlo ligero como una pluma, lo
ataba a la escoba, se cubría con la capa y se iba a Londres volando? Podría
sacar el resto del dinero de la cámara y... comenzar su vida de marginado.
Se oyeron un par de estruendosas e inapropiadas carcajadas que no
lograron ser contenidas, todos voltearon
ver ya fuera a los gemelos Weasley o Prewett quienes eran los que se
estaban riendo, la verdad es que los exagerados pensamientos del chico se les
hacía divertido. Ni siquiera la mirada severa de Molly fue suficiente para
contenerlos.
-Lo… lo sentimos hermanita- le dio Fabián en cuanto logro pronunciar
palabra- pero es que, eso que piensa
-Es como una sobreactuación cómica- termino Gideon..
-Pues no es gracioso- le aseguro la pelirroja.
-Descuide señora Weasley, no tiene que molestarse por eso- le restó
importancia Harry, de cierto modo le agradaba que pudieran tomar las cosas que
le sucedían como si fuera una broma.
Era un horrible panorama, pero no podía quedarse
allí sentado o tendría que explicarle a la policía muggle por qué se hallaba
allí a las tantas de la noche con una escoba y un baúl lleno de libros de
encantamientos.
-Sin duda tendría muchos más problemas si eso llegaba a pasar- comento Hugo.
-En especial la parte de los libros de encantamientos, eso sin duda
les fascinaría a los muggles- agregó Alice “P”
Harry volvió a abrir el baúl y lo fue vaciando en
busca de la capa para hacerse invisible. Pero antes de que la encontrara se
incorporó y volvió a mirar a su alrededor.
-Se siente un poco extraño estar leyendo esto en tercera persona-
confeso al fin el azabache.
-Bueno, ya que es tu historia lo podrías leer en primera persona- le
aconsejo luna- aunque tal vez te sea un poco más complicado hacerlo.
-Sí, creo que seguiré así un poco más- dijo después de meditarlo un
segundo.
Un extraño cosquilleo en la nuca le provocaba la
sensación de que lo estaban vigilando, pero la calle parecía desierta y no
brillaba luz en ninguna casa.
James y Lily se tensaron en ese momento, y Alastor presto más
atención, no creían que precisamente el tuviera un presentimiento de ese tipo
así como así, de alguna forma debía de tener razón, y eso podría ser peligroso
para el chico.
Volvió a inclinarse sobre el baúl y casi
inmediatamente se incorporó de nuevo, todavía con la varita en la mano. Más que
oírlo, lo intuyó: había alguien detrás de él, en el estrecho hueco que se abría
entre el garaje y la valla.
Valla ahijado, al parecer todo por lo que has pasado ha servido de
algo- comento Sirius.
-El que pueda presentir esas cosas puede ser útil- concordó Marlene-
solo espero que esa vez no pase nada.
Harry entornó los ojos mientras miraba el oscuro
callejón. Si se moviera, sabría si se trataba de un simple gato callejero o de
otra cosa.
-Como un perro por ejemplo- comento divertido Ron.
-O tal vez se trate de un grim-
le dijo por lo bajo Hermione para burlarse de él.
— ¡Lumos! —susurró Harry.
-Y sigue usando la magia es que nunca aprendes verdad- le acuso Gideon
con un falso tono de voz.
-Eso fue con premeditación, iras directo a Azkabán- continuo Fabián
como si un juez se tratara.
-Ya cierren la boca- les reprendieron Molly y Harry al mismo tiempo, a
ninguno de los dos les gusto la mención de la prisión mágica, aunque fue por
diferentes razones.
Una luz apareció en el extremo de la varita, casi
deslumbrándole. La mantuvo en alto, por encima de la cabeza, y las paredes del
nº 2, recubiertas de guijarros, brillaron de repente. La puerta del garaje se
iluminó y Harry vio allí, nítidamente, la silueta descomunal de algo que tenía
ojos grandes y brillantes.
-Cuidado Harry-atajo de inmediato Lily- podría tratarse de un animal
peligroso.
-¿Como un lobo o algo…?
-Que aria un lobo en los suburbios Sirius- le acuso Marlene- debe
tratarse de un perro callejero.
-Fue algo así, pero descuida mamá, no tuve problemas con el- le seguro
el azabache ates de retomar l lectura.
Se echó hacia atrás. Tropezó con el baúl. Alargó el
brazo para impedir la caída, la varita salió despedida de la mano y él aterrizó
junto al bordillo de la acera.
-Debió ser ahí,- dijo Remus- cuando levantaste la varita debieron
pensar que estabas pidiendo que te recogieras- concluyo.
-Pues en su posición, no sé si es mejor subirse a esa cosa o continuar
ahí- comentó Dora.
-Cualquier lugar al que lo pudieran llevar sería mejor que estar
perdido en medio de la calle mamá- agrego de inmediato Teddy sin pensar, cuando
fue consciente de lo que había dicho se sonrojo un poco.
Dora se sintió un poco extraña, como la última vez que le dijo mamá,
pero a pesar de eso se sintió muy bien de que la llamara así, se acercó a él y
abrazo al futuro Teddy con mucho cariño. Para los que conocían su futuro les
agrado ver esa escena, otra que no perdía detalle era Victorie que se sentía
feliz de que ese chico que tanto quería estuviera tan a gusto con su familia.
Sonó un estruendo y Harry se tapó los ojos con las
manos, para protegerlos de una repentina luz cegadora...
Dando un grito, se apartó rodando de la calzada
justo a tiempo.
-¿Cómo que justo a tiempo?- pregunto Molly.
Un segundo más tarde, un vehículo de ruedas enormes
y grandes faros delanteros frenó con un chirrido exactamente en el lugar en que
había caído Harry
-Cielos, porque siempre te tienes que salvar por un pelo, es que eres
incapaz de tener una experiencia tranquila- le acuso Ginny.
-Bueno, no es como si yo lo planeara o si- se defendió el azabache de
las acusaciones.
-Huy, aun o se casan y ya te están tirando de la correa cachorro-
bromeo Sirius.
-Sigue con esas bromas y yo te are padecer lo que sienten- le acuso
Marlene.
-Pues si antes podemos hacer algo divertido, con gusto te dejo ponerme
correa- se le insinuó el oji gris.
-Ya olvidaste lo que te paso la ultimas vez que hiciste eso- le
interrogo tratando de controlar su nerviosismo,
-No, pero siempre tengo esperanzas de que cambies de opinión-le dijo.
Era un autobús de dos plantas, pintado de rojo vivo,
que había salido de la nada. En el parabrisas llevaba la siguiente inscripción
con letras doradas: AUTOBÚS NOCTÁMBULO Durante una fracción de segundo, Harry
pensó si no lo habría aturdido la caída.
-No ha cambado nada, me pregunto si el viejo conductor seguirá
trabajando- pregunto a nadie en particular James.
-No lo sé, pero en particular a mí no me agrada mucho- acepto Lily- es
que con esa gafas parecía daba la impresión de que estaba ciego- algunos
asintieron en conformidad por lo dicho.
El cobrador, de uniforme rojo salto del autobús y
dijo en voz alta sin mirar a nadie:
-Un discurso monótono y casi sin sentido, en verdad no ha cambiado
nada- aseguro Gideon.
-Dan la imagen de que no les gusta lo que hacen, pero supongo que
tienen que comer- agrego Fabián.
—Bienvenido al autobús noctámbulo, transporte de
emergencia para el brujo abandonado a su suerte. Alargue la varita, suba a
bordo y lo llevaremos a donde quiera. Me llamo Stan Shunpike.
-El mismo cobrador, no sé si alegrarme o entristecerme- comento
Sirius.
-He, creo que ahí hay una confusión- interino Hermione- no reo que se
trate del mismo cobrador que en sus tiempos.
