martes, 2 de septiembre de 2014

Capítulo 31.- El club de duelo

-Muy bien, ¿a quien le gustaría leer el siguiente capítulo?- pegunto el profesor Dumbledore.
-¿Por qué no les tu Hagrid?- le pregunto James al semi gigante.
-Claro, no hay problema- aseguro el hombretón recibiendo el libro abierto en la siguiente página- bueno, el titulo se llama, “el club de duelo”- leyó.
-¿Club de duelo?- repitió Sirius- ¿cómo las prácticas que teníamos en séptimo año?- agrego- genial.
-Sin duda sería una buena práctica, aunó claro, no son muchos los hechizos que piden hacer los alumnos de segundo- comentó Remus.
-Pero nunca es demasiado temprano para que comiencen a entrenarse-increpo Alastor.
-Sí, pero solo sirve cuando el maestro sabe lo que hace- intervino Ron.
-Hay, no me digas que el maestro fue…
-Ya lo verán- interrumpió Harry a su padre- Hagrid podrías comenzar- le pidió al semi-gigante.
Al despertar Harry la mañana del domingo, halló el dormitorio resplandeciente con la luz del sol de invierno, y su brazo otra vez articulado, aunque muy rígido.
-Es lógico, prácticamente son huesos nuevos, necesita comenzar a flexionarlos para que se adapten y puedas recuperar la movilidad completa- aseguro Lily viendo con pena a su hijo.
-Wau, usted sabe mucho sobre eso verdad- dijo Fred impresionado.
-Por supuesto, después de todo he estado estudiando para ser sanadora, y modestia aparte soy muy buena- aseguro la pelirroja mientras sus maestros sonreían complacidos por  su mejor estudiante.
-Lo cual es muy conveniente para alguien como James que visita la enfermería tres veces por mes- comento risueño Sirius.
-Y más si tomamos en cuenta el hecho que el cuatro ojos dice querer ser auror, no es un mal trabajo, pero sí bastante peligroso, sino vean a Alastor- comento Marlene.
-Y es peor si el puesto lo tiene alguien tan conflictivo como cornamenta.
-Ya canuto, Marlene- les detuvo James. Aunque en verdad no le molestaba que dijeran que eran una pareja perfecta- Hagrid, continua- le solicito.
Se sentó enseguida y miró hacia la cama de Colín, pero estaba oculto tras las largas cortinas que el propio Harry había corrido el día anterior.
-A esas horas el rumor del ataque ya debió de ser esparcido, no sería bueno que algún estudiante viera a uno de sus compañeros en ese estado- aseguro la profesora McGonagall.
Al ver que se había despertado, la señora Pomfrey se acercó afanosamente con la bandeja del desayuno, y se puso a flexionarle y estirarle a Harry el brazo y los dedos.
—Todo va bien —le dijo, mientras él apuraba torpemente con su mano izquierda las gachas de avena—. Cuando termines de comer, puedes irte.
-Que tortura-exclamo Sirius en forma dramática- no sabes usar el brazo izquierdo por ser diestro, y tu brazo derecho apenas lo puedes mover.
-Hay Sirius- le dijo con ternura Lily.
-De esa forma no se puede comer como se debe.
-¡Hay Sirius!- le reclamo esta vez la pelirroja.
-Jajá por Merlín Lily, actúas como si no conocieras las prioridades de este perro jajá- dijo risueña Marlene a lo que Lily no pudo evitar sonreír también.
Harry se vistió lo más deprisa que pudo y salió precipitadamente hacia la torre de Gryffindor, deseoso de hablar con Ron y Hermione sobre Colín y Dobby, pero no los encontró allí. Harry dejó de buscarlos, preguntándose adónde podían haber ido y algo molesto de que no parecieran interesados en saber si él había recuperado o no sus huesos.
-Bueno, si es un poco extraño que no estuvieran en la enfermería- comento james- en el primer libro estuvieron velándolo después de lo de…
-Gracias, por traer el tema a colación- ironizo Lily- pero yo creo que tengo una idea de donde pueden estar, pero más que eso, lo que están haciendo- dijo con un poco de preocupación.
-¿Y dónde sería pelirroja?- le pregunto Sirius- a ya se, eso aparecerá en los libros verdad- se respondió a sí mismo.
-Bueno, creo que sería un poco obvio o no- aseguro Tonks.
-A si sobrina- le dijo- ¿entonces donde están?- le pico
-¿Podemos?- les pregunto Remus a los chicos del futuro, que después de pensarlo asintieron con la cabeza- lo que están haciendo, es la poción multijugos canuto.
-Yo apuesto tres barras de chocolates, a que la están preparando en los aseos de Myrtle- agregó Dora con seguridad.
-Por supuesto- dijeron al mismo tiempo James y Sirius.
Cuando pasó por delante de la biblioteca, Percy Weasley precisamente salía de ella, y parecía estar de mucho mejor humor que la última vez que lo habían encontrado.
-Huy hermanito, jugueteando con tu novia en la biblioteca- le pico Fred.
-El seriecito de la familia mancillando entre los libros- continuó George.
-Pero claro, no es extraño pensar que es el lugar indicado para alguien como él.
-Ya cállense par de brutos- les grito Percy con un notable sonrojo en toda la cara, pero claro, era más por la vergüenza que por la cólera.
-Él tiene razón- lo apoyo Ron- o quieren que les recuerde donde lo hacían  ustedes dos.
-¡¡No!!- gritaron de inmediato Fred, George, Angelina y Alicia (Spinnet), al mismo tiempo.
De inmediato varias miradas curiosas se posaron sobre las chicas, que haciéndose las desentendidas ignorado las preguntas silenciosas.
-Cielos, los dos bateadores con dos e las cazadoras- ironizo Sirius.
-Y cuando Ginny se unió al equipo de quidditch la cosa era entre el buscador y una cazadora- agrego Hermione risueña.
-¡Hermione!- le reprimieron la pareja
— ¡Ah, hola, Harry! —dijo—. Excelente jugada la de ayer, realmente excelente. Gryffindor acaba de ponerse a la cabeza de la copa de las casas: ¡ganaste cincuenta puntos!
-Y por cierto, ¿cómo está tu brazo?- comenzó Gideon.
-Ha muy bien, después de una agonizante noche ya la puedo mover- respondió fingidamente Fabián
-Sí, de acuerdo, no fue la mejor forma de saludarlo- exclamo Percy un poco apenado.
— ¿No has visto a Ron ni a Hermione? —preguntó Harry.
—No, no los he visto —contestó Percy, dejando de sonreír—. Espero que Ron no esté otra vez en el aseo de las chicas...
-Sin querer le diste una idea- comento Charlie.
Harry forzó una sonrisa, siguió a Percy con la vista hasta que desapareció, y se fue derecho al aseo de Myrtle la Llorona. No encontraba ningún motivo para que Ron y Hermione estuvieran allí.
-Pues yo tango un par de sugerencias y nada tiene que ver con lo de la dichosa poción
-¡Sirius!- le reclamo Marlene- ya volvimos otra vez con eso- protesto ante el sonrojo del par de jóvenes.
-Pero ahora no dije nada de mis amigos o yo, y tampoco te he insinuado algo a ti, y mira que me ha costado trabajo no hacerlo.
-Ya Sirius, deja de interrumpir la lectura-agrego con un leve tono escarlata en sus mejillas.
 Pero después de asegurarse de que no merodeaban por el lugar Filch ni ningún prefecto, abrió la puerta y oyó sus voces provenientes de un retrete cerrado.
-Huuuuy- exclamaron los gemelos Weasley y Prewet recibiendo miradas asesinas de pare de Ron.
-No creen que están muy apretados los dos juntos- los pico Fred.
-O eso es lo que querían he- completo George.
-Claro que no, éramos muy pequeños y cabíamos muy bien.
-Hermione- le dijo Ron y entonces ella se dio cuenta de la doble connotación que podía tener su declaración- éramos unos críos de doce años, y eso que piensan era lo último que pensábamos, así que ya dejen sus estupideces.
-Él tiene razón- aseguro Molly- ya dejen a su hermano y a mi nuera tranquilos- agrego produciendo unas cuantas risas por eso último.
—Soy yo —dijo, entrando en los lavabos y cerrando la puerta. Oyó un golpe metálico, luego otro como de salpicadura y un grito ahogado, y vio a Hermione mirando por el agujero de la cerradura.
— ¡Harry! —dijo ella—. Vaya susto que nos has dado. Entra. ¿Cómo está tu brazo?
-Vez sobrino, así es como se debe de tratar a un amigo que recién salió del hospital- le aseguro Gideon.
-Y no solo felicitarlo por la razón por la que termino en la enfermería en primer lugar- agrego Fabián.
-Sí, de acuerdo ya entendí - aseguró Percy
—Bien —dijo Harry, metiéndose en el retrete. Habían puesto un caldero sobre la taza del inodoro, y un crepitar que provenía de dentro le indicó que habían prendido un fuego bajo el caldero. Prender fuegos transportables y sumergibles era la especialidad de Hermione.
-En verdad trataran de realizar la poción- se impresión Slughorn- sin duda es algo admirable.
-¡¡Horace!! - le reclamo la profesora McGonagall.
-O bueno Minerva, puede que no sea indicado y contra las reglas, pero sería impresionante hicieran la poción, y a pesar de todo, deberías estar orgullosa de que se traten de tres estudiantes de tu casa.
-Ese no es el punto aquí Horace- reitero, aunque en el fondo sabía que sentiría un gran orgullo si lograban hacerlo con éxito.
—Pensamos ir a verte, pero decidimos comenzar a preparar la poción multijugos  —le explicó Ron, después de que Harry cerrara de nuevo la puerta del retrete- Hemos pensado que éste es el lugar más seguro para guardarla.
Harry empezó a contarles lo de Colín, pero Hermione lo interrumpió.
-Es casi imposible guardar un secreto en el castillo- aseguro Dora- es un verdadero milagro que ustedes tres mantuvieran casi todas sus fechorías escondidas de los demás.
-Creo que ayuda mucho el que solo limiten su comunicación entre ellos tres- cometo Luna.
-Sí, además es un grupo muy hermético- le apoyo Neville con una sonrisa.
—Ya lo sabemos, oímos a la profesora McGonagall hablar con el profesor Flitwick esta mañana. Por eso pensamos que era mejor darnos prisa.
La profesora McGonagall vio medio en reproche a los jóvenes por estar escuchando conversaciones que no eran de su incumbencia.
—Cuanto antes le saquemos a Malfoy una declaración, mejor —gruñó Ron—. ¿No piensas igual? Se ve que después del partido de quidditch estaba tan sulfurado que la tomó con Colín.
-Aun pienso que me están dando mucho crédito- comentó Draco- y la vedad ya no sé si dicen todo para hacer que las circunstancias embonen y si embonan por si solas.
-Sí, es un problema recurrente que tenemos, cierto Hermione- comento Harry recordando la discusión que tuvo con la castaña por lo de las reliquias.
