-De acuerdo, ¿a quién leerá el siguiente? -
interrogo el director a la multitud.
-Yo lo hare- dijo para sorpresa de varios
Severus, sin comentar nada Dumbledore le entrego el libro usando su varita- muy
bien- dijo el joven tenido ya el libro- el siguiente capítulo se titula “El
cáliz de fuego.
-Bueno, sería lo más evidente, es lo que
seguiría a la llegada de los representantes de las otras escuelas- comento
Charlus.
-En ese caso deberá de tratarse de un capitulo
tranquilo- agrego James.
Por su parte varios de los de la segunda y
tercera generación se vieron entre ellos, sin duda hablarían de la selección de
los campeones, pero sería un algo impactante que se enteraran de lo del cuarto
campeón, en especial porque en ese punto muchos de los de la primera generación
ya se habían hecho a la idea de que la participación de Harry seria de un mero
espectador.
—¡No me
lo puedo creer! —exclamó Ron asombrado cuando los alumnos de Hogwarts, formados
en fila, volvían a subir la escalinata tras la comitiva de Durmstrang—. ¡Krum,
Harry! ¡Es Viktor Krum!
-Hay hermanito, si que era un completo…
-No termines esa frase Fred- le reclamo ron que
para ese punto ya tenía las orejas rojas.
-Es que idolatrabas el suelo que pisaba- agrego
Fred
—¡Ron,
por Dios, no es más que un jugador de quidditch! —dijo Hermione.
-Huy cuñada, ese comentario en ese momento sin
duda te traerá problemas- comento George
-Hasta llegamos a creer que le propondría
matrimonio a Krum- secundo Fred
-Ha, pero cuando comenzó a olfatear a su
hembra, entonces si se puso…
- ¡¿Qué clase de lenguaje es ese!?- les reclamo
Molly a George.
-Uno que les acarreara varias heridas si lo
vuelven a utilizar- agrego Hermione, si bien lo que decían era cierto, la forma
en que lo expresaban era muy irrespetuoso.
—¿Nada
más que un jugador de quidditch? —repitió Ron, mirándola como si no pudiera dar
crédito a sus oídos—. ¡Es uno de los mejores buscadores del mundo, Hermione!
¡Nunca me hubiera imaginado que aún fuera al colegio!
-Pues, en efecto debería de ser muy bueno para
incluirlo en la selección búlgara aun estando en la escuela- comento James.
-No niego su capacidad, pero tampoco conocemos
sus circunstancias ni la mentalidad que pudieran tener- salto Remus
-La verdad es que tuvieron que sacar una gran
cantidad de permisos para que participara- comento Krum- la mayoría del proceso
lo llevo Karkarov.
-Ese tipo en verdad estaba obsesionado contigo,
no seria que tenía otros intereses- comento Gideon.
-No es necesagio eso, o que no Dumbledoge
también tenía ciegta pgedilección por Haggy- propuso Fleur.
-Eso es cierto, aunque la situación de Harry es
un poco diferente a la de otros estudiantes- acepto Favian.
- ¿¡Un poco!?- repitió su gemelo, Ron y los
gemelos Weasley
-Ustedes entienden, en ese caso Karkarov tal
vez solo quería darle prestigio a su colegio teniendo a un jugador mundial-
continuo Favian.
-Y si además le agregaremos que será su campeón
el tipo debió de estar en las nubes por un buen tiempo- comento Gideon.
-Yo no estaría tan seguro- comento Ron
recordando la actitud que tuvo Karkarov cuando Hogwarts tuvo dos campeones
(sobra decir que eso se lo conto Harry tiempo después de lo ocurrido).
Cuando
volvían a cruzar el vestíbulo con el resto de los estudiantes de Hogwarts, de
camino al Gran Comedor, Harry vio a Lee Jordan dando saltos en vertical para
poder distinguir la nuca de Krum. Unas chicas de sexto revolvían en sus
bolsillos mientras caminaban.
-Lógico, todas deben de estar locas al tener a
un jugador profesional de quidditch- comento Marlene.
-Tú también estarías igual- interrogo con
cierto tono recriminatorio Sirius.
-Celoso- le pico la rubia- pero no, yo no caigo
por algo tan simple como la apariencia o la reputación, y la prueba es que
nunca caí ante ustedes.
-Bueno, ahora estas con canuto- salió a la
defensa James.
-Pero no hasta que el mismo acepto tener la
correa alrededor del cuello- salto Lily.
-Cierto pelirroja, entonces estoy de acuerdo
con la rubia.
—¡Ah, es
increíble, no llevo ni una simple pluma! ¿Crees que accedería a firmarme un
autógrafo en el sombrero con mi lápiz de labios?
—¡Pero
bueno! —bufó Hermione muy altanera al adelantar a las chicas, que habían
empezado a pelearse por el lápiz de labios.
-Guau, entonces a Viktor le gusto la única chica
que no estaba loca por él- comento Gideon.
-Bueno, eso contribuyo, y también ayuda que sea
linda- acepto el búlgaro provocando un bufido de Ron que estaba evidentemente
molesto.
-No te molestes sobrino, al final ella termino
contigo no- exclamo Favian.
-Yo aún no puedo creer que Viktor pretendiera a
tu mamá- comento por lo bajo Scorpius.
-Lo sé- le respondió Rose en el mismo tono-
pero eso explica porque papá es tan…
-Amargado, celoso, grosero
-¡Scorpius!, no digas esas cosas- le recrimino
la pelirroja- pero debo aceptar que si es cierto.
—Voy a
intentar conseguir su autógrafo —dijo Ron—. No llevarás una pluma, ¿verdad,
Harry?
—Las dejé
todas en la mochila —contestó.
Varios de los presentes rieron con divertidos
al comparar como la actitud de Ron era tan dispar de lo que se leía a lo que
veían del joven junto a ellos, el pelirrojo por su parte enrojeció, pero ya no
por molestia, sino por vergüenza.
Se
dirigieron a la mesa de Gryffindor. Ron puso mucho interés en sentarse
orientado hacia la puerta de entrada, porque Krum y sus compañeros de
Durmstrang seguían amontonados junto a ella sin saber dónde sentarse.
-No creo que importe mucho, aunque sería bueno
que los directores organizaran todo- comento Frank.
-Aunque es probable que todos quieren estar
juntos y sería complicado agruparlos en una sola mesa- dijo Teddy
-Pero a fin de cuentas tendrán que convivir con
los estuantes del colegio así que no deberían de darle mucha importancia-
aseguro Dora.
Los
alumnos de Beauxbatons se habían puesto en la mesa
de Ravenclaw y observaban el Gran Comedor con expresión crítica. Tres de ellos
se sujetaban aún bufandas o chales en torno a la cabeza.
—No hace
tanto frío —dijo Hermione, molesta—. ¿Por qué no han traído capa?
-Paga nosotgos si hacia bastante fgio- comentó
Fleur- y si llevábamos gopa más abgigadoga, pero cgeímos que con eso bastagía.
-¿Y por qué no fueron por ella cuando se dieron
cuenta del frio?- interrogo Sirius.
-Tendrían que ir al carruaje y eso retrasaría
la cena- respondió Remus.
-Oigan, ahora caigo en cuenta- salto Bill- yo
no recuerdo que pasaras tanto frio desde que estamos juntos.
-Claro que no cagiño, ya me he podido acostumbgag
al clima- respondió la rubia.
—¡Aquí!
¡Ven a sentarte aquí! —decía Ron entre dientes—. ¡Aquí! Hermione, hazte a un
lado para hacerle sitio...
—¿Qué?
—Demasiado
tarde —se lamentó Ron con amargura.
-Muy caballeroso de tu parte Ronal- exclamo
Molly.
-Tranquila cariño, era joven y estaba cerca de
una celebridad no puedes culparlo- lo defendió Arthur.
-Además en ese momento aun no olfateaba a su
hembra
-¡Sirius!- reclamaron varias voces a la vez.
-¿Qué?, soy en parte perro, en mi caso la frase
tiene sentido- aseguro el oji gris- saben agradable poder hacer estos
comentarios ahora que no es muy necesario ocultar que soy un animago.
-Si, muy agradable- dijo con molestia Marlene.
-Bien hecho idiota- exclamo Remus- ya hiciste
enojar a tu novia, y no ha pasado ni un solo día.
- ¿Pero yo que hice?
-Pues que básicamente me estas tratando de
hembra
-Hay vamos, sabes que es una broma, además
sabes bien que tú eres mi mujer- dijo abrasándola.
Marlene no le devolvió el abraso y desvió la
mirada, pero lejos de estar molesta, muchas chicas sabían que solo estaba
fingiendo para llamar la atención y recibir el cariño de su novio, eso molesto
a varias chicas que aún tenían en la mira al merodeador.
Viktor
Krum y sus compañeros de Durmstrang se habían colocado en la mesa de Slytherin.
Harry vio que Malfoy, Crabbe y Goyle parecían muy ufanos por este hecho. En el
instante en que miró, Malfoy se inclinaba un poco para dirigirse a Krum.
—Sí, muy
bien, hazle la pelota, Malfoy —dijo Ron de forma mordaz—. Apuesto algo a que
Krum no tarda en calarte... Seguro que tiene montones de gente lisonjeándolo
todo el día...
-Bueno, no es como si tu fueras muy diferente-
comento Draco- si bien no esperabas nada a cambio bien que idolatrabas todo lo
que hacía.
-Puede que esto te moleste, pero tiene razón-
aseguro Hermione- la verdad es que tu actitud no era mucho mejor.
-Ha claro, ahora todo yo, no- dijo molesto el
pelirrojo, en un lado por el apoyo al rubio y por el otro por recordarle como
actuaba con Viktor en ese tiempo.
¿Dónde
creéis que dormirán? Podríamos hacerle sitio en nuestro dormitorio, Harry... No
me importaría dejarle mi cama: yo puedo dormir en una plegable.
Hermione
exhaló un sonoro resoplido.
Por su parte más de los presentes respondieron
con las mismas risas burlonas.
-Lo más seguro es que duerman en el barco,
porque otro motivo llegarían en algo con tal tamaño- razono Frank.
-Y lo mismo ocurrirá con Beauxbatons - agrego
Alice- no por nada el enorme carruaje.
—Parece
que están mucho más contentos que los de Beauxbatons —comentó Harry.
Los
alumnos de Durmstrang se quitaban las pesadas pieles y miraban con expresión de
interés el negro techo lleno de estrellas. Dos de ellos cogían los platos y las
copas de oro y los examinaban, aparentemente muy impresionados.
