-Bien- hablo Remus dándole la vuelta a la página- el título del
capítulo es “La predicción de la profesora Trelawney”- todos se vieron entre
ellos.
-¿Qué?, más desgracias inventadas por esa…
-No Sirius- le interrumpió Harry- en esta ocasión si se trata de una
profecía real- eso dejo impresionado a más de uno, mientras que el resto lo
veían sin creerlo.
-¡Ya lo ven!- expreso de inmediato Parvati con el completo apoyo de
Lavender- la profesora Trelawney no es ninguna charlatana
-Pero tampoco es una vidente completa- le revalido Hermione- ella no
tiene control sobre su habilidad y mucho menos es consiente cuando se
manifiesta.
-Esperen, entonces ella, ¿en verdad puede hacer predicciones?-
pregunto Sirius sin poderlo creer aun.
-Muy ocasionalmente, pero si- respondió Ron
La euforia por haber ganado la copa de quidditch le
duró a Harry al menos una semana. Incluso el clima pareció celebrarlo. A medida
que se aproximaba junio, los días se volvieron menos nublados y más calurosos,
y lo que a todo el mundo le apetecía era pasear por los terrenos del colegio y
dejarse caer en la hierba, con grandes cantidades de zumo de calabaza bien
frío, o tal vez jugando una partida improvisada de gobstones, o viendo los
fantásticos movimientos del calamar gigante por la superficie del lago.
-Se escucha genial esa descripción- aseguro Sirius todo relajado.
-Lástima que estén en un colegio y tienen deberes y exámenes que
realizar- intervino Remus para molestia del animago.
-Hay lunático, ¿por qué siempre tienes que salir con tus cosas?- le
reclamo para la diversión de muchos.
-Pero es cierto, se tienen que enfocar en lo que deben hacer- aseguro
Rose.
-Ya anímate canuto- le dijo James- además, yo quisiera sabe qué tipo de
examen les pondrá nuestro merodeador compañero- una sonrisa un poco divertida
apareció en sus rostros, eso les levanto un poco el ánimo.
Pero no podían hacerlo. Los exámenes se echaban
encima y, en lugar de holgazanear, los estudiantes tenían que permanecer dentro
del castillo haciendo enormes esfuerzos por concentrarse mientras por las
ventanas entraban tentadoras ráfagas de aire estival.
-Debería de ser un crimen estar estudiando con un hermosos día soleado
afuera- aseguro James “S”.
-En ese caso me encargare de darle dobles o tiples deberes cuando haya
mal clima- rebatió la profesora McGonagall consiguiendo que al joven Potter se
le ensombreciera la mirada.
-Tal vez así se te quite lo hablador hermanito- se burló Albus.
Incluso se había visto trabajar a Fred y a George
Weasley; estaban a punto de obtener el TIMO (Título Indispensable de Magia
Ordinaria).
-Para lo que les sirvió- comento Ron- a mamá no le gustó nada los
resultados de sus exámenes.
-Bueno, después de todo ellos tenían sus propios planes para el
futuro- agrego Hermione.
Percy se preparaba para el ÉXTASIS (Exámenes
Terribles de Alta Sabiduría e Invocaciones Secretas), la titulación más alta
que ofrecía Hogwarts.
-Y con lo insoportable que se puso cuando recibió sus resultados- comento
Fred.
-Y después cuando consiguió puesto en el ministerio estaba igual-
agrego George- y después salió con eso
Los hermanos Weasley sabían muy bien que era a lo que se refería
George, un error que Percy aun cargaba a cuestas por la expresión de tristeza a
adquirió en ese momento.
Como Percy quería entrar en el Ministerio de Magia,
necesitaba las máximas puntuaciones. Se ponía cada vez más nervioso y castigaba
muy severamente a cualquiera que interrumpiera por las tardes el silencio de la
sala común.
-Cielos, ni Lily ni lunático se han puestos tan histéricos por los
exámenes- comento Sirius.
-Y nosotros fuimos los que pagamos el precio de su histeria- agrego
Deán- eso opacaba en parte la alegría del partido.
De hecho, la única persona que parecía estar más
nerviosa que Percy era Hermione.
-Lógico- dijeron varias voces a la vez.
-Pero bueno, al menos así no creo que la tomen por sorpresa los TIMOS
o EXTASIS- comento Seamus.
Harry y Ron habían dejado de preguntarle cómo se las
apañaba para acudir a la vez a varias clases, pero no pudieron contenerse
cuando vieron el calendario de exámenes que tenía. La primera columna indicaba:
LUNES
9 en punto: Aritmancia
9 en punto: Transformaciones
Comida
1 en punto: Encantamientos
1 en punto: Runas Antiguas
-Cuatro exámenes el mismo día y la hora de dos de ellos son iguales a
los otros dos- comento Sirius.
-Muchas gracias Sirius, si no lo dices ni nos damos cuenta- ironizo
Marlene.
-Ho bueno saben que lo digo- exclamó el animago- el tener diferentes
clases a la misma hora es una cosa, pero ni ella podría realizar dos exámenes
simultáneamente- explico.
-Debe de tenerlo en cuenta Sirius- aseguro Alice- ya debió de haber
previsto algo como eso y debió de haberse preparado- la gran mayoría esperaba
saber cuáles serían esas preparaciones.
— ¿Hermione? —dijo Ron con cautela, porque aquellos
días saltaba fácilmente cuando la interrumpían—. Eeeh... ¿estás segura de que
has copiado bien el calendario de exámenes?
—¿Qué? —dijo Hermione bruscamente, cogiendo el
calendario y observándolo—. Claro que lo he copiado bien.
—¿Serviría de algo preguntarte cómo vas a hacer dos
exámenes a la vez? —le dijo Harry.
—No —respondió Hermione lacónicamente
-No puedo creer como nos lo ocultaste todo el año- dijo por lo ajo Ron
para que solo Hermione pudiera oírlo.
-Era un secreto Ron, no podía decirles- se defendió la castaña.
—. ¿Habéis visto mi ejemplar de Numerología y
gramática?
—Sí, lo cogí para leer en la cama —dijo Ron en voz
muy baja.
-Porque si lo oía se ganaría una buena reprimida de la castaña-
aseguro Fabián.
-Si se encuentra tan estresada como Percy, sería lógico no molestarla-
apoyo Gideon.
Hermione empezó a revolver entre montañas de
pergaminos en busca del libro. Entonces se oyó un leve roce en la ventana.
Hedwig entró aleteando, con un sobre fuertemente atenazado en el pico.
—Es de Hagrid —dijo Harry, abriendo el sobre—. La
apelación de Buckbeak se ha fijado para el día 6.
—Es el día que terminamos los exámenes —observó
Hermione, que seguía buscando el libro de Aritmancia.
-El fin de los exámenes- comento Sirius- eso debe ser un buen augurio
no es así- agrego poniendo cierto énfasis en augurio, solo para molestar un
poco.
-Eso creerías, pero sigue escuchando- comento Harry.
—Y tendrá lugar aquí. Vendrá alguien del Ministerio
de Magia y un verdugo.
-¡¿Qué?!- se escucharon varias voces.
-Eso no es una apelación- espeto Charlie- pero que se creen al traer
un verdugo.
-Es evidente que para ellos la apelación solo es una mera formalidad-
aseguro Frank- solo algo para guardar las apariencias.
-Pues es una injusticia- volvió a hablar Charlie.
-Una de tantas que han cometido a lo largo de los años- agrego Ron.
Hermione levantó la vista, sobresaltada.
—¡Traen a un verdugo a la sesión de apelación! Es
como si ya estuviera decidido.
Varios bufaron ante eso, eso era justamente lo que había pasado, eso
era una verdadera injusticia.