Estaré a su disposición esta no...
El cobrador se interrumpió. Acababa de ver a Harry
que seguía sentado en el suelo. Harry cogió de nuevo la varita y se levantó de
un brinco. Al verlo de cerca, se dio cuenta de que Stan Shunpike era tan sólo
unos años mayor que él: no tendría más de dieciocho o diecinueve.
-En tal caso es obvio que no es el mismo- evidencio Teddy.
-Pero la confusión era lógica, ya que tiene el mismo nombre del
anciano cobrador de nuestro tiempo, tal vez se trate de un hijo o nieto.
-en tal caso me compadezco de él, mira que terminar en esa chatarra-
agrego de inmediato Dora.
Tenía las orejas grandes y salidas, y un montón de
granos.
— ¿Qué hacías ahí? —dijo Stan, abandonando los buenos
modales.
—Me caí —contestó Harry.
— ¿Para qué? —preguntó Stan con risa burlona.
Los dos pares de gemelos sonrieron divertidos.
—No me caí a propósito —contestó Harry enfadado.
Se había hecho un agujero en la rodillera de los
vaqueros y le sangraba la mano con que había amortiguado la caída.
-Claro, siempre debes estar sangrando por algo- reclamo la pequeña
Weasley de inmediato.
-Ya tranquila Ginny, no es como si quisiera que eso me ocurriera, son
solo osas que pasan- se defendió Harry.
-Solo espero que nuestros hijos no sean iguales a ti en ese
aspecto-agrego medio en molestia.
-Pues James si es un poco así, pero porque no tiene cuidado cuando
vuela y se cae muy seguido- les revelo Albus.
-Sí, incluso yo vuelo mejor que él- comento Lily “L”, ante una mirada
severa del mayor de los hermanos Potter, y un resoplido de exasperación por
parte de su madre.
Después de un abrazo y un beso de Harry para Ginny par relajarla, el
azabache pudo continuar con la lectura.
De pronto recordó por qué se había caído y se volvió
para mirar en el callejón, entre el garaje y la valla. Los faros delanteros del
autobús noctámbulo lo iluminaban y era evidente que estaba vacío.
-Sea lo que sea debió de espantarse por la aparición del autobús-
aventuro Hugo.
-Pero me pegunto ¿qué habrá sido?- expreso Alice “P”
— ¿Qué miras? —preguntó Stan.
—Había algo grande y negro —explicó Harry, señalando
dubitativo—. Como un perro enorme...
Sirius sonrió en ese momento, no sabía porque pero eso le estaba
haciendo gracia por alguna razón.
Se volvió hacia Stan, que tenía la boca ligeramente
abierta. No le hizo gracia que se fijara en la cicatriz de su frente.
— ¿Qué es lo que tienes en la frente? —preguntó
Stan.
-Chismoso- exclamo Charlie- debe de ser muy incómodo que te reconozcan
por esa cosa.
-Bastante, pero no puedo evitarlo- respondió Harry.
—Nada —contestó Harry, tapándose la cicatriz con el
pelo. Si el Ministerio de Magia lo buscaba, no quería ponerles las cosas
demasiado fáciles.
-Sería buena idea, pero no creo que sea tan fácil como eso- comento
Frank
— ¿Cómo te llamas? —insistió Stan.
—Neville Longbottom —respondió Harry, dando el primer
nombre que le vino a la cabeza
-A si, discúlpame por eso Neville- se disculpó de inmediato al
azabache al impresionado chicho.
-A descuida no importa- le restó importancia- de hecho es algo
impresiónate si lo piensas- agregó- quien dirigía que el gran Harry Potter se
quería parecer a mí- termino en tono de burla sacando unas cuantas risas.
-No sé qué es lo gracioso, tu eres un gran mago- dijo medio en
reprimenda Luna.
-Sí, pero es solo un chiste no tienes que tomarlo tan enserio- la
apaciguo Neville dándole una seña a su amigo para que continuara.
—. Así que... así que este autobús... —dijo con
rapidez, esperando desviar la atención de Stan—. ¿Has dicho que va a donde yo
quiera?
—Sí —dijo Stan con orgullo
-Ese mocoso no es muy astuto cierto- comento Alastor, por su parte los
del futuro no podían dejar de estar de acuerdo con él, no olvidaban que por esa
forma de ser termino encerrado como presunto mortifago.
— A donde quieras, siempre y cuando haya un camino por
tierra. No podemos ir por debajo del agua. Nos has dado el alto, ¿verdad? —dijo, volviendo a ponerse suspicaz—. Sacaste
la varita y... ¿verdad?
-Pues aunque no lo haya hecho será lo mejor que se suba- aseguró Ted
ante el evidente desgano de su hija- eso sería mejor que quedarse ahí varado.
-Al menos así podrá llegar a Londres sin problemas- agrego Andrómeda.
—Sí —respondió Harry con prontitud—. Escucha, ¿cuánto
costaría ir a Londres?
—Once sickles —dijo Stan—. Pero por trece te damos
además una taza de chocolate y por quince una bolsa de agua caliente y un
cepillo de dientes del color que elijas.
-Quiere viajar ahí no quedarse a vivir- aseguro Dora con un poco de
mal humor.
-Ya tranquila no es para tanto-le aseguro Remus abrazándola con la
mano que tenía (con la otra tomaba a Teddy de un año), la verdad es que ese
tacto con el castaño le sentó muy bien a la joven, le brindaba una paz que
pocas veces había logrado encontrar.
-¿Cuándo se darán cuenta de lo que sienten en realidad?- pregunto por
lo bajo Marlene mirado la escena enternecida.
-No lo sé, pero espero con ansias que sea pronto- le respondió Sirius,
mientras que en sus adentros la rubia se preguntaba si algún día ese tono
bromista se daría cuenta que lo que ella siente por él.
Harry rebuscó otra vez en el baúl, sacó el monedero
y entregó a Stan unas monedas de plata. Entre los dos cogieron el baúl, con la
jaula de Hedwig encima, y lo subieron al autobús.
-Solo pagaste por el trayecto ¿no?, porque no es prudente tener nada
que se pueda derramar mientras estas arriba- interrogo Lily.
-No, por desgracia si pague por el chocolate, pero en mi defensa he de
decir que no sabía cómo conducían esa cosa- le respondió.
No había asientos; en su lugar; al lado de las
ventanas con cortinas, había media docena de camas de hierro. A los lados de
cada una había velas encendidas que iluminaban las paredes revestidas de
madera.
-¿En serio?, la ves que nosotros nos subimos…- comenzó James “S” pero.
-La ves que subieron fue en la tarde y en ese momento están en medio
de la noche- interrumpió Rose.
-Es obvio que cabían el interior del autobús para que se adapte a lo
que necesiten en ese momento- apoyo Scorpius.
Un brujo pequeño con gorro de dormir murmuró en la
parte trasera:
—Ahora no, gracias: estoy escabechando babosas. —Y
se dio la vuelta, sin dejar de dormir.
-Hablando dormido, es un clásico- comento James- aún recuerdo la noche
que entre sueños canuto dijo con toda claridad “hazme tu esclavo Marlene”
-¡Cierra la maldita boca cornamenta!- le reclamo el aludido que estaba
un poco sonrojado, lo cual era muy raro en él.
-Hasta el día de hoy nos preguntamos que estaba soñando- agregó Remus
hablándole especial a Nymphadora.
-¡Tú también cierra el pico lunático!- le espetó a este.
Pero aun así no pudo borrar esa sonrisa burlona en el rosto del
licántropo, era una venganza muy dulce a todas sus habladurías. Por su parte
Marlene estaba inmensamente apenada, nunca creyó estar en los sueños del oji
gris y menos de esa forma tan extraña, aun así, se sentía un poco feliz por
ello.
