-Muy
bien, ¿a quien le gustaría leer el siguiente capítulo?- pegunto el profesor Dumbledore.
-¿Por
qué no les tu Hagrid?- le pregunto James al semi gigante.
-Claro,
no hay problema- aseguro el hombretón recibiendo el libro abierto en la
siguiente página- bueno, el titulo se llama, “el club de duelo”- leyó.
-¿Club
de duelo?- repitió Sirius- ¿cómo las prácticas que teníamos en séptimo año?-
agrego- genial.
-Sin
duda sería una buena práctica, aunó claro, no son muchos los hechizos que piden
hacer los alumnos de segundo- comentó Remus.
-Pero
nunca es demasiado temprano para que comiencen a entrenarse-increpo Alastor.
-Sí,
pero solo sirve cuando el maestro sabe lo que hace- intervino Ron.
-Hay,
no me digas que el maestro fue…
-Ya lo
verán- interrumpió Harry a su padre- Hagrid podrías comenzar- le pidió al
semi-gigante.
Al despertar Harry la mañana del domingo,
halló el dormitorio resplandeciente con la luz del sol de invierno, y su brazo
otra vez articulado, aunque muy rígido.
-Es
lógico, prácticamente son huesos nuevos, necesita comenzar a flexionarlos para
que se adapten y puedas recuperar la movilidad completa- aseguro Lily viendo
con pena a su hijo.
-Wau,
usted sabe mucho sobre eso verdad- dijo Fred impresionado.
-Por
supuesto, después de todo he estado estudiando para ser sanadora, y modestia
aparte soy muy buena- aseguro la pelirroja mientras sus maestros sonreían
complacidos por su mejor estudiante.
-Lo
cual es muy conveniente para alguien como James que visita la enfermería tres
veces por mes- comento risueño Sirius.
-Y más
si tomamos en cuenta el hecho que el cuatro ojos dice querer ser auror, no es
un mal trabajo, pero sí bastante peligroso, sino vean a Alastor- comento
Marlene.
-Y es
peor si el puesto lo tiene alguien tan conflictivo como cornamenta.
-Ya canuto,
Marlene- les detuvo James. Aunque en verdad no le molestaba que dijeran que
eran una pareja perfecta- Hagrid, continua- le solicito.
Se sentó enseguida y miró hacia la cama de Colín,
pero estaba oculto tras las largas cortinas que el propio Harry había corrido
el día anterior.
-A esas
horas el rumor del ataque ya debió de ser esparcido, no sería bueno que algún
estudiante viera a uno de sus compañeros en ese estado- aseguro la profesora McGonagall.
Al ver que se había despertado, la señora
Pomfrey se acercó afanosamente con la bandeja del desayuno, y se puso a
flexionarle y estirarle a Harry el brazo y los dedos.
—Todo va bien —le dijo, mientras él apuraba
torpemente con su mano izquierda las gachas de avena—. Cuando termines de
comer, puedes irte.
-Que
tortura-exclamo Sirius en forma dramática- no sabes usar el brazo izquierdo por
ser diestro, y tu brazo derecho apenas lo puedes mover.
-Hay Sirius-
le dijo con ternura Lily.
-De esa
forma no se puede comer como se debe.
-¡Hay
Sirius!- le reclamo esta vez la pelirroja.
-Jajá
por Merlín Lily, actúas como si no conocieras las prioridades de este perro jajá-
dijo risueña Marlene a lo que Lily no pudo evitar sonreír también.
Harry se vistió lo más deprisa que pudo y
salió precipitadamente hacia la torre de Gryffindor, deseoso de hablar con Ron
y Hermione sobre Colín y Dobby, pero no los encontró allí. Harry dejó de buscarlos,
preguntándose adónde podían haber ido y algo molesto de que no parecieran
interesados en saber si él había recuperado o no sus huesos.
-Bueno,
si es un poco extraño que no estuvieran en la enfermería- comento james- en el
primer libro estuvieron velándolo después de lo de…
-Gracias,
por traer el tema a colación- ironizo Lily- pero yo creo que tengo una idea de
donde pueden estar, pero más que eso, lo que están haciendo- dijo con un poco
de preocupación.
-¿Y dónde
sería pelirroja?- le pregunto Sirius- a ya se, eso aparecerá en los libros
verdad- se respondió a sí mismo.
-Bueno,
creo que sería un poco obvio o no- aseguro Tonks.
-A si
sobrina- le dijo- ¿entonces donde están?- le pico
-¿Podemos?-
les pregunto Remus a los chicos del futuro, que después de pensarlo asintieron con
la cabeza- lo que están haciendo, es la poción multijugos canuto.
-Yo
apuesto tres barras de chocolates, a que la están preparando en los aseos de Myrtle-
agregó Dora con seguridad.
-Por
supuesto- dijeron al mismo tiempo James y Sirius.
Cuando pasó por delante de la biblioteca,
Percy Weasley precisamente salía de ella, y parecía estar de mucho mejor humor
que la última vez que lo habían encontrado.
-Huy
hermanito, jugueteando con tu novia en la biblioteca- le pico Fred.
-El
seriecito de la familia mancillando entre los libros- continuó George.
-Pero
claro, no es extraño pensar que es el lugar indicado para alguien como él.
-Ya cállense
par de brutos- les grito Percy con un notable sonrojo en toda la cara, pero
claro, era más por la vergüenza que por la cólera.
-Él
tiene razón- lo apoyo Ron- o quieren que les recuerde donde lo hacían ustedes dos.
-¡¡No!!-
gritaron de inmediato Fred, George, Angelina y Alicia (Spinnet), al mismo
tiempo.
De inmediato
varias miradas curiosas se posaron sobre las chicas, que haciéndose las
desentendidas ignorado las preguntas silenciosas.
-Cielos,
los dos bateadores con dos e las cazadoras- ironizo Sirius.
-Y
cuando Ginny se unió al equipo de quidditch la cosa era entre el buscador y una
cazadora- agrego Hermione risueña.
-¡Hermione!-
le reprimieron la pareja
— ¡Ah, hola, Harry! —dijo—. Excelente jugada
la de ayer, realmente excelente. Gryffindor acaba de ponerse a la cabeza de la
copa de las casas: ¡ganaste cincuenta puntos!
-Y por cierto,
¿cómo está tu brazo?- comenzó Gideon.
-Ha muy
bien, después de una agonizante noche ya la puedo mover- respondió fingidamente
Fabián
-Sí, de
acuerdo, no fue la mejor forma de saludarlo- exclamo Percy un poco apenado.
— ¿No has visto a Ron ni a Hermione?
—preguntó Harry.
—No, no los he visto —contestó Percy, dejando
de sonreír—. Espero que Ron no esté otra vez en el aseo de las chicas...
-Sin
querer le diste una idea- comento Charlie.
Harry forzó una sonrisa, siguió a Percy con
la vista hasta que desapareció, y se fue derecho al aseo de Myrtle la Llorona.
No encontraba ningún motivo para que Ron y Hermione estuvieran allí.
-Pues
yo tango un par de sugerencias y nada tiene que ver con lo de la dichosa poción
-¡Sirius!-
le reclamo Marlene- ya volvimos otra vez con eso- protesto ante el sonrojo del
par de jóvenes.
-Pero
ahora no dije nada de mis amigos o yo, y tampoco te he insinuado algo a ti, y
mira que me ha costado trabajo no hacerlo.
-Ya Sirius,
deja de interrumpir la lectura-agrego con un leve tono escarlata en sus
mejillas.
Pero
después de asegurarse de que no merodeaban por el lugar Filch ni ningún
prefecto, abrió la puerta y oyó sus voces provenientes de un retrete cerrado.
-Huuuuy-
exclamaron los gemelos Weasley y Prewet recibiendo miradas asesinas de pare de
Ron.
-No
creen que están muy apretados los dos juntos- los pico Fred.
-O eso
es lo que querían he- completo George.
-Claro
que no, éramos muy pequeños y cabíamos muy bien.
-Hermione-
le dijo Ron y entonces ella se dio cuenta de la doble connotación que podía
tener su declaración- éramos unos críos de doce años, y eso que piensan era lo
último que pensábamos, así que ya dejen sus estupideces.
-Él
tiene razón- aseguro Molly- ya dejen a su hermano y a mi nuera tranquilos-
agrego produciendo unas cuantas risas por eso último.
—Soy yo —dijo, entrando en los lavabos y
cerrando la puerta. Oyó un golpe metálico, luego otro como de salpicadura y un
grito ahogado, y vio a Hermione mirando por el agujero de la cerradura.
— ¡Harry! —dijo ella—. Vaya susto que nos has
dado. Entra. ¿Cómo está tu brazo?
-Vez
sobrino, así es como se debe de tratar a un amigo que recién salió del
hospital- le aseguro Gideon.
-Y no
solo felicitarlo por la razón por la que termino en la enfermería en primer
lugar- agrego Fabián.
-Sí, de
acuerdo ya entendí - aseguró Percy
—Bien —dijo Harry, metiéndose en el retrete.
Habían puesto un caldero sobre la taza del inodoro, y un crepitar que provenía
de dentro le indicó que habían prendido un fuego bajo el caldero. Prender
fuegos transportables y sumergibles era la especialidad de Hermione.
-En
verdad trataran de realizar la poción- se impresión Slughorn- sin duda es algo
admirable.
-¡¡Horace!! - le reclamo
la profesora McGonagall.
-O
bueno Minerva, puede que no sea indicado y contra las reglas, pero sería
impresionante hicieran la poción, y a pesar de todo, deberías estar orgullosa
de que se traten de tres estudiantes de tu casa.
-Ese no
es el punto aquí Horace- reitero, aunque en el fondo sabía que sentiría un gran
orgullo si lograban hacerlo con éxito.
—Pensamos ir a verte, pero decidimos comenzar
a preparar la poción multijugos —le
explicó Ron, después de que Harry cerrara de nuevo la puerta del retrete- Hemos
pensado que éste es el lugar más seguro para guardarla.
Harry empezó a contarles lo de Colín, pero
Hermione lo interrumpió.
-Es
casi imposible guardar un secreto en el castillo- aseguro Dora- es un verdadero
milagro que ustedes tres mantuvieran casi todas sus fechorías escondidas de los
demás.
-Creo
que ayuda mucho el que solo limiten su comunicación entre ellos tres- cometo Luna.
-Sí, además
es un grupo muy hermético- le apoyo Neville con una sonrisa.
—Ya lo sabemos, oímos a la profesora McGonagall
hablar con el profesor Flitwick esta mañana. Por eso pensamos que era mejor
darnos prisa.
La
profesora McGonagall vio medio en reproche a los jóvenes por estar escuchando
conversaciones que no eran de su incumbencia.
—Cuanto antes le saquemos a Malfoy una
declaración, mejor —gruñó Ron—. ¿No piensas igual? Se ve que después del
partido de quidditch estaba tan sulfurado que la tomó con Colín.
-Aun
pienso que me están dando mucho crédito- comentó Draco- y la vedad ya no sé si
dicen todo para hacer que las circunstancias embonen y si embonan por si solas.
-Sí, es
un problema recurrente que tenemos, cierto Hermione- comento Harry recordando
la discusión que tuvo con la castaña por lo de las reliquias.