—Sí, eso parece —dijo Harry pensativo.
—¡No pueden hacerlo! —Gritó Ron—. ¡He pasado años
leyendo cosas para su defensa! ¡No pueden pasarlo todo por alto!
-Creo que es lo que menos les preocuparía a la gente del ministerio-
comento Kingsley- el juicio de un hipogrifo no sería de su importancia.
-Y todo por esos cobardes que no se atreven ir en contra de Malfoy-
espeto Victorie.
Pero Harry tenía la horrible sensación de que la
Comisión para las Criaturas Peligrosas había tomado ya su decisión, presionada
por el señor Malfoy.
-No hay duda que ese maldito tiene algo ver- espeto James- solo está
buscando formas de fastidiar todo el mundo.
-Pero después seremos nosotros quienes lo fastidiemos- salto Sirius-
en ese tiempo tal vez se salvó pero veré la forma de que el maldito termine en
Azkabán
Alastor y Frank asintieron en aprobación por sus palabras, la verdad
no podían creer que hubieran permitido que él continuara libre después de la
caída de Voldemort.
Draco, que había estado notablemente apagado desde
el triunfo de Gryffindor en la final de quidditch, había recuperado parte de su
anterior petulancia. Por los comentarios socarrones que entreoía Harry, Malfoy
estaba seguro de que matarían a Buckbeak, y parecía encantado de ser el
causante.
Varias miradas de rencor y odio se posaron sobre el rubio en ese
momento, ya se estaba haciendo algo recurrente y no había posibilidades de que
eso cambiara, si bien él también se la pasó mal durante el ascenso de Voldemort
dudaba que eso ayudara a su situación, y más porque no creía que apareciera en
los libros por lo tuvo que pasar.
Lo único que podía hacer Harry era contenerse para
no imitar a Hermione cuando abofeteó a Malfoy.
-Aunque sería muy satisfactorio darle un buen golpe.
-Fred- le reclamo Molly.
-No sería bueno para ninguno que se pusieran a pelear, no importa las
circunstancias- aseguro Arthur.
Y lo peor de todo era que no tenían tiempo ni
ocasión de visitar a Hagrid, porque las nuevas y estrictas medidas de seguridad
no se habían levantado, y Harry no se atrevía a recoger la capa invisible del
interior de la estatua de la bruja.
-Sin duda Snape estaría al pendiente si llegaras a asar por ahí-
comento Ted.
-Si tan solo lunático no le hubiera quitado el mapa podría planear una
forma de recuperar la capa.
-Pero esa no es la única manera- agrego Dora- Ron o Hermione también
podrían ir por ella.
-Pero también se vería un poco sospechoso, no es un misterio lo unidos
que están ellos o si- puntualizo Teddy.
-Pero seguiría siendo la mejor opción para recuperar la capa- aseguro
Albus.
Comenzó la semana de exámenes y el castillo se sumió
en un inusitado silencio. Los alumnos de tercero salieron del examen de
Transformaciones el lunes a la hora de la comida, agotados y lívidos,
comparando lo que habían hecho y quejándose de la dificultad de los ejercicios,
consistentes en transformar una tetera en tortuga.
-Recuerdo esa prueba- comento James- sin duda es muy difícil de
realizar, e nuestra clase solo Lily y yo conseguimos hacerlo bien.
-¿En serio?- dijo incrédulo James “S”.
-Sí, la clase de transformaciones siempre fue la que mejor se me daba-
aseguro- y Lily bueno, ella era buena en casi todo pero siempre sobresalió en
pociones.
-Es una lástima que Harry no heredara eso de ella- comento en tono
burlón Hermione.
-Hey- le reclamo de inmediato el azabache.
Hermione irritó a todos porque juraba que su tortuga
era mucho más galápago, cosa que a los demás les traía sin cuidado.
-Pero aun así conseguiste hacerlo- comento Remus- más de alguno debió
de dejar alguna característica de la tetera, eso es lo que les puede restar
puntos.
La mía tenía un pitorro en vez de cola. ¡Qué
pesadilla...!
—¿Las tortugas echan vapor por la boca?
—La mía seguía teniendo un sauce dibujado en el
caparazón. ¿Creéis que me quitarán puntos?
-Menos de los puntos que le quitarían al que conservo el pitorro-
aseguro Teddy- recuerdo que cuando yo lo intente se quedó con la aza de la
tetera en el caparazón.
Después de una comida apresurada, la clase volvió a
subir para el examen de Encantamientos. Hermione había tenido razón: el
profesor Flitwick puso en el examen los encantamientos estimulantes. Harry, por
los nervios, exageró un poco el suyo, y Ron, que era su pareja en el ejercicio,
se echó a reír como un histérico. Tuvieron que llevárselo a un aula vacía y
dejarlo allí una hora, hasta que estuvo en condiciones de llevar a cabo el
encantamiento.
-Que tardo bastante, fui el último en presentar el examen- comento
Ron.
-Al menos debiste de estar relajado cuando te toco hacerlo- comento
Hugo lo que su padre sonrió, la verdad
es no estaba preocupado.
Después de cenar; los alumnos se fueron
inmediatamente a sus respectivas salas comunes, pero no a relajarse, sino a
repasar Cuidado de Criaturas Mágicas, Pociones y Astronomía.
-No creo que cuidado de criaturas mágicas sea un problema- comento
Scorpius- en el estado actual de Hagrid no creo que pueda preparar algo.
Remus continuo leyendo que el examen del semi gigante consistía en
mantener vivo a un gusarajo, lo cual se conseguía mejor dejándolos solos así
que los chicos tuvieron esa oportunidad para hablar con él.
—Buckbeak está algo deprimido —les dijo Hagrid
inclinándose un poco, haciendo como que comprobaba que el gusarajo de Harry
seguía vivo—. Ha estado encerrado demasiado tiempo. Pero... en cualquier caso,
pasado mañana lo sabremos.
-Lo comprendo- aseguro Sirius- toda su vida disfrutando su libertad
volando por los terrenos, y ahora tener que estar encerrado y encadenado, no
debe ser agradable
En ese momento el joven bajo un poco la mirada, pensando en cómo se
sentiría el hipogrifo, lo llevo a pensar en cómo se sentiría él cuando fue llevado a Azkabán, era
una idea muy deprimente, Marlene noto de inmediato la depresión del chico por
lo que lo abrazo por la cintura para que se sintiera mejor, aun cuando después
tuviera que soportar de alguna de sus clásicas insinuaciones.
Aquella tarde tuvieron el examen de Pociones: un
absoluto desastre. Por más que lo intentó, Harry no consiguió que espesara su
«receta para confundir», y Snape, vigilándolo con aire de vengativo placer,
garabateó en el espacio de la nota, antes de alejarse, algo que parecía un
cero.
Lily le mando una mirada envenenada a Severus que bajo la cabeza de
inmediato, en verdad parecía imposible que su yo del futuro pudiera separar su
deber como profesor de su rencor personal, si eso continuaba sin duda se
ganaría más expresiones de odio de su amada pelirroja.
Remus continuo leyendo acerca de los exámenes de Astronomía, historia
de la magia, en donde Harry escribió todo lo que Florean Fortescue de la
heladería le había platicado, de la clase de herbologia donde sufrieron por el
sol hasta llegar a su clase.
El penúltimo examen, la mañana del jueves, fue el de
Defensa Contra las Artes Oscuras. El profesor Lupin había preparado el examen
más raro que habían tenido hasta la fecha.