—La tuya es ésta —susurró Stan, metiendo el baúl de
Harry bajo la cama que había detrás del conductor; que estaba sentado ante el
volante—. Éste es nuestro conductor; Ernie Prang. Éste es Neville Longbottom,
Ernie.
Ernie Prang, un brujo anciano que llevaba unas gafas
muy gruesas, le hizo un ademán con la cabeza. Harry volvió a taparse la
cicatriz con el flequillo y se sentó en la cama.
-Ese si es el mismo conductor que el de nosotros- aseguro James- pero
descuida Lis, a pesar de cómo se vea nunca ha tenido un accidente de ningún
tipo- agrego viendo la incomodidad de su novia.
—Vámonos, Ernie —dijo Stan, sentándose en su asiento,
al lado del conductor.
Se oyó otro estruendo y al momento Harry se encontró
estirado en la cama, impelido hacia atrás por la aceleración del autobús
noctámbulo.
-Cielos, que bueno que nunca he tenido que subir ahí- comento Draco.
-Y algunos preferiríamos no avernos subido nunca- agrego Sirius.
Al incorporarse miró por la ventana y vio, en medio
de la oscuridad, que pasaban a velocidad tremenda por una calle irreconocible.
Stan observaba con gozo la cara de sorpresa de Harry.
-Supongo que es la pocas cosas que le gusta de su trabajo- hablo Alice
“P”- porque hasta el momento parecía no estar feliz en ese lugar.
-Le gusta llamar la atención, eso es todo- le dijo Hermione.
—Aquí estábamos antes de que nos dieras el alto —explicó—.
¿Dónde estamos, Ernie? ¿En Gales?
—Sí —respondió Ernie.
— ¿Cómo es que los muggles no oyen el autobús? —preguntó
Harry.
— ¿Ésos? —Respondió Stan con desdén—. No saben escuchar;
¿a qué no? Tampoco saben mirar. Nunca ven nada.
-Debería de cuidar mejor su forma de hablar- aseguro Frank- de otra
forma podrá tener demasiados problemas.
-De hecho si le trajo muchos problemas, pero eso aparecerá más
adelante- comento Ron.
—Vete a despertar a la señora Marso —ordenó Ernie a
Stan—. Llegaremos a Abergavenny en un minuto.
Stan pasó al lado de la cama de Harry y subió por
una escalera estrecha de madera. Harry seguía mirando por la ventana, cada vez
más nervioso. Ernie no parecía dominar el volante.
-Yo me sentido igual en esa cosa- le confeso Lily a su hijo- la verdad
es que sin esos hechizos que tiene causarían una enorme devastación.
-Eso es bueno, de otra forma ese pobre anciano no tendría donde
trabajar- atajo James “S”.
El autobús noctámbulo invadía continuamente la
acera, pero no chocaba contra nada. Cuando se aproximaba a ellos, los buzones,
las farolas y las papeleras se apartaban y volvían a su sitio en cuanto pasaba.
-Valla, de esa forma hasta nosotros podemos conducir- ironizo Fred.
-Es una lástima no poder tener un coche encantado como ese- agregó
George.
-Y más les vale nunca tener un choche embrujado de ninguna forma- les
rebatió Molly recordando el Ford Anglia del libro anterior.
-Ya mamá, aún estás molesta por eso- interrogo Fred.
-Eso ya es historia pasada vive y deja vivir- agrego George.
Stan reapareció, seguido por una bruja ligeramente
verde arropada en una capa de viaje.
—Hemos llegado, señora Marsh —dijo Stan con alegría,
al mismo tiempo que Ernie pisaba a fondo el freno, haciendo que las camas se
deslizaran medio metro hacia delante.
-Cielos, ni a los animales los transportan de esa manera- increpo
Alice- es muy difícil no terminar mareado o con algún tipo de golpe.
La señora Marsh se tapó la boca con un pañuelo y se
bajó del autobús tambaleándose.
-La comprendo, yo también quise vomitar la vez que nos subimos- acepto
Hugo.
-De hecho si vomitaste- agregó Rose- por fortuna fue hasta que
bajamos.
-Jeje, habría sido muy asqueroso que lo hiciera arriba- atajo Scorpius
medio sonriendo, al igual que varios bromistas- con el vaivén tan brusco del
autobús habían terminado…
-Ya entendidos Scorp- le detuvo con firmeza Rose, no quería hacerse
una imagen mental de eso.
Stan le arrojó el equipaje y cerró las portezuelas
con fuerza.
-Eso no fue muy amable de su parte- comentó Marlene.
Hubo otro estruendo y volvieron a encontrarse
viajando a la velocidad del rayo, por un camino rural, entre árboles que se
apartaban.
Harry no habría podido dormir aunque viajara en un
autobús que no hiciera aquellos ruidos ni fuera a tal velocidad. Se le revolvía
el estómago al pensar en lo que podía ocurrirle, y en si los Dursley habrían
conseguido bajar del techo a tía Marge.
-Tranquilo Harry, no pueden acerté nada demasiado grabe, además no fue
intencional- le dijo James.
-Si cachorro, no es como si hubieras lastimado a alguien, solo la
inflaste un ratito eso no es nada irreversible- lo apoyo Sirius.
Stan había abierto un ejemplar de El Profeta y lo
leía con la lengua entre los dientes.
Harry se detuvo un momento, recordaba lo que seguiría a continuación y
se arrepintió de haber leído el capítulo, ahí comenzarían las suposiciones
erróneas acerca de su padrino, pero aun así, eso no era nada comparado a lo que
pasaría después. Armándose de coraje continúo con la lectura.
En la primera página, una gran fotografía de un
hombre con rostro triste y pelo largo y enmarañado le guiñaba a Harry un ojo,
lentamente. A Harry le resultaba extrañamente familiar.
— ¡Ese hombre! —Dijo Harry, olvidando por unos momentos
sus problemas—. ¡Salió en el telediario de los muggles!
-¿El prófugo?- pregunto Frank- entonces es cierto, si se trataba de
alguien del mundo mágico- agrego boletando a ver a Sirius in poder evitarlos.
Stan volvió a la primera página y rió entre dientes.
—Es Sirius Black —asintió
Todas las miradas se dirigieron al peli negro, especialmente sus
amigos y personas cercanas o contemplaban sin poder creerlo, todos los del
pasado se preguntaban que podría haber hecho para que lo terminaran arrestando,
y es que nadie se lo podía imaginar.
-Yo- exclamo Sirius en cuando recobro la voz- ¿yo soy el peligroso
prófugo?
-Es una estupidez, Sirius nunca podría hacer nada para terminar
encerrado- increpo de inmediato James.
-Yo no lo diría con tanta seguridad Potter- exclamo Severus
despectivamente.
-¡Tu mejor guarda silencio!- le reclamo con más fuerza el azabache.
—. Por supuesto que ha salido en el telediario
muggle, Neville. ¿Dónde has estado este tiempo?
-En el infierno, pero eso no importa ahora que siga hablando-
intervino Fabián.
Volvió a sonreír con aire de superioridad al ver la
perplejidad de Harry. Desprendió la primera página del diario y se la entregó a
Harry.
—Deberías leer más el periódico, Neville.
-Siempre y cuando digan la verdad- aseguro Gideon- yo no creo que todo
lo pongan ahí sea cierto- varios de los del futuro asintieron por eso.
Harry acercó la página a la vela y leyó:
Harry leyó el artículo del periódico, desde la aseveración de que
escapo de Azkabán pasando por las declaraciones del ministro de magia, lo cual
fue un leve impacto para Fudge, hasta una leve mención de la razón por lo que
lo habían encerrado.
-Wau, nadie nunca ha logrado salir de esa prisión, en verdad que fue
sorprendente- comento Frank.
-Es porque yo soy inigualable- dijo con arrogancia el oji gris.
