-Si me permiten, a mí me gustaría leer un capitulo- exclamo el
profesor Flitwick desde la mesa de profesores.
-Muy
bien- dijo Dumbledore y con un pase de la varita el libro fue flotando de la
mesa en donde se encontraba Snape hasta las manos de Flitwick.
-Estupendo-
hablo el pequeño profesor recibiendo el libro y habiéndolo en el siguiente capítulo-
el título es “Cornelius Fudge”
-¿Pero qué
tiene que ver ese idiota en la historia?- espeto Sirius.
-En
verdad no recuerdas, fue el quien se convirtió en ministro- exclamo Marlene.
-O
cierto, eso solo les traerá más problemas- aseguro.
-No
tienes ni idea- le apoyo Ron antes de que Flitwick comenzara la lectura.
Harry, Ron y Hermione siempre habían sabido
que Hagrid sentía una desgraciada afición por las criaturas grandes y
monstruosas.
-Cualquiera
que conozca a Hagrid sabían eso- aseguro Frank.
Durante el curso anterior en Hogwarts había
intentado criar un dragón en su pequeña cabaña de madera, y pasaría mucho
tiempo antes de que pudieran olvidar al perro gigante de tres cabezas al que
había puesto por nombre Fluffy.
-Y eso
solo fue en un año de escuela- exclamo Fred.
-Imaginen
lo que aún hace falta- secundo George.
-Eso
sin mencionar esas cosas que tuvimos que cuidar en cuarto año- agrego Draco-
que por cierto sigo sin tener idea de qué demonios eran.
-¿Qué
clase de animales eran?- pregunto Marlene curiosa.
-Supongo
que la descripción estará en el libro cierto- aseguró Lily.
Harry estaba seguro de que si, de niño, Hagrid
se enteró de que había un monstruo oculto en algún lugar del castillo, hizo lo
imposible por echarle un vistazo. Seguro que le parecía inhumano haber tenido
encerrado al monstruo tanto tiempo y debía de pensar que el pobre tenía derecho
a estirar un poco sus numerosas piernas.
-Bueno,
realmente Hagrid siempre le tiene mucha estima a esas criaturas-aseguro James.
-Siempre
dice que son criaturas incomprendidas- agrego Sirius- aunque en ocasiones esas
criaturas si pueden ser peligrosas.
-Hacia
lo mismo en su época- pregunto Ron.
-Bueno,
si lo había hecho- respondió Remus- lo más fuerte que ocurrió en nuestro tiempo
fue cuando comenzó a criar a esos hipogrifos salvajes- eso sorprendió bastante
a los del futuro.
-Y
ustedes con mucho orgullo lo estuvieron ayudando- les acuso Lily.
-Tú también
lo hiciste querida- le recordó James- fuiste tú quien le enseño como acercarse
a ellos en primer lugar.
-Este yo,
simplemente no quería que saliera lastimado- se defendió la pelirroja, aunque
el sonrojo en sus mejillas daban a entender otra cosa a los que veían
divertidos a la mujer, entre ellos su hijo.
Podía imaginarse perfectamente a Hagrid, con
trece años, intentando ponerle un collar y una correa. Pero también estaba
seguro de que él nunca había tenido intención de matar a nadie.
-Por
supuesto que no- aseguro Fabián con una gran seguridad.
-Solo
es aspecto de nuestro Hagrid es intimidante- agrego Gideon.
-Pero
por dentro es bastante noble- termino el primer hermano.
Harry casi habría preferido no haber
averiguado el funcionamiento del diario de Ryddle.
-Y si
no lo hubieras averiguado aun estaría obsesionado por descubrir cómo
funcionaba- exclamo Remus.
-Adivino,
es exactamente como actuarían sus padres ¿verdad?- indago Dora viendo como el
licántropo asentía.
-Muy
bien sobrina, esperemos que Teddy haya heredado tu sagacidad- exclamo Sirius- y
también la de Remus- agrego.
-¡Sirius!,
¿en verdad debo causarte dolor para que te calles?- recalco el oji miel un
tanto molesto.
-En
teoría no- hablo Marlene- pero las evidencias nos dicen todo lo contrario.
Ron y Hermione le pedían constantemente que
les contase una y otra vez todo lo que había visto, hasta que se cansaba de
tanto hablar y de las largas conversaciones que seguían a su relato y que no
conducían a ninguna parte.
-¿Cuánto
tiempo estuvieron en eso?- les pregunto Frank.
-Bastante-
respondió Hermione- pero necesitábamos que Harry nos dijera todos los detalles
de lo que vivió, así tal vez podríamos ver algo que él no vio.
-Pero
al final nos quedamos igual- aseguro Ron- así que solo perdimos el tiempo
murmurando entre nosotros.
-Sí,
pero eso ya era común en ustedes- atajo Neville sonriendo.
—A lo mejor Ryddle se equivocó de culpable
—decía Hermione—. A lo mejor el que atacaba a la gente era otro monstruo...
— ¿Cuántos monstruos crees que puede albergar
este castillo? —le preguntó Ron, aburrido.
-Muchos
más de los que crees hermanito- aseguró Fred sonriendo.
-Ahí
tienen a Fluffy- apoyo George.
-Aunque
claro el solo estuvo un año.
-Pero
por otra parte…
-¡Ya
guarden silencio y deje que el profesor continúe leyendo!- les reclamo Molly a
sus hijos gemelos.
—Ya sabíamos que a Hagrid lo habían expulsado
—dijo Harry, apenado—. Y supongo que entonces los ataques cesaron. Si no
hubiera sido así, a Ryddle no le habrían dado ningún premio.
-Bueno,
ese sería un buen razonamiento- exclamo Lily.
-En lo
personal me parece muy conveniente- hablo Alastor con su tono gruñón- me parece
curioso que los ataques cesaran tomando en cuenta que Hagrid no fue el
responsable.
-Es
posible que el verdadero responsable decidió aprovechar ese incidente para
ocultarse- propuso Dora.
-Pero
que relación podría tener con los ataques actuales- atajo Sirius.
-Hay
algo que debe unir todo- exclamo Lily- pero creo que ese tal Ryddle tiene mucho
que ver.
Harry y
Dumbledore vieron a la pelirroja con curiosidad y orgullo, a pesar de que ya
era muy evidente lo perceptiva que podía ser esa mujer.
-Te
será muy difícil ocultarle algo si llegas a vivir con ellos- le comento Ron en
un susurro.
Ron intentó verlo de otro modo.
—Ryddle me recuerda a Percy.
El pelirrojo
aludido bajo la cabeza apenado mientras que Ron le regalaba una sonrisa de
disculpa.
Pero ¿por qué tuvo que delatar a Hagrid?
—El monstruo había matado a una persona, Ron —contestó
Hermione.
—Y Ryddle habría tenido que volver al
orfanato muggle si hubieran cerrado Hogwarts —dijo Harry—. No lo culpo por
querer quedarse aquí.
-Créeme
que yo te entiendo perfectamente ahijado- le aseguro Sirius, y aunque no lo
dijera Severus también era capaz de entender a eso dos, al parecer tenían mucho
masen común de lo que podían imaginar
Ron se mordió un labio y luego vaciló al
decir:
—Tú te encontraste a Hagrid en el callejón
Knockturn, ¿verdad, Harry?
—Dijo que había ido a comprar un repelente
contra las babosas carnívoras —dijo Harry con presteza.
-No
quieres creer que es el culpable, cierto querido- le hablo Lily a su hijo.
-Pues
no- respondió con simpleza.
-Y no
deberías hacerlo- aseguro James- en especial si eso viene de un maldito diario
de quien sabe dónde demonios habrá salido.
-Es que
ese libro tiene algo siniestro-agrego Arthur con preocupación.
Se quedaron en silencio. Tras una pausa
prolongada, Hermione tuvo una idea elemental.
— ¿Por qué no vamos y le preguntamos a
Hagrid?
-O si,
eso en verdad funcionaria- comento Sirius- hoye Hagrid, de casualidad no has
soltado algo peludo y siniestro estos días- algunos, incluso en semi gigante,
rieron un poco por dicha pregunta.
-De
hecho Ron dijo algo similar- comento Harry antes de permitir que el profesor
continuara.
—Sería una visita muy cortés —dijo Ron—.
Hola, Hagrid, dinos, ¿has estado últimamente dejando en libertad por el
castillo a una cosa furiosa y peluda?