-Eso suena muy prometedor lunático- comento Sirius sobándose las
manos- espero que te luzcas
Una especie de carrera de obstáculos fuera, al sol,
en la que tenían que vadear un profundo estanque de juegos que contenía un
grindylow; atravesar una serie de agujeros llenos de gorros rojos; chapotear
por entre ciénagas sin prestar oídos a las engañosas indicaciones de un
hinkypunk; y meterse dentro del tronco de un árbol para enfrentarse con otro
boggart.
-¡Eso suena genial!- exclamaron los de la tercera generación, con la
aprobación de algunos de la primera.
-Así pondrán en práctica todo lo que vieron en una simulación de lo
que en verdad podría pasar- comento Albus.
-Sí, fue el meo reamen que hemos tenido- aseguro Deán- es una lástima
que dimitiera- agrego por lo bajo solo para sus amigos que asintieron.
-Nada mal- comenzó Alastor- y en cuanto a la defensa contra otro mago
¿qué tipo de prueba pondrías?- le interrogo.
-He no lo sé- respondió el castaño- en ese sentido un duelo entre los
estudiantes podría ser una buena forma de evaluar sus capacidades.
-Decidido, cuando acabemos con el idiota sin nariz nos encargaremos
que te pongan de profesor, aun cuando nos tome años lograrlo- aseguro James.
-Sería bueno que lo consiguieran- agrego Dora, en verdad parecía que
sería muy divertido tenerlo a él como profesor.
—Estupendo, Harry —susurró Lupin, cuando el joven
bajó sonriente del tronco—. Nota máxima.
-Esa siempre fue mi mejor clase- dijo ufano Harry.
-Contrarrestaba tus fallos en pociones- le reviro Ginny en un susurro
mientras reía y recibía una mirada ofendida de su novio.
Sonrojado por el éxito, Harry se quedó para ver a
Ron y a Hermione. Ron lo hizo muy bien hasta llegar al hinkypunk, que logró
confundirlo y que se hundiese en la ciénaga hasta la cintura.
-¿En serio?- exclamaron varios.
-Con todo lo que han pasado en los anteriores libros cualquiera diría
que ese tipo de prueba sería fácil- comento Gideon.
-Sí, no es muy diferente a todas las barreras que tuvieron que pasar
en su primer año- apoyo Fabián.
-Pero ahí estábamos los tres apoyándonos, en ese examen estábamos
completamente por nuestra cuenta- se defendió Ron.
-Pero Harry consiguió pasar por todo sin problemas- intervino George.
-Aun así Harry ha pasado por más cosas que ellos dos- esta vez fue
Lily quien respondió, y era verdad, no importaba que, parecía que siempre tenía
que estar solo cuando la situación se volvía peor.
Hermione lo hizo perfectamente hasta llegar al árbol
del boggart. Después de pasar un minuto dentro del tronco, salió gritando.
Los jóvenes en el gran comedor esperaban asustados y expectantes por
lo que segura, pero por su parte Hermione se sonrojo y bajo la mirada, sabía
perfectamente cual sería la reacción de la mayoría de los presentes cuando
leyeran que fue lo que paso dentro de aquel tronco.
— ¡Hermione! —dijo Lupin sobresaltado—. ¿Qué ocurre?
—La pro... profesora McGonagall —dijo Hermione con
voz entrecortada, señalando al interior del tronco—. Me... ¡me ha dicho que me
han suspendido en todo!
Varias carcajadas estruendosas de dejaron escuchar en ese momento,
algunos reían de una forma más modesta y en cuanto al resto se sorprendieron de
que el boggart adoptara esa forma.
-Sabes lunático- comenzó Sirius después de un rato- creo que si habría
sido bueno que dejaras a Hermione practicar en la clase.
Costó un rato tranquilizar a Hermione. Cuando por
fin se recuperó, ella, Harry y Ron volvieron al castillo. Ron seguía riéndose
del boggart de Hermione, pero cuando estaban a punto de reñir, vieron algo al
final de las escaleras.
Cornelius Fudge, sudando bajo su capa de rayas,
contemplaba desde arriba los terrenos del colegio.
-Es el momento de la apelación- comento Lily con tristeza- de seguro
lo llevaron como testigo.
Se sobresaltó al ver a Harry.
—¡Hola, Harry! —dijo—. ¿Vienes de un examen? ¿Te
falta poco para acabar?
—Sí —dijo Harry. Hermione y Ron, como no tenían
trato con el ministro de Magia, se quedaron un poco apartados.
-Pero después de poco valió el trato que tenían- espeto en voz baja
Ron.
-Lo sabemos Ron ya supéralo- le recrimino en el mismo tono Hermione-
te recuerdo que tu trabajaras en el ministerio.
-Pero no es el mismo que cuando estaba Fudge o Scrimgeour- la castaña
solo negó por la afirmación de su novio.
—Estupendo día —dijo Fudge, contemplando el lago—.
Es una pena..., es una pena... —suspiró ampliamente y miró a Harry—. Me trae un
asunto desagradable, Harry, La Comisión para las Criaturas Peligrosas solicitó
que un testigo presenciase la ejecución de un hipogrifo furioso. Como tenía que
visitar Hogwarts por lo de Black, me pidieron que entrara.
— ¿Significa eso que la revisión del caso ya ha
tenido lugar? —interrumpió Ron, dando un paso adelante.
-Y ahí dejo su timidez- cometo Ted- pero tal vez debería tener un poco
más de tacto para hablar.
—No, no. Está fijada para la tarde —dijo Fudge,
mirando a Ron con curiosidad.
-No dudo que se sorprendiera de que unos estudiantes supieran de ese
asunto- comento Kingsley.
-O que les interesada, no es como si las situación de Hagrid pudiera
guardarse en secreto- agrego Alice.
— ¡Entonces quizá no tenga que presenciar ninguna
ejecución! —dijo Ron resueltamente—. ¡El hipogrifo podría ser absuelto!
La gran mayoría quería que eso pasara, pero lamentablemente, todo
parecía que sería inútil, Remus continuo leyendo como por la puerta entraba en
ese momento dos hombres, entendieron que eran los representantes de la
comisión, uno de ellos era un anciano y el otro alguien alto y fornido con un
vote negro, este último pasaba el ancho pulgar por el filo de un hacha en su
cinto, lo que le provocó a Ron reclamar algo, pero Hermione se lo impidió.
— ¿Por qué no me has dejado? —dijo enfadado Ron,
entrando en el Gran Comedor para almorzar
-No era el momento para hablar del tema Ron- aseguro Arthur- en
especial ustedes, toda la situación depende de Hagrid.
—. ¿Los has visto? ¡Hasta llevan un hacha! ¡Eso no
es justicia!
-Era lógico- aseguro Rose- que otra cosa podría traer el verdugo al
que llamaron.
-Pobre animal- se lamentó Hugo- no es justo que no le den la mínima posibilidad para vivir.
—Ron, tu padre trabaja en el Ministerio. No puedes
ir diciéndole esas cosas a su jefe —respondió Hermione, aunque también ella
parecía muy molesta
Molly sonrió complacida, esa chica en verdad era muy consciente de las
cosas y sabia como actuar, sin duda seria la pareja adecuada para su impulsivo
hijo.
—. Si Hagrid conserva esta vez la cabeza y argumenta
adecuadamente su defensa, es posible que no ejecuten a Buckbeak...
Pero a Harry le parecía que Hermione no creía en
realidad lo que decía.
Todos se sentían de esa manera, la verdad es que si Hagrid no había
podido conseguir nada en el juicio dudaban que en esa ocasión fuera diferente.
Remus fue leyendo como todos estaban felices porque se acercaba el
final d los exámenes a excepción el trio
que estaba preocupado por lo de Buckbeak, cosa que continuo mientras Ron
y Harry se dirigían a su examen de adivinación y Hermione a estudios muggles.
