martes, 9 de septiembre de 2014

Capítulo 32.- La poción «multijugos»

En otro momento tiempo espacial.
Después de un largo día de discusiones peleas y reclamaciones, ocurrió algo curioso, los adultos perdieron irremediablemente y ahora estaban preparando lo necesario para realizar nuevamente el hechizo, sin duda un factor que contribuyó a la victoria de los jóvenes fue el apoyo de un individuo que la mayoría de ellos respetaban mucho, era curioso que aun tuviera tanta influencia sobre ellos aun cuando estuviera en un retrato en la pared.
-Aun pienso que es un riesgo innecesario- comento por enésima vez la castaña.
-Pero ya quedamos en que lo arriamos- aseguro un joven de cara redonda que se unió a la discusión poco después.
-Además, tienes que aceptar que tu hija dio muy buenos argumentos amiga- agrego una pelirroja- se parece a ti cuando querías convencer a estos de algo- dijo señalando a su hermano y a su esposo.
-Chicos, he estado pensando- atajo el azabache- ya que aremos esto nuevamente, podríamos agregar a otras personas más.
-¿Qué quieres decir colega?
-Bueno, incluimos a todos los muertos durante la batalla de Hogwarts no, solo pensé que también podríamos incluir a alguien más como a Cedric que falleció antes, además también dejamos de lado a Kingsley y fue alguien importante en la segunda orden y bueno, también a Fudge.
-¡¿Y a ese idiota para qué?!- le reclamo el pelirrojo.
-No sería mal tenerlo de su parte, por muy idiota que sea, era el representante de los magos y quien ejercía la ley- comento una chica rubia.
-No tengo nada contra Cedric o Kingsley- intervino un rubio- pero no sé qué tan efectivo seria llevar a Fudge.
-eso lo discutimos luego, ahora tenemos que concentrarnos en esto- atajo terminantemente la castaña.
En otras dos partes de la gran casa se desarrollaban dos escenas bastante interesantes, como a los adultos les tomaría poco más de una semana preparar todo para el hechizo correctamente, los más jóvenes (que eran los que querían viajar) recibieron de parte de sus padres unos escritos que contenían lo mismo que los dos primeros libros que habían enviado, sin mucho ánimo todos aceptaron que si irían al pasado, ellos debían de conocer lo que estaban haciendo, por lo que tendrían que aprovechar esos días para ponerse a la par de la lectura.
Por su parte en otra habitación una rubia y un peli azul estaban desarrollando un platica un tanto acalorada.
-Pero Teddy, son tus padres, ¿cómo que no quieres ir?- le decía la chica.
-Claro que me gustaría verlos eso es obvio, pero, ya pusimos demasiada presión en el hechizo- se defendió.
-Pero van agregar a más personas o no, entonces esa no es razón para que tu no vas tú también.
-No, no creo que sea lo mejor- atajo nuevamente- además, no sé qué me hace sentir verme a mí mismo de un año de edad.
-Cielos, eres tan terco como dicen que eran tus padres- exclamo desesperada- pero bueno, yo aún creo que te puedo convencer- le dijo poniendo un tono seductor.
Convencer al peli azul podía ser algo bastante complicado, en especial cuando se le metía algo a la cabeza, pero ella tenía algunas cosas a su favor para lograrlo, el primero era el afecto que él sentía por ella, y lo otro eran esos encantos de veela que heredó de su madre, para alguien como ella era muy fácil seducir a casi cualquier chico que quisiera con esa cualidad, pero solo la utilizaba con ese terco y atractivo chico, o al menos eso es lo que ella pensaba, solo tenía que tener paciencia y al final sabía que saldría victoriosa.

En el gran comedor.
-Si no es molestia, me gustaría leer el siguiente- hablo para sorpresa de algunos Narcisa Malfoy.
-Pues si claro, porque no- exclamo Sirius.
El libro fue pasado de mano en mano hasta que llegó a donde la mujer lo estaba esperando, lo abrió en la siguiente página y comenzó.
-El capítulo se llama “La poción «multijugos»”- en cuanto termino leer el titulo un gran rumoreo se esparció por el gran comedor. Los profesores no podían dejar de asombrarse con la idea de que lograran preparar la poción y los de Slytherin no podían dejar de indignarse porque esos leones entraran en su sala común.
-Será un capitulo interesante- cometo Gideon.
-Nuevamente aran algo que nunca logramos nosotros- agrego Fabián- me siento desplazado.
-Ya relájense, y dejen que lean- les reclamo Molly.
Dejaron la escalera de piedra y la profesora McGonagall llamó a la puerta. Ésta se abrió silenciosamente y entraron. La profesora McGonagall pidió a Harry que esperara y lo dejó solo.
-Tal vez no sea la mejor idea dejarlo solo- comento Alice.
-Pero tal vez ella tiene algo que hacer- razono Frank- o tal vez quiere evitar que el insolente se salga de proporción.
Harry miró a su alrededor. Una cosa era segura: de todos los despachos de profesores que había visitado aquel año, el de Dumbledore era, con mucho, el más interesante.
Los merodeadores Lily y los gemelos Weasley sonrieron ante eso, ellos pensaron lo mismo cuando entraron por primera vez en el despacho.
Si no hubiera tenido tanto miedo a ser expulsado del colegio, habría disfrutado observando todo aquello.
-Hay Harry, no importa lo que esos ignorantes compañeros te dijeron- atajo James con cierta molestia en su voz- Dumbledore no actuara como ellos, él te escuchara y no te gustara por lo del ataque.
-Pero es igual de dramático que tu cariño, no puedes pedir que esté tranquilo- le aseguro Lily a lo que el hombre la miro de mala forma.
-Ella tiene razón colega- le apoyo Sirius- es solo algunas de las cosas que le heredaste al cachorro.
Narcisa fue describiendo la sala con los retratos de los antiguos directores, varios de  los chismes que el profesor tenía sobre su escritorio el lugar donde reposaba el sombrero seleccionador.
Harry dudó. Echó un cauteloso vistazo a los magos y brujas que había en las paredes. Seguramente no haría ningún mal poniéndoselo de nuevo. Sólo para ver si..., sólo para asegurarse de que lo había colocado en la casa correcta.
-Hay Harry- exclamo Lily con lastima- aun no lo puedes comprender, lo que te diga el sombreo no importa nada.
-Ella tiene razón, además en tu estado actual lo que te diga el sobre no te ayudara en nada- aseguro Remus.
-Sin duda te dirá exactamente lo de la primera vez que lo usaste- agrego Dora preocupada- y con eso no mejoraras.
Se acercó sigilosamente al escritorio, cogió el sombrero del estante y se lo puso despacio en la cabeza. Era demasiado grande y se le caía sobre los ojos, igual que en la anterior ocasión en que se lo había puesto.
-Eras tan pequeño- dijo esta vez Lily con un poco de ternura.
-Sí, eres muy lindo en esa época- aseguro Ginny risueña.
-Ósea que ahora eres menos indo colega- aseguro Ron provoco varias risas y una mirada ofendida de su amigo.
-Pues no, de hecho no es lindo- aseguro Ginny sorprendiendo a su novio- ahora es guapo- agro para complacencia del mismo.
-Eso es hijo- le festejo James.
Harry esperó pero no pasó nada. Luego, una sutil voz le dijo al oído:
— ¿No te lo puedes quitar de la cabeza, eh, Harry Potter?
—Mmm, no —respondió Harry—. Esto..., lamento molestarte, pero quería preguntarte...
-Bueno joven Potter, no creo que el sombrero tenga mucho que hacer- comento Fred.
-Es cierto, digo, solo trabaja una vez al año o no-apoyo George.
—Te has estado preguntando si yo te había mandado a la casa acertada —dijo acertadamente el sombrero—. Sí..., tú fuiste bastante difícil de colocar. Pero mantengo lo que dije... aunque —Harry contuvo la respiración— podrías haber ido a Slytherin.
El corazón le dio un vuelco. Cogió el sombrero por la punta y se lo quitó. Quedó colgando de su mano, mugriento y ajado. Algo mareado, lo dejó de nuevo en el estante.
-Tenías razón lunático, eso solo empeorara la situación en la que está pasando- aseguro Sirius.
-Pero el sobrero también acepto que se mantenía firme con su decisión de enviarlo a Gryffindor- atajo Ted.
-Pero es por lo que dijo Sirius, lo envió ahí porque él se lo pidió- atajo James.
-Y eso es lo más importante de todo- aseguro Lily.
—Te equivocas —dijo en voz alta al inmóvil y silencioso sombrero. Éste no se movió. Harry se separó un poco, sin dejar de mirarlo. Entonces, un ruido como de arcadas le hizo volverse completamente.
No estaba solo. Sobre una percha dorada detrás de la puerta, había un pájaro de aspecto decrépito que parecía un pavo medio desplumado.
- Fawkes- exclamaron los merodeadores
-Y está muriendo- continuo Lily- no debe de tener más de un par de días.
-De hecho tiene mucho menos tiempo- aseguró Harry- la verdad es que lo vi morir.- acepto el azabache.
-Eso sin duda que debió fascinar verdad- ironizo Ron.
Harry lo miró, y el pájaro le devolvió una mirada torva, emitiendo de nuevo su particular ruido. Parecía muy enfermo. Tenía los ojos apagados y, mientras Harry lo miraba, se le cayeron otras dos plumas de la cola.
Instintivamente Harry apretó su varita recordando que una de sus plumas reposaba en ella.
Estaba pensando en que lo único que le faltaba es que el pájaro de Dumbledore se muriera mientras estaba con él a solas en el despacho, cuando el pájaro comenzó a arder.
-¿Arder?- repitió Dora curiosa- ¿pero qué clase de pájaro es ese?- pregunto.
-Hay sobrina, ¿es que nunca has estado en el despacho de Dumbledore?- atajo Sirius.
-Si, en dos ocasiones y en ninguna me topé con esa ave- aseguro- y nunca fui una visitante recurrente como ustedes, nunca tuve problemas tan grandes como para que me llevaran con el director.
-Aun así te metes en demasiados problemas Nymphadora- atajo Andrómeda molesta.
-Hay mamá, no es para tanto- le restó importancia.
-Sesenta y siete cartas Nymphadora, he recibido setenta y siete cartas de tus profesores por tus travesuras Nymphadora- exclamó ella.
-¡Llevas la cuenta de las cartas!- se impresiono la joven.
-No solo eso, las ha guardado todas- comento Ted.
-Wau, nada mal rosita- aseguro Sirius- yo he acumulado ciento quince cartas.
-Y yo ciento doce- agrego James.
-¿En verdad?- pregunto ella- ¿y cuantas acumulaste tú Remus?
-Esa no es una competencia Nymphadora- le reclamo Andrómeda.