Otro par
de risas se escucharon mientras que los gemelos Weasley y Prewet felicitaban a
Ron, los primero con algunas palmaditas y los segundos levantando sus pulgares.
-Bueno
es que es cierto, como le podrían preguntar al respecto, ni si quiera les quiso
contar la razón de su expulsión- razono Marlene.
-Si lo sé,
pero en ese momento era la única pista que podíamos seguir- se justificó
Hermione quien fue la que propuso la idea.
Al final, decidieron no decir nada a Hagrid
si no había otro ataque, y como los días se sucedieron sin siquiera un susurro
de la voz que no salía de ningún sitio, albergaban la esperanza de no tener que
hablar con él sobre el motivo de su expulsión.
-Eso suponiendo
que lograran hacerlo hablar- comento Gideon.
-Por lo
que sabemos ustedes tres fueron los únicos que se enteraron del motivo de su
expulsión- agrego Fabián.
-Y no
fue por la misma voz de Hagrid- termino nuevamente Gideon.
Ya habían pasado casi cuatro meses desde que
petrificaron a Justin y a Nick Casi Decapitado, y parecía que todo el mundo
creía que el agresor, quienquiera que fuese, se había retirado,
afortunadamente.
-Valla,
un salto en el tiempo un tanto drástico no- comento Charlie.
-¿Y que
podríamos poner en ese tiempo?- cuestiono Ron- nos levantamos tempranos, nos
vestimos y fuimos a desayunar.
-Fuimos
a las clases perdimos el tiempo con Lockhart y nos peleamos con Snape- agrego
Harry.
-Fuimos
a comer y Ron casi se ahoga con un pedazo de papa asada- contribuyo Hermione.
-Ellos
tienen razón- aseguro Tonks- mejor saltémonos esas partes que no tiene nada que
ver.
Peeves se había cansado por fin de su canción
¡Oh, Potter, eres un zote!; Ernie Macmillan, un día, en la clase de Herbología,
le pidió cortésmente a Harry que le pasara un cubo de hongos saltarines.
-Muy
bien, pero aun así recibirá su merecido- exclamo Sirius preocupado nuevamente a
Ernie.
-Pero
que rencoroso eres Black- le acuso un tanto divertida Marlene que recibió una
dulce sonrisa del aludido.
Y en
marzo algunas mandrágoras montaron una escandalosa fiesta en el Invernadero 3.
Esto puso muy contenta a la profesora Sprout.
—En cuanto empiecen a querer cambiarse unas a
las macetas de otras, sabremos que han alcanzado la madurez —dijo a Harry—.
Entonces podremos revivir a esos pobrecillos de la enfermería.
-¿Cómo
es posible que a esas plantas les permitan que celebren, y a nosotros nos
castiguen por hacer una inocente fiesta en…?
-¡Porque
para nada era inocente James Potter- le acuso Lily molesta- o quieres que te
recuerde en que condiciones te encontré en esa ocasión!
-Fue la
primera vez que terminaste en la enfermería por culpa de Lily- recordó Remus en
ese momento- yo en tu lugar dejaría de hablar- James asintió y guardo silencio.
-Por lo
menos en esa ocasión no tuvieron que escuchar conversaciones ajenas- aseguró Alice-
pero ¿por qué se lo dijo a Harry’
-Él fue
acusado por los ataques no, a parte de los petrificados el más afectado fue
Harry- respondió Frank- cuando ellos se recuperaran podían dar claridad al
asunto.
Durante las vacaciones de Semana Santa, los
de segundo tuvieron algo nuevo en que pensar. Había llegado el momento de
elegir optativas para el curso siguiente, decisión que al menos Hermione se
tomó muy en serio.
-Lógico-
exclamaron los merodeadores y los dos pares de gemelos ante la mirada severa de
la castaña.
—Podría afectar a todo nuestro futuro —dijo a
Harry y Ron, mientras repasaban minuciosamente la lista de las nuevas materias,
señalándolas.
—Lo único que quiero es no tener Pociones
—dijo Harry.
-Eso es
imposible- aseguro Lily- es de las clases básicas que se llevan, además de que
es muy útil aprender a elaborar pociones.
-Si al
menos tuvieran a un maestro que en verdad les enseñara a todos por igual no tendrías
ese problema- agrego James viendo con severidad a Snape. Por su parte Severus
tuvo el impulso de responderle, pero no considero que fuera momento para
hacerlo.
—Imposible —dijo Ron con tristeza—.
Seguiremos con todas las materias que tenemos ahora. Si no, yo me libraría de
Defensa Contra las Artes Oscuras.
-Nuevamente,
el problema no es la materia, sino la forma en que el maestro da la clase-
aseguro Remus- sobre todo en una clase tan importante como esa- agrego, pues se
le daba mejor esa clase que pociones.
-De
seguro tú serias mejor profesor lunático- aseguro Sirius.
-Sin
duda lo seria- aprobó con bastante entusiasmo Dora.
— ¡Pero si ésa es muy importante! —dijo
Hermione, sorprendida.
—No tal como la imparte Lockhart —repuso
Ron—. Lo único que me ha enseñado es que no hay que dejar sueltos a los
duendecillos.
-Bueno,
algo es algo hermanito- bromeo Fred de inmediato.
Neville Longbottom había recibido carta de
todos los magos y brujas de su familia, y cada uno le aconsejaba materias
distintas. Confundido y preocupado, se sentó a leer la lista de las materias y
les preguntaba a todos si pensaban que Aritmancia era más difícil que
Adivinación Antigua.
-Hay
hijo- se lamentó Alice- eso depende de tus cualidades.
-Lo se
mamá, pero en ese entonces era muy inseguro- comento Neville- aun así creo que
elegí bien mis materias- aseguro sonriente, y más porque por un momento pensó que
tal vez les peguntaría algo de ellos, y es que aún no les contaba en que
condiciones estaban en el futuro.
Dean Thomas, que, como Harry, se había criado
con muggles, terminó cerrando los ojos y apuntando a la lista con la varita
mágica, y escogió las materias que había tocado al azar.
Algunos
exclamaron algunas risas mientras que el aludido bajaba la cabeza con un poco
de vergüenza.
Hermione no siguió el consejo de nadie y las
escogió todas.
-¡¿Todas?!-
exclamaron algunos- pero ¿cómo es posible?- continúo Fabián.
-¿Que
aras si se cruzan los horarios he?- pregunto Gideon.
-A no
ser que- comenzó Lily viendo con curiosidad a la castaña.
-A
claro-expreso James- entonces sería igual que tu Lis
-¿De qué
están hablando?- les pregunto Sirius.
-Ya lo
averiguaras- dijeron los dos a la par.
Harry sonrió tristemente al imaginar lo que
habrían dicho tío Vernon y tía Petunia si les consultara sobre su futuro de
mago. Pero alguien lo ayudó: Percy Weasley se desvivía por hacerle partícipe de
su experiencia.
-Bueno,
por muy petulante que sea en ese aspecto si podría dar buenos consejos- aseguró
George
-Sí, de
algo debía valer que fuera un prefecto perfecto- apoyo Fred.
—Depende de adónde quieras llegar, Harry —le
dijo—. Nunca es demasiado pronto para pensar en el futuro, así que yo te
recomendaría Adivinación.
Alice y
McGonagall bufaron un tanto molestas, a ninguna de ellas le agradaba realmente
esa clase por ser demasiado imprecisa.
La gente dice que los estudios muggles son la
salida más fácil, pero personalmente creo que los magos deberíamos tener
completos conocimientos de la comunidad no mágica, especialmente si queremos
trabajar en estrecho contacto con ellos. Mira a mi padre, tiene que tratar todo
el tiempo con muggles.
-Eso es
verdad- aseguro Arthur- hay muchos trabajaos, y no solo en el ministerio, donde
la interacción con muggles es muy importante.
-Sí,
pero esa clase solo sirve para los hijos de magos- aseguro Sirius- Harry ha
crecido con muggles por lo que esa clase no es útil- en ese momento se escuchó
una leve risa de parte de Lily.
-Lo
siento- se disculpó la peli roja- pero es que recordé la ropa que james uso en invierno
porque decía que quería ir a conocer a
mis padres- entones se escucharon más risas mientras el aludido se sonrojaba.
-Pero
esa si era ropa muggle- se defendió el azabache.
-Sí,
pero de hace cincuenta o sesenta años- atajo Lily- la verdad ese conjunto de
ropa solo se lo había visto a una foto de mi abuelo jeje- se siguió burlando.