-En nuestro colegio los utensilios son de
materiales más comunes- comento Krum- todo era nuevo para nosotros.
En el
fondo, en la mesa de los profesores, Filch, el conserje, estaba añadiendo
sillas. Como la ocasión lo merecía, llevaba puesto su frac viejo y enmohecido.
Harry se sorprendió de verlo añadir cuatro sillas, dos a cada lado de
Dumbledore.
—Pero sólo
hay dos profesores más —se extrañó Harry—. ¿Por qué Filch pone cuatro sillas?
¿Quién más va a venir?
-Deberían de ser personas del ministerio-
comento Teddy- además lo más probable que también sirvan de jueces para las
pruebas.
—¿Eh?
—dijo Ron un poco ido. Seguía observando a Krum con avidez.
Habiendo
entrado todos los alumnos en el Gran Comedor y una vez sentados a las mesas de
sus respectivas casas, empezaron a entrar en fila los profesores, que se
encaminaron a la mesa del fondo y ocuparon sus asientos. Los últimos en la fila
eran el profesor Dumbledore, el profesor Karkarov y Madame Maxime. Al ver
aparecer a su directora, los alumnos de Beauxbatons se pusieron inmediatamente
en pie. Algunos de los de Hogwarts se rieron.
- ¿Y eso a que se debe? - interrogo Sirius.
-Es la fogma en que nos enseñan a mostgag
gespeto y educación hacia una dama o alguien supegiog- respondió Fleur.
-Valla, si que los educan de forma diferente-
aseguro el animago- al profesor Dumbledore le importa un bledo si le faltamos
al respeto.
-Pero es de mínima educación respetar a tus
superiores- le recalco Marlene
El grupo
de Beauxbatons no pareció avergonzarse en absoluto, y no volvió a ocupar sus
asientos hasta que Madame Maxime se hubo sentado a la izquierda de Dumbledore.
Éste, sin embargo, permaneció en pie, y el silencio cayó sobre el Gran Comedor.
-Ahí se muestra el mínimo de respeto del que
hablaban- comento Marlene- además que deben de estar expectantes por lo que va
a decir.
-Mínimo llevan varias semanas esperando a que
el torneo de inicio- comento Alice.
—Buenas
noches, damas, caballeros, fantasmas y, muy especialmente, buenas noches a
nuestros huéspedes —dijo Dumbledore, dirigiendo una sonrisa a los estudiantes
extranjeros—. Es para mi un placer daros la bienvenida a Hogwarts. Deseo que
vuestra estancia aquí os resulte al mismo tiempo confortable y placentera, y
confío en que así sea.
Una de
las chicas de Beauxbatons, que seguía aferrando la bufanda con que se envolvía
la cabeza, profirió lo que inconfundiblemente era una risa despectiva.
Fleur se removió incomoda, recordaba ese día
bastante bien y sabía que había sido ella quien había lanzado esa risa.
—¡Nadie
te obliga a quedarte! —susurró Hermione, irritada con ella.
-Pues de hecho si, no tiene el derecho de
menospreciar nuestro colegio- exclamo de inmediato Sirius.
-Ella a su manera está defendiendo a su colegio
de la misma forma de que tú lo haces canuto- aseguro Remus.
-Pero sigue sin ser la forma- alego Dora- yo
opino como mi tío, si no le agrada que se largue de una vez.
Ahora fue el turno de los jóvenes de sentirse
un poco incomodos, pues precisamente esa chica en un futuro formaría parte de
sus vidas, especialmente en la familia de ciertos pelirrojos.
—El
Torneo quedará oficialmente abierto al final del banquete —explicó Dumbledore—.
¡Ahora os invito a todos a comer, a beber y a disfrutar como si estuvierais en
vuestra casa!
Se sentó,
y Harry vio que Karkarov se inclinaba inmediatamente hacia él y trababan
conversación.
-Se nota que aún no se ha percatado de mi
presencia- espeto ojo loco- de otra forma no estaría tan tranquilo.
-Tranquilízate Alastor, si Dumbledore le tiene
confianza por alguna razón habrá de ser, hasta los mortifagos tienen
posibilidad de enredarse- aseguro Frank.
-Pues ya veremos si es cierto, pero dudo que mi
yo del futuro le quite el ojo de encima- espeto nuevamente.
Como de
costumbre, las fuentes que tenían delante se llenaron de comida. Los elfos
domésticos de las cocinas parecían haber tocado todos los registros. Ante ellos
tenían la mayor variedad de platos que Harry hubiera visto nunca, incluidos
algunos que eran evidentemente extranjeros.
-No podía ser de otra forma, después de todo
teníamos invitados extranjeros esa noche y deberíamos ser corteses- aseguro McGonagall.
—¿Qué es
esto? —dijo Ron, señalando una larga sopera llena de una especie de guiso de
marisco que había al lado de un familiar pastel de carne y riñones.
—Bullabesa
—repuso Hermione.
- ¿Qué?- preguntaron varios a la vez
-Es un plato frases- exclamo Hermione- es sopa
de pescado y marisco a la que se añade especias, aceite y vino y que suele
servirse con rebanadas de pan.
-No, suena delicioso- ironizo Sirius.
-Búrlate lo que quieras, pero apuesto que te lo
terminarías comiendo sin reclamar- aseguro Marlene.
-Es cierto colega, con hambre eres capaz
incluso de comer piedras- dijo en son de burla James.
-Tampoco exageren- salto Sirius- tal vez ratas
y pájaros cuando soy un perro, pero las piedras están muy duras- termino con
sorna consiguiendo algunas sonrisas de los presentes.
—Por si
acaso, tu ya —replicó Ron.
—Es un
plato francés —explicó Hermione—. Lo probé en vacaciones, este verano no, el
anterior, y es muy rica.
—Te creo
sin necesidad de probarla —dijo Ron sirviéndose pastel.
-Y eso que siempre nos reclama por no querer
probar cosas nuevas- comento Hugo.
-Pero si ni siquiera es comida tan exótica,
solamente ustedes no quieren probar bocado- salto Teddy- pero si se nota la
doble moral de Ron
-¡Hey!, tenme más respeto- le reclamo el
pelirrojo
-¿Qué?, pero si solo estoy siendo objetivo, en
ninguna forma he sido grosero.
-Él tiene razón, no tienes motivos para
reclamarle nada- lo defendió Dora abrasándolo por los hombros.
El Gran
Comedor parecía mucho más lleno de lo usual, aunque había tan sólo unos veinte
estudiantes más que de costumbre. Quizá fuera porque sus uniformes, que eran de
colores diferentes, destacaban muy claramente contra el negro de las túnicas de
Hogwarts. Una vez desprendidos de sus pieles, los alumnos de Durmstrang
mostraban túnicas de color rojo sangre.
A los
veinte minutos de banquete, Hagrid entró furtivamente en el Gran Comedor a
través de la puerta que estaba situada detrás de la mesa de los profesores.
Ocupó su silla en un extremo de la mesa y saludó a Harry, Ron y Hermione con la
mano vendada.
-Debió de ocurrir algo fuerte- comento Remus-
espero que haya podido controlar a esos extraños animales.
—¿Están
bien los escregutos, Hagrid? —le preguntó Harry.
—Prosperando
—respondió Hagrid, muy contento.
—Sí,
estoy seguro de que prosperan —dijo Ron en voz baja—. Parece que por fin han
encontrado algo de comer que les gusta, ¿verdad? ¡Los dedos de Hagrid!
-Esos animales son cada vez más extraños y
peligrosos- aseguro Scorpius- no comprendo que pretendía al tenerlos.
-Sin mencionar la forma en que los obtuvo-
agrego Rose- porque es evidente que no saben nada de ellos.
Fudge no pudo evitar pensar que eso podría ser
algo grabe si el hombretón experimento con algunos animales, pero seria
ridículo ahora que el ministerio estaba tan interesado en lo que podría ocurrir
en Hogwarts.
En aquel
momento dijo una voz:
—«Pegdonad»,
¿no «queguéis» bouillabaisse?
Se
trataba de la misma chica de Beauxbatons que se había reído durante el discurso
de Dumbledore. Al fin se había quitado la bufanda. Una larga cortina de pelo
rubio plateado le caía casi hasta la cintura. Tenía los ojos muy azules y los
dientes muy blancos y regulares.
Con esa descripción estaba más que claro para
la chica que se trata de ella, sin duda recibirá un par de reclamos por su
actitud inicial. Por su parte Bill parecía comprender de quien se trataba, y al
notar la expresión de su esposa parecía los más evidente por lo que la abraso
por los hombros para reconfórtale, no valía la pena recordar esos viejos
tiempos.
Ron se
puso colorado. La miró, abrió la boca para contestar, pero de ella no salió
nada más que un débil gorjeo.
Nuevas risas se escucharon junto con un pequeño
bufido de parte de cierta castaña.
—Puedes
llevártela —le dijo Harry, acercándole a la chica la sopera.
—¿Habéis
«tegminado» con ella?
—Sí
—repuso Ron sin aliento—. Sí, es deliciosa.
-Hay Ronald- exclamo Molly negando con la
cabeza- ni siquiera la probaste, solamente estas encantado por una cara bonita.
-Si ya se, hay cosas más importantes pero aún
era joven- se defendió el pelirrojo.
La chica
cogió la sopera y se la llevó con cuidado a la mesa de Ravenclaw. Ron seguía
mirándola con ojos desorbitados, como si nunca hubiera visto una chica. Harry
se echó a reír, y el sonido de su risa pareció sacar a Ron de su
ensimismamiento.
—¡Es una
veela! —le dijo a Harry con voz ronca.
—¡Por
supuesto que no lo es! —repuso Hermione ásperamente—. No veo que nadie más se
haya quedado mirándola con la boca abierta como un idiota.
-Huy los celos comenzaron- le pico Fred- creo
que nuestro querido cuñado tendrá que soportar sus peleas otro año.
-Si, pero al menos ahora es por algo más
importante que ese miserable rata- secundo de inmediato George.
-Y con lo ciego y sutil que es nuestro sobrino
sin duda la pobre castaña se molestara cada vez más- dijo Gideon.
-Ustedes también-les reclamo Ron
-Pues que esperas sobrino, hasta nosotros ya
conocemos tu actitud y no podemos evitar sentir pena por tu novia- aseguro
Favian
-Y el año siguiente seria aun peor- termino Ginny
recordando lo ocurrido con Lavender, obviamente los de su época entendieron a
que se refería.
-No me apoyes hermanito- ironizo Ron viéndola
con un poco de rencor.