-Ya lo sé, solo es curiosidad mamá, haber Remus ¿cuántas?- volvió a preguntar.
-He bueno, sesente y ocho- respondió un tanto apenado
-Y clero, eso es sin contar las veces que no lo atraparon- agrego Sirius risueño.
-Pero bueno, ya nos salimos de tema, esa ave es muy especial, y supongo que pronto lo explicaran en el la lectura- busco salirle por la tangente.
Harry profirió un grito de horror y retrocedió hasta el escritorio. Buscó por si hubiera cerca un vaso con agua, pero no vio ninguno.
-Es un alivio, si lo hubieras mojado tal vez hubieras intervenido en el proceso- exclamo Lily un poco aliviada aumentando la extrañeza de la metamorfomaga por esa ave.
El pájaro, mientras tanto, se había convertido en una bola de fuego; emitió un fuerte chillido, y un instante después no quedaba de él más que un montoncito humeante de cenizas en el suelo.
La puerta del despacho se abrió. Entró Dumbledore, con aspecto sombrío.
-No creo que esa actitud ayude para la situación- comento James.
-Pero no podría actuar de otra forma, en especial después de que otro de sus estudiantes fuera atacado de aquella forma- aseguro Alice.
—Profesor —dijo Harry nervioso—, su pájaro..., no pude hacer nada..., acaba de arder...
Para sorpresa de Harry, Dumbledore sonrió.
—Ya era hora —dijo—. Hace días que tenía un aspecto horroroso. Yo le decía que se diera prisa.
-Ok, oficialmente estoy confundida-aseguró Nymphadora.
-Te entiendo, yo estaba igual en aquella ocasión- comento Harry- pero ya viene la explicación del profesor- agrego asiéndole una señal a la mujer para que siguiera leyendo.
Se rió de la cara atónita que ponía Harry.
—Fawkes es un fénix, Harry.
-Ha, por supuesto-exclamo la metamorfomaga.
Los fénix se prenden fuego cuando les llega el momento de morir, y luego renacen de sus cenizas. Mira...
Harry dirigió la vista hacia la percha a tiempo de ver un pollito diminuto y arrugado que asomaba la cabeza por entre las cenizas. Era igual de feo que el antiguo.
- Eso es algo grosero de tu parte- le reprendió Lily.
-Jo se mamá, pero debes aceptar que no se compara con él en toda su gloria o si- se defendió el chico.
-Ese es un buen punto a su favor Lis- lo apoyo James.
—Es una pena que lo hayas tenido que ver el día en que ha ardido —dijo Dumbledore, sentándose detrás del escritorio—. La mayor parte del tiempo es realmente precioso, con sus plumas rojas y doradas. Fascinantes criaturas, los fénix. Pueden transportar cargas muy pesadas, sus lágrimas tienen poderes curativos y son mascotas muy fieles.
-¿Cómo consiguió a un fénix como mascota?- le pregunto Fred. Al profesor.
-Oh, es una historia bastante interesante, aunque lo diga yo mismo, pero creo que sería una buena historia para otro momento- comento el director- señora Malfoy, podría continuar por favor- solicito el director.
Con el susto del incendio de Fawkes, Harry se había olvidado del motivo por el que se encontraba allí, pero lo recordó en cuanto Dumbledore se sentó en su silla de respaldo alto, detrás del escritorio, y fijó en él sus ojos penetrantes, de color azul claro.
-Yo siempre me sentí incomodo cuando hacia eso- comento James- en ocasiones era como si pudiera ver a través de mí.
Sin embargo, antes de que el director pudiera decir otra palabra, la puerta se abrió de improviso e irrumpió Hagrid en el despacho con expresión desesperada, el pasamontañas mal colocado sobre su pelo negro, y el gallo muerto sujeto aún en una mano.
-Valla, tan rápido se espacio el rumor- comento Marlene- es como si no tuviéramos otras cosas que hacer.
-No siempre es tan malo McKinnon- aseguro Sirius.
-Si, en especial cuando rumoreaban algo bueno sobre ti no- le acuso- y aun así te molestas con Lockhard por ser arrogante.
-Hey, no me compares con ese idiota- le acuso- si está bien, puedo ser un poco presumido.
-¡Un poco!- dijeron al mismo tiempo James y Remus.
-Tu no me puedes reclamar nada cornamenta- le acuso el oji gris- aunque sea presumido, yo si se cómo hacer hechizos-aseguro.
— ¡No fue Harry, profesor Dumbledore! —dijo Hagrid deprisa—. Yo hablaba con él segundos antes de que hallaran al muchacho, señor, él no tuvo tiempo...
-Hay Hagrid, gracias por cuidar a mi hijo- le dijo Lily al hombretón.
-Era lo menos que podía hacer por él- aseguro Hagrid.
-Sí, pero por lo menos hubieras esperado hasta deshacerse del gallo- comento risueño Fred.
-Llegar al despacho del director llenándolo de plumas e inclusive hasta sangre del gallo muerto- agrego George de la misma forma
-El debió estar desesperado, en especial porque enviaron a Harry al despacho del director- atajo Molly- es evidente de que estuviera preocupado.
-Además, lo de las plumas y la sangre se soluciona con una simple limpieza- aseguro Lily.
Dumbledore trató de decir algo, pero Hagrid seguía hablando, agitando el gallo en su desesperación y esparciendo las plumas por todas partes.
—... No puede haber sido él, lo juraré ante el ministro de Magia si es necesario...
—Hagrid, yo...
—Usted se confunde de chico, yo sé que Harry nunca...
Las risas del par de gemelos pelirrojos se propago por todo el gran comedor, y es que la actitud del semi gigante resultaba un poco cómico por como actuaba.
-Hay Hagrid, gracias por lo que haces por mi hijo, pero por lo menos deja que el directo hable o no jajá- se rio modestamente James.
-Bueno, deben aceptar que era una situación que era muy apremiante, cualquier cosa hubiera podido pasar- se defendió el hombretón.
  -Pero aun así, creo que te gano la desesperación- comento Lily- digo, era Dumbledore, el nunca actuaria de forma tan arbitraria.
— ¡Hagrid! —Dijo Dumbledore con voz potente—, yo no creo que Harry atacara a esas personas.
— ¿Ah, no? —Dijo Hagrid, y el gallo dejó de balancearse a su lado—. Bueno, en ese caso, esperaré fuera, señor director.
Otro par de risas se dejaron escuchar al leer de la escena que realizo el gigantón.
Y, con cierto embarazo, salió del despacho.
— ¿Usted no cree que fui yo, profesor? —repitió Harry esperanzado, mientras Dumbledore limpiaba la mesa de plumas.
—No, Harry —dijo Dumbledore, aunque su rostro volvía a ensombrecerse—. Pero aun así quiero hablar contigo.
-No creen que sepa lo que le ocurre ¿o si?- aventuro Frank.
-Tal vez intuya algo, pero no, no creo que lo sepa todo- comento Alice.
-Pero el profesor tiene algo peculiar, siempre que estábamos frente a él sentíamos que sabía exactamente lo que habíamos hecho- comentó James y tanto Sirius como Rems asintieron en conformidad.
Harry aguardó con ansia mientras Dumbledore lo miraba, juntando las yemas de sus largos dedos.
—Quiero preguntarte, Harry, si hay algo que te gustaría contarme —dijo con amabilidad—. Lo que sea.
-Sin duda si sabe algo- aseguro Dora con seguridad.
Harry no supo qué decir. Pensó en Malfoy gritando: « ¡Los próximos seréis los sangre sucia!», y en la poción multijugos, que hervía a fuego lento en los aseos de Myrtle la Llorona. Luego pensó en la voz que no salía de ningún sitio, oída en dos ocasiones, y recordó lo que Ron le había dicho: «Oír voces que nadie más puede oír no es buena señal, ni siquiera en el mundo de los magos.» Pensó, también, en lo que todo el mundo comentaba sobre él, y en su creciente temor a estar de alguna manera relacionado con Salazar Slytherin...
—No —respondió Harry—, no tengo nada que contarle.
-Hay Harry, no tienes por qué cargar con todo tu solo sabes- le dijo Lily.
-Por favor nunca deje de repetírselo- le pidió Hermione- créame que eso nos haría la vida más fácil a todos nosotros- agrego ante algunas risas burlonas.
-No la veas así colega- le reclamo Ron- sabes muy bien que ella tiene razón.
-Además yo me sentiría más tranquila si fuera así- agrego Ginny depositándole un beso en la mejilla.
La doble agresión contra Justin y Nick Casi Decapitado convirtió en auténtico pánico lo que hasta aquel momento había sido inquietud. Curiosamente, resultó ser el destino de Nick Casi Decapitado lo que preocupaba más a la gente.
-No es de extrañarse- aseguro Marlene- no creo que haya muchas cosas en este mundo que pudieran afectar de esa manera a un fantasma.
-Lo que más preocupa es que pasara después- atajo Sirius- no me gustaría que a cómo van las cosas tuvieran que cerrar la escuela- exclamo.
-¿A ti te gusta la escuela?- le pregunto la rubia con curiosidad.
-Se podría decir que sí, es mejor que mi casa, además aquí hice a mis amigos- revelo- puede que sea un rompe normas pero le tengo un gran aprecio a este lugar.
-Valla, nunca creí que fueras tan profundo- exclamo. Para muchos esa era una buena, en especial para lo que querían ver al animago de una forma más establecida, pero sobre todo feliz.
-Puedes venir esta noche a mi cama, y te mostrare más cosas que no conoces de mí.
-Y ahí la ilusión se rompe- exclamo Marlene exhalando notablemente- Narcisa podrías continuar- solicito.
Se preguntaban unos a otros qué era lo que podía hacer aquello a un fantasma; qué terrible poder podía afectar a alguien que ya estaba muerto. La gente se apresuró a reservar sitio en el expreso de Hogwarts para volver a casa en Navidad.
—Si sigue así la cosa, sólo nos quedaremos nosotros —dijo Ron a Harry y Hermione—. Nosotros, Malfoy, Crabbe y Goyle. Serán unas vacaciones deliciosas.
-Tendrían absolutamente todo el castillo para ustedes solos- exclamo Sirius- se imaginan tener tanto tiempo para explorar sin preocuparse de miradas indiscretas.
-Sí, pero conociéndolos eso les aburriría la diversión- aseguro Remus con media sonrisa- ustedes no se divierten sin sentir la adrenalina de ser atrapados.
-Cielos, nos conoces muy bien Remus- comento James- tal vez deberíamos estar menos tiempo juntos.
-Pero eso no quiere decir que debas pasar es tiempo con mi sobrina he- le acuso.
-¡Y a ti que te importa si yo quiero pasar el tiempo con él he!- reclamo la metamorfomaga antes de que Lupin lo hiciera.