-Ese podía
ser un defecto- comento Frank- siempre deben tener una duda de sus sospechosos,
de otra forma de estar equivocados no pueden ver pistas del verdadero culpable-
aseguro- como aurores…
-Frank,
ellos no son aurores, son niños- atajo Alice.
-Pero
actúan como si lo fueran- agrego Alastor para molestia de las madres.
—Hay alguien más —dijo Harry, contemplando a
Hermione, que partía manojos de centinodia y los echaba a la poción—. Dobby
vino en mitad de la noche a hacerme una visita.
Ron y Hermione levantaron la mirada,
sorprendidos. Harry les contó todo lo que Dobby le había dicho... y lo que no
le había querido decir. Ron y Hermione lo escucharon con la boca abierta.
-Esa no
se la esperaban verdad- jugueteo Sirius.
-No, y tú
tampoco lo esperabas pulgoso- le devolvió Marlene.
-¡Otra
vez!, sabes McKinnon, la próxima vez que me bañe te voy a llevar con migo- le
dijo.
-¡Sirius!-
le reclamo la rubia.
-No es
para lo que piensas, es solo para que veas que no tengo pulgas- se defendió- ya
vez que no soy yo el mal pensado
-Si
como no- le dijo la mujer sonrojada.
— ¿La Cámara de los Secretos ya fue abierta
antes? —le preguntó Hermione.
—Es evidente —dijo Ron con voz de triunfo—.
Lucius Malfoy abriría la cámara en sus tiempos de estudiante y ahora le ha
explicado a su querido Draco cómo hacerlo. Está claro.
-Según
lo que dice la pelirroja de Dumbledore, se trata de la misma persona- comento Sirius-
Hermione no llego a esa conclusión, con lo parecida que es a Lily, pero sobre
todo a lunático.
-Dueno,
realmente no dije nada acerca de la conversación entre Dumbledore y la
profesora McGonagall- exclamo Harry- con todo lo que pasaba y hacíamos creo que
no le tome importancia y lo olvide.
Sin embargo, me gustaría que Dobby te hubiera
dicho qué monstruo hay en ella. Me gustaría saber cómo es posible que nadie se
lo haya encontrado merodeando por el colegio.
-El
elfo no le diría nada, además no creo que sepa qué clase de monstruo es-
aseguro Marlene.
-Pego
tiene gazón en que es muy extgaño que no lo hayan visto hasta ahoga- comento
Fleur.
-En
verdad en esa investigación no encontraste nada de que podría ser esa criatura-
le pregunto Bill a su hermano
-No, además
solo lo leí de casualidad, recuerda que mi verdadero interés son los dragones- respondió
Charlie.
—Quizá pueda volverse invisible —dijo
Hermione, empujando unas sanguijuelas hacia el fondo del caldero—. O quizá
pueda disfrazarse, hacerse pasar por una armadura o algo así. He leído algo
sobre fantasmas camaleónicos...
-Pero
no creo que alguno de eso pueda petrificar a alguien- aseguro James.
—Lees demasiado, Hermione —le dijo Ron,
echando crisopos encima de las sanguijuelas. Arrugó la bolsa vacía de los
crisopos y miró a Harry—. Así que fue Dobby el que no nos dejó coger el tren y
el que te rompió el brazo... —Movió la cabeza—. ¿Sabes qué, Harry? Si no deja
de intentar salvarte la vida, te va a matar.
Sin
poder evitarlo los dos pares de gemelos y los merodeadores soltaron algunas
risas divertidas, pero las tuvieron que suprimir por las miradas severas que
recibían.
-Ya
mamá, no nos veas así- le pido Fred.
-Recuerda
que ellos tienen ese tipo de humor-agrego George.
-Algo
turbio y perturbador- complemento Fabián.
-Pero así
aligeran la tercio en la que viven- termino Gideon.
La noticia de que habían atacado a Colín
Creevey y de que éste yacía como muerto en la enfermería se extendió por todo
el colegio durante la mañana del lunes. El ambiente se llenó de rumores y
sospechas.
Los del
futuro se tensaron por eso, ya que todos participaron en esparsión de dichos
rumores, y más aún porque muchos de estos se relacionaban directamente con
Harry, pero estaban aún más preocupados por la reacción de los familiares del
azabache cuando se enteren de como reaccionaron ante esos rumores.
Los de primer curso se desplazaban por el
castillo en grupos muy compactos, como si temieran que los atacaran si iban
solos.
Ginny Weasley, que se sentaba junto a Colín
Creevey en la clase de la Encantamientos, estaba consternada, pero a Harry le
parecía que Fred y George se equivocaban en la manera de animarla.
Fred y
George palidecieron, si bien en su momento les parecía divertido, ahora sabían
que no era lo mejor que pudieron hacer, y lo que era peor, su madre se
enteraría de todo, y sin duda seria capas de cortarles las cabeza en ese
instante.
Se turnaban para esconderse detrás de las
estatuas, disfrazados con una piel, y asustarla cuando pasaba.
-¡¡¡
¿QUÉ?!!!- increparon Molly, Bill y Charlie, pero especialmente Molly.
-¡¡Pensaban
animar a su hermana traumatizándola más!!- les grito fuera de si las señora
Weasley.
-M… ma…
mamá
-¡¡
¿Qué?!! ¡¿Qué pueden decir para defenderse?!- les rebatió a los gemelos. Que
como no tenían nada que decir, y además no podían decir nada por el miedo de la
furia de su madre.
-Lo
sentimos Ginny- dijeron al mismo tiempo con la cabeza baja. Mientras ella
sonreía con suficiencia.
-Todos
sabemos que son unos bromistas, pero en verdad creen que así deben de tratar a
su hermana- les acuso Bill con decepción en la voz.
Pero tuvieron que parar cuando Percy se hartó
y les dijo que iba a escribir a su madre para contarle que por su culpa Ginny
tenía pesadillas.
-No era
por eso- dijo por lo bajo sintiéndose fatal.
Desde
un principio Harry sabía que eso sería muy duro para ella, y la historia solo
había comenzado, dulcemente tomo a la pelirroja ente sus brazos para tratar de
alejar eso malos recuerdos que debía tener.
Mientras tanto, a escondidas de los
profesores, se desarrollaba en el colegio un mercado de talismanes, amuletos y
otros chismes protectores. Neville Longbottom había comprado una gran cebolla
verde, cuyo olor decían que alejaba el mal, un cristal púrpura acabado en punta
y una cola podrida de tritón antes de que los demás chicos de Gryffindor le
explicaran que él no corría peligro, porque tenía la sangre limpia y por tanto
no era probable que lo atacaran.
-Eso
solo por una parte- aseguro Frank que sentía mal por su hijo- además de que ninguno
de esos amuletos servirá de algo.
-Siempre
que ocurre algo malo hay bastardos que buscan sacarle provecho a la
circunstancia extorsionando a los inocentes e ingenuos- increpo Alastor.
—Fueron primero por Filch —dijo Neville, con
el miedo escrito en su cara redonda—, y todo el mundo sabe que yo soy casi un
squib.
-Eso no
es cierto hijo- atajo Alice mirando a Neville- solo que eres alguien bastante
inseguro, tú tienes un gran poder pero no tienes la confianza para usarlo
-Ella
tiene razón- aseguro Luna- en tu séptimo año fuiste muy importante en el
colegio, e incluso después de él- aseguro Luna.
-Gracias,
a las dos- les dijo Neville con una gran sonrisa.
Durante la segunda semana de diciembre, la
profesora McGonagall pasó, como de costumbre, a recoger los nombres de los que
se quedarían en el colegio en Navidades. Harry, Ron y Hermione firmaron en la
lista; habían oído que Malfoy se quedaba, lo cual les pareció muy sospechoso.
Las vacaciones serían un momento perfecto para utilizar la poción multijugos e
intentar sonsacarle una confesión.
-No
fuiste a navidad ese año- le pregunto por lo bajo Astoria.
-No quería
soportar los alardes de mi padre, y si, sé que suena hipócrita viniendo de
alguien que actuaba igual que él- le respondió de la misma forma. Ella solo sonrió
y le dio un beso en los labios.
-Con
tan pocos estudiantes es un buen momento para actuar-comento Sirius- pero creo
que aún tiene que arreglar algunas cosas.
-Claro,
solo para hacer bromas y desmanes te preocupas de los detalles- ironizo
Marlene.
-Bueno
pues sí, de otra forma nos habían atrapado más veces de las debidas- se excusó.
-Eso es
cierto, aunque me imagino que era Remus quien se tenía que encargar de esos
detalles- comento dora.
-Directamente
con el ataque sobrina- le acuso- pero si, casi siempre era lunático quien se
encargaba de eso- aseguro- ya estas feliz, ya le di el crédito a tu novio.
-¡Sirius!-
le reprimieron al mismo tiempo Dora y Remus
Por desgracia, la poción estaba a medio
acabar. Aún necesitaban el cuerno de bicornio y la piel de serpiente arbórea
africana, y el único lugar del que podrían sacarlos era el armario privado de
Snape. A Harry le parecía que preferiría enfrentarse al monstruo legendario de
Slytherin a tener que soportar las iras de Snape si lo pillaba robándole en el
despacho.
-Hey
compañero- le llamo la atención Ron a Harry- ya peleaste con los dos al mismo
tiempo, cual prefieres.- le pegunto a lo que Hermione y Ginny miraron con
severidad al pelirrojo.
-Pues
la verdad, no estoy seguro- le respondió el azabache.
-¿Cómo
es posible que hables de eso como si nada?- les acusaron Hermione y Ginny a sus
respectivos novios.
-Que se
traen ustedes- pregunto Lily viendo como los cuatro se secreteaban.
-Nada-
respondieron al mismo tiempo.
-Pero
en lo personal estoy confirmando el siniestro sentido del humor de mi novio-
continuo Ginny viendo con reproche a Harry, mientras este la seguía abrazando.
—Lo que tenemos que hacer —dijo animadamente
Hermione, cuando se acercaba la doble clase de Pociones de la tarde del jueves—
es distraerle con algo. Entonces uno de nosotros podrá entrar en el despacho de
Snape y coger lo que necesitamos. —Harry y Ron la miraron nerviosos—. Creo que
es mejor que me encargue yo misma del robo
—continué Hermione, como si tal cosa—. A vosotros dos os expulsarían si
os pillaran en otra, mientras que yo tengo el expediente limpio. Así que no
tenéis más que originar un tumulto lo suficientemente importante para mantener
ocupado a Snape unos cinco minutos.
-Además,
tal vez ella sea la única que pueda reconocer los ingredientes faltantes-
comento Sirius.
-Hey-
reclamaron el par de amigos al mismo tiempo.
Harry sonrió tímidamente. Provocar un tumulto
en la clase de Pociones de Snape era tan arriesgado como pegarle un puñetazo en
el ojo a un dragón dormido.
-Bueno,
ninguno de nosotros hemos hecho algo semejante- aseguro Remus.
-En mis
tiempos tampoco supe de nadie que tratara de crear un tumulto como que el
planean- aseguro Dora.
-Y es
que no deberían de hacerlo- le reprimió Andrómeda- sin importar las
circunstancias.
-Si
mamá- respondió monótonamente- ¿y cómo lo piensan hacer?- les pregunto a los chicos
del futuro con más entusiasmo.
