-Muy
bien, ¿a quién le gustaría…?
-He un
momento profesor- intervino Sirius- lamento interrumpirlo pero, ¿no huelen a
algo extraño?, algo así como podrido- pregunto.
De inmediato
todos comenzaron a percibir un olor extraño, no fue hasta que Nymphadora se inclinó
un poco cuando descubrió el origen del fétido hedor.
-Creo- comenzó
a decir.- que a Teddy le hace falta un cambio de pañal- entonces todos supieron
que pasaba.
-¿En
serio?, bueno entonces pásamelo- se ofreció Ginny. La peli rosa se dispuso a
tomar al niño para dárselo a la joven cuando.
-¡A no
Nymphadora, eso sí que no!- hablo con firmeza Andrómeda- creo que en esta
ocasión te toca a ti cambiarle el pañal.
-¡¿Qué?!
¿Pero por qué yo?
-No me
parece justo que solo lo tengas cuando quiere juga o cuando lo alimentas,
además si algún día tienes un hijo no puedes eludir esa responsabilidad, todo
es parte del paquete.
-Pero
si tengo un hijo será dentro de varios años.
-Pero
nunca es muy temprano para comenzar a practicar.
-Pero
es que yo también he querido ir al baño desde que pasamos lo de la cena de
navidad.- se excuso
-Pues
lo cambias y luego vas.
-Pero…
-¡¡Ahora
Nymphadora!!
-¡¡HA!!
Está bien- se resignó la chica con el pelo de color rojo- me podrías dar una
mano- le pidió a Ginny.
-Pero
que ella haga la peor parte- solicito Andrómeda para molestia de su hija.
-Por
supuesto, vamos- aseguro divertida la joven Weasley mientras se acercaba a la
puerta de la sala de menesteres que estaba apareciendo.
Nuevamente
Tonks se inclinó pata tomar a Teddy y llevárselo a cambiar el pañal, pero en
cuanto el niño sintió que lo levantaban se aferró fuertemente de la túnica de Remus
con sus manitas, y amenazó con llorar si lo arrancaban de ahí.
-Creo
que yo también iré- comento el joven poniéndose de pie con el niño en brazos.
-Muy
bien, solamente no se emocionen y vallan a encargarme un sobrino he lunático-
la pareja vio con malos ojos al oji gris
antes de ponerse en marcha.
-Bueno,
por consideración a ellos, que les parecería tomar una hora libre- propuso
Dumbledore y varios estuantes aceptaron el momento de esparcimiento.
En ese
momento Lily se puso a meditar una idea que había tenido hace poco, volteo la
vista hacia donde Marlene estaba sentada, si bien su mejor amiga era Alice no
quería decir que su relación con la rubia fuera mala, poniéndose de pie se
acercó a Alice y le susurro un par de cosas al oído y después las dos juntas fueron
a buscar a su otra amiga.
-Hola
Marlene- saludo Lily a la chica.
-Valla,
y a que debemos el hecho que vengan a juntarse con los plebeyos- bromeo la chica
cuando se dio la vuelta para verlas.
-Payasa-
acuso Alice.
-Una
mejor pregunta sería ¿por qué tú no te has juntado con la realeza?- contraataco
con un argumento similar Lily- tú también eres nuestra amiga, pero estas aquí
apartada del grupo.
-No lo
se amiga, cuando iniciaron con la lectura y descubrimos que se trataban de
ustedes y su hijo, y luego cuando llegaron esos jovenes del futuro no sé, me
sentí un poco fuera de lugar.
-Pero
esa no excusa para aléjate, anda ven con nosotras- la animo Alice
-No lo sé.
-Marlene
voy a ser clara contigo, no vinimos a pedirte que vinieras, hemos venido a llevarte,
te guste o no.- aseguro Lily
-Así
que será por las buenas o por las malas- la apoyo Alice.
Con una
amplia sonrisa y negando con la cabeza la joven se puso de pie ante alegría de
las otras dos, las tres juntas regresaron a los “asientos principales” por así
decirlo, entre risas y platicas, varios chicos del futuro vieron eso con cierta
cursad así y muy pocos de ellos pudieron reconocer a esa chica, al notar la
actitud curiosa que estaban tomando Lily pensó que lo mejor sería presentarlos.
-Chicos,
por si no lo han podido notar ella es Marlene McKinnon, es una gran amiga
nuestra.
-Amiga-
ironizo Sirius, ya que era muy común verlos en algún encuentro verbal.
-El
sentimiento es mutuo- atajo la rubia.
-Deben
de saber algo de ella o no.
-Pues
sí, hemos escuchado algunas cosas- aseguro Hermione.
-Solo
oído, pero si ella…
-Es una
historia un poco complicada- interrumpió Harry- ya después averiguaran todo-
aseguro, pero la chica había estado pensado en varias cosas desde el momento en
que llegaron del futuro, y si la conclusión a la que había llegado era cierta, quería terminar con el misterio lo más pronto
posible.
-Ustedes
no saben mucho sobre mí, porque yo tampoco sobreviví cierto- dijo con simpleza
la joven impresionando a todos.
-Cómo
puedes decir eso- exclamo canuto con cierto tono de preocupación.
-no es
muy difícil de deducir Sirius- comentó sin darle mayor importancia- ya
olvidaste lo que leímos cuando Hagrid le entrego la carta, que Voldemort había
matado a los McKinnons- le recordó al hombre y entonces todos lo hicieron.
-es
cierto- comentó Lily- ya lo había olvidado- acepto con pena
-Descuida
Lily- le dijo para que no se sitiera mal- he tenido tiempo para asimilarlo, y
bueno, no soy la única McKinnon, pero como entre los del futuro no hay ningún
familiar mío, bueno, eso solo quiere decir una cosa- vio a los del futuro- no
es cierto.
-Si- respondió
Harry un poco abatido- tú y toda tu familia callo ante Voldemort, y en especial tu como miembro de la orden.
-Ja,
vieron, ustedes no son los únicos que se unieron- dijo medio en burla para tratar
de aligerar la tensión.
