martes, 23 de septiembre de 2014

Capítulo 34.- Cornelius Fudge

-Si me permiten,  a mí me gustaría leer un capitulo- exclamo el profesor Flitwick desde la mesa de profesores.
-Muy bien- dijo Dumbledore y con un pase de la varita el libro fue flotando de la mesa en donde se encontraba Snape hasta las manos de Flitwick.
-Estupendo- hablo el pequeño profesor recibiendo el libro y habiéndolo en el siguiente capítulo- el título es “Cornelius Fudge”
-¿Pero qué tiene que ver ese idiota en la historia?- espeto Sirius.
-En verdad no recuerdas, fue el quien se convirtió en ministro- exclamo Marlene.
-O cierto, eso solo les traerá más problemas- aseguro.
-No tienes ni idea- le apoyo Ron antes de que Flitwick comenzara la lectura.
Harry, Ron y Hermione siempre habían sabido que Hagrid sentía una desgraciada afición por las criaturas grandes y monstruosas.
-Cualquiera que conozca a Hagrid sabían eso- aseguro Frank.
Durante el curso anterior en Hogwarts había intentado criar un dragón en su pequeña cabaña de madera, y pasaría mucho tiempo antes de que pudieran olvidar al perro gigante de tres cabezas al que había puesto por nombre Fluffy.
-Y eso solo fue en un año de escuela- exclamo Fred.
-Imaginen lo que aún hace falta- secundo George.
-Eso sin mencionar esas cosas que tuvimos que cuidar en cuarto año- agrego Draco- que por cierto sigo sin tener idea de qué demonios eran.
-¿Qué clase de animales eran?- pregunto Marlene curiosa.
-Supongo que la descripción estará en el libro cierto- aseguró Lily.
Harry estaba seguro de que si, de niño, Hagrid se enteró de que había un monstruo oculto en algún lugar del castillo, hizo lo imposible por echarle un vistazo. Seguro que le parecía inhumano haber tenido encerrado al monstruo tanto tiempo y debía de pensar que el pobre tenía derecho a estirar un poco sus numerosas piernas.
-Bueno, realmente Hagrid siempre le tiene mucha estima a esas criaturas-aseguro James.
-Siempre dice que son criaturas incomprendidas- agrego Sirius- aunque en ocasiones esas criaturas si pueden ser peligrosas.
-Hacia lo mismo en su época- pregunto Ron.
-Bueno, si lo había hecho- respondió Remus- lo más fuerte que ocurrió en nuestro tiempo fue cuando comenzó a criar a esos hipogrifos salvajes- eso sorprendió bastante a los del futuro.
-Y ustedes con mucho orgullo lo estuvieron ayudando- les acuso Lily.
-Tú también lo hiciste querida- le recordó James- fuiste tú quien le enseño como acercarse a ellos en primer lugar.
-Este yo, simplemente no quería que saliera lastimado- se defendió la pelirroja, aunque el sonrojo en sus mejillas daban a entender otra cosa a los que veían divertidos a la mujer, entre ellos su hijo.
Podía imaginarse perfectamente a Hagrid, con trece años, intentando ponerle un collar y una correa. Pero también estaba seguro de que él nunca había tenido intención de matar a nadie.
-Por supuesto que no- aseguro Fabián con una gran seguridad.
-Solo es aspecto de nuestro Hagrid es intimidante- agrego Gideon.
-Pero por dentro es bastante noble- termino el primer hermano.
Harry casi habría preferido no haber averiguado el funcionamiento del diario de Ryddle.
-Y si no lo hubieras averiguado aun estaría obsesionado por descubrir cómo funcionaba- exclamo Remus.
-Adivino, es exactamente como actuarían sus padres ¿verdad?- indago Dora viendo como el licántropo asentía.
-Muy bien sobrina, esperemos que Teddy haya heredado tu sagacidad- exclamo Sirius- y también la de Remus- agrego.
-¡Sirius!, ¿en verdad debo causarte dolor para que te calles?- recalco el oji miel un tanto molesto.
-En teoría no- hablo Marlene- pero las evidencias nos dicen todo lo contrario.
Ron y Hermione le pedían constantemente que les contase una y otra vez todo lo que había visto, hasta que se cansaba de tanto hablar y de las largas conversaciones que seguían a su relato y que no conducían a ninguna parte.
-¿Cuánto tiempo estuvieron en eso?- les pregunto Frank.
-Bastante- respondió Hermione- pero necesitábamos que Harry nos dijera todos los detalles de lo que vivió, así tal vez podríamos ver algo que él no vio.
-Pero al final nos quedamos igual- aseguro Ron- así que solo perdimos el tiempo murmurando entre nosotros.
-Sí, pero eso ya era común en ustedes- atajo Neville sonriendo.
—A lo mejor Ryddle se equivocó de culpable —decía Hermione—. A lo mejor el que atacaba a la gente era otro monstruo...
— ¿Cuántos monstruos crees que puede albergar este castillo? —le preguntó Ron, aburrido.
-Muchos más de los que crees hermanito- aseguró Fred sonriendo.
-Ahí tienen a Fluffy- apoyo George.
-Aunque claro el solo estuvo un año.
-Pero por otra parte…
-¡Ya guarden silencio y deje que el profesor continúe leyendo!- les reclamo Molly a sus hijos gemelos.
—Ya sabíamos que a Hagrid lo habían expulsado —dijo Harry, apenado—. Y supongo que entonces los ataques cesaron. Si no hubiera sido así, a Ryddle no le habrían dado ningún premio.
-Bueno, ese sería un buen razonamiento- exclamo Lily.
-En lo personal me parece muy conveniente- hablo Alastor con su tono gruñón- me parece curioso que los ataques cesaran tomando en cuenta que Hagrid no fue el responsable.
-Es posible que el verdadero responsable decidió aprovechar ese incidente para ocultarse- propuso Dora.
-Pero que relación podría tener con los ataques actuales- atajo Sirius.
-Hay algo que debe unir todo- exclamo Lily- pero creo que ese tal Ryddle tiene mucho que ver.
Harry y Dumbledore vieron a la pelirroja con curiosidad y orgullo, a pesar de que ya era muy evidente lo perceptiva que podía ser esa mujer.
-Te será muy difícil ocultarle algo si llegas a vivir con ellos- le comento Ron en un susurro.
Ron intentó verlo de otro modo.
—Ryddle me recuerda a Percy.
El pelirrojo aludido bajo la cabeza apenado mientras que Ron le regalaba una sonrisa de disculpa.
Pero ¿por qué tuvo que delatar a Hagrid?
—El monstruo había matado a una persona, Ron —contestó Hermione.
—Y Ryddle habría tenido que volver al orfanato muggle si hubieran cerrado Hogwarts —dijo Harry—. No lo culpo por querer quedarse aquí.
-Créeme que yo te entiendo perfectamente ahijado- le aseguro Sirius, y aunque no lo dijera Severus también era capaz de entender a eso dos, al parecer tenían mucho masen común de lo que podían imaginar
Ron se mordió un labio y luego vaciló al decir:
—Tú te encontraste a Hagrid en el callejón Knockturn, ¿verdad, Harry?
—Dijo que había ido a comprar un repelente contra las babosas carnívoras —dijo Harry con presteza.
-No quieres creer que es el culpable, cierto querido- le hablo Lily a su hijo.
-Pues no- respondió con simpleza.
-Y no deberías hacerlo- aseguro James- en especial si eso viene de un maldito diario de quien sabe dónde demonios habrá salido.
-Es que ese libro tiene algo siniestro-agrego Arthur con preocupación.
Se quedaron en silencio. Tras una pausa prolongada, Hermione tuvo una idea elemental.
— ¿Por qué no vamos y le preguntamos a Hagrid?
-O si, eso en verdad funcionaria- comento Sirius- hoye Hagrid, de casualidad no has soltado algo peludo y siniestro estos días- algunos, incluso en semi gigante, rieron un poco por dicha pregunta.
-De hecho Ron dijo algo similar- comento Harry antes de permitir que el profesor continuara.
—Sería una visita muy cortés —dijo Ron—. Hola, Hagrid, dinos, ¿has estado últimamente dejando en libertad por el castillo a una cosa furiosa y peluda?