-Solo
deja que Hagrid siga leyendo Dora- le sugirió Remus sonriendo divertido por la
actitud de la metamorfomaga.
Hagrid
fue leyendo como la clase se fue desarrollando sin mayores problemas, de cómo
Snape iba favoreciendo a los de su casa, lo cual fue de desagrado a estudiantes
y profesores, y de cómo Harry y Ron se obtenían a responderle a las miradas
burlonas de Malfoy.
A Harry la pócima infladora le salía
demasiado líquida, pero en aquel momento le preocupaban otras cosas más importantes.
-Hay
hijo, si yo soy tan buena en pociones- se lamentó Lily.
-Ya
cariño, el saco tu actitud, tus ojos, tu curiosidad….
-La mía-
le rebatió ella a su novio.
-Bueno
la nuestra- se corrigió James- él tiene mucho de ti, pero no puedes pedir que
sea idéntico.
-Sí,
tienes razón- le concedió la pelirroja.
Aguardaba una seña de Hermione, y apenas presó
atención cuando Snape se detuvo a mirar con desprecio su poción agnada. Cuando
Snape se volvió y se fue a ridiculizar a Neville, Hermione captó la mirada de
Harry; y le hizo con la cabeza un gesto afirmativo.
Los
bromistas prestaron suma atención a lo que harían ahora, debía ser algo grande
como lograr su cometido.
Harry se agachó rápidamente y se escondió
detrás de su caldero, se sacó de un bolsillo una de las bengalas del doctor
Filibuster que tenía Fred, y le dio un golpe con la varita.
-Con
que fueron ustedes- atajo Fred de inmediato- ya lo viste George, te dije que no
las había contado mal.
-¿De
que estas hablando Fred?- le interrogo su madre.
-Si
bueno, es que como no podíamos conseguir respuestas las cuidábamos y contábamos
cada cierto tiempo- comenzó Fred.
-Y una
noche notamos que nos faltaba una de nuestras bengalas, y creí que mi hermano
se había equipado, ya que fue el último en hacer nuestro inventario- continuo George-
y resulta que fueron ustedes- les acuso.
-Nosotros
que sabíamos que tenían un registro tan detallado de sus bromas- se defendió Ron
que fue quien tomo la bengala.
-Pues así
es hermanito, de otra forma no habíamos tenido tanto éxito con nuestra tienda
de bromas- le aseguro Fred.
-Ahora
bien, si nos la hubieran pedido seria otra cosa- agrego George- incluso los
habíamos ayudado.
-¡George!-
le reclamo Molly.
La bengala se puso a silbar y echar chispas.
Sabiendo que sólo contaba con unos segundos, Harry se levantó, apuntó y la
lanzó al aire. La bengala aterrizó dentro del caldero de Goyle.
-¡Que
puntería ahijado!- le festejo Sirius sin importarle las miradas represivas de
Lily, McGonagall y Marlene.
La poción de Goyle estalló, rociando a toda
la clase. Los alumnos chillaban cuando los alcanzaba la pócima infladora. A
Malfoy le salpicó en toda la cara, y la nariz se le empezó a hinchar como un
balón; Goyle andaba a ciegas tapándose los ojos con las manos, que se le
pusieron del tamaño de platos soperos, mientras Snape trataba de restablecer la
calma y de entender qué había sucedido. Harry vio a Hermione aprovechar la
confusión para salir discretamente por la puerta.
Los bromistas
se comenzaron a reír por la narración de lo ocurrido.
-Nada
mal chiscos-les felicito Gideon y Fabián entre risas
-Sin
duda eso le dará el tiempo suficiente a Hermione para encontrar los
ingredientes- aseguró Remus.
— ¡Silencio! ¡SILENCIO! —Gritaba Snape—. Los
que hayan sido salpicados por la poción, que vengan aquí para ser curados. Y
cuando averigüe quién ha hecho esto...
Harry intentó contener la risa cuando vio a
Malfoy apresurarse hacia la mesa del profesor, con la cabeza caída a causa del
peso de la nariz, que había llegado a alcanzar el tamaño de un pequeño melón.
-Ha gracias
por eso- irónico Draco.
-Tú te
hubieras reído abiertamente- le acuso Ron.
-Bueno,
sí, es cierto- acepto a regañadientes.
Mientras la mitad de la clase se apiñaba en
torno a la mesa de Snape, unos quejándose de sus brazos del tamaño de grandes
garrotes, y otros sin poder hablar debido a la hinchazón de sus labios, Harry
vio que Hermione volvía a entrar en la mazmorra, con un bulto debajo de la
túnica.
-Robo
perfecto- exclamaron los gemelos Weasley- bien echo cuñada- continuo George.
-Será
perfecto solo si no los descubren- atajo dora.
-Hay
lunático tu… no perdón, hay sobrina porque nos arruinas el momento con tu lógica-
exclamo Sirius.
-No
estoy arruinando nada- se defendió la peli rosa- además tu como bromistas deberías
saber que nada de eso importa sin uno es atrapado, o me equivoco.
-Tienes
que aceptar que ella tiene razón compañera- le apoyo Remus.
-Si claro,
tú siempre apoyando a tu noviecita- exclamo el oji gris ante el disgusto de
algunas chicas y del mismo castaño- pero si tienes razón, lo más importante es
no ser atrapado.
Cuando todo el mundo se hubo tomado un trago
de antídoto y las diversas hinchazones remitieron, Snape se fue hasta el
caldero de Goyle y extrajo los restos negros y retorcidos de la bengala. Se
produjo un silencio repentino.
—Si averiguo quién ha arrojado esto —susurró
Snape—, me aseguraré de que lo expulsen.
-siempre
y cuando se trate de un Gryffindor- atajo Sirius- ya vinos como cuida a las
serpientes de su casa
Harry puso una cara que esperaba que fuera de
perplejidad. Snape lo miraba a él, y la campana que sonó al cabo de diez
minutos no pudo ser mejor bienvenida.
—Sabe que fui yo —dijo Harry a Ron y
Hermione, mientras iban deprisa a los aseos de Myrtle la Llorona—. Podría
jurarlo.
-Es
imposible que sepa que fuiste tú- le aseguro Lily.
-Si te
vio a ti es porque siempre está tratando de acusarte de algo, eso ya ha quedado
claro desde el principio del libro- aseguro James.
Hermione echó al caldero los nuevos
ingredientes y removió con brío.
—Estará lista dentro de dos semanas —dijo
contenta.
-Realmente
brillante- exclamo Slughorn asombrado por la habilidad de la castaña.
—Snape no tiene ninguna prueba de que hayas
sido tú —dijo Ron a Harry, tranquilizándolo—. ¿Qué puede hacer?
—Conociendo a Snape, algo terrible —dijo
Harry, mientras la poción levantaba borbotones y espuma.
-Tranquilo
cachorro, por muy profesor que sea, Dumbledore no permitiría algo así, y lo
pondría en su lugar si intentara algo- aseguró Sirius.
Una semana más tarde, Harry, Ron y Hermione
cruzaban el vestíbulo cuando vieron a un puñado de gente que se agolpaba
delante del tablón de anuncios para leer un pergamino que acababan de colgar.
Seamus Finnigan y Dean Thomas les hacían señas, entusiasmados.
— ¡Van a abrir un club de duelo! —Dijo
Seamus—. ¡La primera sesión será esta noche! No me importaría recibir unas
clases de duelo, podrían ser útiles en estos días...
-En
esos días, y en los años por venir- aseguro Fred.
-Sí,
pero no aprendimos mucho en ese club de duelo, pero una parte de él fue
bastante divertido- exclamo Ron recordado a Lockhard
— ¿Por qué? ¿Acaso piensas que se va a batir
el monstruo de Slytherin? —preguntó Ron, pero lo cierto es que también él leía
con interés el cartel.
-Sería
imposible que no se emocionaran con algo como eso- aseguro Bill.
-Pueda
que no sirva contra el monstruo, pero siempre es útil saber hechizos para defenderse-
espeto Alastor.
—Podría ser útil —les dijo a Harry y Hermione
cuando se dirigían a cenar—. ¿Vamos?
-No
perderían nada por ir- aseguro Lily.
Hagrid
fue leyendo como Harry y Hermione estuvieron de acuerdo, y de cómo a las ocho
tanto ellos como casi todos los estudiantes estaban reunidos en el gran comedor
y las mesas fueron sustituidas por una tarima dorada iluminada por las velas
del techo.
—Me pregunto quién nos enseñará —dijo
Hermione, mientras se internaban en la alborotada multitud—. Alguien me ha
dicho que Flitwick fue campeón de duelo cuando era joven, quizá sea él.
-No me
molestaría enseñarles, modestia aparte, si he sido un gran duelista en mis
mejores años- aseguro Flitwick.
—Con tal de que no sea... —Harry empezó una
frase que terminó en un gemido: Gilderoy Lockhart se encaminaba a la tarima.
Gritaron
a todo volumen los merodeadores, los dos pares de gemelos, y otros más pares de
estudiantes cuando dedujeron que ese sería su maestro.
-Pero ¿por
qué se idiota tiene que meter sus
narices en todo?, no puede ser- agrego James.
-Debe
ser como en el caso de los amuletos- propuso Frank- solo quiere aprovechar la
ocasión para acerca notar.
Resplandeciente en su túnica color ciruela
oscuro, y lo acompañaba nada menos que Snape, con su usual túnica negra.
Jajá- se
comenzó a reír Sirius a todo pulmón- así que eligió a quejicus para que lo
asistiera jajá- exclamo cuando se calmó un poco- ese imbécil no sabe en las que
se mete, y ojala pierda esa estúpida sonrisa para siempre- concluyo.
No
todos tenían las ansias por “discutir” con Lockhart de esa forma tan “civilizada”
como el animago, pero en alguna medida todos esperaban que Severus le hiciera
pasar un mal rato.
Lockhart rogó silencio con un gesto del brazo
y dijo:
— ¡Venid aquí, acercaos! ¿Me ve todo el
mundo? ¿Me oís todos? ¡Estupendo! El profesor Dumbledore me ha concedido
permiso para abrir este modesto club de duelo, con la intención de prepararos a
todos vosotros por si algún día necesitáis defenderos tal como me ha pasado a
mí en incontables ocasiones (para más detalles, consultad mis obras).
Un
bufido general de molestia se espacio por el gran comedor, en verdad la forma de actuar de ese tipo sacaba
de sus casillas a más de uno.
»Permitidme que os presente a mi ayudante, el
profesor Snape —dijo Lockhart, con una amplia sonrisa—. Él dice que sabe un
poquito sobre el arte de batirse, y ha accedido desinteresadamente a ayudarme
en una pequeña demostración antes de empezar. Pero no quiero que os preocupéis
los más jóvenes: no os quedaréis sin profesor de Pociones después de esta
demostración, ¡no temáis!
-El que
corre peligro es el profesor de DCAO, no el de pociones- aseguro Fred.
-Y más después
de haberlo llamado “ayudante”- agrego George.
— ¿No estaría bien que se mataran el uno al
otro? —susurró Ron a Harry al oído.
-Snape
seguro lo lograría, pero dudo que ese imbécil de Lockhart pueda siquiera
apuntarle con la varita- aseguró James con desgano.