Cuando todos se clamaron Flitwick continúo con la lectura.
A mi hermano Charlie siempre le gustó el
trabajo al aire libre, así que escogió Cuidado de Criaturas Mágicas. Escoge
aquello para lo que valgas, Harry.
-¡Quidditch!-
exclamo de inmediato James.
-Hay
por Merlín- atajo Lily- ¿es qué ustedes solo piensan en eso?
-Pero
es cierto querida, es el mejor jugador en mucho tiempo, y solo imagina la fama
y la fortuna que podría tener si se vuelve profesional.
-Una
fama que no le interesa tener y una fortuna que no le hace falta- contraataco
Lily- pero bueno, si es lo que le gusta hacer, no podemos impedírselo- agregó
ante un gesto triunfal de su novio.
Pero lo único que a Harry le parecía que se
le daba realmente bien era el quidditch.
En ese
momento Alastor soltó un bufido de reprobación, si el solamente era bueno para
ese juego, entonces e se comería su sombrero, había demostrado tener muchas más
cualidades para ser más que un simple jugador de quidditch.
Terminó eligiendo las mismas optativas que
Ron, pensando que si era muy malo en ellas, al menos contaría con alguien que
podría ayudarle.
-Es
parecido a lo que hicieron estos dos- comento Remus- solo que ellos pensaron
que no eran buenos por lo menos tendrían alguien con quien platicar en medio de
la clase
-Entonces
¿tú no los acompañaste?- indago la metamorfomaga.
-En las
optativas no, yo coloque las clases que mejor me iban- aseguró el hombre.
A Gryffindor le tocaba jugar el siguiente
partido de quidditch contra Hufflepuff.
Los
fanáticos al juego se pusieron a celebrar en ese momento mientras que los no
fanáticos solo rodaron los ojos, no entendían como podrían darle importancia
eso dad a la situación que estaban viviendo.
Wood los machacaba con entrenamientos en
equipo cada noche después de cenar, de forma que Harry no tenía tiempo para
nada más que para el quidditch y para hacer los deberes.
-Bueno,
al menos hacías tus deberes- comentó Lily.
Sin embargo, los entrenamientos iban mejor, y
la noche anterior al partido del sábado se fue a la cama pensando que
Gryffindor nunca había tenido más posibilidades de ganar la copa.
-Es una
lástima que no lo hicimos- comentó sin pensar Ron.
-¡¿Qué?!-
gritaron de inmediato James y Sirius- ¡¿no ganaron la copa?!
-Bueno
no, pero no tuvo nada que ver con nuestro equipo- aseguro el peli rojo- solo sigan
escuchando la lectura está bien.
Pero su alegría no duró mucho. Al final de
las escaleras que conducían al dormitorio se encontró con Neville Longbottom,
que lo miraba desesperado.
-No pasó
nada malo ¿verdad?- preguntó desesperada Alice.
-Nada
que no logramos solucionar después- aseguro Harry.
-Eso
quiere decir que si paso algo- exclamo Lily sabiendo que era lo que quería
decir si hijo con eso.
—Harry, no sé quién lo hizo. Yo me lo
encontré...
Mirando a Harry aterrorizado, Neville abrió
la puerta. El contenido del baúl de Harry estaba esparcido por todas partes. Su
capa estaba en el suelo, rasgada. Le habían levantado las sábanas y las mantas
de la cama, y habían sacado el cajón de la mesita y el contenido estaba
desparramado sobre el colchón.
-No
fuiste muy delicada- bromeo Harry en susurro en el oído de Ginny.
-Sí, lo
siento- le respondió esta.
-Registraron
sus cosas- exclamaron los merodeadores- pero ¿qué demonios estaban buscando?- continuo
James.
-El
diario, el diario de Ryddle- expreso Lily sintiéndose mal.
-O
demonios- volvieron a exclamar los merodeadores que fueron coreados por otros más.
Harry fue hacia la cama, pisando algunas
páginas sueltas de Recorridos con los trols. No podía creer lo que había
sucedido.
En el momento en que Neville y él hacían la
cama, entraron Ron, Dean y Seamus.
-Sabes,
aun cuando no lo parezca, tú estuviste presente en toda historia- comento Luna.
-Pues sí,
pero solo como personaje secundario-agrego el chico.
-Pero
solo hasta los últimos años- aseguro Luna que no le gustaba como se hacía menos-
después fuiste mucho más importante.
-En eso
tiene razón Neville- le aseguro Harry logrando que el chico se abochornara un
poco.
Dean gritó:
— ¿Qué ha sucedido, Harry?
—No tengo ni idea —contestó. Ron examinaba la
túnica de Harry. Habían dado la vuelta a todos los bolsillos.
—Alguien ha estado buscando algo —dijo Ron—.
¿Qué te falta?
-Algo
que jamás debió de haber existido- espeto Harry por lo bajo con evidente
molestia mientras sonaba el brazo de Ginny.
Harry empezó a coger sus cosas y a dejarlas
en el baúl. Hasta que hubo separado el último libro de Lockhart, no se dio
cuenta de qué era lo que faltaba.
—Se han llevado el diario de Ryddle —dijo a
Ron en voz baja.
— ¿Qué?
-Pero ¿quién
demonios puedo haber sido?- pregunto Fabián- no puede tratarse de una coincidencia.
-Sí,
además ¿de qué serviría ese maldito diario?- agregó Gideon.
-¡¿Por
qué no dejan de preguntar cosas y dejan avanzar a lectura para descubrirlo?!-
les rebatió Molly.
Harry señaló con la cabeza hacia la puerta
del dormitorio, y Ron lo siguió.
-Siempre
hablando y dejando todo entre ustedes cierto- comento Den desde su lugar.
-¿Saben
que nosotros les podíamos haber ayudado?- agregó Seamus refiriéndose a él y a
Dean
-Nos
hubiera acompañarnos con lo del perro de tres cabezas, el ajedrez gigante o las
demás pruebas del primer libro- pregunto Harry.
-O nos
brindaron su apoyo incondicional en todo momento- atajo Ron viendo
especialmente a Seamus que se unió a las acusaciones del ministro y del profeta
en después de lo ocurrido en el torneo de los tres magos, y Seamus entendió
bien porque lo decía.
-Además
si hubiéramos sido un grupo más grande hubiera sido más fácil que nos
descubrieran- dijo de último Hermione.
Bajaron corriendo hasta la sala común de
Gryffindor, que estaba medio vacía, y encontraron a Hermione, sentada, sola,
leyendo un libro titulado La adivinación antigua al alcance de todos.
-Lo que
no sirvió de nada, pues dejaste la clase justo a la mitad- le acuso en un
susurro Ron a Hermione.
A Hermione la noticia la dejó aterrorizada.
—Pero... sólo puede haber sido alguien de
Gryffindor. Nadie más conoce la contraseña.
—En efecto —confirmó Harry.
-Bueno,
ni tanto- atajo Sirius- Digo ustedes logaron entrar a la sala común de
Slytherin.
-Aun
así no creo que sea posible que un miembro de otra casa haya logrado entrar-
agrego Remus.
Despertaron al día siguiente con un sol
intenso y una brisa ligera y refrescante.
— ¡Perfectas condiciones para jugar al
quidditch! —dijo Wood emocionado a los de la mesa de Gryffindor, llevando los
platos con los huevos revueltos—. ¡Harry, levanta el ánimo, necesitas un buen
desayuno!
-Estaría
emocionado si no hubiera pasado lo del diario- comento James.
-Tú siempre
estabas nervioso ante cualquier partido que jugabas y rara vez probabas bocado-
le recordó Remus.
Y después
tú y este se iban a las cocinas y se atiborraban de comida- comento Marlene
hablando también de Sirius.
-Oye McKinnon,
en verdad seguías de cerca mis pasos he- le pico el animago.
-Claro
que no- reclamo.
-Oye Remus-
le hablo por lo bajo dora- desde hace rato me lo he preguntado, pero ¿existe
algo entre ellos o algo así?- le interrogo por fin.
-No,
pero todos estamos seguros que se quieren- aseguro el castaño- pero son muy
tercos para aceptarlo- explico.
Harry había estado observando la mesa
abarrotada de Gryffindor, preguntándose si tendría delante de las narices al
nuevo poseedor del diario de Ryddle.
Ginny
se removió incomoda en los brazos de Harry.
Hermione lo intentaba convencer de que
notificara el robo, pero a Harry no le gustaba la idea.