Pero no
estaba totalmente en lo cierto. Cuando la chica cruzó el Gran Comedor muchos
chicos volvieron la cabeza, y algunos se quedaban sin habla, igual que Ron.
-No creo equivocarme al suponer que se trata de
ti verdad- comento Remus viendo en direcciona Fleur que asintió con cierta
vergüenza.
-Si era yo- acepto la rubia.
-¡Tu!- exclamaron varias voces a la vez
-Te ríes de nuestra hospitalidad y aun así bien
que te gusta la carne inglesa- prosiguió Sirius.
-La verdad es que no, siempre he pensado que
comen demasiada carne- respondió la chica, normalmente captaría la indirecta,
pero estaba un poco ofuscada al descubrirse su petulante actitud inicial.
-He
querida…- intervino Bill para después susurrarle algunas palabras a su esposa,
quien se sonrojo levemente.
- ¡Sirius!- le reclamo al final.
-Bien ya entendió la indirecta, ahora si podemos
continuar- exclamo Sirius mucho más divertido que ofendido.
—¡Te digo
que no es una chica normal! —exclamó Ron, haciéndose a un lado para verla
mejor—. ¡Las de Hogwarts no están tan bien!
-Ouch- dijeron los bromistas cual si hubieran
recibido un fuerte golpe
—En
Hogwarts las hay que están muy bien —contestó Harry, sin pensar. Daba la
casualidad de que Cho Chang estaba sentada a unas pocas sillas de distancia de
la chica del pelo plateado.
Ginny bufo molesta mientras mirada hacia otro
lado, Harry entendió que durante los siguientes capítulos e incluso peor el
libro siguiente tendría que soportar la molestia de su novia, lo único que
podía hacer era abrasarla para tratar que su mal genio disminuyera.
Por su parte James y Lily, que observaban la
situación, comprendían perfectamente. Por una parte, sentían pena por lo que
tendría que soportar, por otra parte, se sentían divertidos y complacidos de
las desventuras de su hijo, pero más que nada se sentían mal al pensar en la
situación real de su hijo, los problemas amorosos deberían ser de los mayores
problemas que debería tener y sin embargo tenía que estar en la mira de un
infeliz que deseaba su muerte.
—Cuando
podáis apartar la vista de ahí —dijo Hermione—, veréis quién acaba de llegar.
Señaló la
mesa de los profesores, donde ya se habían ocupado los dos asientos vacíos.
Ludo Bagman estaba sentado al otro lado del profesor Karkarov, en tanto que el
señor Crouch, el jefe de Percy ocupaba el asiento que había al lado de Madame
Maxime.
-Bueno, ya conocemos a los que serán los otros
dos jueces del torneo- aseguro Ted.
-Tendría sentido, uno es director del
departamento de juegos y el otro de cooperación internacional, deben de ser los
que más han trabajado en ese evento- continuo Andrómeda
—¿Qué
hacen aquí? —preguntó Harry sorprendido.
—Son los
que han organizado el Torneo de los tres magos, ¿no? —repuso Hermione—. Supongo
que querían estar presentes en la inauguración.
-Evidentemente me equivoque- comento la
castaña.
-No se podía evitar, no tenías la información
suficiente para pensar algo diferente- aseguro Rose.
-Además no creo que haya registro que haya
habido más jueces que los directores de los tres colegios- agrego Charlus.
-Si está bien, no tienen porque justificarlo
tanto tampoco fue un error tan grande- dijo la castaña.
Cuando
llegaron los postres, vieron también algunos dulces extraños. Ron examinó
detenidamente una especie de crema pálida, y luego la desplazó un poco a la
derecha, para que quedara bien visible desde la mesa de Ravenclaw. Pero la
chica que parecía una veela debía de haber comido ya bastante, y no se acercó a
pedirla.
Las risas de los presentes solo hacían que el
pelirrojo se sintiera más patético, aunque normalmente no se percataba de esas
cosas, el que lo pusieran por escrito de esa manera evidenciaba la actitud tan
infantil en querer que le prestaran atención.
Una vez
limpios los platos de oro, Dumbledore volvió a levantarse. Todos en el Gran
Comedor parecían emocionados y nerviosos. Con un estremecimiento, Harry se
preguntó qué iba a suceder a continuación. Unos asientos más allá, Fred y
George se inclinaban hacia delante, sin despegar los ojos de Dumbledore.
-Estarán expectantes por saber que ocurrirá y
ver la forma en que pudieran participar- comento Lyall
—Ha
llegado el momento —anunció Dumbledore, sonriendo a la multitud de rostros
levantados hacia él—. El Torneo de los tres magos va a dar comienzo. Me
gustaría pronunciar unas palabras para explicar algunas cosas antes de que
traigan el cofre...
—¿El qué?
—murmuró Harry.
-Ahí deben de tener el cáliz de fuego- razono
Lily- es un objeto mágico muy valioso y poderoso, sin duda deben de cuidarlo
bien.
-De hecho, si, la historia del cáliz se remonta
a…
-Querido, deja que continúen con la lectura,
que si empiezas con tus cosas caerá la noche- interrumpió Dorea a su esposa.
-No cabe duda de que son familia- aseguro Lily-
James puede pasar horas enteras hablando de quidditch.
-Lo sé, estos Potter y sus aficiones- dijo
Dorea a lo que todos los Potter (de todas las generaciones) sonrieron
débilmente al sentirse identificarlos.
-Parecerá broma, pero cornamenta si puede
pasarse horas hablando de quidditch- aseguro Sirius- ¿cuál es el récord
lunático?
-8 horas con 23 minutos- respondió el
licántropo- y eso es porque nos hartamos y lo interrumpimos de otra forma
hubiera continuado.
-Por Merlín- exclamo Dora- eso ya parece
obsesión, espero que tu no seas así- agregó viendo a Remus.
-Descuida sobrina, no le pasara ninguna cosa de
esa a tu hijo, solo míralo- señalo a Teddy- si es igualito a su padre, no
dudaría que también hubiera sido un prefecto.
-Eso no tiene nada de malo- aseguraron Remus,
Lily y Hermione al unísono.
-Claro que no es malo- apoyo dora- pero al
igual que Remus espero que mi hijo siga jugando alguna broma aun siendo
prefecto.
-Pero niña- le reclamo Andrómeda- en serio no
entiendo tu forma de educación- termino la mujer ante las risas de algunos de
los presentes y el encogimiento de hombros de la metamorfomaga.
Ron se
encogió de hombros.
—... sólo
para aclarar en qué consiste el procedimiento que vamos a seguir. Pero antes,
para aquellos que no los conocéis, permitidme que os presente al señor
Bartemius Crouch, director del Departamento de Cooperación Mágica Internacional
—hubo un asomo de aplauso cortés—, y al señor Ludo Bagman, director del
Departamento de Deportes y Juegos Mágicos.
Severus leyó la reacción de los dos hombres al
ser presentados y lo raro que le parecía ver a Bagman con túnica de mago.
—Los
señores Bagman y Crouch han trabajado sin descanso durante los últimos meses en
los preparativos del Torneo de los tres magos —continuó Dumbledore—, y estarán
conmigo, con el profesor Karkarov y con Madame Maxime en el tribunal que
juzgará los esfuerzos de los campeones.
A la
mención de la palabra «campeones», la atención de los alumnos aumentó aún más.
-Tal parece que es el momento que todos
esperaban, que hablaran de los campeones- comento James “S”.
-Pues claro, si es la razón por la que varios
de ellos están en el colegio por esa misma razón- ataco Teddy.
Quizá
Dumbledore percibió el repentino silencio, porque sonrió mientras decía:
—Señor
Filch, si tiene usted la bondad de traer el cofre...
Severus describió la llegada del cofre y la
reacción de los estudiantes.
—Los
señores Crouch y Bagman han examinado ya las instrucciones para las pruebas que
los campeones tendrán que afrontar —dijo Dumbledore mientras Filch colocaba con
cuidado el cofre en la mesa, ante él—, y han dispuesto todos los preparativos
necesarios para ellas. Habrá tres pruebas, espaciadas en el curso escolar, que
medirán a los campeones en muchos aspectos diferentes: sus habilidades mágicas,
su osadía, sus dotes de deducción y, por supuesto, su capacidad para sortear el
peligro.
-Bueno, sé que te esto te podría molestar
pelirroja- dijo Sirius- pero debes de aceptar que el cachorro estaría muy bien
preparado con lo que ha vivido hasta ahora- Lily miro directamente al animago
con los labios tensos, después de un momento soltó un suspiro y relajo su
aspecto.
-Está bien, no puedo decir que no sea algo
cierto- acepto rendida la pelirroja- aun así, no me gustaría que participara en
el torneo.
-No podrá hacerlo Lily ya lo oíste- agrego
James.
-Aunque si lo hiciera sin duda ganaría- alego
el oji gris.
-Eso no es concreto Sirius, la situación seria
muy diferente.
- ¿En que?
-En que ahí estaría yo solo, por ejemplo-
respondió Harry- todo lo que había hecho hasta ese momento lo hice en compañía
de mis amigos, gracias a ellos llegue tan lejos- aseguro ante el sentimiento y
aprobación de su madre, aunque al final Sirius tenía razón, pero los demás no
tenían que enterarse antes de tiempo que tuvo que participar en el torneo.
Varios de los jóvenes, más concretamente los
miembros del ED, no pudieron evitar recordar aquella primera reunión en la cabeza
de cerdo cuando le pidieron al azabache que les diera clase, sin duda su amigo
nunca cambiaria esa actitud suya.
Ante esta
última palabra, en el Gran Comedor se hizo un silencio tan absoluto que nadie
parecía respirar.
—Como
todos sabéis, en el Torneo compiten tres campeones —continuó Dumbledore con
tranquilidad—, uno por cada colegio participante. Se puntuará la perfección con
que lleven a cabo cada una de las pruebas y el campeón que después de la
tercera tarea haya obtenido la puntuación más alta se alzará con la Copa de los
tres magos. Los campeones serán elegidos por un juez imparcial: el cáliz de
fuego.
Severus leyó la descripción del cáliz y la
forma en que Dumbledore lo coloco a la vista de todo el comedor.
—Todo el
que quiera proponerse para campeón tiene que escribir su nombre y el de su
colegio en un trozo de pergamino con letra bien clara, y echarlo al cáliz
—explicó Dumbledore—. Los aspirantes a campeones disponen de veinticuatro horas
para hacerlo. Mañana, festividad de Halloween, por la noche, el cáliz nos
devolverá los nombres de los tres campeones a los que haya considerado más
dignos de representar a sus colegios. Esta misma noche el cáliz quedará
expuesto en el vestíbulo, accesible a todos aquellos que quieran competir.