-A ver, respóndele algo- le desafío Lily divertida, al no obtener replica Narcisa considero que debía continuar con la lectura.
Crabbe y Goyle, que siempre hacían lo mismo que Malfoy, habían firmado también para quedarse en vacaciones.
Por un momento Draco se sintió un poco mal al recordar al fallecido Crabbe, bueno o malo, fue lo más parecido a un amigo que tuvo.
Pero Harry estaba contento de que la mayor parte de la gente se fuera. Estaba harto de que se hicieran a un lado cuando circulaba por los pasillos, como si fueran a salirle colmillos o a escupir veneno; harto de que a su paso los demás murmuraran, le señalaran y hablaran en voz baja.
-No es como si no lo hubieran hecho antes, pero ahora era peor- aseguró Ron
Fred y George, sin embargo, encontraban todo aquello muy divertido. Le salían al paso y marchaban delante de él por los corredores gritando:
—Abran paso al heredero de Slytherin, aquí llega el brujo malvado de veras...
-¡¡Fred, George, otra vez ustedes!!- les grito Molly enojada.
-Hay mamá no es tan malo lo que hacíamos- se defendió Fred.
-Sí, comparándonos con el resto del colegio nosotros éramos los buenos- agregó George.
-El que estuvieran hablando de eso no era mejor- les reclamo.
-Bueno hermanita, debes aceptar que dijeran lo que dijeran los rumores seguirían- salió Fabián a la defensa de sus sobrinos.
-Es cierto, y es mejor tomar una mala situación con humor que con miedo ¿no?- concluyo Gideon.
El hecho era que sus argumentos no bastaron para la pelirroja mujer que los vio represivamente mientras negaba con la cabeza y murmuraba que después hablaría con esos cuatro.
Percy desaprobaba tajantemente este comportamiento.
—No es asunto de risa —decía con frialdad.
—Quítate del camino, Percy —decía Fred—. Harry tiene prisa.
—Sí, va a la Cámara de los Secretos a tomar el té con su colmilludo sirviente —decía George, riéndose.
Ginny tampoco lo encontraba divertido.
-Es que no debería serlo- les acuso Molly.
-No mamá, eso tenía que ver con otra razón- dijo Ginny sacando valor- pero, no me preguntes cual es, eso saldrá después- agrego parara preocupación de sus padres.
De hecho ahora que conocían la historia de lo que paso se sentían terribles, en especial los gemelos y Percy, pues nunca supieron como afectaban sus palabras y acciones a su pequeña hermanita.
— ¡Ah, no! —gemía cada vez que Fred preguntaba a Harry a quién planeaba atacar a continuación, o cuando, al encontrarse con Harry, George hacía como que se protegía de Harry con un gran diente de ajo.
Sin poder evitarlo algunos sonrieron ante la lectura de su inmaduro comportamiento.
A Harry no le importaba; incluso le aliviaba que Fred y George pensaran que la idea del heredero de Slytherin era para tomársela a guasa.
-Ya ves mamá, el afectado principal no se molesta, hasta se divierte- se defendió Fred un poco cohibido de la respuesta de su madre.
-Hablaremos después Fred Weasley- le aseguro Molly- y eso también va para el resto- agrego viendo a sus hermanos y a su otro hijo gemelo.
Pero sus payasadas parecían enervar a Draco Malfoy, que se amargaba más cada vez que los veía con aquel pitorreo.
-Sí, eso es interesante- comento Ron- ¿por qué pasaba eso?
-¿Qué cosa?- pregunto Hermione.
-Digo que ¿por qué el rubiecito se molestaba?- expreso
-Por una parte estaban tomando como un  juego a Salazar Slytherin, y por el otro se suponía que todo debía ser un ambiente de miedo, eso era principalmente lo que me molestaba- aseguro Draco.
—Eso es porque está rabiando de ganas de decir que es él —dijo Ron sentenciosamente—. Ya sabéis cómo aborrece que se le gane en cualquier cosa, y tú te estás llevando toda la gloria de su sucio trabajo.
-¿Eso era lo que pesabas?- interrogo el joven Malfoy.
-Debes aceptar que tiene algo de lógica, digo, eso de que no te gusta que te ganen es cierto- se defendió el pelirrojo.
-Pues sí, pero estamos trabajando en eso, vedad- aseguro Astoria viendo a su novio.
—No durante mucho tiempo —dijo Hermione en tono satisfecho—. La poción multijugos ya está casi lista. Cualquier día revelaremos la verdad sobre él.
Narcisa fue leyendo como lego el final del trimestre y de cómo el lúgubre silencio era un regalo para Harry, así como le gustaba que el Hermione y los Weasley (que no fueron a visitar a Bill a Egipto) podían estar solos en la torre de Gryffindor, a pesar el tiempo haciendo lo que querían, claro ante la desaprobación de Percy por su comportamiento.
-Hay pelirrojo, no seas tan aguafiestas- le acuso Sirius a Percy.
-Ni siquiera Remus era así durante las vacaciones- aseguro James.
Amaneció el día de Navidad, frío y blanco. Hermione despertó temprano a Harry y Ron, los únicos que quedaban en aquel dormitorio. Iba ya vestida y llevaba regalos para ambos.
-¿Por qué ustedes si pueden entrar en los cuartos de los chicos?- pregunto en tono acusado Sirius.
-¡Tú sabes muy bien porque animal!- le respondió Marlene a la ofensiva.
-Si bueno, pero es igual de peligroso que ustedes entren a nuestra habitación, recuerda la loca que nos perseguía a mí y a Remus.
-Pero no todas somos así- exclamo Marlene
-Por fortuna- exclamo Dora con un tono de molestia en la voz- ¿Qué?, esa era una loca- exclamo ante las miradas curiosas que le dirigían.
— ¡Despertad! —dijo en voz alta, abriendo las cortinas de la ventana.
—Hermione..., sabes que no puedes entrar aquí —dijo Ron, protegiéndose los ojos de la luz.
-Hay Ronnie, eras tan inocente- lo pico Fred
-Sí, eras un niño tan dulce- continuo con la broma George.
-Pero ahora ya te has echado a perder terriblemente
-Ahora en cualquier momento comenzaras a mancillar a la pobre Hermione y…
-¡Ya cállense!- espetaron de inmediato Ron y Hermione completamente rojos.
—Feliz Navidad a ti también —le dijo Hermione, arrojándole su regalo—. Me he levantado hace casi una hora, para añadir más crisopos a la poción. Ya está lista.
-Ya la termino- exclamo Lily.
-Al parecer si- comento Remus- y fue en un buen momento, con casi todo el colegio fuera tendrán mucha libertad.
Harry se sentó en la cama, despertando por completo de repente.
— ¿Estás segura?
—Del todo —dijo Hermione, apartando a la rata Scabbers para poder sentarse a los pies de la cama—. Si nos decidimos a hacerlo, creo que tendría que ser esta noche.
Los jóvenes del futuro bufaron ante la mención de la rata, acción que no pasó desapercibida por Lily, Remus y Alastor.
En aquel momento, Hedwig aterrizó en el dormitorio, llevando en el pico un paquete muy pequeño.
—Hola —dijo contento Harry, cuando la lechuza se posó en su cama—, ¿me hablas de nuevo?
-Bueno, no fue completamente su culpa lo ocurrido con el auto- comento Frank ante una mirada severa de su esposa- aunque claro, en un principio no debieron de tomar el auto.
-Cielos-comenzó Sirius- es increíble como pueden ser controlados por las mujeres con tanta…
-¡Sirius, silencio!- le ordeno Marlene
-Pero…
-¡Silencio!
-Pero…
-¡¡SHHH!!- al final el oji gris se quedó callado- ya vez, ustedes no son tan difíciles de controlar- le aseguro con una gran sonrisa ante la diversión de muchos compañeros- Narcisa por favor.
La lechuza le picó en la oreja de manera afectuosa, gesto que resultó ser mucho mejor regalo que el que le llevaba, que era de los Dursley. Éstos le enviaban un mondadientes y una nota en la que le pedían que averiguara si podría quedarse en Hogwarts también durante las vacaciones de verano.
-¡Esos pedazos de…!
-Lily tranquila- intervino James antes de que terminara el improperio- ya después solucionaremos eso, solo, trata de no tomarle importancia.
El resto de los regalos de Navidad de Harry fueron bastante más generosos. Hagrid le enviaba un bote grande de caramelos de café con leche que Harry decidió ablandar al fuego antes de comérselos.
-Es mejor opción que se le quedara pegada la mandíbula por esos caramelos- comento Fred.
Ron le regaló un libro titulado Volando con los Cannons, que trataba de hechos interesantes de su equipo favorito de quidditch.
-Un libro, valla, eso no es nada propio de ti hermanito- aseguro George.
-Pero es un libro de quidditch, eso le da puntos a favor- lo defendió Fabián.
 Y Hermione le había comprado una lujosa pluma de águila para escribir.
-Las golosinas del año pasado fueron mejores, si me lo preguntan a mí- atajo Gideon.
Harry abrió el último regalo y encontró un jersey nuevo, tejido a mano por la señora Weasley, y un plumcake.
-Muchas gracias por eso Molly- le dijo Lily.
-No es nada querida, es un placer para mí- le aseguro la señora Weasley.
Cogió la tarjeta con un renovado sentimiento de culpa, acordándose del coche del señor Weasley, que no habían vuelto a ver desde la colisión con el sauce boxeador, y de la cantidad de infracciones que habían planeado para el futuro inmediato.
Los amigos y familiares de Harry negaron con la cabeza, esa actitud era clásica del azabache.
-Esa es otra cosa que deberían trabajar con él- les aseguro Hermione a James y Lily- no es que no sienta culpa, pero que tampoco se culpe por todo lo que pasa.
-Yo no me culpo por todo- se defendió el joven Potter.
-¡Claro que si!- aseguraron Ron, Hermione, Ginny y George- lo siento cariño, pero es lo que siempre hace- continuo la pelirroja
Nadie podía dejar de asistir a la comida de Navidad en Hogwarts, aunque estuviera atemorizado por tener que tomar luego la poción multijugos.
-Siempre y cuando no vomiten todo estará bien- aseguro George.
Narcisa leyó la decoración del gran comedor con sus doce árboles navideños, de cómo estuvieron cantando villancicos y Hagrid seguía tomando ponche, también de como Fred encanto la insignia de Percy para que dijera “Cabeza de Chorlito”, al final termino en como Harry ignoraba los comentarios insidiosos de Draco.
-Hay hijo- se lamentó Narcisa por la actitud de su hijo.
-Yo, lo siento, era un joven un tanto desubicado- se justificó el chico.