-Ese podía ser un defecto- comento Frank- siempre deben tener una duda de sus sospechosos, de otra forma de estar equivocados no pueden ver pistas del verdadero culpable- aseguro- como aurores…
-Frank, ellos no son aurores, son niños- atajo Alice.
-Pero actúan como si lo fueran- agrego Alastor para molestia de las madres.
—Hay alguien más —dijo Harry, contemplando a Hermione, que partía manojos de centinodia y los echaba a la poción—. Dobby vino en mitad de la noche a hacerme una visita.
Ron y Hermione levantaron la mirada, sorprendidos. Harry les contó todo lo que Dobby le había dicho... y lo que no le había querido decir. Ron y Hermione lo escucharon con la boca abierta.
-Esa no se la esperaban verdad- jugueteo Sirius.
-No, y tú tampoco lo esperabas pulgoso- le devolvió Marlene.
-¡Otra vez!, sabes McKinnon, la próxima vez que me bañe te voy a llevar con migo- le dijo.
-¡Sirius!- le reclamo la rubia.
-No es para lo que piensas, es solo para que veas que no tengo pulgas- se defendió- ya vez que no soy yo el mal pensado
-Si como no- le dijo la mujer sonrojada.
— ¿La Cámara de los Secretos ya fue abierta antes? —le preguntó Hermione.
—Es evidente —dijo Ron con voz de triunfo—. Lucius Malfoy abriría la cámara en sus tiempos de estudiante y ahora le ha explicado a su querido Draco cómo hacerlo. Está claro.
-Según lo que dice la pelirroja de Dumbledore, se trata de la misma persona- comento Sirius- Hermione no llego a esa conclusión, con lo parecida que es a Lily, pero sobre todo a lunático.
-Dueno, realmente no dije nada acerca de la conversación entre Dumbledore y la profesora McGonagall- exclamo Harry- con todo lo que pasaba y hacíamos creo que no le tome importancia y lo olvide.
Sin embargo, me gustaría que Dobby te hubiera dicho qué monstruo hay en ella. Me gustaría saber cómo es posible que nadie se lo haya encontrado merodeando por el colegio.
-El elfo no le diría nada, además no creo que sepa qué clase de monstruo es- aseguro Marlene.
-Pego tiene gazón en que es muy extgaño que no lo hayan visto hasta ahoga- comento Fleur.
-En verdad en esa investigación no encontraste nada de que podría ser esa criatura- le pregunto Bill a su hermano
-No, además solo lo leí de casualidad, recuerda que mi verdadero interés son los dragones- respondió Charlie.
—Quizá pueda volverse invisible —dijo Hermione, empujando unas sanguijuelas hacia el fondo del caldero—. O quizá pueda disfrazarse, hacerse pasar por una armadura o algo así. He leído algo sobre fantasmas camaleónicos...
-Pero no creo que alguno de eso pueda petrificar a alguien- aseguro James.
—Lees demasiado, Hermione —le dijo Ron, echando crisopos encima de las sanguijuelas. Arrugó la bolsa vacía de los crisopos y miró a Harry—. Así que fue Dobby el que no nos dejó coger el tren y el que te rompió el brazo... —Movió la cabeza—. ¿Sabes qué, Harry? Si no deja de intentar salvarte la vida, te va a matar.
Sin poder evitarlo los dos pares de gemelos y los merodeadores soltaron algunas risas divertidas, pero las tuvieron que suprimir por las miradas severas que recibían.
-Ya mamá, no nos veas así- le pido Fred.
-Recuerda que ellos tienen ese tipo de humor-agrego George.
-Algo turbio y perturbador- complemento Fabián.
-Pero así aligeran la tercio en la que viven- termino Gideon.
La noticia de que habían atacado a Colín Creevey y de que éste yacía como muerto en la enfermería se extendió por todo el colegio durante la mañana del lunes. El ambiente se llenó de rumores y sospechas.
Los del futuro se tensaron por eso, ya que todos participaron en esparsión de dichos rumores, y más aún porque muchos de estos se relacionaban directamente con Harry, pero estaban aún más preocupados por la reacción de los familiares del azabache cuando se enteren de como reaccionaron ante esos rumores.
Los de primer curso se desplazaban por el castillo en grupos muy compactos, como si temieran que los atacaran si iban solos.
Ginny Weasley, que se sentaba junto a Colín Creevey en la clase de la Encantamientos, estaba consternada, pero a Harry le parecía que Fred y George se equivocaban en la manera de animarla.
Fred y George palidecieron, si bien en su momento les parecía divertido, ahora sabían que no era lo mejor que pudieron hacer, y lo que era peor, su madre se enteraría de todo, y sin duda seria capas de cortarles las cabeza en ese instante.
Se turnaban para esconderse detrás de las estatuas, disfrazados con una piel, y asustarla cuando pasaba.
-¡¡¡ ¿QUÉ?!!!- increparon Molly, Bill y Charlie, pero especialmente Molly.
-¡¡Pensaban animar a su hermana traumatizándola más!!- les grito fuera de si las señora Weasley.
-M… ma… mamá
-¡¡ ¿Qué?!! ¡¿Qué pueden decir para defenderse?!- les rebatió a los gemelos. Que como no tenían nada que decir, y además no podían decir nada por el miedo de la furia de su madre.
-Lo sentimos Ginny- dijeron al mismo tiempo con la cabeza baja. Mientras ella sonreía con suficiencia.
-Todos sabemos que son unos bromistas, pero en verdad creen que así deben de tratar a su hermana- les acuso Bill con decepción en la voz.
Pero tuvieron que parar cuando Percy se hartó y les dijo que iba a escribir a su madre para contarle que por su culpa Ginny tenía pesadillas.
-No era por eso- dijo por lo bajo sintiéndose fatal.
Desde un principio Harry sabía que eso sería muy duro para ella, y la historia solo había comenzado, dulcemente tomo a la pelirroja ente sus brazos para tratar de alejar eso malos recuerdos que debía tener.
Mientras tanto, a escondidas de los profesores, se desarrollaba en el colegio un mercado de talismanes, amuletos y otros chismes protectores. Neville Longbottom había comprado una gran cebolla verde, cuyo olor decían que alejaba el mal, un cristal púrpura acabado en punta y una cola podrida de tritón antes de que los demás chicos de Gryffindor le explicaran que él no corría peligro, porque tenía la sangre limpia y por tanto no era probable que lo atacaran.
-Eso solo por una parte- aseguro Frank que sentía mal por su hijo- además de que ninguno de esos amuletos servirá de algo.
-Siempre que ocurre algo malo hay bastardos que buscan sacarle provecho a la circunstancia extorsionando a los inocentes e ingenuos- increpo Alastor.
—Fueron primero por Filch —dijo Neville, con el miedo escrito en su cara redonda—, y todo el mundo sabe que yo soy casi un squib.
-Eso no es cierto hijo- atajo Alice mirando a Neville- solo que eres alguien bastante inseguro, tú tienes un gran poder pero no tienes la confianza para usarlo
-Ella tiene razón- aseguro Luna- en tu séptimo año fuiste muy importante en el colegio, e incluso después de él- aseguro Luna.
-Gracias, a las dos- les dijo Neville con una gran sonrisa.
Durante la segunda semana de diciembre, la profesora McGonagall pasó, como de costumbre, a recoger los nombres de los que se quedarían en el colegio en Navidades. Harry, Ron y Hermione firmaron en la lista; habían oído que Malfoy se quedaba, lo cual les pareció muy sospechoso. Las vacaciones serían un momento perfecto para utilizar la poción multijugos e intentar sonsacarle una confesión.
-No fuiste a navidad ese año- le pregunto por lo bajo Astoria.
-No quería soportar los alardes de mi padre, y si, sé que suena hipócrita viniendo de alguien que actuaba igual que él- le respondió de la misma forma. Ella solo sonrió y le dio un beso en los labios.
-Con tan pocos estudiantes es un buen momento para actuar-comento Sirius- pero creo que aún tiene que arreglar algunas cosas.
-Claro, solo para hacer bromas y desmanes te preocupas de los detalles- ironizo Marlene.
-Bueno pues sí, de otra forma nos habían atrapado más veces de las debidas- se excusó.
-Eso es cierto, aunque me imagino que era Remus quien se tenía que encargar de esos detalles- comento dora.
-Directamente con el ataque sobrina- le acuso- pero si, casi siempre era lunático quien se encargaba de eso- aseguro- ya estas feliz, ya le di el crédito a tu novio.
-¡Sirius!- le reprimieron al mismo tiempo Dora y Remus
Por desgracia, la poción estaba a medio acabar. Aún necesitaban el cuerno de bicornio y la piel de serpiente arbórea africana, y el único lugar del que podrían sacarlos era el armario privado de Snape. A Harry le parecía que preferiría enfrentarse al monstruo legendario de Slytherin a tener que soportar las iras de Snape si lo pillaba robándole en el despacho.
-Hey compañero- le llamo la atención Ron a Harry- ya peleaste con los dos al mismo tiempo, cual prefieres.- le pegunto a lo que Hermione y Ginny miraron con severidad al pelirrojo.
-Pues la verdad, no estoy seguro- le respondió el azabache.
-¿Cómo es posible que hables de eso como si nada?- les acusaron Hermione y Ginny a sus respectivos novios.
-Que se traen ustedes- pregunto Lily viendo como los cuatro se secreteaban.
-Nada- respondieron al mismo tiempo.
-Pero en lo personal estoy confirmando el siniestro sentido del humor de mi novio- continuo Ginny viendo con reproche a Harry, mientras este la seguía abrazando.
—Lo que tenemos que hacer —dijo animadamente Hermione, cuando se acercaba la doble clase de Pociones de la tarde del jueves— es distraerle con algo. Entonces uno de nosotros podrá entrar en el despacho de Snape y coger lo que necesitamos. —Harry y Ron la miraron nerviosos—. Creo que es mejor que me encargue yo misma del robo   —continué Hermione, como si tal cosa—. A vosotros dos os expulsarían si os pillaran en otra, mientras que yo tengo el expediente limpio. Así que no tenéis más que originar un tumulto lo suficientemente importante para mantener ocupado a Snape unos cinco minutos.
-Además, tal vez ella sea la única que pueda reconocer los ingredientes faltantes- comento Sirius.
-Hey- reclamaron el par de amigos al mismo tiempo.
Harry sonrió tímidamente. Provocar un tumulto en la clase de Pociones de Snape era tan arriesgado como pegarle un puñetazo en el ojo a un dragón dormido.
-Bueno, ninguno de nosotros hemos hecho algo semejante- aseguro Remus.
-En mis tiempos tampoco supe de nadie que tratara de crear un tumulto como que el planean- aseguro Dora.
-Y es que no deberían de hacerlo- le reprimió Andrómeda- sin importar las circunstancias.
-Si mamá- respondió monótonamente- ¿y cómo lo piensan hacer?- les pregunto a los chicos del futuro con más entusiasmo.
