-Muy bien, el siguiente capítulo se llama, “el guardián
de las llaves”- en cuanto Andrómeda leyó el titulo lo ojos se posaron en el semi-gigante.
-¿Yo?- pregunto curioso el hombre.
-Al parecer serás tú quien le entregue la carta a mi
hijo- comento James con una sonrisa.
-Eso será genial- hablo Sirius- ellos que no querían
recibir la vista de un mago, ahora la tendrán y lo que es mejor, de uno que es
dos veces más grande que ellos, me muero por saber la reacción de esa bola de
grasa.
-Es muy cierto Black, más te vale que les des un
buen susto Hagrid- dijo Fabián.
-Sí, que no olviden nunca ese día- lo apoyo su
gemelo.
-Si bueno, hare lo que se pueda- respondió el
hombretón alegre por lo que decían, a pesar de todo eran buenas personas.
BUM. Llamaron otra vez. Dudley se despertó bruscamente.
—¿Dónde está el cañón? —preguntó estúpidamente.
Varias risas se escucharon al leer su reacción.
Se oyó un crujido detrás de ellos y tío Vernon apareció en la
habitación. Llevaba un rifle en las manos: ya sabían lo que contenía el paquete
alargado que había llevado.
—¿Quién está ahí? —gritó—. ¡Le advierto... estoy armado!
-Un arma no es garantía de seguridad- dijo molesta
Lily.
-¿Eso es un arma?- pregunto James curiosos al igual
que muchos nacidos de magos.
-Si cariño, pero en el mundo muggle es más probable
lastimar a alguien cercano que aun invasor- comento la mujer- es muy peligroso
tener una cosa Como esa en la casa- explico,
Aun cuando algunas personas no sabían muy bien que
era eso del rifle, después de escuchar la explicación de la pelirroja todos
comprendieron un poco la indignación de la joven.
Hubo una pausa. Luego...
¡UN GOLPE VIOLENTO!
La puerta fue empujada con tal fuerza que se salió de los goznes y,
con un golpe sordo, cayó al suelo.
-Valla que gran entrada- ironizo Gideon.
-Sí, tirar toda la puerta- apoyo su hermano
continuando con la broma.
-Si lo piensan bien era algo obvio que pasaría eso- comentó
Remus para tratar de ayudad a Hagrid que se comenzó a sonrojar- con lo vieja
que esta esa maldita choza, es un milagro que el viento no la derrumbara.
Muy a su pesar los gemelos tuvieron que aceptar que tenía
algo de razón, por la que ya no pusieron seguir bromeando con el tema.
Un hombre gigantesco apareció en el umbral. Su rostro estaba
prácticamente oculto por una larga maraña de pelo y una barba desaliñada, pero
podían verse sus ojos, que brillaban como escarabajos negros bajo aquella
pelambrera.
El gigante se abrió paso doblando la cabeza, que rozaba el techo. Se
agachó, cogió la puerta y, sin esfuerzo, la volvió a poner en su lugar. El
ruido de la tormenta se apagó un poco. Se volvió para mirarlos.
—Podríamos preparar té. No ha sido un viaje fácil... Se desparramó en
el sofá donde Dudley estaba petrificado de miedo.
-Que saludo- comentaron al mismo tiempo los gemelos
Prewet
-Seria fascinante haber estado ahí para ver su
cara-fue James quien lo dijo con una sonrisa.
-Y ahí está el primer susto de la noche- inicio
Sirius- ¿cuantos creen que haya en total?- pregunto divertido.
-Yo diría que como unos seis -opino Remus
-Así, pues yo creo serán cinco - le aseguro el animago
-¿Apostamos?- lo reto el castaño.
-¡Vale!- acepto gustoso el oji gris- diez galeones
-Perfecto, solo no te pongas como princesa cuando
pierdas.
-Yo no me pongo como princesa
-Si lo haces- aseguraron James, Lily, Remus, Andrómeda,
Ted, Dora y hasta la profesora McGonagall.
—Levántate, bola de grasa —dijo el desconocido.
-Muy buena esa - apoyaron los gemelos.
Dudley se escapó de allí y corrió a esconderse junto a su madre, que estaba
agazapada detrás de tío Vernon.
—¡Ah! ¡Aquí está Harry! —dijo el gigante.
Harry levantó la vista ante el rostro feroz y peludo, y vio que los
ojos negros le sonreían.
—La última vez que te vi eras sólo una criatura —dijo el gigante—. Te
pareces mucho a tu padre, pero tienes los ojos de tu madre.
-Gracias Hagrid, dijo Lily con voz tierna- sin duda
esa es la primera vez que alguien le habla de nosotros.
-No hay de que Lily, solo espero poder hacer más por
su hijo- se sinceró el semi-gigante.
-Sin dudas lo aras-hablo James- espero que puedan
llegar a ser buenos amigos.
Tío Vernon dejó escapar un curioso sonido.
—¡Le exijo que se vaya enseguida, señor! —dijo—. ¡Esto es allanamiento
de morada!
—Bah, cierra la boca, Dursley, grandísimo majadero —dijo el gigante.
Se estiró, arrebató el rifle a tío Vernon, lo retorció como si fuera de goma y
lo arrojó a un rincón de la habitación.
Tío Vernon hizo otro ruido extraño, como si hubieran aplastado a un
ratón.
-El segundo susto de la noche- hablo James
divertido.
—De todos modos, Harry —dijo el gigante, dando la espalda a los
Dursley—, te deseo un muy feliz cumpleaños. Tengo algo aquí. Tal vez lo he
aplastado un poco, pero tiene buen sabor.
Del bolsillo interior de su abrigo negro sacó una caja algo aplastada.