Otro par de risas se escucharon mientras que los gemelos Weasley y Prewet felicitaban a Ron, los primero con algunas palmaditas y los segundos levantando sus pulgares.
-Bueno es que es cierto, como le podrían preguntar al respecto, ni si quiera les quiso contar la razón de su expulsión- razono Marlene.
-Si lo sé, pero en ese momento era la única pista que podíamos seguir- se justificó Hermione quien fue la que propuso la idea.
Al final, decidieron no decir nada a Hagrid si no había otro ataque, y como los días se sucedieron sin siquiera un susurro de la voz que no salía de ningún sitio, albergaban la esperanza de no tener que hablar con él sobre el motivo de su expulsión.
-Eso suponiendo que lograran hacerlo hablar- comento Gideon.
-Por lo que sabemos ustedes tres fueron los únicos que se enteraron del motivo de su expulsión- agrego Fabián.
-Y no fue por la misma voz de Hagrid- termino nuevamente Gideon.
Ya habían pasado casi cuatro meses desde que petrificaron a Justin y a Nick Casi Decapitado, y parecía que todo el mundo creía que el agresor, quienquiera que fuese, se había retirado, afortunadamente.
-Valla, un salto en el tiempo un tanto drástico no- comento Charlie.
-¿Y que podríamos poner en ese tiempo?- cuestiono Ron- nos levantamos tempranos, nos vestimos y fuimos a desayunar.
-Fuimos a las clases perdimos el tiempo con Lockhart y nos peleamos con Snape- agrego Harry.
-Fuimos a comer y Ron casi se ahoga con un pedazo de papa asada- contribuyo Hermione.
-Ellos tienen razón- aseguro Tonks- mejor saltémonos esas partes que no tiene nada que ver.
Peeves se había cansado por fin de su canción ¡Oh, Potter, eres un zote!; Ernie Macmillan, un día, en la clase de Herbología, le pidió cortésmente a Harry que le pasara un cubo de hongos saltarines.
-Muy bien, pero aun así recibirá su merecido- exclamo Sirius preocupado nuevamente a Ernie.
-Pero que rencoroso eres Black- le acuso un tanto divertida Marlene que recibió una dulce sonrisa del aludido.
 Y en marzo algunas mandrágoras montaron una escandalosa fiesta en el Invernadero 3. Esto puso muy contenta a la profesora Sprout.
—En cuanto empiecen a querer cambiarse unas a las macetas de otras, sabremos que han alcanzado la madurez —dijo a Harry—. Entonces podremos revivir a esos pobrecillos de la enfermería.
-¿Cómo es posible que a esas plantas les permitan que celebren, y a nosotros nos castiguen por hacer una inocente fiesta en…?
-¡Porque para nada era inocente James Potter- le acuso Lily molesta- o quieres que te recuerde en que condiciones te encontré en esa ocasión!
-Fue la primera vez que terminaste en la enfermería por culpa de Lily- recordó Remus en ese momento- yo en tu lugar dejaría de hablar- James asintió y guardo silencio.
-Por lo menos en esa ocasión no tuvieron que escuchar conversaciones ajenas- aseguró Alice- pero ¿por qué se lo dijo a Harry’
-Él fue acusado por los ataques no, a parte de los petrificados el más afectado fue Harry- respondió Frank- cuando ellos se recuperaran podían dar claridad al asunto.
Durante las vacaciones de Semana Santa, los de segundo tuvieron algo nuevo en que pensar. Había llegado el momento de elegir optativas para el curso siguiente, decisión que al menos Hermione se tomó muy en serio.
-Lógico- exclamaron los merodeadores y los dos pares de gemelos ante la mirada severa de la castaña.
—Podría afectar a todo nuestro futuro —dijo a Harry y Ron, mientras repasaban minuciosamente la lista de las nuevas materias, señalándolas.
—Lo único que quiero es no tener Pociones —dijo Harry.
-Eso es imposible- aseguro Lily- es de las clases básicas que se llevan, además de que es muy útil aprender a elaborar pociones.
-Si al menos tuvieran a un maestro que en verdad les enseñara a todos por igual no tendrías ese problema- agrego James viendo con severidad a Snape. Por su parte Severus tuvo el impulso de responderle, pero no considero que fuera momento para hacerlo.
—Imposible —dijo Ron con tristeza—. Seguiremos con todas las materias que tenemos ahora. Si no, yo me libraría de Defensa Contra las Artes Oscuras.
-Nuevamente, el problema no es la materia, sino la forma en que el maestro da la clase- aseguro Remus- sobre todo en una clase tan importante como esa- agrego, pues se le daba mejor esa clase que pociones.
-De seguro tú serias mejor profesor lunático- aseguro Sirius.
-Sin duda lo seria- aprobó con bastante entusiasmo Dora.
— ¡Pero si ésa es muy importante! —dijo Hermione, sorprendida.
—No tal como la imparte Lockhart —repuso Ron—. Lo único que me ha enseñado es que no hay que dejar sueltos a los duendecillos.
-Bueno, algo es algo hermanito- bromeo Fred de inmediato.
Neville Longbottom había recibido carta de todos los magos y brujas de su familia, y cada uno le aconsejaba materias distintas. Confundido y preocupado, se sentó a leer la lista de las materias y les preguntaba a todos si pensaban que Aritmancia era más difícil que Adivinación Antigua.
-Hay hijo- se lamentó Alice- eso depende de tus cualidades.
-Lo se mamá, pero en ese entonces era muy inseguro- comento Neville- aun así creo que elegí bien mis materias- aseguro sonriente, y más porque por un momento pensó que tal vez les peguntaría algo de ellos, y es que aún no les contaba en que condiciones estaban en el futuro.
Dean Thomas, que, como Harry, se había criado con muggles, terminó cerrando los ojos y apuntando a la lista con la varita mágica, y escogió las materias que había tocado al azar.
Algunos exclamaron algunas risas mientras que el aludido bajaba la cabeza con un poco de vergüenza.
Hermione no siguió el consejo de nadie y las escogió todas.
-¡¿Todas?!- exclamaron algunos- pero ¿cómo es posible?- continúo Fabián.
-¿Que aras si se cruzan los horarios he?- pregunto Gideon.
-A no ser que- comenzó Lily viendo con curiosidad a la castaña.
-A claro-expreso James- entonces sería igual que tu Lis
-¿De qué están hablando?- les pregunto Sirius.
-Ya lo averiguaras- dijeron los dos a la par.
Harry sonrió tristemente al imaginar lo que habrían dicho tío Vernon y tía Petunia si les consultara sobre su futuro de mago. Pero alguien lo ayudó: Percy Weasley se desvivía por hacerle partícipe de su experiencia.
-Bueno, por muy petulante que sea en ese aspecto si podría dar buenos consejos- aseguró George
-Sí, de algo debía valer que fuera un prefecto perfecto- apoyo Fred.
—Depende de adónde quieras llegar, Harry —le dijo—. Nunca es demasiado pronto para pensar en el futuro, así que yo te recomendaría Adivinación.
Alice y McGonagall bufaron un tanto molestas, a ninguna de ellas le agradaba realmente esa clase por ser demasiado imprecisa.
La gente dice que los estudios muggles son la salida más fácil, pero personalmente creo que los magos deberíamos tener completos conocimientos de la comunidad no mágica, especialmente si queremos trabajar en estrecho contacto con ellos. Mira a mi padre, tiene que tratar todo el tiempo con muggles.
-Eso es verdad- aseguro Arthur- hay muchos trabajaos, y no solo en el ministerio, donde la interacción con muggles es muy importante.
-Sí, pero esa clase solo sirve para los hijos de magos- aseguro Sirius- Harry ha crecido con muggles por lo que esa clase no es útil- en ese momento se escuchó una leve risa de parte de Lily.
-Lo siento- se disculpó la peli roja- pero es que recordé la ropa que james uso en invierno porque decía que quería ir  a conocer a mis padres- entones se escucharon más risas mientras el aludido se sonrojaba.
-Pero esa si era ropa muggle- se defendió el azabache.