-Solo deja que Hagrid siga leyendo Dora- le sugirió Remus sonriendo divertido por la actitud de la metamorfomaga.
Hagrid fue leyendo como la clase se fue desarrollando sin mayores problemas, de cómo Snape iba favoreciendo a los de su casa, lo cual fue de desagrado a estudiantes y profesores, y de cómo Harry y Ron se obtenían a responderle a las miradas burlonas de Malfoy.
A Harry la pócima infladora le salía demasiado líquida, pero en aquel momento le preocupaban otras cosas más importantes.
-Hay hijo, si yo soy tan buena en pociones- se lamentó Lily.
-Ya cariño, el saco tu actitud, tus ojos, tu curiosidad….
-La mía- le rebatió ella a su novio.
-Bueno la nuestra- se corrigió James- él tiene mucho de ti, pero no puedes pedir que sea idéntico.
-Sí, tienes razón- le concedió la pelirroja.
Aguardaba una seña de Hermione, y apenas presó atención cuando Snape se detuvo a mirar con desprecio su poción agnada. Cuando Snape se volvió y se fue a ridiculizar a Neville, Hermione captó la mirada de Harry; y le hizo con la cabeza un gesto afirmativo.
Los bromistas prestaron suma atención a lo que harían ahora, debía ser algo grande como lograr su cometido.
Harry se agachó rápidamente y se escondió detrás de su caldero, se sacó de un bolsillo una de las bengalas del doctor Filibuster que tenía Fred, y le dio un golpe con la varita.
-Con que fueron ustedes- atajo Fred de inmediato- ya lo viste George, te dije que no las había contado mal.
-¿De que estas hablando Fred?- le interrogo su madre.
-Si bueno, es que como no podíamos conseguir respuestas las cuidábamos y contábamos cada cierto tiempo- comenzó Fred.
-Y una noche notamos que nos faltaba una de nuestras bengalas, y creí que mi hermano se había equipado, ya que fue el último en hacer nuestro inventario- continuo George- y resulta que fueron ustedes- les acuso.
-Nosotros que sabíamos que tenían un registro tan detallado de sus bromas- se defendió Ron que fue quien tomo la bengala.
-Pues así es hermanito, de otra forma no habíamos tenido tanto éxito con nuestra tienda de bromas- le aseguro Fred.
-Ahora bien, si nos la hubieran pedido seria otra cosa- agrego George- incluso los habíamos ayudado.
-¡George!- le reclamo Molly.
La bengala se puso a silbar y echar chispas. Sabiendo que sólo contaba con unos segundos, Harry se levantó, apuntó y la lanzó al aire. La bengala aterrizó dentro del caldero de Goyle.
-¡Que puntería ahijado!- le festejo Sirius sin importarle las miradas represivas de Lily, McGonagall y Marlene.
La poción de Goyle estalló, rociando a toda la clase. Los alumnos chillaban cuando los alcanzaba la pócima infladora. A Malfoy le salpicó en toda la cara, y la nariz se le empezó a hinchar como un balón; Goyle andaba a ciegas tapándose los ojos con las manos, que se le pusieron del tamaño de platos soperos, mientras Snape trataba de restablecer la calma y de entender qué había sucedido. Harry vio a Hermione aprovechar la confusión para salir discretamente por la puerta.
Los bromistas se comenzaron a reír por la narración de lo ocurrido.
-Nada mal chiscos-les felicito Gideon y Fabián entre risas
-Sin duda eso le dará el tiempo suficiente a Hermione para encontrar los ingredientes- aseguró Remus.
— ¡Silencio! ¡SILENCIO! —Gritaba Snape—. Los que hayan sido salpicados por la poción, que vengan aquí para ser curados. Y cuando averigüe quién ha hecho esto...
Harry intentó contener la risa cuando vio a Malfoy apresurarse hacia la mesa del profesor, con la cabeza caída a causa del peso de la nariz, que había llegado a alcanzar el tamaño de un pequeño melón.
-Ha gracias por eso- irónico Draco.
-Tú te hubieras reído abiertamente- le acuso Ron.
-Bueno, sí, es cierto- acepto a regañadientes.
Mientras la mitad de la clase se apiñaba en torno a la mesa de Snape, unos quejándose de sus brazos del tamaño de grandes garrotes, y otros sin poder hablar debido a la hinchazón de sus labios, Harry vio que Hermione volvía a entrar en la mazmorra, con un bulto debajo de la túnica.
-Robo perfecto- exclamaron los gemelos Weasley- bien echo cuñada- continuo George.
-Será perfecto solo si no los descubren- atajo dora.
-Hay lunático tu… no perdón, hay sobrina porque nos arruinas el momento con tu lógica- exclamo Sirius.
-No estoy arruinando nada- se defendió la peli rosa- además tu como bromistas deberías saber que nada de eso importa sin uno es atrapado, o me equivoco.
-Tienes que aceptar que ella tiene razón compañera- le apoyo Remus.
-Si claro, tú siempre apoyando a tu noviecita- exclamo el oji gris ante el disgusto de algunas chicas y del mismo castaño- pero si tienes razón, lo más importante es no ser atrapado.
Cuando todo el mundo se hubo tomado un trago de antídoto y las diversas hinchazones remitieron, Snape se fue hasta el caldero de Goyle y extrajo los restos negros y retorcidos de la bengala. Se produjo un silencio repentino.
—Si averiguo quién ha arrojado esto —susurró Snape—, me aseguraré de que lo expulsen.
-siempre y cuando se trate de un Gryffindor- atajo Sirius- ya vinos como cuida a las serpientes de su casa
Harry puso una cara que esperaba que fuera de perplejidad. Snape lo miraba a él, y la campana que sonó al cabo de diez minutos no pudo ser mejor bienvenida.
—Sabe que fui yo —dijo Harry a Ron y Hermione, mientras iban deprisa a los aseos de Myrtle la Llorona—. Podría jurarlo.
-Es imposible que sepa que fuiste tú- le aseguro Lily.
-Si te vio a ti es porque siempre está tratando de acusarte de algo, eso ya ha quedado claro desde el principio del libro- aseguro James.
Hermione echó al caldero los nuevos ingredientes y removió con brío.
—Estará lista dentro de dos semanas —dijo contenta.
-Realmente brillante- exclamo Slughorn asombrado por la habilidad de la castaña.
—Snape no tiene ninguna prueba de que hayas sido tú —dijo Ron a Harry, tranquilizándolo—. ¿Qué puede hacer?
—Conociendo a Snape, algo terrible —dijo Harry, mientras la poción levantaba borbotones y espuma.
-Tranquilo cachorro, por muy profesor que sea, Dumbledore no permitiría algo así, y lo pondría en su lugar si intentara algo- aseguró Sirius.
Una semana más tarde, Harry, Ron y Hermione cruzaban el vestíbulo cuando vieron a un puñado de gente que se agolpaba delante del tablón de anuncios para leer un pergamino que acababan de colgar. Seamus Finnigan y Dean Thomas les hacían señas, entusiasmados.
— ¡Van a abrir un club de duelo! —Dijo Seamus—. ¡La primera sesión será esta noche! No me importaría recibir unas clases de duelo, podrían ser útiles en estos días...
-En esos días, y en los años por venir- aseguro Fred.
-Sí, pero no aprendimos mucho en ese club de duelo, pero una parte de él fue bastante divertido- exclamo Ron recordado a Lockhard
— ¿Por qué? ¿Acaso piensas que se va a batir el monstruo de Slytherin? —preguntó Ron, pero lo cierto es que también él leía con interés el cartel.
-Sería imposible que no se emocionaran con algo como eso- aseguro Bill.
-Pueda que no sirva contra el monstruo, pero siempre es útil saber hechizos para defenderse- espeto Alastor.
—Podría ser útil —les dijo a Harry y Hermione cuando se dirigían a cenar—. ¿Vamos?
-No perderían nada por ir- aseguro Lily.
Hagrid fue leyendo como Harry y Hermione estuvieron de acuerdo, y de cómo a las ocho tanto ellos como casi todos los estudiantes estaban reunidos en el gran comedor y las mesas fueron sustituidas por una tarima dorada iluminada por las velas del techo.
—Me pregunto quién nos enseñará —dijo Hermione, mientras se internaban en la alborotada multitud—. Alguien me ha dicho que Flitwick fue campeón de duelo cuando era joven, quizá sea él.
-No me molestaría enseñarles, modestia aparte, si he sido un gran duelista en mis mejores años- aseguro Flitwick.
—Con tal de que no sea... —Harry empezó una frase que terminó en un gemido: Gilderoy Lockhart se encaminaba a la tarima.
Gritaron a todo volumen los merodeadores, los dos pares de gemelos, y otros más pares de estudiantes cuando dedujeron que ese sería su maestro.
-Pero ¿por qué se  idiota tiene que meter sus narices en todo?, no puede ser- agrego James.
-Debe ser como en el caso de los amuletos- propuso Frank- solo quiere aprovechar la ocasión para acerca notar.
Resplandeciente en su túnica color ciruela oscuro, y lo acompañaba nada menos que Snape, con su usual túnica negra.
Jajá- se comenzó a reír Sirius a todo pulmón- así que eligió a quejicus para que lo asistiera jajá- exclamo cuando se calmó un poco- ese imbécil no sabe en las que se mete, y ojala pierda esa estúpida sonrisa para siempre- concluyo.
No todos tenían las ansias por “discutir” con Lockhart de esa forma tan “civilizada” como el animago, pero en alguna medida todos esperaban que Severus le hiciera pasar un mal rato.
Lockhart rogó silencio con un gesto del brazo y dijo:
— ¡Venid aquí, acercaos! ¿Me ve todo el mundo? ¿Me oís todos? ¡Estupendo! El profesor Dumbledore me ha concedido permiso para abrir este modesto club de duelo, con la intención de prepararos a todos vosotros por si algún día necesitáis defenderos tal como me ha pasado a mí en incontables ocasiones (para más detalles, consultad mis obras).
Un bufido general de molestia se espacio por el gran comedor, en  verdad la forma de actuar de ese tipo sacaba de sus casillas a más de uno.
»Permitidme que os presente a mi ayudante, el profesor Snape —dijo Lockhart, con una amplia sonrisa—. Él dice que sabe un poquito sobre el arte de batirse, y ha accedido desinteresadamente a ayudarme en una pequeña demostración antes de empezar. Pero no quiero que os preocupéis los más jóvenes: no os quedaréis sin profesor de Pociones después de esta demostración, ¡no temáis!
-El que corre peligro es el profesor de DCAO, no el de pociones- aseguro Fred.
-Y más después de haberlo llamado “ayudante”- agrego George.
— ¿No estaría bien que se mataran el uno al otro? —susurró Ron a Harry al oído.
-Snape seguro lo lograría, pero dudo que ese imbécil de Lockhart pueda siquiera apuntarle con la varita- aseguró James con desgano.