-Bueno,
eso quiere decir que estaremos mucho tiempo juntos- comento Sirius con su
actitud conquistadora para seguirle la corriente-tal vez entonces tu y yo
podríamos…
-Tal
vez- interrumpió Marlene en forma coqueta- pero primero quítate las pulgas y
luego hablamos.
-¡¡Que
yo no tengo pulgas!!
Todos comenzaron
a reír frente a eso, no les agradaba enterarse de la muerte de alguien cercano,
pero no podían preocuparse por cosas que aun podían corregir. Pese a todo la
situación, Hermione y Andrómeda creyeron ver algo entre especial entre ella y
el animago, tal vez si las cosas hubieran sido diferentes, el destino de ambos
tal vez se hubieran cruzado.
Poco después
la puerta de la sala de menesteres se abrió y por ella salieron una sonriente Ginny,
un muy alegre Teddy, un Remus que traía en brazos al niño y una metamorfomaga
que tenía un tono de cabello algo verdoso.
-¿Te
divertiste sobrina?- pregunto burlón Sirius cuando la chica tomo asiento
-Sí, la
próxima vez te llevare para que compartas la experiencia- le respondió con
sarcasmo logrando la risa de muchos- no entiendo como convertiste esa papilla
que te di en “eso”- le dijo a Teddy que soltó una carcajada.
-¿Y de
que nos perdimos?- les pregunto Remus
-De
nada, Dumbledore nos dio una hora libre- le comento James.
El
resto de la hora estuvieron hablando entre ellos conociendo a la nueva
integrante del grupo en lo que llegaban los estudiantes que hacían falta, cuando
por fin todos regresaron a sus lugres llego la hora de continuar con la lectura,
esta vez Molly Weasley fue la que se ofreció a leer.
-Muy
bien- comenzó la mujer- el título es Nicolás Flamel
-Sí, lo
descubrieron- celebro James.
Dumbledore había convencido a Harry de que no
buscara otra vez el espejo de Oesed, y durante el resto de las vacaciones de
Navidad la capa invisible permaneció doblada en el fondo de su baúl.
-En tu baúl,
cuando podrías haber estado explorando el castillo- exclamo Sirius.
-En ese
momento no la necesitaba, y a diferencia de ustedes no me ponía buscar
problemas- se defendió Harry.
-Pero
no los buscamos, ellos nos encontraban- se defendió James.
Harry deseaba poder olvidar lo que había
visto en el espejo, pero no pudo. Comenzó a tener pesadillas. Una y otra vez,
soñaba que sus padres desaparecían en un rayo de luz verde, mientras una voz
aguda se reía.
—¿Te das cuenta? Dumbledore tenía razón. Ese
espejo te puede volver loco —dijo Ron, cuando Harry le contó sus sueños.
-Más de
lo ya estaba- agrego el pelirrojo.
-Gracias
hermano- ironizo el azabache.
Hermione, que volvió el día anterior al
comienzo de las clases, consideró las cosas de otra manera. Estaba dividida
entre el horror de la idea de Harry vagando por el colegio tres noches seguidas
(«¡Si Filch te hubiera atrapado!») y desilusionada porque finalmente no
hubieran descubierto quién era Nicolás Flamel.
-La
desilusión la seguí sintiendo, pero después me acostumbre a que salieran en las
noches- comento la castaña.
-Entonces
si salías a explorar.
-Mis
razones eran diferentes a las de ustedes canuto- resalto
Ya casi habían abandonado la esperanza de
descubrir a Flamel en un libro de la biblioteca, aunque Harry estaba seguro de
haber leído el nombre en algún lado. Cuando empezaron las clases, volvieron a
buscar en los libros durante diez minutos durante los recreos. Harry tenía
menos tiempo que ellos, porque los entrenamientos de quidditch habían comenzado
también.
Wood los hacia trabajar más duramente que
nunca. Ni siquiera la lluvia constante que había reemplazado a la nieve podía
doblegar su ánimo. Los Weasley se quejaban de que Wood se había convertido en
un fanático, pero Harry estaba de acuerdo con Wood. Si ganaban el próximo
partido contra Hufflepuff, podrían alcanzar a Slytherin en el campeonato de las
casas, por primera vez en siete años. Además de que deseaba ganar; Harry descubrió
que tenía menos pesadillas cuando estaba cansado por el ejercicio.
-No me
sorprende que Harry este de acuerdo con esa forma de pensar- comento Lily- con
el padre que tiene no se podía esperar menos.
-Lo
sorprendente es que hubiera un capitán tan desquiciadamente fanático como James
Potter- agrego Remus.
-¡Oye!-
le reclamo el susodicho.
-Se los
dijimos ase poco- afirmo Fred.
-Y esos
entrenamientos no son nada, esperen a los de los años siguientes- secundo
George.
-En más
una ocasión quisimos matar a Wood- exclamo Harry
Entonces, durante un entrenamiento en un día
especialmente húmedo y lleno de barro, Wood les dio una mala noticia. Se había
enfadado mucho con los Weasley, que se tiraban en picado y fingían caerse de
las escobas.
—¡Dejad de hacer tonterías! —gritó—. ¡Ésas
son exactamente las cosas que nos harán perder el partido! ¡Esta vez el árbitro
será Snape, y buscará cualquier excusa para quitar puntos a Gryffindor!
-¡¿Qué?!-
gritaron varios.
-A ti
te importa un bledo el quidditch, que pretendías con ser árbitro en el partido.
-Quieres
otra oportunidad de terminar el trabajo con Harry.
-O peor,
quieres quitarle puto al equipo de Gryffindor.
-Ya
guarden silencio los dos- intervino Harry- después lo sabrán todo- aseguro-
además, ¿cómo es peor que el equipo pierda punto a que tu hijo salga lastimado?
-Esa es
una buena pregunta, no lo crees James Potter- atajo Lily.
-A
bueno este…
-Al
parecer tú también tienes que ordenar tus prioridades- aclaro la pelirroja antes
de pedirle a Molly que siquiera leyendo.
George Weasley, al oír esas palabras, casi se
cayó de verdad de su escoba.