-Es el
mismo caso de la poción multijugos- acepto Lily- no puede revelar lo ocurrido
con el diario sin decir algo comprometedor.
Tendría que contar todo lo referente al diario
a algún profesor, ¿y cuánta gente sabía por qué habían expulsado a Hagrid hacía
cincuenta años? No quería ser él quien lo sacara de nuevo a la luz.
El
hombretón vio con cariño al chico, a pesar de la situación se demostraba que le
tenía aprecio y se sentía bien que quisiera cuidarlo.
-Nuevamente
la respuesta lógica seria Dumbledore- aseguro Bill- el sería la mejor opción
para hablar de eso.
Al abandonar el Gran Comedor con Ron y
Hermione para ir a recoger su equipo de quidditch, otro motivo de preocupación
se añadió a la creciente lista de Harry. Acababa de poner los pies en la
escalera de mármol cuando oyó de nuevo aquella voz:
-¡¿Qué?!-
gritaron James y Lily de inmediato- otra, otra vez- continuo Lily preocupada.
-Eso no
es bueno- exclamo Frank, la última vez que el chico escucho la vos fue seguido
de un ataque, tenía miedo que eso ocurriera de nuevo.
—Matar
esta vez... Déjame desgarrar... Despedazar...
Harry dio un grito, y Ron y Hermione se separaron
de él asustados.
— ¡La voz! —Dijo Harry, mirando a un lado—.
Acabo de oírla de nuevo, ¿vosotros no?
-sigue
siendo extraño que solo sea el quien escucha esa maldita voz- exclamo Alice- es
que él tiene algo que los demás no- agrego.
En ese
momento una idea surgió en algunos de los presentes, una de ella era Lily, y no
le gustaba en lo más mínimo lo que eso significaba, pero aun así necesitaba mas
información.
Ron, con los ojos muy abiertos, negó con la
cabeza. Hermione, sin embargo, se llevó una mano a la frente.
— ¡Harry, creo que acabo de comprender algo!
¡Tengo que ir a la biblioteca!
-¡No!1-
gritaron Lily, Marlene, Alice y Molly- no puedes hacer eso- continuo la señora
Weasley- ese es el peor momento para estar solo por los pasillos- agrego preocupada,
y es que ya le había tomado cariño a la castaña.
Hermione
le serio dulcemente a la pelirroja mujer mientras que ron se acervaba a ella y
la tomaba de la mano, el recuerdo de verla petrificada es de los peores que tenía.
Y se fue corriendo por las escaleras.
— ¿Qué habrá comprendido? —dijo Harry
distraídamente, mirando alrededor, intentando averiguar de dónde podía provenir
la voz.
—Muchas más cosas que yo —respondió Ron,
negando con la cabeza.
-Eso
puedes jurarlo hermanito- aseguro Fred.
-Pero
lo que nadie nunca entenderá es, que rayos vio ella en ti- agrego George.
-Aun así
no pueden negar que Hermione le ara mucho bien a nuestro hermano- comento Percy
con su clásico tono.
—Pero ¿por qué habrá tenido que irse a la
biblioteca?
—Porque eso es lo que Hermione hace siempre
—contestó Ron, encogiéndose de hombros—. Cuando le entra alguna duda, ¡a la
biblioteca!
-¡Ron!-
le reclamo la castaña dándole un golpecito con su mano libre.
-Admite
que es cierto- se defendió el pelirrojo.
Harry se quedó indeciso, intentando volver a
captar la voz, pero los alumnos empezaron a salir del Gran Comedor hablando
alto, hacia la puerta principal. Iban al campo de quidditch.
—Será mejor que te muevas —dijo Ron—. Son
casi las once..., el partido.
Lily,
Molly, Alice y Marlene les molesto eso, estaban bastantes preocupadas por lo
que podría pasar con lo de esa voz como para que le dieran tanta importancia en
un simple juego.
Harry subió a la carrera la torre de
Gryffindor, cogió su Nimbus 2.000 y se mezcló con la gente que se dirigía hacia
el campo de juego. Pero su mente se había quedado en el castillo, donde sonaba
la voz que no salía de ningún sitio, y mientras se ponía su túnica de juego en
los vestuarios, su único consuelo era saber que todos estaban allí para ver el
partido.
-No, no
todos están en el partido- comento por lo bajo Lily por lo que solo James la
pudo escuchar.
Los equipos saltaron al campo de juego en
medio del clamor del público. Oliver Wood despegó para hacer un vuelo de
calentamiento alrededor de los postes, y la señora Hooch sacó las bolas.
-Tú
solo relájate ahijado, eso te servirá para olvidarte de la mala situación-
exclamo Sirius.
-Ojalá
que sea así de simple- agrego Marlene.
Los de Hufflepuff, que jugaban de color
amarillo canario, se habían reunido para repasar la táctica en el último
minuto.
Harry acababa de montarse en la escoba cuando
la profesora McGonagall llegó corriendo al campo, llevando consigo un megáfono
de color púrpura.
Los
jóvenes del futuro y algunos de los del pasado se tensaron de inmediato, unos
porque recordaban lo que había ocurrido y los demás presintiendo lo peor.
—El partido acaba de ser suspendido —gritó
por el megáfono la profesora, dirigiéndose al estadio abarrotado. Hubo gritos y
silbidos. Oliver Wood, con aspecto desolado, aterrizó y fue corriendo a donde
estaba la profesora McGonagall sin desmontar de la escoba.
— ¡Pero profesora! —gritó—. Tenemos que
jugar... la Copa... Gryffindor...
-¿Es
que a ese solo le importa el maldito juego?- exclamaron algunos.
-Si-
respondieron de inmediato todos los que estuvieron en el equipo de quidditch
con él
-De
hecho se unió al equipo de Puddlemere United poco después de salir del colegio-
comento George.
La profesora McGonagall no le hizo caso y
continuó gritando por el megáfono:
—Todos los estudiantes tienen que volver a
sus respectivas salas comunes, donde les informarán los jefes de sus casas. ¡Id
lo más deprisa que podáis, por favor!
Luego bajó el megáfono e hizo una seña a
Harry para que se acercara.
—Potter, creo que será mejor que vengas
conmigo.
-¿Harry?,
¿qué tiene que ver con todo eso?- pregunto exasperado Sirius.
-No
puede ser- exclamo James tomando la mano de Lily, el cómo su novia tenían el presentimiento
de lo que había pasado, y no sería nada bueno.
Preguntándose por qué sospecharía de él en
aquella ocasión.
Los dos
pares de gemelos sonrieron un poco por la actitud del chico, en verdad en esos
momentos podía salir sus momentos divertidos.
Harry vio que Ron se separaba de la multitud
descontenta y se unía a ellos corriendo para volver al castillo. Para sorpresa
de Harry, la profesora McGonagall no se opuso.
Eso
solo confirmo lo que James y Lily pensaban, lo que los tenso aún más al igual
que a Molly que ya le había tomado un gran aprecio a la joven.
—Sí, quizá sea mejor que tú también vengas,
Weasley- Algunos de los estudiantes que había a su alrededor rezongaban por la
suspensión del partido y otros parecían preocupados. Harry y Ron siguieron a la
profesora McGonagall y, al llegar al castillo, subieron con ella la escalera de
mármol. Pero esta vez no se dirigían a ningún despacho.
-Estaban
esperando que los castigara o los llevaran con Dumbledore- exclamo Frank.
-Debe
aceptar que sería lógico pensarlo señor Longbottom- exclamo Hermione-como
siempre se están metiendo en problemas.
-Hay
gracias Hermione- ironizo Ron.
-No te
enojes sabes que es cierto- le dijo cariñosamente al pelirrojo.
—Esto os resultará un poco sorprendente —dijo
la profesora McGonagall con voz amable cuando se acercaban a la enfermería—. Ha
habido otro ataque... Un ataque doble.
-¡¡Doble!!-
exclamaron algunos.
-¿Pero
qué tiene que ver eso con…? hay no- exclamo Sirius volteando a ver inconscientemente
a la castaña que en ese momento había bajado la mirada.
Ya
otros jóvenes del pasado habían pensado en esa posibilidad pero esperaban estar
equivocados mientras prestaban atención a que Flitwick retomara la lectura.
A Harry le dio un brinco el corazón. La
profesora McGonagall abrió la puerta y entraron en la enfermería.
-¿Te
diste cuenta?- indago Lily viendo a su hijo.