Harry la abrió con dedos temblorosos. En el interior había un gran pastel de
chocolate pegajoso, con «Feliz Cumpleaños, Harry» escrito en verde.
-Muchas gracias Hagrid- la mujer le sonrió afablemente.
-Su pastel de cumpleaños- añadió risueño James-
aunque si mal no lo recuerdo tu comida llega a tener ciertos inconvenientes.
-¡¡James!!- le recrimino su esposa.
-Pero es cierto, en una ocasión casi me rompo una muela-
recibió una irada de advertencia de parte de la pelirroja.
-No le agás caso a este insensible que tengo de
novio Hagrid- le acaricio una de sus enormes manos- es muy hermoso el detalle
que tuviste o bueno que tendrán para mi hijo.
-Gracias Lily.
Harry miró al gigante. Iba a darle las gracias, pero las palabras se
perdieron en su garganta y, en lugar de eso, dijo:
—¿Quién es usted?
El gigante rió entre dientes.
—Es cierto, no me he presentado. Rubeus Hagrid, Guardián de las Llaves
y Terrenos de Hogwarts.
Extendió una mano gigantesca y sacudió todo el brazo de Harry.
-Jajá siempre pasa lo mismo- comentaron los que
conocían bien al hombre.
— ¿Qué tal ese té, entonces? —Dijo, frotándose las manos—. Pero no
diría que no si tienen algo más fuerte.
-Yo te apoyo Hagrid, ¿qué le parece si traemos unas
botellitas de whiskey profesor?- indago Sirius mirando a Dumbledore.
-¡¡Señor Black compórtese!!- le recrimino la
profesora McGonagall del pasado- el que sea mayor de edad no le da derecho a embriagarse
cada vez que se le dé la gana.
-Eso no es cierto profesora- reclamo el hombre pero
todos sabían que estaba mintiendo.
-¡¡Sin alcohol señor Black!!- el joven se enfurruño
y continuaron la lectura.
Sus ojos se clavaron en el hogar apagado, con las bolsas de patatas
fritas arrugadas, y dejó escapar una risa despectiva. Se inclinó ante la
chimenea. Los demás no podían ver qué estaba haciendo, pero cuando un momento
después se dio la vuelta, había un fuego encendido, que inundó de luz toda la
húmeda cabaña. Harry sintió que el calor lo cubría como si estuviera metido en
un baño caliente.
El gigante volvió a sentarse en el sofá, que se hundió bajo su peso, y
comenzó a sacar toda clase de cosas de los bolsillos de su abrigo: una cazuela
de cobre, un paquete de salchichas, un atizador, una tetera, varias tazas
agrietadas y una botella de un líquido color ámbar, de la que tomó un trago antes
de empezar a preparar el té.
-Saben, siempre me ha impresionado todo lo que cabe
en esos bolsillos- comento Arthur que lo conoció en el tiempo que estudio ahí.
-Opino lo mismo, sería útil tener un abrigo así para
tener siempre lo que uno necesita- apoyo el señor Tonks.
Muy pronto, la cabaña estaba llena del aroma de las salchichas
calientes. Nadie dijo una palabra mientras el gigante trabajaba, pero cuando
sacó las primeras seis salchichas jugosas y calientes, Dudley comenzó a
impacientarse. Tío Vernon dijo en tono cortante:
—No toques nada que él te dé, Dudley.
El gigante lanzó una risa sombría.
—Ese gordo pastel que es su hijo no necesita engordar más, Dursley, no
se preocupe.
-Eso es muy cierto-apoyo Sirius- pero ya no hablen
de comida por favor.
-Pero tío, si acabamos de comer, no es posible que
tengas hambre- dijo con impresión la metamorfomaga.
-Nunca subestimes a mi primo Nymphadora- le
recomendó su madre-más que estomago parece que tiene un precipicio sin fondo.
-Hey, que yo no elegí ser así- se defendió con
dramatismo
-No, pero bien que gusta cierto- lo pico el castaño
haciendo que lo viera mal
-Sirius- le hablo una chica rubia de su club de fans
extendiéndole un pedazo de pastel de chocolate que había estado guardado, al
parecer estaba esperado el momento para entregárselo.
-¡Ha gracias Ivonne!
- Karis - le corrigió la chica.
- Karis, eres muy amable- la mujer le sonrió sin que
le importara que ni siquiera recordase su nombre.
Los que estaban cerca de él negaron con la cabeza al
ver la actitud del animago, todos lo veían con reproche excepto una peli-rosa
que no le apartaba la vista al pastel de chocolate que tenía el hombre en las
manos.
-Dora- le hablo Remus que había comprendido su
mirada y ahora le estaba dando un par de ranas de chocolate que tenía guardadas.
-Hay gracias Remus eres mi salvación- dijo dándole
un beso en la mejilla y habiendo la cajita de una de las ranas de chocolate.
-¡Impresionante!- exclamo James llamando la atención
de todo el mundo- Remus cuida de sus chocolates como un dragón cuida a sus
huevos, es un milagro que se desprendiera de su tesoro así nada más.
Remus miro mal a su amigo por su comentario al
tiempo que muchas chicas enviaban una mirada envenenada a la metamorfomaga,
aunque el animago solo lo había dicho para bromear a su compañero, era cierto
que el castaño nunca le compartía de sus chocolates a sus amigos y mucho menos
lo hacía con alguna de ellas, y eso las llenaba de celos.
Le sirvió las salchichas a Harry, el cual estaba tan hambriento que
pensó que nunca había probado algo tan maravilloso, pero todavía no podía quitarle
los ojos de encima al gigante. Por último, como nadie parecía dispuesto a
explicar nada, dijo:
—Lo siento, pero todavía sigo sin saber quién es usted.