-¡Esto es serio Sirius!- le rebatió Marlene molesta asentándole un
golpe en el brazo- no entiendo cómo puedes comportante de esa forma.
-Bueno, al menos creo que me puedo sentir más tranquila- comento Lily-
ya sabemos quién es el prisionero el habla el título del libro.
-Quisiera decir algo- Harry decidió intervenir aprovechando la
interrupción- es verdad lo que dice mi mamá con respecto al título, esa es la
razón por la no conocía a Sirius y no tuve contacto con él- revelo- pero
durante todo el libro habrá muchas interpretaciones y malos entendidos y así
será hasta los últimos capítulos del libro, así que espero que tengan paciencia
y perdón- agrego dirigiéndose especialmente al animago- en una parte diré,
algunas cosas muy fuertes.
-Descuida ahijado- le restó importancia el aludido, aunque siendo hijo
de Lily sabía que de seguro le dolerá bastante cuando llegara esa parte.
Harry observó los ojos ensombrecidos de Black, la
única parte de su cara demacrada que parecía poseer algo de vida. Harry no
había visto nunca a un vampiro, pero había visto fotos en sus clases de Defensa
Contra las Artes Oscuras, y Black, con su piel blanca como la cera, parecía
uno.
-Cielos, tanto desmejoro mi maravillosa figura.
-¡Sirius!
-Ya lo sé Marlene, pero que quieres que haga, cuando estoy nervioso me
pongo a hacer bromas así soy- se defendió para evitar otro golpe.
—Da miedo mirarlo, ¿verdad? —dijo Stan, que mientras
leía el artículo se había estado fijando en Harry.
— ¿Mató a trece personas —preguntó Harry, devolviéndole
a Stan la página— con un hechizo?
-Eso es completamente falso- exclamo James- no sé qué pasara pero es
imposible que haga algo como eso.- Lily acaricio los hombros de su novio para que se tranquilizara.
—Sí —respondió Stan—. Delante de testigos y a plena
luz del día. Causó conmoción, ¿no es verdad, Ernie?
-Bueno, ciertamente fue de la forma inconsciente que el acostumbra-
bromeo Remus recibiendo una mirada severa de Marlene, y una sonrisa del
aludido, eso lo ayudaba a tranquilizarse.
—Sí —confirmó Ernie sombríamente.
Para ver mejor a Harry, Stan se volvió en el
asiento, con las manos en el respaldo.
—Black era un gran partidario de Quien Tú Sabes
—dijo.
Nuevamente las miradas regresaron al hombre mientras que su expresión
se ensombrecía notablemente, no le gustaba que las personas creyeran que seguía
a ese idiota sin nariz, por su parte Regulus escuchaba eso sin creerlo, tenía
muchas dudas en su vida, en especial después de conocer el pasado de Voldemort,
pero de lo que estaba completamente seguro, es que su hermano nunca se uniría a
él, que cosa habrían pasado para que algo así ocurriese.
— ¿Quién? ¿Voldemort? —dijo Harry sin pensar.
Stan palideció hasta los granos. Ernie dio un giro
tan brusco con el volante que tuvo que quitarse del camino una granja entera
para esquivar el autobús.
-Ya conduce del demonio cuando está tranquilo- comenzó Fred.
-Asustándolo debió de ser mucho peor, que bueno que tiene esos
hechizos- termino George.
-Es absurdo, temerle a un simple nombre, como puede haber gente tal
cobarde- espeto la pelirroja sin notar casi todo el comedor, y algunos
profesores, estaban dentro de esa categoría.
— ¿Te has vuelto loco? —Gritó Stan—. ¿Por qué has
mencionado su nombre?
—Lo siento —dijo Harry con prontitud—. Lo siento,
se... se me olvidó.
— ¡Que se te olvidó! —exclamó Stan con voz exánime—.
¡Caramba, el corazón me late a cien por hora!
-Sin duda fue de las cosas más emocionantes que le ha pasado al pobre
infeliz- aseguro Fabián.
—Entonces... entonces, ¿Black era seguidor de Quien
Tú Sabes? —soltó Harry como disculpa.
Varios resoplidos se dejaron escuchar, y es que para ellos era más que
absurda la posibilidad de que el animago sirviera a ese desgracio.
—Sí —confirmó Stan, frotándose todavía el pecho—.
Sí, exactamente. Muy próximo a Quien Tú Sabes, según dicen... De cualquier
manera, cuando el pequeño Harry Potter acabó con Quien Tú Sabes (Harry volvió a
aplastarse el pelo contra la cicatriz), todos los seguidores de Quien Tú Sabes
fueron descubiertos, ¿verdad, Ernie?
-No todos- espeto Alastor- muchos de ellos se escaparon por alguna
maldita razón- aseguro viendo en dirección a Lucius.
-Sin duda habrá mucho que hacer con la impartición de la ley mágica
para que eso no suceda- aseguro Frank con el asentimiento de Kingsley y varios
más, consiguiendo que Fudge se encogiera en su lugar.
Casi todos sabían que la historia había terminado
una vez vencido Quien Tú Sabes, y se volvieron muy prudentes. Pero no Sirius
Black. Según he oído, pensaba ser el lugarteniente de Quien Tú Sabes cuando
llegara al poder.
-¡¿Qué?! hay vamos, ¿pero qué clase de idiota puede creer eso?- espeto
Marlene- bueno, además de los aquí presentes- agrego al revivir miradas
penetrantes de casi todos los del futuro.
-Jeje, es divertido que cuando el hablador es otro además de uno- comento Sirius mientras la
rubia lo miraba mal- hay así te quiero y lo sabes.
El caso es que arrinconaron a Black en una calle
llena de muggles, Black sacó la varita y de esa manera hizo saltar por los
aires la mitad de la calle. Pilló a un mago y a doce muggles que pasaban por
allí.
-¿Un mago?- repitió Alastor- quien era ese mago, seria interésate
saberlo, pero no dirán su nombre cierto- agrego acusadoramente al trio.
-Todo a su tempo Alastor- le dijo Dumbledore.
Horrible, ¿no? ¿Y sabes lo que hizo Black entonces?
—prosiguió Stan con un susurro teatral.
— ¿Qué? —preguntó Harry
—Reírse —explicó Stan—. Se quedó allí riéndose. Y
cuando llegaron los refuerzos del Ministerio de Magia, dejó que se lo llevaran
como si tal cosa, sin parar de reír a mandíbula batiente.
-Bueno eso si es muy extraño- exclamo Remus- aun cuando fuera
remotamente posible, Sirius no se dejaría capturar así de fácil.
-Lo que no entiendo es ¿por qué se reía?, digo, eso es muy poco normal
la verdad- agrego Dora- eso estará en los libros.
-No lo creo- confeso Harry después de meditarlo un poco- nunca tocamos
un tema como ese en ningún momento, supongo que tendremos que hacer nuestras
propias conjeturas- esa última frase izo sonreír un poco a Dumbledore, en
cierto punto le recordó a el mismo, debió de ser una influencia muy fuerte en
el chico para que eso pasara.
Porque está loco, ¿verdad, Ernie? ¿Verdad que está
loco?
-Bueno, eso sí es cierto, pero nunca a ese nivel- dijo Andrómeda más
que nada para relajarse un poco.
-Gracias prima, yo también te quiero mucho- ironizo Sirius.
—Si no lo estaba cuando lo llevaron a Azkabán, lo
estará ahora —dijo Ernie con voz pausada—. Yo me maldeciría a mí mismo si
tuviera que pisar ese lugar, pero después de lo que hizo le estuvo bien
empleado.
-En verdad es tan terrible ese lugar- pregunto con curiosidad Albus-
es que siempre que se refieren a él parecen tener ese tono de espanto.
-Sí, es un lugar terrible- respondió Harry que había ido a Azkabán
durante su entrenamiento como auror, aun sin esos malditos dementores como
guardias.