—Nos va a examinar por separado —les informó
Neville, cuando se sentaron a su lado. Tenía Disipar las nieblas del futuro
abierto sobre los muslos, por las páginas dedicadas a la bola de cristal—.
¿Alguno ha visto algo alguna vez en la bola de cristal? —preguntó desanimado.
—Nanay —dijo Ron.
-Solo habrá estudiantes que creerán haber visto algo- aseguro Sirius-
en serio que la clase es un verdadero desperdicio.
-Y para que lo diga un alborotador como tu debe de ser algo serio-
agrego Marlene.
Miraba el reloj de vez en cuando. Harry se dio
cuenta de que calculaba lo que faltaba para el comienzo de la revisión del caso
de Buckbeak.
La cola de personas que había fuera del aula se
reducía muy despacio. Cada vez que bajaba alguien por la plateada escalera de
mano, los demás le preguntaban entre susurros:
—¿Qué te ha preguntado? ¿Qué tal te ha ido?
Pero nadie aclaraba nada.
—¡Me ha dicho que, según la bola de cristal, sufriré
un accidente horrible si revelo algo! —chilló Neville, bajando la escalera
hacia Harry y Ron, que acababa de llegar al rellano en ese momento.
-Muy astuta- comento Sirius- las que le son devotas no hablaran y la
mayoría les bastaría algo como eso para que no hablaran.
-Nunca paso eso con el maestro que tuvimos nosotros- aseguro James-
aunque claro el único futuro que le gustaba ver era donde estaría en su retiro.
—Es muy lista —refunfuñó Ron—. Empiezo a pensar que
Hermione tenía razón —dijo señalando la
trampilla con el dedo—: es una impostora.
Nuevamente Lavender y Parvati bufaron molestas.
-En gran media así parece- comenzó Rose- pero aun así dicen que hay
ocasiones en las que no es así.
—Sí—dijo Harry, mirando su reloj. Eran las dos—. Ojalá
se dé prisa.
Parvati bajó la escalera rebosante de orgullo.
—Me ha dicho que tengo todas las características de
una verdadera vidente —dijo a Ron y a Harry—. He visto muchísimas cosas...
Bueno, que os vaya bien.
Bajó aprisa por la escalera de caracol, hasta llegar
junto a Lavender.
Ahora fue el turno de la gran mayoría de voltear los ojos cansados e
incrédulos.
-Oigan sobrinos- comenzó Fred llamando a los de la tercera generación-
en su tiempo aun esta la clase de adivinación verdad.
-Si- respondieron James “S”, Albus, Rose y Scorpius.
-Y no saben quién la imparte. Pregunto George- algo me dice que una de ellas podría estar en
su lugar.
-Pues está el centauro y…
-¿Centauro?- dijeron varias voces a la vez, o al menos los del pasado.
-Un centauro, pero eso, como es posible- hablaba Marlene- ellos suelen
ser muy orgullosos, como termino dando clases.
-Creo que mi hermano se está adelantando a los hechos- le recrimino
Albus- y lo siento, pero ninguna de ella da clase de adivinación- respondió
pero con evidente intención de no decir nada más.
—Ronald Weasley —anunció desde arriba la voz
conocida y susurrante. Ron hizo un guiño a Harry y subió por la escalera de
plata.
Harry era el único que quedaba por examinarse. Se
sentó en el suelo, con la espalda contra la pared, escuchando una mosca que
zumbaba en la ventana soleada. Su mente estaba con Hagrid, al otro lado de los
terrenos del colegio.
Por fin, después de unos veinte minutos, los pies
grandes de Ron volvieron a aparecer en la escalera.
—¿Qué tal? —le preguntó Harry, levantándose.
—Una porquería —dijo Ron—. No conseguía ver nada,
así que me inventé algunas cosas. Pero no creo que la haya convencido...
-¿A ti no te dijo nada de que algo terrible…?
-Si lo hizo- respondió Ron interrumpiendo a Sirius- pero no le creí en
lo más mínimo- aseguro antes de agregar en voz más baja para que solo Ron
Hermione y Ginny lo escucharan- aunque después un malito perro casi me arranca
la pierna.
—Nos veremos en la sala común —musitó Harry cuando
la voz de la profesora Trelawney anunció:
— ¡Harry Potter!
Remus fue narrando como la profesora e daba la bienvenida a la
asfixiante sala mientras el chico avanzaba a la mesa donde estaba, solo para
pasar un momento tratando de ver algo con sentido dentro de la bola de cristal.
— ¿Y bien? —Le preguntó la profesora Trelawney con
delicadeza—. ¿Qué ves?
El calor y el humo aromático que salía del fuego que
había a su lado resultaban asfixiantes. Pensó en lo que Ron le había dicho y
decidió fingir.
Lily exhalo en ese momento, no consideraba que fuera algo bueno que su
hijo hiciera eso, pero por otro lado, no había mucho que pudiera hacer, su hijo
no tenía nada de vidente y en esa situación poco importaba lo que dijera
realmente.
—Eeh... —dijo Harry—. Una forma oscura...
—¿A qué se parece? —Susurró la profesora Trelawney—.
Piensa...
La mente de Harry echó a volar y aterrizó en
Buckbeak.
—Un hipogrifo —dijo con firmeza.
—¿De verdad? —Susurró la profesora Trelawney,
escribiendo deprisa y con entusiasmo en el pergamino que tenía en las
rodillas—. Muchacho, bien podrías estar contemplando la solución del problema
de Hagrid con el Ministerio de Magia. Mira más detenidamente... El hipogrifo
¿tiene cabeza?
-Esa mujer- dijo exasperado Charlie- ¿qué todo tiene que ver con la muerte
y desgracia?
—Sí —dijo Harry con seguridad.
—¿Estás seguro? —Insistió la profesora Trelawney—.
¿Totalmente seguro, Harry? ¿No lo ves tal vez retorciéndose en el suelo y con
la oscura imagen de un hombre con un hacha detrás?
—No —dijo Harry, comenzando a sentir náuseas.
-Por la descripción de la profesora o por el incienso que inunda la
sala- pregunto Frank.
-Por la descripción- aseguro Harry- aunque el incienso también había
hecho su parte.
— ¿No hay sangre? ¿No está Hagrid llorando?
—¡No! —Contestó Harry, con crecientes deseos de
abandonar la sala y aquel calor—. Parece que está bien. Está volando...
-Es lo que todos queremos- aseguro James- pero sin querer molestar a
Hagrid o al pelirrojo, debiste darle por su lado y decir que estaba muerto.
-Al final solo estas inventando lo que vez, si no predices algo
desgraciado tu calificación bajara- apoyo Sirius.
La profesora Trelawney suspiró.
—Bien, querido. Me parece que lo dejaremos aquí...
Un poco decepcionante, pero estoy segura de que has hecho todo lo que has
podido.
Varios negaron con la cabeza, muchos de los el pasado habían tomado
clases de adivinación, pero nunca tuvieron que pasar sus clases y mucho menos
sus exámenes tratando de predecir tragedia tras tragedia, la verdad es que su
maestro era mucho imparcial en cuanto al asunto.
Aliviado, Harry se levantó, cogió la mochila y se
dio la vuelta para salir. Pero entonces oyó detrás de él una voz potente y
áspera:
—Sucederá esta noche.
-Y ahora que se le ocurrirá- exclamo Charlie exasperado,
Harry dio media vuelta. La profesora Trelawney
estaba rígida en su sillón. Tenía la vista perdida y la boca abierta.
-¡¿Qué?!- exclamaron de inmediato los oyentes.
— ¿Cómo dice? —preguntó Harry.