-Presentía
que había pasado algo supongo- respondió el azabache.
La señora Pomfrey atendía a una muchacha de
quinto curso con el pelo largo y rizado. Harry reconoció en ella a la chica de
Ravenclaw a la que por error habían preguntado cómo se iba a la sala común de
Slytherin.
-La
novia de Percy- exclamo Charlie logrando que su hermano se sonrojara un poco.
Y en la cama de al lado estaba...
— ¡Hermione! —gimió Ron.
-¡¡Oh
con un demonio!!- grito Sirius.
-¡No
puede ser!- exclamo Molly- no debiste ir a la biblioteca no debiste- repitió
reprimiendo un par de lágrimas que querían salir.
-Al
parecer mamá ya te acepto en la familia- comentó George.
-Ya
oficialmente podrías ser una Weasley- agrego Fred.
Hermione yacía completamente inmóvil, con los
ojos abiertos y vidriosos.
—Las encontraron junto a la biblioteca —dijo
la profesora McGonagall—. Supongo que no podéis explicarlo. Esto estaba en el
suelo, junto a ellas...
Levantó un pequeño espejo redondo.
-Un
espejo- exclamo Alastor- muy interesante, lo más probable es que ella haya averiguara
algo, y el que tuvieran ese espejo no puede ser coincidencia.
-Es una
lástima que no les pudo decir nada a los chicos-comento Frank.
-No
exactamente, pero de eso ya se darán cuanta- afirmo Ron.
Harry y Ron negaron con la cabeza, mirando a
Hermione.
—Os acompañaré a la torre de Gryffindor —dijo
con seriedad la profesora McGonagall—. De cualquier manera, tengo que hablar a
los estudiantes.
-Después
de tanto tiempo de tranquilidad este nuevo ataque empeorara demasiado las
cosas- afirmo Marlene.
-En
especial por haber sido dos estudiantes- agrego Sirius- aunque claro, también
el ataque anterior fue doble si contamos a Nick.
—Todos los alumnos estarán de vuelta en sus
respectivas salas comunes a las seis en punto de la tarde. Ningún alumno podrá
dejar los dormitorios después de esa hora. Un profesor os acompañará siempre al
aula. Ningún alumno podrá entrar en los servicios sin ir acompañado por un
profesor. Se posponen todos los partidos y entrenamientos de quidditch. No
habrá más actividades extraescolares.
Hubo
una gran cantidad de expresiones de descontento ante eso, comprendían que esas
medidas eran para su bien, pero aun así todo parecía demasiado restrictivo.
-Por el
lado bueno, no creo que con esas medidas podrán seguir andando en las suyas-
cometo Alice a lo que algunos como
Severus resoplaron despectivamente.
-Hay
amiga- intervino Lily- como me gustaría creer que es así de fácil. No dudo que
buscaran la forma de seguir igual- agrego.
Los alumnos de Gryffindor, que abarrotaban la
sala común, escuchaban en silencio a la profesora McGonagall, quien al final
enrolló el pergamino que había estado leyendo y dijo con la voz entrecortada
por la impresión:
Todos
se sentían igual que la profesora McGonagall, nunca pensaron que su colegio
alguna vez estaría en una situación como esa.
—No necesito añadir que rara vez me he
sentido tan consternada. Es probable que se cierre el colegio si no se captura
al agresor. Si alguno de vosotros sabe de alguien que pueda tener una pista, le
ruego que lo diga.
-Ellos
no saben nada del agresor, y los que sí saben no dirán absolutamente nada-
aseguro Ted.
-Y más
porque no quieren que Hagrid se vea involucrado en ese escándalo nuevamente-
agrego Andrómeda.
-La
verdad es que su vida es bastante complicada- termino de decir el señor Tonks.
La profesora salió por el agujero del retrato
con cierta torpeza, e inmediatamente los alumnos de Gryffindor rompieron el
silencio.
—Han caído dos de Gryffindor, sin contar al
fantasma, que también es de Gryffindor, uno de Ravenclaw y otro de Hufflepuff
—dijo Lee Jordan, el amigo de los gemelos Weasley, contando con los dedos—. ¿No
se ha dado cuenta ningún profesor de que los de Slytherin parecen estar a
salvo? ¿No es evidente que todo esto proviene de Slytherin? El heredero de
Slytherin, el monstruo de Slytherin... ¿Por qué no expulsan a todos los de
Slytherin? —preguntó con fiereza. Hubo alumnos que asintieron y se oyeron
algunos aplausos aislados.
-Eso no
ayudara en nada- exclamo Frank- se están dejando guiar por el miedo y los prejuicios
y eso es lo peor que pueden hacer.
-Pero
es cierto que los Slytherin son…
-Tu
prima favorita era Slytherin Sirius- intervino Marlene antes de que Sirius dijera
algo que le podría costar la vida- así como la madre de James quien te
considera como un hijo, así que ten eso en mente cuando generalices animal.
-Y ¿tú
como sabes que mi madre era Slytherin?- interrogo James- si esa información es
completamente secreta entre nosotros.
-Lily
me dijo- respondió de inmediato.
-¿Y tu
como sabes?- le pregunto esta vez a su novia volteando a verla.
-Tu
madre me lo conto- respondió Lily- fue aquella ocasión que por casualidad nos
encontramos en callejón Diagon, pero eso no importa- le restó importancia.
Percy Weasley estaba sentado en una silla,
detrás de Lee, pero por una vez no parecía interesado en exponer sus puntos de
vista.
-Lo
cual siempre hacia aunque no se lo pidiéramos- comento Fred tratando de
aligerar un poco el denso amiente.
Estaba pálido y parecía ausente.
—Percy está asustado —dijo George a Harry en
voz baja—. Esa chica de Ravenclaw..., Penélope Clearwater..., es prefecta. Supongo
que Percy creía que el monstruo no se atrevería a atacar a un prefecto.
-Ahora sé
que estaba así porque nuestro hermanito hacia travesuras con ella- atajo George
uniéndose al intento de su gemelo.
-Ya
cierren la boca- les ordeno Percy.
-Sí, nuestro
prefecto- respondieron al unísono con un actuado saludo militar consiguiendo
que algunos sonrieran,
Pero Harry sólo escuchaba a medias. No
parecía poder olvidar la imagen de Hermione, inmóvil sobre la cama de la
enfermería, como esculpida en piedra.
-Yo
estaba igual que tú en ese aspecto colega- comento Ron que se encontraba abrazando
a Hermione con un brazo.
-Lógico,
para ustedes dos la situación debió ser mucho más fuerte que para los
demás-agrego Alice comprensivamente.
Y si no pillaban pronto al culpable, él
tendría que pasar el resto de su vida con los Dursley. Tom Ryddle había
delatado a Hagrid ante la perspectiva del orfanato muggle si se cerraba el
colegio. Harry entendía perfectamente cómo se había sentido.
Todos
podían entender en cierta medida los sentimientos de Harry, pero en particular
Dumbledore no perdía detalle de las reacciones del joven.
— ¿Qué vamos a hacer? —Preguntó Ron a Harry
al oído—. ¿Crees que sospechan de Hagrid?
-No
creo que muchos conozcan la relación que tiene Hagrid en todo eso- atajo Frank.
—Tenemos que ir a hablar con él —dijo Harry,
decidido—. No creo que esta vez sea él, pero si fue el que lo liberó la última
vez, también sabrá llegar hasta la Cámara de los Secretos, y algo es algo.
-Si en verdad
fuera cierto podría ser una buena opción- comenzó Remus.
-Pero
como no lo es, solo se arriesgaran en vano para ir a verlo- continuo Dora.
-Yo
sigo disiento que eso dos tienen algo que ver- cemento en vos baja Sirius para
que solo James lo escuchara.
-Lo sé-
respondió el azabache de la misma manera- pero por ahora solo hay que ver cómo
avanzan las cosas.
—Pero McGonagall nos ha dicho que tenemos que
permanecer en nuestras torres cuando no estemos en clase...
—Creo —dijo Harry, en voz todavía más baja—
que ha llegado ya el momento de volver a sacar la vieja capa de mi padre.
En ese
momento la sonrisa que tenía James Potter por su anterior intercambio de
palabras se borró por completo.