En el labio superior de Snape se apreciaba
una especie de mueca de desprecio. Harry se preguntaba por qué Lockhart continuaba
sonriendo; si Snape lo hubiera mirado como miraba a Lockhart, habría huido a
todo correr en la dirección opuesta.
-No
dudo que sea alguien terrorífico- aseguró Tonks que de igual forma esperaba que
le borraran la sonrisa al idiota ese.
Lockhart y Snape se encararon y se hicieron
una reverencia. O, por lo menos, la hizo Lockhart, con mucha floritura de la
mano, mientras Snape movía la cabeza de mal humor. Luego alzaron sus varitas
mágicas frente a ellos, como si fueran espadas.
-Ahora sí,
ese es momento de sacar tu lado de serpiente quejicus- le aseguro Sirius.
-Ya
cierra la boca de una vez Black- le rebatió Severus.
-Huy,
luego de que te ínsito y te apoyo.
—Como veis, sostenemos nuestras varitas en la
posición de combate convencional —explicó Lockhart a la silenciosa multitud—.
Cuando cuente tres, haremos nuestro primer embrujo. Pero claro está que ninguno
de los dos tiene intención de matar.
—Yo no estaría tan seguro —susurró Harry,
viendo a Snape enseñar los dientes.
-Hay
ya, que empiece la pelea por todos los cielos- exclamó Gideon comenzando a
desesperarse.
-Ya
queremos saber quién mato a quien, pero más importante, como lo ara-lo apoyo Fabián.
—Una..., dos... y tres.
Ambos alzaron las varitas y las dirigieron a
los hombros del contrincante. Snape gritó:
— ¡Expelliarmus!
-¡¡
¿Qué?!!- increpo James- ¡después de tantas maldiciones que nos lanzamos, y
tantas veces que nos enviamos a la enfermería y tu primer ataque es un hechizo
de desarme!, en verdad me decepcionas Snape.
-¡Acaso
esperabas que lo mata enfrente de todo el colegio Potter!- le devolvió el
aludido.
-No,
pero si le hubieras podido romper un hueso
-¡Ya es
suficiente James!- le detuvo Lily- dejen eso de una vez, y ya después hablare
con los dos de “todas” esas maldiciones y esas “tantas” veces que se mandaron a
la enfermería- les aseguro Lily.
Si bien
era conocido de la pelirroja el desagrado que se tenían, ella desconocía mucho
más de la mitad de sus encuentros, en donde más de alguno llego a correr la
sangre o terminando en la enfermería dando cualquier excusa de sus presencia
ahí, cualquiera de eso relato solo acareaban problemas para ellos por lo que
fue inevitable que sus rostros palidecieran.
-He Lily,
eso no importa, es un asunto entre hombre, entre él y yo verdad- pregunto vendo
en dirección a Severus que intento asentir.
-¡¡Me
importa un demonio!!- rebatió Lily fijando en cada uno de ellos una mirada asesina
que provoco la misma reacción, que bajaran las cabezas y que no se atrevieran a
pronunciar ni media palabra.
-Que
quede claro que ahora yo no fue el hablador- le aseguro por lo bajo Sirius a
Marlene.
-No,
pero el día aun es joven- le devolvió ella.
Cuando
el ambiente se sintió más relajado, Hagrid continúo con la lectura.
Resplandeció un destello de luz roja, y
Lockhart despegó en el aire, voló hacia atrás, salió de la tarima, pegó contra
el muro y cayó resbalando por él hasta quedar tendido en el suelo.
Varios
oyentes soltaron tremendas carcajadas cuando leyeron lo que provocó el hechizo
de Severus.
Malfoy y algunos otros de Slytherin
vitorearon. Hermione se puso de puntillas.
— ¿Creéis que estará bien? —chilló por entre
los dedos con que se tapaba la cara.
— ¿A quién le preocupa? —dijeron Harry y Ron
al mismo tiempo.
Lily,
Molly y hemiones los vieron reprobatoriamente, mientras que James, Sirius,
Remus y los dos pares de gemelos les mostraban su aprobación con diferentes y
silenciosos ademanes.
Lockhart se puso de pie con esfuerzo. Se le
había caído el sombrero y su pelo ondulado se le había puesto de punta.
— ¡Bueno, ya lo habéis visto! —Dijo,
tambaleándose al volver a la tarima—. Eso ha sido un encantamiento de desarme;
como podéis ver, he perdido la varita...
-La
varita y un poco de orgullo- atajo Sirius.
-Pero
el suficiente para que ese pedazo de…
-¡Remus!-
le reprimió Dora
-deje
esa actitud pedante y deje de fingir lo que no es- termino el licántropo.
-Hay compañero,
pero que cortita tienes la correa he- le pico a su amigo, nunca se cansaría de
decirle eso.
¡Ah, gracias, señorita Brown! Sí, profesor
Snape, ha sido una excelente idea enseñarlo a los alumnos, pero si no le
importa que se lo diga, era muy evidente que iba a atacar de esa manera. Si
hubiera querido impedírselo, me habría resultado muy fácil.
-Pues
que lo haga, así de simple- increpo Fabián.
Pero pensé que sería instructivo dejarles que
vieran...
-Si
como no- ironizo Gideon.
Snape parecía dispuesto a matarlo, y quizá
Lockhart lo notara, porque dijo:
— ¡Basta de demostración! Vamos a colocaros
por parejas. Profesor Snape, si es tan amable de ayudarme...
Algunas
risas, que en cierto modo se podrían considerar siniestras, se escucharon en
ese momento.
-Al parecer
no es tan estúpido, por lo menos sabe cuándo debe correr- aseguro Ted.
Se metieron entre la multitud a formar
parejas. Lockhart puso a Neville con Justin Finch-Fletchley, pero Snape llegó
primero hasta donde estaban Ron y Harry
-Obviamente-
dijeron James y Sirius
—Ya es hora de separar a este equipo ideal,
creo —dijo con expresión desdeñosa—. Weasley, puedes emparejarte con Finnigan.
Potter...
Harry se acercó automáticamente a Hermione.
-Buen
intento, pero no será tan fácil- aseguro Remus
—Me parece que no —dijo Snape, sonriendo con
frialdad—. Señor Malfoy, aquí. Veamos qué puedes hacer con el famoso Potter. La
señorita Granger que se ponga con Bulstrode.
Malfoy se acercó pavoneándose y sonriendo.
-Huy,
los eternos rivales- exclamo Fred.
-De una
u otra forma siempre se terminan enfrentando- agregó George.
Detrás de él iba una chica de Slytherin que
le recordó a Harry una foto que había visto en Vacaciones con las brujas. Era
alta y robusta, y su poderosa mandíbula sobresalía agresivamente.
-Esa
cosa se hace llamar chica- exclamo Sirius- es una verdadera monstruosidad-
aseguro.
-Cielos,
para que un mujeriego como tú lo diga debe de ser algo serio- atajo Marlene con
media sonrisa.
-Aunque
no lo creas McKinnon, soy bastante selectivo con las mujeres- le aseguro.
-Sí,
ese argumento es aún mejor- dijo con ironía.
-Bueno,
ya dejen que Hagrid siga leyendo, después continúan con su relación de amor-odio-
les acuso James ganándose unas miradas extrañadas y severas de parte de la
pareja, mientras que claro, el azabache sonreía burlonamente.
Hermione la saludó con una débil sonrisa que
la otra no le devolvió.
-Ni
siquiera modales tiene- espeto Andrómeda- después porque juzgan a todos los de
esa casa.
— ¡Poneos frente a vuestros contrincantes
—dijo Lockhart, de nuevo sobre la tarima— y haced una inclinación!
Harry y Malfoy apenas bajaron la cabeza,
mirándose fijamente.
-Esto
se pondrá interesante Gideon- comento.
-Lo se Fabián,
la tensión se siente en el aire- agrego sobándose las manos.
— ¡Varitas listas! —Gritó Lockhart—. Cuando
cuente hasta tres, ejecutad vuestros hechizos para desarmar al oponente. Sólo
para desarmarlo; no queremos que haya ningún accidente. Una, dos y... tres.
Harry apuntó la varita hacia los hombros de
Malfoy, pero éste ya había empezado a la de dos.
-Clásico
de una serpiente como esa- exclamo Sirius.
-No es
de extrañarse- aseguro Frank- aunque deben admitir que en un combate real no
esperaría hasta tres.
-Pero
en una práctica como esa si debería- atajo Alice.
Su conjuro le hizo el mismo efecto que si le
hubieran golpeado en la cabeza con una sartén. Harry se tambaleó pero aguantó,
y sin perder tiempo, dirigió contra Malfoy su varita, diciendo:
— ¡Rictusempra!
Un chorro de luz plateada alcanzó a Malfoy en
el estómago, y el chico se retorció, respirando con dificultad.
-Justo
en el blanco- le festejo James.
— ¡He dicho sólo desarmarse! —gritó Lockhart
a la combativa multitud cuando Malfoy cayó de rodillas.
-Si claro-
ionizo Remus- es una suerte que solo estén en segundo año, de otra forma se
atacarían con todos los hechizos que conocieran.
-No es
conveniente ponerlos uno contra el otro- aseguro Tonks- por lo menos con esos hechizos
no saldrán heridos.
Harry
lo había atacado con un encantamiento de cosquillas, y apenas se podía mover de
la risa. Harry no volvió a atacar, porque le parecía que no era deportivo
hacerle a Malfoy más encantamientos mientras estaba en el suelo, pero fue un
error.
-Tienes
buenos reflejos chico, pero debes estar más prevenido- le aseguro Alastor- aunque
indigno, así es como actuaran tus enemigos y debes estar preparado para eso,
alerta permanente.
-Gracias
por darnos una introducción a tus clases como auror- aseguro Alice con cierta
ironía.
Tomando aire, Malfoy apuntó la varita a las
rodillas de Harry, y dijo con voz ahogada:
— ¡Tarantallegra!
Un segundo después, a Harry las piernas se le
empezaron a mover a saltos, fuera de control, como si bailaran un baile
velocísimo.
-Lo
mejor sería que los detuvieran antes de que las cosas empeoren- razono Lily.
-Tiñes
razón- aseguro James- aunque divertido, no creo que eso sirva como una
verdadera práctica.
-Claro
que no, se supondría que los profesores tendrían que enseñarles, pero con el carácter
de uno y la estupidez del otro- aseguro Dora.
-Cómo
es que tu si puedes insultar a alguien frente a Teddy y nosotros no- le
pregunto Remus.
-No
puedo ser perfecta- se defendió la joven, mientras que el castaño negaba un
tano divertido.
— ¡Alto!, ¡alto! —gritó Lockhart, pero Snape
se hizo cargo de la situación.
—¡Finite incantatem! —gritó. Los pies de
Harry dejaron de bailar, Malfoy dejó de reír y ambos pudieron levantar la
vista.
-Ha,
por fin- exclamo Lily.
Una niebla de humo verdoso se cernía sobre la
sala. Tanto Neville como Justin estaban tendidos en el suelo, jadeando.
-Fue un
duelo interesante-comento Neville- la verdad es que ninguno sabía muy lo que
estaba haciendo por lo que terminamos cansados.
Ron sostenía a Seamus, que estaba lívido, y
le pedía disculpas por los efectos de su varita rota.
-Y ¿qué
paso ahí?-preguntaron los gemelos.
-¿Cómo
voy a saberlo?, me ataque yo mismo con esa varita lo recuerdan- se defendió
Ron.