Pero la profesora Trelawney no parecía oírle. Sus
pupilas comenzaron a moverse. Harry estaba asustado. La profesora parecía a
punto de sufrir un ataque. El muchacho no sabía si salir corriendo hacia la
enfermería. Y entonces la profesora Trelawney volvió a hablar con la misma voz
áspera, muy diferente a la suya:
—El Señor de las Tinieblas está solo y sin amigos, abandonado por sus
seguidores. Su vasallo ha estado encadenado doce años. Hoy, antes de la
medianoche, el vasallo se liberará e irá a reunirse con su amo. El Señor de las
Tinieblas se alzará de nuevo, con la ayuda de su vasallo, más grande y más
terrible que nunca. Hoy... antes de la medianoche... el vasallo... irá... a
reunirse... con su amo...
La expectación callo sobre el gran comedor, la profesora Trelawney
había conseguido algo de fama como alguien extraña, pero eso sin duda estaba
mucho más lejos de lo que pudieran pensar, pero todo parecía encajar en lo que
los chicos habían afirmado al principio del capítulo, que ella en verdad había
realizado una verdadera profecía.
Su cabeza cayó hacia delante, sobre el pecho. La
profesora Trelawney emitió un gruñido. Luego, repentinamente, volvió a levantar
la cabeza.
—Lo siento mucho, chico —añadió con voz soñolienta—.
El calor del día, ¿sabes...? Me he quedado traspuesta.
-¿Qué? ¿Cómo?- exclamaron nuevamente.
Harry se quedó allí un momento, mirándola.
—¿Pasa algo, Harry?
—Usted... acaba de decirme que... el Señor de las
Tinieblas volverá a alzarse, que su vasallo va a regresar con él...
La profesora Trelawney se sobresaltó.
—¿El Señor de las Tinieblas? ¿El que no debe
nombrarse? Querido muchacho, no se puede bromear con ese tema... Alzarse de
nuevo, Dios mío...
-Cada vez entiendo menos- aseguro Sirius.
-Un trance- atajo Lily- ella
debió de haber caído en una especie de trance.
-Pero pelirroja, ¿cómo crees que esa farsante pueda entrar en trance?
-No lo hizo voluntariamente- se defendió ella- Hermione ya lo dijo,
ella no puede controlar su videncia y tampoco es consciente cuando la usa.
-Pero vamos, ¿por qué precisamente se activaría su habilidad con Harry
ahí presente?
-Como si fuera la primera o última vez que está en el momento
equivocado en el peor momento- aseguro Albus.
-Bueno si, pero si fue algo real, ¿qué es lo que quiere decir?
-Si lo vemos de la misma forma que todos en el libro- comenzó Remus-
estaría haciendo referencia a ti- volteo a ver a Sirius- el vasallo encadenado
por doce años- recito.
-Pero no puede ser canuto- salto de inmediato James.
-No digo que lo sea, solo digo que eso parecería.
-Pero entonces ¿de quién estará hablando?- agrego con curiosidad Dora-
tal vez él es el culpable de todo lo que le paso a Sirius.
— ¡Pero usted acaba de decirlo! Usted ha dicho que
el Señor de las Tinieblas...
—Creo que tú también te has quedado dormido —repuso
la profesora Trelawney—. Desde luego, nunca predeciría algo así.
-Bueno, al menos es agradable saber que incluso ella tiene un límite
para las desgracias que puede profetizar- aseguro Victorie.
-Y en tal caso, eso ayudaría a corroborar que en verdad pudo hacer una
predicción- agrego Teddy.
Harry bajó la escalera de mano y la de caracol,
haciéndose preguntas... ¿Acababa de oír a la profesora Trelawney haciendo una
verdadera predicción? ¿O había querido acabar el examen con un final
impresionante?
Remus leyó el recorrido de Harry hasta la sala común, done los
estudiantes estaban felices por el fin de los exámenes, pensando en las
palabras de la profesora mientras se acercaba a sus amigos que estaban sentados
en un rincón.
—La profesora Trelawney me acaba de decir...
Pero se detuvo al fijarse en sus caras.
—Buckbeak ha perdido —dijo Ron con voz débil—.
Hagrid acaba de enviar esto.
Parecía que para ese momento la apelación había terminado y por la
descripción de los chicos todos comenzaron a esperar lo peor.
La nota de Hagrid estaba seca esta vez: no había
lágrimas en ella. Pero su mano parecía haber temblado tanto al escribirla que
apenas resultaba legible.
Apelación perdida. La ejecución será a la puesta del sol. No se puede
hacer nada. No vengáis. No quiero que lo veáis.
Hagrid
-Hay Hagrid, es como si no los conocieras- exclamo con tristeza Lily-
es obvio que ellos irán a verte sin importar lo que digas.
-Ella tiene razón, no te dejarían solo en ese momento, ni nosotros lo
haríamos- le apoyo James- para que no fueran aria falta no decirles nada,
—Tenemos que ir —dijo Harry de inmediato—. ¡No puede
estar allí solo, esperando al verdugo!
—Pero es a la puesta del sol —dijo Ron, mirando por
la ventana con los ojos empañados—. No nos dejarán salir, y menos a ti,
Harry...
-Tiene que recuperar la capa-
aseguro Albus- es la única forma en que
podrán salir.
-¿Ustedes han utilizado la capa para salir del colegio?- le interrogo
de inmediato Ginny a su hijo y sus amigos
-No mamá- respondió de inmediato Albus tratando de verse lo más
inocente que podía mientras rose y Scorpius asentían frente a la atenta mirada
de sus respectivas mares.
-Hay hermanita como se te ocurre preguntar eso- exclamo George.
-Es obvio que les mentirán por su propio bien- agrego Fred mientras
los chicos el futuro los veían con intenciones acecinas.
-Bueno, eso ya lo veremos después, perdón por interrumpir la lectura-
se disculpó la pelirroja viendo a Remus.
-No hay problema- le restó importancia antes de retomar la lectura.
Harry se tapó la cabeza con las manos, pensando.
—Si al menos tuviéramos la capa invisible...
—¿Dónde está? —dijo Hermione.
Harry le explicó que la había dejado en el pasadizo,
debajo de la estatua de la bruja tuerta.
—... Si Snape me vuelve a ver por allí, me veré en
un serio aprieto —concluyó.
—Eso es verdad —dijo Hermione, poniéndose en pie—.
Si te ve... ¿Cómo se abre la joroba de la bruja?
-Sorprendente- exclamo Sirius- lentamente pero con seguridad te estas
volviendo en una merodeadora, que buenos recuerdos.
-¿De qué estás hablando?- le
interrogo Marlene.
-Pues es que así fue con Remus, al principio era muy restrictivo con
nosotros pero al final termino siendo el más loco el grupo.
-Pues todo lo ven como alguien responsable, caballeroso…
-Ya pero solo era apariencia- aseguro- te dijo Marlene este es un lobo
con traje de oveja.
-¿En verdad es cierto lo que dice?- le pregunto Dora al castaño.
-Bueno, digamos que la mitad de lo que dice es completamente cierto-
respondió Remus antes de volver al libro.
—Se le dan unos golpecitos y se dice « ¡Dissendio!»
—Explicó Harry—. Pero...
Hermione no aguardó a que terminara la frase;
atravesó la sala con decisión, abrió el retrato y se perdió de vista.
— ¿Habrá ido a cogerla? —dijo Ron, mirando el punto
por donde había desaparecido la muchacha.
-Ofende que pienses lo contario sobrino- aseguro Gideon.
A eso había ido. Hermione regresó al cuarto de hora,
con la capa plateada cuidadosamente doblada y escondida bajo la túnica.
—¡Hermione, no sé qué te pasa últimamente! —dijo
Ron, sorprendido—. Primero le pegas a Malfoy, luego te vas de la clase de la
profesora Trelawney...