—Les dio mucho trabajo encubrirlo todo, ¿verdad,
Ernie? —Dijo Stan—. Toda la calle destruida y todos aquellos muggles muertos.
¿Cuál fue la versión oficial, Ernie?
—Una explosión de gas —gruñó Ernie.
-Si claro, encubrieron todo pero que tal investigaron he, malditos-
espeto James.
-Pero joven, no cree que el ministerio recabaría las evidencias para
sentenciar a una persona- atajo Fudge defendiendo su institución.
-No, el ministerio hacia cualquier cosa menos hacer su maldito trabajo
como se debía- espeto de inmediato Ron, del grupo de Harry él era quien expresa
las opiniones de ese tipo sin molestarse en aligerarlo.
-ya tranquilo- le dijo Hermione al pelirrojo que apretaba los puños
molesto.
Ese mal comentario en verdad
golpeo a Fudge, como eran capases de decir semejantes cosas del
ministerio, como era posible que un lugar que debía ser tan respetable era
víctima de tantas y tantas acusaciones como esas.
—Y ahora está libre —dijo Stan volviendo a examinar
la cara demacrada de Black, en la fotografía del periódico—. Es la primera vez
que alguien se fuga de Azkabán, ¿verdad, Ernie? No entiendo cómo lo ha hecho.
Da miedo, ¿no? No creo que los guardias de Azkabán se lo pusieran fácil,
¿verdad, Ernie?
Ernie se estremeció de repente.
-¿Guardias?- pregunto Lily “L” con un toque de miedo en su voz.
-Tranquila pequeña tú no tienes que saber nada de esas cosas- le dijo
su abuela mientras el trio y Ginny se veían entre ellos, desenado que las
palabras de la pelirroja mayor fueran verdad.
—Sé buen chico y cambia de conversación. Los
guardias de Azkabán me ponen los pelos de punta.
Los chicos del futuro (tercera generación), volvieron a sentir
renovadas dudas por ese lugar, que clase de guardias eran esos para poner a
todos tan nerviosos.
Stan retiró el periódico a regañadientes, y Harry se
reclinó contra la ventana del autobús noctámbulo, sintiéndose peor que nunca.
-¿Por qué te sentiste peor por eso joven Potter?- le pregunto Fred.
-De seguro sacara otra escena fatalista como las anteriores- aseguro
George.
No podía dejar de imaginarse lo que Stan contaría a
los pasajeros noches más tarde: « ¿Has oído lo de ese Harry Potter? Hinchó a su
tía como si fuera un globo. Lo tuvimos aquí, en el autobús noctámbulo, ¿verdad,
Ernie? Trataba de huir...»
Los gemelos Weasley se pusieron a reír avergonzando a Harry, ahora que
lo veía desde ese punto, sus pensamientos si sonaban muy exagerados para su
situación.
-Bueno ya cierren la boca- les reprendió Ginny.
-Pero hermanita debes aceptar
-Que es muy divertido- dijeron los gemelos.
-Como sea, contrólense o nunca terminaremos de leer el capítulo-
reitero la joven pelirroja que no tenía ni pisca de risa.
Harry había infringido las leyes mágicas,
exactamente igual que Sirius Black. ¿Inflar a tía Marge sería considerado lo
bastante grave para ir a Azkabán?
-No, es imposible que por algo así te lleven a prisión- le dijo Teddy-
pero si se su podría que deberías recibir algún tipo de castigo.
-Si eso de seguro lo aria sentir mejor- cometo Dora.
Harry no sabía nada acerca de la prisión de los magos,
aunque todos a cuantos había oído hablar sobre ella empleaban el mismo tono
aterrador.
-Yo estoy igual- acepto el pequeño Albus-.
-Si ya lo sabemos Al, ya deja de molestar y…
-James, que forma de hablar es esa- le rebatió Ginny tal y como lo
hacía su madre con ella.
-Yo no dije nada
-No te halaba a ti, sino a su hijo- le confirmo Lily a su novio.
-Ha bueno, entonces está bien- le restó importancia James.
Hagrid, el guardabosques de Hogwarts, había pasado allí
dos meses el curso anterior. Tardaría en olvidar la expresión de terror que
puso cuando le dijeron adónde lo llevaban, y Hagrid era una de las personas más
valientes que conocía.
-Muchas
gracias Harry- le dijo el semi gigante sintiendo aprecio por el azabache.
El autobús noctámbulo circulaba en la oscuridad
echando a un lado los arbustos, las balizas, las cabinas de teléfono, los
árboles, mientras Harry permanecía acostado en el colchón de plumas, deprimido.
Después de un rato, Stan recordó que Harry había pagado una taza de chocolate
caliente, pero lo derramó todo sobre la almohada de Harry con el brusco
movimiento del autobús entre Anglesea y Aberdeen.
-Yo lo dije, no es bueno tomar bebidas en ese lugar- aseguro Lily-
bueno, al menos no te callo encima.
-Aun así, es una lástima que el chocolate se desperdiciara de esa
forma- comento a modo de juego Teddy.
-Concuerdo, es casi como un crimen dejar que eso pase- le apoyo Remus
con media sonrisa.
Sirius y Andrómeda sonrieron divertidamente, no por la broma de esos
dos, sino por el enorme parentesco que tenían, los dos primos estaban seguros
de que eran padre e hijo y con cada minuto que pasaba los demás se comenzaban a
convencer de eso.
Pero en particular Dora no perdió detalle de ellos dos, aun cuando lo
quesera negar, el parentesco entre ellos era asombroso, igual al parentesco que
Teddy tenía con ella, entonces se comenzó a cuestionar, y su primo tenía razón,
y Remus era verdaderamente el amor de su vida.
Brujos y brujas en camisón y zapatillas descendieron
uno por uno del piso superior; para abandonar el autobús. Todos parecían
encantados de bajarse.
-Dudo que quisieran subir en primer lugar, pero no debieron tener otra
alternativa- aseguro Hugo recordando lo feliz que estaba cuando termino su experiencia
en esa cosa.
Al final sólo quedó Harry.
—Bien, Neville —dijo Stan, dando palmadas—, ¿a qué
parte de Londres?
—Al callejón Diagon —respondió Harry.
—De acuerdo —dijo Stan—, agárrate fuerte...
-No tiene que decírselo, a esa alturas solo un idiota no se sujetaría
de done pudiera- comento Ted.
Harry narro el resto del recorrido y sus posibles planes, qué pensaría
descansar un poco después iría por su oro y después escaparía a quien sabe
dónde, (lo cual provoco nueva sonrisas en los gemelos Weasley) hasta su llegada
derrapando hasta la puerta de la taberna del Caldero Chorreante.
—Gracias —le dijo a Ernie. Bajó de un salto y con la
ayuda de Stan dejó en la acera el baúl y la jaula de Hedwig—. Bueno —dijo
Harry—, entonces, ¡adiós!
Pero Stan no le prestaba atención. Todavía en la
puerta del autobús, miraba con los ojos abiertos de par en par la entrada
enigmática del Caldero Chorreante.
-¿Y ahora qué le pasa?, no creo que la destartalada entrada del
caldero chorreante lo impresione- comentó Charlie.
-No, más bien creo que la fuga de Harry ha llegado a su fin antes de
lo que pensaba- razono Bill.
—Conque estás aquí, Harry —dijo una voz.
Antes de que Harry se pudiera dar la vuelta, notó
una mano en el hombro.
-Cielos ahijado, tan rápido te atraparon, no eso esta muy mal- el
aseguro Sirius.
-De cualquier forma no habría podido escapar- aseguro Marlene- sería
casi imposible lograrlo con el detector de magia sobre él, además de que es de
las personas más conocidas del mundo mágico.