-Sí, pero de hace cincuenta o sesenta años- atajo Lily- la verdad ese conjunto de ropa solo se lo había visto a una foto de mi abuelo jeje- se siguió burlando. Cuando todos se clamaron Flitwick continúo con la lectura.
A mi hermano Charlie siempre le gustó el trabajo al aire libre, así que escogió Cuidado de Criaturas Mágicas. Escoge aquello para lo que valgas, Harry.
-¡Quidditch!- exclamo de inmediato James.
-Hay por Merlín- atajo Lily- ¿es qué ustedes solo piensan en eso?
-Pero es cierto querida, es el mejor jugador en mucho tiempo, y solo imagina la fama y la fortuna que podría tener si se vuelve profesional.
-Una fama que no le interesa tener y una fortuna que no le hace falta- contraataco Lily- pero bueno, si es lo que le gusta hacer, no podemos impedírselo- agregó ante un gesto triunfal de su novio.
Pero lo único que a Harry le parecía que se le daba realmente bien era el quidditch.
En ese momento Alastor soltó un bufido de reprobación, si el solamente era bueno para ese juego, entonces e se comería su sombrero, había demostrado tener muchas más cualidades para ser más que un simple jugador de quidditch.
Terminó eligiendo las mismas optativas que Ron, pensando que si era muy malo en ellas, al menos contaría con alguien que podría ayudarle.
-Es parecido a lo que hicieron estos dos- comento Remus- solo que ellos pensaron que no eran buenos por lo menos tendrían alguien con quien platicar en medio de la clase
-Entonces ¿tú no los acompañaste?- indago la metamorfomaga.
-En las optativas no, yo coloque las clases que mejor me iban- aseguró el hombre.
A Gryffindor le tocaba jugar el siguiente partido de quidditch contra Hufflepuff.
Los fanáticos al juego se pusieron a celebrar en ese momento mientras que los no fanáticos solo rodaron los ojos, no entendían como podrían darle importancia eso dad a la situación que estaban viviendo.
Wood los machacaba con entrenamientos en equipo cada noche después de cenar, de forma que Harry no tenía tiempo para nada más que para el quidditch y para hacer los deberes.
-Bueno, al menos hacías tus deberes- comentó Lily.
Sin embargo, los entrenamientos iban mejor, y la noche anterior al partido del sábado se fue a la cama pensando que Gryffindor nunca había tenido más posibilidades de ganar la copa.
-Es una lástima que no lo hicimos- comentó sin pensar Ron.
-¡¿Qué?!- gritaron de inmediato James y Sirius- ¡¿no ganaron la copa?!
-Bueno no, pero no tuvo nada que ver con nuestro equipo- aseguro el peli rojo- solo sigan escuchando la lectura está bien.
Pero su alegría no duró mucho. Al final de las escaleras que conducían al dormitorio se encontró con Neville Longbottom, que lo miraba desesperado.
-No pasó nada malo ¿verdad?- preguntó desesperada Alice.
-Nada que no logramos solucionar después- aseguro Harry.
-Eso quiere decir que si paso algo- exclamo Lily sabiendo que era lo que quería decir si hijo con eso.
—Harry, no sé quién lo hizo. Yo me lo encontré...
Mirando a Harry aterrorizado, Neville abrió la puerta. El contenido del baúl de Harry estaba esparcido por todas partes. Su capa estaba en el suelo, rasgada. Le habían levantado las sábanas y las mantas de la cama, y habían sacado el cajón de la mesita y el contenido estaba desparramado sobre el colchón.
-No fuiste muy delicada- bromeo Harry en susurro en el oído de Ginny.
-Sí, lo siento- le respondió esta.
-Registraron sus cosas- exclamaron los merodeadores- pero ¿qué demonios estaban buscando?- continuo James.
-El diario, el diario de Ryddle- expreso Lily sintiéndose mal.
-O demonios- volvieron a exclamar los merodeadores que fueron coreados por otros más.
Harry fue hacia la cama, pisando algunas páginas sueltas de Recorridos con los trols. No podía creer lo que había sucedido.
En el momento en que Neville y él hacían la cama, entraron Ron, Dean y Seamus.
-Sabes, aun cuando no lo parezca, tú estuviste presente en toda historia- comento Luna.
-Pues sí, pero solo como personaje secundario-agrego el chico.
-Pero solo hasta los últimos años- aseguro Luna que no le gustaba como se hacía menos- después fuiste mucho más importante.
-En eso tiene razón Neville- le aseguro Harry logrando que el chico se abochornara un poco.
Dean gritó:
— ¿Qué ha sucedido, Harry?
—No tengo ni idea —contestó. Ron examinaba la túnica de Harry. Habían dado la vuelta a todos los bolsillos.
—Alguien ha estado buscando algo —dijo Ron—. ¿Qué te falta?
-Algo que jamás debió de haber existido- espeto Harry por lo bajo con evidente molestia mientras sonaba el brazo de Ginny.
Harry empezó a coger sus cosas y a dejarlas en el baúl. Hasta que hubo separado el último libro de Lockhart, no se dio cuenta de qué era lo que faltaba.
—Se han llevado el diario de Ryddle —dijo a Ron en voz baja.
— ¿Qué?
-Pero ¿quién demonios puedo haber sido?- pregunto Fabián- no puede tratarse de una coincidencia.
-Sí, además ¿de qué serviría ese maldito diario?- agregó Gideon.
-¡¿Por qué no dejan de preguntar cosas y dejan avanzar a lectura para descubrirlo?!- les rebatió Molly.
Harry señaló con la cabeza hacia la puerta del dormitorio, y Ron lo siguió.
-Siempre hablando y dejando todo entre ustedes cierto- comento Den desde su lugar.
-¿Saben que nosotros les podíamos haber ayudado?- agregó Seamus refiriéndose a él y a Dean
-Nos hubiera acompañarnos con lo del perro de tres cabezas, el ajedrez gigante o las demás pruebas del primer libro- pregunto Harry.
-O nos brindaron su apoyo incondicional en todo momento- atajo Ron viendo especialmente a Seamus que se unió a las acusaciones del ministro y del profeta en después de lo ocurrido en el torneo de los tres magos, y Seamus entendió bien porque lo decía.
-Además si hubiéramos sido un grupo más grande hubiera sido más fácil que nos descubrieran- dijo de último Hermione.
Bajaron corriendo hasta la sala común de Gryffindor, que estaba medio vacía, y encontraron a Hermione, sentada, sola, leyendo un libro titulado La adivinación antigua al alcance de todos.
-Lo que no sirvió de nada, pues dejaste la clase justo a la mitad- le acuso en un susurro Ron a Hermione.
A Hermione la noticia la dejó aterrorizada.
—Pero... sólo puede haber sido alguien de Gryffindor. Nadie más conoce la contraseña.
—En efecto —confirmó Harry.
-Bueno, ni tanto- atajo Sirius- Digo ustedes logaron entrar a la sala común de Slytherin.
-Aun así no creo que sea posible que un miembro de otra casa haya logrado entrar- agrego Remus.
Despertaron al día siguiente con un sol intenso y una brisa ligera y refrescante.
— ¡Perfectas condiciones para jugar al quidditch! —dijo Wood emocionado a los de la mesa de Gryffindor, llevando los platos con los huevos revueltos—. ¡Harry, levanta el ánimo, necesitas un buen desayuno!
-Estaría emocionado si no hubiera pasado lo del diario- comento James.
-Tú siempre estabas nervioso ante cualquier partido que jugabas y rara vez probabas bocado- le recordó Remus.
Y después tú y este se iban a las cocinas y se atiborraban de comida- comento Marlene hablando también de Sirius.
-Oye McKinnon, en verdad seguías de cerca mis pasos he- le pico el animago.
-Claro que no- reclamo.
-Oye Remus- le hablo por lo bajo dora- desde hace rato me lo he preguntado, pero ¿existe algo entre ellos o algo así?- le interrogo por fin.
-No, pero todos estamos seguros que se quieren- aseguro el castaño- pero son muy tercos para aceptarlo- explico.
Harry había estado observando la mesa abarrotada de Gryffindor, preguntándose si tendría delante de las narices al nuevo poseedor del diario de Ryddle.
Ginny se removió incomoda en los brazos de Harry.