El gigante tomó un sorbo de té y se secó la boca con el dorso de la
mano.
—Llámame Hagrid —contesto—. Todos lo hacen. Y como te dije, soy el
guardián de las llaves de Hogwarts. Ya lo sabrás todo sobre Hogwarts, por
supuesto.
—Pues... yo no... —dijo Harry
-Lógico- comento Lily con molestia
Hagrid parecía impresionado.
—Lo lamento —dijo rápidamente Harry
-Ellos son los que deberían lamentarlo- comento Hagrid
un poco molesto,
— ¿Lo lamento? —preguntó Hagrid, volviéndose a mirar a los Dursley,
que retrocedieron hasta quedar ocultos por las sombras—. ¡Ellos son los que
tienen que disculparse! Sabía que no estabas recibiendo las cartas, pero nunca
pensé que no supieras nada de Hogwarts. ¿Nunca te preguntaste dónde lo habían
aprendido todo tus padres?
-El tercer susto de la noche- comentaron los hermanos
Prewett
-Al parecer no vas a cambiar mucho en el futuro
Hagrid- comentó James al notar que dijo lo mismo.
Por su parte la profesora McGonagall (del pasado)
tuvo un pequeño instante de incomodidad, era cierto que el guardabosques era
una buena persona con un corazón de oro, pero ese gusto que tenía por animales
extraños y peligroso, además de su mal
habito de soltar comentarios y hablar de mas era verdaderos problemas, esperaba
que al menos en eso si haya cambiado o quien sabe que podría pasar.
— ¿El qué? —preguntó Harry
—¿EL QUÉ? —bramó Hagrid—. ¡Espera un segundo!
Se puso de pie de un salto. En su furia parecía llenar toda la
habitación. Los Dursley estaban agazapados contra la pared.
-Ese el cuarto susto de la noche a ese paso le tendrás
que pagar a Remus- comentó con alegría Lily.
-Gracias por tu apoyo pelirroja.
-De nada-respondió con simpleza.
— ¿Me van a decir —rugió a los Dursley— que este muchacho, ¡este
muchacho!, no sabe nada... sobre NADA?
Harry pensó que aquello iba demasiado lejos. Después de todo, había
ido al colegio y sus notas no eran tan malas.
—Yo sé algunas cosas —dijo—. Puedo hacer cuentas y todo eso.
Todos se
comenzaron a reír al escucharlo.- no creo que se refiera a eso- dijeron
algunos.
Pero Hagrid simplemente agito la mano.
—Me refiero a nuestro mundo Tu mundo. Mi mundo. El mundo de tus
padres.
—¿Qué mundo?
Hagrid lo miró como si fuera a estallar.
—¡DURSLEY! —bramó.
Tío Vernon, que estaba muy pálido, susurró algo que sonaba como
mimblewimble. Hagrid, enfurecido, contempló a Harry.
—Pero tú tienes que saber algo sobre tu madre y tu padre —dijo—.
Quiero decir, ellos son famosos. Tú eres famoso.
James sonrió con arrogancia pero después se convirtió
en una expresión de tristeza, siempre le gusto la fama, pero la razón por lo
que lo era en ese momento no era apara estar alardeando.
— ¿Cómo? ¿Mi madre y mi padre... eran famosos? ¿En serio?
—No sabías... no sabías... —Hagrid se pasó los dedos por el pelo,
clavándole una mirada de asombro—. ¿De verdad no sabes lo que ellos eran? —dijo
por último.
De pronto, tío Vernon recuperó la voz
—¡Deténgase! —ordenó—. ¡Deténgase ahora mismo, señor! ¡Le prohíbo que
le diga nada al muchacho!
-Veamos si puede impedirlo- ciento Remus.
-Imponte Hagrid, ese tipo no es rival para ti- lo
animo Ted.
Un hombre más valiente que Vernon Dursley se habría acobardado ante la
mirada furiosa que le dirigió Hagrid. Cuando éste habló, temblaba de rabia.
—¿No se lo ha dicho? ¿No le ha hablado sobre el contenido de la carta
que Dumbledore le dejó? ¡Yo estaba allí! ¡Vi que Dumbledore la dejaba, Dursley!
¿Y se la ha ocultado durante todos estos años?
-Creo que tendré que ser un poco más persuasivo, claro,
si es que no logramos cambiar el futuro- pensó Dumbledore sin entender todavía
porque su yo futuro actuó tan conservadoramente con ese chico.
— ¿Qué es lo que me han ocultado? —dijo Harry en tono anhelante.
-Eso es Harry, esfuérzate por saber la verdad, se
tan terco como tu madre… auch- su novia le dio un golpe en la cabeza.
-Aquí el terco eres tu- le reclamo la joven- siempre
molestando aunque que te den una negativa.
-Y tú siempre negando cuando yo te proponía algo- se
defendió el azabache- y mira como terminamos.
-Lo que demuestra que tú eres más terco, porque yo
termine cediendo- contraataco ella y ante eso su novio no supo que más decir.
-Y el punto es para Lily- comento Remus como si
estuviera narrando un encentro de lucha.
-¿Y cuál es la cuenta de sus peleas del día?- pegunto
Sirius.
-4 a favor de Lily, 2 a favor de James y un empate-
recito el licántropo.
-¿Cuentan quién gana cada una de las peleas que
tenemos?- se impresiono el azabache que no sabía eso de sus amigos.
-Sí, lo hacemos desde cuarto año, y debo decir
hermano que te lleva demasiada ventaja- aseguro canuto con una sonrisa de
burla.