—¿Snape va a ser el árbitro? —Escupió un
puñado de barro—. ¿Cuándo ha sido árbitro en un partido de quidditch? No será
imparcial, si nosotros podemos sobrepasar a Slytherin.
El resto del equipo se acercó a George para
quejarse.
—No es culpa mía —dijo Wood—. Lo que tenemos
que hacer es estar seguros de jugar limpio, así no le daremos excusa a Snape
para marcarnos faltas.
-Entonces
los entrenamientos deben ser más estrictos.
-¡¡En
el nombre de Merlín no!!- gritaron los gemelos Weasley.
Todo aquello estaba muy bien, pensó Harry;
pero él tenía otra razón para no querer estar cerca de Snape mientras jugaba a
quidditch.
Los demás jugadores se quedaron, como
siempre, para charlar entre ellos al finalizar el entrenamiento, pero Harry se
dirigió directamente a la sala común de Gryffindor; donde encontró a Ron y
Hermione jugando al ajedrez. El ajedrez era la única cosa a la que Hermione
había perdido, algo que Harry y Ron consideraban muy beneficioso para ella.
-¡Oigan!-
les reclamo la castaña mitad molesta mitad divertida.
-Lo
sentimos Hermione, pero esas derrotas sirven para ennoblecer a las personas-
comento Harry.
-Muy
buena excusa ahijado
—No me hables durante un momento —dijo Ron,
cuando Harry se sentó al lado—. Necesito concen... —vio el rostro de Harry—.
¿Qué te sucede? Tienes una cara terrible.
-Una
concentración soberbia hermanito, cierto Fred- comenzó George.
-Sí,
tan profunda como… a mira qué bonito cielo- continuo su gemelo alzando la vista
al techo logrando risas de todos.
-Lo
dicen el par de brutos que nunca me han podido vencer- les acuso Ron con tono
de superioridad logrando que lo vieran feo para diversión de los presentes.
En
tono bajo, para que nadie más los oyera, Harry les explicó el súbito y
siniestro deseo de Snape de ser árbitro de quidditch.
—No juegues —dijo de inmediato Hermione.
—Diles que estás enfermo —añadió Ron.
—Finge que se te ha roto una pierna —sugirió
Hermione.
—Rómpete una pierna de verdad —dijo Ron.
-Es el mejor consejo que le puedes dar- indago
Bill
-No, de
hecho fue el primero que se ocurrió- respondió.
—No puedo —dijo Harry—. No hay un buscador
suplente. Si no juego, Gryffindor tampoco puede jugar.
-Muy
bien esa es la actitud hijo- lo alabo James.
En aquel momento Neville cayó en la sala
común. Nadie se explicó cómo se las había arreglado para pasar por el agujero
del retrato, porque sus piernas estaban pegadas juntas, con lo que reconocieron
de inmediato el Maleficio de las Piernas Unidas. Había tenido que ir saltando
todo el camino hasta la torre Gryffindor.
Todos empezaron a reírse, salvo Hermione, que
se puso de pie e hizo el contramaleficio. Las piernas de Neville se separaron y
pudo ponerse de pie, temblando.
-Una chica
muy hábil para su edad, señorita Granger- alabo la profesora McGonagall.
-No
dudo que eso los salvo en más de una ocasión- comento Dora con media sonrisa.
-Más de
lo que te podrías imaginar- comentó Ron abrazando dulcemente a la chica.
—¿Qué ha sucedido? —preguntó Hermione,
ayudándolo a sentarse junto a Harry y Ron.
—Malfoy —respondió Neville temblando—. Lo
encontré fuera de la biblioteca. Dijo que estaba buscando a alguien para
practicarlo.
-¡¿Y por
qué no lo practicas con tus malditos amigo sabandija?!- exclamo Alice enojada.
-¡Oiga,
usted…!
-Déjala
Tory- la interrumpió Draco- está bien.
-No,
claro que no está bien.
-No
puedo borrar lo que hice Astoria, tu solo ignora lo que digan y deja que se
desahoguen- dijo el rubio tomando por la cintura a su novia.
Era
realmente fácil enojarse con el Malfoy del libro, pero era una historia
completamente diferente con el chico que estaba frente a ellos, Draco sabía muy
bien en ese momento lo mal que había actuado, y parecía que quería que los
demás sacaran todo lo que tuvieran dentro como una especie de penitencia auto
impuesta, pero ni Narcisa ni Astoria ni Harry dejarían que todo fuera muy
lejos. Era imposible saber lo que ocurriría ya que incluso en ese momento Ron
sintió pena por su némesis.
—¡Ve a hablar con la profesora McGonagall! —Lo
instó Hermione—. ¡Acúsalo!
Neville negó con la cabeza.
—No quiero tener más problemas —murmuró.
-Eso no
es bueno Neville- hablo Harry- si tienes problemas como esos debes pedir ayuda,
y McGonagall te hubiera ayudado para enfrentar eso.
-cCof,
cof Umbridge, quinto año cof, cof- tosió disimuladamente Hermione recordándole
aquella vez.
-Eso
era diferente- se defendió el chico.
-Solo
es curioso que no sigas tus consejos hermano- intervino Ron apoyando a la
castaña.
Entonces
el trio volteo la vista a los jóvenes del pasado que veían sin entender lo que sucesiva,
Harry quiso decir algo respeto pero en cuanto abrió la boca Remus intervino.
-No nos
digas, quito libro.
-Si-
acepto el joven antes de retomar la lectura.
—¡Tienes que hacerle frente, Neville! —dijo
Ron—. Está acostumbrado a llevarse a todo el mundo por delante, pero ésa no es
una razón para echarse al suelo a su paso y hacerle las cosas más fáciles.
-Muy
sensible Ronald- ironizo la castaña.
—No es necesario que me digas que no soy lo
bastante valiente para pertenecer a Gryffindor; eso ya me lo dice Malfoy —dijo
Neville, atragantándose.
Harry buscó en los bolsillos de su túnica y
sacó una rana de chocolate, la última de la caja que Hermione le había regalado
para Navidad. Se la dio a Neville, que parecía estar a punto de llorar.