La joven sonrió en ese momento, siempre le gustaba cuando ron le hacia
comentarios como esos, si no fuera por sus constantes peleas tal vez hubieran
podido estar juntos desde hacía mucho tiempo.
Hermione se sintió halagada.
Remus fue leyendo como bajaron como todos los demás a cenar mientras
Harry guardaba la capa en su túnica, pero en vez de regresar a la torre se
quedaron en una habitación contigua hasta que estuvieron seguros de que no
había nadie para ponerse la capa encima y salir con mucho cuidado, y algo de
dificultad, del castillo hasta que tocaron la puerta de Hagrid qua abro pálido
y tembloroso.
—Somos nosotros —susurró Harry—. Llevamos la capa
invisible. Si nos dejas pasar; nos la quitaremos.
—No deberíais haber venido —dijo Hagrid, también
susurrando.
-No deberían pero era evidente que lo harían- aseguro Arthur.
-Pero sin duda se meterán en problemas si es que lo ven ese lugar-
agrego Molly.
-Hagrid no lo permitirá, vera la forma de hacer que se vallan antes de
que alguien más llegue- volvió a habar Arthur.
Pero se hizo a un lado, y ellos entraron. Hagrid
cerró la puerta rápidamente y Harry se desprendió de la capa. Hagrid no lloró
ni se arrojó al cuello de sus amigos. No parecía saber dónde se encontraba ni
qué hacer. Resultaba más trágico verlo así que llorando.
La pena embargo a la mayoría en el gran comedor, casi todos tenían muy
buenos recuerdos del afable gigante, les entristecía que tuviera que pasar por
algo como eso.
— ¿Queréis un té? —invitó.
Sus manos enormes temblaban al coger la tetera.
—¿Dónde está Buckbeak, Hagrid? —preguntó Ron,
vacilante.
—Lo... lo tengo en el exterior —dijo Hagrid,
derramando la leche por la mesa al llenar la jarra—. Está atado en el huerto,
junto a las calabazas. Pensé que debía ver los árboles y oler el aire fresco
antes de...
-Supongo que es lo mejor que puede hacer por él en ese momento- se
lamentó Charlie.
A Hagrid le temblaba tanto la mano que la jarra se
le cayó y se hizo añicos.
—Yo lo haré, Hagrid —dijo Hermione inmediatamente,
apresurándose a limpiar el suelo.
—Hay otra en el aparador —dijo Hagrid sentándose y
limpiándose la frente con la manga. Harry miró a Ron, que le devolvió una
mirada de desesperanza.
—¿No hay nada que hacer; Hagrid? —Preguntó Harry
sentándose a su lado—. Dumbledore...
—Lo ha intentado —respondió Hagrid
-Él era la última esperanza que tenían- comento Arthur- es una
lástima, pero ni siquiera Dumbledore podrá cambiar el veredicto de la comisión.
-Y más con esos cobardes que se dejan intimidar tan fácilmente- agrego
Bill.
—. No puede hacer nada contra una sentencia de la
Comisión. Les ha dicho que Buckbeak es inofensivo, pero tienen miedo. Ya sabéis
cómo es Lucius Malfoy... Me imagino que los ha amenazado... Y el verdugo,
Macnair, es un viejo amigo suyo.
-Sí, no dudo que se conocen demasiado bien- espeto Alastor viendo a
Lucius con su ojo mágico, ya tenía el nombre de otra persona que sin duda
vigilaría de cerca.
Pero será rápido y limpio, y yo estaré a su lado.
Hagrid tragó saliva. Sus ojos recorrían la cabaña
buscando algún retazo de esperanza.
—Dumbledore estará presente. Me ha escrito esta
mañana. Dice que quiere estar conmigo. Un gran hombre, Dumbledore...
-Al menos nos estará solo cuando pase- comento Andrómeda- por otro
lado ustedes ya deberían de salir, aun con la capa invisible sería difícil
pasar desapercibido si se encuentran el camino.
-En ese caso deberían esperar a que llegaran a la cabaña- dijo Sirius-
estarían muy peligrosamente cerca, pero pueden salir por atrás y bordear la
parcela.
-Además que estarán enfocados en la ejecución como para escuchar sus
pasos bajo la capa- agrego James.
Hermione, que había estado rebuscando en el aparador
de Hagrid, dejó escapar un leve sollozo, que reprimió rápidamente. Se incorporó
con la jarra en las manos y esforzándose por contener las lágrimas.
—Nosotros también estaremos contigo, Hagrid
—comenzó, pero Hagrid negó con la despeinada cabeza.
—Tenéis que volver al castillo. Os he dicho que no
quería que lo vierais. Y tampoco deberíais estar aquí. Si Fudge y Dumbledore te
pillan fueran sin permiso, Harry, te verás en un aprieto.
-Dudo que eso le importe- aseguro Ginny- es por eso que siempre
tenemos que estarlo cuidando- agrego mientras que Ron y Hermione asentían
vigorosamente, lo cual molesto un poco al azabache.
Por el rostro de Hermione corrían lágrimas
silenciosas, pero disimuló ante Hagrid preparando el té. Al coger la botella de
leche para verter parte de ella en la jarra, dio un grito.
—¡Ron! No... No puedo creerlo.
Remus guardo silencio en ese momento, no se esperaba que volviera a
aparecer pero así lo hizo, entonces tal vez…
-Hay lunático, no nos dejes en suspenso así- le solicito Sirius
sacando a Remus de sus pensamientos.
-He a si- dijo antes de terminar la oración.
¡Es Scabbers!
-¡¿Qué?!- exclamaron varios.
-Pero no se suponía que el gato de Hermione se lo comió- exclamo
Gideon.
-Bueno tal parece que no lo hizo- agrego Fabián.
-Pero entonces que hay con la sangre que encontraron en las sabanas-
indago Dora- no creo que sea irrelevante.
-Pudieron haber tenido una palea en la cama donde se sangro y después
huyo- propuso Alice.
-Pero en ese caso también debería de haber pelo canela del gato en la
sabana no- recapacito Dora.
-¿Qué piensas tu lunático?- le pregunto Sirius.
-¿Qué?
-Llevaos siete años de conocernos, sabemos bien que cuando tienes esa
mirada es porque estás pensando en algo- explico- y ya van varias veces que la
has puesto durante la lectura.
-He, no es nada, es solo- dudaba si decir eso- eso me recuerda un poco
lo que dicen que paso con Peter.
-Pero que tendría que ver Peter con esa…- comenzó James- espera, ¿no
crees que…?
-No estoy seguro- le interrumpió el castaño- pero ya veremos lo que sucede-
agrego antes de retomar la lectura.
Ron la miró boquiabierto.
— ¿Qué dices?
Hermione acercó la jarra a la mesa y la volcó. Con
un gritito asustado y desesperado por volver a meterse en el recipiente,
Scabbers apareció correteando por la mesa.
—¡Scabbers! —exclamó Ron desconcertado—. Scabbers,
¿qué haces aquí?
-Es una gran pregunta- aseguro Alice- si no lo supiéramos se podría
decir que se estaba escondiendo.
Cogió a la rata, que forcejeaba por escapar; y la
levantó para verla a la luz. Tenía un aspecto horrible. Estaba más delgada que
nunca. Se le había caído mucho pelo, dejándole amplias lagunas, y se retorcía
en las manos de Ron, desesperada por escapar.
Todos hicieron muecas por la descripción del estado en que había
quedado la rata, aunque suponiendo que debía de estar muerta, y que de seguro
debió de estar quien sabe dónde por todo ese tiempo, no les resultaba extraño
que terminara en tan pésimo estado.
—No te preocupes, Scabbers —dijo Ron—. No hay gatos.