En el labio superior de Snape se apreciaba una especie de mueca de desprecio. Harry se preguntaba por qué Lockhart continuaba sonriendo; si Snape lo hubiera mirado como miraba a Lockhart, habría huido a todo correr en la dirección opuesta.
-No dudo que sea alguien terrorífico- aseguró Tonks que de igual forma esperaba que le borraran la sonrisa al idiota ese.
Lockhart y Snape se encararon y se hicieron una reverencia. O, por lo menos, la hizo Lockhart, con mucha floritura de la mano, mientras Snape movía la cabeza de mal humor. Luego alzaron sus varitas mágicas frente a ellos, como si fueran espadas.
-Ahora sí, ese es momento de sacar tu lado de serpiente quejicus- le aseguro Sirius.
-Ya cierra la boca de una vez Black- le rebatió Severus.
-Huy, luego de que te ínsito y te apoyo.
—Como veis, sostenemos nuestras varitas en la posición de combate convencional —explicó Lockhart a la silenciosa multitud—. Cuando cuente tres, haremos nuestro primer embrujo. Pero claro está que ninguno de los dos tiene intención de matar.
—Yo no estaría tan seguro —susurró Harry, viendo a Snape enseñar los dientes.
-Hay ya, que empiece la pelea por todos los cielos- exclamó Gideon comenzando a desesperarse.
-Ya queremos saber quién mato a quien, pero más importante, como lo ara-lo apoyo Fabián.
—Una..., dos... y tres.
Ambos alzaron las varitas y las dirigieron a los hombros del contrincante. Snape gritó:
— ¡Expelliarmus!
-¡¡ ¿Qué?!!- increpo James- ¡después de tantas maldiciones que nos lanzamos, y tantas veces que nos enviamos a la enfermería y tu primer ataque es un hechizo de desarme!, en verdad me decepcionas Snape.
-¡Acaso esperabas que lo mata enfrente de todo el colegio Potter!- le devolvió el aludido.
-No, pero si le hubieras podido romper un hueso
-¡Ya es suficiente James!- le detuvo Lily- dejen eso de una vez, y ya después hablare con los dos de “todas” esas maldiciones y esas “tantas” veces que se mandaron a la enfermería- les aseguro Lily.
Si bien era conocido de la pelirroja el desagrado que se tenían, ella desconocía mucho más de la mitad de sus encuentros, en donde más de alguno llego a correr la sangre o terminando en la enfermería dando cualquier excusa de sus presencia ahí, cualquiera de eso relato solo acareaban problemas para ellos por lo que fue inevitable que sus rostros palidecieran.
-He Lily, eso no importa, es un asunto entre hombre, entre él y yo verdad- pregunto vendo en dirección a Severus que intento asentir.
-¡¡Me importa un demonio!!- rebatió Lily fijando en cada uno de ellos una mirada asesina que provoco la misma reacción, que bajaran las cabezas y que no se atrevieran a pronunciar ni media palabra.
-Que quede claro que ahora yo no fue el hablador- le aseguro por lo bajo Sirius a Marlene.
-No, pero el día aun es joven- le devolvió ella.
Cuando el ambiente se sintió más relajado, Hagrid continúo con la lectura.
Resplandeció un destello de luz roja, y Lockhart despegó en el aire, voló hacia atrás, salió de la tarima, pegó contra el muro y cayó resbalando por él hasta quedar tendido en el suelo.
Varios oyentes soltaron tremendas carcajadas cuando leyeron lo que provocó el hechizo de Severus.
Malfoy y algunos otros de Slytherin vitorearon. Hermione se puso de puntillas.
— ¿Creéis que estará bien? —chilló por entre los dedos con que se tapaba la cara.
— ¿A quién le preocupa? —dijeron Harry y Ron al mismo tiempo.
Lily, Molly y hemiones los vieron reprobatoriamente, mientras que James, Sirius, Remus y los dos pares de gemelos les mostraban su aprobación con diferentes y silenciosos ademanes.
Lockhart se puso de pie con esfuerzo. Se le había caído el sombrero y su pelo ondulado se le había puesto de punta.
— ¡Bueno, ya lo habéis visto! —Dijo, tambaleándose al volver a la tarima—. Eso ha sido un encantamiento de desarme; como podéis ver, he perdido la varita...
-La varita y un poco de orgullo- atajo Sirius.
-Pero el suficiente para que ese pedazo de…
-¡Remus!- le reprimió Dora
-deje esa actitud pedante y deje de fingir lo que no es- termino el licántropo.
-Hay compañero, pero que cortita tienes la correa he- le pico a su amigo, nunca se cansaría de decirle eso.
¡Ah, gracias, señorita Brown! Sí, profesor Snape, ha sido una excelente idea enseñarlo a los alumnos, pero si no le importa que se lo diga, era muy evidente que iba a atacar de esa manera. Si hubiera querido impedírselo, me habría resultado muy fácil.
-Pues que lo haga, así de simple- increpo Fabián.
Pero pensé que sería instructivo dejarles que vieran...
-Si como no- ironizo Gideon.
Snape parecía dispuesto a matarlo, y quizá Lockhart lo notara, porque dijo:
— ¡Basta de demostración! Vamos a colocaros por parejas. Profesor Snape, si es tan amable de ayudarme...
Algunas risas, que en cierto modo se podrían considerar siniestras, se escucharon en ese momento.
-Al parecer no es tan estúpido, por lo menos sabe cuándo debe correr- aseguro Ted.
Se metieron entre la multitud a formar parejas. Lockhart puso a Neville con Justin Finch-Fletchley, pero Snape llegó primero hasta donde estaban Ron y Harry
-Obviamente- dijeron James y Sirius
—Ya es hora de separar a este equipo ideal, creo —dijo con expresión desdeñosa—. Weasley, puedes emparejarte con Finnigan. Potter...
Harry se acercó automáticamente a Hermione.
-Buen intento, pero no será tan fácil- aseguro Remus
—Me parece que no —dijo Snape, sonriendo con frialdad—. Señor Malfoy, aquí. Veamos qué puedes hacer con el famoso Potter. La señorita Granger que se ponga con Bulstrode.
Malfoy se acercó pavoneándose y sonriendo.
-Huy, los eternos rivales- exclamo Fred.
-De una u otra forma siempre se terminan enfrentando- agregó George.
Detrás de él iba una chica de Slytherin que le recordó a Harry una foto que había visto en Vacaciones con las brujas. Era alta y robusta, y su poderosa mandíbula sobresalía agresivamente.
-Esa cosa se hace llamar chica- exclamo Sirius- es una verdadera monstruosidad- aseguro.
-Cielos, para que un mujeriego como tú lo diga debe de ser algo serio- atajo Marlene con media sonrisa.
-Aunque no lo creas McKinnon, soy bastante selectivo con las mujeres- le aseguro.
-Sí, ese argumento es aún mejor- dijo con ironía.
-Bueno, ya dejen que Hagrid siga leyendo, después continúan con su relación de amor-odio- les acuso James ganándose unas miradas extrañadas y severas de parte de la pareja, mientras que claro, el azabache sonreía burlonamente.
Hermione la saludó con una débil sonrisa que la otra no le devolvió.
-Ni siquiera modales tiene- espeto Andrómeda- después porque juzgan a todos los de esa casa.
— ¡Poneos frente a vuestros contrincantes —dijo Lockhart, de nuevo sobre la tarima— y haced una inclinación!
Harry y Malfoy apenas bajaron la cabeza, mirándose fijamente.
-Esto se pondrá interesante Gideon- comento.
-Lo se Fabián, la tensión se siente en el aire- agrego sobándose las manos.
— ¡Varitas listas! —Gritó Lockhart—. Cuando cuente hasta tres, ejecutad vuestros hechizos para desarmar al oponente. Sólo para desarmarlo; no queremos que haya ningún accidente. Una, dos y... tres.
Harry apuntó la varita hacia los hombros de Malfoy, pero éste ya había empezado a la de dos.
-Clásico de una serpiente como esa- exclamo Sirius.
-No es de extrañarse- aseguro Frank- aunque deben admitir que en un combate real no esperaría hasta tres.
-Pero en una práctica como esa si debería- atajo Alice.
Su conjuro le hizo el mismo efecto que si le hubieran golpeado en la cabeza con una sartén. Harry se tambaleó pero aguantó, y sin perder tiempo, dirigió contra Malfoy su varita, diciendo:
— ¡Rictusempra!
Un chorro de luz plateada alcanzó a Malfoy en el estómago, y el chico se retorció, respirando con dificultad.
-Justo en el blanco- le festejo James.
— ¡He dicho sólo desarmarse! —gritó Lockhart a la combativa multitud cuando Malfoy cayó de rodillas.
-Si claro- ionizo Remus- es una suerte que solo estén en segundo año, de otra forma se atacarían con todos los hechizos que conocieran.
-No es conveniente ponerlos uno contra el otro- aseguro Tonks- por lo menos con esos hechizos no saldrán heridos.
 Harry lo había atacado con un encantamiento de cosquillas, y apenas se podía mover de la risa. Harry no volvió a atacar, porque le parecía que no era deportivo hacerle a Malfoy más encantamientos mientras estaba en el suelo, pero fue un error.
-Tienes buenos reflejos chico, pero debes estar más prevenido- le aseguro Alastor- aunque indigno, así es como actuaran tus enemigos y debes estar preparado para eso, alerta permanente.
-Gracias por darnos una introducción a tus clases como auror- aseguro Alice con cierta ironía.
Tomando aire, Malfoy apuntó la varita a las rodillas de Harry, y dijo con voz ahogada:
— ¡Tarantallegra!
Un segundo después, a Harry las piernas se le empezaron a mover a saltos, fuera de control, como si bailaran un baile velocísimo.
-Lo mejor sería que los detuvieran antes de que las cosas empeoren- razono Lily.
-Tiñes razón- aseguro James- aunque divertido, no creo que eso sirva como una verdadera práctica.
-Claro que no, se supondría que los profesores tendrían que enseñarles, pero con el carácter de uno y la estupidez del otro- aseguro Dora.
-Cómo es que tu si puedes insultar a alguien frente a Teddy y nosotros no- le pregunto Remus.
-No puedo ser perfecta- se defendió la joven, mientras que el castaño negaba un tano divertido.
— ¡Alto!, ¡alto! —gritó Lockhart, pero Snape se hizo cargo de la situación.
—¡Finite incantatem! —gritó. Los pies de Harry dejaron de bailar, Malfoy dejó de reír y ambos pudieron levantar la vista.
-Ha, por fin- exclamo Lily.
Una niebla de humo verdoso se cernía sobre la sala. Tanto Neville como Justin estaban tendidos en el suelo, jadeando.
-Fue un duelo interesante-comento Neville- la verdad es que ninguno sabía muy lo que estaba haciendo por lo que terminamos cansados.
Ron sostenía a Seamus, que estaba lívido, y le pedía disculpas por los efectos de su varita rota.
-Y ¿qué paso ahí?-preguntaron los gemelos.
-¿Cómo voy a saberlo?, me ataque yo mismo con esa varita lo recuerdan- se defendió Ron.