-Es cierto, no todos son tan crédulos como Stan- agrego el oji gris-
bueno, por lo menos ya no podrá poner en ridículo el nombre de Neville- bromeo
produciendo varias risas, a excepción de sus padres y de Luna, pues incluso el
propio Neville le pareció divertido.
Al mismo tiempo, Stan gritó:
— ¡Caray! ¡Ernie, ven aquí! ¡Ven aquí!
-Cielos, podría ser un poco menos discreto, de esa forma solo lo
escuchara todo el vecindario- atajo Lily.
-Y lo más probable es que se ponga a relatar esa “historia” también-
aseguró James.
Harry miró hacia arriba para ver quién le había
puesto la mano en el hombro y sintió como si le echaran un caldero de agua
helada en el estómago. Estaba delante del mismísimo Cornelius Fudge, el
ministro de Magia.
-Yo- dijo de inermito el aludido.
-Y de entre todos miren quien lo fue a encontrar- ironizo James
"S"- en verdad papá, cuanta mala suerte eres capaz de tener.
-No tienes ni idea, y solo estamos comenzando- respondió Ron en su
lugar.
Stan saltó a la acera, tras ellos.
— ¿Cómo ha llamado a Neville, señor ministro? —dijo
nervioso.
Fudge, un hombre pequeño y corpulento vestido con
una capa larga de rayas, parecía distante y cansado.
— ¿Neville? —Repitió frunciendo el entrecejo—. Es
Harry Potter.
-Igual de discreto que Stan por Merlín- comento Scorpius.
-Si lo sé, pero supongo que siendo el ministro no tiene que molestarse
por ser discreto- agrego Rose produciendo una nueva incomodidad en Fudge, que
incluso ellos hablan del esa forma tan irrespetuosa era difícil de creer para
él.
— ¡Lo sabía! —Gritó Stan con alegría—. ¡Ernie!
¡Ernie! ¡Adivina quién es Neville! ¡Es Harry Potter! ¡Veo su cicatriz!
—Sí —dijo Fudge irritado—. Bien, estoy muy orgulloso
de que el autobús noctámbulo haya transportado a Harry Potter; pero ahora él y
yo tenemos que entrar en el Caldero Chorreante...
-Pero ¿cómo esperaba que reaccionara?- comento Gideon.
-La mayoría se emociona al tener en frente a Harry- -agrego Fabián
recordando su primera visita al caldero chorreante.
-En especial ese chico tan necesitado de algo emocionante en su vida-
termino Sirius.
Fudge apretó más fuerte el hombro de Harry, y Harry
se vio conducido al interior de la taberna. Una figura encorvada, que portaba
un farol, apareció por la puerta de detrás de la barra. Era Tom, el dueño
desdentado y lleno de arrugas.
— ¡Lo ha atrapado, señor ministro! —dijo Tom
-Eso sin duda le dará mucha cofinancia al chico- ironizo Dora.
-Lo que no me gusta mucho, es que hasta él sepa que buscaban a papá-
argumento Albus.
-Lo sé- agrego Harry - pero así ha sido la mayor parte de mi vida, ya
sea por desconocidos o por mis amigos- volteo a verlos- pero era un poco
complicado tener un momento a solas.
-Lo hacíamos para cuidarte- le aseguro Hermione.
-Si lo sé, pero debes admitir que es un paco asfixiante- reitero el
chico antes de retomar la lectura
—. ¿Querrá tomar algo? ¿Cerveza? ¿Brandy?
—Tal vez un té —contestó Fudge, que aún no había soltado
a Harry.
Detrás de ellos se oyó un ruido de arrastre y un
jadeo, y aparecieron Stan y Ernie acarreando el baúl de Harry y la jaula de
Hedwig, y mirando emocionados a su alrededor.
Los bromistas sonrieron ante la actitud de ese chico, en verdad
parecía que era la experiencia más emocionante que había tenido en toda su
vida.
— ¿Por qué no nos has dicho quién eras, Neville? —le
preguntó Stan sonriendo, mientras Ernie, con su cara de búho, miraba por encima
del hombro de Stan con mucho interés.
—Y un salón privado, Tom, por favor —pidió Fudge lanzándoles
una clara indirecta.
-Pero de que querrá hablar con él, una cuando fueran a castigarlo ese
no es trabajo par ale ministro- aseguro Dora.
-Tal vez tiene algo que ver con Sirius- aventuro Remus- por muy
distraído que se el ministerio hasta ellos deben saber algo de la relación que
tiene con Harry.
-Pero es inofensivo, él no le aria nada Harry- aseguro James.
-No si creen que estaba confabulado con Voldemort- hubo algunos
estremecimientos cuando Teddy menciono el nombre- de ese punto de vista es
obvio que piensen que le podría hacer algo.
-Si- dijo James a regañadientes- no me gusta aceptarlo, pero los Lupin
siempre tienen razón- agrego el azabache ganándose una mirada extrañada de
Remus, su insinuación era obvia.
-Bueno, pues si tiene razón en que Teddy siempre tiene razón, la
verdad es muy molesto- aseguro James “S”.
-Sí, yo pienso los mismo- le concedió Sirius.
—Adiós —dijo Harry con tristeza a Stan y Ernie, mientras
Tom indicaba a Fudge un pasadizo que salía del bar.
— ¡Adiós, Neville! —dijo Stan.
-Y sigue con Neville- ya no el mismo ministro dijo que era Harry- exclamo
Fabián.
-Pues si hermano, pero personas como esa no entiendes- agrego Gideon.
Harry fue narrando como lo condujeron por estrecho pasillo hasta una
pequeña estancia, de como Tom encendió la chimenea y como él tomo asiento a
petición de Fudge, además claro de lo nervioso que se encontraba en ese
momento.
—Soy Cornelius Fudge, ministro de Magia.
Por supuesto, Harry ya lo sabía. Había visto a Fudge
en una ocasión anterior, pero como entonces llevaba la capa invisible que le
había dejado su padre en herencia, Fudge no podía saberlo.
-¿En verdad?- exclamo Fudge.
-Si Cornelius, yo mismo se los explique cuando llegaron, en el resumen
del segundo libro- le recordó Dumbledore, aunque claro, en ese momento no
menciono lo de capa de Harry, pero todos se enteraron.
Tom, el propietario, volvió con un delantal puesto
sobre el camisón y llevando una bandeja con té y bollos.
-Yo…
-Tienes hambre lo sabemos Black- le interrumpió Marlene- solo espera a
que terminemos de leer.
Colocó la bandeja sobre la mesa que había entre
Fudge y Harry, y salió de la estancia cerrando la puerta tras de sí.
—Bueno, Harry —dijo Fudge, sirviendo el té—, no me
importa confesarte que nos has traído a todos de cabeza. ¡Huir de esa manera de
casa de tus tíos! Había empezado a pensar... Pero estás a salvo y eso es lo
importante.
Todos vieron con curiosidad lo que había dicho, evidentemente estaba
preocupado de que le pasara algo, pero para que hasta él estuviera involucrado
debía de ser por una razón aún más grande que una preocupación normal.
-Si claro, pero después no era tan amable el muy…
-Ron tranquilízate- le reprendido Hermione- a mí también me molesto su
actitud pero no es momento- el pelirrojo a regañadientes acepto no decir más y
cruzándose de brazos se dispuso a seguir escuchando.
Fudge se untó un bollo con mantequilla y le acercó
el plato a Harry.
—Come, Harry, pareces desfallecido.
Tanto Lily como Molly resoplaron con evidente molestia, como no iba a
estar en ese estado si esas malditas bestias apenas si le daban de comer.
Ahora... te agradará oír que hemos solucionado la
hinchazón de la señorita Marjorie Dursley
-Huy si, un gran alivio- ironizo Fred- si hubiera sido por él se
hubiera quedado así el resto de su miserable vida.