No hay nada que temer.
De pronto, Hagrid se puso en pie, mirando la ventana
fijamente. Su cara, habitualmente rubicunda, se había puesto del color del
pergamino.
-Ya llegaron- exclamo de inmediato Lily- deben esconderse ahora mismo
e irse en la primera oportunidad.
-Tranquila cariño, estoy seguro que no pasar nada- le trato de relajar
James.
—Ya vienen...
Harry, Ron y Hermione se dieron rápidamente la
vuelta. Un grupo de hombres bajaba por los lejanos escalones de la puerta
principal del castillo. Delante iba Albus Dumbledore. Su barba plateada
brillaba al sol del ocaso. A su lado iba Cornelius Fudge. Tras ellos marchaban
el viejo y débil miembro de la Comisión y el verdugo Macnair.
—Tenéis que iros —dijo Hagrid. Le temblaba todo el
cuerpo—. No deben veros aquí... Marchaos ya.
Todos esperaban a que se dieran prisa para irse, aunque una parte de
ellos les decía que aran un último intento para quedarse con él, cosa que
podría ser muy contraproducente.
Ron se metió a Scabbers en el bolsillo y Hermione
cogió la capa.
—Salid por detrás.
Lo siguieron hacia la puerta trasera que daba al
huerto. Harry se sentía muy raro y aún más al ver a Buckbeak a pocos metros,
atado a un árbol, detrás de las calabazas. Buckbeak parecía presentir algo.
Volvió la cara afilada de un lado a otro y golpeó el suelo con la zarpa,
nervioso.
-Es probable que así sea, muchos animales son muy perceptivos- comento
Charlie.
—No temas, Buckbeak —dijo Hagrid con voz suave—. No
temas. —Se volvió hacia los tres amigos—. Venga, marchaos.
Pero no se movieron.
Lily, Molly, Andrómeda y algunos más chasquearon la lengua con
exasperación mientras otras personas como Ginny suspiraban con pesadez.
-Es muy noble que quieran estar con Hagrid- comenzó Victorie- pero
hasta eso debe tener un límite.
-Sin duda Hagrid se sentiría aun peor si los castigan por estar junto
a él en ese momento- apoyo Teddy.
—Hagrid, no podemos... Les diremos lo que de verdad
sucedió.
—No pueden matarlo...
-Ustedes son niños, no los escucharan sin importar lo que tengan que
decir- se lamentó Arthur, conocía bien a ese tipo de gente el ministerio.
— ¡Marchaos! —Ordenó Hagrid con firmeza—. Ya es
bastante horrible y sólo faltaría que además os metierais en un lío.
No tenían opción. Mientras Hermione echaba la capa
sobre los otros dos, oyeron hablar al otro lado de la cabaña. Hagrid miró hacia
el punto por el que acababan de desaparecer.
—Marchaos, rápido —dijo con acritud—. No escuchéis.
Y volvió a entrar en la cabaña al mismo tiempo que
alguien llamaba a la puerta de delante.
Lentamente, como en trance, Harry, Ron y Hermione
rodearon silenciosamente la casa. Al llegar al otro lado, la puerta se cerró
con un golpe seco.
-Oigan, en ese momento- interrumpió Sirius- tal vez podrían liberar al
hipogrifo en ese omento, no saben que están y…
-Sería arriesgado- atajo Marlene- además no creo que les ocurra en ese
momento.
-Pero…
-Ya Sirius, deja que continúen- le solicito Harry interrumpiendo a su
padrino que con desgano termino obedeciendo.
—Vámonos aprisa, por favor —susurró Hermione—. No
puedo seguir aquí, no lo puedo soportar...
Empezaron a subir hacia el castillo. El sol se
apresuraba a ocultarse; el cielo se había vuelto de un gris claro teñido de
púrpura, pero en el oeste había destellos de rojo rubí.
Ron se detuvo en seco.
-Ron tienen que…
-No me detuve por eso- le interrumpió el joven a su madre- era esa
maldita rata, no podía sujetarla- no pasó desapercibido la forma despectiva en
que hablo de Scabbers, eso solo incremento las dudas con respeto a ese animal.
—Por favor; Ron —comenzó Hermione.
—Se trata de Scabbers..., quiere salir.
Ron se inclinaba intentando impedir que Scabbers se
escapara, pero la rata estaba fuera de sí; chillando como loca, se debatía y
trataba de morder a Ron en la mano.
El pelirrojo frunció el ceño molesto, lo único que faltaba era que ese
maldito lo mordiera.
—Scabbers, tonta, soy yo —susurró Ron.
Oyeron abrirse una puerta detrás de ellos y luego
voces masculinas.
—¡Por favor; Ron, vámonos, están a punto de hacerlo!
—insistió Hermione.
—Vale, ¡quédate quieta, Scabbers!
Siguieron caminando; al igual que Hermione, Harry
procuraba no oír el sordo rumor de las voces que sonaban detrás de ellos.
-Y pensar que de haberlo escuchado sabríamos que se había salvado-
comento por lo bajo el azabache.
-Pero quien sabe cómo eso habría repercutido en nuestra pequeña excursión-
le devolvió Hermione en el mismo tono. La verdad es que la situación se
presentó de una manera casi planeada.
Ron volvió a detenerse.
—No la puedo sujetar... Calla, Scabbers, o nos oirá
todo el mundo.
La rata chillaba como loca, pero no lo bastante
fuerte para eclipsar los sonidos que llegaban del jardín de Hagrid.
-Pero qué demonios le pasa a esa rata- exclamo Gideon- no tiene
motivos para ponerse así de loca.
-Tal vez paso algo en esos días que estaba desaparecida- agrego
Fabián- pero bueno lo que menos importa es la rata.
-Por el momento- agrego por lo bajo Ron.
Las voces de hombre se mezclaban y se confundían.
Hubo un silencio y luego, sin previo aviso, el inconfundible silbido del hacha
rasgando el aire. Hermione se tambaleó.
—¡Ya está! —Susurró a Harry—. ¡No me lo puedo creer;
lo han hecho!
El ánimo de los presentes decayó en ese momento, aunque pareciera
increíble le habían tomado un poco de aprecio al hipogrifo, y saber que lo
habían acecinado era algo que los deprimía. Por otro lado Draco volteo a ver al
trio con suma curiosidad, el cómo algunos otros del futuro sabían que la
ejecución no se efectuó, pero en el libro parecía otra cosa, quiso preguntarle
s que sucedió, pero suponía que la respuesta llegaría en un capitulo posterior.
-Es el final- informo Remus después de un rato.
-Bien, pues continuemos
-Espere un momento señor Black- intervino Dumbledore- señor Lupin,
sería posible que revisara el libro y ver cuantos capítulos faltan para
terminar.
-Si profesor- aseguro el castaño que comenzó a pasar página tras
página poniendo atención en la cantidad de títulos y la numeración e los
mismos- seis- dijo después de un rato- quedan seis capítulos.
-Muy bien, si no le es molestia, propondría que nos detengamos por el
día de hoy, y que mañana continuemos- varios de los presentes sintieron un poco
de tristeza.
-Pero profesor, aún tenemos tiempo- exclamo Sirius señalando las
ventanas por donde pasaba la luz.
-Sí, pero aun así no lograríamos acabar el libro, y he de suponer que
los capítulos faltantes serán bastante intensos- agrego viendo al trio que
asintieron.
-Pero el tiempo está paralizado o no
-Por eso mismo podemos darnos el lujo de esperar y hacerle justicia a
la emoción e intensidad de los capítulos restantes- comento elocuentemente el
profesor- si su celebración por la victoria de Gryffindor hubiera durado menos,
tal vez podríamos abarcar un par de capítulos más- agrego.