—Tú vales por doce Malfoys —dijo Harry—. ¿Acaso
no te eligió para Gryffindor el Sombrero Seleccionador? ¿Y dónde está Malfoy?
En la apestosa Slytherin.
-Esa
casa no es tan mala- se defendió Andrómeda.
-Lo
sabemos, pero en esa época éramos solo niños- de defendió el azabache.
-Punto
a aparte me alegra que cuides así de tus amigos- comentó james con orgullo.
-Sí,
eso que dijiste fue mejor que lo de tu amigo- comentó Sirius.
-Claro,
como si tú hubieras dicho algo mejor que Ron, idiota- atajo Marlene y todos
estuvieron de acuerdo de que tenía razón.
Neville dejó escapar una débil sonrisa,
mientras desenvolvía el chocolate.
—Gracias, Harry.. Creo que me voy a la
cama... ¿Quieres el cromo? Tú los coleccionas, ¿no?
Mientras Neville se alejaba, Harry miró el
cromo de los Magos Famosos.
—Dumbledore otra vez —dijo— Él fue el primero
que...
-Ya lo
encontró- comentó Lily por lo bajo
Bufó. Miró fijamente la parte de atrás de la
tarjeta. Luego levantó la vista hacia Ron y Hermione.
—¡Lo encontré! —susurró—. ¡Encontré a Flamel!
Os dije que había leído ese nombre antes. Lo leí en el tren, viniendo hacia
aquí. Escuchad lo que dice: «El profesor Dumbledore es particularmente famoso
por derrotar al mago tenebroso Grindelwald, en 1945, por el descubrimiento de
las doce aplicaciones de la sangre de dragón ¡y por su trabajo en alquimia con
su compañero Nicolás Flamel!».
Hermione dio un salto. No estaba tan excitada
desde que le dieron la nota de su primer trabajo.
—¡Esperad aquí! —dijo, y se lanzó por la
escalera hacia el dormitorio de las chicas. Harry y Ron casi no tuvieron tiempo
de intercambiar una mirada de asombro y ya estaba allí de nuevo, con un enorme
libro entre los brazos.
-Muy
similar a lunático- comento Sirius.
-En
ocasiones es molesto, pero te terminas acostumbrando- secundo Ron.
—¡Nunca pensé en buscar aquí! —susurró
excitada—. Lo saqué de la biblioteca hace semanas, para tener algo ligero para
leer.
-¿Ligero?-
se extrañaron todos los bromistas.
-No a
todos nos queman los libros saben- se defendió la chica.
—¿Ligero? —dijo Ron, pero Hermione le dijo
que esperara, que tenía que buscar algo y comenzó a dar la vuelta a las
páginas, enloquecida, murmurando para sí misma.
Al fin encontró lo que buscaba.
—¡Lo sabía! ¡Lo sabía!
—¿Podemos hablar ahora? —dijo Ron con
malhumor. Hermione hizo caso omiso de él.
-Pues aunque
estés enojado se nota que eres muy obediente- lo pico Fred.
-Hasta
le pides permiso para hablar, en serio Hermione, tienes dotes de domadora- continuo
Fred.
-Y si
no se callan verán que castigo tienen
los desobedientes- rebatió la castaña para poder continuar la lectura.
-No
creo que…
-Créanme
que no quieren afrontar sus castigos- les advirtió Ron- ella es muy buena con
los hechizos
-Sin
mencionar su gancho derecho- comento Malfoy recordando el puñetazo que recibió
de ella hace algún tiempo consiguiendo la risa de los que conocían la historia.
—Nicolás Flamel —susurró con tono teatral— es
el único descubridor conocido de la Piedra Filosofal.
Aquello no tuvo el efecto que ella esperaba.
—¿La qué? —dijeron Harry y Ron.
—¡Oh, no lo entiendo! ¿No sabéis leer? Mirad,
leed aquí.
-Si
sabemos leer Hermione, pero para ese tipo de cosas contamos contigo- se excusó
el pelirrojo.
Empujó el libro hacia ellos, y Harry y Ron
leyeron:
La
señora Weasley leyó lo que estaba escrito en el libro de la chica, acerca de la
sustancia legendaria de la piedra filosofal, de como Flamel había sido quien la
logro crear siendo la única existente, así como las increíbles propiedades de
la piedra y hasta algunas líneas sobre Perenela la esposa de Flamel.
—¿Veis? —dijo Hermione, cuando Harry y Ron
terminaron—. El perro debe de estar custodiando la Piedra Filosofal de Flamel.
Seguro que le pidió a Dumbledore que se la guardase, porque son amigos y porque
debe de saber que alguien la busca. ¡Por eso quiso que sacaran la Piedra de
Gringotts!
-Entonces
eso es lo que está escondido en Hogwarts- hablo Sirius.
-Bueno,
si lo pensamos debió ser algo obvio no lo creen- comentó Dora ganándose miradas
inquisitivas de todos- digo, después de todo, el libro se llama Harry Potter y “la
piedra filosofal” por alguna razón no- se explicó logrando que algunos
se sintieran un poco tontos.
-En
ocasiones lo más alusivo es lo más obvio- exclamo Remus.
-No te
quieras pasar de sabio lunático, tú también te sientes como idiota por no
haberlo visto.
Entonces
el Cataño le tiro un golpe que el oji gris logro esquivar, pero sin poder
eludir el peluche con forma de lobo que Teddy le había arrojado con una sonrisa
desde las rodillas de Lupin.
-Muy
bien pequeño- lo consintió Dora- pero la próxima debes arrojar algo más duro-le
aconsejo al niño que seguía sonriendo
-Sobrina/Nymphadora-
gritaron al mismo tiempo Sirius y Andrómeda- ¿como le aconsejas algo como eso?
-Nunca
es demasiado temprano para comenzar a malcriarse madre- aseguro esta para
diversión de varios.
-¡Muy
bien dicho!- corearon los gemelos Prewet y Weasley.
—¡Una piedra que convierte en oro y hace que
uno nunca muera! —dijo Harry—. ¡No es raro que Snape la busque! Cualquiera la
querría.