-Eso sin duda le fascinara a ese conserje mal
humorado suyo- comento Gideon- ahora si podrán estar fuera de la cama en la
noche.
-Pero solo si son mayores de edad, a los
menores sin duda si podría castigarlos- agrego Favian.
-Y hablando de eso, como impedirían que los
menores de edad se acerquen- pregunto la señora Evans
-Eso lo explica el libro en el siguiente
párrafo- respondió Snape esperando poder retomar la lectura.
»Para
asegurarme de que ningún estudiante menor de edad sucumbe a la tentación
—prosiguió Dumbledore—, trazaré una raya de edad alrededor del cáliz de fuego
una vez que lo hayamos colocado en el vestíbulo. No podrá cruzar la línea nadie
que no haya cumplido los diecisiete años.
- ¿Y que pasara si algún menor de edad tratara
cruzar dicha línea? - pregunto Scorpius.
-Viniendo de Dumbledore podría ser cualquier
cosa- respondió Remus
-Oh eso lo verán un par de párrafos después-
dijo Hermione con una sonrisa burlona.
No hizo falta que captaran la dirección en que
la castaña miraba para poder deducir que la respuesta vendría de ciertos
gemelos que llevaban varios capítulos hablando de como engañar al juez para
poder participar en el torneo.
»Por
último, quiero recalcar a todos los que estén pensando en competir que hay que
meditar muy bien antes de entrar en el Torneo. Cuando el cáliz de fuego haya
seleccionado a un campeón, él o ella estarán obligados a continuar en el Torneo
hasta el final. Al echar vuestro nombre en el cáliz de fuego estáis firmando un
contrato mágico de tipo vinculante. Una vez convertido en campeón, nadie puede
arrepentirse. Así que debéis estar muy seguros antes de ofrecer vuestra
candidatura. Y ahora me parece que ya es hora de ir a la cama. Buenas noches a
todos.
- ¿Y que pasa si un contrato de ese tipo se
rompe? - pregunto cómo no queriendo recibir una respuesta Hope.
-Bueno, algo malo sin duda- respondió Charlus-
pero no sé de nadie que quisiera o tratarse de romper un contrato vinculante.
—¡Una
raya de edad! —dijo Fred Weasley con ojos chispeantes de camino hacia la puerta
que daba al vestíbulo—. Bueno, creo que bastará con una poción envejecedora
para burlarla. Y, una vez que el nombre de alguien esté en el cáliz, ya no
podrán hacer nada. Al cáliz le da igual que uno tenga diecisiete años o no.
-En lo referente al cáliz estas en lo correcto-
concedió Frank- pero son demasiado optimistas si creen que Dumbledore no
esperara algo tan simple como eso.
-En efecto, y más porque no serían los únicos
que pensarían que esa era una idea brillante- apoyo Alice.
—Pero no
creo que nadie menor de diecisiete años tenga ninguna posibilidad —objetó Hermione—. No hemos aprendido
bastante...
-Para la mayoría de los estudiantes cabria
dicha declaración- aseguro Sirius- pero ustedes tres han aprendido mucho más
que la mayoría.
-Pero aún hay muchas cosas que desconocen,
necesitarían un nivel de encantamientos bastante alto y otras habilidades que
solo se aprenden con el tiempo y la practica- contradijo Remus.
—Habla
por ti —replicó George—. Tú lo vas a intentar, ¿no, Harry?
Harry pensó
un momento en la insistencia de Dumbledore en que nadie se ofreciera como
candidato si no había cumplido los diecisiete años, pero luego volvió a
imaginarse a sí mismo ganando el Torneo de los tres magos...
-A todos, o bueno, a casi todos nos gustaría
poder participar en algo así, pero de ahí a en verdad intentarlo…- comenzó
James- digamos que no es lo mismo.
-Aun con todas las precauciones que se tomen
los accidentes pueden ocurrir, por esa razón es una decisión que se debe
razonar mucho- siguió Charlus.
Se
preguntó hasta qué punto se enfadaría Dumbledore si alguien por debajo de los
diecisiete hallaba la manera de cruzar la raya de edad...
-Poco probable, no creo que ninguno de los
estudiantes pudiera superar a Dumbledore- aseguro Ted ante el asentimiento de
la mayoría de los presentes.
—¿Dónde
está? —dijo Ron, que no escuchaba una palabra de la conversación, porque
escrutaba la multitud para ver dónde se encontraba Krum—. Dumbledore no ha
dicho nada de dónde van a dormir los de Durmstrang, ¿verdad?
-Sigues esperanzado no es así sobrino, pero
deberías de resignarte a que dormirán en tu habitación- aseguro Gideon.
-Y pensar que después no querrás que viva en el
mismo continente que tú, solo porque se interesó en tu chica- secundo Favian.
-Hasta cuando seguirán con eso- les recrimino
Ron.
-Pues creo que eso nunca ocurrirá- aseguro
Draco.
-Y tú que te metes he- le rebatió el pelirrojo-
no tienes ni idea de lo que estoy pasando.
-Te recuerdo que van poco más de tres libros
restregándome en la cara mis errores, y aún falta mi “mejor” participación-
dijo con ironía.
-Mi peor momento tampoco aparece y no me estoy
quejando…- en ese momento el joven se calló recapacitando en lo que había
dicho.
Muchos de los presentes, en especial aquellos
con los que tenía más contacto, lo comenzaron a ver de forma expectante, no
podían evitar preguntarse que era eso de lo que el pelirrojo hablaba, aunque no
creían que se tratara de algo muy malo. Ron por su parte guardo silencio, y
espero a que la lectura continuara, se preguntaba a si mismo cómo reaccionarían
cuando descubrieran que abandono a sus amigos.
Pero su
pregunta quedó respondida al instante. Habían llegado a la altura de la mesa de
Slytherin, y Karkarov les metía prisa en aquel momento a sus alumnos.
—Al barco,
vamos —les decía—. ¿Cómo te encuentras, Viktor? ¿Has comido bastante? ¿Quieres
que pida que te preparen un ponche en las cocinas?
-Ese tipo en verdad parece obsesionado con
Viktor, en verdad confía en que será el campeón del torneo- comento Teddy.
-A mí no me sorprendería que solo él se
postulara para el torneo- dijo Dora- se imaginan que ocurriría si el cáliz
eligiera a otro.
-Hubiera sido una tremenda sorpresa- termino el
metamorfomago.
Harry vio
que Krum negaba con la cabeza mientras se ponía su capa de pieles.
—Profesor,
a mí sí me gustaría tomar un ponche —dijo otro de los alumnos de Durmstrang.
—No te lo
he ofrecido a ti, Poliakov —contestó con brusquedad Karkarov, de cuyo rostro
había desaparecido todo aire paternal—. Ya veo que has vuelto a mancharte de
comida la pechera de la túnica, niño indeseable...
-Y justo en ese momento en que quieren mostrar
la mejor cara de los colegios- comento Dorea- aun así, me parece injusto el
favoritismo que muestra.
-Sin duda que no debería de ser aso, a todos
debería de tratarlos de la misma manera- aseguro la profesora McGonagall.
Karkarov
se volvió y marchó hacia la puerta por delante de sus alumnos. Llegó a ella
exactamente al mismo tiempo que Harry, Ron y Hermione, y Harry se detuvo para
cederle el paso.
—Gracias
—dijo Karkarov despreocupadamente, echándole una mirada.
Y de
repente Karkarov se quedó como helado.
-Y ahí se pondrá a verte la cicatriz no- dijo
con cansancio Sirius.
-Yo creo que sería más que eso- aseguro Lily-
según lo que dijo Alastor, Karkarov era un mortifago, y el tener enfrente a
aquel que derroto a su antiguo amo debe ser una sorpresa aún mayor.
-Puede ser- concedió James- aun cuando se haya
reivindicado, el rencor entre dos personas puede ser muy duradero- agrego
pensando especialmente en su relación con Severus.
Volvió a
mirar a Harry y dejó los ojos fijos en él, como si no pudiera creer lo que
veía. Detrás de su director, también se detuvieron los alumnos de Durmstrang.
Muy lentamente, los ojos de Karkarov fueron ascendiendo por la cara de Harry
hasta llegar a la cicatriz. También sus alumnos observaban a Harry con
curiosidad. Por el rabillo del ojo, Harry veía en sus caras la expresión de
haber caído en la cuenta de algo. El chico que se había manchado de comida la
pechera le dio un codazo a la chica que estaba a su lado y señaló sin disimulo
la frente de Harry.
-Por dios, es que esa clase de atención nunca
terminara o que- dijo con exasperación Albus “S”
-Tranquilo, tampoco es algo tan importante- le
dijo Harry un poco divertido.
—Sí, es
Harry Potter —dijo desde detrás de ellos una voz gruñona.
-Bien, ya alguien le puso fin, eso debe
agradarte no Al- comento Angela mientras el joven azabache susurraba un leve si
con un tenue sonrojo.
-Oh, eres tan adorable auch- comenzó Scorpius
con un susurro burlón hasta su grito de dolor, para los bromistas resultaba muy
obvia la situación.
El
profesor Karkarov se dio la vuelta. Ojoloco Moody estaba allí, apoyando todo su
peso en el bastón y observando con su ojo mágico, sin parpadear, al director de
Durmstrang.
Ante los
ojos de Harry, Karkarov palideció y le dirigió a Moody una mirada terrible,
mezcla de furia y miedo.
Alastor sonrió bastante complacido al escuchar
la reacción que provocaba en aquel ex mortifago, hasta cierto punto fue bueno
que estuviera ahí para recibirlo… ahora que lo pensaba, tal vez por esa razón
Dumbledore lo había sacado de su retiro ese año.
-Es evidente que se sintiera más perturbado de
verlo a él que a Harry- aseguro Remus- el mejor cazador de magos tenebrosos,
sin duda pensara que aún está detrás suyo.
-Bueno, tratándose de Moody bien podría ser
así- comento Frank.
—¡Tú!
—exclamó, mirando a Moody como si no diera crédito a sus ojos.
—Sí, yo
—contestó Moody muy serio—. Y, a no ser que tengas algo que decirle a Potter,
Karkarov, deberías salir. Estás obstruyendo el paso.
-Será lo mejor- aseguro Alice- tenerlos juntos
a ellos dos podría ser muy malo.
Era
cierto. La mitad de los alumnos que había en el Gran Comedor aguardaban tras
ellos, y se ponían de puntillas para ver qué era lo que ocasionaba el atasco.