Pero Hermione y Millicent Bulstrode no se habían detenido: Millicent tenía a Hermione agarrada del cuello y la hacía gemir de dolor.
-Esa maldita ni siquiera está usando la varita- increpo Andrómeda- es alguien humillante para su casa.
-Sí, lo sabemos- aseguro Draco- incluso a nosotros nos fastidiaba tenerla cerca, creo que no tuvo amigas hasta después de ese año.
-Se lo merecía la muy perra- aseguró Astoria, a lo que varias personas la vieron extrañada.
-Es que ella la molestaba a Tonry hasta que su hermana maldijo a la gorila- explicó Draco.
Las varitas de las dos estaban en el suelo. Harry se acercó de un salto y apartó a Millicent. Fue difícil, porque era mucho más robusta que él.
-Simplemente horrible- exclamo Sirius.
-Ya no seas tan superficial Sirius- le acuso Marlene- aunque claro, por su actitud es una asco de persona- agregó
—Muchachos, muchachos... —decía Lockhart, pasando por entre los estudiantes, examinando las consecuencias de los duelos—. Levántate, Macmillan..., con cuidado, señorita Fawcett..., pellízcalo con fuerza, Boot, y dejará de sangrar enseguida...
-No, eso sí que fue de mucha utilidad- aseguro Ted.
-En serio profesor, la idea del club de duelo es bueno, pero no teniendo a ese infeliz como maestro- aseguro James.
»Creo que será mejor que os enseñe a interceptar los hechizos indeseados —dijo Lockhart, que se había quedado quieto, con aire azorado, en medio del comedor. Miró a Snape y al ver que le brillaban los ojos, apartó la vista de inmediato—. Necesito un par de voluntarios... Longbottom y Finch-Fletchley, ¿qué tal vosotros?
Más risas se dejaron escuchar al momento en que leyeron la cobardía de Lockhart al no querer enfrentar nuevamente a Snape.
-Si no pudo con unos cuantos duendecillos es obvio que no le ganaría a el- aseguro Remus.
-no, pero habrá sido genial ver como lo intentaba- aseguro Ron burlonamente.
—Mala idea, profesor Lockhart —dijo Snape, deslizándose como un murciélago grande y malévolo—. Longbottom provoca catástrofes con los hechizos más simples, tendríamos que enviar a Finch-Fletchley a la enfermería en una caja de cerillas. —La cara sonrosada de Neville se puso de un rosa aún más intenso
-Por tu bien más te vale cerrar la boca- increpo Alice molesta, si bien era una mujer tranquila, era peligrosa con ciertos temas, en especial si atacaban a su hijo de esa manera.
-Ya cariño, tranquila- le dijo Frank a su esposa.
¿Qué tal Malfoy y Potter? —dijo Snape con una sonrisa malvada.
-Siempre tienes que ponerlos a ellos he- le reclamo James.
-Es casi como ver la relación entre Gryffindor y Slytherin, debes de aceptar que es emociónate cornamenta- le comentó Sirius.
—¡Excelente idea! —dijo Lockhart.
-Claro, siempre y cuando no tenga que evidenciar que es un imbécil- increpo Ron- pero ese encuentro salió muy caro- agrego volteando a ver de forma acusadora a varios compañeros del futuro.
-¿Qué quieres decir?- le pregunto Lily preocupada.
-Ya lo sabrá, y creo que ustedes deberían de tener una pluma y pergamino cerca- aconsejo a los merodeadores. Si bien el afectado fue Harry, él aún estaba molesto por los malditos rumores que corrieron ese año y además que seguía disgustado porque su amigo los perdono demasiado rápido, a su punto de vista.
Haciéndoles un gesto para que se acercaran al centro del Salón, al mismo tiempo que la multitud se apartaba para dejarles sitio—. Veamos, Harry —dijo Lockhart—, cuando Draco te apunte con la varita, tienes que hacer esto.
Levantó la varita, intentó un complicado movimiento, y se le cayó al suelo. Snape sonrió y Lockhart se apresuró a recogerla, diciendo:
—¡Vaya, mi varita está un poco nerviosa!
-Ni siquiera pude sostener apropiadamente la maldita varita- increpo Remus.
-Y mira que excusa tan más patética, una varita nunca actuaria por su propia cuenta es imposible- aseguro Sirius.
Por su parte el Harry, Ginny, Ron y Hermione se vieron entre ellos, los cuatro conocían muy bien lo ocurrido cuando sacaron al azabache de la casa de sus tíos ese último año, aunque claro, las circunstancias eran especialmente exclusivas.
Snape se acercó a Malfoy, se inclinó y le susurró algo al oído. Malfoy también sonrió. Harry miró asustado a Lockhart y le dijo:
—Profesor, ¿me podría explicar de nuevo cómo se hace eso de interceptar?
-A quien le fuiste a pedir ayuda Potter- exclamo burlón Draco.
-La verdad, es que en ese momento sabias más que ese imbécil- le aseguro Astoria.
-Ha, es bueno saberlo- comento el rubio.
-No te pondrás celoso por eso verdad- exclamo la chica viendo con curiosidad al joven- ¿o sí?
-No, claro que no- aseguro- podría continuar- le pidió a Hagrid.
—¿Asustado? —murmuró Malfoy, de forma que Lockhart no pudiera oírle.
—Eso quisieras tú —le dijo Harry torciendo la boca.
-El ataque verbal antes de un encentro- comentó Fred.
-Lo más básico en un duelo de esos- agrego George.
Lockhart dio una palmada amistosa a Harry en el hombro.
—¡Simplemente, hazlo como yo, Harry!
—¿El qué?, ¿dejar caer la varita?
Pese a todo eso logro que algunos esbozaran una sonrisa.
Pero Lockhart no le escuchaba.
-O no lo quería escuchar- intervino Charlie.
—Tres, dos, uno, ¡ya! —gritó.
Malfoy levantó rápidamente la varita y bramó:
—¡Serpensortia!
-¿Eso fue lo que te susurro?- le pregunto incrédula Lily a Draco.
-Pues sí, no concia muy bien el hechizo, pero bueno, lo utilice- acepto el rubio.
-Pero ¿qué clase de hechizos les enseñas he?- le espeto la pelirroja a Severus- eso podría ser muy peligroso.
Hagrid narro la reacción tanto de Harry como la de los demás alumnos.
—No te muevas, Potter —dijo Snape sin hacer nada, disfrutando claramente de la visión de Harry, que se había quedado inmóvil, mirando a los ojos a la furiosa serpiente—. Me encargaré de ella...
-Solo querías fastidiarlo verdad- exclamo James.
-Claro, que se podría ese infeliz rencoroso- le acuso Sirius.
—¡Permitidme! —gritó Lockhart.
-Ese idiota solo lo empeorara todo-espeto Remus.
-Nadie salió herido verdad- pregunto Dora a los jóvenes.
-No nadie- seguro Ron- aunque creo que después pueden haber heridos- agrego boletando a ver nuevamente a los jóvenes que juzgaban a su compañero.
Blandió su varita apuntando a la serpiente y se oyó un disparo: la serpiente, en vez de desvanecerse, se elevó en el aire unos tres metros y volvió a caer al suelo con un chasquido. Furiosa, silbando de enojo, se deslizó derecha hacia Finch-Fletchley y se irguió de nuevo, enseñando los colmillos venenosos.
Varios jóvenes se tensaron al pensar que la serpiente podría atracar, pero por su parte el aludido estaba más preocupado por lo que había pasado después, aun a través de Nick pudo ver muy bien a ese monstruo.
-Un hechizo, es mucho pedir que pueda hacer un maldito hechizo bien- increpo james.
-De hecho solo abe un hechizo- aseguro Hermione- pero ya lo averiguaran en su momento.
Harry no supo por qué lo hizo, ni siquiera fue consciente de ello. Sólo percibió que las piernas lo impulsaban hacia delante como si fuera sobre ruedas y que gritaba absurdamente a la serpiente: «¡Déjale!»
Justin se impresiono al escucharlo, por lo que se sintió aún más mal por creer que él había tratado de atacarlo. Por su parte el trio se sintió un poco incómodo, en especial Harry, pues era ahí cuando se enteró que podía halar párcel.
-Tienen que recitar el contra hechizo, de otra forma no lograran nada- aseguro Frank preocupado por el joven.
Y milagrosa e inexplicablemente, la serpiente bajó al suelo, tan inofensiva como una gruesa manguera negra de jardín, y volvió los ojos a Harry.
-¡¿Qué?!- reclamaron algunos- ¿solo con eso controlo a esa maldita serpiente?- continuo Sirius.
-¡¡Ha!1- grito Dora.
-¿Que ocurre sobrina?- le pregunto.
-Es que, acabo de recordarlo- respondió- recuerdan el primer libro, cuando estaban en el zoológico, que Harry pudo…
-Pudo hablar con la boa- termino Remus- ellos se entendían.
-Es verdad, pero eso solo se podría lograr sí, no, no es imposible no- decía James más para sí mismo que para lo demás- Hagrid, por favor continua- le pidió, aunque una parte de él se negaba a que eso siguiera.
A éste se le pasó el miedo. Sabía que la serpiente ya no atacaría a nadie, aunque no habría podido explicar por qué lo sabía.
Sonriendo, miró a Justin, esperando verlo aliviado, o confuso, o agradecido, pero ciertamente no enojado y asustado.
—¿A qué crees que jugamos? —gritó, y antes de que Harry pudiera contestar, se había dado la vuelta y abandonaba el salón.
-Y que cree él que está pasando, que no vio que le salvo la maldita vida- espeto Sirius mientras que Justin bajaba la cabeza.
-Ya tranquilo Sirius- le pidió Marlene. Ella como Lily y James ya suponían a que se debió de ocurrir con esas serpientes.
-Pero es que solo un maldito ciego no vería que la serpiente retrocedió cuando le hablo- defendió su punto.
-Ya lo sé, pero es evidente que los magos siguen siendo los mismos idiotas y prejuicioso que siempre- aseguro la mujer consiguiendo que los jóvenes del futuro se sintieran mal
Snape se acercó, blandió la varita y la serpiente desapareció en una pequeña nube de humo negro. También Snape miraba a Harry de una manera rara; era una mirada astuta y calculadora que a Harry no le gustó.
-¿En qué demonios pensabas?- pegunto Sirius.
-¡¿Cómo diablos piensas que lo sepa Black?!- le devolvió Severus- eso aún no ha ocurrido idiota.
Fue vagamente consciente de que a su alrededor se oían unos inquietantes murmullos. A continuación, sintió que alguien le tiraba de la túnica por detrás.
—Vamos —le dijo Ron al oído—. Vamos...
-Sin duda es lo mejor- aseguro Lily- después de lo ocurrido lo mejor será alejarse de ahí.
-No, es imposible, es simplemente imposible que algo así pueda pasar- repetía James para extrañeza de algunos compañeros que no entendían que era lo que estaba pasando.