Pero Hermione y Millicent Bulstrode no se
habían detenido: Millicent tenía a Hermione agarrada del cuello y la hacía
gemir de dolor.
-Esa
maldita ni siquiera está usando la varita- increpo Andrómeda- es alguien
humillante para su casa.
-Sí, lo
sabemos- aseguro Draco- incluso a nosotros nos fastidiaba tenerla cerca, creo que
no tuvo amigas hasta después de ese año.
-Se lo merecía
la muy perra- aseguró Astoria, a lo que varias personas la vieron extrañada.
-Es que
ella la molestaba a Tonry hasta que su hermana maldijo a la gorila- explicó
Draco.
Las varitas de las dos estaban en el suelo.
Harry se acercó de un salto y apartó a Millicent. Fue difícil, porque era mucho
más robusta que él.
-Simplemente
horrible- exclamo Sirius.
-Ya no
seas tan superficial Sirius- le acuso Marlene- aunque claro, por su actitud es
una asco de persona- agregó
—Muchachos, muchachos... —decía Lockhart,
pasando por entre los estudiantes, examinando las consecuencias de los duelos—.
Levántate, Macmillan..., con cuidado, señorita Fawcett..., pellízcalo con
fuerza, Boot, y dejará de sangrar enseguida...
-No,
eso sí que fue de mucha utilidad- aseguro Ted.
-En
serio profesor, la idea del club de duelo es bueno, pero no teniendo a ese
infeliz como maestro- aseguro James.
»Creo que será mejor que os enseñe a
interceptar los hechizos indeseados —dijo Lockhart, que se había quedado
quieto, con aire azorado, en medio del comedor. Miró a Snape y al ver que le
brillaban los ojos, apartó la vista de inmediato—. Necesito un par de
voluntarios... Longbottom y Finch-Fletchley, ¿qué tal vosotros?
Más
risas se dejaron escuchar al momento en que leyeron la cobardía de Lockhart al
no querer enfrentar nuevamente a Snape.
-Si no
pudo con unos cuantos duendecillos es obvio que no le ganaría a el- aseguro
Remus.
-no,
pero habrá sido genial ver como lo intentaba- aseguro Ron burlonamente.
—Mala idea, profesor Lockhart —dijo Snape,
deslizándose como un murciélago grande y malévolo—. Longbottom provoca
catástrofes con los hechizos más simples, tendríamos que enviar a
Finch-Fletchley a la enfermería en una caja de cerillas. —La cara sonrosada de
Neville se puso de un rosa aún más intenso
-Por tu
bien más te vale cerrar la boca- increpo Alice molesta, si bien era una mujer
tranquila, era peligrosa con ciertos temas, en especial si atacaban a su hijo
de esa manera.
-Ya
cariño, tranquila- le dijo Frank a su esposa.
¿Qué tal Malfoy y Potter? —dijo Snape con una
sonrisa malvada.
-Siempre
tienes que ponerlos a ellos he- le reclamo James.
-Es
casi como ver la relación entre Gryffindor y Slytherin, debes de aceptar que es
emociónate cornamenta- le comentó Sirius.
—¡Excelente idea! —dijo Lockhart.
-Claro,
siempre y cuando no tenga que evidenciar que es un imbécil- increpo Ron- pero
ese encuentro salió muy caro- agrego volteando a ver de forma acusadora a
varios compañeros del futuro.
-¿Qué
quieres decir?- le pregunto Lily preocupada.
-Ya lo sabrá,
y creo que ustedes deberían de tener una pluma y pergamino cerca- aconsejo a
los merodeadores. Si bien el afectado fue Harry, él aún estaba molesto por los malditos
rumores que corrieron ese año y además que seguía disgustado porque su amigo
los perdono demasiado rápido, a su punto de vista.
Haciéndoles un gesto para que se acercaran al
centro del Salón, al mismo tiempo que la multitud se apartaba para dejarles
sitio—. Veamos, Harry —dijo Lockhart—, cuando Draco te apunte con la varita,
tienes que hacer esto.
Levantó la varita, intentó un complicado
movimiento, y se le cayó al suelo. Snape sonrió y Lockhart se apresuró a recogerla,
diciendo:
—¡Vaya, mi varita está un poco nerviosa!
-Ni
siquiera pude sostener apropiadamente la maldita varita- increpo Remus.
-Y mira
que excusa tan más patética, una varita nunca actuaria por su propia cuenta es imposible-
aseguro Sirius.
Por su
parte el Harry, Ginny, Ron y Hermione se vieron entre ellos, los cuatro
conocían muy bien lo ocurrido cuando sacaron al azabache de la casa de sus tíos
ese último año, aunque claro, las circunstancias eran especialmente exclusivas.
Snape se acercó a Malfoy, se inclinó y le
susurró algo al oído. Malfoy también sonrió. Harry miró asustado a Lockhart y
le dijo:
—Profesor, ¿me podría explicar de nuevo cómo
se hace eso de interceptar?
-A quien
le fuiste a pedir ayuda Potter- exclamo burlón Draco.
-La
verdad, es que en ese momento sabias más que ese imbécil- le aseguro Astoria.
-Ha, es
bueno saberlo- comento el rubio.
-No te
pondrás celoso por eso verdad- exclamo la chica viendo con curiosidad al joven-
¿o sí?
-No, claro
que no- aseguro- podría continuar- le pidió a Hagrid.
—¿Asustado? —murmuró Malfoy, de forma que
Lockhart no pudiera oírle.
—Eso quisieras tú —le dijo Harry torciendo la
boca.
-El
ataque verbal antes de un encentro- comentó Fred.
-Lo más
básico en un duelo de esos- agrego George.
Lockhart dio una palmada amistosa a Harry en
el hombro.
—¡Simplemente, hazlo como yo, Harry!
—¿El qué?, ¿dejar caer la varita?
Pese a
todo eso logro que algunos esbozaran una sonrisa.
Pero Lockhart no le escuchaba.
-O no
lo quería escuchar- intervino Charlie.
—Tres, dos, uno, ¡ya! —gritó.
Malfoy levantó rápidamente la varita y bramó:
—¡Serpensortia!
-¿Eso
fue lo que te susurro?- le pregunto incrédula Lily a Draco.
-Pues
sí, no concia muy bien el hechizo, pero bueno, lo utilice- acepto el rubio.
-Pero
¿qué clase de hechizos les enseñas he?- le espeto la pelirroja a Severus- eso podría
ser muy peligroso.
Hagrid
narro la reacción tanto de Harry como la de los demás alumnos.
—No te muevas, Potter —dijo Snape sin hacer
nada, disfrutando claramente de la visión de Harry, que se había quedado
inmóvil, mirando a los ojos a la furiosa serpiente—. Me encargaré de ella...
-Solo
querías fastidiarlo verdad- exclamo James.
-Claro,
que se podría ese infeliz rencoroso- le acuso Sirius.
—¡Permitidme! —gritó Lockhart.
-Ese
idiota solo lo empeorara todo-espeto Remus.
-Nadie salió
herido verdad- pregunto Dora a los jóvenes.
-No
nadie- seguro Ron- aunque creo que después pueden haber heridos- agrego
boletando a ver nuevamente a los jóvenes que juzgaban a su compañero.
Blandió su varita apuntando a la serpiente y
se oyó un disparo: la serpiente, en vez de desvanecerse, se elevó en el aire unos
tres metros y volvió a caer al suelo con un chasquido. Furiosa, silbando de
enojo, se deslizó derecha hacia Finch-Fletchley y se irguió de nuevo, enseñando
los colmillos venenosos.
Varios jóvenes
se tensaron al pensar que la serpiente podría atracar, pero por su parte el aludido
estaba más preocupado por lo que había pasado después, aun a través de Nick
pudo ver muy bien a ese monstruo.
-Un hechizo,
es mucho pedir que pueda hacer un maldito hechizo bien- increpo james.
-De
hecho solo abe un hechizo- aseguro Hermione- pero ya lo averiguaran en su
momento.
Harry no supo por qué lo hizo, ni siquiera
fue consciente de ello. Sólo percibió que las piernas lo impulsaban hacia delante
como si fuera sobre ruedas y que gritaba absurdamente a la serpiente: «¡Déjale!»
Justin
se impresiono al escucharlo, por lo que se sintió aún más mal por creer que él había
tratado de atacarlo. Por su parte el trio se sintió un poco incómodo, en
especial Harry, pues era ahí cuando se enteró que podía halar párcel.
-Tienen
que recitar el contra hechizo, de otra forma no lograran nada- aseguro Frank
preocupado por el joven.
Y milagrosa e inexplicablemente, la serpiente
bajó al suelo, tan inofensiva como una gruesa manguera negra de jardín, y
volvió los ojos a Harry.
-¡¿Qué?!-
reclamaron algunos- ¿solo con eso controlo a esa maldita serpiente?- continuo
Sirius.
-¡¡Ha!1-
grito Dora.
-¿Que
ocurre sobrina?- le pregunto.
-Es
que, acabo de recordarlo- respondió- recuerdan el primer libro, cuando estaban
en el zoológico, que Harry pudo…
-Pudo
hablar con la boa- termino Remus- ellos se entendían.
-Es
verdad, pero eso solo se podría lograr sí, no, no es imposible no- decía James más
para sí mismo que para lo demás- Hagrid, por favor continua- le pidió, aunque
una parte de él se negaba a que eso siguiera.
A éste se le pasó el miedo. Sabía que la
serpiente ya no atacaría a nadie, aunque no habría podido explicar por qué lo
sabía.
Sonriendo, miró a Justin, esperando verlo
aliviado, o confuso, o agradecido, pero ciertamente no enojado y asustado.
—¿A qué crees que jugamos? —gritó, y antes de
que Harry pudiera contestar, se había dado la vuelta y abandonaba el salón.
-Y que
cree él que está pasando, que no vio que le salvo la maldita vida- espeto
Sirius mientras que Justin bajaba la cabeza.
-Ya
tranquilo Sirius- le pidió Marlene. Ella como Lily y James ya suponían a que se
debió de ocurrir con esas serpientes.
-Pero
es que solo un maldito ciego no vería que la serpiente retrocedió cuando le
hablo- defendió su punto.
-Ya lo
sé, pero es evidente que los magos siguen siendo los mismos idiotas y
prejuicioso que siempre- aseguro la mujer consiguiendo que los jóvenes del
futuro se sintieran mal
Snape se acercó, blandió la varita y la
serpiente desapareció en una pequeña nube de humo negro. También Snape miraba a
Harry de una manera rara; era una mirada astuta y calculadora que a Harry no le
gustó.
-¿En qué
demonios pensabas?- pegunto Sirius.
-¡¿Cómo
diablos piensas que lo sepa Black?!- le devolvió Severus- eso aún no ha
ocurrido idiota.
Fue vagamente consciente de que a su alrededor
se oían unos inquietantes murmullos. A continuación, sintió que alguien le
tiraba de la túnica por detrás.
—Vamos —le dijo Ron al oído—. Vamos...
-Sin
duda es lo mejor- aseguro Lily- después de lo ocurrido lo mejor será alejarse de
ahí.
-No, es
imposible, es simplemente imposible que algo así pueda pasar- repetía James
para extrañeza de algunos compañeros que no entendían que era lo que estaba
pasando.