—Y no es raro que no pudiéramos encontrar a
Flamel en ese Estudio del reciente desarrollo de la hechicería —dijo Ron—. Él
no es exactamente reciente si tiene seiscientos sesenta y cinco años, ¿verdad?
A la mañana siguiente, en la clase de Defensa
Contra las Artes Oscuras, mientras copiaban las diferentes formas de tratar las
mordeduras de hombre lobo, Harry y Ron seguían discutiendo qué harían con la
Piedra Filosofal si tuvieran una.
-Y no
creían que debían prestar atención a la clase- los regañaron Lili y Molly.
-Bueno,
si a esa basura se le puede llamar clase- comento el licántropo.
-Remus-
se escandalizaron las pelirrojas.
-Es
cierto, incluso las injustas clases de Severus son más educativas que eso.-
Para pesar de muchos debían aceptar que tenían razón.
-Pero
bueno, en tercer año todo fue mejor- trato de animarlos Ron.
-Quien
le enseño ese año- pregunto Lupin.
-Ya lo
descubrirán.
Hasta que Ron dijo que él se compraría su
propio equipo de quidditch y Harry recordó el partido en que tendría a Snape de
árbitro.
—Jugaré —informó a Ron y Hermione—. Si no lo
hago, todos los Slytherins pensarán que tengo miedo de enfrentarme con Snape.
Les voy a demostrar... les voy a borrar la sonrisa de la cara si ganamos.
-Muy
ben chico- corroboro Alastor- nunca muestres miedo frente a tus oponentes-
continuo el hombre ante la mirada orgullosa de McGonagall por el futro león.
—Siempre y cuando no te borren a ti del
terreno de juego —dijo Hermione.
-Muy
alentador cuñada- comento George.
Sin embargo, a medida que se acercaba el día
del partido, Harry se ponía más nervioso, pese a todo lo que le había dicho a
sus amigos. El resto del equipo tampoco estaba demasiado tranquilo. La idea de
alcanzar a Slytherin en el torneo de la casa era maravillosa, nadie lo había
conseguido en siete años, pero ¿podrían hacerlo con aquel árbitro tan parcial?
-Nada
es imposible hijo- seguro james- solo tienes que trabajar con esfuerzo, de otra
forma no habría conseguido hacerme novio de tu madre.
-Habría
sido más fácil si no hubieras sido un egocéntrico todo el tiempo- recalco ella.
-En eso
tiene razón- la apoyo Harry que conocía un poco de esa faceta de su padre.
Harry no sabía si se lo imaginaba o no, pero
veía a Snape por todas partes. Por momentos, hasta se preguntaba si Snape no lo
estaría siguiendo para atraparlo. Las clases de Pociones se convirtieron en
torturas semanales para Harry, por la forma en que lo trataba Snape. ¿Era
posible que Snape supiera que ellos habían averiguado lo de la Piedra
Filosofal? Harry no se imaginaba cómo podía saberlo... aunque algunas veces
tenía la horrible sensación de que Snape podía leer los pensamientos.
-Legeremancia-
comentaron algunos.
-Pero
es ilegal usar eso con un estudiante- comento Alice
-No
creo eso le sea de importancia- aseguro Frank.
Harry supo, cuando le desearon suerte en la
puerta de los vestuarios, la tarde siguiente, que Ron y Hermione se preguntaban
si volverían a verlo con vida.
-Siempre
eres así de dramático- pregunto Remus.
-Es
bastante común de hecho- le restó importancia.
Aquello no era lo que uno llamaría
reconfortante. Harry casi no oyó las palabras de Wood, mientras se ponía la
túnica de quidditch y cogía su Nimbus 2.000.
-Tuviste
surte Harry- le dijo Fred- nosotros dábamos lo fuera para no escuchar sus
palabras previas.
-Sí, y
en particular el discurso de Wood de ese día que fue especialmente,
“motivador”- continúo George poniendo un muy evidente toque de ironía en esa última
palabra
Ron y Hermione, entre tanto, encontraron un
sitio en las gradas, cerca de Neville, que no podía entender por qué estaban
tan preocupados, ni por qué llevaban sus varitas al partido. Lo que Harry no
sabía era que Ron y Hermione habían estado practicando en secreto el Maleficio
de las Piernas Unidas. Se les ocurrió la idea cuando Malfoy lo utilizó con
Neville, y estaban listos para utilizarlo con Snape, si daba alguna señal de
querer hacer daño a Harry
-Muchas
gracias chicos- intervino Lily- en verdad no podría pagarles nunca lo que hace por
mi hijo.
-Descuide
señora Potter, siempre estaremos ahí para cuando nos necesite- aseguro
Hermione.
-Sin importar
que, siempre unidos- apoyo Harry tomado por los hombros a ron para animarlo, ya
que bajo la cabeza por recordar aquellas dos ocasiones que se algo del grupo.
James,
Sirius y Remus los veían complacientemente, la amistad que los unía a ellos era
muy similar a la que ellos tenían, era como si se estuvieran viendo en un
espejo lejano, y nada les daba más gusto que el chico hubiera conseguido a esos
amigos.
—No te olvides, es locomotor mortis —murmuró
Hermione, mientras Ron deslizaba su varita en la manga de la túnica.
—Ya lo sé —respondió enfadado—. No me des la
lata.
Mientras tanto, en el vestuario, Wood había
llevado aparte a Harry
—No quiero presionarte, Potter; pero si
alguna vez necesitamos que se capture en seguida la snitch, es ahora. Necesitamos
terminar el partido antes de que Snape pueda favorecer demasiado a Hufflepuff.
-Claro,
como eso podría presionarlo- ironizo Ted.
—¡Todo el colegio está allí fuera! —dijo Fred
Weasley, espiando a través de la puerta—. Hasta... ¡Vaya, Dumbledore ha venido
al partido!
El corazón de Harry dio un brinco.
-Estupendo,
solo un idiota se atrevería a hacer algo con Dumbledore presente- comentó
Sirius.