-Solo un tanto- ironizo Ron recibiendo un codazo de pate de Hermione.
Harry y Ron apenas habían terminado su tercer trozo de tarta de Navidad, cuando Hermione les hizo salir del salón con ella para ultimar los planes para la noche.
-Su tercer trozo- comento Dora- exactamente cuánto pueden comer.
-Si nos guiamos por las evidencias, ron puede comer la misma cantidad que tu tío Sirius y si Harry es como James puede comer hasta dos rebanadas menos que Ron- comento Remus ganándose una mirada extraña de los cuatro mencionados- díganme si no es cierto.
-Es una fortuna que seas rico amor- aseguró Lily abrazando a James- de otra forma no nos daríamos abasto para alimentarlos- termino provocando varias risas en todo el comedor.
—Aún nos falta conseguir algo de las personas en que os vais a convertir —dijo Hermione sin darle importancia, como si los enviara al supermercado a comprar detergente—. Y, desde luego, lo mejor será que podáis conseguir algo de Crabbe y de Goyle; como son los mejores amigos de Malfoy, él les contaría cualquier cosa. Y también tenemos que asegurarnos de que los verdaderos Crabbe y Goyle no aparecen mientras lo interrogamos.
-Eso podría ser una tanto complicado-comento Frank- virtualmente tendrían que secuestrarlos.
-Pero no creo que algo como eso los detenga- agrego con desgano Alice.
»Lo tengo todo solucionado —siguió ella tranquilamente y sin hacer caso de las caras atónitas de Harry y Ron. Les enseñó dos pasteles redondos de chocolate—. Los he rellenado con una simple pócima para dormir.
-Muy astuto jovencita- la alabo Alastor- no cabe duda que sin ti no podrían conseguir la mitad de las cosas que logran.
-He, gracias- dijo tímidamente la chica.
Todo lo que tenéis que hacer es aseguraros de que Crabbe y Goyle los encuentran. Ya sabéis lo glotones que son; seguro que se los tragan. Cuando estén dormidos, los esconderemos en uno de los armarios de la limpieza y les arrancaremos unos pelos.
Harry y Ron se miraron incrédulos.
—Hermione, no creo...
—Podría salir muy mal...
-De hecho fue lo más fácil de todo el plan- aseguro Ron- aunque claro, nos costó cargar con esos dos enormes bultos.
-Pero eso no fue nada comparado con lo que tuvimos que hacer después- aseguró Harry- aunque a la peor que le fue a Hermione
-¿Lo peor?- pegunto Lily- ¿qué fue lo que paso?
-No nos podríamos saltar esa parte- pidió la castaña.
-Si tuvimos que leer mis humillaciones ante Harry tú te aguantas con lo que te paso en esa ocasión- aseguro Ginny con seguridad, y la verdad, ante esa lógica no podía reclamar nada.
Pero Hermione los miró con expresión severa, como la que habían visto a veces adoptar a la profesora McGonagall.
-Huy, si era como la de McGonagall entonces si daba miedo- aseguro James risueño.
—La poción no nos servirá de nada si no tenemos unos pelos de Crabbe y Goyle  —dijo con severidad—. Queréis interrogar a Malfoy, ¿no?
—De acuerdo, de acuerdo —dijo Harry—. Pero ¿y tú? ¿A quién se lo vas a arrancar tú?
-Es verdad, ella también necesita a alguien para transformarse- comento Lily- quien más aparte de esos tres se quedó el colegio.
-Ya lo veras mamá- aseguro Harry.
— ¡Yo ya tengo el mío! —Dijo Hermione alegre, sacando una botellita diminuta de un bolsillo y enseñándoles un único pelo que había dentro de ella—. ¿Os acordáis de que me batí con Millicent Bulstrode en el club de duelo? ¡Al estrangularme se dejó esto en mi túnica! Y se ha ido a su casa a pasar las Navidades. Así que lo único que tengo que decirles a los de Slytherin es que he decidido volver.
-Bueno al menos sirvió de algo la pelea con esa gorila deforme- espeto Sirius.
-Pues de hecho, no sirvió de nada, pero de eso ya se enteraran después- comento Ron con media sonrisa.
-¡Te estas burlando de mi Ronald Billius Weasley!- le pregunto Hermione con evidente molesta.
-No, no es eso Hermie, es solo que, bueno debes aceptar que bueno… no es sea tan divertido… pero…
-Pero mejor no digas nada Ronnie- le recomendó Fred.
-Sí, solo estás hablando mucho pero no estás diciendo nada- agrego George.
Al marcharse Hermione corriendo para ver cómo iba la poción multijugos, Ron se volvió hacia Harry con una expresión fatídica.
— ¿Habías oído alguna vez un plan en el que pudieran salir mal tantas cosas?
-En ese momento no- respondió Harry- pero en años después nos topamos con muchos planes aún más descabellados.
-Y fueron ustedes quienes los hicieron no- exclamo Lily entre preocupada y molesta.
-Pues sí,- aseguro ron- y al final siempre terminamos improvisando, pero eso ya vendrá después- se salió del tema.
Pero, para sorpresa de Harry y de Ron, la primera fase de la operación resultó tan sencilla como Hermione había supuesto. Se escondieron en el vacío vestíbulo después de la merienda de Navidad, esperando a Crabbe y a Goyle, que se habían quedado solos en la mesa de Slytherin, acometiendo cuatro porciones de bizcocho.
-Ahí está, nosotros no comemos nada en comparación con esos dos cerdos- reclamo Sirius.
-¿Y te sientes mejor comparándote con ellos?- le desafío Marlene.
-Pues no me siento mejor, pero por lo menos no somos tan glotones como ellos- respondió.
Harry había dejado los pasteles de chocolate en el extremo del pasamanos. Al ver a Crabbe y Goyle salir del Gran Comedor, Harry y Ron se ocultaron rápidamente detrás de una armadura, junto a la puerta principal.
— ¿Cuánto puede llegar uno a engordar? —susurró Ron entusiasmado al ver que Crabbe, lleno de alegría, señalaba a Goyle los pasteles y los cogía.
-Eso fue demasiado fácil- aseguro Remus.
-Ciertamente lo fue- apoyo Frank- la parte difícil vendrá después de que consigan lo cabellos.
Sonriendo de forma estúpida, se metieron los pasteles enteros en la boca. Los masticaron glotonamente durante un momento, poniendo cara de triunfo. Luego, sin el más leve cambio en la expresión, se desplomaron de espaldas en el suelo.
-Una poción muy efectiva sin duda alguna- exclamo Marlene- debe de estar a la par de la que use para dormir a Sirius en la mañana.
-Gracias por eso he- ironizo el animago.
-Hay Sirius, Te lo merecías y lo sabes- se defendió ella con voz lisonjea.
-¿Es la misma poción que usaste para dormirnos la otra noche?- le pregunto Fred a Hermione.
-Sí, la dices que estaba en esa cortina de humo- agrego George.
-Es una poción similar, pero no la misma- respondió con simpleza la chica.
Lo más difícil fue arrastrarlos hasta el armario, al otro lado del vestíbulo. En cuanto los tuvieron bien escondidos entre las fregonas y los calderos, Harry arrancó un par de pelos como cerdas, de los que Goyle tenía bien avanzada la frente, y Ron arrancó a Crabbe también algunos.
-Hay Ronnie, le hubieras cortado algunas uñas de…
-¡Ya entendí George!, deja en paz esa broma de una buena vez- le reclamo Ron a media oración.
Les cogieron asimismo los zapatos, porque los suyos eran demasiado pequeños para el tamaño de los pies de Crabbe y Goyle. Luego, todavía aturdidos por lo que acababan de hacer, corrieron hasta los aseos de Myrtle la Llorona.
-Saben, aun cuando el castillo estuviera hacia creo que les hacía falta algo- comento james.
-Cierto, tal vez algo así como un mapa verdad cornamenta- lo apoyo Sirius.
-Les dije que sería bueno hacer copias, pero ustedes…
-Sí, ya sabemos que cometimos un error lunático, ya deja de restregárnoslo en la cara.
-De que están hablando ustedes tres- Pregunto Lily expresando lo que muchos estaban pensando.
-Eso ya lo descubrirán después- aseguro Remus ante las sonrisas de todos aquellos que conocían el objeto del que hablaban.
Apenas podían ver nada a través del espeso humo negro que salía del retrete en que Hermione estaba removiendo el caldero. Subiéndose las túnicas para taparse la cara, Harry y Ron llamaron suavemente a la puerta.
— ¿Hermione?
Se oyó el chirrido del cerrojo y salió Hermione, con la cara sudorosa y una mirada inquieta. Tras ella se oía el gluglu de la poción que hervía, espesa como melaza.
Slughorn prestaba suma atención ante la mención de la poción y de su estado, pese a las reprimendas de su compañera, estaba ansioso por confinar que tan perfectamente fue preparada la poción.
Sobre la taza del retrete había tres vasos de cristal ya preparados.
-Ojala todo salga bien- expresaron Lily y Molly concientizándose de que nada podían hacer para evitar que eso ocurriera
Harry sacó el pelo de Goyle.
—Bien. Y yo he cogido estas túnicas de la lavandería —dijo Hermione, enseñándoles una pequeña bolsa—. Necesitaréis tallas mayores cuando os hayáis convertido en Crabbe y Goyle.
-Qué curioso- comentó Luna llamando la atención de algunos jóvenes.
-¿Qué cosa es curiosa Luna?- le pregunto Neville.
-Bueno, es que parece curioso que ni siquiera necesitan palabras para entenderse en ciertas cosas- explico la rubia.
-Sí es cierto, pero bueno, ya después de un tiempo te acostumbras a que eso ocurra- comento Neville.
-Eso solo demuestra la buena y sólida relación que tienen- comentó James inflando el pecho con orgullo, eso era algo similar con lo que tenía con Remus y Sirius.
Los tres miraron el caldero. Vista de cerca, la poción parecía barro espeso y oscuro que borboteaba lentamente.
-Soberbio, simplemente soberbio señorita Granger- exclamo Slughorn con notable alegría y exaltación en su voz- por los comentarios, usted realizo la poción de una gran complejidad perfectamente bien señorita Granger, sin duda se merecía varios puntos para su casa si…
-Horace- le reclamo la profesora McGonagall- por muy bien que haya elaborado la poción, las circunstancias en que lo hizo no son específicamente para ser exaltadas de tal forma.
-Pero minerva, esa poción se enseña hasta los últimos cursos, y no cualquiera puede lograr semejante proeza- aseguro el actual profesor de pociones.
-Aun así, laurear con tal vehemencia dicho logro seria casi como incitarlos a que hicieron lo correcto- reclamo terminantemente la profesora.