Hermione lo intentaba convencer de que notificara el robo, pero a Harry no le gustaba la idea.
-Es el mismo caso de la poción multijugos- acepto Lily- no puede revelar lo ocurrido con el diario sin decir algo comprometedor.
Tendría que contar todo lo referente al diario a algún profesor, ¿y cuánta gente sabía por qué habían expulsado a Hagrid hacía cincuenta años? No quería ser él quien lo sacara de nuevo a la luz.
El hombretón vio con cariño al chico, a pesar de la situación se demostraba que le tenía aprecio y se sentía bien que quisiera cuidarlo.
-Nuevamente la respuesta lógica seria Dumbledore- aseguro Bill- el sería la mejor opción para hablar de eso.
Al abandonar el Gran Comedor con Ron y Hermione para ir a recoger su equipo de quidditch, otro motivo de preocupación se añadió a la creciente lista de Harry. Acababa de poner los pies en la escalera de mármol cuando oyó de nuevo aquella voz:
-¡¿Qué?!- gritaron James y Lily de inmediato- otra, otra vez- continuo Lily preocupada.
-Eso no es bueno- exclamo Frank, la última vez que el chico escucho la vos fue seguido de un ataque, tenía miedo que eso ocurriera de nuevo.
—Matar esta vez... Déjame desgarrar... Despedazar...
Harry dio un grito, y Ron y Hermione se separaron de él asustados.
— ¡La voz! —Dijo Harry, mirando a un lado—. Acabo de oírla de nuevo, ¿vosotros no?
-sigue siendo extraño que solo sea el quien escucha esa maldita voz- exclamo Alice- es que él tiene algo que los demás no- agrego.
En ese momento una idea surgió en algunos de los presentes, una de ella era Lily, y no le gustaba en lo más mínimo lo que eso significaba, pero aun así necesitaba mas información.
Ron, con los ojos muy abiertos, negó con la cabeza. Hermione, sin embargo, se llevó una mano a la frente.
— ¡Harry, creo que acabo de comprender algo! ¡Tengo que ir a la biblioteca!
-¡No!1- gritaron Lily, Marlene, Alice y Molly- no puedes hacer eso- continuo la señora Weasley- ese es el peor momento para estar solo por los pasillos- agrego preocupada, y es que ya le había tomado cariño a la castaña.
Hermione le serio dulcemente a la pelirroja mujer mientras que ron se acervaba a ella y la tomaba de la mano, el recuerdo de verla petrificada es de los peores que tenía.
Y se fue corriendo por las escaleras.
— ¿Qué habrá comprendido? —dijo Harry distraídamente, mirando alrededor, intentando averiguar de dónde podía provenir la voz.
—Muchas más cosas que yo —respondió Ron, negando con la cabeza.
-Eso puedes jurarlo hermanito- aseguro Fred.
-Pero lo que nadie nunca entenderá es, que rayos vio ella en ti- agrego George.
-Aun así no pueden negar que Hermione le ara mucho bien a nuestro hermano- comento Percy con su clásico tono.
—Pero ¿por qué habrá tenido que irse a la biblioteca?
—Porque eso es lo que Hermione hace siempre —contestó Ron, encogiéndose de hombros—. Cuando le entra alguna duda, ¡a la biblioteca!
-¡Ron!- le reclamo la castaña dándole un golpecito con su mano libre.
-Admite que es cierto- se defendió el pelirrojo.
Harry se quedó indeciso, intentando volver a captar la voz, pero los alumnos empezaron a salir del Gran Comedor hablando alto, hacia la puerta principal. Iban al campo de quidditch.
—Será mejor que te muevas —dijo Ron—. Son casi las once..., el partido.
Lily, Molly, Alice y Marlene les molesto eso, estaban bastantes preocupadas por lo que podría pasar con lo de esa voz como para que le dieran tanta importancia en un simple juego.
Harry subió a la carrera la torre de Gryffindor, cogió su Nimbus 2.000 y se mezcló con la gente que se dirigía hacia el campo de juego. Pero su mente se había quedado en el castillo, donde sonaba la voz que no salía de ningún sitio, y mientras se ponía su túnica de juego en los vestuarios, su único consuelo era saber que todos estaban allí para ver el partido.
-No, no todos están en el partido- comento por lo bajo Lily por lo que solo James la pudo escuchar.
Los equipos saltaron al campo de juego en medio del clamor del público. Oliver Wood despegó para hacer un vuelo de calentamiento alrededor de los postes, y la señora Hooch sacó las bolas.
-Tú solo relájate ahijado, eso te servirá para olvidarte de la mala situación- exclamo Sirius.
-Ojalá que sea así de simple- agrego Marlene.
Los de Hufflepuff, que jugaban de color amarillo canario, se habían reunido para repasar la táctica en el último minuto.
Harry acababa de montarse en la escoba cuando la profesora McGonagall llegó corriendo al campo, llevando consigo un megáfono de color púrpura.
Los jóvenes del futuro y algunos de los del pasado se tensaron de inmediato, unos porque recordaban lo que había ocurrido y los demás presintiendo lo peor.
—El partido acaba de ser suspendido —gritó por el megáfono la profesora, dirigiéndose al estadio abarrotado. Hubo gritos y silbidos. Oliver Wood, con aspecto desolado, aterrizó y fue corriendo a donde estaba la profesora McGonagall sin desmontar de la escoba.
— ¡Pero profesora! —gritó—. Tenemos que jugar... la Copa... Gryffindor...
-¿Es que a ese solo le importa el maldito juego?- exclamaron algunos.
-Si- respondieron de inmediato todos los que estuvieron en el equipo de quidditch con él
-De hecho se unió al equipo de Puddlemere United poco después de salir del colegio- comento George.
La profesora McGonagall no le hizo caso y continuó gritando por el megáfono:
—Todos los estudiantes tienen que volver a sus respectivas salas comunes, donde les informarán los jefes de sus casas. ¡Id lo más deprisa que podáis, por favor!
Luego bajó el megáfono e hizo una seña a Harry para que se acercara.
—Potter, creo que será mejor que vengas conmigo.
-¿Harry?, ¿qué tiene que ver con todo eso?- pregunto exasperado Sirius.
-No puede ser- exclamo James tomando la mano de Lily, el cómo su novia tenían el presentimiento de lo que había pasado, y no sería nada bueno.
Preguntándose por qué sospecharía de él en aquella ocasión.
Los dos pares de gemelos sonrieron un poco por la actitud del chico, en verdad en esos momentos podía salir sus momentos divertidos.
Harry vio que Ron se separaba de la multitud descontenta y se unía a ellos corriendo para volver al castillo. Para sorpresa de Harry, la profesora McGonagall no se opuso.
Eso solo confirmo lo que James y Lily pensaban, lo que los tenso aún más al igual que a Molly que ya le había tomado un gran aprecio a la joven.
—Sí, quizá sea mejor que tú también vengas, Weasley- Algunos de los estudiantes que había a su alrededor rezongaban por la suspensión del partido y otros parecían preocupados. Harry y Ron siguieron a la profesora McGonagall y, al llegar al castillo, subieron con ella la escalera de mármol. Pero esta vez no se dirigían a ningún despacho.
-Estaban esperando que los castigara o los llevaran con Dumbledore- exclamo Frank.
-Debe aceptar que sería lógico pensarlo señor Longbottom- exclamo Hermione-como siempre se están metiendo en problemas.
-Hay gracias Hermione- ironizo Ron.
-No te enojes sabes que es cierto- le dijo cariñosamente al pelirrojo.
—Esto os resultará un poco sorprendente —dijo la profesora McGonagall con voz amable cuando se acercaban a la enfermería—. Ha habido otro ataque... Un ataque doble.
-¡¡Doble!!- exclamaron algunos.
-¿Pero qué tiene que ver eso con…? hay no- exclamo Sirius volteando a ver inconscientemente a la castaña que en ese momento había bajado la mirada.
Ya otros jóvenes del pasado habían pensado en esa posibilidad pero esperaban estar equivocados mientras prestaban atención a que Flitwick retomara la lectura.
A Harry le dio un brinco el corazón. La profesora McGonagall abrió la puerta y entraron en la enfermería.
-¿Te diste cuenta?- indago Lily viendo a su hijo.