Ron lo sacó del salón, y Hermione fue con
ellos. Al atravesar las puertas, los estudiantes se apartaban como si les diera
miedo contagiarse.
Los
merodeadores bufaron en molestia mientras que Sirius sacaba un pergamino, ya
antes comentaron de hacer una lista especial por ese asunto de los rumores que
corrían con respecto a Harry.
Harry no tenía ni idea de lo que pasaba, y ni
Ron ni Hermione le explicaron nada hasta llegar a la sala común de Gryffindor,
que estaba vacía. Entonces Ron sentó a Harry en una butaca y le dijo:
—Hablas pársel. ¿Por qué no nos lo habías
dicho?
-Párcel-
repitieron algunos- pero entonces, ¿él es heredero de Salazar Sly…?- comenzó a
decir una chica de Ravenclaw hasta que
-¡¡No!!-
le interrumpió de inmediato James- los Potter no somos descendientes de ese
maniático de Slytherin- aseguro el azabache.
-¡¿Pero
cómo puede afirmarlo?! digo, él vivió hace siglos y…- ataco la misma chica.
-¡¡Que
no es posible!!- le rebatió viéndola con enojo.
—¿Que hablo qué? —dijo Harry.
—¡Pársel! —Dijo Ron—. ¡Puedes hablar con las
serpientes!
—Lo sé —dijo Harry—. Quiero decir, que ésta es
la segunda vez que lo hago. Una vez, accidentalmente, le eché una boa
constrictor a mi primo Dudley en el zoo... Es una larga historia... pero ella
me estaba diciendo que no había estado nunca en Brasil, y yo la liberé sin
proponérmelo. Fue antes de saber que era un mago...
-No
sabes nadad eso verdad- le dijo Lily a su hijo que negó con la cabeza- debería
de leer más cariño, si hasta Hermione lo sabe.
-¿Crees
que sea el mejor momento para reclamarle?- pregunto Dora.
-Créeme,
cando estés en la misma posición con tu hijo aras lo mismo- le aseguro a la
peli rosa dejándola con cierta impresión en el rostro, es que ella también la
relación entre ella y Teddy.
—¿Entendiste que una boa constrictor te decía
que no había estado nunca en Brasil? —repitió Ron con voz débil.
—¿Y qué? —Preguntó Harry—. Apuesto a que
pueden hacerlo montones de personas.
—Desde luego que no —dijo Ron—. No es un don
muy frecuente. Harry, eso no es bueno.
-Yo no
estaría de acuerdo con eso- comento Albus Dumbledore.
-Pero
profesor, es un don de los magos tenebrosos- atajo Sirius ganándose una mirada
acusadora de parte de Harry- bueno ahijado, no quiero decir que tu…
-Mejor
ya no digas nada Sirius- le sugirió Marlene.
-Una
habilidad como la legua párcel no significa absolutamente nada, y mucho menos
dictamina si un individuo es bueno o malo- aseguro el anciano profesor- es como
utilicen esas habilidades lo que definen a las personas, y todos dentro de esta
sala deberían de aprender esa lección, por su propio bien y de aquellos que les
sobrevivirán- termino viendo con solemnidad a todo el comedor- Hagrid, podrías
continuar- le solicito al semi gigante.
—¿Que no es bueno? —dijo Harry, comenzando a
enfadarse—. ¿Qué le pasa a todo el mundo? Mira, si no le hubiera dicho a esa
serpiente que no atacara a Justin...
—¿Eso es lo que le dijiste?
—¿Qué pasa? Tú estabas allí... Tú me oíste.
-Ese
era otro idioma cielo, solo la serpiente sería capaz de entenderte, los demás
solo escucharían un siseo- le explico Harry.
-Si
mamá, ahora lo sé- le aseguro con una mirada dulce.
—Hablaste en lengua pársel —le dijo Ron—, la
lengua de las serpientes. Podías haber dicho cualquier cosa. No te sorprenda
que Justin se asustara, parecía como si estuvieras incitando a la serpiente, o
algo así. Fue escalofriante.
-Pero
nunca creí que dijeras algo malo, he colega- le aseguro Ron de inmediato- pero
si fue escalofriante.
Harry se quedó con la boca abierta.
—¿Hablé en otra lengua? Pero no comprendo...
¿Cómo puedo hablar en una lengua sin saber que la conozco?
-Por lo
general es un rasgo heredado, y no es necesario que lo comprendas para poder
usarlo- aseguro Remus.
-¡Pero
no es posible que el haya heredado algo así!- aseguro James mas molesto.
-Nunca
dijo que lo hizo, solo estaba dando una ex0licacion- aseguro dora en su
defensa.
-Ella
tiene razón cariño- le aseguro Lily calmando a su novio con unas palmadas en el
hombro.
Ron negó con la cabeza. Por la cara que
ponían tanto él como Hermione, parecía como si acabara de morir alguien. Harry
no alcanzaba a comprender qué era tan terrible.
-Tal
como dijo Albus, todo depende del uso que le den- aseguro para sorpresa de
todos Alastor.
—¿Me quieres decir qué hay de malo en impedir
que una serpiente grande y asquerosa arranque a Justin la cabeza de un
mordisco? —preguntó—. ¿Qué importa cómo lo hice si evité que Justin tuviera que
ingresar en el Club de Cazadores Sin Cabeza?
El
aludido de forma inconsciente llevo una de sus manos al cuello, el solo pensar
en esa posibilidad le aterraba y asían que se arrepintiera de haber juzgado mal
al chico.
—Sí importa —dijo Hermione, hablando por fin,
en un susurro—, porque Salazar Slytherin era famoso por su capacidad de hablar
con las serpientes. Por eso el símbolo de la casa de Slytherin es una
serpiente.
Harry se quedó boquiabierto.
—Exactamente —dijo Ron—. Y ahora todo el
colegio va a pensar que tú eres su tatara-tatara-tatara-tataranieto o algo así.
-¡¡Que
no es así, con un…!!
-¡¡Cornamenta!!
ya tranquilízate- le detuvo Sirius al notar el estado tan alterado de su amigo-
mira, sabemos cómo se ve eso pero debe de existir una buena razón para ello, tu
solo trata de no alterarte demasiado.
Era de
las pocas veces que Black hablaba y se comportaba con seriedad, si bien para
muchas verlo sonreír era algo que las atraía, esa faceta de ser alguien serio
responsable hacia que otras (como por ejemplo Marlene) sintieran algo que se
más que una simple atracción o gusto pasajero.
—Pero no lo soy —dijo Harry, sintiendo un
inexplicable terror.
—Te costará mucho demostrarlo —dijo
Hermione—. Él vivió hace unos mil años, así que bien podrías serlo.
-Ya lo
ven- exclamo la joven de Ravenclaw
-No
ayudas con esos comentarios- le reclamo con severidad Lily.
Aquella noche, Harry pasó varias horas
despierto. Por una abertura en las colgaduras de su cama, veía que la nieve comenzaba
a amontonarse al otro lado de la ventana de la torre, y meditaba.
¿Era posible que fuera un descendiente de
Salazar Slytherin?
James
se tuvo que tragar un comentario en ese momento, de otra forma sus amigos
podrían considerar que era necesario tranquilizarlo a la fuerza.
Al fin y al cabo, no sabía nada sobre la
familia de su padre. Los Dursley nunca le habían permitido hacerles preguntas
sobre sus familiares magos.
En voz baja, trató de decir algo en lengua
pársel, pero no encontró las palabras. Parecía que era requisito imprescindible
estar delante de una serpiente.
-Bueno,
tal vez si lo lograste- comentó Dora- ten en cuenta que tú nunca te enteraste
que lo podías habar hasta que te escucharon.
-Cierto,
pero no muy relevante- comento Marlene.
«Pero estoy en Gryffindor —pensó Harry—. El
Sombrero Seleccionador no me habría puesto en esta casa si tuviera sangre de
Slytherin...»
«¡Ah! —dijo en su cerebro una voz horrible—,
pero el Sombrero Seleccionador te quería enviar a Slytherin, ¿lo recuerdas?»
-Eso verdaderamente
no significa nada.-aseguro Lily- tu estas en la casa en la que debes de estar-
aseguro.
-Ella
tiene razón cachorro- la apoyo Sirius- eso no debería de preocuparte.
Harry se volvió. Al día siguiente vería a
Justin en clase de Herbología y le explicaría que le había pedido a la serpiente
que se apartara de él, no que lo atacara, algo (pensó enfadado, dando puñetazos
a la almohada) de lo que cualquier idiota se habría dado cuenta.
-Eso
digo yo- atajo Sirius de inmediato.
A la mañana siguiente, sin embargo, la nevada
que había empezado a caer por la noche se había transformado en una tormenta de
nieve tan recia que se suspendió la última clase de Herbología del trimestre.
Lógico-
comento Alice- en ese momento sería más impórtate cuidar esas mandrágoras que
una clase.
-En
especial porque ya hay un estudiante en ese estado- agrego Andrómeda.
La profesora Sprout quiso tapar las
mandrágoras con pañuelos y calcetines, una operación delicada que no habría
confiado a nadie más, puesto que el crecimiento de las mandrágoras se había
convertido en algo tan importante para revivir a la Señora Norris y a Colín
Creevey.
-Y lo interesante
es que ninguna mostro aptitudes para la adivinación- comento Sirius para tratar
de aligerar la tensión.
-Lo
dices tú, que solo quiso tomar esa clase porque el profesor ya era viejo y no
parecía importarle si aprendían o no- atajo Remus- a estas alturas del año ya
casi no asiste a la clase.
-Sí, y
es muy entretenido- aseguró burlonamente.
-Pues
es una que Dumbledore este pensado en sacar esa materia del colegio- agrego
Lily.
-Bueno,
es malo solo para las siguientes generaciones, no para nosotros- agrego el oji
gris.
Harry le daba vueltas a aquello, sentado
junto a la chimenea, en la sala común de Gryffindor, mientras Ron y Hermione
aprovechaban el hueco dejado por la clase de Herbología para echar una partida
al ajedrez mágico.
-Entonces
se la paso viendo a la nada mientras Ron mostrando su caballerosidad pateándole
el trasero a Hermione- comento Fred.
-Sin
duda es una gran forma de pasar su tiempo libre no chicos- agrego George.
-Ha ya
cierren la boca- les ataco Hermione- además la única forma de ganarle en el
juego es que practicara.
—¡Por Dios, Harry! —Dijo Hermione,
exasperada, mientras uno de los alfiles de Ron tiraba al suelo al caballero de
uno de sus caballos y lo sacaba a rastras del
tablero—. Si es tan importante para ti, ve a buscar a Justin.
-Por su
bien será mejor que escuche de razones- comentó Sirius.
De forma que Harry se levantó y salió por el
retrato, preguntándose dónde estaría Justin.
Hagrid
fue leyendo como el castillo se veía más obscuro debido a la nieve, de cómo decidió
ir a buscarlo al joven a la biblioteca y de cómo escucho que la profesora McGonagall
le gritaba a un alumno por convertir a
un compañero en tejón, lo cual hizo recordar a Draco la vez que lo convirtieron
en un hurón, lo cual le hizo sentir un escalofrió que solo Astoria (un tanto
divertida) noto.