Aun cuando no lo dijera, ella sentía un gran orgullo por esos estudiantes, y si bien los motivaban por buenas razones, lo que hacían era una infracción a las normas del colegio, y ella, siendo quien era, debía imponer el orden entre los estudiantes.
—Estoy segura de que lo he hecho todo bien —dijo Hermione, releyendo nerviosamente la manchada página de Moste Potente Potions—. Parece que es tal como dice el libro... En cuanto la hayamos bebido, dispondremos de una hora antes de volver a convertirnos en nosotros mismos.
-A no ser claro, que sea administrada más de la dosis…
-Horace- le volvió a silenciar McGonagall.
-Es divertido cuando reprende a otros verdad- comentó por lo bajo Sirius a James que asintió con una sonrisa.
— ¿Qué se hace ahora? —murmuró Ron.
—La separamos en los tres vasos y echamos los pelos. Hermione sirvió en cada vaso una cantidad considerable de poción. Luego, con mano temblorosa, trasladó el pelo de Millicent Bulstrode de la botella al primero de los vasos.
Hermione resoplo entristecido recordando que fue lo que ocurrió después, ahora entendía a la perfección a Ginny cuando pedía saltarse partes de la lectura, y es que sería muy vergonzoso para ella.
La poción emitió un potente silbido, como el de una olla a presión, y empezó a salir muchísima espuma. Al cabo de un segundo, se había vuelto de un amarillo asqueroso.
-Es un color un poco extraño- comento Lily- pero claro, después de agregar eso la poción toma la forma según la esencia de la persona, por lo que no se puede generaría al respecto.
-Aunque claro, una constante es que entre peores personas sean peor será el aspecto y sabor- agrego Marlene- por lo que siento pena por lo que tendrán que tragar.
—Aggg..., esencia de Millicent Bulstrode —dijo Ron, mirándolo con aversión—. Apuesto a que tiene un sabor repugnante.
-Pero no creo que tuya sepa mucho mejor hermanito- le acuso George.
-No, también sabía asqueroso- acepto el joven pelirrojo.
—Echad los vuestros, venga —les dijo Hermione.
Harry metió el pelo de Goyle en el vaso del medio, y Ron, el pelo de Crabbe en el último. Una y otra poción silbaron y echaron espuma, la de Goyle se volvió del color caqui de los mocos, y la de Crabbe, de un marrón oscuro y turbio.
Algunas expresiones de asco se generalizaron en el gran comedor, en especial en aquellos que contaban con la suficiente imaginación como para visualizar las pociones y pero aun, verse a ellos mismos en una situación que los forzara a tomárselas, eso era lo peor.
—Esperad —dijo Harry, cuando Ron y Hermione cogieron sus vasos—. Será mejor que no los bebamos aquí juntos los tres: al convertirnos en Crabbe y Goyle ya no estaremos delgados. Y Millicent Bulstrode tampoco es una sílfide.
-Puros gorilas pesos completos- aseguro Sirius- pero que se podría esperar de esa maldita casa, son horribles- agrego, ganándose varias miradas ofendidas, en especial de Andrómeda, Astoria y Draco.
-Remus, por favor- dijo Andrómeda antes de que el castaño le depositara un fuerte golpe en la cabeza a su amigo- gracias.
-¡¿Por qué hiciste eso?!- le acuso Sirius a Lupin.
-Tu prima era Slytherin tarado, y la ofendiste con ese comentario- le explico.
-Si claro, solo quieres quedar bien con la suegra- Remus le sonto otro golpe- ¡¡auch, lunático!!
-Ese fue de parte mía, por idiota- le acuso.
Ante eso último tanto Andrómeda como Lily se quedaron pensando, como reaccionaria el licántropo cuando se enterara de que todas la burlas e insinuaciones de Sirius se volverían realidad, y de que él y Nymphadora tenían no solo una relación, sino también un hijo en común.
—Bien pensado —dijo Ron, abriendo la puerta—. Vayamos a retretes separados.
Con mucho cuidado para no derramar una gota de poción multijugos, Harry pasó al del medio.
— ¿Listos? —preguntó.
—Listos —le contestaron las voces de Ron y Hermione.
—A la una, a las dos, a las tres...
-Buag- gritaron los gemelos Weasley haciendo ruidos y expresiones exageradas de asco y que querer vomitar.
-Ya dejen sus cosas- les reprendió Molly.
-Pero mamá, es cierto, tu hijo menor acaba de probar una de las perores esencias del mundo- aseguro Fred.
-Eso debió ser peor que una gragea sabor a alcantarilla- secundó George.
-Ni lo mencionen- les paro Sirius- que me hacer recordar a la gragea con sabor a trol- agrego- juro que hasta me quita las ganas de comer.
-Y miren que esa tarea es muy difícil de lograr- ironizo Marlene continuando la broma- pero ya enserio, hay que dejar que siga leyendo- después de unos momentos de discusión, Narcisa pudo retomar la lectura.
Tapándose la nariz, Harry se bebió la poción en dos grandes tragos. Sabía a col muy cocida.
-Admiro tu determinación, pero me compadezco de tu suerte- comentó James mirando a su hijo.
Inmediatamente, se le empezaron a retorcer las tripas como si acabara de tragarse serpientes vivas. Se encogió y temió ponerse malo. Luego, un ardor surgido del estómago se le extendió rápidamente hasta las puntas de los dedos de manos y pies. Jadeando, se puso a cuatro patas y tuvo la horrible sensación de estarse derritiendo al notar que la piel de todo el cuerpo le quemaba como cera caliente, y antes de que los ojos y las manos le empezaran a crecer, los dedos se le hincharon, las uñas se le ensancharon y los nudillos se le abultaron como tuercas.
Lily puso una mueca de desgano, nunca había utilizado esa poción, pero por efectos que causaba era prácticamente imposible que no provocar algo de dolor, sin embargo le enervaba que su hijo estuviera pasando por eso, algo que hubiera sido innecesario si ella hubiera estado ahí para cuidarlo.
Los hombros se le separaron dolorosamente, y un picor en la frente le indicó que el pelo se le caía sobre las cejas. Se le rasgó la túnica al ensanchársele el pecho como un barril que reventara los cinchos. Los pies le dolían dentro de unos zapatos cuatro números menos de su medida...
-No que no dolía usar la poción- exclamo una chica de Hufflepuff que le desagradaba mucho la descripción que daba el libro de lo ocurrido..
-Nadie dijo que no dolía, simplemente que no era igual a las ilustraciones que vienen en el libro- exclamo ojo loco.
-Es una cambio total de la estructura del cuerpo- aseguro Lily- es imposible que no causara algo como eso, pero aun así, es demasiado para unos pobres niños.
-Ahora más que nunca me alegra ser una metamorfomaga, y no tener que depender de esas cosas- aseguro Nymphadora.
-Y después de que te entrenes podrías ser una gran auror- comento Alastor para complacencia de la peli rosa.
Todo concluyó tan repentinamente como había comenzado. Harry se encontró tendido boca abajo, sobre el frío suelo de piedra, oyendo a Myrtle sollozar de tristeza al fondo de los aseos.
-En ese punto los que deberían sollozar son ustedes- comento Sirius.
Con dificultad, se desprendió de los zapatos y se puso de pie. O sea que así se sentía uno siendo Goyle. Con una gran mano temblorosa se desprendió de su antigua túnica, que le quedaba a un palmo de los tobillos, se puso la otra y se abrochó los zapatos de Goyle, que eran como barcas.
-Qué bueno que Hermione tomo esos uniformes, la verdad casi toda la planeación recayó sobre ella- comento Remus medio en reproche viendo a Ron y a Harry.
-Por favor no empieces Remus- le pidió James- siempre nos reclamas que te dejamos el trabajo difícil cuando hacemos una broma, sabes bien que de nuestro grupo tu eres el celebro.
-Pero no sería malo que ayudaran de vez en cuando en lugar de confiarle todo al más listo- reclamo para sorpresa del par de azabaches Hermione.
-¿En verdad así te sientes?- le pregunto Harry.
-A veces sí, pero más te vale no empezar a sentirte culpable por eso he- aseguro la chica en advertencia.
-no, para nada, pero es bueno saberlo para el futuro- exclamo sabiendo lo ruda que podía ser su amiga y casi hermana.
Se llevó una mano a la frente para retirarse el pelo de los ojos, y se encontró sólo con unos pelos cortos, como cerdas, que le nacían en la misma frente. Entonces comprendió que las gafas le nublaban la vista, porque obviamente Goyle no las necesitaba.
-En especial porque Hermione dice que tu vista es terrible- comento con simpleza Ginny.
-No sé porque lo dices, pero estoy de acuerdo- aseguró Lily- este sin sus gafas no ve nada- exclamo golpeando amistosamente le pecho de James.
Se las quitó y preguntó:
— ¿Estáis bien? —De su boca surgió la voz baja y áspera de Goyle.
—Sí —contestó, proveniente de su derecha, el gruñido de Crabbe.
-Bueno, en lo que cabe están bien- comento Gideon.
-Sí, no creo que sea muy cómodo estar transformados en esos- agrego Fabián.
Harry abrió su puerta y se acercó al espejo quebrado. Goyle le devolvió la mirada con ojos apagados y hundidos en las cuencas. Harry se rascó una oreja, tal como hacía Goyle.
Se abrió la puerta de Ron. Se miraron. Salvo por estar pálido y asustado, Ron era idéntico a Crabbe en todo, desde el pelo cortado con tazón hasta los largos brazos de gorila.
Slughorn no dejaba de alegrarse al ver el maravilloso trabajo de la joven al hacer la poción, sin duda alguna una elaboración perfecta, ansiaba con tener la oportunidad de tenerla en su aula de clases.
—Es increíble —dijo Ron, acercándose al espejo y pinchando con el dedo la nariz chata de Crabbe—. Increíble.
-No deberían perder mucho tiempo con eso- comento Frank- deben aprovecharlo lo más que puedan.
-Cierto, pero eso era nuevo para ellos, no los puedes culpar por su actitud- atajo Alice.
—Mejor que nos vayamos —dijo Harry, aflojándose el reloj que oprimía la gruesa muñeca de Goyle—. Aún tenemos que averiguar dónde se encuentra la sala común de Slytherin. Espero que demos con alguien a quien podamos seguir hasta allí.
-¡No sabían dónde estaba la sala común de Slytherin!- exclamaron los merodeadores.
-¡¿Cómo se les pudo pasar algo tan fundamental como eso?!- reclamo Alastor que estaba entre sorprendido y molesto- el tiempo de la poción es muy reducido como para estar dando vueltas sin rumbo por todo el castillo, debieron de ubicar la entrada de la sala común como mínimo, y además también está el asunto de la contraseña- eso ultimo puso a pensar a todos, ese también sería un serio problemas- no pueden dejar tantas cosas a la suerte…
-Alastor- le llamo la atención Dumbledore- ya, tranquilízate, estas tratando a esos jóvenes como si fueran alumnos tuyos en la academia de aurores, pero ellos solo eran simples niños.