Sin
pronunciar otra palabra, el profesor Karkarov salió con sus alumnos. Moody
clavó los ojos en su espalda y, con un gesto de intenso desagrado, lo siguió
con la vista hasta que se alejó.
El trio no pudo evitar pensar que el desagrado
de ese Moody se debía más a la traición de Karkarov contra Voldemort que a
cualquier otra cosa, sin embargo, sin importar el motivo ese desagrado le ayudo
a entrar en el papel del Moody real.
Severus fue leyendo como los jóvenes se
levantaron más temprano de lo habitual para ser un sábado y como todos
desayunaban y contemplaban el cáliz con una fina línea alrededor de este.
—¿Ya ha
dejado alguien su nombre? —le preguntó Ron algo nervioso a una de tercero.
—Todos
los de Durmstrang —contestó ella—. Pero de momento no he visto a ninguno de
Hogwarts.
-No se podría esperar menos, después de todo
ellos fueron por ese propósito- aseguro Andrómeda- y si no lo han hecho todos
los de Beauxbatons también pondrán su nombre.
-Pero ¿por qué nadie de Hogwarts? - pregunto
Sirius
-Más de alguno debió de postular su nombre,
pero lo más probable es que lo hicieran durante la noche- razono Remus.
-Sin duda seria por miedo o por querer un poco
de privacidad- apoyo Dora.
—Seguro
que lo hicieron ayer después de que los demás nos acostamos —dijo Harry—. Yo lo
habría hecho así si me fuera a presentar: preferiría que no me viera nadie. ¿Y
si el cáliz te manda a freír espárragos?
Remus sonrió en conformidad con el azabache.
-Bueno, su fue algo como eso- acepto Cedric-
aunque más de alguno estaba seguro de que yo me postularía, posiblemente fue
igual para los demás.
-Aun así, no sería lo mismo a que todo el
colegio supiera que te han rechazado- aseguro James “S”.
-No es tan malo- aseguro James.
-Eso es porque estas acostumbrado- aseguro
Sirius- cuantas veces sentiste el duro flagelo del rechazo de la pelirroja.
-Valla, me impresiona la propiedad de tus
palabras- dijo Remus- pero estoy de acuerdo, tus rechazos eran conocidos por
toda la escuela.
-Pues tal vez se hubiera podido haber evitarlo
si no se hubiera puesto a gritarlo desde su escoba antes de un partido de
quidditch o por una enorme pancarta en la sala común- aseguro Lily.
-En verdad que te traía mal he mi pequeño-
comento Dorea en parte divertida por las ocurrencias de su hijo y un poco de
pena por lo que su futura nuera tuvo que pasar- tu padre fue insistente pero
mucho más propio.
-Esas fueron solo las más grandes locuras que
hice, en otras ocasiones era mucho más discreto- aseguro James.
-Ei, pero después de cuantos años ocurrió eso-
salto Lily.
-Quieres más pruebas de que eras inmaduro
-Bueno, tampoco es como si fueras muy maduro en
estos momentos verdad- dijo divertida la pelirroja.
-Bueno, el punto es que tampoco hay que darle
tanta importancia al rechazo- termino James suponiendo que no ganaría esa pelea
o jugarreta con su novia
Alguien
se reía detrás de Harry. Al volverse, vio a Fred, George y Lee Jordan que
bajaban corriendo la escalera. Los tres parecían muy nerviosos.
—Ya está
—les dijo Fred a Harry, Ron y Hermione en tono triunfal—. Acabamos de
tomárnosla.
—¿El qué?
—preguntó Ron.
—La
poción envejecedora, cerebro de mosquito —respondió Fred.
-Ho eso será divertido- aseguro Sirius- ya
veremos cuáles serán las consecuencias de sus estupideces- termino con
emocionado.
-¡Hey!- reclamaron los gemelos
—Una gota
cada uno —explicó George, frotándose las manos con júbilo—. Sólo necesitamos
ser unos meses más viejos.
—Si uno
de nosotros gana, repartiremos el premio entre los tres —añadió Lee, con una
amplia sonrisa.
-Si, pero nuestro buen amigo no entro en el
círculo con nosotros- comento Fred.
-Y creo que todo se repartiría en tres-
respondió el amigo de los gemelos.
-Hubiera sido así si ganábamos lo que nunca
hicimos- alego George.
Solo el trio pudo comprender lo que los chicos
estaban diciendo, pues al final el dinero del premio había terminado en sus
manos.
—No estoy
muy convencida de que funcione, ¿sabéis? Seguro que Dumbledore ha pensado en
eso —les advirtió Hermione.
Fred,
George y Lee no le hicieron caso.
-Era tan fantásticamente absurdo que parecía
posible- comento Fred
—¿Listos?
—les dijo Fred a los otros dos, temblando de emoción—. Entonces, vamos. Yo voy
primero...
Severus leyó como observaron con asombro como
Fred tomaba la poción y cruzaba la línea de la edad, de como por el momento
pareció exitoso lo que produjo que George siguiera a su gemelo, solo para
después ser arrojados a tres metros de distancia con una enorme varaba blanca.
En el
vestíbulo, todos prorrumpieron en carcajadas. Incluso Fred y George se rieron
al ponerse en pie y verse cada uno la barba del otro.
Algo que también ocurrió en el gran comedor,
sin duda era algo digno de Dumbledore.
—Os lo
advertí —dijo la voz profunda de alguien que parecía estar divirtiéndose, y
todo el mundo se volvió para ver salir del Gran Comedor al profesor Dumbledore.
Examinó a Fred y George con los ojos brillantes—. Os sugiero que vayáis los dos
a ver a la señora Pomfrey. Está atendiendo ya a la señorita Fawcett, de
Ravenclaw, y al señor Summers, de Hufflepuff, que también decidieron
envejecerse un poquito. Aunque tengo que decir que me gusta más vuestra barba
que la que les ha salido a ellos.
-Era lo más básico que los estudiantes
tratarían de hacer- aseguro Alice- es una fortuna que a pesar de todo el
director fuera tan amable.
-Es cierto, algún otro tal vez se molestaría
que transgredieran las normas de esa manera- continuo Frank.
-Aunque no quedaría mal que de vez en cuando
fuera más estricto con algunos estudiantes- comento McGonagall viendo con
severidad a los merodeadores que sonrieron.
-Deberíamos decirle que ella no es tan estricta
como quiere aparentar con nosotros- comento por lo bajo James “S” a sus
hermanos y amigos.
-No, creo lo mejor es que lo dejemos así- le
respondió Albus con una sonrisa igual a la de los demás.
Fred y
George salieron para la enfermería acompañados por Lee, que se partía de risa,
y Harry, Ron y Hermione, que también se reían con ganas, entraron a desayunar.
Severus describió el decorado del gran comedor
y las pláticas de los posibles estudiantes que pudieron poner su nombre en el
cáliz.
—Corre
por ahí el rumor de que Warrington se ha levantado temprano para echar el
pergamino con su nombre —le dijo Dean a Harry—. Sí, hombre, ese tío grande de
Slytherin que parece un oso perezoso...
Harry,
que se había enfrentado a Warrington en quidditch, movió la cabeza en señal de
disgusto.
-Quidditch- exclamo Lily- deberían de saber que
hay cosas más importantes en la vida que el quidditch.
-Pues si, pero en el caso de Harry lleva la de
perder ya que su novia es igual de fanática que él- comento Hermione.
—¡Espero
que no tengamos de campeón a nadie de Slytherin!
-¡Hey!- reclamaron de inmediato Andrómeda y
Astoria
-Oigan, ya deberían comprendernos, para esa
edad eso era muy importante, hasta ustedes debieron sentir algo similar- se
defendió Ron.
Las mujeres no podían evitar darle cierta razón
la pelirrojo, si bien les molestaba la pésima imagen que la mayoría de los
estudiantes le daba, en verdad sentía un fuerte aprecio a su casa.
—Y los de
Hufflepuff hablan todos de Diggory —comentó Seamus con desdén—. Pero no creo
que quiera arriesgarse a perder su belleza.
-Valla que es agradable saber lo que piensan de
uno he- dijo con ironía Diggory, aunque un poco divertido.
-Pero al final se tuvieron que tragar sus
palabras ya que terminaste como campeón- dijo Sirius.
Por su parte Cedric no evito pensar que solo
era una verdad a medias, no tardarían en enterarse que no fue el único campeón,
y ahora él también sabría que era lo que verdaderamente ocurrió en esa ocasión.
—¡Escuchad!
—dijo Hermione repentinamente.
En el
vestíbulo estaban lanzando vítores. Se volvieron todos en sus asientos y vieron
entrar en el Gran Comedor, sonriendo con un poco de vergüenza, a Angelina
Johnson. Era una chica negra, alta, que jugaba como cazadora en el equipo de
quidditch de Gryffindor. Angelina fue hacia ellos, se sentó y dijo:
—¡Bueno,
lo he hecho! ¡Acabo de echar mi nombre!
-Bien, ya sabemos de alguno de los nuestros que
puso su nombre, eso se llama valor- aseguro James.
-Habría sido grandioso que ella fuera la
candidata- aseguro Sirius- pero bueno, mientras se trate de un buen campeón
creo que bastara.
—¡No
puedo creerlo! —exclamó Ron, impresionado.
—Pero
¿tienes diecisiete años? —inquirió Harry.
—Claro
que los tiene. Porque si no le habría salido barba, ¿no? —dijo Ron.
-Ese es un razonamiento aceptable- comento
Remus.
-Sin duda en ocasiones tienes la misma
perspicacia que nuestro hermanito Harry- dijo burlón George.
- ¿Tu como habías reaccionado? - le interrogo
el azabache.
-De seguro también le habría preguntado lo
mismo que tu- aseguro Fred.
-Claro que no, la habría felicitado- alego
George aunque por su tono era evidente que no estaba siendo muy sincero.
—Mi
cumpleaños fue la semana pasada —explicó Angelina.
—Bueno,
me alegro de que entre alguien de Gryffindor —declaró Hermione—. ¡Espero que
quedes tú, Angelina!
—Gracias,
Hermione —contestó Angelina sonriéndole.
—Sí,
mejor tú que Diggory el hermoso —dijo Seamus, lo que arrancó miradas de rencor
de unos de Hufflepuff que pasaban al lado.
-Bueno, sé que no soy de su casa, pero aun así
deberían de tenerme un poco más de fe ¿no? - resalto Cedric- digo, no soy solo
una cara bonita.
-No, pero es lo clásico de la competencia de
entre las casas- aseguro Ted- incluso yo tuve problemas con algunos compañeros.