-En ese
caso Harry estará a salvo en este partido- dijo Lily aliviada.
-Lo
único que le preocupara ahora es que Severus no beneficie al equipo contrario-
agregó Lupin.
-Muy
cierto lunático, Lily, esta vez sí me dejas preocuparme por el partido- le
pidió el azabache a su novia.
-Está
bien, pero sin insultos y sin maldiciones con la varita.
-Lo
primero no te lo prometo, pero gracias- le dio un beso en la mejilla.
—¿Dumbledore? —dijo, corriendo hasta la
puerta para asegurarse. Fred tenía razón. Aquella barba plateada era inconfundible.
El anciano
director sonrió ante ese detalle.
Harry tenía ganas de reírse a carcajadas, del
alivio que sentía. Estaba a salvo. No había forma de que Snape se animara a
hacerle algo si Dumbledore estaba mirando.
.Ni él
ni nadie- comentó Marlene- tal vez en parte por eso asistió al partido.
-Un
pensamiento muy acertado señorita McKinnon- alabo el profesor.
Tal vez por eso Snape parecía tan enfadado
mientras los equipos desfilaban por el terreno de juego, algo que Ron también
notó.
—Nunca vi a Snape con esa cara de malo —dijo
a Hermione—. Mira, ya salen. ¡Eh!
-¿Por
qué tan molesto serpiente?- increpo canuto.
-No
creo que se él el que hace todo eso, pero esos pequeños detalles sí que parecen
acusarlo.
-Vez
pelirroja, ya podemos romperle…
-Parecen
acusarlo Sirius, pero no son pruebas contundentes- lo interrumpió Harry- sin
importar lo acusador que paresa alguien, nunca se debe ser juzgando sin pruebas,
y te aseguro que cuando lleguemos al tercer libro medaras la razón.
-Muy
bien dicho Harry- lo felicito Lily con el pecho lleno de orgullo mientras que
Alastor asentía en conformidad con sus palabras, a él tampoco le agradaba
Snape, pero el siempre estaría de parte de lo justo.
-Sí, ya
no juzgaremos a quejicus pero ya dejen que empiece el partido- pidió el azabache
mayor para diversión de los presentes.
Alguien había golpeado a Ron en la parte de
atrás de la cabeza. Era Malfoy.
—Oh, perdón, Weasley, no te había visto.
Malfoy sonrió burlonamente a Crabbe y Goyle.
-Fuiste
a dar problemas no sobrino- comento Sirius pero sin tener tono acusador.
-Aun lo
dudas- le respondió el rubio.
—Me pregunto cuánto tiempo durará Potter en
su escoba esta vez. ¿Alguien quiere apostar? ¿Qué me dices, Weasley?
-¡Eso
te parecía divertido!- se escandalizo Lily.
-Como él
dijo, solo quería estar molestando.
Ron no le respondió: Snape acababa de pitar
un penalti a favor de Hufflepuff, porque George Weasley le había tirado una bludger.
Hermione, que tenía los dedos cruzados sobre la falda, observaba sin cesar a
Harry, que circulaba sobre el juego como un halcón, buscando la snitch.
-Lo
bueno es que no estaban buscando hacer faltas- les acuso Bill a su hermano.
—¿Sabéis por qué creo que eligen a la gente
para la casa de Gryffindor? —dijo Malfoy en voz alta unos minutos más tarde,
mientras Snape daba otro penalti a Hufflepuff, sin ningún motivo—. Es gente a
la que le tienen lástima. Por ejemplo, está Potter; que no tiene padres, luego
los Weasley, que no tienen dinero... Y tú, Longbottom, que no tienes cerebro.
-Sin
cerebro ese par de monigotes que te acompañan- increpo Frank.
-Es
necesario leer sus idioteces- intervino Alice- no creo poder contener mi cólera
por mucho tiempo.
-No tiene
por qué hacerlo- hablo Draco.
-Mira,
si fueras el mismo mocoso de ese entonces no lo dudaría, pero tú eres
diferente- expreso lo que muchos pensaban, ante eso un leve sonrojo apareció en
su pálido rostro mientras que Astoria sonreía complacida.
Neville se puso rojo y se volvió en su
asiento para encararse con Malfoy
—Yo valgo por doce como tú, Malfoy
—tartamudeó.
Malfoy, Crabbe y Goyle estallaron en
carcajadas, pero Ron, sin quitar los ojos del partido, intervino.
—Así se habla, Neville.
-Sabes,
no das mucha confianza si no lo ves a los ojos ron- comentó Bill.
-Pego
estaba pgeocupado pog su amigo- comento Fleur
-Además
a mí no importo mucho- comento Neville- yo también estaba interesado en el
partido.
—Longbottom, si tu cerebro fuera de oro
serías más pobre que Weasley, y con eso te digo todo.
Varios apartaron
los puños para soportar la cólera que emanaba.
La preocupación por Harry estaba a punto de
acabar con los nervios de Ron.
—Te prevengo, Malfoy... Una palabra más...
—¡Ron! —dijo de pronto Hermione—. ¡Harry...!
—¿Qué? ¿Dónde?
-No es nada malo cierto- se apresuró a decir Lily.
-No de
hecho es todo lo contrario.
Harry había salido en un espectacular vuelo,
que arrancó gritos de asombro y vivas entre los espectadores. Hermione se puso
de pie, con los dedos cruzados en la boca, mientras Harry se lanzaba velozmente
hacia el campo, como una bala.
—Tenéis suerte, Weasley, es evidente que
Potter ha visto alguna moneda en el campo —dijo Malfoy
-Harry-
dijo Ron controlando su carácter- por favor.
Sin
necedad de más explicaciones el azabache saco su varita y conjuro un hechizo
silenciador, no solo en Ron, sino en varios de los presentes, cuando todos
supieron lo que habían hecho se pusieron a increpar gritos silencioso, por la
forma en que gesticulaban decían cosas como maldito, infeliz y otras cuantas
mas que no vale la pena repetir por decencia propia. Cuando por fin todos se relajaron
Harry retiro el hechizo.
-Gracias
hermano, así es más fácil desahogarse.