Hace unas horas que enviamos a Privet Drive a dos
miembros del departamento encargado de deshacer magia accidental. Han
desinflado a la señorita Dursley y le han modificado la memoria. No guarda
ningún recuerdo del incidente. Así que asunto concluido y no hay que lamentar
daños.
-Aunque tal vez un pequeño e infundado miedo de esa maldita cuando
viera a Harry estaría bien- intervino
George..
Fudge sonrió a Harry por encima del borde de la
taza. Parecía un tío contemplando a su sobrino favorito. Harry, que no podía
creer lo que oía, abrió la boca para hablar; pero no se le ocurrió nada que
decir; así que la volvió a cerrar.
— ¡Ah! ¿Te preocupas por la reacción de tus tíos?
—añadió Fudge
-No podría impórtale menos- aseguro Remus- aun cuando no pase nada
esos malditos están molestos con él.
—. Bueno, no te negaré que están muy enfadados,
Harry, pero están dispuestos a volver a recibirte el próximo verano, con tal de
que te quedes en Hogwarts durante las vacaciones de Navidad y de Semana Santa.
Harry carraspeó.
—Siempre me quedo en Hogwarts durante la Navidad y
la Semana Santa —observó—. Y
no quiero volver nunca a Privet Drive.
-Quien quisiera hacerlo, la verdad no puedo creer que papá tuviera que
pasar por todo eso- agrego James “S”- en verdad no te podrías ir con la abuela
Weasley.
-Lo dudo- respondió Ginny- además con la actitud de Harry sin duda se
sentiría mal de ser una carga para mamá y papá.
-Hey- reclamo el azabache.
-Es cierto lo que dice Ginny y lo sabes- intervino Hermione.
—Vamos, vamos. Estoy seguro de que no pensarás así
cuando te hayas tranquilizado —dijo Fudge en tono de preocupación—. Después de
todo, son tu familia, y estoy seguro de que sentís un aprecio mutuo... eh...
muy en el fondo.
-Es evidente que estaba en un error- aseguro Fudge, con el resumen de
los libros anteriores que le dio Dumbledore, y con lo que acaba de escuchar, no
cabía duda el rencor que tienen entre ellos.
No se le ocurrió a Harry desmentir a Fudge. Quería
oír cuál sería su destino.
-Además no serviría de nada discutir- aseguro James- lo mejor será que
dejen eso de lado y continúen con lo suyo.
—Así que todo cuanto queda por hacer —añadió Fudge
untando de mantequilla otro bollo— es decidir dónde vas a pasar las dos últimas
semanas de vacaciones. Sugiero que cojas una habitación aquí, en el Caldero
Chorreante, y...
—Un momento —interrumpió Harry—. ¿Y mi castigo?
-¡¿Qué?!- gritaron los dos pares de gemelos.
-En serio joven Potter, estas pidiendo que te castiguen en serio-
continúo Fabián.
-Están dejando el tema de lado y tu estas queriendo traerlo de nuevo-
continúo Gideon.
-En serio papá, cualquiera sabe que no debes hablar de tus castigos-
aseguro James “S- así como no debes de aceptar la culpa hasta que no tengas
otra alternativa.
-Se puede saber quién te enseño eso- le pregunto en reprimenda Lily.
-El tío George- respondieron Albus y Lily “L” al mismo tiempo, l
verdad es que la respuesta era casi obvia.
Fudge parpadeó.
— ¿Castigo?
— ¡He infringido la ley! ¡El Decreto para la
moderada limitación de la brujería en menores de edad!
-En verdad estas reclamando por eso- dijo con impresión Draco-
deberías de aprender a sacar provecho de esas situaciones.
-Solo quería saber que me pasaría- se defendió el chico.
-Pero en verdad parece que buscaras que te castigaran- reitero el
rubio.
—¡No te vamos a castigar por una tontería como ésa!
—Gritó Fudge, agitando con impaciencia la mano que sostenía el bollo—. ¡Fue un
accidente! ¡No se envía a nadie a Azkabán sólo por inflar a su tía!
Pero aquello no cuadraba del todo con el trato que
el Ministerio de Magia había dispensado a Harry anteriormente.
-Ni con lo que paso una par de años después- comento esta vez Neville.
-Otra vez eso, se puede saber que paso- pregunto con exasperación
Frank.
-Ya lo sabrán, pero es algo similar a lo que le hicieron a Hagrid-
respondió el chico.
— ¡El año pasado me enviaron una amonestación
oficial sólo porque un elfo doméstico tiró un pastel en la casa de mi tío!
—Exclamó Harry arrugando el entrecejo—.
¡El Ministerio de Magia me comunicó que me expulsarían de Hogwarts si volvía a
utilizarse magia en aquella casa!
-Lo que fue una injusticia- aseguro Ted- pero tiene razón en que la
actitud del ministro no está siendo muy consistente.
Si a Harry no le engañaban los ojos, Fudge parecía
embarazado.
—Las circunstancias cambian, Harry... Tenemos que tener
en cuenta... Tal como están las cosas actualmente...
-Sin duda tiene que ver con Sirius, de otra forma no se tomarían
tantas molestias por mi hijo- aseguro Lily.
No querrás que te expulsemos, ¿verdad?
-Ese es su hogar más que con esos Dudley- comento Remus.
—Por supuesto que no —dijo Harry.
—Bueno, entonces, ¿por qué protestas? —Dijo Fudge
riéndose, sin darle importancia—. Ahora cómete un bollo, Harry, mientras voy a
ver si Tom tiene una habitación libre para ti.
-Eso le dará tiempo para pensar y tranquilizarse- comento Andrómeda-
por lo menos ya está a salvo.
-Qué alivio- corroboro Molly.
Fudge salió de la estancia con paso firme, y Harry
lo siguió con la mirada. Estaba sucediendo algo muy raro. ¿Por qué lo había
esperado Fudge en el Caldero Chorreante si no era para castigarlo por lo que
había hecho? Y pensando en ello, seguro que no era normal que el mismísimo
ministro de Magia se encargara de problemas como la utilización de la magia por
menores de edad.
-No puedes dejar de ser tan suspicaz cierto- comento Lily- aunque es
cierto lo dices, es muy extraño.
-A mí me alegra que seas así- aseguro James- si desarrollaras eso
podrás ser un gran auror hijo.
-Es uno de los mejores, aunque eso hace que se ausente mucho de casa-
comento Albus- Lis siempre se molesta cuando eso pasa.
-No es cierto- reclamo su hermanita pelirroja haciendo un puchero.
Fudge regresó acompañado por Tom, el tabernero.
—La habitación 11 está libre, Harry —le comunicó Fudge—.
Creo que te encontrarás muy cómodo. Sólo una petición (y estoy seguro de que lo
entenderás): no quiero que vayas al Londres muggle, ¿de acuerdo? No salgas del
callejón Diagon. Y tienes que estar de vuelta cada tarde antes de que
oscurezca. Supongo que lo entiendes. Tom te vigilará en mi nombre.
-Bueno, al menos salió algo bueno en todo esto- comento Sirius- ya no
tendrá que pasar el resto del verano con esas bestias, y además se libró del
castigo.
-Un buen final- comento Marlene- ¿así fue cuando tú escapaste?- le
pregunto a Sirius.
-Pues mamá Dorea me regaño cuando llegue a su casa a esas horas, pero
después de que me dio de cenar y una tasa de chóclate no me importaron sus
gritos- recordó con nostalgia el ojo gris, antes de recibir una abrazo
afectuoso de la rubia.
—De acuerdo —respondió Harry—. Pero ¿por qué...?
-Así te tendrán vigilado- comento Lily- si creen que Black puede ser
una amenaza para ti te querrán tener en un lugar llenos de magos por si algo
pudiera pasar.