-Cielos
hijo, nunca creí que usarías la capa para algo tan arriesgado que podría poner
en riesgo tu salud- comento el azabache sin una pisca de diversión o complacencia
en su voz, de hecho estaba bastante preocupado.- cuando pensaba en darle la
capa a mi hijo, creí que la usaría para hacer bromas, robar comida de las
cocinas, o incluso espiar a las chicas en el baño, peo nunca creí…
-¡¿Qué?!-
se escucharon varias voces pero ninguna tan fuerte como la de Lily Evans-¡¡James
Charlus Potter, no me digas que usabas la capa para espiar a las mujeres!!-
espeto molesta ante de indignación de varia compañeras.
-¡No,
claro que no la usamos para eso!- respondió de inmediato.
-Él
tiene razón pelirroja- salió a su defensa Sirius- con tantas admiradoras detrás
de nosotros nunca tuvimos la necesidad de hacer algo como eso.
-¿Es
cierto?- le pregunto Lily esta vez a Remus.
-Sí, lo
es- respondió
-Y ¿por
qué le preguntas a él pelirroja?- indago Sirius con cierto tono de ofendido.
-Porque
a pesar de todo él siempre fue más responsable que ustedes Sirius- le aseguro Lily-
y tu- agravo viendo a Harry.
-Nunca
usamos la capa para algo semejante, te lo jugo- respondió en automático el
chico.
-Pues
más te vale que nunca lo hagas- exclamo de último cerrando la conversación y
dejando que el profesor continuará.
Harry sólo había heredado una cosa de su
padre: una capa larga y plateada para hacerse invisible. Era su única posibilidad
para salir a hurtadillas del colegio y visitar a Hagrid sin que nadie se
enterara.
-Y que
quede claro- interrumpió Lily- eso que están planeado tampoco es de mi agrado-
aseguro la pelirroja viendo con represión a los chicos.
Fueron a la cama a la hora habitual,
esperaron a que Neville, Dean y Seamus hubieran dejado de hablar sobre la
Cámara de los Secretos y se durmieran, y entonces se levantaron, volvieron a
vestirse y se cubrieron con la capa.
-Entonces
por eso estuvieron tan ausentes en nuestra plática- comento Dean.
-Aunque
claro, ustedes estaban más al tanto de lo de cámara que nosotros- agrego
Seamus.
Flitwick
relato como su recorrido fue tan conflictivo debido a los profesores, prefectos
y fantasmas que recorrían los pasillos buscando pistas.
Como, a pesar de llevar la capa invisible,
hacían el mismo ruido de siempre, hubo un instante especialmente tenso cuando
Ron se dio un golpe en un dedo del pie, y estaban muy cerca del lugar en que
Snape montaba guardia. Afortunadamente, Snape estornudó en el momento preciso
en que Ron gritó.
-¿Eso
se consideraría buena o mala suerte?- exclamo Draco.
-Por
supuesto que buena suerte Malfoy- le rebatió de inmediato Ron- o que, querías
que nos atraparan.
-Siendo
franco si, y no creo ser el único- agrego volteando a ver a las madres de los
jóvenes- si los atrapaban los regresarían a la sala común y estarían a salvo-
se explicó.
-De
cualquier forma, fue buena suerte- reitero Ron querido dejar el tema por zanjado.
Cuando finalmente alcanzaron la puerta
principal de roble y la abrieron con cuidado, suspiraron aliviados.
Era una noche clara y estrellada.
-Por lo
menos, aunque si hubiera sido una noche tormentosa hubiera sido mucho mas impactante.
-No
ayudas Sirius- exclamo Marlene.
Avanzaron con rapidez guiándose por la luz de
las ventanas de la cabaña de Hagrid, y no se desprendieron de la capa hasta que
hubieron llegado ante la puerta.
Unos segundos después de llamar, Hagrid les
abrió. Les apuntaba con una ballesta, y Fang, el perro jabalinero, ladraba
furiosamente detrás de él.
-Tú también
estabas nervioso por todo eso verdad- se lamentó Lily- en especial por que la última
vez casi te destrozan la vida.
-Cuando
volvamos trataremos de hacer algo para ayudarte- aseguro James mientras sus
otros dos amigos y su novia asentían.
-Gracias
chicos- aseguro Hagrid- pero no deben molestarse con…
-Pero
no será una molestia Hagrid- le aseguro Lily en su tono amable que quería decir
“no quiero replicas”.
— ¡Ah! —dijo, bajando el arma y mirándolos—.
¿Qué hacéis aquí los dos?
— ¿Para qué es eso? —preguntó Harry,
señalando la ballesta al entrar.
—Nada, nada... —susurró Hagrid—. Estaba
esperando... No importa... Sentaos, prepararé té.
-Pero a
quien estabas esperando- pregunto al aire Sirius.
-Al
ministerio- aseguro Dora que acomodaba a Teddy en sus piernas antes de
continuar- si fue acusado antes debió quedar algún registro, y con ese último
ataque tal vez envíen a alguien porque sospechan nuevamente de él- razono.
-Ahora
que lo dices, eso podría darle sentido a que pusieran el nombre de Funge en el
título, ya que él es el ministro.- agrego Remus.
-Ai es así
entonces la ley mágica será un desastre- exclamo Sirius molesto sin poder ver
las expresiones sombrías que ponían los chicos del futuro.
Parecía que apenas sabía lo que hacía. Casi
apagó el fuego al derramar agua de la tetera metálica, y luego rompió la de
cerámica de puros nervios al golpearla con la mano.
— ¿Estás bien, Hagrid? —Dijo Harry—. ¿Has
oído lo de Hermione?
— ¡Ah, sí, claro que lo he oído! —dijo Hagrid
con la voz entrecortada.
-Hubiera
sido un milagro que no se enterara- comento Marlene- y además esa actitud es
normal, y no solo por lo que le podía pasar, sino también porque le tiene un
gran aprecio a Hermione- algo recordando como alabo a la jovencita en un
capitulo anterior.
Miró por la ventana, nervioso. Les sirvió
sendas jarritas llenas sólo de agua hirviendo (se le había olvidado poner las
bolsitas de té). Cuando les estaba poniendo en un plato un trozo de pastel de
frutas, aporrearon la puerta.
Todos
sintieron un poco de tención, eso no podía ser nada bueno para ninguno.
Se le cayó el pastel. Harry y Ron intercambiaron
miradas de pánico, se echaron encima la capa para hacerse invisibles y se
retiraron a un rincón oculto. Tras asegurarse de que no se les veía, Hagrid
cogió la ballesta y fue otra vez a abrir la puerta.
-No me
gusta que estén ahí, pero aun así, gracias Hagrid por preocuparte por ellos- exclamo
Lily.
-Descuida
pequeña, en ese momento ellos lo que menos necesitan son más problemas- respondió
el semi gigante.
—Buenas noches, Hagrid.
Era Dumbledore. Entró, muy serio, seguido por
otro individuo de aspecto muy raro.
Flitwick
leyó la descripción de cómo estaba vestido Fudge.
— ¡Es el jefe de mi padre! —Musitó Ron—.
¡Cornelius Fudge, el ministro de Magia!
Harry dio un codazo a Ron para que se
callara.
-En
serio hermanito, esa información podría haber esperado no lo crees- atajo Fred
con sorna.
-Como
por ejemplo cuando no se estén escondiendo de alguien que tienen en frente-
apoyo Fred.
-Sí, cometí
un error está bien, no tienen que restregármelo en la cara, saben- atajo el joven.
-Si lo
sabemos hermanito- dijo Fred
-Pero
es muy divertido hacerlo- termino George con una sonrisa igual a la de su
hermano gemelo.
Hagrid estaba pálido y sudoroso. Se dejó caer
abatido en una de las sillas y miró a Dumbledore y luego a Cornelius Fudge.
-No
dudo que estuvieras mal colega- aseguro James sintiendo pena por su amigo.
-Y más
con ese maldito incompetente- agregó Sirius.
— ¡Feo asunto, Hagrid! —dijo Fudge,
telegráficamente—. Muy feo. He tenido que venir. Cuatro ataques contra hijos de
muggles. El Ministerio tiene que intervenir.
—Yo nunca... —dijo Hagrid, mirando implorante
a Dumbledore—. Usted sabe que yo nunca, profesor Dumbledore, señor...
-Eso es
cierto- aseguro Sirius- es decir, que tan idiota puede ser una persona como
para creer que el haya abierto la cámara de… un par de carraspeos y una risa interrumpió
su afirmación.
Los
carraspeos vinieron de Ron y Harry que se molestaron ya que ellos si habían pensado
en un momento que Hagrid había abierto la cámara, y la risa venia de Draco
Malfoy que no podían reprimirla por mucho que lo intentara.