-Presentía que había pasado algo supongo- respondió el azabache.
La señora Pomfrey atendía a una muchacha de quinto curso con el pelo largo y rizado. Harry reconoció en ella a la chica de Ravenclaw a la que por error habían preguntado cómo se iba a la sala común de Slytherin.
-La novia de Percy- exclamo Charlie logrando que su hermano se sonrojara un poco.
Y en la cama de al lado estaba...
— ¡Hermione! —gimió Ron.
-¡¡Oh con un demonio!!- grito Sirius.
-¡No puede ser!- exclamo Molly- no debiste ir a la biblioteca no debiste- repitió reprimiendo un par de lágrimas que querían salir.
-Al parecer mamá ya te acepto en la familia- comentó George.
-Ya oficialmente podrías ser una Weasley- agrego Fred.
Hermione yacía completamente inmóvil, con los ojos abiertos y vidriosos.
—Las encontraron junto a la biblioteca —dijo la profesora McGonagall—. Supongo que no podéis explicarlo. Esto estaba en el suelo, junto a ellas...
Levantó un pequeño espejo redondo.
-Un espejo- exclamo Alastor- muy interesante, lo más probable es que ella haya averiguara algo, y el que tuvieran ese espejo no puede ser coincidencia.
-Es una lástima que no les pudo decir nada a los chicos-comento Frank.
-No exactamente, pero de eso ya se darán cuanta- afirmo Ron.
Harry y Ron negaron con la cabeza, mirando a Hermione.
—Os acompañaré a la torre de Gryffindor —dijo con seriedad la profesora McGonagall—. De cualquier manera, tengo que hablar a los estudiantes.
-Después de tanto tiempo de tranquilidad este nuevo ataque empeorara demasiado las cosas- afirmo Marlene.
-En especial por haber sido dos estudiantes- agrego Sirius- aunque claro, también el ataque anterior fue doble si contamos a Nick.
—Todos los alumnos estarán de vuelta en sus respectivas salas comunes a las seis en punto de la tarde. Ningún alumno podrá dejar los dormitorios después de esa hora. Un profesor os acompañará siempre al aula. Ningún alumno podrá entrar en los servicios sin ir acompañado por un profesor. Se posponen todos los partidos y entrenamientos de quidditch. No habrá más actividades extraescolares.
Hubo una gran cantidad de expresiones de descontento ante eso, comprendían que esas medidas eran para su bien, pero aun así todo parecía demasiado restrictivo.
-Por el lado bueno, no creo que con esas medidas podrán seguir andando en las suyas- cometo  Alice a lo que algunos como Severus resoplaron despectivamente.
-Hay amiga- intervino Lily- como me gustaría creer que es así de fácil. No dudo que buscaran la forma de seguir igual- agrego.
Los alumnos de Gryffindor, que abarrotaban la sala común, escuchaban en silencio a la profesora McGonagall, quien al final enrolló el pergamino que había estado leyendo y dijo con la voz entrecortada por la impresión:
Todos se sentían igual que la profesora McGonagall, nunca pensaron que su colegio alguna vez estaría en una situación como esa. 
—No necesito añadir que rara vez me he sentido tan consternada. Es probable que se cierre el colegio si no se captura al agresor. Si alguno de vosotros sabe de alguien que pueda tener una pista, le ruego que lo diga.
-Ellos no saben nada del agresor, y los que sí saben no dirán absolutamente nada- aseguro Ted.
-Y más porque no quieren que Hagrid se vea involucrado en ese escándalo nuevamente- agrego Andrómeda.
-La verdad es que su vida es bastante complicada- termino de decir el señor Tonks.
La profesora salió por el agujero del retrato con cierta torpeza, e inmediatamente los alumnos de Gryffindor rompieron el silencio.
—Han caído dos de Gryffindor, sin contar al fantasma, que también es de Gryffindor, uno de Ravenclaw y otro de Hufflepuff —dijo Lee Jordan, el amigo de los gemelos Weasley, contando con los dedos—. ¿No se ha dado cuenta ningún profesor de que los de Slytherin parecen estar a salvo? ¿No es evidente que todo esto proviene de Slytherin? El heredero de Slytherin, el monstruo de Slytherin... ¿Por qué no expulsan a todos los de Slytherin? —preguntó con fiereza. Hubo alumnos que asintieron y se oyeron algunos aplausos aislados.
-Eso no ayudara en nada- exclamo Frank- se están dejando guiar por el miedo y los prejuicios y eso es lo peor que pueden hacer.
-Pero es cierto que los Slytherin son…
-Tu prima favorita era Slytherin Sirius- intervino Marlene antes de que Sirius dijera algo que le podría costar la vida- así como la madre de James quien te considera como un hijo, así que ten eso en mente cuando generalices animal.
-Y ¿tú como sabes que mi madre era Slytherin?- interrogo James- si esa información es completamente secreta entre nosotros.
-Lily me dijo- respondió de inmediato.
-¿Y tu como sabes?- le pregunto esta vez a su novia volteando a verla.
-Tu madre me lo conto- respondió Lily- fue aquella ocasión que por casualidad nos encontramos en callejón Diagon, pero eso no importa- le restó importancia.
Percy Weasley estaba sentado en una silla, detrás de Lee, pero por una vez no parecía interesado en exponer sus puntos de vista.
-Lo cual siempre hacia aunque no se lo pidiéramos- comento Fred tratando de aligerar un poco el denso amiente.
Estaba pálido y parecía ausente.
—Percy está asustado —dijo George a Harry en voz baja—. Esa chica de Ravenclaw..., Penélope Clearwater..., es prefecta. Supongo que Percy creía que el monstruo no se atrevería a atacar a un prefecto.
-Ahora sé que estaba así porque nuestro hermanito hacia travesuras con ella- atajo George uniéndose al intento de su gemelo.
-Ya cierren la boca- les ordeno Percy.
-Sí, nuestro prefecto- respondieron al unísono con un actuado saludo militar consiguiendo que algunos sonrieran,
Pero Harry sólo escuchaba a medias. No parecía poder olvidar la imagen de Hermione, inmóvil sobre la cama de la enfermería, como esculpida en piedra.
-Yo estaba igual que tú en ese aspecto colega- comento Ron que se encontraba abrazando a Hermione con un brazo.
-Lógico, para ustedes dos la situación debió ser mucho más fuerte que para los demás-agrego Alice comprensivamente.
Y si no pillaban pronto al culpable, él tendría que pasar el resto de su vida con los Dursley. Tom Ryddle había delatado a Hagrid ante la perspectiva del orfanato muggle si se cerraba el colegio. Harry entendía perfectamente cómo se había sentido.
Todos podían entender en cierta medida los sentimientos de Harry, pero en particular Dumbledore no perdía detalle de las reacciones del joven.
— ¿Qué vamos a hacer? —Preguntó Ron a Harry al oído—. ¿Crees que sospechan de Hagrid?
-No creo que muchos conozcan la relación que tiene Hagrid en todo eso- atajo Frank.
—Tenemos que ir a hablar con él —dijo Harry, decidido—. No creo que esta vez sea él, pero si fue el que lo liberó la última vez, también sabrá llegar hasta la Cámara de los Secretos, y algo es algo.
-Si en verdad fuera cierto podría ser una buena opción- comenzó Remus.
-Pero como no lo es, solo se arriesgaran en vano para ir a verlo- continuo Dora.
-Yo sigo disiento que eso dos tienen algo que ver- cemento en vos baja Sirius para que solo James lo escuchara.
-Lo sé- respondió el azabache de la misma manera- pero por ahora solo hay que ver cómo avanzan las cosas.
—Pero McGonagall nos ha dicho que tenemos que permanecer en nuestras torres cuando no estemos en clase...
—Creo —dijo Harry, en voz todavía más baja— que ha llegado ya el momento de volver a sacar la vieja capa de mi padre.
En ese momento la sonrisa que tenía James Potter por su anterior intercambio de palabras se borró por completo.