—¿Qué
vamos a hacer hoy? —preguntó Ron a Harry y Hermione cuando hubieron terminado
el desayuno y salían del Gran Comedor.
—Aún no
hemos bajado a visitar a Hagrid —comentó Harry.
—Bien
—dijo Ron—, mientras no nos pida que donemos los dedos para que coman los
escregutos...
-Por lo menos sabrán que es lo que ocurrió el
otro día con esos animales- comento Charlie-
A
Hermione se le iluminó súbitamente la cara.
—¡Acabo
de darme cuenta de que todavía no le he pedido a Hagrid que se afilie a la
P.E.D.D.O.! —dijo con alegría—. ¿Querréis esperarme un momento mientras subo y
cojo las insignias?
-Hagrid sin duda comprendería a Hermione, pero
no creo que se una activamente a su movimiento- comento James.
-Incluso estaría de acuerdo en que las forma en
que quiere ayudarlos no es la más correcta- agrego Marlene
—Pero
¿qué pretende? —dijo Ron, exasperado, mientras Hermione subía por la escalinata
de mármol.
—Eh, Ron
—le advirtió Harry—, por ahí viene tu amiga...
Severus leyó la llegada de todos los
estudiantes de Beauxbatons seguidos por Madame Maxime que los alineo para que
cada uno fuera introduciendo su nombre en el cáliz.
—¿Qué
crees que harán los que no sean elegidos? —le susurró Ron a Harry mientras la
chica veela dejaba caer al fuego su trozo de pergamino—. ¿Crees que volverán a
su colegio, o se quedarán para presenciar el Torneo?
—No lo sé
—dijo Harry—. Supongo que se quedarán, porque Madame Maxime tiene que estar en
el tribunal, ¿no?
-Obviamente se quedarían ahí- aseguro Teddy-
además del hecho de que su campeón necesitaría a alguien que los apoyara.
-Tal vez, pero recuerdo que los compañeros de
Fleur estaban muy afectados por no ser elegidos, tal vez no les brindarían
tanto apoyo- comento Hermione.
-Además con la fama de Krum y la apariencia de
Fleur no faltarían estudiantes de Hogwarts que los apoyarían- continuo Harry.
-Eso podría ser cierto- comento Remus- muchos
se dejan llevar muy fácilmente por las apariencias y no, no lo digo por ti Ron-
dijo al notar como el joven se ponía un poco rojo.
-Aunque no es como si no estuvieras en ese
grupo- aseguro Hermione.
-Bueno, pues si mal no lo recuerdo en nuestro
segundo año…- comenzó el pelirrojo.
-Lockhart, si ya se- dijo la castaña rodando
los ojos esa sería una pelea donde ninguno de los dos saldría victorioso.
Cuando
todos los estudiantes de Beauxbatons hubieron presentado sus nombres, Madame
Maxime los hizo volver a salir del castillo.
—¿Dónde
dormirán? —preguntó Ron, acercándose a la puerta y observándolos.
-Creo que sería obvio suponer donde dormirán
tanto los de Beauxbatons como los de Durmstrang- aseguro Teddy.
-Pero de seguro seguía con la esperanza de que
se quedaran a dormir en el castillo- agrego James “S”
Un sonoro
traqueteo anunció tras ellos la reaparición de Hermione, que llevaba consigo
las insignias de la P.E.D.D.O.
—¡Démonos
prisa! —dijo Ron, y bajó de un salto la escalinata de piedra, sin apartar los
ojos de la chica veela, que iba con Madame Maxime por la mitad de la explanada.
-De casualidad te sentías celosa de que Gonald
se veía integesado en mi- pregunto Fleur- pogque al final escogí a su hegmano.
-No estaba celosa- dijo Hermione- bueno tal vez
un poco, pero en ese momento no sabía si estaba molesta por eso o por lo de la
rivalidad de las escuelas.
-Además la risita burlona de nuestra cuñada la
cena anterior también devio contribuir- comento Charlie.
-Si, lo siento pog eso- se disculpó Fleur
-Descuida esa ya no importa- le restó
importancia la castaña.
Severus leyó como los jóvenes disiparon las
dudas de sus dormitorios cuando los estudiantes entraron al carruaje junto al
establo improvisado de los caballos.
Harry
llamó a la puerta de Hagrid, y los estruendosos ladridos de Fang respondieron
al instante.
—¡Ya era
hora! —exclamó Hagrid, después de abrir la puerta de golpe y verlos—. ¡Creía
que no os acordabais de dónde vivo!
-Han pasado muchas cosas en esos días, debería
de comprenderlo un poco- aseguro Sirius.
-Si, incluso nosotros pasábamos más tiempo sin
poder visitarte- agrego James.
-Si, pero eso era porque estaban castigados por
haber sido descubiertos en alguna de sus cosas- salto Remus.
-Estábamos, te recuerdo que tú también estabas
con nosotros- le recalco Sirius.
-Puede ser cierto que en esas ocasiones no me
visitaban pero en su lugar Lily se pasaba más tiempo por ahí para hacerme
compañía- expreso el semi gigante.
-No podía dejar que se sintiera tan solo-
aseguro la pelirroja con una sonrisa.
—Hemos
estado muy ocupados, Hag... —empezó a decir Hermione, pero se detuvo de pronto,
estupefacta, al ver a Hagrid.
Lo que siguió fue la descripción de la forma en
que estaba vestido y precariamente peinado, lo que ciertamente no le era muy favorable.
-Hagrid, perdón por lo
del cementerio de tu traje.
-Descuida- le restó importancia el semi
gigante- no es como si pudiera conseguir mucha ropa de mi tamaño- termino con
una media sonrisa.
Durante
un instante Hermione lo miró con ojos desorbitados, y luego, obviamente
decidiendo no hacer ningún comentario, dijo:
—Eh...
¿dónde están los escregutos?
—Andan
entre las calabazas —repuso Hagrid contento—. Se están poniendo grandes: ya
deben de tener cerca de un metro. El único problema es que han empezado a matarse
unos a otros.
-¡Matarse!- repitieron varios al mismo tiempo.
-Una pelea entre esos animales debió de ser un
espectáculo- comento Charlie- he visto a algunos dragones jóvenes pelear pero
no al grado de matarse.
-Con todas las peculiaridades que tienen sin
duda fue algo muy difícil de controlar- concedió Scorpius- pero ¿por qué
iniciar una matanza entre ellos?
-Podría tratarse de su propia naturaleza única,
la verdad es que no se podría saber con certeza- termino Rose.
—¡No!,
¿de verdad? —dijo Hermione, echándole a Ron una dura mirada para que se
callara, porque éste, viendo el peinado de Hagrid, acababa de abrir la boca
para comentar algo.
-Y con la sensibilidad de Ron sin duda podría
ser muy ofensivo- aseguro Ginny.
-Para tu información hermanita, estaba
intentando de hacer un comentario sutil acerca de su peinado- aseguro Ron.
-Y el que hayas tardado tanto tiempo sin que se
ocurriera nada prueba tu insensibilidad- exclamo Harry.
- ¡¿Ahora apoyas a la enana!?- alego Ron- tu
solo quieres ganas puntos con mi hermana para cuando llegue la parte en que
besaste a Cho
- ¡¿Qué!?- dijeron varias a la vez, entre ellas
James, Sirius, Lily e incluso Cedric, mientras que la susodicha bajaba la
mirada con un tomo sonrojado en el rostro.
-Y sigues negando que era insensible idiota-
espeto Ginny consiguiendo darle un golpe a su hermano
—Sí
—contestó Hagrid con tristeza—. Pero están bien. Los he separado en cajas, y
aún quedan unos veinte.
—Bueno,
eso es una suerte —comentó Ron. Hagrid no percibió el sarcasmo de la frase.
Severus leyó
la descripción de la cabaña de Hagrid y del aparente nerviosismo del
hombre que ellos creyeron era por el torneo.
—Esperad
y veréis —dijo, entusiasmado—. No tenéis más que esperar. Vais a ver lo que no
habéis visto nunca. La primera prueba... Ah, pero se supone que no debo decir
nada.
-Bueno, eso solo tiene que ver con algún tipo
de animal exótico- aseguro Arthur- de otra forma no estaría así de emocionado.
-Incluso yo estaría emocionado si se tratara de
eso- agrego Charlie- pero tampoco puede ser algo tan peligroso.
Tanto Krum, Fleur, Cedric y Harry pensaron que tampoco
se trataba de algo tan fácil como el pelirrojo lo hacía querer ver, después de
todo, un dragón no es precisamente algo que un solo mago pueda controlar.
—¡Vamos,
Hagrid! —lo animaron Harry, Ron y Hermione.
Pero él
negó con la cabeza, sonriendo al mismo tiempo.
—No, no,
no quiero estropearlo por vosotros. Pero os aseguro que será muy espectacular.
Los campeones van a tener en qué demostrar su valía. ¡Nunca creí que viviría lo
bastante para ver una nueva edición del Torneo de los tres magos!
Continuaron escucharon la amena tarde que
pasaron con el semi gigante mientras los chicos trataban de sonsacarle algo de
las pruebas del torneo.
A media
tarde empezó a caer una lluvia suave. Resultaba muy agradable estar sentados
junto al fuego, escuchando el suave golpeteo de las gotas de lluvia contra los
cristales de la ventana, viendo a Hagrid zurcir calcetines y discutir con
Hermione sobre los elfos domésticos, porque él se negó tajantemente a afiliarse
a la P.E.D.D.O. cuando ella le mostró las insignias.
—Eso
sería jugarles una mala pasada, Hermione —dijo Hagrid gravemente, enhebrando un
grueso hilo amarillo en una enorme aguja de hueso—. Lo de cuidar a los humanos
forma parte de su naturaleza. Es lo que les gusta, ¿te das cuenta? Los harías
muy desgraciados si los apartaras de su trabajo, y si intentaras pagarles se lo
tomarían como un insulto.
-Eso es muy cierto- aseguro Marlene- si bien
sus propuestas se pudieran llevar acabo seria al largo plazo, incluso y siento
si se escucha insensible, pero tal vez esas metas se cumplirían después de su
muerte.
-Si, me he podido dar cuenta de eso durante
unas visitas que he realizado al ministerio- acepto Hermione- pero eso no
quiere decir que dejarte el tema por la paz.
-Y valla que no lo hizo- aseguro por lo bajo
Teddy a los de la tercera generación.
—Pero
Harry liberó a Dobby, ¡y él se puso loco de contento! —objetó Hermione—. ¡Y nos
han dicho que ahora quiere que le paguen!