-¿Qué?,
¿pero por qué me ven con esos…? a ya… ustedes cayeron que Hagrid…bueno lo que
quería decir, es que bueno
-Mejor
no digas nada Sirius- intervino Marlene- a no ser que esta vez quieras que te
dejen clavo.
-Sí,
buen consejo McKinnon- respondió llevándose las manos a la cabeza aplastando su
cabello para verificar que aún seguía ahí.
—Quiero que quede claro, Cornelius, que
Hagrid cuenta con mi plena confianza
—dijo Dumbledore, mirando a Fudge con el entrecejo fruncido.
—Mira, Albus —dijo Fudge, incómodo—. Hagrid
tiene antecedentes. El Ministerio tiene que hacer algo... El consejo escolar se
ha puesto en contacto...
-Esa no
es razón para ir con Hagrid- espeto Frank- debe de realizar una verdadera
investigación antes de acusar a alguien.
—Aun así, Cornelius, insisto en que echar a
Hagrid no va a solucionar nada —dijo Dumbledore. Los ojos azules le brillaban
de una manera que Harry no había visto nunca.
-Podría
ser cólera o indignación por la injusticia que están cometiendo- opino Arthur.
-Deberíamos
poner a nuestro director en lugar de ese Fudge como ministro- comento Sirius-
él tiene mucha apreciación en el mundo mágico, no sería difícil.
-Es muy
amable de su parte joven Black- dijo Dumbledore- pero creo que el mejor lugar
para mi es en Hogwarts moldeando a las mentes de los jóvenes- exclamo.
La
mayoría pensó en la gran devoción que debía sentir el profesor para su puesto,
aunque por su parte Harry sabia la razón por la que despreciaba el puesto de
ministro.
—Míralo desde mi punto de vista —dijo Fudge,
cogiendo el sombrero y haciéndolo girar entre las manos—. Me están presionando.
Tengo que acreditar que hacemos algo.
-Tengo
una mejor idea, ¿por qué no hacen algo verdaderamente?- espeto Hermione cansada
por la actitud del ministro, al parecer
siempre era igual. Por su parte varios compañeros se impresionaron por esa
reacción de la castaña.
Si se demuestra que no fue Hagrid, regresará
y no habrá más que decir.
-Solo está
actuando a ciegas, ni siquiera sabe lo que está haciendo- exclamo Remus en tono
molesto.
-Hace que
de vergüenza trabajar con en el ministerio- agrego Dora en el mismo tono
Pero tengo que llevármelo. Tengo que hacerlo.
Si no, no estaría cumpliendo con mi deber...
Tanto
Remus como Hermione fufaron molestos por dicha aseveración.
— ¿Llevarme? —dijo Hagrid, temblando—.
¿Llevarme adónde?
—Sólo por poco tiempo —dijo Fudge, evitando
los ojos de Hagrid—. No se trata de un castigo, Hagrid, sino más bien de una
precaución. Si atrapamos al culpable, a usted se le dejará salir con una
disculpa en toda regla.
-Claro,
todos quieren una maldita disculpa del ministerio- increpo Sirius molesto.
— ¿No será a Azkabán? —preguntó Hagrid con
voz ronca.
Algunos
de los presentes sintieron un estremecimiento al pensar en la dicho lugar, aun
cuando nuca habían puesto un pie en ese lugar, sabían por relatos lo horrible
que puede ser ese lugar.
-Enviarlo
ahí solo por una simple sospecha, eso un verdadero abuso- aseguro Frank-
dejarlo ahí con esos malditos guardias.
-En
verdad debemos de hacer algo al respecto- aseguro James.
Antes de que Fudge pudiera responder,
llamaron con fuerza a la puerta.
Abrió Dumbledore. Ahora fue Harry quien
recibió un codazo en las costillas, porque había dejado escapar un grito
ahogado bien audible.
-Hay pequeño
Potter no cabe duda de porque eres amigo
de nuestro Ron- comento con sorna Fred
-Por
otra parte, ¿de quien se pudo tratar para que actuaras así?- indago George.
El señor Lucius Malfoy entró en la cabaña de
Hagrid con paso decidido, envuelto en una capa de viaje negra y con una gélida
sonrisa de satisfacción.
-Tu
maldito infeliz- increpo de inmediato Sirius ante la mirada desafiante de
Lucius- tenías que estar metido en toda esa mierda verdad.
-¡Sirius!-
les reclamaron Marlene, Lily y McGonagall.
-Pero
es cierto, cuando todo eso termine más te vale cuidarte las espaldas- aseguro
sombríamente el animago
Fang se puso a aullar.
— ¡Ah, ya está aquí, Fudge! —dijo complacido
al entrar—. Bien, bien...
— ¿Qué hace usted aquí? —le dijo Hagrid
furioso—. ¡Salga de mi casa!
-Seria
hermoso que lo pudieras poner en su lugar amigo-comento Fabián.
-Pero
sería muy difícil con ese Fudge ahí- agrego Gideon.
—Créame, buen hombre, que no me produce
ningún placer entrar en esta... ¿la ha llamado casa? —repuso Lucius Malfoy
contemplando la cabaña con desprecio
Los
amigos del semi gigante apretaron los puños molestos mientras que Draco bajaba
la cabeza decepcionado, esa actitud fue lo único que recibió de su adre, y
ahora se arrepentía enormemente por eso.
Simplemente, he ido al colegio y me han dicho
que el director estaba aquí.
— ¿Y qué es lo que quiere de mí, exactamente,
Lucius? —dijo Dumbledore. Hablaba cortésmente, pero aún tenía los ojos azules
llenos de furia.
-Al
profesor tampoco le agrada Malfoy- comento Remus- un asqueroso mortifago que si
se merece estar en Azkabán- agrego con molestia.
-Ya
tranquilo Remus, no vale la pena que te enojes por “ese”- dijo Dora poniendo la
mano sobre su hombro para tratar de tranquilizarlo, lo que resulto bastante más
simple de lo que había pensando.
—Es lamentable, Dumbledore —dijo
perezosamente el señor Malfoy, sacando un rollo de pergamino—, pero el consejo
escolar ha pensado que es hora de que usted abandone.
-¡¿Qué?!-
gritaron varios estudiantes.
-Si
sacan a Dumbledore las cosas serán aún peores- increpo sin pensar Alice
poniendo nerviosos a varios de los presentes, entre ellos Lily y Molly por el
futuro de sus hijos.
-Pero
en qué demonios tiene en la cabeza ese consejo- increpo James.
-Intimidación-
aseguro Alastor- como si fuera obvio que ese maldito de Malfoy los haya
intimidado- entonces nuevas miradas de odio se dirigieron al rubio mayor.
Aquí traigo una orden de cese, y aquí están
las doce firmas. Me temo que este asunto se le ha escapado de las manos.
¿Cuántos ataques ha habido ya? Otros dos esta tarde, ¿no es cierto? A este
ritmo, no quedarán en Hogwarts alumnos de familia muggle, y todos sabemos el
gran perjuicio que ello supondría para el colegio.
-Si
calo, como si le importaran muchos los estudiantes- aseguro Fabián.
-No estaría
mal que nosotros le hiciéramos una visita- agrego Gideon en tono sombrío, si se
decidían a hacerlo, no realizarían simples bromas.
-¡¡Fabián,
Gideon ya tranquilícense!!- les reclamo Molly sabiendo por donde iban sus
pensamientos.
-Si hermanita-
respondieron al unísono, aunque sin descartar la idea.
— ¿Qué? ¡Vaya, Lucius! —Dijo Fudge,
alarmado—, Dumbledore cesado... No, no..., lo último que querría, precisamente
ahora...
-Por lo
menos reconoce a Dumbledore por lo que es- aseguro Ted.
-Sí,
pero solo cuando es conveniente para él- intervino Ron- ya verán en quinto
libro lo que hace el muy…
-¡¡Ron!!-
le reprendió Hermione antes de terminar la oración.
—El nombramiento y el cese del director son
competencia del consejo escolar, Fudge —dijo con suavidad el señor Malfoy—. Y
como Dumbledore no ha logrado detener las agresiones...
—Pero, Lucius, si Dumbledore no ha logrado
detenerlas —dijo Fudge, que tenía el labio superior empapado en sudor—, ¿quién
va a poder?