El aludido miro mal a sus amigos mientras estos se reían
divertidos, y la pelirroja ponía una sonrisa arrógate solo para fastidiar un
poco a su novio.
— ¡DETÉNGASE! ¡SE LO PROHÍBO! —rugió tío Vernon aterrado.
Tía Petunia dejó escapar un gemido de horror.
—Voy a romperles la cabeza —dijo Hagrid—. Harry debes saber que eres un
mago.
-Muy directo- dijo Arthur- de esa forma no te creerá
Hagrid.
-Sí, te falto un poquito de tacto- apoyo Lily.
Se produjo un silencio en la cabaña. Sólo podía oírse el mar y el
silbido del viento.
—¿Que soy qué? —dijo Harry con voz entrecortada.
—Un mago —respondió Hagrid, sentándose otra vez en el sofá, que crujió
y se hundió—. Y muy bueno, debo añadir, en cuanto te hayas entrenado un poco.
Con unos padres como los tuyos ¿qué otra cosa podías ser? Y creo que ya es hora
de que leas la carta.
Harry extendió la mano para coger, finalmente, el sobre amarillento,
dirigido, con tinta verde esmeralda al «Señor H. Potter, El Suelo de la Cabaña
en la Roca, El Mar». Sacó la carta y leyó:
-¡¡Por fin!!- gritaron los merodeadores y los
gemelos.
COLEGIO HOGWARTS DE MAGIA
Director: Albus Dumbledore
(Orden de Merlín, Primera Clase,
Gran Hechicero, Jefe de Magos,
Jefe Supremo, Confederación
Internacional de Magos).
Querido señor Potter:
Tenemos el placer de informarle de que dispone de
una plaza en el Colegio Hogwarts de Magia. Por favor, observe la lista del
equipo y los libros necesarios.
Las clases comienzan el 1 de septiembre. Esperamos
su lechuza antes del 31 de julio.
Muy cordialmente, Minerva McGonagall
Directora adjunta
Las preguntas estallaban en la cabeza de Harry como fuegos
artificiales, y no sabía cuál era la primera. Después de unos minutos,
tartamudeó:
— ¿Qué quiere decir eso de que esperan mi lechuza?
-Valla, sí que tiene en orden sus prioridades-
comento el animago ganándose un golpe de los Potter.
—Gorgonas galopantes, ahora me acuerdo —dijo Hagrid, golpeándose la
frente con tanta fuerza como para derribar un caballo. De otro bolsillo sacó
una lechuza, una gran pluma y un rollo de pergamino. Con la lengua entre los
dientes, escribió una nota que Harry pudo leer al revés.
Querido señor Dumbledore:
Entregué a Harry su carta. Lo llevo mañana a comprar
sus cosas.
El tiempo es horrible. Espero que usted esté bien.
Hagrid
Hagrid enrolló la nota y se la dio a la lechuza, que la cogió con el
pico. Después fue hasta la puerta y lanzó a la lechuza en la tormenta. Entonces
volvió y se sentó, como si aquello fuera tan normal como hablar por teléfono.
-Es que para nosotros si es normal- comento Andrómeda
sin poder evitarlo.
-En lo personal yo quisiera saber cómo funciona ese
telecono- comento con emoción un pelirrojo.
-Arthur no es momento para eso- le reclamo su esposa
-Si querida.
Harry se dio cuenta de que tenía la boca abierta y la cerró
rápidamente.
—¿Por dónde iba? —dijo Hagrid. Pero en aquel momento tío Vernon,
todavía con el rostro color ceniza, pero muy enfadado, se acercó a la chimenea.
—Él no irá —dijo.
Hagrid gruñó.
—Me gustaría ver a un gran muggle como usted deteniéndolo a él —dijo.
—¿Un qué? —preguntó interesado Harry
-Un muggle, una persona sin magia- contesto Lily.
-He cariño, te das cuenta que le estas respondiendo
a un libro-comento con cuidado su novio.
La chica le envió una mirada fulminante pero no dijo
nada ya que tenía razón.
—Un muggle —respondió Hagrid—. Es como llamamos a la gente «no-mágica»
como ellos. Y tuviste la mala suerte de crecer en una familia de los más
grandes muggles que haya visto.
—Cuando lo adoptamos, juramos que íbamos a detener toda esa porquería
—dijo tío Vernon—. ¡Juramos que la íbamos a sacar de él! ¡Un mago, ni más ni
menos!
—¿Vosotros lo sabíais? —preguntó Harry—. ¿Vosotros sabíais que yo
era... un mago?
-Por supuesto que lo sabía- gritaron muchos.
— ¡Saber! —chilló de pronto tía Petunia—. ¡Saber! ¡Por supuesto que lo
sabíamos! ¿Cómo no ibas a serlo, siendo lo que era mi condenada hermana?
Todos la que la conocían bufaron ante eso
Oh, ella recibió una carta como ésta de ese... ese colegio, y
desapareció, y volvía a casa para las vacaciones con los bolsillos llenos de
ranas, y convertía las tazas de té en ratas.
-¿Cómo podías hacer eso?- preguntaron intrigados
Sirius Fabián y Gideon.
-A los que tiene padres muggles les permiten hacer
magia unos días para demostrarle el avance a
nuestros padres- comento con simpleza.
Yo era la única que la veía tal como era: ¡una monstruosidad! Pero
para mi madre y mi padre, oh no, para ellos era «Lily hizo esto» y «Lily hizo
esto otro». ¡Estaban orgullosos de tener una bruja en la familia!
Se detuvo para respirar profundamente y luego continuó. Parecía que
hacía años que deseaba decir todo aquello.