-Cielos hijo, nunca creí que usarías la capa para algo tan arriesgado que podría poner en riesgo tu salud- comento el azabache sin una pisca de diversión o complacencia en su voz, de hecho estaba bastante preocupado.- cuando pensaba en darle la capa a mi hijo, creí que la usaría para hacer bromas, robar comida de las cocinas, o incluso espiar a las chicas en el baño, peo nunca creí…
-¡¿Qué?!- se escucharon varias voces pero ninguna tan fuerte como la de Lily Evans-¡¡James Charlus Potter, no me digas que usabas la capa para espiar a las mujeres!!- espeto molesta ante de indignación de varia compañeras.
-¡No, claro que no la usamos para eso!- respondió de inmediato.
-Él tiene razón pelirroja- salió a su defensa Sirius- con tantas admiradoras detrás de nosotros nunca tuvimos la necesidad de hacer algo como eso.
-¿Es cierto?- le pregunto Lily esta vez a Remus.
-Sí, lo es- respondió
-Y ¿por qué le preguntas a él pelirroja?- indago Sirius con cierto tono de ofendido.
-Porque a pesar de todo él siempre fue más responsable que ustedes Sirius- le aseguro Lily- y tu- agravo viendo a Harry.
-Nunca usamos la capa para algo semejante, te lo jugo- respondió en automático el chico.
-Pues más te vale que nunca lo hagas- exclamo de último cerrando la conversación y dejando que el profesor continuará.
Harry sólo había heredado una cosa de su padre: una capa larga y plateada para hacerse invisible. Era su única posibilidad para salir a hurtadillas del colegio y visitar a Hagrid sin que nadie se enterara.
-Y que quede claro- interrumpió Lily- eso que están planeado tampoco es de mi agrado- aseguro la pelirroja viendo con represión a los chicos.
Fueron a la cama a la hora habitual, esperaron a que Neville, Dean y Seamus hubieran dejado de hablar sobre la Cámara de los Secretos y se durmieran, y entonces se levantaron, volvieron a vestirse y se cubrieron con la capa.
-Entonces por eso estuvieron tan ausentes en nuestra plática- comento Dean.
-Aunque claro, ustedes estaban más al tanto de lo de cámara que nosotros- agrego Seamus.
Flitwick relato como su recorrido fue tan conflictivo debido a los profesores, prefectos y fantasmas que recorrían los pasillos buscando pistas.
Como, a pesar de llevar la capa invisible, hacían el mismo ruido de siempre, hubo un instante especialmente tenso cuando Ron se dio un golpe en un dedo del pie, y estaban muy cerca del lugar en que Snape montaba guardia. Afortunadamente, Snape estornudó en el momento preciso en que Ron gritó.
-¿Eso se consideraría buena o mala suerte?- exclamo Draco.
-Por supuesto que buena suerte Malfoy- le rebatió de inmediato Ron- o que, querías que nos atraparan.
-Siendo franco si, y no creo ser el único- agrego volteando a ver a las madres de los jóvenes- si los atrapaban los regresarían a la sala común y estarían a salvo- se explicó.
-De cualquier forma, fue buena suerte- reitero Ron querido dejar el tema por zanjado.
Cuando finalmente alcanzaron la puerta principal de roble y la abrieron con cuidado, suspiraron aliviados.
Era una noche clara y estrellada.
-Por lo menos, aunque si hubiera sido una noche tormentosa hubiera sido mucho mas impactante.
-No ayudas Sirius- exclamo Marlene.
Avanzaron con rapidez guiándose por la luz de las ventanas de la cabaña de Hagrid, y no se desprendieron de la capa hasta que hubieron llegado ante la puerta.
Unos segundos después de llamar, Hagrid les abrió. Les apuntaba con una ballesta, y Fang, el perro jabalinero, ladraba furiosamente detrás de él.
-Tú también estabas nervioso por todo eso verdad- se lamentó Lily- en especial por que la última vez casi te destrozan la vida.
-Cuando volvamos trataremos de hacer algo para ayudarte- aseguro James mientras sus otros dos amigos y su novia asentían.
-Gracias chicos- aseguro Hagrid- pero no deben molestarse con…
-Pero no será una molestia Hagrid- le aseguro Lily en su tono amable que quería decir “no quiero replicas”.
— ¡Ah! —dijo, bajando el arma y mirándolos—. ¿Qué hacéis aquí los dos?
— ¿Para qué es eso? —preguntó Harry, señalando la ballesta al entrar.
—Nada, nada... —susurró Hagrid—. Estaba esperando... No importa... Sentaos, prepararé té.
-Pero a quien estabas esperando- pregunto al aire Sirius.
-Al ministerio- aseguro Dora que acomodaba a Teddy en sus piernas antes de continuar- si fue acusado antes debió quedar algún registro, y con ese último ataque tal vez envíen a alguien porque sospechan nuevamente de él- razono.
-Ahora que lo dices, eso podría darle sentido a que pusieran el nombre de Funge en el título, ya que él es el ministro.- agrego Remus.
-Ai es así entonces la ley mágica será un desastre- exclamo Sirius molesto sin poder ver las expresiones sombrías que ponían los chicos del futuro.
Parecía que apenas sabía lo que hacía. Casi apagó el fuego al derramar agua de la tetera metálica, y luego rompió la de cerámica de puros nervios al golpearla con la mano.
— ¿Estás bien, Hagrid? —Dijo Harry—. ¿Has oído lo de Hermione?
— ¡Ah, sí, claro que lo he oído! —dijo Hagrid con la voz entrecortada.
-Hubiera sido un milagro que no se enterara- comento Marlene- y además esa actitud es normal, y no solo por lo que le podía pasar, sino también porque le tiene un gran aprecio a Hermione- algo recordando como alabo a la jovencita en un capitulo anterior.
Miró por la ventana, nervioso. Les sirvió sendas jarritas llenas sólo de agua hirviendo (se le había olvidado poner las bolsitas de té). Cuando les estaba poniendo en un plato un trozo de pastel de frutas, aporrearon la puerta.
Todos sintieron un poco de tención, eso no podía ser nada bueno para ninguno.
Se le cayó el pastel. Harry y Ron intercambiaron miradas de pánico, se echaron encima la capa para hacerse invisibles y se retiraron a un rincón oculto. Tras asegurarse de que no se les veía, Hagrid cogió la ballesta y fue otra vez a abrir la puerta.
-No me gusta que estén ahí, pero aun así, gracias Hagrid por preocuparte por ellos- exclamo Lily.
-Descuida pequeña, en ese momento ellos lo que menos necesitan son más problemas- respondió el semi gigante.
—Buenas noches, Hagrid.
Era Dumbledore. Entró, muy serio, seguido por otro individuo de aspecto muy raro.
Flitwick leyó la descripción de cómo estaba vestido Fudge.
— ¡Es el jefe de mi padre! —Musitó Ron—. ¡Cornelius Fudge, el ministro de Magia!
Harry dio un codazo a Ron para que se callara.
-En serio hermanito, esa información podría haber esperado no lo crees- atajo Fred con sorna.
-Como por ejemplo cuando no se estén escondiendo de alguien que tienen en frente- apoyo Fred.
-Sí, cometí un error está bien, no tienen que restregármelo en la cara, saben- atajo el joven.
-Si lo sabemos hermanito- dijo Fred
-Pero es muy divertido hacerlo- termino George con una sonrisa igual a la de su hermano gemelo.
Hagrid estaba pálido y sudoroso. Se dejó caer abatido en una de las sillas y miró a Dumbledore y luego a Cornelius Fudge.
-No dudo que estuvieras mal colega- aseguro James sintiendo pena por su amigo.
-Y más con ese maldito incompetente- agregó Sirius.
— ¡Feo asunto, Hagrid! —dijo Fudge, telegráficamente—. Muy feo. He tenido que venir. Cuatro ataques contra hijos de muggles. El Ministerio tiene que intervenir.
—Yo nunca... —dijo Hagrid, mirando implorante a Dumbledore—. Usted sabe que yo nunca, profesor Dumbledore, señor...
-Eso es cierto- aseguro Sirius- es decir, que tan idiota puede ser una persona como para creer que el haya abierto la cámara de… un par de carraspeos y una risa interrumpió su afirmación.
Los carraspeos vinieron de Ron y Harry que se molestaron ya que ellos si habían pensado en un momento que Hagrid había abierto la cámara, y la risa venia de Draco Malfoy que no podían reprimirla por mucho que lo intentara.