-Eso es
cierto, no puede haber alguien mejor que Dumbledore para detener todo
eso-aseguro Minerva ante la aprobación de casi todos los presentes.
-En
serio me alaba profesora McGonagall- hablo en anciano director- pero creo tener
una idea de quien mas podría detener los ataques, o más bien, quienes-dijo
viendo a los tres jóvenes con una sonrisa enigmática que no muchos habían visto
en él.
—Ya se verá —respondió el señor Malfoy con
una desagradable sonrisa—. Pero como los doce hemos votado...
-¿Es
parte de consejo?- se extrañó Dora.
-Sí,
pero solo porque le convenía- respondió Draco de inmediato.
Hagrid se levantó de un salto, y su enredada
cabellera negra rozó el techo.
— ¿Y a cuántos ha tenido que amenazar y
chantajear para que accedieran, eh, Malfoy? —preguntó.
-Si me
lo preguntan a mi diría que a todos- aseguro Ron- solo así consigue las cosas.
-No
exactamente- comento Draco como quien no quiere.
-¿Que
dices?- le pregunto el pelirrojo.
-Pues
de las “donaciones” que hacía a algunos miembros del ministerio- respondió de
inmediato.
-Ha si
clero- acepto Ron.
—Muchacho, muchacho, por Dios, este
temperamento suyo le dará un disgusto un día de éstos —dijo Malfoy—. Me permito
aconsejarle que no grite de esta manera a los carceleros de Azkabán. No creo
que se lo tomen a bien.
A nadie
le gusto el comentario del rubio, todos detestaban a esos maldito guardias.
-Es una
pena que ya no estén ahora que está en prisión- comento con malignidad Ron por
lo bajo.
-Aun así
es mejor que ya no estén- aseguro Hermione.
— ¡Puede quitar a Dumbledore! —Chilló Hagrid,
y Fang, el perro jabalinero, se encogió y gimoteó en su cesta—. ¡Lléveselo, y
los alumnos de familia muggle no tendrán ni una oportunidad! ¡Y habrá más
asesinatos!
-¡O por
dios no!- exclamo Lily asustada tapándose la boca con las manos.
-Yo, ciento
lo dije Lily- se disculpó Hagrid.
-No te
preocupes- le restó importancia james abrazando a su novia- todos sabemos lo
que quieres decir, pero aun así es un poco difícil oírlo- agrego y con una
mueca con la cabeza le pidió al profeso que continuara.
—Cálmate, Hagrid —le dijo bruscamente
Dumbledore. Luego se dirigió a Lucius Malfoy—. Si el consejo escolar quiere mi
renuncia, Lucius, me iré.
—Pero... —tartamudeó Fudge.
— ¡No! —gimió Hagrid.
-La
ausencia el director empeoro todo- exclamo Fred.
-Cierto,
a nosotros ni nos daban ganas de hacer bromas- agrego George.
-Y
luego fue pero con lo de…- ya no pudo seguir, pero todos los Weasley del futuro
Harry, Hermione y algunos mas sabían perfectamente que era lo que el pelirrojo
quiso decir.
-¿Qué
fue lo que paso?- pegunto Molly sintiendo una particular inquietud por las miradas
sombrías de todos sus hijos.
-Ya lo
oirás mamá- aseguro George que no quería hablar del tema.
Dumbledore no había apartado sus vivos ojos
azules de los ojos fríos y grises de Malfoy.
—Sin embargo —dijo Dumbledore, hablando muy
claro y despacio, para que todos entendieran cada una de sus palabras—, sólo
abandonaré de verdad el colegio cuando no me quede nadie fiel. Y Hogwarts
siempre ayudará al que lo pida.
-Esa
siempre ha sido su frase en tiempos difíciles- comento Remus.
-No lo
dudo, este lugar es un refugio en más de una manera- agrego Dora.
Durante un instante, Harry estuvo convencido
de que Dumbledore les había guiñado un ojo, mirando hacia el rincón donde Ron y
él estaban ocultos.
-Usted sabía
que estaban ahí escondidos- exclamo sorprendido Sirius.
-Creo
que los debí de haber percibido de alguna forma- respondió el director.
-En ese
caso lo que dijo pudo estar dirigido más a los chicos que a ese maldito de
Lucius- agrego James.
-Pues
eso quedo plasmado en la mente de Harry por mucho tiempo- aseguro Hermione al
recordar los relatos de las pláticas que había tenido con Scrimgeour.
—Admirables sentimientos —dijo Malfoy,
haciendo una inclinación—. Todos echaremos de menos su personalísima forma de
dirigir el centro, Albus, y sólo espero que su sucesor consiga evitar los...
asesinatos.
-Y ¿quién
fue el que quedó en su puesto?- pregunto Sirius teniendo cuidado de no hablar
despectivamente, pues si se trataba de alguien conocido sería malo para él.
-Fue la
profesora McGonagall- respondió Harry- pero no duro mucho tiempo en el puesto,
antes de terminar el curso Dumbledore regreso.
-Valla Sirius,
y pensé que dirías algo malo del sucesor de Dumbledore- comento Marlene.
-De
hecho si lo iba a decir, pero ya había cometido ese error antes- exclamo.
-Muy
bien Sirius, ya aprendiste algo, ten galletita- dijo sacando una galleta.
-Hey,
no me trates como perro- le reclamo- dame eso- agrego quitándole la galleta
provocando varias risas de sus amigos y un disgusto de la jóvenes que lo pretendían,
al parecer estaban perdiendo mucho terreno.
Se dirigió con paso decidido a la puerta de
la cabaña, la abrió, saludó a Dumbledore con una inclinación y le indicó que
saliera. Fudge esperaba, sin dejar de manosear su sombrero, a que Hagrid pasara
delante, pero Hagrid no se movió, sino que respiró hondo y dijo pausadamente:
—Si alguien quisiera desentrañar este
embrollo, lo único que tendría que hacer es seguir a las arañas. Ellas lo conducirían.
Eso es todo lo que tengo que decir. —Fudge lo miró extrañado
-Sí,
eso fue muy útil- susurro Ron aun molesto por esa “aventura” por la que
tuvieron que pasar.
-Pero
al final si fue útil, así descubrieron donde estaba la entrada- comento Hermione
en el mismo tono.
-Sí,
pero aun si no me gusto- reitero.
-¿Por qué
tanto murmullo con tu novia hermanito?- le desafío Fred.
-¿Están
planeando algo de acción para esta noche?- les pico George consiguiendo un
sonrojo de la pareja.
-Solo
es lo mismo que Harry y yo planeamos hacer- ataco Ginny en defensa de su amiga
cerrándoles la boca, claramente eso disgusto a los pelirrojos, avergonzó un
poco a Harry y consiguió que James sonriera y apoyara el comentario levantando
el pulgar- profesor, podría continuar- le solicito cortésmente.
—De acuerdo, ya voy —añadió, poniéndose el
abrigo de piel de topo. Cuando estaba a punto de seguir a Fudge por la puerta,
se detuvo y dijo en voz alta—: Y alguien tendrá que darle de comer a Fang
mientras estoy fuera.
-Valla,
ese si fue un comentario muy sutil de tu parte amigo- ironizo Gideon.
-Bueno,
solo quería asegúrame que hubiera alguien que cuidara de el- exclamo Hagrid-
además, no creo que él lo tomara en cuanta.
-Ciertamente
no lo hizo- aseguro Ron
La puerta se cerró de un golpe y Ron se quitó
la capa invisible.
—En menudo embrollo estamos metidos —dijo con
voz ronca—. Sin Dumbledore. Podrían cerrar el colegio esta misma noche. Sin él,
habrá un ataque cada día.
Nuevamente
a nadie le gusto ese comentario pues sabían que podía ser muy posible que
ocurriera.
Fang se puso a aullar, arañando la puerta.
-Es el
final del capítulo-informo el profesor Flitwick dejando el libro sobre la mesa.
-Muy
bien, un capítulo más y podemos cenar para irnos a dormir- informo el director-
por lo pronto, hay algún voluntario para…
La
pregunta del profesor quedo en el aire ya que fue interrumpido por un fuerte
ruido proveniente del otro costado del gran comedor, muchos se impresionaron
por ocurrido y voltearon a ver qué pasaba, de entre una llamarada salida de
quien sabe dónde surgió un ave carmesí
con una cola dorada y brillante.
espero que ya se descubra todo el lió del heredero y la cámara espero a ver que van a hacer con malfoy se merece una buena claro malfoy padre
ResponderEliminar