—Luego conoció a ese Potter en el colegio y se fueron y se casaron y
te tuvieron a ti, y por supuesto que yo sabía que ibas a ser igual, igual de
raro, un... un anormal.
Una gran cantidad de gritos maldiciones e insultos
se dejaron escuchar por todo el largo y ancho del gran comedor, incluso algunos
profesores se escudaron con el ruido para expresas sus propios improperios. Después
de casi diez minutos que tardaron en calmarse regresaron a la lectura.
¡Y luego, como si no fuera poco, hubo esa explosión y nosotros tuvimos
que quedarnos contigo!
Harry se había puesto muy pálido. Tan pronto como recuperó la voz,
preguntó:
—¿Explosión? ¡Me dijisteis que habían muerto en un accidente de coche!
—¿ACCIDENTE DE COCHE? —rugió Hagrid dando un salto, tan enfadado que los
Dursley volvieron al rincón—. ¿Cómo iban a poder morir Lily y James Potter en
un accidente de coche? ¡Eso es un ultraje! ¡Un escándalo! ¡Que Harry Potter no
conozca su propia historia, cuando cada chico de nuestro mundo conoce su
nombre!
—Pero ¿por qué? ¿Qué sucedió? —preguntó Harry con tono de apremio.
-Hay Hagrid, siempre hablando más de la cuenta-
comentó por lo bajo la profesora McGonagall, al parecer todo seguía igual.
La furia se desvaneció del rostro de Hagrid. De pronto parecía
nervioso.
—Nunca habría esperado algo así —dijo en voz baja y con aire
preocupado—. No tenía ni idea. Cuando Dumbledore me dijo que podía tener
problemas para llegar a ti, no sabía que sería hasta este punto. Ah, Harry, no
sé si soy la persona apropiada para decírtelo, pero alguien debe hacerlo. No
puedes ir a Hogwarts sin saberlo.
Lanzó una mirada despectiva a los Dursley.
Todos se preguntaban qué le contaría la joven
Potter, todos habían escuchado de parte de Dumbledore la confianza que este le
tenía, pero o creían que supiera toda la historia, por otra parte, eso
desvelaría un poco más el misterio que rodeaba la caída de Voldemort y del bebe
que en su momento era Harry.
—Bueno, es mejor que sepas todo lo que yo puedo decirte... porque no
puedo decírtelo todo. Es un gran misterio, al menos una parte...
Se sentó, miró fijamente al fuego durante unos instantes, y luego
continuó.
—Comienza, supongo, con... con una persona llamada... pero es
increíble que no sepas su nombre, todos en nuestro mundo lo saben...
—¿Quién?
—Bueno... no me gusta decir el nombre si puedo evitarlo. Nadie lo
dice.
—¿Por qué no?
-Por cobardía-dijeron algunos
-Por ignorancia- dijeron otros
-Por precaución- pensó Alastor.
—Gárgolas galopantes, Harry, la gente todavía tiene miedo. Vaya, esto
es difícil. Mira, estaba ese mago que se volvió... malo. Tan malo como te
puedas imaginar. Peor. Peor que peor. Su nombre era...
Hagrid tragó, pero no le salía la voz.
—¿Quiere escribirlo? —sugirió Harry.
—No... no sé cómo se escribe. Está bien... Voldemort. —Hagrid se
estremeció al igual que muchos de los
estaban oyendo la historia.
-El pequeño cornamenta logo lo que nosotros nunca
pudimos- cemento Sirius.
-Ese es mi pequeño- lo alabo James.
-No tienen ni idea– peso la profesora McGonagall del
futuro recordando las hazañas de su estudiante.
No me lo hagas repetir. De todos modos, este... este mago, hace unos
veinte años, comenzó a buscar seguidores. Y los consiguió. Algunos porque le
tenían miedo, otros sólo querían un poco de su poder, porque él iba
consiguiendo poder. Eran días negros, Harry. No se sabía en quién confiar, uno
no se animaba a hacerse amigo de magos o brujas desconocidos... Sucedían cosas
terribles. Él se estaba apoderando de todo. Por supuesto, algunos se le opusieron
y él los mató. Horrible. Uno de los pocos lugares seguros era Hogwarts. Hay que
considerar que Dumbledore era el único al que Quien-tú-sabes temía. No se
atrevía a apoderarse del colegio, no entonces, al menos.
La descripción que leían en el libro los alertaba a
todos, aun cuando se tratara de la época que estaban viviendo no lo podían
creer, la situación era difícil pero no hasta ese punto como lo describía el
hombretón, solo algunos en el gran comedor supieron en verdad porque había
tanta diferencia entre lo que vivían y lo que se leía, y la respuesta era que muy
pronto la situación iba a empeorar.
»Ahora bien, tu madre y tú padre eran la mejor bruja y el mejor mago
que yo he conocido nunca. ¡En su época de Hogwarts eran los primeros! Supongo
que el misterio es por qué Quien-tú-sabes nunca había tratado de ponerlos de su
parte... Probablemente sabía que estaban demasiado cerca de Dumbledore para
querer tener algo que ver con el Lado Oscuro.
-Aunque no estuviéramos cerca de Dumbledore, nunca
no uniríamos a él- dijo despectivamente la pelirroja haciendo que sus amigos
asintieran.
»Tal vez pensó que podía persuadirlos... O quizá simplemente quería
quitarlos de en medio. Lo que todos saben es que él apareció en el pueblo donde
vosotros vivíais, el día de Halloween, hace diez años. Tú tenías un año. Él fue
a vuestra casa y... y...
Lily y James se abrazaron fuertemente el uno al
otro, aun no asimilaban que morirían y peor aún, que dejarían a su pequeño hijo
a su suerte, teniendo que vivir con esos remedos de personas a los que tenía
que llamar tíos.