-¿Qué?, ¿pero por qué me ven con esos…? a ya… ustedes cayeron que Hagrid…bueno lo que quería decir, es que bueno
-Mejor no digas nada Sirius- intervino Marlene- a no ser que esta vez quieras que te dejen clavo.
-Sí, buen consejo McKinnon- respondió llevándose las manos a la cabeza aplastando su cabello para verificar que aún seguía ahí.
—Quiero que quede claro, Cornelius, que Hagrid cuenta con mi plena confianza  —dijo Dumbledore, mirando a Fudge con el entrecejo fruncido.
—Mira, Albus —dijo Fudge, incómodo—. Hagrid tiene antecedentes. El Ministerio tiene que hacer algo... El consejo escolar se ha puesto en contacto...
-Esa no es razón para ir con Hagrid- espeto Frank- debe de realizar una verdadera investigación antes de acusar a alguien.
—Aun así, Cornelius, insisto en que echar a Hagrid no va a solucionar nada —dijo Dumbledore. Los ojos azules le brillaban de una manera que Harry no había visto nunca.
-Podría ser cólera o indignación por la injusticia que están cometiendo- opino Arthur.
-Deberíamos poner a nuestro director en lugar de ese Fudge como ministro- comento Sirius- él tiene mucha apreciación en el mundo mágico, no sería difícil.
-Es muy amable de su parte joven Black- dijo Dumbledore- pero creo que el mejor lugar para mi es en Hogwarts moldeando a las mentes de los jóvenes- exclamo.
La mayoría pensó en la gran devoción que debía sentir el profesor para su puesto, aunque por su parte Harry sabia la razón por la que despreciaba el puesto de ministro.
—Míralo desde mi punto de vista —dijo Fudge, cogiendo el sombrero y haciéndolo girar entre las manos—. Me están presionando. Tengo que acreditar que hacemos algo.
-Tengo una mejor idea, ¿por qué no hacen algo verdaderamente?- espeto Hermione cansada por la actitud del  ministro, al parecer siempre era igual. Por su parte varios compañeros se impresionaron por esa reacción de la castaña.
Si se demuestra que no fue Hagrid, regresará y no habrá más que decir.
-Solo está actuando a ciegas, ni siquiera sabe lo que está haciendo- exclamo Remus en tono molesto.
-Hace que de vergüenza trabajar con en el ministerio- agrego Dora en el mismo tono
Pero tengo que llevármelo. Tengo que hacerlo. Si no, no estaría cumpliendo con mi deber...
Tanto Remus como Hermione fufaron molestos por dicha aseveración.
— ¿Llevarme? —dijo Hagrid, temblando—. ¿Llevarme adónde?
—Sólo por poco tiempo —dijo Fudge, evitando los ojos de Hagrid—. No se trata de un castigo, Hagrid, sino más bien de una precaución. Si atrapamos al culpable, a usted se le dejará salir con una disculpa en toda regla.
-Claro, todos quieren una maldita disculpa del ministerio- increpo Sirius molesto.
— ¿No será a Azkabán? —preguntó Hagrid con voz ronca.
Algunos de los presentes sintieron un estremecimiento al pensar en la dicho lugar, aun cuando nuca habían puesto un pie en ese lugar, sabían por relatos lo horrible que puede ser ese lugar.
-Enviarlo ahí solo por una simple sospecha, eso un verdadero abuso- aseguro Frank- dejarlo ahí con esos malditos guardias.
-En verdad debemos de hacer algo al respecto- aseguro James.
Antes de que Fudge pudiera responder, llamaron con fuerza a la puerta.
Abrió Dumbledore. Ahora fue Harry quien recibió un codazo en las costillas, porque había dejado escapar un grito ahogado bien audible.
-Hay pequeño Potter  no cabe duda de porque eres amigo de nuestro Ron- comento con sorna Fred
-Por otra parte, ¿de quien se pudo tratar para que actuaras así?- indago George.
El señor Lucius Malfoy entró en la cabaña de Hagrid con paso decidido, envuelto en una capa de viaje negra y con una gélida sonrisa de satisfacción.
-Tu maldito infeliz- increpo de inmediato Sirius ante la mirada desafiante de Lucius- tenías que estar metido en toda esa mierda verdad.
-¡Sirius!- les reclamaron Marlene, Lily y McGonagall.
-Pero es cierto, cuando todo eso termine más te vale cuidarte las espaldas- aseguro sombríamente el animago
Fang se puso a aullar.
— ¡Ah, ya está aquí, Fudge! —dijo complacido al entrar—. Bien, bien...
— ¿Qué hace usted aquí? —le dijo Hagrid furioso—. ¡Salga de mi casa!
-Seria hermoso que lo pudieras poner en su lugar amigo-comento Fabián.
-Pero sería muy difícil con ese Fudge ahí- agrego Gideon.
—Créame, buen hombre, que no me produce ningún placer entrar en esta... ¿la ha llamado casa? —repuso Lucius Malfoy contemplando la cabaña con desprecio
Los amigos del semi gigante apretaron los puños molestos mientras que Draco bajaba la cabeza decepcionado, esa actitud fue lo único que recibió de su adre, y ahora se arrepentía enormemente por eso.
Simplemente, he ido al colegio y me han dicho que el director estaba aquí.
— ¿Y qué es lo que quiere de mí, exactamente, Lucius? —dijo Dumbledore. Hablaba cortésmente, pero aún tenía los ojos azules llenos de furia.
-Al profesor tampoco le agrada Malfoy- comento Remus- un asqueroso mortifago que si se merece estar en Azkabán- agrego con molestia.
-Ya tranquilo Remus, no vale la pena que te enojes por “ese”- dijo Dora poniendo la mano sobre su hombro para tratar de tranquilizarlo, lo que resulto bastante más simple de lo que había pensando.
—Es lamentable, Dumbledore —dijo perezosamente el señor Malfoy, sacando un rollo de pergamino—, pero el consejo escolar ha pensado que es hora de que usted abandone.
-¡¿Qué?!- gritaron varios estudiantes.
-Si sacan a Dumbledore las cosas serán aún peores- increpo sin pensar Alice poniendo nerviosos a varios de los presentes, entre ellos Lily y Molly por el futuro de sus hijos.
-Pero en qué demonios tiene en la cabeza ese consejo- increpo James.
-Intimidación- aseguro Alastor- como si fuera obvio que ese maldito de Malfoy los haya intimidado- entonces nuevas miradas de odio se dirigieron al rubio mayor.
Aquí traigo una orden de cese, y aquí están las doce firmas. Me temo que este asunto se le ha escapado de las manos. ¿Cuántos ataques ha habido ya? Otros dos esta tarde, ¿no es cierto? A este ritmo, no quedarán en Hogwarts alumnos de familia muggle, y todos sabemos el gran perjuicio que ello supondría para el colegio.
-Si calo, como si le importaran muchos los estudiantes- aseguro Fabián.
-No estaría mal que nosotros le hiciéramos una visita- agrego Gideon en tono sombrío, si se decidían a hacerlo, no realizarían simples bromas.
-¡¡Fabián, Gideon ya tranquilícense!!- les reclamo Molly sabiendo por donde iban sus pensamientos.
-Si hermanita- respondieron al unísono, aunque sin descartar la idea.
— ¿Qué? ¡Vaya, Lucius! —Dijo Fudge, alarmado—, Dumbledore cesado... No, no..., lo último que querría, precisamente ahora...
-Por lo menos reconoce a Dumbledore por lo que es- aseguro Ted.
-Sí, pero solo cuando es conveniente para él- intervino Ron- ya verán en quinto libro lo que hace el muy…
-¡¡Ron!!- le reprendió Hermione antes de terminar la oración.
—El nombramiento y el cese del director son competencia del consejo escolar, Fudge —dijo con suavidad el señor Malfoy—. Y como Dumbledore no ha logrado detener las agresiones...
—Pero, Lucius, si Dumbledore no ha logrado detenerlas —dijo Fudge, que tenía el labio superior empapado en sudor—, ¿quién va a poder?