-Ya relájate Sirius, mejor aprecia el tiempo que tendremos libre- le
propuso James.
Con un poco de decepción todos aceptaron dejar la lectura hasta ahí
por ese día, se levantaron de sus asientos, salieron del gran comedor o
simplemente se pusieron a hablar entre ellos. Los ánimos decaídos por la muerte
de Buckbeak cada vez era menos, pero por su lado, Remus estaba sumido en sus pensamientos,
no tenía que ver con la rata, sino de algo nuevo que surgió cuando revisaba los
capítulos restantes.
-¿Tu qué opinas lunático?- la pregunta de James lo saco e sus
pensamientos.
-He ¿qué?
-Cielos colega, mira que el amor te tiene como un idiota, ni siquiera
escuchaste lo que decíamos- se burló Sirius.
-No es nada, solo estaba pensando algo- respondo el castaño.
-Oye lunático ¿estás bien?- le pregunto Sirius, él había esperado una
mejor replica a su burla, incluso que se molestara también, pero el hecho de
que le respondiera con tanta tranquilidad era un indicio (al menos para él) de
algo malo.
-No es nada importante Sirius- le aseguro con una sonrisa trémula- voy
a estirar las piernas un poco, en un momento regreso- informo levantándose de
su lugar y yéndose.
-¿Qué le ocurre?- pregunto Dora a su tío y a James, ella tampoco lo
había visto muy bien.
-Quien sabe- respondió el azabache- tal vez deberíamos de seguirlo-
propuso, pero antes que secundaran o descartaran su idea.
-Yo lo are- dijo con firmeza la metamorfomaga, se puso de pie, dejo al
Teddy bebe con su abuela y comenzó a seguir a castaño.
El joven caminaba por los pasillos del castillo sin prestarle mayor
atención a su entorno, de haberlo hecho tal vez pudiera haber notado la
presencia de aquella joven que lo seguía, pero no lo hizo, avanzo aparente sin rumbo por unos minutos
hasta que dirigió sus paso a la torre de astronomía, había muchos lugares en el
castillo que eran de su agrado, pero en siempre sintió que en la sima de la
torre era de los más tranquilos, y donde podía oír mejor sus pensamientos.
Cuando por fin llego a la sima tomo asiento viendo hacia el horizonte,
contemplado como poco a poco el día le daba el paso a la noche, tenía docenas
de preguntas sin respuestas y viejas y conocidas inquietudes le comenzaban a
acometer nuevamente.
-Remus- escucho que lo llamaban dese sus espaldas.
-¡Dora!, ¿qué estás haciendo aquí?, deberías de estar cenando- le dijo
Remus exaltado, no esperaba que estuviera ahí.
-Estoy bien, aun no sirven la cena y tengo un apetito tan voraz como
mi tío- le respondió ella sentándose a su lado- y antes de que digas algo más,
Teddy se quedó con mi mamá, ella se encargara de él- los dos sonrieron
levemente- Remus- dijo- ¿qué te pasa?
-Nada- respondió.
-Deberás de pensar en algo mejor si quieres convencerme- le aseguro-
confía en mí, ¿qué te pasa?
-Es el libro- dijo después de meditarlo un rato, tal vez no le vendría
mal expresar lo que pensaba-cuando lo revise no pude evitar fijarme en algunas
cosas.
-¿Cómo cuáles?- le pregunto.
- “Lunático, Colagusano, Canuto y Cornamenta”- la joven lo miro
extrañada-es el título de uno de los capítulos que hacen falta- explicó- y si
lo que pienso es verdad, es posible que ahí se mencione mi condición.
-¿Y?- volvió a pregunto.
-No lo entiendes, solo unos pocos saben de eso, tú has escuchado a mis
compañeros durante la lectura, lo que piensan de los hombres lobo
-Son unos idiotas prejuiciosos- le aseguro la joven- tus amigos están
contigo sin importar lo que pasa.
-Pero son muy pocos los que son como ellos- rebatió- el resto de mi
generación
-Si ellos no pueden apreciar la gran persona que eres es su problema-
le interrumpió- mira a todos los del futuro conocen tu condición y no dejan de
decir lo buen maestro que eres.
-No sabemos eso- le aseguro- Harry, Ron, Hermione los Weasley, ellos
conocen lo que soy, pero eso no garantiza que los demás también lo sepan, y su
opinión de mi de seguro será muy diferente cuando se enteren.
-Me parece que estas preocupando por nada- el joven poso la vista
sobre la peli rosa sin poderlo creer.
-Tu, estas miniando todo nuevamente.
-Claro que no- le aseguro la peli rosa- y para probarlo ¿por qué no
hacemos una apuesta?- eso intrigo al joven- no puedo decir nada de los jóvenes
de tu época, pero te aseguro que los el futuro seguirán admirándote como
profesor aun cuando se enteren que eres un licántropo.
-¿Una apuesta?- dijo extrañado y un poco animado, no cabía duda que
era pariente de Sirius- no me parece correcto, además no tenemos con que
apostar.
-Claro que si- aseguro la joven- si yo gano te podre pedir que agás
algo y no podrás negarte y viceversa, que te parece, aceptas- le dijo, esperaba
que con eso pudiera reanimarlo aunque fuera un poco.
Remus lo medito por un momento, la verdad la sola propuesta de hacer
una apuesta era una idea completamente absurda, pero la forma tan simple en que
trataba un tema tan serio para él como es su licantropía lo exasperaba tanto
como le alegraba, era similar a la relación que tenía con James y Sirius.
Volteo a ver a Dora que esperaba una respuesta de su parte, no tenía
ningún motivo para aceptar semejante apuesta, pero tampoco tenía ningún motivo
para negarse.
-Muy bien- acepto por fin el castaño.
-¿En serio?- pregunto la joven incrédula- genial, ya versas como tengo
razón- agrego contenta, no pensaba que aceptaría tan fácilmente.
-La verdad no lo creo- aseguró con una sonrisa- pero bueno, deberíamos
regresar, cuando llegamos tal vez ya esté lista la cena, y no quiero darle más
razones a los delirios e Sirius.
Y juntos salieron de la torre, el plan de la metamorfomaga había
funcionado, y aun cuando Remus supusiera lo contrario, ella si se había tomado
muy en serio esa apuesta, no dudaría en pedirle algo si así se requiriese o en
su caso, de cumplir a cualquier cosa que el licántropo pudiera pedirle, y
tampoco se imaginaba, que lo obligaría a pagar si este perdía.
Sigueeeeeeee
ResponderEliminarYa continúo
EliminarPor FA sigue ya faltó 2 capítulos para que se enteren de la verdad!!!!!!!
ResponderEliminarLo sé, ya casi llegamos al final.
EliminarYa actualizo.
oh el capitulo estuvo genial
ResponderEliminarme gustaria que el proximo llegara antes, pero algo me dice que te tomará una semana minimo volver a publicar y eso no es predicción, es un hecho absurdo si quieres mi opinión.... pero bueno también tienes una vida fuera de este blog
saludos y gracias por escribir
Pues si, por lo general una semana es lo que tardo en escribir, entre correcciones (que siempre se me escapan algunos errores) y poniendo y quitando cosas, y si, además de mi vida diaria, gracias por comprender esa parte, en fin, ya actualizo.
EliminarY gracias por leer
Increible como siempre gracias por subir , sigue prontoo que cute remus y tonks y sirius jajajajajaja ya no falta nada para terminar aaaaaaa sifue pronto ;)
ResponderEliminarGracias a ti por seguir leyendo.
EliminarYa casi terminamos, solo un par de capítulos más.
Ya actualizo.
Que buen capítulo
ResponderEliminar