De pronto, Hagrid sacó un pañuelo muy sucio y se sonó la nariz con un
sonido como el de una corneta.
—Lo siento —dijo—. Pero es tan triste... pensar que tu madre y tu
padre, la mejor gente del mundo que podrías encontrar...
Le mandaron miradas agradecidas al guardabosque,
quien a igual que el del libro estaba llorando por recordar tan lamentable
suceso.
»Quien-tú-sabes los mató. Y entonces... y ése es el verdadero misterio
del asunto... también trató de matarte a ti. Supongo que quería hacer un trabajo
limpio, o tal vez, para entonces, disfrutaba matando. Pero no pudo hacerlo.
¿Nunca te preguntaste cómo te hiciste esa marca en la frente? No es un corte
común. Sucedió cuando una poderosa maldición diabólica te tocó. Fue la que
terminó con tu madre, tu padre y la casa, pero no funcionó contigo, y por eso
eres famoso, Harry. Nadie a quien él hubiera decidido matar sobrevivió, nadie
excepto tú, y eso que acabó con algunas de las mejores brujas y de los mejores
magos de la época (los McKinnons, los Bones, los Prewetts...)
-¡¡NO!!- grito Molly al escucharlo.
-Tam… también nosotros Gideon
-Así parece Fabián- los dos estaban sorprendidos.
Y tú eras muy pequeño. Pero
sobreviviste.
Algo muy doloroso estaba sucediendo en la mente de Harry. Mientras
Hagrid iba terminando la historia, vio otra vez la cegadora luz verde con más
claridad de lo que la había recordado antes y, por primera vez en su vida, se
acordó de algo más, de una risa cruel, aguda y fría.
-Oh por merlín- exclamaron Lily, Molly y Andrómeda,
las tres eran madres y no podían creer ni mucho menos soportar que un niño
cargara con ese peso.
Hagrid lo miraba con tristeza.
—Yo mismo te saqué de la casa en ruinas, por orden de Dumbledore. Y te
llevé con esta gente...
—Tonterías —dijo tío Vernon.
Harry dio un respingo. Casi había olvidado que los Dursley estaban
allí. Tío Vernon parecía haber recuperado su valor. Miraba con rabia a Hagrid y
tenía los puños cerrados.
-Veamos cuanto le dura su valor-comento canuto.
—Ahora escucha esto, chico —gruñó—: acepto que haya algo extraño
acerca de ti, probablemente nada que unos buenos golpes no curen.
-Eso es imposible, no le pueden quitar la magia a un
mago- increparon Remus y varios profesores.
Y todo eso sobre tus padres... Bien, eran raros, no lo niego y, en mi
opinión, el mundo está mejor sin ellos... Recibieron lo que buscaban, al
mezclarse con esos brujos... Es lo que yo esperaba: siempre supe que iban a terminar
mal...
-Esos malditos muggles- increpo la profesora
McGonagall- como se atreve a decir tales cosas.
-Y más enfrente de un niño se solo once años- apoyo Andrómeda
-Ustedes, espero que hagan algo bueno con ese
maldito- le dijo Molly a sus hermanos.
-Descuida hermanita, ya tenemos algo en mente- aseguraron
mientras apretaban los puños.
-Entonces agréguenla al pergamino- dijo Sirius
pasándoles el papel después de que él, Remus, James Lily y Dora agregaran un
par de cosas.
Pero en aquel momento Hagrid se levantó del sofá y sacó de su abrigo
un paraguas rosado. Apuntando a tío Vernon, como con una espada, dijo:
—Le prevengo, Dursley, le estoy avisando, una palabra más y...
Ante el peligro de ser alanceado por la punta de un paraguas empuñado
por un gigante barbudo, el valor de tío Vernon desapareció otra vez. Se aplastó
contra la pared y permaneció en silencio.
-El quinto susto- comento Nymphadora.- aquí se
define todo, uno más y Remus gana
—Así está mejor —dijo Hagrid, respirando con dificultad y sentándose
otra vez en el sofá, que aquella vez se aplastó hasta el suelo.
Harry, entre tanto, todavía tenía preguntas que hacer, cientos de
ellas.
—Pero ¿qué sucedió con Vol... Perdón, quiero decir con
Quién-usted-sabe?
-Esa es una buena pregunta- hablo Alastor
interesado.
-No tienes que temerle al nombre mi niño- dijo por
lo bajo Lily viendo el ibro.
—Buena pregunta, Harry Desapareció. Se desvaneció. La misma noche que
trató de matarte. Eso te hizo aún más famoso. Ése es el mayor misterio,
sabes... Se estaba volviendo más y más poderoso... ¿Por qué se fue?
»Algunos dicen que murió. No creo que le quede lo suficiente de humano
para morir. Otros dicen que todavía está por ahí, esperando el momento, pero no
lo creo. La gente que estaba de su lado volvió con nosotros. Algunos salieron
como de un trance. No creen que pudieran volver a hacerlo si él regresara.
-Excepto aquellos que solo fingieron salir del
trance- comento de nuevo Alastor pero está viendo fijamente a Malfoy, lo
conocía lo suficiente como para saber que estaría dentro de ese grupo que solo
fingiría arrepentimiento.
-Parece que Alastor ya lo tiene en la mira- le dijo
Sirius a sus amigos que asintieron con alegría.
»La mayor parte de nosotros cree que todavía está en alguna parte,
pero que perdió sus poderes. Que está demasiado débil para seguir adelante.
Porque algo relacionado contigo, Harry, acabó con él. Algo sucedió aquella
noche que él no contaba con que sucedería, no sé qué fue, nadie lo sabe... Pero
algo relacionado contigo lo confundió.