Efectivamente, algunos de los de Hufflepuff
que tenían clase de Herbología estaban en la parte de atrás de la biblioteca,
pero no parecía que estudiasen. Entre las largas filas de estantes, Harry podía
verlos con las cabezas casi pegadas unos a otros, en lo que parecía una
absorbente conversación.
Los
jóvenes comprendieron que inevitablemente saldría su discusión con el azabache.
No podía distinguir si entre ellos se
encontraba Justin. Se les estaba acercando cuando consiguió entender algo de lo
que decían, y se detuvo a escuchar, oculto tras la sección de «Invisibilidad».
-Un
poco irónico no lo cree- comento Fabián con burla.
—Así que —decía un muchacho corpulento— le
dije a Justin que se ocultara en nuestro dormitorio. Quiero decir que si Potter
lo ha señalado como su próxima víctima, es mejor que se deje ver poco durante
una temporada.
-¡¿Qué?!-
gritaron Sirius y James con bastante fuerza, asustando de sobre manera a los involucrados
en la plática.
-Solo
deje que mencionen sus nombres y verán- exclamo sombríamente el azabache.
Por supuesto, Justin se temía que algo así
pudiera ocurrir desde que se le escapó decirle a Potter que era de familia
muggle. Lo que Justin le dijo exactamente es que le habían reservado plaza en
Eton. No es el mejor comentario que se le puede hacer al heredero de Slytherin,
¿verdad?
—¿Entonces estás convencido de que es Potter,
Ernie? —preguntó asustada una chica rubia con coletas.
El
joven palideció de inmediato mientras veía como los reconocidos bromitas
escribían un montón de cosas en sus pergaminos.
-¿En
verdad piensan hacer eso?- pregunto Lily incrédula, que estaba dividida entre
apoyarlos o reprimirlos.
-Sí, y
lo siento Lis pero aunque te opongas lo aremos- le aseguro su novio.
-Sí, ya
después nos castigas si quieres- seguro el oji gris.
—Hannah —le dijo solemnemente el chico
robusto—, sabe hablar pársel. Todo el mundo sabe que ésa es la marca de un mago
tenebroso. ¿Sabes de alguien honrado que pueda hablar con las serpientes? Al
mismo Slytherin lo llamaban «lengua de serpiente».
-Me
decepciona ver que en el futuro los magos, pero en especial los estudiantes
sigan con esos, y perdonaran la palabra, malditos complejos- exclamo Dumbledore
sorprendiendo a más de uno por su lenguaje.
Esto provocó densos murmullos. Ernie
prosiguió:
—¿Recordáis lo que apareció escrito en la
pared? «Temed, enemigos del heredero.» Potter estaba enemistado con Filch.
-Claro,
como si tú no tuvieras problemas con él verdad- le espeto Fred.
-No has
estudiante que este bien con él- lo apoyo George.
A continuación, el gato de Filch resulta
agredido. Ese chaval de primero, Creevey, molestó a Potter en el partido de
quidditch, sacándole fotos mientras estaba tendido en el barro. Y entonces
aparece Creevey petrificado.
-Solo
por diversión deberías atacarlo Harry- le sugirió Gideon.
-O
mejor aún, déjanoslo a nosotros seis- agrego Fabián refiriéndose a ellos, los gemelos
Weasley y por supuesto, a James y a Sirius que continuaban escribiendo en el
pergamino.
—Pero —repuso Hannah, vacilando— parece tan
majo... y, bueno, fue él quien hizo desaparecer a Quien-vosotros-sabéis. No
puede ser tan malo, ¿no creéis?
-Bien,
sigue así te libraras de nosotros- aseguró Sirius tachando algunas cosas en el
pergamino.
Ernie bajó la voz para adoptar un tono
misterioso. Los de Hufflepuff se inclinaron y se juntaron más unos a otros, y
Harry tuvo que acercarse más para oírlas palabras de Ernie.
Lily
negó en represión aunque en cierto punto también deseaba escuchar lo que tenían
que decir, aunque claro, no lo aceptaría abiertamente.
—Nadie sabe cómo pudo sobrevivir al ataque de
Quien-vosotros-sabéis. Quiero decir que era tan sólo un niño cuando ocurrió, y
tendría que haber saltado en pedazos. Sólo un mago tenebroso con mucho poder
podría sobrevivir a una maldición como ésa. —Bajó la voz hasta que no fue más
que un susurro, y prosiguió—: Por eso seguramente es por lo que
Quien-vosotros-sabéis quería matarlo antes que a nadie. No quería tener a otro
Señor Tenebroso que le hiciera la competencia. Me pregunto qué otros poderes
oculta Potter.
-De
hecho fue exactamente lo contrario- exclamo Ron sin pensar.
-¿Cómo
que lo contrario?- le pregunto Lily con su clásica percepción de los detalles.
-He
bueno, eso está en el séptimo libro- respondió de inmediato.
-No, de
hecho creo que sería al final del quinto Ron- le corrigió Hermione- recuerdas
el incidente en aquella sala.
-A, si
es cierto- acepto.
-Saben,
ya me estoy cansado esto de no saber que pasa- les reclamo Sirius.
-Tú
estás cansado- argumento Harry- yo tuve que soportar cinco años en descubrir
casi toda la verdad, y tú solo esperaras lo que tardemos en leer los libros-
inevitablemente le tuvieron que dar la razón- así que no molestes- termino-
Hagrid por favor.
Harry no pudo aguantar más y salió de detrás
de la estantería, carraspeando sonoramente. De no estar tan enojado, le habría
parecido divertida la forma en que lo recibieron: todos parecían petrificados
por su sola visión, y Ernie se puso pálido.
—Hola —dijo Harry—. Busco a Justin
Finch-Fletchley.
-Eso no
ayudara nada- exclamo Lily preocupada.
Los peores temores de los de Hufflepuff se
vieron así confirmados. Todos miraron atemorizados a Ernie.
—¿Para qué lo buscas? —le preguntó Ernie, con
voz trémula.
-Más le
vale que cuide sus palabras- cometo James sin lograr contenerse.
—Quería explicarle lo que sucedió realmente
con la serpiente en el club de duelo —dijo Harry.
Ernie se mordió los labios y luego,
respirando hondo, dijo:
—Todos estábamos allí. Vimos lo que sucedió.
-Ja-
exclamo con sarcasmo Sirius-si claro, solo vieron lo que les conviene.
—Entonces te darías cuenta de que, después de
lo que le dije, la serpiente retrocedió —le dijo Harry.
—Yo sólo me di cuenta —dijo Ernie
tozudamente, aunque temblaba al hablar— de que hablaste en lengua pársel y le
echaste la serpiente a Justin.
-El
controlo a la serpiente- atajo Dora que ya se estaba molestando- pero si tanto
lo desea le pueden arrojar la serpiente a él.
—¡Yo no se la eché! —Dijo Harry, con la voz
temblorosa por el enojo—. ¡Ni siquiera lo tocó!
—Le anduvo muy cerca —dijo Ernie—. Y por si
te entran dudas —añadió apresuradamente—, he de decirte que puedes rastrear mis
antepasados hasta nueve generaciones de brujas y brujos y no encontrarás una
gota de sangre muggle, así que...
—¡No me preocupa qué tipo de sangre tengas! —Dijo
Harry con dureza—. ¿Por qué tendría que atacar a los de familia muggle?
-Ni
siquiera les importa que su mejor amiga es una nacida muggles cierto- exclamo Lily.
-Sin importar
cuanto tiempo pase parece que las personas siguen con esa maldita estupidez medieval,
es humillante- espeto Marlene.
-Estoy
de acuerdo contigo McKinnon- le aseguro Sirius de inmediato.
—He oído que odias a esos muggles con los que
vives —dijo Ernie apresuradamente.
-Ahora
entiendo porque- aseguro el chico, pero solo los que estaban cerca lo lograron
escuchar.
—No es posible vivir con los Dursley sin
odiarlos —dijo Harry—. Me gustaría que lo intentaras.
Todos
sin excepción le concedieron la razón al azabache nuevamente.
Dio media vuelta y salió de la biblioteca,
provocando una mirada reprobatoria de la señora Pince, que estaba sacando
brillo a la cubierta dorada de un gran libro de hechizos. Furioso como estaba,
iba dando traspiés por el corredor, sin ser consciente de adónde iba. Y al fin
se dio de bruces contra una mole grande y dura que lo tiró al suelo de
espaldas.
—¡Ah, hola, Hagrid! —dijo Harry, levantando
la vista.
-Por
fin, un amigo entre todos los traicioneros- aseguro Fabián.
-¿No
van a dejar el tema por la paz cierto?- pregunto a Harry.
-No-
respondieron los dos pares de gemelos, su padre y su padrino.
-También
tú los perdonaste con mucha facilidad- le aseguro Ron que le molestaba eso de
su amigo.
Aunque llevaba la cara completamente tapada
por un pasamontañas de lana cubierto de nieve, no podía tratarse de nadie más
que Hagrid, pues ocupaba casi todo el ancho del corredor con su abrigo de piel
de topo.
-Bueno,
en eso si tiene razón-aseguro Gideon.
En una de sus grandes manos enguantadas
llevaba un gallo muerto.
—¿Va todo bien, Harry? —preguntó Hagrid,
quitándose el pasamontañas para poder hablar—. ¿Por qué no estás en clase?
—La han suspendido —contestó Harry,
levantándose—. ¿Y tú, qué haces aquí?
-Entonces
ya no saldrá quien era el otro de la plática- interrumpió Sirius.
-Pásame
el pergamino y escribiré su nombre- le solicito Ron que de inmediato recibió el
documento, para desgracia del joven que pensaba que ya se había librado.
Hagrid levantó el gallo sin vida.
—El segundo que matan este trimestre
—explicó—. O son zorros o chupasangres, y necesito el permiso del director para
poner un encantamiento alrededor del gallinero.
-Están
matando a los gallos, eso es extraño- argumento Lily.
-Eso
tendrá que ver con todo lo que está ocurriendo- pregunto Dora.
-Tal
vez, pero aún no tenemos las pistas suficientes, lo mejor será seguir con la
lectura- exclamo Alastor.
Miró a Harry más de cerca por debajo de sus
cejas espesas, cubiertas de nieve.
—¿Estás seguro de que te encuentras bien?
Pareces preocupado y alterado.
-Y no
es para menos- aseguro James- después de escuchar las acusaciones de que quiere
matar a sus compañeros.
Harry no pudo repetir lo que decían de él
Ernie y el resto de los de Hufflepuff.
Los amigos
del azabache bufaron en molestia.
—No es nada —repuso—. Mejor será que me vaya,
Hagrid, después tengo Transformaciones y debo recoger los libros.
Se fue con la mente cargada con todo lo que
había dicho Ernie sobre él:
«Justin se temía que algo así pudiera ocurrir
desde que se le escapó decirle a Potter que era de familia muggle...»
-Ok, el
cobarde de Justin está dentro de la lista- aseguro Sirius anotando su nombre en
el pergamino después de que Ron se lo entregara
-Ustedes
de verdad son muy vengativos cierto- comento Dora viendo a su tío y a sus
amigos con reproche.
-Al
igual que tu Nymphy- exclamó Charlie- o no recuerdas que perseguiste una semana
a un compañero tuyo para hacerle una broma pesada, solo porque te dijo anormal-
le record
-Lo
grito durante una clase, él se lo merecía- se defendió la chica.