-¡Y un cuerno! si fueran simples niños no hubieran logrado siquiera prepara la pócima- rebatió Alastor.
-Como sea, sin importar todo lo que han logrado son solo niños, y no deberías estarlos presionado con eso- reclamo esta vez Lily.
-Pero por lo menos si pudieron averiguar dónde estaba la sala común
-¡¡James!!- reclamo la pelirroja.
-Perdón pero es cierto, tuvieron más de un mes para hacerlo- agrego ante riesgo de ser castigado por su novia.
-No estábamos seguros de cómo hacerlo- exclamo Hermione- no creo que vieran de buena forma que nosotros investigáramos lo de su sala común.
-Pero en retrospectiva- comenzó Harry- bien pudimos seguir a algunos de ellos con la capa de invisibilidad- recapacito Harry- aunque claro, esa idea ya no sirve de nada, pero nos sirve de enseñanza para el futuro no- añadió viendo en dirección a Alastor.
Aun con un poco de molestia, el viejo auror no dijo nada más y dejo que continuarán con la lectura.
Ron dijo, contemplando a Harry:
—No sabes lo raro que se me hace ver a Goyle pensando.
Algunos cuantos de los del futuro rieron ante eso, en particular Draco no pudo suprimir una risa que escapo de sus labios.
-¿A ti también te parece extraño?- indago por lo bajo Ron al rubio.
-Si algo- respondió Draco.
Golpeó en la puerta de Hermione.
—Vamos, tenemos que irnos... Una voz aguda le contestó:
—Me... me temo que no voy a poder ir. Id vosotros sin mí.
—Hermione, ya sabemos que Millicent Bulstrode es fea, nadie va a saber que eres tú.
—No, de verdad... no puedo ir. Daos prisa vosotros, no perdáis tiempo.
-Ha pasado algo, ¿no te ocurrió nada malo?- pregunto de inmediato Lily.
-No, no le paso nada tan malo ni irreversible- comento Fred.
-Aunque si fue algo bastante bochornosos- agrego George.
-¡Ya cállense ustedes dos!- les gritaron al mismo tiempo Ron y Hermione.
Harry miró a Ron, desconcertado.
—Pareces Goyle —dijo Ron—. Siempre pone esta cara cuando un profesor pregunta.
Otro par de risas se dejaron oír ante el comentario del pelirrojo.
—Hermione, ¿estás bien? —preguntó Harry a través de la puerta.
—Sí, estoy bien... Marchaos.
Harry miró el reloj. Ya habían transcurrido cinco de sus preciosos sesenta minutos.
—Espera aquí hasta que volvamos, ¿vale? —dijo él.
-Es lamentable, pero es lo mejor- comentó Remus.
-De otra forma todo el esfuerzo de Hermione para hacer a poción habría sido en vano- agregó Dora.
Harry y Ron abrieron con cuidado la puerta de los lavabos, comprobaron que no había nadie a la vista y salieron.
—No muevas así los brazos —susurró Harry a Ron.
— ¿Eh?
—Crabbe los mantiene rígidos...
— ¿Así?
—Sí, mucho mejor.
Se podría sentir una ligera tención en el aire, tenían que irse cuidado hasta de lo más pequeños detalles como su forma de caminar, mientras seguía buscando a ciegas la sala común.
Bajaron por la escalera de mármol. Lo que necesitaban en aquel momento era a alguien de Slytherin a quien pudieran seguir hasta la sala común, pero no había nadie por allí.
-Esa es la parte mala de que el castillo este prácticamente vacío- comento Sirius.
— ¿Tienes alguna idea? —susurró Harry.
—Cuando los de Slytherin bajan a desayunar, creo que vienen de por allí —dijo Ron, señalando con un gesto de la cabeza la entrada de las mazmorras.
-Bueno, en parte tiene razón de que es por ahí- comento Lily.
-¿Usted sabe dónde está?-le pregunto Dora impresionada.
-Sí, durante un tiempo tuve un amigo ahí- Exclamo ella viendo de reojo a Severus.
-El problema es que lleguen al muro adecuado y den la contraseña- añadió James un tanto molesto por el asunto de Snape.
Apenas lo había terminado de decir, cuando una chica de pelo largo rizado salió de la entrada.
—Perdona —le dijo Ron, yendo deprisa hacia ella—, se nos ha olvidado por dónde se va a nuestra sala común.
—Me parece que no os entiendo —dijo la chica muy tiesa—. ¿Nuestra sala común? Yo soy de Ravenclaw.
-Hay Ronnie, eso sin duda fue brillante- exclamo Fred.
-Con preguntas así harás que los descubran- aseguro George.
-Pero viniendo de Crabbe o Goyle bien se podría esperar algo así no- comentó como quien no quiere Draco. Sorprendiendo a más de uno.
-¿Qué?, pero, ¿no eran tus amigos?- le pregunto Gideon.
-Bueno, era complicado, nunca fuimos lo que diría grandes amigos- comento el rubio.
Narcisa vio a su pequeño con pena y preocupación, tal vez no paso por tantas desgracias como Harry, pero por lo que sabía del chico del futuro su vida tampoco fue muy buena, nuevamente se sintió mal porque al parecer no había hecho nada para mejorar su situación, eso tenía que cambiar.
Y se alejó, volviendo recelosa la vista hacia ellos.
Harry y Ron bajaron corriendo los escalones de piedra y se internaron en la oscuridad. Sus pasos resonaban muy fuerte cuando los grandes pies de Crabbe y Goyle golpeaban contra el suelo, pero temían que la cosa no resultara tan fácil como se habían imaginado.
Alastor resoplo ante eso, recordándoles a todo las críticas que había dicho con anterioridad, pero esta vez ya no reclamo nada a nadie.
Los laberínticos corredores estaban desiertos. Fueron bajando más y más pisos, mirando constantemente sus relojes para comprobar el tiempo que les quedaba. Después de un cuarto de hora, cuando ya estaban empezando a desesperarse, oyeron un ruido delante.
— ¡Eh! —exclamó Ron, emocionado—. ¡Uno de ellos!
-Sería una verdadera suerte que así sea- comento Charlie- solo esperemos que esta vez no se equivoquen.
-Pues no tuvimos suerte, pero si reconocimos de inmediato a que casa pertenecía- comentó Harry con media sonrisa.
La figura salía de una sala lateral. Sin embargo, después de acercarse a toda prisa, se les cayó el alma a los pies: no se trataba de nadie de Slytherin, era Percy.
— ¿Qué haces aquí? —preguntó Ron, con sorpresa. Percy lo miró ofendido.
—Eso —contestó fríamente— no es asunto de tu incumbencia. Tú eres Crabbe, ¿no?
-¡¿Qué?!- exclamo el pelirrojo- pero, eso quiere decir que esa noche, eran ustedes- pregunto confundido Percy.
-Pues sí, es evidente no, digo lo acabas de escuchar- Respondió con ironía Ron.
-Cierto, como no pudiste reconocer a tu propio hermano- le acuso Fred-
.-Mal, muy  mal hermanito, ¿cómo pudiste?- le apoyo George.
-Por otro lado ¿qué era lo que estabas haciendo ahí Percy? No será que…
-Esa chica con la que se toparon fuera tu novia, y en ese momento ustedes dos…
-Estaban haciendo sus cositas aprovechando la soledad del castillo.
-¡Yo no estaba haciendo nada malo!- les reclamo un Percy un tanto sonrojado.
-Si es así, ¿Por qué te sonrojas?- le acuso George.
-Ya dejen tranquilo a su hermano- les reclamo Molly.
—Eh... sí —respondió Ron.
—Bueno, id a vuestros dormitorios —dijo Percy con severidad—. En estos días no es muy prudente merodear por los corredores.
-Es curioso que seas precisamente tu quien les diga eso sobrino- comento Fabián.
-Sí, después de todo tu también a andabas afuera con tu novia haciendo sabrá Merlín que cosas- secundo Gideon.
-Ustedes también se pondrán a molestar- reclamo Molly viéndolos con severidad.
—Pues tú lo haces —señaló Ron.
—Yo —dijo Percy, dándose importancia— soy un prefecto. Nadie va a atacarme.
-Esa es una reverenda estupidez- reclamo Sirius- en verdad creías que un prefecto no sería atacado, por Merlín, si no ataca a los profesores es porque son magos expertos, bueno, a diferencia de Lockhart- el pelirrojo simplemente bajo la vista.
-En verdad lo creías cierto- comento James- supongo que mi hijo no es el único que debe corregir ciertas cosas de su actitud.
-Sí, lo sé- aseguro Percy bajando la vista.
Repentinamente, resonó una voz detrás de Harry y Ron. Draco Malfoy caminaba hacia ellos, y por primera vez en su vida, a Harry le encantó verlo.
-Lo que es ya mucho decir- ironizo Draco con media sonrisa.
—Estáis ahí —dijo él, mirándolos—. ¿Os habéis pasado todo el tiempo en el Gran Comedor, poniéndoos como cerdos? Os estaba buscando, quería enseñaros algo realmente divertido.
-No si, sin duda no eran amigos más por conveniencia que por gusto- aseguro Sirius.
Por su parte la mirada de Draco se ensombreció de inmediato por la última parte leída, recordaba muy bien lo ocurrido ese día, y no sería agradable para los pelirrojos el desdén con u se refirieron a su familia. Aunque ya hayan aceptado que había cambiado, lo más prudente seria tener su varita en la mano por cuestiones de seguridad.
Malfoy echó una mirada fulminante a Percy.
— ¿Y qué haces tú aquí, Weasley? —le preguntó con aire despectivo.
Percy se ofendió aún más.
— ¡Tendrías que mostrar un poco más de respeto a un prefecto! —dijo—. ¡No me gusta ese tono!
-No creo que haya sido solo el tono que uso- comento Charlie.
Malfoy lo miró despectivamente e indicó a Harry y a Ron que lo siguieran.
-Entonces fuiste tú quien los guiaste a la misma sala común- comentó Astoria viendo a su novio.
-Así parece- exclamo- y bueno, aunque quiero cambiar, no sabes cómo me molesta que así haya sido- acepto.
A Harry casi se le escapa disculparse ante Percy, pero se dio cuenta justo a tiempo. Él y Ron salieron a toda prisa detrás de Malfoy, que les decía, mientras tomaban el siguiente corredor:
—Ese Peter Weasley...
—Percy —le corrigió automáticamente Ron.
-Debes controlarte mejor Ron- le aseguro Bill- debes de cuidar más eso detalles.