-Ni que
lo digas Ronnie, yo nunca creí poder gritar así en frente de mamá- afirmo Fred
-Sí,
incluso usamos palabras que nunca creimos decir.
-Pues
disfrútenlo mientras puedan, porque pude leer sus labios perfectamente- les
aseguro Molly haciendo que perdieran el color de su rostro.
-A mí me
pareció impresionante como supiste lo que quería tu amigo cachorro- afirmo
Sirius- es decir solo tu padre y yo podemos hacer eso.
-Hemos
pasado muchas cosas juntos, es inevitable.
Ron estalló. Antes de que Malfoy supiera lo
que estaba pasando, Ron estaba encima de él, tirándolo al suelo. Neville
vaciló, pero luego se encaramó al respaldo de su silla para ayudar.
-Se van
a pelear- exclamaron Alice y Molly
—¡Vamos, Harry! —gritaba Hermione, subiéndose
al asiento para ver bien a Harry, sin darse cuenta de que Malfoy y Ron rodaban
bajo su asiento y sin oír los gritos y golpes de Neville, Crabbe y Goyle.
-¿Enserio
no los viste?- se extrañó Sirius.
-Prioridades
animal, en ese momento era más importante Harry- le rebatió Marlene.
En el aire, Snape puso en marcha su escoba
justo a tiempo para ver algo escarlata que pasaba a su lado, y que no chocó con
él por sólo unos centímetros. Al momento siguiente Harry subía con el brazo
levantado en gesto de triunfo y la mano apretando la snitch.
Las tribunas bullían. Aquello era un récord,
nadie recordaba que se hubiera atrapado tan rápido la snitch.
-¡¡¡GENIAL!!!-
grito James Potter parándose de su asiento golpeando el aire con el puño, lo
había hecho de una forma tan violenta que muchos se asustaron e incluso provoco
que Sirius se callera de su asiento.
-¡¿Pero
qué diablos te pasa cornamentaQ!- increpo desde el suelo el animago.
-¡¿Qué
no lo oíste?, no debieron de pasar ni cinco minutos y mi hijo ya gano el
partido!
-Pero no
por eso debes darnos un infarto- increpo con molestia Remus que mecía a Teddy
que también se había asustado.
-Si se
pone a llorar te juro que te matare Potter- lo amenazo Dora que también trataba
de clamar al niño.
-Oh,
perdón, lo siento- se tranquilizó el hombre-pero en serio muy bien hijo,
impresionante- lo felicito.
-Gracias
papá- respondió llenándolo de orgullo.
—¡Ron! ¡Ron! ¿Dónde estás? ¡El partido ha
terminado! ¡Hemos ganado! ¡Gryffindor es el primero! —Hermione bailaba en su
asiento y se abrazaba con Parvati Patil, de la fila de delante.
Harry saltó de su escoba, a centímetros del
suelo. No podía creerlo. Lo había conseguido... El partido había terminado y
apenas había durado cinco minutos.
James
sonrió con suficiencia, como si hubiera sido el quien hubiera jugado, aunque
para él la victoria era mucho mejor y más dulce porque se trataba de su hijo
quien la había conseguido..
Mientras los de Gryffindor se acercaban al
terreno de juego, vio que Snape aterrizaba cerca, con el rostro blanco y los
labios tirantes. Entonces Harry sintió una mano en su hombro y, al darse la vuelta,
se encontró con el rostro sonriente de Dumbledore.
—Bien hecho —dijo Dumbledore en voz baja,
para que sólo Harry lo oyera—. Muy bueno que no buscaras ese espejo... que te
mantuvieras ocupado... excelente...
-Sin
duda fue mejor- le dijo una sonriente Lily.
Snape escupió con amargura en el suelo.
Un rato después, Harry salió del vestuario
para dejar su Nimbus 2.000 en la escobera. No recordaba haberse sentido tan
contento. Había hecho algo de lo que podía sentirse orgulloso. Ya nadie podría
decir que era sólo un nombre célebre. El aire del anochecer nunca había sido
tan dulce. Anduvo por la hierba húmeda, reviviendo la última hora en su mente,
en una feliz nebulosa: los Gryffindors corriendo para llevarlo en andas, Ron y
Hermione en la distancia, saltando como locos, Ron vitoreando en medio de una
gran hemorragia nasal...
-Ronald
-Lo
siento mama- se disculpó- aunque no me arrepiento.
Harry llegó a la cabaña. Se apoyó contra la
puerta de madera y miró hacia Hogwarts, cuyas ventanas despedían un brillo rojizo
en la puesta del sol. Gryffindor a la cabeza. Él lo había hecho, le había
demostrado a Snape...
Y hablando de Snape.
-¿Qué
tiene que ver en esto?- interrogo Sirius.
Una figura encapuchada bajó sigilosamente los
escalones delanteros del castillo. Era evidente que no quería ser visto
dirigiéndose a toda prisa hacia el bosque prohibido. La victoria se apagó en la
mente de Harry mientras observaba. Reconoció a la figura que se alejaba. Era
Snape, escabulléndose en el bosque, mientras todos estaban en la cena... ¿Qué
sucedía?
Harry saltó sobre su Nimbus 2.000 y se elevó.
Deslizándose silenciosamente sobre el castillo, vio a Snape entrando en el
bosque. Lo siguió.
-Eso no
es correcto Harry- lo reprendió Lily- no tienes por qué meterte en asuntos
ajenos.
-Pero Lily,
debes aceptar que es sospechoso- hablo James que se comenzaba a impacientar con
tanto misterio.
-Me
agrada esa actitud chico- le hablo Alastor- siempre hay que estar en alerta
permanente, nunca se debe bajar la guardia.
-Es
solo un niño Alastor, no puede estarse buscando esa clase de problemas-rebatió Lily
fulminándolo con la mirada, pero sin lograr amedrentar al auror.
Molly
describió como el cucho se internaba en la copa de los árboles y se escondía lo
mejor que podía.