-Pero tampoco puedes juzgarlos a todos solo por
eso- aseguro Remus- mucho me temo que en cuestión a elfos ellos son más
parecidos a Winky que a Dobby.
-mucho me temo que en eso tienen razón- apoyo
Dora.
—Sí,
bien, en todas partes hay quien se desmadra. No niego que haya elfos raros a
los que les gustaría ser libres, pero nunca conseguirías convencer a la
mayoría. No, nada de eso, Hermione.
A
Hermione no le hizo ni pizca de gracia su negativa y volvió a guardarse la caja
de las insignias en el bolsillo de la capa.
-eso sin duda le debió de agradar a nuestra
tía- comento con ironía Albus- por fortuna no tendrá mucho tiempo para
molestarse, ya pronto será la selección de los campeones
Hacia las
cinco y media se hacía de noche, y Ron, Harry y Hermione decidieron que era el
momento de volver al castillo para el banquete de Halloween. Y, lo más
importante de todo, para el anuncio de los campeones de los colegios.
—Voy con
vosotros —dijo Hagrid, dejando la labor—. Esperad un segundo.
Hagrid se
levantó, fue hasta la cómoda que había junto a la cama y empezó a buscar algo
dentro de ella. No pusieron mucha atención hasta que un olor horrendo les llegó
a las narices. Entre toses, Ron preguntó:
—¿Qué es
eso, Hagrid?
—¿Qué, no
os gusta? —dijo Hagrid, volviéndose con una botella grande en la mano.
—¿Es una
loción para después del afeitado? —preguntó Hermione con un hilo de voz.
Todos se comenzaron a ver entre ellos con
curiosidad, por muy poco o mucho que conocieran a Hagrid nadie lo había visto
utilizar algo como eso, ni siquiera en los banquetes del colegio.
—Eh... es
agua de colonia —murmuró Hagrid. Se había ruborizado—. Tal vez me he puesto
demasiada. Voy a quitarme un poco, esperad...
Eso se vuelve cada vez más extraño- comento
Sirius- nunca ha ido tan elegante a los eventos del… ha- se interrumpió a si
mismo para después poner una de sus mejores sonrisas burlonas- ya entiendo
- ¿Que es lo que entiendes? - le interrogo
Marlene.
-Ya lo veras querida, y me sorprende que tu aun
no lo veas siendo más sensible que yo- respondió el animago.
Salió de
la cabaña ruidosamente, y lo vieron lavarse con vigor en el barril con agua que
había al otro lado de la ventana.
—¿Agua de
colonia? —se preguntó Hermione sorprendida—. ¿Hagrid?
—¿Y qué
me decís del traje y del peinado? —preguntó a su vez Harry en voz baja.
—¡Mirad!
—dijo de pronto Ron, señalando algo fuera de la ventana.
Hagrid
acababa de enderezarse y de volverse. Si antes se había ruborizado, aquello no
había sido nada comparado con lo de aquel momento. Levantándose muy despacio
para que Hagrid no se diera cuenta, Harry, Ron y Hermione echaron un vistazo
por la ventana y vieron que Madame Maxime y los alumnos de Beauxbatons acababan
de salir del carruaje, evidentemente para acudir, como ellos, al banquete. No
oían nada de lo que decía Hagrid, pero se dirigía a Madame Maxime con una
expresión embelesada que Harry sólo le había visto una vez: cuando contemplaba
a Norberto, el cachorro de dragón.
-Pero claro- exclamo James- está tratando de
cortejar a Madame Maxime- agrego- eso explica que estés tan arregladito-
termino viendo al hombretón que se comenzó a sonrojar.
-Ya lo decía yo- aseguro Sirius- no quiero ser ofensivo,
pero espera que Maxime sea una buena mujer con Hagrid.
-Aunque su relación seria un poco difícil,
comenzando por el hecho que viven en países diferentes- aseguro Remus.
-Hay lunático, siempre fastidiándonos con tu
lógica- espeto Sirius- pero hey, por lo menos lo intentaran, es increíble, acerté
con Hagrid, acerté con Lunático y mi sobrina, debería dedicarme a esto.
-Aun no sabes nada de si algo pasara entre dora
y yo- aseguro el licántropo.
-Solo es cuestión de tiempo Remus, ya deberías
de rendirte y darle otro beso a tu futura esposa
-James yo…
-Aunque por cómo van las cosas será ella la que
tome la iniciativa de nuevo, nos estas defraudando compañero
-Bueno ya, mejor sigamos con la lectura-
intervino Dora.
—¡Se va
al castillo con ella! —exclamó Hermione, indignada—. ¡Creía que iba a ir con
nosotros!
-Ante el amor no hay nada que se pueda hacer-
aseguro James- o tal vez sigues molesta porque no se unió a tu movimiento.
-No quiero entrar en detalles- exclamo la
castaña desviando la mirada.
Sin
siquiera volver la vista hacia la cabaña, Hagrid caminaba pesadamente a través
de los terrenos de Hogwarts al lado de Madame Maxime. Detrás de ellos iban los
alumnos de Beauxbatons, casi corriendo para poder seguir las enormes zancadas
de los dos gigantes.
—¡Le
gusta! —dijo Ron, incrédulo—. Bueno, si terminan teniendo niños, batirán un
récord mundial. Seguro que pesarán alrededor de una tonelada.
-Huy, yo quiero ser el
padrino del niño
-Tú quieres ser el padrino de todos o que
Sirius- le interrogo Marlene divertida.
-Claro que no, en caso de que tu tengas un hijo
quiero ser el padre- aseguro consiguiendo un sonrojo de la rubia.
-Wau, de mujeriego a padre de familia en un par
de días, Marlene, en verdad eres una bruja- dijo James- bueno si eres una bruja
pero me refiero a un tipo diferente de bruja.
-Deja de esforzarse James- le interrumpió Lily-
lo que hizo Marlene no fue cuestión de magia, es solo algo que una mujer puede
lograr- agrego abrasando con ternura a su novio.
-Criaturas extrañas son las mujeres- dijo
divertido el azabache besando dulcemente a su novia.
-No coman pan en frente de los… esperen,
nosotros podemos superalos vamos Marlene
-Sirius esto no es una competencia- le recalco
la rubia
-Anda, sígueme la corriente- pidió abrasándola
-No
-Por favor
-No- aunque se negaba con la voz, no evitaba
las cariciar y los besos que comenzaron desde el hombro que fueron subiendo por
el cuello de la joven, no falta decir que se sentía muy bien con esa situación.
-Sirius, las habitaciones están por haya- le
interrumpió Remus.
-Lo dice el que se besuquea frente a todo el
gran comedor- le rebatió
Salieron
de la cabaña y cerraron la puerta. Fuera estaba ya sorprendentemente oscuro. Se
arrebujaron bien en la capa y empezaron a subir la cuesta.
—¡Mirad,
son ellos! —susurró Hermione.
Leyeron como el grupo de Durmstrang subia al
catillo por el lago y como todos llegaron al gran comedor donde el caliz
aguarbaba frente al asiento vacio del director.
—Espero
que salga Angelina —dijo Fred mientras Harry, Ron y Hermione se sentaban.
—¡Yo
también! —exclamó Hermione—. ¡Bueno, pronto lo sabremos!
Severus leyó como Harry, y aparentemente todos
los presentes al banquete, sentían como este se alargaban y esperaban a que
terminase, hasta que esto por fin ocurrió y las pláticas se silenciaron después
de que Dumbledore y los demás jueces se ponían de pie.
-Por fin, ya habían esperado mucho tiempo-
comentó James.
—Bien, el
cáliz está casi preparado para tomar una decisión —anunció Dumbledore—. Según
me parece, falta tan sólo un minuto. Cuando pronuncie el nombre de un campeón,
le ruego que venga a esta parte del Gran Comedor, pase por la mesa de los
profesores y entre en la sala de al lado —indicó la puerta que había detrás de
su mesa—, donde recibirá las primeras instrucciones.
-Debió de ser el minuto más lago de sus vidas-
bromeo Sirius- por fortuna nosotros ya sabemos el resultado.
-“Eso crees”- dijeron varios en su mente,
mientras veían a Harry que no dejaba de preguntarse como reaccionarias esta vez
sus padres.
Sacó la
varita y ejecutó con ella un amplio movimiento en el aire. De inmediato se
apagaron todas las velas salvo las que estaban dentro de las calabazas con
forma de cara, y la estancia quedó casi a oscuras. No había nada en el Gran
Comedor que brillara tanto como el cáliz de fuego, y el fulgor de las chispas y
la blancura azulada de las llamas casi hacia daño a los ojos. Todo el mundo
miraba, expectante. Algunos consultaban los relojes.
-Un ambiente interrogare sin duda- comento
Favian- es bueno que hicieran todo eso durante la noche.
-Hasta cierto punto es lamentable que sepamos
que pasara, le quita un poco de emoción- agrego Gideon.
—De un
instante a otro —susurró Lee Jordan, dos asientos más allá de Harry.
De
pronto, las llamas del cáliz se volvieron rojas, y empezaron a salir chispas. A
continuación, brotó en el aire una lengua de fuego y arrojó un trozo
carbonizado de pergamino. La sala entera ahogó un grito.
-Increíble- susurro Charlus- hubiera sido
fantástico poder presenciar algo como eso.
Dumbledore
cogió el trozo de pergamino y lo alejó tanto como le daba el brazo para poder
leerlo a la luz de las llamas, que habían vuelto a adquirir un color blanco
azulado.
—El
campeón de Durmstrang —leyó con voz alta y clara— será Viktor Krum.
-Ya sea en su época o con nosotros era más que
evidente que se trataría de él- comento Lily.
-Es verdad- apoyo James- con todo respeto no
pareces muy amigable pero sin duda tienes buenas cualidades- el aludido medio
sonrió por el curioso cumplido del joven
—¡Era de
imaginar! —gritó Ron, al tiempo que una tormenta de aplausos y vítores inundaba
el Gran Comedor. Harry vio a Krum levantarse de la mesa de Slytherin y caminar
hacia Dumbledore. Se volvió a la derecha, recorrió la mesa de los profesores y
desapareció por la puerta hacia la sala contigua.
—¡Bravo,
Viktor! —bramó Karkarov, tan fuerte que todo el mundo lo oyó incluso por encima
de los aplausos—. ¡Sabía que serías tú!
-Aun así, me parece que está demostrando
demasiado entusiasmo- comento Teddy- siento como que no comparte la idea de
“amistad” que representa el torneo.
-No sería extraño, después de tantos años tal
vez solo Dumbledore no está obsesionado con ganar el torneo- apoyo Dora.