-Es cierto, pero aun cuando fuera peligroso, ni canuto sería tan
bestia como para intentar algo- agrego Remus mientras que su amigo no sabía si
sentirse honrado o disgustado.
—No queremos que te vuelvas a perder —explicó Fudge,
riéndose con ganas—. No, no... Mejor saber dónde estás... Lo que quiero
decir...
-No es muy bueno tratando de ocultar las cosas verdad- Comento
Astoria- me pregunto cómo se volvió ministro- agregó pero en un tono más bajo.
-Quien sabe, pero no creo que haya habido otra mejor opción- respondió
Draco en el mismo tono.
Fudge se aclaró ruidosamente la garganta y recogió
su capa.
—Me voy. Ya sabes, tengo mucho que hacer.
— ¿Han atrapado a Black? —preguntó Harry.
-Siempre te tienes que meter en esas cosas cierto- le dijo Ginny
cansinamente- por eso siempre te metes en problemas- el acuso.
-Lo mismo digo- agrego Lily- si no fueras tan curioso tendrías una
vida más fácil.
-Lo siento- se disculpó el azabache- pero esa pregunta no tiene nada
de malo, además ya les dije que son los problemas los que me buscan- se
defendió.
-La verdad es que esa frase tuya solo justifica la mitad de los
problemas en los que te metes- reitero Ginny.
-Ya desiste ahijado, nuca le ganaras a una pelirroja- le aconsejo
Sirius.
-Es justo, él tiene mucha experiencia con eso- agrego Marlene.
Los dedos de Fudge resbalaron por los broches de
plata de la capa.
— ¿Qué? ¿Has oído algo? Bueno, no. Aún no, pero es
cuestión de tiempo. Los guardias de Azkabán no han fallado nunca, hasta
ahora... Y están más irritados que nunca. —Fudge se estremeció ligeramente
-Otra vez, quienes demonios son los guardianes de Azkabán- pregunto
con cierta impaciencia Albus.
-Ya lo veras en unos capítulos más- le respondió Harry- pero no será
algo agradable- agregó.
Muchos de los presentes solo han escuchado de esas criaturas, pero
todos sin duda se preguntaron como el joven Potter se enteró de ellos, unos
pocos de ellos pensaron que si era como en los libros anteriores, se terminaría
encontrando con uno de frente, lo cual no era idea agradable.
—. Bueno, adiós. Alargó la mano y Harry, al
estrecharla, tuvo una idea repentina.
— ¡Señor ministro! ¿Puedo pedirle algo?
—Por supuesto —sonrió Fudge.
—Los de tercer curso, en Hogwarts, tienen permiso
para visitar Hogsmeade, pero mis tíos no han firmado la autorización. ¿Podría hacerlo
usted?
-No creo que lo haga, la verdad no es algo que le competa al ministro-
aseguro Frank.
-Además, no dudo que te quieran dejar dentro del castillo para que
estés, “más protegido”- agregó Alice.
-Es una lástima, la verdad es muy depresivo que todos puedan ir y que
uno se tenga que quedar- aseguro Neville.
-¿Por qué dices eso papá?- le pregunto la pequeña Alice “P”
-Ya, ya lo veras- tartamudeo un poco al escuchar a la niña llamarlo
papá
Fudge parecía incómodo.
—Ah —exclamó—. No, no, lo siento mucho, Harry. Pero
como no soy ni tu padre ni tu tutor...
—Pero usted es el ministro de Magia —repuso Harry—.
Si me diera permiso...
—No. Lo siento, Harry, pero las normas son las
normas —dijo Fudge rotundamente—. Quizá puedas visitar Hogsmeade el próximo
curso. De hecho, creo que es mejor que no... Sí. Bueno, me voy. Espero que
tengas una estancia agradable aquí, Harry.
-La señora Alice tenía razón- comento Rose- con tal de mantener al tío
Harry seguro lo van a tener muy restringido.
-Ese es el lado malo de que Sirius haya escapado- agrego Scorpius.
-Ha, muchas gracias- ironizo el oji gris.
-Yo solo decía- se defendió el chico- pero por otra parte me gustaría
saber es ¿cómo lograste escapar?
-Es cierto, según dicen nadie lo había logrado antes- agrego Rose.
-Ya llegaremos a eso, solo tengan paciencia- les dijo Hermione.
Y con una última sonrisa, salió de la estancia. Tom
se acercó a Harry sonriendo.
—Si quiere seguirme, señor Potter... Ya he subido
sus cosas...
Entonces leyó como siguió a Tom al cuarto con el número once, y
describió levemente el lugar y que sobre el armario se encontraba.
— ¡Hedwig! —exclamó Harry.
-¡La lechuza!- exclamo alegre Lily “L
La blanca lechuza dio un picotazo al aire y se fue
volando hasta el brazo de Harry.
—Tiene una lechuza muy lista —dijo Tom con una risita—.
Ha llegado unos cinco minutos después de usted. Si necesita algo, señor Potter;
no dude en pedirlo.
-Valla, en verdad que si es muy inteligente- comento Charlie- aun
entre las mascotas de los magos no muchas actúan como ella.
-Es un animal hermoso, pero es una lástima lo que le ocurrió- agrego
Bill.
Volvió a hacer una inclinación, y abandonó la habitación.
Harry se sentó en su cama durante un rato,
acariciando a Hedwig y pensando en otras cosas.
Leyó la descripción que hacia el paisaje nocturno sin creer que se
había escapado y que pasaría dos semas sin los Dursley.
-Sin duda fue algo refréscate para ti- comento James “S”.
—Ha sido una noche muy rara, Hedwig —dijo bostezando.
-Demasiado- agregaron los dos pares de gemelos.
-Aunque no más que otras noches que ha tenido- agrego Ron
Y sin siquiera quitarse las gafas, se desplomó sobre
la almohada y se quedó dormido.
-Harry, eso no es bueno, te podrías lastimar- le regaño su madre.
-En especial con esa lista tan larga de accidentes que tienes- comento
Ginny uniéndose al regaño
-Bueno ya lo siento- se disculpó el azabache- bueno, es el final del
capítulo- informo.
-Muy bien, creo que tenemos tiempo para leer un capítulo más- informo
el director- después podremos tomar la cena e ir a tomar un merecido descanso-
todos exhalaron con un poco de alivio- y por favor les pediré que no se
develen, pues tenemos que continuar con la lectura mañana en la mañana- agrego
viendo particularmente a los merodeadores como si presintiera que harían algo.
por fiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiin, ya quiero que se descubra todo pero como siempre lo bueno se queda para el final
ResponderEliminarYo también lo quisiera, pero todo debe de llegar en su momento justo.
EliminarPerdón, pero estoy días he tenido mucho que hacer así que la actualización tardara un poco, lo siento.
Estoy destrozada. Hoy es miércoles :'(
ResponderEliminarPero el capítulo me ha encabtado como siempre. Estoy súper emocinada por el momente en el que se entere de lo de Sirius. ¡Y cuando conozca a Remus! Espero pronto el siguiente :'(
Qué bueno que te gustara.
EliminarSi lo sé, pero estos días he tenido muchos pendientes y no he podido terminar el capítulo como quisiera, así que la actualización tardara un poco.
Define "tardará un poco". ¿Hoy?¿Mañana?¿Pasado mañana?¿La semana que viene? ¡¡¿¿Cuánto más oh, cruel persona, vas a hacerme sufrir??!!
ResponderEliminarNah, es broma. Soy paciente. Besos.
mentiramentiramentira
HOLA AL FIN TE ALCANCE BUENO DE HECHO FUE LA SEMANA PASADA ESPERO CONTINÚES PRONTO LA HISTORIA BESOS
ResponderEliminarP. D.: ESPERO LA CONTINUACIÓN
Qué bueno que ya llegaste, y descuida que ya subo la continuación.
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