Ron lo sacó del salón, y Hermione fue con ellos. Al atravesar las puertas, los estudiantes se apartaban como si les diera miedo contagiarse.
Los merodeadores bufaron en molestia mientras que Sirius sacaba un pergamino, ya antes comentaron de hacer una lista especial por ese asunto de los rumores que corrían con respecto a Harry.
Harry no tenía ni idea de lo que pasaba, y ni Ron ni Hermione le explicaron nada hasta llegar a la sala común de Gryffindor, que estaba vacía. Entonces Ron sentó a Harry en una butaca y le dijo:
—Hablas pársel. ¿Por qué no nos lo habías dicho?
-Párcel- repitieron algunos- pero entonces, ¿él es heredero de Salazar Sly…?- comenzó a decir una chica de Ravenclaw hasta que
-¡¡No!!- le interrumpió de inmediato James- los Potter no somos descendientes de ese maniático de Slytherin- aseguro el azabache.
-¡¿Pero cómo puede afirmarlo?! digo, él vivió hace siglos y…- ataco la misma chica.
-¡¡Que no es posible!!- le rebatió viéndola con enojo.
—¿Que hablo qué? —dijo Harry.
—¡Pársel! —Dijo Ron—. ¡Puedes hablar con las serpientes!
—Lo sé —dijo Harry—. Quiero decir, que ésta es la segunda vez que lo hago. Una vez, accidentalmente, le eché una boa constrictor a mi primo Dudley en el zoo... Es una larga historia... pero ella me estaba diciendo que no había estado nunca en Brasil, y yo la liberé sin proponérmelo. Fue antes de saber que era un mago...
-No sabes nadad eso verdad- le dijo Lily a su hijo que negó con la cabeza- debería de leer más cariño, si hasta Hermione lo sabe.
-¿Crees que sea el mejor momento para reclamarle?- pregunto Dora.
-Créeme, cando estés en la misma posición con tu hijo aras lo mismo- le aseguro a la peli rosa dejándola con cierta impresión en el rostro, es que ella también la relación entre ella y Teddy.
—¿Entendiste que una boa constrictor te decía que no había estado nunca en Brasil? —repitió Ron con voz débil.
—¿Y qué? —Preguntó Harry—. Apuesto a que pueden hacerlo montones de personas.
—Desde luego que no —dijo Ron—. No es un don muy frecuente. Harry, eso no es bueno.
-Yo no estaría de acuerdo con eso- comento Albus Dumbledore.
-Pero profesor, es un don de los magos tenebrosos- atajo Sirius ganándose una mirada acusadora de parte de Harry- bueno ahijado, no quiero decir que tu…
-Mejor ya no  digas nada Sirius- le sugirió Marlene.
-Una habilidad como la legua párcel no significa absolutamente nada, y mucho menos dictamina si un individuo es bueno o malo- aseguro el anciano profesor- es como utilicen esas habilidades lo que definen a las personas, y todos dentro de esta sala deberían de aprender esa lección, por su propio bien y de aquellos que les sobrevivirán- termino viendo con solemnidad a todo el comedor- Hagrid, podrías continuar- le solicito al semi gigante.
—¿Que no es bueno? —dijo Harry, comenzando a enfadarse—. ¿Qué le pasa a todo el mundo? Mira, si no le hubiera dicho a esa serpiente que no atacara a Justin...
—¿Eso es lo que le dijiste?
—¿Qué pasa? Tú estabas allí... Tú me oíste.
-Ese era otro idioma cielo, solo la serpiente sería capaz de entenderte, los demás solo escucharían un siseo- le explico Harry.
-Si mamá, ahora lo sé- le aseguro con una mirada dulce.
—Hablaste en lengua pársel —le dijo Ron—, la lengua de las serpientes. Podías haber dicho cualquier cosa. No te sorprenda que Justin se asustara, parecía como si estuvieras incitando a la serpiente, o algo así. Fue escalofriante.
-Pero nunca creí que dijeras algo malo, he colega- le aseguro Ron de inmediato- pero si fue escalofriante.
Harry se quedó con la boca abierta.
—¿Hablé en otra lengua? Pero no comprendo... ¿Cómo puedo hablar en una lengua sin saber que la conozco?
-Por lo general es un rasgo heredado, y no es necesario que lo comprendas para poder usarlo- aseguro Remus.
-¡Pero no es posible que el haya heredado algo así!- aseguro James mas molesto.
-Nunca dijo que lo hizo, solo estaba dando una ex0licacion- aseguro dora en su defensa.
-Ella tiene razón cariño- le aseguro Lily calmando a su novio con unas palmadas en el hombro.
Ron negó con la cabeza. Por la cara que ponían tanto él como Hermione, parecía como si acabara de morir alguien. Harry no alcanzaba a comprender qué era tan terrible.
-Tal como dijo Albus, todo depende del uso que le den- aseguro para sorpresa de todos Alastor.
—¿Me quieres decir qué hay de malo en impedir que una serpiente grande y asquerosa arranque a Justin la cabeza de un mordisco? —preguntó—. ¿Qué importa cómo lo hice si evité que Justin tuviera que ingresar en el Club de Cazadores Sin Cabeza?
El aludido de forma inconsciente llevo una de sus manos al cuello, el solo pensar en esa posibilidad le aterraba y asían que se arrepintiera de haber juzgado mal al chico.
—Sí importa —dijo Hermione, hablando por fin, en un susurro—, porque Salazar Slytherin era famoso por su capacidad de hablar con las serpientes. Por eso el símbolo de la casa de Slytherin es una serpiente.
Harry se quedó boquiabierto.
—Exactamente —dijo Ron—. Y ahora todo el colegio va a pensar que tú eres su tatara-tatara-tatara-tataranieto o algo así.
-¡¡Que no es así, con un…!!
-¡¡Cornamenta!! ya tranquilízate- le detuvo Sirius al notar el estado tan alterado de su amigo- mira, sabemos cómo se ve eso pero debe de existir una buena razón para ello, tu solo trata de no alterarte demasiado.
Era de las pocas veces que Black hablaba y se comportaba con seriedad, si bien para muchas verlo sonreír era algo que las atraía, esa faceta de ser alguien serio responsable hacia que otras (como por ejemplo Marlene) sintieran algo que se más que una simple atracción o gusto pasajero.
—Pero no lo soy —dijo Harry, sintiendo un inexplicable terror.
—Te costará mucho demostrarlo —dijo Hermione—. Él vivió hace unos mil años, así que bien podrías serlo.
-Ya lo ven- exclamo la joven de Ravenclaw
-No ayudas con esos comentarios- le reclamo con severidad Lily.
Aquella noche, Harry pasó varias horas despierto. Por una abertura en las colgaduras de su cama, veía que la nieve comenzaba a amontonarse al otro lado de la ventana de la torre, y meditaba.
¿Era posible que fuera un descendiente de Salazar Slytherin?
James se tuvo que tragar un comentario en ese momento, de otra forma sus amigos podrían considerar que era necesario tranquilizarlo a la fuerza.
Al fin y al cabo, no sabía nada sobre la familia de su padre. Los Dursley nunca le habían permitido hacerles preguntas sobre sus familiares magos.
En voz baja, trató de decir algo en lengua pársel, pero no encontró las palabras. Parecía que era requisito imprescindible estar delante de una serpiente.
-Bueno, tal vez si lo lograste- comentó Dora- ten en cuenta que tú nunca te enteraste que lo podías habar hasta que te escucharon.
-Cierto, pero no muy relevante- comento Marlene.
«Pero estoy en Gryffindor —pensó Harry—. El Sombrero Seleccionador no me habría puesto en esta casa si tuviera sangre de Slytherin...»
«¡Ah! —dijo en su cerebro una voz horrible—, pero el Sombrero Seleccionador te quería enviar a Slytherin, ¿lo recuerdas?»
-Eso verdaderamente no significa nada.-aseguro Lily- tu estas en la casa en la que debes de estar- aseguro.
-Ella tiene razón cachorro- la apoyo Sirius- eso no debería de preocuparte.
Harry se volvió. Al día siguiente vería a Justin en clase de Herbología y le explicaría que le había pedido a la serpiente que se apartara de él, no que lo atacara, algo (pensó enfadado, dando puñetazos a la almohada) de lo que cualquier idiota se habría dado cuenta.
-Eso digo yo- atajo Sirius de inmediato.
A la mañana siguiente, sin embargo, la nevada que había empezado a caer por la noche se había transformado en una tormenta de nieve tan recia que se suspendió la última clase de Herbología del trimestre.
Lógico- comento Alice- en ese momento sería más impórtate cuidar esas mandrágoras que una clase.
-En especial porque ya hay un estudiante en ese estado- agrego Andrómeda.
La profesora Sprout quiso tapar las mandrágoras con pañuelos y calcetines, una operación delicada que no habría confiado a nadie más, puesto que el crecimiento de las mandrágoras se había convertido en algo tan importante para revivir a la Señora Norris y a Colín Creevey.
-Y lo interesante es que ninguna mostro aptitudes para la adivinación- comento Sirius para tratar de aligerar la tensión.
-Lo dices tú, que solo quiso tomar esa clase porque el profesor ya era viejo y no parecía importarle si aprendían o no- atajo Remus- a estas alturas del año ya casi no asiste a la clase.
-Sí, y es muy entretenido- aseguró burlonamente.
-Pues es una que Dumbledore este pensado en sacar esa materia del colegio- agrego Lily.
-Bueno, es malo solo para las siguientes generaciones, no para nosotros- agrego el oji gris.
Harry le daba vueltas a aquello, sentado junto a la chimenea, en la sala común de Gryffindor, mientras Ron y Hermione aprovechaban el hueco dejado por la clase de Herbología para echar una partida al ajedrez mágico.
-Entonces se la paso viendo a la nada mientras Ron mostrando su caballerosidad pateándole el trasero a Hermione- comento Fred.
-Sin duda es una gran forma de pasar su tiempo libre no chicos- agrego George.
-Ha ya cierren la boca- les ataco Hermione- además la única forma de ganarle en el juego es que practicara.
—¡Por Dios, Harry! —Dijo Hermione, exasperada, mientras uno de los alfiles de Ron tiraba al suelo al caballero de uno de sus caballos y lo sacaba a rastras del  tablero—. Si es tan importante para ti, ve a buscar a Justin.
-Por su bien será mejor que escuche de razones- comentó Sirius.
De forma que Harry se levantó y salió por el retrato, preguntándose dónde estaría Justin.
Hagrid fue leyendo como el castillo se veía más obscuro debido a la nieve, de cómo decidió ir a buscarlo al joven a la biblioteca y de cómo escucho que la profesora McGonagall le gritaba  a un alumno por convertir a un compañero en tejón, lo cual hizo recordar a Draco la vez que lo convirtieron en un hurón, lo cual le hizo sentir un escalofrió que solo Astoria (un tanto divertida) noto.