-Es ciegto, pego aun así no cgeo debas de aconsejagle semejantes cosas a tu hegmanito- añadió Fleur.
-Yo estoy de acuerdo con ella- aseguro Molly.
—Como sea —dijo Malfoy—. He notado que últimamente entra y sale mucho por aquí, a hurtadillas. Y apuesto a que sé qué es lo que pasa. Cree que va a pillar al heredero de Slytherin él solito.
-Pues te equivocaste rubiecito- le aseguro Fred.
-Sí, lo que hacía era verse con su chica- agrego George.
Lanzó una risotada breve y burlona. Harry y Ron se cambiaron miradas de emoción.
Malfoy se detuvo ante un trecho de muro descubierto y lleno de humedad.
— ¿Cuál es la nueva contraseña? —preguntó a Harry.
—Eh... —dijo éste.
— ¡Ah, ya! « ¡Sangre limpia!» —dijo Malfoy, sin escuchar, y se abrió una puerta de piedra disimulada en la pared. Malfoy la cruzó y Harry y Ron lo siguieron.
-Clásico- espeto Sirius.
-Hasta cierto punto escogieron bien a eso idiotas para suplantarlos, digo, tal parece que no resulta muy extraño que anden por ahí sin saber nada- comento James alabando su ocasional buena suerte.
-Ciertamente ni siquiera yo sospeche algo- afirmo Draco.
Narcisa fue describiendo la sala común de Slytherin a rodos los presentes, desde las lámparas de color verdoso así como las siluetas de viejos miembros de la casa en la chimenea.
-Un par de leones en la cueva de las serpientes- comento Sirius- genial.
—Esperad aquí —dijo Malfoy a Harry y Ron, indicándoles un par de sillas vacías separadas del fuego—. Voy a traerlo. Mi padre me lo acaba de enviar.
Preguntándose qué era lo que Malfoy iba a enseñarles, Harry y Ron se sentaron, intentando aparentar que se encontraban en su casa.
-De seguro deben de estar bastante incomodos- aseguro Alice- no solo porque no es su casa, sino porque el tiempo de la transformación se está terminando.
Malfoy volvió al cabo de un minuto, con lo que parecía un recorte de periódico. Se lo puso a Ron debajo de la nariz.
—Te vas a reír con esto —dijo.
-Si claro, morí de la risa- exclamo Ron con molestia.
-Ya Ron, tranquilo-exclamo Hermione para que no hiciera nada.
Harry vio que Ron abría los ojos, asustado. Leyó deprisa el recorte, rió muy forzadamente y pasó el papel a Harry.
Era de El Profeta, y decía:
INVESTIGACIÓN EN EL MINISTERIO DE MAGIA
Narcisa fue leyendo el reportaje del profeta acerca de la investigación a Arthur Weasley por el asunto del auto embrujado, la multa de cincuenta galeones y la deshonrosa participación de su esposo pidiendo la dimisión del señor Weasley. Todo eso ante la molestia de Draco y de Narcisa por lo desgraciado que era Lucius.
-¡Eres un maldito infeliz de mierda!- le increpo Sirius a Lucius- ¡todo lo que te importa es que echen abajo la ley de defensa para los muggles!
-Es una ley absurda, proteger a eso indignos…
-¡Indignos!- le interrumpió Sirius- tu eres el maldito indigno bastardo de mierda, no sabes cómo me gustaría ponerte en tu lugar.
-¡Puedes intentarlo Black!
-¡¡Silencio!!- profirió Dumbledore a todo pulmón- no es momento para arreglar sus diferencias- aseguro viendo con particular rencor a Malfoy.
— ¿Y bien? —Dijo Malfoy impaciente, cuando Harry le devolvió el recorte—. ¿No os parece divertido?
—Ja, ja —rió Harry lúgubremente.
—Arthur Weasley tiene tanto cariño a los muggles que debería romper su varita mágica e irse con ellos —dijo Malfoy desdeñosamente—. Por la manera en que se comportan, nadie diría que los Weasley son de sangre limpia.
-Si serlo significa ser unos estúpidos bastardos como ustedes- increpo james- son tipos como ustedes los que parasitan el mundo.
Draco bajo la cabeza apenado, pues sabía que tenía razón, por su parte Astoria sabía que no podía decir nada, y aunque lo hiciera el mismo Draco se lo impediría, simplemente se limitó a rodearlo por los hombros en un reconfortante abrazo.
A Ron (o, más bien, a Crabbe) se le contorsionaba la cara de la rabia.
— ¿Qué te pasa, Crabbe? —dijo Malfoy bruscamente.
—Me duele el estómago —gruñó Ron.
-Tranquilo Ron, respira, ese no es el momento- decía Bill mientras hacía lo propio para relajarse el también.
—Bueno, pues id a la enfermería y dadles a todos esos sangre sucia una patada de mi parte —dijo Malfoy, riéndose
Narcisa vio de mala manera a su hijo aunque también estaba deprimida por su forma de ser.
¿Sabéis qué? Me sorprende que El Profeta aún no haya dicho nada de todos esos ataques —continuó diciendo pensativamente—. Supongo que Dumbledore está tapándolo todo. Si no para la cosa pronto, tendrá que dimitir. Mi padre dice siempre que la dirección de Dumbledore es lo peor que le ha ocurrido nunca a este colegio. Le gustan los que vienen de familia muggle. Un director decente no habría admitido nunca una basura como el Creevey ése.
Un par de fuertes golpes se dejaron escuchar sorprendiendo a más de uno, y es que muchos ante las palabras del chico golpearon la mesa frente a ellos con sus puños.
-En serio que eras un maldito- exclamo James y no paso a mayores, aun.
Malfoy empezó a sacar fotos con una cámara imaginaria, imitando a Colín, cruel pero acertadamente.
—Potter, ¿puedo sacarte una foto, Potter? ¿Me concedes un autógrafo? ¿Puedo lamerte los zapatos, Potter, por favor?
-Eso solo son celos o envidia, tan simple como eso- exclamo Alice a su esposo.
-Lo se cariño- aseguro Frank.
Bajó las manos y se quedó mirando a Harry y a Ron.
— ¿Qué os pasa a vosotros dos?
Demasiado tarde, Harry y Ron se rieron a la fuerza; sin embargo, Malfoy pareció satisfecho. Quizá Crabbe y Goyle fueran siempre lentos para comprender las gracias.
-Esto no tiene relación pero, ¿en verdad eran así?- pregunto Ron interrumpiendo la lectura.
-De hecho si- acepto Draco- aun cuando fuero verdaderamente gracioso, en esa época parecían que tardaban bastante en entender las cosas.
—San Potter, el amigo de los sangre sucia —dijo Malfoy lentamente—. Ése es otro de los que no tienen verdadero sentimiento de mago, de lo contrario no iría por ahí con esa sangre sucia presuntuosa que es Granger. ¡Y se creen que él es el heredero de Slytherin!
-Dejando de lado el comentario con respecto a Hermione- comento Sirius- eso es bueno, era justo para lo que fueron a ese lugar.
-Y ni siquiera tuvieron que sacar el tema, fue el quien comenzó a hablar-agrego Marlene- eso les facilita todo.
Harry y Ron estaban con el corazón en un puño; quizás a Malfoy le faltaban unos segundos para decirles que el heredero era él. Pero en aquel momento...
—Me gustaría saber quién es —dijo Malfoy, petulante—. Podría ayudarle.
-¡Draco!- le reclamo Narcisa de inmediato, en verdad tenía tan poco carácter como para permitir que criaran de esa forma a su hijo.
-Yo, lo siento- se disculpó el rubio, aunque aún faltaba lo peor.
A Ron se le quedó la boca abierta, de manera que la cara de Crabbe parecía aún más idiota de lo usual. Afortunadamente, Malfoy no se dio cuenta, y Harry, pensando rápido, dijo:
—Tienes que tener una idea de quién hay detrás de todo esto.
-Valdría la pena sacarle algo de información, ya que se quedaron sin su sospechoso principal- cometo James.
-Pero no creo que sirva de nada- agrego Remus.
—Ya sabes que no, Goyle, ¿cuántas veces tengo que decírtelo? —dijo Malfoy bruscamente—. Y mi padre tampoco quiere contarme nada sobre la última vez que se abrió la Cámara de los Secretos. Aunque sucedió hace cincuenta años, y por tanto antes de su época, él lo sabe todo sobre aquello, pero dice que la cosa se mantuvo en secreto y asegura que resultaría sospechoso si yo supiera demasiado.
-El desgraciado hijo de perra tiene razón- espeto Sirius.
-Pero si fue antes de su época, ¿cómo es que esta tan bien informado he?- cuestiono Alastor de inmediato, ante eso todos se pusieron a pensar lo mismo mientras el aludido se le ensombrecía un poco la mirada.
-Debemos de estarlo vigilando muy de cerca- aseguro Frank.
Pero sé algo: la última vez que se abrió la Cámara de los Secretos, murió un sangre sucia. Así que supongo que sólo es cuestión de tiempo que muera otro esta vez... Espero que sea Granger —dijo con deleite.
Una gran cantidad de gritos e improperios se dejaron oír por la maldita actitud de Draco, todo eso se hubiera propagado por varios minutos si no fuera por un fuerte ruido como de una explosión que si bien impidió que continuaran los gritos no disminuía el enojo que sentían.
-¡¿Que fue ese maldito ruido?!—grito Fred.
-Weasley trato de hechizarme pero puse una barrera- explico Draco con la varita arriba mirando al pelirrojo de pies frente el también con varita en mano.
-¡¿Y por qué lo hiciste?!- le pregunto George.
-¡Acepto mis errores, pero haría falta ser idiota como para dejarme hechizar así como así!- reclamo molesto.
-¡¡Pero te lo merecías, nadie trata a mi Hermione de esa forma!!- increpo Ron, en especial al recordar lo cerca que estuvo de morir ese año.
-¡Ronald, ya tranquilízate!- atajo la castaña llegando a donde estaba tratando de regresarlo a su asiento, ignorando las palabras del pelirrojo que lograrían sonrojarla.
-Pero Her…
-Nada, Ronald, vamos a sentarnos- le dijo con firmeza dándole un par de besos en la mejilla para tratar de controlar su carácter.
Depuse de unos momentos en el que todos lograron serenarse un poco, y que era seguro bajar las un poco las armas, Narcisa continuo con la lectura lamentándose aún más por las desgraciada actitud de su hijo.
Ron apretaba los grandes puños de Crabbe. Dándose cuenta de que todo se echaría a perder si pegaba a Malfoy, Harry le dirigió una mirada de aviso y dijo:
— ¿Sabes si cogieron al que abrió la cámara la última vez?