Abajo, en un espacio despejado y sombrío, vio
a Snape. Pero no estaba solo. Quirrell también estaba allí. Harry no podía
verle la cara, pero tartamudeaba como nunca. Harry se esforzó por oír lo que
decían.
-¿Quirrell?,
¿pero qué diablos está haciendo Quirrell ahí?- pregunto a la nada la peli roja.
-No lo
sé, tal vez estén…
-Shh Sirius,
quiero escuchar la conversación- lo silencio Lily.
-Y
luego te quejas de tu hijo es curioso- comentó ganándose una mirada acecina de
la mujer- a ya me callo.
—... n-no sé p-por qué querías ver-verme
j-justo a-aquí, de entre t-todos los l-lugares, Severus...
—Oh, pensé que íbamos a mantener esto en
privado —dijo Snape con voz gélida—.
Después de todo, los alumnos no deben saber nada sobre la Piedra Filosofal.
Harry se inclinó hacia delante. Quirrell
tartamudeaba algo y Snape lo interrumpió.
—¿Ya has averiguado cómo burlar a esa bestia
de Hagrid?
-
¿Fluffy?, ¿pero
que demostino tiene con Fluffy?- volvió a preguntar la mujer.
-No lo sé
querida, hay que ver que más ocurre.- apoyo James.
—P-p-pero Severus, y-yo...
—Tú no querrás que yo sea tu enemigo,
Quirrell —dijo Snape, dando un paso hacia él.
-Un inútil
como él no podría contra quejicus- acepto para sorpresa de todos Sirius.
—Y-yo no s-sé qué...
—Tú sabes perfectamente bien lo que quiero
decir.
Una lechuza dejó escapar un grito y Harry
casi se cae del árbol. Se enderezó a tiempo para oír a Snape decir:
-Demonios-
dijeron los merodeadores y los dos pares de gemelos.
—... tu pequeña parte del abracadabra. Estoy
esperando.
-¿Abracadabra?-
se extrañó James.
-Los muggles
las consideran como palabras mágicas- explicó Lily- eso quiere decir que no
solo es Fluffy quien está cuidando la piedra.
-¡Claro!,
de seguro hay más encantamientos y hechizos, y es posible que Quirrell haya
puestos algunos también - exclamo Dora.
—P-pero y-yo no...
—Muy bien —lo interrumpió Snape—. Vamos a
tener otra pequeña charla muy pronto, cuando hayas tenido tiempo de pensar y
decidir dónde están tus lealtades.
Se echó la capa sobre la cabeza y se alejó
del claro. Ya estaba casi oscuro, pero Harry pudo ver a Quirrell inmóvil, como
si estuviera petrificado.
-Muy
pocos tenemos el carácter para enfrentarnos a él- dijo con egocentrismo sirius.
-Si así
tuvieras el carácter para otras cosas- comentó Marlene
-¿Qué quieres
decir? ¿Qué otras cosas?
-Momo
mantener a canutin quieto por más de una hora.
-¿Qué?-
el hombre se llevó las manos a su entrepierna- ¿tú como sabes el nombre que le
doy a mí…?
-Todo
Hogwarts lo sabe canuto- exclamo James.
-Después
de todo, no es como si lo guardaras en secreto- continuo Remus.
—¿Harry, dónde estabas? —preguntó Hermione
con voz aguda.
—¡Ganamos! ¡Ganamos! ¡Ganamos! —gritaba Ron
al tiempo que daba palmadas a Harry en la espalda—. ¡Y yo le puse un ojo negro
a Malfoy y Neville trató de vencer a Crabbe y Goyle él solo! Todavía está
inconsciente, pero la señora Pomfrey dice que se pondrá bien. Todos te están
esperando en la sala común, vamos a celebrar una fiesta, Fred y George robaron
unos pasteles y otras cosas de la cocina...
-No te
paso nada malo verdad- le pregunto Alice.
-No,
nada serio.
—Ahora eso no importa —dijo Harry sin
aliento—. Vamos a buscar una habitación vacía, ya veréis cuando oigáis esto...
-En
verdad no hay cosa que no se cuenten- se impresiono un chico de Gryffindor.
-Eso
hemos estado diciendo- atajo Neville- así ha sido desde el momento en que se
hicieron amigos.
Se aseguró de que Peeves no estuviera dentro
antes de cerrar la puerta, y entonces les contó lo que había visto y oído.
—Así que teníamos razón, es la Piedra
Filosofal y Snape trata de obligar a Quirrell a que lo ayude a conseguirla. Le
preguntó si sabía cómo pasar ante Fluffy y dijo algo sobre el «abracadabra» de
Quirrell... Eso significa que hay otras cosas custodiando la Piedra, además de
Fluffy, probablemente cantidades de hechizos, y Quirrell puede haber hecho algunos
encantamientos anti-Artes Oscuras que Snape necesita romper...
-Excelentemente
muchacho- alabo Alastor- una mete muy ágil sin duda alguna- entonces Lily inflo
el pecho por el orgullo de que su hijo pensara como ella- claramente tienes
madre para auror, al igual que tu jovencita- se dirigió a Nymphadora que hizo
un ademan de triunfo con la mano.
—¿Quieres decir que la Piedra estará segura
mientras Quirrell se oponga a Snape? —preguntó alarmada Hermione.
—En ese caso no durará mucho —dijo Ron.
-Aún
hay algo que me sigue sin gustar de ese Quirrell- comentó Lily preocupada.
-Y yo aún
me sigo preguntando ¿por qué quejicus querría la piedra?
-Que no
escuchaste la descripción del libro que tenía Hermione cornamenta.
-Claro
que si canuto, pero seamos honestos, en verdad crees que al le interese tener
la piedra- le pregunto a su amigo- por lo menos yo no me imagino a Snape como
un anciano de 700 años sentado en una casa de oro. No dudo que tenga muchas
ambiciones, pero no creo que la riqueza y la longevidad sean parte de ellas-
aseguro el azabache.
Severus
por su parte se quedó sorprendido, del último que esperaba un argumento en su
defensa era de james Potter, y muy a su pesar debía de admitir que tenía razón,
para alguien como el poco le servía una piedra filosofal.
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