Efectivamente, algunos de los de Hufflepuff que tenían clase de Herbología estaban en la parte de atrás de la biblioteca, pero no parecía que estudiasen. Entre las largas filas de estantes, Harry podía verlos con las cabezas casi pegadas unos a otros, en lo que parecía una absorbente conversación.
Los jóvenes comprendieron que inevitablemente saldría su discusión con el azabache.
No podía distinguir si entre ellos se encontraba Justin. Se les estaba acercando cuando consiguió entender algo de lo que decían, y se detuvo a escuchar, oculto tras la sección de «Invisibilidad».
-Un poco irónico no lo cree- comento Fabián con burla.
—Así que —decía un muchacho corpulento— le dije a Justin que se ocultara en nuestro dormitorio. Quiero decir que si Potter lo ha señalado como su próxima víctima, es mejor que se deje ver poco durante una temporada.
-¡¿Qué?!- gritaron Sirius y James con bastante fuerza, asustando de sobre manera a los involucrados en la plática.
-Solo deje que mencionen sus nombres y verán- exclamo sombríamente el azabache.
Por supuesto, Justin se temía que algo así pudiera ocurrir desde que se le escapó decirle a Potter que era de familia muggle. Lo que Justin le dijo exactamente es que le habían reservado plaza en Eton. No es el mejor comentario que se le puede hacer al heredero de Slytherin, ¿verdad?
—¿Entonces estás convencido de que es Potter, Ernie? —preguntó asustada una chica rubia con coletas.
El joven palideció de inmediato mientras veía como los reconocidos bromitas escribían un montón de cosas en sus pergaminos.
-¿En verdad piensan hacer eso?- pregunto Lily incrédula, que estaba dividida entre apoyarlos o reprimirlos.
-Sí, y lo siento Lis pero aunque te opongas lo aremos- le aseguro su novio.
-Sí, ya después nos castigas si quieres- seguro el oji gris.
—Hannah —le dijo solemnemente el chico robusto—, sabe hablar pársel. Todo el mundo sabe que ésa es la marca de un mago tenebroso. ¿Sabes de alguien honrado que pueda hablar con las serpientes? Al mismo Slytherin lo llamaban «lengua de serpiente».
-Me decepciona ver que en el futuro los magos, pero en especial los estudiantes sigan con esos, y perdonaran la palabra, malditos complejos- exclamo Dumbledore sorprendiendo a más de uno por su lenguaje.
Esto provocó densos murmullos. Ernie prosiguió:
—¿Recordáis lo que apareció escrito en la pared? «Temed, enemigos del heredero.» Potter estaba enemistado con Filch.
-Claro, como si tú no tuvieras problemas con él verdad- le espeto Fred.
-No has estudiante que este bien con él- lo apoyo George.
A continuación, el gato de Filch resulta agredido. Ese chaval de primero, Creevey, molestó a Potter en el partido de quidditch, sacándole fotos mientras estaba tendido en el barro. Y entonces aparece Creevey petrificado.
-Solo por diversión deberías atacarlo Harry- le sugirió Gideon.
-O mejor aún, déjanoslo a nosotros seis- agrego Fabián refiriéndose a ellos, los gemelos Weasley y por supuesto, a James y a Sirius que continuaban escribiendo en el pergamino.
—Pero —repuso Hannah, vacilando— parece tan majo... y, bueno, fue él quien hizo desaparecer a Quien-vosotros-sabéis. No puede ser tan malo, ¿no creéis?
-Bien, sigue así te libraras de nosotros- aseguró Sirius tachando algunas cosas en el pergamino.
Ernie bajó la voz para adoptar un tono misterioso. Los de Hufflepuff se inclinaron y se juntaron más unos a otros, y Harry tuvo que acercarse más para oírlas palabras de Ernie.
Lily negó en represión aunque en cierto punto también deseaba escuchar lo que tenían que decir, aunque claro, no lo aceptaría abiertamente.
—Nadie sabe cómo pudo sobrevivir al ataque de Quien-vosotros-sabéis. Quiero decir que era tan sólo un niño cuando ocurrió, y tendría que haber saltado en pedazos. Sólo un mago tenebroso con mucho poder podría sobrevivir a una maldición como ésa. —Bajó la voz hasta que no fue más que un susurro, y prosiguió—: Por eso seguramente es por lo que Quien-vosotros-sabéis quería matarlo antes que a nadie. No quería tener a otro Señor Tenebroso que le hiciera la competencia. Me pregunto qué otros poderes oculta Potter.
-De hecho fue exactamente lo contrario- exclamo Ron sin pensar.
-¿Cómo que lo contrario?- le pregunto Lily con su clásica percepción de los detalles.
-He bueno, eso está en el séptimo libro- respondió de inmediato.
-No, de hecho creo que sería al final del quinto Ron- le corrigió Hermione- recuerdas el incidente en aquella sala.
-A, si es cierto- acepto.
-Saben, ya me estoy cansado esto de no saber que pasa- les reclamo Sirius.
-Tú estás cansado- argumento Harry- yo tuve que soportar cinco años en descubrir casi toda la verdad, y tú solo esperaras lo que tardemos en leer los libros- inevitablemente le tuvieron que dar la razón- así que no molestes- termino- Hagrid por favor.
Harry no pudo aguantar más y salió de detrás de la estantería, carraspeando sonoramente. De no estar tan enojado, le habría parecido divertida la forma en que lo recibieron: todos parecían petrificados por su sola visión, y Ernie se puso pálido.
—Hola —dijo Harry—. Busco a Justin Finch-Fletchley.
-Eso no ayudara nada- exclamo Lily preocupada.
Los peores temores de los de Hufflepuff se vieron así confirmados. Todos miraron atemorizados a Ernie.
—¿Para qué lo buscas? —le preguntó Ernie, con voz trémula.
-Más le vale que cuide sus palabras- cometo James sin lograr contenerse.
—Quería explicarle lo que sucedió realmente con la serpiente en el club de duelo —dijo Harry.
Ernie se mordió los labios y luego, respirando hondo, dijo:
—Todos estábamos allí. Vimos lo que sucedió.
-Ja- exclamo con sarcasmo Sirius-si claro, solo vieron lo que les conviene.
—Entonces te darías cuenta de que, después de lo que le dije, la serpiente retrocedió —le dijo Harry.
—Yo sólo me di cuenta —dijo Ernie tozudamente, aunque temblaba al hablar— de que hablaste en lengua pársel y le echaste la serpiente a Justin.
-El controlo a la serpiente- atajo Dora que ya se estaba molestando- pero si tanto lo desea le pueden arrojar la serpiente a él.
—¡Yo no se la eché! —Dijo Harry, con la voz temblorosa por el enojo—. ¡Ni siquiera lo tocó!
—Le anduvo muy cerca —dijo Ernie—. Y por si te entran dudas —añadió apresuradamente—, he de decirte que puedes rastrear mis antepasados hasta nueve generaciones de brujas y brujos y no encontrarás una gota de sangre muggle, así que...
—¡No me preocupa qué tipo de sangre tengas! —Dijo Harry con dureza—. ¿Por qué tendría que atacar a los de familia muggle?
-Ni siquiera les importa que su mejor amiga es una nacida muggles cierto- exclamo Lily.
-Sin importar cuanto tiempo pase parece que las personas siguen con esa maldita estupidez medieval, es humillante- espeto Marlene.
-Estoy de acuerdo contigo McKinnon- le aseguro Sirius de inmediato.
—He oído que odias a esos muggles con los que vives —dijo Ernie apresuradamente.
-Ahora entiendo porque- aseguro el chico, pero solo los que estaban cerca lo lograron escuchar.
—No es posible vivir con los Dursley sin odiarlos —dijo Harry—. Me gustaría que lo intentaras.
Todos sin excepción le concedieron la razón al azabache nuevamente.
Dio media vuelta y salió de la biblioteca, provocando una mirada reprobatoria de la señora Pince, que estaba sacando brillo a la cubierta dorada de un gran libro de hechizos. Furioso como estaba, iba dando traspiés por el corredor, sin ser consciente de adónde iba. Y al fin se dio de bruces contra una mole grande y dura que lo tiró al suelo de espaldas.
—¡Ah, hola, Hagrid! —dijo Harry, levantando la vista.
-Por fin, un amigo entre todos los traicioneros- aseguro Fabián.
-¿No van a dejar el tema por la paz cierto?- pregunto a Harry.
-No- respondieron los dos pares de gemelos, su padre y su padrino.
-También tú los perdonaste con mucha facilidad- le aseguro Ron que le molestaba eso de su amigo.
Aunque llevaba la cara completamente tapada por un pasamontañas de lana cubierto de nieve, no podía tratarse de nadie más que Hagrid, pues ocupaba casi todo el ancho del corredor con su abrigo de piel de topo.
-Bueno, en eso si tiene razón-aseguro Gideon.
En una de sus grandes manos enguantadas llevaba un gallo muerto.
—¿Va todo bien, Harry? —preguntó Hagrid, quitándose el pasamontañas para poder hablar—. ¿Por qué no estás en clase?
—La han suspendido —contestó Harry, levantándose—. ¿Y tú, qué haces aquí?
-Entonces ya no saldrá quien era el otro de la plática- interrumpió Sirius.
-Pásame el pergamino y escribiré su nombre- le solicito Ron que de inmediato recibió el documento, para desgracia del joven que pensaba que ya se había librado.
Hagrid levantó el gallo sin vida.
—El segundo que matan este trimestre —explicó—. O son zorros o chupasangres, y necesito el permiso del director para poner un encantamiento alrededor del gallinero.
-Están matando a los gallos, eso es extraño- argumento Lily.
-Eso tendrá que ver con todo lo que está ocurriendo- pregunto Dora.
-Tal vez, pero aún no tenemos las pistas suficientes, lo mejor será seguir con la lectura- exclamo Alastor.
Miró a Harry más de cerca por debajo de sus cejas espesas, cubiertas de nieve.
—¿Estás seguro de que te encuentras bien? Pareces preocupado y alterado.
-Y no es para menos- aseguro James- después de escuchar las acusaciones de que quiere matar a sus compañeros.
Harry no pudo repetir lo que decían de él Ernie y el resto de los de Hufflepuff.
Los amigos del azabache bufaron en molestia.
—No es nada —repuso—. Mejor será que me vaya, Hagrid, después tengo Transformaciones y debo recoger los libros.
Se fue con la mente cargada con todo lo que había dicho Ernie sobre él:
«Justin se temía que algo así pudiera ocurrir desde que se le escapó decirle a Potter que era de familia muggle...»
-Ok, el cobarde de Justin está dentro de la lista- aseguro Sirius anotando su nombre en el pergamino después de que Ron se lo entregara
-Ustedes de verdad son muy vengativos cierto- comento Dora viendo a su tío y a sus amigos con reproche.
-Al igual que tu Nymphy- exclamó Charlie- o no recuerdas que perseguiste una semana a un compañero tuyo para hacerle una broma pesada, solo porque te dijo anormal- le record
-Lo grito durante una clase, él se lo merecía- se defendió la chica.