-Eso es cierto, no puede haber alguien mejor que Dumbledore para detener todo eso-aseguro Minerva ante la aprobación de casi todos los presentes.
-En serio me alaba profesora McGonagall- hablo en anciano director- pero creo tener una idea de quien mas podría detener los ataques, o más bien, quienes-dijo viendo a los tres jóvenes con una sonrisa enigmática que no muchos habían visto en él.
—Ya se verá —respondió el señor Malfoy con una desagradable sonrisa—. Pero como los doce hemos votado...
-¿Es parte de consejo?- se extrañó Dora.
-Sí, pero solo porque le convenía- respondió Draco de inmediato.
Hagrid se levantó de un salto, y su enredada cabellera negra rozó el techo.
— ¿Y a cuántos ha tenido que amenazar y chantajear para que accedieran, eh, Malfoy? —preguntó.
-Si me lo preguntan a mi diría que a todos- aseguro Ron- solo así consigue las cosas.
-No exactamente- comento Draco como quien no quiere.
-¿Que dices?- le pregunto el pelirrojo.
-Pues de las “donaciones” que hacía a algunos miembros del ministerio- respondió de inmediato.
-Ha si clero- acepto Ron.
—Muchacho, muchacho, por Dios, este temperamento suyo le dará un disgusto un día de éstos —dijo Malfoy—. Me permito aconsejarle que no grite de esta manera a los carceleros de Azkabán. No creo que se lo tomen a bien.
A nadie le gusto el comentario del rubio, todos detestaban a esos maldito guardias.
-Es una pena que ya no estén ahora que está en prisión- comento con malignidad Ron por lo bajo.
-Aun así es mejor que ya no estén- aseguro Hermione.
— ¡Puede quitar a Dumbledore! —Chilló Hagrid, y Fang, el perro jabalinero, se encogió y gimoteó en su cesta—. ¡Lléveselo, y los alumnos de familia muggle no tendrán ni una oportunidad! ¡Y habrá más asesinatos!
-¡O por dios no!- exclamo Lily asustada tapándose la boca con las manos.
-Yo, ciento lo dije Lily- se disculpó Hagrid.
-No te preocupes- le restó importancia james abrazando a su novia- todos sabemos lo que quieres decir, pero aun así es un poco difícil oírlo- agrego y con una mueca con la cabeza le pidió al profeso que continuara.
—Cálmate, Hagrid —le dijo bruscamente Dumbledore. Luego se dirigió a Lucius Malfoy—. Si el consejo escolar quiere mi renuncia, Lucius, me iré.
—Pero... —tartamudeó Fudge.
— ¡No! —gimió Hagrid.
-La ausencia el director empeoro todo- exclamo Fred.
-Cierto, a nosotros ni nos daban ganas de hacer bromas- agrego George.
-Y luego fue pero con lo de…- ya no pudo seguir, pero todos los Weasley del futuro Harry, Hermione y algunos mas sabían perfectamente que era lo que el pelirrojo quiso decir.
-¿Qué fue lo que paso?- pegunto Molly sintiendo una particular inquietud por las miradas sombrías de todos sus hijos.
-Ya lo oirás mamá- aseguro George que no quería hablar del tema.
Dumbledore no había apartado sus vivos ojos azules de los ojos fríos y grises de Malfoy.
—Sin embargo —dijo Dumbledore, hablando muy claro y despacio, para que todos entendieran cada una de sus palabras—, sólo abandonaré de verdad el colegio cuando no me quede nadie fiel. Y Hogwarts siempre ayudará al que lo pida.
-Esa siempre ha sido su frase en tiempos difíciles- comento Remus.
-No lo dudo, este lugar es un refugio en más de una manera- agrego Dora.
Durante un instante, Harry estuvo convencido de que Dumbledore les había guiñado un ojo, mirando hacia el rincón donde Ron y él estaban ocultos.
-Usted sabía que estaban ahí escondidos- exclamo sorprendido Sirius.
-Creo que los debí de haber percibido de alguna forma- respondió el director.
-En ese caso lo que dijo pudo estar dirigido más a los chicos que a ese maldito de Lucius- agrego James.
-Pues eso quedo plasmado en la mente de Harry por mucho tiempo- aseguro Hermione al recordar los relatos de las pláticas que había tenido con Scrimgeour.
—Admirables sentimientos —dijo Malfoy, haciendo una inclinación—. Todos echaremos de menos su personalísima forma de dirigir el centro, Albus, y sólo espero que su sucesor consiga evitar los... asesinatos.
-Y ¿quién fue el que quedó en su puesto?- pregunto Sirius teniendo cuidado de no hablar despectivamente, pues si se trataba de alguien conocido sería malo para él.
-Fue la profesora McGonagall- respondió Harry- pero no duro mucho tiempo en el puesto, antes de terminar el curso Dumbledore regreso.
-Valla Sirius, y pensé que dirías algo malo del sucesor de Dumbledore- comento Marlene.
-De hecho si lo iba a decir, pero ya había cometido ese error antes- exclamo.
-Muy bien Sirius, ya aprendiste algo, ten galletita- dijo sacando una galleta.
-Hey, no me trates como perro- le reclamo- dame eso- agrego quitándole la galleta provocando varias risas de sus amigos y un disgusto de la jóvenes que lo pretendían, al parecer estaban perdiendo mucho terreno.
Se dirigió con paso decidido a la puerta de la cabaña, la abrió, saludó a Dumbledore con una inclinación y le indicó que saliera. Fudge esperaba, sin dejar de manosear su sombrero, a que Hagrid pasara delante, pero Hagrid no se movió, sino que respiró hondo y dijo pausadamente:
—Si alguien quisiera desentrañar este embrollo, lo único que tendría que hacer es seguir a las arañas. Ellas lo conducirían. Eso es todo lo que tengo que decir. —Fudge lo miró extrañado
-Sí, eso fue muy útil- susurro Ron aun molesto por esa “aventura” por la que tuvieron que pasar.
-Pero al final si fue útil, así descubrieron donde estaba la entrada- comento Hermione en el mismo tono.
-Sí, pero aun si no me gusto- reitero.
-¿Por qué tanto murmullo con tu novia hermanito?- le desafío Fred.
-¿Están planeando algo de acción para esta noche?- les pico George consiguiendo un sonrojo de la pareja.
-Solo es lo mismo que Harry y yo planeamos hacer- ataco Ginny en defensa de su amiga cerrándoles la boca, claramente eso disgusto a los pelirrojos, avergonzó un poco a Harry y consiguió que James sonriera y apoyara el comentario levantando el pulgar- profesor, podría continuar- le solicito cortésmente.
—De acuerdo, ya voy —añadió, poniéndose el abrigo de piel de topo. Cuando estaba a punto de seguir a Fudge por la puerta, se detuvo y dijo en voz alta—: Y alguien tendrá que darle de comer a Fang mientras estoy fuera.
-Valla, ese si fue un comentario muy sutil de tu parte amigo- ironizo Gideon.
-Bueno, solo quería asegúrame que hubiera alguien que cuidara de el- exclamo Hagrid- además, no creo que él lo tomara en cuanta.
-Ciertamente no lo hizo- aseguro Ron
La puerta se cerró de un golpe y Ron se quitó la capa invisible.
—En menudo embrollo estamos metidos —dijo con voz ronca—. Sin Dumbledore. Podrían cerrar el colegio esta misma noche. Sin él, habrá un ataque cada día.
Nuevamente a nadie le gusto ese comentario pues sabían que podía ser muy posible que ocurriera.
Fang se puso a aullar, arañando la puerta.
-Es el final del capítulo-informo el profesor Flitwick dejando el libro sobre la mesa.
-Muy bien, un capítulo más y podemos cenar para irnos a dormir- informo el director- por lo pronto, hay algún voluntario para…

La pregunta del profesor quedo en el aire ya que fue interrumpido por un fuerte ruido proveniente del otro costado del gran comedor, muchos se impresionaron por ocurrido y voltearon a ver qué pasaba, de entre una llamarada salida de quien sabe dónde surgió un ave carmesí con una cola dorada y brillante.

1 comentario:

  1. espero que ya se descubra todo el lió del heredero y la cámara espero a ver que van a hacer con malfoy se merece una buena claro malfoy padre

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