—Sí... Quienquiera que fuera, lo expulsaron —dijo Malfoy—. Aún debe de estar en Azkabán.
Hagrid se incomodó bastante cuando mencionaron eso, la verdad su suerte pudo haber sido pero si no fuera porque Dumbledore intervino, por fortuna para él todo el mundo estaba tan absorto en la lectura que no alcanzaron a notar su incomodidad, por lo que podría esperar un poco más en que se conociera su historia.
— ¿En Azkabán? —preguntó Harry, sin entender.
—Claro, en Azkabán, la prisión mágica, Goyle —dijo Malfoy, mirándole, sin dar crédito a su torpeza—. La verdad es que si fueras más lento irías para atrás.
-En verdad tu tenías una amistad muy deficiente sobrino- comento Sirius.
-Solo unas de las tantas cosas que deberían cambiar- aseguro Andrómeda.
Lucius quería reclamarles que ellos no tenían nada que hacer en la crianza de su hijo, pero aun resentía un poco el ataque del que fue víctima capítulos atrás, por lo que sería poco prudente levantar nuevamente la voz.
Se movió nervioso en su silla y dijo:
—Mi padre dice que tengo que mantenerme al margen y dejar que el heredero de Slytherin haga su trabajo. Dice que el colegio tiene que librarse de toda esa infecta sangre sucia, pero que yo no debo mezclarme. Naturalmente, él ya tiene bastantes problemas por el momento. ¿Sabéis que el Ministerio de Magia registró nuestra casa la semana pasada? —Harry intentó que la inexpresiva cara de Goyle expresara algo de preocupación—. Sí... —dijo Malfoy.
-¿Si logre parecer preocupado?- comento Harry curioso.
-Un poco, aunque de verdad no le tome mucha atención- aseguro Draco.
Por suerte, no encontraron gran cosa. Mi padre posee algunos objetos de Artes Oscuras muy valiosos. Pero afortunadamente nosotros también tenemos nuestra propia cámara secreta debajo del suelo del salón.
-¡Draco!- increpo de inmediato Lucius poniéndose de pie- ¡¡tú muchacho idiota, como te atreves…!!- la oración quedo en el aire por una bofetada por parte de Narcisa.
-¡¡Como te atreves a hablarle así a tu hijo!!- grito sin saber de dónde había sacado el valor.
-¡¡Y tu como te atreves…!!
-¡¡Ni siquiera pienses en hacerle algo!!- grito a todo pulmón Draco apuntando su varita directamente al pecho de su padre- he causado muchas atrocidades, y una mas no importara en lo más mínimo- por la forma seria y sombría en que lo decía era evidente que estaba dispuesto a llegar hasta el final.
Apretando con fuerza los puños, el Malfoy mayor fue bajando a su asiento.
-Ni siquiera puedes contra tu propio hijo infeliz- se burló de forma maligna Sirius mientras que Draco le seguía apuntando con la varita.
-Draco, ya entendió el mensaje, tranquilízate- le pidió Astoria regresándolo a su lugar- he, señora Narcisa, podría seguir- le pidió
— ¡Ah! —exclamó Ron.
Malfoy lo miró. Harry hizo lo mismo. Ron se puso rojo, incluso el pelo se le volvió un poco rojo.
-Ya se les acabo la hora- exclamo Dora apurada- deben salir de ahí inmediatamente- apremio la chica.
-Necesitan algún pretexto o…- comenzó Frank
-Eso no servirá de mucho, lo que tiene que hacer es irse de ahí de inmediato- aseguro Remus interrumpiendo al auror.
También se le alargó la nariz. La hora de que disponían llegaba a su fin, de forma que Ron estaba empezando a convertirse en sí mismo, y a juzgar por la mirada de horror que dirigía a Harry, a éste le estaba sucediendo lo mismo.
-Pues la verdad si- comento Ron- pero en su caso lo que se comenzó a ser visible fue su cicatriz- agrego.
Se pusieron de pie de un salto.
—Necesito algo para el estómago —gruñó Ron, y sin más preámbulos echaron a correr a lo largo de la sala común de Slytherin, lanzándose contra el muro de piedra y metiéndose por el corredor, y deseando desesperadamente que Malfoy no se hubiera dado cuenta de nada.
-si me di cuenta, pero no le di importancia, después me fui a dormir y no los vi hasta el día siguiente- comento Draco.
Harry podía notarse los pies sueltos dentro de los grandes zapatos de Goyle, y tuvo que levantarse los bajos de la túnica al hacerse más pequeño. Subieron los escalones y llegaron al oscuro vestíbulo de entrada, en que se oían los sordos golpes que llegaban del armario en que habían encerrado a Crabbe y Goyle. Dejando los zapatos junto a la puerta del armario, subieron corriendo en calcetines hasta los lavabos de Myrtle la Llorona.
-En serio, primero fueron a dejarles los zapatos y después a los aseos- ironizo Sirius.
-Aunque no lo quiero decir, él tiene razón- comentó Marlene- digo esos dos despertaran en un armario, incluso ellos deberían de darse cuanto de que algo paso, el que no encontraran sus zapatos no importa realmente.
 -Muy bien McKinnon, vez que bonito es que estemos de acuerdo tu y yo.
-Solo cuando sea requerido Black, no te emociones.- le aseguro la rubia.
—Bueno, no ha sido completamente inútil —dijo Ron, cerrando tras ellos la puerta de los aseos—. Ya sé que todavía no hemos averiguado quién ha cometido las agresiones, pero mañana voy a escribir a mi padre para decirle que miren debajo del salón de Malfoy.
-Y cuando pudieron ir en verdad fastidiaron a ese maldito- aseguro Fred.
-Sí, papá parecía que estaba en navidad- agrego George con una gran sonrisa.
Harry se miró la cara en el espejo roto. Volvía a la normalidad. Se puso las gafas mientras Ron llamaba a la puerta del retrete de Hermione.
—Hermione, sal, tenemos muchas cosas que contarte.
— ¡Marchaos! —chilló Hermione.
-Eso es malo- aseguro Lily con apuración- la poción estaba muy bien preparada, y funciono a la perfección con esos dos.
-No creo que sea tan malo, verdad- James pregunto a los jóvenes del futuro.
-No, no fue nada grabe- aseguro Hermione con cierta vergüenza en la voz- no quisiera que sucediera, pero ya sabrán que me paso.
Harry y Ron se miraron el uno al otro.
— ¿Qué pasa? —Dijo Ron—. Tienes que estar a punto de volver a la normalidad, nosotros ya...
Pero Myrtle la Llorona salió de repente atravesando la puerta del retrete. Harry nunca la había visto tan contenta.
-Esa es una prueba inequívoca de que almo malo corría- aseguro Alice- ella nunca está feliz a menos que haya una desgracia ajena.
— ¡Aaaaaaaah, ya la veréis! —dijo—. ¡Es horrible!
-Para alguien que dice sufrir tanto, hace lo mismo que le hicieron a ella- comento Luna en su tono característico.
-Ya lo creo, pero nada se puede hacer- acompaño Alice.
Oyeron descorrerse el cerrojo, y Hermione salió, sollozando, tapándose la cara con la túnica.
— ¿Qué pasa? —preguntó Ron, vacilante—. ¿Todavía te queda la nariz de Millicent o algo así?
Hermione se descubrió la cara y Ron retrocedió hasta darse en los riñones con un lavabo.
-¡Hay por Merlín Morgan y todo el mundo mágico!- comenzó Fabián gritando
-¡Ya dejen tanto suspenso y digan lo que paso!- termino Gideon de la misma forma.
-Pues dejen de hablar y déjenme leer- le acuso Narcisa que en ese momento tuvo oportunidad de leer lo que había ocurrido.
Tenía la cara cubierta de pelo negro. Los ojos se le habían puesto amarillos y unas orejas puntiagudas le sobresalían de la cabeza.
— ¡Era un pelo de gato! —maulló—. ¡Mi-Millicent Bulstrode debe de tener un gato! ¡Y la poción no está pensada para transformarse en animal!
-Por esa razón no sirvió- exclamo Lily- la poción está diseñada para usarse solamente con seres humanos.
-Pobre chica, le tomara varios días recuperase de eso- aseguró Marlene sintiendo pena por la castaña.
— ¡Eh, vaya! —exclamó Ron.
—Todos se van a reír de ti —dijo Myrtle, muy contenta.
Varias chicas, incluyendo a Alice y a Luna, bufaron en descontento por la actitud tan malvada de la fantasma.
—No te preocupes, Hermione —se apresuró a decir Harry—. Te llevaremos a la enfermería. La señora Pomfrey no hace nunca demasiadas preguntas...
-Mi prioridad es cuidar y sanar a los estudiantes- comento la señora Pomfrey- si hiciera muchas preguntas no acudirían a mi cuando les pasara algo. Y desgraciadamente eso lo aprendí por experiencia- termino de hablar viendo con severidad a los merodeadores.
-¿Cuál es esa experiencia?- peguntaron los gemelos Weasley.
-Solo digamos que James y Sirius no tienen las mismas cualidades para la medimagia como Lily- comento Remus viendo a sus amigos que sonreían en disculpa.
Les costó mucho trabajo convencer a Hermione de que saliera de los aseos. Myrtle la Llorona los siguió riéndose con ganas.
— ¡Pues ya verás cuando todos se enteren de que tienes cola!
-Aquí termina el capítulo- informo Narcisa.
-Fue un poco divierto ver a la chica-gato a decir verdad- comentó Fred.
-Lo mejor fue que no se puso a escupir bolas de pelo- agregó George.
-Pero Ron pudo jugar con ella rascándole el lomo.
-Aunque claro, Ron es mas de perros que de gatos, pero al tratarse de su novia…
-¡Ya cállense!- los reprimió Ron teniendo a Hermione entre sus brazos algo roja.
-No, mejor déjalos Ron- le recomendó Ginny por lo bajo- deja que exasperen a Hermione y ya verán su suerte- agregó con una sonrisa siniestra.

-Muy bien, hemos avanzado bastante el día de hoy- hablo Dumbledore- y como no creo que se molestia para nadie, tomaremos un descanso para comer y estirar las piernas.

2 comentarios:

  1. vaya es genial sigo la historia desde potterfics y ahora que he encontrado este blog lo seguiré desde aquí, creo que comenzare a comenta aquí, no había dejado comentarios en potterfics pero los dejare aquí me encanta los blog espero que sigas actualizando cada martes, seria bueno si añadieras la opción de seguir el blog seria la primera en añadirte e

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    1. Pues si, comencé este blog al mismo tiempo, y pro supuesto que continuara actualizando como hasta ahora, y claro que me gustaría recibir tus comentarios.
      veré eso de los surgidores y gracias por leer.
      hasta pronto.

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