-El punto es, que eres igual a nosotros sobrina- le aseguro- yo en tu lugar me aseguraría de molestarla Remus- le aconsejo.
-Mejor cierra la boca- le reclamo el licántropo
Harry subió las escaleras y volvió por otro corredor. Estaba mucho más oscuro, porque el viento fuerte y helado que penetraba por el cristal flojo de una ventana había apagado las antorchas. Iba por la mitad del corredor cuando tropezó y cayó de cabeza contra algo que había en el suelo.
Se volvió y afinó la vista para ver qué era aquello sobre lo que había caído, y sintió que el mundo le venía encima.
En ese momento la tención regreso al gran comedor.
-Por todos los cielos, ¿no puede tener un segundo de paz o qué?- reclamo Lily.
-Créanos, nosotros nos hemos preguntado eso por muchos años- agregó Ron cansinamente.
Sobre el suelo, rígido y frío, con una mirada de horror en el rostro y los ojos en blanco vueltos hacia el techo, yacía Justin Finch-Fletchley.
-¡Hay con un demonio!- increpo James.
-Ya hubo otro ataque- exclamó Alice con preocupación- y lo que es peor, a ese chico específicamente.
-Eso solo lo empeorara todo para Harry- agrego Andrómeda.
-Cierto, pero también el tal Justin se libra de nosotros- aseguro Sirius tachando el pergamino mientras el aludido respiraba un tanto aliviado- el ya recibió su castigo.
-Podrías comportarte con más seriedad Black- le reclamo Lily furiosa.
Hagrid considero que lo mejor que podía hacer era continuar con la lectura.
Y eso no era todo. A su lado había otra figura, componiendo la visión más extraña que Harry hubiera contemplado nunca.
Se trataba de Nick Casi Decapitado, que no era ya transparente ni de color blanco perlado, sino negro y neblinoso, y flotaba inmóvil, en posición horizontal, a un palmo del suelo. La cabeza estaba medio colgando, y en la cara tenía una expresión de horror idéntica a la de Justin.
-¿Qué?, ¿pero cómo?- exclamo Marlene- ¿qué cosa le pudo hacer algo así a un fantasma?
-Debió de ser magia muy obscura o algo así- intervino Sirius- Ni siquiera un fantasma pudo soportarlo.
-Esto es pésimo- aseguró Dora- si tan solo Nick se hubiera salvado sabrían que era esa cosa que atormentaba la escuela, pero incluso él quedo en ese estado.
Harry se puso de pie, con la respiración acelerada y el corazón ejecutando contra sus costillas lo que parecía un redoble de tambor. Miró enloquecido arriba y abajo del corredor desierto y vio una hilera de arañas huyendo de los cuerpos a todo correr.
-Las arañas, otra vez las arañas- exclamo Lily- eso no puede tratarse de una simple coincidencia.
-No creo que sean las atacantes o si- pregunto curioso un chico de Gryffindor.
-Por supuesto que no- aseguro Alastor- pero sin duda tienen algo que ver.
-Tal vez reaccionan a la presencia del monstruo de Slytherin- propuso Dora.
-Sí, eso podría tener sentido chiquilla- le concedió auror- en tal caso podríamos tener una pisa sobre el tipo de criatura con el que están tratando, además esta ese asunto de los gallos..
-Pero los únicos que lo saben lo de las arañas son ellos tres, y no creo que se lo digan a nadie- razono Frank.
-Pero no es correcto- aseguro Molly- eso está muy lejos de sus posibilidades, no tendría porque involúcrese en todo eso.
-Tranquila cariño- le dijo Arthur abrazándola por los hombros- Hagrid podrá seguir, por favor- le solicito.
Lo único que se oía eran las voces amortiguadas de los profesores que daban clase a ambos lados.
Podía salir corriendo, y nadie se enteraría de que había estado allí. Pero no podía dejarlos de aquella manera..., tenía que hacer algo por ellos. ¿Habría alguien que creyera que él no había tenido nada que ver?
-Siempre con tu complejo de héroe- aseguro Hermione.
-Entonces ¿qué debería de hacer Hermione?, dejarlos ahí sin más- se defendió Harry.
-Sé que se escucha mal, pero no podías hacer absolutamente nada por ellos, solo con las mandrágoras y la poción se le podría ayudar- le rebatió la castaña.
-Pero aun así no se habría ido, él no es de ese tipo de personas- argumento Ginny- pero no si eso es bueno o malo.
-Créeme que te comprendo- le aseguro Lily- yo me siento exactamente igual que tu- agrego.
Aún estaba allí, aterrorizado, cuando se abrió de golpe la puerta que tenía a su derecha. Peeves el poltergeist surgió de ella a toda velocidad.
-¡¡Con un demonio!! de entre todos, tenía que parecer ese maldito- increpo Remus.
—¡Vaya, si es Potter pipí en el pote! —Cacareó Peeves, ladeándole las gafas de un golpe al pasar a su lado dando saltos—. ¿Qué trama Potter? ¿Por qué acecha?
Peeves se detuvo a media voltereta. Boca abajo, vio a Justin y Nick Casi Decapitado. Cayó de pie, llenó los pulmones y, antes de que Harry pudiera impedirlo, gritó:
—¡AGRESIÓN! ¡AGRESIÓN! ¡OTRA AGRESIÓN! NINGUN MORTAL NI FANTASMA ESTÁ A SALVO! SALVESE QUIEN PUEDA! AGREESIÓÓÓÓN!
-Ese maldito- espeto Sirius- deberíamos darle una lección a ese maldito poltergeist para que aprenda a no molestar al  hijo de un merodeador.
-Claro, aún tenemos un par de meses en el colegio, le demostraremos lo que es el dolor- agrego sombríamente James.
Hagrid fue leyendo como las puertas del corredor se habría y los estuantes saliendo topándose con el joven petrificado y el fantasma flotante, también de cómo fueron acorralando a Harry hasta que los profesores llegaron y cuando McGonagall puso todo en orden.
—¡Te han cogido con las manos en la masa! —gritó Ernie, con la cara completamente blanca, señalando con el dedo a Harry.
—¡Ya vale, Macmillan! —dijo con severidad la profesora McGonagall.
-Ya tenemos un apellido- aseguro Sirius mientras él y James escribían otro poco más en su pergamino.
-Yo en su lugar cuidaría mi espalda, pues antes de terminar el libros esos “jóvenes”, sabrán lo que podemos hacer- les amenazo a los chicos que sintieron un notable escalofrió.
Peeves se meneaba por encima del grupo con una malvada sonrisa, escrutando la escena; le encantaba el follón. Mientras los profesores se inclinaban sobre Justin y Nick Casi Decapitado, examinándolos, Peeves rompió a cantar:
—¡Oh, Potter, eres un zote, estás podrido, te cargas a los estudiantes, y te parece divertido!
Todos los bromistas que en más de alguna ocasión habían usado a Peeves en alguna de sus bromas, ahora lo veían con rencor y tenían unos grandes deseos de vengarse contra ese mal nacido.
—¡Ya basta, Peeves! —gritó la profesora McGonagall, y Peeves escapó por el corredor, sacándole la lengua a Harry.
Los profesores Flitwick y Sinistra, del departamento de Astronomía, fueron los encargados de llevar a Justin a la enfermería, pero nadie parecía saber qué hacer con Nick Casi Decapitado.
-Eso podría ser complicado, no lo pueden tocar ni nada- comento Sirius.
-Con un abanico o algo así podrían moverlo del corredor Sirius- explico Lily- pero otra parte Dumbledore debería de examinarlo, eso tal vez les podría ser de utilidad.
Al final, la profesora McGonagall hizo aparecer de la nada un gran abanico, y se lo dio a Ernie con instrucciones de subir a Nick Casi Decapitado por las escaleras. Ernie obedeció, abanicando a Nick por el corredor para llevárselo por el aire como si se tratara de un aerodeslizador silencioso y negro.
-Pobre Nick- exclamo Bill- pero ¿no fue nada irreversible verdad?- le pregunto a los chicos del futuro.
-No, al año siguiente ya estaba bien- aseguro Ron- aunque nunca supimos como lo consiguieron.
De esa forma, Harry y la profesora McGonagall se quedaron a solas.
—Por aquí, Potter —indicó ella.
—Profesora —le dijo Harry enseguida—, le juro que yo no...
—Eso se escapa de mi competencia, Potter —dijo de manera cortante la profesora McGonagall.
-No piensa que él fue ¿cierto?- exclamo Lily sin saber cómo sentirse al respecto.
-No lo creo señorita Evans- respondió la profesora- pero aun así, la situación era demasiada para que yo la pudiera controlar sola
-Entonces llevara a mi hijo con Dumbledore- comento James un tanto aliviado.
-Eso sería bueno, él lo comprenderá mejor, y Harry le podría contar todo- aseguro Lily.
-Entonces tendría que decirle lo de las arañas, la voz siniestra, y lo mejor de todo, la poción multijugos preparándose en los aseos de las chicas- atajo Remus.
-No le dirá nada de lo que pasa- dijo con lamentación Dora- y el aun no ve a las arañas como un hecho relevante- resalto.
Caminaron en silencio, doblaron una esquina, y ella se paró ante una gárgola de piedra grande y extremadamente fea.
—¡Sorbete de limón! —dijo la profesora.
Siempre con esas extrañas contraseñas- exclamo Sirius un tanto divertido.
Hagrid fue describiendo como la gárgola les concedió el paso a él y a la profesora a las escaleras que subían, todo ante la impresión del joven azabache. Y de como subieron hasta una reluciente puerta de roble, con una aldaba de bronce en forma de grifo.
Entonces supo adónde lo llevaba. Aquello debía de ser la vivienda de Dumbledore.
-Qué buena imagen, pero en el caso de Dumbledore se vería mejor un fénix que un grifo- comento Sirius.
-Pero no van cambiar la puerta cada vez que llegue un nuevo director- aseguro Marlene.
-A un recuerdo la primera vez que entramos en el despacho del director- recordó james- fue en segundo cuando nos atraparon haciendo una broma a algunos Slytherin.
-Si fue un día interesante colega- aseguro Sirius.
-Y yo conocí la oficina del directo en cuarto años cuando los lleve porque los atrape en medio de una broma, pero eso no viene al caso  si- comento Lily.
-Yo aún pienso que abusaste de tu posición de prefecta.
-Mejor no digas nada Black- lo silencio Marlene.
-Mueno, ese sería todo el capítulo- informo Hagrid.
-Muy bien, uno más y podremos hacer una pausa para comer- informo el profesor Dumbledore al gran comedor.

-Excelente, porque ya me está dando hambre- exclamo Sirius- y quien leerá el siguiente.

1 comentario:

  1. Me olvide de comentar en los capítulos anteriores pero ni ganas de volver atras, me causó mucha gracia esos comentarios de Luna sacando a relucir todas las cosas que hacía Ginny de tener algo de Harry o de estar atento a cada uno de sus pasos jajjaja

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