Tanto Fleur como Viktor tuvieron que aceptar
que así parecían las cosas, pues sus respectivos directores en privado siempre
los impulsaron ganar por sobre los otros competidores, en cambio Dumbledore
nunca pareció tan interesado.
Se
apagaron los aplausos y los comentarios. La atención de todo el mundo volvía a
recaer sobre el cáliz, cuyo fuego tardó unos pocos segundos en volverse
nuevamente rojo. Las llamas arrojaron un segundo trozo de pergamino.
—La
campeona de Beauxbatons —dijo Dumbledore—es ¡Fleur Delacour!
—¡Es
ella, Ron! —gritó Harry, cuando la chica que parecía una veela se puso en pie
elegantemente, sacudió la cabeza para retirarse hacia atrás la amplia cortina
de pelo plateado, y caminó por entre las mesas de Hufflepuff y Ravenclaw.
-bueno, eso corrobora sin duda que la chica de
la que han estado hablando todo el capítulo era Fleur- comento Bill- es
traumaste saber que tu hermano pequeño estaba interesado en tu esposa.
-¡hey! eso paso hace mucho tiempo no tienes
que…
-tranquilo Ron- le interrumpió el mayor de los
hermanos Weasley- solo estaba bromeando, además- abraso a su esposa- es muy
difícil no ver a tal belleza
-o Bill- exclamo la rubia para después besarlo
en los labios.
-si claro, pero ya cuando medio colegio se fije
en la belleza de su hija- comento James “S”
- ¡¿Qué?!- exclamo el pelirrojo algo celosos
-James ya cállate- le silencio Rose mientras su
primo reía- además sabes muy bien que Victoire solo ha tenido ojos para Teddy.
-No nos apoyes Rose- le solicito el
metamorfomago sonrojado por el comentario.
—¡Mirad
qué decepcionados están todos! —dijo Hermione elevando la voz por encima del
alboroto, y señalando con la cabeza al resto de los alumnos de Beauxbatons.
«Decepcionados»
era decir muy poco, pensó Harry. Dos de las chicas que no habían resultado
elegidas habían roto a llorar, y sollozaban con la cabeza escondida entre los
brazos.
-Pues si, había otgos que estaban más
emocionados que yo en seg campeones- comento Fleur-y no falta mencionag que no
a todos les caía muy bien.
- ¿Y eso por qué? - interrogo Rose.
-Bueno, pog lo mismo de mi sangge Veela que me
hacia tan populag, digamos que a vagias compañegas no les aggadaba- respondió
-Te entiendo- aseguro Victoire- lo que me costó
conocer a una buena amiga.
-Se de lo que hablas- aseguro su madre- pego
pog fogtuna pudimos encontgag a buenos hombges.
-Si, eso sin dudarlo- aseguro la joven
abrasando por el brazo a Teddy ante la mirada de reprimenda de Bill.
-No me imaginaba que así sería su vida- comento
por lo bajo Ginny a Hermione que asentía.
Cuando
Fleur Delacour hubo desaparecido también por la puerta, volvió a hacerse el
silencio, pero esta vez era un silencio tan tenso y lleno de emoción, que casi
se palpaba. El siguiente sería el campeón de Hogwarts...
Y el
cáliz de fuego volvió a tornarse rojo; saltaron chispas, la lengua de fuego se
alzó, y de su punta Dumbledore retiró un nuevo pedazo de pergamino.
—El
campeón de Hogwarts —anunció— es ¡Cedric Diggory!
—¡No!
—dijo Ron en voz alta, pero sólo lo oyó Harry:
-Y sin duda no fue el único que se sintió
decepcionado- aseguro Cedric.
-Pero tenías a toda tu casa apoyándote- apoyo
Harry a lo que Diggory asintió.
-Además solo será momentáneo- aseguró Sirius-
después las otras dos casas celebraran que no fue un campeón de Slytherin
-¡Hey!- repitieron Andrómeda y Astoria- por lo
que veo nunca cambiaras he- prosiguió molesta su prima.
El jaleo
proveniente de la mesa de al lado era demasiado estruendoso. Todos y cada uno
de los alumnos de Hufflepuff se habían puesto de repente de pie, gritando y
pataleando, mientras Cedric se abría camino entre ellos, con una amplia
sonrisa, y marchaba hacia la sala que había tras la mesa de los profesores.
Naturalmente, los aplausos dedicados a Cedric se prolongaron tanto que
Dumbledore tuvo que esperar un buen rato para poder volver a dirigirse a la
concurrencia.
-No nos pueden culpar- comento Dora- por lo
general la pelea esta entre Gryffindor y Slytherin, y las otras dos casas
quedamos en segundo plano.
-Pero de seguro eso te ayudaba a pasar
desapercibida en tus travesuras- argumento Charlie.
-Si claro, cuantas veces la profesora Sprout me
castigo por eso
-Más de la que nos hubiera gustado- agrego Andrómeda
mientras que Ted sonreía divertido.
—¡Estupendo!
—dijo Dumbledore en voz alta y muy contento cuando se apagaron los últimos
aplausos—. Bueno, ya tenemos a nuestros tres campeones. Estoy seguro de que
puedo confiar en que todos vosotros, incluyendo a los alumnos de Durmstrang y
Beauxbatons, daréis a vuestros respectivos campeones todo el apoyo que podáis.
Al animarlos, todos vosotros contribuiréis de forma muy significativa a...
Pero
Dumbledore se calló de repente, y fue evidente para todo el mundo por qué se
había interrumpido.
-pero que ocurre- indago Charlus- se suponía
que eso sería todo por esa noche, o tal vez sea algo de lo que no nos hemos
enterado.
-no es eso- intervino Hermione- lo que paso fue
algo que nunca había pasado- eso no les gusto nada a nadie- solo escuchen la
lectura.
El fuego
del cáliz había vuelto a ponerse de color rojo. Otra vez lanzaba chispas. Una
larga lengua de fuego se elevó de repente en el aire y arrojó otro trozo de
pergamino.
-Pero que, si ya no hay más colegios, como pudo
sacar el nombre de un cuarto participante- exclamo Dora
-No lo sé, el cáliz debe ser un objeto mágico
muy potente como para cometer semejante error- dijo Remus.
-Lily, ¿estás bien? - pregunto James al ver el
rostro pálido de su novia.
-No, por favor no- susurraba la pelirroja sin
prestarle atención a las palabras de su novio.
-Joven Snape, podría continuar con la lectura-
solicito Dumbledore al joven que también se había fijado en la reacción de la
pelirroja, sobra decir que se sentía preocupado.
Dumbledore
alargó la mano y lo cogió. Lo extendió y miró el nombre que había escrito en
él. Hubo una larga pausa, durante la cual Dumbledore contempló el trozo de
pergamino que tenía en las manos, mientras el resto de la sala lo observaba.
Finalmente, Dumbledore se aclaró la garganta y leyó en voz alta:
Severus interrumpió la su lectura para levantar
la vista y fijarse en Harry para después pasar a Lily, ahí estaba lo que
reaccionaba a joven Potter con el libro en curso.
—Harry
Potter.
-¡¡¿QUË?!!!- se escuchó por todo el gran
comedor.
Hola a todos (as)
Si llegaron hasta aquí se los agradezco. Esta nota
es más que nada para aclarar una cosa que me han preguntado en los comentarios.
Aunque en esta ocasión me retarse un poco de lo
planeado, por lo menos tengo pensado en actualizar la historia cada quince días,
preferiblemente los martes o mas tardar los miércoles en la noche (hora de México
aclaro)
Bueno eso seri todo lo que quería decirles.
Hasta la próxima.
bueno, este cap. ha sido fabuloso...de verdad me han encantado las reacciones de todos!!!
ResponderEliminarMe alegra que te gustara. Ya continuo la historia.
EliminarMe encato este capitulo, pero en serio...
ResponderEliminar¿Tenías que dejarnos con la intriga? ¿Justo cuando sale el nombre de Harry? Eres cruel :''v
En fin, esperare el siguiente capitulo con ansias n.n
Que bueno que te gustara
EliminarJejeje (risa malévola) que te puedo decir, así se crea la expectativa, pero descuida, ya lo continuo.
Este capitulo estuvo genial, aunque extraño el Neville X Luna
ResponderEliminarQue bueno que te gustara.
EliminarQue te puedo decir, cuando escribo en ocasiones voy descuidando algunas partes, pero te aseguro que todos tendrán su momento, con Neville y luna, tendrán un momento importante cuando Harry entre en el pensadero.
Gracias :D
Eliminar¡Por favor sigue!
ResponderEliminarEstoy deseando poder seguir leyendo de esta historia.
Pd. No sé si eres consciente de ello porque te hayan pedido permiso o no, pero hay una persona que está publicando tú historia en wattpat.
Hola! Yo soy la que publica esta historia en Wattpad (a menos que haya alguien mas que lo haga :v), pero tranquila, el me dio el permiso para hacerlo. Ademas, si te das cuenta, en la descripción , puse qur la historia no era mía, y que pertenece a este blog
EliminarTranquila ya actualizo la historia.
EliminarY en efecto, ya hace tiempo (no recuerdo cuanto) maria sanchez perez me pidió permiso para publicarlo en wattpat, yo solo publico esto para compartir mis locuras y no creo que sea malo que más personas puedan leer la historia si les gusta.
Muchas gracias por actualizar tan pronto <3
EliminarNo, en verdad supongo que no fuiste tú (Maria Sanchez Perez) porque tras poner el mensaje aquí le puse un coment el último capitulo que había subido de la historia preguntando que porque no subía más caps y me respondió que estaba trabajando en el siguiente (estando en el primer libro solo) y cuando le dije que la historia estaba en un blog de pronto la borró. Siento si les molestó mi comentario pero pensé que quien invierte su tiempo en hacer la historia tenía que saberlo!
Oh, entonces había un tercero he. Me imagino su cara cuando le hiciste el comentario jeje.
EliminarDescuida, para mí no fue molestia, al contrario, te agradezco que te preocuparas, me lo dijeras, y que me tuvieras al tanto con lo ocurrido. Si hubiera Sido como María Sánchez (que pidió permiso) no habría problema, pero así como lo comentas bueno,esa es otra historia. Así que reitero mis agradecimientos.
Bueno, espero nos podamos leer después, ya estoy trabajando en el siguiente capítulo.
Hasta pronto.
Cielos! Solo veí ese capitulo ahora!
ResponderEliminarGracias por tu comentario
EliminarEstá genial esta historia
ResponderEliminarGracias
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