Lily escuchaba todo sin poder evitar preguntarse que
fue aquello que salvo a su pequeño de tan trágico final, y si eso lo podría
volver a proteger en caso que fuera necesario. Por su parte Dumbledore
presenciaba el comportamiento de sus estudiantes, aunque no conocía los detales
de lo ocurrido aquella noche, creía saber qué fue lo que protegió al pequeño
Harry.
Hagrid miró a Harry con afecto y respeto, pero Harry, en lugar de
sentirse complacido y orgulloso, estaba casi seguro de que había una terrible
equivocación. ¿Un mago? ¿Él? ¿Cómo era posible?
-Es lógico que se sienta así, incluso yo tuve
dificultades para créelo aun cuando la profesora McGonagall me lo explico con
detalle- menciono Lily
Había estado toda la vida bajo los golpes de Dudley y el miedo que le
inspiraban tía Petunia y tío Vernon. Si realmente era un mago, ¿por qué no los
había convertido en sapos llenos de verrugas cada vez que lo encerraban en la
alacena? Si alguna vez derrotó al más grande brujo del mundo, ¿cómo es que Dudley
siempre podía pegarle patadas como si fuera una pelota?
-Ese maldito hijo de…- increpo James al tiempo que
sus amigos lo sujetaban y le quitaban la varita, cuando se molestaba tenía la
mala costumbre de romper y tirar todo lo que tenía enfrente.
Aun cuando también estuviera indignada la pelirroja
se acercó a su novio y logro calmarlo con un par de besos, se volvieron a
sentar lo más cerca que podían jugando con el cabello del otro para relajarse.
—Hagrid —dijo con calma—, creo que está equivocado. No creo que yo
pueda ser un mago.
Para su sorpresa, Hagrid se rió entre dientes.
—No eres un mago, ¿eh? ¿Nunca haces que sucedan cosas cuando estás
asustado o enfadado?
Harry contempló el fuego. Si pensaba en ello... todas las cosas raras
que habían hecho que sus tíos se enfadaran con él, habían sucedido cuando él,
Harry, estaba molesto o enfadado: perseguido por la banda de Dudley, de golpe
se había encontrado fuera de su alcance; temeroso de ir al colegio con aquel
ridículo corte de pelo, éste le había crecido de nuevo y, la última vez que
Dudley le pegó, ¿no se vengó de él, aunque sin darse cuenta de que lo estaba
haciendo? ¿No le había soltado encima la boa constrictor?
-Sin duda hacia muchas cosas- comento Fabián.
-Si eran más impresionantes de lo que nosotros
hacíamos- le siguió Gideon.
-Ese chico realmente tiene una gran cantidad de
magia- dijo Alastor con una siniestra sonrisa- será un gran mago después de que
se entrena adecuadamente.
Harry miró de nuevo a Hagrid, sonriendo, y vio que el gigante lo
miraba radiante.
—¿Te das cuenta? —dijo Hagrid—. Conque Harry Potter no es un mago...
Ya verás, serás muy famoso en Hogwarts.
Pero tío Vernon no iba a rendirse sin luchar.
—¿No le hemos dicho que no irá? —dijo con desagrado—. Irá a la escuela
secundaria Stonewall y nos dará las gracias por ello. Ya he leído esas cartas y
necesitará toda clase de porquerías: libros de hechizos, varitas y...
-Claro que no, su lugar se encentra en Hogwarts-
reclamaron varios profesores a quienes les gustaría tener al chico en sus
clases.
—Si él quiere ir, un gran muggle como usted no lo detendrá —gruñó
Hagrid—. ¡Detener al hijo de Lily y James Potter para que no vaya a Hogwarts!
Está loco. Su nombre está apuntado casi desde que nació. Irá al mejor colegio
de magia del mundo. Siete años allí y no se conocerá a sí mismo. Estará con
jóvenes de su misma clase, lo que será un cambio. Y estará con el más grande
director que Hogwarts haya tenido: Albus Dumbled...
—¡NO VOY A PAGAR PARA QUE ALGÚN CHIFLADO VIEJO TONTO LE ENSEÑE TRUCOS
DE MAGIA! —gritó tío Vernon.
-Oh no, no debió decir eso- dijo Remus.
-Cierto, está dentro de las cinco cosas que nunca
debes hacer-apoyaron sus amigos y todos los que sabían de que hablaban
asintieron.
Pero aquella vez había ido demasiado lejos. Hagrid empuñó su paraguas
y lo agitó sobre su cabeza.
—¡NUNCA... —bramó— INSULTE-A-ALBUS-DUMBLEDORE-EN-MI-PRESENCIA!
Agitó el paraguas en el aire para apuntar a Dudley. Se produjo un
relámpago de luz violeta, un sonido como de un petardo, un agudo chillido y, al
momento siguiente, Dudley saltaba, con las manos sobre su gordo trasero,
mientras gemía de dolor. Cuando les dio la espalda, Harry vio una rizada cola
de cerdo que salía a través de un agujero en los pantalones.
Las risas inundaron el gran comedor después de leer
esa parte, los gemelos Prewett y los merodeadores son los que reían con mayor
intensidad, con esfuerzo tomaron el pergamino donde anotaban sus bromas y
tacharon una de ellas, por desgracia para ellos Hagrid se les había adelantado.
Tío Vernon rugió. Empujó a tía Petunia y a Dudley a la otra
habitación, lanzó una última mirada aterrorizada a Hagrid y cerró con fuerza la
puerta detrás de ellos.
Hagrid miró su paraguas y se tiró de la barba.