-El punto
es, que eres igual a nosotros sobrina- le aseguro- yo en tu lugar me aseguraría
de molestarla Remus- le aconsejo.
-Mejor
cierra la boca- le reclamo el licántropo
Harry subió las escaleras y volvió por otro
corredor. Estaba mucho más oscuro, porque el viento fuerte y helado que
penetraba por el cristal flojo de una ventana había apagado las antorchas. Iba
por la mitad del corredor cuando tropezó y cayó de cabeza contra algo que había
en el suelo.
Se volvió y afinó la vista para ver qué era
aquello sobre lo que había caído, y sintió que el mundo le venía encima.
En ese
momento la tención regreso al gran comedor.
-Por
todos los cielos, ¿no puede tener un segundo de paz o qué?- reclamo Lily.
-Créanos,
nosotros nos hemos preguntado eso por muchos años- agregó Ron cansinamente.
Sobre el suelo, rígido y frío, con una mirada
de horror en el rostro y los ojos en blanco vueltos hacia el techo, yacía
Justin Finch-Fletchley.
-¡Hay
con un demonio!- increpo James.
-Ya
hubo otro ataque- exclamó Alice con preocupación- y lo que es peor, a ese chico
específicamente.
-Eso
solo lo empeorara todo para Harry- agrego Andrómeda.
-Cierto,
pero también el tal Justin se libra de nosotros- aseguro Sirius tachando el
pergamino mientras el aludido respiraba un tanto aliviado- el ya recibió su
castigo.
-Podrías
comportarte con más seriedad Black- le reclamo Lily furiosa.
Hagrid
considero que lo mejor que podía hacer era continuar con la lectura.
Y eso no era todo. A su lado había otra
figura, componiendo la visión más extraña que Harry hubiera contemplado nunca.
Se trataba de Nick Casi Decapitado, que no
era ya transparente ni de color blanco perlado, sino negro y neblinoso, y
flotaba inmóvil, en posición horizontal, a un palmo del suelo. La cabeza estaba
medio colgando, y en la cara tenía una expresión de horror idéntica a la de
Justin.
-¿Qué?,
¿pero cómo?- exclamo Marlene- ¿qué cosa le pudo hacer algo así a un fantasma?
-Debió
de ser magia muy obscura o algo así- intervino Sirius- Ni siquiera un fantasma
pudo soportarlo.
-Esto
es pésimo- aseguró Dora- si tan solo Nick se hubiera salvado sabrían que era
esa cosa que atormentaba la escuela, pero incluso él quedo en ese estado.
Harry se puso de pie, con la respiración
acelerada y el corazón ejecutando contra sus costillas lo que parecía un redoble
de tambor. Miró enloquecido arriba y abajo del corredor desierto y vio una
hilera de arañas huyendo de los cuerpos a todo correr.
-Las
arañas, otra vez las arañas- exclamo Lily- eso no puede tratarse de una simple
coincidencia.
-No
creo que sean las atacantes o si- pregunto curioso un chico de Gryffindor.
-Por
supuesto que no- aseguro Alastor- pero sin duda tienen algo que ver.
-Tal
vez reaccionan a la presencia del monstruo de Slytherin- propuso Dora.
-Sí,
eso podría tener sentido chiquilla- le concedió auror- en tal caso podríamos
tener una pisa sobre el tipo de criatura con el que están tratando, además esta
ese asunto de los gallos..
-Pero
los únicos que lo saben lo de las arañas son ellos tres, y no creo que se lo
digan a nadie- razono Frank.
-Pero
no es correcto- aseguro Molly- eso está muy lejos de sus posibilidades, no
tendría porque involúcrese en todo eso.
-Tranquila
cariño- le dijo Arthur abrazándola por los hombros- Hagrid podrá seguir, por
favor- le solicito.
Lo único que se oía eran las voces
amortiguadas de los profesores que daban clase a ambos lados.
Podía salir corriendo, y nadie se enteraría
de que había estado allí. Pero no podía dejarlos de aquella manera..., tenía
que hacer algo por ellos. ¿Habría alguien que creyera que él no había tenido
nada que ver?
-Siempre
con tu complejo de héroe- aseguro Hermione.
-Entonces
¿qué debería de hacer Hermione?, dejarlos ahí sin más- se defendió Harry.
-Sé que
se escucha mal, pero no podías hacer absolutamente nada por ellos, solo con las
mandrágoras y la poción se le podría ayudar- le rebatió la castaña.
-Pero
aun así no se habría ido, él no es de ese tipo de personas- argumento Ginny-
pero no si eso es bueno o malo.
-Créeme
que te comprendo- le aseguro Lily- yo me siento exactamente igual que tu-
agrego.
Aún estaba allí, aterrorizado, cuando se
abrió de golpe la puerta que tenía a su derecha. Peeves el poltergeist surgió
de ella a toda velocidad.
-¡¡Con
un demonio!! de entre todos, tenía que parecer ese maldito- increpo Remus.
—¡Vaya, si es Potter pipí en el pote! —Cacareó
Peeves, ladeándole las gafas de un golpe al pasar a su lado dando saltos—. ¿Qué
trama Potter? ¿Por qué acecha?
Peeves se detuvo a media voltereta. Boca
abajo, vio a Justin y Nick Casi Decapitado. Cayó de pie, llenó los pulmones y,
antes de que Harry pudiera impedirlo, gritó:
—¡AGRESIÓN! ¡AGRESIÓN! ¡OTRA AGRESIÓN! NINGUN
MORTAL NI FANTASMA ESTÁ A SALVO! SALVESE QUIEN PUEDA! AGREESIÓÓÓÓN!
-Ese
maldito- espeto Sirius- deberíamos darle una lección a ese maldito poltergeist
para que aprenda a no molestar al hijo
de un merodeador.
-Claro,
aún tenemos un par de meses en el colegio, le demostraremos lo que es el dolor-
agrego sombríamente James.
Hagrid
fue leyendo como las puertas del corredor se habría y los estuantes saliendo topándose
con el joven petrificado y el fantasma flotante, también de cómo fueron acorralando
a Harry hasta que los profesores llegaron y cuando McGonagall puso todo en
orden.
—¡Te han cogido con las manos en la masa!
—gritó Ernie, con la cara completamente blanca, señalando con el dedo a Harry.
—¡Ya vale, Macmillan! —dijo con severidad la
profesora McGonagall.
-Ya
tenemos un apellido- aseguro Sirius mientras él y James escribían otro poco más
en su pergamino.
-Yo en
su lugar cuidaría mi espalda, pues antes de terminar el libros esos “jóvenes”, sabrán
lo que podemos hacer- les amenazo a los chicos que sintieron un notable escalofrió.
Peeves se meneaba por encima del grupo con
una malvada sonrisa, escrutando la escena; le encantaba el follón. Mientras los
profesores se inclinaban sobre Justin y Nick Casi Decapitado, examinándolos,
Peeves rompió a cantar:
—¡Oh, Potter, eres un zote, estás podrido, te
cargas a los estudiantes, y te parece divertido!
Todos
los bromistas que en más de alguna ocasión habían usado a Peeves en alguna de
sus bromas, ahora lo veían con rencor y tenían unos grandes deseos de vengarse
contra ese mal nacido.
—¡Ya basta, Peeves! —gritó la profesora
McGonagall, y Peeves escapó por el corredor, sacándole la lengua a Harry.
Los profesores Flitwick y Sinistra, del
departamento de Astronomía, fueron los encargados de llevar a Justin a la
enfermería, pero nadie parecía saber qué hacer con Nick Casi Decapitado.
-Eso podría
ser complicado, no lo pueden tocar ni nada- comento Sirius.
-Con un
abanico o algo así podrían moverlo del corredor Sirius- explico Lily- pero otra
parte Dumbledore debería de examinarlo, eso tal vez les podría ser de utilidad.
Al final, la profesora McGonagall hizo
aparecer de la nada un gran abanico, y se lo dio a Ernie con instrucciones de
subir a Nick Casi Decapitado por las escaleras. Ernie obedeció, abanicando a
Nick por el corredor para llevárselo por el aire como si se tratara de un
aerodeslizador silencioso y negro.
-Pobre
Nick- exclamo Bill- pero ¿no fue nada irreversible verdad?- le pregunto a los
chicos del futuro.
-No, al
año siguiente ya estaba bien- aseguro Ron- aunque nunca supimos como lo
consiguieron.
De esa forma, Harry y la profesora McGonagall
se quedaron a solas.
—Por aquí, Potter —indicó ella.
—Profesora —le dijo Harry enseguida—, le juro
que yo no...
—Eso se escapa de mi competencia, Potter
—dijo de manera cortante la profesora McGonagall.
-No
piensa que él fue ¿cierto?- exclamo Lily sin saber cómo sentirse al respecto.
-No lo
creo señorita Evans- respondió la profesora- pero aun así, la situación era demasiada
para que yo la pudiera controlar sola
-Entonces
llevara a mi hijo con Dumbledore- comento James un tanto aliviado.
-Eso
sería bueno, él lo comprenderá mejor, y Harry le podría contar todo- aseguro
Lily.
-Entonces
tendría que decirle lo de las arañas, la voz siniestra, y lo mejor de todo, la
poción multijugos preparándose en los aseos de las chicas- atajo Remus.
-No le dirá
nada de lo que pasa- dijo con lamentación Dora- y el aun no ve a las arañas
como un hecho relevante- resalto.
Caminaron en silencio, doblaron una esquina,
y ella se paró ante una gárgola de piedra grande y extremadamente fea.
—¡Sorbete de limón! —dijo la profesora.
Siempre
con esas extrañas contraseñas- exclamo Sirius un tanto divertido.
Hagrid
fue describiendo como la gárgola les concedió el paso a él y a la profesora a
las escaleras que subían, todo ante la impresión del joven azabache. Y de como
subieron hasta una reluciente puerta de roble, con una aldaba de bronce en
forma de grifo.
Entonces supo adónde lo llevaba. Aquello
debía de ser la vivienda de Dumbledore.
-Qué
buena imagen, pero en el caso de Dumbledore se vería mejor un fénix que un
grifo- comento Sirius.
-Pero
no van cambiar la puerta cada vez que llegue un nuevo director- aseguro
Marlene.
-A un recuerdo
la primera vez que entramos en el despacho del director- recordó james- fue en
segundo cuando nos atraparon haciendo una broma a algunos Slytherin.
-Si fue
un día interesante colega- aseguro Sirius.
-Y yo
conocí la oficina del directo en cuarto años cuando los lleve porque los atrape
en medio de una broma, pero eso no viene al caso si- comento Lily.
-Yo aún
pienso que abusaste de tu posición de prefecta.
-Mejor
no digas nada Black- lo silencio Marlene.
-Mueno,
ese sería todo el capítulo- informo Hagrid.
-Muy
bien, uno más y podremos hacer una pausa para comer- informo el profesor Dumbledore
al gran comedor.
-Excelente,
porque ya me está dando hambre- exclamo Sirius- y quien leerá el siguiente.
Me olvide de comentar en los capítulos anteriores pero ni ganas de volver atras, me causó mucha gracia esos comentarios de Luna sacando a relucir todas las cosas que hacía Ginny de tener algo de Harry o de estar atento a cada uno de sus pasos jajjaja
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