—No debería enfadarme —dijo con pesar—, pero a lo mejor no ha
funcionado. Quise convertirlo en un cerdo, pero supongo que ya se parece mucho a
un cerdo y no había mucho por hacer.
Las risas se duplicaron con el comentario del semi
gigante.
-En serio Hagrid eso fue genial- comento James.
-Cierto, digno de cualquiera de nosotros no Fabián
-Ciertamente Gideon- apoyo secano una lágrima.
-Al fin alguien le da su merecido a eso muggle-
hablo Lupin cando termino de reír- y por cierto Sirius paga- su amigo lo vio
extrañado- ese fue el sexto susto de la noche así que perdiste.
-¿Qué?, hay no es justo lunático, por qué no mejor…
-Ya deja de dar excusas y de actuar como princesa-
le reclamo divertido- paga- ordeno. De mala gana el hombre saco los diez galeones
que había apostado y se los entregó al castaño- fue un placer hacer negocios
contigo.
-Si como sea, de cualquier forma ese dinero ni me hacía
falta- dijo el animago.
-Pues que mejor, así pude usarlo para comprar más
chocolate que después me puedo robar- comento la peli rosa alegre.
-Nymphadora que modales son esos- le riño su madre
haciéndola reír.
Pero lo que no vieron fueron las miradas asesinas
que el club de fans del castaño le lanzo a la joven cuando vieron que ese
cometario había hecho reír tan abiertamente a su objeto de admiración.
Miró de reojo a Harry, bajo sus cejas pobladas.
—Te agradecería que no le mencionaras esto a nadie de Hogwarts —dijo—.
Yo... bien, no me está permitido hacer magia, hablando estrictamente. Conseguí
permiso para hacer un poquito, para que te llegaran las cartas y todo eso...
Era una de las razones por las que quería este trabajo...
—¿Por qué no le está permitido hacer magia? —preguntó Harry.
Lily tomo el pergamino donde ella asía sus
anotaciones personales y escribió unas cuotas palabras más.-no es bueno ser tan
curioso- murmuro la joven.
—Bueno... yo fui también a Hogwarts y, si he de ser franco, me
expulsaron. En el tercer año. Me rompieron la varita en dos. Pero Dumbledore dejó
que me quedara como guardabosques. Es un gran hombre.
— ¿Por qué lo expulsaron?
A pelirroja negó con la cabeza mitad molesta mitad
divertida. Tendría mucho trabajo para educar a ese pequeño como era debido.
—Se está haciendo tarde y tenemos muchas cosas que hacer mañana —dijo
Hagrid en voz alta—. Tenemos que ir a la ciudad y conseguirte los libros y todo
lo demás.
Se quitó su grueso abrigo negro y se lo entregó a Harry
—Puedes taparte con esto —dijo—. No te preocupes si algo se agita.
Creo que todavía tengo lirones en un bolsillo.
-¿Lirones, es sus bolsillos?- comentó un chico de Ravenclaw
-Tenía una lechuza viva en sus bolsillo, que te sorprende-
corearon los gemelos.
-Muy bien eso es suficiente por hoy, todo el mundo a
dormir- ordeno Dumbledore ante la satisfacciones de unos y molestia de otros.
-Pero profesor usted dijo que el tiempo afuera
estaría detenido, yo digo que continuemos con la lectura- reclamo James que fue
apoyado por muchos de sus compañeros.
-El tiempo estará congelado, pero el cansancio
persiste joven Potter- exclamo el director- estos libros están aquí para
aprender de ellos y evitar las calamidades que se avecinan, hasta el más
insignificante detalle en ellos puede marcar la diferencia entre la victoria y
la derrota, no nos podemos dar el lujo de dejar cosas que pueden ser
trascendentales solo porque nuestras mentes y cuerpos se encuentren agotados.
Después del discurso del profesor nadie más reclamo
nada, los alumnos fueron saliendo del comedor directo a sus salas comunes excepto
el “grupo selecto” que se acercó a la puerta de la sala de menesteres que
acababa de aparecer.
Como horas antes se los había dicho Dumbledore el cuarto
estaba muy diferente, ahora era una sala circular donde se encontraban un gran
número de puertas, cada uno tenía un letreo que señalaba de quien era el
cuarto, los Weasley, los gemelos Prewett, los Malfoy Remus, Dora (así decía el
letrero de su habitación) los Tonks y así sucesivamente. Cada uno fue entrando
a su habitación admirándose de lo bien equipada que estaba, Lily estaba a punto
de entrar en su cuarto cuando.
-Lily espera- James le estaba hablando.
-Sí ¿qué ocurre?- le pregunto
-he nada importante, es solo que tú sabes- estaba un
poco nervioso- podríamos dormir juntos- la joven enrojeció notablemente.
-¿Do… dormir juntos?- repitió con cierto
nerviosismo.
-Si bueno, ya sabes, somos novios, nos vamos casar, tendremos un hijo, qué más da que
durmamos juntos- platico- no pasara nada indebido entre nosotros, claro a no
ser que tú quieras- termino en su tono seductor.
-Compórtate Potter- le reprendió con severidad
caminado el tramo que faltaba para llegar a su puerta. La abrió y entro a su
habitación, pero antes de serrarla no pudo preguntar en el mismo tono seductor
de su futuro esposo- ¿no vas a venir?
El azabache que pensó que su propuesta había sido
rechazada se sorprendió al oír eso, pero sin dudar un segundo fue directo al
cuarto cerrando la puerta tras de él al tiempo que la puerta que decía James Potter
desaparecía (pues ya no la necesitaban) y el letrero que decía Lily Evans
cambiaba para decir ahora Lily y James Potter.
No hay comentarios:
Publicar un comentario